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Los Saduceos Modernos

Actualizado: 24 dic 2020


Seguramente has escuchado hablar sobre los “fariseos modernos.” Normalmente, este término se refiere a cristianos que interpretan la Biblia de manera legalista, y/o que exigen cierta vida moral, con la cual ellos mismos no cumplen. Para un ejemplo de esto, lea Lucas 11:37-44. Pero, aunque es bastante común hablar de los fariseos, probablemente nunca has escuchado hablar sobre los saduceos modernos. Sin embargo, yo diría que este tipo de persona es mucho más común que los mismos “fariseos,” y mucho más peligroso, también.


Para poder entender de qué se trata ser un saduceo moderno, primero hay que entender quiénes eran los saduceos para el tiempo de Jesús. En realidad, se conoce muy poco sobre los saduceos, ya que no dejaron atrás ningún escrito que nos explique sus creencias y prácticas, a diferencia de muchos otros grupos religiosos. Lo poco que conocemos sobre los saduceos, lo sabemos principalmente a través de la Biblia, los escritos de Josefo (historiador judío), y dos o tres fuentes adicionales que mencionan a los saduceos de manera pasajera. Si te interesa conocer más sobre los saduceos, te recomiendo el siguiente video (en inglés), el cual sirvió de inspiración para este blog.


Aunque no podemos conocerlo todo sobre los saduceos, sí podemos conocer algunas de sus características más importantes. Primero, los saduceos no creían en el antiguo testamento completo, sino que rechazaban ciertas partes con las que no estaban de acuerdo, en particular cualquier pasaje que afirmara lo sobrenatural. Los saduceos no creían en los ángeles, los demonios, los milagros, ni en la vida después de la muerte. La única parte del antiguo testamento que aceptaban en su totalidad era en Pentateuco (los primeros cinco libros de la Biblia). Esto nos lleva a la segunda característica importante: los saduceos no creían en la resurrección.


Los judíos del primer siglo creían que, al final de todo, habría de haber una resurrección general en donde todos los que le sirvieron a Dios sería resucitados de entre los muertos. Jesús afirma esto en Su conversación con Marta, hermana de Lázaro, en donde Jesús no solo afirma una resurrección postrera, sino que afirma que, “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá” (Juan 11:23-25). Sin embargo, los saduceos negaban la vida después de la muerte, lo cual los llevó a rechazar, también, a la resurrección.


La tercera y última característica que quisiera enfatizar aquí es que, a pesar de que rechazaban ciertas enseñanzas centrales del judaísmo, los saduceos se llamaban judíos (en su sentido religioso). ¿Cómo podían rechazar las enseñanzas del judaísmo, y a la misma vez decir que eran judíos? Eso lo hablaré más adelante. Por ahora, quisiera ofrecer un ejemplo bíblico que demuestra todas estas características de los saduceos, para entonces comparar a los saduceos del primer siglo con los saduceos modernos.


El pasaje se encuentra en Marcos 12:18-23. El pasaje comienza con la afirmación de que los saduceos no creían en la resurrección (v. 18), y luego nos dice que los saduceos se acercaron a Jesús, y le hicieron una pregunta hipotética sobre la resurrección. Un detalle interesante sobre la formulación de la pregunta es que comienzan llamando a Jesús, “Maestro,” a pesar de que no eran seguidores de Él (v. 19). Esto es una práctica usada por los fariseos, también, haciéndose pasar por creyentes, cuando en realidad lo que querían hacer era intentar atrapar y humillar a Jesús públicamente. Inmediatamente, los saduceos comienzan citando a Moisés (Deuteronomio 25:5-10), confirmando su perspectiva sobre el Pentateuco, y sobre el resto del antiguo testamento. Luego, le presentan a Jesús un escenario hipotético en donde una mujer se casa con siete hermanos, ya que cada uno se muere antes de tener hijos (vv. 20-22). La pregunta final es, “En la resurrección, pues, cuando resuciten, ¿de cuál de ellos será ella mujer, ya que los siete la tuvieron por mujer?” (v.23).


La intención de los saduceos en este momento era mostrarle a Jesús que el concepto de la resurrección era absurdo, ya que se prestaba para situaciones problemáticas como las que ellos acaban de presentar. En respuesta, Jesús les explica que, la razón por la cual tienen esta duda es porque “ignoráis las Escrituras, y el poder de Dios” (v. 24). Jesús continúa explicando que, en la resurrección, las personas serán “como los ángeles que están en los cielos,” los cuales ni se casan ni se dan en casamiento (v. 25). Jesús termina la conversación citando a Moisés mismo, el autor favorito de los saduceos, el cual también afirmó la verdad de la resurrección (vv. 26-27). En otras palabras, si le vas a creer a Moisés en unas cosas, créele cuando habla de la resurrección, también.


