Skip to main content
PEDIATRÍA INTEGRAL - Revista de formación continuada dirigida al pediatra y profesionales interesados de otras especialidades médicas

X Jornada de Avances en Vacunas de la SEPEAP 2023

 

 

Pediatr Integral 2023; XXVII (2)

 

X Jornada de Avances en Vacunas de la SEPEAP 2023

El Grupo de Trabajo de Vacunas (VACAP) organizó el pasado mes de febrero la X Jornada de Avances en Vacunas de la SEPEAP, en el colegio de médicos de Badajoz.

Con el lema: “De 0 a 100 años: vacunación para toda la vida”, la jornada abarcó la vacunación desde un aspecto global más allá de la pediatría. La mayoría de las vacunas “pediátricas” lo son también del adulto, y el objetivo del grupo de trabajo para esta jornada fue repasar el impacto de la vacunación pediátrica frente a diferentes gérmenes, a la vez que se analiza la vacunación en edad adulta frente a ellos.

La jornada se inició el viernes por la tarde, con la conferencia Prandi a cargo del Dr. Martinón-Torres, asesor externo del grupo de trabajo, titulada “Vacunación de 0 a 100 años”. Escuchamos conceptos tan interesantes como, por ejemplo, que la duración de la protección de la vacunación en el adolescente/adulto, está condicionada por la vacunación previa en la infancia. Por otro lado, las altas coberturas de vacunación en el adulto podrían proteger a los niños no vacunados. Todo esto nos refuerza el concepto de vacunación como un continuo a lo largo de la vida, con una repercusión que quizás sea mayor de lo esperado de las vacunaciones en edad pediátrica respecto al adulto y viceversa.

Durante la jornada del sábado, la materia impartida se dividió en bloques: el virus de varicela-zóster y de la gripe, neumococo y meningococo, la prevención en el embarazo, y la prevención desde la enfermería pediátrica, fueron los temas abordados de manera multidisciplinar por diferentes especialistas en medicina preventiva, virología, pediatría, etc.

Los conocimientos impartidos se repasaron de manera práctica por la tarde, para terminar con las novedades del calendario de inmunizaciones del Comité Asesor de Vacunas de la AEP para este 2023.

Toda la materia se ha editado en formato papel, en una monografía que se ha entregado a los asistentes, y se entregará a los socios en las diferentes reuniones presenciales que se realizan a lo largo de este 2023.

 

 

Belén Aguirrezabalaga González

Coordinadora del Grupo de Trabajo de Vacunas (VACAP)

 

 

 

VACÚNATE, VACÚNALO… Vacunación de la gripe en el personal sanitario: una asignatura (permanentemente) pendiente

J. de la Flor i Brú
Editorial


J. de la Flor i Brú

Pediatra de AP, CAP El Serral, Sant Vicenç dels Horts, Institut Català de la Salut, Barcelona. Subdirector ejecutivo de Pediatría Integral; y Grupo VACAP: B. Aguirrezabalaga (coordinadora), S. Bernárdez, G. Cabrera, J. García, L. Ortiz, B. Rubira, C. Villanueva; C. Coronel

«El personal sanitario no se vacuna de la gripe… Esta es una evidencia que repetidamente se nos aparece cada año, cuando se publican los datos de vacunación de la temporada anterior»

 


VACÚNATE, VACÚNALO…
Vacunación de la gripe en el personal sanitario: una asignatura (permanentemente) pendiente

El personal sanitario no se vacuna de la gripe… Esta es una evidencia que repetidamente se nos aparece cada año, cuando se publican los datos de vacunación de la temporada anterior. Hay que aclarar de entrada que estos datos, proporcionados por las distintas Comunidades Autónomas (CCAA), y no por todas, se obtienen por encuestas a los profesionales y pueden estar sometidos a múltiples sesgos, con probable tendencia a la infranotificación. No es información que se obtenga por el cruce de datos de las historias clínicas informatizadas de Atención Primaria (AP), como en el caso de otros grupos de riesgo (GR) como: embarazadas, mayores de 60 o 65 años (según la Comunidad) o pacientes con comorbilidades, y sorprenden las grandes diferencias entre las distintas CCAA.

Superado el “espejismo pandémico” que se produjo en la temporada 2020-21, los datos que se publican de la 2021-22 nos muestran un retroceso que hace temer un regreso al escenario anterior, si bien con mejores resultados que en la temporada prepandémica 2019-2020(1). En efecto, podemos observar en la figura 1, que se habían producido leves aumentos desde la 17-18 a la 19-20, pero en el primer año pandémico, el crecimiento es espectacular, de más de 20 puntos.

Figura 1. Cobertura vacunal en sanitarios, desde la temporada 2017-2018 a la 2021-2022.

Fuente: CAV de la AEP, adaptado del Ministerio de Sanidad
(https://vacunasaep.org/profesionales/noticias/gripe-coberturas-vacunacion-temporada-2021-22).

Ninguna campaña de promoción de la vacunación de la gripe, ni siquiera en la temporada de la gripe pandémica 2009, pudo competir con el efecto miedo generado por la pandemia de SARS-CoV-2, causante del COVID-19. La ausencia de vacuna contra el COVID en aquella época temprana de la pandemia, con sucesivas olas causadas por variantes derivadas de la primitiva cepa de Wuhan, sin duda tuvo un efecto decisivo en la toma de decisiones de sanitarios que nunca se habían planteado vacunarse de la gripe o lo habían hecho de manera intermitente o irregular. Sin embargo, la temporada 2021-2022, segunda temporada pandémica y con unas cifras de vacunación COVID ya muy elevadas en sanitarios, las cifras han experimentado un retroceso leve, pero que hace temer que vuelvan a decaer a niveles anteriores prepandémicos. La percepción de que la pandemia está en vías de resolución (alentada por declaraciones precipitadas de muchos políticos y, sorprendentemente, de más de un experto), de que las vacunas, poco efectivas en evitar la transmisión, sí lo son de manera contundente en la reducción de formas graves, de hospitalización y de mortalidad, y de que estamos volviendo a la “normalidad”, sin duda ha provocado que la prevención de la gripe sea la gran damnificada. Sin negar la clara mayor capacidad de letalidad que tiene el SARS-CoV-2, el extendido comentario de que “el COVID no es como una gripe” ya muestra una evidente banalización de una enfermedad tan seria como es la gripe, que sigue siendo infravalorada, infradiagnosticada, infraprevenida y, en las ocasiones en las que se requiere, infratratada…

¿Qué se esconde detrás del sostenido rechazo o reticencia del personal sanitario a recibir la vacunación de la gripe? Los argumentos son diversos y, probablemente, se trata de un problema multifactorial:

• “No, no hace falta que te vacunes de la gripe… total es una enfermedad leve…”.

• “No, yo no me vacuno de la gripe, porque no la cojo nunca”.

• “No, yo no me vacuno nunca de la gripe, porque el año que me vacuné pasé la peor gripe de mi vida…”.

• “No, yo no me vacuno de la gripe, porque no sirve para nada…”.

• “No, yo no me vacuno de la gripe, porque tiene muchos efectos adversos…”.

Aunque nos parezca increíble, estos comentarios no son hechos únicamente por profanos, sino también y muy extensamente, por personal sanitario. ¿Cuántas veces no hemos escuchado frases parecidas en nuestros Centros de Salud, pronunciadas por médicos, enfermeras, personal auxiliar, personal administrativo?…

Se han propuesto múltiples explicaciones a este rechazo, todas relacionadas entre sí y derivadas de un conocimiento insuficiente de la enfermedad y de su prevención:

La falta de diagnóstico específico de la enfermedad. La no confirmación microbiológica comporta que la mayor parte de gripes no se diagnostiquen como tales, sino con eufemismos, tales como: “fiebre sin foco”, “síndrome gripal”, “catarro de vías altas”, o bien por sus complicaciones: “sobreinfección”, “bronquitis”, etc. Si bien en adultos (y, por tanto, también en sanitarios), el concepto ILI (por sus siglas en inglés influenza like illness), definido por fiebre y tos, en ausencia de otro diagnóstico específico y en temporada gripal, tiene un alto valor predictivo positivo (lo que no sucede en nuestros pacientes pediátricos), la realidad es que no se utiliza suficientemente el diagnóstico “gripe”, y muchos médicos de familia y pediatras se pasan toda una temporada estacional de gripe en la que han visto cientos de casos, sin diagnosticar gripe ni una sola vez. ¿Para qué voy a vacunar/vacunarme de algo que no existe?… La generalización de los test de diagnóstico rápido en AP, ya introducidos con carácter general en la primera temporada pandémica en Cataluña(2), será un paso decisivo para revertir esta realidad, al menos en Pediatría, ya que se está estudiando su incorporación a la nueva cartera de servicios comunes del Ministerio de Sanidad y Consumo.

La falsa percepción de benignidad y falta de convencimiento de la importancia de la enfermedad. Si no nos creemos la enfermedad, no vamos a hacer nada para prevenirla, ni en nosotros mismos ni a nuestros pacientes. Si la gripe es un simple “catarrillo” más o menos fuerte, ¿para qué me voy a vacunar o recomendar la vacuna a nadie?…

Las limitaciones de la vacuna. La vacuna de la gripe recibe un trato injusto, cuando la comparamos con otras vacunas de efectividades superiores al 90%. En efecto, las actuales vacunas de la gripe tienen efectividades mucho menores, con rangos muy variables y dependientes de la temporada y el grado de concordancia entre las cepas vacunales y las realmente circulantes(3). Es muy probable que la generalización de vacunas tetravalentes reduzca la discordancia en el caso de las infecciones por el virus B, pero es evidente que las vacunas antigripales deben mejorarse, para lo que se están dedicando grandes esfuerzos de investigación. Sin embargo, pese a sus limitaciones, la vacuna de la gripe es efectiva, mucho más en evitar complicaciones, hospitalización y mortalidad que en evitar propiamente la infección. Y más allá de su efectividad, hay que valorar el enorme impacto que supone en una enfermedad tan frecuente que afecta a un porcentaje importante de población cada año.

Miedo a los efectos adversos: muchos profesionales sanitarios creen que la vacuna es muy reactógena y lo van a pasar mal. En realidad, se trata de una vacuna segura, con un 30% de efectos adversos locales leves y transitorios, y un 5% de efectos generales de semejante levedad: fiebre, malestar y mialgias. Incluso hay sanitarios que consideran que la vacuna de la gripe puede “causar” gripe, lo que es absolutamente falso, dado que se trata de una vacuna inactivada (la vacuna de virus vivos atenuados adaptados al frío y de administración intranasal tiene como límite de aplicación los 18 años). Lo que sí es posible es tener la gripe habiéndose vacunado, por fracaso vacunal, incluso tener la gripe pocos días después de hacer recibido la vacuna, que tiene un periodo de entre 2 y 6 semanas para generar inmunogenicidad protectora.

A estas alturas de este escrito, el lector se planteará qué podemos hacer. Está claro que la educación del personal sanitario es un paso obligado y básico. En algunos estudios(4), se postula que es el principal factor que decide la toma de decisiones del sanitario. Sin embargo, al menos en nuestro medio, no parece que la misma aumente significativamente las cifras de vacunación (observación personal). Iniciativas como premios, incentivos o compensaciones económicas para vacunarse de la gripe, más utilizadas en servicios hospitalarios, han tenido resultados irregulares e inconsistentes.

Hay que decir también, que aunque los sanitarios, en general NO se vacunan de la gripe, los pediatras SÍ que nos vacunamos de la gripe. Como mínimo sí que lo hacíamos años antes de la pandemia, como demuestra la encuesta Vac gripe de noviembre de 2012, encargada por el CAV de la AEP y publicada el 20 de noviembre de 2012, en la que se obtenían tasas de cobertura vacunal entre pediatras del 60%, muy por encima de las medias contemporáneas del resto de personal sanitario.

Además de la formación e información constante, hay que plantearse honestamente el debate de la obligatoriedad. En EE.UU., las políticas de vacunación obligatoria han obtenido coberturas medias del 70%(5,6), con algunos estados por encima del 90%. Son las coberturas más altas reportadas en todo el mundo y, la comparación con otras iniciativas, permite afirmar(7) que la obligatoriedad para acceder a determinados puestos de trabajo en Sanidad es la única política que ha conseguido aumentar las coberturas de manera significativa (en el escenario prepandémico).

Sin embargo, no debemos ocultar que la obligatoriedad plantea algún dilema ético. El principal es si vulnera el principio de libertad individual del profesional sanitario. No obstante, un análisis ponderado de esta cuestión(8,9) concluye que desde la óptica del paciente, la obligatoriedad cumple con los principios de beneficencia, de no maleficencia y de justicia.

Para terminar, debemos decir que un profesional sanitario que no se vacuna de la gripe (incluso en algunos casos alardeando de ello, con el pésimo ejemplo social que esto comporta):

• Muestra desconocimiento científico, porque la vacuna de la gripe es segura y efectiva.

• Se arriesga a sufrir una enfermedad potencialmente grave, con un riesgo que aumenta con la edad.

• Es insolidario con sus compañeros, porque en plena epidemia estacional puede causar baja varios días y su trabajo va a tener que ser suplido por otros profesionales que sí se vacunaron.

• Es insolidario con su familia y con sus pacientes, a los que puede transmitir la enfermedad.

Como conclusión, desde el Grupo de trabajo de vacunas en AP de la SEPEAP (VACAP), animamos a todos nuestros consocios a que este año sí, a que este año os vacunéis de la gripe y no olvidéis vacunar también a vuestros pacientes pediátricos de riesgo. Al menos a ellos, aunque el objetivo debería ser una vacunación universal de la gripe, como propone en su excelente y reciente revisión(10) nuestro consocio Josep Marès.

Vacúnate, vacúnalo…

Bibliografía

1. Coberturas de vacunación antigripal de la temporada 2020-2021. Disponible en: https://pestadistico.inteligenciadegestion.sanidad.gob.es/publicoSNS/I/sivamin/sivamin. Consultado el 2 de octubre de 2022.

2. De la Flor J. ¿Y se hizo la luz?: los test de diagnóstico rápido respiratorios empiezan a incorporarse a los sistemas públicos de Salud. Pediatr Integral. 2021; XXV: 273-5.

3. Centers for Disease Control and Prevention. Prevention and control of influenza with vaccines. Recommendations of the advisory committee on immunization practices, United States, 2021–22 influenza season. MMWR. 2021; 70: 1-28.

4. Hulo S, Nuvoli A, Sobaszek A, Salembier-Trichard A. Knowledge and attitudes towards influenza vaccination of health care workers in emergency services. Vaccine. 2017; 35: 205-7.

5. Backer H. Counterpoint: In Favor of Mandatory Influenza Vaccine for All Health Care Workers. Clin Infect Dis. 2006; 42: 1144-7.

6. Hofmann F, Ferracin C, Marsh G, Dumas R. Influenza Vaccination of Healthcare Workers: a Literature Review of Attitudes and Beliefs. Infection. 2006; 34: 142-7.

7. Hayward AC. Influenza Vaccination of Healthcare Workers Is an Important Approach for Reducing Transmission of Influenza from Staff to Vulnerable Patients. PLoS One. 2017; 12: e0169023.

8. Galanakis E, Jansen A, Lopalco PL, Giesecke J. Ethics of mandatory vaccination for healthcare workers. Euro Surveill. 2013; 18: pii=20627.

9. Lacobucci G. NHS staff who refuse flu vaccine this winter will have. BMJ. 2017; 359: j4766.

10. Marès Bermúdez J. Vacunación antigripal universal en la infancia en España: ¿ha llegado la hora? Vacunas. 2022. Disponible en: https://doi.org/10.1016/j.vacun.2022.08.001.

 

Calendario de vacunaciones del adolescente. Documento de consenso

De interés especial
 


M.I. Hidalgo Vicarioa, F. De Montalvo Jääskeläinenb, F. Martinón-Torresc, F. Moraga- LLopd, M.J. Cilleruelo Ortegae, A. Montesdeoca Meliánf, J.T. Ramos Amadorg, A. Morán Bayónh, J. Jimeno Sanzi, F. García-Sala Viguerj, J. Benito Fernándezk

aSociedad Española de Medicina de la Adolescencia (SEMA). bComité de Bioética de España. cInstituto de Investigación Sanitaria de Santiago, Grupo de Genética, Vacunas, Infecciones y Pediatría (GENVIP). dAsociación Española de Vacunología (AEV). eAsociación Española de Pediatría (AEP). fAsociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap). gSociedad Española de Infectología Pediátrica (SEIP). hSociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN). iSociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG). jSociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y de Atención Primaria (SEPEAP). kSociedad Española de Urgencias Pediátricas (SEUP). – Publicación del libro en diciembre 2021. Madrid: Undergraf; 2021. ISBN: 978-84-09-36694-1.

Resumen

En este documento, liderado por la Sociedad Española de Medicina de la Adolescencia y con la participación, en total, de nueve sociedades científicas pediátricas y de medicina general, se exponen los calendarios de vacunaciones del adolescente del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud y de la Asociación Española de Pediatría, a través de su Comité Asesor de Vacunas. También se propone una serie adicional de vacunas que tienen indicación a juicio del profesional que atiende al adolescente, o una recomendación sujeta a determinadas circunstancias (viajes, factores de riesgo) y que podrán incorporarse progresivamente en el calendario de vacunaciones del adolescente. Se plantean las características propias de la adolescencia, los retos y las barreras que existen para la vacunación de esta población, tanto en los profesionales como en los padres y los propios adolescentes, las medidas que se pueden realizar para mejorar las coberturas vacunales y cómo realizar el paso del pediatra al médico de adultos (la transición), teniendo siempre en cuenta los aspectos bioéticos y legales.

 

Abstract

In this document, led by the Spanish Society of Adolescent Medicine and with the participation, in total, of nine pediatric and general medicine scientific societies, the adolescent vaccination schedules of the Interterritorial Council of the National Health System and the Spanish Association of Paediatrics, through its Vaccine Advisory Committee are presented. An additional series of vaccines are also proposed, which are indicated in the opinion of the professional who cares for the adolescent, or a recommendation subject to certain circumstances (travel, risk factors), and which may be gradually incorporated into the adolescent’s vaccination schedule. Several aspects are considered: the characteristics of adolescence, the challenges and barriers that exist regarding the vaccination of this population faced by professionals, parents and adolescents themselves, the measures that can be carried out to improve vaccination coverage, and also how to transition the care from the pediatrician to the adult doctor, always taking bioethical and legal aspects into account.

 

Palabras clave: Vacunas; Inmunización; Adolescencia; Calendario de vacunación; Aspectos bioéticos; Aspectos legales.

Key words: Vaccines; Immunization; Adolescence; Vaccination schedule; Bioethical aspects; Legal aspects.

 

Pediatr Integral 2022; XXVI (1): 51 – 58


Calendario de vacunaciones del adolescente. Documento de consenso

 

Introducción

La adolescencia es un periodo con cambios significativos del desarrollo, tanto físicos como psicosociales y conductuales, en el que se establecen patrones de comportamiento que determinan la salud actual y futura. Abarca aproximadamente la segunda década de la vida y se suele esquematizar en tres fases o etapas que pueden superponerse: adolescencia inicial, media y tardía.

La vacunación representa uno de los hitos más destacables en la historia de la investigación biomédica, debido a su capacidad para disminuir la morbimortalidad asociada a las enfermedades infecciosas, contribuyendo de forma importante a mejorar el estado de salud y, por tanto, la esperanza de vida de la población.

En general, los programas de vacunación se han centrado preferentemente en lactantes y niños, sin tener en cuenta que los adolescentes continúan padeciendo enfermedades infecciosas, para las que se dispone de vacunas eficaces. Ejemplos de ello son los brotes de sarampión y el aumento de la incidencia de tosferina en los últimos años, sobre todo en adolescentes y adultos jóvenes, en países con coberturas vacunales elevadas. La vacunación se debe continuar desde la infancia hasta la adolescencia y la edad adulta, para que su acción preventiva sea eficaz y no reaparezcan enfermedades ya desaparecidas en el niño (como el sarampión). Desde 2018, el calendario común de vacunación infantil se ha convertido en el calendario común de vacunación a lo largo de toda la vida.

El calendario de vacunaciones del adolescente se ha enriquecido en los últimos años con la autorización de nuevas vacunas: vacuna triple bacteriana de baja carga antigénica del componente Bordetella pertussis o Tdpa (vacuna frente al tétanos, la difteria con toxoide tipo adulto y la tosferina con componentes acelulares de carga antigénica reducida) (especialidades autorizadas: Tdpa tricomponente para B. pertussis y Tdpa pentacomponente para B. pertussis); vacuna combinada Tdpa-VPI (Tdpa-vacuna antipoliomielítica inactivada) (especialidad autorizada: Tdpa tricomponente para B. pertussis); vacuna tetravírica (sarampión, rubeola, parotiditis y varicela); vacunas frente al virus del papiloma humano (VPH); vacunas antigripales tetravalentes y vacunas frente a cinco serogrupos de Neisseria meningitidis (ACWY y B). Además, el 28 de mayo de 2021, la Agencia Europea de Medicamentos autorizó la vacuna de ARNm contra la COVID-19 de Pfizer-BioNTech (Comirnaty) para adolescentes de 12 a 15 años (estaba ya aprobada para mayores de 16 años), y el 23 de julio autorizó la vacuna del mismo tipo de Moderna (Spikevax) para adolescentes de 12 a 17 años (ya había sido aprobada para mayores de 18 años).

Las coberturas vacunales en los adolescentes son más bajas, en todos los países, que las correspondientes a los primeros 2 años de la vida, cuando el niño tiene mucho más contacto con el sistema sanitario debido a los controles periódicos de salud.

Conscientes de la necesidad de mejorar la vacunación durante la adolescencia, la Sociedad Española de Medicina de la Adolescencia (SEMA), en colaboración con la Asociación Española de Pediatría (AEP), la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap), la Asociación Española de Vacunología (AEV), la Sociedad Española de Infectología Pediátrica (SEIP), la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN), la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y de Atención Primaria (SEPEAP) y la Sociedad Española de Urgencias Pediátricas (SEUP), ponen en marcha el proyecto Calendario de vacunaciones del adolescente. En este documento se abordan las características propias de la adolescencia, cuáles son los retos y las barreras para vacunar a esta población, tanto por parte de los profesionales sanitarios como de los padres y los propios adolescentes, y las estrategias para aumentar la vacunación. Igualmente, se pretende organizar la «transición», el paso del cuidado del pediatra al del médico de adultos, tanto en el ámbito hospitalario como en Atención Primaria, y los aspectos bioéticos y legales que hay que tener siempre en cuenta.

Calendario de vacunaciones del adolescente

Se expone a continuación el calendario de vacunaciones del adolescente actualmente vigente a través del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud. Además, se detalla el calendario de vacunación del adolescente que recomienda la AEP a través de su CAV-AEP, y que es seguido por la mayoría de los pediatras españoles. Finalmente, este grupo de trabajo propone una serie adicional de vacunas que tienen una indicación a juicio del profesional que atiende al adolescente, o una recomendación sujeta a determinadas circunstancias (viajes, factores de riesgo) y que podrán incorporarse progresivamente en el calendario de vacunaciones del adolescente(1-8).

Calendario común de vacunaciones a lo largo de toda la vida del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (2021)(1)

Se incluyen las siguientes vacunaciones en el adolescente sano:

• Vacuna antimeningocócica tetravalente ACWY a los 12 años.

• Vacuna frente al virus varicela-zóster, con dos dosis, en quienes refieran no haber pasado la enfermedad ni haber sido vacunados con anterioridad con dos dosis.

• Vacuna frente al VPH a los 12 años solo en las chicas.

• Vacuna Td (vacuna frente al tétanos y la difteria con toxoide tipo adulto) a los 14 años.

• Vacunación de rescate a los 15-18 años: Td, poliomielitis, triple vírica, hepatitis B, antimeningocócica ACWY, varicela y VPH.

• Vacuna frente al SARS-CoV-2 (vacuna ARNm) desde los 5 años y repesca durante toda la adolescencia.

Según acuerdo de la Comisión de Salud Pública (14 de marzo de 2019), en la vacunación a los 12 años se ha sustituido la vacuna frente al meningococo C por la vacuna tetravalente ACWY. Además, se realizarán una captación activa y la vacunación de varias cohortes de adolescentes y adultos jóvenes. Con la finalidad de establecer una protección comunitaria, se hará una vacunación de rescate de manera coordinada en todas las comunidades, durante 2-3 años, para cubrir la población hasta los 18 años de edad, aunque lo cierto es que esta repesca no se está realizando de forma coordinada y son varias las comunidades autónomas que no van a cumplir con los plazos estipulados por el Ministerio.

Además de las vacunas incluidas en este calendario, se tendrán en cuenta las recomendaciones de vacunación en grupos de riesgo de todas las edades y en determinadas situaciones de la Ponencia de Programa y Registro de Vacunaciones(2).

Calendario de la Asociación Española de Pediatría (2021)(3)

Este calendario, que es el que consultan y siguen la mayoría de los pediatras, además de las recomendaciones ya recogidas en el calendario interterritorial incluye las siguientes:

• Vacuna Tdpa a los 12-14 años, en vez de solo Td, tal como se realiza ya en el Principado de Asturias

• Vacuna universal frente al VPH, tanto en chicas como en chicos, preferentemente a los 12 años.

Otras vacunas a considerar en el adolescente. Hacia el calendario del futuro(4)

Además de las vacunas recomendadas en los calendarios del Consejo Interterritorial y de la AEP, existen otras vacunas o pautas vacunales que se pueden recomendar de forma individualizada a juicio del profesional y que podrían incorporarse progresivamente en el calendario de vacunaciones del adolescente, siguiendo el ejemplo de otras regiones o países. Estas vacunas son:

• Vacuna antihepatitis A a los 10 años. Cataluña, Ceuta y Melilla la tienen incorporada en el calendario de su comunidad. El resto de las comunidades autónomas vacunan siguiendo las recomendaciones de vacunación en grupos de riesgo de todas las edades y en determinadas situaciones(2).

• Vacuna antigripal tetravalente anual.

• Vacuna antimeningocócica B a los 14-18 años con pauta de dos dosis.

Se considera esencial aprovechar cualquier oportunidad para la información y la vacunación del adolescente, siguiendo las recomendaciones arriba detalladas, y para completar el calendario de adolescentes no vacunados o incompletamente vacunados con las vacunas: triple vírica, varicela o hepatitis B. En este sentido, las campañas de vacunación masiva frente al SARS-CoV-2 constituyen una oportunidad única de información, educación y actualización práctica de los calendarios vacunales vigentes en los adolescentes, una vez que se ha autorizado la coadministración de esta vacuna con cualquier otra. Igualmente, debe considerarse el calendario de los adolescentes en circunstancias especiales (embarazo, inmunodepresión, enfermedades crónicas, profilaxis posexposición) y el del adolescente viajero.

Necesidades de salud y retos en la atención del adolescente en relación con la vacunación

Es sabido que la adolescencia es el periodo más sano de la vida desde el punto de vista orgánico, y diversos estudios han mostrado que la mayoría de los jóvenes se sienten con buena salud, lo que probablemente ha condicionado que no se haya tenido en cuenta la atención a su salud, tanto por parte de los profesionales sanitarios como de la familia, la sociedad y el propio adolescente. No obstante, es un periodo muy problemático y de alto riesgo. La mayoría de sus problemas de salud son consecuencia de los comportamientos y hábitos que se inician en esta edad: lesiones, accidentes, no vacunarse, delincuencia, consumo de drogas, conductas sexuales de riesgo que conducen a infecciones y embarazos no deseados, y problemas de salud mental y de la conducta, entre otros. La Organización Mundial de la Salud estima que el 70% de las muertes prematuras de adultos se deben a conductas iniciadas en la adolescencia, y es preciso tener en cuenta que la mayoría de estas conductas son prevenibles(9,10).

Los adolescentes también presentan patologías propias de su desarrollo biológico (escoliosis, acné, dismenorrea, etc.) y psicosocial, enfermedades infecciosas, como en otras épocas de la vida, patologías del adulto que pueden ser detectadas mientras son asintomáticas (hipertensión, hiperlipidemia, obesidad, etc.) y enfermedades crónicas por las cuales hace años se fallecía antes de llegar a la adolescencia (cánceres, leucemias, cardiopatías congénitas, etc.); de ahí, la importancia de continuar la vacunación durante esta etapa.

En la atención a los adolescentes hay que tener en cuenta varios aspectos:

• Acuden menos a la consulta del médico que los niños, por diversas razones(8): burocratización del sistema, inadecuada atención por parte del profesional debido a falta de tiempo de formación o de interés, etc. El adolescente es un paciente «incómodo» para los pediatras y los médicos de familia. Cabría hacer un esfuerzo para que los pediatras se formen en la patología del adolescente. También, en muchas ocasiones, el adolescente no sabe a dónde acudir, no sabe quién es su médico o le falta confianza, y otras veces niega o infravalora sus problemas y retrasa la consulta.

• A partir de los 14-16 años (varía según las comunidades autónomas), pasan de la atención pediátrica a la atención médica del adulto, lo que se conoce como «periodo de transición», y si este no está bien organizado puede condicionar que no se complete adecuadamente el calendario de vacunaciones.

• Las coberturas vacunales son menores que en los niños. En el año 2019, el Ministerio de Sanidad publicó las últimas coberturas vacunales de los adolescentes en España(11); si bien, no se dispone de los datos de cinco comunidades autónomas:

- Sexta dosis de vacuna Td a los 14 años de edad: 83,4%.

- Vacunación frente al VPH a los 11-12 años: 79% (75,1% y 91% como valores extremos de las comunidades autónomas), pero el 89,3% ha recibido la primera dosis.

- Vacunación frente al meningococo del serogrupo C a los 12 años: 88,5% (13,3% con vacuna ACWY).

• Muestran peculiaridades típicas según su desarrollo: adolescencia inicial, media y tardía. Durante la adolescencia se pasa del pensamiento concreto de la adolescencia inicial al pensamiento abstracto, con proyección de futuro de la adolescencia media y tardía(9,10). Es preciso que el profesional conozca en qué estadio de desarrollo se encuentra el joven, para saber cómo actuar y mejorar la vacunación:

- Adolescencia inicial (9-13 años): hay inmadurez y muy poco interés por las cosas que les afectan, incluyendo las vacunas; viven el presente y no comprenden las consecuencias de sus actos ni los beneficios futuros de las vacunas; tienen miedo a las agujas y al dolor. Aquí son los padres quienes deciden la vacunación; es importante educar a padres y adolescentes.

- Adolescencia media (14-17 años): aumenta la habilidad cognitiva y quieren participar en las decisiones que les atañen. Están preocupados por cuidar su cuerpo y hacerlo más atractivo. Se implican en luchas de poder con los padres para obtener su independencia. Sufren más riesgos por la necesidad de experimentar y por su sentimiento de omnipotencia e inmortalidad. También, a estas edades, los padres suelen decidir la vacunación. Sigue siendo importante educar y explicar la importancia y los beneficios de las vacunas que se van a administrar.

- Adolescencia tardía (18-21 años): hay una mayor habilidad cognitiva, con un pensamiento flexible y con proyección de futuro. Aceptan los cambios experimentados y se establecen relaciones de pareja. Deben comprender, respecto a las vacunas, la importancia de las enfermedades que previenen, el riesgo individual y la posibilidad de ser reservorio. También deben conocer, que determinadas vacunas en las mujeres (p. ej., tétanos, tosferina, hepatitis B o gripe), conllevan una protección para su descendencia. En esta época se les debe tratar como adultos e implicarles en las decisiones que tienen que ver con su vida. Sigue siendo fundamental la educación.

• Es un periodo problemático y de alto riesgo: aunque conocen los riesgos, actúan como si estos no existieran. Desde los trabajos de Giedd(12), se sabe que se desarrollan antes los circuitos cerebrales de la recompensa que las zonas relacionadas con la planificación y el control emocional (la corteza prefrontal).

• Viajan mucho: intercambios, formación, turismo, etc.

• Desconocen sus necesidades de salud en relación con las vacunas: deben saber que las vacunas son seguras y conocer los beneficios individuales y colectivos que producen, que los riesgos siempre son menores que las ventajas de las vacunas, que las enfermedades inmunoprevenibles siguen existiendo y que no hay otras alternativas eficaces. También deben comprender que los individuos no vacunados tienen mayor posibilidad de adquirir enfermedades y que no es mejor padecer la enfermedad que vacunarse, así como que estar vacunado no aumenta la probabilidad de adquirir la infección y que las vacunas no sobrecargan el sistema inmunitario.

En resumen, las características propias de esta edad, que hay que tener en cuenta son: omnipotencia e invulnerabilidad, experimentación, presión de los pares y conformidad con el grupo, idealización e identificación con las ideas opuestas a los padres, transgresión de las normas para reafirmar su autonomía e identidad, y dificultad para postergar y planificar.

Por todo ello, se aprovechará para constatar el estado vacunal en los controles periódicos de salud y la oportunidad que da la consulta por cualquier patología aguda, certificados escolares o deportivos, viajes al extranjero, etc. También se tendrán en cuenta las circunstancias especiales: embarazo, agresión sexual, pinchazo accidental, mordedura de animal, enfermedades crónicas, inmunodeficiencias, etc.

En el estudio UNITY (Unidos por la vacunación del adolescente)(13), realizado online en EE.UU., en 2016, a padres de adolescentes, adolescentes de 13-18 años y profesionales sanitarios (médicos generales, internistas y pediatras), se pueden observar las ideas que los padres y los adolescentes tienen sobre las vacunas:

• Uno de cada cuatro padres y adolescentes (23% y 33%, respectivamente) creen que las vacunas son más importantes para los lactantes que para los adolescentes.

• Más de un tercio de los adolescentes (34%) no saben de qué forma actúan las vacunas para mejorar su salud.

• Cuatro de cada diez padres (41%) creen que sus hijos adolescentes deben ir al médico solo cuando están enfermos.

• La mayoría de los adolescentes (92%) confían en su médico cuando buscan información para su salud, pero a casi la mitad (47%) les cuesta mucho hablar con el médico.

Los autores del estudio UNITY recomiendan realizar revisiones anuales a los adolescentes, sobre todo coincidiendo con el calendario vacunal, y hacen hincapié en las tres C: confident, concise and consistent recommendation (informar con seguridad, de forma concisa y consistente).

También se observó que los padres daban más prioridad a otros aspectos de la salud (evitar las drogas, dormir suficiente, evitar las infecciones de trasmisión sexual o mantener una buena salud dental) que a la vacunación. Igualmente, los adolescentes de 16-18 años daban más importancia a su aspecto (salud dental y comer sano) que, a las vacunas, ya que las consideraban responsabilidad de los padres. En este estudio se constató una brecha importante entre las palabras y las acciones de los jóvenes. Nueve de cada diez adolescentes manifestaban que estaban interesados en llevar un estilo de vida saludable y tener más responsabilidad sobre su salud, pero solo uno de cada diez deseaba tener más responsabilidad para vacunarse.

Barreras para la vacunación de los adolescentes

Las barreras para la vacunación de los adolescentes dependen de los profesionales, de los padres y de los propios adolescentes(14).

Los profesionales son los responsables de la vacunación de niños y adolescentes, y por ello deben tener actualizados los conocimientos, saber acercarse y hablar con los padres y el adolescente, evitar las falsas contraindicaciones, acostumbrarse a administrar múltiples dosis, usar herramientas de educación para la salud y enviar mensajes recordatorios de la vacunación, además de trabajar la transición del cuidado del pediatra al médico de adultos.

Las barreras de los padres y de los adolescentes pueden resumirse en tres aspectos:

• Falta de conocimientos y miedo a las vacunas.

• Falta de prevención, no recibir recordatorios, no saber cuándo acudir, no ir al centro de salud.

• Quién toma la decisión de vacunar: los padres o el adolescente. Generalmente son los padres, pero hay que dar mayor protagonismo a los adolescentes. Siempre se debe tener en cuenta la opinión del menor, y entre los 12 y 16 años considerar el concepto de «menor maduro».

Estrategias generales para vacunar

• En la consulta del adolescente, aplicar la premisa «ahora o nunca», ya que puede que el adolescente no vuelva.

• Siempre recomendar de forma universal las vacunas (todas).

• Explorar las preocupaciones y los valores, y aclarar dudas con la estrategia de servir de guía: aproximarse a los padres inseguros en actitud de ayuda, pedir permiso, abordar las preocupaciones, usar preguntas abiertas, ofrecer siempre fuentes serias y determinar la disposición para el cambio.

• Enfocar la información en los beneficios de las vacunas y las enfermedades que previenen.

• Ante el rechazo de los padres, perseverar siempre en las siguientes consultas.

En la tabla I se indican actuaciones inútiles y útiles para conseguir la vacunación.

 

Estrategias para la aproximación al adolescente

• Es importante una buena relación de confianza con el adolescente.

• Educación para la salud, tanto de forma oportunista como en los controles periódicos de salud. En cada consulta del joven se debe realizar educación para la salud sobre todos sus problemas y necesidades, no solo sobre la vacunación; también se darán guías anticipadas para que conozcan los cambios que se van a ir produciendo con la edad. La educación para la salud es una combinación de actividades de información y enseñanza, que tiene como finalidad lograr un arraigo de los hábitos positivos en las personas y los colectivos, así como modificar las actividades contrarias a estos. El aprendizaje debe ser continuo en el tiempo. El ámbito de actuación es sociosanitario: escuela, familia y comunidad. La atención tiene que ser individualizada, teniendo en cuenta los aspectos emocionales (las actitudes y las motivaciones), además de entrenar las habilidades sociales (p. ej., que los adolescentes aprendan cómo decir no al sexo de riesgo o a las drogas, y sí a las vacunas). Hay que analizar los factores de riesgo y promover los factores de protección para conseguir un desarrollo juvenil positivo.

• Tener en cuenta en qué fase del desarrollo se encuentra el adolescente y actuar en consecuencia.

• Saber entrevistar al adolescente (privacidad, confidencialidad, interés, respeto, empatía, hacer de abogado o consejero, y nunca de juez) y usar la entrevista motivacional (guía centrada en la persona, para reflexionar sobre la necesidad de protegerse de las enfermedades infecciosas [cáncer cervical, meningitis, etc.] y de esta forma motivarle para el cambio).

En 1983, Prochaska y Diclemente(16) formularon la hipótesis sobre las fases del cambio ante conductas de riesgo: precontemplación, contemplación, preparación, acción y mantenimiento. Según esta, los cambios de conducta siguen una serie de etapas más o menos estandarizadas, tanto los cambios espontáneos como aquellos que siguen a recomendaciones terapéuticas. Este modelo fue utilizado inicialmente para predecir el abandono del tabaquismo, pero en los últimos años ha ido adquiriendo consistencia y se ha aplicado a un amplio espectro de cambios de conducta.

Estrategias para la aproximación a los padres

• Información y educación sobre las consecuencias de no vacunar, así como usar la entrevista motivacional y un estilo de guía: aproximarse a los padres inseguros en actitud de ayuda, pedir permiso, abordar las preocupaciones, usar preguntas abiertas, ofrecer siempre fuentes serias y determinar la disposición para el cambio.

• Actuar según la fase de disposición en que se encuentren los padres (precontemplación, contemplación, preparación, acción y mantenimiento).

• La relación y la confianza entre el médico y los padres es fundamental. Si la relación no es buena, la influencia para vacunar puede ser muy negativa.

• Enviar mensajes recordatorios sobre las vacunas: correo electrónico o postal, folletos en la consulta, redes sociales (Instagram, Twitter, etc.).

En la tabla II se resumen las estrategias a seguir por el profesional según la posición de los padres frente a la vacunación(15).

 

La transición: el paso del pediatra al médico de adultos

La adolescencia es una etapa con cambios físicos, psicosociales y conductuales, como ya se ha comentado. Este periodo constituye una oportunidad para los profesionales sanitarios para enseñar, apoyar y fomentar conductas saludables, la independencia y la toma de decisiones; e igualmente, para dirigir al adolescente al sistema de salud del adulto e influir en la continuación del calendario de vacunaciones.

El cambio del pediatra al médico del adulto conlleva una ruptura importante y hace que, en ocasiones, se pierdan el seguimiento y la adherencia a los tratamientos, y que con ello aumente el número de ingresos del paciente. Cada año, miles de adolescentes con o sin enfermedades crónicas son derivados desde los servicios pediátricos a los servicios de atención de adultos para continuar con el cuidado de su salud. Muchos pasan de forma abrupta, ya sea por haber cumplido una determinada edad o por una descompensación aguda que motiva un ingreso en un servicio de adultos. La preparación para este paso y la coordinación entre el grupo pediátrico y el de adultos son fundamentales para facilitar el proceso de transición, que debe asegurar la misma calidad y la continuidad en la atención del paciente, sobre todo en caso de tener una enfermedad crónica(17).

La transición es un proceso dinámico, no un evento, y debe ser gradual y multidisciplinaria, un paso planeado en el tiempo para preparar las necesidades médicas, psicosociales y educativas en los servicios de adultos. Plantear la transición desde el inicio, reafirma las capacidades del adolescente como futuro adulto con poder de decisión y responsabilidades. El adolescente y su familia deben estar involucrados en la decisión de la transición. El pediatra y los padres deben prepararse para «dejar ir» al adolescente. Es esencial la coordinación entre los servicios y entre los profesionales de la salud, para que el paciente aprenda a desempeñarse de una manera independiente. La transición es específica para cada persona y debería ocurrir entre los 16 y 18 años de edad (según esté organizada la atención), aunque más que por la edad, el paso debería realizarse cuando los jóvenes estén maduros para ello y cuenten con habilidades suficientes para el autocuidado.

Hay tres etapas: inicial, momento en que se toma la decisión; intermedia, cuando el paciente, su familia y el médico ya están preparados; y final, cuando el adolescente o adulto joven, además de haber sido transferido a un servicio de adultos, participa activamente en su cuidado y en la toma de decisiones, de acuerdo con sus capacidades.

El cuidado de la transición es un componente clave de la calidad de la atención. Los adolescentes y sus padres precisan tiempo para prepararse y necesitan información sobre cómo y cuándo será el proceso, quién los atenderá y dónde. Además, existen obstáculos para la transición, dependientes del paciente, la familia, el pediatra o el médico de adultos(18-20).

Diversos países, como los Estados Unidos, el Reino Unido, Chile o Argentina, llevan años realizando programas de transición. En España, se han establecido programas hospitalarios en los últimos 5 años, pero es importante también su organización en el ámbito de la Atención Primaria. Es necesario, cuando llega el momento, establecer en la consulta del centro de salud una visita del adolescente con los dos profesionales (el pediatra para presentar al joven y explicar sus problemas y necesidades de salud, y el médico de familia que recibe al adolescente) y así progresivamente ir realizando el cambio.

Debido al aumento de las enfermedades crónicas y las discapacidades, así como por la necesidad de mantener un cuidado de salud integral del adolescente y continuar con el calendario vacunal, resulta necesario planificar programas de transición efectiva, tanto en los hospitales como en Atención Primaria, en los que todos los involucrados estén capacitados en los cuidados especiales de atención en salud y en el proceso de transición, para permitir el desarrollo de la persona y una calidad de vida adecuada a lo largo del tiempo.

Aspectos bioéticos y legales

Dentro de los aspectos bioéticos hay muchos temas de debate: la obligatoriedad o no de las vacunas, la actitud a tomar ante los padres antivacunas, si es necesario que los padres firmen un formulario de consentimiento informado ante el rechazo a vacunar, qué hacer si los padres divorciados discrepan sobre la vacunación, cómo actuar ante las vacunas no financiadas, si está justificado cambiar la pauta de vacunación oficial con argumentos razonados, o la influencia en los profesionales de los intereses de la industria farmacéutica, entre otros(21).

En cuanto a los aspectos legales, nuestro sistema legislativo presenta un déficit en la regulación de las vacunas, ya que no se puede aplicar su obligatoriedad salvo en situación de epidemia. Esto no implica que los padres puedan decidir libremente, ya que prima siempre el interés superior del menor(22). La negativa de los padres a vacunar plantea un conflicto de valores entre el derecho de los padres a la crianza de los hijos según sus ideas y creencias y la tutela de la justicia, pues se pone en riesgo no solo la protección del hijo no vacunado, sino también la protección de la comunidad(23).

En España, la ley protege la capacidad de decisión de los padres al no obligar al cumplimiento del calendario oficial, salvo riesgo de salud pública y de forma temporal, cuando el juez puede establecerlo. Los niños y adolescentes sufren las decisiones de los padres en el ejercicio de su representación legal y patria potestad, pero hay dos límites que los padres no pueden traspasar:

• El bien del hijo menor de edad, el derecho a que se proteja su bienestar. Aunque los padres no vacunen a sus hijos, la inmunidad de grupo puede protegerles, salvo en el caso del tétanos, para el que es necesaria la vacunación individual.

• El bien de la comunidad, la obligación de no poner en peligro la inmunidad de grupo.

Podemos preguntarnos qué pasaría si todos los padres hicieran lo mismo y no vacunaran a sus hijos. Tenemos ejemplos, como los brotes de sarampión ocurridos en EE.UU. en 2014 y 2015, y en Italia en 2014; en ambos países se observó que la mayoría de las personas que se infectaron no estaban vacunadas.

En EE.UU., en el año 2014, hubo 667 casos confirmados de sarampión. Esta es la mayor cantidad de casos desde que se documentó la eliminación del sarampión en ese país en 2000. Estuvieron asociados a casos llegados de Filipinas, donde hubo un brote. Durante el año 2015, se produjo otro brote, con 188 casos de sarampión notificados en 24 Estados y Washington DC, relacionados con un parque de atracciones en California.

En Italia, en 2014, hubo unas altas tasas de sarampión en niños de 0-4 años y en adolescentes y jóvenes adultos de 15 a 29 años.

En España, las vacunas no son obligatorias y para administrarlas solo se requiere la aceptación de los padres; un consentimiento informado verbal es suficiente si los padres están presentes. Tras informar a los padres, si estos no aceptan, se puede seguir perseverando en futuros encuentros.

La negativa persistente debería documentarse, tanto en la historia clínica como en el registro de vacunación, y también en un certificado o formulario de renuncia a la vacunación en el que se especifiquen:

• La identificación del niño o adolescente, de los padres y del pediatra.

• Que se ha recibido la información necesaria y oportuna.

• La comprensión y la capacidad de los padres sobre la información recibida.

• De quién es la responsabilidad de la decisión final.

• A qué vacunas afecta la negativa y los motivos.

• La posibilidad de vacunar si se cambia de opinión.

Existen varios formularios, entre ellos el de la American Academy of Pediatrics y el de la AEP (este último disponible en: http://vacunasaep.org/sites/vacunasaep.org/files/renuncia-de-los-padres-a-vacunar.pdf).

En el anexo final se contestan algunas de las preguntas de mayor interés que se plantean.

Dada la importancia que tiene la aclaración de los diversos asuntos que se tratan, y debido a la extensión de las respuestas, se aconseja acceder al anexo para su lectura completa y conocer las referencias jurídicas en: https://www.adolescenciasema.org/calendario-de-vacunaciones-del-adolescente/#anexo-aspectos-bio%C3%A9ticos-y-legales.

No obstante, en cualquier situación de conflicto, conviene emplear argumentos tan razonables como los expuestos en este informe y, en especial, en las cuestiones respondidas en el anexo. El documento también está disponible en la web de las diferentes sociedades científicas participantes.

Otras medidas para mejorar la vacunación

• Utilizar los medios de comunicación y las redes sociales.

• Entrenamiento de los padres para que eduquen a otros padres y ser consejeros en su comunidad.

• Entrenamiento de los adolescentes para que eduquen a sus amigos y compañeros.

• Políticas públicas y estímulos para el cambio de conducta, basados en incentivos(24). En algunos países, como Australia, el gobierno estableció incentivos económicos directos o indirectos (reducciones fiscales) para los padres, con el fin de promover la vacunación de sus hijos, con lo cual se incrementó la vacunación de un 75% en 1997 a un 94% en 2001, aunque hay quien argumenta que con esta actuación también se afecta la libertad de los padres. Igualmente, en EE.UU., se han llevado a cabo diversas actuaciones para fomentar la vacunación contra la COVID-19.

• Extender el acceso a la vacunación a otros lugares: escuelas, universidades, domicilios, clínicas, campamentos, etc.; acudir allí donde se encuentran los adolescentes.

• Normas sociales. La mayoría de las familias en nuestro país aceptan las vacunas, y de esta forma la vacunación es una opción predeterminada por las normas sociales y se favorece.

• Solicitar un certificado de vacunaciones, aunque no sea obligatorio, para acceder a la universidad, a un puesto de trabajo, etc.

Conclusiones

• La adolescencia tiene unas características y necesidades propias de salud. Es preciso conocer los retos y las barreras en la vacunación del adolescente, tanto las dependientes del profesional como las de los padres y las del propio joven.

• La composición del calendario vacunal vigente del adolescente es susceptible de mejora, mediante la incorporación de vacunas y pautas adicionales, siguiendo el ejemplo de las recomendaciones de otras sociedades, regiones y países.

• Campañas de vacunaciones, como la actual del SARS-CoV-2 en el adolescente, constituyen una oportunidad única de información, educación y actualización práctica del calendario de vacunaciones individual de los adolescentes.

• La formación del profesional es prioritaria, y este debe recomendar firmemente y de forma universal la vacunación. Cada consulta es una oportunidad («ahora o nunca») para vacunar, ya que puede que el adolescente no vuelva. El profesional debe evitar las falsas contraindicaciones que conducen a la pérdida de ocasiones para vacunar, explorar los valores y las preocupaciones, tanto de los padres como de los adolescentes, y aclarar todas sus dudas, centrándose en los beneficios de las vacunas (enfermedades que previenen). Si hay rechazo de los padres o del joven a la vacunación, en las consultas futuras el profesional siempre debe perseverar.

• En cuanto a las estrategias con los adolescentes, es importante saber entrevistarles, adaptarse a su nivel de desarrollo y tener en cuenta la privacidad y la confidencialidad. Son fundamentales la educación para la salud y la entrevista motivacional.

• Respecto a las estrategias con los padres, es preciso saber aproximarse según la posición que tengan frente a las vacunas, establecer confianza y reconocer su autonomía, informar y educar en las posibles consecuencias de no vacunar, y usar el estilo guía, la entrevista motivacional y los recordatorios de vacunación.

• Es necesario trabajar la transición para asegurar un cuidado médico de alta calidad sin interrupción, incluyendo el calendario vacunal, mientras el individuo pasa del pediatra al médico de adultos. Es un proceso dinámico, no un evento, que debe ser gradual y multidisciplinario.

• Hay que tener siempre en cuenta los aspectos bioéticos y legales. En España, la vacunación no es obligatoria. La negativa de los padres a vacunar a sus hijos plantea un serio conflicto de valores entre su derecho a no vacunarlos (según sus ideas o creencias) y el deber de la justicia (proteger del riesgo al hijo no vacunado y, por ende, a la comunidad). Si la negativa persiste, debería utilizarse un documento o formulario de rechazo. No obstante, en cualquier situación de conflicto conviene emplear argumentos tan razonables como los expuestos en este informe y, en especial, en las cuestiones respondidas en el anexo final: https://www.adolescenciasema.org/calendario-de-vacunaciones-del-adolescente/#anexo-aspectos-bio%C3%A9ticos-y-legales.

Bibliografía

1. Calendario común de vacunación a lo largo de toda la vida. Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud. Calendario recomendado año 2021. Consultado el 12 de junio de 2021. Disponible en: https://www.mscbs.gob.es/profesionales/saludPublica/prevPromocion/vacunaciones/calendario-yoberturas/docs/CalendarioVacunacion_Todalavida.pdf.

2. Grupo de trabajo de vacunación en población adulta y grupos de riesgo de la Ponencia de Programa y Registro de Vacunaciones. Vacunación en grupos de riesgo de todas las edades y en determinadas situaciones. Comisión de Salud Pública del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud. Madrid: Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social; 2018.

3. Álvarez García FJ, Cilleruelo Ortega MJ, Álvarez Aldeán J, Garcés Sánchez M, García Sánchez N, Garrote Llanos E, et al. Calendario de vacunaciones de la Asociación Española de Pediatría: recomendaciones 2021. An Pediatr (Barc). 2021; 94: e1-53.e10.

4. Moraga Llop F. Calendario de vacunaciones del adolescente. Adolescere. 2021; IX(2): 14-23.

5. Moraga-Llop FA. Vacunación frente a la COVID-19 en los adolescentes. Una realidad. Vacunas. 2021; 22: 135-7.

6. Comisión de Salud Pública: preguntas y respuestas sobre la vacunación frente a la meningitis. Consultado el 11 de junio de 2021. Disponible en:
http://www.mscbs.gob.es/profesionales/saludPublica/prevPromocion/vacunaciones/docs/Preguntas_respuestas_Vacunacion_frente_meningitis.pdf.

7. Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría. Vacunación frente a la Covid de niños y adolescentes. Consultado el 12 de junio de 2021. Disponible en:
https: //vacunasaep.org/profesionales/noticias/covid-19-vacunacion-de-ninos-y-adolescentes
.

8. Hidalgo Vicario MI, Montón Álvarez JL, Güemes Hidalgo M. Vacunación durante la adolescencia. En: Hidalgo Vicario MI, Montón Álvarez JL, editores. Vacunas. Algo más que el calendario vacunal. Cuestiones y respuestas. 3ª ed. Madrid: Undergraf; 2017. p. 427-56.

9. Hidalgo Vicario MI. Estrategias para mejorar la vacunación del adolescente. Parte 1. Adolescere. 2018; VI: 57-72.

10. Hidalgo Vicario MI, Rodríguez Molinero L, Muñoz Calvo MT, editores. Medicina de la adolescencia. Atención Integral. 3ª ed. Madrid: Ergon; 2021.

11. Ministerio de Sanidad. Coberturas de vacunación. Datos estadísticos. Consultado el 11 de junio de 2021. Disponible en:
https://www.mscbs.gob.es/profesionales/saludPublica/prevPromocion/vacunaciones/calendario-y-coberturas/coberturas/home.htm
.

12. Giedd JN. Structural magnetic resonance imaging of the adolescent brain. Ann N Y Acad Sci. 2004; 1021: 77-85.

13. Unity (United for adolescent vaccination). Adolescent immunization: understanding challenges and framing solutions for healthcare providers. Consultado el 15 de junio de 2021. Disponible en: http://www.unity4teenvax.org/wp-content/uploads/2017/05/UnityWhitepaper-FINAL-May-2017.pdf.

14. Hidalgo Vicario MI. Estrategias para mejorar la vacunación del adolescente. Parte 2. Adolescere. 2018; VI: 57-69.

15. Bernstein HH, Bocchini JA, Committee on Infectious Diseases. Practical approaches to optimize adolescent immunization. Pediatrics. 2017; 139: e20164187.

16. Prochaska JO, DiClemente CC. Stages and processes of self-change of smoking: toward an integrative model of change. J Consult Clin Psychol. 1983; 51: 390-5.

17. Salmerón Ruiz M, Casas Rivero J, Guerrero Alzola F. Problemas de salud en la adolescencia. Patología crónica y transición. Pediatr Integr. 2017; XXI: 245-53.

18. White PH, Cooley WC; Transitions Clinical Report Authoring Group; American Academy of Pediatrics; American Academy of Family Physicians; American College of Physicians. Supporting the Health Care Transition from Adolescence to Adulthood in the Medical Home. Pediatrics. 2018; 142: e20182587.

19. De Cunto CL. Transición en la atención médica, de la pediatría a la medicina del adulto. Arch Argent Pediatr. 2012; 110: 341-7.

20. Campbell F, Biggs K, Aldiss SK, O’Neill PM, Clowes M, McDonagh J, et al. Transition of care for adolescents from paediatric services to adult health services. Cochrane Database Syst Rev. 2016; 4: CD009794.

21. Martínez González C. Vacunas. Aspectos bioéticos. En: Hidalgo Vicario MI, Montón Álvarez JL, editores. Vacunas. Algo más que el calendario vacunal. Cuestiones y respuestas. 3ª ed. Madrid: Undergraf; 2017. p. 531-8.

22. De Montalvo Jääskeläinen F. Vacunas. Aspectos legales. En: Hidalgo Vicario MI, Montón Álvarez JL, editores. Vacunas. Algo más que el calendario vacunal. Cuestiones y respuestas. 3ª ed. Madrid: Undergraf; 2017. p. 539-51.

23. Riaño Galán I, Martínez González C, Sánchez Jacob M; Comité de Bioética de la Asociación Española de Pediatría. Recomendaciones para la toma de decisiones ante la negativa de los padres a la vacunación de sus hijos: análisis ético. An Pediatr (Barc). 2013; 79: 50.e1-5.

24. Dubov A, Phung C. Nudges or mandates? The ethics of mandatory flu vaccination. Vaccine. 2015; 33: 2530-5.

 

Vacunas frente al SARS-CoV-2: actualización práctica

De interés especial
 


A.I. Dacosta Urbieta*/**, I. Rivero Calle*/**, J. Gómez-Rial**, F. Martinón-Torres*/**

*Servicio de Pediatría. Hospital Clínico Universitario. Santiago de Compostela. **Grupo de Genética, Vacunas, Infecciones y Pediatría (GENVIP). Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago, Universidad de Santiago


Resumen

El año 2020, el primero de la pandemia COVID-19, ha puesto en marcha un esfuerzo sin precedentes en la búsqueda de una vacuna frente al SARS-CoV-2. Se ha iniciado el desarrollo de más de 250 candidatos vacunales, de los cuales tres ya han sido aprobadas por las agencias reguladoras europeas. Las estrategias para desarrollarlas son variadas, algunas vacunas han optado por un enfoque clásico como las vacunas de: virus vivos atenuados, virus inactivados o de subunidades virales. En otros casos, se han empleado estrategias más novedosas, como las vacunas de ARNm y el uso de vectores virales. Entre las vacunas más destacadas están las de Moderna y Pfizer, ambas de ARNm; las vacunas de Astra Zeneca y del instituto de investigación de Gamelaya de vectores virales; la vacuna de Sinovac, de virus inactivados; y la de Novavax de subunidades. Todas estas vacunas utilizan como antígeno la proteína espicular (Spike [S]) del coronavirus. En este artículo se hace una revisión de las principales vacunas frente a la COVID-19 atendiendo a su mecanismo de acción, pauta de administración, perfil de seguridad y eficacia.

 

Abstract

The year 2020, the first year of the COVID-19 pandemic, has launched an unprecedented effort in the search for a vaccine against SARS-CoV-2. The development of more than 250 vaccine candidates has begun, of which three have already been approved by European regulatory agencies. The strategies to develop them are varied, some vaccines have opted for a classical approach such as live attenuated virus, inactivated virus or viral subunit vaccines. In other cases, newer strategies have been employed, such as mRNA vaccines and the use of viral vectors. Among the most prominent vaccines are Moderna and Pfizer, both mRNA; Astra Zeneca and the Gamelaya Viral Vector Research Institute’s vaccines; the Sinovac inactivated virus vaccine and the Novavax subunit vaccine. All these vaccines use as antigen the spicular protein (Spike [S]) of the coronavirus. This article reviews the main vaccines against COVID-19 taking into account their mechanism of action, administration guideline, safety profile and efficacy.

 

Palabras clave: Vacunas; SARS-CoV-2; COVID-19; Vacunas ARNm; Vacunas vector viral.

Key words: Vaccines; SARS-CoV-2; COVID-19; MRNA vaccines; Viral vector vaccines.

 

 

Pediatr Integral 2020; XXIV (8): 494 –501


Vacunas frente al SARS-CoV-2: actualización práctica

 

Introducción

En octubre de 2019, el mundo recibió la noticia de que una nueva variante de coronavirus, denominada posteriormente SARS-CoV-2(1), era la causante de una serie de casos de síndrome de distrés respiratorio agudo en la ciudad china de Wuhan. Posteriormente, se conocieron otros fenotipos clínicos de la enfermedad, como fenómenos tromboembólicos o autoinmunes y pasó a conocerse como enfermedad causada por el coronavirus 2019 o por sus siglas COVID-19. El 11 de marzo de 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la situación de pandemia. En los meses siguientes, fuimos testigos de cómo esta enfermedad se extendió rápidamente por el resto del mundo, causando una importante mortalidad, provocando cierres de la actividad económica, poniendo a prueba los sistemas sanitarios y cambiando por completo nuestras costumbres. Durante este tiempo, se han desarrollado diferentes estrategias terapéuticas tanto antivirales, entre los que destaca el remdesivir, como agentes inmunomoduladores, cuyo objetivo es atenuar la hiper-inflamación asociada a la enfermedad. Entre estos últimos, destacan la hidroxicloroquina, los corticoides y el tocilizumab, si bien hasta la fecha, solo el tratamiento con corticoides ha demostrado beneficio en la reducción de la mortalidad durante los ensayos clínicos realizados(3,4). Por todo ello, la gran esperanza para hacer frente a esta pandemia está depositada en el desarrollo de una vacuna segura y eficaz.

Desde que el 9 de noviembre de 2020 la farmacéutica Pfizer anunciase(5) que habían desarrollado una vacuna eficaz, el final de esta pandemia parece estar más cerca. Este anuncio marcó un hito en la historia de las vacunas, por la rapidez en la que se desarrollaron estos candidatos vacunales y por ser la primera vez que una vacuna de ARNm supera todas las fases de desarrollo clínico y se va a administrar a gran escala. Al poco de realizarse el anuncio de Pfizer, otras empresas farmacéuticas anunciaron los resultados de sus vacunas. En estos momentos, existen varios candidatos vacunales en diferentes fases de desarrollo. El objeto de este artículo es realizar una revisión de las tecnologías de fabricación de vacunas y de los diferentes candidatos vacunales para COVID-19, atendiendo a: su mecanismo de acción, pauta de administración, eficacia, efectos adversos y fase de desarrollo en la que se encuentran.

Tipos de vacunas frente a SARS-CoV-2

Se han seguido diferentes estrategias en el diseño de vacunas frente a SARS-CoV-2, desde la nueva tecnología de vacunas de ARNm hasta la aproximación clásica de vacunas de virus vivos atenuados y virus inactivados. En esta sección, se presenta un pequeño resumen del funcionamiento de estas estrategias (Fig. 1).

Figura 1. Mecanismos de funcionamiento de los principales tipos de vacunas frente a SARS-CoV-2

Vacunas de virus vivos atenuadas(6)

Esta es una de las primeras tecnologías de vacunación que se diseñó. Fue, por ejemplo, la que empleó Louis Pasteur en 1885, en la vacuna de la rabia. El proceso para crear una vacuna de virus vivos atenuados es el siguiente. Primero, se aísla el virus causante de la enfermedad que se quiere combatir. Posteriormente, se emplean mecanismos para reducir su virulencia, es decir, su capacidad de infectar y dañar al huésped. Para ello, se pasa repetidamente el virus por diferentes medios de cultivo, lo que va dando lugar a diferentes cepas. De esas cepas, se eligen aquellas que infecten, pero no produzcan enfermedad y generen respuesta inmune. Por ejemplo, en el caso de la polio oral o de Sabin, se aisló la cepa Mahoney de individuos que pasaban la enfermedad de forma asintomática. Posteriormente, realizaron pases del virus a través de cultivos de testes de mono hasta encontrar una cepa que no poseyese capacidad infectiva del sistema nervioso central.

Las vacunas de virus vivos atenuados han ayudado a hacer frente a enfermedades que antaño causaban una importante morbimortalidad. Y aún, a día de hoy, seguimos utilizándolas de forma habitual, como la del sarampión, parotiditis y rubeola, la de la varicela o la de la fiebre amarilla. Sin embargo, presentan como desventaja que el virus puede causar enfermedad en individuos susceptibles; por lo que están contraindicadas en ciertos pacientes, como embarazadas o inmunodeprimidos.

Las vacunas de virus vivos atenuados son eficaces, pero están contraindicadas en personas inmunodeprimidas.

Vacunas de virus inactivados(7)

Esta tecnología de fabricación de vacunas fue la siguiente en ser desarrollada. En este tipo de vacunas, se inactiva el virus empleando métodos físicos o químicos, como el uso de formaldehído, calor o luz ultravioleta y este deja de ser infeccioso. El problema de estas vacunas es que, si el proceso de inactivación del virus no se realiza correctamente, este puede reactivarse y causar enfermedad o, si el proceso de inactivación es lo suficientemente intenso, se perderá la capacidad de generar respuesta inmune al desnaturalizarse los antígenos.

Estas vacunas presentan, como principal ventaja, frente a las vacunas vivas atenuadas que: no pueden causar enfermedad, son menos reactógenas y más seguras. Como inconveniente, su capacidad de generar respuesta inmune es menor. Ejemplos de vacunas de virus inactivados que empleamos de forma habitual serían: vacuna de polio inyectable (vacuna de Salk) y hepatitis A.

Las vacunas de virus inactivados son más seguras al no poder causar la enfermedad, pero su capacidad de producir respuesta inmune es menor.

Vacunas de subunidades virales(8)

A finales del siglo pasado, se exploraron nuevas formas de diseñar vacunas. En lugar de emplear microorganismos enteros, atenuados o inactivados, se sugirió la posibilidad de usar antígenos específicos del microorganismo. Esto facilitaba la fabricación de las vacunas. Cuando se trabaja con microorganismos enteros, hay que emplear cultivos celulares. Sin embargo, es un proceso caro y existían algunos microorganismos que no podían ser cultivados. Este era el caso del virus de la hepatitis B. Gracias a la aparición de la tecnología recombinante, se empleó una cepa modificada de S. cerevisae para generar la proteína de antígeno de superficie del virus de la hepatitis B (HBsAg). Esta proteína era capaz de generar respuesta inmune, desarrollándose así la vacuna frente a la hepatitis B, que seguimos usando en la actualidad. Posteriormente, se desarrollaron otras vacunas empleando esta tecnología, como la del virus del papiloma humano.

El problema de estas vacunas, es que su capacidad de generar respuesta inmune es menor. Cuando se emplean vacunas atenuadas e inactivadas está presente el microorganismo entero, por lo que el paciente se expone a numerosos antígenos y a otras moléculas que activan su respuesta inmune. En el caso de las vacunas atenuadas, al emplear un solo antígeno, es necesario estimular la respuesta inmune con el uso de adyuvantes.

Las vacunas de subunidades virales permiten que la fabricación de vacunas sea más sencilla, pero la respuesta inmune es menor que con las vacunas de virus enteros, precisando la utilización de adyuvantes.

Vacunas de ARN(9,10)

La idea detrás del diseño de las vacunas de ARN era poder superar algunos de los problemas que presentan las vacunas anteriores: no poseer capacidad de producir enfermedad como las vacunas de virus vivos atenuados y producir una respuesta inmune más intensa y duradera que las vacunas inactivadas y de subunidades.

Existen dos tipos de vacunas de ARN, las convencionales y las autorreplicables. En las convencionales, la vacuna contiene ARN mensajero (ARNm) que se traduce en proteínas que codifican el antígeno, empleando los ribosomas celulares. En las autorreplicables, la vacuna contiene un complejo de ARN-polimerasa dependiente de ARN que amplifica el ARNm, creando más copias del mismo para posteriormente traducirlo, con lo que se produce mayor cantidad del antígeno.

Las vacunas de ARNm presentan la ventaja de que pueden estimular al sistema inmune innato sin necesidad de emplear adyuvantes. La presencia de ARNm exógeno en las células de paciente simula una infección viral y se generan citoquinas y quimoquinas que activan el reclutamiento de las células presentadores de antígenos y linfocitos CD8. Sin embargo, la inducción de respuesta inmune innata es a la vez ventaja e inconveniente en estas vacunas. La producción de interferón al detectarse ARNm exógeno en las células, puede dar lugar a una serie de respuestas inmunológicas encaminadas a reducir la transcripción de ARN viral lo que reduciría la efectividad de la vacuna.

Otro de los potenciales problemas de las vacunas de ARNm es su inestabilidad, ya que es una molécula que se degrada rápidamente. Necesitan condiciones de conservación específicas lo que puede complicar su logística y distribución a gran escala. Pero, a diferencia de las vacunas de ADN, no tienen potencial para integrarse en el genoma del huésped.

Las vacunas de ARN mensajero son una tecnología novedosa, que presenta ventajas frente a las vacunas tradicionales pero la inestabilidad de la molécula de ARN mensajero puede complicar su logística y distribución a gran escala.

Vacunas de ADN(11)

Las vacunas de ADN funcionan de forma similar a la anterior. Se inyecta en el paciente un plásmido de ADN que emplea la maquinaria celular del paciente para sintetizar proteínas y péptidos virales que activarán la respuesta inmune. El ADN es mucho más estable y fácil de manejar que el ARN, si bien para lograr que llegue al núcleo celular, la administración de la vacuna requiere de técnicas específicas (p. ej., electroporación).

Entre los potenciales problemas de la vacuna está el temor a que se produzca integración del ADN viral en el huésped. En estudios preliminares, no se ha observado integración del ADN en el huésped de forma significativa y, cuando se detecta, es varios órdenes de magnitud inferior a la tasa habitual de mutación. Otra de las preocupaciones es que la vacuna pueda causar fenómenos autoinmunes, pero tampoco se han observado un aumento significativo de los mismos en los ensayos clínicos realizados.

Las vacunas de ADN emplean una tecnología similar a las vacunas de ARN, pero son mucho más estables; a pesar de que existe preocupación por su riesgo potencial de integración en el genoma humano, no se ha visto este fenómeno en los ensayos clínicos realizados.

Vacunas de vectores virales(12)

En este tipo de vacunas, se emplea un virus que infecte a seres humanos, como el adenovirus. El vector viral se altera para reducir su capacidad infectiva y se modifica su genoma, para que al traducirse, se expresen proteínas del virus frente al que se crea la vacuna.

Estas vacunas tienen la ventaja de que los vectores virales simulan una infección provocando una respuesta inmunitaria fuerte, por lo que no necesitarían adyuvantes. Entre sus inconvenientes, la posibilidad de que el ADN se integre en el genoma del paciente o que se produzca una replicación persistente en sujetos inmunodeprimidos. Además, al emplear virus que infectan de forma natural a los seres humanos, la presencia de respuesta inmune previa a ese virus puede comprometer la respuesta inmune vacunal.

Finalmente, desde un punto de vista técnico. La necesidad de emplear cultivos celulares provoca que el proceso de fabricación sea más caro y laborioso.

Las vacunas de vectores virales modifican genéticamente un virus que infecta a humanos para que exprese proteínas del virus frente al que queremos generar la vacuna.

Candidatos vacunales frente a SARS-CoV-2

En esta sección realizaremos un pequeño resumen de los candidatos vacunales frente a SARS-COV-2 más relevantes hasta el momento (Tabla I).

Vacuna de Pfizer y BioNTech BNT162b2 – tozinamerán “Comirnaty®”(14)

Tipo de vacuna: ARNm incluido en nanopartículas liposomales que codifica la proteína spike del SARS-CoV-2.

Características del ensayo en fase 2/3: se realizó un ensayo clínico multicéntrico con 43.548 pacientes, de los cuales la mitad recibió la vacuna y la otra mitad placebo. Con respecto a los datos demográficos de los participantes: el 57% tenía entre 16 y 55 años, y el 43% restante eran mayores de 55; el 50% de los participantes eran mujeres y el 30% de los participantes eran obesos. Entre los criterios de exclusión para participar se incluía: haber padecido COVID-19 con anterioridad, empleo de tratamiento inmunosupresor o pacientes inmunodeprimidos. Sí que se incluyeron pacientes con enfermedad crónica estable, como hepatitis C o VIH.

Pauta de administración: 2 dosis separadas entre sí 21 días.

Efectos adversos: a nivel local, el más frecuente fue el dolor en el lugar de la inyección. Y en cuanto a los efectos secundarios a nivel sistémico, los más frecuentes fueron: malestar general, cefalea y fiebre. La tasa de efectos adversos graves fue del 1,1% en el grupo de vacuna.

Eficacia: a partir de los 7 días de administración de la segunda dosis de la vacuna, se produjeron 9 infecciones por SARS-CoV-2 en el grupo de vacunados frente a los 168 del grupo de placebo. Esto significa que presenta una eficacia del 95% CI95% (90,3-97,6). En el análisis por subgrupos, la efectividad fue similar en todos ellos.

Fase en que se encuentra la vacuna: fase 4 o de comercialización. Primera vacuna aprobada en el mundo frente al SARS-CoV-2, tanto por la FDA americana como por la EMA y por la OMS.

Vacuna de Moderna mRNA-1237(15)

Tipo de vacuna: ARNm incluida en nanopartículas liposomales que codifica la proteína spike del SARS-CoV-2.

Características del ensayo en fase 3: ensayo multicéntrico en el que participaron 30.400 pacientes, de los cuales la mitad recibió la vacuna y la otra mitad placebo. Los pacientes se estratificaron en tres grupos: pacientes de 18 a 65 años sin factores de riesgo (59,6%), pacientes de 18 a 65 años con factores de riesgo (15,1%) y pacientes mayores de 65 años (25,3%). El 82% presentaba riesgo ocupacional de contraer SARS-CoV-2, con un 25% de profesionales sanitarios incluidos en el estudio. A diferencia de la vacuna de Pfizer, sí se incluyeron participantes con historia de enfermedad por COVID-19 previa (2,2%).

Pauta de administración: 2 dosis con un intervalo de 28 días.

Efectos adversos: a nivel local, el más frecuente fue dolor en el lugar de la inyección (91,6%). A nivel sistémico, los más frecuentes fueron: fatiga (68,5%), cefalea (63,0%), dolor muscular (59,6%), dolor articular (44,8%), y escalofríos (43,4%). Se produjeron efectos adversos graves en el 0,2% al 9,7% de los participantes.

Eficacia: a partir de los 14 días de la segunda dosis de la vacuna, se registraron 5 casos en el grupo vacunal frente a 90 del grupo placebo, lo que significa una efectividad de 94,5% CI95% (86,5-97,8). La eficacia fue similar entre los diferentes subgrupos.

Fase en que se encuentra la vacuna: fase 4 o comercialización.

Vacuna de Oxford y Astra Zeneca ChAdOx1 (AZD1222)(16)

Tipo de vacuna: vacuna de vector viral empleando adenovirus que expresa la glucoproteína spike de SARS-CoV-2.

Características del estudio en fase 2/3: se realizó simultáneamente un estudio en fase 2/3 en Reino Unido y otro en fase 3 en Brasil. En el de Reino Unido, se reclutaron 10.673 pacientes, de los cuales la mitad recibió vacuna y la otra mitad placebo. En el grupo de vacuna, existían dos subgrupos, el subgrupo SD/SD formado por 2.741 participantes y el subgrupo LD/SD con 4.807. El subgrupo de SD/SD recibió 2 dosis de vacuna a dosis estándar de carga viral, mientras que el LD/SD recibió una primera dosis de vacuna de baja carga viral (mitad de dosis) y otra segunda dosis de vacuna de alta carga viral (dosis completa). El 86,7% de los pacientes tenían entre 18 y 55 años, con la particularidad de que en el grupo LD/SD solo se reclutaron pacientes de este grupo etario. En el estudio de Brasil, se reclutaron 4.088 pacientes y todos ellos recibieron 2 dosis de carga estándar de la vacuna. En este estudio, el 89,9% de los participantes tenía entre 18 y 55 años. Entre los dos estudios, el 60,5% eran mujeres y la mayoría de los participantes eran trabajadores sanitarios. Se incluyeron pacientes que habían padecido COVID-19 anteriormente.

Pauta de administración: en el protocolo se establecían 2 dosis separadas 4 semanas, pero en los ensayos clínicos existió gran variabilidad. El grupo SD/SD recibió la segunda dosis en las primeras 6 semanas tras la primera con una mediana de 36 días. El grupo LD/SD recibió la segunda dosis en las primeras 12 semanas.

Eficacia: a partir de los 14 días después de la segunda dosis de la vacuna, en el grupo de la vacuna se detectaron 30 casos y 101 en el grupo control, lo que supone una eficacia del 70,4% CI95% (54,8-80,6). Si estratificamos los resultados en el grupo SD/SD, la eficacia fue del 62,1% CI95% (41,0-75,7) y en el LD/SD 90,0% (67,4-97). No existían diferencias significativas entre otros subgrupos.

Efectos adversos: se produjeron 175 efectos adversos graves en 168 pacientes, 84 en el grupo de la vacuna y 91 en el control. Debido a que el estudio en fase 3 y 2/3 sigue en curso, no se han terminado de reportar los posibles efectos adversos.

Fase de la vacuna: fase 3, aprobación en el Reino Unido.

Vacuna de Novavax NVX-CoV737(17)

Tipo de vacuna: vacuna de subunidades que emplea la glucoproteína spike del SARS-CoV-2 (rSARS-Cov-2) y un adyuvante derivado de la saponina: Matrix-M1.

Características del ensayo en fase 1/2: se reclutaron 131 participantes que se dividieron en grupo placebo, B, C y D. Los pacientes del grupo B recibieron: 25 µg de rSARS-CoV-2; los del grupo C: 5 µg de r-SARS-CoV-2 + adyuvante; y los del grupo D: 25 µg de r-SARS + adyuvante. El 49,6% de los participantes eran mujeres y la edad media era de 30,8 ± 10,2 años.

Pauta de administración: 2 dosis separadas 21 días.

Eficacia: no hay datos disponibles aún de eficacia.

Efectos adversos: los efectos a nivel local o sistémicos estuvieron ausentes, o fueron moderados en la mayoría de los participantes.

Fase de la vacuna: fase 3.

Vacuna de Sinovac “CoronaVac®”(18)

Tipo de vacuna: virus inactivados.

Características del ensayo en fase 2: se reclutaron 600 pacientes. Estos 600 pacientes se dividieron en dos grupos, uno recibiría una pauta vacunal a los 0 y 14 días, y el otro grupo a los 0 y 28 días. Se asignaron en ratio 2:1 al grupo de la vacuna y al grupo placebo. Además, dentro del grupo de la vacuna, se realizaron otros dos subgrupos, uno que recibió 6 µg de producto y otro que recibió 3 µg de producto. La edad de los pacientes estaba comprendida entre los 18 y los 55 años, y un 51% de los mismos eran mujeres.

Pauta de administración: existen dos pautas: 0-14 días y 0-28 días, respectivamente.

Eficacia: no hay datos publicados de eficacia, pero la compañía ha comunicado en prensa una eficacia del 78%(19).

Efectos adversos: la tasa de efectos adversos fue del 33% en el grupo de 3 µg, 35% en el grupo de 6 µg y 22% en el placebo. No se registraron reacciones adversas graves.

Fase de la vacuna: fase 3.

Vacuna del Instituto de investigación en epidemiología y microbiología de Gamelaya Gam-Covid-Vac “Sputnik V®(20)

Tipo de vacuna: vacuna de dos vectores virales rAd5-S y rAd26-S, empleando adenovirus que expresa la proteína spike de SARS-CoV-2.

Características del ensayo en fase 1/2: se reclutaron 38 pacientes en un estudio con vacuna no liofilizada y otros 38 en un estudio con vacuna liofilizada. De los primeros 38 pacientes, 18 de cada grupo realizaron el estudio en fase 1 y 20 en fase 2. La media de edad era de 26,4 ± 4,4 años para el grupo de vacuna y de 26,7 ± 5,8 años para los de la vacuna liofilizada. En los participantes en la fase dos, había un 30% de mujeres y ninguno había padecido COVID-19 previamente. Parte de los pacientes que participaron en el ensayo eran personal militar contratado.

Pauta de administración: primera dosis con vector rAd26-S y segunda dosis con vector rAd5-S a los 21 días.

Eficacia: no hay datos de eficacia publicados todavía, pero el instituto Gamelaya ha comunicado en nota de prensa datos preliminares de su estudio en fase 3, refiriendo una eficacia del 91,4% tras un estudio realizado en 22.714 pacientes(21).

Efectos adversos: las reacciones adversas más frecuentes fueron: dolor local (58%), hipertermia (50%), dolor de cabeza (42%), astenia (28%), artralgias, y mialgias (24%). No se detectaron efectos adversos graves.

Fase de la vacuna: licencia de emergencia para su uso, fase 3.

Vacuna de Bharat Biotech BBV152 “Covaxin®”(22)

Tipo de vacuna: vacuna de virus inactivado.

Características del ensayo en fase 2: se reclutaron 380 pacientes mayores de 12 años en 11 hospitales de la India. El 3,7% tenían entre 12 y 18 años; el 91,8% entre 18 y 55 años; y 4,4% entre 55 y 65 años. El 50% recibió una dosis de 3 µg y el 50% restante una dosis de 6 µg. Menos de un 30% de los participantes eran mujeres.

Pauta de administración: 2 dosis separadas 28 días.

Eficacia: dado que se trata de un ensayo en fase 2, no se pueden extraer datos de eficacia.

Efectos adversos: las reacciones adversas locales aparecieron en un 9,7% CI95% (6,9-13,2) y los efectos adversos sistémicos en 10,3% CI 95% (7,4-13,8). No se detectaron efectos adversos graves.

Fase de la vacuna: fase 3, aprobada en India.

Limitaciones

Todas estas vacunas tienen como limitación principal que su aprobación está basada en períodos de seguimiento relativamente cortos, antes de concluirse los estudios en fase 3, cuya duración oscila entre 1 y 2 años dependiendo del candidato. Aun así, el importante tamaño muestral compensa esta limitación, lo que unido a los datos de eficacia y el contexto pandémico, han permitido su aprobación condicionada (EMA) o autorización de uso de emergencia (FDA). Estas aprobaciones están sujetas a completar los estudios, un seguimiento exhaustivo con aporte de información en tiempo real, y mantener la farmacovigilancia incluso después de concluidos los ensayos, tal como se realiza habitualmente con las vacunas. A 12 de enero de 2021, se han administrado ya más de 30 millones de dosis vacunales en todo el mundo, sin incidencias reseñables en términos de seguridad.

Tampoco disponemos de información en embarazadas y niños, si bien se acordó con las autoridades reguladoras, la realización de estudios específicos en estas poblaciones una vez se dispusiese de datos de seguridad y eficacia en la población adulta. En estos momentos, se están poniendo en marcha los estudios de mujeres embarazadas y adolescentes, y los pediátricos previsiblemente se inicien en la primavera de 2021.

Función del pediatra de Atención Primaria

Dado que en estos momentos aún no se han realizado ensayos clínicos en población pediátrica de las vacunas frente a SARS-CoV-2 y que los pacientes pediátricos sanos no presentan complicaciones graves por COVID-19 con tanta frecuencia como los adultos, la población pediátrica no es un grupo prioritario de vacunación. Por lo que en los próximos meses, no parece probable que los profesionales de Pediatría y Enfermería pediátrica de Atención Primaria deban ocuparse de la vacunación pediátrica frente a COVID-19. Sin embargo, sí que pueden aportar su gran experiencia y su papel como expertos vacunales para animar a las familias de sus pacientes a recibir la vacuna y resolver las dudas de sus compañeros de Atención Primaria y de la población general(24). La situación privilegiada de España con altas tasas de vacunación y familias que demandan vacunas frente a otros países del entorno, se ha logrado en gran medida gracias al trabajo de los pediatras de Atención Primaria y es importante que siga manteniéndose.

Discusión y conclusiones

La pandemia de SARS-CoV-2 supone un reto para la humanidad, y la esperanza en este momento se encuentra en lograr vacunas que sean seguras y efectivas, y en cantidad suficiente. Ante este reto, varias empresas han presentado sus candidatos vacunales que, aunque emplean estrategias muy diferentes, todas las que se encuentran en fases más avanzadas se basan en la proteína espicular o proteína S (spike), a excepción de las vacunas de virus inactivados de Sinovac y Bharat Biotech, que incluyen otros antígenos. Esta aproximación tiene la limitación que podría suponer la aparición de nuevas variantes de coronavirus en donde la proteína S acumule mutaciones que le permitan evadir la respuesta vacunal. Hasta la fecha, hemos identificado decenas de miles de variantes genéticas del SARS-CoV-2 sin ventajas o desventajas biológicas demostradas, a pesar del sensacionalismo de algunas de las noticias que circulan en los medios, especialmente en relación a la denominada “variante inglesa”(25-27). Pero incluso, aunque acaben apareciendo variantes con ventajas genéticas, la tecnología nos permitirá adaptar las vacunas a estos cambios, y en el caso de las vacunas de ácidos nucleicos, muy rápidamente.

Otro aspecto importante es el impacto que estas vacunas puedan tener sobre la transmisión de la infección por SARS-CoV-2. Las primeras vacunas licenciadas sabemos que protegen frente a la enfermedad clínica, pero desconocemos su impacto en la cadena de transmisión. Esta característica no hace “peores” a las vacunas, sino que condiciona las estrategias de aplicación de las mismas y la necesidad de otras medidas concomitantes. Todas las vacunas aprobadas se administran por vía intramuscular, y no sabemos el grado de inmunidad que se genera en la mucosa del tracto respiratorio superior a través del cual penetra el virus(28). Hay estudios preclínicos con resultados muy esperanzadores, si bien será necesario mantener las medidas de distanciamiento e higiene mientras: se desconozca esta información en humanos, dure la fase pandémica y no se alcancen coberturas vacunales elevadas.

El inicio de la vacunación frente a la COVID-19 marca un punto de inflexión en esta pandemia, sin embargo, no la venceremos hasta que se vacune la última persona en la que esté indicada. Para inmunizar a toda la población mundial harán falta miles de millones de dosis de vacunas, por lo que habrá que esperar para saber si las compañías farmacéuticas poseen la capacidad industrial para fabricar ese gran número de vacunas al ritmo de la demanda. El hecho de que existan múltiples candidatos vacunales es algo muy positivo, ya que además de fomentar la competitividad y evitar el monopolio, será más fácil hacer frente a los problemas de desabastecimiento, fabricación y distribución.

La mayoría de las vacunas aún no han publicado los resultados de la fase 3 de los ensayos; en este momento, solo han obtenido autorización para su uso y se ha empezado a vacunar en el contexto europeo con las vacunas de ARNm (Pfizer-BioNTech y Moderna) y la vacuna de vector viral de Astra-Zeneca (solo en el Reino Unido), y todavía no se han realizado ensayos clínicos en ciertos subgrupos poblacionales, como los pacientes pediátricos y embarazadas. Es pronto para saber cuál será la efectividad de las vacunas en el mundo real. Sin embargo, el desarrollo, autorización e inicio de uso de las vacunas frente a la COVID-19 constituye un hito histórico, ha puesto en valor la investigación, y es la mejor noticia desde que comenzó la pandemia, el verdadero principio del fin.

Potencial conflicto de intereses

FM-T ha recibido honorarios de GSK, Pfizer Inc, Sanofi Pasteur, MSD, Seqirus, Novavax y Janssen como: asesor, consultor, o ponente fuera del objetivo del presente trabajo. FMT ha trabajado como investigador principal en ensayos clínicos promovidos por las compañías farmacéuticas arriba mencionadas y, además: Ablynx, Regeneron, Roche, Abbott and MedImmune, siendo todos los honorarios pagados a la institución. IRC ha recibido honorarios por ponencias de: MSD, GSK, Sanofi y Pfizer; ha recibido becas/ayudas de investigación de: Sanofi Pasteur, MSD, Novartis y Pfizer; ha recibido honorarios por consultorías para: Pfizer, MSD y Sanofi; y ha participado como subinvestigador en ensayos clínicos de vacunas de: Ablynx, Abbot, Seqirus, Sanofi Pasteur MSD, Sanofi Pasteur, Cubist, Wyeth, Merck, Pfizer, Roche, Regeneron, Jansen, Medimmune, Novavax, Novartis y GSK, siendo todos los honorarios pagados a la institución. AIDU ha participado como subinvestigador en ensayos clínicos de vacunas de: Ablynx, Abbot, Seqirus, Sanofi Pasteur MSD, Sanofi Pasteur, Wyeth, Merck, Pfizer, Roche, Jansen, Medimmune, Novavax, Novartis y GSK, siendo todos los honorarios pagados a la institución. JGR ha recibido honorarios por ponencias de MSD, GSK y Pfizer y honorarios por consultorías de MSD.

Financiación

FM-T recibe soporte para la realización de sus actividades de investigación del Instituto de Salud Carlos III (Proyecto de Investigación en Salud, Acción Estratégica en Salud): Fondo de Investigación Sanitaria (FIS; PI070069/PI1000540/PI1601569/PI1901090) del plan nacional de I+D+I y “fondos FEDER” y Proyectos GaIN Rescata-Covid_IN845D 2020/23 (GAIN, Xunta de Galicia).

Bibliografía

1. Munster VJ, Koopmans M, van Doremalen N, van Riel D, de Wit E. A Novel Coronavirus Emerging in China – Key Questions for Impact Assessment. N Engl J Med. 2020; 382: 692-4.

2. OMS. Alocución de apertura del Director General de la OMS en la rueda de prensa sobre la COVID-19 celebrada el 11 de marzo de 2020 (Internet). Consultado el 14 de diciembre de 2020. Disponible en: https://www.who.int/director-general/speeches/detail/who-director-general-s-opening-remarks-at-the-media-briefing-on-covid-19—11-march-2020.

3. Stone JH. Efficacy of Tocilizumab in Patients Hospitalized with Covid-19. N Engl J Med. 2020; 383: 2333-44.

4. Siemieniuk R, Rochwerg B, Agoritsas T, Lamontagne F, Leo Y-S, Agarwal A, et al. A living WHO guideline on drugs for covid-19. BMJ. 2020; 370: m3379.

5. Pfizer. Pfizer and BioNTech Announce Vaccine Candidate Against COVID-19 Achieved Success in First Interim Analysis from Phase 3 Study (Internet). Consultado el 14 de diciembre de 2020. Disponible en: https://www.pfizer.com/news/press-release/press-release-detail/pfizer-and-biontech-announce-vaccine-candidate-against.

6. Minor PD. Live attenuated vaccines: Historical successes and current challenges. Virology. 2015; 479-80: 379-92.

7. Nunnally BK. Inactivated Viral Vaccines. Vaccine Analysis: Strategies, Principles, and Control; 2014. p. 45-80.

8. Karch CP, Burkhard P. Vaccine technologies: From whole organisms to rationally designed protein assemblies. Biochem Pharmacol. 2016; 120: 1-14.

9. Iavarone C, O’hagan DT, Yu D, Delahaye NF, Ulmer JB. Mechanism of action of mRNA-based vaccines. Expert Rev Vaccines. 2017; 16: 871-81.

10. Zhang C, Maruggi G, Shan H, Li J. Advances in mRNA Vaccines for Infectious Diseases. Front Immunol. 2019; 10: 594.

11. Kutzler MA, Weiner DB. DNA vaccines: ready for prime time? Nature Reviews Genetics. 2008; 9: 776-88.

12. Rauch S, Jasny E, Schmidt KE, Petsch B. New Vaccine Technologies to Combat Outbreak Situations. Front Immunol. 2018; 9: 1963.

13. Walsh EE, Frenck RW, Falsey AR, Kitchin N, Absalon J, Gurtman A, et al. Safety and Immunogenicity of Two RNA-Based Covid-19 Vaccine Candidates. Consultado el 17 de diciembre de 2020. N Engl J Med. 2020; 383: 2439-50.

14. Polack FP, Thomas SJ, Kitchin N, Absalon J, Gurtman A, Lockhart S, et al. Safety and Efficacy of the BNT162b2 mRNA Covid-19 Vaccine. N Engl J Med. 2020.

15. FDA Briefing document. Vaccines and Related Biological Products Advisory Committee Meeting December 17, 2020. Moderna COVID-19 Vaccine (Internet). Consultado el 21 de diciembre de 2020. Disponible en: https://www.fda.gov/media/144434/download.

16. Voysey M, Costa Clemens SA, Madhi SA, Weckx LY, Folegatti PM, Aley PK, et al. Safety and efficacy of the ChAdOx1 nCoV-19 vaccine (AZD1222) against SARS-CoV-2: an interim analysis of four randomised controlled trials in Brazil, South Africa, and the UK. Lancet. 2020; S0140-6736: 32661-1.

17. Keeck C, Gary Albert G, Cho I, Robertson A, Reed P, Neal S, et al. Phase 1-2 Trial of a SARS-CoV-2 Recombinant Spike Protein Nanoparticle Vaccine. N Engl J Med. 2020; 383: 2320-32.

18. Zhang Y, Zeng G, Pan H, Li Ch, Hu Y, Chu K, et al. Safety, tolerability, and immunogenicity of an inactivated SARS-CoV-2 vaccine in healthy adults aged 18-59 years: a randomised, double-blind, placebo-controlled, phase 1/2 clinical trial.

19. Sui-Lee W, Londoño E. A Second Chinese Coronavirus Vaccine Is Said to Be Effective. New York Times. 7 de diciembre de 2021 (Internet). Consultado el 8 de diciembre de 2021. Disponible en: https://www.nytimes.com/2021/01/07/business/china-coronavirus-vaccine-sinovac.html.

20. Logunov DY, Dolzhikova IV, Zubkova OV, Tukhvatulin AI, Shcheblyakov DV, Dzharullaeva AS, et al. Safety and immunogenicity of an rAd26 and rAd5 vector-based heterologous prime-boost COVID-19 vaccine in two formulations: two open, non-randomised phase 1/2 studies from Russia. Lancet. 2020; 396: 887-97.

21. Gamaleya National Research Center for Epidemiology and Microbiology. The Sputnik V vaccine’s efficacy is confirmed at 91.4% based on data analysis of the final control point of clinical trials. 14 de diciembre de 2020 (internet). Consultado el 8 de enero de 2021. Disponible en: https://sputnikvaccine.com/newsroom/pressreleases/the-sputnik-v-vaccine-s-efficacy-is-confirmed-at-91-4-based-on-data-analysis-of-the-final-control-po/.

22. Ella R, Reddy S, Jogdand H, Sarangi V, Ganneru B, Prasad S, et al. Safety and immunogenicity clinical trial of an inactivated SARS-CoV-2 vaccine, BBV152 (a phase 2, double-blind, randomised controlled trial) and the persistence of immune responses from a phase 1 follow-up report. 22 de diciembre de 2020 (internet). Consultado el 8 de enero de 2021. Disponible en: https://www.medrxiv.org/content/10.1101/2020.12.21.20248643v1.

23. Boseley S. Belgian minister tweets EU’s Covid vaccine price list to anger of manufacturers. The Guardian. 18 de diciembre de 2020 (Internet). Consultado el 8 de enero de 2021. Disponible en: https://www.theguardian.com/world/2020/dec/18/belgian-minister-accidentally-tweets-eus-covid-vaccine-price-list.

