El 20 de Noviembre, se celebra el día universal de los derechos del niño, y aunque, no nos gusta especialmente que nuestro calendario se vea obligado a señalar días para actos que deben ser diarios como: la paz, la solidaridad, la concienciación sobre TEA, el cancer y un larguísimo etc, reconocemos que algo hay que hacer para recordar a las personas que todos estas situaciones existen. En pleno siglo XXI y con todos los avances acontecidos en tantos otros sectores, los valores, hechos y situaciones realmente importantes deben ser recordados a toda la sociedad. Sirva para ello este artículo, aprovechemos este día para llamar la atención sobre los más pequeños dando a conocer los derechos de la infancia y concienciar a la población adulta de la importancia de su bienestar y desarrollo en su día a día.

Vamos a considerar este día como un momento clave para formar parte todos del llamamiento mundial sobre las necesidades de los más pequeños, sobre todo, en los tiempos que corren de crisis ya que son el colectivo más vulnerable y que más sufre ante estos problemas.

Según UNICEF “los derechos de la infancia se basan en cuatro principios fundamentales”:

• La no discriminación: Todos tienen los mismos derechos.
• El interés superior del niño: cualquier decisión, ley, o política que pueda afectar a la infancia tiene que tener en cuenta que es lo mejor para el niño.
• El derecho a la vida, la supervivencia y el desarrollo: todos los niños y niñas tienen derecho a vivir y tener un desarrollo adecuado.
• La participación: los menores de edad tienen derecho a ser consultados sobre las situaciones que les afecten ya que sus opiniones son tenidas en cuenta.

Como muchas veces hemos oído, los niños son el futuro, pero además, son alegría, vitalidad e incluso si te dejas son capaces hasta de curarte, y por todo esto y mucho más debemos respetar sus derechos, tanto desde la familia y la escuela como de la sociedad, ya que queda demostrado en la psicología social que la relación entre el niño y su ecosistema es determinante para la organización social y el desarrollo individual.

En primer lugar, es en la familia donde se da el primer intercambio social, esta debe actuar como protectora e iniciadora, en ella se darán los primeros afectos y el comienzo en la autonomía, por lo que su función es proteger al niño y darle seguridad en sí mismo simultáneamente, es la familia la que marcará las relaciones del niño con el entorno que le rodea.

La escuela es el segundo núcleo y donde el niño pasa la mayor parte de su tiempo, es en ella donde se empezará a construir la primera representación de su relación con la sociedad y su futuro en ella.

Y por último, debemos considerar necesariamente el medio en el que tiene lugar el desarrollo del niño, ya que es imprescindible para entender su evolución  y debemos tener en cuenta que el niño no está únicamente determinado por su equipamiento biológico, sino también, por el medio en el que está inmerso.

Para finalizar, queremos plasmar la declaración de los derechos del niño para que todos podamos leerla y ser conscientes de ella:

1.     El derecho a la igualdad, sin distinción de raza, religión, idioma, nacionalidad, sexo, opinión, etc.

2.     El derecho a tener una protección especial para el desarrollo físico, mental y social.

3.     El derecho a un nombre y nacionalidad desde su nacimiento.

4.    El derecho a una alimentación, vivienda y atención médica adecuada.

5.     El derecho a una educación y  a un tratamiento especial para aquellos niños que sufren alguna Discapacidad mental o física.

6.     El derecho a la comprensión y al amor de los padres y de la sociedad.

7.     El derecho a actividades recreativas y a una educación gratuita.

8.     El derecho a estar entre  los primeros en recibir ayuda en cualquier circunstancia.

9.     El derecho a la protección contra cualquier forma del abandono, crueldad y explotación.

10.  El derecho a ser criado con espíritu de comprensión, tolerancia, amistad entre los pueblos y hermandad universal.

«La infancia es el lugar donde pasamos el resto de nuestra vida.» Rosa Montero.

Leticia Bañón, logopeda y terapeuta en Red Cenit.