A diferencia del actual famoseo low cost surgido de los grandes hermanos o los televisivos concursos de supervivencia, la top model Inés Sastre fue icono de una época pujante, la década de los 90, cuando España estaba de moda en el mundo y nuestras celebrities conquistaban las cimas internacionales del glamour. Este martes, 21 de noviembre, la que fue imagen mundial de los perfumes Lancôme, cumple 50 años y lo celebrará con una cena para sus íntimos, entre los que se encuentran la ex primera dama francesa Carla Bruni o Marella Rossi, hija de Jean Marie Rossi. Será en París, donde residió durante tres décadas y todavía considera "su ciudad". La top model y actriz regresó a España en 2020 junto a su único hijo, Diego, de 17 años, y se afincó entre Madrid y Sotogrande, donde tiene casa de vacaciones, para que Diego tuviera la experiencia de vivir en su país.
Ines nació en una familia bien de Valladolid, pero sus padres se divorciaron cuando era muy pequeña y ella y su hermana se trasladaron a Madrid con su madre, Candela, editora de los catálogos de pintura del Museo del Prado. Estudio en un elitista colegio francés, idioma en el que es bilingüe, y habla además italiano e inglés. Cuando tenía 12 años protagonizó un anuncio de McDonald's, que sirvió para que la descubriera el director Carlos Saura, que le dio el papel de hija de Lope de Aguirre en su película El dorado. Eso le valió para que la prestigiosa agencia internacional de modelos Elite se fijara en ella en 1989 y le ofreciera un contrato que rechazó porque quería estudiar una carrera universitaria.
Se trasladó a París para cursar Filología en la Sorbona y alternó sus estudios con la pasarela y el cine, donde tuvo menos protagonismo pero de cuando en cuando sorprendía con papeles junto a monstruos como Gerard Depardieu, Christopher Lambert o Andy García. El cine quedó en segundo plano ante el apogeo de su carrera de modelo en las más exclusivas pasarelas de París, Milán o Nueva York, donde con solo 20 años llegó a ser la primera española que desfiló para Chanel, aunque su físico latino quedó inmortalizado como imagen del perfume Trésor de Lancôme, sustituyendo a Isabella Rossellini. También llegó a presentar una edición del festival de San Remo e incluso se atrevió a cantar delante del tenor Pavarotti.
A Inés, muy discreta siempre con su vida personal, se le ha atribuido también un descollante curriculum sentimental, pues tenía gran éxito con los hombres y se movía en ambientes muy exclusivos, incluso frecuentaba los círculos del Rey Felipe cuando era soltero. Han circulado rumores de romances aquí en España con Luis Alfonso de Borbón y Nicolás Vallejo-Nagera, y fuera con el actor francés Gregory Reznik, el musico Gabriel Gregoire, el empresario británico Nick Carter o el millonario belga Michel de Maleingreau, con el que llegó a hablarse de boda. Sin embargo, la modelo solo ha pasado una vez por el altar en 2005 con el empresario italiano Alex Corrías, amigo suyo desde hacía una década y del que se quedó embarazada. El enlace se celebró en la apodada "iglesia de los españoles", en el Brompton Road, uno de los barrios más exclusivos de Londres y a ella acudieron desde España los duques de Alburquerque y Elena Cué, esposa del financiero Alberto Cortina.
Meses después nació su unido hijo, Diego, pero el matrimonio solo duró un año y medio y desde entonces Inés no ha rehecho su vida sentimental, aunque en 2019 se publicó que mantenía un romance con el empresario Jorge Pardo, que no se confirmó. Inés, actualmente más alejada del cine y las pasarelas, insiste en que su único amor es su hijo Diego, con el que lleva una vida muy tranquila en Madrid, pues se la ve poco en saraos. Prefiere viajar, visitar exposiciones culturales, jugar al golf o salir a caminar por El Retiro con su perro Zou, un labrador que adoptó en una institución benéfica canina.