24. de la Flor i Bru. La Pediatría de Atención Primaria como promotora de la vacunación en el adulto. Pediatría Integral. 2016. Pediatr Integral. 2016; XX(6): 357-358.

25. ECDC. Threat Assessment: Rapid increase of a SARS-CoV-2 variant with multiple spike protein mutations observed in the United Kingdom. Internet. Consultado el 21 de Diciembre de 2020. Disponible en: https://www.ecdc.europa.eu/sites/default/files/documents/SARS-CoV-2-variant-multiple-spike-protein-mutations-United-Kingdom.pdf.

26. Gómez-Carballa A, Bello X, Pardo-Seco J, Pérez Del Molino ML, Martinón-Torres F, Salas A. Phylogeography of SARS-CoV-2 pandemic in Spain: a story of multiple introductions, micro-geographic stratification, founder effects, and super-spreaders. Zool Res. 2020; 41: 605-20. doi: 10.24272/j.issn.2095-8137.2020.217. PMID: 32935498; PMCID: PMC7671907.

27. Gómez-Carballa A, Bello X, Pardo-Seco J, Martinón-Torres F, Salas A. Mapping genome variation of SARS-CoV-2 worldwide highlights the impact of COVID-19 super-spreaders. Genome Res. 2020; 30: 1434-48. doi: 10.1101/gr.266221.120. Epub 2020 Sep 2. PMID: 32878977; PMCID: PMC7605265.

28. Krammer F. SARS-CoV-2 vaccines in development. Nature. 2020; 586: 516-27.

 

 

Características generales de las vacunas

 S. Bernárdez Carracedo
Regreso a las bases


S. Bernárdez Carracedo

Enfermera de Atención Primaria. CS CAP el Masnou (Barcelona).
Miembro de: grupos de trabajo en vacunas ANENVAC, VACAP, grupo de trabajo en tecnologías diagnósticas TECDIAP y grupo de trabajo de enfermería ENFPEDAP de la SEPEAP

Resumen

El método más eficaz para disminuir la morbi-mortalidad de las enfermedades infecciosas, mejorar la salud de las personas y aumentar la esperanza de vida de las mismas, es la vacunación. Se describen las características primordiales de las bases inmunitarias para entender la acción de las vacunas, así como: composición, clasificación, conservación, seguridad, contraindicaciones, vías de administración e intervalos de separación entre dosis de la misma vacuna, entre distintas vacunas y entre vacunas e inmunoglobulinas.

 

Abstract

The most effective way to reduce morbidity and mortality of infectious diseases, improve people`s health and increase their life expectancy is vaccination. This paper describes the main features of the immune mechanisms to understand the action of vaccines. It also describes the composition, classification, conservation, safety, contraindications, administration routes and intervals of spacing doses of the same vaccine, among different vaccines and between vaccines and immunoglobulins.

 

Palabras clave: Vacunas; Inmunidad; Características generales; Intervalos.

Key words: Vaccines; Immunity; General features; Intervals.

Pediatr Integral 2020; XXIV (8): 491.e1 – 491.e9


Características generales de las vacunas

Introducción

El método más eficaz para disminuir la morbi-mortalidad de las enfermedades infecciosas son: vacunaciones, junto con la potabilización del agua y antibióticos. Las vacunas mejoran la salud de las personas y aumentan la esperanza de vida, tal y como se ha demostrado con la erradicación de la viruela en 1979, que permitió abandonar la administración de la vacuna en 1980. A pesar de conocer los beneficios de la vacunación, recientemente, la aparición de un caso de difteria en Cataluña en un niño no vacunado, tras 28 años sin casos en España, demuestra que mientras no se erradique una enfermedad, es imprescindible seguir vacunando y conseguir altos porcentajes de cobertura vacunal.

La OMS se marcó como objetivos para el año 2020, eliminar: sarampión, polio, difteria, tétanos neonatal y rubeola congénita. Aunque se han logrado grandes avances sufrimos, en la actualidad, un repunte, incluso en países desarrollados, de enfermedades que parecían controladas, como la tosferina o el sarampión. La OMS pretendía reducir la mortalidad en menores de 5 años en 2/3 partes con respecto el año 1990. En el año 2012, tan solo se había logrado una disminución del 47%, por lo que no se va a conseguir el objetivo. La organización, por tanto, insiste en el papel primordial de las vacunas a través de su Programa Ampliado de Inmunización (PAI) iniciado en 1974 y ampliado posteriormente(1-2).

Las vacunas están constituidas por gérmenes enteros, vivos o muertos, o por fracciones de los mismos, pero sin su capacidad patógena o con la misma de forma amortiguada. El objetivo es estimular los mecanismos defensivos de cada individuo, en caso de infectarse por un germen salvaje. Más adelante, en la tabla I, se describe si una vacuna es viva o inactivada.

Bases inmunológicas(3-5)

Para comprender cómo actúan las vacunas, describimos los tipos de inmunidad existentes en la defensa del organismo frente a las infecciones. La inmunidad puede ser: natural o artificial, activa o innata, o adquirida.

La inmunidad activa natural es aquella que se desarrolla fisiológicamente tras una infección.

La inmunidad activa artificial es la que se consigue mediante la vacunación.

La inmunidad pasiva natural es la producida mediante la transferencia fisiológica de elementos del sistema inmune como, por ejemplo, el paso de las inmunoglobulinas (Ig) G maternas al feto por vía transplacentaria.

Finalmente, la inmunidad pasiva artificial es la conseguida tras la administración de elementos del sistema inmunológico de personas inmunes a otras no inmunes; por ejemplo, el uso de sueros de pacientes que han superado la COVID19 en un intento de reducir la gravedad de la enfermedad.

La inmunidad innata actúa contra todos los antígenos (Ag) o sustancias extrañas al organismo, y para ello utiliza: piel, flora bacteriana intestinal, complemento, interferón, fagocitosis de los macrófagos, pH gástrico, tos, lisozima salival, polimorfonucleares, etc.

La inmunidad adaptativa actúa de manera muy específica y se basa en las células llamadas presentadoras de antígenos, entre las que se encuentran: macrófagos y células dendríticas. Estos fagocitan a los gérmenes y, además de destruirlos, dan información a los linfocitos T.

Hay 2 tipos de linfocitos T: los CD4+ y los CD8+.

Los CD4+ se dividen, a su vez, en:

• CD4+ Th1, que intervienen en la activación de los macrófagos y de la actividad inflamatoria y en la defensa de antígenos intracelulares.

• CD4+ Th2, que intervienen en la estimulación de los linfocitos B productores de inmunoglobulinas o anticuerpos.

• CD4+ Th17, que intervienen en la eliminación de antígenos extracelulares.

Una parte de los mismos, ayudará a la eliminación del germen y, otra parte, se trasformará en células de memoria.

Los CD8+ se convierten en células citotóxicas con poder para destruir los gérmenes. También pueden transformarse en células de memoria.

Los linfocitos B una vez informados por los linfocitos T CD4+ Th2, se trasforman en plasmocitos, que producen Ig específicas que inactivan a los agentes infecciosos o a sus toxinas y favorecen la fagocitosis o la destrucción por lisis de los microorganismos al activar el sistema del complemento sérico. Parte de estos linfocitos B, también se transforman en linfocitos de memoria. Las células de memoria consiguen, en un segundo contacto, que toda la reacción del sistema inmunológico sea más rápida, más intensa y más específica. Estas células constituyen la base para entender el funcionamiento de las vacunas, porque cuando el germen salvaje entre en contacto con el organismo, este ya habrá desarrollado todas estas células de memoria gracias a la vacunación y conseguirán frenarlo antes de que produzca la enfermedad.

Eliminación y erradicación de una enfermedad. Inmunidad colectiva o de grupo(6)

Para la eliminación o erradicación de las enfermedades de transmisión interhumana es muy importante la inmunidad indirecta o de grupo.

En las enfermedades inmunoprevenibles de reservorio humano y transmisión interhumana, se puede conseguir una proporción suficiente de inmunes en una población, permitiendo así que cese la circulación del germen salvaje y que desaparezcan por completo los casos. Cuando esta situación se consigue en una zona determinada (un país, una región) se habla de eliminación de la enfermedad en esa zona. El término erradicación se reserva para indicar que la eliminación de una enfermedad se ha realizado en todo el planeta, hecho que hasta la actualidad, solo se ha conseguido con la viruela en 1979.

La diferencia tangible fundamental entre las dos es que, aunque se consiga eliminar una enfermedad inmunoprevenible en una zona, siempre será necesario seguir vacunando a la población para evitar nuevos casos secundarios y/o brotes a partir de casos importados (procedentes de zonas donde no se ha eliminado la enfermedad). Mientras que si se consigue la erradicación, ya no es necesario continuar vacunando, ya que se han conseguido eliminar todos los reservorios del agente y el germen solo persiste en muestras de laboratorio (como en el caso de la viruela).

Para conseguir la eliminación o la erradicación de una enfermedad inmunoprevenible, deben darse una serie de condiciones imprescindibles:

• El reservorio debe ser exclusivamente humano; no debe haber reservorio animal o ambiental.

• La enfermedad debe ser aguda, solo transmisible en un tiempo limitado.

• Se debe disponer de una prueba diagnóstica sensible y específica de la enfermedad (y de la infección, cuando haya casos asintomáticos).

• Se debe disponer de una vacuna lo suficientemente eficaz para interrumpir la transmisión del agente.

Para interrumpir la transmisión del agente en una población, es necesario conseguir una proporción de inmunes en esa población lo suficientemente elevada (se ha consensuado en un 75% o más) como para que la práctica totalidad de los contactos de un posible caso sean inmunes y la enfermedad no pueda transmitirse más allá del caso origen. Esto se consigue no solo por la protección directa debida a la vacunación, sino también por la protección colectiva o de grupo, que se alcanza cuando la proporción de vacunados es tal que, los pocos susceptibles que quedan, están rodeados por una mayoría de inmunes (inmunidad de grupo o rebaño).

Aparte de la viruela, declarada erradicada en 1979, hay en marcha actualmente planes de eliminación frente a 2 enfermedades en España:

• Poliomielitis: dentro de las iniciativas de la OMS para la erradicación mundial de la poliomielitis, se ha establecido un programa de control, dentro de la Región Europea, que ha llevado a la declaración de interrupción de la transmisión del poliovirus salvaje en esta Región en 2002. También, ha sido eliminada de: las Américas (1994), Pacífico Oeste (2000) y Asia Sudeste, que lo ha conseguido el 27 de marzo de 2014. Una de sus consecuencias ha sido el cambio de vacuna antipoliomielítica de los calendarios de vacunación en España (2004), dejando la vacuna oral viva y pasando a usar la vacuna inyectable inactivada. Dado que aún persisten algunas zonas endémicas en el mundo (Afganistán, Nigeria y Pakistán), es necesario seguir manteniendo los programas de control, incluida la vacunación. El objetivo actual para su erradicación es el año 2018 y, en julio de 2015: no había casos en Nigeria, 4 en Afganistán y 25 en Pakistán(7).

• Sarampión: como una iniciativa de la Región Europea de la OMS, se estableció el objetivo de eliminación del sarampión autóctono (junto con el control de la rubeola) en esta Región para 2010, que se modificó para 2015, dados los casos que habían ocurrido en toda Europa, sobre todo en 2010 y 2011. De todas formas, este objetivo no va a poder ser cumplido porque, aunque han disminuido los casos, en junio de 2015, todavía se habían declarado más de 2.000 casos, sobre todo en Alemania(8). En nuestro país, se ha puesto en marcha un plan de eliminación, con cambios en el calendario de vacunación y medidas especiales de vigilancia, y control de casos. Solo las Regiones OMS de las Américas, Europa y Mediterráneo Oriental, han tomado iniciativas de eliminación, por lo que deben mantenerse los programas de control, incluida la vacunación.

Composición de las vacunas(9-12)

Las vacunas contienen distintos componentes.

Las vacunas, además del germen o fracción del mismo, llevan en su composición una serie de elementos que hacen que su eficacia sea mayor. Además de su importancia para que se puedan administrar por la vía adecuada y con una caducidad correcta.

• Disolventes: en las liofilizadas, se necesita líquido para disolverlas, que puede ser: agua, solución salina o líquidos complejos.

• Conservantes, como: fenol, 2-fenoxietanol, tiomersal…, para aumentar el tiempo de validez de la vacuna. Actualmente, no existe ninguna vacuna del calendario infantil en España que lleve tiomersal en su composición. Este conservante ha quedado reservado para los envases multidosis, como fue el caso de la vacuna frente a la gripe pandémica 2009 H1N1.

• Estabilizadores, como la gelatina, para mantener la estabilidad de los distintos componentes de la vacuna frente a la temperatura, luz, etc., y así mantener su eficacia.

• Antibióticos: el más utilizado es la neomicina y se utilizan en algunas vacunas (triple vírica, gripe) para prevenir la contaminación del producto.

• Residuos: son productos que se utilizan en la fabricación y de los que pueden quedar trazas en la composición final. Se pueden destacar: agentes inactivantes (formaldehído, glutaraldehído y propiolactona) y residuos celulares, como: proteínas de huevo, levaduras y antibióticos.

• Adyuvantes: son sustancias que aumentan la respuesta inmunitaria de los antígenos, siendo los más conocidos los derivados del aluminio, como: hidróxido y fosfato de aluminio. Se han desarrollado nuevos adyuvantes, como: virosomas, MF59, AS03 o AS04. Se ha especulado con la posible relación entre estos nuevos adyuvantes con las enfermedades autoinmunes, pero todos los estudios realizados hasta ahora, han descartado esta relación(13-14).

Clasificación de las vacunas(9-11)

Las vacunas se clasifican principalmente en dos grupos: vivas o atenuadas e inactivadas.

Las vacunas se pueden clasificar de muchas maneras: microbiológica, sanitaria, según la vía de administración, etc. En la tabla I, se expone la clasificación microbiológica de las vacunas comercializadas en España, dividiéndolas en víricas y bacterianas, con una subdivisión, a su vez, en atenuadas o vivas, y en inactivadas.

Conservación / manipulación de las vacunas(15-17)

Para mantener la efectividad de las vacunas, la cadena de frío es básica. Se debe mantener desde que la vacuna se fabrica en el laboratorio hasta que se administra. El mantenimiento de la cadena de frío dura todo el proceso, que consta de: transporte, conservación, manipulación y almacenamiento. Todos ellos partes fundamentales para obtener el éxito de la vacunación. Las vacunas son medicamentos: biológicos, termosensibles y fotolábiles, que pueden verse degradados por el frío, el calor y la luz, lo que puede ocasionar una pérdida en su capacidad inmunizante. Esta pérdida es acumulativa, irreversible y se incrementa con el tiempo de exposición. La temperatura ideal de conservación de las vacunas está entre +2ºC y +8ºC. Debe existir en cada centro sanitario la figura de un coordinador o referente que sea responsable de: conservación, manipulación y almacenamiento de las vacunas. El protocolo de actuación sobre la cadena de frío debe ser consensuado y actualizado por todo el equipo integrante del programa y dado a conocer a todo el personal sustituto. Ante la sospecha de la rotura de la cadena de frío, en cualquiera de sus eslabones, se deberá comunicar de forma inmediata a los responsables del Área o Distrito Sanitario (deben colocarse en lugar visible, los teléfonos, fax y correo electrónico de estos responsables) y dichas vacunas quedarán inmovilizadas hasta que se determine su idoneidad. Los controladores de temperatura tienen la propiedad de comprobar el funcionamiento correcto de la cadena fija y móvil del trasporte de vacunas. El frigorífico debe permanecer conectado directamente a la red general y disponer de un termostato y de un sistema de alarma (idealmente). Los termómetros utilizados para la medición de las temperaturas máximas y mínimas son digitales. La temperatura del frigorífico debe leerse dos veces al día y anotarse posteriormente en sus gráficas correspondientes. Para mantener la temperatura interior del frigorífico, se colocarán acumuladores de frío (ice-pack®) en el congelador y botellas de agua y/o suero fisiológico en la parte inferior y en la puerta. Se procederá a la limpieza del frigorífico cuando se produzca en el congelador una escarcha de hielo mayor a 1 cm; si no tuviera congelador, se hará una limpieza una vez al mes. Almacenaremos las vacunas más sensibles al calor (termolábiles) en la zona más fría (vacunas vivas) y en la zona menos fría, aquellas que pierden su actividad si se congelan (vacunas adsorbidas). Las vacunas se almacenarán, según su frecuencia de uso y su fecha de caducidad. Los fallos en el transporte, conservación y almacenamiento de las vacunas constituyen un riesgo real y son más habituales de lo deseable. Igualmente, debemos de ser cuidadosos en el manejo de todos los elementos utilizados en la vacunación, desechándolos en contenedores rígidos y en bolsas especiales para su posterior eliminación. En el siguiente enlace, podemos consultar la tabla de termoestabilidad del Manual de Vacunas en línea de la AEP, que se ha elaborado con distintos datos de páginas independientes y con los suministrados por los fabricantes de vacunas: http://vacunasaep.org/documentos/ manual/cap-6#4 (15).

Seguridad de las vacunas(9,18,19)

Las vacunas son productos sanitarios seguros, aunque pueden causar efectos adversos, los cuales en general son: leves, limitados en el tiempo y preferibles a la enfermedad. Las vacunas, como cualquier medicamento, pueden causar reacciones adversas leves, moderadas o graves; además, a diferencia de otros medicamentos, se administran a personas sanas con una finalidad preventiva y, por ello, es necesario que su perfil de seguridad sea máximo. La síntesis de vacunas es cada día más eficaz y segura. El desarrollo de la tecnología en los procesos de fabricación de las últimas décadas, ha alcanzado un nivel excelente gracias a la calidad de los ensayos clínicos en los que se estudian las vacunas y el mejor conocimiento de la acción inmunobiológica de las mismas. La seguridad de una vacuna se estudia durante todo su desarrollo, desde su evaluación in vitro en el laboratorio hasta que, una vez finalizados los ensayos clínicos, se autorice su comercialización y sirvan sus resultados para elaborar su ficha técnica. Y, por supuesto, se realiza un seguimiento postcomercialización para conocer si aparecen reacciones adversas raras que no se hayan encontrado en los ensayos clínicos previos. Las más frecuentes son las reacciones locales leves (dolor, enrojecimiento, induración o nódulos) y las reacciones generales leves (fiebre, irritabilidad, malestar general o cefalea). Son muy infrecuentes las reacciones moderadas o graves, como: urticaria, reacción tipo ARTHUS, enfermedad producida por el germen vacunal si es atenuado, reacción anafiláctica…

Se han achacado a las vacunas la producción de múltiples enfermedades, como: autismo, esclerosis múltiple…, pero tras múltiples estudios, no se ha demostrado esta relación(19,20). Debemos ponderar desde nuestras consultas la seguridad de las vacunas, porque es en este aspecto donde se centran los colectivos antivacunas y podemos rebatir estas teorías delante de los padres facilitándoles información contrastada sobre la seguridad de las mismas.

Contraindicaciones de las vacunas(18,19,21,22)

Las vacunas tienen pocas contraindicaciones verdaderas. Será oportuno conocer las falsas contraindicaciones para no desaprovechar cualquier oportunidad de vacunación.

Para que una vacuna sea efectiva y segura, es preciso administrarla al paciente en ausencia de contraindicaciones. Las únicas permanentes son: reacción adversa grave (anafiláctica) a una dosis previa de la vacuna o a algún componente de la misma y encefalopatía aguda en la semana siguiente a la administración de la vacuna frente a la tosferina.

También existen contraindicaciones temporales, como: enfermedades agudas (mientras duren), inmunodeficiencias, embarazo (para algunas vacunas, sobre todo, atenuadas) y edad (p. ej., la antigripal en menores de 6 meses).

Algunas vacunas pueden tener advertencia de precauciones; es decir, se puede administrar la vacuna, pero con una vigilancia especial. Son ejemplos: convulsiones, llanto con grito de más de tres horas de duración, síndrome de hipotonía e hiporrespuesta, fiebre superior a 40,5ºC o enfermedades neurológicas inestables, mientras dure la inestabilidad, para el componente de la tosferina de las vacunas combinadas.

Mención especial merece la alergia al huevo y las vacunas. La vacuna triple vírica se puede administrar con tranquilidad en el Centro de Salud, aunque haya alergia al huevo y aunque la reacción haya sido anafiláctica(12). Respecto a la vacuna frente a la gripe, si la reacción al huevo es anafiláctica, habrá que considerar la situación y valorar junto al pediatra si se administra en el centro de salud o en el hospital con el control de un alergólogo y de modo fraccionado. Si la reacción no es anafiláctica, se puede administrar, como la triple vírica, en el Centro de Salud. Se puede consultar la figura 1(12).

Figura 1. Protocolo de vacunación antigripal en niños alérgicos a las proteínas del huevo. Tomado de Echeverría Zudaire L, et al. Consensus position document on the child with an allergic reaction after vaccination or an allergy to vaccine components(12).

Es importante luchar contra las falsas contraindicaciones (catarros, alergias no anafilácticas, historia familiar de efectos secundarios con las vacunas, embarazo o lactancia de la madre, extractos de­sensibilizantes, toma de antibióticos…), para no perder oportunidades de vacunación(19).

Vías de administración de las vacunas(23)

Las vacunas deben aplicarse por la vía con la que se desarrollaron en los ensayos clínicos. Explicamos el procedimiento a seguir en cada vía de administración. Las hay de administración: parenteral (subcutánea, intramuscular e intradérmica), orales e intranasales.

En la tabla II, se muestran las distintas vías de administración de las vacunas comercializadas en España.

En las vacunas orales, es especialmente importante seguir las instrucciones de la ficha técnica. Actualmente en España, las únicas vacunas utilizadas por esta vía son: antirrotavirus y, en menor medida, antitifoidea viva.

En las parenterales, debemos cumplir las siguientes normas resumidas:

• Utilizar jeringa y aguja adecuadas.

• Reconstituir las vacunas como figura en la ficha técnica.

• No se deben mezclar en la misma jeringuilla vacunas diferentes, a menos que esté específicamente autorizado.

• Se puede utilizar la aplicación rápida de la vacuna, sin aspirar, que es menos dolorosa y la preferida en el momento actual, o la técnica convencional de aspiración previa a la inoculación.

• Cuando haga falta poner más de una dosis, se debe procurar administrar una sola dosis en cada miembro, pero si se necesita aplicar dos, se escogerán las menos reactógenas y se separarán un mínimo de 2,5 cm, en las zonas en que no haya signos locales de inflamación.

• Desecharemos adecuadamente el material utilizado en biocontenedores de seguridad.

• Mantendremos en observación al niño los 30 minutos posteriores a la administración de la vacuna.

Intervalos de separación(9,11,18,24-26)

Los intervalos de separación entre dosis de la misma vacuna, entre distintas vacunas y entre vacunas e inmunoglobulinas, deben ser aplicados correctamente para aumentar la efectividad y la seguridad de las vacunaciones.

Para conseguir una correcta protección es necesario vacunar respetando:

• Las edades mínima y máxima de administración de cada vacuna.

• El número total de dosis recomendadas.

• Los intervalos mínimos entre dosis de una misma vacuna.

• Los intervalos entre dosis de distintas vacunas.

Los datos de intervalos de administración se derivan de los resultados de los ensayos clínicos y de la experiencia poscomercialización con la vacuna.

Entre las distintas dosis de una misma vacuna, debemos respetar estrictamente el intervalo mínimo (en general, 28 días) y ser muy laxos en los intervalos máximos, completando el número de dosis de la serie de vacunación, de tal forma que se cumpla el axioma: “Dosis puesta, dosis que cuenta”.

Los intervalos que debemos respetar entre dosis de diferentes vacunas, se recogen en la tabla III.

Por último, todos los productos que contienen inmunoglobulinas pueden producir interferencias en la efectividad de las vacunas vivas parenterales; sin embargo, pueden aplicarse a la vez, antes o después con las vacunas inactivadas o muertas. En el primer caso, si aplicamos una vacuna viva, debemos esperar para aplicar inmunoglobulinas, al menos, 2 semanas e, idealmente, 4 semanas, para que no haya problemas de inmunogenicidad. Aún así, se recomienda posteriormente comprobar que ha habido una seroconversión adecuada. Si lo que aplicamos primero son las inmunoglobulinas, debemos esperar para aplicar vacunas vivas parenterales (solo las vacunas que contengan los virus del sarampión o de la varicela) un tiempo variable que podemos comprobar en la tabla IV.

No se influyen por estas recomendaciones las vacunas vivas frente al rotavirus, gripe, fiebre tifoidea y fiebre amarilla. En cuanto al intercambio de preparados comerciales de una misma vacuna, en términos generales y cuando sea posible, se aconseja utilizar el mismo preparado comercial para completar la serie primaria de vacunación. Y, cuando esto no sea posible, para continuar o completar la serie, se considerará adecuado utilizar vacunas similares aprobadas y producidas por otros fabricantes o producidas en diferentes países por el mismo fabricante del primer compuesto(11).

Función del pediatra/enfermera de Atención Primaria

Como profesionales sanitarios, tanto el pediatra como la enfermera de Atención primaria, deberán conocer al máximo y con la mayor actualización científica, todo lo referente a las vacunaciones, puesto que es el ámbito donde se procede al mayor número de administración de vacunas, por ser nuestro papel fundamental en relación a la prevención de enfermedades.

Aprovecharemos todas las oportunidades para la vacunación, conociendo adecuadamente las falsas contraindicaciones para evitarlas. Para que una vacuna sea efectiva, será básico conocer: sus contraindicaciones para respetarlas, su vía de administración, la edad adecuada tanto mínima como máxima para su aplicación, las dosis correspondientes a cada edad y los intervalos adecuados que se resumen en respetar los mínimos y no reiniciar la serie de vacunación si se ha superado el tiempo máximo. Además de realizar una adecuada anamnesis del paciente de forma individual, para poder informar y ofrecer todas aquellas terapias preventivas de vacunación, según la situación de salud o enfermedad.

Bibliografía

Los asteriscos reflejan el interés del artículo a juicio de la autora.

1.** Objetivos de desarrollo del milenio. Organización Mundial de la Salud. Disponible en: https://www.who.int/topics/millennium_development_goals/about/es/#:~:text=reducir%20la%20mortalidad%20infantil%3B,sostenibilidad%20del%20medio%20ambiente%3B%20y.

2.** Principios y consideraciones para agregar una vacuna al programa nacional de inmunización. De la decisión a la implementación y el monitoreo. Disponible en: http://apps.who.int/iris/bitstream/10665/136849/1/9789243506890 _spa.pdf?ua=1&ua=1.

3.** Fontan Casariego G. Fundamentos inmunológicos de las vacunas. En: Arístegui Fernández J, ed. Vacunaciones en el niño. De la teoría a la práctica. Sevilla: Ed. Consejería de Salud de la Junta de Andalucía; 2006. p. 35-45.

4.*** Blanco Quirós A. Bases de la respuesta inmunitaria de las vacunas. En: Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría, eds. Manual de vacunas en pediatría 2008. Madrid: Ed. Asociación Española de Pediatría; 2008. p. 51-64.

5.*** Ruiz Contreras J, Hernández Merino A. Fundamentos inmunológicos de las vacunas. En: Hidalgo Vicario I, Montón Álvarez JL, eds. Vacunas. Algo más que el calendario vacunal. Cuestiones y respuestas. Madrid: Ed. Undergraf; 2014. p. 19-28.

6.** Salleras L, Domínguez A, Cueto A, Domínguez V. Eliminación-erradicación de enfermedades transmisibles prevenibles por vacunas. En: Salleras L, ed. Vacunaciones preventivas. Principios y aplicaciones. Barcelona: Ed. Masson; 2003. p. 965-76.

7.*** The Global Polio Eradication Initiative. Data and monitoring. Disponible en: http://www.polioeradication.org/Dataandmonitoring/Poliothisweek. aspx.

8.*** ECDC. Summary of public Health threats, Communicable Diseases Threats Report (CDTR) week 26/2015, 21-27 June 2015. Disponible en: http://ecdc.europa. eu/en/publications/Publications/communicable-disease-threats-report-27-june-2015.pdf.

9.** Merino Moína M, Bravo Acuña J. Características generales de las vacunas. En: Hidalgo Vicario I, Montón Álvarez JL, eds. Vacunas. Algo más que el calendario vacunal. Cuestiones y respuestas. Madrid: Ed. Undergraf; 2014. p. 51-64.

10.** Salleras L. Concepto, clasificación y características generales de las vacunas. En: Salleras L, ed. Vacunaciones preventivas. Principios y aplicaciones. Barcelona: Ed. Masson; 2003. p. 17-37.

11.*** Comité Asesor de Vacunas de la AEP. Generalidades de las vacunas. Manual de vacunas en línea de la AEP (Internet). Madrid: AEP; 2015. Disponible en: http://vacunasaep.org/documentos/manual/cap-1.

12.*** Echeverría Zudaire L, Ortigosa Del Castillo L, Alonso Lebrero E, Álvarez García FJ, Cortés Álvarez N, García Sánchez N, et al. Consensus position document on the child with an allergic reaction after vaccination or an allergy to vaccine components. An Pediatr (Barc). 2015; 83: 63.e1-10.

13.** Verstraeten T, Descamps D, David MP, Zahaf T, Hardt K, Izurieta P, et al. Analysis of adverse events of potential autoimmune aetiology in a large integrated safety database of AS04 adjuvanted vaccines. Vaccine. 2008; 26: 6630-8.

14.** Arnheim-Dahlstrom L, Pasternak B, Svanstrom H, Sparen P, Hviid A. Autoimmune, neurological, and venous thromboembolic adverse events after immunisation of adolescent girls with quadrivalent human papillomavirus vaccine in Denmark and Sweden: cohort study. BMJ. 2013; 347: f5906.

15.*** Comité Asesor de Vacunas de la AEP. Transporte y conservación de las vacunas. Manual de vacunas en línea de la AEP (Internet). Madrid: AEP; 2015. Disponible en: http://vacunasaep.org/documentos/manual/cap-6.

16.** Región de Murcia. Consejería de Sanidad y Consumo. Dirección General de Salud Pública. Servicio de Prevención y Protección de la Salud. Logística vacunal. Cadena de frío. Murcia, 2013.

17.*** Centers for Disease Control and Prevention (CDC). Vaccine Storage & Handling TOOLKIT. Nov 2020. Disponible en: https://www.cdc.gov/vaccines/hcp/admin/storage/toolkit/storage-handling-toolkit.pdf.

18.*** General Recommendations on Immunization. Recommendations of the Advisory Committee on Immunization Practices (ACIP). MMWR Recomm Rep. 2011; 60: 1-64. Disponible en: http://www.cdc.gov/mmwr/pdf/rr/rr6002.pdf.

19.*** Comité Asesor de Vacunas de la AEP. Seguridad de las vacunas. Contraindicaciones y precauciones. Manual de vacunas en línea de la AEP (Internet). Madrid: AEP; 2015. Disponible en: http://vacunasaep.org/documentos/manual/cap-3.

20.** Godlee F, Smith J, Marcovitch H. Wakefield fs article linking MMR vaccine and autism was fraudulent. BMJ. 2011; 342: c7452. doi: 10.1136/bmj.c7452.

21.*** Álvarez García FJ, Van Esso Arbolave D. Seguridad de las vacunas. Contraindicaciones de las vacunas. Disponible en: http://vacunasaep.org/profesionales/contraindicaciones-de-las-vacunas.

22.*** Chart of Contraindications and Precautions to Commonly Used Vaccines. For Childhood Vaccines. July 7, 2014. Disponible en: http://www.cdc.gov/vaccines/recs/vac- admin/contraindications-vacc.htm.

23.*** Comité Asesor de Vacunas de la AEP. El acto de la vacunación: antes, durante y después. Manual de vacunas en linea de la AEP (Internet). Madrid: AEP; 2015. Disponible en: http://vacunasaep.org/documentos/manual/cap-5#4.

24.*** Álvarez García FJ, Van Esso Arbolave D. Seguridad de las vacunas. Intervalos y compatibilidad entre las vacunas. Disponible en: http://vacunasaep.org/profesionales/intervalos-y-compatibilidad-entre-vacunas.

25.*** Comité Asesor de Vacunas de la AEP. Coadministración de las vacunas entre sí y con otros productos biológicos. Manual de vacunas en línea de la AEP (Internet). Madrid: AEP; 2015. Disponible en: https://vacunasaep.org/documentos/manual/cap-2.

26.*** Comité Asesor de Vacunas de la AEP. Calendarios acelerados. Inmunización de rescate en niños y adolescentes con vacunación inadecuada. Manual de vacunas en línea de la AEP (Internet). Madrid: AEP; 2015. Disponible en: http://vacunasaep.org/documentos/manual/cap-11.

27. Álvarez García F. Características generales de las vacunas. Bases inmunológicas. Inmunidad colectiva y de grupo. Composición, clasificación, conservación / manipulación, seguridad, contraindicaciones, vías de administración, intervalos de separación. Pediatr Integral. 2015; XIX(10): 666-74.

Bibliografía recomendada

– General Recommendations on Immunization. Recommendations of the Advisory Committee on Immunization Practices (ACIP). MMWR Recomm Rep. 2011; 60: 1-64. Disponible en: http://www.cdc.gov/mmwr/pdf/rr/rr6002.pdf.

Es la guía madre sobre las características generales de las vacunas en cuanto a: conservación, contraindicaciones, efectos adversos e intervalos, imprescindible para estar al día en la vacunología. Se ha comunicado recientemente una actualización de la misma en el Pink Book de los CDC, a la que se puede acceder en este enlace: http://www.cdc.gov/vaccines/pubs/pinkbook/genrec.html. Ruiz Contreras J, Hernández Merino A.

– Fundamentos inmunológicos de las vacunas. En: Hidalgo Vicario I, Montón Álvarez JL, eds. Vacunas.

Algo más que el calendario vacunal. Cuestiones y respuestas. Madrid: Ed. Undergraf; 2014. p. 19-28. Es un resumen del funcionamiento de la inmunidad con respecto a las vacunaciones, que permite darse cuenta de la complejidad que representa este proceso y, además, contiene preguntas clave para conocer la inmunidad con respuestas sencillas y fácilmente entendibles. Comité Asesor de Vacunas de la AEP.

– Transporte y conservación de las vacunas. Manual de vacunas en línea de la AEP (Internet). Madrid: AEP; 2015. Disponible en: http://vacunasaep.org/documentos/manual/cap-6.

Dentro de este capítulo, se encuentra una tabla de termoestabilidad actualizada que supone una gran ayuda para aquellas dudas que surgen sobre este aspecto primordial para que las vacunas sean efectivas. Comité Asesor de Vacunas de la AEP.

– Calendarios acelerados. Inmunización de rescate en niños y adolescentes con vacunación inadecuada. Manual de vacunas en línea de la AEP (Internet). Madrid: AEP; 2015. Disponible en: http://vacunasaep.org/documentos/manual/cap-11.

En la página web vacunasaep.org, se exponen todos los temas de interés sobre vacunas que puedan interesar a los profesionales y las familias, pudiendo incluso realizar preguntas tanto unos como otros, sobre las dudas que surgen en la aplicación de las vacunas. Además, desde junio de 2014, se ha incorporado el Manual de Vacunas en línea de la AEP que es de acceso libre. Recomendamos este capítulo del Manual para manejar adecuadamente los intervalos de separación entre dosis de la misma vacuna y entre vacunas distintas a la hora de implantar calendarios de vacunación de rescate en: niños mal vacunados, inmigrantes o adoptados.

Vacunación en niños con enfermedades crónicas, inmunodeprimidos y receptores de trasplantes

M. Campins Martí*, F.A. Moraga-Llop**
Temas de FC


M. Campins Martí*, F.A. Moraga-Llop**

*Servicio de Medicina Preventiva y Epidemiología, Hospital Universitari Vall d’Hebron, Universidad Autónoma de Barcelona. **Pediatra. Vicepresidente primero de la Asociación Española de Vacunología. Barcelona

Resumen

Los niños y adolescentes con enfermedades crónicas, los inmunodeprimidos y aquellos sometidos a un trasplante de progenitores hematopoyéticos o de órgano sólido tienen un mayor riesgo de infecciones, por lo que se deben adaptar sus calendarios de vacunación, añadiendo aquellas inmunizaciones indicadas por su patología de base.
Las vacunas inactivadas, los toxoides y las vacunas de polisacáridos no plantean problemas de seguridad en estos pacientes, y la vacunación antineumocócica y antigripal están especialmente recomendadas. Las vacunas vivas atenuadas están contraindicadas en todas las situaciones de inmunosupresión, se deben administrar antes de las 4 semanas previas al inicio de la inmunosupresión o esperar 1-3 meses después de finalizar el tratamiento.
El calendario vacunal de los pacientes con asplenia anatómica o funcional incluye: vacunaciones frente al neumococo con pauta secuencial (VNC13 + VNP23), Haemophilus influenzae tipo b, meningocócicas B y tetravalente ACWY conjugada, y antigripal.
Los pacientes que han recibido un trasplante de progenitores hematopoyéticos deben reiniciar el calendario vacunal completo después del trasplante. La vacunación frente al neumococo y la gripe puede realizarse a los 3 meses después del trasplante, el resto de vacunas inactivadas a partir de los 6 meses, y las vacunas atenuadas hasta los 24 meses del trasplante.
La vacunación precoz pre-trasplante de órgano sólido es fundamental para garantizar una adecuada respuesta inmune.

 

Abstract

Children with chronic diseases, the immunosuppressed, and those who undergo a haemopoietic stem cell or solid organ transplant are at higher risk of infections, so their vaccination schedules should be adapted by adding those immunizations indicated by their underlying pathology.
Inactivated vaccines, toxoids, and polysaccharide vaccines do not pose safety concerns in these patients. Pneumococcal and influenza vaccination are especially recommended. Live vaccines are contraindicated in all immunosuppression conditions, they should be administered before 4 weeks prior to the start of immunosuppression or waiting 1-3 months after the end of the treatment.
The immunization schedule for patients with anatomical or functional asplenia includes vaccines against pneumococcus with a sequential schedule (PCV13 + PNCV23), Haemophilus influenzae type b, meningococcal B and tetravalent ACWY conjugated, and influenza. Patients who have received a HSCT should restart the full vaccination schedule after transplantation. Vaccination against pneumococcus and influenza can be done 3 months after transplantation, the rest of the inactivated vaccines from 6 months and the attenuated vaccines up to 24 months after transplantation.
Early solid organ transplantation vaccination is essential to guarantee a better immune response.

 

Palabras clave: Vacunación; Inmunosupresión; Trasplante progenitores hematopoyéticos; Trasplante órgano sólido; Pediatría.

Key words: Vaccination; Immunosuppression; Haemopoietic stem cell transplant; Solid organ transplant; Children.

Pediatr Integral 2020; XXIV(8): 490.e1 – 490.e9


Vacunación en niños con enfermedades crónicas, inmunodeprimidos y receptores de trasplantes

Introducción

En los últimos años, se ha producido un importante aumento de la supervivencia de los niños y adolescentes con enfermedades crónicas y trastornos de la inmunidad, y de los sometidos a trasplantes de progenitores hematopoyéticos y de órgano sólido, que se asocia a un incremento de la susceptibilidad a las infecciones, muchas de ellas prevenibles por vacunas. Este hecho obliga a una adaptación de los calendarios de inmunizaciones sistemáticas a estos pacientes, que deben incluir no solo las vacunas recomendadas por edad, sino también aquellas indicadas por su enfermedad de base.

Algunas patologías o situaciones médicas pueden incrementar el riesgo de sufrir enfermedades inmunoprevenibles, por lo que los niños que las padecen, deben vacunarse de forma prioritaria. Además, estos pacientes pueden requerir vacunas adicionales a las administradas de forma sistemática a la población general, o puede ser necesaria la administración de un número de dosis mayor para mantener la protección a largo plazo.

No obstante, a pesar de que, en general, esta estrategia preventiva es aceptada de manera unánime por los comités nacionales e internacionales de expertos, las coberturas vacunales en niños con enfermedades de base o pertenecientes a grupos de riesgo son bajas.

En este capítulo, se presenta una actualización de las recomendaciones de vacunación de los niños con: enfermedades crónicas, inmunodeprimidos y receptores de trasplante de progenitores hematopoyéticos o de órgano sólido.

Vacunación de los pacientes con enfermedades crónicas

Los niños con enfermedades crónicas son susceptibles a algunas enfermedades inmunoprevenibles, tanto por su propia enfermedad de base, la peor evolución que pueden tener ante una infección o incluso los tratamientos que reciben y, por lo tanto, puede ser necesaria la readaptación de los programas de vacunación a las características del niño.

En los niños con enfermedades crónicas, son prioritarias las vacunas antineumocócica y antigripal.

El riesgo de padecer una infección neumocócica invasora es 2 veces mayor en niños con enfermedades crónicas que en niños sanos, y el riesgo de complicaciones de la gripe es de 2 a 4 veces superior, por lo que la vacunación antineumocócica y antigripal están especialmente recomendadas en estos pacientes(1,2).

En general, no existe ninguna contraindicación de vacunación en estos grupos de riesgo, por lo que deben recibir las vacunas sistemáticas recomendadas, además de las específicas según la patología. En la figura 1, se muestra el calendario de vacunación del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud de 2020 para niños y adolescentes con diferentes enfermedades de base(3).

Figura 1. Calendario vacunal en niños y adolescentes con condiciones de riesgo. Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud. 2020.

Es también importante asegurar la vacunación en los convivientes y cuidadores de los pacientes crónicos, en especial, frente a: sarampión, varicela y gripe(4).

Vacunación de pacientes con asplenia anatómica o funcional

Las personas con asplenia anatómica o funcional son más susceptibles a padecer infecciones bacterianas graves por microorganismos encapsulados y con una alta letalidad.

El bazo desempeña un papel importante en la defensa del huésped frente a la infección, al actuar como filtro de bacterias circulantes y de parásitos intracelulares, y facilitar la fagocitosis de bacterias capsuladas mediante su opsonización.

Las vacunas: antineumocócica (pauta secuencial), antimeningocócicas B y tetravalente conjugada, y frente a Haemophilus influenzae tipo b, deben estar incluidas en el calendario para los pacientes con asplenia.

Las personas con asplenia anatómica o funcional son más susceptibles a padecer infecciones bacterianas graves, de letalidad elevada(5,6). Streptococcus pneumoniae sigue siendo el agente causal más frecuente de sepsis y de meningitis en los pacientes con asplenia anatómica o funcional, a pesar de la disponibilidad de vacunas efectivas para la prevención de las formas invasoras de esta infección y de la profilaxis antibiótica sistemática. Entre el 50 y el 90% de los episodios de sepsis fulminante están ocasionados por este microorganismo y su letalidad es superior al 50%(7). Por el contrario, el riesgo de sepsis y de meningitis por H. influenzae tipo b (6-8% del total) ha disminuido considerablemente en muchos países, gracias a la inmunización sistemática y a la reducción secundaria de la circulación de este microorganismo en la población. La frecuencia de infección por Neisseria meningitidis de alta gravedad no supera el 3-4%.

El riesgo de infección probablemente persiste durante toda la vida, y se estima una frecuencia de alrededor del 5%. La mayoría de las infecciones ocurren en los primeros 2 años después de la esplenectomía y, hasta un tercio, se manifiestan en los 5 años siguientes, aunque se han descrito casos de sepsis fulminante hasta 20 años después(8,9). Este riesgo es mayor en los pacientes con enfermedades de base hematológicas o inmunitarias que, en los casos secundarios a traumatismos, con cifras de incidencia según los diferentes estudios de 0,7 a 4 casos por 1.000 pacientes-año en los primeros, y de 0,3 a 2,7 por 1.000 pacientes-año en los segundos. En los pacientes con drepanocitosis, el riesgo es mayor y de aparición muy precoz (a partir de los 3 meses de vida); la incidencia de sepsis oscila entre 1,6 y 9,7 por 100 personas-año, dependiendo de la edad (5,8-8 en niños menores de 5 años, 1,1 en los de 5 a 9 años y 0,6 en los mayores de 10 años)(10,11).

En general, la asplenia per se no contraindica la administración de ninguna vacuna, tanto inactivada como atenuada. La reactogenicidad vacunal es comparable a la observada en personas sanas. Las vacunas indicadas en estos pacientes y las pautas de administración se muestran en la tabla I.

El momento más adecuado para la vacunación, en función del tipo de asplenia, es el siguiente(7):

• Esplenectomía programada: se recomienda vacunar como mínimo 2 semanas antes de la cirugía. Si no se dispone de este tiempo, se procederá a la vacunación en cualquier momento antes de la cirugía.

• Esplenectomía urgente: se recomienda vacunar preferiblemente dentro de los 14 días de la intervención y siempre antes del alta hospitalaria.

• Esplenectomía o asplenia funcional en pacientes inmunodeprimidos: siempre que sea posible, se vacunará antes del inicio del tratamiento inmunosupresor. Si la vacunación se realiza durante el periodo en que el paciente está en tratamiento inmunosupresor, quimioterapia o radioterapia, se deberá revacunar a partir de 3 meses de finalizado el tratamiento.

Vacunación de pacientes inmunodeprimidos

Las vacunas inactivadas, los toxoides y las vacunas de polisacáridos (conjugadas o de polisacáridos planos) se pueden administrar a los pacientes inmunodeprimidos.

Al considerar la inmunización del paciente inmunodeprimido, deben tenerse en cuenta dos aspectos fundamentales:

1. La tolerabilidad y la seguridad de las vacunas.

2. La inmunogenicidad vacunal o respuesta inmunitaria inducida por las vacunas.

Las vacunas inactivadas, los toxoides y las vacunas de polisacáridos (conjugadas o de polisacáridos planos) no plantean problemas de seguridad en el paciente inmunodeprimido, por lo que pueden administrarse siguiendo las mismas recomendaciones que en los niños sanos(7,12-14). Sin embargo, como su efectividad puede ser más baja, se recomienda, siempre que sea posible, determinar la concentración de anticuerpos alcanzados tras la vacunación y complementar la inmunización con otras estrategias, como la vacunación de convivientes y del personal sanitario que atiende a estos pacientes. Siempre que sea factible, se recomienda administrar estas vacunas lo antes posible tras el diagnóstico de la enfermedad, y a poder ser como mínimo 2 semanas antes del inicio de la inmunosupresión. Si se administran durante el tratamiento inmunosupresor, habrá que revacunar al finalizarlo.

Las vacunas antigripal y antineumocócica (pauta secuencial VNC13 + VNP23, con un intervalo mínimo de 8 semanas) están especialmente indicadas (Fig. 1).

Las vacunas vivas atenuadas están contraindicadas, en general, en las situaciones de inmunodepresión.

Las vacunas vivas atenuadas, tanto víricas como bacterianas, están contraindicadas en estos pacientes, ya que plantean problemas de seguridad por dos motivos:

1. La persistencia del agente vacunal en el organismo.

2. La posibilidad de que el microorganismo vacunal se comporte como patógeno en el paciente inmunodeprimido.

Las vacunas atenuadas deben administrarse como norma general 1 mes antes del inicio del tratamiento inmunosupresor o esperar 1-3 meses tras su finalización(7,12-15).

Niños que reciben fármacos inmunosupresores

Según el tipo de tratamiento inmunosupresor y su duración, las recomendaciones son las siguientes:

Corticoides: se consideran inmunosupresoras: dosis ≥2 mg/kg/día de prednisona o equivalentes, o dosis totales >20 mg/día en niños con peso >10 kg, si la duración del tratamiento es superior a 2 semanas. En estos casos, están contraindicadas las vacunas atenuadas durante el tratamiento y hasta 1 mes de su finalización a estas dosis. Los tratamientos cortos (<2 semanas), las dosis más bajas, el tratamiento sustitutivo a dosis fisiológicas y los tratamientos tópicos, intraarticulares o en aerosol, no contraindican la administración de vacunas atenuadas.

Otros fármacos inmunosupresores y agentes biológicos: están contraindicadas las vacunas atenuadas, independientemente del agente inmunosupresor y de las dosis administradas. Hay que vacunar 4 semanas antes de iniciar el tratamiento o esperar hasta transcurridos 3 meses de su finalización. El intervalo debe ser de, al menos, 6 meses en caso de terapia con anticuerpos dirigidos contra el factor de necrosis tumoral (etanercept, adalimumab, certolizumab pegolino, infliximab) o con anticuerpos contra las interleucinas (ustekinumab), y hasta de 12 meses para los anticuerpos contra los receptores de los linfocitos B (rituximab) (Tabla II).

Los pacientes que reciben: metotrexato a dosis ≤0,4 mg/kg/semana, azatioprina a dosis ≤3 mg/kg/día o 6-mercaptopurina a dosis ≤1,5 mg/kg/día, tienen una inmunosupresión de bajo nivel; por lo que, en estos casos, no están contraindicadas las vacunas atenuadas.

Los convivientes de los niños inmunodeprimidos deben vacunarse de la gripe y se debe asegurar que son inmunes frente a la varicela y el sarampión. Hay que tener precauciones especiales con la vacuna frente al rotavirus en lactantes que conviven con niños inmunodeprimidos, y extremar las medidas higiénicas durante 7-10 días posteriores a la vacunación.

Niños con infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH)

Las vacunas: antigripal, antineumocócica (pauta secuencial) y frente al VPH, están indicadas en el paciente con infección por el VIH.

Un grupo de riesgo especial son los niños con infección por el VIH. Además de las vacunas indicadas en el calendario de vacunación sistemático, en estos pacientes se recomienda: vacuna antigripal, antineumocócica (pauta secuencial VNC13 y VNP23) y vacuna frente al virus del papiloma humano nonavalente (en ambos sexos y siempre en pauta de 3 dosis)(7,13,14). Además, las personas con VIH presentan mayor riesgo de enfermedad meningocócica invasiva, por lo que se recomienda la vacuna conjugada tetravalente (Men ACWY) en lugar de la monovalente MenC, a los 2, 4, 12 meses y 12 años(16). La vacuna triple vírica y la de la varicela pueden administrarse con seguridad en pacientes clínicamente estables y sin inmunosupresión grave (linfocitos CD4 >15%).

Niños con inmunodeficiencias primarias

La vacuna de la varicela está contraindicada en pacientes con defectos de la inmunidad celular, pero puede administrarse con seguridad en aquellos afectos de trastornos de la inmunidad humoral.

Las inmunodeficiencias primarias pueden clasificarse en diferentes grupos según la gravedad del defecto del sistema inmunitario y sus características en relación con las vacunaciones(7,13,14,17-19).

Inmunodeficiencias graves

• Inmunodeficiencia severa combinada y otras inmunodeficiencias combinadas.

• Síndrome de DiGeorge*.

• Síndrome de Wiskott Aldrich*.

• Ataxia telangiectasia*.

• Deficiencia de la adhesión de los leucocitos.

• Síndrome de hiper-IgM (deficiencia ligada a CD40).

• Candidiasis mucocutánea crónica (síndrome APECED [Autoimmune Poly-Endocrinopathy Candidiasis Ectodermal Dystrophy]).

• Síndrome de hiper-IgE (síndrome de Job)*.

• Linfohistiocitosis eritrofagocítica familiar.

• Agammaglobulinemia ligada al cromosoma X.

• Inmunodeficiencia común variable*.

*El grado de inmunodeficiencia puede ser variable, por lo que las recomendaciones vacunales no son las mismas en todos los casos.

En general, las vacunas atenuadas están contraindicadas, excepto en los casos más leves, en los que la administración de la vacuna triple vírica no se ha asociado a problemas de seguridad importantes. La vacuna de la varicela está contraindicada en personas con defectos de la inmunidad celular, pero puede administrarse con seguridad en aquellos afectos de trastornos de la inmunidad humoral (hipogammaglobulinemia, etc.); no obstante, hay que tener en cuenta que estas personas pueden estar en tratamiento con inmunoglobulinas y su efectividad puede ser menor.

Algunos autores cuestionan la inmunización activa en estos pacientes, en especial, en los que reciben tratamiento con inmunoglobulinas, por su interferencia con la inmunogenicidad y la efectividad vacunales. Sin embargo, la mayoría de las vacunas inducen inmunidad humoral y celular, por lo que están indicadas incluso en pacientes con alteraciones importantes de la producción de anticuerpos.

Inmunodeficiencias moderadas

• Déficit de IgA o déficit de subclases de IgG.

• Defecto de producción de anticuerpos con vacunas específicas.

En estos casos, no se han descrito reacciones adversas graves tras la administración de vacunas atenuadas; por lo que, en general, no están contraindicadas. No obstante, se recomienda una cuidadosa valoración del estado inmunitario del paciente antes de la vacunación. Las vacunas antineumocócica y antigripal están especialmente indicadas en estos casos.

Inmunodeficiencias inespecíficas

• Neutropenia crónica.

• Enfermedad granulomatosa crónica.

• Defectos del complemento.

• Otros defectos de la opsonización. 

En estos pacientes, no existe ninguna contraindicación vacunal, incluso para las vacunas atenuadas, excepto en aquellos con enfermedad granulomatosa crónica, que no pueden recibir la vacuna BCG por el riesgo de BCG-itis diseminada. Se recomienda la administración de las vacunas: antineumocócica y antigripal, así como de las antimeningocócicas (B y tetravalente conjugada ACWY) y frente a Haemophilus influenzae tipo b, en los pacientes con defectos del complemento (incluye niños en tratamiento con eculizumab)(20,21).

Inmunodeficiencias no definidas

• Aumento de la susceptibilidad a las infecciones sin anomalías ni trastornos de la inmunidad definidos o demostrables mediante pruebas inmunológicas básicas.

No hay contraindicaciones vacunales específicas en este grupo de pacientes, por lo que deben recibir todas las vacunas indicadas según la edad, así como la antineumocócica y la antigripal.

Vacunación de pacientes sometidos a trasplante de progenitores hematopoyéticos

Las vacunas atenuadas están contraindicadas durante los 24 meses posteriores al trasplante de progenitores hematopoyéticos y siempre que exista enfermedad del injerto contra el huésped o el paciente esté recibiendo tratamiento inmunosupresor.

La vacuna combinada hexavalente está recomendada en los pacientes sometidos a trasplante de progenitores hematopoyéticos, con independencia de la edad.

Las personas que han recibido un trasplante de progenitores hematopoyéticos pueden sufrir, en grado variable, pérdidas en la inmunidad humoral y celular frente a antígenos a los que habían sido previamente expuestos de forma natural (infección por microorganismos salvajes) o artificial (mediante vacunación). En el trasplante de progenitores hematopoyéticos, se sustituye el sistema inmunitario del paciente, debido a la eliminación casi completa de su inmunidad mediante un tratamiento de acondicionamiento. La inmunización de estos pacientes pretende corregir las deficiencias específicas surgidas como consecuencia del propio trasplante, así como conseguir un estatus vacunal correcto.

Las recomendaciones de vacunación para pacientes inmunodeprimidos no son aplicables en su totalidad a aquellos que han recibido un trasplante de progenitores hematopoyéticos y, por esto, se han desarrollado guías específicas para ellos. Su objetivo es alcanzar una respuesta inmunitaria óptima (mejor en relación con el tiempo transcurrido desde el trasplante), teniendo en cuenta la necesidad de protección en los momentos de mayor riesgo (primeros meses postrasplante).

Se han publicado guías nacionales e internacionales específicas para la vacunación de estos pacientes(22-25). Estas recomendaciones no suelen distinguir entre: trasplante alogénico y autólogo, fuente de los progenitores hematopoyéticos (sangre periférica, médula o cordón umbilical), ni régimen de acondicionamiento recibido.

Las vacunas atenuadas están contraindicadas durante los 24 meses posteriores al trasplante y siempre que exista enfermedad de injerto contra el huésped (EICH) o el paciente esté recibiendo tratamiento inmunosupresor. Las vacunas inactivadas y los toxoides no tienen contraindicaciones especiales. En general, se administrarán a partir de los 6 meses del trasplante, independientemente de la existencia de EICH o de tratamiento inmunosupresor.

Hay que considerar siempre la vacunación de los contactos familiares (convivientes) frente a la gripe, y asegurar la inmunidad frente al sarampión y la varicela, a ser posible antes del trasplante. En la tabla III, se muestra el calendario vacunal para pacientes pediátricos sometidos a trasplante de progenitores hematopoyéticos.

Vacunación de pacientes receptores de trasplante de órgano sólido

En los pacientes receptores de trasplante de órgano sólido, se debe actualizar el calendario de vacunaciones recomendado antes de realizar el trasplante.

Las complicaciones infecciosas continúan siendo la causa principal, junto al rechazo de la morbilidad y la mortalidad después de un trasplante de órgano. Muchas de estas infecciones tienen un origen exógeno, incluidas las producidas por patógenos transmitidos por el órgano trasplantado, y otras se asocian a microorganismos endógenos. Las infecciones por neumococo, la gripe y la varicela son especialmente frecuentes en estos pacientes. La infección o la reactivación del virus de la hepatitis B durante los primeros meses postrasplante hepático, han sido y son otros de los problemas importantes que requieren enfoques preventivos mediante inmunoprofilaxis activa o pasiva.

La necesidad de vacunación de estos pacientes se justifica por la disminución de su capacidad de defensa inmunitaria asociada a su enfermedad de base y al tratamiento inmunosupresor que reciben, para evitar el rechazo del órgano trasplantado. Los profesionales que atienden a estos pacientes, deben revisar de forma periódica la situación vacunal, así como los cambios en los calendarios recomendados, ya que algunos de estos pacientes no han seguido las pautas indicadas para su edad, por presentar enfermedades crónicas o por estar inmunodeprimidos.

En los últimos años, se han publicado guías y documentos de consenso sobre las indicaciones de vacunación para los pacientes sometidos a trasplante de órgano sólido(25-27), pero las evidencias científicas sobre la respuesta y la seguridad vacunal son aún limitadas. El esquema para la vacunación de un paciente en lista de espera de trasplante de órgano sólido es el que se indica a continuación.

Valorar el momento idóneo para la vacunación

Una vez realizado el trasplante, como consecuencia del efecto de la medicación inmunosupresora, la respuesta inmunitaria posvacunal es menor y, además, no es posible administrar determinados tipos de vacunas. Por eso, el mejor momento para actualizar el calendario de vacunaciones recomendado es antes de realizar el trasplante, ya que el paciente es capaz de desarrollar una mejor respuesta inmunitaria. Para la administración de vacunas atenuadas se recomienda garantizar un intervalo mínimo de 4 semanas después de la inmunización hasta el trasplante. Aunque no existe un intervalo mínimo para la administración de vacunas inactivadas, se recomienda vacunar como mínimo 2 semanas antes, para asegurar una respuesta óptima.

Dado que la capacidad de desarrollar una respuesta inmunitaria adecuada frente a la vacunación se ve afectada por el tipo y la intensidad del tratamiento inmunosupresor, no se recomienda la administración de vacunas antes de 3-6 meses después del trasplante, hasta que las dosis del tratamiento inmunosupresor se hayan reducido en la fase de mantenimiento. Por otra parte, teóricamente, un estímulo antigénico en un paciente receptor de trasplante puede desencadenar una respuesta inmunitaria no específica, que aumente el riesgo de rechazo. Aunque los datos disponibles en la literatura no apoyan esta hipótesis, algunos estudios indicaron que la vacuna antigripal y el toxoide tetánico se habían asociado a algún caso de rechazo. Otros estudios posteriores no confirman esta asociación y sugieren que las infecciones víricas intercurrentes, más que las vacunas, son la causa del rechazo. Sin embargo, en general, se recomienda retrasar la inmunización hasta que haya una función estable del injerto, lo cual no ocurre hasta 6 meses después del trasplante. Hay equipos de trasplante renal que inician la administración de algunas vacunas a los 3 meses del trasplante.

En los pacientes en quienes se produzca una interrupción de la pauta vacunal (p. ej., debido a la realización del trasplante), toda dosis administrada antes del trasplante se considerará válida, por lo que se proseguirá la vacunación siguiendo la pauta establecida, respetando un intervalo de 6 meses después del trasplante.

No se considerarán válidas las dosis recibidas antes del trasplante, si el paciente presentaba inmunosupresión grave. En estos casos, se considerará al paciente como no vacunado y se reiniciará la vacunación a los 6 meses del trasplante. No es necesario reiniciar la vacunación después del trasplante con aquellas vacunas para las que el paciente tenga una respuesta adecuada (títulos de anticuerpos protectores).

Valorar las vacunas indicadas

Se tendrán en cuenta: pauta vacunal, intervalos mínimos, consideraciones especiales de cada vacuna y control de la respuesta posvacunal.

Estos pacientes deben recibir todas las vacunas del calendario de vacunaciones sistemáticas indicadas según la edad. En la tabla IV, se muestra el calendario vacunal recomendado en pacientes en lista de espera o sometidos a trasplante de órgano sólido, así como las pautas de revacunación. Hay que considerar siempre la vacunación de los contactos familiares (convivientes) frente a la gripe y asegurar la inmunidad frente al sarampión y la varicela, a ser posible antes del trasplante.

Bibliografía

Los asteriscos muestran el interés del artículo a juicio de los autores.

1.*** American Academy of Pediatrics. Immunization in Special Clinical Circumstances. En: Committee on Infectious Diseases; American Academy of Pediatrics; Kimberlin DW, Brady MT, Jackson MA, Long SS. Red Book: 2018 Report of the Committee on Infectious Diseases.31 st Edition. American Academy of Pediatrics; 2018.

2.*** Comité Asesor de Vacunas (CAV-AEP). Vacunación en niños con enfermedades crónicas. Manual de vacunas en línea de la AEP (Internet). Madrid: AEP; nov/2020. Consultado el 10 de noviembre de 2020. Disponible en: http://vacunasaep.org/documentos/manual/cap-17.

3.*** Consejo interterritorial del Sistema Nacional de Salud. Ministerio de Sanidad. Vacunación específica en menores y adolescentes (<18 años) con condiciones de riesgo. Disponible en: https://www.mscbs.gob.es/profesionales/saludPublica/prevPromocion/vacunaciones/calendario-y-coberturas/docs/CalendarioVacunacion_GRinfantil.pdf.

4. Comité Asesor de Vacunas (CAV-AEP). Vacunación de convivientes de pacientes con patologías de riesgo. Manual de vacunas en línea de la AEP (Internet). Madrid: AEP; ene/2019. Consultado el 10 de noviembre de 2020. Disponible en: http://vacunasaep.org/documentos/manual/cap-18.

5. Barmparas G, Lamb AW, Lee D, Nguyen B, Eng J, Bloom MB, et al. Postoperative infection risk after splenectomy: A prospective cohort study. Internacional Journal of Surgery. 2015; 17: 10-4.

6. Rubin LG, Schaffner W. Care of the Asplenic Patient. N Engl J Med. 2014; 371: 349-56.

7.*** Grupo de trabajo vacunación en población adulta y grupos de riesgo de la Ponencia de Programa y Registro de Vacunaciones. Vacunación en grupos de riesgo de todas las edades y en determinadas situaciones. Comisión de Salud Pública del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud. Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, julio 2018. Disponible en: https://www.mscbs.gob.es/profesionales/saludPublica/prevPromocion/vacunaciones/VacGruposRiesgo/docs/VacGruposRiesgo_todas_las_edades.pdf.

8. Davies JM, Lewis M, Wimperis J, Rafi I, Ladhani S, Bolton-Maggs P. Review of guidelines for the prevention and treatment of infection in patients with an absent or dysfunctional spleen: Prepared on behalf of the British Committee for Standards in Haematology by a Working Party of the Haemato-Oncology Task Force. Br J Haematol. 2011; 155: 308-17.

9.** Bonnani P, Grazzini M, Niccolai C, Paolini D, Varone O, Bartoloni A, et al. Recommended vaccination for asplenic and hyposplenic adults patients. Human Vaccin Immunother. 2017; 13: 359-68.

10. Campins M, Bayas JM, Martínez X, Caro J. Vacunaciones para adultos asplénicos. Medicina Preventiva. 2014; (nº especial); capítulo 19.

11. Edgren G, Almqvist R, Hartman M, Utter GH. Splenectomy and the risk of sepsis: a population-based cohort study. Ann Surg. 2014; 260: 1081-7.

12.** Rubin LG, Levin MJ, Ljungman P, Graham Davies E, Avery R,  Tomblyn M, et al. 2013 IDSA clinical practice guideline for vaccination of the immunocompromised host. Clin Infect Dis. 2014; 58: 309-18.

13.*** Comité Asesor de Vacunas (CAV-AEP). Vacunación en niños inmunodeprimidos o con tratamiento inmunosupresor. Manual de vacunas en línea de la AEP (Internet). Madrid: AEP; jul/2020. Consultado el 10 de noviembre de 2020. Disponible en: http://vacunasaep.org/documentos/manual/cap-14.

14.*** American Academy of Pediatrics. Immunization and other considerations in immunocompromised children. En: Kimberlin DW, Brady MT, Jackson MA, Long SS, eds. Red Book: 2018. Report of the Committee on infectious Diseases. 31st ed. Itasca IL: American Academy of Pediatrics; 2018. p.72-91.

15. Esposito S, Cecinati V, Brescia L, Principi N. Vaccinations in children with cancer. Vaccine. 2010; 28: 3278-84.

16. Simmons RD, Kirwan P, Beebeejaun K, Riordan A, Borrow R, RamsayME, et al. Risk of invasive meningococcal disease in children and adults with HIV in England: a population-based cohort study. BMC Med. 2015; 13: 297.

17.** Bonilla FA. Update: vaccines in primary immunodeficiencies. J Allergy Clin Immunol. 2018; 141: 474-81.

18. Eibl MM, Wolf HM. Vaccination in patients with primary immune deficiency, secondary immune deficiency and autoimmunity with immune regulatory abnormalities. Immunotherapy. 2015; 7: 1273-92.

19. Hofstetter AM, Jakob K, Klein NP, Dekker CL, Edwards KM, Halsey NA, et al. Live vaccine use and safety in DiGeorge syndrome. Pediatrics. 2014; 133: e946-54.

20. McNamara LA, Topaz N, Wang X, Hariri S, Fox L, MacNeil JR, et al. High Risk for Invasive Meningococcal Disease Among Patients Receiving Eculizumab (Soliris) Despite Receipt of Meningococcal Vaccine. MMWR. 2017; 66; 734-7.

21. Benamu E, Montoya JG. Infections associated with the use of eculizumab: recommendations for prevention and prophylaxis. Curr Opin Infect Dis. 2016; 29: 319-29.

22.*** Cordonnier C, Einardottir S, Cesaro S, Di Blasi R, Mikulska M, Rieger C, et al. Vaccination of haemopoietic stem cell transplant recipients: guidelines of the 2017 European Conference on Infections in Leukaemia (ECIL 7). Lancet Infect Dis. 2019; 19: e200-12.

23.** Carpenter PA, Englund JA. How I vaccinate blood and marrow transplant recipients. Blood. 2016; 127: 2824-32.

24. Kamboj M, Shah MK. Vaccination of the stem cell transplant recipient and the hematologic malignancy patient. Infect Dis Clin N Am. 2019; 33: 593-609.

25.** Comité Asesor de Vacunas (CAV-AEP). Vacunación de niños con trasplante de progenitores hematopoyéticos y trasplante de órganos sólidos. Manual de vacunas en línea de la AEP (Internet). Madrid: AEP; jul/2020. Consultado el 15 de noviembre de 2020. Disponible en: http://vacunasaep.org/documentos/manual/cap-16.

26.** Camille N Kotton, MDPatricia L Hibberd, MD, PhD. Immunizations in solid organ transplant candidates and recipients. UpToDate. 2018. Disponible en: www.uptodate.com/contents/immunizations-in-solid-organ-transplantcandidates-and-recipients.

27.*** Danziger-Isakov L, Kumar D. AST Infectious Diseases Community of Practice. Vaccination of solid organ transplant candidates and recipients: Guidelines from the American society of transplantation infectious diseases community of practice. Clin Transplant. 2019: e13563.

28. Antolín LF, Moreno Pérez D. Vacunación en enfermedades crónicas, inmunodeprimidos y trasplantes. Pediatr Integral. 2015; XIX(10): 703-16.

Artículos de interés

- Canadian Immunization Guide. Vaccination of Specific Populations. Immunization of Immunocompromised Persons. Disponible en: https://www.canada.ca/en/public-health/services/publications/healthy-living/canadian-immunization-guide-part-3-vaccination-specific-populations/page-8-immunization-immunocompromised-persons.html.

- The Green Book. Public Health England. Immunisation against infectious disease. Immunisation of individuals with underlying medical conditions. Disponible en: https://www.gov.uk/government/publications/immunisation-of-individuals-with-underlying-medical-conditions-the-green-book-chapter-7.

- CDC. Pink Book. Epidemiology and Prevention of Vaccine-Preventable Diseases. General Recommendations on Immunisation. Disponible en: https://www.cdc.gov/vaccines/pubs/pinkbook/genrec.html.

- Agencia de Salut Pública de Catalunya. Generalitat de Catalunya. Manual de vacunacions 2018. Agència de Salut Pública de Catalunya (ed) 1a. edició: Barcelona, maig de 2018. Disponible en: http://salutpublica.gencat.cat/web/.content/minisite/aspcat/promocio_salut/vacunacions/00manual_de_vacunacions/Manual-de-vacunacions.pdf.

- Grupo de trabajo vacunación en población adulta y grupos de riesgo de la Ponencia de Programa y Registro de Vacunaciones. Vacunación en grupos de riesgo de todas las edades y en determinadas situaciones. Comisión de Salud Pública del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud. Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, julio 2018. Disponible en: https://www.mscbs.gob.es/profesionales/saludPublica/prevPromocion/vacunaciones/VacGruposRiesgo/docs/VacGruposRiesgo_todas_las_edades.pdf.

- Public Health Agency of Canada. Part 3-Vaccination of specific populations. Immunization of immunocompromised persons. Canadian Immunization Guide (2017 update). Consultado el 10 de noviembre de 2020. Disponible en: https://www.canada.ca/en/public-health/services/publications/healthy-living/canadian-immunization-guide-part-3-vaccination-specific-populations/page-8-immunization-immunocompromised-persons.html.

- Chong PP, Avery RK. A Comprehensive review of immunization practices in solid organ transplant and hematopoietic stem cell transplant recipients. Clin Ther. 2017; 39: 1581-98.

 

Caso clínico

 

Niña de 12 años afecta de leucemia linfoblástica aguda y sometida a trasplante alogénico de progenitores hematopoyéticos hace 2 meses.

 

 

Vacunación en situaciones especiales: posexposición, embarazadas y prematuros

F.A. Moraga-Llop*, M. Campins Martí**
Temas de FC


F.A. Moraga-Llop*, M. Campins Martí**

*Pediatra. Vicepresidente primero de la Asociación Española de Vacunología. Barcelona. **Servicio de Medicina Preventiva y Epidemiología, Hospital Universitari Vall d’Hebron, Universidad Autónoma de Barcelona

Resumen

Las situaciones especiales de vacunación en el niño y en el adolescente abarcan diferentes condiciones, en las que las recomendaciones y las pautas de vacunación pueden ser distintas a las del calendario de vacunaciones sistemáticas, por lo que se deben adaptar a cada una de estas circunstancias. En este artículo, se revisan la vacunación tras la exposición a enfermedades inmunoprevenibles y la inmunización durante el embarazo y del recién nacido prematuro, en especial, el de menos de 32 semanas de gestación, que son tres situaciones de gran interés en la práctica clínica. En la posexposición, hay que considerar que ocasionalmente la vacunación debe complementarse con la quimioprofilaxis; la inmunoprofilaxis pasiva debe hacerse a veces, junto con la administración de la vacuna y, en ocasiones, la sustituye cuando la vacunación está contraindicada. La situación del embarazo se incluye, desde 2018, en el calendario común a lo largo de toda la vida como vacunación prenatal, y la del prematuro se ha actualizado en el documento Vacunación en prematuros, elaborado por la Ponencia de Programa y Registro de Vacunaciones, en 2019.

 

Abstract

Special situations of immunization in children and adolescents include different conditions where vaccination recommendations and schedules may differ from those of the routine vaccination and should be adapted to each of these circumstances.
This article reviews vaccination following exposure to vaccine-preventable diseases, immunization during pregnancy and that of premature infants, especially for those below 32 weeks of gestation. These three situations are of great interest in the clinical practice. Vaccination should occasionally be supplemented by chemoprophylaxis or passive immunoprophylaxis in post-exposure situations. Since 2018, pregnancy has been included in the immunization calendar as prenatal vaccination. Also, the immunization schedule of the premature infant has been updated by the Vaccination Programme and Registry of Ministry of Health in 2019.

 

Palabras clave: Vacunas; Inmunización; Profilaxis posexposición; Embarazo; Prematuros.

Key words: Vaccines; Immunization; Post-exposure prophylaxis; Pregnancy; Premature infants.

Pediatr Integral 2020; XXIV(8): 480 –489


Vacunación en situaciones especiales: posexposición, embarazadas y prematuros

Vacunación posexposición

La vacunación como profilaxis posexposición, se debe asociar, a veces, a quimioprofilaxis o inmunoprofilaxis pasiva.

La exposición o el contacto con una persona afecta de una enfermedad transmisible es un motivo frecuente de consulta en la práctica diaria. Las vacunas, las inmunoglobulinas o ambas a la vez, son efectivas en la profilaxis posexposición de personas susceptibles, en caso de posible contagio de algunas infecciones inmunoprevenibles(1). Las enfermedades para las que se ha demostrado la efectividad de la vacunación como: profilaxis posexposición, sola o asociada con antiinfecciosos (quimioprofilaxis), o con inmunoglobulinas (inmunoprofilaxis pasiva)(2), son las siguientes:

Hepatitis víricas: hepatitis A y hepatitis B.

• Enfermedades exantemáticas: sarampión, rubeola y varicela.

• Enfermedad invasiva por Neisseria meningitidisy por Haemophilus influenzae tipo b.

• Otras infecciones: tétanos, tosferina, rabia, difteria, gripe, parotiditis y poliomielitis.

Hepatitis A

La profilaxis tras la exposición(3-5), si esta se ha producido en las últimas 2 semanas, está indicada en las siguientes circunstancias:

• Convivientes domiciliarios, contactos sexuales y usuarios de drogas que sean susceptibles.

Guarderías:

- Los asistentes al centro (niños y trabajadores susceptibles), si se han producido uno o más casos de hepatitis A. En los centros donde no hay niños incontinentes, la profilaxis se restringirá a las personas de la misma clase del caso índice.

- Los asistentes al centro (niños y trabajadores susceptibles), si se han producido dos o más casos de hepatitis A en los contactos domiciliarios de los niños de la guardería. En los centros donde no hay niños incontinentes, la profilaxis se restringirá a las personas de la misma clase del caso índice.

- Los asistentes al centro (niños y trabajadores susceptibles) y los contactos domiciliarios susceptibles, si hay casos de hepatitis A en tres o más familias de los niños del centro.

• Brote de fuente común:

– Los manipuladores susceptibles del mismo establecimiento del caso índice.

– Los consumidores susceptibles de alimentos manipulados por el caso índice, si la investigación epidemiológica indica riesgo de transmisión en un ámbito cerrado (escuela, hospital, cuartel…).

– Contactos escolares o laborales: solamente se hará en los contactos estrechos en caso de un brote.

Personal sanitario: el cumplimiento riguroso de la higiene de manos antes y después del contacto con el paciente, y la aplicación de las precauciones estándar, son las medidas de prevención más eficaces en esta situación. Solo se indicará la profilaxis en los contactos estrechos en caso de un brote.

Pauta

El uso de la vacuna para la profilaxis posexposición tiene ventajas sobre la inmunoglobulina: inducción de inmunidad activa, mayor duración de la protección y mayor aceptación. La profilaxis se realizará tan pronto como sea posible, pues no se ha establecido la efectividad de la inmunoglobulina ni de la vacuna cuando se administran más de 2 semanas después de la exposición.

La pauta recomendada depende de la edad del contacto y de sus antecedentes:

• Niños menores de 12 meses: inmunoglobulina polivalente por vía intramuscular (0,02 ml/kg).

• Personas sanas a partir de 12 meses y hasta 40 años de edad: una dosis de vacuna monovalente.

• Personas mayores de 40 años y en situaciones especiales (Tabla I): hay que administrar inmunoglobulina polivalente por vía intramuscular (0,02 ml/kg) y una dosis de vacuna monovalente. En estos casos, la efectividad de la vacuna no puede asegurarse al no estar documentada, por lo que se coadministra inmunoglobulina.

• Personas en las que la vacuna está contraindicada: inmunoglobulina polivalente por vía intramuscular (0,02 ml/kg).

Observaciones

• En los casos en que se ha utilizado la vacuna de hepatitis A en la profilaxis posexposición, se recomienda administrar una segunda dosis con un intervalo de 6-12 meses, para completar la inmunización. Desde 2014, en algunos países de América del Sur, se han iniciado programas de vacunación infantil universal con dosis única, con buenos resultados, pero se necesitan más datos para poder establecer la protección a largo plazo después de una dosis única(6).

• No se aconseja hacer un cribado serológico prevacunación a los contactos, si ello supone retrasar el inicio de la profilaxis. La serología posvacunal solo se debe realizar a personas para las que podría estar indicada la revacunación, como pacientes con infección por el virus de la inmunodeficiencia humana y otras personas inmunodeprimidas, aunque se dispone de datos limitados para determinar la necesidad de una dosis de refuerzo.

• Las personas, que cuando se produjo el contacto estaban en proceso de vacunación, pueden considerarse inmunes si han recibido la primera dosis en un plazo de tiempo igual o superior a 15 días.

• En los brotes de hepatitis A de fuente común, no se recomienda administrar inmunoglobulina a los expuestos, cuando ya han aparecido los casos, por haber transcurrido más de 14 días desde la exposición, que es el periodo en que la inmunoglobulina se considera efectiva.

Hepatitis B

Hay que considerar cuatro tipos diferentes de exposición con el virus de la hepatitis B: perinatal, sexual, percutánea (pinchazo accidental) o cutaneomucosa (salpicadura), y domiciliaria(1).

Exposición perinatal

Si el recién nacido es hijo de madre AgHBs positivo, la profilaxis se debe realizar con una dosis de inmunoglobulina hiperinmune (0,5 ml) por vía intramuscular y la primera dosis de vacuna antihepatitis B, monovalente, en las primeras 12 horas de vida. La pauta se completará con tres dosis de vacuna hexavalente a los 2, 4 y 11 meses, siguiendo el calendario de vacunaciones sistemáticas. Entre 1 y 2 meses después de finalizar la vacunación, se hará una determinación serológica: si el AgHBs es negativo y los anti-HBs son ≥10 mIU/ml, el niño está protegido; pero si el título de anti-HBs es <10 mIU/ml, se deberá revacunar con una pauta completa de tres dosis (0, 1, 6 meses) con vacuna monovalente.

Si se desconoce el estado serológico de la madre, se debe administrar una dosis de vacuna monovalente de hepatitis B en las primeras 12 horas de vida y hacer una determinación materna urgente de AgHBs:

• En el recién nacido con peso <2.000 g: administrar inmunoglobulina hiperinmune (0,5 ml) en las primeras 12 horas de vida sin esperar el resultado de la serología materna y completar la vacunación con vacuna hexavalente (2, 4 y 11 meses), siguiendo el calendario de vacunaciones sistemáticas.

• En el recién nacido con peso ≥2.000 g podrá esperarse el resultado de la serología materna, y en caso de positividad, administrar inmunoglobulina hiperinmune (0,5 ml) lo antes posible y no más tarde de los primeros 7 días de vida, y completar la vacunación con vacuna hexavalente (2, 4 y 11 meses), siguiendo el calendario de vacunaciones sistemáticas.

• En ambas situaciones, se realizará control serológico posvacunal y seguimiento igual que en un recién nacido hijo de madre AgHBs positivo. 

Si la serología materna es negativa, se administrará vacuna hexavalente (2, 4 y 11 meses), siguiendo el calendario de vacunaciones sistemáticas. En este caso, no se requiere control serológico posvacunal ni seguimiento.

Contacto sexual

A las personas susceptibles que hayan tenido contacto sexual sin protección con un portador del virus o con hepatitis B aguda, o en caso de abuso sexual, se les administrará una dosis de inmunoglobulina hiperinmune (0,06 ml/kg; dosis máxima: 5 ml), preferiblemente en las primeras 24 horas o dentro de un plazo máximo de 14 días después de la exposición, y se iniciará la vacunación según la pauta estándar (tres dosis: 0, 1 y 6 meses).

Exposición accidental percutánea o cutaneomucosa

En estos casos, deben considerarse dos situaciones:

• Las exposiciones que ocurren en el entorno sanitario: personal que sufre una exposición percutánea (pinchazo accidental) o cutaneomucosa (salpicadura) a sangre o secreciones de un paciente portador del virus de la hepatitis B o cuyo estado serológico se desconozca.

• Las exposiciones que afectan a la población general, en especial a los niños, producidas por agujas desechadas en lugares inadecuados (playas, jardines…). 

La pauta que debe seguirse en estos casos, depende del estado vacunal de la persona expuesta y de si se conoce o no la respuesta a la vacuna. En la tabla II se detallan las recomendaciones en cada situación(1).

Contacto domiciliario

Si el contacto domiciliario, familiar o no, es un portador crónico del virus de la hepatitis B, debe vacunarse a todos los convivientes, con independencia de su edad.

Si el contacto padece hepatitis B aguda, solo hay que realizar profilaxis: en los menores de 12 meses no vacunados, en las personas que hayan compartido objetos que puedan estar contaminados con sangre de la persona enferma (maquinilla de afeitar, peine, cepillo de dientes…) y en los contactos sexuales. La profilaxis consiste en una dosis de inmunoglobulina hiperinmune (0,06 ml/kg; dosis mínima: 0,5 ml; dosis máxima: 5 ml) e iniciar la vacunación (tres dosis: 0, 1, 6 meses).

Sarampión

Las vacunas del sarampión y la varicela, como profilaxis posexposición de los contactos susceptibles, se deben administrar lo antes posible, dentro de las 72 horas tras la exposición.

La profilaxis tras la exposición al sarampión mediante la vacunación, es eficaz si se realiza en las primeras 72 horas desde el contacto. Entre 4 y 6 días después del contacto, se utilizará inmunoglobulina polivalente por vía intramuscular(2). El tipo de profilaxis recomendada varía en función de la edad de la persona expuesta y de su estado inmunitario.

Pauta

La pauta recomendada es la siguiente:

• Niños de edad ≥6 meses y adultos susceptibles, si han transcurrido menos de 72 horas desde el contacto: dos dosis de vacuna triple vírica administradas con un intervalo de 1 mes; si estuviesen vacunados previamente con una dosis, se administrará una segunda. Los niños de 6 a 11 meses deberán revacunarse cuando tengan 12 meses, con una pauta de dos dosis.

• Niños de edad ≥6 meses y adultos susceptibles, si han transcurrido entre 72 horas y 6 días desde el contacto: una dosis de inmunoglobulina polivalente por vía intramuscular (0,50 ml/kg; dosis máxima: 15 ml).

• Lactantes menores de 6 meses, hijos de madres susceptibles y lactantes de 28 o menos semanas de gestación, aunque la madre sea inmune: una dosis de inmunoglobulina polivalente por vía intramuscular (0,25 ml/kg; si bien, algunos autores recomiendan 0,50 ml/kg por la disminución de las concentraciones de anticuerpos frente al sarampión en los preparados de inmunoglobulina polivalente; dosis máxima: 15 ml).

• Embarazadas susceptibles durante los 6 días después del contacto: una dosis de inmunoglobulina polivalente por vía intramuscular (0,50 ml/kg; dosis máxima: 15 ml).

• Personas inmunodeprimidas, incluso las que están vacunadas, durante los 6 días después del contacto: una dosis de inmunoglobulina polivalente por vía intramuscular (0,50 ml/kg; dosis máxima: 15 ml). En casos graves, se puede utilizar inmuno­globulina polivalente por vía intravenosa (400 mg/kg).

Rubeola

La vacunación como profilaxis posexposición no se ha demostrado que sea efectiva, pero en caso de no haberse contagiado, previene de contactos posteriores; se administrará una dosis de vacuna triple vírica. La inmunoglobulina polivalente no está recomendada en ninguna situación de profilaxis, ya que no previene la viremia.

Varicela

La profilaxis posexposición de los contactos susceptibles se realizará mediante vacunación con dos dosis, tan pronto como sea posible, dentro de los 3 días siguientes a la exposición (hasta 5 días puede modificar el curso de la infección). Si la vacuna está contraindicada, se administrará inmunoglobulina polivalente por vía intramuscular o intravenosa (la hiperinmune no está comercializada en España y es de difícil obtención) tan pronto como sea posible, dentro de los 10 días posteriores al contacto(2,7-9).

En los niños a partir de 12 meses de edad y en los adolescentes y adultos susceptibles, es preferible la inmunización activa como medida de profilaxis. Las fichas técnicas de las dos especialidades de vacuna antivaricela monovalente permiten la administración a partir de los 9 meses de edad bajo circunstancias especiales.

La profilaxis posexposición está indicada en los siguientes casos:

• Recién nacidos cuya madre haya iniciado la varicela entre 5 días antes y 2 días después del parto, o entre 7 días antes y 7 días después del parto, según algunas guías.

• Lactantes pretérmino de 28 semanas o menos de gestación, o con un peso al nacimiento ≤1.000 g, hospitalizados, con independencia del estado inmunitario de la madre.

• Lactantes pretérmino de 28 semanas o más de gestación hospitalizados cuya madre sea susceptible.

• Pacientes inmunocomprometidos.

• Embarazadas susceptibles.

• Adolescentes y adultos susceptibles.

Pauta

La pauta vacunal indicada es de dos dosis separadas por un intervalo mínimo de 1 mes. En los casos en que la vacunación esté contraindicada (embarazadas, pacientes inmunocomprometidos y recién nacidos), deberá administrarse inmunoglobulina polivalente (intravenosa 200-400 mg/kg o intramuscular 0,6-1,2 ml/kg; dosis máxima: 20 ml)(8).

Enfermedad meningocócica invasiva

Los contactos de un caso de enfermedad meningocócica invasiva deben recibir quimioprofilaxis, preferentemente en las primeras 24 horas tras el diagnóstico del caso, y la vacuna al conocerse el serogrupo.

Los contactos estrechos o cercanos de un caso de enfermedad invasiva por N. meningitidis recibirán quimioprofilaxis tan pronto como sea posible (preferentemente en las primeras 24 horas tras el diagnóstico del caso índice), con independencia de su estado vacunal frente al meningococo. Una vez conocido el serogrupo, si es A, C, W o Y, se administrará la vacuna conjugada tetravalente a los contactos y, al caso índice, si no están vacunados; en caso de haber recibido la vacuna, se completará la pauta de vacunación o se administrará una dosis de recuerdo si fuera necesaria. También hay que considerar la vacunación en situaciones de brote por alguno de estos cuatro serogrupos, siguiendo las recomendaciones de las autoridades sanitarias. En el caso del serogrupo B, las autoridades sanitarias limitan su indicación a situaciones de brote(10).

Se consideran contactos estrechos, los niños y los adultos, especialmente los menores de 2 años, que hayan estado en contacto íntimo con el enfermo durante los 7 días anteriores al inicio de la enfermedad, y si no han transcurrido más de 14 días desde la exposición, en las situaciones siguientes:

• Los convivientes en el mismo domicilio (contactos domiciliarios).

• Los contactos de la guardería; no se admitirán nuevos asistentes hasta que haya finalizado la quimioprofilaxis.

• Los contactos cercanos y frecuentes en la escuela. Se incluyen en este grupo: los vecinos más próximos de la clase y del comedor, y los compañeros de juegos. Si aparece un segundo caso en la misma aula, se realizará a toda la clase, pero no a todo el colegio. La profilaxis debe extenderse a toda la escuela, si aparecen tres o más casos que pertenecen, al menos, a dos clases diferentes y con un intervalo máximo de 1 mes entre el primero y el último caso.

• Las personas que hayan estado expuestas o hayan tenido contacto con las secreciones nasofaríngeas del paciente. El personal sanitario que atiende a un paciente con enfermedad meningocócica no tiene un riesgo elevado de contraer la enfermedad a menos que entre en contacto directo con sus secreciones nasofaríngeas, como: al efectuar una aspiración de estas, realizar respiración boca-boca o boca-nariz, o hacer una intubación sin protección, únicas situaciones en que la quimioprofilaxis está indicada en el personal sanitario.

• Los pasajeros de un avión que permanecieron 8 horas o más sentados al lado, o en asientos cercanos de un caso.

• El enfermo, al ser dado de alta del hospital, solo cuando se ha tratado con penicilina, tratamiento apenas utilizado en nuestro medio por las resistencias antibióticas del meningococo.

• Las autoridades sanitarias valorarán los contactos que hayan tenido lugar como resultado de otras actividades.

Enfermedad invasiva por Haemophilus influenzae tipo b

La vacunación, como complemento de la quimioprofilaxis, está indicada en los siguientes casos de contacto con un paciente con enfermedad invasiva por H. influenzae tipo b:

• Contactos domiciliarios: se vacunará a todos los niños menores de 5 años no inmunizados con anterioridad o incorrectamente vacunados.

• Contactos de la guardería: se recomienda proceder a la inmunización de los niños no vacunados o incompletamente vacunados.

Tétanos

En la tabla III, se indican las pautas de profilaxis según el tipo de herida (limpia o potencialmente tetanígena) y el estado de vacunación del paciente(1,11).

Tosferina

Las indicaciones de la vacuna frente a la tosferina, como profilaxis posexposición junto con la quimioprofilaxis, son las siguientes:

• Niños menores de 7 años no vacunados o incompletamente vacunados según su edad: iniciar la vacunación o completar las dosis restantes.

• Niños menores de 7 años que hayan recibido la tercera dosis hace más de 3 años: una dosis de recuerdo.

• Niños que hayan recibido la segunda dosis hace más de 6 meses: administrar la tercera dosis.

• Niños a partir de 7 años, adolescentes y adultos: una dosis de recuerdo.

La comercialización de vacunas acelulares de la tosferina de baja carga antigénica (Tdpa) permite actualmente la prevención de esta enfermedad en los adolescentes y los adultos. Estas vacunas pueden utilizarse a partir de los 4 años de edad en lugar de la DTPa, que no está disponible en España.

Rabia

Después de una exposición de riesgo siempre debe valorarse la profilaxis de la rabia, con independencia del tiempo transcurrido.

La transmisión de la rabia se produce cuando el virus atraviesa la piel o las mucosas a través de las heridas producidas por la mordedura de un animal terrestre enfermo (rabia terrestre) o de murciélagos (rabia aérea), o cuando la saliva contamina una herida preexistente (por lamido o mordedura). El contacto con sangre, orina o heces de un animal con rabia no implica ningún riesgo y no es, por tanto, indicación de profilaxis.

Pauta

La profilaxis después de una exposición, depende del antecedente vacunal de la persona expuesta(12,13). El plazo de tiempo de seguridad para administrar la profilaxis no está bien establecido. En el hombre, el periodo medio de incubación de la rabia oscila entre 3 y 8 semanas, aunque se han descrito casos en que se ha prolongado hasta 6 años o más. Por tanto, aunque en las exposiciones de alto riesgo (mordedura, arañazo, contaminación de piel no intacta o de mucosas con saliva) el inicio de la profilaxis debe ser inmediato, su administración se recomienda siempre, sea cual sea el tiempo transcurrido desde la exposición hasta la valoración clínica del paciente. En las heridas por mordedura de animales se recomienda una cuidadosa limpieza y antisepsia de la herida, y además, realizar profilaxis antibiótica por el riesgo de sobreinfección bacteriana.

Las personas no vacunadas previamente y que hayan sufrido una exposición de alto riesgo, deben recibir inmunoglobulina hiperinmune (20 UI/kg), que se infiltrará alrededor de la herida, y en caso de corresponder a mucho volumen, el resto se administrará por vía intramuscular en una zona anatómica distante a la de la aplicación de la vacuna. La inmunoglobulina no debe administrarse después de 7 días de iniciada la vacunación, ya que podría interferir con la acción de esta.

El esquema vacunal en la profilaxis posexposición es el siguiente:

• No vacunados previamente: cuatro dosis de vacuna por vía intramuscular en el deltoides (0, 3, 7 y 14-28 días). En las personas con alguna alteración de la inmunidad, se administrarán cinco dosis (0, 3, 7, 14 y 28 días). La inmunoglobulina hiperinmune se administrará el día 0 y nunca después del séptimo día de iniciada la vacunación.

• Vacunados previamente: esquema vacunal de dos dosis por vía intramuscular (0 y 3 días), si está bien documentada, la vacunación completa previa o la existencia de concentraciones séricas de anticuerpos neutralizantes consideradas como protectoras. En caso contrario, deberá aplicarse un esquema vacunal de cuatro dosis, igual que el señalado en el apartado anterior. La inmunización previa no elimina la necesidad de realizar un tratamiento adecuado de la herida y de administrar profilaxis posexposición en caso de exposición de riesgo; únicamente evita tener que usar inmunoglobulina hiperinmune, excepto en los inmunodeprimidos graves.

Difteria

La vacunación de los contactos de un caso de difteria, junto con la quimioprofilaxis, está indicada en las siguientes personas:

• Contactos no vacunados o con estado vacunal desconocido: pauta de tres dosis (0, 1, 6 meses).

• Contactos vacunados de forma incompleta: completar las tres dosis de la primovacunación.

• Contactos vacunados, pero que recibieron la última dosis de vacuna hace 5 años o más: una dosis de recuerdo.

Gripe

La vacunación antigripal es efectiva como profilaxis posexposición para el control de brotes de gripe en instituciones cerradas y en contactos de alto riesgo. La quimioprofilaxis con antivirales debe considerarse solo como una medida adyuvante a la vacunación en las personas de alto riesgo. La administración concomitante de antivirales (zanamivir y oseltamivir) y vacuna antigripal no interfiere en la respuesta inmunitaria a la vacuna. Se utilizará preferentemente la vacuna inactivada tetravalente.

Parotiditis

La vacunación como profilaxis posexposición no se ha demostrado que sea efectiva, pero en caso de no haberse contagiado, previene de contactos posteriores; se administrarán dos dosis de vacuna triple vírica con un intervalo de 1 mes. Si el contacto estuviese vacunado previamente con una dosis, se administrará una segunda. La inmunoglobulina polivalente no está recomendada en ninguna situación de profilaxis, ya que no previene la viremia.