En este corto pasaje podemos ver ciertas características esenciales que también podemos ver en los saduceos modernos. Por ejemplo, los saduceos del primer siglo rechazaban las partes de la Biblia con las que no estaban de acuerdo, o no les convenía. De la misma manera, muchos cristianos hoy día hacen exactamente lo mismo. Una forma fácil de identificar a un saduceo moderno es cuando intentan citar la Palabra para refutar la Palabra. Por ejemplo, “Yo no creo en un Dios que juzga porque la Palabra dice que Dios es amor.” Esto lo vemos frecuentemente en el tema del homosexualismo, en donde algunos cristianos dicen que debemos de aceptar todo estilo de vida, y afirman el matrimonio entre parejas del mismo sexo, porque “Dios es amor.” También lo vemos cuando afirman la muerte y resurrección de Cristo, pero rechazan los milagros del antiguo testamento porque no son posibles, científicamente hablando.

Entiendan que no estoy hablando de mera hipocresía, de lo cual todos somos culpables. No estoy hablando meramente de personas que interpretan la Biblia a conveniencia, usando ciertos pasajes para condenar o justificar, pero ignorando otros pasajes que nos pueden condenar a nosotros mismos. De lo que estoy hablando es de personas que literalmente buscan usar la Biblia para refutar doctrinas que claramente son enseñadas en la Biblia. O, de personas que sencillamente les dan más importancia a algunos pasajes, que a otros, ignorando la realidad de que la Biblia entera es Palabra de Dios.


Otra característica que vemos en los saduceos modernos es la reinterpretación metafórica o simbólica de la Biblia. Arriba les dije que, a pesar de que los saduceos rechazaban ciertas doctrinas esenciales del judaísmo, se llamaban judíos, y pregunté, ¿cómo esto es posible? Pues, la manera en que lo lograban era usando palabras claves, pero reinterpretando su significado. Por ejemplo, los saduceos rechazaban la resurrección, mas sin embargo públicamente la afirmaban. ¿Cómo? En público, simplemente afirmaban la resurrección. Pero, en privado, enseñaban que el significado de “resurrección” era metafórico. Para los saduceos, la resurrección ocurría cuando una persona tenía hijos. Cuando esta persona moría, sus hijos continuaban su legado, y en este sentido esa persona había “resucitado.” Los saduceos afirmaban la “resurrección,” entonces, pero le cambiaron su significado.


De la misma forma, muchos cristianos hoy día mantienen cierto lenguaje bíblico, y parecen afirmar ciertas doctrinas, pero en realidad están reinterpretando su significado. Por ejemplo, nos pueden hablar de la Palabra de Dios, y decir que la Biblia es inspirada por Dios, pero a la misma vez afirman que la Biblia fue escrita por hombres imperfectos, y que, por lo tanto, contiene errores y contradicciones. Nos pueden hablar de la salvación, pero para ellos, la salvación simplemente quiere decir una transformación de tu vida y tu entorno. En otras palabras, cuando uno es salvo, si eras pobre, Jesús te prosperará; si tu matrimonio estaba en malas condiciones, Jesús lo restaurará; si estabas enfermo, Jesús te sanará. He escuchado predicadores decir que Jesús vino a la tierra para transformar el entorno social que existía en ese momento, creando una especie de revolución política o social.

Quizás algunos están leyendo estas palabras y pensando, “Pero ¿qué hay de malo en eso? ¿No es verdad que Jesús me puede transformar, prosperar, sanar, y restaurar mi matrimonio, etc.?” Si esto eres tú, el engaño de los saduceos modernos ha funcionado. Cuando uno conoce la verdad, es fácil reconocer la mentira. Si alguien se levanta en una iglesia y comienza a decir que Jesús no resucitó, todos lo reconoceríamos inmediatamente como una mentira, y no permitiríamos que continúe predicando esa blasfemia. Pero, los saduceos modernos son más astutos. Ellos reconocen que la mentira es más difícil reconocer cuando se mezcla con la verdad. Es por esto que muchos mensajes hoy día parecen ser Palabra de Dios, a pesar de que nos están enseñando mentiras. Si muy bien es cierto que Jesús nos puede sanar, transformar, prosperar, y restaurar, es completamente falso decir que para esto fue que Jesús vino a la tierra.


Jesús no vino a hacernos felices; vino a morir por nuestros pecados y ofrecernos salvación. Y, el significado de la salvación no es la prosperidad ni la transformación de nuestro entorno, sino que es el perdón de nuestros pecados (Juan 3:16).


