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¿Qué misterios esconden los verracos vetones?

Investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid actualizan el listado de verracos encontrados en España con 30 esculturas más.

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Nuestra historia comienza hace unos 2500 años en la Península Ibérica. En esa época, lo que hoy podrían ser las provincias de Ávila, Salamanca, Cáceres, Zamora y Toledo, en su totalidad o en parte, estaban habitadas por los vettones, un pueblo céltico que se asentó entre los ríos Duero y  Guadiana, siendo su espina dorsal el cauce labrado por el río Tajo.

Esta sociedad prerromana dejó para la posteridad una serie de creaciones en piedra únicas que aún hoy no nos han revelado todos sus conocimientos. Son los enigmáticos verracos vettones.

Los verracos son grandes figuras de piedra que representan toros y cerdos o jabalís. En un primer momento, los vettones los crearon para delimitar territorios. “La primera función del verraco fue señalar fuentes, zonas de pasto o indicar zonas ricas, por llamarlas de alguna forma, o sencillamente  encerramientos de ganado donde tuvieses la posibilidad de avisar a los demás de que lo que hay ahí no les pertenecía, que ya tenía su dueño; en este caso alguien del pueblo vettón”, nos explica el profesor Gregorio R. Manglano Valcárcel, autor junto a Rosario García-Giménez, Lucía Ruano y Luis Berrocal-Rangel de la publicación Sobre verracos vettones. Nuevas esculturas zoomorfas de la Edad del Hierro en la meseta occidental publicada por la Universidad Autónoma de Madrid.

El doctor Manglano Valcárcel nos cuenta que en un momento determinado del siglo II a.C se produce un cierto clima de conflictividad que afecta al pueblo vettón provocado por cambios que llegan durante las campañas de Roma. “Tenemos constancia de que los verracos dejan de ser tan grandes y se colocan en sitios estratégicos, por ejemplo, en las puertas de los castros, de los poblados fortificados. Se colocan en las entradas para avisar de su presencia a los que llegan a los poblados”. Sería, para entendernos, una forma simbólica de proteger a la población vettona. “El verraco pasa de proteger unos territorios a proteger a los habitantes de una determinada población o de un castro”, nos explica el investigador.

Con Roma ya establecida en la Península Ibérica, los verracos cambiarán su finalidad y empezarán a usarse como protectores de las almas de los difuntos. Se situarán encima de las tumbas, portarán inscripciones funerarias y adoptarán un tamaño más reducido y esquemático.

¿Y por qué son representaciones de toros, cerdos y jabalís? La respuesta es bien sencilla y es que eran sus propios recursos. Si en una zona predominaba más la raza porcina, habrá verracos porcinos y si predominaba la bovina, los verracos tendrán apariencia de toros. “Ellos labran lo que ven. En un primer momento son sus propios animales, su fuente de subsistencia. Hay quien puede pensar que en vez de un toro era un uro, pero el uro había desaparecido ya en aquella época. Nadie podía representar lo que no había visto”. Manglano Valcárcel nos da otro apunte histórico y es que los cerdos hasta el S.XVIII eran físicamente iguales que los jabalís. No se diferenciaban en nada. El cerdo que conocemos hoy, orondo y rosado es fruto de las mezclas que se hicieron entre cerdos ingleses y chinos.

En Sobre verracos vettones. Nuevas esculturas zoomorfas de la Edad del Hierro en la meseta occidental, Valcárcel Manglano y el resto del equipo multidisciplinar de investigadores procuran actualizar el listado de verracos existentes en España y añaden 30 esculturas más, la mayoría inéditas.

Los investigadores tomaron como punto de partida el Valle Amblés, en Ávila, por ser el núcleo principal de las esculturas. Y ampliaron el foco hacia el norte, por encima del valle: Cuenca del Duero, Ávila, Salamanca y Zamora y hacia el sur, por debajo del valle, delimitando toda una línea de verracos que va a lo largo del río Tajo, Toledo y Cáceres y que enlaza con los verracos de Portugal. Porque, efectivamente, también hay este tipo de ejemplares en nuestro país vecino. De los 30 verracos incluidos en la nueva actualización estarían: 20 en la provincia de Ávila, 6 en Cáceres, tres en Salamanca y uno en Toledo. “Se corrobora nuestra teoría de distribución en torno a los ríos. Sin embargo, ha habido algún descubrimiento que para nosotros ha sido sorprendente”, apunta el arqueólogo Gregorio R. Manglano Valcárcel.