Las autoridades sanitarias pueden recomendar una tercera dosis de vacuna triple vírica en los contactos previamente vacunados con dos dosis que consideren de alto riesgo en el contexto de un brote. En los Estados Unidos, se señaló en el calendario de 2018 que, en situaciones de brote de parotiditis, la autoridad sanitaria podía decidir implementar una tercera dosis de vacuna triple vírica(14). En España, algunas comunidades autónomas aconsejan que las personas entre 25 y 35 años que fueron vacunados con una dosis de la cepa Rubini, reciban una tercera dosis de vacuna triple vírica (con la cepa Jeryl-Lynn).

Poliomielitis

En situaciones excepcionales de brote, las autoridades sanitarias podrían recomendar la vacunación de las personas de la zona: una dosis de recuerdo de vacuna antipoliomielítica en los niños y adultos ya vacunados, o una pauta de tres dosis en los no vacunados (0, 4, 8 semanas).

Vacunación durante el embarazo

La vacunación materna frente a la tosferina es la estrategia más efectiva para proteger al lactante en los primeros meses de vida y evitar cuadros de tosferina maligna.

El embarazo y los primeros meses de vida del lactante, hasta que se ha iniciado la primovacunación, son periodos de la vida de especial vulnerabilidad para muchas infecciones, algunas de ellas inmunoprevenibles. La vacunación durante el embarazo o inmunización materna es una estrategia altamente efectiva para prevenir algunas de estas infecciones en la madre y en el hijo, en especial durante los primeros 2 meses en que el lactante no puede vacunarse(1).

Los objetivos de la inmunización materna son los siguientes:

• Proteger a la mujer de determinadas enfermedades a las que esté expuesta, en particular de aquellas que se asocian a un mayor riesgo de complicaciones durante el embarazo, por las alteraciones inmunitarias que se producen durante este periodo.

• Proteger al lactante durante los primeros meses de vida, cuando todavía no ha podido iniciar o completar la primovacunación, mediante la transmisión pasiva transplacentaria de anticuerpos al feto; esta es selectiva para las IgG y se inicia en la semana 17 de gestación.

• Disminuir la probabilidad de que la mujer contraiga la infección y pueda contagiar al recién nacido o al lactante en los primeros meses de vida.

La vacunación de una mujer gestante siempre debe estar regida por el principio de precaución, teniendo en cuenta los siguientes aspectos: la valoración de la relación riesgo-beneficio, tanto para la madre como para el feto, y la probabilidad de exposición a la infección. La clasificación de las vacunas según su uso en el embarazo, se muestra en la tabla IV.

El calendario de vacunación aprobado por el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, en septiembre de 2018, incluye la vacunación prenatal o vacunación de la embarazada por primera vez. Indica una dosis de vacuna frente a la tosferina entre las semanas 27 y 36 de gestación (preferentemente entre las semanas 27 y 28), y en temporada de gripe, se vacunará a las embarazadas en cualquier trimestre de la gestación(15,16).

Vacunación antigripal

La vacunación antigripal durante el embarazo, reduce el riesgo de hospitalizaciones por complicaciones de la gripe en la gestante y en los lactantes, durante los primeros meses de vida.

La infección por el virus de la gripe durante la gestación se asocia a un mayor riesgo de complicaciones cardiopulmonares y de hospitalización en especial, durante el segundo y el tercer trimestre del embarazo. Además, las gestantes que padecen una enfermedad crónica, como asma o diabetes, tienen más riesgo de ser hospitalizadas a causa de la gripe que las sanas. También, se han descrito daños en el feto, como retraso de crecimiento intrauterino, bajo peso al nacer y mayor riesgo de aborto espontáneo y de muerte fetal. Por estos motivos, la vacunación antigripal está indicada en todas las gestantes y en aquellas que lo estarán durante la temporada gripal, independientemente del trimestre de embarazo. Un beneficio adicional de la vacunación antigripal en la embarazada es la protección del recién nacido y del lactante durante los primeros 6 meses de vida.

Todas las evidencias científicas disponibles justifican la vacunación antigripal en las gestantes. La Organización Mundial de la Salud establece un orden de prioridad en los grupos con indicación de vacunación, que encabeza el grupo de «Embarazadas en cualquier etapa del embarazo».

Vacunación contra la tosferina

El padecimiento de la tosferina durante la gestación no se asocia con un mayor riesgo de complicaciones para la madre ni para el feto. No obstante, en la reemergencia de la tosferina ocurrida en los últimos 25 años, se ha producido un cambio del patrón epidemiológico respecto a la edad de presentación de la enfermedad. En la actualidad, la tosferina presenta una distribución bipolar, pues afecta a los lactantes menores de 3 meses, que aún no han iniciado o completado la primovacunación, y a los adolescentes y adultos. Estos últimos suelen presentar formas clínicas leves, pero los lactantes menores de 3 meses son el grupo más vulnerable, con altas tasas de complicaciones y de mortalidad.

La vacunación es la mejor medida de prevención, pero la inmunidad que confieren, tanto la infección natural como la vacunación, tiene una duración limitada. La inmunización de la embarazada se plantea actualmente como la estrategia de vacunación más efectiva y eficiente para proteger a los lactantes que no han iniciado la primovacunación(17). La vacuna es segura y no hay evidencia de un mayor riesgo de eventos adversos relacionados con el embarazo(18). La vacunación de la gestante tiene la ventaja de proporcionar protección al recién nacido mediante la transmisión de anticuerpos maternos. Entre las semanas 33 y 35, las concentraciones de anticuerpos maternos se igualan a los fetales y, en la semana 40, las concentraciones fetales son superiores a las maternas. Un aspecto que debe considerarse, es la posible interferencia entre los anticuerpos maternos y los antígenos correspondientes cuya respuesta inmunitaria pueden inhibir. Este fenómeno (immunological blunting) se observa, tanto tras la infección natural como con la primovacunación del lactante, aunque el efecto varía de forma importante según las diferentes vacunas y los estudios publicados. Su relevancia clínica se desconoce, pero en los países que disponen de programas de inmunización materna bien establecidos, no se ha observado un impacto negativo en la protección de los lactantes frente a la tosferina.

Pauta

Se administrará una dosis de vacuna Tdpa en cada embarazo, independientemente del intervalo de tiempo transcurrido desde la dosis previa. Las mujeres no vacunadas previamente frente al tétanos, con estado vacunal desconocido o con vacunación incompleta, deben iniciar o completar la primovacunación usando la vacuna Tdpa en una de las dosis, preferiblemente la que coincida con el último trimestre(19).

El mejor momento del embarazo para la administración de la vacuna ha sido objeto de varios trabajos y de cambios en las recomendaciones, pero se establece entre las semanas 27 y 32 de gestación. En España, se recomienda entre la 27 y 36 semanas de gestación, preferentemente entre las semanas 27 y 28(15,16). Se podría ampliar hasta la semana 36, porque parece que la transferencia de anticuerpos es más importante, pero existe el riesgo de que se presente un parto prematuro. Si es necesario, puede administrarse a partir de la semana 20. En el Reino Unido, se indica desde la semana 16, pero se aconseja vacunar a partir de la semana 20, que es cuando se hace la ecografía morfológica. A partir de esta edad gestacional, se debe valorar la vacunación en las mujeres con alto riesgo de parto prematuro.

En España, la Comisión de Salud Pública aprobó la recomendación de vacunar frente a la tosferina durante el embarazo en junio de 2015, aunque desde 2014, ya se había implementado en algunas comunidades autónomas (Cataluña fue la primera en implantarla, en febrero de 2014). El programa ha tenido una gran acogida y se han alcanzado coberturas vacunales de alrededor del 80%, con una efectividad superior al 90%.

Observaciones

• Las vacunas atenuadas están contraindicadas en el embarazo, excepto en situaciones de alto riesgo de exposición; siempre se debe valorar la relación riesgo-beneficio.

• Durante el puerperio y la lactancia materna se pueden administrar todas las vacunas, a excepción de la fiebre amarilla, cuando el lactante es menor de 9 meses. Si el riesgo de fiebre amarilla es elevado y está indicada la vacunación materna, deberá suspenderse la lactancia materna durante las 2 semanas posteriores a la vacunación.

• La administración de vacunas atenuadas a los convivientes de una embarazada no requieren precauciones especiales.

Futuro de la inmunización de la embarazada

El número de enfermedades que pueden prevenirse durante el embarazo se incrementará gracias a las vacunas que se están desarrollando frente a otras infecciones, como las causadas por: virus respiratorio sincitial, estreptococo del grupo B, virus herpes simple, citomegalovirus, virus zika y malaria.

Vacunación en el prematuro

El prematuro debe iniciar las vacunaciones a la misma edad cronológica que el recién nacido a término.

La vacunación del lactante prematuro siempre ha sido objeto de un capítulo en los manuales de vacunas, dentro de una sección dedicada a las vacunaciones en situaciones especiales o de especial riesgo. En España, el Comité de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría (CAV-AEP), en su Manual de Vacunas en Pediatría, se ha ocupado de este tema desde su primera edición de 1996.

Por otra parte, el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud aprobó el 4 de diciembre de 2019 el documento Vacunación en prematuros, elaborado por la Ponencia de Programa y Registro de Vacunaciones, en el que se revisa la evidencia sobre las estrategias vacunales, los esquemas de vacunación y la seguridad de las vacunas en este grupo de población(20).

La población de recién nacidos prematuros, es decir, los nacidos antes de la semana 37 de gestación, en aumento en los últimos años, tiene mayor riesgo de sufrir ciertas infecciones (gripe, tosferina, virus respiratorio sincitial, enfermedad neumocócica invasiva, rotavirus), sobre todo, los prematuros extremos (<28 semanas de gestación), y este riesgo perdura hasta los 24 meses de edad. La mayor vulnerabilidad del prematuro a la infección está ligada fundamentalmente a la inmadurez de su sistema inmunitario (innato y adquirido), que puede considerarse como un estado de inmunodepresión funcional.

Recomendaciones para la vacunación del prematuro

En el documento Vacunación en prematuros,de la Ponencia de Programa y Registro de Vacunaciones, se han incorporado la vacuna del rotavirus para los prematuros de <32 semanas de gestación, a partir de las 6-8 semanas, y la vacuna antigripal estacional a partir de los 6 meses, hasta los 2 años de edad. Las dos vacunas están financiadas por el Sistema Nacional de Salud al ser vacunas sistemáticas en el prematuro(20). Según el documento, tras la revisión del riesgo de tosferina, hepatitis B, enfermedad invasiva por H. influenzae tipo b y neumococo en prematuros, así como por la respuesta de esta población a la vacunación, no parece necesario modificar la actual pauta 2+1 que se utiliza para las vacunas hexavalente y antineumocócica en los lactantes nacidos a término. También se mantendrá la pauta 1+1 para la vacuna contra el meningococo a los 4 y 12 meses de edad. La protección comunitaria generada por las altas coberturas de vacunación infantil apoya esta recomendación.

Las características más destacadas de la vacunación del prematuro y de interés en la práctica clínica, se resumen en los siguientes apartados(21,22).

Recomendaciones generales de la vacunación

El lactante prematuro debe ser vacunado a la misma edad que el lactante a término, es decir, a partir de los 2 meses, de acuerdo con la edad cronológica (posnatal o extrauterina), independientemente de la edad gestacional y del peso al nacimiento, y salvo situaciones excepcionales, no se debe retrasar la edad de vacunación. En los pacientes ingresados tampoco hay que retrasar el inicio de las vacunaciones, que se realizará en la unidad de neonatología, siempre que la situación clínica sea estable. Se considera que un prematuro está estable cuando se encuentra en fase de crecimiento sostenido, sin necesidad de ventilación mecánica ni terapia corticosteroidea, y no presenta infecciones graves ni alteraciones: metabólicas, renales, respiratorias o cardiovasculares significativas. Se debe considerar la vacunación cuando, al menos, lleve 7 días sin pausas de apnea ni otros episodios cardiorrespiratorios. En los pacientes con situación inestable, se recomienda la vacunación 72 horas antes del alta hospitalaria (nunca el mismo día del alta).

La dosis de vacuna y el intervalo entre las dosis son los mismos que para el lactante a término. Las vacunas deben inyectarse en el tercio medio de la cara anterolateral externa del muslo y se recomienda usar agujas cortas. La vacuna combinada hexavalente ha facilitado la vacunación del prematuro al disminuir el número de pinchazos; con esta vacuna se han realizado diversos ensayos clínicos que han demostrado su seguridad, inmunogenicidad y posibilidad de coadministración con otras vacunas (neumococo y meningococo) en este grupo de población.

Seguridad e inmunogenicidad de las vacunas

Las reacciones adversas son similares en cuanto a frecuencia e intensidad a las de los lactantes a término. Las apneas, desaturaciones y bradicardias durante las 72 horas siguientes a la vacunación son más frecuentes en los grandes prematuros (<28 semanas y peso <1.500 g), por lo que se deben monitorizar durante las 72 horas posteriores, al igual que en los pacientes con antecedentes de estos eventos.

La respuesta inmunitaria a las vacunas de los nacidos pretérmino puede ser inferior a la de los nacidos a término, sobre todo, en aquellos con una edad gestacional <28 semanas o con peso <1.500 g. Esto probablemente se debe a una respuesta de linfocitos Th1 reducida y un desequilibrio Th1/Th2. Sin embargo, en general, se alcanzan concentraciones protectoras de anticuerpos frente a todos los antígenos vacunales al completar la primovacunación. Si bien, la mayoría de los estudios publicados se han realizado con pautas de vacunación 3+1 (para las vacunas hexavalente y antineumocócica), los países con esquemas 2+1 no han comunicado diferencias en la efectividad vacunal según la edad gestacional. Los datos disponibles sugieren que, a partir del segundo año de vida, se adquiere una memoria inmunitaria adecuada y se logra una buena protección, similar a la observada en los nacidos a término.

Sin embargo, en las fichas técnicas de las vacunas hexavalente y antineumocócica, se sigue recomendando la pauta 3+1, al igual que en algunas comunidades autónomas y en otros países, en lugar de la 2+1 indicada en el documento del Ministerio de Sanidad. La información que acompaña a la única vacuna hexavalente con datos en prematuros (Infanrix Hexa®) indica la pauta 3+1. Las otras dos vacunas hexavalentes tienen muy pocos datos o ninguno en prematuros, pero en las dos especialidades se especifica que podría observarse una respuesta inmunitaria menor y que se desconoce el grado de protección clínica.

En la ficha técnica de la vacuna antineumocócica conjugada 13-valente (Prevenar®13), se indica que la serie recomendada de inmunización en prematuros consta de cuatro dosis, cada una de 0,5 ml. La serie primaria consiste en tres dosis; la primera se administra a los 2 meses, con un intervalo mínimo de 1 mes entre dosis. La primera dosis puede administrarse desde las 6 semanas de edad. Se recomienda una cuarta dosis (refuerzo) entre los 11 y los 15 meses de edad.

Vacuna frente al rotavirus

Las vacunas frente al rotavirus y antigripal están incluidas en el calendario del prematuro.

La vacunación frente al rotavirus en niños prematuros, ha mostrado unos resultados de eficacia y seguridad similares a los comunicados en niños a término, y los datos existentes sugieren un riesgo muy bajo de diseminación y de infección nosocomial cuando la vacunación se realiza durante el ingreso. Tras la vacunación, se tomarán las medidas estándar de prevención de transmisión del virus vacunal, sobre todo, en las primeras 2 semanas. Estas medidas se extremarán en caso de administración de la vacuna frente al rotavirus en unidades neonatales(23).

Para las vacunas frente al rotavirus, existe una edad gestacional mínima de aplicación que se indica en las fichas técnicas de las dos especialidades comercializadas: a partir de las 25 semanas de gestación para RotaTeq® y a partir de las 27 semanas para Rotarix®. La vacunación de los menores de 25 semanas de gestación queda fuera de las indicaciones según la ficha técnica. En estos pacientes puede considerarse la vacunación, siempre de forma consensuada con los padres, tras explicarles los beneficios y advertirles de que la indicación está fuera de ficha técnica.

Además, se tendrán en cuenta los siguientes datos en relación con la posología:

• RotaTeq®: la primera dosis puede administrarse a partir de las 6 semanas de edad y no más tarde de las 12 semanas. Se recomienda que la pauta de vacunación de tres dosis se complete a las 20-22 semanas de edad, pero si es necesario la tercera dosis, se puede administrar hasta las 32 semanas.

• Rotarix®: la primera dosis debe administrarse a partir de las 6 semanas de edad. La pauta de vacunación debe finalizar preferentemente antes de las 16 semanas de edad y siempre antes de las 24 semanas.

Vacuna antigripal

Estos niños tienen mayor riesgo de complicaciones, hospitalizaciones y mortalidad por infecciones debidas al virus de la gripe, especialmente aquellos con complicaciones asociadas a la prematuridad, como enfermedad pulmonar crónica o trastornos neurológicos. Se utilizará una vacuna inactivada tetravalente. La edad mínima de aplicación es de 6 meses, la dosis es 0,5 ml y en la primera temporada deben administrarse dos dosis separadas por un intervalo mínimo de 4 semanas (en las temporadas siguientes, se continuará con una dosis). La vacunación antigripal del entorno del prematuro es fundamental(1).

Vacunación de la embarazada, de convivientes y del personal sanitario para proteger al prematuro

La vacunación de la embarazada frente a la tosferina es la estrategia más efectiva para evitar la tosferina grave en los lactantes menores de 2-3 meses, ya que su vacunación no se inicia hasta los 2 meses de edad. Con las recomendaciones actuales de vacunar a la embarazada entre las semanas 27 y 32 de gestación, muchos prematuros no pueden beneficiarse de esta medida. Por este motivo, algunos países han establecido estrategias de vacunación más temprana (entre las semanas 20 y 32). En las embarazadas con alto riesgo de parto prematuro y clínicamente estables, se valorará la vacunación a partir de la semana 20.

La vacunación antigripal se debe realizar en cualquier trimestre del embarazo, si coincide con la temporada gripal, y no solo protege al lactante durante los primeros 6 meses de vida, sino también a la embarazada que pertenece a un grupo de riesgo de la gripe.

Si la embarazada no se hubiese vacunado contra la tosferina y la gripe, se recomienda hacerlo en el puerperio inmediato, aunque entonces su efectividad en el lactante es mucho menor.

La completa inmunización de las personas convivientes y del personal sanitario es fundamental para proteger al prematuro. Además, los dos grupos se deberán vacunar cada año frente a la gripe y, cada 10 años, frente a la tosferina (en forma de Tdpa)(1).

Bibliografía

Los asteriscos muestran el interés del artículo a juicio de los autores.

1.** Campins Martí M, Valle T-Figueras JM. Vacunación del niño y adolescente en situaciones especiales. Pediatr Integral. 2015; 19: 717.e1-8.

2.** Moreno D, Moraga F. Inmunoglobulinas: indicaciones, dosificación y seguridad. En: Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría (CAV-AEP). Vacunas en Pediatría. Manual de la AEP 2012. Madrid: Exlibris; 2012. p. 547-61.

3.** Grupo de Trabajo de la Ponencia de Programa y Registro de Vacunaciones. Recomendaciones de vacunación frente a hepatitis A en grupos de riesgo. Comisión de Salud Pública del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud; 2017. Disponible en: https://www.msssi.gob.es/profesionales/saludPublica/prevPromocion/vacunaciones/docs/Recomend_HepatitisA.pdf.

4.* Nelson NP, Weng MK, Hofmeister MG, Moore KL, Doshani M, Kamili S, et al. Prevention of hepatitis A virus infection in the United States: recommendations of the Advisory Committee on Immunization Practices, 2020. MMWR Recomm Rep. 2020; 69: 1-38.

5.* The Green Book. Hepatitis A. London: Public Health England; 2013. p. 143-60. Disponible en: https://assets.publishing.service.gov.uk/government/uploads/system/uploads/attachment_data/file/263309/Green_Book_Chapter_17_v2_0.pdf.

6.* Dutra Souto F, de Brito W, Fernandes C. Impact of the single-dose universal mass vaccination strategy against hepatitis A in Brazil. Vaccine. 2019; 37: 771-5.

7.* Maranich AM, Rajnik M. Varicella-specific immunoglobulin G titers in commercial intravenous immunoglobulin preparations. Pediatrics. 2009; 124: e484-8.

8.** Oliveras M, Moraga FA. Las inmunoglobulinas en la profilaxis de la varicela. An Pediatr (Barc). 2000; 52: 71-2.

9.* The Green Book. Varicella. London: Public Health England; 2018. p. 421-42. Disponible en: http://allcatsrgrey.org.uk/wp/wpfb-file/green_book_chapter_34_v3_0-pdf.

10.*** Agència de Salut Pública de Catalunya. Manual de vacunacions de Catalunya. Edició 2020. Disponible en: https://salutpublica.gencat.cat/web/.content/minisite/aspcat/promocio_salut/vacunacions/00manual_de_vacunacions/Manual-de-vacunacions.pdf.

11.* Grupo de trabajo recomendaciones Td 2017. Ponencia de Programa y Registro de Vacunaciones. Recomendaciones de utilización de vacunas Td. Comisión de Salud Pública del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud. Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad; 2017. Disponible en: https://www.mscbs.gob.es/profesionales/saludPublica/prevPromocion/vacunaciones/docs/TetanosDifteria_2017.pdf.

12.** Centers for Disease Control and Prevention. Use of a reduced (4-dose) vaccine schedule for postexposure prophylaxis to prevent human rabies: recommendations of the Advisory Committee on Immunization Practices. MMWR Recomm Rep. 2010; 59(RR-02): 1-9.

13.* World Health Organization. Rabies vaccines: WHO position paper. Wkly Epidemiol Rec. 2018; 93: 201-20. Disponible a: http://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/272371/WER9316.pdf?ua=1.

14.* Marin M, Marlow M, Moore KL, Patel M. Recommendation of the Advisory Committee on Immunization Practices for use of a third dose of mumps virus–containing vaccine in persons at increased risk for mumps during an outbreak. MMWR Recomm Rep. 2018; 67: 33-8.

15.*** Grupo de trabajo vacunación en población adulta y grupos de riesgo de la Ponencia de Programa y Registro de Vacunaciones. Vacunación en grupos de riesgo de todas las edades y en determinadas situaciones. Comisión de Salud Pública del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud. Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, julio 2018. Disponible en: https://www.mscbs.gob.es/profesionales/saludPublica/prevPromocion/vacunaciones/programasDeVacunacion/riesgo/docs/VacGruposRiesgo_todas_las_edades.pdf.

16.** Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud. Calendario común de vacunación a lo largo de toda la vida. Calendario recomendado año 2020. Disponible en: https://www.mscbs.gob.es/profesionales/saludPublica/prevPromocion/vacunaciones/calendario-y-coberturas/docs/CalendarioVacunacion_Todalavida.pdf.

17.*** Amirthalingam G, Andrews N, Campbell H, Ribeiro S, Kara E, Donegan K, et al. Effectiveness of maternal pertussis vaccination in England: An observational study. Lancet. 2014; 384: 1521-8.

18.* Donegan K, King B, Bryan P. Safety of pertussis vaccination in pregnant women in UK: observational study. BMJ. 2014; 349: g4219.

19.** Centers for Disease Control and Prevention (CDC). Updated recommendations for use of tetanus toxoid, reduced diphtheria toxoid, and acellular pertussis vaccine (Tdap) in pregnant women – Advisory Committee on Immunization Practices (ACIP), 2012. MMWR Morb Mortal Wkly Rep. 2013; 62: 131-5.

20.** Grupo de trabajo vacunación en prematuros de la Ponencia de Programa y Registro de Vacunaciones. Vacunación en prematuros. Comisión de Salud Pública del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud. Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social; 2019. Disponible en: https://www.mscbs.gob.es/profesionales/saludPublica/prevPromocion/vacunaciones/docs/Vacunacion Prematuros.pdf.

21.* Limia Sánchez A, Navarro Alonso JA, Urbiztondo Perdices LC, Moreno Pérez D, Taboada Rodríguez JA, Arteagoitia Axpe JM, et al. Vacunación en prematuros. Recomendaciones oficiales en España. Vacunas. 2020; 21: 1-3.

22.** Salamanca de la Cueva I. Vacunación del prematuro. ¿Existen diferencias respecto al recién nacido a término? En: Campins Martí M, Moraga Llop FA, editores. Vacunas 2019. Madrid: Undergraf; 2019. p. 25-42.

23.** Álvarez Aldeán J, Ares Segura S, Díaz González C, Montesdeoca Melián A, García Sánchez R, Boix Alonso H, et al.; Sociedad Española de Neonatología (SENeo) y Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría (CAV-AEP). Recomendaciones para la vacunación frente al ROTAvirus de los recién nacidos PREMaturos (ROTAPREM). An Pediatr (Barc). 2019; 91: 205.e1-7.

Bibliografía recomendada

– Abu-Raya B, Maertens K, Edwards KM, Omer SB, Englund JA, FlanaganKL, et al. Global perspectives on immunization during pregnancy and priorities for future research and development: an international consensus statement. Front Immunol. 2020. DOI: 10.3389/fimmu.2020.01282.

– American Academy of Pediatrics. Kimberlin DW, Brady MT, Jackson MA, Long SS, editores. Red Book 2018 Report of the Committee on Infectious Diseases, 31st ed. Itaska, IL: American Academy of Pediatrics; 2018.

– Campins Martí M. Inmunización materna. En: Campins Martí M, Moraga Llop FA, editores. Vacunas 2018. Madrid: Undergraf; 2018. p. 243-60.

– Comité Asesor de Vacunas (CAV-AEP). Vacunación profiláctica posexposición.

Manual de vacunas en línea de la AEP. Madrid: AEP; 2018. Consultado el 19 de agosto de 2020. Disponible en: https://vacunasaep.org/documentos/manual/cap-9.

– Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría. Vacunación de niños prematuros.

Manual de vacunas en línea de la AEP (Internet). Madrid: AEP; 2020. Disponible en: https://vacunasaep.org/documentos/manual/cap-10.

Caso clínico

 

Niña de 7 años que en un viaje a Tailandia con sus padres, durante una excursión hace 5 días, fue mordida en la mano por un mono cuando intentaba darle comida. La herida no tiene signos de infección y la niña está correctamente vacunada según el calendario oficial.

 

 

Vacunación en niño inmigrante, refugiado, adoptado y niño viajero

V. Fumadó Pérez
Temas de FC


V. Fumadó Pérez

Consultor Senior de la Unidad de Infecciosas y Patología importada Pediátrica.
Unidad de referencia Nacional. Hospital Universitario Sant Joan de Deu, Barcelona

Resumen

En la evaluación inicial de un niño inmigrante, adoptado o refugiado que llega a nuestro país, deberemos prestar especial atención a la vacunación. La vacunación es una forma segura y eficaz de prevenir enfermedades y salvar vidas. En la actualidad, disponemos de vacunas para protegernos contra, al menos, 20 enfermedades, entre ellas, por ejemplo: difteria, tétanos, tos ferina, hepatitis B y sarampión, que en muchos lugares siguen siendo endémicas. Los niños inmigrantes, especialmente los menores no acompañados y los refugiados, tienen más posibilidades de no haber recibido todas las vacunas precisas para su edad. Lo mismo ocurre con los niños adoptados internacionalmente, que proceden de orfanatos con recursos limitados y medidas preventivas dispares. Es importante normalizar las vacunaciones lo más rápido posible, teniendo en cuenta la edad del niño y las vacunas recibidas previamente.
Así como prevenir con vacunas en relación al riesgo de exposición, cuando el niño regrese al país de origen a conocer a sus familiares. Presentamos seguidamente información relacionada con la vacunación de los niños inmigrantes.

 

Abstract

Vaccination is a priority when initially evaluating an immigrant, adopted or refugee child arrived in our country. Vaccination is a safe and effective way to prevent diseases and save lives. Vaccines are now available to protect us against at least 20 diseases, including diphtheria, tetanus, pertussis, hepatitis B, and measles, which are still endemic in many places. Immigrant children, especially unaccompanied minors and refugees are at higher risk of not having received all the necessary vaccinations for their age. It is similar among internationally adopted children, who come from orphanages with limited resources and disparate preventive measures. Hence, it is important to standardize vaccinations as quickly as possible, taking into account the age of the child and the previously received immunizations. Additionally, prevention with vaccines must be administered to children who return to the country of origin to meet their relatives. Information regarding the vaccination of immigrant children is here presented.

 

Palabras clave: Niño inmigrante; Niño adoptado; Vacunación; Viajes con niños.

Key words: Immigrant and refugee children; Adopted children; Vaccination; Traveling children.

Pediatr Integral 2020; XXIV(8): 479.e1 – 479.e7


Vacunación en niño inmigrante, refugiado, adoptado y niño viajero

Introducción

El objetivo fundamental de los programas de vacunación de la población inmigrante, refugiada y adoptada, es conseguir una protección vacunal similar a la de la población infantil autóctona.

Aunque en la última década, la cobertura vacunal ha mejorado gracias a los esfuerzos de las grandes agencias (GAVI: Alianza Global para la Vacunación), los niños adoptados de otros países y los niños inmigrantes pueden: no haber recibido las vacunas habituales del país receptor, presentar un calendario vacunal incompleto, incluso para las vacunas habituales de su país de origen, o simplemente no estar inmunizados(1). En la valoración inicial de los niños procedentes de otros países, tanto adoptados como inmigrantes o refugiados, una de las cuestiones que se le plantea al profesional sanitario, es la de asegurar una correcta protección frente a las enfermedades prevenibles a estos niños; al mismo tiempo que, intentar evitar brotes de enfermedades erradicadas en nuestro contexto (Tabla I) (p. ej.: sarampión).

La vacunación del niño viajero, en especial del niño inmigrante que viaja a conocer a sus familiares, tiene como objetivo proteger al niño de otros patógenos a los que habitualmente no está expuesto, y para los que en el país en el que reside no precisa una protección vacunal.

Dentro de los niños que proceden o viajan a otro país, podemos encontrar diferentes grupos:

Inmigrantes o hijos de inmigrantes: aquellos niños nacidos en otro país o que algunos de los padres han nacido en otro país. En este grupo, en ocasiones, podemos encontrar a menores que han llegado a nuestro país sin ningún progenitor Menores no acompañados (MENA). Este es un grupo de especial riesgo por las condiciones de viaje y por la falta de antecedentes de vacunas previas.

Refugiados: niños que están fuera de su país de origen y no pueden volver, debido a persecución por razones de: raza, religión, pertenecer a un grupo social u opinión política. En este grupo de niños, es difícil obtener antecedentes de las vacunaciones previas.

Adopción Internacional: la adopción internacional es un tipo de adopción por la cual un individuo o una pareja se convierten en los portadores legales y permanentes de un niño nacido en otro país. La información de vacunación previa en este colectivo es muy variable.

¿Cómo proceder en cada uno de los grupos?

En la última década, con los esfuerzos de la alianza global para las vacunas, la mayor parte de estos niños han sido vacunados frente a: difteria, tétanos, tosferina, polio, hepatitis B, Haemophilus influenzae tipo b (Hib), pneumococo y sarampión (Tabla I). Entre los niños refugiados, existe poca información sobre la protección vacunal, la mayoría no tiene documentación sobre las vacunas recibidas previamente, en muchos campos de refugiados existe la política de proteger indiscriminadamente con la triple vírica y el tétanos. Después será necesario completar el calendario de vacunas, según la edad del niño.

Los niños inmigrantes pueden llegar sin documentos, careciendo de cartilla vacunal donde se reflejen las vacunas administradas en sus países de origen.

La información verbal de los padres o progenitores no puede ser considerada como prueba de vacunación.

En muchas ocasiones, sin embargo, un porcentaje considerable de esta población, exceptuando a los niños refugiados, dispone de un documento o cartilla de vacunaciones, aunque se desconoce, en general, el estado real de inmunoprotección. La Academia Americana de Pediatría (basándose en estudios previos)(1) recomienda aceptar como válidos los documentos de vacunación aportados si las vacunas, fechas de administración, número de dosis, intervalos entre dosis y edad del niño al recibir las vacunas son comparables a los esquemas recomendados en el país receptor.

Los niños adoptados, aunque pueden no estar bien vacunados, tienen unos padres muy preocupados por la salud de sus hijos, por lo que intentan actualizar rápidamente el calendario de vacunas.

Siguiendo estas pautas, las recomendaciones actuales respecto a la vacunación de niños inmigrantes, refugiados y adoptados son las que se citan a continuación.

Pautas de vacunación

Los calendarios de vacunación de los países de procedencia de los niños adoptados e inmigrantes pueden tener variaciones importantes. Si existen dudas sobre el estado vacunal del niño, se debe reiniciar de nuevo la vacunación para: difteria, tétanos, tos ferina, polio, hepatitis B y triple vírica(2).

• Niños con cartilla de vacunación: no es necesario realizar serología vacunal, ni proceder a la revacunación completa, siendo suficiente completar las series de acuerdo a la edad, siempre que las fechas e intervalos de las dosis administradas sean correctos y presente identificación del sanitario que la aplicó o sello de órgano oficial.

• Niños sin cartilla de vacunación: se debe iniciar el calendario de vacunación de acuerdo a la edad.

- En todos los casos, deberán administrarse las vacunas incluidas como sistemáticas en el calendario oficial local y que no hayan sido administradas en su país de origen, además de informar de las vacunas no financiadas.

- Si la vacuna frente al sarampión se administró antes de los 12 meses de edad no se considera dosis válida, debiendo recibir la vacuna triple vírica (TV) a partir de los 12 meses de vida. Con frecuencia, estos niños no reciben vacuna triple vírica (sarampión, rubeola, parotiditis), sino el preparado monocomponente frente al sarampión, y se administra a menudo antes de los 12 meses de edad, debido a la prevalencia de la enfermedad en algunas áreas. Por tanto, es recomendable que sean revacunados con la vacuna triple vírica, después de los 12 meses para garantizar una buena respuesta.

- Dado que, en algunos de los países de procedencia de estos niños, las tasas elevadas de infección por el virus de la hepatitis B son elevadas, se recomienda realizar serología para descartar la infección, antes de proceder a la vacunación. Debido a que la vacunación neonatal frente a la hepatitis B, en hijos de madres portadoras de antígeno de superficie del virus de la hepatitis B se realiza, en ocasiones, después de la primera semana de vida, lo que no asegura la prevención de la transmisión vertical de la infección; o pueden haber recibido hemoderivados sin testar para esta infección, sobre todo, en áreas endémicas de malaria.

- Es muy importante aprovechar cualquier contacto con el sistema sanitario de las familias inmigrantes, para revisar el calendario de vacunaciones de los niños.

- Se recomienda seguir pautas aceleradas utilizando, siempre que sea posible, vacunas combinadas.

- Es recomendable valorar la vacunación frente a la hepatitis A, a partir de los 12 meses, este hecho es especialmente relevante en los niños inmigrantes o hijos de inmigrantes (pueden haber nacido en nuestro país), que tengan previsto visitar a sus familiares en el país de origen. Los niños, hijos de inmigrantes, que visitan a sus familiares durante un tiempo y conviven con ellos en sus países de origen, constituyen un grupo de especial riesgo de adquirir una infección por virus de la hepatitis A.

Las recomendaciones, en general, respecto a la vacunación de niños inmigrantes, refugiados y adoptados son las siguientes(2-4):

• Los niños que no aporten documento de vacunas o este no cumpla los requisitos exigibles en cuanto al número de dosis, intervalo entre las mismas o edad del niño al recibir las vacunas, deberán iniciar el calendario vigente en el país de llegada.

• En los niños con documentos adecuados, existen varias posibilidades:

- Aceptar como válida la documentación y completar el calendario vigente en el país receptor.

- Una alternativa sería realizar serologías frente a los antígenos de las vacunas y aceptar como válidas solo las vacunas frente a las cuales el niño dispone de anticuerpos protectores. Esta es una técnica cara, lenta y difícil de realizar y en muchas ocasiones, los laboratorios puede que no tengan disponible las serologías para todos los antígenos vacunales.

- Ignorar la documentación aportada si no presenta garantías, y vacunar al niño siguiendo el calendario completo vigente en el país de adopción.

Como norma general, y basado en algunos estudios de seroprevalencia en población inmigrante y adoptada en otros países, se consideran válidas las vacunas que figuran como administradas en las cartillas de vacunación y que estén bien documentadas, independientemente del tiempo transcurrido desde la última dosis, sin ser necesario iniciar una primovacunación completa.

Programa ampliado de vacunación (PAI)

Los calendarios sistemáticos de vacunación de la mayoría de los países en desarrollo, en muchas ocasiones, son todavía calendarios “de mínimos”, a pesar de los esfuerzos de la Alianza Global para la Vacunación (GAVI). Por tanto, no siempre tienen coberturas óptimas, incluyen únicamente las vacunas del PAI de la Organización Mundial de la Salud. No incluye las vacunas frente al meningococo C y la varicela, aunque en los últimos años, sí se han introducido las vacunas frente al rotavirus y el neumococo, que poco a poco se van implantando en casi todos los países.

Para conocer los calendarios vigentes de vacunación en los países de origen, se puede consultar la siguiente dirección de la web de la OMS: http://apps.who.int/immunization_monitoring/globalsummary/schedules.

Resumen de las características de las vacunaciones en la mayoría de países de baja renta

En todos los países de baja renta, debido a la alta prevalencia de tuberculosis y para proteger a la población infantil de la meningitis tuberculosa y las formas diseminadas de tuberculosis, se vacuna con la BCG al nacer.

También, en estos países, se administra la vacuna de sarampión a los 9 meses, por lo que es importante revisar este dato y administrar 2 dosis de vacuna triple vírica.

A los niños menores de 5 años, en la mayoría de los casos, se les deberá vacunar contra Haemophilus influenzae tipo b y antineumococo, ya que esta vacuna no se administra de forma sistemática en todos los países de baja renta. Aunque, en los últimos años, muchos países la han incorporado en su calendario, es importante revisar este dato y, si existen dudas, vacunar.

También, se debe administrar la vacuna del meningococo C (MCC) en los menores de 19 años, ya que no la habrán recibido.

Consideraciones de la vacunación en niños adoptados(5)

En niños adoptados, solo un pequeño porcentaje aportan documentación fidedigna. Algunos estudios realizados en este grupo poblacional, muestran que la comprobación de los anticuerpos vacunales en relación a las vacunas supuestamente recibidas, es baja (35%). Algunos autores justifican estos resultados por diferentes razones como: falsificación de los certificados vacunales, mala inmunogenicidad de las vacunas suministradas en los orfanatos por déficit de conservación adecuada o pobre respuesta inmune, debido a la prolongada institucionalización o a enfermedades concomitantes(18). Por todo ello, se recomienda de forma generalizada, iniciar calendarios completos de vacunación, ante cualquier duda.

En los últimos cinco años, las coberturas vacunales en los orfanatos han mejorado y los gobiernos de los países emisores también se han preocupado más de que se cumpliera este requisito, por lo que el cumplimiento de vacunas recibidas entre los niños adoptados ha mejorado de forma notable. Países de procedencia de adopción internacional en España (Tabla II).

Recomendaciones de vacunación para niños adoptados:

• Niños sin documentación vacunal: iniciar calendario completo de vacunaciones.

• Todos los niños que no la hayan recibido o no se pueda comprobar el dato, deben recibir la vacuna triple vírica.

• Iniciar primovacunación con las vacunas no recibidas en sus países de origen como: meningococo C y varicela; y revisar si ha recibido Haemophilus influenzae tipo b y neumococo.

• Realizar serología de hepatitis B, para descartar infección activa y proceder a la vacunación en los casos que no muestren títulos protectores.

• Continuar, posteriormente, con el calendario de vacunación vigente en la zona de residencia del menor.

En los niños con calendarios vacunales bien documentados, se deberían considerar como válidas las vacunas recibidas en los países de origen y proceder a completar el calendario de vacunación para su inmunoprotección, de acuerdo a la edad del niño (Tabla III).

Por otro lado, el diagnóstico clínico de una enfermedad inmunoprevenible en el país de origen, no debe ser aceptado como evidencia de inmunidad.

Tras la publicación de casos de transmisión de enfermedades infecciosas, como hepatitis A/B y sarampión, a familiares de niños procedentes de adopciones internacionales, se recomienda actualizar el calendario de vacunas de los miembros de las familias de acogida.

Consideraciones de la vacunación en niños Inmigrantes

Los inmigrantes representan actualmente más del 10% de la población en nuestro país(6,7).

Existen pocos estudios sobre la situación vacunal de la población inmigrante, pero por la situación compleja en la que suelen vivir estas familias (domicilios con deficiencias, compartidos entre varios grupos familiares y situaciones laborales inestables), la situación sanitaria no es la primera preocupación y, con frecuencia, la situación vacunal está incompleta.

En un estudio realizado en Valencia, en el año 2007, el factor de riesgo más importante asociado a la baja cobertura de vacunación, fue la falta de asistencia a los controles pediátricos de salud. En otro estudio, más reciente, los autores consideraron que los niños inmigrantes tienen una posibilidad tres veces mayor que la población autóctona de estar vacunados de forma incompleta(19).

También, se ha descrito menor inmunoprotección en hijos de padres inmigrantes, pero nacidos en el país de acogida. Así, un estudio realizado en Cataluña(2), sobre cobertura vacunal en población inmigrante, concluye que estos niños han recibido menos vacunas y menos dosis de las recomendadas en los calendarios habituales de vacunación.

Las coberturas vacunales son muy altas entre la población infantil en nuestro país, oscilan según el tipo de vacuna entre el 95 y 97%, aunque sigue existiendo un pequeño porcentaje de niños no protegidos frente a enfermedades inmunoprevenibles, bien por falta de administración de las vacunas o bien por falta de respuesta a las mismas. La llegada de niños procedentes de otros países, sin protección serológica frente a enfermedades prevenibles mediante vacunas, puede favorecer la circulación de agentes infecciosos importados, y dar lugar a la aparición de brotes o pequeñas epidemias(8-14). La enfermedad inmunoprevenible que más puede ocasionar un brote es el sarampión, sobre todo, pero también otras, como la difteria… Esto apoya la necesidad de establecer pautas adecuadas de vacunación en la población inmigrante que llega a nuestro país.

Consideraciones en la vacunación en niños refugiados

En los campos de refugiados(15), la vacunación de la población infantil es una prioridad. Es difícil que los padres tengan documentación que pueda demostrar las vacunas recibidas, por lo que es prioritario vacunar de triple vírica para evitar brotes, así como contra: difteria, tétanos y tosferina, como ya hemos comentado previamente, esta será la prioridad inmediata junto al estudio de tuberculosis(9) mediante PPD, para seguir vacunando, utilizando pautas aceleradas de vacunación y aprovechando el primer contacto para iniciarlas(16-17).

Vacunaciones para niños que viajan

Los niños y lactantes que vayan a viajar(4), deben estar vacunados de acuerdo a su edad, según el calendario vigente (o siguiendo pautas aceleradas), con las vacunas: DTPa, antipoliomielítica, conjugada del Haemophilus influenzae tipo b, meningococo C conjugada, antineumococo, triple vírica y antihepatitis B. Según la edad del niño, las pautas de vacunación pueden requerir matizaciones o variaciones:

• Sarampión: en los niños que viajen a regiones donde existe sarampión, debe rebajarse la edad a la que se inicia la vacunación. Los lactantes no inmunizados entre 6 y 11 meses de edad, deben recibir 1 dosis de la vacuna triple vírica. La OMS recomienda que, a los lactantes que reciben la primera dosis de vacuna a los 6, 7 u 8 meses, se les administre una segunda dosis a los 9 meses o en cuanto sea posible, si continúan en un área endémica. Posteriormente, tienen que seguir el calendario vacunal, es decir, recibir 2 dosis más a partir de los 12 meses.

• Hepatitis B: está indicada en niños, adolescentes y personas de todas las edades no vacunadas previamente, que viajen a regiones donde la infección es altamente endémica (sudeste asiático, África subsahariana y la cuenca del Amazonas) y que vayan a estar en contacto directo con la población local, o que puedan tener contacto sexual o sanguíneo con residentes en dichas zonas.

• La vacuna de la hepatitis B, así como la BCG y la vacuna oral contra la poliomielitis (VPO), pueden administrarse en los primeros días de vida. Para vacunar de la BCG, hay que acudir a centros específicos, y no es fácil su administración en nuestro país.

• Las vacunas de difteria, tétanos, tos ferina y antipoliomielítica inactivada (VPI) pueden administrarse a partir de las 6 semanas de vida.

Según el destino, pueden incluir otras vacunas:

• Hepatitis A: la inmunoprofilaxis activa está indicada en todos los niños mayores de 1 año y que viajen a países con índices medio o alto de esta infección. Es una vacuna inactivada que se administra por vía intramuscular, 2 dosis separadas por un intervalo de 6-12 meses. Para asegurar una protección inmediata, incluso cuando la partida sea inminente, es suficiente 1 dosis de vacuna, por lo que la administración simultánea de Ig está ya poco justificada.

• Fiebre amarilla: la fiebre amarilla urbana y selvática se produce en algunas zonas de África y de Sudamérica. La OMS recomienda la vacunación a todas las personas de más de 9 meses de edad que viajen fuera de áreas urbanas en países situados dentro de la zona endémica. Los lactantes menores de 6 meses no deben ser vacunados, ya que son susceptibles a la encefalitis que se asocia a su administración. La decisión de vacunar entre 4 y 9 meses, debe basarse en el riesgo estimado de exposición.

En la actualidad, el único certificado de vacunación que se exige ante ciertos viajes internacionales es el de la vacunación contra la fiebre amarilla. En un número de países exigen un Certificado Internacional de Vacunación válido a los viajeros que hayan estado o hecho escala en zonas infectadas. También Según legisla el reglamento sanitario internacional, se puede exigir certificado de vacunación obligatorio a la entrada a un país frente a meningitis tetravalente en los viajeros a Arabia Saudí en temporadas de riesgo y frente a la polio si se viaja a países endémicos como Pakistán y Afganistán.

• Cólera: en 1973 la Asamblea Mundial de la Salud modificó el Reglamento Sanitario Internacional, con el propósito de que no se exija el certificado de vacunación contra el cólera, debido a la incompleta y poco duradera protección que confería la vacunación clásica contra esta enfermedad. Actualmente, dada la mayor protección que confieren las nuevas vacunas orales, estas se recomiendan en algunos países, en los que el cólera es endémico o en situación de epidemia. El uso de vacunas no sustituye las medidas higiénicas.

• Fiebre tifoidea: se recomienda si en el viaje se va a estar expuesto a consumir agua y alimentos en instalaciones no turísticas, así como para niños que se vayan a quedar a vivir en zonas endémicas. La vacuna antitifoidea inyectable es una vacuna inactivada preparada a partir del polisacárido Vi purificado de Salmonella typhi, y la vacuna antitifoidea oral es una vacuna atenuada obtenida a partir de un mutante virulento de Salmonella typhi (cepa Ty21a). La vacuna oral está contraindicada en niños con inmunodeficiencias congénitas o adquiridas y no se recomienda en niños menores de seis años, porque no se conoce su seguridad y eficacia, y es difícil de administrar. Los antimicrobianos pueden interaccionar con la vacuna oral, por lo que no se deben administrar hasta 7 días después de la vacunación, y este plazo se amplia a 10 días para el proguanil. La vacuna parenteral no se recomienda en <2 años de edad, porque la respuesta inmunitaria es débil o inexistente. Hay que advertir a los viajeros que la vacuna no es un sustituto de las normas recomendadas para la prevención de las enfermedades relacionadas con las bebidas y comida.

• En lactantes menores de 6 meses que viajen a zonas de baja renta con saneamiento escaso, si no la han recibido previamente, valorar administrar la vacuna de rotavirus.

• Antimeningocócica: debe considerarse en niños que viajen a países de: África, dentro del «cinturón meningítico subsahariano», Oriente Medio y sudeste asiático, que periódicamente sufren brotes causados por meningococos de los grupos A, C o, más recientemente, W135. La vacuna tetravalente, que incluye los serotipos A-C-Y-W135, está sobre todo indicada ante viajes a Niger y Burkina-Faso, así como a otros países del África subsahariana. Se administran por vía i.m. La revacunación se realiza, si persiste el riesgo, en: niños menores de 4 años, 2-3 años, y para niños de más de 4 años y adultos, cinco años después de la primera dosis. Se puede administrar a partir de los 3 meses de vida (incluida en Calendario vacunal 2020, a los 12 meses y a los 12 años, dependiendo de la comunidad).

• Rabia: debe considerarse en los niños que vivirán durante más de un mes en regiones donde pueden entrar en contacto con animales rabiosos. La serie de 2 dosis puede administrarse como inyección intradérmica o intramuscular, dependiendo del producto de vacuna que se administre. Se puede administrar a partir de los 12 meses de vida.

• Se recomienda una prueba cutánea para la tuberculosis (PPD) a aquellos niños y personas adultas que piensen residir y trabajar en países de baja renta.

• Vacuna BCG: la OMS recomienda la vacunación con BCG, de forma sistemática y precoz, en los países de alta prevalencia de tuberculosis. En niños con PPD negativa que vayan a hacer estancias largas en países prevalentes, se tendrá que valorar la vacunación con BCG, al existir un gran número de casos de tuberculosis, especialmente entre la población joven, una elevada transmisión de la infección y una alta tasa de meningitis tuberculosa en los niños de menos de 5 años. La vacuna tiene un efecto protector fundamentalmente contra la meningitis y la tuberculosis miliar. Recomendada en niños <12 meses, que vayan a residir en zonas de alta prevalencia de la infección, aunque en ocasiones debe administrarse a la llegada al país de origen.

• Diarrea del viajero: en los países con prevalencia de casos provocados por E. coli enterotoxigénico (ETEC), la nueva vacuna oral anticolérica Dukoral ofrece protección en un número significativo de casos, a través de un mecanismo de inmunidad cruzada. Puede indicarse a partir de los 2 años de edad.

• Encefalitis centroeuropea (primavero-estival, encefalitis por mordedura de garrapata): es una enfermedad producida por un arbovirus, transmitida al hombre por la picadura de garrapatas o por el consumo de derivados lácteos no higienizados de animales infectados. La vacuna es inactivada y está indicada en niños que van a permanecer en zonas rurales o forestales de los países centroeuropeos y Rusia. El riesgo es mayor entre los meses de abril a agosto.

• Encefalitis japonesa: se transmite por mosquitos. Supone un riesgo potencial en Asia, países adyacentes a la antigua Unión Soviética y subcontinente indio. Debe ofrecerse a los niños que pasarán, como mínimo, un mes en regiones endémicas durante la estación de la transmisión, especialmente si pretenden residir en áreas agrícolas y rurales. No se dispone de datos sobre la seguridad y eficacia de la vacuna en lactantes.

En los niños inmigrantes o hijos de inmigrantes que se desplazan con relativa frecuencia a su país de origen, por períodos de tiempo largos para conocer y visitar a sus familiares, es importante recordar:

• Vacuna BCG: aunque proporciona baja y variable protección contra la infección tuberculosa, reduce la incidencia de meningitis tuberculosa y constituye una protección real contra la lepra. Si no se trata de un lactante, se deberá practicar la prueba de PPD antes de su administración.

• Vacuna contra la fiebre amarilla: si el niño tiene más de 9 meses.

• Vacuna contra la hepatitis A: en niños mayores de 12 meses de edad, ya que la prevalencia de esta enfermedad es mucho más elevada en los países de baja renta.

• Vacuna antimeningocócica tetravalente, si se viaja al cinturón del meningococo, en el África subsahariana, zona amazónica de Brasil o Arabia Saudí (La Meca), si no la han recibido en nuestro país. Actualmente, incluida en el Calendario vacunal (a los 12 meses y a los 12 años dependiendo de la comunidad autónoma).

• Vacuna anti-fiebre tifoidea IM a los mayores de tres años que viajan a países de baja renta.

Se debe recomendar la quimioprofilaxis y otras medidas de control para la malaria en todo niño inmigrante que se desplace a una zona endémica, junto a otros consejos al niño viajero.

En la vacunación del niño viajero, la población más vulnerable y que a más riesgos va a estar expuesta, es el grupo formado por los hijos de inmigrantes que viajan a conocer a su familia al país de origen.

Bibliografía

Los asteriscos muestran el interés del artículo a juicio de la autora.

1.* American Academy of Pediatrics. Medical Evaluation for Infectious Diseases for Internationally, Adopted, Refugee, and Immigrant Children. En: Kimberlin DW, Brady MT, Jackson MA, Long SS, eds. Red Book 2015 Report of the Committee on Infectious Diseases. 30th ed. Elk Grove Village, IL: American Academy of Pediatrics; 2015. p. 194-6.

2. Borrás E, Domínguez A, Batalla J, Torner N, Cardeñosa N, Nebot M, et al. Vaccination coverage in indigenous and immigrant children under 3 years of age in Catalonia (Spain). Vaccine. 2007; 25: 3240-43.

3. Bretón JR, Aymerich P, Navarro A, Talón S, Ruiz J, Graullera M, et al. Immigrants vaccination coverage at the Emergency Department of a Spanish hospital. 26th Annual Meeting of the European Society for Paediatric Infectious Diseases-ESPID. Graz (Austria); 2008.

4. Centers for Disease Control and Prevention. Health Information for International Travel. Atlanta: CDC; 2009.

5.* Cilleruelo MJ, Bretón R. Vacunación en niños inmigrantes y adoptados. En: Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría (CAV-AEP). Vacunas en Pediatría. Manual de la AEP 2012, 5ª ed. Madrid: Exlibris ediciones SL; 2012. p. 233-40.

6.* Ferrara P, Zenzeri L, Fabrizio GC, Gatto A, Liberatore P, Gargiullo L, et al. Second Generation immigrant children: health prevention for a new population in terms of vaccination coverage and health assessment. Minerva Pediatr. 2016; 68: 121-6.

7.* Fumadó V. Valoración inicial del niño inmigrante. Pediatr Integral. 2013; XVII(10): 713-21.

8. Marin M, Patel M, Oberste S, Pallansch MA. Guidance for assessment of poliovirus vaccination status and vaccination of children who have received poliovirus vaccine outside the United States. MMWR Morb Mortal Wkly Rep. 2017; 66: 23-5.

9. Marais BJ, Pai M. Recent advances in the diagnosis of childhood tuberculosis. Arch Dis Child. 2007; 92: 446-52.

10. McLean HQ, Fiebelkorn AP, Temte JL, Wallace GS, Centers for Disease Control and Prevention. Prevention of measles, rubella, congenital rubella syndrome, and mumps, 2013: summary recommendations of the Advisory Committee on Immunization Practices (ACIP). MMWR Recomm Rep. 2013; 62: 1-34.

11. Miller LC, Chan W, Tirella LG, Perrin E. Outcomes of children adopted from Eastern Europe. International Journal of Behavior & Development; 2009. p. 33.

12. Murray T, Groth E, Weitzman C, Cappello M. Epidemiology and management of infectious diseases in international adoptees. Clin Microbiol Rev. 2005; 18: 510-20.

13.* Nyangoma EN, Olson CK, Benoit SR, Bos J, Debolt C, Kay M, et al. Measles outbreak associated with adopted children from China–Missouri, Minnesota, and Washington, 2013. MMWR Morb Mortal Wkly Rep. 2014; 63: 301-4.

14. Poethko-Müller C, Ellert U, Kuhnert R, Neuhauser H, Schlaud M, Schenk L. Vaccination coverage against measles in German-born and foreign-born children and identification of unvaccinated subgroups in Germany. Vaccine. 2009; 27: 2563-69.

15.* Seery T, Boswell H, Lara A. Caring for refugee children. Pediatr Rev. 2015; 36: 323-8.

16. Staat MA, Stadler LP, Donauer S, Trehan I, Rice M, Salisbury S. Serologic testing to verify the immune status of internationally adopted children against vaccine preventable diseases. Vaccine. 2010; 28: 7947-55.

17. Su Q, Zhang Y, Ma Y, Zheng X, Han T, Li F, et al. Measles imported to the United States by children adopted from China. Pediatrics. 2015; 135: e1032-7.

18. Staat MA. Infectious diseases in refugee and internationally adopted children. Eds. Long SS, Pickering LK, Prober CG. Principles and practice of pediatric infectious diseases, 3rd edition. Elsevier, Philadelphia. 2008. Chap. 4.

19. Centers for Disease Control and Prevention. General recommendations on immunization: Recommendations of the Advisory Committee on Immunization Practices. MMWR 55 (RR-15). Persons vaccinated outside the United States, including internationally adopted children; 2006. p. 33-5. Disponible en: www.cdc.gov/mmwr/pdf/rr/rr5515.pdf.

Enlaces de interés

- https://apps.who.int/immunization_monitoring/globalsummary/.

- http://www.aepap.org.

- http://www.cdc.gov/travel.

- Centers for Disease Control and Prevention. International adoption. Disponible en: https://wwwnc.cdc.gov/travel/page/yellowbook-home.

- Centers for Disease Control and Prevention. Immigrant and Refugee Health. Current Immunization Schedules. Disponible en: https://www.cdc.gov/immigrantrefugeehealth/guidelines/overseas/overseas-guidelines.html.

- Centers for Disease Control and Prevention. New Vaccination Criteria for U.S. Immigration: Frequently Asked Questions (FAQs). Disponible en: https://www.cdc.gov/immigrantrefugeehealth/laws-regulations.html.

- https://www.ema.europa.eu/en/documents/product-information/ixiaro-epar-product-information_es.pdf

 

Caso clínico

 

Niña adoptada de Vietnam de 2 años y 2 meses de edad, que acude por primera vez al pediatra. Adoptada hace tres semanas, hace 10 días que está en nuestro país.

Antecedentes

Abandonada en la puerta del orfanato, con el cordón umbilical colgando. Peso en ese momento: 2.750 g; longitud: 48 cm. Ha vivido en orfanato hasta que la recogieron sus padres adoptivos. Aporta informe escueto que no menciona antecedentes de interés, solo neumonía a los 14 meses que precisó ingreso de tres días en el hospital por necesidad de oxígeno, tratada con ceftriaxona. Serologías de HIV, hepatitis B y hepatitis C: negativas. A los 19 meses, estudio de CMV por serología con: IgG: positiva; ALT: 52; AST: 61. Resto de analítica sin alteraciones, hemograma normal sin anemia. Calendario vacunal que consta de: BCG, 3 dosis de DTP + polio, 3 dosis de hepatitis B y 1 dosis de sarampión.

Examen físico

Buen estado general, palidez de piel, no de mucosas, lesiones antiguas de rascado, cicatriz en deltoides que podría corresponder a BCG, sin adenopatías, auscultación cardio-respiratoria normal con tonos rítmicos, ventila bien, abdomen blando y depresible, sin masas y sin hepatoesplenomegalia. Relación peso y talla en -2Ds, crecimiento armónico.

Tras la valoración, procedemos a realizar el protocolo de niño adoptado recién llegado y elaboramos un plan de vacunación, acorde con los resultados y la edad de la niña.

 

 

Vacunas de gripe

R. Ortiz de Lejarazu*, S. Tamames**
Temas de FC


R. Ortiz de Lejarazu*, S. Tamames**

*Consejero científico y Director emérito. Centro Nacional de Gripe de Valladolid. **Dirección de Salud Pública, Consejería de Sanidad, Junta de Castilla y León

Resumen

Los virus gripales de la gripe A tienen un reservorio animal muy extenso y los saltos de especie provocan gripe zoonótica que son fuente de las variantes pandémicas. Las epidemias estacionales de gripe están causadas por subtipos del virus A (H3 y H1) y linajes del tipo B (Victoria y Yamagata) que duran unas 10-12 semanas y ocurren de forma variable entre diciembre y marzo en países de clima templado. La gripe es una enfermedad sistémica y multiorgánica que se inicia en el tracto respiratorio superior, pudiendo progresar por vecindad al tracto respiratorio inferior o producir cuadros graves sistémicos mediados por citoquinas inflamatorias.
La gripe en los niños es más frecuente y más transmisible que en adultos. En los más pequeños, puede ser inespecífica o presentar clínica gastrointestinal y complicaciones, con signos y síntomas de gravedad. A menudo, los niños que sufren una hospitalización por gripe grave estacional no presentan ningún factor de riesgo conocido previo.
Existen diferentes tipos de vacunas antigripales con diferentes ventajas. Las vacunas tetravalentes con dos linajes del tipo B son preferentes para la población pediátrica. En general, la vacunación en niños es más eficaz que la de adultos y tiene un impacto mucho mayor, con un caso prevenido por cada 5 vacunados y la OMS recomienda, desde 2012, su uso en <5 años.

 

Abstract

Influenza A viruses have a very extensive animal reservoir, in whom host jumps cause zoonotic influenza and thereby being a source of pandemic variants. Seasonal influenza epidemics are caused by subtypes of virus A (H3 and H1) and type B lineages (Victoria and Yamagata) which last about 10-12 weeks between December and March in temperate climate countries. Influenza is a systemic and multiorgan disease that initiates in the upper respiratory tract, being able to progress by vicinity to the lower respiratory tract and/ or produce severe systemic pictures mediated by inflammatory cytokines.
Flu in children is more common and more transmissible than in adults. In the youngest, it may be non-specific or present with gastrointestinal characteristics and complications including severe signs and symptoms. Children hospitalized for severe seasonal influenza often have no known previous risk factors.
There are different types of flu vaccines that offer different advantages. Tetravalent vaccines with two type B lineages are preferred for the pediatric population. In general, vaccination in children is more effective than that of adults and has a much greater impact, with one case prevented for every 5 vaccinated and WHO has been recommending its use in children <5 years since 2012.

 

Palabras clave: Vacuna de gripe; Gripe; Pediatría; Virus.

Key words: Flu vaccine; Influenza; Pediatrics; Virus.

Pediatr Integral 2020; XXIV(8): 469 –478


Vacunas de gripe

La gripe es una gran desconocida en sus aspectos más básicos, aquellos que ayudan a comprender la génesis de las pandemias, las epidemias y las vacunas. La parte clínica, que es lo menos variable, ha tenido nuevos planteamientos patogénicos en la última década. La gripe debe considerarse como una infección respiratoria y sistémica causada por los virus gripales que infectan preferentemente a niños y jóvenes, y es causa de muerte de personas mayores y vulnerables. Entre estas últimas, están aquellas personas con patologías crónicas subyacentes o condiciones físicas determinadas (obesidad), que se han confirmado como de riesgo para complicaciones. La infección gripal puede acarrear en determinadas personas, un proceso grave y, a veces, mortal por agravamiento o descompensación de sus patologías o constantes vitales, inducido por una importante respuesta proinflamatoria con citoquinas específicas que impide el control del virus y favorece su extensión.

Aunque, en general, la infección gripal es una enfermedad autolimitada, leve o moderada en adultos y jóvenes sanos, a partir del año 2000, se puso de manifiesto que los niños y, especialmente por debajo de 2 años, constituyen un grupo de especial riesgo para la hospitalización por gripe(1,2). Así, la gravedad se concentra especialmente en los dos extremos de la vida, niños y personas mayores. Los niños en la gripe actúan además, como superdiseminadores, debido a la mayor carga viral y mayor duración de la excreción vírica; su vacunación selectiva ha demostrado modificar parcialmente el curso de las epidemias de gripe(3) y, también, efectos sobre la mortalidad específica por neumonía y gripe(4).

Por otra parte, existen factores víricos y del huésped no totalmente conocidos que pueden modificar su curso clínico, siendo característico de la gripe: su imprevisibilidad, variabilidad biológica, antigénica y genética, así como la epidemiológica (tiempo, virus, personas, geografía, etc.), de tal forma que las epidemias de gripe tienen distintos perfiles de gravedad general y poblacional anuales, lo que dificulta de forma especial los ensayos de fármacos y vacunas(5,6).

Desde la aparición, en diciembre de 2019, del coronavirus SARS-CoV-2 responsable de la pandemia de COVID-19, primera causada por un coronavirus, las comparaciones con la gripe fueron inevitables y, como se ha comprobado con el trascurso del tiempo, algunas de ellas no muy acertadas. Sin embargo, la sintomatología en los niños, puede facilitar la confusión clínica de COVID-19 y gripe. Otros factores, como los colegios y guarderías, elementos clásicos clave en la difusión de las epidemias de gripe, no parecen jugar idéntico papel para la difusión de la COVID-19; por lo que, bajo el principio de disminución de la carga de enfermedad, la vacunación de gripe en Pediatría, se ha empezado a considerar desde otra perspectiva.

Virus de la gripe

Los virus gripales tienen segmentos de ARN y están cubiertos por una membrana en la que se anclan tres glicoproteínas: hemaglutinina, neuraminidasa y M2.

Los virus de la gripe pertenecen a la familia Orthomyxoviridae, compuesta por virus de forma esferoide y unos 100-120 nm de tamaño, de simetría helicoidal y provistos de ARN monocatenario segmentado de polaridad negativa (precisan un intermediario de replicación positivo). Están cubiertos por una membrana de envoltura de naturaleza fosfolipídica, en la que se anclan dos tipos distintos de espículas de naturaleza glicoproteíca denominadas: hemaglutinina (H) y neuraminidasa (N). Ambas son antígenos dominantes del virus, especialmente la H de la que existen 18 tipos distintos por 11 de la N(7). Esta última tiene fármacos inhibidores (zanamivir, oseltamivir y peramivir). Además, en la superficie del virus hay canales iónicos que atraviesan la membrana de envoltura, formados por la glicoproteina M2 que juegan un papel importante en la replicación del virus dentro de la célula huésped y es diana farmacológica para los adamantanos (amantadina y rimantadina). El ARNmc está dividido en 8 segmentos que codifican las proteínas estructurales y no estructurales del virus (Fig. 1) y poseen, cada uno de ellos, su propia polimerasa sobre la que actúa el baloxavir marboxil, antiviral especifico frente a gripe de dosis única.

Figura 1. Estructura del virus de la gripe A.

Existen 4 tipos de virus de la gripe (A, B, C y D), aunque solo tres pueden infectar regularmente a los humanos (el D infecta principalmente al ganado) y solo dos de ellos tienen capacidad epidémica estacional (los virus de la gripe A y los de la B). Solo los virus del tipo A son capaces de generar pandemias.

Los virus de la gripe A se dividen en subtipos, según las dos glicoproteínas de la superficie del virus: hemaglutinina (H) y neuraminidasa (N). Existen 18 subtipos de hemaglutinina y 11 subtipos de neuraminidasa diferentes (de H1 a H18 y de N1 a N11, respectivamente). Si bien, existen potencialmente 198 combinaciones de subtipos de gripe A, solo se han detectado 131 subtipos en la naturaleza. Actualmente, circulan en el mundo los subtipos de virus de la gripe A(H1N1) y A(H3N2). Los subtipos de la gripe A pueden dividirse en diferentes “clados” y “sub-clados” genéticos, como consecuencia de la enorme variabilidad que experimentan y la presión biológica ejercida sobre ellos al circular en los humanos. Especialmente importantes son algunos del subtipo H3 (3C.2a1, 3C.2a1b y 3C.3a) con cepas que no hemaglutinan, de más difícil caracterización antigénica. Los de virus de la gripe B han evolucionado, desde finales de los años 70, en dos linajes divergentes y distintos, el B/Victoria y el B/Yamagata, que aunque comparten epítopos antigénicos comunes, la vacunación de uno de ellos no necesariamente ofrece protección cruzada contra el otro; de ahí, la razón de las vacunas tetravalentes de gripe.

La nomenclatura de las cepas de virus de la gripe humana se hace expresando: en primer lugar, el tipo de virus (A, B, C, etc.); seguido del lugar de procedencia o aislamiento (Valladolid, Brisbane, Phuket, etc.); número de laboratorio; y año de aislamiento. A continuación, entre paréntesis, se especifica el subtipo (H3N2, H1N1, etc.). En las cepas de virus del tipo B no hay subtipos y se añade el linaje al que pertenecen.

Las cepas incluidas en las vacunas anuales de gripe siguen dicha nomenclatura:

• A/Brisbane/02/2018 (H1N1).

A/Kansas/14/2017 (H3N2).

• B/Colorado/06/2017 (B/Victoria/2/87 lineage).

• B/Phuket/3073/2013 (B/Yamagata/16/88 lineage).

La variabilidad de los virus de la gripe obedece a dos fenómenos distintos, uno es el reordenamiento genético con intercambio de genes entre dos virus parentales que infectan un mismo huésped, exclusivo de los virus A, que da lugar a las variantes mayores pandémicas; y el otro, es la deriva antigénica que ocurre tanto en el tipo A como en el B, consecuencia de la difusión estacional año tras año de las variantes mayores de unas personas a otras, que van seleccionando las cepas mutadas más adaptadas y capaces de infectar y resistir la inmunidad preexistente.

Reservorio

La gripe A tiene un reservorio animal muy extenso y los saltos de especie provocan gripe zoonótica, generalmente más letal y potencial fuente de las variantes pandémicas.

Los virus de la gripe A se caracterizan por tener múltiples hospedadores de diferentes especies animales. En general, se cree que son exclusivamente virus humanos, cuando en realidad, hay más cepas de gripe infectando a los animales que a humanos. Los virus de la gripe poseen la capacidad de franquear la llamada “barrera de especie”, por la cual virus de la gripe de aves o de otros animales (cerdos, caballos, focas) pueden transmitirse e infectar al hombre. Esta propiedad junto con la extrema variabilidad genética que poseen y la especial respuesta inmune de los humanos frente a ellos, configuran una trilogía que permite que la gripe sea una enfermedad que se distribuye entre huéspedes animales y humanos, lo que añade una dificultad adicional al desarrollo de vacunas erradicadoras de la enfermedad. La gripe tiene un reservorio animal muy extenso, sobre todo, en anátidas salvajes migratorias. El sistema inmunitario de las aves presenta una memoria inmunológica de corta duración frente a la gripe, lo que permite que una cepa de virus gripal pueda mantenerse durante mucho tiempo en poblaciones aviares por infecciones repetidas, incluso asintomáticas, con escasa presión biológica inmune, pudiendo transmitirse a otras aves o a otros animales con los que conviva, facilitando fenómenos de reordenamiento genético por infecciones dobles. Se puede decir que las aves constituyen el banco o reservorio genético de los virus de la gripe A.

En el reservorio animal, los virus de la gripe disponen de innumerables oportunidades para hacer reordenamientos genéticos, cuando se dan infecciones por más de un virus diferente en un mismo huésped. Estos reordenamientos originan virus nuevos por mezcla e intercambios entre los ocho segmentos de ARN que tiene cada virus. La respuesta inmune juega un papel muy importante; mientras que en las aves es de corta duración, pero de amplio espectro; en los seres humanos es muy específica y de larga duración. Este aspecto que parece una gran ventaja, tiene inconvenientes para la consecución de vacunas humanas de amplio espectro inmunitario (frente a muchas cepas de subtipos diferentes) e inmunidad de larga duración.

La hemaglutinina de los virus gripales humanos se une específicamente a receptores N-Acetil Neuramínico en posición α-2,6 (Neu.α-2,6) que se encuentran fundamentalmente en el epitelio respiratorio superior, mientras que los virus aviares usan el receptor Neu α-2,3 localizado preferentemente en el epitelio digestivo de las aves. A pesar de esta especificidad biológica, durante los últimos 30 años, han ocurrido varios brotes de diversa importancia en el ser humano causados por virus aviares, sobre todo, en el sureste asiático, por virus de los subtipos: A(H5N1), A(H7N9) y A(H9N2), algunos con tasas de mortalidad del 30 al 60%, según el subtipo.

Epidemiología

La gripe es una enfermedad estacional cuyas epidemias duran unas 10-12 semanas y ocurren de forma variable entre diciembre y marzo en países de clima templado.

La gripe humana es una enfermedad respiratoria estacional epidémica, de recurrencia anual, que se presenta en los países de clima templado durante los meses más fríos del año en ambos hemisferios. Las epidemias se caracterizan por un comienzo abrupto de casos que asciende exponencialmente hasta alcanzar el pico epidémico en cuatro o cinco semanas, descendiendo después a niveles no epidémicos de forma más paulatina. Sin embargo, la gripe se comporta de forma diferente en países con clima tropical y subtropical, mostrando un bajo, pero constante número de casos durante todo el año, sin mostrar picos epidémicos claros o estando estos ligados a la estación húmeda, tendiendo en estas zonas a una presentación de tipo endémica(8).

La recurrencia de las epidemias gripales está relacionada con: variabilidad del virus, memoria inmune y niveles de anticuerpos. La protección es de por vida para la cepa que origina una infección natural, pero la deriva antigénica del virus y la evanescencia parcial de anticuerpos, hacen que sean posibles las reinfecciones por otras cepas, variantes menores del mismo subtipo, en el trascurso del tiempo.

Patogenia

La gripe comienza infectando el tracto respiratorio superior, puede extenderse por vecindad al tracto respiratorio inferior o producir síntomas sistémicos mediados por citoquinas inflamatorias.

La infección gripal se inicia por la fijación del virus a los receptores mucoprotéicos de las células del epitelio columnar respiratorio, donde tiene lugar una intensa replicación en los dos o tres días siguientes y un periodo más largo en niños. Se eliminan grandes dosis infectantes por microgotas emitidas al hablar, estornudar o toser(9,10).

El virus difunde por contigüidad desde la mucosa a otros tejidos respiratorios, ocasionando un proceso inflamatorio con necrosis del epitelio ciliado del tracto respiratorio superior; pudiendo, en algunos casos, afectar al tracto respiratorio inferior (bronquios, bronquiolos y alvéolos), causando serias complicaciones. La infección gripal tiene también una repercusión sistémica importante, además de síntomas respiratorios, mediada por una liberación de citoquinas proinflamatorias que acuñó la expresión “tormenta citoquínica”. La incidencia mayor en los niños y la gravedad mayor en los ancianos, se relaciona con las experiencias antigénicas previas, la posible patología subyacente y el papel que juegan colegios y guarderías como factores de agregación que favorecen la difusión. Por tanto, en la gravedad de la gripe no solo influye el virus y la cepa causal, sino también los factores de riesgo presentes en los individuos infectados. Los individuos que desarrollan un cuadro grave no logran controlar adecuadamente la replicación celular del virus en el organismo, debido a defectos en la inmunidad innata inicial (Fig. 2). El cuadro grave que presentan se asemeja bastante al de sepsis, siendo importante el diagnóstico virológico de gripe a los 2-3 días de mala evolución de los casos pediátricos ambulatorios.

Figura 2. Respuesta inmunológica innata frente al virus de la gripe. Modificado de: Bermejo-Martin JF, et al. Crit Care. 2009; 13: R201.

Manifestaciones clínicas generales

El síndrome gripal clásico comienza por los síntomas sistémicos (fiebre de aparición brusca, cefalea y quebrantamiento general), seguido por síntomas respiratorios.

Los virus gripales producen el síndrome gripal, cuadro clínico más frecuente causado, tanto por los virus de la gripe A como por los de la B. Los virus C producen cuadros respiratorios de vías altas sin la repercusión sistémica de la gripe y, en general, más banales. Los D, cuadros en el ganado y escasos en humanos. Al inicio, las manifestaciones sistémicas predominan sobre las respiratorias. El espectro de signos y síntomas de la gripe es muy amplio, aunque los básicos son: fiebre franca de inicio brusco, cefalea, quebrantamiento general y síntomas respiratorios. Los síntomas pueden cambiar en función de edad, hábitos de la persona, procesos gripales sufridos anteriormente, virulencia de las cepas y enfermedades subyacentes. La vacunación no solo reduce la mortalidad y la hospitalización, sino que limita la duración de los síntomas y la intensidad de los mismos. La infección gripal puede producir también formas ambulatorias leves semejantes al resfriado común, bronquitis aguda o faringitis e infecciones inaparentes. Los niños menores de un año tienen un riesgo de hospitalización por gripe similar a los individuos mayores de 65 años, aunque la mortalidad es sensiblemente menor(2).

La gripe en niños y adolescentes

La gripe en niños es más frecuente, más transmisible y ocasiona fiebre más alta que en adultos. En los más pequeños puede ser inespecífica, presentar clínica gastrointestinal y presentar complicaciones o signos y síntomas de gravedad.

Aproximadamente 2-3 de cada 10 niños contraen la gripe cada año(11). Los niños son más susceptibles a la infección gripal y juegan un papel decisivo en la difusión de la enfermedad en el hogar y los colegios, eliminando más cantidad de virus(carga viral más alta) y durante un tiempo más prolongado (10-15 días) que los adultos(12).

La infección gripal en los niños y adolescentes ocasiona fiebre más elevada que en adultos. Los neonatos, a menudo, presentan síntomas poco específicos con apnea y rechazo del alimento, y cuadros respiratorios que puedan imitar, a veces, al crup o producir bronquiolitis. En casi la mitad de los niños menores de cuatro años, se aprecia somnolencia y letargia(13,14) (Tabla I).

 

En más del 20% de los niños hospitalizados, menores de cinco años, se pueden observar cuadros convulsivos y una mayor incidencia de otitis media (4-5%). En lactantes menores de seis meses, se dan: abdominalgias, vómitos y diarrea. El síndrome sistémico gripal puede ser especialmente intenso y postrante en niños pequeños, encontrándose la CPK elevada y la GOT discretamente elevada, como manifestaciones enzimáticas de la afectación muscular.

Complicaciones de la gripe

Dos terceras partes de los niños que sufren una hospitalización por gripe grave, no presentaban ningún factor de riesgo conocido previo.

Las complicaciones de la gripe se presentan en todas las edades; sin embargo, son más frecuentes en niños menores de dos años, además de las personas con: patologías crónicas subyacentes, inmunosupresión o edad avanzada(15). Algunas, como el síndrome de Reye, son exclusivas de niños y jóvenes. Las más frecuentes son las respiratorias y, entre las no respiratorias, se incluyen: manifestaciones cardiovasculares, musculares, nerviosas, renales, endocrinas, gastrointestinales y hemáticas.

Las complicaciones más frecuentes en niños son: otitis media, traqueobronquitis, laringotraqueitis y bronquiolitis. La bronquitis aguda es la complicación respiratoria más frecuente, especialmente en pacientes naïve. La más grave es la neumonía primaria viral, asociada a subtipos A (H3 y H1). La sintomatología gripal típica da paso a fiebre alta continuada, tos, disnea y cianosis con hipoxemia acusada. En las pruebas de imagen, aparecen infiltrados bilaterales difusos de localización peribronquial sin consolidación. El deterioro de la función pulmonar es rápido y la mortalidad elevada. La neumonía secundaria por sobreinfección bacteriana por: S. pneumoniae, H. influenzae y S. aureus, microorganismos más frecuentes, ocurre tras una pequeña remisión de la sintomatología gripal 11 a 14 días después del inicio del síndrome gripal. La forma bronconeumónica es la más frecuente y grave, y ha sido responsable de más del 80% de las muertes ocurridas en las pasadas pandemias de gripe. Una complicación típica de niños y adolescentes (2-18 años) es el síndrome de Reye; una encefalopatía acompañada de degeneración hepática grasa que cursa con una alta letalidad (10-40%). Se presenta como una complicación de la gripe B y, con menor frecuencia, de la gripe A. También, se ha asociado a otras infecciones víricas, sobre todo, a varicela. La incidencia tras la infección gripal se ha estimado en 0,3 a 0,8 casos por 100.000 menores de 18 años; existiendo formas leves más frecuentes. Otras complicaciones raras son: encefalitis y encefalopatía, Guillain-Barré, miositis, fracaso renal, síndrome de coagulación intravascular y síndrome hemofagocítico. El registro de casos graves del Sistema de Vigilancia de la Gripe en España (SVGE) muestra como, la hospitalización ha sido más alta cuando circula el nuevo virus H1N1 (1,4%) y menor cuando circula el subtipo H3 o el virus B (0,4-0,5%)(16). Los pacientes inmunodeprimidos pediátricos tienen una mayor persistencia y excreción del virus gripal, y sufren con mayor frecuencia neumonía primaria viral. En trasplantados, la mortalidad se asocia con el grado de neutropenia.

La gripe grave en niños y adolescentes se presenta, la mayoría de las veces, sin ningún antecedente de riesgo, haciendo que la hospitalización de estos individuos se demore en el tiempo, lo que añade mayor riesgo de muerte (Fig. 3).

Figura 3. Prevalencia de factores de riesgo por grupos de edad, de los casos graves hospitalizados con diagnóstico de gripe, temporada 2019-20. Modificado de: Sistema de Vigilancia de la Gripe en España (http://vgripe.isciii.es).

La capacidad de difusión de la gripe y su alta morbilidad pediátrica hace que sobrecargue los servicios sanitarios, especialmente los de Atención Primaria pediátrica. La gripe tiene repercusión también sobre la mortalidad y eleva los costes sociosanitarios directos e indirectos en Pediatría(1,17). Estados Unidos y Canadá han implementado la recomendación universal de vacunar con especial énfasis a los niños, recomendación que, en la mayor parte de Europa, no existe de forma real, a excepción del Reino Unido y Finlandia.

Tipos de vacunas frente a la gripe

Existen diferentes tipos de vacunas antigripales que aportan diferentes ventajas. La más significativa es la concordancia frente a los dos linajes B que ofrecen las vacunas tetravalentes.

Existen diferentes tipos de vacunas frente a la gripe(18). En función de su composición, distinguimos vacunas de virus vivos atenuados y vacunas inactivadas que, a su vez, pueden ser de virus fraccionados o de subunidades (Fig. 4).

Figura 4. Inmunogenicidad y composición de las vacunas antigripales. Tomado de: Ortiz de Lejarazu R, Tamames S. Enferm Infecc Microbiol Clin. 2015; 33: 480-90.

El antígeno común a todas las vacunas antigripales es la hemaglutinina. Las vacunas de virus vivos atenuados se administran por vía intranasal y están autorizadas en España para su uso entre los 2 y 17 años, sin embargo, no están comercializadas. Su principal limitación es que no pueden administrarse en niños con inmunodeficiencias, además de presentar potenciales alérgenos en su composición. Reino Unido utiliza estas vacunas con éxito en su programa de inmunización infantil poblacional, logrando protección directa e indirecta frente a la gripe.

Las vacunas inactivadas continúan siendo las más extendidas en Europa. La mayoría de ellas se administran por vía intramuscular y algunas pueden administrarse por vía subcutánea profunda. Las vacunas trivalentes están siendo sustituidas por las tetravalentes. En la composición de las primeras, se incluyen solo tres cepas de virus gripales: A(H1N1), A(H3N2) y un linaje B, mientras las segundas incluyen dos subtipos de gripe A y dos linajes de gripe B, aumentando la concordancia entre la composición de la vacuna y los linajes circulantes del tipo B. Estas vacunas son especialmente adecuadas para la primo vacunación en Pediatría, ya que proporcionan un desafío inmune más completo.

Otro aspecto diferencial entre vacunas antigripales es su producción. La tecnología clásica de producción se basa en el cultivo viral en huevos embrionados de pollo. Las vacunas producidas en huevo autorizadas en España pueden emplearse a partir de los 6 meses de edad con la excepción de Influvac® e Influvac tetra® de Mylan, que están autorizadas a partir de los 3 años.

Actualmente, van tomando protagonismo sistemas de producción basados en células. Entre las ventajas de la producción en células destacan: la potencial flexibilización de la capacidad de producción y que se evitan los cambios que sufre el virus adaptado a huevo respecto a la cepa humana salvaje, lo cual podría redundar en una mayor concordancia entre la vacuna y la cepa circulante. Además, los sistemas de producción que no utilizan el cultivo en huevos embrionados, no conllevan presencia de proteínas de huevo en las vacunas y evitan el uso de antibióticos que es frecuente en las vacunas producidas en huevos embrionados. La presencia de antibióticos, generalmente aminoglucósidos en las vacunas, pueden suponer una contraindicación para su uso en alérgicos. No así, la presencia de proteínas del huevo, que constituyen un motivo de precaución en alérgicos a estas, pero no una contraindicación, ni siquiera con antecedentes de reacción anafiláctica. La vacuna producida en células comercializada en España, Flucelvax tetra®, está autorizada a partir de los dos años.

Otro sistema que presenta ventajas análogas al cultivo viral en células es la producción de antígenos, como expresión génica inducida por baculovirus recombinante en células de insecto. La tecnología de vacunas recombinantes es muy similar a la empleada en la vacuna de la hepatitis B. Sin embargo, la primera vacuna autorizada por la Agencia Europea del Medicamento con esta tecnología, Supemtek®, no tiene aún datos de seguridad y eficacia por debajo de 18 años.

Las vacunas inactivadas pueden acompañarse de mecanismos conducentes a aportar una inmunogenicidad reforzada. La administración intradérmica o el incremento de concentración (alta dosis) desde los habituales 15 µg de HA por subtipo viral a los 60 µg, son mecanismos no ensayados en población infantil. Los adyuvantes (MF59 y AS03) sí se han ensayado en menores de 18 años con resultados prometedores, aunque por el momento no existen en el mercado vacunas antigripales adyuvadas autorizadas en menores de 65 años. Fluad tetra® es una vacuna producida en huevos embrionados y adyuvada con MF59 que está autorizada, aunque no comercializada en España, con una indicación a partir de 65 años; lo interesante de esta vacuna es que ya presenta en su ficha técnica, datos de seguridad e inmunogenicidad en niños de 6 meses a 5 años, lo que podría augurar un futuro cambio de indicación.

Selección de cepas para las vacunas antigripales

La composición de las vacunas antigripales es publicada anualmente por la OMS, en base a la vigilancia virológica que desarrollan centros de todo el mundo.

Desde el año 1973, la Organización Mundial de la Salud (OMS) informa anualmente de las cepas de gripe que deben incluirse en la composición de la vacuna estacional antigripal de cada campaña de vacunación, de forma diferenciada para los hemisferios norte y sur en febrero y septiembre, respectivamente. Estas recomendaciones se basan en la vigilancia epidemiológica, virológica y clínica en todo el mundo, gracias a la información suministrada por parte de los 144 centros nacionales de gripe y los centros colaboradores de la OMS que forman la red GISRS (Global Influenza Surveillance and Response System) sobre las cepas circulantes de virus de la gripe y sus características antigénicas y genéticas(7).

Para la selección de las cepas, uno de los criterios fundamentales es que puedan convertirse en virus dominantes en la siguiente temporada de gripe. Además, las cepas seleccionadas deben poder replicarse fácilmente sin pérdida de sus características antigénicas. Desde 2018, se anuncian las cepas para fabricación en huevo y para cultivo celular, de forma diferenciada para cada subtipo de gripe A (H1) y (H3).

Este proceso está siendo permanentemente revisado y mejorado, y entre las futuras aproximaciones para una mejor selección de cepas, además del fortalecimiento de la vigilancia, se plantean el análisis de patrones dinámicos de movilidad de cepas, para aquilatar mejor la evaluación de las cepas dominantes en la siguiente temporada, y la incorporación de los patrones de anticuerpos existentes en diferentes poblaciones. Este último ingrediente tendría por primera vez en consideración, la susceptibilidad de la población a la cepa a seleccionar, priorizando la vacunación frente a cepas a las que una población determinada presente mayor susceptibilidad.

Eficacia, efectividad e impacto de la vacunación antigripal

La vacunación en niños es más eficaz que la de adultos y tiene un impacto mucho mayor, con un caso prevenido por cada 5 vacunados.

Existen diversas medidas del efecto protector de las medidas preventivas: eficacia analítica, eficacia clínica, efectividad e impacto de la vacunación.

Las pruebas de eficacia analítica de la vacunación antigripal deben realizarse cada año en alrededor de 200 sujetos sanos. En estos ensayos, se mide la respuesta inmune humoral frente a las cepas vacunales, con el fin de comprobar que las vacunas cumplen los requerimientos de la Agencia Europea del Medicamento (European Medicines Agency, EMA). En adultos, entre 18 y 59 años, se exige que las vacunas confieran títulos de Ac. anti-HA superiores a 1:40 en, al menos, el 70% de los vacunados, tasas de seroconversión de, al menos, el 40% de los vacunados y un incremento en el título de Ac. anti-HA de, al menos, 2,5. En mayores de 65 años, los requerimientos son ligeramente inferiores. Los criterios de la EMA están en revisión, ya que no se han definido criterios, por ejemplo, para niños ni para vacunas atenuadas, ni existen correlatos de inmunidad celular. A partir de 2017, se empezó a medir la efectividad vacunal mediante metodología de test negativo, sustituyendo a los criterios clásicos de eficacia serológica.

Es más adecuada e informativa la medición de la capacidad de prevenir eventos (casos, muertes, etc.) mediante ensayos clínicos (eficacia clínica) o mediante estudios observacionales (efectividad vacunal, EV). Los ensayos clínicos y los estudios observacionales de cohortes permiten, además, medir las incidencias de la enfermedad, por lo que se puede calcular el NNV o número necesario a vacunar, que es una medida ilustrativa del impacto de la vacunación.

Tanto la eficacia clínica como la efectividad de la vacuna antigripal (EV), tienen una alta variabilidad en función de aspectos relacionados con la vacuna, como: similitud entre las cepas vacunales y circulantes salvajes, tipo de vacuna, presencia de adyuvantes o vía de administración. Además, existen también 3 aspectos fundamentales no directamente relacionados con la vacuna en sí: el virus (su transmisibilidad, su virulencia, su comportamiento epidemiológico), el individuo (edad, comorbilidad, riesgo de exposición) y el objetivo de prevención perseguido (diagnóstico confirmado, enfermedad clínica, complicaciones o fallecimientos).

En relación con la prevención mediante vacunación frente a la gripe en niños sanos, la EV de las vacunas inactivadas es del 64% (IC95% 52-72), según la revisión de la Cochrane de 2018, lo que conlleva un NNV de 5, es decir, se prevendrá un caso de gripe por cada 5 vacunados. Las vacunas vivas atenuadas tienen una EV en niños que es globalmente del 78% (IC95% 59-89)(19).

Cuando se analiza la EV de las vacunas inactivadas en niños y adolescentes hasta 19 años por subtipo, se ha observado una mayor EV frente al subtipo A/H1N1 (69%), seguida de la EV frente al tipo B (56%) y, por último, la menor EV se observa frente al subtipo A/H3N2 (43%). Todos los grupos etarios presentan un patrón similar de EV, aunque en niños y adolescentes, las diferencias observadas son menos marcadas que en adultos (20-64 años), en los que la EV oscila entre el 73% para A/H1N1 y el 35% para A/H3N2.

La medición del efecto mediante herramientas clásicas no tiene en cuenta la protección de grupo o de rebaño. Pero en la vacunación antigripal infantil, es importante evaluar el impacto colectivo de los programas de vacunación, puesto que los niños son los que presentan mayores tasas de padecimiento de la enfermedad y, además, los principales transmisores, tanto en la gripe estacional como en la pandémica.

Indicaciones y estrategias de vacunación

La vacunación infantil tiene beneficios directos, de protección individual, e indirectos, por la disminución de la difusión del virus gripal.

En España, la principal estrategia es la de protección individual o directa en población especialmente vulnerable, es decir, la vacunación directa de personas que por sus patologías o tratamientos tienen más probabilidad de padecer la gripe o de que la gripe en ellos sea grave (riesgo elevado de hospitalización y muerte)(20).

Existe un extenso listado de indicaciones por patología, en los que se recomienda la vacunación antigripal por las autoridades sanitarias españolas a partir de los 6 meses de edad (Tabla II).

Dicho listado es actualizado anualmente por el Ministerio de Sanidad y existen ligeras variaciones por CC.AA. La variación más significativa es que muchas CC.AA. comienzan a vacunar a los mayores a los 60 años de edad, mientras que otras lo mantienen a los 65 años. Una indicación particular es la recomendación de vacunar a los niños y jóvenes entre 6 meses y 18 años que reciben tratamiento prolongado con ácido acetil salicílico, por la posibilidad de desarrollar un síndrome de Reye.

La OMS considera entre las personas con mayor riesgo de enfermedad grave por gripe a todos los niños menores de 5 años y países como: EE.UU., Canadá, Finlandia o Reino Unido, ya han incorporado la vacunación infantil por edad a sus campañas estacionales.

La vacunación de la embarazada es un caso especial de estrategia de protección directa, ya que responde a dos objetivos: protección de la propia mujer y del futuro recién nacido. Debido a su buen perfil de seguridad y a la constatación de la mayor gravedad de la gripe durante el embarazo, tanto la OMS como las autoridades sanitarias de la mayoría de los países, recomiendan la vacunación antigripal en cualquier trimestre del embarazo. Lejos de suponer un riesgo para la gestación, los abortos y las muertes fetales se observaron con menor frecuencia en mujeres vacunadas(21), con una EV de 40 y 45%, respectivamente. La EV para prevenir gripe confirmada en los recién nacidos de madres vacunadas es del 41% (IC 95%: 6-63) y su riesgo de hospitalización por síndrome gripal se redujo en un 39% (IC 95%: 16-55).

Las llamadas estrategias de «nido seguro» son estrategias complementarias que se basan en la protección indirecta de población especialmente vulnerable a través de la inmunización de sus contactos, de forma que estos no puedan ser una fuente de infección. Tanto la OMS como la mayoría de los países de nuestro entorno, incluida España, contemplan la necesidad de complementar así las estrategias de protección directa. La vacunación del personal sanitario es un tipo especial de estrategia de protección indirecta de población especialmente vulnerable. Estas estrategias son las primeras de las analizadas hasta ahora, que incluyen el concepto de la cadena epidemiológica en su construcción.

La mitigación de impacto y el control de epidemias es el objetivo más ambicioso que se puede plantear. Para ello, es necesario alcanzar la inmunidad de grupo mediante vacunación. Una posibilidad es la vacunación universal, que ya se recomienda en países como EE.UU., pero serían necesarias coberturas de más del 90% para conseguirlo.

Otro abordaje sería la vacunación infantil, ya que solo los niños son capaces de hacer despegar una epidemia de gripe. Esto justifica el mayor impacto que tendría la inmunización infantil, hasta llegar a proponerse que la estrategia de vacunación óptima consistiría en la vacunación de niños en edad escolar y de los adultos entre 30 y 39 años, ya que los niños son los principales responsables de la transmisión y sus padres sirven de puente al resto de la sociedad.