He escuchado a pastores decir que la Segunda Venida de Cristo no es un evento en particular que ocurrirá en el futuro, sino que la Segunda Venida ocurre cada vez que alguien cree en Jesús, y Jesús “nace” en nuestro corazón. Esto, a pesar de que el libro de Apocalipsis (entre otros pasajes) afirma claramente que la Segunda Venida es un evento real, específico, que ocurrirá en los tiempos finales (Apocalipsis 19-22, pero en particular 22:20).


He escuchado maestros enseñar que la historia de Jonás es solo un mito, ya que es imposible que un pez pueda tragar a un ser humano, y escupirlo vivo luego de 3 días. Esto, a pesar de que Jesús mismo afirma la historia de Jonás como la base de Su propia resurrección (Mateo 12:40).


Los saduceos modernos te hablan del evangelio, pero no te hablan del pecado, a pesar de que esto es una parte esencial del evangelio (1 Corintios 15:3-4). Afirman que Jesús es el Camino y la Verdad, pero a la misma vez enseñan que todas las religiones y creencias son igual de válidas. Nos hablan del amor de Dios, pero lo desligan de Su ira y Su justicia, como si estos conceptos fueran contradictorios. Nos hablan de seguir a Jesús, pero para ellos esto solo significa amar al prójimo, lo cual, para ellos, significa aceptar todo estilo de vida. Ignoran que Jesús mismo nos dijo que el que lo ama es aquel que obedece Sus mandamientos (Juan 14:21), y que Juan nos define el amor como obediencia (1 Juan 5:3).


Esta es la manera en que una persona se puede llamar cristiano/a, mientras que rechaza o ignora las doctrinas esenciales del cristianismo. Si redefinimos lo que significa ser cristiano/a, podemos seguir viviendo nuestras vidas como queremos, sin sentir que le estamos fallando a Dios.


El ejemplo de un saduceo moderno más explícito con el que me he encontrado recientemente fue en una serie de tweets escritos por Jo Luehmann, quién se identifica como una cristiana progresista. En sus propias palabras, “Soy cristiana, y no voy a la iglesia. Soy cristiana, y no creo que la Biblia es la palabra de Dios. Soy cristiana, y abrazo la positividad sexual, lo cual incluye, pero no es limitado a, sexo fuera de matrimonio.” En esa misma serie de tweets, Jo afirma, entre otras cosas, que el evangelismo es violencia contra los demás, que todos tienen acceso a Dios (sin necesidad de Cristo), y que es libre para hacer lo que le de la gana (siempre y cuando no lastime a otros). Concluye diciendo que, “esto es mi espacio, y mi verdad.”


Parece ser un ejemplo extremo, pero no lo es. Según Josh McDowell, en su libro, The Last Christian Generation, el 63% de jóvenes cristianos no cree que Jesús es el Hijo de Dios, 58% cree que todas las religiones son igual de válidas, 51% no cree que Jesús resucitó, 65% no cree que satanás es real, y 68% no cree que el Espíritu Santo es real. Este libro fue escrito en el 2006, lo que quiere decir que ya llevamos tiempo redefiniendo al cristianismo, poco a poco.


Los saduceos modernos representan un peligro real para la iglesia, y para el evangelio. De la misma forma en que los saduceos del primer siglo se vestían de judíos y seguidores de Jesús, pero en realidad rechazaban Sus enseñanzas, los saduceos modernos se visten de cristianos, pero lo que quieren es distorsionar el evangelio. Citan la Biblia para refutar la Biblia; usan lenguaje religioso, pero le dan otro significado; mezclan la verdad con la mentira; nos predican mensajes de prosperidad y esperanza, los cuales nos hacen sentir bien en el momento, pero al final del día no produce salvación eterna; nos hablan de Cristo, del amor, del evangelio, pero no es el mismo Cristo, o amor, o evangelio con el que nos encontramos en la Biblia. Y, los más que se están dejando llevar por esta nueva versión del cristianismo son los jóvenes, quiénes buscan desesperadamente cómo armonizar su fe con la realidad del mundo.


La iglesia necesitar despertar, ya, y darse cuenta de que hemos sido infiltrados. Peor aún, hemos sido cómplices en esa infiltración, dejando a un lado los estudios bíblicos, rechazando el llamado a defender la fe, y sustituyendo el evangelio del pecado por uno mucho más conveniente (el evangelio de la esperanza).


Jesús le respondió a los saduceos con la Palabra, afirmando su verdad y el poder de Dios. Hagamos lo mismo, entonces. Estudiemos la Palabra, prediquemos la Palabra, vivamos la Palabra, y confiemos en el poder de Dios. Solo así podemos mantener una sana doctrina, en las palabras de Pablo, y verdaderamente transformar al mundo, de adentro hacia afuera. El mundo no necesita más palabras bonitas; necesita las buenas nuevas de salvación. No necesita saduceos; necesita verdaderos seguidores de Jesús.

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