El experto se refiere al hallazgo de un verraco geminado en el embalse de Valdecañas. En un momento determinado, el embalse regado por el río Tajo llegó a experimentar una acentuada sequía, quedando al descubierto, entre otras, esta extraña escultura que representa a dos verracos unidos por un costado. Ya se había encontrado antes otro ejemplar geminado también en la cuenca del Tajo, concretamente en la localidad toledana de Alcolea de Tajo, pero este nuevo descubrimiento abre otra  puerta a la investigación. ¿Qué función cumplían los verracos geminados? ¿Por qué aparecen dos gemelos unidos por el costado? ¿De dónde vienen? ¿Qué hacen ahí? Una serie de incógnitas que el equipo buscará resolver.

Incógnitas como las que plantea el material de que están hechos algunos verracos. “Los verracos están casi todos hechos en granito. Hay muy pocas excepciones en que están hechos de otra roca. En unas excavaciones que fueron llevadas a cabo en Salamanca aparece otra figura zoomorfa, que es un verraco y que es de arenisca”, nos cuenta Manglano Valcárcel. Ya son dos las esculturas que producidas con arenisca. Habrá que investigar de dónde ha salido la roca con la que está hecho y si la escultura se ha movido. Esto último, probablemente, sería así si el verraco está en una zona en la que no predomina la roca con la que está hecho. Y si se ha movido… ¿Por qué?

Entre 2018 y 2020 se encontraron cinco verracos que habían sido usados como material de construcción en las murallas de Ávila. Otro se encontró en un patio interior de la Catedral. Hay lugares bastante significativos donde se han encontrado verracos, como los hallados en una rotonda de la localidad abulense de Vicolozano, en el jardín de una venta y otro a medio acabar en una escombrera y que ahora se encuentra adornando un restaurante. Hay verracos que han aparecido en pajares y otro que fue rescatado de una escombrera y estaba adornando una casa particular.

La suma de 30 nuevos ejemplares a los ya publicados, eleva al elenco de unas 450 las esculturas conocidas en España y significa una importante aportación para el estudio de las funciones que jugaron estas famosas manifestaciones, tan conocidas tradicionalmente como ignoradas en determinados aspectos científicos. Desgraciadamente, como es habitual en la gran mayoría de estos verracos, el contexto original se ha perdido, o no se tiene constancia de que su lugar de aparición actual sea aquel para el que fueron tallados inicialmente”, se lee en el trabajo.

1. Papatrigo 03 (© G. Manglano, 2021). 2. Papatrigo 04 (© G. Manglano, 2020). 3. Papatrigo 05  (© G. Manglano, 2020).

Verracos incrustados en la pared1. Papatrigo 03 (© G. Manglano, 2021). 2. Papatrigo 04 (© G. Manglano, 2020). 3. Papatrigo 05 (© G. Manglano, 2020).

Verracos, esculturas de prestigio

La sorprendente historia de los verracos no acaba aquí, en absoluto. Estas esculturas agradaron, y mucho, a los grandes terratenientes y élites ganaderas de la Edad Media y del Renacimiento. Tanto fue así que varias de ellas pasaron a formar parte de su patrimonio, llevándoselas para decorar sus castillos y casas solariegas, como elementos de realce y símbolos de poder económico y social.

Durante el amurallamiento de las ciudades, ocurrió algo curioso que marcaría para siempre el futuro de algunas de estas creaciones en piedra. En ese tiempo y dándoles bastante poco valor, algunos verracos fueron movidos de su sitio para ser usados como piedra en la construcción de edificios, cimientos y  lienzos de murallas. Paradójicamente la infravaloración fue su salvación, ya que se han podido recuperar piezas de murallas, como es el caso de Ávila, y templos como es el caso de los verracos encontrados en la espadaña de la iglesia de Santo Tomás Apóstol de la localidad de Papatrigo, en Ávila, entre otros muchos ejemplos.

Lo opuesto también ocurrió y tristemente algunos verracos se perdieron para siempre. A finales del S.XIX, tanto en España como en Portugal se decía que los verracos estaban rellenos de oro que habían escondido “los moros”. En este caso, tanto se valoró a los verracos que algunos acabaron literalmente hechos pedazos, llegándoles a hacer un boquete en el costado para introducir una carga de dinamita en su interior y reventarlos para extraer el preciado oro. Que, por otra parte, nunca apareció.

La fascinante historia de los verracos vettones aún no ha concluido. Los investigadores tienen ahora por delante todo un horizonte de incógnitas por resolver. De momento, puede decirse que el listado de verracos está ahora más actualizado y se sigue trabajando en ello. Quién sabe si dentro de unos pocos años no hará falta volver a ponerlo al día.

Referencia: Manglano Valcárcel, G. R., Ruano, L., García-Giménez, R., & Berrocal-Rangel, L. (2021). Sobre verracos vettones. Nuevas esculturas zoomorfas de la Edad del Hierro en la meseta occidental. Cuadernos De Prehistoria Y Arqueología De La Universidad Autónoma De Madrid, 47(2), 237–260. https://doi.org/10.15366/cupauam2021.47.2.008

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