Una de las experiencias en este sentido mejor documentadas hasta la fecha, es la de Inglaterra, donde se comenzó la vacunación infantil de forma parcial en la temporada 2013-14. En la temporada 2014-15, las coberturas alcanzadas fueron del 57 y del 50% en primaria y secundaria, respectivamente. En las áreas donde se inició, como estudio piloto, la vacunación infantil, se constató un impacto beneficioso global e indirecto en la población infantil. En las áreas donde habían vacunado en primaria, se constató una reducción significativa de consultas médicas por: síndrome gripal, urgencias respiratorias, positividad en frotis, hospitalizaciones y mortalidad por causas respiratorias; la disminución de la mortalidad por todas las causas no fue significativa. En las áreas donde se vacunó en secundaria, el impacto fue pequeño. En Reino Unido, durante la temporada 2018-19, la tasa de incidencia semanal máxima fue superior en adultos (15-64 años) que en niños y adolescentes (<15 años), lo cual es un hito en la historia epidemiológica de la gripe.

En resumen, los niños menores de 5 años constituyen un grupo de riesgo en sí mismo, que debe ser vacunado. La vacunación de niños hasta la etapa educativa de primaria aporta además beneficios poblaciones, disminuyendo la difusión del virus gripal. Los adolescentes se benefician de la vacunación antigripal en la misma medida que los adultos jóvenes y debe prestarse especial atención a aquellos que tengan cualquier patología de riesgo o a quienes sean convivientes de personas con dichas patologías.

La pauta vacunal en niños es de una dosis completa que, con las vacunas actuales, debe repetirse cada año. En niños entre 6 meses y 9 años, la primera vez que se vacunan deben recibir dos dosis separadas por, al menos, 4 semanas.

Bibliografía

Los asteriscos muestran el interés del artículo a juicio de los autores.

1.** Neuzil KM, Mellen BG, Wright PF, Mitchel EF Jr, Griffin MR. The effect of influenza on hospitalizations, outpatient visits, and courses of antibiotics in children. N Engl J Med. 2000; 342: 225-31. doi: 10.1056/NEJM200001273420401. PMID: 10648763.

2.** Izurieta HS, Thompson WW, Kramarz P, Shay DK, Davis RL, DeStefano F, et al. Influenza and the rates of hospitalization for respiratory disease among infants and young children. N Engl J Med. 2000; 342: 232-9. doi: 10.1056/NEJM200001273420402. PMID: 10648764.

3.** Monto AS, Davenport FM, Napier JA, Francis T Jr. Modification of an outbreak of influenza in Tecumseh, Michigan by vaccination of schoolchildren. J Infect Dis. 1970; 122: 16-25. doi: 10.1093/infdis/122.1-2.16. PMID: 5433709.

4.** Reichert TA, Sugaya N, Fedson DS, Glezen WP, Simonsen L, Tashiro M. The Japanese experience with vaccinating schoolchildren against influenza. N Engl J Med. 2001; 344: 889-96. doi: 10.1056/NEJM200103223441204. PMID: 11259722.

5. Garten R, Blanton L, Elal AIA, Alabi N, Barnes J, Biggerstaff M, et al. Update: Influenza Activity in the United States During the 2017-18 Season and Composition of the 2018-19 Influenza Vaccine. MMWR Morb Mortal Wkly Rep. 2018; 67: 634-42. doi: 10.15585/mmwr.mm6722a4. PMID: 29879098; PMCID: PMC5991814.

6. Biggerstaff M, Kniss K, Jernigan DB, Brammer L, Bresee J, Garg S, et al. Systematic Assessment of Multiple Routine and Near Real-Time Indicators to Classify the Severity of Influenza Seasons and Pandemics in the United States, 2003-2004 Through 2015-2016. Am J Epidemiol. 2018; 187: 1040-50. doi: 10.1093/aje/kwx334. PMID: 29053783; PMCID: PMC5908755.

7.*** Ortiz de Lejarazu Leonardo R. Los virus de la gripe. Pandemias, epidemias y vacunas. Amazing Books SL; 2019. ISBN 978-84-17403-22-5.

8. Hirve S, Newman LP, Paget J, Azziz-Baumgartner E, Fitzner J, Bhat N, et al. Influenza Seasonality in the Tropics and Subtropics – When to Vaccinate? PLoS One. 2016; 11: e0153003. doi: 10.1371/journal.pone.0153003. PMID: 27119988; PMCID: PMC4847850.

9. Killingley B, Nguyen-Van-Tam J. Routes of influenza transmission. Influenza Other Respir Viruses. 2013; 7 Suppl 2: 42-51. doi: 10.1111/irv.12080. PMID: 24034483; PMCID: PMC5909391.

10. Brankston G, Gitterman L, Hirji Z, Lemieux C, Gardam M. Transmission of influenza A in human beings. Lancet Infect Dis. 2007; 7: 257-65. doi: 10.1016/S1473-3099(07)70029-4. PMID: 17376383.

11.*** Paget WJ, Balderston C, Casas I, Donker G, Edelman L, Fleming D, et al. Assessing the burden of paediatric influenza in Europe: the European Paediatric Influenza Analysis (EPIA) project. Eur J Pediatr. 2010; 169: 997-1008. doi: 10.1007/s00431-010-1164-0. Epub 2010 Mar 13. PMID: 20229049; PMCID: PMC2890072.

12.* Ortiz de Lejarazu Leonardo R, Pumarola Suñé T, Trilla García A. Gripe. En Medicina Interna de Farreras-Rozman. Ediciones Elsevier España SL.2020. 19ª edición. ISBN 978-84-9113-544-9.301:2372-2377.

13. Silvennoinen H, Peltola V, Vainionpää R, Ruuskanen O, Heikkinen T. Admission diagnoses of children 0-16 years of age hospitalized with influenza. Eur J Clin Microbiol Infect Dis. 2012; 31: 225-31. doi: 10.1007/s10096-011-1297-8. Epub 2011 Jun 4. PMID: 21643867.

14.* Rodrigo C, Méndez M. Clinical and laboratory diagnosis of influenza. Hum Vaccin Immunother. 2012; 8: 29-33. doi: 10.4161/hv.8.1.18924. Epub 2012 Jan 1. PMID: 22251993.

15. Rothberg MB, Haessler SD, Brown RB. Complications of viral influenza. Am J Med. 2008; 121: 258-64. doi: 10.1016/j.amjmed.2007.10.040. PMID: 18374680; PMCID: PMC7172971.

16. Centro Nacional de Epidemiología. Informe sobre la gravedad de la epidémica de gripe en la temporada 2013-14 y su comparación con las tres temporadas precedentes 2010-11 a 2012-13. Madrid, 2014. Acceso el 6 de diciembre de 2020. Disponible en:

17. https://www.isciii.es/QueHacemos/Servicios/VigilanciaSaludPublicaRENAVE/EnfermedadesTransmisibles/Documents/GRIPE/Informes%20de%20situaci%C3%B3n/2013-14/Gravedad%20de%20la%20epidemia%20de%20GRIPE.%20Temporadas%202013-2014_CNE_15enero2014.pdf.

18.*** Poehling KA, Edwards KM, Weinberg GA, Szilagyi P, Staat MA, Iwane MK, et al. New Vaccine Surveillance Network. The underrecognized burden of influenza in young children. N Engl J Med. 2006; 355: 31-40. doi: 10.1056/NEJMoa054869. PMID: 16822994.

19.*** Ortiz de Lejarazu R, Tamames S. Vacunación antigripal. Efectividad de las vacunas actuales y retos de futuro. Enferm Infecc Microbiol Clin. 2015; 33: 480-90. Spanish. doi: 10.1016/j.eimc.2015.06.011. Epub 2015 Jul 29. PMID: 26232121.

20. Jefferson T, Rivetti A, Di Pietrantonj C, Demicheli V. Vaccines for preventing influenza in healthy children. Cochrane Database Syst Rev. 2018; 2: CD004879. doi: 10.1002/14651858.CD004879.pub5. PMID: 29388195; PMCID: PMC6491174.

21. Ortiz de Lejarazu R, Tamames S. Capítulo 32 – Inmunología y vacunación frente a la gripe. En Inmunología pediátrica de Fariñas Ferrero. Ediciones Amazing Books. ISBN 978-84-17403-60-7. 2020.

22. Giles ML, Krishnaswamy S, Macartney K, Cheng A. The safety of inactivated influenza vaccines in pregnancy for birth outcomes: a systematic review. Hum Vaccin Immunother. 2019; 15: 687-99. doi: 10.1080/21645515.2018.1540807. Epub 2018 Nov 15. PMID: 30380986; PMCID: PMC6605784.

23. Arístegui Fernández J. Gripe en Pediatría. Pediatr Integral. 2015; XIX(10): 694-701.

Bibliografía recomendada

– Ortiz de Lejarazu Leonardo R. Los virus de la gripe. Pandemias, epidemias y vacunas. Amazing Books SL; 2019. ISBN 978-84-17403-22-5.

Un libro que aborda casi todos los aspectos de la gripe, a través de autores españoles con experiencia e investigación acreditada nacional e internacional sobre los virus de la gripe. Tiene cuatro capítulos dedicados a las vacunas y la vacunación de gripe, y numerosas figuras y tablas.

– Paget WJ, Balderston C, Casas I, Donker G, Edelman L, Fleming D, et al. Assessing the burden of paediatric influenza in Europe: the European Paediatric Influenza Analysis (EPIA) project. Eur J Pediatr. 2010; 169: 997-1008. doi: 10.1007/s00431-010-1164-0. Epub 2010 Mar 13. PMID: 20229049; PMCID: PMC2890072.

En seis temporadas analizadas en: Reino Unido, Países Bajos, Italia y España, el modelo atribuyó entre el 47 al 83% de la carga por enfermedad similar a gripe en Atención Primaria a la infección por el virus de la gripe, siendo el virus A (H3N2) el más importante, seguido por los virus B y A (H1N1). Las medias nacionales de la temporada de los países estudiados indicaron que, entre el 0,4 al 18% de los niños, consultaron a un médico por dicha causa.

– Poehling KA, Edwards KM, Weinberg GA, Szilagyi P, Staat MA, Iwane MK, et al. New Vaccine Surveillance Network. The underrecognized burden of influenza in young children. N Engl J Med. 2006; 355: 31-40. doi: 10.1056/NEJMoa054869. PMID: 16822994.

Uno de los primeros artículos en demostrar la carga de enfermedad por gripe en niños confirmada por laboratorio en EE.UU. La tasa media anual de hospitalización asociada a gripe fue de 0,9 por 1.000 niños, y la de consultas ambulatorias y a urgencias fue de 50/1.000 y 6/1.000 niños, respectivamente, en la temporada 2002-03, y 95/1.000 y 27/1.000 durante la temporada 2003-04, demostrando la importancia y la gravedad, ya que muchos de los cuadros no eran reconocidos como gripe.

– Ortiz de Lejarazu R, Tamames S. Vacunación antigripal. Efectividad de las vacunas actuales y retos de futuro. Enferm Infecc Microbiol Clin. 2015; 33: 480-90. Spanish. doi: 10.1016/j.eimc.2015.06.011. Epub 2015 Jul 29. PMID: 26232121.

Un artículo de revisión general y actualizado, que complementa lo expuesto en este artículo y añade más bibliografía básica para aquellos que quieran profundizar más en el tema.

 

Caso clínico

 

Niño de 3 años de edad, con historial conocido de alergia al huevo diagnosticada de forma empírica. La sospecha de alergia se estableció con la introducción del huevo, en concreto de la clara del mismo, en la alimentación complementaria, a los 11 meses de edad. La clínica de las reacciones alérgicas fue de urticaria sin angioedema. No se han realizado pruebas de provocación.

En la historia clínica, consta como diagnosticado de asma, con episodios de exacerbación de presentación invernal que se tratan de forma aguda, pero no se ha establecido tratamiento preventivo.

Parto eutócico, lactancia artificial y desarrollo dentro de parámetros normales.

El núcleo familiar lo forman: el padre, la madre y el paciente. La madre está embarazada de 21 semanas y acude a consulta solicitando la vacunación de su hijo por indicación de la matrona.

 

 

Vacunación frente al virus del papiloma humano (VPH) y adolescencia

M. Brotons Agulló, B. Serrano Carro
Temas de FC


M. Brotons Agulló, B. Serrano Carro

Unidad de Información e Intervenciones en Infecciones y Cáncer. Programa de Investigación en Epidemiología del Cáncer, Institut Català d’Oncologia (ICO) –
Institut d’Investigació de Bellvitge (IDIBELL). L’Hospitalet de Llobregat. Barcelona. Centro de Investigación Biomédica en Red: Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP). Madrid

Resumen

La infección persistente por VPH es la causa del cáncer de cuello uterino y de un porcentaje variable de otros cánceres anogenitales y del área de cabeza y cuello. Las vacunas profilácticas frente al VPH han demostrado seguridad, inmunogenicidad y eficacia en la prevención de infecciones y lesiones precancerosas anogenitales, cuando se administran previamente a la infección por VPH. La vigilancia de efectos adversos poscomercialización confirma el alto perfil de seguridad de estas vacunas. Además, el seguimiento poscomercialización en países con programas de vacunación sistemática, ha evidenciado la gran efectividad de las vacunas VPH y su impacto poblacional en la reducción de infección, lesiones precancerosas cervicales y verrugas anogenitales y, por primera vez, en la reducción del cáncer de cuello uterino. Todo ello, hace que las vacunas VPH se consideren la intervención más efectiva para el control de la carga de enfermedad relacionada con el virus. La población diana de los programas de vacunación VPH son los adolescentes, antes del inicio de la actividad sexual. Aunque, en España, la población diana son las niñas preadolescentes, la alta carga de enfermedad asociada al VPH en el varón, justifica que deba considerarse la vacunación en ambos sexos.

 

Abstract

Persistent oncogenic human papillomavirus infection (HPV) infection is the cause of cervical cancer and a variable fraction of other anogenital cancers as well as head and neck cancers. Prophylactic HPV vaccines have shown to be safe, immunogenic and efficacious against HPV infections and anogenital precancerous lesions, when administered prior to HPV infection. Post-licensure surveillance of adverse events confirms an extremely favorable safety profile of HPV vaccines. There is good evidence of the effectiveness and the population level impact of HPV immunization programs against HPV infection, genital warts and high-grade cervical lesions, and for the first time in the reduction of invasive cervical cancer. Therefore, HPV vaccines are considered the most effective intervention to control HPV-related diseases. The target population for HPV immunization programs is adolescents, prior to becoming sexually active. Although the target population in Spain is preadolescent girls, the high burden of HPV- related diseases in men justifies that vaccination of both girls and boys should be considered.

 

Palabras clave: Vacunas contra Papillomavirus; Infecciones por Papillomavirus; Neoplasias del cuello uterino / prevención y control; Mujer; Hombre.

Key words: Papillomavirus vaccines; Papillomavirus infections; Uterine Cervical Neoplasms / prevention & control; Female; Male.

Pediatr Integral 2020; XXIV(8): 468.e1 – 468.e9


Vacunación frente al virus del papiloma humano (VPH) y adolescencia

Introducción

La infección por el virus del papiloma humano (VPH) es una de las infecciones de transmisión sexual más frecuentes del mundo, tanto en hombres como en mujeres. Existen más de 200 genotipos de VPH identificados hasta la fecha, de los que aproximadamente 40 tienen tropismo mucoso y afectan al tracto genital. Estos genotipos mucosales se clasifican en función del riesgo de desarrollar cáncer de cuello uterino, como genotipos de alto riesgo oncogénico y genotipos de bajo riesgo. Los genotipos de alto riesgo oncogénico son los VPH 16, 18, 31, 33, 35, 39, 45, 51, 52, 56, 58 y 59(1). La infección persistente por genotipos de VPH oncogénicos o de alto riesgo, es responsable de prácticamente todos los casos de cáncer de cuello uterino, de la mayoría de los cánceres de ano (83%) y de vagina (71%), y de un porcentaje entre el 22-28% de los cánceres de vulva, pene y de cabeza y cuello (principalmente de orofaringe) (Tabla I)(2). Los genotipos de VPH de bajo riesgo 6 y 11 son causantes de las verrugas anogenitales y de la papilomatosis respiratoria recurrente(1).

Se estima que más del 80% de las personas sexualmente activas se infectan por VPH a lo largo de su vida, pudiendo infectarse por más de un tipo a la vez. No obstante, la mayor parte de estas infecciones (90%) no causan síntomas y se resuelven espontáneamente en los siguientes dos años. Las infecciones por un genotipo de VPH oncogénico que persisten, están asociadas con el desarrollo de lesiones precancerosas y, si no se tratan, pueden progresar a cáncer (Fig. 1).

Figura 1. Modelo conceptual del desarrollo de cáncer de cuello uterino a partir de la infección por VPH. VPH: virus del papiloma humano; CIN: neoplasia intraepitelial cervical. La historia natural del cáncer de cuello uterino implica la progresión por cuatro etapas (infección, persistencia de la infección, progresión a lesión precancerosa cervical e invasión). Fuente: adaptado de Schiffman, et al. 2016(3).

Esta progresión es un proceso largo, en el que transcurren de 10 a 20 años(1,3).

El riesgo de contraer una infección por VPH aumenta con la edad temprana en el inicio de las primeras relaciones sexuales (antes de los 15 años), el número de parejas sexuales y la conducta sexual de estas(1). Por otra parte, los factores que se han descrito que pueden contribuir a la progresión a cáncer son el uso de anticonceptivos orales, la multiparidad, el consumo de tabaco, la inmunosupresión (VIH) o la coinfección con otras infecciones de transmisión sexual, pero el factor más relevante es el genotipo de VPH (VPH 16 o 18)(1,3).

En la actualidad, la prevención de las enfermedades relacionadas con el VPH se centra en diversas estrategias de prevención primaria y secundaria. La vacuna frente al VPH se considera la principal estrategia de prevención del VPH, y previene el cáncer de cuello uterino y también el resto de enfermedades relacionadas con el virus, para las cuales no existen programas de cribado. La prevención secundaria se centra en los programas de cribado cervical basados en la citología y, más recientemente, en la prueba de detección del VPH. En los países (generalmente países de ingresos altos), en los que se han instaurado programas de cribado poblacionales de alta calidad (acompañados de la infraestructura para proporcionar un seguimiento y tratamiento adecuados), se han conseguido importantes reducciones en la carga del cáncer de cuello uterino. Finalmente, aunque el VPH se considera una infección de transmisión sexual, la utilización del preservativo es solo parcialmente efectiva para evitar el contagio, porque no cubre todas las áreas corporales que pueden estar infectadas.

Epidemiología de la infección por VPH y de las enfermedades relacionadas con el VPH

Prevalencia de la infección por VPH

La infección por VPH es una de las infecciones de transmisión sexual más frecuentes en el mundo y el pico de infección se produce en jóvenes.

A nivel mundial, se estima que la prevalencia global de infección por VPH en mujeres con resultados de citología normal es del 12%, variando en función de la región geográfica y la edad. El VPH 16 es el genotipo más frecuente en todas las regiones del mundo, incluyendo España. En España, se observa el pico de infección, con una prevalencia del 21%, en mujeres menores de 25 años, tras el inicio de la actividad sexual, con un descenso y estabilización posterior (Fig. 2)(4).

Figura 2. Prevalencia de VPH específica por edad (%) en mujeres con citología cervical normal, en España. VPH: virus del papiloma humano. Fuente: adaptado de HPV Information Centre(4).

Se estima que en hombres, la prevalencia de infección por VPH es más alta que en mujeres. La prevalencia en hombres varía menos con la edad, permaneciendo constante o disminuyendo ligeramente, y el pico de prevalencia se observa a edades ligeramente mayores que en las mujeres(1).

La prevalencia de infección oral por VPH es baja en la población general (prevalencia global <5% y prevalencia VPH 16: 1%) y es considerablemente mayor en hombres que en mujeres. Esta prevalencia muestra un patrón de edad bimodal, con un pico entre los 25 y los 35 años, y un segundo pico entre los 55 y los 65 años(5).

Manifestaciones clínicas y carga de enfermedad relacionada
con el VPH

La infección persistente por un VPH de alto riesgo es la causa del cáncer de cuello uterino, y es responsable de un porcentaje variable de otros cánceres anogenitales y del área de cabeza y cuello. Los VPH de bajo riesgo causan las verrugas anogenitales y la papilomatosis laríngea recurrente.

Verrugas anogenitales (condilomas acuminados)

Son la manifestación clínica más frecuente de la infección por VPH. Son lesiones benignas que afectan a ambos sexos y que son causadas por VPH de bajo riesgo, principalmente los genotipos VPH 6 y 11, que causan el 90% de las lesiones. Las verrugas anogenitales se desarrollan poco tiempo después de la infección por VPH: la mediana de tiempo de desarrollo es de 5-6 meses en mujeres y 11-12 meses en hombres(1). En España, no se dispone de datos de la carga de enfermedad por verrugas anogenitales a nivel nacional. Un análisis realizado en bases de datos sanitarias de la Atención Primaria en Cataluña, estimó una incidencia de verrugas anogenitales en 2016 de 107 por 100.000 en mujeres, y 139 por 100.000 en hombres, observándose el pico de incidencia en mujeres en el grupo de edad de 20 a 24 años; y en hombres, en el grupo de edad de 24 a 29 años(6).

Papilomatosis laríngea recurrente

Es una manifestación clínica muy infrecuente de la infección por VPH de bajo riesgo, pero conlleva una morbilidad significativa y puede requerir repetidas intervenciones quirúrgicas. Existen dos formas clínicas(1):

1. La forma clínica juvenil de comienzo antes de los 18 años (generalmente a los 2-5 años), producida por el contagio perinatal a través del canal del parto.

2. La forma clínica del adulto, que se transmite por contacto sexual.

Lesiones precancerosas (de cuello uterino y otras localizaciones anogenitales)

Son manifestaciones clínicas precursoras de cáncer. No todas evolucionan a cáncer, sino que muchas de las lesiones de bajo grado remiten espontáneamente y no necesitan tratamiento. Las lesiones precancerosas de cuello uterino se clasifican de la siguiente manera: a) en función de los cambios observados en la citología, se definen las lesiones escamosas intraepiteliales de bajo grado (LSIL) y las lesiones escamosas intraepiteliales de alto grado (HSIL), pero cuando no es posible la diferenciación en LSIL o HSIL, las lesiones se clasifican como atipias escamosas de naturaleza incierta (ASCUS); y b) en función de los cambios observados en la biopsia, se definen las neoplasias intraepiteliales cervicales (CIN) de grado 1 (displasia leve), de grado 2 (displasia moderada) y de grado 3 (displasia severa o carcinoma in situ). CIN1, se considera la expresión histológica de una infección productiva por VPH y, la mayoría de veces, regresa espontáneamente. CIN3, se considera la lesión precursora inmediata del cáncer de cuello uterino. Las lesiones clasificadas como CIN2 son heterogéneas, pueden producirse por genotipos oncogénicos y no oncogénicos y muchas de estas lesiones regresan. Cuanto mayor es el grado de CIN, mayor es la detección de VPH de alto riesgo(3).

La infección persistente por VPH de alto riesgo también puede producir neoplasias intraepiteliales de vagina (VaIN) y vulva (VIN) en la mujer, de pene (PIN) en el hombre, y de ano (AIN) en ambos sexos.

Cánceres relacionados con el VPH (de cuello uterino, otras localizaciones anogenitales y de cabeza y cuello)

El VPH es una de las principales causas de cáncer en el mundo en ambos sexos, aunque el 90% de los casos se producen en mujeres. Se estima que la infección por VPH de alto riesgo causa cerca del 4% (690.000 casos) de los nuevos casos de cáncer en el mundo, y se le atribuyen un 31% de los casos de cáncer debidos a infecciones(7).

Cáncer de cuello uterino: el cáncer de cuello uterino representa el 80% de casos de cáncer causados por el VPH (Tabla I). En general, se acepta que prácticamente el 100% de los casos de cáncer de cuello uterino son debidos al VPH, siendo el tercer cáncer más frecuente en mujeres en el mundo y el 16º en España, aunque en España en mujeres jóvenes de 15 a 44 años es el 4º. Los genotipos de VPH 16 y 18 destacan por su mayor capacidad oncogénica y son responsables del 71% de los casos; y los genotipos VPH 31, 33, 45, 52, 58 causan un 20% adicional de casos (Fig. 3)(2).

Figura 3. Contribución relativa de los VPH 16, 18, 31, 33, 45, 52, 58, 6 y 11 en los cánceres relacionados con el VPH, en el mundo. VPH: virus del papiloma humano. Estimaciones de contribuciones relativas: “Cuello uterino”: basadas en la detección de ADN de VPH; “Otras localizaciones”: basadas en la información de tres marcadores (detección de ADN del VPH + (E6*I mARN or p16INK4a). El numerador incluye: infecciones únicas y atribución proporcional de múltiples tipos. El número de casos positivos por tipo de cáncer se muestra en “()”. Fuente: adaptado de de Sanjosé, et al. 2019(2).

Cánceres anogenitales: aunque la incidencia de estas lesiones es sustancialmente inferior a la de cáncer de cuello uterino (Tabla I), se ha observado un aumento de la incidencia en algunas de estas localizaciones, especialmente en vulva y ano, probablemente vinculado a cambios en el comportamiento sexual(2). La mayor parte de los casos de cáncer en estas localizaciones son atribuibles al VPH 16 (Fig. 3)(2).

Cáncer de cabeza y cuello: algunos genotipos de VPH oncogénicos, principalmente el VPH 16, son responsables de una fracción variable de cánceres de cavidad oral y faringe (zona amigdalar, orofaringe y, con menor frecuencia, base de la lengua y laringe) (Fig. 3). Este tipo de cáncer asociado al VPH es más frecuente en el hombre que en la mujer (Tabla I). Se ha constatado un incremento de cáncer de cabeza y cuello atribuible a VPH en países desarrollados en los últimos años, probablemente vinculado a cambios en el comportamiento sexual y del consumo de tabaco y alcohol(2,5).

Vacunas frente al VPH

Las vacunas profilácticas frente al VPH han sido reconocidas como la intervención más efectiva para controlar el cáncer de cuello uterino y las otras enfermedades relacionadas con el VPH.

Las vacunas profilácticas frente al VPH previenen la infección por VPH y las enfermedades relacionadas con el virus, pero no tienen efecto terapéutico frente a infecciones o lesiones existentes en el momento de la vacunación. Por ello, la población diana de los programas de vacunación son los adolescentes antes del inicio de la actividad sexual; es decir, antes de la primera exposición al VPH. Puesto que las vacunas no brindan protección frente a todos los genotipos de VPH ni frente a infecciones ya existentes, es necesario que las mujeres vacunadas sigan las recomendaciones de cribado cervical.

En noviembre de 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha lanzado una campaña global para eliminar el cáncer de cuello uterino como problema de salud pública durante el siglo XXI, proponiendo un umbral de eliminación de 4 casos por cada 100.000 mujeres-año. Esta campaña, a la cual se han adherido y comprometido todos los países, ha marcado como objetivos que, como mínimo el 90% de las niñas tienen que haber recibido la vacuna frente al VPH al cumplir los 15 años, el 70% de las mujeres tienen que haber sido cribadas con una prueba de alto rendimiento, al menos dos veces en el rango de edad de 35 a 45 años y, al menos el 90% de las mujeres con lesiones precancerosas y cánceres invasivos reciban tratamiento(8).

Formulación de las vacunas frente al VPH

Actualmente existen 3 vacunas comercializadas (bivalente, tetravalente y nonavalente), que difieren en algunos aspectos, como la valencia, la dosis, los adyuvantes y el sistema de producción (Tabla II)(9-11).

Son vacunas compuestas por partículas similares al virus (VLP), que se producen mediante el autoensamblaje de copias de L1 (la proteína estructural principal del virus), producidas por tecnología del ADN recombinante, dando lugar a una estructura similar a la cápside del virus, que induce la producción de anticuerpos protectores. Las VLP son partículas no infecciosas y no oncogénicas, puesto que carecen de ADN viral.

Las tres vacunas contienen VLPs de VPH 16 y 18, genotipos causantes del 70% de los casos de cáncer de cuello uterino y del 64-91% de los cánceres asociados al VPH de vulva, vagina, pene, ano y orofaringe. Las vacunas tetravalente y nonavalente protegen además frente a VPH 6 y 11, que se estiman que causan aproximadamente el 90% de las verrugas anogenitales. Por último, la vacuna nonavalente confiere protección adicional frente a 5 genotipos oncogénicos (VPH 31, 33, 45, 52 y 58), incrementando la protección a cerca del 90% de los cánceres de cuello uterino y al 84-96% de los cánceres asociados al VPH de vulva, vagina, pene, ano y orofaringe (Fig. 3)(2).

Inmunogenicidad y eficacia

Las tres vacunas comercializadas son altamente inmunógenas y eficaces en la prevención de lesiones precancerosas anogenitales (cervicales, vulva, vagina, ano) causadas por los genotipos de alto riesgo incluidos en las vacunas, cuando se administran en individuos susceptibles, y la vacuna tetravalente y nonavalente han demostrado su eficacia en la prevención de verrugas anogenitales.

Se ha demostrado que las tres vacunas tienen tasas de seroconversión próximas al 100% e inducen títulos de anticuerpos muy superiores a los alcanzados tras la infección natural, proveyendo, además, una protección más duradera a largo plazo. No hay signos de disminución de la protección a lo largo del tiempo (se ha confirmado una duración de la protección de, al menos, 10 años desde el inicio de los estudios) y, por otro lado, la presencia de memoria inmunológica por parte de estas vacunas, hace prever que la protección inmunitaria conferida pueda ser de por vida(1).

Las vacunas bivalente y tetravalente han demostrado una eficacia próxima al 100% frente a CIN2+ (y en el caso de la vacuna tetravalente, también frente a VIN2+ y VaIN2+) relacionado con VPH 16 y 18 en mujeres no infectadas por estos genotipos(1). La vacuna nonavalente genera una respuesta inmune frente a VPH 6, 11, 16 y 18 no inferior a la de la vacuna tetravalente, por lo que se infiere la eficacia de la vacuna tetravalente frente a la infección persistente y las lesiones causadas por estos genotipos. Además, la vacuna nonavalente ha demostrado una eficacia del 97% en la prevención de CIN2+, VIN2+ y VaIN2+ e infección persistente relacionada con VPH 31, 33, 45, 52 y 58 en mujeres no infectadas, comparado con la vacuna tetravalente(12).

La vacuna tetravalente ha demostrado su eficacia en la prevención de lesiones precancerosas de ano en hombres; y en análisis ad hoc de los ensayos clínicos, la vacuna bivalente ha demostrado su eficacia en la prevención de infecciones de vulva, ano y orales, todas ellas relacionadas con los genotipos incluidos en las vacunas en individuos susceptibles(12).

Además, las vacunas tetravalente y nonavalente han demostrado una eficacia próxima al 100% en la prevención de verrugas anogenitales causadas por los genotipos de VPH 6 y 11 en individuos susceptibles(1).

En relación con la protección cruzada parcial frente a infección por otros genotipos de VPH no incluidos en las vacunas, la vacuna bivalente ha demostrado protección cruzada frente a los genotipos de VPH 31, 33, y 45, y la vacuna tetravalente esencialmente frente al genotipo 31(12).

Ninguna de las tres vacunas tiene eficacia terapéutica, ya que no se ha demostrado un efecto sobre las infecciones por VPH presentes en el momento de la vacunación, o sobre la enfermedad clínica ya existente(9-11).

Aunque la eficacia clínica de las vacunas se demostró en mujeres y en hombres jóvenes adultos, en preadolescentes y adolescentes se asume la misma eficacia porque se ha demostrado que la respuesta de anticuerpos en adolescentes no es inferior a la de las mujeres en las que se llevaron a cabo los ensayos clínicos (estudios puente de inmunogenicidad). Así, en preadolescentes de 9-14 años, se ha demostrado que la pauta de 2 dosis de vacuna (separadas 6 meses), produce una respuesta inmune no inferior a la de la pauta de 3 dosis en las mujeres donde se demostró la eficacia y, como consecuencia de ello, la OMS aprobó la pauta de 2 dosis en niños y niñas inmunocompetentes de 9-14 años en el momento de recibir la primera dosis de vacuna(1).

Finalmente, se ha demostrado la eficacia e inmunogenicidad de la vacuna en mujeres más mayores, de hasta 55 años (vacuna bivalente) y 45 años (vacuna tetravalente)(12).

Efectividad e impacto poblacional de los programas de vacunación frente al VPH

Existe una gran evidencia en relación a la efectividad de las vacunas y su impacto poblacional en la reducción de la infección por VPH, lesiones precancerosas cervicales y verrugas anogenitales y, recientemente, se han publicado los primeros resultados que confirman la efectividad en la reducción del cáncer de cuello uterino.

En junio de 2020, 107 países habían introducido la vacuna VPH en sus programas nacionales de inmunización, 33 de los cuales vacunaban también a niños.

Una revisión sistemática con meta-análisis del impacto poblacional de la vacuna, que incluye datos de 60 millones de personas procedentes de 14 países y hasta 8 años de seguimiento tras la vacunación frente al VPH, ha demostrado una reducción de la prevalencia de VPH 16 y 18 en niñas y mujeres de 13 a 29 años (del 83% en niñas de 13 a 19 años y del 66% en mujeres de 20 a 24 años), una reducción de CIN2+ en niñas y mujeres de 15 a 24 años (del 51% en niñas de 13 a 19 años y del 31% en mujeres de 20 a 24 años), y una disminución de los diagnósticos de verrugas anogenitales en niñas y mujeres de 15 a 29 años, y en niños y hombres no vacunados de 15 a 24 años (Fig. 4).

Figura 4. Impacto de la vacunación frente al VPH según el desenlace. VPH: virus del papiloma humano; CIN2+: neoplasia intraepitelial cervical de grado 2 o superior; RR: riesgo relativo; IC: intervalo de confianza. 1: tras 5-9 años de vacunación (población objetivo de niñas) y comparando con el periodo pre-vacuna. 2: en mujeres que acuden a cribado. Fuente: adaptado de Drolet, et al. 2020(13).

Se demuestra, por tanto, un efecto de protección de rebaño, con la disminución de los diagnósticos de verrugas anogenitales en hombres en países con programas de vacunación solo para niñas y mujeres. El impacto directo y el efecto de protección de rebaño observado fue mayor y más rápido en países que vacunaron varias cohortes simultáneamente y alcanzaron coberturas de vacunación superiores al 50%, comparado con aquellos que vacunaron una sola cohorte y/o tenían coberturas inferiores(13).

Los estudios de efectividad realizados en múltiples países observan reducciones en línea con estos resultados. Entre estos, destacan los datos publicados de Escocia, donde se ha evidenciado una reducción en mujeres vacunadas del 89% en CIN3+ prevalente, del 88% en CIN2+ y del 79% en CIN1. El hecho de que el programa de vacunación haya reducido todas las lesiones CIN3+ y no solo las relacionadas con VPH 16 o 18, confirma el alto grado de protección cruzada de la vacuna bivalente que mostraron los ensayos clínicos(14).

Algunos estudios apuntan a que, una dosis de la vacuna podría ser efectiva en la prevención de lesiones precancerosas cervicales; como un análisis del programa de vacunación australiano, que muestra una efectividad de una dosis de vacuna en la prevención de CIN2+ comparable a la de la pauta de tres dosis(15). Estos resultados concuerdan con análisis post-hoc de los ensayos clínicos, que incluyeron mujeres que no completaron la pauta de vacunación, y sugieren que una dosis de la vacuna previene la infección por VPH(1). Sin embargo, estos datos son limitados y no concluyentes, y habrá que esperar a los resultados de los ensayos clínicos en curso de la vacuna bivalente y la nonavalente, que determinarán la inmunogenicidad y eficacia de una sola dosis de vacuna.

Recientemente, se ha demostrado a nivel poblacional que la vacunación frente al VPH previene el cáncer de cuello uterino invasivo. Los resultados de un estudio a gran escala realizado en más de 1,6 millones de niñas y jóvenes suecas de 10 a 30 años, avalan la efectividad de la vacuna VPH tetravalente en la prevención del cáncer de cuello uterino. Tras más de una década de seguimiento, aquellas vacunadas frente al VPH tuvieron un riesgo mucho menor de desarrollar un cáncer de cuello uterino, especialmente si recibieron la vacuna antes de los 17 años. Así, el riesgo de cáncer de cuello uterino en las vacunadas fue un 63% menor que en las no vacunadas. La reducción del riesgo de cáncer de cuello uterino fue del 88% en las niñas que recibieron la vacuna antes de los 17 años, y del 53%, cuando la vacuna se administró entre los 17 y los 30 años(16). La figura 5 muestra la incidencia acumulada de cáncer de cuello uterino en función del antecedente de vacunación frente a VPH.

Figura 5. Incidencia acumulada de cáncer de cuello uterino, según antecedente de vacunación frente al VPH. VPH: virus del papiloma humano. Fuente: adaptado de Lei, et al. 2020(16).

En España, hasta el momento, se han publicado dos estudios que han evaluado la efectividad de las vacunas frente al VPH: un análisis en la Comunidad Valenciana evidenció una efectividad de la vacuna tetravalente del 77% en la prevención de verrugas anogenitales en mujeres de 14 a 19 años (con una efectividad de una dosis del 61%)(17), y un estudio realizado en Galicia, demostró una efectividad de la vacuna bivalente en la prevención de infección por VPH 16 y 18 del 94%, y del 83% en la prevención de infección por VPH 31, 33 y 45, demostrando protección cruzada(18).

Recientemente, se han publicado datos del impacto del programa de vacunación en Cataluña, donde se ha evidenciado que la incidencia de verrugas anogenitales en mujeres de 16-19 años ha disminuido un 61%, como resultado del programa, y que se ha revertido la tendencia al aumento de las verrugas anogenitales en los hombres de 20 a 25 años no vacunados, lo que indica un efecto de protección de rebaño de la vacuna(6).

Seguridad y efectos adversos

Los datos de farmacovigilancia mundial confirman un adecuado perfil de seguridad de las tres vacunas frente al VPH disponibles.

Las tres vacunas frente al VPH demostraron un excelente perfil de seguridad en los ensayos clínicos preautorización y el seguimiento posautorización durante más de 14 años por parte de las agencias reguladoras, como la Agencia Europea del Medicamento (EMA) o la Food and Drug Administration (FDA), y de organismos internacionales como el Comité Consultivo Sobre Seguridad de las Vacunas de la OMS (GACVS), confirman este perfil de seguridad.

Las reacciones adversas observadas con más frecuencia, son las reacciones en el lugar de inyección (eritema, dolor e hinchazón) y el dolor de cabeza. En general, estas son de una intensidad leve o moderada, y se resuelven espontáneamente en pocos días. Después de la vacunación (o incluso antes) se puede producir, especialmente en adolescentes, un síncope, que estaría relacionado con el proceso de vacunación y no con la vacuna (por una reacción psicógena a la inyección). Es importante, por tanto, tenerlo en cuenta y establecer procedimientos para evitar lesiones derivadas del síncope(9-11).

El GACVS ha revisado la evidencia disponible a nivel mundial en relación a la seguridad de las vacunas en ocho ocasiones desde su autorización, revisando aquellos efectos adversos que han generado preocupación. Específicamente, el comité ha revisado la evidencia en relación a: anafilaxia, síncope, enfermedad psicógena masiva, enfermedades autoinmunes, tromboembolismo venoso, accidente cerebrovascular, resultados del embarazo, síndrome de dolor regional complejo (CRPS), síndrome de taquicardia postural ortostática (POTS) e insuficiencia ovárica primaria, revisando los datos de los sistemas de vigilancia de efectos adversos de los países, los datos proporcionados por los laboratorios fabricantes y los estudios publicados. A excepción de un riesgo de anafilaxia de 1,7 casos por millón de dosis y del riesgo de síncope por ansiedad o estrés relacionados con la inyección, el comité no ha evidenciado que otros efectos adversos estén relacionados con la vacunación frente a VPH y considera que el perfil de seguridad de las vacunas continúa siendo extremadamente favorable(19,20).

Indicaciones

Las tres vacunas están indicadas a partir de los 9 años de edad para la prevención de lesiones precancerosas anogenitales (cervicales, vaginales, vulvares y anales), el cáncer de ano y el cáncer de cuello uterino relacionados con los genotipos de VPH de alto riesgo incluidos en las vacunas. Además, la vacuna tetravalente y la nonavalente también están indicadas para la prevención de las verrugas anogenitales, y la vacuna nonavalente para la prevención del cáncer de vulva y vagina (Tabla II)(9-11).

En junio de 2020, la FDA americana incluyó en las indicaciones de la vacuna nonavalente, la prevención de cáncer de orofaringe y otros cánceres de cabeza y cuello relacionados con los genotipos incluidos en las vacunas. Esta indicación todavía no ha sido aprobada por la EMA.

Contraindicaciones

Son contraindicaciones la hipersensibilidad a alguno de los componentes de la vacuna o la reacción anafiláctica a una dosis previa. La vacunación debe posponerse en personas que padecen una enfermedad febril aguda grave.

La vacunación no está recomendada durante el embarazo, dado que los datos de seguridad en embarazo son limitados. En caso de que la vacuna se administre inadvertidamente a una mujer embarazada, no se deberá tomar ninguna medida, ya que los estudios realizados hasta el momento, no han evidenciado un aumento de efectos adversos en el embarazo, de abortos espontáneos, de muertes fetales o de anomalías congénitas(19).

Pauta de administración

Las tres vacunas se administran por vía intramuscular, preferiblemente en la región deltoidea o en la zona anterolateral superior del muslo. La pauta de vacunación recomendada depende del tipo de vacuna y de la edad (Tabla II). En personas con inmunosupresión, se usará siempre la pauta de 3 dosis, independientemente de la edad. No se ha establecido la necesidad de dosis de refuerzo(9-11).

Las vacunas no están indicadas en niños menores de 9 años, por la falta de datos sobre seguridad e inmunogenicidad.

No se dispone de datos de seguridad, inmunogenicidad ni eficacia que apoyen el intercambio entre las vacunas, por lo que la pauta debe ser completada preferiblemente con la vacuna con la que se inició. No obstante, algunas Comunidades Autónomas (CC.AA.) autorizan completar la pauta con otra vacuna en caso de no estar disponible la vacuna inicial, asumiendo, en estos casos, protección frente a los genotipos comunes a ambas vacunas.

Coadministración con otras vacunas u otros medicamentos

Las vacunas VPH son vacunas inactivadas, por lo que pueden coadministrarse en lugares anatómicos distintos con otras vacunas (tanto inactivadas como atenuadas) o administrarse con cualquier intervalo entre ellas, y también concomitantemente o con cualquier intervalo con inmunoglobulinas y hemoderivados.

Recomendaciones de vacunación VPH en España

El calendario de vacunación del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud recomienda la vacunación sistemática frente a VPH de las niñas a los 12 años de edad. Entre los 12 y los 18 años, se recomienda realizar vacunación de rescate de las niñas no vacunadas o vacunadas parcialmente, administrando la pauta recomendada según la edad(21). No obstante, la edad límite a la que las mujeres no vacunadas en la vacunación sistemática pueden recibir la vacuna financiada varía en función de las CC.AA.

Desde el inicio del programa, la cobertura global de vacunación VPH en España se ha mantenido alrededor del 70%. En el año 2018, la cobertura global fue del 79%, con un rango de cobertura por CC.AA. que osciló del 69% en Andalucía al 93% en el País Vasco(22).

Además de la vacunación sistemática frente al VPH, en España se recomienda desde el 2018, la vacunación VPH en grupos de riesgo, con variaciones en función de las CC.AA. (recomendaciones de la Ponencia de Programa y Registro de Vacunaciones)(23):

• Síndrome de WHIM (inmunodeficiencia primaria).

• Mujeres con trasplante de órgano sólido o de progenitores hematopoyéticos hasta los 26 años.

• Infección por el VIH: hombres y mujeres hasta los 26 años (pauta de 3 dosis, tanto en niños como en adultos).

• Hombres que tienen sexo con hombres hasta los 26 años.

• Personas en situación de prostitución hasta los 26 años.

• Mujeres con tratamiento escisional de cuello uterino.

Por último, el Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría recomienda la vacunación de los varones, preferentemente a los 12 años, y la vacunación de todas las adolescentes que no han recibido la vacuna por superar la edad fijada por cada Comunidad Autónoma para la vacunación sistemática.

Funciones del pediatra de Atención Primaria

El pediatra de Atención Primaria es clave en la promoción de la vacunación, por lo que deberá conocer las indicaciones y las pautas de administración de las vacunas frente a VPH. El pediatra tiene una labor fundamental en la detección de adolescentes no vacunadas en la vacunación sistemática, que oscilan entre el 10 y el 30% en función de las CC.AA., y en la mejora de las coberturas de vacunación frente a VPH; es imprescindible, por tanto, que el pediatra conozca el perfil de seguridad de las vacunas, para poder resolver las posibles dudas sobre la seguridad que planteen los padres de las adolescentes no vacunadas. Por último, el pediatra tiene un papel primordial en informar a los padres de los niños sobre la carga de enfermedad relacionada con VPH en varones y recomendar activamente la vacunación de los niños preadolescentes.

Bibliografía

Los asteriscos muestran el interés del artículo a juicio de las autoras.

1.*** Human papillomavirus vaccines: WHO position paper, 2017. Weekly epidemiological record. 2017; 92: 241-68.

2.** de Sanjosé S, Serrano B, Tous S, Alejo M, Lloveras B, Quirós B, et al. Burden of Human Papillomavirus (HPV)-Related Cancers Attributable to HPVs 6/11/16/18/31/33/45/52 and 58. JNCI Cancer Spectrum; 2019 Jan 7;2(4):pky045.

3.** Schiffman M, Doorbar J, Wentzensen N, de Sanjosé S, Fakhry C, Monk BJ, et al. Carcinogenic human papillomavirus infection. Nat Rev Dis Primers. 2016; 2: 16086.

4.*** Bruni L, Albero G, Serrano B, Mena M, Gómez D, Muñoz J, et al. ICO/IARC Information Centre on HPV and Cancer (HPV Information Centre). Human Papillomavirus and Related Diseases in Spain. Summary Report 17th June 2019.

5. Kreimer AR, Chaturvedi AK, Alemany L, Anantharaman D, Bray F, Carrington M, et al. Summary from an international cancer seminar focused on human papillomavirus (HPV)-positive oropharynx cancer, convened by scientists at IARC and NCI. Oral Oncol. 2020; 108: 104736.

6. Brotons M, Monfil L, Roura E, Duarte-Salles T, Casabona J, Urbiztondo L, et al. Impact of a single-age cohort human papillomavirus vaccination strategy in Catalonia, Spain: Population-based analysis of anogenital warts in men and women. Preventive Medicine. 2020; 138: 106166.

7. Ferlay J, Ervik M, Lam F, Colombet M, Mery L, Piñeros M, et al. Global Cancer Observatory: Cancer Today. Lyon, France: International Agency for Research on Cancer (Internet). 2018. Consultado el 20 de octubre de 2020. Disponible en: https://gco.iarc.fr/today.

8. World Health Organization. Report EB146/9. Accelerating the elimination of cervical cancer as a global public health problem (Internet). 16 de diciembre 2019 Disponible en: https://apps.who.int/gb/ebwha/pdf_files/EB146/B146_9-en.pdf. 2019.

9. Gardasil, INN-human papillomavirus vaccine (Types 6, 11, 16, 18) (Recombinant, adsorbed) (Internet). Consultado el 20 de octubre de 2020. Disponible en: https://www.ema.europa.eu/en/medicines/human/EPAR/gardasil.

10. Gardasil 9, INN-human papillomavirus vaccine (Types 6, 11, 16, 18, 31, 33, 45, 52, 58) (Recombinant, adsorbed) (Internet). Consultado el 20 de octubre de 2020. Disponible en: https://www.ema.europa.eu/en/medicines/human/EPAR/gardasil-9.

11. Cervarix, INN-Human Papillomavirus Vaccine (Types 16, 18) (Recombinant, adjuvanted, adsorbed) (Internet). Consultado el 20 de octubre de 2020. Disponible en: https://www.ema.europa.eu/en/medicines/human/EPAR/cervarix.

12.*** Brotherton JML, Bloem PN. Population-based HPV vaccination programmes are safe and effective: 2017 update and the impetus for achieving better global coverage. Best Pract Res Clin Obstet Gynaecol. 2018; 47: 42-58.

13.*** Drolet M, Bénard É, Pérez N, Brisson M, Ali H, Boily M-C, et al. Population-level impact and herd effects following the introduction of human papillomavirus vaccination programmes: updated systematic review and meta-analysis. The Lancet. 2019; 394: 497-509.

14.** Palmer T, Wallace L, Pollock KG, Cuschieri K, Robertson C, Kavanagh K, et al. Prevalence of cervical disease at age 20 after immunisation with bivalent HPV vaccine at age 12-13 in Scotland: retrospective population study. BMJ. 2019; 365: 1161.

15. Brotherton JML, Budd A, Rompotis C, Bartlett N, Malloy MJ, Andersen RL, et al. Is one dose of human papillomavirus vaccine as effective as three? A national cohort analysis. Papillomavirus Research. 2019; 8: 100177.

16.*** Lei J, Ploner A, Elfström KM, Wang J, Roth A, Fang F, et al. HPV Vaccination and the Risk of Invasive Cervical Cancer. N Engl J Med. 2020; 383: 1340-8.

17. Navarro-Illana E, López-Lacort M, Navarro-Illana P, Vilata JJ, Diez-Domingo J. Effectiveness of HPV vaccines against genital warts in women from Valencia, Spain. Vaccine. 2017; 35: 3342-6.

18. Purriños-Hermida MJ, Santiago-Pérez MI, Treviño M, Dopazo R, Cañizares A, Bonacho I, et al. Direct, indirect and total effectiveness of bivalent HPV vaccine in women in Galicia, Spain. PLoS ONE. 2018; 13: e0201653.

19.*** World Health Organization. Meeting of the Global Advisory Committee on Vaccine Safety, 7-8 June 2017. Wkly Epidemiol Rec. 2017; 92: 393-404.

20.*** World Health Organization. Meeting of the Global Advisory Committee on Vaccine Safety, 4-5 December 2019. Wkly Epidemiol Rec. 2019; 95: 25-36.

21. Consejo Interterritorial de Salud. Calendario común de vacunación a lo largo de toda la vida. Calendario recomendado año 2020 (Internet). Consultado el 12 de noviembre de 2020. Disponible en: https://www.mscbs.gob.es/profesionales/saludPublica/prevPromocion/vacunaciones/calendario-y-coberturas/docs/CalendarioVacunacion_Todalavida.pdf.

22. Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social. Coberturas de vacunación de primera y segunda dosis de VPH (Internet). Consultado el 12 de noviembre de 2020. Disponible en: https://www.mscbs.gob.es/profesionales/saludPublica/prevPromocion/vacunaciones/calendario-y-coberturas/coberturas/home.htm.

23. Grupo de trabajo vacunación en población adulta y grupos de riesgo de la Ponencia de Programa y Registro de Vacunaciones. Vacunación en grupos de riesgo de todas las edades y en determinadas situaciones. Comisión de Salud Pública del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud. Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social; 2018.

24. Marès Bermúdez J. Vacunación frente al virus del papiloma humano y adolescencia. Pediatr Integral. 2015; XIX(10): 693.e1-e11.

Bibliografía recomendada

– Human papillomavirus vaccines: WHO position paper, 2017. Weekly epidemiological record. 2017; 92: 241-68.

Documento de posición de la OMS sobre las vacunas frente al VPH. Resume la información sobre las enfermedades relacionadas con el VPH y las vacunas y enuncia la posición de la OMS sobre el uso de estas vacunas a nivel mundial. Son documentos examinados por expertos de la OMS y expertos externos.

– Brotherton JML, Bloem PN. Population-based HPV vaccination programmes are safe and effective: 2017 update and the impetus for achieving better global coverage. Best Pract Res Clin Obstet Gynaecol. 2018; 47: 42-58.

Revisión que resume la evidencia acumulada sobre las tres vacunas autorizadas frente al VPH, incluyendo: información sobre la seguridad, inmunogenicidad, duración de la protección, efectividad, cobertura de vacunación y barreras para conseguir una mayor cobertura.

– ICO/IARC Information Centre on HPV and Cancer (HPV Information Centre). Disponible en: https://www.hpvcentre.net.

Sitio web de referencia internacional que compila, procesa y difunde información publicada sobre el VPH y enfermedades asociadas para cada uno de los 194 estados miembros de la OMS, con el objetivo de acelerar el desarrollo y la introducción de estrategias de prevención del VPH en el mundo.

– Drolet M, Bénard É, Pérez N, Brisson M, Ali H, Boily M-C, et al. Population-level impact and herd effects following the introduction of human papillomavirus vaccination programmes: updated systematic review and meta-analysis. The Lancet. 2019; 394: 497-509.

Meta-análisis de estudios que han evaluado el impacto de los programas de vacunación VPH. Muestra evidencia del impacto sustancial de los programas de vacunación frente al VPH en: infecciones por VPH, diagnósticos de verrugas anogenitales y CIN2 + en mujeres, y efectos de protección de rebaño en niños y mujeres mayores.

– Lei J, Ploner A, Elfström KM, Wang J, Roth A, Fang F, et al. HPV Vaccination and the Risk of Invasive Cervical Cancer. N Engl J Med. 2020; 383: 1340-8.

Primer estudio a gran escala, que muestra evidencias de la efectividad de los programas de vacunación frente al VPH en el cáncer de cuello uterino, especialmente en mujeres vacunadas antes de los 17 años.

 

Vacunas contra el meningococo

B. Aguirrezabalaga González*, J. de la Flor i Brú**
Temas de FC


B. Aguirrezabalaga González*, J. de la Flor i Brú**

*Pediatra de Atención Primaria. Centro de salud Roces-Montevil (Gijón). Coordinadora del VACAP. **Pediatra de Atención Primaria. Centro de Salud “El Serral”. ABS Sant Vicenç dels Horts. SAP Baix Llobregat-Litoral. ICS. Barcelona. Vocal del VACAP

Resumen

En este capítulo, se aborda la vacunación frente a la enfermedad meningocócica invasiva, que en los últimos años, está experimentando en nuestro medio un leve repunte, debido fundamentalmente al aumento de los serogrupos emergentes W e Y. Se describe la vacunación contra el serogrupo B, que sigue siendo el más prevalente y la vacunación contra los serogrupos A, C, W, Y, para la que contamos con nuevas vacunas tetravalentes conjugadas.

 

Abstract

In this issue, vaccination against meningococcal invasive disease is analyzed. Meningococcal invasive disease has increased over the last years in certain developed countries, mainly related to the emergent serogroups W and Y. Vaccination against serogroup B and serogroups A,C,W,Y, with new conjugate and multivalent vac-cines is discussed.

 

Palabras clave: Enfermedad meningocócica; Vacunas contra el meningococo.

Key words: Meningococcal disease; Meningococcal vaccines.

Pediatr Integral 2020; XXIV(8): 457 – 467


Vacunas contra el meningococo

Vacunas contra el meningococo B

Introducción a las vacunas obtenidas por vacunología inversa y a las vacunas contra el meningococo serogrupo B.

La larga historia del desarrollo de las vacunas antimeningocócicas empieza en 1975, cuando se licencia en el Reino Unido la vacuna polisacárida A+C. Un hito importante se produce en 1999, cuando se licencia en Europa la primera vacuna conjugada contra el meningococo C. Posteriormente, la secuenciación del genoma del meningococo en el año 2000 sería un hecho decisivo que impulsaría la producción de vacunas por la técnica de vacunología inversa, que se concretaría años después con la aparición de la vacuna multicomponente recombinante contra el meningococo B (4CMenB) en 2013. Posteriormente, por técnica proteómica, apareció la vacuna bivalente (LP2086/fHbp) en 2014. Estas vacunas suponen un punto de inflexión importantísimo en vacunología, tanto por el desarrollo de nuevas técnicas para el diseño de vacunas, como por lo que supone en la prevención del serogrupo de meningococo, hasta el presente, más frecuente en nuestro medio.

El serogrupo B se caracteriza por presentar una cápsula cuyos antígenos se han revelado poco inmunógenos para la especie humana, además de presentar similitudes antigénicas con células neuronales, dado que el ácido polisiálico capsular se asemeja a glicoproteínas sialisadas humanas, lo cual supone un riesgo teórico de inducción de fenómenos autoinmunes. Por otra parte, los ensayos clínicos han mostrado que una vacuna basada en polisacárido capsular de meningococo B no es inmunógena. Esta situación invalida el método de desarrollo clásico de vacunas contra gérmenes capsulares que tan buenos resultados dio para: Haemophillus influenzae tipo b; meningococo de los serogrupos A, C, W, Y; y neumococo, basado en la glucoconjugación del polisacárido capsular con una proteína transportadora o carrier (habitualmente toxoide tetánico o la mutante atóxica de la toxina diftérica CRM [cross reactive material]197).

La clave para diseñar una vacuna contra el serogrupo B pasaba por encontrar una proteína que estuviera suficientemente expuesta en la membrana externa para ser detectada y reconocida por el sistema inmunitario, y fuera universal a la mayoría de cepas. Los primeros diseños utilizaron las vesículas de membrana externa (outer membrane vesicles, OMV), comunes a los gram negativos. Una proteína conservada en estas vesículas, llamada porina (Por) A, era el componente inmunógeno de las vacunas de OMV que se utilizaron para controlar, con éxito, brotes por el serotipo B causados por una única cepa, como se ha comprobado en algunos países (Cuba, Noruega y Nueva Zelanda). Sin embargo, Por A era específica de cada cepa, siendo útil para el control de brotes por estas cepas concretas, pero sin conferir una protección universal.

Posteriormente, la investigación se dirigió a obtener antígenos subcapsulares, básicamente proteínas de membrana externa que generaran respuesta de anticuerpos bactericidas, que tuvieran poca variabilidad antigénica y que se expresaran en la mayoría de cepas patógenas. Como no existe un antígeno común subcapsular que cumpla con estos criterios, ha sido preciso desarrollar vacunas con varias variantes antigénicas de una proteína (bivalente) o con varias proteínas inmunógenas (multicomponente), en ambos casos, con expresividad variable en distintas cepas.

Mediante la secuenciación del material genético de una bacteria, podemos acceder a las distintas secuencias genéticas que codifican distintas proteínas, y podemos conocer todas las proteínas que el microorganismo puede sintetizar. De todas las proteínas, se identifican las que por sus características (que estén más expuestas, que sean hidrofílicas…) sean potenciales candidatas a generar inmunogenicidad. Luego, se expresan utilizando E. coli y se inyectan en modelos animales para confirmar que sean inmunógenas, seleccionando las que confieran un adecuado perfil inmunógeno, pasando de cientos de potenciales candidatas a unas pocas proteínas seleccionadas.

Vacuna multicomponente contra el meningococo B (4CMenB)(1)

Composición

Es una vacuna multicomponente recombinante obtenida por la tecnología de vacunología inversa, que se compone de 3 antígenos subcapsulares del meningococo B, combinados con vesículas de membrana externa de meningococo. El diseño se basa en que la combinación de 4 proteínas de expresión variable en las distintas cepas de meningococo serogrupo B, permiten una cobertura amplia.

La vacuna se compone de las siguientes proteínas de membrana externa:

• fHbp (proteína de unión al factor H): conocida como proteína LP2086, que se fija al factor H, necesario para la eliminación de la bacteria mediante el complemento, bloqueando su acción. Está presente en casi todas las cepas. La secuencia de aminoácidos de esta proteína condiciona la existencia de 3 variantes (1,2,3) y 2 subfamilias (A y B). La identidad de secuencia de aminoácidos entre las variantes de una misma subfamilia es del 88-99%. En cambio, entre las dos subfamilias solo es del 60%. Hay reactividad cruzada entre las variantes 2 y 3 de la subfamilia A. Para esta vacuna, se utiliza una proteína perteneciente a la variante 1 (familia B).

• NHBA (proteína de adhesión a la heparina de Neisseria): presente en todas las cepas, con capacidad de unirse a la heparina, favoreciendo la supervivencia de la bacteria en sangre.

• NadA (proteína A de adhesión de Neisseria): participa en la adherencia a las células epiteliales y podría ser importante para la colonización. Está presente en el 30-40% de cepas, que suelen ser las más hipervirulentas.

• Por A (porina A): proteína de vesícula de membrana externa, que induce respuesta bactericida cepa-específica, útil en el control de epidemias, pero no protección cruzada con otras Por A. En esta vacuna, se incluye el serosubtipo P1.4, utilizado en el control de una epidemia en Nueva Zelanda. Se añade por demostrarse que su inclusión favorece una mayor inmunogenicidad. Su principal papel es el de adyuvante de las otras 3 proteínas, dado que la vacuna trivalente basada en los 3 componentes anteriores (fHbp, NHBA y Nad A) no es suficientemente inmunógena.

Inmunogenicidad

El desarrollo clínico de 4CMenB se basó en 13 ensayos clínicos(2,3) que incluyeron a 7.812 sujetos mayores de 2 meses que recibieron, al menos, 1 dosis. En el subgrupo de 2 meses-2 años, 5.850 recibieron, al menos, 1 dosis de 4CMenB, de los que 2.949 recibieron boosteren el segundo año. Un subgrupo de 2-10 años incluyó a 250 pacientes y, finalmente, se incluyeron 1.712 pacientes mayores de 11 años. La vacuna produjo una respuesta protectora robusta para los 4 antígenos (Fig. 1), en niños vacunados a los 2, 4, 6 meses y después del booster del segundo año.

Figura 1. Inmunogenicidad en lactantes.

Esta respuesta inmune coincide con el tiempo de mayor riesgo para enfermedad meningocócica invasiva, especialmente en el primer año, con mayor incidencia en los 5 primeros meses.

Seguridad(4)

La reactogenicidad de la vacuna está relacionada con la presencia de las colas lipídicas que componen las proteínas de membrana externa. En niños menores de 24 meses, se produce dolor, eritema en el lugar de inyección, fiebre e irritabilidad:

• Cuando la vacuna se administra simultáneamente junto a otras vacunas, entre el 69-79% de lactantes presentan fiebre igual o >38ºC, frente a un 44-59% que desarrollan esta reacción cuando se administran las vacunas habituales sin 4CMenB.

• 1% presentan fiebre superior a 40º.

• Administrada por separado, la incidencia de fiebre es similar al resto de vacunas.

• Cuando apareció la fiebre, normalmente siguió un patrón predecible, desapareciendo, en la mayoría de los casos, el día siguiente a la vacunación.

En la práctica, se recomienda que, siempre que sea posible, no se coadministre con otras vacunas. El aumento de reactogenicidad se ha descrito con la coadministración con vacunas antineumocócica y hexavalente, pero la recomendación de no coadministración se ha extendido a todas las vacunas inyectables inactivadas, y si por algún motivo debe hacerse, se recomienda que se utilice paracetamol profiláctico (que no se recomienda con la administración separada, ni como profiláctico en ninguna otra administración de vacunas, salvo en situaciones específicas e individualizadas). Se acepta la coadministración con las vacunas atenuadas triple vírica y varicela(5).

Puede coadministrarse con la vacuna antimeningocócica A, C, W, Y, aunque se recomienda separarlas si es posible. Se ha adoptado por convención, no basada en ningún dato objetivo, un periodo de 2 semanas entre la administración de vacunas antimeningocócicas B y otras vacunas inyectables inactivadas, pero la actual situación de pandemia por el SARS-CoV-2, con disminución de las actividades preventivas, puede hacer recomendable la coadministración de vacunas, para reducir visitas presenciales y para aprovechar oportunidades vacunales.

Pauta de vacunación (Tabla I)

Se ha producido en 2020 un cambio en la ficha técnica, que permite una pauta 2+1, incluso si se inicia la vacunación a partir de los 2 meses. Esta pauta se ha mostrado igual de inmunógena y es mucho más eficiente, al reducir una dosis con respecto a la pauta previa 3+1(6).

Valoración de la eficacia y cobertura estimada

Los ensayos clínicos controlados para probar la eficacia de una vacuna (incidencia en vacunados/incidencia en no vacunados), no son una estrategia posible en las vacunas antimeningocócicas, por la baja incidencia de la enfermedad. Por otra parte, la efectividad, que se mide en condiciones reales con estudios observacionales, requiere la introducción de la vacuna en programas de inmunización.

La validación de la protección con vacunas antimeningocócicas, usa correlatos de protección, que están definidos para esta bacteria desde los años 60, siendo la medición de títulos de anticuerpos mediante el ensayo bactericida del suero (serum bactericidal assay, SBA) el gold standard. Mide actividad de anticuerpo contra antígeno especifico y se consideran protectores títulos >1/4. Solo está validado para antígenos capsulares polisacáridos.

La presencia de cada antígeno, confiere actividad bactericida mediada por anticuerpos. Se diseñaron métodos para poder determinar la presencia de antígenos vacunales en las cepas que circulan por distintas regiones geográficas. El MATS(7), acrónimo de “meningococcal antigen typing system”, es una técnica de ELISA especifica que puede medir la presencia de antígeno y predecir la potencia bactericida de la vacuna, estimando la cobertura vacunal de las cepas circulantes en Europa en un 78% (Fig. 2).

Figura 2. Cobertura prevista por el MATS (meningococcal antigen typing system) de cepas de meningococo B en Europa.

Se precisa tan solo 1 antígeno para conferir protección y, mediante este método, se estima que, dependiendo de la región donde nos encontremos, se obtienen coberturas entre el 66-91% de las cepas circulantes. El sistema MATS puede subestimar o sobreestimar la seroprotección real obtenida, como se ha verificado en distintos estudios. En aislamientos en lactantes y adolescentes en Inglaterra y Gales, la seroprotección real fue mayor a la cobertura estimada inicialmente por MATS. En cambio, en 2016, tras un brote en adolescentes en la universidad de Princeton, donde la cepa aislada debería tener una cobertura por MATS del 100%, la seroprotección verificada por el SBA fue del 66,1%. Sin embargo, ningún caso se reportó entre adolescentes vacunados. La explicación a este fenómeno puede estar en que el SBA está validado para antígenos polisacáridos, cuando 4CMenB es una vacuna proteica, y en que la expresión de las proteínas de membrana externa, imprescindible para ser determinantes antigénicos, varía dependiendo de fenómenos físicos (temperatura) y biológicos (microbioma), lo cual puede hacer que la expresión in vitro sea diferente de la expresión in vivo.

Persistencia de la protección

La persistencia de los anticuerpos varió según el tipo de antígeno, lo que subraya la importancia de los 4 componentes. La tabla II nos muestra que, para los 4 antígenos de la vacuna, tenemos títulos altos tras el primer mes post-vacunación, que decaen a los 4 años, incluso en algunos casos, por debajo del nivel de protección.

Sin embargo, al revacunar, obtenemos una respuesta de memoria inmunológica. Esta respuesta es robusta y podría tener implicaciones de cara a plantear dosis de refuerzo en caso que se precisen, de acuerdo a las variaciones de la epidemiologia de la enfermedad(8).

En adolescentes y adultos jóvenes(9), se ha estudiado la persistencia de anticuerpos a 4-7, 5 años, mostrando títulos superiores a los niveles basales y una robusta respuesta a la administración de una dosis de recuerdo.

Indicaciones financiadas por el Sistema público de Salud

• Asplenia anatómica o disfunción esplénica grave(10).

• Deficiencias del sistema del complemento.

• Tratamiento con eculizumab.

• Trasplante de progenitores hematopoyéticos.

• Padecimiento anterior de enfermedad meningocócica invasiva.

• Personal de laboratorio expuesto a meningococo.

• En caso de agrupaciones de casos (brotes) u otras situaciones en las que las autoridades sanitarias lo considerasen necesario.

La vacuna puede utilizarse en personas sanas hasta los 50 años. Los datos son limitados en pacientes con condiciones médicas crónicas.

Es una vacunación de perfil sistemático con priorización en lactantes, según indica el calendario de vacunas 2021 del CAV-AEP (Fig. 3).

Figura 3. Calendario de vacunas de la AEP 2020.

Experiencia clínica internacional y datos de efectividad e impacto

• En Canadá, se emprendió en mayo de 2014, un programa de vacunación con 4CMenB en la región de Saquenay-Lac-Sant Jean (Quebec) durante el brote de enfermedad meningocócica por el serogrupo B en la Universidad de Acadia (Nueva Escocia). No se observaron casos entre los 49.000 residentes de 2 meses a 20 años que recibieron la vacuna(11).

• En EE.UU.(12), se ha utilizado la vacuna para el control de distintos brotes registrados en universidades: no se han descrito casos en los receptores de la vacuna.

La vacuna se introdujo en Reino Unido(13) el 1 de septiembre de 2015 en lactantes, con un esquema de 2+1. Tres años después de la implementación del programa, la cobertura de dos dosis en el primer año es del 92,5% y la cobertura con 3 dosis a los 2 años es del 87,5%.

Se ha constatado una reducción del 75% de casos de enfermedad meningocócica invasiva (EMI) Men B (población diana) con protección confirmada, al menos, hasta fin del 2º año de vida.

La efectividad vacunal frente EMI Men B tras 2 dosis (pauta 2+0), es del 52,7% (IC 95%: -33,5 a 83,2) y con la pauta completa 2+1 es del 59,1% (IC 95%: -31,1 a 87,1).

No se han detectado problemas de seguridad tras 3 millones de dosis administradas y se estima una evitación de 277 casos en los últimos 3 años.

Vacuna bivalente contra el meningococo B (fHbp)

La protección frente al meningococo está mediada por anticuerpos y el sistema del complemento, que reconocen polisacáridos capsulares o proteínas de membrana externa, capaces de activar la vía clásica o la vía alternativa del complemento, lo que lleva a la formación del llamado complejo de ataque a la membrana, que causa la lisis celular.

La vacuna bivalente (Trumenba®) es una vacuna recombinante adsorbida frente al meningococo B, que está compuesta de las variantes lipidadas recombinantes de proteínas de unión al factor H (fHbp), y se basa en la proteína de unión al factor H (fHbp) como diana antigénica. Es producida en células de E. Coli, mediante tecnología de ADN recombinante y está adsorbida en fosfato de aluminio. El fHbp está expuesto en la superficie, está expresado en casi todas las cepas y es capaz de inducir anticuerpos bactericidas. La fHbp se encuentra en la superficie del meningococo y es esencial para que las bacterias eviten el sistema inmune del huésped. Las variantes de fHbp se dividen en 2 subfamilias inmunológicamente distintas, A y B (Fig. 4).

Figura 4. Variantes de las 2 subfamilias de fHbp. Fuente: Wang. Vaccine 2011.

El 99% de cepas tienen el gen para expresar la proteína, y más del 96% de las cepas meningocócicas del serogrupo B aisladas en Europa, expresan variantes de fHbp de cualquiera de las subfamilias en la superficie bacteriana. La subfamilia A contiene las variantes 2 y 3, y la subfamilia B (incluida en la vacuna multicomponente 4C Men B) contiene la variante 1.

La inmunización con Trumenba®, que contiene una variante de fHbp de cada una de las subfamilias A y B, está dirigida a estimular la producción de anticuerpos bactericidas que reconocen la fHbp expresada en el meningococo. El ensayo de expresión del antígeno de superficie meningocócico(14) (meningococcal antigen surface expression, MEASURE) se desarrolló para relacionar el nivel de expresión de la fHbp en la superficie bacteriana con la eliminación de las cepas meningocócicas del serogrupo B, usando la actividad bactericida en suero con complemento humano (hSBA). Un estudio de más de 2.150 cepas aisladas diferentes de bacterias meningocócicas invasivas del serogrupo B, recogidas entre 2000 y 2014 en 7 países europeos, EE.UU. y Canadá, demostró que, más del 91% de todas las cepas de meningococo del serogrupo B aisladas, expresaban niveles suficientes de fHbp para ser susceptibles a la actividad bactericida por los anticuerpos inducidos por la vacuna.

Inmunogenicidad

La protección frente a la enfermedad meningocócica invasiva está mediada por anticuerpos bactericidas en suero, frente a antígenos de superficie bacteriana, que actúan de manera conjunta con el complemento humano. Como se ha dicho anteriormente, la baja incidencia de enfermedad meningocócica invalida los ensayos clínicos de eficacia tradicionales, debiendo utilizarse, en cambio, correlatos basados en el ensayo in vitrode actividad bactericida en suero, usando complemento humano (hSBA) frente al meningococo del serogrupo B. El título de hSBA se define como la mayor dilución de suero que es capaz de eliminar el 50% de bacterias. Un título en hSBA mayor o igual a 1:4 se considera protector frente a la enfermedad meningocócica, pero en el análisis de inmunogenicidad de Trumenba®(15), la respuesta se definió como un título de hSBA de, al menos, 1:8 o 1:16 dependiendo de la cepa usada.

Trumenba® se ha evaluado en 11 ensayos clínicos(16) con más de 15.000 sujetos. La eficacia se ha evaluado frente a 4 cepas de meningococo del serogrupo B, que expresan variantes de fHbp que representan a las dos subfamilias y, en conjunto, son representativas de las cepas meningocócicas del serogrupo B causantes de la enfermedad meningocócica invasiva (A22, A56, B24, B44). Además, la vacuna también se ha testado frente a 10 cepas adicionales del meningococo B (A06, A07, A12, A15, A29, B03, B09, B15 y B16). Se han estudiado pautas de 2 (0-6) o 3 dosis (0-1/2-6): ambas se han mostrado inmunógenas; si bien, la pauta de 3 dosis ha mostrado resultados algo superiores: un 79,8-90,2% de sujetos alcanzaron aumentos del título de hSBA >4 veces al basal y respuesta compuesta para las 4 cepas principales del 83,5% en pautas de 3 dosis, y del 73,5% en pautas de 2. En ficha técnica, se recomienda la pauta de 2 dosis en individuos sin factores de riesgo, y la de 3 dosis en sujetos de riesgo para enfermedad meningocócica invasiva.

La vacuna ha mostrado persistencia de la inmunogenicidad hasta 4 años después de la vacunación con 2 o 3 dosis, y una dosis de refuerzo ha mostrado una respuesta anamnésica en individuos previamente vacunados(17).

Trumenba® se puede administrar concomitantemente con VPH4, Tdpa, Men ACWY y Tdpa/VPI.

No se dispone de datos de efectividad, dado que esta vacuna no se ha incluido aún en ningún programa de inmunizaciones sistemáticas; si bien, se ha mostrado efectiva en el control de brotes epidémicos.

La vacuna se ha mostrado segura(18), con efectos adversos leves o moderados. Se han descrito fundamentalmente dolor en el lugar de inyección, fatiga y cefalea. La tasa de efectos graves fue semejante entre los vacunados y el grupo control. Las reacciones adversas tras la dosis de recuerdo en 268 sujetos de 15 a 23 años fueron similares a las reacciones adversas observadas durante la serie de vacunación primaria de Trumenba, aproximadamente 4 años antes.

Posología(19)

• La vacuna está autorizada para mayores de 10 años.

• Pauta de 2 dosis: con 6 meses de intervalo.

• Pauta de 3 dosis: un mes de intervalo entre la primera y la segunda, y 4 meses entre la segunda y tercera.

• Se debe contemplar la posibilidad de una dosis de refuerzo en individuos de riesgo continuado para EMI.

Inmunidad de grupo y vacunas proteicas contra el meningococo B

En relación al impacto sobre la portación nasofaríngea en personas vacunadas, los datos actualmente disponibles no muestran un efecto significativo en la reducción de la colonización nasofaríngea, por lo que hasta el presente, debemos considerar que ambas vacunas recombinantes proteicas contra el meningococo B no han demostrado impacto comunitario por inmunidad de grupo, y que su beneficio es individual(20).

Vacunas antimeningocócicas tetravalentes (ACYW) y frente al meningococo C

Historia del desarrollo vacunal

Los primeros intentos infructuosos de desarrollar estas vacunas se remontan a principios del siglo XX. Entre 1900 y 1940, se realizaron múltiples ensayos, la mayoría poco controlados. Algunas de estas vacunas estaban elaboradas a partir de células enteras y resultaban excesivamente reactógenas. Gracias al desarrollo exitoso de vacunas con toxoides diftérico y tetánico en la década de 1930, se abrió una línea de investigación con exotoxina meningocócica inactivada. Estos preparados resultaban inmunógenos, pero estaban contaminados con otros antígenos, como endotoxinas. El éxito posterior del tratamiento de la enfermedad meningocócica con antibióticos, hizo decaer el interés en la investigación de vacunas; de la misma manera, la aparición de resistencias antibióticas en la época de la guerra de Vietnam, renovó el interés en la investigación de las mismas.

A finales de la década de los 60, Gotschlich y cols., consiguen purificar polisacáridos meningocócicos de alto peso molecular, seguros e inmunógenos, que constituyen la primera vacuna exitosa frente a los serogrupos A y C. En 1978, se aprueba la primera vacuna polisacarídica frente a meningococo A, C, Y, W-135. La principal limitación de estas vacunas es que no producen inmunidad T-dependiente y son muy poco inmunógenas en niños menores de dos años. En los años 80, se desarrollaron con éxito vacunas de polisacáridos conjugados con proteínas frente al Haemophilus B, y esto sirvió de base para investigar vacunas de polisacáridos meningocócicos conjugados con proteínas. Las vacunas meningocócicas conjugadas frente a serogrupo C se introducen con éxito en Reino Unido en 1999 y, posteriormente, en otros países de Europa. En 2005, se licencia en EE.UU. una vacuna polisacarídica conjugada frente a los serogrupos ACYW (Menactra®), recomendándose su uso en adolescentes y adultos jóvenes. Posteriormente, se licencian otras dos vacunas (Menveo®, Nimenrix®) en EE.UU. y Europa.

Vacunas polisacarídicas/conjugadas: la evolución

Las vacunas polisacarídicas fueron las primeras en desarrollarse, pero presentan una serie de desventajas frente a la nueva generación de vacunas conjugadas, a saber:

• Polisacarídicas: seguras e inmunógenas en adultos, pero no en lactante y niño pequeño. Presentan fenómeno de hiporrespuesta en dosis repetidas. La respuesta inmune está basada en activación de linfocitos B, generando IgM de corta duración en el tiempo; al no activar los linfocitos T, no generan memoria inmune. Por último, no impactan en portación nasofaríngea y no producen efecto rebaño.

• Conjugadas: son inmunógenas en lactante y niño pequeño, sin presentar fenómeno de hiporrespuesta. La respuesta inmune activa también el linfocito T, siendo esta más potente (basada en IgG), y generan memoria inmunológica. Por último, dado el impacto sobre portación nasofaríngea, tienen efecto rebaño.

Por todo ello, las vacunas conjugadas han reemplazado a las polisacarídicas, aunque siguen estando disponibles en algunos países y pueden usarse para el control de brotes.

Epidemiología de los serogrupos A, C, Y, W

El meningococo presenta una epidemiología altamente dinámica, de tal manera que la distribución de serogrupos varía en tiempo y área geográfica.

• Serogrupo A: ha sido el causante de las epidemias de meningitis que se han sucedido en África, en el conocido como: “cinturón africano de la meningitis”. La campaña masiva de vacunación realizada con una vacuna conjugada frente a este serogrupo (MenAfriVac®), ha conseguido controlar los brotes y ha tenido un gran impacto en la portación nasofaríngea, demostrando así inmunidad de grupo.

• Serogrupo C: la introducción en calendarios de la vacuna conjugada frente a este serogrupo, consiguió una drástica disminución de la incidencia al cabo de dos años. Además, se ha demostrado una efectividad en la disminución de portación nasofaríngea del 75% y un 50% de protección indirecta, debido a la inmunidad de grupo.

• Serogrupo Y: a finales de los años 90, se produce en EE.UU. un aumento significativo de casos y, es por ello, que se introduce el uso de vacunas tetravalentes en adolescentes y preadolescentes.

• En la UE, se observa también entre el 2007 y 2011, un aumento de casos; en Suecia en el 2011 este serogrupo supuso casi el 50% de los casos.

• Serogrupo W: ha sido el causante del brote del año 2000 en la peregrinación anual a La Meca (Hajj), por un complejo clonal hipervirulento llamado ST-11.De este clon, se han descrito dos linajes diferentes, el que provocó el brote en La Meca y, el que en el año 2003, se detecta en Sudamérica; este último aparece posteriormente en Reino Unido en 2008 y en Holanda en 2013(21). Estas circunstancias han obligado a renovar las políticas vacunales: los viajeros a la Meca, desde el año 2000, precisan recibir vacuna tetravalente (A, C, Y, W); por otro lado, Reino Unido y Holanda han introducido estas vacunas en sus calendarios. Otros países Europeos también se han sumado a este cambio del calendario vacunal.

• Epidemiología en España (Fig. 5): como se aprecia en la imagen del informe RENAVE, además del aumento en la incidencia, se ha producido un cambio en la distribución de serogrupos en las últimas temporadas.

Figura 5. Tendencia temporal enfermedad meningocócica en España de 1996-1997 a 2018-2019. Fuente: Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica (RENAVE),Centro Nacional de Epidemiología, ISCIII.

La incidencia por serogrupo W e Y ha aumentado en las cinco últimas temporadas: de 4 casos a 86 y de 6 casos a 51, respectivamente(22). Esto ha obligado a introducir cambios en el calendario vacunal, que comentaremos a lo largo de este capítulo.

Vacunas disponibles frente a los serogrupos A, C, Y, W

Actualmente disponemos en España de cinco vacunas para estos serogrupos: tres monovalentes frente al C (Menjugate®, Meningitec® y Neisvac-C®) y dos tetravalentes frente a A, C, Y, W (Nimenrix® y Menveo®). De entre las monovalentes frente al serogrupo C, actualmente Neisvac-C® es la que se utiliza mayoritariamente, ya que permite pauta de una sola dosis en el primer año de vida por su inmunogenicidad. Respecto a las tetravalentes, el componente “C” de estas genera inmunidad similar al de las monovalentes y, por tanto, se pueden sustituir en las pautas vacunales.

Todas estas vacunas son de tipo conjugado, variando la proteína utilizada: toxoide tetánico, o la mutante atóxica de la toxina diftérica (CRM197). Están expuestas en la tabla III.

Presentación, reconstitución, vías de administración

• Neisvac-C®: suspensión inyectable en jeringa precargada de 0,5 ml, debe agitarse hasta conseguir suspensión homogénea. Conservar entre +2 y +8ºC.

• Meningitec®: suspensión inyectable en jeringa precargada; tras la agitación se obtiene suspensión blanquecina y homogénea. Conservar entre +2 y +8ºC.

• Menjugate®: suspensión inyectable en jeringa precargada. Conservar entre +2 y +8ºC.

• Nimenrix®: polvo en vial y disolvente en jeringa precargada para solución inyectable. Tras la reconstitución, debe administrarse rápidamente. No administrarse si no se usa en el plazo de 8 horas. Conservar entre +2 y +8ºC.

• Menveo®: polvo en vial (oligosacárido A) y solución en vial (oligosacárido C, Y, W). Ha de prepararse mediante la reconstitución del polvo en vial con la solución del otro vial, debe usarse de forma inmediata. Conservar entre +2 y +8ºC.

• Vías de administración:

– Las vacunas se deben administrar por vía intramuscular, siendo la localización en cara anterolateral del muslo en niños pequeños, y en deltoides en niños mayores y adultos.

– Nimenrix® y Menveo® no se pueden utilizar por vía subcutánea.

Inmunogenicidad, eficacia y efectividad

Ya hemos comentado las ventajas de las vacunas polisacarídicas conjugadas frente a las no conjugadas en términos de respuesta inmune. La protección de estas vacunas se define con correlatos que están establecidos desde los años 60. Se definen a través del SBA (serum bactericidal assay), que mide títulos de anticuerpo suficientes para matar la bacteria “in vitro”. Se consideran protectores títulos >1/4, aunque solamente está validado para antígenos capsulares polisacarídicos.

Las primeras vacunas conjugadas frente al serogrupo C, fueron introducidas en el calendario infantil en 1999 y 2000 en Reino Unido, con un amplio catch-up hasta los 19 años de edad. La incidencia de EMI por este serogrupo disminuyó dramáticamente tras dos años de la introducción, y prácticamente desapareció en 2005. La efectividad en la reducción de la portación nasofaríngea en adolescentes fue mayor del 75%, y la reducción de la incidencia debida a la inmunidad de grupo se ha mantenido dos décadas.

Posteriormente, se comprobó que la efectividad de estas vacunas descendía a los 4 años de seguimiento a un 66%, en aquellos niños vacunados el primer año de vida sin recibir refuerzo posterior. Estos datos también se confirmaron en España, lo que llevó a introducir dosis de refuerzo en el segundo año de vida. Y es que la persistencia de anticuerpos funcionales séricos se considera el mayor determinante de efectividad de estas vacunas. Dada la rápida progresión de esta enfermedad, los anticuerpos inducidos por la memoria inmunológica, por sí solos, no serían suficiente respuesta, puesto que necesitan un plazo de 5 a 7 días para generarse.

La eficacia de las vacunas tetravalentes se basa en la demostración de niveles de anticuerpos bactericidas para cada uno de los antígenos, en un nivel no inferior a los generados por las vacunas polisacarídicas no conjugadas. Los títulos de anticuerpos bactericidas se mantienen en nivel aceptable entre 3-5 años. Las dosis de refuerzo consiguen una potente respuesta anamnésica y, respecto a la duración de la protección, la vacunación en adolescentes ofrece protección suficiente, al menos, 5 años.

La efectividad de los preparados tetravalentes está siendo evaluada en aquellos países que las han introducido en su calendario vacunal y nos van aportando los datos. En Reino Unido, tras tres años de campaña (y con bajas coberturas) el Joint Commitee on Vaccination and Inmunization (JCVI), resume los datos obtenidos en su informe de octubre de 2018:

• Por primera vez desde el brote, han disminuido en global los casos de EMI por serogrupo W.

• Las cohortes vacunadas han experimentado una disminución más llamativa.

• No se ha documentado disminución de casos en lactantes.

• Sí ha habido disminución de casos en niños de 1-4 años.

• En términos generales, en estos 3 años de vacunación, se han evitado unos 50 casos de EMI por serogrupo W.

El informe del JCVI de octubre de 2019, señala que la temporada 2017-2018 ha sido la primera en la que ha habido una disminución global de casos de EMI por serogrupo W.

Co-administración con otras vacunas

Las vacunas frente a serogrupo C se pueden administrar junto a las vacunas frente a: difteria, tétanos, tosferina, poliomielitis inactivada, triple vírica, hepatitis B, haemophilus influenzae B y neumococo.

Menveo® es compatible con: hepatitis A y B monovalente y combinada, fiebre amarilla, fiebre tifoidea (polisacárido Vi), encefalitis japonesa, rabia y meningococo del grupo B (Bexsero®).

En adolescentes (de 11 a 18 años de edad), Menveo® ha sido evaluado en dos estudios de coadministración con la vacuna Tdap (tétanos, difteria de baja carga y tosferina acelular) adsorbida sola o en combinación con la vacuna recombinante cuadrivalente contra el virus del papiloma humano (VPH genotipos 6, 11, 16, 18), en los cuales se demuestra la tolerancia de dicha coadministración.

Nimenrix®: en lactantes, se puede administrar simultáneamente con las vacunas combinadas DTPa-VHB-IPV/Hib y con la vacuna conjugada antineumocócica 10-valente.

A partir de 1 año de edad o más, Nimenrix® se puede administrar simultáneamente con cualquiera de las siguientes vacunas: vacunas de la hepatitis A (VHA) y de la hepatitis B (VHB), vacuna triple vírica, vacuna de sarampión, parotiditis, rubeola y varicela (SRPV), vacuna conjugada antineumocócica 10-valente o vacuna antigripal estacional no adyuvada.

En el segundo año de vida, Nimenrix® también se puede administrar simultáneamente con las vacunas combinadas de: difteria, tétanos, Pertussis acelular (DTPa), incluyendo combinaciones de vacunas DTPa con hepatitis B, polio inactivada o Haemophilus influenzae tipo b (VHB, IPV o Hib), tales como la vacuna DTPa-VHB-IPV/Hib y la vacuna conjugada antineumocócica 13-valente.

En personas entre 9-25 años, Nimenrix® se puede administrar simultáneamente con la vacuna recombinante bivalente (genotipos 16 y 18) del virus del papiloma humano (VPH2).

Hay que tener en cuenta que si se debe administrar una vacuna que tenga toxoide tetánico (TT) en su composición, se puede administrar simultáneamente con Nimenrix® o bien separarse 1 mes (administrando Nimenrix® en primer lugar y un mes después la otra vacuna que contenga TT).

Respecto a las vacunas tetravalentes polisacarídicas: se deberá guardar un intervalo mínimo de 8 semanas si ha recibido previamente una vacuna polisacarídica antes de recibir una conjugada; si se recibe primero una vacuna tetravalente conjugada, se debe guardar un intervalo de 2 semanas respecto a la polisacarídica.

Indicaciones y esquemas de vacunación

• Las recomendaciones del CISNS en su “calendario común de vacunación” para el año 2020, en relación a la vacunación antimeningocócica son las siguientes:

– Vacunación a los 4 meses (MenC): según el preparado, puede ser necesaria la primovacunación con una dosis (4 m) o dos dosis (2 y 4 meses de edad).

– Vacunación a los 12 meses: (Men C).

– Vacunación a los 12 años: (Men ACYW): se administrará una dosis a los adolescentes de 12 años de edad que no hayan recibido una dosis de Men ACYW después de los 10 años de edad.

– Vacunación después de los 12 y hasta los 18 años de edad (Men ACYW): la captación y vacunación de los adolescentes hasta los 18 años de edad, se realizará de manera progresiva. La información al respecto se puede consultar en el último documento elaborado por el Ministerio de Sanidad, publicado en marzo 2020(23).

– Recomendación de vacunación en grupos de riesgo:

a. Asplenia anatómica o disfunción esplénica grave.

b. Deficiencias del sistema complemento y tratamiento con eculizumab.

c. Trasplante de progenitores hematopoyéticos.

d. Padecimiento anterior de enfermedad meningocócica invasiva.

e. Personal de laboratorio expuesto a meningococo.

f. En caso de agrupaciones de casos (brotes) u otras situaciones en las que las autoridades sanitarias lo considerasen necesario.

g. En personas con infección por VIH.

• La recomendación del Comité Asesor de vacunas de la AEP para el 2021 es la siguiente:

– Una dosis a los 4 meses de MenC-TT y una dosis de MenACWY a los 12 meses, y otra a los 12-14 años de edad, con un rescate progresivo hasta los 18 años. Para el resto de edades, la recomendación es de protección individual. Además, otras recomendaciones incluyen:

a. Niños mayores de 6 semanas de vida con factores de riesgo de enfermedad meningocócica invasiva (EMI).

b. Viajes o estancias en países de elevada incidencia o en los que la vacuna esté incluida en calendario, como: EE.UU., Canadá, Argentina, Reino Unido, Austria, Grecia, Holanda, Italia o Suiza.

c. Con carácter individual, los niños en edades menores de los 12 meses y entre 1 y 12 años, pueden verse beneficiados también con estas vacunas, aumentando así su protección antimeningocócica.

Posología

En las siguientes tablas, se expresa la pauta de vacunación frente a Men C, Men ACYW de manera sistemática, y en los grupos de riesgo.

• Vacunación sistemática frente a MenC, Men ACYW (Tabla IV).

• Vacunación en grupos de riesgo (Tabla V).

Seguridad

En este punto, conviene recordar, que la ficha técnica de cada vacuna es un documento que debemos tener a mano para consultar posibles dudas respecto a contraindicaciones y los efectos adversos descritos con cada una.

En términos generales, se podrían resumir en:

• Los efectos adversos más frecuentes de las vacunas frente a Men C son de tipo local; de tipo sistémico más frecuente son: cefalea y malestar general. Son muy infrecuentes las reacciones graves.

• Las vacunas frente a Men ACYW pueden tener efectos adversos de tipo local, y de tipo sistémico como: fiebre, cefalea, malestar general y trastornos gastrointestinales.

Precauciones y contraindicaciones

Contraindicaciones absolutas:

• Antecedente de reacción anafiláctica a dosis previa de la vacuna.

• Antecedente de reacción anafiláctica a alguno de los componentes de la vacuna.

• Contraindicaciones relativas (a valorar riesgo/beneficio):

– Enfermedad aguda, será preferible retrasar la vacuna.

– Embarazo y lactancia: con datos limitados en estas circunstancias, será necesario valorar la relación beneficio/riesgo en cada caso.

Vacunas en investigación(24,25)

Actualmente están en proceso de desarrollo vacunas pentavalentes ABCYW, de interés en Europa y mundo occidental, y vacunas ACYWX, de interés en África subsahariana.

Bibliografía

1. Bexsero®. Ficha técnica. Actualizada en mayo de 2020. Disponible en: http://www.ema.europa/docs/es.

2. Vesikari T, Esposito S, Prymula R, Ypma E, Kohl I, Tonneato D, et al. Inmunogenicidad y seguridad de una vacuna meningocócica del serogrupo B, recombinante, multicomponente, en fase de investigación (4CMenB) administrada concomitantemente con las vacunas rutinarias en lactantes y niños: resultados de dos ensayos aleatorizados. Lancet. 2013; 381: 825-35.

3. Flacco ME, Manzoli L, Rosso A, Marzuillo C. Immunogenicity and safety of the multicomponent meningococcal B vaccine (4CMenB) in children and adolescents: a systematic review and meta-analysis. Lancet Infect Dis. 2018; 18: 461-72. doi: 10.1016/S1473-3099(18)30048-3.

4. Bryan P, Seabroke S, Wong J, Donegan K, Webb E, Goldsmith C, et al. Safety of multicomponent meningococcal group B vaccine (4CMenB) in routine infant immunization in the UK: a prospective surveillance study. Lancet Child Adolesc Health. 2018; 2: 395-403. doi: 10.1016/S2352-4642(18)30103-2.

5. Vesikari T, Esposito S, Prymula R, Ypma E, Kohl I, Toneatto D, et al. Immunogenicity and safety of an investigational multicomponent, recombinant, meningococcal serogroup B vaccine (4CMenB) administered concomitantly with routine infant and child vaccinations: results of two randomised trials. Lancet. 2013; 381: 825-35. doi: 10.1016/S0140-6736(12)61961-8.

6.*** Martinón-Torres F, Safadi MA, Carmona A, Infante P, Tejedor JC, Weckx L et al. Reduced schedules of 4CMen B vaccine in infants and catch-up series in children: immunogenicity and safety results from a randomised open-label phase 3b trial. Vaccine. 2017; 35: 3548-57.

