¡No tires el hueso del aguacate! Descubre todos sus usos y beneficios

El hueso del aguacate tiene múltiples usos. Puedes hacer desde tintes naturales hasta masajes relajantes, ¡no lo desperdicies!
aguacate partido y hueso
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Bajo la piel tosca y ruda del aguacate se encuentra una pulpa cremosa de color verde que se ha convertido en una aliada de nuestra dieta. Además de su sabor, su éxito se debe a las "grasas buenas" que aporta a nuestro cuerpo. Pasada la fiebre de esta fruta, en la que todos los locales de moda abusaban de su precio, y convertida ahora en un indispensable, los múlltiples usos de su resbaladizo hueso (o semilla) son el nuevo must de la vida ecológica. Más allá de sus muchas propiedades para la realización de productos cosméticos, hemos seleccionado estas cinco ideas que puedes hacer ya mismo.

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1. Tiñe tus telas de rosa

Empieza con trozos de camisetas, camisas o telas viejas blancas que tengas en casa para ir probando las diferentes tonalidades que van a surgir gracias los taninos del líquido lechoso que contienen los huesos de aguacate. Es muy sencillo, tan solo tienes que extraerlos, lavarlos a conciencia, dejarlos secar y, por último, ponerlos a hervir en abundante agua. Verás cómo el agua se transforma tiñéndose de un rojo intenso, producido por el choque de los huesos durante el hervido que desprende su cáscara. Introduce las telas y déjalas reposar bien sumergidas durante toda la noche. El número de huesos varía en función de la cantidad de tela que quieras teñir y la intensidad del color que quieras conseguir. En principio, y a modo de guía, unos cuatro huesos pueden teñir unos 200 gramos de tela de un color rosa suave. Lo mejor de todo es que el hueso tiene su propio mordiente y puedes teñir directamente sin tener que añadirlo. Utiliza el método prueba y error. Y, para conseguir más variedad en la gama cromática, la piel del aguacate también sirve como tinte natural ofreciendo distintas tonalidades.

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2. Masajeador natural

¿Por qué no se nos había ocurrido esto antes de comprarnos ese aparato infernal que prometía darnos momentos de relajación corporal? Pues porque la madre naturaleza es así, no avisa. La forma redonda del hueso de aguacate lo convierte en un masajeador ideal para determinadas zonas del cuerpo que sufren dolencias como las piernas cansadas o las cervicales estimulando la circulación sanguínea. Tras untar la zona con crema o aceite hidratante, haz rodar el hueso proporcionando un masaje circular aplicando un poco de presión. Si buscas una sensación todavía más agradable, calienta un poco el hueso antes de utilizarlo. Y más allá de la celulitis, si quieres alcanzar el Nirvana con zero waste, crea tu propio masajeador de pies depositando varios huesos en una bandeja y haciendo fricción sobre ellos.

3. La hora del té

Otro motivo más por el que no debes tirar el hueso a la basura. El hueso de aguacate es utilizado en multitud de productos cosméticos porque tiene un 70% más de antioxidantes (que ya es decir) que la propia pulpa. Pero no solo de mascarillas vive nuestra piel, también de lo que ingerimos. Por eso el té de hueso de aguacate resulta tan beneficioso. Tan solo necesitas un hueso y agua. Límpialo, quítale la piel y ponlo a hervir en un litro de agua durante 15 minutos. Pasado este tiempo, retíralo y deja reposar el agua hasta que se enfríe. Ayuda a controlar el colesterol, alivia dolores musculares y además es rico en fibra. El aguacate es oro. Eso sí, no tomes más de una taza al día ya que puede provocar estreñimiento.

4. Conviértelo en planta

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Hemos dejado para lo último el uso más básico de todos, pero no por ello menos importante. Durante el confinamiento vimos a mucha gente poniendo en práctica la germinación del hueso de aguacate. Y es que al final lo único que nos faltaba para ser sostenibles era eso, tiempo. Como todo en el mundo de las plantas, su crecimiento requiere paciencia. Lo primero que tienes que hacer es sacar el hueso, limpiarlo y dejar sumergido la mitad en agua. Para conseguirlo, lo más fácil es clavar tres palillos en el medio y dejarlo suspendido en un vaso de agua durante 3 o 4 semanas. Tiempo en el que podremos observar cómo sale su raíz. Cuando esta alcance unos diez centímetros, ha llegado el momento de plantarla en una maceta. Prepara la tierra y la plantamos de forma que queda la mitad dentro y la mitad fuera. Riégala y ya solo queda esperar y ver cómo crece tu retoño.

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