7. Medini D, Stella M, Mats. WJ. Global coverage estimates for 4CMenB, a novel multicomponent meningococcal B vaccine. Vaccine. 2015; 33: 2629-36. doi: 10.1016/j.vaccine.2015.04.015.

8.** Martinón-Torres F, Carmona A, Simko R, Infante P, Arimany JL, Giménez F, et al. Antibody persistence and booster responses 24-36 months after different 4Cmen B vaccination schedules in infants and children; a randomised trial. Journal of infection. 2018; 76: 258-69.

9. Martinón-Torres F, Nolan T, Toneatto D, Banzhoff A. Persistence of the immune response after 4CMenB vaccination, and the response to

10. Martinón-Torres F, Bernatowska E, Shcherbina A, Esposito S, Szenborn L, Campins Marti M, et al. Meningococcal B vaccine immunogenicity in children with defects in complement and splenic function. Pediatrics. 2018; 141: e20174250. doi: 10.1542/peds.2017-4250.

11. De Serres G, Billard MN, Gariepy MC, Rouleau I, Toth E, Landry M, et al. Short-term safety of 4CMenB vaccine during a mass meningococcal B vaccination campaign in Quebec, Canada. Vaccine. 2018; 36: 8039-46. doi: 10.1016/j.vaccine.2018.10.095.

12. McNamara LA, Shumate AM, Johnsen P, MacNeil JR, Patel M, Bhavsar T, et al. First use of a serogroup B meningococcal vaccine in the US in response to a university outbreak. Pediatrics. 2015; 135: 798-804. doi: 10.1542/ peds.2014-4015.

13. Ladhani SL, Andrews N, Parikh SR, Campbell H, White J, Edelstein M, et al. Vaccination of infants with meningococcal group B vaccine (4CMen B) in England. N Engl J Med. 2020; 382: 309-17.

14.* McNeil LK, Donald RGK, Gribenko A, French R, Lambert N, Harris SL, et al. Predicting the Susceptibility of Meningococcal Serogroup B Isolates to Bactericidal Antibodies Elicited by Bivalent rLP2086, a Novel Prophylactic Vaccine. mBio. 2018; 9: e00036-e00018. doi: 10.1128/mBio.00036-18.

15. Harris SL, Donald RG, Hawkins JC, Tan C, O’Neill R, Mc Neil L, et al. Neisseria meningitidis Serogroup B vaccine, bivalent rLP2086, induces broad serum bactericidal activity against diverse invasive strains including outbreak strains. Pediatr Infect Dis J. 2017; 36: 216-23.

16. Marshall HS, Richmond PC, Beeslaar J, Jiang Q, Jansen KU, Garcés-Sánchez M, et al. Meningococcal serogroup B specific responses after vaccination with bivalent rLP2086: 4 year follow-up of a randomised, single-blind, placebo-controlled, phase 2 trial. Lancet Infect Dis. 2017; 17: 58-67. doi: 10.1016/S1473-3099(16)30314-0.

17. Vesikari T, Ostergaard L, Beeslaar J, Absalon J, Eiden JJ, Jansen KU, et al. Persistence and 4-year boosting of the bactericidal response elicited by two- and three-dose schedules of MenB-FHbp: A phase 3 extension study in adolescents. Vaccine. 2019; 37: 1710-9. doi: 10.1016/j.vaccine.2018.11.073.

18. Fiorito TM, Baird GL, Alexander-Scott N, Bornschein S, Kelleher C, Du N, et al. Adverse events following vaccination with bivalent rLP2086 Trumenba(R): an observational, longitudinal study during a college outbreak and a systematic review. Pediatr Infect Dis J. 2018; 37: e13-e19. doi: 10.1097/INF.0000000000001742.

19. Trumenba® Ficha técnica. Disponible en: http://www.ema.europa/docs/es.

20. Marshall HS, McMillan M, Koehler AP, Lawrence A, Sullivan TR, Mac Lennan JM, et al. Meningococcal B Vaccine and meningococcal carriage in adolescents in Australia. N Engl J Med. 2020; 382: 31827.

21. Abad R, Vázquez JA. Vacunas multivalentes frente a enfermedad meningocócica: ¿dentro o fuera de nuestras agendas? An Pediatr (Barc). 2014; 81: 329.e1-7.

22. RENAVE. Enfermedad meningocócica invasora. Disponible en: https://www.isciii.es/QueHacemos/Servicios/VigilanciaSaludPublicaRENAVE/EnfermedadesTransmisibles/Documents. Consultado el 10 de septiembre de 2020.

23. Ministerio de Sanidad. Calendario de vacunación a lo largo de toda la vida. Disponible en: http://www.mscbs.gob.es/profesionales/saludPublica/prevPromocion/vacunaciones. Consultado el 27 abril de 2020.

24. Leszek Szenborn, MD,* Stan L. Block, “Immune Responses to Booster Vaccination With Meningococcal ABCWY Vaccine After Primary Vaccination. With Either Investigational or Licensed Vaccines”. The Pediatric Infectious Disease Journal • Volume 37, Number 5, May 2018.

25. Phase 3, Observer-blind, Randomized, Active Controlled Trial to Assess the Safety of an Investigational Meningococcal Serogroups ACYWX Conjugate Vaccine (NmCV-5) and Compare Its Immunogenicity to a Licensed Meningococcal Serogroups ACYW Conjugate Vaccine (Menactra®), in Healthy Subjects 2 to 29 Years of Age. ClinicalTrials.gov identifier: NCT03964012.

Bibliografía recomendada

– AEP. Manual de vacunas en línea de la AEP. Meningococo. Disponible en: https://vacunasaep.org/documentos/manual/cap-30. Actualizado en mayo de 2020. Consultado el 26 de mayo de 2020.

Completo manual de vacunas, actualizado permanentemente por el CAV de la AEP.

– Aguirrezabalaga B. Vacunas antimeningococicas tetravalentes. En: Avances en Vacunas de la SEPEAP: Enfermedad Meningococica: mantengamos la alerta. 2ªed. IMC; 2019. p. 91-100.

Monografía sobre enfermedad meningocócica elaborada por el Grupo de trabajo de vacunas (VACAP) de la SEPEAP.

– Harrison LH, Granoff DM, Pollard AJ. Meningococcal Capsular group A, C, W and Y Conjugate Vaccines. En: Plotkin´s Vaccines. 7th.ed. Elsevier.2018; 619-43.

Capítulo del libro de texto de vacunas referencial en todo el mundo.

– Márquez L. Meningococcal disease. En: Feigin and Cherry´s Textbook of Pediatric Infectious diseases. 8th ed. Elsevier; 2019. p. 898-912.

Capítulo correspondiente al libro de texto de mayor prestigio en infectología pediátrica.

 

Vacunas conjugadas frente a neumococo

J. Ruiz Contreras
Temas de FC


J. Ruiz Contreras

Jefe del Servicio de Pediatría. H.U. 12 de Octubre. Madrid. Catedrático de Pediatría de la U.C.M. Miembro del Comité Asesor de Vacunas de la AEP y del Comité Asesor de la Comunidad de Madrid

Resumen

Las vacunas neumocócicas conjugadas (VNC) han supuesto un hito en la prevención de las infecciones neumocócicas. Gran parte de su éxito se debe a que inducen inmunidad de grupo o de rebaño, debido, a su vez, a su capacidad para reducir la colonización nasofaríngea por los serotipos vacunales (SV). Estas vacunas han reducido, tanto la enfermedad neumocócica invasora (ENI) como las formas no invasoras (neumonía, otitis media, sinusitis). En general, el impacto frente a la ENI ha sido similar al esperado, según los estudios de eficacia, mientras que en la otitis media y la neumonía, la reducción ha sido superior a lo previsto. La disminución de las neumonías se ha demostrado en los países desarrollados y, lo que es más importante, en los países en vías de desarrollo, donde la letalidad es más elevada. La reducción de colonización por los SV, ha dado lugar a la disminución de las resistencias bacterianas asociadas a los mismos.
Tras el uso de las VNC, se ha producido un incremento de las infecciones por serotipos emergentes no vacunales (SNV), que podría comprometer el resultado final de las VNC. La próxima aparición de las VNC de tercera generación de valencia ampliada, podría ayudar a controlar el aumento de estos serotipos.

 

Abstract

Pneumococcal conjugate vaccines (PCVs) represent a milestone in the prevention of pneumococcal disease. They induce immunological memory and mucosal immunity, thereby reducing nasopharyngeal colonization by pneumococci serotypes contained in the vaccine. This is a crucial fact, since non-vaccinated people are also protected as a consequence of a decreased transmission of this bacterium (herd immunity). PCVs significantly reduce the burden of invasive pneumococcal disease (IPD) in the general population. PCVs effectivity against non-invasive pneumococcal such as pneumonia and acute otitis media has been higher than expected. Finally, removal of some pneumococcal serotypes from nasopharynx has caused a decline in pneumococcal antibiotic resistance.
The emergence of non-vaccine serotypes after the widespread use of PCV could compromise the reduction of pneumococcal infections. The upcoming release of third generation extended- valence conjugate vaccines could help to control these new emerging non-vaccine serotypes.

 

Palabras clave: Infecciones neumocócicas; Enfermedad neumocócica invasiva; Vacunas neumocócicas conjugadas; Inmunidad de grupo; Colonización nasofaríngea.

Key words: Pneumococcal infections; Invasive pneumococcal infections; Pneumococcal conjugate vaccines; Herd immunity; Nasopharyngeal colonization.

Pediatr Integral 2020; XXIV(8): 449 – 456


Vacunas conjugadas frente a neumococo

Introducción

Streptococcus pneumoniae o neumococo es un coco grampositivo, que forma cadenas cortas, del que se conocen, actualmente, 95 serotipos que difieren según la estructura de su cápsula de polisacáridos.

Esta bacteria produce dos grupos de enfermedades: la enfermedad invasora (meningitis, bacteriemia, sepsis, neumonía bacteriémica, empiema, artritis y otras), que se define como el aislamiento de neumococo desde sitios del organismo que normalmente son estériles; y enfermedad no invasora (otitis, neumonía no bacteriémica y sinusitis). Las infecciones invasoras son casi siempre graves, pero mucho menos frecuentes que las infecciones no invasoras que, sin embargo, suponen un elevado consumo de antibióticos –con el consiguiente impacto en la selección de resistencias bacterianas–, un número significativo de visitas médicas y un costo económico alto.

Se ha estimado que, en 2015, de los 5,83 millones de muertes en niños menores de 5 años en todo el mundo, 294.000 fueron debidas a infecciones neumocócicas(1). La mayoría de estas muertes ocurre en los países subdesarrollados, donde las tasas de enfermedad neumocócica invasora (ENI) pueden llegar a ser hasta 20 veces más altas que en Europa. La mortalidad asociada a las infecciones neumocócicas es diferente en los países pobres y ricos; mientras en los primeros la mayoría de las muertes se debe a neumonías, en los países desarrollados, se debe casi exclusivamente a meningitis.

Hasta el advenimiento de las VNC, la tasa de infecciones neumocócicas era mayor en los menores de los 2 años de edad que en cualquier otra época de la vida, pero en la actualidad, en los países desarrollados, la mayor incidencia se ha desplazado a los mayores de 65 años, grupo de edad que, además, soporta la mortalidad más alta(2).

Epidemiología de las infecciones neumocócicas

La colonización nasofaríngea juega un papel determinante en la epidemiología de las infecciones neumocócicas, toda vez que es el único reservorio de la bacteria y el primer paso para el desarrollo de enfermedad.

Se inicia en los primeros meses de vida y se facilita por las infecciones víricas de vías altas(3). Entre los 3 y los 4 años de edad, entre el 30 y el 90% de los niños, están colonizados de forma asintomática por el neumococo(2-4). Entre los factores que incrementan la colonización, se cuentan: hacinamiento, existencia de varios hermanos en la familia, renta baja, tabaquismo activo o pasivo, asistencia a guardería y ausencia de lactancia materna(2,3).

El estado de portador nasofaríngeo representa, además, la conexión entre la enfermedad neumocócica del niño y del adulto a través de la transmisión intrafamiliar. Los adultos que conviven con niños están colonizados por neumococo con más frecuencia que aquellos que no tienen niños en su domicilio, y las denominadas “cepas pediátricas” incrementan su presencia en la nasofaringe de los adultos, a medida que aumenta su edad.

Además de todo lo anterior, la colonización nasofaríngea juega un papel primordial en la selección de resistencias bacterianas, al facilitar la exposición de las cepas colonizadoras a los antibióticos(3).

Antes de la llegada de las vacunas neumocócicas, el 80% de las resistencias se debía a los llamados serotipos pediátricos 6B, 6A, 9V, 14, 19A, 19F y 23F(2), colonizadores comunes de las vías respiratorias altas. Los serotipos que casi nunca colonizan la nasofaringe, como el 1 y el 5, a pesar de poseer una capacidad invasiva elevada, son susceptibles a penicilina, lo que demuestra el papel de la colonización nasofaríngea en la selección de resistencias a antibióticos.

La colonización nasofaríngea debe entenderse como un complejo ecosistema en el que unas especies bacterianas desaparecen y son sustituidas por otras. Además, se producen intercambios de material genético entre las distintas bacterias colonizadoras, lo que puede dar lugar a cambios en la virulencia de las mismas. Puede afirmarse que todo cambio en los serotipos neumocócicos que colonizan la nasofaringe tiene una repercusión en las infecciones neumocócicas de la comunidad.

De todo lo anterior, se deduce que el impacto de una vacuna en la epidemiología y la incidencia de las infecciones neumocócicas dependerá, en gran medida, de su efecto sobre la colonización nasofaríngea. Una vacuna neumocócica que no actúe frente a la colonización nasofaríngea solo proporcionará protección a la persona vacunada, mientras que una vacuna que reduzca la colonización nasofaríngea en las personas vacunadas, disminuirá la transmisión de la bacteria a otras personas.

Vacunas neumocócicas conjugadas

La resistencia a la infección por bacterias que contienen una cápsula de polisacáridos (neumococo, Haemophilus influenzae tipo b, meningococo y otras) depende del nivel de anticuerpos antipolisacáridos específicos en suero, que favorecen la opsonofagocitosis de la bacteria. Precisamente, la mayor incidencia de las infecciones neumocócicas en los lactantes menores de 2 años está en relación a la inmadurez del sistema inmune para responder a los antígenos polisacáridos.

Todas las vacunas neumocócicas utilizan como antígeno inmunizante los polisacáridos capsulares. Hasta el año 2000, las únicas vacunas neumocócicas disponibles estaban compuestas de los polisacáridos puros de los 23 serotipos neumocócicos que causaban el 80% de las infecciones invasoras.

Sin embargo, los polisacáridos puros son antígenos T-independientes; esto es, en su reconocimiento no intervienen las células T (el antígeno es directamente reconocido por la célula B), lo que supone que no generan memoria inmunológica ni respuestas secundarias de anticuerpos. Además, existe una incapacidad del sistema inmune para responder a los polisacáridos por debajo de los dos años de edad. Por todo ello, las vacunas de polisacáridos puros no son aptas para ser incluidas en los calendarios sistemáticos infantiles.

En las vacunas conjugadas (Tabla I), la conjugación química de los polisacáridos bacterianos a una proteína transportadora, los convierte en antígenos dependientes de las células T (la célula B reconoce y procesa al polisacárido y lo presenta al linfocito T), lo que condiciona que sean más inmunógenos y capaces de generar memoria inmunológica. Además, inducen respuestas inmunitarias en las mucosas, con un aumento de IgA e IgG en la saliva, que inhiben la adhesión de las bacterias a las células epiteliales de la nasofaringe. Este aumento se correlaciona con las concentraciones de IgA e IgG en suero, lo que sugiere que, al menos, parte de estos anticuerpos llegan a la saliva por difusión desde la sangre.

La capacidad de las vacunas de polisacáridos conjugados para reducir la colonización nasofaríngea, es esencial para inducir inmunidad de grupo y protección indirecta en los no vacunados.

Los anticuerpos antipolisacáridos específicos mucosales inducidos por las VNC reducen la colonización nasofaríngea por tres mecanismos: impidiendo su adquisición, disminuyendo su densidad en la nasofaringe o eliminándolos de la mucosa respiratoria una vez adquiridos. Sin lugar a dudas, gran parte del éxito de las VNC se debe a su efecto en la colonización nasofaríngea, fenómeno que no solo afecta a los niños vacunados, sino también a los no vacunados. Se ha demostrado que la reducción de los serotipos vacunales (SV) en los niños no vacunados (inmunidad de grupo), comienza a producirse cuando se alcanzan coberturas vacunales del 65-70%(5) y se ha estimado que para que se produzca una disminución del 90% de la carga de ENI debida a los SV, se necesitan alrededor de 10 años desde la introducción de las VNC en los calendarios de vacunación infantil(6).

El nicho ecológico creado en la nasofaringe tras la eliminación de los serotipos contenidos en la vacuna, es inmediatamente ocupado por otros serotipos no vacunales (SNV) emergentes. No se sabe si estos últimos colonizan “de novo” la nasofaringe o estaban presentes en densidades muy bajas previamente a la vacunación y son “desenmascarados” por las VNC al eliminar los SV.

La emergencia de los SNV en la nasofaringe tiene como resultado final que el porcentaje de niños colonizados por neumococo antes y después de la introducción de las VNC no varíe. Sin embargo, este no es un hallazgo constante, ya que en algunos países sí se ha encontrado una reducción en el porcentaje global de niños colonizados por neumococo.

En la actualidad, existe en nuestro país una sola vacuna de polisacáridos puros (VNP23) y 2 vacunas conjugadas: la decavalente (VNC10) y la tridecavalente (VNC13), toda vez que la vacuna neumocócica conjugada heptavalente (VNC7) ha sido abandonada en beneficio de las anteriores.

Inmunogenicidad

La OMS ha determinado que, de forma general, un dintel de 0,35 µg/ml de IgG específica frente a los polisacáridos capsulares en el suero, significa protección frente a la enfermedad neumocócica invasora (ENI)(1), aunque algunos serotipos como el 3, 19A y 19F necesitan títulos mucho más elevados.

Los niveles séricos protectores frente a la neumonía y la otitis media son notablemente más altos, aunque no están tan bien definidos como en la ENI. Esto significa que un individuo bien vacunado puede estar protegido frente a la ENI y, sin embargo, ser susceptible a las formas no invasoras de la enfermedad. Por último, los niveles de anticuerpos en suero necesarios para reducir la colonización nasofaríngea son todavía más altos, incluso decenas de veces superiores. De todo esto se deduce que niveles más elevados de anticuerpos antipolisacáridos en sangre predicen un mayor efecto frente a neumonía, otitis y colonización nasofaríngea.

Después de dos dosis de cualquiera de las VNC, la mayoría de los lactantes alcanza concentraciones de anticuerpos anti-polisacáridos ≥ 0,35 µg/ml para todos los serotipos, excepto para el 6B y el 23F, para los que no se logra alcanzar el dintel protector en un 20-45% de los niños. Esto justifica que algunos niños, en ausencia de vacunación universal y, por ende, de la protección de rebaño, puedan padecer infecciones por estos serotipos, incluso después de haber recibido dos dosis de la vacuna. Después de una tercera dosis o la dosis de refuerzo, los niveles de todos los serotipos, incluidos el 6B y 23F, superan varias veces los niveles protectores.

Existen pocos estudios que comparen directamente la inmunogenicidad de la VNC10 y VNC13(1), pero con cualquiera de las dos vacunas, más del 95% de los individuos alcanzan niveles protectores ≥ 0,35 µg/ml de anticuerpos antipolisacáridos después de dos dosis, con la única excepción de los serotipos 23F y 6B. Sin embargo, la media geométrica de los anticuerpos después de la primoinmunización y de la dosis de refuerzo es superior en los niños vacunados con la VNC13 en 8 de los 10 serotipos compartidos por ambas VNC, pero inferior en los serotipos 6B y 19F. Como era de esperar, la casi totalidad de los niños vacunados con la VNC13 alcanza títulos protectores frente a los serotipos 3, 6A y 19A (serotipos presentes en esta vacuna), mientras que en los niños que reciben la VNC10, un porcentaje sustancial de los niños no lo logra(7). No se sabe si estas diferencias podrían traducirse en una mayor protección de la VNC13 frente a la neumonía y otitis, y una mayor reducción de la colonización nasofaríngea, donde son necesarios títulos más altos.

Algunos estudios recientes han demostrado que las pautas 1+1 (una dosis de primovacunación más un refuerzo) y 2+1 (dos dosis de primovacunación más un refuerzo) con cualquiera de las VNC, producen títulos de anticuerpos similares después de la dosis de refuerzo. Además, con ambas pautas se alcanzan títulos ≥ 0,35 µg/ml en la mayoría de los sujetos. Sin embargo, y como era de esperar, para varios serotipos no se alcanza el dintel protector tras una sola dosis de vacuna(8,9). Por todo ello, algunos autores proponen pautas 1+1 para la vacunación infantil, aunque, como se verá más adelante, existen algunos interrogantes por aclarar.

En general, la inmunogenicidad de las vacunas neumocócicas conjugadas es menor en los sujetos inmunodeprimidos y una proporción variable ellos no alcanza el dintel de los títulos protectores.

Eficacia, efectividad e impacto poblacional

La OMS recomienda la introducción de las VNC de valencia ampliada en los calendarios vacunales de todo el mundo(1) porque, tras una década de uso, han demostrado su efectividad para reducir la carga global de ENI, merced a su efecto reductor sobre los SV(1,4). Esto ha sido así, tanto en los países desarrollados como en los países en vías de desarrollo, donde la letalidad de las infecciones neumocócicas es mucho más alta(10,11). El descenso se produce en todas las formas de ENI, aunque es algo menor en la meningitis, debido a que en esta entidad la proporción de serotipos no vacunales es mayor.

Es difícil comparar el impacto de las dos vacunas en la carga global de ENI, otitis media y neumonía, ya que ambas se utilizan en países con epidemiologías muy diferentes. En cualquier caso, el impacto está fuertemente vinculado a los serotipos neumocócicos circulantes en un determinado ámbito o país.

Un metaanálisis llevado a cabo en varios países de Latinoamérica, ha encontrado que el impacto de la VNC10 y la VNC13 frente a las hospitalizaciones por neumonía confirmada radiológicamente, neumonía clínica, meningitis neumocócica y ENI, es similar(12). Sin embargo, en los países incluidos en el estudio, la presencia del serotipo 19A fue muy escasa, lo que anula el impacto de la inclusión de este serotipo en la VNC13. En otro estudio, la efectividad frente ENI por los 10 serotipos compartidos por las VNC fue prácticamente igual (74%) en niños menores de 5 años (población diana de la vacunación). Sin embargo, en los países donde se utilizó la VNC10 el serotipo19A aumentó un 732%(13). Por tanto, de estos datos no puede deducirse que el impacto final con las dos vacunas sea similar, ya que, además, no se tiene en cuenta la inmunidad de grupo.

En todos los países donde la VNC13 se ha utilizado en los calendarios infantiles, se ha producido un marcado descenso en la carga de ENI(1,4), merced a una reducción de los SV, particularmente el 7F y el 19A, que se produce en todas las edades, incluyendo niños menores de 3 meses y los mayores de 65 años. La efectividad frente al 19A ha sido superior al 70% en todos los países donde la VNC13 ha sido utilizada en los calendarios sistemáticos.

Aunque la efectividad de la VNC13 frente al serotipo 3 ha sido puesta en duda, una revisión sistemática reciente ha demostrado una efectividad del 63,5% (37,3-89,7%) en los sujetos vacunados(14). En España, la VNC13 ha reducido la incidencia por el serotipo 3(15), a pesar del corto recorrido de la vacunación neumocócica sistemática en nuestro país. En general, el impacto poblacional frente a este serotipo es mucho más bajo que frente al resto de los SV, e incluso hay países donde no se ha producido(15,16). Esto podría deberse a la menor inmunogenicidad de este serotipo, que no permite alcanzar títulos de anticuerpos específicos lo suficientemente altos como para tener efecto en la colonización nasofaríngea y, por ende, en la inmunidad de grupo. También ha sido menor la efectividad frente al serotipo 19F, que persiste de forma significativa en algunos países donde se utilizan las VNC(16). No se conoce la causa de esta menor efectividad de las VNC frente al 19F, pero los estudios de colonización nasofaríngea han revelado que para evitar la adquisición de este serotipo en la nasofaringe, se necesitan títulos de anticuerpos notablemente mayores que para otros serotipos de la vacuna.

Como quiera que la VNC10 no produce títulos de anticuerpos frente a los serotipos 6A, 3 y 19A lo suficientemente altos como para reducir su presencia en la nasofaringe, no induce inmunidad de rebaño frente a los mismos. En países como Finlandia y Brasil, y en otros países donde se utiliza la VNC10(13), se ha producido un incremento de estos serotipos, sobre todo el 19A(4,17). Esto significa que en los países donde el serotipo 19A es prevalente, como sucede en España, la VNC13 es la vacuna más apropiada. Podría pensarse que una vez que el serotipo 19A es eliminado en una región por el uso de la VNC13, esta vacuna podría ser sustituida por la VNC10. Esto es lo que se ha llevado a cabo en Bélgica donde, tras la sustitución, se ha constatado un aumento de la ENI, sobre todo en niños de 2 años, debido a un incremento del 19A (prácticamente desaparecido durante el período de uso de la VNC13) que ha llegado a ser el serotipo más frecuente en la ENI en este país(18).

En España, la introducción de la VNC13 en el calendario sistemático infantil ha tenido un impacto relevante en la carga de ENI. En Madrid, la introducción de la VNC13 en 2010 (sustituyendo a la VNC7) disminuyó un 70% la carga de ENI en niños menores de 15 años. La disminución de ENI por los SV fue del 91%, y concretamente para el serotipo 19A fue del 98%. Este último serotipo se caracterizaba por un elevado porcentaje de resistencias de alto nivel a cefotaxima en las cepas meníngeas, y de multirresistencias (resistencias a tres o más familias de antibióticos), por lo que su reducción ha conducido a una práctica eliminación de estas resistencias. El efecto de la vacuna se extendió también a los niños no vacunados, incluso a los menores de 3 meses, que es un grupo particularmente vulnerable a las formas más graves de la enfermedad, como las meningitis. Concretamente, la meningitis neumocócica se redujo un 62%, reducción que se debió en gran parte a un descenso del 83% del serotipo 19A, que llegó a causar casi el 30% de las meningitis neumocócicas en niños antes del uso de la VNC13(19).

En España, la incidencia de ENI por los SV en los niños menores de 2 años de edad, ha disminuido un 89%(15), pese a que la introducción de la VNC13 en el Calendario único del Sistema Nacional de Salud se realizó en 2015 y que, en muchas CC.AA., la introducción real tuvo lugar muchos meses más tarde. En los niños 2-5 años, la reducción ha sido similar. En los adultos, también se han producido fuertes descensos de la ENI por los serotipos VNC13, incluso en los mayores de 65 años. Sin embargo, en este último grupo de edad, no se ha producido ninguna modificación de la carga global de ENI, debido a un incremento de los serotipos no vacunales(15).

Este fenómeno de reemplazamiento o emergencia de nuevos SNV en la ENI, ha sido visto prácticamente en todos los países donde se han utilizado las VNC(13,16), con la única excepción de los EE.UU., donde no se ha constatado un aumento significativo. En cualquier caso, el efecto neto sobre la reducción global de ENI es, hasta ahora, netamente favorable, independientemente de que el fenómeno de emergencia de nuevos serotipos esté o no presente(4).

Se ha estimado que un tercio de las neumonías en niños menores de 5 años, están causadas por neumococo(1). La protección frente a la neumonía neumocócica es esencial, sobre todo en los países en vías de desarrollo, donde la letalidad es muy elevada. En general, el impacto de ambas VNC sobre neumonía ha sido mayor que el efecto esperado según los estudios de eficacia(4), aunque la magnitud del mismo depende de la definición de neumonía utilizada en los diferentes estudios. La reducción de las neumonías, desde las formas más leves a las más graves, también ha sido evidente en los países en vías de desarrollo(20). En algunos estudios, el número de neumonías evitadas con la vacunación es superior al que correspondería al porcentaje causado por el neumococo. Incluso se ha sugerido que la vacunación podría también proteger frente a las neumonías virales y a la bronquiolitis. La explicación a este hecho paradójico puede estar en el hecho de que la coinfección con varios patógenos puede potenciar la infectividad de cada uno de ellos por separado, por lo que la prevención de alguno de ellos evita la infección por el resto(4).

La diferente metodología de los estudios no permite la comparación entre la efectividad de ambas VNC en la prevención de la neumonía. En el único estudio en que se compararon directamente en diferentes regiones de Suecia, el impacto frente a la neumonía fue mayor con la VNC13, probablemente por la inclusión de los serotipos 19A y 3 en esta vacuna.

El impacto de las VNC frente a las otitis ha sido también superior al esperado, teniendo en cuenta que el neumococo causaba alrededor de un tercio de ellas antes del advenimiento de las VNC(4). En general, el grado de prevención es mayor frente a las otitis más graves, en las que neumococo está implicado con mayor frecuencia. Pero las VNC también previenen otitis causadas por otras bacterias. En Israel, la vacunación con la VNC7, sustituida después por la VNC13, condujo a marcadas reducciones de otitis por Haemophilus influenzae no tipable, por otras bacterias, por flora mixta y las denominadas otitis complejas, en las que no se aíslan bacterias en los cultivos bacterianos o en las que las bacterias se encuentran cubiertas por microfilms al abrigo de los antibióticos. Es un hecho bien conocido que los lactantes que sufren una otitis media aguda (OMA) en los primeros meses de vida –y tanto más cuanto más precoz sea el primer episodio–, tienden a padecer ulteriores episodios, fenómeno que se atribuye a la disfunción local de los mecanismos de defensa causada por el episodio inicial. Por tanto, la prevención o el retraso del primer episodio, evitaría los episodios posteriores. Este hecho debería ser tenido en cuenta a la hora de diseñar los calendarios vacunales.

Reemplazamiento de serotipos

Los cambios en la colonización nasofaríngea tras la utilización de las VNC de valencia ampliada, con aparición de nuevos serotipos que sustituyen a los serotipos vacunales eliminados, se reflejan en la ENI y en la enfermedad neumocócica no invasora, aunque en esta última es más difícil evaluarlos.

El incremento de ENI causado por los SNV afecta fundamentalmente a los menores 2 años y a los mayores de 65 años. Sin embargo, la magnitud del incremento y la distribución de los serotipos emergentes han sido diferentes de unos países a otros. Mientras que en Reino Unido, Francia, Alemania y la mayoría de los países europeos, el incremento ha sido un fenómeno constante y, a veces, prominente, en los EE.UU., no ha sido significativo. En los países donde se ha utilizado la VNC10, el incremento afecta también al serotipo 19A, y en menor grado el serotipo 3, que han experimentado un notable aumento.

En los países donde se utiliza la VNC13, la distribución de serotipos difiere, aunque con alguna semejanza. También hay variaciones que dependen de la edad. En el Reino Unido, los serotipos 8, 9N y 12F llegaron a causar el 40% de los casos de ENI en 2016. En Francia, el serotipo 24F es el principal serotipo en niños menores de 2 años de edad (a menudo, asociado con meningitis), mientras que en adultos son los serotipos 8, 12F y 22F. En Madrid, 6 años después de la implantación de la VNC13, no se ha constatado un aumento significativo de ENI por serotipos no vacunales en niños menores de 15 años, aunque en el subgrupo de menores de 2 años se aprecia una discreta tendencia ascendente. Los serotipos no vacunales causantes de ENI fueron el 8, 24F, 15B (cada uno de ellos representó poco más del 8% de los casos de ENI) seguidos por el 22F y el 10A.

En un estudio del Laboratorio Nacional de Referencia de Neumococo, que cubre todo el territorio español, el 24F ha sido el más frecuente, seguido del serotipo 8, en los menores de 2 años de edad. En los mayores de 65 años, los serotipos más frecuentes son el 8 (ha cuadriplicado los casos en los últimos 10 años), el 12F, el 22F, el 15A y el 9N(15).

Como se ha dicho más arriba, el aumento de serotipos emergentes ocurre, sobre todo, en las edades extremas de la vida, pero es en los mayores de 65 años, donde el fenómeno ocurre con más intensidad. No se sabe con certeza cuál puede ser la explicación de este hecho, pero es posible que la inmunosenescencia de los mayores y la inmadurez fisiológica del sistema inmune en los menores de 2 años jueguen algún papel. Los serotipos emergentes no vacunales tienen una menor capacidad invasiva que los serotipos vacunales, y es posible que su infección sea más fácil en situaciones de déficit inmune. En algunos países, el incremento de los serotipos emergentes es de tal magnitud en las personas mayores de 65 años, que ha anulado la reducción de la carga global de ENI secundaria al descenso de los SV.

Nuevas vacunas neumocócicas conjugadas

Considerando el aumento de los serotipos no vacunales, y dado que no parece cercana una vacuna antineumocócica no basada en los polisacáridos capsulares, que pueda ser efectiva frente a todos los serotipos neumocócicos, el control de las infecciones pasa por las VNC de valencia extendida de tercera generación(16).

Todas estas vacunas incluyen los serotipos de la VNC13 más otros serotipos adicionales. Las más cercanas en el horizonte son: la vacuna 15-valente que incluye los serotipos 22F y 33F; y la vacuna 20-valente que incluye los serotipos adicionales 8, 10A, 11A, 12F, 15B/C, 22F y 33F. En un futuro un poco algo más lejano, están las vacunas 24-valentes que incluyen, además de los serotipos de las vacunas 20-valentes, los serotipos 2, 9N, 17F y 20F. El impacto de estas vacunas dependerá, una vez más, de la distribución de los serotipos circulantes en el área donde se utilicen. Considerando este hecho, el impacto de la vacuna 15-valente en España será discreto, ya que la cobertura con respecto a la VNC13 no aumentará de forma significativa, toda vez que los dos serotipos adicionales, el 22F y 33F, tienen poca presencia en la ENI de niños y adultos en nuestro país(15), aunque el 22F aparece como el segundo más frecuente (después del 8) en los mayores de 65 años. La cobertura de las vacunas 20-valentes aumentará notablemente con respecto a las vacunas 13-valente y 15-valente, ya que contiene el serotipo 8 (el más frecuente en adultos y cada vez más presente en los niños), además de otros serotipos, también prevalentes en nuestro medio(15).Desgraciadamente, ninguna de las vacunas anteriores incluye el serotipo 24F que, aunque tiene poca presencia en la edad adulta, es muy frecuente en niños menores de 2 años(15) y tiene un papel relevante en la meningitis de este grupo de edad.

Pautas de vacunación(4)

En la vacunación universal, pueden utilizarse en pautas 3+1 o 2+1, pero fuera del marco de la vacunación sistemática no se deberían utilizar pautas 2+1. Los pacientes inmunodeprimidos necesitan pautas especiales que incluyen las vacunas conjugadas y la VNP23.

Las pautas 3+1 (tres dosis de primovacunación el primer año de vida y una dosis de recuerdo el segundo año) y 2+1 (dos dosis de primovacunación el primer año de vida y una dosis de recuerdo el segundo año) son de efectividad similar, cuando se utilizan en las vacunaciones sistemáticas(1). No se recomiendan esquemas vacunales en los que se suprime la dosis de refuerzo, ya que los anticuerpos frente a los polisacáridos neumocócicos se detectan en la saliva, sobre todo tras la dosis de refuerzo y esto parece relacionarse con la disminución de la colonización nasofaríngea, y, por ende, con la inmunidad de grupo.

Sin embargo, las pautas 2+1 no deberían utilizarse fuera del marco de la vacunación universal, ya que, tras las dos primeras dosis de vacuna, un porcentaje relevante de niños no alcanza títulos protectores de anticuerpos frente a algunos serotipos, por lo que, en ausencia de inmunidad de grupo, pueden sufrir infecciones neumocócicas por estos serotipos.

Vacunación de niños sanos

La vacunación universal es la forma más efectiva de prevención de las infecciones neumocócicas y es probable que también lo sea para proteger a los pacientes inmunodeprimidos, cuya respuesta a las vacunas está comprometida. En el año 2015, el Ministerio de Sanidad recomendó la inclusión de la vacunación neumocócica con la VNC13, con una pauta 2+1, en el Calendario único para toda la vida. Esta misma recomendación había sido emitida anualmente, desde hace varios años antes, por el Comité Asesor de Vacunas de la AEP.

Vacunación de niños inmunodeprimidos o con enfermedades subyacentes(4)

Algunos niños tienen un riego elevado de padecer más (y más graves) infecciones neumocócicas y necesitan pautas especiales de vacunación frente a neumococo. En los niños menores de 5 años inmunodeprimidos o con asplenia, que constituyen el grupo con mayor riesgo de infecciones graves, se recomiendan pautas vacunales 3+1 con la VNC13, cuando se inicia la vacunación sistemática a los 2 meses de edad. Por otra parte, estos pacientes deberían recibir dos dosis de VNC13 si no las han recibido, el primer año de vida. Una vez completada la vacunación con VNC13, se recomienda ampliar la protección con dos dosis de la vacuna neumocócica de 23 polisacáridos (VNP23) en todos los niños mayores de 2 años de edad. Como se expone más abajo, la primera dosis de VNP23 debe estar separada, al menos, 8 semanas de la segunda dosis de VNC13. La segunda (y última) dosis de VNP23 se administra 3-5 años después de la primera dosis de esta misma vacuna.

En los niños inmunodeprimidos o con asplenia, de 5-18 años de edad, que no han sido vacunados con la VNC13, se recomienda una dosis de esta vacuna y, posteriormente, dos dosis de la VNP23, tal y como ha sido expuesto anteriormente.

En los niños con situaciones de riesgo, pero sin inmunodepresión (Tabla II), puede optarse por administrar el calendario de los niños sanos o, preferiblemente, el de los niños inmunodeprimidos(4).

Vacunación de prematuros

Los niños prematuros menores de 32 semanas o de 1.700 g de peso al nacimiento, tienen más riesgo de sufrir una ENI que los recién nacidos a término. No obstante, en el contexto de vacunación universal, se recomienda la pauta 2+1 del calendario vacunal, ya que la inmunidad de grupo puede proporcionarles protección adicional.

Intervalos entra la vacuna de 23 polisacáridos y las VNC en los niños menores de 18 años

Cuando se lleva a cabo una pauta vacunal que incluya la VNP23 y una de las VNC, es necesario contemplar unos intervalos mínimos de administración para interferir lo menos posible la inmunogenicidad entre ambas. Independientemente de la edad, el Advisory Committee on Immunization Practices (ACIP) recomienda que, cuando se administra la VNC13 seguida de la VNP23 en personas inmunodeprimidas, con asplenia, fístulas del LCR e implantes cocleares, el intervalo mínimo entre ambas vacunas sea de 8 semanas.

Cuando se ha recibido la VNP23 como primera vacuna en los menores de 18 años, inmunodeprimidos, con asplenia, fístulas del LCR e implantes cocleares, el intervalo mínimo recomendado es de 8 semanas, mientras que el intervalo en las personas mayores de esta edad, independientemente de si están sanas, inmunodeprimidas o padecen enfermedades crónicas, es un año.

Pautas de vacunación 1+1

Los estudios de inmunogenicidad referidos más arriba, comparando pautas 1+1 (una dosis de primovacunación más una dosis de refuerzo) vs 2+1 (dos dosis de primovacunación más una dosis de refuerzo) demuestran que los títulos de anticuerpos después de la dosis de refuerzo son similares con ambas pautas. Esto posibilita la utilización del esquema 1+1 en vacunación universal, como ya ha sido implantado en el Reino Unido. Sin embargo, esta pauta plantea algunos serios interrogantes. Tras la administración de las dosis de refuerzo, la mayoría de los sujetos alcanza títulos de anticuerpos ≥ 35 µg/ml(8,9); sin embargo, tras la primera dosis, una proporción muy elevada de sujetos no alcanza títulos protectores frente a 8 serotipos(8). Por tanto, algunos expertos consideran que, en los países en vías de desarrollo, la pauta 1+1 no ofrece garantía de protección durante el primer año de vida, el periodo de mayor vulnerabilidad, donde acontece el 50% de las meningitis neumocócicas y el 60% de las neumonías. También es posible que la pauta 1+1 se acompañe de un aumento de las formas no invasoras, como la OMA y la neumonía no invasiva, donde los títulos de anticuerpos protectores que se necesitan son mucho más altos. Aunque en el contexto de vacunación universal con altas coberturas vacunales la inmunidad de grupo podría proteger a los lactantes vulnerables durante el primer año de vida, esto podría no ser así en los países en vías de desarrollo, donde las coberturas vacunales pueden no ser óptimas.

Bibliografía

Los asteriscos muestran el interés del artículo a juicio del autor.

1.*** World Health Organization. Pneumococcal conjugate vaccines in infants and children under 5 years of age: WHO Position Paper. Weekly Epidemiological Record. 2019; 94: 85-104.

2.*** Yildirim I, Shea KM, Pelton SI. Pneumococcal Disease in the Era of Pneumococcal Conjugate Vaccine. Infect Dis Clin North Am. 2015; 29: 679-97.

3.*** Bogaert D, de Groot R, Hermans PWM. Streptococcus pneumoniae colonisation: the key to pneumococcal disease. Lancet Infect Dis. 2004; 4: 144-54.

4.*** Comité Asesor de Vacunas (CAV-AEP). Neumococo. Manual de vacunas en línea de la AEP (Internet). Madrid: AEP; ene/2020. Consultado el 15 noviembre de 2020. Disponible en: http://vacunasaep.org/documentos/manual/cap-31.

5.*** Loughlin AM, Hsu K, Silverio AL, Marchant CD, Pelton SI. Direct and indirect effects of PCV13 on nasopharyngeal carriage of PCV13 unique pneumococcal serotypes in Massachusetts’ children. Pediatr Infect Dis J. 2014; 33: 504-10.

6.*** Shiri T, Datta S, Madan J, Tsertsvadze A, Royle P, Keeling MJ, et al. Indirect effects of childhood pneumococcal conjugate vaccination on invasive pneumococcal disease: a systematic review and meta-analysis. Lancet Global Health. 2017; 5: e51-e9.

7.** Temple B, Toan NT, Dai VTT, Bright K, Licciardi PV, Marimla RA, et al. Immunogenicity and reactogenicity of ten-valent versus 13-valent pneumococcal conjugate vaccines among infants in Ho Chi Minh City, Vietnam: a randomised controlled trial. Lancet Infect Dis. 2019; 19: 497-509.

8.** Goldblatt D, Southern J, Andrews NJ, Burbidge P, Partington J, Roalfe L, et al. Pneumococcal conjugate vaccine 13 delivered as one primary and one booster dose (1+1) compared with two primary doses and a booster (2+1) in UK infants: a multicentre, parallel group randomised controlled trial. Lancet Infect Dis. 2018; 18: 171-9.

9.** Madhi SA, Mutsaerts EAML, Izu A, Boyce W, Bhikha S, Ikulinda BT, et al. Immunogenicity of a single-dose compared with a two-dose primary series followed by a booster dose of ten-valent or 13-valent pneumococcal conjugate vaccine in South African children: an open-label, randomised, non-inferiority trial. The Lancet Infectious Diseases. 2020.

10.** Mackenzie GA, Hill PC, Jeffries DJ, Hossain I, Uchendu U, Ameh D, et al. Effect of the introduction of pneumococcal conjugate vaccination on invasive pneumococcal disease in The Gambia: a population-based surveillance study.Lancet Infect Dis. 2016; 16: 703-11.

11.** Hammitt LL, Etyang AO, Morpeth SC, Ojal J, Mutuku A, Mturi N, et al. Effect of ten-valent pneumococcal conjugate vaccine on invasive pneumococcal disease and nasopharyngeal carriage in Kenya: a longitudinal surveillance study. Lancet. 2019; 393: 2146-54.

12.** de Oliveira LH, Camacho LA, Coutinho ES, Martínez-Silveira MS, Carvalho AF, Ruiz-Matus C, et al. Impact and Effectiveness of 10 and 13-Valent Pneumococcal Conjugate Vaccines on Hospitalization and Mortality in Children Aged Less than 5 Years in Latin American Countries: A Systematic Review. PLoS One. 2016; 11: e0166736.

13.** Agudelo CI, Castañeda-Orjuela C, Brandileone MCdC, Echániz-Aviles G, Almeida SCG, Carnalla-Barajas MN, et al. The direct effect of pneumococcal conjugate vaccines on invasive pneumococcal disease in children in the Latin American and Caribbean region (SIREVA 2006–17): a multicentre, retrospective observational study. Lancet Infect Dis. 2020; Disponible en: https://doi.org/10.1016/S1473-3099(20)30489-8.

14.** Sings HL, De Wals P, Gessner BD, Isturiz R, Laferriere C, McLaughlin JM, et al. Effectiveness of 13-Valent Pneumococcal Conjugate Vaccine against Invasive Disease Caused by Serotype 3 in Children: A Systematic Review and Meta-analysis of Observational Studies. Clin Infect Dis. 2019; 68: 2135-43.

15.** de Miguel S, Domenech M, González-Camacho F, Sempere J, Vicioso D, Sanz JC, et al. Nationwide trends of invasive pneumococcal disease in Spain (2009-2019) in children and adults during the pneumococcal conjugate vaccine era. Clin Infect Dis. 2020; 29. Doi: 10.1093/cid/ciaa1483. 

16.** Klugman KP, Rodgers GL. Time to Third Generation vaccines. Lancet Infect Dis. 2020; doi: 10.1016/S1473-3099(20)30513-2.

17.** Knol MJ, van der Ende A. Continuous surveillance of invasive pneumococcal disease is key. Lancet Infect Diseas. 2020; doi: 10.1016/S1473-3099(20)30294-2.

18.** Desmet S, Lagrou K, Wyndham-Thomas C, Braeye T, Verhaegen J, Maes P, et al. Dynamic changes in paediatric invasive pneumococcal disease after sequential switches of conjugate vaccine in Belgium: a national retrospective observational study. Lancet Infect Dis. 2020; doi: 10.1016/S1473-3099(20)30173-0.

19.** Ruiz-Contreras J, Picazo J, Casado-Flores J, Baquero-Artigao F, Hernández-Sampelayo T, Otheo E, et al. Impact of 13-valent pneumococcal conjugate vaccine on pneumococcal meningitis in children. Vaccine. 2017; 35: 4646-51.

20.** Mackenzie GA, Hill PC, Sahito SM, Jeffries DJ, Hossain I, Bottomley C, et al. Impact of the introduction of pneumococcal conjugate vaccination on pneumonia in The Gambia: population-based surveillance and case-control studies. Lancet Infect Dis. 2017; 17: 965-73.

21. Ruiz Contreras J. Vacunas conjugadas frente a neumococo. Pediatr Integral. 2015; XIX(10): 676-83.

Bibliografía recomendada

- Bogaert D, De Groot R, Hermans PWM. Streptococcus pneumoniae colonization: the key to pneumococcal disease. Lancet Infect Dis. 2004; 4: 144-54.

Excelente revisión sobre la colonización nasofaríngea por neumococo. Contiene figuras y esquemas muy ilustrativos.

- Yildirim I, Shea KM, Pelton SI. Pneumococcal disease in the era of pneumococcal conjugate vaccine. Infect Dis Clin N Am. 2015; 29: 679-97.

Revisión completa y que contiene toda la información necesaria sobre la epidemiología del neumococo y sobre las vacunas conjugadas.

- Loughlin AN, Hsu K, Silverio AL, Marchan CD, Pelton SI. Direct and indirect effects of PCV13 on nasopharyngeal carriage of PCV13 unique pneumococcal serotypes in Massachusetts´children. Pediatr Infect Dis J. 2014: 33: 504-10.

Los autores muestran cómo, a medida que aumenta la cobertura vacunal con la VNC13, se reduce la colonización nasofaríngea por los serotipos vacunales en los niños vacunados. A partir del 60% de cobertura, comienzan a reducirse también en los niños no vacunados y, a partir del 70% de cobertura, la reducción de colonización nasofaríngea se iguala en los niños vacunados y los no vacunados, indicando que esta cobertura es la necesaria para mantener inmunidad de rebaño. El texto está complementado por figuras muy ilustrativas que ayudan a comprender el fenómeno.

- Shiri T, Datta S, Madan J, Tsertsvadze A, Royle P, Keeling MJ, et al. Indirect effects of childhood pneumococcal conjugate vaccination on invasive pneumococcal disease: a systematic review and meta-analysis. The Lancet Global Health. 2017; 5: e51-e9.

Interesante metaanálisis que ilustra el impacto indirecto de la vacunación con la VNC13 frente a la ENI, no solo de forma global, sino serotipo por serotipo vacunal. Contiene figuras muy ilustrativas que ayudan a comprender la inmunidad de rebaño. El artículo determina que, para obtener el máximo efecto de la inmunidad de grupo, se necesitan alrededor de 10 años de vacunación sistemática infantil con altas coberturas vacunales.

- Comité Asesor de Vacunas (CAV-AEP). Neumococo. Manual de vacunas en línea de la AEP (Internet). Madrid: AEP; ene/2020. Consultado el 15 noviembre de 2020. Disponible en: http://vacunasaep.org/documentos/manual/cap-31.

En este capítulo, puede encontrarse la información más detallada y actualizada (enero de 2020) del impacto de las vacunas neumocócicas conjugadas 10-valente y 13-valente, tanto en la enfermedad neumocócica invasora como no invasora (otitis media y neumonía) en los diferentes países. También contiene información amplia sobre la enfermedad neumocócica por serotipos emergentes. Finalmente, incluye toda la información práctica para vacunar frente a neumococo a todos los niños sanos o con enfermedades de base.

- World Health Organization. Pneumococcal conjugate vaccines in infants and children under 5 years of age: WHO Position Paper. Weekly Epidemiological Record. 2019; 94: 85-104.

En esta revisión, llevada a cabo por la OMS, el lector puede encontrar toda la información esencial concerniente a las vacunas neumocócicas conjugadas 10 y 13 valentes. Además, contiene información general sobre la epidemiología de las infecciones neumocócicas.

 

Caso clínico

 

Un chico de 17 años de edad fue esplenectomizado a los 3 años de edad por un accidente de tráfico familiar. En aquel momento, a los 15 días de la esplenectomía, se le administró la vacuna neumocócica conjugada heptavalente (VNC7) y, 3 meses después, la vacuna neumocócica de 23 polisacáridos puros (VNP23). Ahora va a su centro de Atención Primaria para recibir la vacuna antimeningocócica conjugada cuadrivalente (ACWY) por una campaña de rescate (Catch-up) instaurada en su comunidad.

 

 

Calendario de vacunación infantil. Niño mal vacunado y no vacunado. Vacunas combinadas

C. Coronel Rodríguez*, J. García Pérez**, A. Hernández Hernández***
Temas de FC


C. Coronel Rodríguez*, J. García Pérez**, A. Hernández Hernández***

*Centro de Salud “Amante Laffón”. Sevilla.** Clínica “Los Rapacinos”. Madrid. ***Centro de Salud Tacoronte. Tenerife
Miembros del VACAP (Grupo de trabajo de Vacunas de la SEPEAP)

Resumen

La vacunación es la mejor medida de salud pública tras el saneamiento del agua, y uno de los condicionantes que más ha disminuido la morbilidad y mortalidad por enfermedades infectocontagiosas.
Entendemos por calendario de vacunación, a la pauta de inmunización estructurada, ordenada, metódica y secuencial que se propone como recomendación para un área geográfica o comunidad, con la finalidad de proporcionar una guía para profesionales y población general, que permita una administración uniforme y racional de las vacunas. Este debe ser: eficaz, eficiente, seguro, sencillo y aceptado por los profesionales sanitarios, autoridades sanitarias y por la población, manteniendo criterios de equidad.
Desde la instauración del primer calendario, se han ido incorporando vacunas al mismo de manera progresiva; al principio, de forma unánime para todo el país y, posteriormente, con evidentes diferencias entre las distintas comunidades autónomas, fundamentalmente en la edad y el momento de inclusión de recomendaciones.
Consideramos que las Autoridades Sanitarias y los Colegios Profesionales deberían ser más proactivos frente a los profesionales sanitarios que se manifiestan públicamente en contra de las vacunas. Puesto que esta no es una cuestión opinable, se trata de una abrumadora evidencia científica frente a un oscurantismo y derechos individuales, a veces, más que cuestionables.
El Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría (CAV-AEP) propone un calendario para toda la vida de máximos, común y único, con el objetivo de orientar al personal sanitario y a la población, especialmente de aquellas vacunas no incluidas en los calendarios públicos, recomendándolas según las situaciones concretas. Consideramos que la consecución de un calendario único de vacunaciones mantiene el principio de equidad en la prevención de la salud, y facilita el cumplimiento en los niños que cambien de Comunidad Autónoma como lugar de residencia.
Entendemos como niños mal vacunados, aquellos que no han recibido ninguna vacuna o presentan un calendario vacunal diferente al nuestro y al que deberemos adecuar. Sobre todo, por estar incompletos o por falta de documentos que nos puedan informar de las vacunas administradas.
Es tarea fundamental del pediatra y de la enfermera pediátrica de Atención Primaria: conocer los diferentes tipos y características de las vacunas, fomentar la vacunación de toda la población infantil y conocer el funcionamiento del sistema sanitario. Es nuestra obligación, ante una actividad que no es obligatoria en nuestro país: informar, detectar y completar el calendario de vacunaciones en los niños que, por diferentes motivos, no están correctamente vacunados de acuerdo con su edad, circunstancias individuales y ámbito geográfico.

 

Abstract

Vaccination is the best public health measure after water sanitation, and one of the factors that has mostly reduced the morbidity and mortality of infectious diseases.
By vaccination schedule we understand, the orderly, structured, methodical and sequential immunization schedule that is proposed as a recommendation for a geographic area or community, in order to provide a guide for professionals and the general population to allow a uniform and rational administration of vaccines. This must be effective, efficient, safe, simple, accepted by health professionals, health authorities and by the population, maintaining the equity criteria.
Since the establishment of the first calendar, vaccines have gradually been incorporated into it, at first, unanimously for the entire country and later with obvious differences between the different Autonomous Communities, mainly concerning age and the time of recommendation inclusion.
We believe that Health Authorities and Professional Associations should be more proactive in dealing with health professionals who publicly speak out against vaccines. Since this is not a questionable query, but backed by overwhelming scientific evidence against obscurantism and individual rights, oftentimes questionable.
The vaccine advisory committee of the Spanish Association of Pediatrics (CAV-AEP) proposes a life-long, common and unique calendar of maximums, with the aim of guiding health personnel and the population, especially regarding those vaccines not included in public schedules, recommending them in specific situations. We consider that the achievement of a single immunization schedule maintains the principle of equity in health prevention, and facilitates compliance in children who change their Autonomous Community as a place of residence.
By poorly vaccinated children we assume those who have not received any vaccine, as well as those with a different vaccine schedule than ours and to which we must adapt. In most cases, immunization is incomplete or there is lack of documents that ascertain the vaccines administered.
Fundamental tasks of the pediatrician and Primary Care pediatric nurse, include knowing the different types and characteristics of vaccines, promoting children ́s vaccination and being familiar with the functioning of the health system. It is our obligation, in the face of an activity that is not mandatory in our country, to inform, detect and complete the vaccination schedule in children who, for different reasons, are not properly vaccinated according to their age, individual circumstances and geographic scope.

 

Palabras clave: Vacunas; Vacunación infantil; Calendario de vacunación; Vacunas combinadas.

Key words: Vaccines; Childhood immunization; Immunization schedule; Combination vaccines.

Pediatr Integral 2020; XXIV(8): 435 –448


Calendario de vacunación infantil. Niño mal vacunado y no vacunado. Vacunas combinadas

Definición

Denominamos calendario de vacunación a una pauta de inmunización estructurada y secuencial que se recomienda para una determinada población.

La vacunación es la mejor medida de salud pública tras el saneamiento del agua (potabilización y depuración de aguas residuales), y se ha visto y comprobado que es uno de los adelantos de la humanidad que más ha disminuido la morbilidad y mortalidad por enfermedades infectocontagiosas, sobre todo en la infancia y, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de las principales causas que han contribuido al aumento de la esperanza de vida. Nosotros consideramos que el empleo de las vacunas debiera mantenerse hasta que se logre la erradicación global de la enfermedad, tal y como ha ocurrido con la viruela(1).

Tal es el poder de las vacunas que, actualmente, todo el mundo ha apostado por las vacunas frente a SARS-CoV-2, como forma más efectiva de salir de la crisis originada por la pandemia de COVID-19. Según la OMS, en su página web, a fecha de 9 de septiembre de 2020, existen hasta 35 vacunas ensayándose ya en humanos y 9 de ellas están en la fase II(2).

A diferencia de los antibióticos, las vacunas trabajan con el sistema inmune para combatir las infecciones, pero no son infalibles; por ejemplo, la efectividad de las vacunas de las paperas es de un 80% aproximadamente. Eso quiere decir que, cada año, un 20% de los vacunados no están protegidos, así estos se van acumulando hasta que se llega a un número elevado de individuos susceptibles (5-6 años) en el que aparece un brote. La mejor prueba del poder de las vacunas en el control de enfermedades infecciosas es que, en cuanto bajan las coberturas vacunales, las enfermedades no eliminadas resurgen, como está ocurriendo con el sarampión en Europa.

Aún, actualmente, existen barreras para una inmunización eficaz, tales como: precio de las vacunas, resistencia de determinados sectores de la población y un conjunto de aspectos sociales, económicos y legales, que han limitado la disponibilidad de las vacunas para todos los miembros de nuestra sociedad(1).

Entendemos por calendario de vacunación (CV), también llamado calendario sistemático, a la pauta de inmunización: estructurada, ordenada, metódica y secuencial, que se propone como recomendación para los diferentes grupos de edad o población de un área geográfica o comunidad(3), con la finalidad de proporcionar una guía para profesionales y población general que permita una administración uniforme y racional de las vacunas(4) para evitar infecciones prevenibles(5).

Un CV bien diseñado debe ser: eficaz, eficiente, seguro, sencillo, aceptado por los profesionales sanitarios, autoridades sanitarias y por un amplio segmento de la población, manteniendo criterios de equidad para la población y actualizado de forma permanente en función del desarrollo y comercialización de nuevas vacunas y/o existencias de cambios epidemiológicos que se vayan produciendo(3,6). Los calendarios vacunales se convierten en la principal estrategia práctica para conseguir que todos los niños sean correctamente vacunados, según las indicaciones de su comunidad(4).

El CV es, por otro lado, una herramienta de salud pública, cuya aplicación favorece a toda la población, tanto a las personas que se vacunan como a las que no. La vacunación sistemática permite extender el efecto preventivo de las vacunas, no solo desde la protección individual, sino también a la general, incluyendo así a los sujetos no vacunados, cuando se alcanzan coberturas poblacionales elevadas(3), generando así un beneficio global de la población o comunidad que denominamos inmunidad colectiva o de grupo(4).

Para facilitar la comprensión del artículo, se adjunta listado de acrónimos y siglas que hemos usado comúnmente utilizadas en vacunología infantil (Tabla I).

Dado el mundo cambiante de las vacunas, en continua evolución, más acelerado en los últimos años, recurrimos a enlaces-web, pues la bibliografía utilizada rápidamente queda obsoleta a la luz de las actualizaciones de los diferentes calendarios, y muchas de las propuestas de este artículo pueden estar ya recogidas en el momento de su publicación, por lo que recomendamos las consultas al acceso actualizado a las páginas oficiales de los organismos y Sociedades Científicas que avalan las propuestas.

Historia

A principios de 1800, la vacuna de la viruela comenzó a emplearse en España y en otros países, con el resultado final conocido de la erradicación mundial de esta enfermedad, con fecha oficial de 1980 (enlace a información de la OMS: https://www.who.int/features/2010/smallpox/es/, consultado el 4 de octubre de 2020). Ese mismo año se suprimió su empleo en España.

El primer antecedente de vacunación sistemática en España se remonta a 1921, cuando una disposición legal imponía la obligatoriedad de la vacunación antivariólica en los dos primeros años de vida, al ingreso en la escuela primaria y al incorporarse al servicio militar. La aplicación universal de las vacunas en España se empezó con la primera campaña nacional de vacunación antipoliomielítica en 1963, con la vacuna Sabin frente a poliomielitis de tipo atenuada (VPO). Posteriormente, se amplió en 1965, añadiendo la vacunación frente a difteria-tétanos-tosferina. Se implantó el primer calendario oficial de vacunación infantil en el año 1975, con la finalidad de que las vacunaciones infantiles se realizaran de forma continua al alcanzar la edad indicada sin tener que esperar a campañas puntuales(3). Como resultado de estas campañas, se consiguió erradicar la polio en Europa, siendo el último caso descrito en España en 1989. En 1977, se incluyó la vacuna del sarampión monocomponente a los 9 meses de edad y la vacuna de la rubeola monocomponente a las niñas a los 11 años. En 1981, se cambió la dosis de sarampión de los 9 meses por una dosis de triple vírica (sarampión, rubeola, parotiditis) a los 15 meses.

Desde la instauración de este primer calendario, se han ido incorporando vacunas al mismo de manera progresiva(4). Posteriormente, entre los años 1988 y 1995, se hicieron patentes algunas diferencias en los programas de vacunación de las distintas comunidades autónomas (CC.AA.), fundamentalmente en la edad y el momento de inclusión de recomendaciones(6).

En el año 1995, el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (CINSS) aprobó su primer calendario de vacunación. Estas recomendaciones tienen en cuenta la evidencia disponible sobre: efectividad, eficiencia y seguridad de las vacunas, así como la epidemiología de las enfermedades inmunoprevenibles en España(7).

Este mismo CINSS aprobó, en febrero de 2011, la actualización de los criterios de evaluación y, de forma expresa, solicitó que se incluyera en el documento, una definición de Calendario Único de Vacunación, pero no es lo mismo un calendario común que único. La principal conclusión de este documento es que se define Calendario Común de Vacunación como: el calendario que incluye los antígenos y número de dosis que se recomienda administrar de manera sistemática y voluntaria a toda la población en España en función de la edad(6).

Aquí puedes consultar toda la progresión de los calendarios vacunales en España, en este enlace: https://www.mscbs.gob.es/profesionales/saludPublica/prevPromocion/vacunaciones/calendario-y-coberturas/calendario/historicoCalendarios.htm o en este otro: http://vacunasaep.org/documentos/manual/cap-7 (consultado el 4 de octubre de 2020).

Hasta llegar al calendario propuesto para el 2020 (Tabla II), del que no se esperan cambios para el año próximo, dado el esfuerzo dedicado a la COVID.

Salud pública

Debemos de tener cuidado con las recomendaciones que los profesionales sanitarios le exigen a Salud Pública o Autoridades Sanitarias, porque las vacunas precisan de un tiempo prolongado de elaboración y hay unos límites máximos de producción y de almacenamiento. Basta con que cualquier país emergente decida incluir una vacuna en su calendario, sobre todo, si es un número de población importante (Brasil, India, etc.) o que haya un cambio en las prioridades de producción de estas industrias, por ejemplo, reorientación en la fabricación de vacunas frente al COVID, para que ello suponga un desabastecimiento de vacuna en muchos otros países que hayan decidido incluirlo sin tener en cuenta estos condicionantes.

Para decidir la inclusión de una nueva vacuna en los programas de vacunación o realizar alguna modificación de estos (introducción o eliminación de una dosis de una vacuna o un cambio de la pauta de administración), se realiza una evaluación de unos criterios que permiten fundamentar los cambios del programa (Tabla III).

Por otro lado, las CC.AA. como son “Salud Pública”, pueden autorizar un CV que no figure en ficha técnica (por ejemplo, reduciendo número de dosis) o completar las pautas vacunales con una vacuna de otra marca, aunque no haya estudios de compatibilidad. No se esperan ensayos clínicos en este sentido, a las casas comerciales no les interesan, pero Salud Pública al ser Autoridad Sanitaria, sí tiene potestad de autorizar la intercambiabilidad con el objetivo principal de proteger a la población. Aun así, no se acepta, de forma general, la intercambiabilidad entre vacunas de: VPH, rotavirus, meningococo B o tetravalente o neumococo, salvo excepciones.

Cuando se comercializa una vacuna nueva, aunque cumpla los criterios epidemiológicos de efectividad y seguridad necesarios, no suele incorporarse al calendario oficial. Si, además, el riesgo de la enfermedad es alto, esto condiciona en los profesionales sanitarios y en la población, una percepción de desconfianza en los programas de vacunación. Con ello que genera inequidad, se dificulta alcanzar altas coberturas, hacer un seguimiento epidemiológico adecuado, y crea situaciones éticas conflictivas entre la población, los profesionales sanitarios, las sociedades científicas, la administración sanitaria y la industria farmacéutica(3).

Consideramos que es necesario aumentar la confianza en las vacunas entre la población con mensajes unitarios entre la Administración Sanitaria y las Sociedades Científicas (SSCC). El decalaje entre recomendaciones de unos y otros, genera confusión entre la población profana, que tiene que manejar la ambivalencia entre la confianza que le suele tener a su profesional sanitario de referencia y un cierto oficialismo que le hace tender a seguir la doctrina vacunal pública (“si tal vacuna no es oficial, por algo será”).

Financiación

Desde un punto de vista económico, las vacunas han demostrado ser una de las intervenciones más coste-eficientes en salud, que ahorran recursos y costes a los gobiernos y a la sociedad en su conjunto; puede cuantificarse por medio de diferentes aspectos, entre los que destacan: la disminución de las bajas laborales por enfermedad o la mejora del absentismo escolar y, por tanto, del desarrollo intelectual de los niños.

Los nuevos calendarios están basados, en gran medida, en criterios económicos y, lejos de suponer un avance, pueden provocar un deterioro o retroceso en algunas autonomías, en uno de los factores determinantes de la salud de los ciudadanos o que más beneficio aportan a la población. Además, debemos recordar el derecho a que los poderes públicos protejan nuestra salud de manera igual de eficaz, independientemente de la Comunidad donde hayamos nacido o resides(1).

El modelo de financiación de vacunas en España, a diferencia de otros países de nuestro entorno, es gratuito y universal para aquellas incluidas en el CV sistemático y los ciudadanos asumen la totalidad del coste de aquellas que no lo están. Asimismo, existe la posibilidad de reembolso de vacunas fuera de calendario en pacientes pertenecientes a grupos de riesgo, vacunación del viajero, situaciones de emergencia o brotes.

Es fundamental y tenemos que insistir y apoyar para que se cumplan todas las recomendaciones oficiales, y que se pongan todas aquellas vacunas ya incluidas en los calendarios oficiales correspondientes de las CC.AA. de residencia. Pero el objetivo de los profesionales sanitarios debe ser que todas las vacunas recomendadas por las SSCC formen parte de un programa oficial de inmunizaciones sistemáticas. Como ya sabemos, por experiencias previas, existe un periodo variable, generalmente prolongado, de tiempo, entre que una vacuna es recomendada por estas Sociedades Científicas de la Salud y esta aparece contemplada en un calendario oficial de inmunizaciones sistemáticas. Esta credibilidad de las vacunas decae aún más cuando se modifican los calendarios más en función de convocatorias electorales que en la comercialización y accesibilidad de vacunas, por lo que recomendamos seguir el criterio de las SSCC para no caer en la contradicción de donde hoy no lo recomendamos, debamos luego hacerlo de forma oficial sin que existan cambios epidemiológicos o estudios nuevos que lo justifiquen. La historia nos demuestra que todas acaban incorporándose al mismo, tarde o temprano.

Así, en el devenir habitual de las vacunas y poniendo como ejemplo la última incluida (Bexsero®), pero podríamos citar otros casos similares anteriores (neumococo, etc.). Tras su aprobación en España en junio de 2013, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios la clasificó como medicamento de uso hospitalario y autorizó su administración en personas con deficiencias y características muy específicas. Tras una nueva evaluación de su seguridad, en septiembre de 2015, pasó a ser un medicamento sujeto a prescripción médica disponible en farmacias al precio de 106,15€ la dosis. Esta modificación originó una gran demanda entre la población. Aunque la Asociación Española de Pediatría viene defendiendo desde 2014, su inclusión en el calendario vacunal sistemático en España(8). Ya algunas CC.AA. las han incluido recientemente en su calendario (Tabla IV), y países de nuestro entorno las han programado recientemente coincidiendo en fechas con las del calendario habitual y simplificándolo: https://vacunasaep.org/print/profesionales/noticias/portugal-nuevas-vacunas-MenB-y-VPH (consultado el 21 de octubre de 2020), dado que no existe tanta reactogenicidad como se preveía en los primeros estudios con la coadministración con otras vacunas, una vez que se ha generalizado su uso.

En el ínterin, la búsqueda imaginativa de soluciones que ayuden a la equidad en la administración de vacunas y disminuyan la discriminación por motivos económicos, debe ser una prioridad. Si no se puede introducir todas las vacunas en el calendario vacunal de las CC.AA., habría que habilitar un sistema para que estas pudieran ser financiadas. Una buena solución, aunque no la ideal, sería que estas vacunas no incluidas (o externas al calendario oficial) tuviesen la misma consideración farmacológica de otros productos y se pudiesen prescribir las vacunas con receta oficial, como otros medicamentos en la que el paciente haga una aportación semejante a la que hace para comprar, por ejemplo, un antibiótico prescrito. De esta forma, no se podría hablar de discriminación por cuestión económica como se alega, porque actualmente, aunque con grandes intervalos, la aportación de coste de los medicamentos está en correlación a los ingresos de la unidad familiar.

Respecto al abono de parte o todo el coste de estas vacunas por los tutores, los pediatras no debemos ni tenemos que entrar, ni somos quién para decidir en qué se pueden o deben gastar los padres su dinero. No es raro tener algún ejemplo que se rechace la vacunación por su coste, cuando esos mismos usuarios acuden con un móvil de última generación. Por otro lado, a veces, erramos al prejuzgar las posibilidades económicas de una familia y nos sorprendemos respecto a nuestra consideración de nivel económico familiar y/o sus prioridades de gasto. Por todo ello, nuestra recomendación es que siempre tenemos que informar y a todos por igual, sobre todo, respecto a las vacunas no financiadas, para que los padres comprendan la eficacia de ellas y, si lo creen oportuno, poder adquirirlas para ser administradas(4).

En algunos casos, incluso la Autoridad Sanitaria (Salud Pública) es la que llega a proponer, incluso en ciertas CC.AA., la sustitución de alguna vacuna del CV oficial por otra, como es el caso de la MenC por la tetravalente MenACWY, aprobado en algunas. En opinión del asesor jurídico del CAV-AEP, la administración de la vacuna tetravalente a los 12 meses, sustituyendo a la MenC no supone, propiamente, incumplir el calendario oficial, toda vez que se da cobertura al meningococo C al estar incluido este serogrupo en la tetravalente. Tanto los pediatras que aconsejen una como otra vacunación, tienen avalada su recomendación por la “lex artis”. Y dado que, al parecer, está siendo un fracaso la vacunación en adolescentes de 15 y 18 años, algunas Sociedades Pediátricas sugieren que se debería implementar poniendo a los 2 y 4 meses junto con el resto de las vacunas en CV, dado que en ficha técnica por debajo de 6 meses, solo se aceptan dos dosis. Por un lado, evitamos que se pierdan las compradas y no utilizadas, y supone un ahorro en gastos de compra de MenC. Aunque está en estudio la posibilidad de administrar el esquema de 1+1 en lugar de 2+1, como ya ocurriera en el Reino Unido con Bexsero, proponiendo el ponerla a los 4 meses y a los 12 meses. De hecho, en Malta ya es una recomendación oficial esta pauta: https://deputyprimeminister.gov.mt/en/phc/pchyhi/Pages/National-Immunisation-Schedule.aspx (consultado el 31 de octubre de 2020).

Recomendación frente obligación

Se podría proponer la vacunación obligatoria en ciertos colectivos o empresas, y la sanidad podría ser una de ellas. No lo cuestionamos en algunos casos, puesto que apoyamos que la vacunación antigripal del personal sanitario debería ser obligatoria y formando parte de la normativa básica que debe cumplirse. No nos podemos amparar en un falso principio de libertad individual para rechazar la vacuna. El profesional sanitario que no se vacuna de la gripe cada año demuestra ignorancia científica e insolidaridad con su familia, con sus pacientes y con sus compañeros.

Como reflexión, hay que destacar que la vacunación no es una cuestión opinable: es una obligación y una responsabilidad social. La abrumadora evidencia de que ha sido y es una de las herramientas más poderosas que tenemos para combatir las enfermedades transmisibles, es irrefutable: https://buenavibra.es/movida-sana/salud/la-vacunacion-no-es-opinable-es-una-obligacion-y-una-responsabilidad-social/amp/?__twitter_impressio (consultado el día 4 de octubre de 2020). Aun cuando algunas vacunas no produzcan una inmunidad total contra un agente infeccioso en particular, y la persona efectivamente enferme al estar expuesta al patógeno, sí podrá generar una respuesta inmune suficiente como para evitar las formas más graves de la infección, así como las complicaciones que pudieran producirse.

Las razones por las que consideramos esencial que el personal sanitario se vacune no es solo para proteger a los trabajadores del riesgo de contraer determinadas enfermedades transmisibles (evitando el absentismo laboral de un colectivo con un riesgo más elevado de contagiarse), sino evitar que estos puedan ser, a su vez, fuente de contagio para los pacientes a los que atienden (potencialmente vulnerables), para otros compañeros sanitarios y para la comunidad en general. Por otro lado, debemos predicar con el ejemplo, difícilmente se puede proponer un tratamiento preventivo a la población que, al mismo tiempo, los profesionales de la salud que hacen la recomendación la rechazan.

Consideramos que las Autoridades Sanitarias y los Colegios Profesionales deberían ser más proactivos frente a los profesionales sanitarios que se manifiestan públicamente en contra de las vacunas. Puesto que esta no es una cuestión opinable, no es una opción o pauta alternativa de tratamiento o una aproximación diagnóstica a un problema de salud que puede tener distintas lecturas. Esto es abrumadora evidencia científica versus oscurantismo. Por lo tanto, ante actitudes que están en la mente de todos y que, además, tienen amplificación mediática muy ruidosa, proponemos expedientes sancionadores y posibilidad de inhabilitación. Y lo comparamos al ejemplo que supondría permitir a un cirujano que no aplicase la asepsia adecuada en sus actos quirúrgicos, porque no lo considera adecuado.

En el momento de redactar estas líneas (31 de octubre de 2020), la epidemia de COVID-19 parece estar en fase de claro rebrote en España y en el mundo. A estas alturas, nadie puede adelantar cuál será el comportamiento del SARS-CoV-2 en el futuro. La mayor parte de virólogos vaticina una endemia que vaya haciendo brotes estacionales en otoño-invierno y que se vaya atenuando en primavera-verano, semejante al patrón de otras virosis respiratorias, cuyo ejemplo paradigmático es la gripe. Si asumimos que en el próximo otoño-invierno probablemente vamos a tener un brote estacional de COVID, de impacto imprevisible, va a coexistir, con toda seguridad, con las virosis respiratorias y digestivas estacionales: patología causada por el VRS, el virus de la gripe, adenovirus respiratorio, coronavirus humanos endémicos, rotavirus, adenovirus digestivos y SARS-Cov-2. Toda esta patología comparte, total o parcialmente, sintomatología propia del COVID-19.

Si tuviéramos una vacuna para la COVID, lo cual se espera a corto plazo, en el contexto actual, se podría sugerir la obligatoriedad de que ciertos colectivos la recibieran (biosanitarios, residencias, funcionarios de prisiones, etc.) y no se debatiría la decisión personal de los mismos, como se plantea con la vacuna de la gripe, que es suficientemente eficaz y segura.

Atendiendo a todas estas consideraciones, los Grupos de Trabajo de la SEPEAP (Tecnologías Diagnósticas en AP, Vacunas en AP y Profesional de AP) creen necesario redefinir espacios asistenciales, circuitos “verdes” y “rojos”, replanificar agendas, duración de las visitas, carácter presencial o telemático de las mismas, etc. También, consideran necesario la disponibilidad de pruebas de diagnóstico rápido en las consultas de Pediatría de AP, la inmunización universal contra el rotavirus dentro del calendario oficial de inmunizaciones sistemáticas y se considere la necesidad de la extensión progresiva de la inmunización anual pediátrica contra la gripe. Esta última actualmente catalogada por el CAV de la AEP como aplicable solo a grupos de riesgo. Puesto que estas vacunas podrían mitigar en gran parte este diagnóstico diferencial e intensidad de la pandemia (https://sepeap.org/test-de-diagnostico-rapido-y-vacunacion-extensiva-en-la-consulta-de-pediatria-de-ap-en-la-era-covid-de-la-necesidad-o-recomendacion-a-la-obligacion/) (consultado el 4 de octubre de 2020).

El CAV-AEP considera que la vacunación antigripal de los niños mayores de 6 meses, no incluidos en grupos de riesgo, es una medida recomendable, por cuanto esta práctica preventiva proporciona al niño protección individual y favorece la protección familiar y comunitaria. Por ello, la vacunación antigripal infantil universal, tal y como proponen la OMS y el ECDC (European Centre for Disease Prevention and Control) debería ser un objetivo a corto o medio plazo. En esta temporada, además, esta vacunación cobra especial importancia por la COVID-19, ya que padecer las dos infecciones a la vez aumenta el riesgo de morir y, por otro lado, prevenir la gripe equivale también a evitar un proceso febril, que puede simular la infección por COVID y hacernos desplazar a un centro sanitario, con lo que conlleva, tanto para el paciente como para el sistema sanitario.

No obstante, lo anterior y en el escenario actual de la pandemia COVID-19, aun cuando este comité está a favor de la indicación universal de la vacunación antigripal en la infancia, tal y como recomiendan los organismos citados anteriormente, entiende que dicha medida debería tomarse de acuerdo con las recomendaciones oficiales de las autoridades de Salud Pública: https://www.mscbs.gob.es/profesionales/saludPublica/prevPromocion/vacunaciones/docs/Recomendaciones_vacunacion_gripe.pdf (consultado el 21 de octubre de 2020), porque es prioritario, actualmente, garantizar el abastecimiento de vacunas para las personas mayores y los grupos de riesgo de infección grave por gripe y SARS-CoV-2, coincidiendo todos los referentes vacunales nacionales en este aspecto (https://vacunasaep.org/profesionales/noticias/vacunacion-antigripal-recomendaciones-CAV-2020-21) (consultado el 4 de octubre de 2020), aunque como ya es sabido, estos grupos de riesgo se han ido ampliando a lo largo de las diferentes campañas vacunales, haciéndolo extensivos a los convivientes de estos colectivos incluso (https://www.mscbs.gob.es/profesionales/saludPublica/prevPromocion/vacunaciones/programasDeVacunacion/gripe/Historico_RecomendacionesVacunacion.htm) (consultado el 21 de octubre de 2020).

Resumiendo, desde un punto de vista legal, la vacunación en España no es obligatoria; es más, su no implementación en los hijos, no llega a suponer una modificación de la patria potestad o la custodia y guarda de los mismos. Ambas opciones requieren de la tramitación de un procedimiento judicial y, salvo algún caso muy extremo, no se suelen adoptar tales medidas, porque son muy extremas (sobre todo, la privación de la patria potestad) y la cuestión se puede solucionar por otras vías menos gravosas, como acudir a un procedimiento judicial para obligar a poner una vacuna concreta. La suspensión de la guarda y custodia o su modificación se puede acordar en un procedimiento civil al amparo del artículo 158 del Código Civil: el Juez, de oficio o a instancia del propio hijo, de cualquier pariente o del Ministerio Fiscal, puede dictar las disposiciones que considere oportunas, a fin de apartar al menor de un peligro o de evitarle perjuicios en su entorno familiar o frente a terceras personas. Pero es objeto de debate jurídico y ético aún en la actualidad, como bien defiende F. Montalvo Jääskeläinen: https://www.ajs.es/sites/default/files/2020-05/volExtra2014_b03_Ponencia.pdf (consultado el 2 de noviembre de 2020).

Con todo lo anterior, opinamos que la vacunación debe ser considerada un derecho básico de nuestros niños. No hay razones actualmente que justifiquen que un niño muera o padezca graves secuelas por una enfermedad inmunoprevenible mediante vacunación. Máxime cuando nuestro Sistema Nacional de Salud proporciona de manera gratuita la mayoría de las vacunas para todos los niños. Es verdad que la decisión de vacunar o no a un menor, corresponde a sus padres o tutores legales, pero debemos proteger la salud de los mismos y no debemos negarles a los niños este derecho que debe formar parte de las recomendaciones generales de un estilo de vida saludable tan importante como la alimentación y/o el ejercicio físico.

Calendario de vacunación infantil

El calendario de vacunación infantil debería comenzar desde el periodo antenatal, cubrir el máximo de enfermedades, lo más precoz posible, de la forma más eficiente y/o eficaz posible y ser para toda la vida.

La edad de inicio para la administración de una vacuna viene determinada por la capacidad de respuesta inmunitaria al antígeno vacunal y el riesgo de exposición al agente infeccioso. Como norma general, se tienden a aplicar las vacunas sistemáticamente en la edad más temprana, a la que son realmente efectivas(3).

La vacunación en la infancia comienza generalmente a los 2 meses de edad, solo hay una excepción para empezar antes; así, en recién nacidos de madre con hepatitis B (AgHBs+), se administrará la primera dosis de vacuna monocomponente de la hepatitis B en las primeras 24 horas de vida (preferentemente, en las primeras 12 horas), junto con la administración de inmunoglobulina anti-HB. En el caso de madre con AgHBs desconocido, si no podemos disponer de los resultados en las primeras 24 horas de vida, el neonato también recibirá una dosis de vacuna de hepatitis B.

Aunque todas las CC.AA. tienden a elaborar su calendario como para toda la vida, nosotros consideramos que esta comienza desde la concepción misma, y antes de nacer un niño, ya podemos actuar y prevenir, mediante la vacunación a la mujer embarazada, principalmente tosferina, dado el fracaso de la estrategia nido seguida hace unos años.

Todas las comunidades autónomas, desde diciembre del 2015, aconsejan la vacunación de la embarazada con dTpa para proteger al neonato de la tosferina, preferiblemente entre las semanas 27 y 36 del embarazo(4). El CAV-AEP recomienda vacunar en cada embarazo entre las 27-32 semanas de gestación, lo más precozmente posible en este rango, y si se sospecha que el parto pueda ser prematuro, se podrá vacunar a partir de las 16 semanas. Nosotros sugerimos replantear esta recomendación (por cuestiones logísticas y de oportunidad, principalmente) y proponer mejor la vacunación sobre las 20 semanas de gestación, pues es la visita obstétrica más cumplimentada por las usuarias al coincidir con la ecografía de alta resolución (y límite del aborto en España) y es donde podríamos captar mejor a las gestantes para vacunar y que, en el peor de los casos, estamos protegiendo a la madre del tétanos en el parto, dado que no existe vacuna de tosferina aislada, sino en su presentación combinada.

La vacunación del neonato no se considera la mejor opción para proteger al lactante porque, clásicamente, se piensa que el sistema inmunitario del recién nacido no puede producir anticuerpos de forma adecuada y la vacuna no les protegería de forma inmediata. Además, no existen vacunas disponibles para ser administradas a esta edad. Sin embargo, existen estudios, en que la administración de una vacuna de tosferina acelular, monocomponente, sin difteria o tétanos, en los primeros 5 días de vida, es segura y eficaz. En caso de desarrollarse su producción y estar disponible, podría ser adecuada como vacunación de recién nacidos cuyas madres no pudieran vacunarse durante el embarazo (https://vacunasaep.org/sites/vacunasaep.org/files/calvacaep2020-razones-y-bases_v.1.2.pdf) (consultado el 1 de marzo de 2020).

Otros cambios que sugerimos, además, sería adelantar la VPH a los 10 años, lo cual nos permitiría desligarla de una asociación poco acertada de vincularla al inicio de las relaciones sexuales como se ha publicitado, ampliamos su espectro de prevención al adelantarnos antes del inicio de estas relaciones, puesto que no se existe inmunocenescencia y, además, al disminuir la edad de vacunación, se ha comprobado que reduce el número de síncopes propios de la vacunación en la adolescencia. En este aspecto, algunos países europeos están implementando esta idea, suponemos que por idénticos motivos (https://www.vacunas.org/suecia-1065/ y https://apps.who.int/immunization_monitoring/globalsummary) (consultado el 20 de octubre de 2020). Por otro lado, consideramos que no debe haber discriminación por razón de género sexual, como ocurre en el VPH en la actualidad, y que suponemos sucederá como en el pasado ocurrió con la vacuna de la rubeola, terminará implantándose a ambos sexos pro igual. Esto último ya ha sido implementado en algunos países de nuestro entorno, como es el caso de Portugal, y lo han programado para los CV previstos para el año que viene (https://vacunasaep.org/print/profesionales/noticias/portugal-nuevas-vacunas-MenB-y-VPH) (consultado el 21 de octubre de 2020).

Calendarios vacunales en España

Actualmente, son las Comunidades Autónomas, como consecuencia del proceso de transferencia de competencias sanitarias, las responsables de establecer el calendario de vacunación infantil dentro de su ámbito geográfico(3).

El Ministerio de Sanidad promueve la consecución de un calendario ya consensuado y “común para toda la vida”. En el CINSS están representadas todas las CC.AA. y el Ministerio de Sanidad. Hubo un primer intento de fusión y unificación en el año 2017, donde todas las CC.AA. casi coincidían con la del CINSS y con las del CAV-AEP (menos MenB y RV), pero en los últimos 3 años, de nuevo, se han diferenciado por motivos más político-económicos que de salud pública y/o epidemiológicos que lo justifiquen, volvemos a la inequidad. Cada CC.AA. tiene sus particularidades, con ello se ha perdido el criterio de unidad para de nuevo tener muchos calendarios(9). El CAV-AEP considera que es necesario un esfuerzo colectivo de todos los agentes sanitarios y políticos implicados en la toma de decisiones relacionadas con el calendario de vacunaciones, para la consecución de este sensato objetivo que teníamos entonces.

El último calendario aprobado por este organismo corresponde al año 2020. Para su aplicación desde el 1 de enero de 2020, incluye aquellas vacunas que protegen frente a 14 enfermedades: tétanos, difteria, tosferina, poliomielitis, hepatitis B, enfermedad invasora por Haemophilus influenzae tipo b, neumococo, meningococo de los serogrupos ACWY, sarampión, rubeola, parotiditis, varicela, virus del papiloma humano y gripe(5). El objetivo final es el mismo que el de los calendarios precedentes, conseguir una alta cobertura vacunal que genere una inmunidad de grupo que proteja de forma efectiva a la población frente a estas enfermedades infecciosas(4).

El Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría (CAV-AEP) actualiza anualmente, generalmente a cada inicio de año o con un adelanto en meses previos, su calendario de vacunaciones, para ofrecer las recomendaciones de vacunación que se consideran más adecuadas para los niños residentes en España(4,9).

Recomendamos la lectura y consulta de la versión extendida o ampliada de estas recomendaciones: https://vacunasaep.org/sites/vacunasaep.org/files/calvacaep2020-razones-y-bases_v.1.3_0.pdf (consultado el 4 de octubre de 2020)(9). Tanto las generales como las recomendaciones específicas para situaciones especiales y grupos de riesgo, así como las particularidades de cada vacuna. Aquí se detallan los argumentos que sustentan estas recomendaciones. Igualmente, pueden consultarse en el Manual de Vacunas en línea de la AEP (Comité Asesor de Vacunas [CAV-AEP]). Manual de Vacunas en línea de la AEP (Internet). Madrid: AEP; 2020. (consultado el 1 de octubre de 2020). Disponible en: https://vacunasaep.org/documentos/manual/manual-de-vacunas, cuyo contenido es actualizado de forma continua, conforme se van publicando nuevas evidencias en vacunología(7).

El CAV-AEP nos propone un calendario, para la infancia y adolescencia, de máximos, común y único (de forma que se mantenga el principio de igualdad en la prevención de la enfermedad y en la oferta de salud a la población). Uno de los aspectos relevantes de este calendario, es que clasifica las vacunas en: sistemáticas, recomendadas y las dirigidas a grupos de mayor riesgo, con el objetivo de orientar a los pediatras y enfermeras pediátricas, al personal sanitario y a la población, especialmente de aquellas vacunas no incluidas en los calendarios públicos(4). Suelen mantener una misma estructura y, como novedad, este año al igual que el del 2019, no distingue “las oficiales o financiadas” de las recomendadas, todas son iguales y cambian según situaciones concretas.

La consecución de un calendario único de vacunaciones mantiene el principio de equidad en la prevención de la salud, y el de racionalidad, ya que facilita el cumplimiento en los niños que cambien de Comunidad Autónoma como lugar de residencia(3), de forma que se mantenga el principio de igualdad en la prevención de enfermedad y en la oferta de salud a la población de todas las CC.AA., y que esto no sea fuente de inequidad, confusión y cuestione la confianza en el conjunto del sistema de vacunaciones(7,10).

Actualmente, en España, coexisten diferentes calendarios vacunales: el calendario del Consejo Interterritorial (Tabla II): https://www.mscbs.gob.es/profesionales/saludPublica/prevPromocion/vacunaciones/docs/CalendarioVacunacion_Todalavida.pdf, los de cada una de las Comunidades Autónomas: https://www.aepap.org/vacunas/calendarios-espanoles, y el que anualmente publica y recomienda el CAV-AEP, el último para el año 2020(10). Es decir, en España disponemos de 19 calendarios diferentes sin que existan criterios epidemiológicos, a excepción de la hepatitis A en Ceuta y Melilla, ni sociales ni económicos que lo justifiquen y en contra de la equidad del sistema sanitario(3).

Cada Comunidad Autónoma dispone de un CV que, aunque bastante similares en aspectos generales, contienen aún discordancias con el propuesto por el Ministerio y entre las propias comunidades. Muchas de ellas, en estos dos últimos años se han acercado más al calendario propuesto por el CAV de la AEP, que consideramos como el más completo de los que disponemos y, por lo tanto, sería el ideal para cada uno de nuestros pacientes(4). Si los comparamos estos (Tabla IV) y tomamos el de la AEP como de máximos y el resto solo las características diferenciales respecto al común del CINS(9). Teniendo en cuenta que se trata de un capítulo que se encuentra en continua y constante, revisión y actualización por todos los agentes citados.

Creemos que tanto el del CINSS como el de las CC.AA. deberían incluir grados de recomendación, con el objetivo de establecer criterios de prioridad en la financiación pública, considerando no solo su efectividad y seguridad, sino también la carga de enfermedad y, cuando sea posible, criterios de eficiencia(3).

Otros calendarios vacunales

La OMS, las Instituciones Sanitarias de sus países miembros y los Comités Científicos de ámbito internacional y nacional recomiendan que los niños se vacunen, siguiendo un esquema o calendario de vacunación adaptado a la situación epidemiológica de cada país. Por ello, cada país decide su propio calendario vacunal condicionado por el nivel de desarrollo, circunstancias socio-políticas y económicas(3). La OMS nos proporciona los calendarios vacunales de todos los países del mundo y pueden consultarse en su página web: https://apps.who.int/immunization_monitoring/globalsummary/schedules/ (consultado el 4 de octubre de 2020).

A pesar de que cada país diseñe una política de vacunación en función de su situación epidemiológica distintiva y de sus objetivos políticos particulares, tanto la OMS como el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) han desarrollado estrategias o planes sobre la inmunización y prevención de la población a nivel global. Los esfuerzos realizados en materia de vacunación abarcan a todo el mundo, y de forma cada vez más potente a los países más pobres, donde se está realizando desde hace dos décadas un gran esfuerzo por parte de instituciones como Gavi (https://www.gavi.org/) y fundaciones como la de Bill y Melinda Gates (https://www.gatesfoundation.org/) (consultado el 4 de octubre de 2020).

En Europa, no existe una recomendación supranacional, existen importantes diferencias entre países en aspectos, como: las políticas de vacunación centralizadas y administradas en el sistema público de salud (Finlandia, España y Reino Unido) o descentralizadas y administradas fuera del sistema público (Alemania y Francia)(3). La Unión Europea (UE) participa activamente en la política de Salud Pública de los estados miembros, pero no existe un órgano legislativo supranacional con competencia para regular la política de vacunación de los mismos. Al no existir un modelo de prevención común en la UE, se originan desigualdades en el acceso a la inmunización entre ciudadanos comunitarios, sin embargo, la UE sí que participa activamente en la política de Salud Pública de los estados miembros.

En EE.UU., donde, a diferencia de España, la vacunación es obligatoria y requisito necesario para la escolarización, incluye entre las vacunaciones sistemáticas de 0-6 años: la antineumocócica conjugada y la del rotavirus y, por el contrario, la antimeningocócica conjugada C solo se recomienda para grupos de riesgo(3). Los CV (de los diferentes estados, CCAA, etc.) están sometidos a una continua revisión y actualización, por lo que recomendamos la consulta en las páginas webs y documentos oficiales actualizados de los distintos organismos e instituciones.

Niño mal vacunado o no vacunado

Denominamos niños mal vacunados, aquellos que no tienen puestas o documentadas de forma adecuada, las vacunas recomendadas para su edad y lugar en donde residen.

La cobertura de vacunación en la población pediátrica española es muy alta, pero estamos asistiendo, en los últimos años, a un mayor incumplimiento de los calendarios oficiales, relacionado con: determinadas tendencias antivacunación basadas en fundamentos pseudocientíficos, la falta de percepción en los países desarrollados del problema que generan las enfermedades inmunoprevenibles y, sobre todo, por el incremento demográfico, a expensas de ciudadanos inmigrantes de países en vías de desarrollo que dificultan el control sanitario(3).

Entendemos como niños mal vacunados, aquellos cuyo CV no se corresponde con el de la región, comunidad o país donde residen en la actualidad. Incluye desde el niño que no ha recibido ninguna vacuna, al inmigrante o adoptado que ha llegado de otro país, con un calendario vacunal diferente al nuestro y que deberemos adecuar. Y, sobre todo, calendarios incompletos en algunos por falta de documentos que nos puedan detallar las vacunas administradas o simplemente por olvido u otras circunstancias(4).

Las personas inmigrantes tienen un riesgo similar a la población nativa de desarrollar enfermedades infecciosas, aunque pueden ser más vulnerables. Por ello, se debe asegurar el mismo nivel de protección que en la población autóctona frente a las enfermedades infecciosas en general y, específicamente, frente a aquellas prevenibles por vacunación(8). Por el contrario, si se va a viajar a otro país, habrá que vacunarles para las infecciones prevalentes en dichos países (hepatitis A, fiebre amarilla, meningococo ACWY, encefalitis centroeuropea y japonesa, fiebre tifoidea, rabia y BCG, sin olvidar el tratamiento frente al paludismo, si es preciso)(4).

Los niños que refieren haber sido vacunados en su país y no disponen de ningún certificado que lo avale, debemos considerarlos como no vacunados e iniciar la vacunación desde el principio adaptada a su edad actual. La afirmación, no documental, de que están vacunados, no nos puede servir como certificado vacunal(4) y solo debemos aceptar aquellos certificados vacunales que tengan visos de autenticidad (esté firmado o sellado) y en los cuales figuren claramente las vacunas puestas, fechas de administración e intervalos entre dosis correctos para la edad del niño (Fig. 1).

Figura 1. La afirmación, no documental, de que están vacunados, no nos puede servir como certificado vacunal y solo debemos aceptar aquellos certificados vacunales que tengan visos de autenticidad (esté firmado o sellado) y en los cuales figuren claramente las vacunas puestas, fechas de administración e intervalos entre dosis correctos para la edad del niño.

En otro supuesto, la escasa fiabilidad del certificado: no coincidencia de las fechas de nacimiento o el nombre del niño, estar en un idioma poco legible o de difícil traducción, también implica la no disponibilidad del mismo, implica que se debe reiniciar la vacunación “de novo”, como si no tuviera puesta ninguna vacuna. Hay que tener en cuenta que los potenciales efectos negativos de una sobrevacunación siempre son menores que el de padecer una enfermedad evitable(3,4).

Las posibilidades reales son tan dispares que nos obligan a crear pautas individualizadas correctoras y establecer lo que se denomina un “calendario acelerado”, término que se utiliza para referirse a un calendario personalizado que incluya el número de dosis necesarias según la edad y sexo. Para ello, se fijará el momento de inicio y los intervalos mínimos entre las dosis a administrar, teniendo en cuenta que “dosis puesta, dosis que cuenta” y es importante tener en cuenta que las siguientes premisas estén documentadas en su historial de vacunación(3) (Algoritmo):

• Fiabilidad del registro: son válidas aquellas vacunas que estén correctamente registradas o identificadas.

• Se calculan las dosis necesarias según la edad y se restarán las que conocemos con fiabilidad que ha recibido previamente, considerando válidas las dosis que se han administrado respetando la edad mínima y el intervalo mínimo entre dosis. La diferencia serán las dosis necesarias para actualizar el calendario de vacunación.

• Se deben administrar de forma simultánea todas las vacunas posibles, preferentemente combinadas, para disminuir el número de inyecciones, y coadministradas en lugares anatómicos diferentes.

• Si no se pueden poner todas las vacunas previstas, se debe priorizar, administrando primero las vacunas que inmunizan frente a las patologías de mayor riesgo con relación a la epidemiología y la edad del niño, o bien frente a enfermedades para las que no ha recibido ninguna dosis(3,8).

En este sentido, hay que destacar que no hay un intervalo máximo entre dos dosis de un mismo antígeno (a excepción de la vacuna oral contra la fiebre tifoidea) y, que la administración de vacunas vivas en personas previamente inmunes, no se asocia a un mayor número de reacciones adversas. Las dosis adicionales de vacunas inactivadas producen títulos altos de anticuerpos, aunque pueden asociarse a una mayor reactogenicidad. Sin embargo, hay un intervalo mínimo entre dosis de un mismo antígeno que se debe respetar para garantizar un adecuado nivel de protección(8-10).

Como regla general, podemos asumir que dos vacunas de gérmenes inactivados, muertos o fracciones antigénicas no compiten entre sí y se pueden poner juntos, así como con otras de microorganismos vivos. En el caso de ser de dos vacunas de virus ºvivos, se ponen simultáneamente o bien muy separados en el tiempo.

La Asociación Española de Pediatría nos ofrece los siguientes esquemas:https://vacunasaep.org/sites/vacunasaep.org/files/calvacaep-2020-acelerados-tablas-mayo2020_0.pdf (consultado el 4 de octubre de 2020), para una vacunación acelerada o rescate vacunal de los 4 meses a los 6 años de edad y de los 7 a los 18 años. Y también el ministerio: https://www.mscbs.gob.es/profesionales/saludPublica/prevPromocion/vacunaciones/docs/Calendario_Acelerado_Vacunaciones.pdf (consultado el 4 de octubre de 2020), con ello, se nos facilita el trabajo diario y así poder conseguir que, todos los pacientes no correctamente vacunados, alcancen el mejor calendario vacunal posible en el mínimo tiempo hasta alcanzar una cobertura adecuada a su edad.

Vacunas combinadas

Son vacunas que contienen más de un antígeno en un mismo preparado, para poder ser administradas de una manera más cómoda, en la misma zona anatómica, igual de seguras, inmunógenas y efectivas.

En un sentido más amplio, también podrían considerarse como vacunas combinadas: las que están constituidas por dos o más cepas, serogrupos, serotipos o genotipos de un único microorganismo, pero entonces hablaríamos de “vacuna polivalente” como, por ejemplo: vacuna antineumocócica, VPI, rotavirus, VPH y meningococo(4). Otro concepto diferente, es el de la coadministración o vacunación simultánea, en la que se administran dos o más vacunas al mismo tiempo, pero con jeringas y agujas distintas para cada vacuna, en las que hay que tener en cuenta, que deben inyectarse en lugares anatómicos separados (por lo menos 2,5 cm) y registrarse el sitio de inyección de cada una de ellas(3).

Cuando no se administran de forma simultánea, cabe tener precaución con las vacunas atenuadas parenterales, las cuales deben separarse, al menos, cuatro semanas. Una excepción a esta regla, son las vacunas de la fiebre amarilla y la triple vírica, las cuales no deben administrarse en el mismo acto vacunal. Sin embargo, las inactivadas pueden, en general, administrarse juntas o con cualquier intervalo entre ellas. No existen intervalos máximos entre dosis del mismo antígeno, aquí se cumple las frases tan utilizadas en vacunología de que: “Dosis puesta, dosis que cuenta” y “las vacunas cuentan a lo largo de toda la vida”.

En España, en 1965, se inicia la vacunación con la primera vacuna combinada DTP; al inicio de los 80, se instaura la vacunación con una segunda vacuna combinada, “la vacuna triple vírica”, que contiene 3 antígenos de virus vivos atenuados frente al: sarampión, rubeola y parotiditis. Y, actualmente, existe la vacuna tetravírica, pero como lleva asociado un mayor riesgo de convulsión febril, sobre todo, tras la primera dosis y en menores de 2 años de edad, se recomienda administrar los dos preparados por separado por debajo de esa edad(9). Actualmente, el calendario que nos ofrece el CINSS de 2020, para los primeros 14 años de vida, infancia y adolescencia, presenta 34 antígenos en 8 vacunas combinadas(4).

Las vacunas combinadas disponibles en España, se describen en la tabla V.

El CAV-AEP recomienda utilizar las vacunas combinadas, puesto que ofrecen muchas ventajas (Tabla VI).

En este trabajo queremos insistir además, que siempre debemos registrar antes de vacunar, para evitar errores de enfermería y así poner una dosis que no corresponde o que ya ha sido puesta.

Funciones del pediatra de AP

La función del pediatra de AP es informar e intentar que todos los niños que acuden a su consulta, independientemente del motivo de esta, tengan actualizado y completado su calendario de vacunaciones.

Es tarea fundamental del pediatra y de la enfermera pediátrica de Atención Primaria, conocer los diferentes tipos y características de las vacunas comercializadas que cumplen los criterios: epidemiológicos, de efectividad y seguridad necesarias y, sobre todo, si el riesgo de enfermedad es alto; fomentar la vacunación de toda la población infantil y conocer el funcionamiento del sistema sanitario, por ser el primer nivel de asistencia donde se realiza la vacunación(3). Nuestra obligación, ante una actividad que no es obligatoria en nuestro país, es informar, detectar y completar el calendario de vacunaciones en los niños que, por diferentes motivos, no están correctamente vacunados de acuerdo con su edad, circunstancias individuales y ámbito geográfico.

Las visitas programadas en Atención Primaria, son el momento ideal para asegurarse de que el CV está actualizado conforme con la edad del niño. No obstante, se deben utilizar y aprovechar todos los contactos con los diferentes servicios de salud (urgencias, ingresos hospitalarios y consulta a demanda de Atención Primaria) para recordar y actualizar el calendario de vacunaciones si fuera preciso(3). Los pediatras no podemos renunciar y delegar el control vacunal en otros profesionales sanitarios, también es nuestro trabajo y obligación, aunque podamos compartir esa responsabilidad(4).

Las coberturas vacunales en España y, sobre todo, durante los 2 primeros años de vida, son muy altas, alcanzando el 95% de la población pediátrica. Sin embargo, todos los pediatras nos encontramos con algunos progenitores que las rechazan, sobre todo, las vacunas combinadas pues, desean que se administren a lo sumo, solo alguno de los antígenos de estas vacunas(4).

No vacunar a un niño es un acto irresponsable, carente de fundamento científico alguno y que no solo lo puede perjudicar a él, sino a quienes le rodean, ya que se debilita la inmunización de grupo, puesto que pone en riesgo a toda la comunidad, especialmente a aquellos que son más vulnerables: niños menores de 1 año que aún no han completado su vacunación por una cuestión etaria, embarazadas, inmunodeprimidos, etc.

Debemos dejarle claro a estos tutores que, defender la idea de que las vacunas hacen daño es defender una falacia, una mentira peligrosa, que no puede, por más democracia y derechos a los que se apelen, permitirse. Porque la salud de la población y el derecho de los niños a no enfermar por causas prevenibles van primero.

Bibliografía

Los asteriscos muestran el interés del artículo a juicio de los autores.

1. García Pérez J. Calendario vacunal, ¿único o común? Pediatr Integral. 2013; XVII(4): 239-40. Disponible en: https://www.pediatriaintegral.es//numeros-anteriores/publicacion-2013-05/calendario-vacunal-unico-o-comun/. Consultado el 4 de octubre de 2020.

2.** Silva Rico JC. Calendario de vacunación infantil. Niño mal vacunado. Vacunas combinadas. Pediatr Integral. 2011; XV(10): 911-28.

3. Casanovas Gordo JM. Calendario de vacunación infantil. Niño mal vacunado. Vacunas combinadas. Pediatr Integral. 2015; XIX(10): 675.e1-e20.

4. Instrucción DGSPYOF-8/2019 – calendario vacunaciones Andalucía 2020. Disponible en: https://www.juntadeandalucia.es/export/drupaljda/csafaCalendarioVacunacion2020.pdf. Consultado el 21 de octubre 2020.

5. Grupo de Trabajo Criterios 2011, de la Ponencia de Programa y Registro de Vacunaciones. Criterios de evaluación para fundamentar modificaciones en el Programa de Vacunación en España. Comisión de Salud Pública del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud. Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad. 2011 Disponible en: https://www.mscbs.gob.es/profesionales/saludPublica/prevPromocion/vacunaciones/docs/Criterios_ProgramaVacunas.pdf.

6. CAV-AEP. Calendario de Vacunaciones de la Asociación Española de Pediatría. Razones y bases de las recomendaciones 2020 (Internet). Madrid: AEP; 2020. Consultado el 29 de marzo de 2020. Disponible en: https://vacunasaep.org/sites/vacunasaep.org/files/calvacaep2020-razones-y-bases_v.1.2.pdf.

7. Ruiz-Montero R, Epstein D, Guzmán Herrador B, Espín Balbino J. Evaluación económica de la inclusión en el calendario vacunal de 4CMenB (Bexsero®) en España. Gac Sanit. 2019. Disponible en: https://doi.org/10.1016/j.gaceta.2019.08.007.

8. Moreno-Pérez D, Álvarez García FJ, Álvarez Aldeán J, Cilleruelo Ortega MJ, Garcés Sánchez M, García Sánchez N, et al. Calendario de vacunaciones de la Asociación Española de Pediatría (CAV-AEP): Recomendaciones 2018. An Pediatr (Barc). 2018; 88: 53.e1-e9.

9. Álvarez García FJ, Cilleruelo Ortega MJ, Álvarez Aldeán J, Garcés-Sánchez M, García Sánchez N, Garrote Llanos E, et al., en representación del Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría (CAV-AEP). Calendario de vacunaciones de la Asociación Española de Pediatría: recomendaciones 2020. An Pediatr (Barc). 2020; 92: 52.e1-e10.

10. V. Molina Morales, C, Carulla Terricabras. Vacunas 2003. Prous Science. Barcelona. Responsabilidad ética y legal del pediatra frente a las vacunaciones.

11. de Montalvo Jääskeläinen F. El paradigma de la autonomía en salud pública ¿una contradicción o un fracaso anticipado?: el caso concreto de la política de vacunación. Derecho y Salud. 2014; 24: 27-40.

12. Escobar Roca E. Los derechos fundamentales sociales y la protección de la salud, Revista de Derecho Político. 2008; 71-72: 113-47.

13. Manual de Vacunas AEP (2020). Aspectos legales de las vacunas. Cap 44: información y consentimiento informado.

Bibliografía recomendada

– Silva Rico JC. Calendario de vacunación infantil. Nino mal vacunado. Vacunas combinadas. Pediatr Integral. Pediatr Integral. 2011; XV(10): 911-28.

Aunque no es el último artículo que toca este tema, si es considerado un referente por los autores, por la organización, orientación y base que sustenta los calendarios vacunales, así como su actualización y cambios con el tiempo. Sigue actualmente vigente.

– Manual de vacunas en línea de la AEP. ISSN 2386-2696. Disponible en: http://vacunasaep.org/documentos/manual/manual-de-vacunas. Consultado el 21 de octubre de 2020.

Se puede considerar un libro vivo y actualizado de Manual de vacunas. En el mismo, el CAV de la AEP ofrece una detallada y extensa información del Manual de Vacunas que se publicó en formato papel en el año 2012, y que permanentemente hace una puesta al día, en formato digital, de los diferentes capítulos, convirtiéndose en un punto de referencia para todos los interesados en la vacunología. Ofrece las ventajas de que no precisa de su impresión y distribución para poder revisar algunos de sus capítulos, e incorporar las novedades que son continuas en este campo, en continua revisión y actualización.

– Plotkin SA, Orenstein W, Offit P. Vaccines. Elsevier. 2013.

El libro del profesor Plotkin es el referente mundial de la vacunología y al cual hay que acudir para conocer el presente, pasado y futuro de esta rama de la medicina. Hace una descripción completa de cada enfermedad, incluidas las características clínicas, microbiología, patogénesis, diagnóstico y tratamiento, así como epidemiología, salud pública y cuestiones normativas. Actualiza los conocimientos existentes sobre las vacunas actuales y las que se encuentran aún en investigación y desarrollo.

– Casino Fernández G. Las vacunas en España. Situación actual y perspectivas de futuro. Las vacunas. © 2018 Deloitte Consulting, S.L.U.

Se trata de un informe que describe una visión completa de la realidad de las vacunas en España y en los países de nuestro entorno europeo, y de los resultados de una encuesta realizada a los principales grupos de interés del sector de la vacunación para obtener la visión de todos los agentes implicados. Analiza no solo la situación actual de la vacunación en España, sino que identifica los retos a abordar en el futuro.

 

Caso clínico

 

Niño de 8 años que acude por primera vez a nuestra consulta acompañado de su madre, porque refiere que puede llegar a tener alguna enfermedad infecciosa. Informan que, hasta el momento actual, nunca ha sido vacunado. El padre no era partidario de la medicina convencional y mucho menos de las vacunas, por lo que apenas ha tenido contacto con los Servicios Sanitarios públicos.

En los antecedentes, tanto personales como familiares, nada objetivo que reseñar. Salvo separación reciente de los padres, que hacen que se trasladen ellos dos a esta ciudad. Actualmente los padres, aunque están separados, mantienen la custodia compartida y la madre solicita completar todo el calendario vacunal del niño. Además, refiere que el niño hace unos años sufrió una caída grave en bicicleta de la que no hubo consecuencias de interés.

Exploración: temperatura: 36,5ºC. TA: 108/65 mm Hg. Buen estado general. Auscultación pulmonar normal. Abdomen blando y depresible. No masas ni megalias. Genitourinario: normal, ORL: leve congestión amígdalar. Extremidades y columna vertebral: normal. Resto de exploración física efectuada: normal.

Ante la situación descrita y los hallazgos en la exploración, nos planteamos 3 preguntas descritas en el cuestionario de acreditación.

 

 

 

Vacuna frente a la COVID-19: administración imperativa vs información convincente

V. Martínez Suárez
Editorial


V. Martínez Suárez

CAV del Principado de Asturias
Coordinador del Grupo de Investigación de la SEPEAP

 

«Obtener productos seguros y eficaces, comunicar los resultados de forma que puedan ser analizados, impulsar campañas de información veraces que lleguen a la población, serán siempre formas más rentables de lograr buenas coberturas vacunales que las medidas coercitivas y la obligatoriedad"

 


Vacuna frente a la COVID-19: administración imperativa vs información convincente

Las vacunas son un componente central de los programas de salud pública en todo el mundo(1). Son junto al tratamiento de las aguas de consumo y el uso generalizado y racional de los antibióticos, la intervención sanitaria que más enfermedad y muertes ha evitado(2). A estas medidas se debe añadir la existencia de redes asistenciales coordinadas y fuertes. Y no puede olvidarse como clave para la eficiencia de todo lo anterior la información adecuada de la población. Sin ser obligatorias y sin ninguna medida coactiva, nuestro país tiene tasas de cobertura vacunal (CV) entre las más altas a nivel mundial(3). Este resultado se basa en la confianza, que a su vez se fundamenta en la transparencia y en la credibilidad de su promoción. Hasta ahora han sido los productos sanitarios más vigilados y seguros: su riesgo y eficacia deben cuantificarse, deben publicarse y deben ser aceptables. La primera de esas tres condiciones se verifica con los ensayos clínicos (EC), que siguen unos protocolos estandarizados y aceptados por la comunidad científica(4).

Alcanzar y mantener una alta cobertura es un objetivo clave para lograr la eliminación o reducción drástica de la incidencia de enfermedades infecciosas prevenibles mediante inmunización. Para comprender las variaciones en su aceptación debe considerarse el punto de vista de todos los grupos implicados. Entre estos la población diana, los fabricantes y comercializadores, los profesionales involucrados en la ejecución de la intervención y los formuladores de políticas, responsables de facilitar la aplicación de las medidas necesarias. Si se aspira a que una acción de promoción de la salud sea eficaz todas esas partes debieran estar dispuestas a colaborar y participar en el análisis de sus resultados(5). Entre otros objetivos, es necesario alcanzar la cantidad de individuos vacunados necesaria para lograr la inmunidad de rebaño e interrumpir la transmisión comunitaria del germen, siendo esa cifra estimada a partir de parámetros previamente definidos(6) y dependiente de lo que se conozca sobre la eficacia en la fase III del EC y sobre la duración promedio de la protección(7-9). Esto último se comprobará solo cuando existan datos de estudios de fase IV respecto a la persistencia de la inmunogenicidad protectora frente a la infección y la enfermedad grave.

Obligatoriedad, cuasi-obligatoriedad o recomendación

Los intentos de reducir o eliminar la voluntad individual de participar o no en las campañas preventivas siempre han sido tenidos como políticamente controvertidos y poco éticos(10-11). Frente a la noción de vacuna recomendada, una vacunación obligatoria se define como la que se recibe por ley sin la posibilidad de que se elija aceptarla o rechazarla(12). En su consideración, por tanto, hay que referirse –ut infra– a los códigos legales que rigen o afectan a su implantación. Y su aplicación es primeramente el reconocimiento de un fracaso; es admitir la presencia de un peligro evitable y claramente desatendido. Hay junto a ella planteamientos alternativos (Tabla I).

Imponer el que solo los niños completamente vacunados puedan asistir a la guardería o la escuela es otra manera de aumentar las coberturas. En la mayoría de los casos en que esto se ha puesto en práctica, los padres pueden solicitar exenciones por razones médicas, filosóficas o religiosas, lo que hace que a tales intervenciones se les denomine cuasi-obligatorias. Existe alguna evidencia de que estas son efectivas en algunas situaciones, pero se sabe poco acerca de su aceptación(13), lo que ha sido considerado como una limitación valorativa de su utilidad. También los incentivos económicos se han empleado con éxito para aumentar la captación en niños en países en desarrollo y en adultos en los países desarrollados(14-15). Los estímulos financieros directos que promueven la salud se han definido como “recompensas en efectivo o similares al efectivo (p. ej., vales que se pueden canjear por bienes o servicios) o sanciones (p. ej., reducciones en los beneficios sociales), siempre que estén supeditadas al desempeño de conductas saludables”(14). El pago incentivador para favorecer prácticas de salud (“zanahoria financiera”) ha sido criticado como coercitivo y favorecedor de discriminación social(16). Además, el proporcionar una recompensa inmediata por un comportamiento de este tipo puede llevar a que en ausencia de tal contrapartida desaparezca el interés por el mismo(17). Sin embargo, se ha considerado que estas actuaciones pueden ser aceptables si los problemas abordados se perciben como serios, si otras intervenciones anteriores resultaron ineficaces y si los incentivos se han confirmado previamente como efectivos y rentables. Los resultados han confirmado en algunos contextos la efectividad de las medidas legislativas coercitivas a favor de la vacunación. No obstante, también se ha observado una atenuación de los efectos a lo largo del tiempo(18). Por tanto, una mayoría de especialistas defienden para esas situaciones especiales combinar estas medidas con campañas de información e iniciativas políticas a todos los niveles.

Lo cierto es que la opción de un calendario vacunal basado en la recomendación bien informada y la confianza (alfabetización sanitaria) tiene en varios aspectos una dimensión ética superior a las anteriores(19,20): fundamenta su práctica en la convicción hecha rutina y la decisión personal. Y los resultados en nuestro país han sido históricamente ejemplares.

Marco legal para la vacunación obligatoria

¿Qué puede pasar si desde instancias políticas se decidiera administrar una o más vacunas a ciudadanos que hayan optado por su rechazo? En primer lugar, cualquier iniciativa sancionadora ante la negativa a recibir la vacuna se enfrenta a lo dispuesto en la Ley 41/2002 básica reguladora de la autonomía del paciente y al Convenio del Consejo de Europa sobre los Derechos del Hombre y la Biomedicina, suscrito el 4 de abril de 1997, “en vigor en el Reino de España y con carácter vinculante”. Ambos documentos están en línea con otra regulación básica para la totalidad del Estado a través de la Ley 14/1986, de 25 de abril, General de Sanidad. Concretamente en la referida a la Autonomía del Paciente, y dentro de sus Principios Básicos (Artículo 2), se señala que “toda actuación en el ámbito de la sanidad requiere, con carácter general, el previo consentimiento del paciente o usuario” (punto 2), que […] “el paciente o usuario tiene derecho a decidir libremente, después de recibir la información adecuada, entre las opciones clínicas disponibles” (punto 3), y que […] “tiene derecho a negarse al tratamiento, excepto en los casos determinados por la Ley” (punto 4). Esos casos “determinados por la Ley” no parece que puedan asimilarse con la situación presente y según las normas vigentes. Pero es que además, forzar a la vacunación en contra de la voluntad individual generaría malestar en la mayoría de la población y en gran parte del colectivo sanitario, al que el referido texto alude explícitamente: “Todo profesional que intervenga en la actividad asistencial está obligado al respeto de las decisiones adoptadas libre y voluntariamente por el paciente” (punto 6). Y esa es la referencia con la que hemos ejercido nuestra profesión las últimas décadas. Cualquier excepcionalidad debe atenerse a las leyes vigentes o dar lugar a nuevas promulgaciones, que por la materia de que se trata tendrían que ser suficientemente explicadas a la sociedad (con transparencia en los argumentos) y mayoritariamente admitidas (desde la credibilidad y la confianza en los legisladores). Lo anterior pone a las claras la dificultad y la improcedencia en nuestro país, a día de hoy, de llevar a cabo cualquier intento de coaccionar a la población para que se deje vacunar o de castigar a quien se niegue a ser vacunado. La obligatoriedad de las vacunas no debiera tener lugar ni aquí ni en países cuya legislación sanitaria se orienta por los mismos principios que la nuestra. Las leyes no son el único recurso para generalizar la vacunación, tal como recientemente editorializaba la revista Nature(21).

El imperativo de la vacunación puesto en práctica

Obligar a la población a vacunarse es una de las estrategias que otros países han adoptado para proteger a la comunidad cuando las coberturas no son satisfactorias(22). Y pensando en que las consecuencias de no actuar pueden ser importantes, en determinadas situaciones se ha juzgado como apropiado(23). Los recientes brotes de sarampión en el Reino Unido y EE.UU.(24,25) han puesto la atención sobre los programas de vacunación infantil, suscitando debates en torno a la mejor manera de aumentar su cumplimiento. En un editorial de 2017(26)The Lancet Infectious Diseases abordó el tema de la vacunación obligatoria. Anteriormente, Tony Kirby(27) y Jonathan Kennedy et al(28) habían expuesto las decisiones políticas adoptadas en Australia, Alemania y Francia en respuesta a las crecientes “dudas” sobre la vacunación. Italia se encuentra entre los varios países que han optado por la vacunación obligatoria en respuesta a la alarmante disminución de las tasas de cobertura de la vacuna y a la reaparición de los brotes de sarampión(29,30). La ley 119/2017 impuso diez vacunas para los niños pequeños: difteria, tétanos, poliomielitis y hepatitis B, más tos ferina, Haemophilus influenzae tipo b, sarampión, paperas, rubéola y varicela. Esta ley impone multas de 500 a 7.500 euros a las familias de niños no vacunados correctamente al iniciar la enseñanza primaria. Hoy un total de once países europeos (35,4%) imponen la obligatoriedad de inmunizar a los menores de dieciocho meses frente al menos una de esas infecciones. Otros –la mayoría pertenecientes a la extinta Unión Soviética– cuentan con políticas sanitarias que obligan a intervenciones preventivas frente a las infecciones. Además, a pesar de tener una fuerte tradición de protección de las libertades personales, en 2015 California aprobó el Proyecto de Ley del Senado 277 que eliminó las exenciones por creencias personales entre los requisitos de vacunación para el ingreso a la escuela. Esta norma resultó en un aumento del 5,2% en las coberturas a los 2 años(31). En general, la exigencia legal ha probado ser una herramienta poderosa para detener la propagación de enfermedades infecciosas prevenibles, pero en el centro de la polémica se sitúa una pregunta del amplio alcance: ¿es el paternalismo el enfoque correcto? Por supuesto que el debate ético y científico no se puede limitar al seguimiento de las tasas de cobertura. Así, en Australia algunos expertos se han cuestionado sobre “si las últimas iniciativas estatales no están yendo demasiado lejos”(27), a pesar de que la vacunación imperativa recibió un fuerte apoyo de la comunidad científica(26,32). Insistiendo en esos otros posicionamientos que quieren ahondar en la causa del enfrentamiento, ¿puede tratarse de una admisión resignada de la culpa por no haber promovido el valor individual y social de la inmunización a través de la educación para la salud, el empoderamiento y la prevención centrada en las personas? Este es un interrogante que al acercase a este tema reaparece fácilmente.

El castigo no es la única forma de impulsar la inmunización

La determinación de no vacunar proviene de un complejo proceso de toma de decisiones influido por diferentes factores. Es evidente que el progresivo distanciamiento de una parte de la sociedad de las instituciones oficiales, la desaparición del imaginario colectivo de algunas enfermedades devastadoras eliminadas mediante la inmunización masiva y la acción de ciertos grupos de poder que buscan imponer realidades sociales alternativas son cada día más influyentes. El caso es que el miedo y la suspicacia resurgen cada vez que se introduce una nueva vacuna(33,34), lo que dio lugar a que en la jerga vacunológica se incluyese recientemente la noción de indecisión o desconfianza vacunal (“vaccinne hesitancy” en inglés, VH)(35), definida como el “decaimiento en la aceptación o el rechazo a la vacunación a pesar de la disponibilidad de una red eficaz de servicios para acceder a la misma”(36). En los últimos años se ha observado un aumento mundial de la VH y una reducción en las tasas de cobertura en todo el mundo, por lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha incluido la VH como una de las 10 principales amenazas para la salud a las que se enfrenta el mundo(37)

Quienes deciden no vacunarse no son más que una parte del problema; son víctimas directas y son los que por su disconformidad y sus relaciones dan lugar a nuevas víctimas. Al final, su inhibición es consecuencia de una intervención educativa comunitaria ausente o que carece de “ideas de oportunidad”, de criterios científicos y de recursos. Se da por hecho que el pediatra y la enfermera de Pediatría que trabajan en Atención Primaria salvarán todas las deficiencias y la negligencia de nuestras administraciones en este campo. Y en determinados momentos esta irremplazable fuerza a la hora de promover las vacunas puede ser insuficiente. Contra la propuesta de medidas punitivas, las campañas de comunicación y la calidad de la información han sido invocadas como parte de un método complementario o alternativo. Estas deben dirigirse a la población, pero simultáneamente a los que son habitualmente proveedores del servicio, cuya posición será siempre determinante del éxito o fracaso de las mismas. No puede olvidarse que los profesionales sanitarios son la principal referencia de las familias y de todos los ciudadanos a la hora de tomar una decisión; también son a quienes transmiten en primer lugar sus dudas, preocupaciones y miedos.

Particularidad de la vacuna frente al coronavirus

Un último comentario sobre lo más actual de este asunto. El desarrollo y administración de las vacunas contra el coronavirus tipo 2 causante del síndrome respiratorio agudo grave (SARS-CoV-2, por su sigla en inglés) forman parte desde hace unos meses de los programas de salud pública de todos los gobiernos del mundo. Las razones son bien claras: la mortalidad provocada, la presión que genera esta enfermedad sobre los sistemas sanitarios y las consecuencias económicas que la epidemia va dejando, de enormes efectos sociales. Paradójicamente, existe un distanciamiento de los profesionales respecto al apremio con que se plantea la vacunación, junto a un rechazo cada vez mayor de los ciudadanos a vacunarse. Los responsables de las decisiones sanitarias debieran reconocer que algo se ha hecho mal: en Rusia solo el 9% se van a vacunar ahora; aquí una tercera parte según el CIS(38), del 15 al 45% según diferentes encuestas. Y el político debiera gestionar la duda y el rechazo sabiendo que no necesariamente todas las personas que responden en un determinado sentido lo hacen por los mismos motivos(39-41). Hay una labor previa de exploración sobre las percepciones y motivaciones de esas posiciones que es ineludible para acertar con las respuestas. Debe decirse que esas casi doscientas vacunas frente a la COVID-19 en diferentes etapas de su desarrollo ofrecen realidades difícilmente comparables a las que en nuestro país son hasta ahora de administración recomendada, tanto las financiadas por los ciudadanos como las incluidas en los calendarios oficiales gratuitos, planteándose con aquellas algunas incertidumbres que no existen con estas (Tabla II).

Proponer su obligatoriedad en este momento generaría un debate ético y social de gran alcance y con resultados poco previsibles. Y los posicionamientos de resistencia encontrarán un ambiente favorable a su causa, fundamentalmente por los errores cometidos, la incoherencia en los mensajes hacia la población y por la poca credibilidad de la clase política, que debería considerar sus fallos y sentirse más obligada a ser referente y modelo. Hoy se nos pide que aceptemos que las cosas están bien hechas apelando a la urgencia de la situación; pero incluso lo que para la mayoría pudiera ser fácilmente entendible genera recelos por la ausencia de información y transparencia.

Bibliografía

1. Ereth J. The global value of vaccination. Vaccine. 2003; 21: 596-600. 

2. Centers for Disease Control and Prevention Impact of vaccines universally recommended for children-United States, 1900-1998. JAMA. 1999; 281:1482-3.

3. World Health Organization. Immunization coverage. Geneva: World Health Organization, 2010.

4. World Health Organization 2014. Principles and considerations for adding a vaccine to a national immunization programme. From decision to implementation and monitoring. Disponible en: https://www.who.int/immunization/programmes_systems/policies_strategies/vaccine_intro_ resources/nvi_guidelines/en/.

5. Craig P, Dieppe P, Macintyre S, Michie S, Nazareth I, Petticrew M. Developing and evaluating complex interventions: the new Medical Research Council guidance. BMJ. 2008; 337: a1655. doi: 10.1136/bmj.a1655.

6. Anderson RM. Challenges in Creating Herd Immunity to SARS-CoV-2 Infection by Mass Vaccination. The Lancet. 2020; 396: 1614-6.

7. Britton T, Ball F, Trapman P. A mathematical model reveals the influence of population heterogeneity on herd immunity to SARS-CoV-2.Science. 2020; 369: 846-9.

8. May RM, Anderson RM. Spatial heterogeneity and the design of immunization programmes. Math Biosci. 1984; 72: 83-111.

9. Heffernan JM, Keeling MJ. Implications of vaccination and waning immunity. Proc R Soc Ser B. 2009; 276: 2071-80.

10. Frieden TR. A Framework for Public Health Action: The Health Impact Pyramid. Am J Public Health. 2010; 100: 590-5. doi:10.2105/ajph.2009.185652.

11. Nuffield Council on Bioethics. Public health: ethical issues. Cambridge, UK: Nuffield Council on Bioethics, 2007.

12. Hawerkate M, D’Ancona F, Giambi C, Johansen K, Lopalco PL, Cozza V, et al. Mandatory and recommended vaccination in the EU, Iceland and Norway: results of the VENICE 2010 survey on the ways of implementing national vaccination programmes. Eurosurveilance. 2012; 17: 22.

13. Wigham S, Ternent L, Bryant A, Robalino S, Sniehotta F, Adams J. Effectiveness, acceptability, and economic costs and consequences of parental financial incentives and quasi-mandatory schemes for increasing uptake of vaccinations in pre-school children: systematic review and meta-analysis. Pediatrics. 2014; 134: e1117-e28.

14. Giles E, Robalino S, McColl E, Sniehotta F, Adams J. Systematic review, meta-analysis and meta-regression of the effectiveness of financial incentives for encouraging healthy behaviours. PLoSOne. 2014; 9: e90347. 

15. Lagarde M, Haines A, Palmer N. Conditional Cash Transfers for Improving Uptake of Health Interventions in Low- and Middle-Income Countries: A Systematic Review. JAMA. 2007; 298: 1900-10.

16. Oliver A, Marteau T, Ashcroft R. Can financial carrots improve health? J Health Serv Res Policy. 2009; 14: 1-2. 10.1258/jhsrp.2008.008132.

17. Adams J, White M. The role of time preference and perspective in socio-economic inequalities in health related behaviours. En: Babones S, editor. Social inequality and public health. Bristol: Policy Press; 2009.

18. Gori D, Costantino C, Odone A, Ricci B, Ialonardi M, Signorelli C, et al. The Impact of Mandatory Vaccination Law in Italyon MMR Coverage Rates in Two of the Largest Italian Regions (Emilia-Romagna and Sicily): An Effective Strategy to Contrast Vaccine Hesitancy. Vaccines (Basel). 2020; 8: 57. doi: 10.3390/vaccines8010057. PMID: 32019092; PMCID: PMC7158674.

19. Biasio L, Corsello G, Costantino C, Fara GM, Giammanco G, Signorelli C, et al. Communication about vaccination: a shared responsibility. Hum. Vaccin. Immunother. 2016; 12: 2984-7. doi: 10.1080/21645515.2016.1198456.

20. Ferro A, Odone A, Siddu A, Colucci M, Anello P, Longone M, et al. Monitoring the web to support vaccine coverage: results of two years of the portal vaccin arSì Epidemiol. Prev. 2015; 39: 88-93. 

21. Laws are not the only way to boost immunization. Nature. 2018; 553: 249-50. doi: 10.1038/d41586-018-00660-y.

22. Signorelli C, Iannazzo S, Odone A. The imperative of vaccination put into practice. Lancet Infect Dis. 2018; 18: 26-7. doi: 10.1016/S1473-3099(17)30696-5.

23. Nuffield Council on Bioethics. Public health: ethical issues. Cambridge, UK: Nuffield Council on Bioethics, 2007.

24. Abertawe Bro Morgannwg University Health Board, Powys Health Board, Hywel Dda Health Board, Public Health Wales. Outbreak of Measles in Wales, Nov 2012 – July 2013: Report of the agencies which responded to the outbreak 2013.

25. Zipprich J, Winter K, Hacker J, Xia D, Watt J, Harriman L. Measles outbreak-California, December 2014-February 2015. Morbidity and Mortality Weekly Report. 2015; 64: 1-2.

26. The Lancet Infectious Diseases. The imperative of vaccination. Lancet Infect Dis. 2017; 17: 1099.

27. Kirby T. No jab, no play: Australia and compulsory vaccination. Lancet Infect Dis. 2017; 17: 903.

28. Kennedy J, Michailidou D. Divergent policy responses to increasing vaccine scepticism in southern Europe.Lancet Infect Dis. 2017; 17: 900.

29. Signorelli C, Odone A, Cella P, Iannazzo S, D’Ancona F, Guerra R. Infant immunization coverage in Italy (2000-2016). Ann Ist Super Sanita. 2017; 53: 231-7.

30. Bonanni P, Ferro A, Guerra R, Iannazzo S, Odone A, Pompa MG, et al. Vaccine coverage in Italy and assessment of the 2012-2014 National Immunization Prevention Plan. Epidemiol Prev. 2015; 39: 146-58.

31. California Department of Public Health Immunization Branch 2016-2017 kindergarten immunization assessment-executive summary. Disponible en: http://eziz. org/ assets/ docs/ shotsforschool/2016-17KindergartenSummaryReport.pdf. Último acceso: 9 de agosto de 2019.

32. Signorelli C, Guerra R, Siliquini R, Ricciardi W. Italy’s response to vaccine hesitancy: an innovative and cost effective National Immunization Plan based on scientific evidence. Vaccine. 2017; 35: 4057-9.

33. Poland GA, Jacobson RM. Theage-old struggle against the antivaccinationists. N. Engl. J. Med. 2011; 364: 97-9. doi: 10.1056/NEJMp1010594.

34. Odone A, Signorelli C. When vaccine hesitancy makes headlines. Vaccine. 2017; 35: 1209-10. doi: 10.1016/j.vaccine.2015.11.051.

35. Shapiro GK, Tatar O, Dube E, Amsel R, Knauper B, Naz A, et al. The vaccine hesitancy scale: psychometric properties and validation. Vaccine. 2018; 36: 660-7. doi: 10.1016/j.vaccine.2017.12.043. 

36. MacDonald NE. The SAGE working group on vaccine hesitancy. Vaccine hesitancy: definition, scope and determinants. Vaccine. 2015; 33: 4161-64. doi: 10.1016/j.vaccine.2015.04.036.

37. Ten Threats to Global Health in 2019. Último acceso: 2 de diciembre de 2019. Disponible en: https://www.who.int/emergencies/ten-threats-to-global-health-in-2019.

38. Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Avance de resultados del estudio 3302 Efectos y consecuencias del coronavirus (II). Acceso: 5 de diciembre de 2020. Disponible en: http://www.cis.es/cis/opencms/ES/NoticiasNovedades/InfoCIS/2020/Documentacion_3302.html.

39. Larson HJ, Jarrett C, Eckersberger E, Smith DM, Paterson P. Understanding vaccine hesitancy around vaccines and vaccination from a global perspective: a systematic review of published literature, 2007-2012. Vaccine. 2014; 32: 2150-9. pmid:24598724.

40. Omer SB, Salmon DA, Orenstein WA, de Hart MP, Halsey N. Vaccine refusal, mandatory immunization, and therisks of vaccine-preventable diseases. N Engl J Med. 2009; 360: 1981-8. pmid:19420367.

41. World Health Organization. Immunization, Vaccines and Biologicals. SAGE Working Group Dealing With Vaccine Hesitancy. 2012. Disponible en:
 
www.who.int/immunization/sage/sage_wg_vaccine_hesitancy_apr12/en/. Actualizado el 6 de octubre de 2014.

 

 

 

10 Cosas que deberías saber sobre…vacunas

 
10 Cosas que deberías saber sobre…vacunas

 

M. García Boyano, I. Noriega Echevarría, E. Pérez Costa, D. Rodríguez Álvarez


El objetivo de la Asociación Española de Pediatría es lograr un calendario común de vacunación para todo el país. Aunque todavía hay pequeñas diferencias entre las CC.AA.; en los últimos 2 años, el calendario oficial (basado en el Consejo Interterritorial del SNS) es más completo.

Las vacunas no financiadas deben ser prescritas en función de su eficacia y seguridad.

Debe resaltarse la importancia de la vacunación frente al meningococo B en niños y adolescentes, así como frente al virus del papiloma humano en los varones.

Se debe aceptar la negativa de unos padres a la vacunación de su hijo, salvo en el caso de que la vida de este se ponga en peligro, o haya riesgo de salud pública, en cuyo caso será preciso la actuación de un juez. Aunque los padres rechacen la vacunación, el profesional siempre debe perseverar.

El menor empleo de recursos sanitarios por los adolescentes dificulta su cobertura vacunal, por lo que cada una de sus visitas (tanto en controles periódicos de salud como de forma oportunista) debe entenderse como una oportunidad para la vacunación.

El pediatra debe ceñirse a las contraindicaciones reales de la vacunación, ya que demorar la misma puede terminar suponiendo una oportunidad perdida.

El tratamiento antibiótico -salvo para la antitifoidea oral-, la alergia al huevo o las infecciones leves no suponen contraindicaciones para la vacunación.

Tras la vacunación, es recomendable la permanencia durante 30 minutos en la sala de espera para la vigilancia de posibles reacciones adversas inmediatas.

El empleo de antitérmicos ha demostrado una disminución en la respuesta inmunitaria de las vacunas –salvo en la del meningococo B–, por lo que no deben emplearse de forma sistemática tras la vacunación para la prevención de posibles efectos adversos.

La baja tasa de vacunación antigripal anual entre el personal sanitario de nuestro país constituye un urgente punto de mejora.

 

Para saber aún más…

- Hidalgo MI, Montón JL. Vacunas, algo más que el calendario vacunal. 3a ed. España: Undergraf; 2017.

- Comité Asesor de Vacunas (CAV-AEP). Manual de vacunas en línea de la AEP (Internet). Madrid: AEP; 2018. [consultado el 06/05/2018].
Disponible en:
http://vacunasaep.org/documentos/manual/manual-de-vacunas.

- García-Boyano M, Noriega I, Pérez E, Rodríguez D. 10 cosas que deberías saber sobre… la vacuna del virus del papiloma humano. Pediatría Integral. 2017; XXI(6): 433.

- Pérez E, Rodríguez D, García-Boyano M, Noriega I. 10 cosas que deberías saber sobre… la vacuna del meningococo B. Pediatría Integral. 2017; XXI(2): 127.

 

Vacunas. Algo más que el calendario vacunal

Crítica de libros


Carlos Marina

Pediatra y Médico Puericultor del Estado

 


Crítica de libros

VACUNAS
ALGO MÁS QUE EL CALENDARIO VACUNAL
Cuestiones y Respuestas

Mª Inés Hidalgo Vicario – José Luis Montón Álvarez

AEPap SEPEAP – 3ª edición: 2017

Se acompaña de un Curso de Formación continuada on-line acreditado por el SNS que se inició el 16 de octubre.
Disponible en:
www.vacunasalgomas.com

Con enorme satisfacción llega a nuestro poder la 3ª edición, en 2017, de una ya conocida y siempre valorada publicación, en 2010 y 2014, en sus primera y segunda ediciones: VACUNAS Algo más que el Calendario Vacunal.

Sus autores, los distinguidos pediatras Mª Inés Hidalgo Vicario y José Luis Montón Álvarez, han realizado el titánico esfuerzo de dirigir y coordinar a un total de 55 expertos en el campo vacunal, dando lugar a un nuevo y actualizado libro destinado a llenar plenamente el interés intelectual de todos los profesionales involucrados en la aplicación de las vacunas en la infancia y adolescencia.

Que la vacunación sistemática durante la edad pediátrica es la más efectiva y eficiente actividad de prevención primaria no necesita más demostración que comprobar su fundamental aportación sobre la clara disminución de la incidencia y morbimortalidad de las enfermedades infecciosas (inmunoprevenibles) durante esta trascendental etapa de la vida. Los pediatras hemos sido testigos de excepción de este hecho durante los últimos 50 años de ejercicio. Este valioso testimonio de Salud Pública, unido al valor informativo y formativo de libros como el que se comenta, eliminan plenamente la incomprensible e intolerable actitud de los todavía residuales grupos antivacunas sin fundamento científico alguno.

Esta recomendable publicación aborda, capítulo tras capítulo, todos los temas de interés en el amplio y complejo mundo de las vacunas. Todo expuesto de forma sencilla, práctica y atractiva. Esto ya justificaría plenamente esta 3ª edición, revisada y actualizada. Pero hay “algo más”: el incluir un Curso de Formación Continuada Acreditada, al que se accede a través de la plataforma www.vacunasalgomas.com.

El ya entusiasmado lector se va a encontrar con un auténtico Curso acreditado por la Comisión de Formación Continuada de la Comunidad de Madrid (Sistema Nacional de Salud), que le va a permitir ampliar su información y documentación con multitud de casos clínicos prácticos, preguntas tipo test en cada capítulo, presentación de demostrativos audiovisuales y una interesante prueba de autoevaluación final, con emisión del correspondiente Diploma para ser descargado automáticamente de la web. Qué extraordinaria oportunidad de poder hacer compatible la detenida lectura y estudio de tan interesante texto con la simultánea realización de un completo Curso de Formación Continuada Acreditada, incluido on line en el libro objeto de nuestra atención y recomendación.

La estrecha colaboración entre los Pediatras –indispensables profesionales en la difusión y recomendación de las vacunas en niños y adolescentes– con expertos Médicos Especialistas en Medicina Preventiva y Salud Pública, va a contribuir, estamos seguros, al éxito indiscutible de esta 3ª edición del que, en estos momentos, consideramos el más completo y didáctico trabajo sobre VACUNAS, tanto teórico como práctico, contenido en un libro tan cuidadosamente editado, junto con un Curso de Formación Continuada, tan originalmente diseñado.

Nuestra más cordial enhorabuena a Editores, Autores y demás responsables de tan útil, atractivo y manejable Libro y Curso, tan felizmente asociados, y a disposición de los Profesionales e Instituciones Sanitarias responsables de las Vacunaciones sistemáticas de la infancia y adolescencia.

10 Cosas que deberías saber sobre…la vacuna del virus del papiloma humano

 
10 Cosas que deberías saber sobre…la vacuna del virus del papiloma humano

 

M. García Boyano, I. Noriega Echevarría, E. Pérez Costa, D. Rodríguez Álvarez


Los genotipos 16 y 18 del virus del papiloma humano (VPH) son responsables del 70% de la incidencia de cáncer de cérvix; el VPH-6 y el 11, del 90% de verrugas genitales.

Hasta el año 2017, existían comercializadas dos vacunas frente al VPH en España, una bivalente (Cervarix®), dirigida frente a VPH-16 y 18, y una tetravalente (Gardasil®), que incluye además los genotipos 6 y 11.

El visto bueno de la EMA y de la AEMPS ha supuesto la llegada de Gardasil 9® a las farmacias de nuestro país, vacuna que añade protección frente a VPH-31, 33, 45, 52 y 58, responsables de un 19% de los casos de cáncer de cérvix.

La incidencia de cáncer de vulva, vaginal, anal, de pene y orofaríngeo o la de la papilomatosis laríngea recurrente se ven reducidas, asimismo, con la vacuna del VPH.

Debe priorizase la vacunación de las mujeres menores de 26 años, sobre todo, entre los 9 y los 14 años de edad, ya que la eficacia de la vacunación disminuye con el inicio de las relaciones sexuales.

La vacunación en varones, actualmente no financiada en España, es una medida eficaz ya implantada en países como: Austria, Suiza, Estados Unidos, Canadá o Australia.

El precio de venta en farmacias de cada dosis de Gardasil 9®, que por el momento no estará financiada, es de 172,55€.

La pauta vacunal de Gardasil 9® es relativamente similar a la de sus antecesoras, con dos dosis, si se inicia entre los 9 y 14 años, o tres, en el caso de que se haga de los 15 años en adelante.

Las reacciones adversas locales y leves son las más frecuentes y el síncope, en clara relación con el grupo etario al que se administra, la más característica.

La vacunación frente al VPH no excluye, por el momento, la recomendación de seguir programas de cribado de cáncer de cérvix.

 

Para saber aún más…

1. Comité Asesor de Vacunas. Manual de vacunas en línea de la AEP [Internet]. [actualizado: May 2015; citado Jul 2017]. Disponible en: http://vacunasaep.org/documentos/manual/cap-42.

2. Cox JT, Palefsky JM. Human papillomavirus vaccination. Last literature review: June 2017. Up to date (www.uptodate.com).

3. Ficha técnica Gardasil 9®. Disponible en:
http://www.ema.europa.eu/docs/es_ES/document_library/EPAR_-_Product_Information/human/003852/WC500189111.pdf.

 

 

10 Cosas que deberías saber sobre…la vacuna del meningococo B

 
10 Cosas que deberías saber sobre…la vacuna del meningococo B

 

E. Pérez Costa, D. Rodríguez Álvarez, M. García Boyano, I. Noriega Echevarría


La vacuna tetraantigénica frente a meningococo B (Bexsero®) está autorizada por el Ministerio de Sanidad Español desde agosto 2014, para dispensación en farmacia Hospitalaria. En octubre de 2015, el Ministerio dio autorización para dispensación en las farmacias comunitarias.

El meningococo B ha sido responsable de hasta el 70% de los casos anuales de meningitis bacteriana en España, durante la última década.

La incidencia más alta corresponde a los menores de 5 años y, en menor medida, a los adolescentes de entre 15 y 19 años, alcanzando un pico máximo entre los 3 y los 6 meses de edad.

La vacunación con Bexsero® ha probado ser segura e inmunógena. Las reacciones más frecuentes en menores de 2 años son: el dolor y eritema locales, la fiebre y la irritabilidad. Más frecuente, si se administra concomitantemente con otras vacunas, en cuyo caso se recomienda la administración profiláctica de paracetamol.

La única contraindicación es la hipersensibilidad grave a los componentes de la vacuna o antecedentes de reacción de hipersensibilidad grave a la administración de una dosis anterior.

El precio por dosis supera los cien euros. Si se inicia la vacunación, el número de dosis es de cuatro por debajo de los 6 meses de edad; tres entre los 6 y los 23 meses; y dos por encima de los 2 años.

Su efectividad aún no ha podido ser demostrada, si bien, no tardará en ser contrastada gracias a su incorporación al calendario de Reino Unido, como vacuna sistemática en septiembre de 2015.

Actualmente, las indicaciones de financiación de la vacuna en España no cubrirían a más del 1% de potenciales afectados.

Los profesionales sanitarios no constituyen un grupo de riesgo incluido dentro de las recomendaciones de vacunación, salvo en el caso del personal de laboratorio que maneje muestras con riesgo de contener meningococo B.

El Comité Asesor de Vacunas de la AEP recomienda la vacunación frente a meningococo B en niños y adolescentes a partir de los 2 meses de edad, independientemente de sus circunstancias de riesgo específicas.

 

Para saber aún más…

1. Comité Asesor de Vacunas. Manual de vacunas en línea de la AEP (Internet) (actualizado: Sep. 2015; citado Oct. 2016). Disponible en: http://vacunasaep.org/printpdf/documentos/manual/cap-30.

2. Centro Nacional de Epidemiología. Enfermedad meningocócica en España. Análisis de la temporada 2012-2013. Disponible en: http://www.isciii.es/ISCIII/es/contenidos/fd-servicios-cientifico-tecnicos/fd-vigilancias-alertas/fd-enfermedades/MNG_informe_2012-2013_confirmados.pdf.

3. Ficha técnica Bexsero®. Disponible en:
http://www.ema.europa.eu/docs/es_ES/document_library/EPAR_-_Product_Information/human/002333/WC500137881.pdf.

 

La Pediatría de Atención Primaria como promotora de la vacunación del adulto

J. Pellegrini Belinchón
Editorial


Josep de la Flor i Brú

Pediatra de Atención Primaria. Cap Vila Vella. Sant Vicenç dels Horts. Institut català de la Salut. Subdirector ejecutivo de Pediatría Integral. Vocal del grupo de vacunas de la SEPEAP (VACAP)

 

«Las vacunas ‘son’ de todos: pediatras, enfermeras, médicos de familia y comadronas. La formación, promoción y difusión de las vacunas son una responsabilidad compartida"

 


LA PEDIATRÍA DE ATENCIÓN PRIMARIA COMO PROMOTORA DE LA VACUNACIÓN DEL ADULTO

La vacunación es el instrumento preventivo con la mejor relación coste-efectividad de todas las medidas preventivas utilizadas en medicina humana. La formación en vacunas tiene una larga tradición pediátrica, tanto en el pregrado, como sobre todo durante toda la trayectoria profesional del pediatra y la enfermera pediátrica, pero mucha menor consideración en los programas de Salud Pública y en la formación continuada del profesional sanitario dedicado al adulto. Los pediatras y las enfermeras pediátricas hemos puesto tanto empeño, tanta dedicación y tanto esfuerzo en promover y difundir la vacunación pediátrica que nos hemos “apropiado” del concepto “vacunas”, que es indisoluble de la práctica pediátrica, pero que, en muchas ocasiones, tiene el contrapunto negativo de que en la cultura sanitaria general no se conciban otras vacunas que las pediátricas. En muchos ambientes sanitarios, flota la idea de que: “la vacunación es cosa de pediatras”.

En nuestro medio, la vacunación adecuada del adolescente y adulto es una asignatura pendiente en nuestros sistemas de Salud, tanto públicos como privados. Ni el médico de familia ni la enfermera generalista suelen recibir una formación de pregrado suficiente en este tema, ni se suelen programar actividades de formación continuada en vacunas durante su ejercicio profesional. Esta realidad se traduce en la práctica, en que habitualmente las únicas medidas de vacunación que se aplican en la edad adulta son: la campaña anual de vacunación antigripal en la tercera edad (de seguimiento y coberturas irregulares); la vacunación antitetánica ante heridas (en algunas ocasiones, innecesaria por exceso de dosis); aún más irregularmente, la vacunación antineumocócica de polisacáridos planos en adultos de riesgo para enfermedad neumocócica invasiva (ENI); y la derivación del viajero a unidades especializadas de vacunación para el mismo.

La mayor parte de adultos y, en relación directa con la edad, no tienen carnet vacunal ni ningún registro de vacunas recibidas, aunque este es un problema que irá disminuyendo con el tiempo, a medida que se incorporen a la edad adulta individuos que han tenido un seguimiento pediátrico estandarizado en Programas Públicos de Atención al Niño Sano, que en España se implantaron en la década de los 80. Los médicos/enfermeras de familia no han priorizado este tema hasta el presente, dado que el progresivo envejecimiento de su población atendida y la “geriatrización” creciente de su actividad asistencial focaliza su atención hacia otras necesidades asistenciales centradas básicamente en enfermedades crónicas y degenerativas.

El resultado final de estos condicionantes son muy preocupantes(1):

1. La mayor parte de adultos en España tienen baja protección serológica ante:

• Difteria (con la posibilidad de introducción de cepas provenientes de países con bajas coberturas, como los países del Este de Europa, aunque la pérdida de anticuerpos no implica necesariamente pérdida de protección).

• Tétanos (problema que no suele traducirse en patología, dado que ante la duda, el médico de urgencias vacuna).

• Tos ferina (con escasa repercusión clínica en el adulto, pero de gran importancia epidemiológica al actuar el adolescente/adulto como principal foco de transmisión de B. pertussis hacia el lactante pequeño no inmunizado/insuficientemente inmunizado/receptor de menos de dos dosis de vacuna, que es el que experimenta formas más graves de tos ferina, potencialmente letales/tos ferina maligna).

2. Muchas mujeres en edad fértil son susceptibles o tienen un estado vacunal desconocido frente a la varicela, sarampión, parotiditis y rubéola.

3. Muchos adultos de riesgo no están adecuadamente protegidos frente a la ENI.

4. Muchos adultos de riesgo no están adecuadamente protegidos frente a la gripe (incluyendo a los propios sanitarios, cuyas tasas de vacunación antigripal son inaceptablemente bajas).

5. Muchos adultos de riesgo no están adecuadamente protegidos frente a la hepatitis A y B.

6. La mayor parte de adultos sexualmente activos no están protegidos frente a la infección por el Virus del Papiloma Humano.

7. La mayor parte de mujeres embarazadas, por su condición, no reciben vacunas inactivadas indicadas, especialmente tétanos, tos ferina y gripe.

Los pediatras/enfermeras pediátricas somos referentes en muchos Centros de Salud de consultas relacionadas con la vacunación del adulto. Estas consultas nos las hacen los médicos de familia y especialmente las enfermeras de adultos. Estos colectivos aceptan con naturalidad nuestra mejor posición de conocimiento en este tema. No hay ningún problema en que el médico de familia haga al pediatra una consulta sobre vacunación en el adulto, al igual que los pediatras consultamos al médico de familia aspectos clínicos con los que estamos menos familiarizados (p. ej., la interpretación de un ECG o medicación hipolipemiante…).

Desde hace tiempo, los pediatras y enfermeras pediátricas que nos hemos dedicado en los últimos años a la investigación y docencia en vacunas pediátricas, hemos ido madurando la idea del “pediatra/enfermera pediátrica como promotor/a de la vacunación del adulto”, con el convencimiento de que esta “tierra de nadie” formativa solo la podemos liderar nosotros, con el objetivo de ir incorporando progresivamente a nuestros compañeros de medicina del adulto.

Hay unas ideas clave que todo profesional sanitario de Atención Primaria de Salud (APS) debería incorporar a su praxis en vacunas, cualquiera que fuese su ámbito de actuación:

• Las vacunas son una disciplina transversal en APS.

• Las vacunas se deben recomendar y administrar en APS. Solo en determinadas circunstancias muy específicas e individualizadas, algunas vacunas deben administrarse en ámbito hospitalario.

• Las vacunas “son” de todos: pediatras, enfermeras, médicos de familia y comadronas. La formación, promoción y difusión de las vacunas son una responsabilidad compartida.

• Las vacunas son “para toda la vida” y no únicamente para los niños. Debería haber un calendario unificado en vacunas, y no calendarios separados para niños y adultos. El objetivo es tener un calendario “de 0 a 100 años”, que contemple la vacunación en todas las etapas de la vida. Un modelo a seguir es el concepto de calendario unificado del Departament de Salut de la Generalitat de Catalunya (Fig. 1).

Figura 1. Calendario integrado de vacunas del Departament de Salut de la Generalitat de Catalunya, http://canalsalut.gencat.cat/es/home_ciutadania/salut_az/v/vacunacions/.

• Todas las vacunas “infantiles” son también vacunas del adulto. Excepción: la vacuna contra el rotavirus.

• Todas las vacunas “del adulto” son también vacunas infantiles. Excepción: la vacuna contra el herpes zóster.

• El (la) pediatra/enfermera pediátrica debe ser promotor de la vacunación del adulto en todas aquellas múltiples situaciones de la consulta diaria, en las que haya oportunidad e indicación para ello.

• El pediatra y la enfermera pediátrica deben actuar como formadores en vacunas para los sanitarios de adultos.

• El médico de familia y la enfermera de adultos también deberían ser promotores de la vacunación infantil, porque así como la vacunación infantil protege al adulto, también la vacunación del adulto protege al niño.

Bibliografía

1. Salleras L, Bayas JM, Campins M, et al. Calendario de vacunaciones sistemáticas del adulto y recomendaciones de vacunación para los adultos que presentan determinadas condiciones médicas, exposiciones, conductas de riesgo o situaciones especiales. Consenso 2014 Comité de Vacunas de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene. Vacunas. 2014; 15: (supl. 1).

 

 

 

Vacunas frente al meningococo

D. van Esso Arbolave
Temas de FC


D. van Esso Arbolave

CAP Pare Claret. Barcelona. Institut Català de la Salut

 

Resumen

La enfermedad meningocócica invasiva (EMI) es un importante problema de salud pública por su elevada mortalidad (10%) y secuelas (10-25%). Neisseria meningitidis coloniza la nasofaringe y si invade la circulación y se multiplica da lugar a la EMI, fundamentalmente meningitis y sepsis. La mayor incidencia de EMI ocurre en los primeros 5 años de vida y en adolescentes. Las personas con déficit de complemento, asplenia funcional o anatómica tienen un mayor riesgo de EMI. El 90% de los casos de EMI está causado por 5 serogrupos: A, B, C, Y, W135. Las vacunas conjugadas monovalentes frente a meningococo serogrupo C y conjugadas tetravalentes ACWY, junto con la nueva vacuna 4CMenB activa frente a meningococo del serogrupo B, permiten un control efectivo de esta enfermedad si se administran de forma sistemática. Estas vacunas son seguras y efectivas y pueden utilizarse en calendarios de vacunación para la prevención de la EMI en: lactantes, niños, adolescentes y adultos jóvenes. La prevalencia de los distintos serogrupos puede variar a lo largo del tiempo, hecho que obliga a las autoridades sanitarias a estar vigilantes y adecuar el calendario de vacunación en relación a los serogrupos predominantes.

 

Abstract

Invasive meningococcal disease (IMD) is an important public health problem due to its high mortality (10%) and sequelae (10-25%). Neisseria meningitidis can be found in asymptomatic carries and when it enters the blood stream and multiplies it may progress to IMD mainly meningitis and sepsis. The highest incidence of IMD ocurrs during the first 5 years and in adolescents. Risk factors for development of IMD include: complement deficiencies, functional or anatomic asplenia.
90% of the cases of IMD are associated with 5 serogroups namely: A, B, C, Y, W135. Monovalent conjugate C meningococcal vaccines, quadrivalent conjugate ACWY meningococcal vaccines together with the recently licensed 4CMenB vaccine against multiple meningococcal serogrup B strains allow an effective control of this disease if they are systematically administered. Theses vaccines are safe and effective and can be included in the vaccination schedule to prevent IMD in infants, children, adolescents and adults. The prevalence of the different serogroups may change in time and this obliges health authorities to remain watchful and change vaccination schedules according to the most prevalent serogroups.

 

Palabras clave: Enfermedad meningocócica invasiva; Vacunas frente a meningococo; Vacuna conjugada meningocócica serogrupo C; Vacuna conjugada tetravalente ACWY; Vacuna 4CMenB

Key words: Invasive meningococcal disease; Meningococcal vaccines; Meningococcal C conjugate vaccine; quadrivalente conjugate ACWY meningococcal vaccine; 4CMenB vaccine

 

Pediatr Integral 2015; XIX (10): 684-692


Vacunas frente al meningococo

Introducción

La enfermedad meningocócica invasiva es con las actuales vacunas disponibles, un problema de salud pública prevenible mediante vacunación.

La enfermedad meningocócica invasiva (EMI), es por su elevada mortalidad (10%), sus frecuentes y graves secuelas a largo plazo (10-25%) y su imprevisible evolución, que, en ocasiones, puede ser catastrófica en pocas horas, una de las enfermedades infecciosas más temidas por los profesionales sanitarios y por la población general. Constituye un grave problema de salud pública y, de forma recurrente, si no se previene la enfermedad mediante vacunación sistemática, ocurren brotes epidémicos. En el momento actual, en España, la incidencia es muy baja (<1/100.000 personas/año), en parte por la incorporación de la vacuna frente a meningococo serogrupo C en calendario vacunal y, en parte, porque estamos en una fase de baja prevalencia de infección por meningococo serogrupo B.

El agente etiológico de la enfermedad meningocócica es Neisseria meningitidis, un diplococo Gram negativo, cuyo nicho ecológico es la mucosa nasofaríngea humana, a partir de la cual causa enfermedad solo ocasionalmente. El estado de portador es frecuente y oscila entre el 10 y 35% en adultos jóvenes. La transmisión es por contacto directo de persona a persona y la incidencia es más alta en menores de 5 años, adolescentes y adultos jóvenes. El paso desde la mucosa oral al espacio intravascular y su multiplicación en el mismo da lugar a la EMI, fundamentalmente meningitis y sepsis. El meningococo se clasifica en serogrupos, de los cuales 5, identificados con las letras A, B, C, W135, Y son los responsables de más del 90% de los casos de EMI en el mundo(1). Un sexto serogrupo denominado X, también ha sido identificado como causa de brotes epidémicos fundamentalmente en África.

A partir de la reciente introducción de una vacuna frente a meningococo serogrupo B, que se añade a las vacunas conjugadas tetravalentes frente a los serogrupos ACWY y monovalentes frente al serogrupo C, se abre por primera vez la posibilidad de prevenir la gran mayoría de casos de EMI que ocurren en nuestro medio. El coste de esta nueva vacuna constituye, sin embargo, una barrera para su rápida incorporación a los calendarios de vacunación. La vacuna frente a meningococo serogrupo C (MCC) ya está incluida en el calendario de vacunación sistemática desde hace años, faltaría incluir ahora la vacuna frente a meningococo serogrupo B, una decisión que deberán tomar las autoridades sanitarias teniendo en cuenta la epidemiología de la enfermedad y los estudios coste-beneficio. La recomendación individual de vacunación frente a meningococo serogrupo B es la opción que disponemos los pediatras, mientras la vacuna no este incluida en el calendario de vacunación sistemática.

Epidemiologia

Los serogrupos predominantes en un país o región varían a lo largo del tiempo y como consecuencia de los programas de vacunación. Su conocimiento es clave para una adecuada protección de la población mediante la vacunación.

La distribución mundial de los serogrupos de meningococo varía según zonas geográficas y, a lo largo del tiempo, por lo que es imprescindible disponer de datos de vigilancia epidemiológica que permitan conocer la prevalencia relativa de los distintos serogrupos y planificar así los programas de vacunación más adecuados a cada país o región(2).

En Europa predominan los serogrupos B y C, aunque este último ha disminuido de forma espectacular en todos los países que han introducido la vacuna conjugada MCC de forma sistemática, como ha ocurrido en España. Recientemente, se ha detectado un incremento de actividad del serogrupo W135 en Reino Unido y en algunos otros países. El serogrupo A, frecuente en Europa en las primeras décadas del siglo XX, ha prácticamente desaparecido.

En España, según datos de la temporada 2013-2014, predomina el serogrupo B (74%), y del serogrupo C (6%) ocurren casos esporádicos, especialmente en población no vacunada o fuera del rango de vacunación.

En Australia y Nueva Zelanda predominan también los serogrupos B y C. En Asia, la mayoría de los casos están producidos por serogrupos A y C. En Estados Unidos, predominan los serogrupos B y C, y de forma creciente el serogrupo Y. En África subsahariana, en el llamado cinturón de la meningitis, que comprende 25 países situados entre Etiopía y Senegal, ha predominado tradicionalmente el serogrupo A, pero recientemente se han detectado también casos por los serogrupos W135 y X(2-3).

Es importante destacar que la distribución relativa de los distintos serogrupos ha comenzado a cambiar como consecuencia de los programas de vacunación. Las tasas de incidencia a nivel mundial oscilan ampliamente y se encuentran entre <1 y hasta 1.000 casos por 100.000 habitantes en situaciones epidémicas(1-2).

Tipos de vacunas

Las vacunas polisacáridas conjugadas frente a los serogrupos A, C, W135, Y, junto con la vacuna 4CMenB frente al serogrupo B, constituyen un avance importante en la prevención de la EMI.

La antiguas vacunas polisacáridas no conjugadas han dejado de utilizarse por su menor eficacia, ausencia de memoria inmunológica y de respuesta booster, y por falta de eficacia en menores de 2 años de edad, uno de los grupos etarios de mayor riesgo(3).

La aparición en 1999 de la primera vacuna conjugada frente al serogrupo C constituyó un hito en la lucha contra la EMI, en un momento en el que la prevalencia de EMI por serogrupo C se había incrementado en Europa. Fue introducida inicialmente en el Reino Unido (RU) y su utilización sistemática a lo largo de 10 años (1999-2009) disminuyó el número de casos en la población vacunada en un 94% en el RU(4). En España, el descenso de las tasas de incidencia de EMI por serogrupo C ha sido del 88,6% respecto de la última temporada pre vacunal (1999-2000).

En 2005, se aprobó en EE.UU. la primera vacuna conjugada tetravalente con proteína diftérica frente a los serogrupos ACYW135 (Menactra®), vacuna no disponible en Europa. Posteriormente, se aprobaron en Europa, en 2010 y 2012, otras dos vacunas tetravalentes conjugadas (Menveo® y Nimenrix®). Estas vacunas permitieron ampliar la protección frente a la EMI por los 3 serogrupos no incluidos en la vacuna MCC. La vacuna conjugada monovalente frente a serogrupo A, desarrollada a muy bajo coste para ser utilizada en países con escasos recursos fue un nuevo éxito(3-4). MenAfriVac® no está disponible en nuestro medio y no será objeto, por lo tanto, de un análisis detallado. Todas estas vacunas conjugadas, más allá de diferencias debidas a las distintas proteínas transportadoras, comparten algunas características generales, como son: inmunogenicidad a edades inferiores a los 2 años, memoria inmunológica, actividad sobre el estado de portador y, por ende, inmunidad de grupo.

Diversos fracasos en la investigación de una vacuna frente a meningococo serogrupo B obligaron a nuevas líneas de investigación utilizando una técnica llamada de vacunología inversa, que permitió identificar antígenos (proteínas), que se expresan en la membrana del meningococo, capaces de inducir anticuerpos bactericidas en suero(3-4). Esta aproximación abrió el camino a la actual vacuna frente a meningococo serogrupo B llamada 4CMenB, autorizada por la EMA en 2013 y recientemente comercializada en nuestro país con el nombre comercial Bexsero®. Se trata de una vacuna multicomponente basada en proteínas de la membrana externa.

Indicaciones generales de la vacunación frente a meningococo

Las vacunas mencionadas previamente pueden tener indicación como vacuna sistemática en la edad pediátrica así como en la adolescencia, edades de máxima incidencia de EMI. Para la EMI no se han descrito grupos de riesgo, excepto los pacientes con asplenia y déficits de complemento, por lo que la vacunación debería ser sistemática, con especial énfasis a las edades de máxima prevalencia de EMI. Su inclusión en el calendario de vacunación de un país o región dependerá de la epidemiología y de los estudios coste-beneficio. Existen diversas publicaciones en las que se han utilizado estas vacunas para el control de brotes epidémicos, vacunando sistemáticamente a grupos de población afectados por el brote. Tienen asimismo una indicación de vacunación individual para pacientes de elevado riesgo de padecer una EMI y para viajeros a zonas con elevada prevalencia de EMI.

Vacunas conjugadas frente a meningococo serogrupo C (MCC)

Desde 1999 disponemos de vacunas conjugadas monovalentes frente al meningococo serogrupo C.

El Reino Unido fue el primer país en autorizar esta vacuna, en base a estudios de inmunogenicidad y de seguridad, e incluirla en el programa de vacunación, con una pauta de 3 dosis en los menores de 12 meses y una dosis única para edades entre los 12 meses y 18 años(3). En España, las vacunas se empezaron a utilizar con una pauta similar a finales de 2000. En ambos países, se observó que la efectividad de la vacuna en el primer año tras la vacunación 97-98%, descendía al 68-78% después de un año de la vacunación. La aparición de algunos casos de fallo vacunal motivó que el Reino Unido en 2006, y España poco tiempo después, modificaran la pauta de vacunación a 2 dosis en el primer año con un refuerzo a los 12-15 meses. En los Países Bajos en 2001, se decidió una estrategia consistente en 1 sola dosis de vacuna a los 14 meses acompañada de un catch-up de toda la población hasta los 19 años de edad, con un notable éxito que ha permitido mantener la misma estrategia hasta la actualidad optimizando al máximo el coste-beneficio(5).

Composición

La composición de las dos vacunas conjugadas, actualmente disponibles en España, difiere fundamentalmente en la proteína transportadora. Una de ellas utiliza la mutante atóxica de la toxina diftérica, conocida con el nombre CRM197 (Menjugate Kit®), y la otra utiliza el toxoide tetánico (NeisVAc-C®) (Tablas I y II). Ambas están adyuvadas con hidróxido de aluminio(6).

Indicaciones

La vacuna puede utilizarse en un programa de vacunación sistemática o de forma selectiva para grupos de riesgo(7-10).

• Vacunación sistemática: lactantes a partir de los 2 meses, niños, adolescentes y adultos frente a la EMI producida por meningococo del serogrupo C.

• Vacunación selectiva: se hará a cualquier edad para las personas que se encuentren en los siguientes grupos de riesgo.

- Asplenia anatómica o funcional.

- Déficit de componentes del complemento, properdina, factor D o factor H.

- Déficit de complemento adquirido por tratamiento con eculizumab.

- Antecedente de más de un episodio de EMI.

- Personal de laboratorio que trabaja habitualmente con Neisseria meningitidis.

- Viajeros a zonas en las que la EMI por serogrupo C es epidémica o hiperendémica.

- Contactos próximos de un caso esporádico que no estén vacunados cuando las autoridades sanitarias lo indiquen.

• En las indicaciones correspondientes a los grupos de riesgo, cuando por edad es posible y la indicación lo justifica, sería razonable administrar, en lugar la de la vacuna MCC, la vacuna conjugada tetravalente ACWY y, si corresponde también, la vacuna frente a meningococo B(11,12).

Pauta de vacunación y vía de administración

Recientemente, se ha acordado en España, una modificación de la pauta de vacunación sistemática basada en los estudios de inmunogenicidad y persistencia de los niveles de SBA (anticuerpos bactericidas del suero)(7-10). Para conseguir una máxima protección en todos los grupos de edad de EMI y para mejorar también la inmunidad de grupo, se ha acordado una nueva distribución de las 3 dosis de vacuna administradas hasta la fecha(7).

El calendario común de vacunación infantil 2015 del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (CISNS) recomienda una pauta de 3 dosis de vacuna MCC, administradas a los 4 meses, 12 meses y 12 años. Cuando se utiliza la vacuna conjugada con CRM197 pueden ser necesarias 2 dosis de primovacunación a los 2 y 4 meses. Si la primovacunación tiene lugar después de los 12 meses, se administrará una segunda dosis a los 12 años. Si la primovacunación tiene lugar a partir de los 10 años, solo se administrará una dosis(7).

Administración intramuscular en cara ántero-lateral externa del muslo o deltoides en función de la edad. Se acepta como válida la administración secuencial de diferentes preparados comerciales, aunque sería recomendable la utilización del mismo tipo de preparado.

Administración con otras vacunas

Se puede administrar simultáneamente con el resto de vacunas inactivadas y atenuadas del calendario de vacunación sistemática, respetando siempre la administración en lugares anatómicos diferentes.

Inmunogenicidad y efectividad

Ambas vacunas son inmunógenas a partir de los 2 meses, con niveles de anticuerpos bactericidas en suero cercanos al 100% y han demostrado una gran efectividad (97%) en el primer año tras la vacunación y algo menor (68%) después de un año, consiguiendo reducir la carga de EMI por serogrupo C a niveles mínimos. La efectividad a largo plazo requiere una dosis booster después del año de vida, si la primera dosis se ha administrado antes de los 12 meses. La respuesta inmunógena tras la dosis de refuerzo es mayor cuando se utiliza la vacuna conjugada con toxoide tetánico. Estos datos permiten, cuando se utiliza esta vacuna, administrar una sola dosis a los 4 meses como dosis de primovacunación en el primer año de vida. En un reciente estudio, se ha puesto en evidencia que la producción de células B de memoria depende más del tipo de vacuna utilizada (mejor respuesta cuando se utiliza toxoide tetánico como proteína transportadora) que del número de dosis administradas(9).

Contraindicaciones y precauciones

Hipersensibilidad al principio activo o alguno de los componentes de la vacuna. En inmunodeprimidos, la respuesta inmunitaria puede ser subóptima. La infección por el VIH no es una contraindicación. A pesar de estar indicada en caso de déficits de complemento y asplenia, se desconoce el grado de protección que esta vacuna confiere en estas situaciones.

El capuchón de la jeringa de Menjugate Kit puede contener caucho, lo que debe ser tenido en cuenta en pacientes con historia conocida de hipersensibilidad al látex.

Efectos adversos

Las vacunas MCC son seguras y bien toleradas. Las reacciones locales más frecuentes son: el dolor, enrojecimiento y tumefacción en el punto de inyección y, entre las reacciones generales, la más frecuente es la fiebre, generalmente inferior a 39,1ºC. Los lactantes y niños menores de 2 años pueden presentar: irritabilidad, somnolencia, alteraciones del sueño, anorexia, diarrea y vómitos, todos ellos de carácter leve. En adolescentes y adultos, se observa con mayor frecuencia: cefalea, náuseas, mialgias y artralgias.

Vacunas conjugadas tetravalentes frente a meningococo ACWY

Las vacunas conjugadas tetravalentes frente a meningococo de los serogrupos A, C, W, Y, ofrecen la posibilidad de prevenir la EMI por los serogrupos Y y W135, que empiezan a ser también frecuentes en nuestro entorno.

Tras el éxito obtenido con la vacuna conjugada frente a meningococo serogrupo C, se desarrollaron vacunas conjugadas tetravalentes para serogrupos A, C, W135, Y. La primera vacuna conjugada aprobada en Europa (2010) fue Menveo® y la segunda (2012) Nimenrix®(6). Estas vacunas desplazaron rápidamente a las vacunas tetravalentes polisacáridas no conjugadas, por su mejor inmunogenicidad y respuesta booster tras una segunda dosis, así como su adecuada inmunogenicidad en menores de 2 años.

Composición

Ambos preparados difieren en la proteína transportadora de forma similar a lo que ocurre con la vacuna MCC, Nimenrix® utiliza el toxoide tetánico y Menveo® la proteína CRM197 (Tablas III y IV)(6).

Al ser Nimenrix® un fármaco de reciente comercialización, está sujeto a una farmacovigilancia específica por la European Medicines Agency (EMA), tal como lo indica un triángulo negro invertido en la ficha técnica, el envase y el prospecto.

Indicaciones

Vacunación de niños a partir de los 12 o 24 meses, según el preparado utilizado, adolescentes y adultos frente a la EMI producida por meningococo de los serogrupos A, C, W135, Y.

La vacuna puede utilizarse en un programa de vacunación sistemática o de forma selectiva para grupos de riesgo.

• Vacunación sistemática: en nuestro país no hay indicación de vacunación sistemática, dada la baja prevalencia de los serogrupos A, Y y W135. Recientemente, en el Reino Unido se ha tomado la decisión de incluir esta vacuna en el calendario sistemático del adolescente como refuerzo a los 14-18 años, en sustitución de la vacuna MCC. Esta decisión se fundamenta en el incremento de casos producidos por el serogrupo W135 observados en los últimos años, un fenómeno que puede extenderse, o no, a otros países del entorno(13). En Estados Unidos, esta vacuna está incluida en el calendario como vacuna sistemática, con una primera dosis a los 11-12 años y una dosis de refuerzo a los 16-18 años(12). Los estudiantes españoles comprendidos en estas edades que acudan a Estados Unidos a estudiar en colegios o universidades, deben recibir esta vacuna.

• La vacunación selectiva deberá tenerse en cuenta en las siguientes circunstancias:

- Viajeros a países o regiones con una elevada prevalencia de los serogrupos A, Y y W135. Los peregrinos a La Meca (Arabia Saudita) han de demostrar con un certificado, haber recibido la vacuna con una fecha no inferior a 10 días y no superior a 3 años.

- Asplenia anatómica o funcional.

- Déficit de componentes del complemento (C3 y C5-C9), properdina, factor D o factor H.

- Déficit de complemento adquirido por tratamiento con eculizumab.

- Antecedente de más de un episodio de EMI.

- Personal de laboratorio que trabaja habitualmente con Neisseria meningitidis.

- En Estados Unidos, estudiantes que vivan en residencias universitarias y tengan menos de 21 años.

- Contactos próximos de un brote comunitario por los serogrupos A, Y y W135, cuando las autoridades sanitarias lo indiquen.

Pauta de vacunación y vía de administración

Ambas vacunas se administran por vía intramuscular. Tras la reconstitución, las vacunas son estables 8 horas a temperatura ambiente. La vacuna Menveo® se administra en dosis única a niños a partir de los 2 años, adolescentes y adultos, 1 mes antes de la exposición de riesgo. En caso de persistir el riesgo, se puede administrar una dosis de refuerzo a los 3 años para los menores de 7 años, y a los 5 años para los mayores de 7 años. Vacuna Nimenrix®, administración intramuscular, dosis única a partir de los 12 meses. Se puede considerar, si persiste el riesgo, una dosis de refuerzo a los 12-23 meses.

Menveo® está autorizada en los Estados Unidos a partir de los 2 meses de edad y se han publicado recomendaciones para su uso en este grupo de edad(12). Por el momento, la Agencia Europea del Medicamento mantiene la edad mínima de administración en 2 años. Su utilización, por lo tanto, en menores de 2 años está fuera de ficha técnica.

Los niños con asplenia o déficit de componentes del complemento primovacunados con una vacuna MCC, se pueden revacunar con la vacuna tetravalente conjugada. Debido a la menor respuesta que tienen los pacientes con déficit de complemento o asplenia, se recomienda en estos pacientes una primovacunación con 2 dosis de vacuna tetravalente conjugada con un intervalo de 12 semanas entre dosis(11), teniendo en cuenta la edad mínima de administración para cada vacuna. Deberán recibir un refuerzo a los 3 años si son menores de 7 años, y 5 años si son mayores de 7 años, seguido de refuerzos cada 5 años.

Administración con otras vacunas

Menveo®: se puede administrar simultáneamente con las vacunas frente a hepatitis A y B, fiebre amarilla, fiebre tifoidea (polisacárido Vi), encefalitis japonesa y rabia, siempre en lugares anatómicos distintos. Se puede coadministrar con Tdpa sola o en combinación con VPH tetravalente. Por el momento, no se dispone de datos de seguridad e inmunogenicidad para la coadministración con las vacunas del calendario de vacunación sistemática infantil.

Nimenrix® se puede administrar simultáneamente con las vacunas frente a hepatitis A y B, triple vírica, tetravírica, conjugada neumocócica 10-valente y antigripal, así como con las vacunas combinadas DTPa /Tdpa, en jeringas y lugares anatómicos diferentes, sin interferencia significativa en la respuesta inmunitaria de los antígenos administrados(6).

Tras la administración de una vacuna tetravalente polisacárida no conjugada, se recomienda un intervalo de 2 años para la administración de la vacuna tetravalente conjugada, pudiendo reducirse este intervalo a 6 meses en caso de situación de riesgo.

En el caso de administración previa de una vacuna MCC, las dos vacunas conjugadas tetravalentes ACWY generan una respuesta booster protectora y persistente. Esta respuesta es más alta cuando la primovacunación con MCC se había hecho con la vacuna conjugada con toxoide tetánico y el refuerzo se hace con la vacuna tetravalente conjugada con la misma proteína transportadora(14).

Inmunogenicidad y efectividad

Ambas vacunas tetravalentes tienen una buena inmunogenicidad y alcanzan títulos protectores elevados 1 mes después de la vacunación. Estos títulos varían en función de la vacuna analizada (ligeramente superiores para la vacuna con toxoide tetánico como proteína transportadora), la edad de los pacientes (a mayor edad mejor respuesta inmune) y los serogrupos (algo inferior para el serogrupo A). Los niveles de anticuerpos disminuyen con el tiempo y la persistencia a los 3-5 años de niveles hSBA ≥ 1:8 (anticuerpos bactericidas en suero humano) para ambas vacunas muestra una disminución del porcentaje para todos los serogrupos, pero más acusada para el serogrupo A. Tras una dosis booster, los títulos de anticuerpos vuelven a elevarse de forma significativa. La efectividad de las vacunas tetravalentes conjugadas, en adolescentes, a los 3-4 años de la vacunación está en el 80-85% y disminuye con el tiempo. Como con otras vacunas, la efectividad medida a nivel individual puede ser inferior a lo observado cuando se vacuna a la comunidad, dada la inmunidad de grupo generada.

Contraindicaciones y precauciones

Las propias de las vacunas inactivadas. Historia previa de alergia a los principios activos o alguno de los componentes de la vacuna.

La respuesta en inmunodeprimidos puede ser subóptima. La infección por VIH no es una contraindicación, pero la vacuna no ha sido evaluada específicamente en inmunodeprimidos. En individuos con déficit del complemento o asplenia anatómica o funcional, en los que la vacuna está específicamente indicada, la respuesta puede ser inferior a la observada en personas sanas.

Los datos clínicos son insuficientes para valorar el efecto sobre el embarazo. Los datos de estudios en animales sugieren que estas vacunas no tienen efectos negativos sobre el embrión, desarrollo fetal, parto o desarrollo postnatal. Estos datos permiten administrar la vacuna en situaciones de elevado riesgo de exposición.

Efectos adversos

Menveo®: las reacciones generales más frecuentes en niños de 2 a 10 años son: somnolencia, cefalea y trastorno de la alimentación, y las locales: dolor, eritema e induración en el lugar de inyección. En niños mayores, son frecuentes: cefalea, mialgia y náuseas.

Nimenrix®: la reactogenicidad local en todos los grupos de edad se manifiesta en: dolor, eritema e induración en el lugar de administración, y la general con: cefalea, fiebre, fatiga y síntomas gastrointestinales. En el grupo de 1 a 5 años, las reacciones generales más frecuentes fueron: irritabilidad, somnolencia, inapetencia y fiebre(15).

Vacuna multicomponente frente a meningococo serogrupo B (MenB)

Recientemente, se ha comercializado una vacuna frente al meningococo serogrupo B, el más prevalente en la actualidad en nuestro medio.

La nueva vacuna frente a meningococo B, recientemente comercializada en Europa, constituye un avance muy importante en el control de la enfermedad meningocócica. Esta vacuna se desarrolló con una nueva tecnología denominada vacunología inversa, que permitió seleccionar las proteínas de la membrana externa del meningococo más idóneas para fabricar una vacuna con una adecuada protección para las distintas cepas circulantes del meningococo del serogrupo B.

Composición

Se trata de una vacuna recombinante cuya denominación 4CMenB, hace referencia a que tiene 4 componentes, a saber: 3 antígenos recombinantes denominados fHbp (factor H binding protein), NHBA (Neisseria heparin binding antigen) y NadA (Neisserial adhesin A) y vesículas de la membrana externa OMV de una cepa del brote ocurrido en Nueva Zelanda NZ98/254 que contiene la proteína PorA 1.4. El nombre comercial de esta vacuna es Bexsero®, desarrollada por Novartis Vaccines y actualmente comercializada por GlaxoSmithKline(16).

Se trata de una vacuna inactivada adyuvada con Hidróxido de aluminio (Tabla V).

Al tratarse de un fármaco de reciente comercialización, está sujeto a una farmacovigilancia específica por la Agencia Europea del Medicamento indicado por una triángulo negro invertido en la ficha técnica, el envase y el prospecto.

Indicaciones

Inmunización activa a partir de los 2 meses de edad frente a la EMI producida por Neisseria meningitidis del serogrupo B.

Se trata de una vacuna con indicación de vacuna sistemática pero, por el momento, solamente está incluida en calendario vacunal con financiación pública en: Reino Unido, Sajonia (Alemania) y 9 regiones de Italia. Las autoridades sanitarias de Australia, Canadá, Austria, República Checa, Italia, Hungría, Irlanda, Polonia y algunas regiones de Alemania la recomiendan en sus calendarios, pero sin financiación pública.

En España, el Comité Asesor de Vacunas de la AEP la incluye en el calendario de 2016, como vacuna sistemática no financiada a partir de los 2 meses de edad. Desde octubre de 2015, está disponible en oficinas de farmacia como medicamento sujeto a prescripción médica.

Esta vacuna tiene, además, unas indicaciones de vacunación selectiva dirigida a personas con riesgo elevado de EMI y para el control de brotes epidémicos(17,18).

Grupos de riesgo

• Déficit de properdina o déficit de factores terminales del complemento (incluidos los que reciben o recibirán eculizumab).

• Asplenia, disfunción esplénica grave (anemia de células falciformes) y individuos esplenectomizados o con esplenectomía programada.

• Haber sufrido un episodio de EMI.

• Personal de laboratorio que trabaja con muestras de Neisseria meningitidis.

Brotes epidémicos

• Agregación de casos: dos o más casos de EMI por serogrupo B ocurridos en una misma institución, organización o grupo social, en un período inferior o igual a 4 semanas.

• Brote comunitario: tres o más casos confirmados de EMI por serogrupo B, en un ámbito comunitario definido, en un período inferior o igual a 3 meses.

• Hiperendemia: aparición gradual y sostenida de casos de EMI por serogrupo B en una zona geográfica.

• Situaciones específicas definidas por las autoridades sanitarias.

La vacuna no está indicada para los contactos de casos esporádicos, excepto si alguno de los contactos pertenece a un grupo de riesgo.

Pauta de vacunación y vía de administración

La pauta de vacunación está determinada por la edad a la que se recibe la primera dosis.

Lactantes de 2 a 6 meses: 3 dosis con un intervalo mínimo de un mes, habitualmente a los 2, 4, 6 meses o 3, 5, 7 meses con 1 dosis de refuerzo a los 12-15 meses de edad.

Lactantes de 6 a 11 meses: 2 dosis con un intervalo mínimo de dos meses con 1 dosis de refuerzo en el segundo año de vida, administrada con un intervalo mínimo de dos meses desde la última dosis de primovacunación.

Niños de 12 a 23 meses: 2 dosis con un intervalo mínimo de dos meses, con 1 dosis de refuerzo entre 1 y 2 años después de finalizada la primovacunación.

Niños de 2 a 10 años: 2 dosis con un intervalo mínimo de dos meses. No está establecida la necesidad, en el momento actual, de una dosis de refuerzo para este grupo de edad.

Niños a partir de los 11 años y adultos: 2 dosis con un intervalo mínimo de un mes. No es necesario administrar una dosis de refuerzo en este grupo de edad.

Bexsero® se presenta en suspensión inyectable en jeringa precargada. Agitar antes de administrar. La suspensión es blanca opalescente. Administración intramuscular profunda en muslo o deltoides, según la edad.

Administración con otras vacunas

Se puede administrar simultáneamente con vacunas monovalentes o combinadas que contengan los siguientes antígenos: difteria, tétanos, tosferina acelular, Haemophilus influenzae tipo b, poliomielitis inactivada, hepatitis B, conjugado neumocócico heptavalente, sarampión, parotiditis, rubéola y varicela, siempre en lugares anatómicos distintos. No se ha observado una interferencia en la respuesta inmunitaria ni problemas de seguridad. No existen datos en el momento actual de coadministración con meningitis C. En la coadministración, se ha comprobado un aumento de la incidencia de fiebre en lactantes (entre el 69-79% presentan fiebre >38ºC) cuando Bexsero® se administra simultáneamente con vacunas habituales, motivo por el cual se recomienda, en estos casos, la administración de paracetamol de forma profiláctica(6,16,17). No se ha estudiado el efecto de ibuprofeno sobre la respuesta inmune. Se ha sugerido una pauta de paracetamol profiláctico de 3 dosis, adecuadas al peso, administradas antes o en el momento de la vacunación y 2 dosis posteriores con 6 horas de intervalo. La administración de paracetamol profiláctico no interfiere con la imunogenicidad de la vacuna. Recientemente, el Comité Asesor de Vacunas de la AEP emitió un documento recomendando la administración de la vacuna separada de las vacunas de calendario a los 3, 5, 7 meses o con un intervalo de, al menos, 2 semanas respecto de las vacunas habituales. En este caso, el uso rutinario de paracetamol no sería necesario, pero puede administrarse. En el segundo año de vida, se aconseja que su administración no coincida con la vacuna frente a meningococo C por no disponerse de datos de coadministración.

Inmunogenicidad y efectividad

Para enfermedades infrecuentes como la EMI, con incidencias en el rango 0,5 a 5 x 100.000 hab., los estudios de eficacia son inviables, dado el elevado número de pacientes requerido, aceptándose como correlato de protección, la actividad bactericida del suero (serum bactericidal activity [SBA]) para obtener la aprobación de comercialización. La vacuna 4CMenB ha demostrado ser inmunógena en estudios efectuados en niños, adolescentes y adultos, induciendo anticuerpos dirigidos a los 4 antígenos que contiene y que son bactericidas para las cepas que expresan, al menos, uno de ellos(19-21).

La efectividad de la vacuna 4CMenB dependerá en buena medida de la presencia de los antígenos para los que la vacuna está diseñada, en las cepas de Neisseria meningitidis serogrupo B circulantes en un país o región. Las cepas de MenB, mediante un proceso de regulación genética, pueden variar el nivel de expresión de los antígenos de superficie a los que la vacuna va dirigida.

El sistema MATS (Meningococcal Antigen Typing System) permite predecir si una cepa determinada de meningococo puede ser eliminada por la vacuna 4CMenB al detectar mediante un ELISA específico para cada uno de los antígenos presentes en la vacuna, las cepas que expresan dichos antígenos. Según este sistema, la vacuna protegería frente al 78% de las cepas circulantes en la UE con diferencias ente países (España 69%; Italia 87%)(22).

La predicción del sistema MATS permite analizar la potencial cobertura de la vacuna frente a las cepas circulantes, pero es probable que la cobertura real pueda ser algo mayor, aspecto en el que coinciden diversos autores.

La inmunidad de grupo es otro factor de gran importancia para valorar el impacto real que esta vacuna tendrá sobre una población vacunada de forma sistemática. Datos preliminares indican que la vacuna modifica el estado de portador, pero hasta que no se utilice de forma sistemática en un programa de vacunas no será posible constatar el efecto de inmunidad de grupo(19-21).

Contraindicaciones y precauciones

No hay datos sobre el uso de esta vacuna en mayores de 50 años ni en pacientes inmunodeprimidos, pero no son esperables problemas(16).

El tapón de la jeringa puede contener látex, por lo que debe tenerse en cuenta en personas con hipersensibilidad conocida al látex.

Efectos adversos

La reactogenicidad local más frecuente es el dolor (49%) en el sitio de inyección, de inicio pocas horas después de la vacunación y con una duración de hasta 3 días.

Entre los efectos adversos sistémicos, destaca por su relevancia la aparición de fiebre elevada, especialmente en niños menores de 2 años. Este efecto es aún mayor cuando la vacuna 4CMenB se co-administra con otras vacunas. Se recomienda, por lo tanto, la administración profiláctica de paracetamol (15 mg/kg/dosis) en cada dosis de la vacuna. Algunos autoridades sanitarias recomiendan administrar la primera dosis 30 minutos antes de la vacunación o lo más pronto posible después de la misma, administrando posteriormente otras 2 dosis con intervalo de 4-6 horas.

Las reacciones adversas no febriles más frecuentes fueron el malestar general (56%) y la cefalea.

Nota: A fecha de redacción de este manuscrito están en desarrollo otras vacunas de proteínas de membrana frente a MenB. Una de ellas contiene como antígeno una lipoproteína recombinante denominada rLP2806, desarrollada por Pfizer, incluyendo las dos variantes antigénicas existentes (subfamilias A y B) y corresponde a la proteína fHbp que expresan la mayoría de las cepas de MenB. Esta vacuna fue aprobada en Estados Unidos por la FDA en 2014 para su administración a individuos entre 10 y 25 años de edad. Su nombre comercial es Trumemba®

Función del pediatra de Atención Primaria

El pediatra de Atención Primaria es una pieza clave en la promoción de la vacunación, una de las actividades preventivas más eficientes. El conocimiento y adecuado manejo de las diferentes vacunas preventivas frente a la EMI es, por lo tanto, fundamental. Las vacunas conjugadas tetravalentes y la vacuna multicomponente frente al meningococo serogrupo B, requieren, al no estar aún incluidas el calendario sistemático financiado públicamente, una especial atención por parte del pediatra para poder recomendarlas adecuadamente.

Bibliografía

Los asteriscos reflejan el interés del artículo a juicio del autor.

1.** Caugant DA, Maiden MCJ. Meningococcal carriage and disease-Population biology and evolution. Vaccine. 2009; 27 (Suppl 2): B64-B70. doi: 10.1016/j.vaccine.2009.04.061.

2.** Harrison LH, Trotter CL, Ramsay ME. Global epidemiology of meningococcal disease. Vaccine. 2009; 27 (Suppl 2): B51-B63. doi: 10.1016/j.vaccine.2009.04.063.

3.*** Borrow R. Advances with vaccination against Neisseria meningitidis. Trop Med Int Health. 2012; 17: 1478-91. doi:10.1111/j.1365-3156.2012.03085.x.

4.*** Nadel S. Prospects for eradication of meningococcal disease. Arch Dis Child. 2012; 97: 993-998. doi:10.1136/archdischild-2012-302036.

5.** Kaaijk P, van der Ende A, Berbers G, van den Dobbelsteen GPJM, Rots NY. Is a single dose of meningococcal serogroup C conjugate vaccine sufficient for protection? experience from the Netherlands. BMC Infectious Diseases. 2012; 12: 35-41. doi:10.1186/1471-2334-12-35.

6. Fichas técnicas de Menjugate Kit®, NeisVac-C®, Menveo®, Nimenrix® Bexero®. Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios. Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. Disponible en: http://vacunasaep.org/profesionales/fichas-tecnicas-vacunas/resultados?diseases=12542.

7.*** Grupo de Trabajo MenCC 2012, de la Ponencia de Programas y Registro de Vacunaciones. Revisión de la pauta de vacunación frente a enfermedad meningocócica por serogrupo C. Comisión de Salud Pública del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud. Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, 2013.

8. Findlow H, Borrow R, Andrews N et al. Immunogenicity of a single dose of meningococcal group C conjugate vaccine, at 3 months of age in healthy infants in the United Kingdom. Ped Infect Dis J. 2012. 31: 616-22.

9.** Khatami A, Clutterbuck EA, Thompson AJ, McKenna JA, Pace D, et al. Evaluation of the induction of immune memory following infant immunisation with serogroup C Neisseria meningitidis conjugate vaccines—exploratory analyses within a randomised controlled trial. PLoS One. 2014; 9: e101672. doi: 10.1371/journal.pone.0101672.

10.** Perrett KP, Winter AP, Kibwana E et al. Antibody persistence after serogroup C meningo-coccal conjugate immunization of United Kingdom primary-school children in 1999-2000 and response to a booster: a phase 4 clinical trial. Clin Infect Dis. 2010; 50: 1601-10.

11.*** ACIP. Prevention and Control of Meningococcal Disease: Recommendations of the Advisory Committee on Immunization Practices (ACIP). MMWR. 2013; 62(RR02): 1-22. Disponible en: http://www.cdc.gov/mmwr/preview/mmwrhtml/rr6202a1.htm.

12.** ACIP. Use of MenACWY-CRM Vaccine in Children Aged 2 Through 23 Months at Increased Risk for Meningococcal Disease: Recommendations of the Advisory Committee on Immunization Practices (ACIP). MMWR. 2014; 63: 527-30. Disponible en: http://www.cdc.gov/mmwr/preview/mmwrhtml/mm6324a2.htm.

13. The Joint Committee on Vaccination and Immunisation. Meningococcal group W (MenW) immunisation advised for 14 to 18 year-olds. Disponible en: https://www.gov.uk/government/news/meningococcal-group-w-menw-immunisation-advised-for-14-to-18-year-olds.

14. Ishola D, Andrews N, Waight P, Yung CF, Southern J, Bai X, et al. Randomized Trial to Compare the Immunogenicity and Safety of a CRM or TT Conjugated Quadrivalent Meningococcal Vaccine in Teenagers who Received a CRM or TT Conjugated Serogroup C Vaccine at Preschool Age. Pediatr Infect Dis J. 2015; 34: 865-74. doi: 10.1097/INF.0000000000000750.

15.* Findlow H, Borrow R, Inmmunogenicity and safety of meningococcal serogroup A,C,Y y W glycocongutate vaccine ACWY-TT. Adv Ther. 2013; 30: 431-58.

16. European Medicines Agency. Bexsero-Meningococcal group B Vaccine (rDNA, component, adsorbed). EMA/CHMP/669278/2012. Disponible a: http://www.ema.europa.eu/ema/index.jsp?curl=pages/medicines/human/medicines/002333/human_med_001614.jsp&mid=WC0b01ac058001d124.

17.*** Grupo de Trabajo Men B. “Vacuna frente a enfermedad meningocócica invasora por el serogrupo B y su posible utilización en Salud Pública”. Ponencia de Programas y Registro de Vacunaciones. Comisión de Salud Pública del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud. Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, 2013. Disponible en: http://www.msssi.gob.es/profesionales/saludPublica/prevPromocion/vacunaciones/docs/MenB.pdf.

18. Grupo de Trabajo “Uso de 4MenB en situacions especiales”. Recomendaciones de utilización de la vacuna frente a enfermedad meningocócica por serogrupo b. Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. 2014. Disponible en: http://www.msssi.gob.es/profesionales/saludPublica/prevPromocion/vacunaciones/docs/MenB_situacEspeciales.pdf.

19.*** O’Ryan M, Stoddard J, Toneatto D, Wassil J, Dull PM. A multi-component meningococcal serogroup B vaccines (4CMenB): The clinical development program. Drugs. 2014; 74: 15-30.

20.** Gossger N, Snape MD, Yu LM, Finn A, Bona G, Esposito S, et al. Immunogenicity and tolerability of recombinant serogroup B meningococcal vaccines administered with or without routine infant vaccinations according to different immunization schedules: a randomized controlled trial. JAMA. 2012; 307: 573-82.

21.** Vesikari T, Esposito S, Prymula R, Ypma E, Kohl I, Toneatto D, et al. Immunogenicity and safety of an investigational multicomponent, recombinant, meningococcal serogroup B vaccines (4CMenB) administered concomitantly with routine infant and child vaccinations: Results of two randomised trials. Lancet. 2013; 381: 825-35.

22.** Vogel U, Taha MK, Vazquez JA, Findlow J, Claus H, Stefanelli P, et al. Predicted strain coverage of a meningococcal multicomponent vaccine (4CMenB) in Europe: A qualitative and quantitative assesment. Lancet Infect Dis. 2013; 13: 416-25.

Bibliografía recomendada

Borrow R. Advances with vaccination against Neisseria meningitidis. Trop Med Int Health. 2012; 17: 1478-91. doi:10.1111/j.1365-3156.2012.03085.x

Un detallado repaso a los avances en vacunación contra Neisseria meningitidis. Un trabajo muy didáctico que incluye una extensa bibliografía. Esencial para comprender las vacunas disponibles.

Nadel S. Prospects for eradication of meningococcal disease. Arch Dis Child. 2012; 97: 993-998. doi:10.1136/archdischild-2012-302036.

Una revisión que abarca desde la epidemiología de la enfermedad a las distintas vacunas disponibles, con especial atención al problema del meningococo serogrupo B y las líneas actuales de investigación.

– Grupo de Trabajo MenCC 2012, de la Ponencia de Programas y Registro de Vacunaciones. Revisión de la pauta de vacunación frente a enfermedad meningocócica por serogrupo C. Comisión de Salud Pública del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud. Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, 2013.

Extenso documento realizado por los técnicos de salud de las distintas comunidades. Constituye el documento oficial en relación a las recomendaciones de vacunación frente a la meningitis serogrupo C.

ACIP. Prevention and Control of Meningococcal Disease: Recommendations of the Advisory Committee on Immunization Practices (ACIP). MMWR. 2013; 62(RR02): 1-22.

Con la claridad habitual de los documentos del ACIP de los CDC, este documento sintetiza todo la información relativa a las vacunas meningocócicas disponibles en 2013 en Estados Unidos. La única limitación a puntualizar es que, en algún caso, las recomendaciones europeas difieren de las indicadas en este documento.

– Grupo de Trabajo Men B. “Vacuna frente a enfermedad meningocócica invasora por el serogrupo B y su posible utilización en Salud Pública”. Ponencia de Programas y Registro de Vacunaciones. Comisión de Salud Pública del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud. Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, 2013.

Documento oficial del Ministerio de Sanidad que analiza de forma detallada la carga de enfermedad en nuestro país, la historia de las vacunas frente a meningococo serogrupo B y las recomendaciones emitidas en su momento. Destacar que, recientemente, la vacuna ha dejado de ser de uso hospitalario como recomendó la ponencia en su momento.

O’Ryan M, Stoddard J, Toneatto D, Wassil J, Dull PM. A multi-component meningococcal serogroup B vaccines (4CMenB): The clinical development program. Drugs. 2014; 74: 15-30.

Este excelente documento de revisión explica con detalle todo el desarrollo clínico de la vacuna multicomponente 4CMenB, haciendo especial hincapié en los estudios pivotales en base a los que fue aprobada.

Vacunas conjugadas frente a neumococo

J. Ruiz Contreras
Temas de FC


J. Ruiz Contreras

Jefe del Servicio de Pediatría del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid. Profesor Titular de Pediatría de la Universidad Complutense. Miembro del Comité Asesor de Vacunas de la AEP y del Comité Asesor de la Comunidad de Madrid

 

Resumen

Las vacunas neumocócicas conjugadas (VNC) han supuesto un hito en la prevención de las enfermedades neumocócicas. Son capaces de inducir memoria inmunológica e inmunidad en las mucosas, reduciendo la colonización nasofaríngea por los serotipos contenidos en la vacuna en los niños vacunados. Este hecho es fundamental, ya que se disminuye la transmisión de la bacteria a otras personas, que de forma indirecta quedan protegidas (inmunidad de grupo o de rebaño). Se ha estimado que la protección indirecta evita el doble de casos de enfermedad neumocócica que la protección directa en las personas vacunadas. Las VNC tienen un gran impacto en la población disminuyendo significativamente todas las formas de enfermedad neumocócica invasora (ENI). La efectividad frente a las formas no invasoras como neumonía, otitis media aguda y sinusitis es menor que frente a la ENI, pero supone una marcada reducción de: hospitalizaciones por neumonía, visitas médicas, uso de antibióticos y costo económico. Adicionalmente, la inmunidad de grupo frente a la neumonía evita un gran número de muertes asociadas a esta entidad en los adultos. Por último, la eliminación de la nasofaringe de algunos serotipos neumocócicos ha dado lugar a un descenso de las resistencias a antibióticos.

 

Abstract

Pneumococcal conjugate vaccines (PCVs) represent a milestone in the prevention of pneumococcal disease. They induce immunological memory and mucosal immunity, thereby reducing nasopharyngeal colonization by pneumococci serotypes contained in the vaccine. This is a crucial fact, since non-vaccinated people are also protected as a consequence of a decreased transmission of this bacterium (herd immunity). PCVs significantly reduce the burden of invasive pneumococcal disease (IPD) in general population. PCVs effectivity against non-invasive pneumococcal such as pneumonia and acute otitis media (AOM) is lower than effectivity against IPD, but universal vaccination with PCVs causes a marked decrease of pneumonia associated hospitalizations, outpatient medical visits, antibiotic consumption and economic costs. Besides, herd protection against pneumonia avoids a great number of pneumonia associated deaths in adults. Finally, removal of some pneumococcal serotypes from nasopharynx has caused a decline of pneumococcal antibiotic resistance.

 

Palabras clave: Infecciones neumocócicas; Enfermedades neumocócicas invasivas; Vacunas neumocócicas conjugadas; Inmunidad de grupo; Colonización nasofaríngea

Key words: Pneumococcal infections; Invasive pneumococcal infections; Pneumococcal conjugate vaccines; Herd immunity; Nasopharyngeal colonization

 

Pediatr Integral 2015; XIX (10): 676-683


Vacunas conjugadas frente a neumococo

Introducción

Streptococcus pneumoniae o neumococo es un coco grampositivo, que forma cadenas cortas, del que se conocen, actualmente, 92 serotipos que difieren según la estructura de su cápsula de polisacáridos. Esta bacteria produce dos grupos de enfermedades: la enfermedad invasora (meningitis, bacteriemia, sepsis, neumonía bacteriémica, empiema, artritis y otras), definida, como el aislamiento de neumococo desde sitios del organismo que normalmente son estériles; y la enfermedad no invasora (otitis, neumonía no bacteriémica y sinusitis). Las infecciones invasoras son casi siempre graves, pero mucho menos frecuentes que las infecciones no invasoras, que, sin embargo, suponen un elevado consumo de antibióticos –con el consiguiente impacto en la selección de resistencias bacterianas–, un número significativo de visitas médicas y, como consecuencia, un costo económico alto.

En los países desarrollados, las infecciones neumocócicas afectan, sobre todo, a las edades extremas de la vida. En los dos primeros años de edad, la incidencia de las infecciones neumocócicas es mayor que en cualquier otra época de la vida, probablemente por la inmadurez del sistema inmunológico. Sin embargo, la letalidad es relativamente baja y se asocia casi exclusivamente a la meningitis. Por el contrario, en los adultos, la mortalidad se debe, sobre todo, a neumonía y alcanza cifras cercanas al 20% en adultos mayores de 85 años.

En los países pobres, acontecen más de 150 millones de episodios de neumonías infantiles cada año y unos 2 millones de niños fallecen cada año por esta causa. La OMS ha estimado que un millón de niños muere por neumonía neumocócica cada año en los países en vías de desarrollo.

Epidemiología

La colonización nasofaríngea de los niños por el neumococo juega un papel central en la epidemiología de las infecciones neumocócicas, ya que es el único reservorio y el punto de partida de la infección. Para que una vacuna neumocócica sea capaz de inducir inmunidad de grupo o de rebaño es necesario que reduzca la colonización nasofaríngea por los serotipos vacunales.

En los primeros meses de vida, se inicia la colonización nasofaríngea por diferentes bacterias, entre ellas neumococo(1) , fenómeno que alcanza el nadir hacia los tres años de edad. Un porcentaje variable, que oscila entre el 30% y el 90% de los niños menores de 4 años, está colonizado de forma asintomática por el neumococo(2,3) . Entre los factores que incrementan la colonización nasofaríngea, se cuentan: el hacinamiento, la existencia de muchos hermanos en la familia, la renta baja, el tabaquismo activo o pasivo, la asistencia a guardería y la ausencia de lactancia materna(1,2) .

La colonización nasofaríngea juega un papel determinante en la epidemiología de las infecciones neumocócicas, ya que es el único reservorio de la bacteria y el primer paso para el desarrollo de enfermedad(1,2) . La infección a partir de la colonización se ve favorecida cuando hay inflamación de la mucosa nasofaríngea, con aumento de interleucina 1 y factor de necrosis tumoral alfa (TNFα), como sucede en las infecciones víricas de las vías respiratorias. La colonización facilita, además, la selección de resistencias bacterianas cuando las bacterias de la nasofaringe reciben la exposición a los tratamientos antibióticos, y contribuye a la diseminación de las cepas resistentes en la comunidad(1,2) .

Antes del advenimiento de las vacunas neumocócicas, el 80% de las resistencias se debía a los llamados serotipos pediátricos: 6B, 6A, 9V, 14, 19A, 19F y 23F(2,4) , que son eficaces colonizadores de las vías respiratorias altas. Los serotipos que casi nunca colonizan la nasofaringe, como el 1 y el 5, a pesar de poseer una capacidad invasiva elevada, son susceptibles a penicilina, lo que demuestra el papel de la colonización nasofaríngea en la selección de resistencias a antibióticos.

El estado de portador nasofaríngeo representa, además, la conexión entre la enfermedad neumocócica del niño y los adultos a través de la transmisión intrafamiliar. Los adultos que conviven con niños están colonizados por neumococo con más frecuencia que aquellos que no tienen niños en su domicilio. La importancia de los niños como reservorio del neumococo queda reflejada en el hecho de que la convivencia con un niño que asiste a guardería es un factor de riesgo de enfermedad neumocócica invasora (ENI) en los adultos.

De todo lo anterior, se deduce que para que una vacuna neumocócica tenga un impacto relevante en las infecciones neumocócicas de la comunidad, debe ser capaz de reducir la colonización por los serotipos patógenos, lo que se traduce en una disminución del reservorio y de la transmisión y, en definitiva, en la protección de las personas no vacunadas (inmunidad de grupo o de rebaño).

Vacunas neumocócicas

Todas las vacunas neumocócicas contienen los polisacáridos capsulares de los neumococos frente a los que se quiere inmunizar e inducen anticuerpos anti-polisacáridos específicos que protegen frente a la infección. En las vacunas neumocócicas conjugadas, el polisacárido se une a un transportador proteico para que sea capaz de inducir memoria inmunológica y respuestas humorales secundarias.

La resistencia a la infección por bacterias que contienen una cápsula de polisacáridos (neumococo, Haemophilus influenzae tipo b, meningococo y otras) depende del desarrollo de anticuerpos específicos antipolisacáridos, que favorecen la opsonofagocitosis de la bacteria. La mayor incidencia de las infecciones neumocócicas en los lactantes menores de 2 años está en relación con su inmadurez fisiológica para responder a los antígenos polisacáridos.

Todas las vacunas neumocócicas desarrolladas hasta el momento se han basado en utilizar como antígenos los polisacáridos capsulares para inducir anticuerpos específicos en el suero. A través de diferentes estudios poblacionales, la OMS ha determinado que un dintel de 0,35 µg/ml de IgG específica frente a los polisacáridos capsulares en el suero significa protección frente a la enfermedad neumocócica invasora (ENI). Sin embargo, algunos estudios recientes han demostrado que hay serotipos como el 3 y el 19A, que necesitan títulos más altos, mientras que para otros serotipos son suficientes títulos más bajos.

Desde el punto de vista estructural, existen dos tipos de vacunas frente a neumococo: las que contienen los polisacáridos puros y las que contienen los polisacáridos capsulares conjugados a un carrier o transportador proteico (Tabla I).

Los polisacáridos son antígenos T-independientes; esto es, en su reconocimiento no intervienen las células T, lo que supone que no generan memoria inmunológica ni respuestas secundarias de anticuerpos. Además, son poco inmunógenos por debajo de los dos años de edad, cuando la capacidad para responder a este tipo de antígenos no se ha desarrollado de forma completa. Por otra parte, la administración repetida de vacunas de polisacáridos puros da lugar a una respuesta menor de anticuerpos a medida que aumenta el número de dosis administradas (tolerancia), aunque este fenómeno ha sido cuestionado recientemente.

En las vacunas conjugadas (Tabla I), el polisacárido capsular se conjuga con una proteína, lo que condiciona que aquél se convierta en un antígeno T-dependiente. Esto se traduce en la inducción de memoria inmunológica y respuestas secundarias de anticuerpos (mucho más rápidas, con títulos mucho más elevados y con mayor avidez por el antígeno que las respuestas primarias). Además, las vacunas conjugadas son inmunógenas desde los primeros meses de vida y, lo que es primordial, generan inmunidad en las mucosas, reduciendo la colonización nasofaríngea.

En la actualidad, existe en nuestro país una sola vacuna de polisacáridos puros (VNP23) y 2 vacunas conjugadas: la decavalente (VNC10) y la tridecavalente (VNC13), toda vez que la vacuna neumocócica conjugada heptavalente (VNC7) ha sido abandonada en beneficio de las anteriores.

Vacuna neumocócica de 23 polisacáridos puros (VNP23)

La VNP23 no afecta a la colonización nasofaríngea y, por tanto, no induce inmunidad de grupo.

Esta vacuna contiene los polisacáridos capsulares de los 23 serotipos que en su conjunto producen alrededor del 80% de las infecciones neumocócicas invasoras del adulto.

Inmunogenicidad. En casi todos los sujetos vacunados, se produce un incremento de los títulos de anticuerpos frente a los polisacáridos capsulares, aunque en algunos serotipos, como el 19F el 23F y el 3, pueden ser insuficientes. En la mayoría de los casos en los que esta vacuna está indicada, solo se administra una dosis o a lo sumo dos (esto último, sobre todo, en pacientes inmunodeprimidos), con los intervalos que se indican más adelante. Más de dos dosis podrían dar lugar al fenómeno de “tolerancia”. La inmunogenicidad y la capacidad funcional de los anticuerpos tras la vacunación con la VNP23 es notablemente menor en las personas inmunodeprimidas, con enfermedades subyacentes y en los niños menores de 2 años.

Un dato que merece la pena mencionar es que esta vacuna no induce inmunidad en las mucosas, lo que condiciona que no afecte a la colonización nasofaríngea. Esto explica la menor efectividad de la vacuna, especialmente frente a las formas no invasoras y la incapacidad de la misma para inducir inmunidad de grupo o de rebaño.

No se dispone de mucha información sobre la inmunogencicidad de la VNP23 en niños que han sido vacunados previamente con la VNC10 o la VNC13, pero en niños previamente vacunados con la VNC7 es capaz de inducir respuestas de memoria.

Eficacia y efectividad. No hay consenso sobre la efectividad de la VNP23. En los pacientes inmunodeprimidos o con asplenia, cuyas pautas de vacunación antineumocócica incluyen esta vacuna, no se ha demostrado eficacia frente a la enfermedad neumocócica invasora o frente a la neumonía. Tampoco en las personas mayores de 65 o adultos con enfermedades crónicas, la VNP23 ha demostrado protección frente a la neumonía neumocócica o frente a la neumonía de todas las causas(5) . Sin embargo, su eficacia para reducir la ENI es evidente. Una revisión de la Cochrane ha demostrado que previene el 74% de los casos de ENI y casi la mitad de las neumonías de todas las causas en los países en vías de desarrollo, pero no en los desarrollados, sin que tenga ningún efecto en la mortalidad(5,6) . Sin embargo, estos efectos son menos claros si solo se analizan los estudios controlados y aleatorizados de la misma revisión. Por último, otros estudios, por el contrario, han demostrado una reducción del 40% de la neumonía neumocócica y del 60% de las muertes asociadas a neumonía.

Vacunas conjugadas frente a neumococo: neumocócica conjugada heptavalente (VNC7), neumocócica decavalente (VNC10) y neumocócica trecevalente (VNC13)

Inmunogenicidad

Como se ha dicho más arriba, el dintel de anticuerpos IgG frente a los polisacáridos capsulares que define la protección global frente a la infección neumocócica invasora es 0,35 µg/ml, aunque varían de unos serotipos a otros.

Los dinteles protectores frente a la neumonía y la OMA son notablemente más altos, aunque no están tan bien definidos como en la ENI. Esto significa que un individuo bien vacunado puede estar protegido frente a la ENI y, sin embargo, ser susceptible a las formas no invasoras de la enfermedad. Por último, los niveles de anticuerpos en suero necesarios para reducir la colonización nasofaríngea son todavía más altos, incluso decenas de veces superiores. En cualquier caso, la reducción de la colonización nasofaríngea está más directamente relacionada con la inmunidad de mucosas, representada por la IgA e IgG de la saliva, que aumentan, sobre todo, tras las dosis de refuerzo de las vacunas.

Después de dos dosis de cualquiera de las tres vacunas conjugadas, la mayoría de los lactantes alcanza concentraciones de anticuerpos anti-polisacáridos ≥ 0,35 µg/ml para todos los serotipos, excepto para el 6B y el 23F, para los que no se logra alcanzar el dintel protector en un 20%-45% de los niños. Esto justifica que algunos niños, en ausencia de vacunación universal y, por ende, de la protección de rebaño, padezcan infecciones por estos serotipos, incluso después de haber recibido dos dosis de la vacuna. Después de una tercera dosis o la dosis de refuerzo, los niveles de todos los serotipos, incluidos el 6B y 23F, superan varias veces los niveles protectores.

El serotipo 3 es también menos inmunógeno que otros serotipos, lo que, unido a una necesidad de un mayor dintel protector de anticuerpos, explica la menor efectividad de las vacunas conjugadas frente a él.

No existen estudios que comparen directamente la inmunogenicidad de la VNC10 y VCN13, ya que la aprobación y licencia de ambas se han basado en estudios comparativos con la PCV7. Sin embargo, estos estudios muestran, por lo general, que la media geométrica de los títulos de anticuerpos frente a los 7 serotipos comunes en las tres vacunas es más alta en los niños que reciben la VNC7 y la VNC13, que en aquellos que reciben la VNC10. Este hecho podría ser significativo en la protección frente a neumonía, OMA y en la reducción de la colonización nasofaríngea, para la que se necesitan títulos más altos que para la ENI. Un hallazgo característico es que la VNC13 produce títulos específicos de IgG más altos que la VNC7 frente al serotipo 19F, a pesar de que ambas vacunas contienen el polisacárido de este serotipo. Este hecho ha sido atribuido al diferente método de conjugación del serotipo 19F en ambas vacunas.

En general, la inmunogenicidad de las vacunas neumocócicas conjugadas es menor en los sujetos inmunodeprimidos y una proporción variable de ellos no alcanza el dintel de los títulos protectores.

Eficacia, efectividad e impacto poblacional

Las vacunas neumocócicas conjugadas han demostrado una extraordinaria efectividad frente a todas las formas de enfermedad neumocócica invasora (ENI). Aunque son menos efectivas frente a la neumonía y la otitis media aguda, dada la elevada frecuencia de estas entidades, las VNC tienen un gran impacto en la población.

Eficacia y efectividad de la VNC7

La extraordinaria efectividad de la VNC7 frente a los serotipos vacunales se ha traducido, en los países donde se ha incluido en los calendarios de vacunación, en una disminución de más del 95% en la incidencia de ENI producida por los serotipos vacunales y una reducción de la incidencia global de ENI (producida por cualquier serotipo) que ha oscilado entre el 45% y el 75%(2,7,8) . La efectividad final de la vacuna se ha basado no solo en su efecto directo en las personas vacunadas, sino en la protección indirecta en las personas no vacunadas de todas las edades, incluidas aquellas mayores de 65 años de edad, en las que las infecciones neumocócicas tienen una morbimortalidad muy elevada(7,8) . De hecho, hay evidencia de que la VNC7 ha evitado el doble de casos de ENI por el efecto de inmunidad de grupo que por la protección directa de las personas vacunadas. La protección es desigual para los distintos serotipos: más baja para los serotipos 19F y 6B.

La efectividad se ha extendido a todas las formas de ENI, aunque variando de unas a otras, dado los diferentes serotipos implicados en las distintas formas clínicas. En el caso de la meningitis, la efectividad final para reducir esta forma clínica producida por cualquier serotipo ha oscilado entre el 30% y el 50%; dado que, aunque la efectividad frente a los casos producidos por los serotipos vacunales es tan alta como el 73%, hay otros muchos serotipos implicados no contenidos en la vacuna(9) .

En los países subdesarrollados, la efectividad es menor: un 80% frente a ENI producida por serotipos vacunales y del 60% para la ENI causada por cualquier serotipo. También, es menor en las personas inmunodeprimidas.

El impacto de la VNC7 también ha sido muy notable en la enfermedad neumocócica no invasora, ya que previene el 6-9% de cualquier forma de otitis media (OMA) y un 20% de las otitis más graves que precisan tubos de timpanostomía(2) .

El impacto comunitario de la VNC7 en la neumonía ha sido mayor que el previsto por los estudios de eficacia. La reducción de las admisiones por neumonía neumocócica en niños menores de 2 años ha oscilado, dependiendo de los diferentes estudios, entre el 20% y el 65%. En esa misma edad, las hospitalizaciones por neumonía de cualquier causa han disminuido entre el 30% y el 50%. El mayor impacto poblacional de lo esperado según los estudios de eficacia, se debe a la inmunidad de grupo o de rebaño. En los EE.UU., se ha estimado que la VNC7 ha evitado 168.000 hospitalizaciones cada año en todas las edades, reducción que ha afectado a todas las edades, incluidos ancianos(10) .

Otro dato que podría explicar un impacto poblacional mayor que el esperado por la efectividad es que la VNC7 parece tener un efecto protector frente a neumonías víricas. Se ha postulado que, algunas veces, para que se produzca neumonía, es necesaria la coinfección simultánea por varios agentes. Por tanto, la protección de la VNC7 frente a neumococo podría evitar la neumonía por otros microorganismos.

La disminución de los casos de enfermedad neumocócica invasora o no invasora producida por los serotipos contenidos en esta vacuna se ha acompañado del aumento de enfermedad neumocócica por serotipos no vacunales, fundamentalmente los serotipos: 19A, 1, 7F, 12F, 22F, 24 F y 15 B/C 2. En Madrid, en 2007-2009, más de la mitad de los casos de ENI estaban producidos por los serotipos 1, 19A y 7F(11) . La emergencia de estos nuevos serotipos condujo al desarrollo de nuevas vacunas conjugadas que contienen un mayor número se serotipos.

Eficacia y efectividad de las nuevas vacunas conjugadas: VNC13 y VNC10

Enfermedad neumocócica invasora (ENI). No existen estudios de eficacia de ambas vacunas, que han sido aprobadas por las agencias según criterios inmunológicos de no inferioridad con respecto a la VNC7. Sin embargo, cada vez, van apareciendo más estudios sobre la efectividad y el impacto en las infecciones neumocócicas invasoras y no invasoras. Los estudios de ambas vacunas difieren no solo en que se han llevado a cabo en diferentes países con epidemiología dispar, sino que también la metodología ha sido distinta. La mayoría de los estudios sobre la VNC10 son estudios de casos o controles y de efectividad, mientras que los estudios sobre la VNC13 son estudios de impacto poblacional. Estos hechos dificultan la comparación del impacto comunitario de ambas vacunas.

En todos los países donde se ha utilizada la VNC13, se ha producido una marcada reducción de la ENI por cualquier serotipo, que oscila entre el 30 y el 50%, siendo más alta en los niños vacunados o en edades cercanas a la vacunación. La reducción de los casos de ENI causada por los serotipos de la VNC13 no contenidos en la VNC7 (1, 5, 19A, 7F, 3 y 6A) oscila entre el 60% y más del 70%. La efectividad frente al serotipo 19A ha sido superior al 70%, en todos los estudios. La reducción de los casos de ENI se produce en todas edades, incluidos los adultos mayores de 65 años, lo que demuestra que esta vacuna produce inmunidad de grupo para todos sus serotipos, incluidos los serotipos 19A y 7F, a cuyo descenso se debe, en gran medida, la caída de ENI tras el uso de esta vacuna(2,12,13) . Se ha estimado que en los EE.UU., después de 3 años de la introducción de la VNC13, se han evitado 30.000 casos de ENI (20.000 de ellos en adultos no vacunados) y 3.000 muertes, 75% de ellas en adultos. La efectividad de la VNC13 frente al serotipo 3 es controvertida y varía de unos estudios a otros(12,13) .

También varía el fenómeno de reemplazamiento o emergencia de nuevos serotipos en la ENI. En algunos países como los EE.UU., no se ha constatado aumento evidente de serotipos no vacunales(12) , pero en otros, como el Reino Unido, es evidente(13) . En cualquier caso, el efecto neto sobre la reducción global de ENI por la VNC13 es, hasta ahora, muy marcado, independientemente de que el fenómeno de emergencia de nuevos serotipos esté o no presente.

En Madrid, se inició la vacunación universal con la VNC13 en el calendario sistemático en junio de 2010, con pauta 2+1, sustituyendo a la pauta 3+1 con la VNC7. Pese a que en julio de 2012 se suspendió la vacunación universal con VNC13, la disminución de la incidencia de ENI ha continuado hasta alcanzar un 68% y un 84%, respectivamente, con respecto al periodo anterior al uso de esta vacuna. La reducción de la incidencia de los serotipos 1, 19A y 7F ha sido del 81%, 95% y 86%, respectivamente. La protección se ha extendido a los niños no vacunados, lo que demuestra que la vacuna induce protección de grupo. Es interesante remarcar que, durante el periodo VNC13, no se ha producido incremento significativo de serotipos no-VNC13. La VNC13 proporciona en el momento actual la mejor cobertura de todas las vacunas conjugadas en nuestro medio.

La información sobre el impacto poblacional de la VNC10 es más escasa, ya que la mayoría de los estudios realizados con esta vacuna son estudios de efectividad. Los diferentes trabajos muestran que la efectividad oscila entre más del 80% y el 100% frente a la ENI por serotipos vacunales y del 65-80% frente a la ENI producida por cualquier serotipo. En los niños con edades cercanas a la edad de vacunación, existe inmunidad de grupo frente a los serotipos vacunales, pero hay escasa información sobre la inmunidad de grupo en los adultos. Los niños vacunados tienen un alto grado de protección frente al 19A, pero esta protección parece mantenerse solo durante un corto espacio de tiempo(14-16) . El seguimiento de los casos de ENI por los Servicios de Salud Pública en Finlandia, donde se utiliza la VNC10, demuestra claramente estos hechos, ya que más allá de los 5 años, se constata un aumento de los casos de ENI por 19A que es muy marcado en los adultos de todas las edades. También aumenta de forma significativa el serotipo 3.

Enfermedades neumocócicas no invasoras: neumonía y otitis media aguda. Ambas vacunas conjugadas protegen frente a la neumonía, aunque las diferencias en la metodología de los estudios y en la epidemiología de los países donde se han llevado a cabo impiden una comparación precisa.

La VNC13 disminuye la incidencia de neumonía en los niños vacunados entre un 25% y un 40%, y reduce las hospitalizaciones por neumonía no solo en los niños vacunados, sino también, en los no vacunados y en los adultos de todas las edades(17,18) .

El impacto de la VNC10 sobre la neumonía también se basa más en estudios de efectividad que en estudios de impacto poblacional. En general, en los niños vacunados disminuye la incidencia de neumonía entre el 20 y el 30%(16,19) . Sin embargo, existen pocos datos en cuanto al impacto de la VNC10 en la incidencia de neumonía en los adultos no vacunados. En el único estudio en que se comparan directamente la VNC10 y la VNC13, en diferentes regiones de Suecia en las que utilizan una u otra vacuna, la eficacia frente a la neumonía fue mayor con la VNC13. Los autores atribuyen este hecho a la cobertura frente los serotipos 19A y 3, contenidos en esta última vacuna(20) .

Ambas vacunas conjugadas disminuyen la incidencia de OMA por cualquier etiología entre un 6% y un 15%. El impacto en la comunidad puede ser, sin embargo, mucho mayor que el anticipado por los estudios de eficacia, ya que al evitar un primer episodio de OMA en lactantes pequeños, se reduce el riesgo de episodios ulteriores. En un estudio llevado a cabo en Israel, la VNC13 redujo la incidencia de OMA neumocócica y de OMA por cualquier causa, un 77% y un 60%, respectivamente en niños menores de 2 años que necesitaron drenaje y cultivo, y prácticamente eliminó todos los casos de OMA por los serotipos contenidos en la vacuna(21) .

Colonización nasofaríngea(22-24)

La reducción de la colonización nasofaríngea frente a los serotipos vacunales es el pilar sobre el que asienta la inmunidad de grupo. La reducción de la colonización nasofaríngea por el serotipo 19A ha dado lugar a una disminución de las resistencias bacterianas de neumococo.

Ambas vacunas reducen en los niños vacunados la colonización por los serotipos que contiene. Numerosos estudios han demostrado la reducción de la colonización nasofaríngea por los serotipos: 6A, 7F, 19A y 19F en los niños vacunados con la VNC13 en comparación con la VNC7. La reducción del 19F parece deberse a una mayor inmunogenicidad de este serotipo en la VNC13 que en la VNC7, probablemente por el diferente método de conjugación del polisacárido capsular en ambas vacunas. Hay dudas en cuanto a la reducción de la colonización por el serotipo 3. La mayor reducción de las tasas de colonización se produce en el serotipo 19A, lo que explica la excelente efectividad que la VNC13 ha mostrado frente a este serotipo.
Por el contrario, la VNC10 no disminuye la tasa de colonización por el 19A, que por el contrario aumenta tras la vacunación con esta vacuna, lo que puede explicar su aumento como causa de ENI en algunos países donde se ha utilizado esta vacuna.

La reducción de la colonización en las personas no vacunadas (inmunidad de grupo) se consigue cuando se alcanzan coberturas vacunales superiores al 70% en los niños objeto de la vacunación, que sería la cobertura mínima necesaria si se quiere lograr el efecto de protección indirecta. No se sabe qué esquema vacunal logra mejor reducción de la colonización, pero parece ser que mantener la dosis de refuerzo es importante, aunque después de tres dosis de primovacunación también se produce.

Un beneficio adicional de la VNC13 es que al disminuir la colonización nasofaríngea por el serotipo 19A, que frecuentemente se asocia a multirresistencias a antibióticos y resistencia de alto nivel a cefotaxima, ha disminuido los casos de enfermedad neumocócica y no invasora producidos por cepas resistentes.

El nicho ecológico creado por la desaparición de estos serotipos en la nasofaringe es ocupado por otros serotipos no vacunales, que, sin embargo, hasta ahora, parecen tener menos capacidad invasiva que los serotipos eliminados.

Pautas de vacunación

En la vacunación universal, pueden utilizarse en pautas 3+1 o 2+1, pero fuera del marco de la vacunación sistemática no se deberían utilizar pautas 2+1. Los pacientes inmunodeprimidos necesitan pautas especiales que incluyen las vacunas conjugadas y la VNP23.

Las pautas 3+1 (tres dosis de primovacunación el primer año de vida y una dosis de recuerdo el segundo año) y 2+1 (dos dosis de primovacunación el primer año de vida y una dosis de recuerdo el segundo año) son de efectividad similar cuando se utilizan en las vacunaciones sistemáticas. No se recomiendan esquemas vacunales en los que se suprime la dosis de refuerzo, ya que los anticuerpos frente a los polisacáridos neumocócicos se detectan en la saliva, sobre todo, tras la dosis de refuerzo y esto parece relacionarse con la disminución de la colonización nasofaríngea, y, por ende, con la inmunidad de grupo.

Sin embargo, las pautas 2+1 no deberían utilizarse fuera del marco de la vacunación universal, ya que tras las dos primeras dosis de vacuna, un porcentaje relevante de niños no alcanza títulos protectores de anticuerpos frente a algunos serotipos, por lo que en ausencia de inmunidad de grupo, pueden sufrir infecciones neumocócicas por estos serotipos.

1. Vacunación de niños sanos. La vacunación universal es la forma más efectiva de prevención de las infecciones neumocócicas y es probable que, también, lo sea para proteger a los pacientes inmunodeprimidos cuya respuesta a las vacunas está comprometida. Dada la epidemiología de la enfermedad neumocócica en España, el Comité Asesor de Vacunas de la AEP recomienda la vacuna VNC13(25) , habiéndose optado por una pauta 2+1 comenzando la primovacunación a los 2 meses de edad.

2. Vacunación de niños inmunodeprimidos o con enfermedades subyacentes. Algunos niños tienen un riesgo elevado de padecer infecciones neumocócicas y tienen necesidades especiales de vacunación frente a este agente. En los niños menores de 5 años inmunodeprimidos o con asplenia, que constituyen el grupo con mayor riesgo de infecciones graves, se recomiendan pautas vacunales 3+1 con la VNC13 cuando se inicia la vacunación sistemática a los 2 meses de edad. Por otra parte, estos pacientes deberían recibir dos dosis de VNC13 si no han recibido, al menos, dos dosis de la misma el primer año de vida. Una vez completada la vacunación con VNC13, se recomienda ampliar la protección con dos dosis de la vacuna neumocócica de 23 polisacáridos (VNP23) (25,26) en todos los niños mayores de 2 años de edad. Como se expone más abajo, la primera dosis de VNP23 debe estar separada, al menos, 8 semanas de la segunda dosis de VNC13. La segunda (y última) dosis de VNP23 se administra 3-5 años después de la primera dosis de esta misma vacuna.

En los niños inmunodeprimidos o con asplenia, de 5-18 años de edad, que no han sido vacunados con la VNC13, se recomienda una dosis de esta vacuna y, posteriormente, dos dosis de la VNP23, tal y como ha sido expuesto anteriormente.

En los niños con situaciones de riesgo pero sin inmunodepresión (Tabla II), puede optarse por administrar el calendario de los niños sanos o preferiblemente el de los niños inmunodeprimidos.

En general, cuando se lleva a cabo una pauta vacunal que incluya la VNP23 y una de las nuevas vacunas conjugadas, es necesario contemplar unos intervalos mínimos de administración para interferir lo menos posible la inmunogenicidad de las vacunas. Independientemente de la edad, el Advisory Committee on Immunization Practices (ACIP) recomienda que, cuando se administra la VNC13 seguida de la VNP23 en personas inmunodeprimidas, con asplenia, con fístulas del LCR y con implantes cocleares, el intervalo mínimo entre ambas vacunas sea 8 semanas. En las personas sanas o con enfermedades crónicas sin inmunodepresión, de 65 o más años de edad, el intervalo mínimo recomendado es 1 año.

Cuando se ha recibido la VNP23 como primera vacuna, el intervalo mínimo para las personas mayores de 18 años, independientemente de si están sanas, inmunodeprimidas o padecen enfermedades crónicas, es un año. En los menores de 18 años, inmunodeprimidas, con asplenia, con fístulas del LCR y con implantes cocleares, el intervalo mínimo recomendado es 8 semanas.

Bibliografía

Los asteriscos reflejan el interés del artículo a juicio del autor.

1.*** Bogaert D, De Groot R, Hermans PWM. Streptococcus pneumoniae colonization: the key to pneumococcal disease. Lancet Infect Dis. 2004; 4: 144-54.

2.*** Yildirim I, Shea KM, Pelton SI. Pneumococcal disease in the era of pneumococcal conjugate vaccine. Infect Dis Clin N Am. 2015; 29: 679-97.

3.** Leino T, Auranen K, Jokinen J, Leinonen M, Tervonen P, Tacala AK. Pneumococcal carriage in children during their first two years: importance role of family exposure. Pediatr Infect Dis J. 2001; 20: 1022-7.

4.** Whitney CG. Can vaccines control resistance? The example of pneumococcal conjugate vaccine. Infect Dis Clin Pract. 2006; 14: S24-S30.

5.** Huss A, Scott P, Stuck AE, Trotter C, Egger M. Efficacy of pneumococcal vaccination in adults. CMAJ. 2009; 180: 48-58.

6.** Moberley SA, Holden J, Tatham DP, Andrews RM. Vacunas para prevenir la infección neumocócica en adultos (Revisión Cochrane traducida). En: La Biblioteca Cochrane Plus, 2008 Número 4. Oxford: Update Software Ltd. Disponible en: http://www.update-software.com. (Traducida de The Cochrane Library, 2008 Issue 3. Chichester, UK: Jgghtfohn Wiley & Sons, Ltd.).

7.** Centers for Disease Control and Prevention. Pneumococcal disease. Surveillance and reporting. http://www.cdc.gov/pneumococcal/surveillance.html.

8.** Von Gottberg A, De Gouveia L, Tempia S, et al. Effects of vaccination on invasive pneumococcal disease in South Africa. N Engl J Med. 2014; 371: 1889-99.

9.** Hsu HE, Shutt KA, Moore MR, et al. Effect of pneumococcal conjugate vaccine on pneumococcal meningitis. N Engl J Med. 2009; 360: 244-56.

10.** Griffin MR, Zhu Y, Moore MR, Whitney CG, Grijalva CG. U.S. hospita­lizations for pneumonia alter a decade of pneumococcal vaccination. N Engl J Med. 2013; 369: 155-63.

11.** Picazo J, Ruiz-Contreras J, Casado-Flores J, et al. Relationship between serotypes, age, and clinical presentation of invasive pneumococcal disease in Madrid, Spain, after introduction of the 7-valent pneumococcal conjugate vaccine into the vaccination calendar. Clin Vaccine Immunol. 2011;18: 89-94.

12.** Moore MR, Link-Gelles R, Schaffner W, et al. Effect of use of 13-valent pneumococcal conjugate vaccine in children and adults in the USA: analysis of multisite, population-based surveillance. Lancet Infect Dis. 2015; 15: 301-9.

13.** Waight PA, Andrews NJ, Ladhani SM, Sheppard CL, Slack MPE, Miller E. Effect of the 13-valent pneumococcal conjugate vaccine on invasive pneumococcal disease in England and Wales 4 years after its introduction: an observational cohort study. Lancet Infect Dis. 2015; 15: 629. doi: 10.1016/S1473-3099(15)00028-6.

14.** Domingues CM, Verani JR, Montenegro EI, et al. Effectiveness of ten-valent pneumococcal conjugate vaccine against invasive pneumococcal disease in Brazil: a matched case-control study. Lancet Respir Med. 2014; 2: 464-71.

15.** Jokinen J, Rinta-Kokko H, Siira L, et al. Impact of ten-valent pneumococcal conjugate vaccination on invasive pneumococcal disease in Finnis children –a population– based study. PLOS ONE. 2015; 10: e0120290. doi: 10.1371/journal.pone.012029.

16.** Tregnaghi MW, Sáez-Llorens X, López P, et al. Efficacy of Pneumococcal Nontypable Haemophilus influenzae Protein D Conjugate Vaccine (PHiD-CV) inYoung Latin American Children: A Double-Blind Randomized Controlled Trial. PLOS Medicine PLoS Med 11(6): e1001657. doi:10.1371/journal. npmed.1001657.

17.** Greenberg D, Givon-Lavi N, Ben Shimol S, Bar Ziv J. Impact of PCV7/PCV13 introduction on community-acquired alveolar pneumonia in children < 5 years. Vaccine. 2015; 33: 4623-9.

18.*** Simonsen L, Taylor RJ, Schuck-Paim C, Lustig R, Harber M, Klugman PK. Effect of 13-valent pneumococcal conjugate vaccine on admissions to hospital 2 years after introduction in the USA: a time series analysis: Lancet Resp Med. 2014; 2: 387-94.

19.** Afonso ET, Minamisava R, Bierrenbach AL, et al. Effect of 10-valent pneumococcal vaccine on pneumonia among children in Brazil. Emerg Infect Dis. 2013; 19: 589-97.

20.** Berglund A, Ekelund M, Fletcher MA, Nyman L. All-cause pneumonia hospitalizations in children < 2 years old in Sweden, 1998 to 2012: impact of pneumococcal conjugate vaccine introduction. PLOS ONE 2014; e112211. doi: 10.1371/journal.pon.011221.

21.** Ben-Shimol S, Givon-Lavi N, Leibovitz E, Raiz R, Greenberg D, Dagan R. Near- elimination of otitis media caused by 13-valent pneumococcal conjugate vaccine (PCV) serotypes in Southern Israel shortly after sequential introduction of 7-valent/13-valent vaccine. Clin Infect Dis. 2014; 59: 1724-32.

22.** Hammitt LL, Akech DO, MorpethSC, et al. Population effect of 10-valent pneumococcal conjugate vaccine on nasopharyngeal carriage of Streptococcus pneumoniae and non-typeable Haemophilus influenzae in Kilifi, Kenya: findings from cross-sectional carriage studies. Lancet Glob Health. 2014; 2: e397-405. doi: 10.1016/S2214-109X(14)70224-4.

23.*** Cohen RVaron EDoit C, et al. A 13 year survey of pneumococcal nasopharyngeal carriage in children with acute otitis media following PCV7 and PCV13 implementation. Vaccine. 2015; 33: 5118-26.

24.*** Loughlin AN, Hsu K, Silverio AL, Marchan CD, Pelton SI. Direct and indirect effects of PCV13 on nasopharyngeal carriage of PCV13 unique pneumococcal serotypesin Massachusetts´children. Pediatr Infect Dis J. 2014; 33: 504-10.

25.*** Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría. Neumococo. Manual de vacunas o en línea de la a AEP. http://vacunasaep.org/documentos/manual/cap-31#7 (acceso en enero de 2016).

26.*** Centers for Disease Control and Prevention (CDC). Prevention of pneumococcal disease among infants and children – use of 13-valent pneumococcal conjugate vaccine and 23-valent pneumococcal polysaccharide vaccine. Recommendations of the Advisory Committee on Immunization Practices. MMWR. 2010; 59(RR-11); 1-18.

Bibliografía recomendada

Bogaert D, De Groot R, Hermans PWM. Streptococcus pneumoniae colonization: the key to pneumococcal disease. Lancet Infect Dis. 2004; 4: 144-54.

Excelente revisión sobre la colonización nasofaríngea por neumococo. Contiene figuras y esquemas muy ilustrativos.

Yildirim I, Shea KM, Pelton SI. Pneumococcal disease in the era of pneumococcal conjugate vaccine. Infect Dis Clin N Am. 2015; 29: 679-97.

Revisión completa y actualizada, que contiene toda la información necesaria sobre la epidemiología del neumococo y sobre las vacunas conjugadas.

Cohen R, Varon EDoit CSchlemmer CRomain OThollot F, et al. A 13 year survey of pneumococcal nasopharyngeal carriage in children with acute otitis media following PCV7 and PCV13 implementation. Vaccine. 2015; 33: 5118-26.

Los autores revisan los cambios en la colonización nasofaríngea en Francia desde la introducción de la vacunas conjugadas, en un periodo de tiempo que se extiende una década. Imprescindible para conocer el impacto poblacional de la VNC7 y la VNC13, y la inmunidad de grupo o de rebaño.

– Loughlin AN, Hsu K, Silverio AL, Marchan CD, Pelton SI. Direct and indirect effects of PCV13 on nasopharyngeal carriage of PCV13 unique pneumococcal serotypesin Massachusetts´children. Pediatr Infect Dis J. 2014: 33: 504-10.

Los autores muestran como, a medida que aumenta la cobertura vacunal con la VNC13, se reduce la colonización nasofaríngea por los serotipos vacunales en los niños no vacunados. A partir del 60% de cobertura, comienzan a reducirse también en los niños no vacunados y a partir del 70% de cobertura, la reducción de colonización nasofaríngea se iguala en los niños vacunados y los no vacunados, indicando que esta cobertura es la necesaria para mantener inmunidad de rebaño. El texto está complementado por figuras muy ilustrativas que ayudan a comprender el fenómeno.

– Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría. Neumococo. Manual de vacunas o en línea de la AEP. http://vacunasaep.org/documentos/manual/cap-31#7 (acceso en enero de 2016).

Centers for Disease Control and Prevention (CDC). Prevention of pneumococcal disease among infants and children – use of 13-valent pneumococcal conjugate vaccine and 23-valent pneumococcal polysaccharide vaccine. Recommendations of the Advisory Committee on Immunization Practices. MMWR. 2010; 59(RR-11); 1-18.

Estos dos artículos contienen las recomendaciones del Comité Asesor de Vacunas y del ACIP sobre vacunación antineumocócica. En ellas, el lector puede encontrar cualquier información y resolver cualquier duda acerca de la vacunación frente a esta bacteria.

 

Caso clínico

 

Después de un accidente de tráfico, un niño de 17 años, tiene que ser esplenectomizado de urgencia. Una vez superada la convalecencia de la intervención quirúrgica, su médico, considerando el riesgo elevado de sepsis fulminante que la esplenectomía frente a neumococo conlleva, decide iniciar la vacunación frente al neumococo.

 

 

Vacunación del niño y adolescente en situaciones especiales

M. Campins Martí*, J.M. Valle T-Figueras**
Temas de FC


M. Campins Martí*, J.M. Valle T-Figueras**

*Jefe de servicio. Servicio de Medicina Preventiva y Epidemiología. Hospital Universitari Vall d’Hebron. Universidad Autónoma de Barcelona.
**Médico especialista en Pediatría. Máster en Infectología Pediátrica, Hospital Universitari Vall d’Hebron. Universidad Autónoma de Barcelona

 

Resumen

Existen situaciones especiales en que las recomendaciones y pautas de vacunación deben adaptarse a cada circunstancia. En este artículo, se revisan las recomendaciones, contraindicaciones y esquemas de vacunación indicados en la embarazada y en los recién nacidos prematuros. Así mismo, se exponen las recomendaciones de utilización de vacunas en la profilaxis postexposición a una enfermedad inmunoprevenible. Por último, se señalan las vacunas indicadas en los adultos que trabajan en contacto habitual con niños, como son los cuidadores de guardería y el personal sanitario de áreas pediátricas. Muchos de los aspectos tratados en el documento son un motivo frecuente de consulta en la práctica diaria, por lo que, además de la actualización del tema, se ha pretendido dar al lector unas pautas útiles.

 

Abstract

There are special situations where vaccination recommendations and guidelines should be adapted to each circumstance. In this article recommendations, contraindications and vaccination schedules indicated in pregnancy and preterm infants are reviewed. Likewise,
the recommendations for use of vaccines in postexposure prophylaxis for a vaccine-preventable disease are discussed. Finally, vaccines indicated in adults working in regular contact with children, such as child care caregivers and health-care workers of pediatric areas are listed. Many of the issues discussed in the paper are a frequent reason for consultation in daily practice, so in addition to updating the theme is intended to give the reader some useful guidelines.

 

Palabras clave: Vacunas; Inmunización; Embarazo; Prematuros; Profilaxis postexposición

Key words: Vaccines; Immunization; Pregnancy; Preterm infants; Postexposure prophylaxis

 

Pediatr Integral 2015; XIX (10): 717.e1-717.e8


Vacunación del niño y adolescente en situaciones especiales

Introducción

La inmunización en situaciones especiales incluye aquellas vacunaciones que, por distintos motivos, no pueden aplicarse siguiendo los programas establecidos en los calendarios de vacunación y se aplican de forma más individualizada.

Vacunación en el embarazo

Hay dos vacunas especialmente indicadas durante el embarazo (antigripal y tos ferina). Las vacunas atenuadas están contraindicadas, salvo en alguna situación excepcional.

La vacunación materna durante la gestación tiene varios objetivos:

• Proteger a la mujer de determinadas enfermedades inmunoprevenibles a las que esté expuesta, en especial a aquellas que se asocian a un mayor riesgo de complicaciones durante el embarazo.

• Disminuir la probabilidad de que la mujer contraiga la enfermedad y contagie al recién nacido o al lactante en los primeros meses de vida.

• Proteger al lactante durante los primeros meses de vida mediante la transmisión pasiva transplacentaria de anticuerpos al feto.

Los riesgos de la inmunización durante el embarazo son, en general, teóricos, con escasas evidencias científicas que indiquen efectos adversos en la madre, el embrión, el feto o el recién nacido(1,2). No obstante, tradicionalmente, se ha recomendado vacunar a la gestante solo si la probabilidad de exposición a la enfermedad es elevada, y si la infección se asocia a un riesgo alto de complicaciones para la embarazada, el feto o el recién nacido.

Las vacunas atenuadas están contraindicadas durante toda la gestación y en el mes previo a la misma, excepto en situaciones de alto riesgo de exposición (riesgo de enfermedad > riesgo de la vacuna)(3). Se incluyen dentro de este grupo las siguientes vacunas: triple vírica, varicela, vacuna frente al herpes zóster, vacuna antipoliomielítica oral, vacuna antigripal atenuada de administración intranasal, vacuna de la fiebre amarilla y BCG (Tabla I).

La vacunación inadvertida de mujeres embarazadas o que inicien la gestación en las 4 semanas siguientes a la administración de una vacuna atenuada, no es indicación de interrupción del embarazo(3). No hay ninguna contraindicación de inmunización con vacunas atenuadas a los convivientes o contactos de una gestante.

En general, las vacunas inactivadas y los toxoides pueden administrarse durante el embarazo, aunque siempre debe hacerse una correcta valoración riesgo/beneficio, ya que para algunas vacunas existen pocos datos sobre su utilización en embarazadas (p. ej.: vacuna frente al virus del papiloma humano, vacuna frente a la encefalitis japonesa…)(3).

Vacunas especialmente indicadas durante la gestación

Vacuna antigripal. La infección por el virus influenza durante la gestación, se asocia a un mayor riesgo de complicaciones cardiopulmonares y de hospitalización, en especial durante el segundo y tercer trimestre del embarazo(4). También se han descrito daños en el feto, como: retraso de crecimiento intrauterino, bajo peso al nacer y mayor riesgo de aborto espontáneo y de muerte fetal(5). Por estos motivos, la vacunación antigripal está indicada en todas las gestantes y en aquellas que lo estarán durante la temporada gripal, independientemente del trimestre de embarazo(3). Un beneficio adicional de la vacunación antigripal en la embarazada es la protección del recién nacido y del lactante durante los 6 primeros meses de vida(6).

Vacunación frente a la tos ferina. El padecimiento de la tos ferina durante la gestación no se asocia a un mayor riesgo de complicaciones para la madre ni para el feto. No obstante, la reemergencia reciente de la tos ferina y el aumento de casos de tos ferina grave en lactantes menores de 6 meses, que aún no han iniciado o completado la primovacunación, ha hecho que en muchos países se haya introducido la vacunación de la embarazada como estrategia adicional de prevención de esta infección(7). En febrero de 2014, Cataluña incorporó la vacuna dTpa en el calendario de vacunación de la embarazada(8) y, actualmente, se ha ampliado a otras CC.AA.

Se recomienda la administración de una dosis de vacuna dTpa durante el tercer trimestre de gestación, preferiblemente entre las semanas 27 y 36, para garantizar un nivel óptimo de anticuerpos a través de la placenta. Hay que administrar una dosis de vacuna en cada embarazo, independientemente del intervalo de tiempo transcurrido desde la dosis previa. Aquellas mujeres no vacunadas previamente frente al tétanos, con estado vacunal desconocido o con vacunación incompleta, deben iniciar o completar la primovacunación, usando la vacuna dTpa en una de las dosis, preferiblemente la que coincida con el último trimestre del embarazo(8).

Según datos recientes publicados en Reino Unido, donde se introdujo esta estrategia en 2012, la efectividad de la vacuna es del 91% para prevenir la tos ferina en los lactantes menores de 3 meses, si esta se administra antes de los 7 días previos al parto(9). No se han observado problemas de seguridad.

Vacunación en prematuros

Los recién nacidos prematuros deben ser vacunados a la misma edad cronológica que la recomendada en los recién nacidos a término, salvo algunas excepciones.

Los recién nacidos prematuros (RNP) (<37 semanas de gestación), independientemente del peso al nacimiento, deben ser vacunados a la misma edad cronológica y según las mismas pautas vacunales que los recién nacidos a término(3). Salvo en situaciones excepcionales, no hay que retrasar la edad de la vacunación.

Los RNP tienen una mayor susceptibilidad a las infecciones por diversas razones: inmadurez del sistema inmunitario, menores concentraciones de anticuerpos séricos (las IgG no alcanzan concentraciones similares a las de la madre hasta las 34 semanas) y descenso más precoz en los primeros meses de vida, desnutrición…

Aunque algunos estudios muestran que la producción de anticuerpos vacunales en el prematuro de muy bajo peso (<1.500 g) y en los de edad gestacional inferior a 29 semanas, es inferior a la del recién nacido a término, se alcanzan en general concentraciones protectoras a todos los antígenos vacunales, consiguiendo una inmunidad suficiente para prevenir la enfermedad al completar las dosis necesarias de la primovacunación(10,11).

La seguridad de las vacunas en los RNP es similar a la de los niños a término, aunque en los grandes prematuros (<1.000 g) pueden aparecer apneas, con o sin bradicardia, después de la administración de algunas vacunas (DTPw, DTPa-VPI-Hib-VHB). Si el niño ha presentado apneas en las 24 horas previas al inicio de la vacunación y tiene un peso inferior a 2.000 g, es recomendable su monitorización durante las 48 horas posteriores a la inmunización y, si se planea el alta, no debe vacunarse el mismo día, sino 48 o 72 horas antes(11).

La vacuna de la hepatitis B en los prematuros hijos de madre portadora del virus (HBsAg positivo) o con serología materna desconocida, es la única en la que se modifica la pauta de vacunación en función del peso del recién nacido (4 dosis en los recién nacidos con peso inferior a 2.000 g; pauta: 0, 1, 2 y 6 meses)(11) (Tabla II).

Los recién nacidos con peso <2.000 g. hijos de madre HBsAg negativo, pueden vacunarse a partir del mes de vida y según la pauta establecida en el calendario de vacunación sistemática infantil.

La vacuna de rotavirus se recomienda en RNP a partir de las 6 semanas de vida y tras el alta hospitalaria(12), dado que la infección por rotavirus puede ser más grave y la hospitalización más frecuente. Los RNP que permanecen ingresados en el momento de la vacunación no deben recibir esta vacuna dada la posibilidad de diseminación del virus en la unidad neonatal, ya que se trata de una vacuna de virus atenuados.

La vacuna antigripal está especialmente indicada a partir de los 6 meses de vida en los prematuros de edad gestacional inferior a 32 semanas y en aquellos con patología crónica(11). La pauta recomendada es de 2 dosis (0,25 ml) con un intervalo de 1 mes. Así mismo, los convivientes y cuidadores de estos niños deberían recibir anualmente la vacuna antigripal.

Los RNP (particularmente en <32 semanas) tienen más probabilidad de presentar una infección invasiva por Streptococcus pneumoniae que los RNT, por lo que esta vacuna está especialmente indicada(13).

Profilaxis postexposición con vacunas

Las enfermedades en las que se ha demostrado la efectividad de las vacunas, como profilaxis postexposición, solas o asociadas con inmunoglobulinas son las siguientes:

• Hepatitis víricas: hepatitis A y hepatitis B.

• Enfermedades exantemáticas: sarampión y varicela.

• Otras infecciones: tétanos, tos ferina y rabia.

Hay otras situaciones en las cuales pueden usarse las vacunas para el control de brotes epidémicos. En esta categoría, se incluyen las vacunas antimeningocócica, anti-Haemophilus influenzae tipo b, antidiftérica y antipoliomielítica.

Hepatitis A

La profilaxis postexposición es efectiva si se realiza en los 14 días siguientes a la exposición. Está indicada en contactos domiciliarios o sexuales susceptibles, guarderías y brotes de fuente común, con algunas particularidades en cada situación.

La profilaxis postexposición está indicada en las siguientes circunstancias(14):

• Entorno familiar: contactos domiciliarios y sexuales susceptibles.

• Guarderías:

- Los asistentes al centro (niños y cuidadores susceptibles), si se han producido uno o más casos de hepatitis A en el personal de la guardería o en los niños.

- Los asistentes al centro (niños y cuidadores susceptibles), si se han producido dos o más casos de hepatitis A en los contactos domiciliarios de los niños de la guardería. En los centros donde no hay niños incontinentes, la profilaxis se restringirá a los compañeros de la misma clase del caso índice.

- Los asistentes al centro (niños y cuidadores susceptibles) y todos los contactos domiciliarios susceptibles de los niños incontinentes, si hay casos de hepatitis A en tres o más familias de los niños del centro.

• Exposición a una fuente común (brote alimentario):

- Los consumidores susceptibles de alimentos manipulados por el caso índice, si la investigación epidemiológica indica riesgo de transmisión en un ámbito cerrado (escuela, hospital, cuartel…).

La profilaxis postexposición no se recomienda en las siguientes circunstancias:

• Contactos escolares de un único caso. Solamente se hará en los contactos personales, en caso de un brote en la escuela o en una clase.

• Personal sanitario expuesto a un paciente con hepatitis A: el cumplimiento riguroso de la higiene de manos antes y después del contacto con el paciente y la aplicación de las precauciones de aislamiento son las medidas de prevención más eficaces en esta situación.

La efectividad de la profilaxis postexposición con vacuna solo se ha demostrado si se administra en los primeros 14 días del contacto. La vacuna está indicada en niños inmunocompetentes a partir de los 12 meses de edad de edad (dos dosis, administradas con un intervalo de 6-12 meses). En niños menores de esta edad y en inmunodeprimidos, hay que administrar inmunoglobulina polivalente (0,02 ml/kg) por vía intramuscular.

Los niños que, al producirse el contacto, están en proceso de vacunación pueden considerarse inmunes si han recibido la primera dosis en un plazo de tiempo igual o superior a 15 días.

Hepatitis B

La profilaxis postexposición al virus de la hepatitis B debe realizarse con vacuna y con inmunoglobulina hiperinmune.

Hay que considerar cuatro formas de exposición o contacto con el virus de la hepatitis B:

1. Perinatal. La profilaxis postexposición del recién nacido hijo de madre HBsAg+ o cuyo estado serológico se desconozca, se debe realizar con una dosis de inmunoglobulina hiperinmune (0,5 ml) por vía intramuscular y la primera dosis de vacuna antihepatitis B en las primeras 12 horas de vida, y continuar posteriormente con las dos dosis restantes de vacuna (1 y 6 meses)(15). Los prematuros con un peso inferior a 2.000 g en el momento de la primera dosis de vacuna, deberán recibir una dosis adicional (1, 2 y 6 meses).

2. Sexual. En caso de abuso sexual o adolescentes que hayan tenido contacto sexual con un portador del virus o una persona con hepatitis B aguda, hay que administrar una dosis de inmunoglobulina hiperinmune (0,06 ml/kg; dosis máxima: 5 ml), preferiblemente en las primeras 24 horas o hasta un plazo máximo de 14 días después de la exposición, e iniciar la vacunación según la pauta estándar (tres dosis: 0, 1 y 6 meses)(14,15).

3. Percutánea (pinchazo accidental) o cutáneomucosa (salpicadura). La pauta a seguir en estos casos depende del estado de vacunación de la persona expuesta y de si se conoce o no la respuesta a la vacuna. En la tabla III, se exponen las indicaciones recomendadas en cada situación(14).

4. Familiar o domiciliario. Si el contacto familiar o domiciliario es un portador crónico del virus de la hepatitis B, debe vacunarse a todos los convivientes, con independencia de su edad(14,15). Por el contrario, si el familiar afecto padece una hepatitis B aguda, solo hay que realizar profilaxis en los siguientes casos:

• Niños menores de 12 meses no vacunados.

• Personas que hayan compartido objetos que puedan estar contaminados con sangre de la persona enferma (peine, cepillo de dientes, etc.).

La profilaxis consiste en una dosis de inmunoglobulina hiperinmune (0,06 ml/kg; dosis mínima: 0,5 ml; dosis máxima: 5 ml) e iniciar la vacunación (tres dosis: 0, 1 y 6 meses).

Varicela

La vacuna de la varicela en profilaxis postexposición se debe administrar preferiblemente en los tres días posteriores al contacto.

La vacuna de la varicela es útil como profilaxis postexposición, en los susceptibles, si se administra en los tres días posteriores al contacto (efectividad del 70 al 80%), aunque puede utilizarse hasta transcurridos cinco días(16). La pauta indicada es de dos dosis separadas por un intervalo mínimo de un mes. En los casos en que la vacunación esté contraindicada, deberá realizarse inmunización pasiva con inmunoglobulina polivalente o, si está disponible, con inmunoglobulina hiperinmune(14).

Sarampión

La profilaxis postexposición al sarampión es eficaz si se administra en los primeros tres días del contacto.

La profilaxis postexposición al sarampión es eficaz si se administra en los primeros tres días del contacto. El tipo de profilaxis recomendada varía en función de la edad y del estado inmunitario de la persona expuesta. La pauta a seguir es la siguiente(14,17):

• Niños de edad igual o superior a seis meses y adultos susceptibles: una dosis de vacuna triple vírica. Los menores de 12 meses deberán revacunarse cuando el niño tenga más de 12 meses (pauta de 2 dosis).

• Lactantes menores de seis meses, hijos de madres susceptibles y lactantes de 28 o menos semanas de gestación, aunque la madre sea inmune: una dosis de inmunoglobulina polivalente (0,25 ml/kg; dosis máxima: 15 ml).

• Embarazadas y personas inmunodeprimidas susceptibles: una dosis de inmunoglobulina polivalente (0,50 ml/kg; dosis máxima: 15 ml).

Tétanos

En la tabla IV se indican las pautas a seguir según el tipo de herida (limpia o tetanígena) y el estado o antecedente de vacunación del paciente(14).

Tos ferina

Las indicaciones de la vacuna frente a la tos ferina en la profilaxis postexposición, junto con la quimioprofilaxis con macrólidos, son las siguientes(14):

• Niños menores de siete años no vacunados o incompletamente vacunados según su edad.

• Niños menores de siete años que hayan recibido la cuarta dosis hace más de tres años: una dosis de recuerdo.

• Niños que hayan recibido la tercera dosis hace más de seis meses: administrar la cuarta dosis.

Rabia

La profilaxis después de una mordedura de riesgo debe realizarse siempre, independientemente del tiempo transcurrido desde la exposición.

La conducta a seguir en la profilaxis después de una mordedura de riesgo depende del antecedente de vacunación de la persona expuesta. Aunque en las exposiciones de alto riesgo el inicio de la profilaxis debe ser inmediato, su administración se recomienda siempre, sea cual sea el tiempo transcurrido desde la exposición hasta la valoración clínica del paciente.

Las personas no vacunadas previamente y que hayan sufrido una exposición de alto riesgo deben recibir inmunoglobulina hiperinmune (20 UI/kg), que se infiltrará alrededor de la herida y, en caso de corresponder a mucho volumen de líquido, por vía intramuscular en una zona anatómica distante a la de la aplicación de la vacuna. La inmunoglobulina no debe administrarse después de siete días de la vacunación, ya que podría interferir con la acción de esta.

El esquema de vacunación en la profilaxis postexposición es el siguiente(14,18):

• No vacunados previamente: cuatro dosis administradas por vía intramuscular en los días 0, 3, 7 y 14. En inmunodeprimidos, se añadirá una quinta dosis el día 21.

• Vacunados previamente: esquema vacunal de dos dosis por vía intramuscular (0 y 3 días).

Enfermedad meningocócica

La vacunación debe acompañar a la quimioprofilaxis en los contactos de los casos de infección invasora por meningococo de serogrupos vacunales (A, C, W135, Y).

La vacunación está indicada junto con la quimioprofilaxis, cuando la infección está causada por un meningococo de un serogrupo incluido en las vacunas (A, C, W135, Y). Se administrará a todos los contactos familiares y de la guardería no vacunados previamente (solo los de la misma clase si únicamente ha habido un caso), y en los niños de la misma clase de la escuela del caso índice (todos los alumnos y personal del colegio si se han producido tres o más casos en el plazo de un mes)(14).

La vacunación frente a meningococo de serogrupo B está indicada junto con la quimioprofilaxis en agrupaciones de casos o brotes (dos o más casos confirmados en la misma institución, organización o grupo social, en un periodo de tiempo ≤ 4 semanas). Asimismo, está indicada en brotes comunitarios (tres o más casos confirmados en un ámbito comunitario definido, en un periodo de tiempo ≤ 3 meses)(19).

Enfermedad invasora por Haemophilus influenzae tipo b

La vacunación como complemento de la quimioprofilaxis está indicada en los siguientes casos(14):

• Contactos familiares menores de cinco años no inmunizados con anterioridad o incorrectamente vacunados, y a todos los convivientes, con independencia de la edad, si conviven con personas que pertenecen a grupos de alto riesgo (inmunodeprimidos, asplenia anatómica o funcional, etc.).

• Contactos de la guardería no vacunados o incompletamente vacunados, independientemente del número de casos e intervalo de tiempo en que se hayan presentado.

Difteria

La vacunación de los contactos de un caso de difteria está indicada en las siguientes personas(14):

• Contactos no vacunados o con estado vacunal desconocido.

• Contactos vacunados de forma incompleta: completar la primovacunación.

• Contactos vacunados, pero que recibieron la última dosis hace más de cinco años: una dosis de recuerdo.

Poliomielitis

En situaciones excepcionales de brote, las autoridades sanitarias podrían recomendar la vacunación de las personas del área afectada.

Vacunación de niños asistentes a guarderías

La tos ferina, la gastroenteritis por rotavirus, la hepatitis A, la varicela, el sarampión y la enfermedad neumocócica son las principales infecciones prevenibles por vacunas con riesgo de transmisión en las guarderías.

La mayor probabilidad de transmisión de infecciones en las guarderías implica que debe garantizarse un seguimiento correcto del calendario de vacunaciones sistemáticas, sin retrasos injustificados ni interrupciones en el cumplimiento de las pautas de vacunación recomendadas. La tos ferina, la gastroenteritis por rotavirus, la hepatitis A, la varicela, el sarampión y la enfermedad neumocócica son las principales infecciones prevenibles por vacunas con riesgo de transmisión en este ámbito. En algunos países, como EE.UU., se recomienda la vacunación antigripal universal de todos los niños a partir de los 6 meses de vida, ya que la incidencia de esta infección y el riesgo de hospitalizaciones son más elevadas en los niños menores de 2 años y, además, los niños son los principales transmisores de gripe a la comunidad(20-21).

Vacunación del personal que atiende a niños

Es particularmente importante que el personal que trabaja con niños sea inmune o esté vacunado frente a: sarampión, rubéola, parotiditis, difteria, tos ferina, varicela y hepatitis A. En el caso del personal sanitario, hay que añadir también la vacuna de la hepatitis B y la antigripal.

Cualquier persona que trabaje con niños, especialmente en guarderías y el personal sanitario de áreas pediátricas, está sometido a un alto riesgo de contacto con una amplia variedad de bacterias y virus, y no solamente poder padecer la enfermedad, sino poder trasmitirla a aquellos niños que por cualquier circunstancia sean susceptibles a las mismas (ausencia de vacunación, negativa parental, contraindicaciones, inmigración…). Es, por tanto, particularmente importante que dicho personal sea inmune o esté vacunado frente a: sarampión, rubéola, parotiditis, difteria, tos ferina, varicela y hepatitis A(21). En el caso del personal sanitario, hay que añadir también la vacuna de la hepatitis B y la antigripal. El personal que no acredite mediante pruebas de laboratorio, certificado validado de vacunación o certificado médico de padecimiento de la enfermedad, deberá recibir las dosis de vacuna indicadas en cada caso.

La vacunación frente a la hepatitis B debe realizarse en el periodo de formación del personal, antes del inicio de la actividad clínica. En la actualidad, al ser una vacuna universal para la población pediátrica, la mayoría de las nuevas cohortes de trabajadores docentes o sanitarios ya estarán vacunadas. El personal susceptible debe recibir tres dosis de vacuna (0, 1, 6 meses). El cribado serológico prevacunal no es necesario, pero se recomienda comprobar la respuesta vacunal a los 1-3 meses de la tercera dosis (concentraciones de anti-HBs superiores a 10 UI/l se consideran protectores)(21). Se debe revacunar con otra pauta completa de 3 dosis si no ha habido respuesta.

La vacuna de la tos ferina está especialmente indicada en estos colectivos, en su formulación para adultos, combinada con los toxoides diftérico y tetánico (dTpa). Se administrará una dosis de vacuna dTpa que sustituirá a una de las dosis de recuerdo de vacuna dT, independientemente del tiempo transcurrido desde la última dosis de dT(7).

A pesar de que las tasas de gripe en niños son de las más altas, no se recomienda de modo sistemático la vacunación del colectivo docente que trabaja en guarderías. Esta podría plantearse en los docentes de aquellas aulas en las que estuviera escolarizado algún niño incluido en los grupos de riesgo de complicaciones como consecuencia de la gripe.

Funciones del pediatra de Atención Primaria

1. Conocer las indicaciones y contraindicaciones de la vacunación en el embarazo, para proteger a la embarazada y, a su vez, al lactante de ciertas enfermedades immunoprevenibles.

2. Conocer las indicaciones y las pautas vacunales de los recién nacidos prematuros, así como sus peculiaridades.

3. Aplicar las pautas de profilaxis postexposición en las situaciones de riesgo de hepatitis A y B, varicela, sarampión, tétanos, tos ferina, rabia, enfermedad meningocócica, enfermedad invasora por Haemophilus influenzae tipo b, difteria y poliomielitis.

4. Garantizar un seguimiento correcto del calendario de vacunaciones sistemáticas, sin retrasos injustificados ni interrupciones en el cumplimiento de las pautas de vacunación recomendadas.

Bibliografía

Los asteriscos reflejan el interés del artículo a juicio del autor.

1. Munoz FM, Englund JA. Vaccines in pregnancy. Infect Dis Clin North Am. 2001; 15: 253-71.

2. Guiding principles for development of ACIP recommendations for vaccinating during pregnancy and breastfeeding. MMWR. 2008; 57: 580.

3.** CDC. Guiding principles for development of ACIP recommendations for vaccinating during pregnancy and breastfeeding. MMWR. 2008; 57: 580.

4.*** CDC. General recommendations on immunization. Recommendations of the Advisory Committee on Immunization Practices (ACIP). MMWR. 2011; 60: 1-60.

5. Neuzil KM, Reed GW, Mitchel EF, Simonsen L, Griffin MR. Impact of influenza on acute cardiopulmonary hospitalizations in pregnant women. Am J Epidemiol. 1998; 148: 1094-102.

6.** Zaman K, Roy E, Arifeen SE, Rahman M, Raqib R, Wilson E, et al. Effectiveness of Maternal Influenza Immunization in Mothers and Infan. N Engl J Med. 2008; 359: 1555-64. Hartert TV, Neuzil KM, Shintani AK, et al. Maternal morbidity and perinatal outcomes among pregnant women with respiratory hospitalizations during influenza season. Am J Obstet Gynecol. 2003; 189: 1705-12.

7.** Campins M, Moreno-Pérez D, Gil-de Miguel A, González-Romo F, Moraga-Llop FA, Arístegui-Fernández J et al. Tos ferina en España. Situación epidemiológica y estrategias de prevención y control. Recomendaciones del Grupo de Trabajo de Tos ferina. Enferm Infecc Microbiol Clin. 2013; 31: 240-53.

8.*** Programa de Vacunacions. Agència de Salut Pública de Catalunya. Vacunació de les dones embarassades contra la tos ferina a Catalunya. Gener 2014. Disponible en: http://canalsalut.gencat.cat/web/.content/home_canal_salut/professionals/temes_de_salut/vacunacions/documents/arxius/vac_tos_ferina_embarassades_170114.pdf.

9.*** Amirthalingam G, Andrews N, Campbell H, Ribeiro S, Kara E, Donegan K, et al. Effectiveness of maternal pertussis vaccination in England: an observational study. Lancet. 2014; 384: 1521-8.

10. Omeñaca F, García Sicilia J, García Corbeira P, Boceta R, Romero A, López G. Response of preterm newborns to immunization with a hexavalent diphtheria-tetanus-acellular pertussis-hepatitis B-inactivated polio and Haemophilus influenzae type b vaccine: first experiences and solutions to a serious and sensitive issue. Pediatrics. 2005; 116: 1292-8.

11.*** American Academy of Pediatrics. Immunization in preterm and low birth weight infants. En: Kimberlin DW, Brady MT, Jackson MA, Long SS, eds. Red Book: 2015 Report of the Committee on Infectious Diseases. 30th ed. Elk Grove Village, IL. 2015: 68-70.

12. American Academy of Pediatrics. Rotavirus infections. En: Kimberlin DW, Brady MT, Jackson MA, Long SS, eds. Red Book: 2015 Report of the Committee on Infectious Diseases. 30th ed. Elk Grove Village, IL. 2015: 684-8.

13. Comité asesor de Vacunas. Asociación Española de Pediatría. Vacunación en niños prematuros. En: Manual de Vacunas en línea de la AEP, 2015. Disponible en: http://vacunasaep.org/documentos/manual/cap-10#8.

14.*** Moraga FA, Campins M. Vacunación profiláctica postexposición. En: Asociación Española de Pediatría. Comité asesor de Vacunas. Vacunas en pediatría. Manual de la AEP. 2012: 147-57.

15.*** American Academy of Pediatrics. Hepatitis B. En: Kimberlin DW, Brady MT, Jackson MA, Long SS, eds. Red Book: 2015 Report of the Committee on Infectious Diseases. 30th ed. Elk Grove Village, IL. 2015: 400-23.

16.** Brotons M, Campins M, Mendez L, Juste C, Rodrogo JA, Martínez X et al. Effectiveness of varicella vaccines as postexposure prophylaxis. Pediatr Infect Dis J. 2010; 29: 10-3.

17. American Academy of Pediatrics. Measles. En: Kimberlin DW, Brady MT, Jackson MA, Long SS, eds. Red Book: 2015 Report of the Committee on Infectious Diseases. 30th ed. Elk Grove Village, IL. 2015: 535-47.

18.** CDC. Use of a reduced (4-dose) vaccine schedule for postexposure prophylaxis to prevent human rabies. Recommendations of the Advisory Committee on Immunization Practices (ACIP). MMWR. 2010; 59: 1-9.

19. Grupo de Trabajo “uso de 4CMenB en situaciones especiales”. Ponencia de Programa y Registro de Vacunaciones. Recomendaciones de utilización de la vacuna frente a enfermedad meningocócica por serogrupo B. 2 de abril de 2014.
Disponible en:
http://www.sergas.es/gal/DocumentacionTecnica/docs/SaudePublica/meningococica/2_Recom_uso_4CMenB.pdf.

20. American Academy of Pediatrics, Committee on Infectious Diseases. Recommendations for prevention and control of influenza in children, 2014-2015. Pediatrics. 2014; 134: e1503-e1519.

21.** Arrazola P, Campins M. Vacunación en profesionales sanitarios. En: Asociación Española de Pediatría. Comité asesor de Vacunas. Vacunas en pediatría. Manual de la AEP. 2012: 263-73.

 

Caso clínico

 

Acude a la consulta de Atención Primaria un padre de familia de 4 miembros para recibir consejo tras haberse diagnosticado de tos ferina a su hijo de 15 meses. El diagnóstico está confirmado por detección de Bordetella pertussis en cultivo y por técnicas de PCR. El niño se encuentra estable en domicilio, con una exploración física normal, salvo accesos de tos emetizante sin cianosis, y recibe tratamiento con azitromicina oral (3r día de 5 días). Se ha realizado la declaración epidemiológica del caso.

La situación clínica del resto de miembros de la familia es la siguiente:

- Padre de 30 años (nacido en Barcelona en 1985), asintomático, refiere haber sido vacunado en la infancia, pero no dispone del carnet vacunal y desconoce dosis y tipo de vacunas recibidas.

- Madre de 30 años (nacida en Burgos en 1985), asintomática, correctamente vacunada en la infancia, refiere haber recibido una dosis de recuerdo de vacuna dTpa en la semana 27 de su último embarazo este mismo año.

- Hijo de 7 días de vida, ingresado en la unidad neonatal por prematuridad de 35 semanas (peso al nacimiento: 1.800 g). Presenta una buena evolución clínica, está asintomático y tiene el alta prevista en los próximos 5-7 días. Ha estado en contacto diario con sus padres, pero no con su hermano.

 

 

 

Vacunación en enfermedades crónicas, inmunodeprimidos y trasplantes

L. Ferreras Antolín*, D. Moreno Pérez**
Temas de FC


L. Ferreras Antolín*, D. Moreno Pérez**

*Clinical Fellow in Paediatric Infectious Diseases. St. George´s Hospital. London. **Infectología e Inmunodeficiencias. Unidad de Gestión Clínica de Pediatría. Hospital Materno-Infantil, Hospital Regional Universitario, Málaga. Profesor Asociado del Departamento de Pediatría de la Facultad de Medicina de la Universidad de Málaga

 

Resumen

En los últimos años, se está asistiendo a un incremento sustancial de los niños con enfermedades crónicas, inmunodeprimidos o trasplantados. Dentro de los estándares de calidad en los cuidados de estos pacientes, se encuentra el manejo adecuado de las medidas preventivas, entre las que se encuentran las vacunaciones. El adecuado conocimiento de las pautas, dosis, momento ideal para su administración, contraindicaciones y otros aspectos importantes, se irán desglosando en este documento, con el fin de servir a los pediatras a optimizar al máximo el arsenal vacunal disponible, que puede ayudar de forma crucial la morbimortalidad de estos pacientes.

 

Abstract

In last years, it has been a substantial increase in children with chronic diseases, immunosuppressed or transplanted. Appropriate management of preventive measures, including vaccines, are within the standards of quality care for these patients. An adequate knowledge of the guidelines, dosification, right time for administration, contraindications and other important aspects, they will be broken down in this document serve to pediatricians to fully optimize the vaccines available that can help form crucial morbidity and mortality of these patients.

 

Palabras clave: Vacunas; Enfermedades crónicas; Inmunodeficiencia; Asplenia; Virus de la inmunodeficiencia humana; Trasplante; Inmunosupresores; Corticoides

Key words: Vaccines; Chronic diseases; Immunodepressed; Asplenic patients; HIV; Transplant; Inmunosupresors; Steroids

 

Pediatr Integral 2015; XIX (10): 703-716


Vacunación en enfermedades crónicas, inmunodeprimidos y trasplantes

Introducción

Gracias a los avances de la medicina en las últimas décadas, estamos asistiendo a un aumento de los pacientes con enfermedades crónicas, inmunodepresión, o que vayan a recibir un trasplante o lo hayan recibido, dado que los nuevos tratamientos han desencadenado un aumento de la supervivencia de estos pacientes. Además, existen más pacientes con enfermedades crónicas bajo tratamiento inmunosupresor que hace unos años, debido al auge de las terapias biológicas. Afortunadamente, en la actualidad, nacen menos niños con infección por el VIH en nuestro medio, gracias a las medidas de prevención de la transmisión vertical, y los existentes sobreviven con una aceptable calidad de vida y sin inmunodepresión.

Entre los cuidados de todos estos pacientes, se encuentra la optimización de la prevención de enfermedades infecciosas, fundamentalmente con unas estrategias de vacunación adaptadas específicamente para ellos. Asimismo, es muy importante que dicha optimización abarque a los convivientes y al entorno sanitario de estos pacientes, con el fin de disminuir al máximo la circulación de los virus y bacterias prevenibles con vacunas a su alrededor, haciendo especial énfasis en la vacunación frente a triple vírica, varicela y gripe.

Además, la vacunación de estos pacientes no solo busca su protección individual, sino que tiene un objetivo secundario no menos importante: el de impedir que se genere una bolsa de personas susceptibles que pueda dar lugar a brotes de enfermedades inmunoprevenibles.

Consideraciones, generalidades

Los niños con enfermedades crónicas o inmunodepresión tienen ciertas particularidades para la administración tanto de las vacunas sistemáticas, como no sistemáticas, que deben ser bien conocidas por todos los pediatras.

Salvo excepciones, que se especificarán en apartados específicos, la mayoría de estos pacientes deben seguir las recomendaciones oficiales de cada comunidad autónoma, no existiendo recomendaciones especiales en cuanto a vacunas frente a gérmenes como: difteria, tétanos, tosferina, poliomielitis, hepatitis B, meningococo C o Haemophilus influenzae tipo B. Se comentan a continuación algunos aspectos generales destacables.

Vacunación antineumocócica

Todos estos pacientes deben estar correctamente vacunados frente al neumococo (Tabla I).

Dada la epidemiología actual de la enfermedad neumocócica invasora en nuestro medio, la vacuna recomendada es la vacuna conjugada tridecavalente (VNC13), ya que ofrece la cobertura más amplia de serotipos(1). En pacientes inmunodeprimidos y con riesgo elevado de padecer infecciones neumocócicas graves (Tabla I), se deben emplear pautas especiales, con esquemas mixtos, que incluyan la VNC13 y la vacuna neumocócica 23-valente de polisacáridos (VNP23) no conjugada(1,2). Esta vacuna VNP23, con mayor cobertura, pero mucho menos inmunógena que las conjugadas, solo puede administrarse a partir de los 24 meses de edad. En pacientes con enfermedades crónicas o inmunodepresión, a partir de esta edad, se recomienda la administración de esta vacuna, con un intervalo mínimo de 2 meses tras la última dosis de vacuna conjugada, lo que se llama vacunación antineumocócica secuencial(1,2):

• En los niños 5 años con inmunodepresión o con asplenia orgánica o funcional (anemia de células falciformes u otras hemoglobinopatías):

- Se deben emplear siempre esquemas 3+1 cuando se inicia la vacunación a los 2 meses con las otras vacunas del calendario.

- Es preceptivo que reciban 2 dosis de VNC13 si no han recibido en el primer año de vida, al menos, 2 dosis de esta vacuna.

- Los niños de 2-5 años de edad que no han recibido ninguna dosis de VNC13 deben recibir 2 dosis de esta vacuna separadas por un intervalo mínimo de, al menos, 2 meses.

- Una vez completada la inmunización con VNC13, los mayores de 2 años de edad deben recibir una dosis de VNP23, con un único refuerzo a los 5 años de esta dosis (no se administrarán más de dos dosis de VNP23 a lo largo de toda la vida).

• En los niños ≤ 5 años de riesgo (no inmunodeprimidos ni asplénicos, pero con riesgo de padecer infecciones neumocócicas más frecuentes o graves) (Tabla I), puede optarse por la pauta de los niños inmunodeprimidos o por la del calendario de vacunación sistemático, completándose la inmunización, cuando sean mayores de 2 años, con una sola dosis de VNP23 separada por un intervalo mínimo de 2 meses desde la última dosis de VNC13.

• En todos los niños de riesgo (Tabla I) de 6-17 años de edad:

- Administrar una dosis de VNC13.

- Aplicar una dosis de VNP23 separada por un intervalo mínimo de 2 meses de la dosis de VNC13.

- Solo en los inmunodeprimidos y asplénicos, se administrará una 2ª y última dosis de VNP23, 5 años después de la 1ª de VNP23.

Si se hubiese administrado VNP23 en primer lugar antes que VNC13, por el motivo que fuese, deben pasar, al menos, 2 meses desde la VNP23 para la administración de VNC13.

Si la primovacunación se produjo en situación de inmunodepresión, la revacunación debe ser considerada cuando se haya conseguido la reconstitución inmune.

Vacunación antigripal

Se recomienda su empleo anual en todos los pacientes inmunodeprimidos y sus convivientes (así como cuidadores y sanitarios), siempre que tengan más de 6 meses de edad, con dos dosis separadas por 4-6 semanas el primer año, si tienen menos de 9 años de edad, y con una si es mayor de esta edad y, posteriormente, en dosis anual única antes del inicio de cada epidemia (Tabla II y III)(3). La vacunación de contactos domiciliarios cobra especial importancia si el paciente es menor de 6 meses y, por tanto, no puede ser vacunado(3,4).

Los preparados actualmente comercializados más empleados en nuestro medio, autorizados para niños a partir de 6 meses de edad, son las vacunas inactivadas de administración intramuscular. La inmunogenicidad que inducen estas vacunas es baja, sobre todo en niños pequeños, más si cabe si están inmunodeprimidos. Las vacunas tetravalentes pueden estar especialmente más indicadas en estos pacientes, para abarcar mayor cobertura.

En cuanto a la vacuna antigripal intranasal, aunque no hay datos suficientes en personas con enfermedades crónicas, se puede emplear en mayores de 24 meses, salvo en los siguientes casos: inmunodepresión, tratamiento crónico con salicilatos y asma grave con vigilancia activa(3). Mientras que no exista más información sobre la seguridad de la vacuna intranasal, en los pacientes con enfermedades crónicas, se prefiere las vacunas antigripales inactivadas.

La vacuna antigripal intranasal no está contraindicada en los convivientes de estos pacientes, pero los receptores de la vacuna deben intentar evitar, en lo posible, el contacto estrecho con personas gravemente inmunodeprimidas (p. ej., receptores de trasplantes de médula ósea que requieren aislamiento) durante 1-2 semanas después de la vacunación. La incidencia máxima de excreción del virus vacunal tiene lugar 2-3 días después de la vacunación en los estudios clínicos. En circunstancias en las que sea inevitable el contacto con personas gravemente inmunodeprimidas, el posible riesgo de transmisión del virus vacunal contra la gripe debe evaluarse frente al riesgo de adquirir y transmitir cepas salvajes del virus influenza. Se recuerda que para la EMA (European Medicines Agency) la edad autorizada es de 2 a 18 años, y para la FDA (Food and Drug Administration) de 2 a 49 años.

Vacunación frente a varicela y triple vírica

Para obtener una correcta protección, son necesarias 2 dosis, a los 12-15 meses y a los 2-3 años de edad (preferiblemente a los 2 años)(1). Se debe hacer coincidir ambas vacunas el mismo día y, si no es posible, debe respetarse un intervalo mínimo de un mes. En pacientes en los que fuera preciso adquirir una inmunidad adecuada lo antes posible (p. ej.: infección por el VIH con CD4 >15%, situación pretrasplante), puede adelantarse la segunda dosis, con un intervalo mínimo entre dosis de 1 a 3 meses(5). En algunos pacientes inmunodeprimidos están contraindicadas, especificándose en un apartado específico más adelante.

En cuanto a los convivientes, es imperioso conocer si han pasado estas infecciones o están correctamente vacunados, para actualizar su calendario si es necesario. Está especialmente indicado realizar este esfuerzo en convivientes de niños que no pueden vacunarse con estas vacunas atenuadas, como son aquellos con inmunodepresión grave por: inmunodeficiencia congénita, infección VIH, leucemia, linfoma, trasplante, tratamientos inmunosupresores o tratamiento prolongado con ácido acetil-salicílico (este último caso, en relación a la varicela)(4).

Vacunas frente al papilomavirus humano

Los pacientes inmunodeprimidos que se infectan por el VPH tienen un riesgo mucho más elevado (entre 20 y 100 veces más) de padecer cáncer cervical y ano-genital que la población general, por lo que la vacunación estaría indicada en todos ellos.

Son vacunas inactivadas, por lo que no plantean ningún problema de seguridad. Actualmente, existen dos preparados, uno bivalente (Cervarix®, serotipos 16 y 18) y otro tetravalente (Gardasil®, 6, 11, 16 y 18). Actualmente, la vacunación se realiza a los 12 años en las CC.AA.(6). Se recomienda un rescate para todas las adolescentes no vacunadas, entre 13 y 26 años, aunque el nivel de protección alcanzado se va a relacionar con el grado de inmunodepresión. La vacuna tetravalente ya está autorizada en varones para la prevención de verrugas genitales, lesiones anales precancerosas y cáncer anal(1), pero no se conoce el papel que puede ofrecer en pacientes inmunodeprimidos.

El esquema recomendado es de tres dosis (0, 1-2 y 6 meses), a pesar de que en niñas adolescentes sanas ya se ha aprobado el esquema de 2 dosis para ambas vacunas. Organismos como la OMS o el CDC continúan recomendando 3 dosis para este tipo de pacientes hasta tener más datos(8). No se sabe, si como sucede con otras vacunas, puede ser útil administrar dosis extra de refuerzo para paliar la posible pérdida de anticuerpos.

Vacunación frente a la hepatitis A

Existen vacunas pediátricas monocomponentes (Havrix 720®, Vaqta 25®) y pediátrica combinada de hepatitis A y B (Twinrix pediátrico®). La edad mínima autorizada para su administración son los 12 meses de edad. El esquema vacunal completo con vacuna monocomponente es de 2 dosis, con una separación de, al menos, 6 meses(1).

Si se utiliza la vacuna combinada de hepatitis A y B, se administrarán tres dosis (0, 1 y 6 meses). También puede realizarse una pauta rápida de cuatro dosis (0, 7, 21-30 días y 12 meses), especialmente indicada si urge una protección acelerada para hepatitis B. La presentación de adultos es la ideal, pues lleva mayor concentración de antígeno del VHB y consigue una mejor respuesta inmune.

Los pacientes a los que se pretende proteger especialmente, así como a sus convivientes, son: pacientes con infección por hepatitis B o C, enfermedad hepática crónica, tratamientos con fármacos hepatotóxicos, insuficiencia renal crónica en programa de diálisis, candidatos y receptores de trasplante de órganos sólidos, síndrome de Down, hemofilia en tratamiento con hemoderivados e infección por VIH(4).

Vacunación frente al rotavirus

Se trata de una vacuna de virus vivos atenuados para administración por vía oral. Actualmente, solo se encuentra disponible en nuestro medio la vacuna pentavalente RotaTeq®. Solo es posible su aplicación en las primeras 32 semanas de vida, siempre la primera dosis antes de las 12 semanas de vida. Aquellos pacientes que se encuentren en situación de inmunodepresión conocida ya a esta corta edad, no deben ser vacunados por precaución.

Sí la pueden recibir los convivientes lactantes de los inmunodeprimidos, teniendo la precaución de que estos no manipulen las heces del vacunado durante las 4 semanas siguientes a la vacunación, sobre todo, tras la primera dosis(7).

Vacunación antimeningocócica C

En todos los niños inmunodeprimidos, se recomienda la vacunación frente al meningococo con las vacunas conjugadas de meningococo C, según la pauta de calendario de cada CC.AA., con un refuerzo a los 12 años de edad(6).

El ACIP (Advisory Committee on Immunization Practices) recomienda que todos los niños de riesgo, entre los que se encuentran todos los niños inmunodeprimidos, reciban dos dosis de una vacuna meningocócica conjugada tetravalente entre los 2 y los 55 años de edad(9). En España, la gran mayoría de los casos de enfermedad meningocócica está producida por los grupos C y B y un número muy escaso por el grupo Y. Por tanto, la recomendación del ACIP no es extrapolable a nuestro país, donde existe la vacunación universal frente al meningococo C. Sin embargo, en los niños inmunodeprimidos es recomendable, al menos, una dosis de la vacuna meningocócica tetravalente a partir de los 2 años de edad. En los niños con deficiencias del complemento, asplénicos, que presentan una mayor proporción de enfermedad meningocócica y, en general, aquellos niños que pueden viajar a zonas endémicas de estos otros serogrupos, puede incluso ser aconsejable sustituir la dosis de vacuna conjugada frente al meningococo C, contemplada en la adolescencia en los calendarios, por una dosis de vacuna meningocócica conjugada tetravalente(1).

Vacunación antimeningocócica B

Como en cualquier niño sano a partir de los 2 meses de edad, se recomienda esta vacunación(1). Pero al igual que se ha comentado en el apartado anterior, está especialmente indicada en niños con asplenia anatómica o funcional y en aquellos con déficit de complemento, aunque no existen datos de inmunogenicidad y seguridad en pacientes de este tipo ni otros inmunodeprimidos(10).

La posología es igual que en el niño sano (Tabla IV).

Vacunación en niños con enfermedades crónicas

Los enfermos crónicos y sus convivientes deben cumplir unos calendarios de vacunaciones optimizados, ya que presentan mayor riesgo de padecer formas graves de la mayoría de las enfermedades inmunoprevenibles. Por diferentes motivos, en numerosas ocasiones, estos pacientes se hayan infravacunados y en riesgo, por lo que se deben realizar esfuerzos para evitar estas situaciones.

Este apartado abarca aquellas enfermedades crónicas que de por sí, sin influencia de una posible inmunodepresión asociada, precisa un asesoramiento especial y optimización en el ámbito de las inmunizaciones. Esto es muy difícil en numerosas ocasiones, ya que las reagudizaciones y los episodios intercurrentes pueden entorpecer algunas dosis y retrasar las pautas recomendadas. Es muy importante aprovechar los momentos de estabilidad clínica para completar y actualizar los calendarios de vacunaciones. Habitualmente, la desinformación y los miedos de los padres y, a veces, de los propios pediatras, así como el descuido y otros factores, contribuyen a la infravacunación de estos pacientes.

El padecimiento de cualquier enfermedad inmunoprevenible puede desestabilizar al paciente con una enfermedad crónica, incluso de forma grave y letal, con mayor frecuencia que a individuos sanos. Por ejemplo, según un estudio publicado, el riesgo de padecer una enfermedad neumocócica invasora es 2,4 veces mayor (IC95%: 2,0-2,9) en niños con enfermedades crónicas que en niños sanos. Y, en otros estudios, se observa un riesgo de padecer una infección grave por influenza de 2 a 4 veces superior en niños pertenecientes algunos de los grupos de riesgo clásicos(11).

La mayoría de estos pacientes, si no están inmunodeprimidos, pueden recibir todas las vacunas oficiales del calendario de su Comunidad Autónoma. Asimismo, de forma general, se recomienda que estén adecuadamente inmunizados con las siguientes vacunas: antineumocócica secuencial; antigripal anual; frente a varicela, con dos dosis; antimeningocócica B; rotavirus, si no existe ninguna malformación digestiva que pueda predisponer a invaginación; y hepatitis A en caso de hepatopatía o administración crónica de fármacos con potencial hepatotóxico.

Finalmente, debe considerarse siempre la optimización de la vacunación en convivientes de enfermos crónicos, tanto de las vacunas incluidas en el calendario oficial como otras no sistemáticas, como gripe y varicela. Esta es una forma muy eficaz de protección indirecta de los niños inmunodeprimidos y de los que padecen enfermedades crónicas.

Recomendaciones específicas según tipo de enfermedad crónica

Enfermedades cardíacas, broncopulmonares y renales

Se incluyen aquellos pacientes con patologías graves como, por ejemplo: cardiopatía cianosante, fibrosis quística, asma moderado-grave, síndrome nefrótico y, en general, todos aquellos con malnutrición moderada-grave.

Se recomienda vacunación antigripal anual a partir de los 6 meses de vida (Tablas II y III), así como la vacunación antineumocócica secuencial (ver Vacunación antineumocócica). También se recomiendan triple vírica y varicela (preferiblemente el mismo día) a partir de los 12 meses de edad, con dos dosis, si no están inmunosuprimidos(12). En pacientes con nefropatía sometidos a hemodiálisis, es fundamental asegurar la protección frente a hepatitis B, por lo que deben hacerse controles serológicos y revacunación si es necesario(12).

Enfermedad hepática crónica

Al calendario oficial, debe sumarse la vacunación antigripal anual desde los 6 meses de vida y la vacunación antineumocócica secuencial. Si no están inmunosuprimidos, deben recibir vacunas vivas (triple vírica, varicela). De forma específica, estos pacientes, como aquellos con hepatitis B o C o bien con trasplante hepático, deben ser vacunados frente a hepatitis A (ver Vacunación frente a la hepatitis A). Todos estos pacientes no tienen mayor riesgo de infectarse por este virus, pero sí tienen un alto riesgo de desarrollar una hepatitis grave si se infectan.

En estos pacientes, es importante ver la respuesta a la vacuna de la hepatitis B. Solo se considerará fiable el resultado de los anti-HBs si se efectúa 1-2 meses después de la dosis final de la pauta (en hijos de madres HBsAg positivas, nunca antes de los 9 meses de edad y junto con la determinación de HBsAg). Si no hay respuesta (anti-HBs < 10 mUI/ml), se recomienda una nueva serie completa de 3 dosis con la pauta habitual (0, 1 y 6 meses) y, si la determinación posterior de anti-HBs, 1-2 meses después persistiese negativa (< 10 mUI/ml), deberán ser considerados finalmente como no respondedores a la vacunación frente a la hepatitis B y no debe aplicárseles más dosis. Estos pacientes, en caso de exponerse a un riesgo de infección, deberán recibir inmunoglobulina específica antihepatitis B(1,12).

Enfermedades neurológicas

Al calendario oficial, debe sumarse la vacunación antigripal anual desde los 6 meses de vida y la vacunación antineumocócica secuencial. Deben vacunarse frente a hepatitis A si toman fármacos hepatotóxicos, como el ácido valproico (ver Vacunación frente a la hepatitis A).

En presencia de una enfermedad neurológica evolutiva, inestable o no filiada, es recomendable retrasar las vacunas que pudieran desestabilizar la enfermedad, como las vacunas con componente pertúsico, hasta que el paciente esté estable o con un diagnóstico definitivo. En niños epilépticos, en principio, no está contraindicada ninguna vacuna. Aunque la vacunación con DTPa, y más raramente triple vírica o varicela, puede aumentar el riesgo de convulsiones, estas son autolimitadas, asociadas a fiebre y no dejan secuelas. De todos modos, el empleo de vacuna pertúsica acelular en vez de los preparados de células enteras, ha disminuido enormemente la incidencia de convulsiones febriles asociadas a la DTP. En niños que padecieron una encefalopatía aguda, con secuelas permanentes en los 7 días posteriores a una vacunación frente a tosferina, está contraindicada la administración de nuevas dosis del mismo preparado o equivalentes(12).

En niños que hayan sufrido una enfermedad neurológica inflamatoria autoinmune (por ejemplo: encefalomielitis, síndrome de Guillain-Barré) en la que exista una sospecha razonable relacionada con alguna vacuna, se debería prescindir de administrar nuevas dosis.

Enfermedades cutáneo-mucosas crónicas

Se incluyen enfermedades como: dermatitis atópica moderada-grave, epidermolisis ampollosa, mastocitosis, acrodermatitis enteropática, etc. No existe ninguna contraindicación en cuanto al calendario oficial habitual, salvo que estén inmunocomprometidos de forma importante, debiéndose evitar las vacunas vivas.

En cuanto a otros inmunosupresores tópicos (tacrolimus y pimecrolimus), se deben realizar las siguientes consideraciones. Existen escasos datos de inmunogenicidad y seguridad de las vacunas en pacientes tratados con estos fármacos. Con tacrolimus, hay estudios en los que se evidencia que no existen problemas de seguridad ni de respuesta inmunitaria con vacunas inactivadas, pero no existen datos con vacunas atenuadas(12). A pesar de ello, en la ficha técnica recientemente actualizada en 2012, no se realiza ninguna advertencia especial en relación a vacunas en estos pacientes. En cambio, con pimecrolimus, se advierte en la ficha técnica aún, que ante la falta de datos, en pacientes con afectación cutánea extensa en tratamiento, se vacune mejor en periodos sin tratamiento(12).

Se recomienda, si no existe contraindicación, la vacunación frente a la varicela, con 2 dosis, administrándose la primera a partir de los 12 meses de vida(12). Aunque la segunda dosis suele administrarse a los 2-3 años de edad, puede adelantarse en estos casos incluso con un intervalo de un mes (idealmente 3 meses) con la primera dosis(12). En caso de exantema florido tras la vacuna de la varicela, puede tratarse con aciclovir.

Genéticas (incluido síndrome de Down)

En general, estos pacientes, deben recibir todas las vacunas indicadas en el calendario infantil. Además, está recomendada la vacunación antigripal anual a partir de los 6 meses de vida, la vacunación frente a hepatitis A y la vacunación antineumocócica secuencial. Estos niños presentan un riesgo incrementado de infecciones respiratorias de vías altas y bajas, incluido otitis media y neumonía, así como un mayor riesgo de gravedad. Si existe una inmunodeficiencia celular confirmada, estarían contraindicadas las vacunas atenuadas.

Hay recomendaciones específicas recientes sobre vacunación en niños con síndrome de Down(13).

Hemoglobinopatías

Además de seguir el calendario oficial, es fundamental asegurar la vacunación frente a neumococo de forma secuencial. Debido a que algunos pacientes proceden de países con calendarios diferentes a los existentes en España, es imprescindible la actualización del calendario incluyendo vacunas contra Haemophilus influenzae tipo b, así como meningococo B y C. También se recomienda vacunación antigripal anual a partir de los 6 meses de vida, frente a varicela según pauta estándar, y si existe hepatopatía, hepatitis A a partir de los 12 meses de vida(12).

Las formas heterocigotas asintomáticas de las hemoglobinopatías más frecuentes en nuestro medio, como la beta talasemia minor y la presencia del rasgo falciforme, no suponen inmunosupresión, por lo que sus portadores deberán recibir la misma pauta de vacunaciones que la población general(12).

Endocrinopatías y enfermedades metabólicas

Al calendario oficial, debe añadirse la vacunación antigripal anual desde los 6 meses de vida. La obesidad mórbida es una indicación para esta inmunización anual. Está indicada la vacunación antineumocócica secuencial y la vacunación frente a varicela y hepatitis A.

Implante coclear

Estos pacientes tienen un riesgo incrementado de padecer meningitis y otitis media. Por ello, está especialmente recomendada la vacunación antineumocócica secuencial, así como las vacunas frente al Hib y la antigripal. Solo deben recibir una única dosis de VNP23 a lo largo de su vida.

Enfermedades inflamatorias crónicas

Se incluyen en este apartado aquellas personas con enfermedades reumáticas (artritis idiopática juvenil, lupus, etc.), enfermedad inflamatoria intestinal (enfermedad de Crohn, colitis ulcerosa) y enfermedades cutáneas crónicas, muchas de ellas con tratamiento inmunosupresor. Ver más adelante, en apartado de inmunosupresores.

Tratamiento crónico con salicilatos

Estos pacientes que reciben habitualmente dosis bajas de ácido acetil-salicílico no tienen por qué tener un riesgo especial de sangrado/hematoma después de las inyecciones. Deben seguir el calendario sin modificaciones. Sin embargo, se deben realizar unas consideraciones sobre la vacunación antigripal y frente a la varicela:

• Se recomienda la vacunación antigripal anual a partir de los 6 meses de vida, para disminuir el riesgo de síndrome de Reye. No deben recibir la vacuna antigripal atenuada intranasal, dado el hipotético riesgo de este síndrome. Por otro lado, en un paciente que hubiese recibido esta vacuna, se deben esperar 4 semanas para poder iniciar el tratamiento con salicilatos.

• Debe considerarse la vacunación frente a la varicela, a pesar de ser una contraindicación, para evitar el padecimiento de varicela salvaje, ya que esta afecta prácticamente de forma universal a casi todos los niños no vacunados durante los primeros 10 años de vida. En aquellos casos en los que se pudiera suspender transitoriamente el ácido acetil salicílico, podría evitarse este hasta 6 semanas después de la administración de la vacuna frente a la varicela. Si esto no fuera posible, se puede vacunar, realizando seguimiento estrecho del paciente.

Inmunodeficiencias primarias (IDP)

En niños con inmunodeficiencias primarias en tratamiento con inmunoglobulina intravenosa polivalente periódica (IGIV), se recomienda la administración de vacunas inactivadas para aumentar los niveles de protección a través de la respuesta celular.

Las IDP representan un grupo muy heterogéneo en relación a la susceptibilidad a infecciones, así como en la respuesta a las inmunizaciones. Por tanto, la eficacia, seguridad y contraindicaciones de las diferentes vacunas dependerán del tipo y del grado de inmunosupresión de cada entidad, así como del tipo de vacuna (Tabla V).

Como aspectos generales, destacar:

- Aunque algunas guías no lo recomiendan por falta de evidencia, en aquellas IDP en las que está indicado el tratamiento sustitutivo con IGIV, a pesar del efecto protector de esta frente a ciertas enfermedades inmunoprevenibles, se recomienda el empleo de vacunas inactivadas, porque son seguras y con el fin de optimizar la protección a través de la respuesta celular(14).

- En pacientes que reciben IGIV no se recomienda la determinación de anticuerpos posvacunales, dado que la inmunoglobulina polivalente tiene una gran variedad de anticuerpos específicos, por lo que su presencia en el suero de las personas que reciben estos preparados no puede ser atribuida a la inmunogenicidad de la vacuna(15).

Inmunodeficiencias humorales (IH)

No todas las entidades incluidas en este grupo comportan el mismo tipo o grado de inmunosupresión; por ello, cada grupo tendrá unas consideraciones específicas (Tabla V). Las vacunas inactivadas son seguras y están recomendadas en estos pacientes, incluso en las más graves, ya que aunque produzcan una deficiente o nula respuesta humoral, son capaces de inducir respuestas celulares que pueden resultar parcialmente protectoras(14,15). En los casos en los que esté indicado el tratamiento con IGIV, estas vacunas inactivadas pueden administrarse en cualquier momento: antes, simultáneamente o después de la administración de IGIV.

En cuanto a las vacunas de virus vivos, parecen ser seguras, pero no se administran habitualmente por la interferencia con la IGIV que en algunos pacientes se emplea. En el caso de que se decida la administración de estas vacunas para obtener el beneficio de la respuesta celular, se recomiendan cuando la cifra de inmunoglobulinas séricas se encuentre en valle; es decir, unos días antes de la siguiente dosis de IGIV, para minimizar la interferencia(14,16).

El resto de vacunas de los calendarios oficiales pueden administrarse en estos pacientes sin problemas, haciéndose especial hincapié en la vacuna antigripal, así como antineumocócica, tanto conjugada como no conjugada. El déficit de IgA no representa actualmente un factor de riesgo extra para la enfermedad neumocócica invasiva(16).

Inmunodeficiencias celulares o combinadas

Las vacunas inactivadas oficiales pueden ser administradas, dado el alto riesgo de adquirir la enfermedad y desarrollar complicaciones, a pesar de que no se dispongan de datos de inmunogenicidad ni de seguridad (Tabla V). Se recomienda vacunación antineumocócica secuencial y antigripal anual(16).

En estos pacientes están contraindicadas todas las vacunas vivas por el alto riesgo de producirse enfermedad diseminada. Respecto a la vacuna frente al rotavirus, se han notificado casos de gastroenteritis asociada con el virus de la vacuna en niños con inmunodeficiencia combinada grave en la fase postcomercialización(17), incluso infecciones crónicas por virus vacunal(18). En algunos defectos parciales de células CD4, como el síndrome de Di George, se debe considerar la vacunación con TV y varicela, ya que el beneficio supera al riesgo de contraer la enfermedad en casos con inmunodeficiencia leve-moderada, como se ha observado en algún estudio(19).

Defectos de la fagocitosis

Estas IDP se caracterizan por mayor susceptibilidad a infecciones bacterianas y fúngicas. Pueden administrarse tanto vacunas inactivadas como vacunas vivas. Se recomienda vacunación antineumocócica secuencial y antigripal. Está especialmente indicada la vacuna frente a varicela por la posibilidad de complicaciones bacterianas asociadas (sobre todo, por S. pyogenes y S. aureus). La única contraindicación la constituyen las vacunas de bacterias vivas atenuadas: fiebre tifoidea oral y principalmente BCG, ya que hay casos descritos de diseminación en pacientes con enfermedad granulomatosa crónica.

Deficiencia del complemento

Los pacientes con deficiencia de complemento se asocian con riesgo aumentado de infecciones por bacterias capsuladas, especialmente meningococo. Se recomienda vacunación frente a meningococo B y C, así como la administración de, al menos, una dosis de la vacuna meningocócica conjugada tetravalente (A, C, Y, W135). Actualmente, se encuentra entre los grupos de financiación de vacunación frente al meningococo B, según las recomendaciones del Ministerio de Sanidad(10). Se recomienda protección antineumocócica con esquema secuencial, así como frente a Haemophilus influenzae tipo b y gripe. No existe contraindicación para ningún tipo de vacuna.

Asplenia/hipoesplenia

Estos pacientes pueden presentar esta situación de forma congénita o adquirida. Presentan un riesgo aumentado de padecer infecciones graves, especialmente por bacterias capsuladas, sobre todo, en los primeros 5 años de vida(16). De ahí, la importancia de la vacunación frente a neumococo (secuencial), Haemophilus influenzae tipo b y meningococo B y C. Actualmente, al igual que el déficit de complemento, se encuentra entre los grupos de financiación de vacunación frente al meningococo B, según las recomendaciones del Ministerio de Sanidad(10). Si es posible, ante una esplenectomía programada, debe asegurase la inmunización correcta, al menos, 2 semanas antes de la intervención(2). Debe asegurarse la vacunación frente a la gripe anual y frente a la varicela, ya que ambas son predisponentes de infecciones bacterianas.

En estos pacientes, no existe ninguna contraindicación vacunal especial, como: rotavirus, varicela, triple vírica, hepatitis A o papilomavirus(2). Tampoco para otras vacunas necesarias en caso de viajes a zonas endémicas (cólera, fiebre tifoidea, fiebre amarilla…).

Debe recordarse que, además de la optimización vacunal comentada, deben seguir profilaxis diaria con penicilina o amoxicilina orales.

Infección por el VIH

La mayoría de los niños con VIH en nuestro medio están bien controlados y en buenas condiciones inmunitarias, por lo que pueden recibir todas las vacunas oficiales y las no sistemáticas.

En niños infectados por el VIH, el riesgo de desarrollar enfermedades infecciosas prevenibles está ligeramente aumentado, a pesar del buen control actual que presentan estos pacientes con el tratamiento antirretroviral, por lo que se recomienda un calendario vacunal ampliado. Se recomienda la vacunación antineumocócica secuencial y antigripal anual. En cuanto a la administración de vacunas vivas, como triple vírica y varicela, se pueden administrar si los CD4 están por encima del 15% de forma estable durante, al menos, 6 meses seguidos(2).

El mejor marcador del estatus inmunológico es el valor de CD4/edad, pero no se conoce el dintel mínimo para una correcta respuesta a las vacunas. La alteración funcional de los CD4 es la responsable de la respuesta subóptima a la primovacunación y la pérdida de células memoria a pesar de la dosis de refuerzo(16). El aumento de supervivencia de los niños con VIH conlleva una pérdida de protección vacunal; los niños nacidos antes del TAR, que fueron vacunados con niveles bajos de CD4, no consiguen respuesta protectora ni memoria inmunológica, y el TAR no va a restaurar la respuesta previa a las vacunas. Se considera que ante una situación sin respuesta a las vacunas a pesar de tener historia de vacunación, se consigue mejor respuesta con revacunación completa que con una dosis de refuerzo.

Se recomienda la monitorización periódica del estado de seroprotección, siempre que sea posible. Como orientación, se recomienda el chequeo del estado inmunitario posvacunal en torno a los 4-6 años, cuando se han concluido las dosis de refuerzo, y de nuevo, a los 9-11 años y a los 14-16(20). Lo ideal es hacerlo con todos los antígenos vacunales, pero si no es posible, se recomienda hacerlo, al menos, con estos testigos: tétanos, sarampión, rubéola, varicela y hepatitis B(20).

Se recomienda la vacunación frente a la hepatitis A en todos los niños con infección por el VIH, pero sobre todo, si presentan coinfección con virus de la hepatitis B o C, si viajan a países endémicos o si tienen riesgo significativo de exposición al virus(16).

La vacunación con BCG está contraindicada en nuestro medio en los pacientes con infección por el VIH, independientemente de su grado de inmunosupresión(16).

Se recomienda la vacunación frente al VPH en niñas y niños adolescentes con infección por el VIH. Aunque las fichas técnicas actuales de las dos vacunas disponibles admiten la posología de 2 dosis (0, 6 meses) entre los 9 y los 13 años en el caso de Gardasil® y entre los 9 y 14 años en el caso de Cervarix®, la OMS recomienda seguir con 3 dosis en todas las edades en estos pacientes, hasta tener más datos con dos dosis en inmunodeprimidos(8). En varones, se puede emplear solo la vacuna tetravalente (Gardasil®).

Es recomendable la correcta inmunización de los contactos domiciliarios de los niños VIH, especialmente frente a influenza, varicela y triple vírica.

Niños con tratamiento inmunosupresor

Las vacunas de microorganismos vivos están contraindicadas en todos los pacientes sometidos a un tratamiento que cause inmunosupresión significativa.

Pacientes oncohematológicos en tratamiento quimioterápico

En general, cualquiera de las vacunas que se indican durante los primeros años de vida no debería administrarse en pacientes sometidos a quimioterapia intensiva por cáncer. La propuesta vacunal depende de si ha sido posible o no completar el esquema de inmunización antes de iniciar la quimioterapia.

Las vacunas inactivadas se administran entre los 3 y los 6 meses después de finalizar la quimioterapia, mientras que con las vacunas de microorganismos vivos (triple vírica y varicela) se espera hasta pasados los 6 meses(7). En regímenes terapéuticos que incluyen anticuerpos anti-B (rituximab), se recomienda esperar, al menos, 6 meses para administrar cualquier vacuna.

En los niños con cáncer que antes de la quimioterapia han completado la primoinmunización de las vacunas incluidas en el calendario vacunal, se recomienda administrar una dosis de refuerzo de todas las vacunas del calendario, a partir de los 3-6 meses de la finalización del tratamiento (vacunas inactivadas, se puede a partir de los 3 meses y vacunas atenuadas a partir de los 6 meses)(7). Posteriormente, se continúa con el calendario vacunal según la edad del niño.

En los niños que no han completado la primoinmunización antes de la quimioterapia, se recomienda la revacunación completa según la edad del niño (igual que antes, inactivadas a partir de 3 meses y atenuadas a partir de 6 meses)(7). Alternativamente, pueden considerarse como válidas las dosis administradas antes de la enfermedad y completar el calendario vacunal según las pautas de calendarios incompletos.

Se recomienda la vacunación anual frente a la gripe si el niño es mayor de 6 meses de edad.

Tratamiento inmunosupresor

El grado de inmunosupresión inducido por los diferentes agentes inmunosupresores va a depender de la dosis administrada, la duración, la enfermedad de base y los efectos adicionales de otros fármacos asociados.
Todas las vacunas inactivadas pueden administrarse con seguridad. Está especialmente indicada la vacunación antineumocócica y la antigripal anual. Las dosis y pautas serán similares a las de los niños inmunocompetentes. Sin embargo, la mayoría de las vacunas van a inducir una menor respuesta inmunológica.

Las vacunas de microorganismos vivos están contraindicadas en todos los pacientes sometidos a un tratamiento que cause inmunodepresión significativa y tampoco deberían administrarse en el mes previo al comienzo de dicha terapia(7).

Una vez finalizado el tratamiento inmunosupresor (TIS), las vacunas inactivadas pueden ser administradas a partir de los 3 meses y las vacunas de microorganismos vivos a partir de los 3-6 meses(7). Es útil administrar una dosis de refuerzo de todas las vacunas recibidas con anterioridad y recomendables de acuerdo a la edad.

Corticoides

Es relativamente frecuente el uso de corticoides en Pediatría, por lo que siempre surgen preguntas acerca de la vacunación. Los niños con síndrome adrenogenital o que reciben dosis fisiológicas sustitutivas, así como los que reciben corticoides inhalados, tópicos, locales (intraarticulares) o sistémicos a días alternos con preparados de vida media corta, pueden recibir las vacunas oficiales sin cambios. En cambio, los corticoides sistémicos (vía oral, rectal o parenteral) a dosis inmunosupresoras, sí afectan al empleo de vacunas, ya que pueden disminuir la seguridad de las vacunas vivas o reducir la respuesta inmune de las inactivadas. Aunque no existe contraindicación para la administración de vacunas inactivadas durante el tratamiento, la respuesta suele ser inadecuada. De ahí, la necesidad de revacunación posterior, lo ideal 3 meses después de finalizar el tratamiento(7).

Se consideran dosis inmunosupresoras las siguientes dosis de prednisona (o dosis equivalente para resto de fármacos corticoideos)(7,14):

• >2 mg/kg/día durante >14 días (algunos comités de expertos lo reducen a 7 días).

• >1 mg/kg/día durante >28 días.

En mayores de 10 kg: >20 mg/día durante >14 días.

Tratamiento con fármacos biológicos y modificadores de la enfermedad

Se incluyen en este grupo de fármacos los siguientes:

Fármacos modificadores de la enfermedad (FAME): metotrexate, ciclosporina, azatioprina, neflunomida, sulfasalazina, ciclofosfamida, etc.

Fármacos biológicos: anti-IL-1 (anakinra, canakinumab), anti-IL-6 (tocilizumab), anti IL-12 y anti IL-23 (ustekinumab), anti-TNF alfa (etanercept, infliximab, adalimumab, certolizumab pegol, golimumab, etc.) e inhibidores de los linfocitos B (rituximab, bilimumab).

La inmunosupresión secundaria a anticuerpos monoclonales (especialmente anti-TNF) aún es poco conocida, pero podría ser importante en determinadas situaciones. Ni los FAME convencionales, como metotrexate o azatioprina, ni los anti-TNF parecen tener un impacto relevante en la respuesta a las vacunas, mientras que, datos preliminares muestran que abatacept y rituximab podrían inducir una menor respuesta inmunológica.

Estos tratamientos tienen su mayor impacto en la inmunidad celular, aunque también puede verse afectada la producción de anticuerpos. Algunos estudios han demostrado una respuesta inmune alterada frente a vacunas inactivadas en pacientes que reciben inmunosupresores durante largos periodos de tiempo, pero los títulos que se consiguen suelen ser suficientes para proteger a la mayoría de los individuos; de ahí, su recomendación. Las vacunas mejor evaluadas en estos pacientes son: las antineumocócicas, las antigripales y las antihepatitis B.

Las vacunas inactivadas frente a la gripe son seguras y efectivas en personas con enfermedad inflamatoria intestinal o enfermedades reumáticas, aunque su inmunogenicidad puede disminuir cuando el paciente está siendo tratado con fármacos anti-TNFα o con rituximab. Sin embargo, el tratamiento con azatioprina o 6-mercaptopurina no merma de forma significativa la inmunogenicidad de las vacunas inactivadas frente a la gripe. El comportamiento de otras vacunas es similar, y una proporción elevada de sujetos en tratamiento con estos fármacos alcanza títulos protectores. El tocilizumab y los anticuerpos contra el receptor de la IL-6, utilizados para el tratamiento de la artritis reumatoide, tampoco disminuyen de forma marcada la inmunogenicidad de las vacunas inactivadas frente a la gripe(7).

La seguridad y eficacia de las vacunas vivas atenuadas administradas al mismo tiempo que los inmunomoduladores recombinantes o anticuerpos monoclonales frente a linfocitos B (rituximab) no se conoce, recomendándose, hasta que existan más datos, su no utilización en pacientes que reciben estos tratamientos. El uso de vacunas atenuadas en pacientes con dosis bajas de metotrexate (<15 mg/m2/sem.) parece ser segura, existiendo mayor experiencia con triple vírica(7).

Siempre que sea posible, deben administrarse todas las vacunas del calendario de vacunación a cualquier sujeto antes de iniciar un tratamiento inmunosupresor, incluyendo neumococo y varicela entre otras.

Los tratamientos con inmunosupresores o con inmunomoduladores biológicos están asociados con un riesgo de reactivación de hepatitis B, en portadores crónicos, y con cuadros graves de varicela, en personas seronegativas que se infecten durante el tratamiento.

Antes del inicio de estos tratamientos (idealmente, lo antes posible tras el diagnóstico de la enfermedad autoinmune o inflamatoria en la que pueden ser usados), se debe:

• Descartar el estado de portador crónico de hepatitis B, tratar adecuadamente a los portadores crónicos y completar la vacunación frente a hepatitis B a los que no sean inmunes.

• Detectar a los seronegativos a varicela y aplicarles una pauta completa de vacunación (dos dosis separadas, al menos, 4 semanas), siendo la segunda dosis administrada, al menos, 4 semanas antes de iniciar el tratamiento inmunosupresor.

Se recomienda la vacunación frente a la hepatitis A en aquellos pacientes con fármacos hepatotóxicos, sobre todo metotrexate o tocilizumab, ya que tienen riesgo de hepatitis A fulminante(7).

Se recomienda la vacunación frente a VPH en niños y niñas con tratamiento inmunosupresor desde los 9 años de edad con 3 dosis(8).

Se recomienda consultar con el médico especialista del paciente, si se encuentra con un brote o su enfermedad está mal controlada. En algunos casos, podría ser más apropiado retrasar la administración de las vacunas hasta que se consiga un mejor control de la enfermedad.

Pacientes con enfermedades inflamatorias crónicas y enfermedades reumáticas con terapia inmunosupresora

En estos pacientes se deberían seguir las recomendaciones generales aplicables a los pacientes inmunodeprimidos. Pueden recibir las vacunas de microorganismos inactivados, incluyendo la vacunación anual frente a la gripe, y se deberían evitar las vacunas de microorganismos vivos. No obstante, algunas guías recomiendan la administración de la vacuna de la varicela si el niño es susceptible y solo tiene inmunosupresión leve. Se recomienda llevar a cabo la vacunación frente al neumococo con esquemas mixtos secuenciales (Tabla I). Ninguna vacunación que esté indicada debe retrasarse o suspenderse por el temor a desencadenar un brote de la enfermedad, ya que varios estudios han comprobado que este hecho no se produce.

No hay contraindicación para el uso de vacunas inactivadas durante estos tratamientos, pero es probable que no se desarrolle una respuesta inmune adecuada. Para una mejor respuesta inmune, las vacunas inactivadas deberían aplicarse, al menos, 2 semanas antes del inicio del tratamiento, o a partir de los 3 meses después de finalizar el tratamiento con alguno de estos fármacos(7). Las vacunas vivas atenuadas están contraindicadas hasta que hayan transcurrido, al menos, 3 meses de finalización de un tratamiento (6 meses tras un tratamiento con: adalimumab, certolizumab pegol, infliximab, rituximab o ustekinumab)(7).

Pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal

Deben recibir las vacunas inactivadas según calendario, haciendo especial énfasis en la vacunación antineumocócica en pauta secuencial y la antigripal anual.

En general, se recomienda determinar los títulos de las vacunas víricas atenuadas y vacunar si son insuficientes, al menos, 4-6 semanas antes de iniciar el tratamiento (incluso 12 semanas para el caso de la varicela). Se evitará su administración durante el tratamiento con corticoides a las dosis previamente expuestas, azatioprina, metotrexate o terapias biológicas (infliximab/adalimumab) o hasta 3 meses después de la suspensión(7). En los niños susceptibles a la varicela, puede administrarse la vacuna frente a esta enfermedad, incluso si están recibiendo tratamiento frente a la misma, siempre y cuando no tenga ninguno de los criterios de inmunodepresión intensa referidos anteriormente. Se recomienda especialmente la vacunación frente a la hepatitis A, dada la especial predisposición de estos pacientes a padecer problemas hepáticos derivados de su enfermedad o de la medicación.

Se debe medir la respuesta frente a la hepatitis B al mes de la última dosis, por la posibilidad de una peor respuesta, y si no existen títulos adecuados, revacunar con el doble de la dosis o con la vacuna Fendrix® o con la vacuna combinada VHB y VHA (Twinrix®).

Vacunación en trasplantes de progenitores hemopoyéticos (TPH) y en trasplantes de órganos sólidos (TOS)

Las vacunas de microorganismos vivos están contraindicadas durante el estado de inmunodepresión (toda la vida en los TOS) y un mes antes del trasplante (TPH o TOS). También están contraindicadas en el donante del TPH durante el mes previo al trasplante. Los pacientes con TPH deben recibir todas las vacunas de calendario, aunque estén previamente, vacunados. Se comienza en los 6-12 meses siguientes al trasplante, excepto la triple vírica, que se administra a los 24 meses del trasplante.

Los TPH y los TOS han dado lugar a una población progresivamente creciente de personas inmunodeprimidas, con una elevada susceptibilidad a las infecciones que, por otra parte, se asocian a una elevada morbimortalidad. La inmunización de estos niños tiene algunas peculiaridades y plantea uno de los problemas más importantes, que es la disminución de la inmunogenicidad de la mayoría de las vacunas. Otro problema es la contraindicación de las vacunas de microorganismos atenuados en los momentos de inmunodepresión por el riesgo de enfermedad grave por el propio agente vacunal. Por todo ello, adquiere una importancia primordial la inmunización correcta de todos los familiares y del personal sanitario que cuidan a estos niños, poniendo al día sus calendarios de vacunación y administrando otras vacunas no sistemáticas como la vacuna frente a la varicela y las vacunas antigripales.

Trasplante de progenitores hemopoyéticos (TPH)

En los trasplantes alogénicos, la inmunosupresión está causada por el régimen condicionante (quimioterapia y radioterapia), la terapia inmunosupresora que se administra después del trasplante y la reacción injerto contra huésped (EICH). En los trasplantes autólogos, la inmunodepresión depende exclusivamente del régimen de acondicionamiento y del tratamiento inmunosupresor postrasplante(2). La duración de la inmunodepresión puede extenderse meses e incluso años, y siempre es más corta en los trasplantes autólogos que en los alogénicos. Además de la incapacidad para responder de forma óptima a las vacunas, los pacientes que reciben cualquier tipo de TPH sufren una pérdida de anticuerpos vacunales después del trasplante.

Poner al día los calendarios de vacunación de los pacientes y de los donantes antes de llevar a cabo el trasplante, debe ser el primer objetivo de la inmunización a la luz de los hechos anteriores. Las vacunas de microorganismos vivos no se deberían administrar, ni al candidato a TPH ni al donante en el mes previo al trasplante, por el riesgo de diseminación(2,22).

Después de realizado el trasplante, se asume, a efectos prácticos, que el niño es susceptible a todas las enfermedades inmunoprevenibles y se lleva a cabo una vacunación completa con todas las vacunaciones sistemáticas. La respuesta a las vacunas es significativa a partir de los 3-6 meses del trasplante(22). El último consenso europeo, estadounidense y canadiense, propone iniciar la revacunación a los 6 meses del trasplante (Tabla VI)(23). Sin embargo, dado el elevado riesgo de infecciones por Haemophilus influenzae tipo b (Hib) y, sobre todo, por neumococo en los meses siguientes al trasplante, las vacunas conjugadas frente a estos agentes pueden administrarse tan pronto como a los 3 meses, ya que producen respuestas de anticuerpos comparables a cuando se administran más tarde(23).

La vacuna triple vírica (sarampión/rubéola/parotiditis) no debe administrarse hasta que hayan transcurrido, al menos, 24 meses desde el trasplante, siempre y cuando no exista EICH y el niño no esté recibiendo tratamiento inmunosupresor(22).

La vacuna frente a la varicela puede administrarse en pacientes sometidos a TPH, a partir de los 24 meses, con 2 dosis y siempre que se cumplan las siguientes condiciones: no estar recibiendo tratamiento inmunosupresor; no recibir tratamiento con inmunoglobulinas y, si las ha recibido, que hayan pasado de 8 a 11 meses; no recibir fármacos antiherpes; no sufrir reacción injerto contra huésped; su número de linfocitos T que sea igual o mayor de 200/mm3 y que, lógicamente, sea no inmune a la varicela(22).

Por último, dada la variabilidad de la respuesta vacunal en los TPH, se recomienda, siempre que sea posible, realizar serologías después de la vacunación(2,22,23).

Trasplante de órganos sólidos (TOS)

En las personas candidatas a un TOS, no es infrecuente que la respuesta a las vacunas esté disminuida, dependiendo del tipo y grado de enfermedad, pero en cualquier caso, es superior que la que se obtendrá después del trasplante con la situación de inmunodepresión producida por los fármacos destinados a evitar el rechazo del injerto. Es, por tanto, de importancia capital llevar a cabo las inmunizaciones antes de realizar el trasplante y lo más pronto posible antes de que la enfermedad de base progrese(22). Si es necesario, se emplearán esquemas acelerados de vacunación. Una vez que el trasplante haya sido realizado, las respuestas a las vacunas van a ser subóptimas, aunque algunos niños alcanzarán títulos protectores. Además, en el período postrasplante, muchos sujetos previamente inmunes pierden los anticuerpos y se vuelven susceptibles(22).

Aunque en algún momento se planteó la posibilidad de que las vacunas pudieran facilitar el rechazo del injerto, hay actualmente evidencia suficiente para asegurar que esto no sucede y que las vacunas que no son de microorganismos vivos son seguras en las personas trasplantadas.

Las vacunas inactivadas son seguras, aunque cabe esperar una menor respuesta inmune. En general, los calendarios de vacunación pueden continuarse a partir de los 2-6 meses después del trasplante, cuando el estado inmunitario es estable(22). Debe realizarse la vacunación anual frente a la gripe y vacunación antineumocócica secuencial. Las vacunas con microorganismos vivos están contraindicadas en el periodo postrasplante y deberían evitarse en el mes previo al trasplante. La triple vírica puede administrarse tan pronto como a los 6 meses de edad, en los lactantes candidatos a trasplante.

Bibliografía

Los asteriscos reflejan el interés del artículo a juicio del autor.

1.*** Moreno-Pérez D, Álvarez García FJ, Arístegui Fernández FJ, Cilleruelo Ortega MJ, Corretger Rauet JM, García Sánchez N, et al. Calendario de vacunaciones de la Asociación Española de Pediatría: recomendaciones 2016. An Pediatr (Barc.). 2016. Ahead of print.

2.*** Rubin LG, Levin MJ, Ljungman P, Davies EG, Avery R, Tomblyn M, et al. 2013 IDSA Clinical Practice Guideline for vaccination of the immunocompromised host. Clin Infect Dis. 2014; 58: e44-100.

3.** Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría. Recomendaciones de vacunación frente a la gripe 2015-2016. Disponible en: http://vacunasaep.org/documentos/recomendaciones-de-vacunacion-frente-la-gripe-2015-16 (último acceso: 15 de noviembre de 2015).

4.** Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría. Manual en línea. Vacunación de convivientes de pacientes con patologías de riesgo. Disponible en: http://vacunasaep.org/documentos/manual/cap-18#tv (último acceso: 15 de noviembre de 2015).

5.** Centers for Disease Control and Prevention. General recommendations on immunization. Recommendations of the Advisory Committee on Immunization Practices (ACIP). MMWR. 2011; 60(No. RR-2): 1-64.

6.* Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud. Calendario común de vacunación infantil. Calendario recomendado 2015. Disponible en: http://www.msssi.gob.es/ciudadanos/proteccionSalud/vacunaciones/docs/CalendarioVacunacion2015.pdf (último acceso: 15 de noviembre de 2015).

7.*** Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría. Manual en línea. Vacunación en niños inmunodeprimidos o con tratamiento inmunosupresor. Disponible en: http://vacunasaep.org/documentos/manual/cap-14#3.3.10 (último acceso: 15 de noviembre de 2015).

8.* World Health Organization. Human papillomavirus vaccines: WHO position paper, October 2014. Wkly Epidemiol Rec. 2014; 89: 465-91.

9.* Committee on Infectious Diseases, American Academy of Pediatrics (AAP). Updated recommendations on the use of meningococcal vaccines. Pediatrics. 2014; 134: 400-3.

10.* Grupo de Trabajo MenB. Ponencia de Programas y Registro de Vacunaciones. Comisión de Salud Pública del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud. Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, 2013. Vacuna frente a enfermedad meningocócica invasora por serogrupo B y su posible utilización en Salud Pública. Junio de 2013. Disponible en: https://www.msssi.gob.es/profesionales/saludPublica/prevPromocion/vacunaciones/docs/MenB.pdf (ultimo acceso: 15 noviembre 2015).

11.* Pérez-Padilla R, Fernández R, García-Sancho C, Franco-Marina F, Aburto O, López-Gatell H, et al. Pandemic (H1N1) 2009 virus and Down syndrome patients. Emerg Infect Dis. 2010; 16: 1312-4.

12.** Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría. Manual en línea. Vacunación en enfermedades crónicas. Disponible en: http://vacunasaep.org/documentos/manual/cap-17#3 (último acceso: 15 de noviembre 2015).

13.* Corretger Rauet JM. Vacunaciones y calendario de vacunaciones en el síndrome de Down. Vacunas. 2012; 13: 112-7.

14.** Australian Immunisation Handbook. 10th Edition, 2013 (NHMRC). Groups with special vaccination requirements. Disponible en: http://www.immunise.health.gov.au/internet/immunise/publishing.nsf/Content/Handbook10-home~handbook10part3~handbook10-3-3.

15.* American Academy of Pediatrics, Committee on Infectious Diseases. Immunization in Special Clinical Circumstances. Immunocompromised children 2012 Report, Red Book. 29th ed. Elk Grove Village, IL, USA; American Academy of Paediatrics. p. 74-90.

16.** Mellado Peña MJ, Moreno-Pérez D, Ruiz Contreras J, Hernández-Sampelayo Matos T, Navarro Gómez ML, grupo de colaboradores del Documento de Consenso SEIP-CAV de la AEP. Documento de consenso de la Sociedad Española de Infectología Pediátrica y el Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría para la vacunación en inmunodeprimidos. An Pediatr (Barc). 2011; 75:413. e1-22.

17.* Patel NC, Hertel PM, Estes MK, De la Morena M, Petru AM, Noroski LM, et al. Vaccine-adquired rotavirus in infants with severe combined inmunodeficiency. N Engl J Med. 2010; 362: 314-9.

18.* Morillo-Gutiérrez B, Worth A, Valappil M, Gaspar HB, Gennery AR. Chronic infection with rotavirus vaccine strains in UK children with severe combined immunodeficiency. Pediatr Infect Dis J. 2015; 34: 1040-1.

19.* Hofstetter AM, Jakob K, Klein NP, Dekker CL, Edwards KM, Halsey NA, et al. Live vaccine use and safety in DiGeorge syndrome. 2014; 133: e946-54.

20.** Menson EN, Mellado MJ, Banford A, Castelli G, Duiculescu D, Marczynska M, et al. Guidance on vaccination of HIV-infected children in Europe. HIV Medicine. 2012; 13: 333-6.

21.* Kobayashi I, Mori M, Yamaguchi K, Ito S, Iwata N, Masunaga K, et al. Pediatric Rheumatology Association of Japan recommendation for vaccination in pediatric rheumatic diseases. Mod Rheumatol. 2015; 25: 335-43.

22.*** Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría. Manual en línea. Vacunación de niños con trasplante de progenitores hemopoyéticos y trasplante de órganos sólidos. Disponible en: http://vacunasaep.org/documentos/manual/cap-16 (último acceso: 15 de noviembre 2015).

23.** Tomblyn M, Chiller T, Einsele H, Gress R, Sepkowitz K, Storek J, et al. Guidelines for preventing infectious complications among hematopoietic cell transplantation recipients: a global perspective. Biol Blood Marrow Transplant. 2009; 15: 1143-238.

Bibliografía recomendada

- Moreno-Pérez D, Álvarez García FJ, Arístegui Fernández FJ, Cilleruelo Ortega MJ, Corretger Rauet JM, García Sánchez N, et al. Calendario de vacunaciones de la Asociación Española de Pediatría: recomendaciones 2016. An Pediatr (Barc.). 2016. Ahead of print.

Documento esencial para el pediatra, en el que se exponen las recomendaciones más actuales del Comité Asesor de Vacunas de la AEP. Las bases del calendario del niño sano, también lo son de los niños con enfermedades crónicas.

- Rubin LG, Levin MJ, Ljungman P, Davies EG, Avery R, Tomblyn M, et al. 2013 IDSA Clinical Practice Guideline for vaccination of the immunocompromised host. Clin Infect Dis. 2014; 58: e44-100.

Documento guía sobre la vacunación de las personas inmunodeprimidas, de la Infectious Diseases Society of America, referente a nivel mundial.

- Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría. Recomendaciones de vacunación frente a la gripe 2015-2016. Disponible en: http://vacunasaep.org/documentos/recomendaciones-de-vacunacion-frente-la-gripe-2015-16 (último acceso: 15 de noviembre de 2015).

En este documento, se recogen los grupos de riesgo esenciales en los que está indicada la vacunación antigripal, así como los preparados actualmente comercializados en España para la campaña 2015-2016.

- Centers for Disease Control and Prevention. General recommendations on immunization. Recommendations of the Advisory Committee on Immunization Practices (ACIP). MMWR. 2011; 60(No. RR-2): 1-64.

Interesante y práctico documento de los Centers for Disease Control and Prevention (EE.UU.), en el que se abordan de forma actualizada la mayoría de las situaciones especiales, como las comentadas en este artículo, así como tablas de intervalos mínimos y número de dosis necesarias de las vacunas disponibles.

- Australian Immunisation Handbook. 10th Edition, 2013 (NHMRC). Groups with special vaccination requirements. Disponible en: http://www.immunise.health.gov.au/internet/immunise/publishing.nsf/Content/Handbook10-home~handbook10part3~handbook10-3-3.

Capítulo procedente de Manual online con textos muy valorados en el mundo de la vacunología.

- American Academy of Pediatrics, Committee on Infectious Diseases. Immunization in Special Clinical Circumstances. Immunocompromised children 2012 Report, Red Book. 29th ed. Elk Grove Village, IL, USA; American Academy of Paediatrics. p. 74-90.

Recomendaciones prestigiosas y de largo recorrido, desde la Academia Americana de Pediatría.

- Mellado Peña MJ, Moreno-Pérez D, Ruiz Contreras J, Hernández-Sampelayo Matos T, Navarro Gómez ML, grupo de colaboradores del Documento de Consenso SEIP-CAV de la AEP. Documento de consenso de la Sociedad Española de Infectología Pediátrica y el Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría para la vacunación en inmunodeprimidos. An Pediatr (Barc). 2011; 75:413. e1-22.

Documento fuente con las recomendaciones sobre vacunación en pacientes crónicos e inmunodeprimidos, desde el consenso entre el Comité Asesor de Vacunas de la AEP y la Sociedad Española de Infectología Pediátrica.

 

Caso clínico

 

Niño de 7 años, de origen danés, residente en España desde los 2 años de edad, con diagnóstico de esferocitosis hereditaria y que es valorado para la realización de una esplenectomía total de forma programada. Presenta, además, como antecedentes, varios ingresos previos por episodios hemolíticos asociados a procesos virales, los cuales requirieron transfusiones. Tiene a su vez, repercusión en la curva de crecimiento, pero ausencia de alteraciones óseas. Se encuentra correctamente vacunado según el calendario oficial vigente en la comunidad autónoma, además de una pauta de 3+1 de VNC7 en el primer año de vida, así como dos dosis de varicela a los 15 meses y 3 años. Se recomendó vacunación antigripal anual al paciente y los convivientes con cumplimiento variable. Ambos padres son hematológicamente sanos, de manera que el caso ha sido interpretado como una mutación de novo.

En la exploración, destaca un leve tinte ictérico a nivel conjuntival y un abdomen de aspecto distendido, con una esplenomegalia palpable y de consistencia dura. Dentro de las pruebas complementarias, presenta una anemia normocítica e hipercrómica (Hb: 8,2 g/dl, MCHC: 38 g/dL), reticulocitos del 11,4%, test de fragilidad osmótica patológico y una ecografía que revela una esplenomegalia de hasta 11 cm (diámetro craneocaudal).

 

 

Vacunación en niños adoptados, inmigrantes y refugiados. Vacunación de niños viajeros

M.J. Cilleruelo Ortega*, N. García Sánchez**
Temas de FC


M.J. Cilleruelo Ortega*, N. García Sánchez**

*Hospital Universitario Puerta de Hierro Majadahonda, Madrid. Profesora Asociada de Pediatría. Facultad de Medicina. Universidad Autónoma de Madrid. **Centro de Salud Delicias Sur, Zaragoza. Profesora Asociada en Ciencias de la Salud. Facultad de Medicina, Zaragoza

 

Resumen

Los programas de vacunación de niños procedentes de otros países, tanto adoptados como inmigrantes o refugiados, tienen como objetivo lograr una protección frente a enfermedades inmunoprevenibles similar a la de la población autóctona. Aunque los calendarios de vacunación de los países de procedencia pueden diferir, la mayor parte de estos niños han sido vacunados frente a difteria, tétanos, tosferina, polio, hepatitis B y sarampión, y la mayoría presentan títulos protectores frente a estas enfermedades. Por ello, las publicaciones más recientes recomiendan completar las pautas con las vacunas y/o dosis que no hayan sido administradas en los países de origen, sin que sea necesario, habitualmente, reiniciar todo el calendario de vacunas.
Las vacunas para los niños viajeros deben individualizarse en función de la edad del niño, destino y duración del viaje y vacunas previamente recibidas. Es recomendable realizar una consulta previa al viaje, con una antelación mínima de 4-6 semanas.

 

Abstract

The arrival to Spain of children coming from other countries, either adopted, immigrant, or refugees, is a challenge for the paediatrician who has to take care of them. One of the main goals is that this population achieves the same immune protection than spanish children. Although vaccine schedules in the original countries may differ, most of these children have received diphtheria, tetanus, pertussis, poliovirus, hepatitis B and measles vaccines and are protected against these illnesses. So, the most recent papers recommend completing vaccine schedules with those vaccines or doses not administered in their countries better than reinitiate the complete schedule.
For traveller children, recommended vaccines depend on the age, destiny and duration of the travel and the previous administered vaccines. Anyway, traveller children should be evaluated in specific international vaccination settings, at least 4-6 weeks before travelling.

 

Palabras clave: Niños; Vacunas; Inmigrantes; Adoptados; Viajeros

Key words: Children;Vaccination; Immigrants; Adopted; Traveller

 

Pediatr Integral 2015; XIX (10): 702.e1-702.e10


Vacunación en niños adoptados, inmigrantes y refugiados. Vacunación de niños viajeros

Introducción y recomendaciones

El objetivo fundamental de los programas de vacunación a la población inmigrante, refugiada o adoptada en otros países es lograr una protección frente a enfermedades inmunoprevenibles similar a la de la población autóctona.

La población inmigrante infantil ha aumentado de forma significativa en España, aunque la cifra se ha estabilizado en los últimos años (Tabla I).

Las adopciones internacionales, aunque siguen siendo numerosas, han mostrado un descenso en los últimos 4-5 años, debido principalmente a un cambio en los requisitos y la legislación al respecto. El total de menores adoptados en otros países entre 2010 y 2014 ha sido de 9.148. Los países de procedencia más frecuentes son: China, Federación de Rusia, Vietnam, Filipinas y Etiopía (Tablas II y III).

En general, tanto los niños adoptados como los inmigrantes y refugiados suelen llegar a España procedentes de países desfavorecidos y con sistemas sanitarios menos desarrollados, por lo que constituyen una población con mayor riesgo de padecer enfermedades infecciosas y cuyo estado de inmunización puede ser desconocido o, al menos, incierto. Esto supone un reto para el pediatra de Atención Primaria sobre cómo debe actuar a la hora de plantear la vacunación de estos niños.

Entre los años 1995 y 2005, coincidiendo con el aumento en las llegadas de niños adoptados, inmigrantes y refugiados a países occidentales, se publicaron diversos estudios sobre la situación sociosanitaria de esta población, con especial incidencia en el diagnóstico de enfermedades infecciosas transmisibles y en la inmunoprotección frente a enfermedades vacunables. Aunque los estudios iniciales encontraron una baja protección vacunal(1,2), los resultados de los últimos años han sido más homogéneos, lo que ha permitido establecer una serie de recomendaciones comunes(3-6):

• Siguiendo las indicaciones de la Academia Americana de Pediatría, se deben aceptar como válidos los documentos de vacunación aportados si las vacunas, fechas de administración, número de dosis, intervalos entre dosis y edad del niño al recibir las vacunas son comparables a los esquemas recomendados en el país receptor(7).

• Los niños que no aporten documento de vacunas o este no cumpla los requisitos expuestos, deberán iniciar el calendario vigente en el país de llegada. La declaración verbal de los padres o tutores no debe ser considerada como prueba de vacunación.

• En los niños con documentos de vacunación adecuados, existen varias posibilidades:

- Aceptar como válida la documentación y completar el calendario vigente en el país receptor.

- Hacer serología frente a los antígenos vacunales y aceptar como válidas las vacunas frente a las cuales el niño dispone de anticuerpos protectores.

- Ignorar la documentación aportada y vacunar al niño siguiendo el calendario completo vigente en el país de adopción.

• De estas 3 posibilidades, actualmente se acepta de forma general que las vacunas que figuren como administradas en los documentos de vacunación aportados serán consideradas como válidas, independientemente del tiempo transcurrido desde la última dosis, sin ser necesario iniciar una primovacunación completa.

• Es muy frecuente que en los países de origen no se administre la vacuna triple vírica (sarampión, rubéola, parotiditis), sino el preparado monocomponente frente al sarampión y, a menudo, se vacuna antes de los 12 meses de edad, por lo que la respuesta puede quedar invalidada debido a la interferencia con los anticuerpos maternos. Por tanto, es una recomendación general revacunar con la vacuna triple vírica.

• La vacunación neonatal frente a la hepatitis B en hijos de madres portadoras de antígeno de superficie del virus de la hepatitis B se realiza, en ocasiones, después de la primera semana de vida, lo que no asegura la prevención de la transmisión vertical de la infección.

• Los calendarios sistemáticos de vacunación de la mayoría de los países en desarrollo son calendarios “de mínimos”, de manera que no solo no tienen coberturas óptimas, sino que a menudo incluyen únicamente las vacunas del Programa Ampliado de Vacunación (PAI) de la Organización Mundial de la Salud. Este programa no incluye las vacunas frente al meningococo C, la varicela, el rotavirus y el neumococo. Es importante, por tanto, iniciar la vacunación frente a estas enfermedades, siguiendo el esquema del país receptor, para asegurar una protección frente a enfermedades inmunoprevenibles similar a la de la población autóctona.

Estado de inmunización e inmunoprotección

Aunque los calendarios de vacunación de los países de procedencia pueden tener variaciones importantes, la mayor parte de estos niños han sido vacunados frente a difteria, tétanos, tosferina, polio, hepatitis B y sarampión, y la mayoría tienen títulos protectores frente a estas enfermedades.

Niños inmigrantes y/o refugiados

No existen muchos estudios sobre la protección frente a enfermedades inmunoprevenibles en niños inmigrantes y, en general, se concluye que esta población tiene un riesgo elevado de estar vacunados de forma incompleta. En 2004, Borrás y cols., analizaron la situación vacunal en Cataluña de los niños inmigrantes menores de 3 años, concluyendo que habían recibido menos vacunas y menos dosis vacunales de las recomendadas en los calendarios habituales de vacunación(8). Un año después, un estudio realizado en la comunidad de Madrid señaló que solo la mitad de los niños inmigrantes aportaba cartilla de vacunación en la primera consulta(9). En 2007, Bretón y cols., demostraron que, en Valencia, las tasas de vacunación frente al neumococo (15%), varicela (11%) y rotavirus (0%) fueron muy inferiores en los niños inmigrantes con respecto a la población autóctona (60, 32 y 10%, respectivamente) y que el factor de riesgo más importante asociado a estas bajas coberturas de vacunación fue la falta de asistencia a los controles pediátricos de salud. El calendario vacunal fue incompleto en el 13% de los niños inmigrantes(10). Otro estudio más reciente en Cataluña, realizado en 1081 niños inmigrantes de diversas procedencias, encuentra que el 62% tenía documentación de las vacunas recibidas, siendo más frecuente entre los procedentes de Europa del Este (95%) y Centroamérica (87%), y solo en el 24% de los niños de origen indopakistaní. En los niños con cartilla de vacunación, más del 90% había recibido pautas adecuadas para difteria, tétanos, tosferina y polio, siendo muy inferior el porcentaje de niños correctamente vacunados de sarampión (41%), rubéola (27%), parotiditis (21%), hepatitis B (48%) y Haemophilus influenzae tipo b (20%)(11).

En relación a los niños refugiados, existe incluso menos información. Las recomendaciones habituales consisten en vacunar de forma sistemática, y lo antes posible, a todos los que no dispongan de certificado de las vacunas recibidas(12).

A pesar de las altas coberturas vacunales existentes en España (95-97%), persiste un pequeño porcentaje de población no protegida frente a enfermedades inmunoprevenibles, debido a la no administración de las vacunas o, excepcionalmente, a falta de respuesta a las mismas(13). La llegada de niños inmigrantes, refugiados y/o adoptados no vacunados o no protegidos, aumenta el número de sujetos susceptibles de padecer enfermedades prevenibles. Esto favorece la circulación de agentes infecciosos importados y la aparición de epidemias, como las que durante los últimos años estamos asistiendo en diversos países, por ejemplo brotes de sarampión. Este tipo de situaciones refuerzan la importancia y la necesidad de establecer pautas adecuadas de vacunación en la población inmigrante que llega a nuestro país.

Niños adoptados

En 1998, se publicó el primer estudio sobre protección vacunal en adoptados, realizado en 26 niños de diversas procedencias(1). Solo el 35% de los niños que aportaba documentación de haber recibido la pauta de vacunación completa frente a DTP tenía títulos protectores. Los autores consideraron que estos resultados podían ser debidos a razones como: falsificación de los certificados vacunales, baja potencia con mala inmunogenicidad de las vacunas suministradas a los orfanatos o pobre respuesta inmune debido a la prolongada institucionalización o a enfermedades concomitantes. Este estudio fue la base para recomendar de forma generalizada que no se debía tener en cuenta la documentación aportada de vacunas y que los niños debían iniciar calendarios completos de vacunación. Sin embargo, estudios posteriores más amplios han encontrado resultados muy diferentes, lo que ha permitido modificar las recomendaciones.

Entre los años 2002 y 2006, se publicaron varios estudios en los que el porcentaje de niños adoptados que llegaban con cartilla de vacunación era superior al 90%(3-6). Según estos documentos, la pauta completa de vacunación frente a polio, difteria, tétanos, tosferina y hepatitis B, se había administrado en el 80-93% de los niños, mientras que frente a sarampión, rubéola y parotiditis el porcentaje fue mucho menor (37-51%). Las tasas de protección vacunal observadas eran asimismo superiores a las referidas previamente, oscilando entre un 50-60% de protección frente a los tres poliovirus, 70-90% frente a difteria, 90-94% a tétanos y 70% a hepatitis B. La protección frente a sarampión, rubéola y parotiditis variaba en estos estudios entre el 55 y el 86%.

En 2008, se publicó un estudio realizado entre 2002 y 2005, en 637 niños adoptados, llegados a España de muy diversas procedencias, que mostró de forma global una alta tasa de seroprotección frente a enfermedades inmunoprevenibles(14). Los autores concluyeron que el único factor independiente asociado a la protección vacunal en esta población fue la zona de procedencia de los niños, y ello fue aplicable a todos los antígenos vacunales estudiados. No encontraron diferencias significativas en la inmunoprotección en relación con la validez del certificado de vacunación, aunque sí respecto a disponer o no del mismo: los niños con documento de vacunación estaban mejor protegidos frente a enfermedades inmunoprevenibles que aquellos que carecían de documentación. Los autores establecen, de acuerdo también con otros estudios similares, las siguientes recomendaciones finales:

• Niños sin documentación vacunal: iniciar calendario completo de vacunaciones.

• Niños con documento de vacunas, independientemente de sus características: proceder a vacunación en función de la zona geográfica de procedencia.

• Todos los niños mayores de 12 meses deben recibir una dosis de vacuna triple vírica.

• Iniciar primovacunación con las vacunas no recibidas en sus países de origen como meningococo C, Haemophilus influenzae tipo b, neumococo y varicela.

• Realizar serología de hepatitis B para descartar infección activa y proceder a la vacunación en los casos que no muestren títulos protectores.

• Continuar posteriormente con el calendario de vacunación vigente en la zona de residencia del menor.

Los últimos estudios realizados sobre protección vacunal en niños adoptados reiteran que, actualmente, los documentos que aportan son fiables y no es necesario realizar sistemáticamente serología en estos niños. Dos de los más recientes han sido realizados en EE.UU. en 746 niños adoptados entre 1999 y 2004, procedentes principalmente de Rusia, China, Guatemala, y Corea del Sur, e incluyen una revisión de los estudios publicados en los últimos 10 años(15,16). El 93% de los niños disponía de cartilla de vacunación. Los resultados muestran tasas bajas de protección frente a parotiditis y rubéola (54%), pero elevadas frente al resto de los antígenos vacunales: 80% de niños con títulos protectores frente a difteria, 89% a tétanos, 93% a poliovirus 1, 94% a poliovirus 2, 95% a poliovirus 3, 60% a hepatitis B y 84% a sarampión. Ante la elevada proporción de anticuerpos protectores en niños con documentación vacunal, los autores recomiendan que se deberían considerar como válidas las vacunas administradas en los países de origen y proceder a completar el calendario de vacunación de acuerdo a la edad del niño. Incluso en los niños sin cartilla de vacunación, dado que también mostraron altos niveles de protección, se podría realizar serología vacunal antes de iniciar el calendario completo de vacunaciones. Estas recomendaciones las hicieron también extensivas a población inmigrante. Se recomienda igualmente que el diagnóstico clínico de una enfermedad inmunoprevenible en el país de origen no sea aceptado como evidencia.

Puntos clave: función del pediatra de Atención Primaria

Los programas de vacunación de la población inmigrante, refugiada y adoptada tienen como objetivo lograr una protección vacunal similar a la de la población autóctona.

Aunque los calendarios de vacunación de los países de procedencia pueden tener variaciones importantes, la mayor parte de estos niños han sido vacunados frente a difteria, tétanos, tosferina, polio, hepatitis B y sarampión, y la mayoría tienen títulos protectores frente a estas enfermedades.

Los estudios disponibles recomiendan una actuación similar en estos niños:

• Niños con documento de vacunación: no es necesario realizar serología vacunal ni proceder a la revacunación completa, siendo suficiente completar las series de acuerdo a la edad.

• Niños sin documento de vacunación: se debe iniciar el calendario completo de vacunas de acuerdo a la edad.

• En todos los casos, deberán administrarse las vacunas incluidas como sistemáticas en el calendario oficial local y que no hayan sido administradas en su país de origen, además de informar de las vacunas no financiadas.

• El antecedente de vacunación frente al sarampión antes de los 12 meses de edad no debe ser considerado como dosis válida, debiendo administrarse la vacuna triple vírica a partir de los 12 meses de vida.

• Dado que algunos de los países de procedencia de estos niños tienen tasas elevadas de infección por el virus de la hepatitis B, se recomienda realizar serología para descartar la infección y solo proceder a la vacunación de los susceptibles.

Como norma general, conviene aprovechar cualquier contacto con el sistema sanitario para revisar el calendario de vacunaciones, emplear pautas aceleradas y, siempre que sea posible, vacunas combinadas.

Es conveniente valorar la vacunación frente a la hepatitis A, a partir de los 12 meses, en los niños inmigrantes que tengan previsto visitar a sus familiares en su país de origen.

Los familiares y contactos cercanos de los niños que llegan de otros países deben tener al día el calendario de vacunas para evitar la transmisión de enfermedades inmunoprevenibles.

En cualquier caso, en la web del Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría (www.vacunasaep.org) es posible realizar preguntas sobre estos temas en concreto y sobre la vacunación en los niños de forma general.

Vacunación de niños viajeros

Introducción

Es recomendable acudir a la consulta pediátrica del viajero con una antelación mínima de 4-6 semanas. Las vacunas administradas deben registrarse en un documento específico de fácil transporte.

Según la Organización Mundial del Turismo, en 2014 se superó la cifra de mil cien millones de turistas internacionales. El 7% de estos viajeros son menores de 14 años y el 9% se desplaza a un país tropical. Aunque la mayor parte de los viajes realizados por niños no precisa ninguna medida sanitaria, existen algunos factores de riesgo como son: la edad inferior a 5 años, especialmente los menores de 2 años, las estancias prolongadas o la existencia de alguna enfermedad de base. Un grupo especial lo forman los hijos de inmigrantes nacidos en España que viajan a su país de origen para visitar a sus familiares (viajeros c-VFR o children visiting friends and relatives) y que van a integrarse con la población autóctona, ya que no presentan inmunidad frente a las enfermedades endémicas de la zona.

Es recomendable que, antes de un viaje, el niño acuda a su pediatra para realizar un examen de salud. Además, si se trata de un destino con riesgo de enfermedad tropical o que precise alguna vacuna específica, acudirá a un Centro de Vacunación Internacional (CVI). La consulta debe realizarse, al menos, 4-6 semanas antes de iniciar el viaje para administrar con antelación las vacunas necesarias e iniciar, en los casos en que sea preciso, la profilaxis antipalúdica. Es importante no olvidarse de registrar las vacunas en un documento escrito que pueda transportar el viajero.

Inmunizaciones del niño viajero

Las vacunas que debe recibir un niño con motivo de un viaje dependerán de la edad del niño, el país a visitar, el tipo y duración del viaje. El viaje debe ser un motivo para revisar y adecuar el calendario de vacunación sistemático.

Las vacunas necesarias dependerán del país a visitar, el tipo de viaje, la edad del niño y las vacunas recibidas anteriormente. Asimismo, habrá que tener en cuenta la reglamentación internacional relativa a Sanidad Exterior.

Las vacunaciones se agruparán en:

• Vacunas sistemáticas o universales. El viaje debe ser un motivo para revisar y adecuar el calendario de vacunación sistemático. Si el calendario de vacunación no está completo, se deben administrar antes del viaje las dosis que falten. Si el niño fuese a viajar a un país donde es endémica una enfermedad de la que aún no ha sido vacunado, como el sarampión o la varicela, se adelantará la vacuna, siempre que sea posible.

• Vacunas específicas del viajero:

– Vacunas específicas obligatorias.

– Vacunas específicas recomendadas según el viaje.

Vacunas obligatorias

Son exigidas por las autoridades para entrar en un país, de acuerdo con el reglamento internacional de visados: vacunas frente a la fiebre amarilla, antimeningocócicas y, en algunos casos, antipoliomielítica. En la tabla IV, se especifican la dosis de vacunas, vía de administración, pauta primaria y acelerada y el nombre comercial de las vacunas.

Vacuna frente a fiebre amarilla

La vacunación está indicada en viajeros a zonas endémicas y es obligatoria para entrar en algunos países. Consultar mapas en:

http://gamapserver.who.int/mapLibrary/Files/Maps/ITH_YF_vaccination_africa.png.

http://gamapserver.who.int/mapLibrary/Files/Maps/ITH_YF_vaccination-americas.png.

Ocasionalmente, se exige la vacuna para entrar en países no endémicos si el viajero procede de zonas infectadas (según Regulación Internacional de Salud, OMS).

La vacunación debe quedar registrada en un certificado internacional de vacunación, conocido coloquialmente como la “tarjeta amarilla”. Este certificado es válido durante 10 años a partir del 10º día de la vacunación e inmediatamente después de la revacunación. Actualmente, la OMS considera que una sola dosis confiere protección a lo largo de la vida y en junio de 2016 retirará de la Reglamentación Internacional de Salud la necesidad de exigir certificados de revacunación(17). En aquellas situaciones en que el niño no pueda vacunarse, será necesario hacer un certificado de “exención vacunal”, en un documento oficial, siempre en inglés y francés. Tanto la administración de la vacuna como el certificado de exención, solo pueden extenderse en los CVI autorizados.

Es una vacuna de virus vivos atenuados, cultivada en embrión de pollo. Los mayores de 9 meses precisan una dosis única, subcutánea, con una eficacia superior al 90%, que se inicia a los 10 días de la primovacunación. Contraindicada en niños menores de 6 meses y en alergia grave al huevo. La dosis de recuerdo es cada 10 años, aunque, según recientes informes de la OMS, no sería necesaria; el CDC acepta los informes de la OMS, pero continúa aconsejando un recuerdo cada 10 años en determinadas circunstancias (mujeres que recibieron la primera dosis de vacuna durante un embarazo, receptores de trasplante de células hematopoyéticas, si su estado lo permite, infectados por el virus VIH, trabajadores de laboratorio y para viajeros a destinos de mucho riesgo, como el este de África)(18). La reglamentación internacional dejará de exigir la revacunación cada 10 años a partir de junio de 2016.

La vacuna disponible está comercializada como Stamaril®.

Vacunas antimeningocócicas

El riesgo de enfermedad meningocócica para los viajeros es muy bajo. La vacuna tetravalente A, C, W, Y está indicada en viajeros al cinturón subsahariano de la meningitis en temporada seca (diciembre-junio), y Arabia Saudí la exige a peregrinos a la Meca en temporada Umra y Hajj. También algunos países, como EE. UU., la exigen para estudiantes con estancias prolongadas.

Vacunas y pautas de vacunación

Vacunas polisacáridas:

• Vacuna tetravalente A, C, W, Y: vacuna de polisacáridos capsulares purificados de los serogrupos A, C, W, Y. Se administra una dosis intramuscular en niños mayores de 18-24 meses con eficacia del 85-100% a los 10 días de la vacunación. Es necesario un recuerdo a los 2-3 años en los vacunados antes de los 4 años de edad, y a los 3-5 años en los mayores. Debe figurar registrada en el documento de vacunación oficial de los CVI. Se obtiene a través de medicamentos extranjeros. Se comercializa como Menomune ACYW®.

• Vacuna bivalente A+C: Mencevax AC® y Antimeningocócica A+C®, ya no están comercializadas en España.

Las vacunas polisacáridas están siendo desplazadas por las vacunas conjugadas, porque la protección que inducen es mejor.

Vacunas conjugadas:

• Vacuna monovalente serogrupo C: incluida en el calendario sistemático en España.

• Vacuna tetravalente conjugada A, C, W, Y: son las más adecuadas porque, al ser conjugadas, confieren mayor protección, más duradera y algunas pueden aplicarse a niños pequeños. Hay dos preparados de uso hospitalario en nuestro país: Menveo® y Nimenrix®:

- Menveo®: contiene oligosacáridos capsulares de meningococos de los serogrupos A, C, W, Y conjugados con CRM197, una proteína mutada de la toxina diftérica, ya utilizada con anterioridad como carrier en otras vacunas conjugadas. Indicada en adultos y niños a partir de los 2 años de edad, según la EMA, y de los 2 meses de edad, según la FDA. Pauta de dosis única intramuscular. Autorizada en España desde 2010 solo como medicamento de uso hospitalario y, por lo tanto, no disponible en farmacias.

- Nimenrix®: contiene polisacáridos capsulares de meningococos de los serogrupos A, C, W, Y conjugados con toxoide tetánico como proteína transportadora. Dosis única IM. Autorizada en niños a partir de 1 año de edad.

Vacuna frente a poliomielitis

Algunos países libres de poliomielitis pueden exigir la vacunación a los viajeros procedentes de países endémicos para obtener el visado de entrada. Esta vacuna está incluida en el calendario de vacunación infantil en nuestro país, por lo que la mayoría de los niños se encuentran inmunizados en el momento del viaje, pero hay que tener en cuenta los posibles requerimientos vacunales por parte de la Reglamentación Sanitaria Internacional y que puede haber cambios recientes en los países identificados como infectados de polio; en la actualidad, estos países son: Afganistán, Nigeria, Pakistán, Camerún, Etiopía, Guinea Ecuatorial, Somalia, Iraq, Israel y Siria(19).

Desde mayo de 2014 y confirmado en febrero de 2015, debido a la presencia de casos de polio en países no endémicos, la OMS indicó que todos los residentes en países que exportan el virus y los visitantes que hayan pasado más de cuatro semanas en uno de esos países, deben recibir una dosis de vacuna antipoliomielítica oral (VPO) o de vacuna con poliovirus inactivado (VPI) entre cuatro semanas y doce meses antes de emprender el viaje internacional. Los viajeros procedentes de países que exportan poliovirus deben tener al día su estado de vacunación en el “carné de vacunación amarillo” de la OMS/RSI o en el certificado internacional de vacunación.

Consultar mapa de los países infectados de polio, en los que se recomienda la vacunación en: http://gamapserver.who.int/mapLibrary/files/Maps/Global_PolioRisk_ITHRiskMap.png.

Vacunas específicas recomendadas según el viaje

Son las que se recomiendan a los niños viajeros según su destino, dependiendo siempre de la evaluación del riesgo del niño y del viaje. En la tabla V, se especifican: la dosis, vía de administración, pauta primaria y acelerada y el nombre comercial de las vacunas recomendadas según el tipo de viaje.

Vacuna frente a cólera

El riesgo de contraer cólera para el niño viajero es muy bajo si se evita consumir alimentos (mariscos y pescados crudos) y agua contaminada. Su indicación es excepcional, pudiendo valorarse en los hijos de cooperantes/personal en ayuda humanitaria que viaja a zonas de desastres o campos de refugiados, considerados viajeros de alto riesgo.

Es una vacuna oral, inactivada, de V cholerae O combinada con la subunidad B1 de la toxina colérica (WC/rBS), que confiere alta protección (85-90%) durante 6 meses tras la administración de la 2ª dosis. Debe ingerirse en ayunas y la pauta de vacunación son 2 dosis separadas una semana en niños mayores de 6 años y 3 dosis en los niños entre 2 y 6 años, separadas cada dosis, una semana. La protección comienza a los 8 días de completar la vacunación. No se recomienda en menores de 2 años. Si el niño permanece en la zona de riesgo, precisa una dosis de recuerdo a los 2 años en los mayores de 6 años y a los 6 meses en los niños entre 2-6 años. Por su reacción cruzada con el E. coli enterotoxigénico (ETEC), se ha utilizado para la prevención de la diarrea del viajero, aunque hay pocos datos en niños. En la actualidad, según una reciente revisión de la Cochrane, no hay evidencias suficientes para sustentar esta recomendación(20). Comercializada como Dukoral®.

Vacuna frente a encefalitis por garrapata (o centroeuropea)

La vacunación se indica en los niños viajeros a las áreas boscosas de Rusia y Europa centro-norte-este durante los meses de abril a agosto y con estancias superiores a 3-4 semanas. Está incluida en el calendario de vacunación en algunos de los países de riesgo, como: Austria, República Checa y algunos territorios de Finlandia y Letonia.

Es una vacuna de virus enteros inactivados, cultivados en células de embrión de pollo. Produce inmunidad frente a todas las variantes del virus de la encefalitis por garrapatas.

La pauta son 3 dosis según se específica en la tabla V. La eficacia es del 98% y la protección comienza a los 15 días de la segunda dosis. En niños menores de 16 años, se administrará la dosis pediátrica (mitad de dosis de adultos) y en los mayores, la dosis completa. Se recomienda un recuerdo cada 5 años si el niño se mantiene en zona de riesgo.

Comercializada como Encepur®, FSME-IMMUN INJECT® o TicoVac® para adultos y Encepur kinder, FSME-IMMUN INJECT Junior® y Ticovac junior®, dosis pediátrica (jeringa precargada de 0,25 ml) para niños ≤ de 16 años.

Vacuna frente a encefalitis japonesa

El riesgo es muy bajo para los viajes turísticos, indicándose únicamente en zonas rurales con transmisión endémica: Japón y sudeste asiático durante la estación de lluvias y para viajeros que tengan planeado pasar más de un mes en áreas endémicas. Sin embargo, puede considerarse para viajeros de estancia inferior a un mes, si lo hacen a áreas rurales remotas durante los monzones o a un destino con un brote activo de encefalitis japonesa. No se indica para turistas convencionales a zonas urbanas, estancias cortas y fuera de los meses de transmisión.

Actualmente, solo se dispone de una vacuna de virus enteros inactivados cultivados en células Vero, comercializada como Ixiaro®. Desde diciembre de 2012, se ha autorizado por la EMA en mayores de 2 meses de edad.

Vacuna frente a fiebre tifoidea

El riesgo suele ser bajo, salvo en zonas del norte y oeste de África, sur de Asia, Indonesia y Perú, pero se incrementa si las condiciones higiénico-sanitarias o el control del agua son deficientes. Incluso los viajeros vacunados deben tener cuidado con el consumo de agua y alimentos potencialmente contaminados, ya que la vacuna no protege al 100%.

La vacunación se indica en niños viajeros con estancias superiores a 3 semanas en zonas de alto riesgo y cuando las condiciones higiénico-sanitarias o el control del agua son deficientes.

En España existen 2 vacunas (Tabla V):

Vacuna oral: (cepa Ty21a de S. typhi atenuada). Indicada en niños mayores de 6 años, aunque en ficha técnica se recomienda a partir de los 3 años. Son cápsulas de cubierta entérica y se administra una cápsula diaria, en ayunas, en días alternos, hasta completar 3 dosis. Debe mantenerse en nevera. La eficacia vacunal comienza a partir de los 7 días de completar la pauta y se prolonga durante 3-5 años. No se debe tomar conjuntamente con la vacuna de polio oral, con mefloquina, proguanil ni con antibióticos. Contraindicada en inmunodeprimidos y en menores de 3 años. Comercializada como Vivotif®.

Vacuna parenteral: vacuna de polisacárido capsular Vi de Salmonella typhi (cepa Ty2), poco inmunógena en menores de 2 años, por lo que no debe administrarse antes de esta edad. Su eficacia protectora es del 50-70%, se inicia a partir del 7º día de su administración y dura 2-3 años. Precisa una dosis intramuscular única. Indicada en niños inmunocomprometidos, incluidos VIH, que viajen a zonas endémicas de fiebre tifoidea. Se comercializa como Typhim Vi® o Typherix®.

Ambas vacunas son seguras y con escasos efectos adversos.

Vacuna frente a hepatitis A

Los niños viajeros no inmunes presentan un riesgo muy alto, principalmente si las condiciones higiénico-sanitarias o el control del agua son deficientes en el destino. Se indica a todos los niños viajeros no inmunes a zonas endémicas. Consultar mapa en: http://gamapserver.who.int/mapLibrary/Files/Maps/Global_HepA_ITHRiskMap.png.

Es una vacuna de virus inactivados que precisa, al menos, una dosis antes del viaje, consiguiendo que el 95% de los vacunados esté protegido a las 2-4 semanas. La dosis de recuerdo se administra a los 6-12 meses para completar la inmunización. No hay estudios sobre vacunación en menores de un año de vida y existe la posibilidad de interferencia con anticuerpos maternos en caso de infección materna pasada. Si un niño no ha recibido la segunda dosis en el tiempo recomendado, se puede administrar en cualquier momento, sin ser necesario volver a iniciar la inmunización. La administración de las dos dosis confiere protección a muy largo plazo, se cree que para toda la vida.

Las vacunas disponibles en nuestro país y la pauta de vacunación se pueden consultar en la tabla V.

Existe una vacuna combinada con hepatitis B, TWINRIX® pediátrico, indicada para menores de 15 años, cuya pauta es: 0, 1 y 6 meses, con la posibilidad de pauta acelerada: 0, 7 y 21 días, con una dosis de recuerdo a los 12 meses de la primera.

Vacuna frente a rabia

El riesgo de enfermedad está en relación con el contacto con mamíferos potencialmente rabiosos. La rabia es una enfermedad potencialmente mortal, por lo que los viajeros deben evitar el contacto con animales vagabundos (perros, gatos, monos, murciélagos, etc.). La vacunación está indicada en niños con estancia prolongada en zonas endémicas. Consultar mapa en: http://gamapserver.who.int/mapLibrary/Files/Maps/Global_rabies_ITHRiskMap.png.

Las vacunas actuales, desarrolladas en cultivo celular o huevo embrionado, son más seguras y efectivas que las antiguas, producidas en tejido cerebral. Están disponibles en los principales centros urbanos de la mayoría de los países en desarrollo, mientras que la inmunoglobulina antirrábica escasea en todo el mundo y no siempre está disponible.

Existen dos posibles pautas de vacunación (Tabla V):

1. Vacunación preexposición: indicada en niños viajeros a zonas endémicas con estancias prolongadas, especialmente si van a vivir en medio rural y con difícil acceso a centros sanitarios. La pauta consiste en 3 dosis los días 0, 7 y 21 o 28, vía intramuscular. No administrar en glúteos, porque se alcanzan títulos más bajos. La protección se inicia a los 30 días y se prolonga 2-3 años.

2. Vacunación posexposición: en zona endémica, si se produce mordedura u otro contacto con un animal potencialmente rabioso, se debe buscar atención médica inmediata para realizar una adecuada limpieza de la herida y valorar profilaxis con:

• Inmunización pasiva: se utiliza inmunoglobulina antirrábica humana (IGRH) o equina purificada (IGRE), de forma conjunta con la primera dosis de vacuna siempre que sea posible, aunque puede administrarse hasta 7 días después del inicio de la vacunación. La dosis es de 20 UI/kg para la IGRH y de 40 UI/kg la IGRE. Se debe administrar en la herida y a su alrededor y, si el niño es pequeño y no se puede, la dosis restante se pondrá en un punto distante del lugar donde se administró la vacuna.

• Inmunización activa: con las vacunas actuales, por vía intramuscular o intradérmica y siempre en deltoides. Existen dos pautas:

- Pauta Essen (5 dosis) los días 0, 3, 7, 14 y 28. Los CDC han recomendado recientemente, 4 dosis los días 0, 3, 7 y 14 en personas no inmunodeprimidas.

- Pauta Zagreb (2-1-1) se administran dos dosis el día 0 (una en cada deltoides) y otra los días 7 y 21.

Cuando hay mordedura y riesgo evidente, se aplicará la vacuna también a los menores de 1 año.

Se comercializan como vacuna antirrábica Merieux® y Rabipur®.

Bibliografía

Los asteriscos reflejan el interés del artículo a juicio del autor.

1. Hostetter MK, Johnson DE. Immunization status of adoptees from China, Russia, and Eastern Europe. Pediatr Res. 1998; 43: 147 (Abstract no 851).

2. Strine TW, Barker LE, Mokdad AH, Luman ET, Sutter RW, Chu SY. Vaccination coverage of foreign-born children 19 to 35 months of age: findings from the National Immunization Survey, 1999-2000. Pediatrics. 2002; 110: e15-e19.

3. Schulpen TWJ, van Seventer AHJ, Rumke HC, van Loon AM. Immunization status of children adopted from China. Lancet. 2002; 358: 2131-2.

4.** Schulte JM, Maloney S, Aronson J, San Gabriel P, Zhou J, Saiman L. Evaluating acceptability and completeness of overseas immunization records of internationally adopted children. Pediatrics. 2002; 109: E22.

5. Murray T, Groth E, Weitzman C, Cappello M. Epidemiology and management of infectious diseases in international adoptees. Clin Microbiol Rev. 2005; 18: 510-20.

6. Viviano E, Cataldo F, Accomando S, Firenze A, Valenti RM, Romano N. Immunization status of internationally adopted children in Italy. Vaccine. 2006; 24: 4138-43.

7.*** American Academy of Pediatrics. Medical Evaluation for Infectious Diseases for Internationally Adopted, Refugee, and Immigrant Children. En Kimberlin DW, Brady MT, Jackson MA, Long SS, eds. Red Book 2015 Report of the Committee on Infectious Diseases. 30ª ed. Elk Grove Village, IL: American Academy of Pediatrics; 2015: 194-201.

8. Borrás E, Domínguez A, Batalla J, Torner N, Cardeñosa N, Nebot M, Plasencia A, et al. Vaccination coverage in indigenous and immigrant children under 3 years of age in Catalonia (Spain). Vaccine. 2007; 25: 3240-3.

9. Gutiérrez-Hernando R, Álvarez-Pasquín MJ, Sesmero-Lillo MA, Martín-Martín S. Vacunación de los niños inmigrantes: ¿cómo acuden a nuestras consultas? Aten Primaria. 2005; 35: 112.

10. Bretón JR, Aymerich P, Navarro A, Talón S, Ruiz J, Graullera M, et al. Immigrants vaccination coverage at the Emergency Department of a spanish hospital. 26th Annual Meeting of the European Society for Paediatric Infectious Diseases-ESPID. Graz (Austria), 13-16 de mayo de 2008.

11. Miguel B, Masvidal RM, Cruz C, de Frutos E, Estabanell A, Riera D. Estado de las vacunaciones de inmigrantes y adoptados recién llegados a Cataluña (España). Rev Pediatr Aten Primaria. 2010; 12: 239-47.

12.** Pottie K, Greenaway C, Feightner J, Welch V, Swinkels H, Rashid M, et al. Evidence-based clinical guidelines for immigrants and refugees. CMAJ. 2011; 183: e824-e925.

13. Amela C, Pachón I, de Ory F. Evaluation of the measles, mumps and rubella immunisation programm in Spain by using a sero-epidemiological survey. Eur J Epidemiol. 2003; 18: 71-9 (EPI).

14.** Cilleruelo MJ, de Ory F, Ruiz-Contreras J, González R, Mellado MJ, García M,Villota J, et al. Internationally adopted children: What vaccines should they receive? Vaccine. 2008; 26: 5784-90.

15.*** Staat MA, Stadler LP, Donauer S, Trehan I, Rice M, Salisbury S. Serologic testing to verify the immune status of internationally adopted children against vaccine preventable diseases. Vaccine. 2010; 28: 7947-55.

16. Stadler LP, Donauer S, Rice M, Trehan I, Salisbury S, Staat MA. Factors associated with protective antibody levels to vaccine preventable diseases in internationally adopted children. Vaccine. 2011; 29: 95-103.

17. World Health Organization. International travel and health: world–yellow fever vaccination booster, June 5, 2014. Geneva, Switzerland:World Health Organization; 2014. Disponible en: http://www.who.int/ith/updates/20140605/en/. [Consultado el 10 de octubre de 2015].

18. Erin Staples J, Bocchini JA Jr, Rubin L, Fischer M. Yellow Fever Vaccine Booster Doses: Recommendations of the Advisory Committee on Immunization Practices, 2015. MMWR. June 19, 2015. Vol. 64. No. 23.

19. World Health Organization. Polio public health emergency: temporary recommendations to reduce international spread of poliovirus. Geneva, Switzerland: World Health Organization; 2014. (**)

20. Ahmed T, Bhuiyan TR, Zaman K, Sinclair D, Qadri F. Vaccines for preventing enterotoxigenic Escherichia coli (ETEC) diarrhea. Cochrane Database Syst Rev. 2013; 7: CD009029.

Bibliografía recomendada

- American Academy of Pediatrics. Medical Evaluation for Infectious Diseases for Internationally Adopted, Refugee, and Immigrant Children. En Kimberlin DW, Brady MT, Jackson MA, Long SS, eds. Red Book 2015 Report of the Committee on Infectious Diseases. 30ª ed. Elk Grove Village, IL: American Academy of Pediatrics; 2015: 194-201.

Capítulo del libro (Red book), que recoge las recomendaciones de la Academia Americana de Pediatría sobre los requisitos que debe reunir un documento de vacunación para que pueda ser considerado válido.

- Schulte JM, Maloney S, Aronson J, San Gabriel P, Zhou J, Saiman L. Evaluating acceptability and completeness of overseas immunization records of internationally adopted children. Pediatrics. 2002; 109: E22.

Estudio realizado en 504 niños adoptados, de diversas procedencias, entre 1997 y 1998. El 65% de ellos carecía de documento de vacunación. Del 35% restante, el 94% había recibido pautas vacunales correctas para la edad.

- Pottie K, Greenaway C, Feightner J, Welch V, Swinkels H, Rashid M, et al. Evidence-based clinical guidelines for immigrants and refugees. CMAJ. 2011; 183: e824-e925.

Extensa revisión sobre los diferentes aspectos médicos y sociales que afectan a la población inmigrante y refugiada, tanto niños como adultos.

- Cilleruelo MJ, de Ory F, Ruiz-Contreras J, González R, Mellado MJ, García M, Villota J, et al. Internationally adopted children: What vaccines should they receive? Vaccine. 2008; 26: 5784-90.

Estudio realizado en 637 niños adoptados de diversas procedencias, llegados a España entre 2003 y 2006. Los autores realizan serología vacunal en todos los casos y encuentran altas tasas de protección frente a enfermedades inmunoprevenibles. Establecen que la única variable capaz de predecir la protección vacunal es el país de procedencia de los niños, siendo los niños de Europa del este los que muestran globalmente una mejor protección frente a enfermedades inmunoprevenibles.

- Staat MA, Stadler LP, Donauer S, Trehan I, Rice M, Salisbury S. Serologic testing to verify the immune status of internationally adopted children against vaccine preventable diseases. Vaccine. 2010; 28: 7947-55.

Estudio realizado en niños adoptados de diversas procedencias, llegados a EE.UU. entre los años 2006-2008. Encuentran altas tasas de seroprotección vacunal en los niños que aportan documentos de vacunación, en los que se refleja que han recibido un número adecuado de dosis para la edad. Recomiendan aceptar los documentos aportados de vacunas y no reiniciar todo el calendario completo.

Caso clínico

 

Vacunación en niños inmigrantes, refugiados, adoptado y viajeros.

Niña de 21 meses nacida en China, adoptada por padres españoles. Acude a consulta para un control de salud, pues llegaron de China hace 15 días. Entre las actuaciones diversas, como sería revisar: certificados médicos aportados, anamnesis, examen físico completo, solicitud de pruebas complementarias etc., usted se propone adecuar sus inmunizaciones.

 

 

Copyright © 2024 Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria