Observación y Práctica Docente II - Escuela Normal Superior
Observación y Práctica Docente II - Escuela Normal Superior
Observación y Práctica Docente II - Escuela Normal Superior
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
INTRODUCCIÓN<br />
En el quinto semestre el curso de <strong>Observación</strong> y <strong>Práctica</strong> <strong>Docente</strong> I, tiene entre sus finalidades que<br />
los estudiantes normalistas conozcan con mayor detalle las formas de ser y de pensar de los<br />
adolescentes y cómo estas características repercuten en la labor educativa. En él se analizaron los<br />
conocimientos, habilidades y actitudes que integran la competencia didáctica del maestro y sus<br />
formas de expresión en el trabajo escolar; además, se observaron y registraron diversas formas de<br />
enseñanza que los profesores de las escuelas secundarias integran a su práctica, de igual forma, se<br />
diseñaron y aplicaron estrategias de enseñanza que pueden favorecer la atención y comunicación<br />
eficaz con los adolescentes.<br />
En <strong>Observación</strong> y <strong>Práctica</strong> <strong>Docente</strong> <strong>II</strong> se estudiará con mayor profundidad el proceso de organización<br />
y desarrollo de la clase para que los estudiantes continúen desarrollando la competencia didáctica<br />
para trabajar con un grupo de adolescentes, en particular para relacionarse eficazmente con ellos en<br />
la escuela, atender sus intereses durante la clase, diseñar estrategias de enseñanza acordes con los<br />
propósitos educativos, seleccionar y usar recursos didácticos adecuados y atender de manera<br />
efectiva las situaciones imprevistas y de conflicto que se presentan en el trabajo cotidiano, no sólo<br />
en relación con las asignaturas que se enseñan, sino con otros factores que influyen y,<br />
paulatinamente, definan un estilo de trabajo. Asimismo, se continuará con el estudio de las<br />
estrategias que permiten atender la diversidad en el grupo y propiciar la equidad, considerando las<br />
diferencias individuales de los alumnos.<br />
Se prestará mayor atención a las actividades que realizan los adolescentes durante su estancia en<br />
los planteles, a las relaciones que sostienen entre sí, a sus temas de conversación y a sus<br />
preocupaciones, con el fin de conocer mejor sus formas de ser y de pensar, y cómo estas<br />
características influyen en la labor educativa. La información obtenida y las reflexiones que se<br />
produzcan a partir de esta relación con los alumnos, aportarán elementos para analizar y<br />
comprender mejor las características del trabajo docente en la escuela secundaria: las acciones que<br />
realiza cada profesor, los elementos que toma en cuenta al preparar las actividades, las metas que<br />
se propone, las estrategias, las actitudes, las formas mediante las que hace participar a los alumnos<br />
y se relaciona con ellos, así como las formas en que usa el lenguaje en el aula. Además de las<br />
actividades de observación, los normalistas pondrán en práctica actividades didácticas relacionadas<br />
con los contenidos de la disciplina en cuya enseñanza se especializan.<br />
De este modo, sin olvidar el estudio de otras características de la dinámica de la vida escolar, se<br />
espera que los futuros maestros avancen en la adquisición de conocimientos y en el desarrollo de las<br />
habilidades y actitudes que les permitan relacionarse eficazmente con los adolescentes, diseñar<br />
estrategias de intervención congruentes con los propósitos formativos de la educación secundaria,<br />
así como atender los múltiples intereses de los alumnos y sucesos imprevistos que se presentan en<br />
el trabajo cotidiano.<br />
PROPÓSITOS GENERALES<br />
Al concluir las actividades propuestas en el curso se espera que los estudiantes normalistas:<br />
1. Desarrollen la capacidad para aprender acerca de los alumnos de la escuela secundaria a partir<br />
de la observación y el diálogo, profundizando en el conocimiento de la diversidad cultural, social<br />
e individual de éstos, sus estilos de aprendizaje y las características de los grupos según el<br />
grado que cursan.<br />
2. Fortalezcan sus conocimientos y habilidades para diseñar y poner en marcha actividades<br />
didácticas congruentes con los propósitos de la educación secundaria, con el enfoque para la<br />
enseñanza de la especialidad y con las características de los grupos escolares.<br />
3. Adquieran las habilidades necesarias para analizar el trabajo realizado con grupos de secundaria<br />
de distintos grados y aprendan de la experiencia para proponerse nuevos retos de formación.<br />
1
2<br />
CARACTERÍSTICAS DEL PROGRAMA<br />
El programa de <strong>Observación</strong> y <strong>Práctica</strong> <strong>Docente</strong> <strong>II</strong> forma parte del Área de Acercamiento a la<br />
<strong>Práctica</strong> Escolar y retoma la intención formativa del curso que le antecede, al establecer una relación<br />
estrecha y gradual entre los temas que se revisan en la escuela normal con la práctica y observación<br />
en los planteles de educación secundaria. Al igual que los demás programas del Área, en éste se<br />
articulan actividades de estudio, observación, práctica, análisis y reflexión; asimismo, se fortalece la<br />
relación entre el dominio de los contenidos de la especialidad que se cursa en la educación<br />
secundaria con un conjunto de competencias y habilidades docentes que sólo se adquieren en la<br />
medida que los normalistas experimentan la dinámica escolar y el trabajo con los adolescentes.<br />
En este semestre se propone que los estudiantes avancen en el estudio de los contenidos de la<br />
especialidad, las estrategias didácticas para enseñarlos a alumnos en edad de 12 a 15 años<br />
adelanten en la identificación de la forma como éstos aprenden. Paralelamente, se intenta que los<br />
normalistas continúen desarrollando las competencias y habilidades didácticas para comunicarse con<br />
los adolescentes, tanto en el aula como en otros espacios de la escuela secundaria, para diseñar<br />
estrategias y secuencias de enseñanza acordes con los propósitos educativos del nivel y su<br />
especialidad, seleccionar recursos didácticos pertinentes y atender de manera efectiva las<br />
situaciones imprevistas y de conflicto que se presentan durante el trabajo con los grupos.<br />
Los temas y actividades sugeridos apoyan el logro de los rasgos deseables del futuro educador de<br />
adolescentes y se complementan con los aprendizajes de las otras asignaturas del mismo semestre<br />
y de otros semestres, atendiendo a criterios de graduación y congruencia con el conjunto del plan<br />
de estudios.<br />
El programa de esta asignatura se organiza en dos bloques temáticos, de manera que sea posible<br />
desarrollar los contenidos en relación con las jornadas de observación y práctica docente en el<br />
semestre.<br />
El estudio de los temas favorece la incorporación de los que se revisaron en <strong>Observación</strong> y <strong>Práctica</strong><br />
<strong>Docente</strong> I, retomando los avances logrados por los estudiantes y las metas que se han formulado<br />
para los próximos semestres, de modo que se considere el aprendizaje que han acumulado los<br />
normalistas durante su trayectoria formativa y los aspectos que les falta por cubrir en los siguientes<br />
cursos.<br />
El curso establece una relación estrecha entre el análisis de textos propuestos y la práctica en la<br />
escuela secundaria: el estudio de los temas aporta elementos para organizar las observaciones,<br />
entrevistas y registros, así como orientaciones para realizar la planeación y las prácticas educativas<br />
en el aula; a su vez, la información que se recoge durante estas actividades es fuente para el<br />
análisis de los diversos aspectos abordados en cada una de las jornadas de observación y práctica<br />
docente.<br />
ORGANIZACIÓN DE LOS CONTENIDOS<br />
El curso de <strong>Observación</strong> y <strong>Práctica</strong> <strong>Docente</strong> <strong>II</strong> está organizado en dos bloques temáticos y cada uno<br />
incluye los temas, la bibliografía, sugerencias para organizar las jornadas de observación y práctica,<br />
recomendaciones para el diseño de secuencias de enseñanza y orientaciones para el análisis. Esta<br />
propuesta es flexible y permite que los titulares del curso, a partir del conocimiento del grupo,<br />
tomen las decisiones que consideren pertinentes para adecuar y enriquecer las actividades sugeridas<br />
y se alcancen de manera más eficaz los propósitos de la asignatura.<br />
En el primer bloque “Los adolescentes en el trabajo con la asignatura de la especialidad”, se propone<br />
que los normalistas realicen un balance sobre los conocimientos adquiridos en su primera práctica<br />
en la escuela secundaria, efectuada el semestre anterior, con la intención de que se formulen metas<br />
específicas a alcanzar durante el séptimo semestre; posteriormente, se aborda el tema de los<br />
conocimientos e ideas previas de los alumnos de secundaria y su importancia para el trabajo en el<br />
aula, distinguiendo los conocimientos que tienen los adolescentes según el grado en que se<br />
encuentran inscritos. Se aborda también el estudio de los estilos de aprendizaje de los alumnos<br />
frente a los contenidos escolares, centrando el interés en las formas como participan de las clases,
la manera como se relacionan entre ellos y con el maestro para realizar las actividades y el tipo de<br />
explicaciones que elaboran para comprender los temas. Un aspecto novedoso del área de<br />
acercamiento a la práctica escolar que se revisa en este bloque es el correspondiente a la diversidad<br />
cultural, social e individual de los alumnos y la forma como se expresa en el aula.<br />
Estos temas apoyan el conocimiento de los alumnos y a la vez sirven para tomar decisiones a la<br />
hora de efectuar los planes de clase para la práctica y para definir los aspectos que importa<br />
observar en la escuela secundaria durante la primera jornada de observación y práctica. Asimismo,<br />
en este bloque, se reflexiona sobre el trabajo colectivo y el diálogo con los alumnos como<br />
estrategias básicas para la enseñanza en la escuela secundaria y se sugieren actividades de análisis<br />
centradas en el conocimiento de los alumnos de segundo grado observados y en la práctica de los<br />
profesores que los atienden.<br />
En el segundo bloque, “Las competencias didácticas”, los estudiantes normalistas revisan en primer<br />
lugar, las estrategias de enseñanza más usuales observadas en la aplicación de actividades<br />
didácticas de los maestros de secundaria durante la primera jornada y las actividades desarrolladas<br />
en los programas de estudio de la especialidad que se cursan en séptimo semestre, con la finalidad<br />
de analizar su pertinencia para el trabajo con los adolescentes. Otro tema se refiere al carácter<br />
formativo de las tareas extraescolares, contenido que es necesario revisar para comprender su<br />
utilidad y aprovechamiento en el aprendizaje de los alumnos. El tema de “La importancia de trabajar<br />
como grupo en la escuela secundaria” busca profundizar en el conocimiento de los alumnos y, según<br />
el grado en que se encuentran, en la conveniencia de plantearse con ellos metas educativas<br />
comunes, así como la mejor manera de atender situaciones imprevistas y de conflicto en la clase. En<br />
el tema relativo a las secuencias de enseñanza, se pretende que los estudiantes normalistas<br />
aprendan a diseñar actividades para trabajar en varias sesiones de clase uno o más contenidos de la<br />
especialidad. Como en el primer bloque, se proponen actividades de observación y análisis de la<br />
práctica, pero ahora centradas en lo que los normalistas realizaron frente a los grupos de primero y<br />
segundo grados y la posibilidad que tuvieron de generar aprendizajes ante la diversidad de los<br />
alumnos.<br />
RELACIÓN CON LAS ASIGNATURAS DEL SEMESTRE<br />
El curso se caracteriza por articular los conocimientos adquiridos en el área de acercamiento a la<br />
práctica escolar y los del campo específico de la especialidad, por lo que se relaciona directamente<br />
con las asignaturas de la licenciatura que se cursan en el mismo semestre.<br />
En Estrategias didácticas. Textos Expositivos, el alumno conocerá las habilidades psicolingüísticas<br />
necesarias para la comunicación. Analizará las semejanzas y diferencias entre oralidad y escritura<br />
como base para comprender los procesos psicolingüísticos que tienen lugar en la producción y<br />
comprensión de textos orales y escritos. Conocerá el significado personal y social del concepto de<br />
autoría. Discutirá estrategias didácticas variadas para promover la comprensión y producción de los<br />
textos expositivos más comúnmente empleados para el aprendizaje escolar, y desarrollará e<br />
implementará actividades o tareas para su realización en el corto plazo, con base en la adaptación<br />
de las estrategias revisadas, así como en la creación de otras que también respondan a los intereses<br />
y necesidades de los alumnos de secundaria.<br />
En el curso Planeación de la Enseñanza y Evaluación del Aprendizaje los estudiantes analizan de<br />
manera particular los retos que plantea el español en la escuela secundaria y que se derivan de la<br />
dinámica propia de la escuela, las características de los alumnos, la complejidad de los contenidos<br />
programáticos y el tipo de recursos que se emplean. Se analiza la vinculación entre la planeación y<br />
la evaluación; se reflexiona sobre la función que tiene la planeación para aclarar los propósitos y<br />
precisar la intervención educativa del profesor y los recursos que utilizará, al mismo tiempo, se<br />
estudia la congruencia que debe existir en ambos elementos de manera que orienten la intervención<br />
educativa; se estudia la planeación y su especificidad en el español, para ello se parte de los<br />
criterios básicos que orientan la planeación como la definición de propósitos, los contenidos: su<br />
selección, adaptación y dosificación para su estudio y las características y necesidades de los<br />
adolescentes, todos ellos elementos que se consideraran en el diseño del plan de clase. Se abordan<br />
los criterios que permiten orientar la evaluación de conocimientos, habilidades y actitudes en<br />
estrecha relación con los propósitos de la asignatura y se identifican los elementos que se evalúan,<br />
3
eflexionando sobre los recursos e instrumentos que permitan identificar los avances y dificultades<br />
en el aprendizaje de los alumnos y que eviten que la evaluación se convierta en una practica de<br />
medición de información. La Asignatura de <strong>Observación</strong> y <strong>Práctica</strong> <strong>Docente</strong> <strong>II</strong> permite poner en<br />
práctica y valorar el desempeño de los estudiantes normalistas al diseñar las estrategias de<br />
evaluación sobre los contenidos del programa de Español, reflexionar sobre los momentos de su<br />
aplicación y tomar decisiones para la aplicación de nuevas estrategias de aprendizaje, todo esto, a<br />
partir del análisis de su práctica docente.<br />
Como en los cursos anteriores, es indispensable que los maestros titulares de las asignaturas del<br />
séptimo semestre trabajen colegiadamente y, a su vez, promuevan que los estudiantes se integren<br />
al trabajo en equipo. En la asignatura de <strong>Observación</strong> y <strong>Práctica</strong> <strong>Docente</strong> <strong>II</strong> se retoman las<br />
experiencias y conocimientos anteriores en el sentido de avanzar en el manejo de lo contenidos, el<br />
conocimiento de los alumnos en el aula y continuar en la preparación y aplicación de estrategias<br />
para tratar contenidos de la especialidad.<br />
4<br />
ORIENTACIONES DIDÁCTICAS GENERALES<br />
Para el mejor desarrollo del curso, en este apartado se proponen algunas orientaciones generales<br />
que el maestro y los estudiantes podrán adaptar a las condiciones específicas de la escuela normal.<br />
Se recomienda que, antes de iniciar el tratamiento de los temas del curso, los estudiantes y el<br />
maestro analicen el programa en su conjunto, esto les permitirá comprender los propósitos<br />
generales que deben lograr durante el semestre. El análisis del programa será útil también para<br />
que, a partir de las inquietudes surgidas, puedan proponer actividades o realizar los ajustes<br />
necesarios al programa.<br />
De acuerdo con los criterios establecidos en el Plan de Estudios 1999 para el área de Acercamiento a<br />
la <strong>Práctica</strong> Escolar, en este semestre se continuarán desarrollando actividades de estudio,<br />
observación y planeación, se intensificarán las de práctica y se seguirá con el análisis sistemático de<br />
la experiencia.<br />
La finalidad de las actividades de observación y práctica es continuar con la adquisición de los<br />
conocimientos prácticos indispensables para el ejercicio de la profesión docente en la educación<br />
secundaria: la observación, la planificación, el conocimiento de los alumnos, la aplicación de<br />
secuencias didácticas, el análisis de la propia práctica con miras a la mejora etc. los cuales son<br />
componentes imprescindibles de la competencia profesional de los maestros.<br />
PARA EL ESTUDIO DE LOS TEMAS DEL CURSO SE PROPONEN LAS SIGUIENTES<br />
ACTIVIDADES:<br />
1. Lectura y análisis de los textos. Existe una relación estrecha entre la lectura y el análisis de<br />
textos, y las experiencias que se obtienen durante las jornadas en la escuela secundaria. El<br />
estudio teórico de los diversos temas que se abordan en el curso, aporta elementos para guiar la<br />
observación y la práctica en el aula, así como para su análisis; es indispensable realizar con<br />
anticipación la lectura individual de cada texto, a fin de analizarlo a profundidad durante las<br />
sesiones de clase, de acuerdo con las sugerencias que contiene este programa.<br />
En la bibliografía se sugieren diferentes textos que permitirán a los estudiantes normalistas<br />
reflexionar sobre los temas de estudio del curso y, al mismo tiempo, centrar su atención en<br />
aspectos que conviene observar y desarrollar durante las jornadas de observación y práctica en<br />
la escuela secundaria y en las actividades de análisis de la experiencia.<br />
2. La elaboración de escritos. La redacción de notas, resúmenes, así como el diseño y la<br />
elaboración de esquemas o mapas conceptuales, permiten seleccionar información y sistematizar<br />
conocimientos específicos para compartir puntos de vista en torno a ellos. Después de una clase<br />
conviene redactar ideas propias en forma de ensayo breve, esquemas o fichas de trabajo;<br />
asimismo, al concluir una actividad se recomienda sistematizar, por escrito, los aprendizajes<br />
obtenidos de manera individual.
3. El trabajo en equipo. Es necesario recordar que éste resulta productivo si se organizan las<br />
actividades con un referente común que permita aportar elementos para el análisis y la<br />
discusión. El trabajo en equipo es un tema de estudio que se aborda en este curso, lo que<br />
permitirá al estudiante allegarse de elementos para que el trabajo que él mismo desarrolle en el<br />
grupo, resulte estimulante y provechoso para los propósitos formativos que se persiguen. Las<br />
actividades en conjunto sólo cumplen su función formativa si se basan en un trabajo individual<br />
responsable y si los integrantes tienen una visión de conjunto del tema que se trabaja, por ello,<br />
debe evitarse un trabajo colectivo entendido como una mera repartición de temas para<br />
exposición pues ello fragmenta la comprensión de los contenidos, aísla a los integrantes y no<br />
refleja un esfuerzo común.<br />
4. La utilización del Internet. Las redes de información se han convertido en un recurso cada vez<br />
más atractivo para obtener datos actualizados sobre temas educativos, por lo que puede resultar<br />
de utilidad para el curso siempre y cuando que se establezcan criterios para la búsqueda y la<br />
sistematización de éstos, y su uso no se convierta en una manera fácil de realizar trabajos y de<br />
ahorrar la consulta de la biblioteca. Conviene que en el grupo se tomen acuerdos para la<br />
realización de investigaciones por este medio y que el profesor de <strong>Observación</strong> y <strong>Práctica</strong><br />
<strong>Docente</strong> <strong>II</strong> conozca previamente el contenido de páginas que pueden ampliar de manera<br />
pertinente el estudio de alguno de los temas de este programa.<br />
5. Aplicación de estrategias didácticas diferenciadas que respondan a las características diversas de<br />
los estudiantes normalistas. La identificación de las habilidades y conocimientos que poseen los<br />
estudiantes normalistas, sus hábitos de trabajo, sus afinidades por ciertos textos o autores, su<br />
historia académica y su evolución durante las clases, constituyen aspectos fundamentales para<br />
que el profesor de <strong>Observación</strong> y <strong>Práctica</strong> <strong>Docente</strong> <strong>II</strong> adecue las actividades sugeridas en el<br />
programa a las características del grupo, propicie oportunidades de aprendizaje para todos y una<br />
práctica pedagógica variada conforme las necesidades de formación de cada uno de ellos. El<br />
programa parte de la convicción que la profesión docente se aprende de manera más<br />
significativa al vivenciar en la normal una pedagogía diversificada, que considere los procesos de<br />
aprendizaje y el legado cultural distinto de los estudiantes; pues, a su vez, éstos habrán de<br />
hacer lo mismo con los alumnos de educación secundaria que atenderán. Por ello, se recomienda<br />
que las actividades contemplen productos de aprendizaje de distinta naturaleza, que tomen en<br />
cuenta el modo como se acercan los estudiantes a las temáticas del programa, las formas como<br />
expresan sus dudas y sus hallazgos, las habilidades cognitivas que usualmente movilizan para<br />
ello, aquellas que requieren fortalecer de manera prioritaria y los propósitos particulares de la<br />
formación que el profesor se formule con ellos.<br />
6. Las jornadas de observación y práctica. En este curso, durante las jornadas de observación y<br />
práctica los estudiantes normalistas observarán dos grupos de educación secundaria (uno de<br />
primero y uno de segundo grado) durante todas sus clases, dialogarán con los alumnos y<br />
recolectarán evidencias del trabajo que realizan, particularmente en la asignatura de la<br />
especialidad; observarán el trabajo de los profesores en estos grupos durante las distintas<br />
clases; pondrán en práctica actividades didácticas en la asignatura de la especialidad,<br />
sistematizarán la información obtenida y elaborarán su diario de trabajo en el que relaten las<br />
situaciones más relevantes.<br />
El programa de este curso prevé dos jornadas de observación y práctica durante el semestre, de<br />
tres días cada una, en grupos de primero y segundo grado. Las jornadas tendrán las siguientes<br />
características generales:<br />
En la primera jornada los estudiantes observarán, durante los tres días que dura la jornada, el<br />
desarrollo del trabajo en un grupo de segundo grado durante el turno completo, prestando<br />
atención a los aspectos que se hayan estudiado hasta el momento en el curso: ideas y<br />
conocimientos previos de los alumnos durante la clase, sus estilos de aprendizaje, sus formas de<br />
participación en el trabajo colectivo, la expresión de la diversidad cultural, social e individual de<br />
los alumnos en el aula, entre otros, así como los aspectos relativos a la especialidad de<br />
enseñanza que estudian. En lo que toca a la práctica, los estudiantes conducirán secuencias de<br />
actividades de clase previamente diseñadas en un grupo de segundo grado, durante dos horas<br />
en la semana.<br />
5
6<br />
Durante la segunda jornada, los estudiantes ampliarán su campo de acción al observar y<br />
practicar el trabajo de los alumnos en un grupo de segundo (el mismo de la primera jornada) y<br />
en un grupo de primer grado. Una de las intenciones básicas de este incremento es que los<br />
normalistas experimenten y analicen las implicaciones de trabajar los contenidos de la educación<br />
secundaria con alumnos de diversas edades, conocimientos, capacidades y formas de<br />
aprendizaje. Es conveniente que durante la jornada, los estudiantes observen al grupo durante<br />
el turno completo, los días que les corresponda conducir la sesión de clases de su especialidad.<br />
La escuela normal, mediante una adecuada propuesta de vinculación con las escuelas de<br />
educación secundaria, debe garantizar que sus estudiantes puedan observar el trabajo de los<br />
profesores del grupo dentro de las aulas, y contar con tiempo y espacio en las escuelas para<br />
realizar con los adolescentes las actividades planeadas.<br />
Como se establece en los cursos anteriores del área de Actividades de acercamiento a la práctica<br />
escolar, de ninguna manera los estudiantes deben “suplir a” o “fungir como” profesores en<br />
servicio, ya sea por la falta de éstos o porque, aprovechando la presencia de los estudiantes<br />
normalistas, se ausenten de la escuela en horas de clase. Cada escuela normal buscará los<br />
mecanismos para resolver adecuadamente los problemas que se presenten.<br />
7. Preparación de las actividades de observación y de práctica. Es importante que los normalistas<br />
valoren la riqueza de la observación como herramienta básica que permite conocer<br />
permanentemente a los alumnos y lo que ocurre en la escuela de manera directa y sistemática.<br />
Por ello, se requiere que tengan claridad acerca de los aspectos específicos que pueden aprender<br />
al observar a los alumnos y los maestros de la secundaria para que el registro que efectúen por<br />
escrito sea mejor aprovechado al momento del análisis en la escuela normal. Como parte de las<br />
actividades de preparación para la observación, los estudiantes normalistas identifican los<br />
aspectos que deberán observarse durante su estancia en la escuela secundaria, tomando en<br />
cuenta: el avance en la revisión de los temas de estudio de ambos bloques, la bibliografía básica<br />
que han revisado durante el curso, los escritos o productos de las actividades realizadas y que<br />
forman parte de su expediente, así como los aspectos que conviene observar en las otras<br />
asignaturas del semestre. Con estos referentes diseñan su guía de observación. Cuando se<br />
encuentren trabajando con los grupos, es preferible que se concentren en el desarrollo de las<br />
actividades y en la atención a los alumnos, para que una vez terminada la sesión elaboren un<br />
relato de experiencias o escriban en su diario.<br />
En el tiempo destinado a <strong>Observación</strong> y <strong>Práctica</strong> <strong>Docente</strong> <strong>II</strong> y bajo la dirección del maestro<br />
titular de esta asignatura, se elabora el plan de trabajo que los estudiantes realizarán en la<br />
escuela secundaria; este plan incluirá las actividades, la distribución del tiempo para cada una y<br />
otras previsiones para el trabajo durante la semana, así como los planes de clase que contienen<br />
las actividades de enseñanza que los estudiantes diseñaron con el fin de aplicarlas durante las<br />
estancias (Véase anexo)<br />
En el tiempo destinado a las jornadas de observación y práctica docente se realizarán también<br />
las actividades que sugieren otros cursos del semestre; sin embargo, la organización de las<br />
jornadas corresponde al profesor titular del curso <strong>Observación</strong> y <strong>Práctica</strong> <strong>Docente</strong> <strong>II</strong>. Por ello, es<br />
necesario que los maestros que imparten las otras asignaturas del séptimo semestre dialoguen<br />
con él para tomar los acuerdos sobre las distintas actividades que realizarán los estudiantes en<br />
la secundaria –en caso que ameriten recomendaciones específicas sobre aspectos relativos a su<br />
asignatura. Con ello, se espera que los normalistas tengan claridad en las tareas a realizar<br />
durante su estancia en la secundaria y, en cada caso, cuenten con los apoyos adecuados por<br />
parte de los profesores de la normal involucrados en la práctica.<br />
8. Análisis de la observación y la práctica. Después de las estancias en la escuela secundaria, los<br />
estudiantes comentarán y analizarán en grupo sus experiencias, logros, dificultades y retos. En<br />
este curso los estudiantes examinarán los resultados obtenidos al observar y trabajar con grupos<br />
de educación secundaria de primero y segundo grados y valorarán la experiencia en su conjunto,<br />
de acuerdo con las actividades propuestas en el programa. Es importante destacar que el<br />
análisis de los aspectos propios del trabajo con contenidos de la especialidad, tendrá que<br />
enriquecerse con la participación de los maestros de las asignaturas correspondientes al campo
de formación específica del séptimo semestre. En el primer bloque se analizará el trabajo de los<br />
maestros de la escuela secundaria y el del profesor de español y en el bloque <strong>II</strong>, se analizará el<br />
desempeño del estudiante normalista al aplicar actividades de enseñanza. En ambos bloques se<br />
incluyen actividades de reflexión sobre el conocimiento de los alumnos de los grupos<br />
observados.<br />
El análisis de la práctica que se propone en este programa pone énfasis en los siguientes<br />
aspectos: a) el establecimiento de una visión general de las jornadas, a partir de las impresiones<br />
de los estudiantes y del profesor de <strong>Observación</strong> y <strong>Práctica</strong> <strong>Docente</strong> <strong>II</strong> durante su estancia en la<br />
escuela secundaria, b) la reflexión sobre el conocimiento que lograron acerca de las formas<br />
como se expresa la diversidad de los alumnos de la escuela secundaria, particularmente lo que<br />
toca a sus conocimientos previos y sus estilos de aprendizaje, y cómo este conocimiento apoya<br />
el trabajo del docente en el aula, c) el análisis de las estrategias de enseñanza que emplean los<br />
profesores para trabajar con grupos de primero y segundo grados, y d) el desempeño del<br />
estudiante normalista frente a los grupos.<br />
Al concluir cada actividad destinada al análisis, los estudiantes elaborarán diversos productos en<br />
los que integren lo aprendido en la jornada de observación y el análisis de la experiencia, y se<br />
identifiquen los logros, las dificultades y los retos que les plantea el quehacer docente.<br />
El análisis específico de las actividades derivadas de los programas de estudio de otras<br />
asignaturas que se cursan en el semestre, se realizará en el tiempo destinado a la asignatura<br />
que corresponda y bajo la dirección del profesor titular de la misma.<br />
SUGERENCIAS PARA LA EVALUACIÓN DEL CURSO<br />
Para evaluar los aprendizajes de los estudiantes, es necesario que el profesor titular <strong>Observación</strong> y<br />
<strong>Práctica</strong> <strong>Docente</strong> <strong>II</strong> considere su desempeño durante todo el semestre. Un Recurso útil para<br />
registrar dicho desempeño es el expediente individual que cada uno comenzó a elaborar en la<br />
asignatura <strong>Observación</strong> del Proceso Escolar y que continuaron en <strong>Observación</strong> y <strong>Práctica</strong> <strong>Docente</strong> I.<br />
En este curso se integrarán al expediente los productos que elaboren los estudiantes normalistas:<br />
análisis, reflexiones sobre las lecturas, guías de observación, planes de trabajo y planes de clase,<br />
diario de observación y práctica, y ensayos, notas o registros elaborados durante el curso, entre<br />
otros productos. Asimismo, al finalizar una actividad, un bloque y el curso mismo, es necesario<br />
dedicar tiempo para que los futuros maestros reflexionen sobre los aprendizajes logrados y las<br />
dificultades que enfrentaron en el proceso, para que elaboren propuestas y se comprometan con su<br />
aplicación y solución. Es importante que, desde el principio del semestre, los estudiantes tengan<br />
claros los criterios y los productos que se considerarán en la evaluación permanente y al finalizar el<br />
programa<br />
Enseguida se proponen algunos criterios para evaluar a los estudiantes normalistas:<br />
• La asistencia y el cumplimiento en las jornadas de observación y práctica en la escuela de<br />
educación secundaria, la elaboración del plan de trabajo y el plan de clase para dos grupos de<br />
diferente grado escolar de la escuela secundaria, los registros de las sesiones de clase; la<br />
colaboración en las actividades de trabajo en la normal y la participación y el trabajo individual<br />
en las clases.<br />
• La lectura y el análisis de los textos sugeridos: la capacidad para identificar tesis y argumentos<br />
centrales, para interpretar y relacionar los materiales de lectura, y los documentos escritos con<br />
las situaciones y características de la práctica educativa en las escuelas secundarias. En suma,<br />
para vincular la teoría con la práctica e integrar los conocimientos obtenidos en las demás<br />
asignaturas estudiadas.<br />
• La habilidad para diseñar secuencias de enseñanza congruentes con los propósitos y contenidos<br />
de la educación secundaria, con la asignatura de la especialidad que estudian y con las<br />
características del grupo.<br />
• La capacidad para tratar contenidos de la asignatura de especialidad con alumnos de primero y<br />
segundo grados a partir de los planeado en la escuela normal, y de acordar con éstos, a través<br />
del diálogo, objetivos educativos comunes para el grupo.<br />
7
• La habilidad para conocer, a través de la observación y la comunicación con los alumnos, la<br />
diversidad que caracteriza a los grupos de educación secundaria, los estilos de aprendizaje de<br />
los alumnos, así como la capacidad para identificar los conocimientos e ideas previos que éstos<br />
tienen acerca de los temas que se abordan en la clase.<br />
• La responsabilidad, el compromiso y la relación respetuosa que el estudiante asuma con todas<br />
las personas con las cuales tiene contacto y que están implicadas en su formación durante el<br />
desarrollo de las actividades de observación y práctica en la escuela secundaria, así como<br />
durante las actividades que lleve a cabo en la escuela normal.<br />
• En relación con el análisis de las jornadas de observación y práctica, lo fundamental a evaluar en<br />
los estudiantes es la manera como establecen vínculos entre lo que estudiaron y lo que<br />
observaron, cómo se desenvolvieron al desarrollar los planes de clase, la relevancia que otorgan<br />
a ciertos procesos los adolescentes, y la capacidad para identificar qué rasgos son comunes y<br />
cuáles son diferentes en los alumnos de primero y segundo año de la escuela secundaria, entre<br />
otros aspectos.<br />
Es importante que, al evaluar las actividades de práctica de los estudiantes normalistas, el profesor<br />
de <strong>Observación</strong> y <strong>Práctica</strong> <strong>Docente</strong> <strong>II</strong> se apoye en las observaciones que ha efectuado de éstos en<br />
las escuelas secundarias, por lo que es necesario que acuda directamente a acompañarlos y se<br />
apoye en las valoraciones de los maestros titulares de grupo. Con la finalidad de que el desempeño<br />
de los normalistas mejore, se espera que los maestros en servicio los guíen al momento de<br />
enfrentar dificultades durante el trabajo con los grupos escolares, sugiriéndoles formas de realizar<br />
las sesiones con los alumnos, además de aportar opiniones positivas y alentadoras respecto de sus<br />
aciertos y de aspectos en los que han logrado mayor dominio. Es conveniente que los maestros de<br />
los grupos de la escuela secundaria manifiesten por escrito sus apreciaciones acerca de las prácticas<br />
de los estudiantes normalistas.<br />
PROPÓSITO<br />
8<br />
BLOQUE I<br />
LOS ADOLESCENTES EN EL TRABAJO CON LA ASIGNATURA DE ESPAÑOL<br />
Durante el trabajo con las actividades de este bloque se espera que los alumnos:<br />
a) Desarrollen la capacidad para aprender acerca de los alumnos de la escuela secundaria a partir<br />
de la observación y el diálogo, profundizando en el conocimiento de la diversidad cultural, social<br />
e individual de éstos, sus estilos de aprendizaje y las características de los grupos según el<br />
grado que cursan.<br />
TEMAS<br />
1. Retomando mi primera experiencia docente con un grupo de secundaria<br />
2. El conocimiento de los alumnos<br />
a) Las ideas y los conocimientos previos de los alumnos durante la clase (¿son los mismos en<br />
alumnos de primer año y de segundo?, vinculación con la escuela primaria).<br />
b) Los estilos de aprendizaje (las formas de participación que utilizan durante las actividades, la<br />
manera de comunicarse en el grupo, preguntas y explicaciones que formulan, etc.)<br />
c) La expresión de la diversidad cultural, social e individual de los alumnos en el aula.<br />
3. El trabajo colectivo (oportunidad para aprender de los otros y con los otros).<br />
a) El diálogo como herramienta para el aprendizaje de los adolescentes.<br />
4. Los aprendizajes de los alumnos.<br />
ACTIVIDADES SUGERIDAS<br />
1. A partir de los temas estudiados y de las visitas realizadas a la escuela secundaria en el<br />
semestre anterior, elaborar, en forma individual, un escrito que exprese su conocimiento y<br />
experiencia sobre el trabajo de los maestros, sus nociones implícitas sobre la enseñanza, la
participación de los alumnos en clase y de los aspectos que es necesario tener en cuenta para<br />
trabajar con grupos de adolescentes.<br />
En plenaria compartir sus escritos y tomar nota de los aspectos que llamen más la atención<br />
sobre las experiencias comentadas.<br />
2. De manera individual leer el texto “Mi primera práctica docente” de Isabel Miramontes y<br />
destacar los aspectos que más llamen su atención sobre el relato. En equipo comentar las<br />
situaciones con las que hay coincidencia o marcada diferencia con lo que la autora describe.<br />
3. Con base en la reflexión individual, elaborar el siguiente cuadro. Atender a los aspectos producto<br />
de la experiencia y el conocimiento adquiridos a partir de la observación y la práctica docente<br />
desarrollada.<br />
Conocimiento de los<br />
alumnos del grupo<br />
Comunicación con los<br />
alumnos<br />
Planeación de las<br />
actividades<br />
Uso de estrategias<br />
didácticas<br />
Dominio y manejo de<br />
los propósitos de la<br />
educación secundaria<br />
y de los contenidos<br />
de enseñanza.<br />
Atención a la<br />
diversidad del grupo<br />
y a las situaciones<br />
imprevistas o de<br />
conflicto en el aula.<br />
Establecimiento de<br />
un clima de respeto,<br />
orden y trabajo.<br />
Mi trabajo con los grupos escolares<br />
Situación inicial Situación actual Retos<br />
4. Efectuar la lectura individual de los textos “Trabajar a partir de las representaciones de los<br />
alumnos” “Trabajar a partir de los errores y los obstáculos en el aprendizaje” de Perrenoud.<br />
En equipo contestar los siguientes cuestionamientos:<br />
a) ¿Cómo podemos definir los conocimientos previos?<br />
b) ¿En dónde y de qué manera los adquirieron los estudiantes?<br />
c) Cite ejemplos de diversos conocimientos previos y trate de clasificarlos en teóricos y<br />
prácticos.<br />
d) ¿Qué implica trabajar con las representaciones de los alumnos?<br />
e) ¿Cómo explica el trabajo a partir de los errores y de los obstáculos en el aprendizaje?<br />
Presentar al grupo sus conclusiones.<br />
5. Como evaluación redactar un escrito en el que se intente responder a los siguientes aspectos:<br />
a) ¿Qué uso dan a los conocimientos previos de los alumnos los maestros que usted ha<br />
observado en las jornadas realizadas?<br />
b) ¿Qué uso debemos darles en nuestro quehacer docente?<br />
6. Obtener cuadernos y trabajos de alumnos (con familiares, vecinos o amigos) correspondientes a<br />
la asignatura de Español y revisar cuidadosamente su contenido con base en los siguientes<br />
aspectos:<br />
• Qué anota el alumno en su cuaderno.<br />
9
10<br />
• Actividades que se realizan.<br />
• Temas o contenidos que se trabajan.<br />
• Manera de organizar la información.<br />
• Características de las notas.<br />
• Revisión que hace el maestro de los ejercicios realizados.<br />
7. En equipo a partir de la información obtenida responder las siguientes preguntas:<br />
• ¿A qué atribuyen las características de cada material revisado?<br />
• ¿Se detectan diferencias en la forma de organizar los contenidos?<br />
• ¿De qué tipo?<br />
• ¿La presentación de la información facilita al alumno la comprensión de los aspectos<br />
estudiados?<br />
• ¿Qué papel juegan los estilos de pensamiento en el aprendizaje?<br />
• Comentar en plenaria sus conclusiones<br />
8. Individualmente leer los textos: “Principios de los estilos de pensamiento” y “El desarrollo de los<br />
estilos de pensamiento” de Robert J. Sternberg. Responder las siguientes cuestiones:<br />
• ¿Qué son los estilos de pensamiento?<br />
• ¿Cómo se originan?<br />
• ¿Qué papel juega la cultura en la definición de estilos?<br />
• ¿En qué medida los roles asignados a los sexos, define estilos de pensamiento en los<br />
individuos y en la sociedad? Describan ejemplos.<br />
• ¿Qué se entiende por estilos socializados?<br />
• ¿De qué manera entender la diversidad de estilos de pensamiento en el grupo escolar, le<br />
permite al docente orientar mejor su trabajo?<br />
Comentar sus respuestas al grupo.<br />
9. En equipo, a partir del análisis del texto “Principios de los estilos de pensamiento” de Sternberg<br />
completar el siguiente cuadro.<br />
Principios De Los Estilos De Pensamiento<br />
Principio<br />
Los estilos son preferencias en<br />
el empleo de aptitudes, no<br />
aptitudes en sí mismos.<br />
La coincidencia entre estilos y<br />
aptitudes crea una sinergia que<br />
supera la suma de las partes.<br />
Las personas tienen perfiles (o<br />
pautas) de estilos y no un solo<br />
estilo.<br />
Los estilos varían en función de<br />
las tareas y las situaciones.<br />
Las personas difieren en la<br />
flexibilidad de sus estilos.<br />
Los estilos se socializan.<br />
Los estilos se pueden enseñar.<br />
Los estilos no son ni buenos ni<br />
Rasgos Característicos<br />
Ejemplos y/o Situaciones<br />
del Aula<br />
malos, es cuestión de<br />
adecuación.<br />
Confundimos la adecuación de<br />
estilos con el nivel de aptitud.<br />
Compartir y enriquecer sus conclusiones con el resto del grupo.<br />
10. Revisar sus registros en el diario de campo e identificar situaciones donde se expresen diferentes<br />
estilos de pensamiento tanto en alumnos como en docentes. Mencionar con qué principio<br />
descrito por Sternberg se relaciona.
11. En equipo discutir qué se entiende por “diversidad cultural” de los estudiantes de secundaria,<br />
mencionar algunas características que los distinguen.<br />
12. A partir de la lectura del los textos: “Primer conclusión del conocimiento de los procesos de<br />
aprendizaje: la atención a la diversidad” y “El constructivismo: concepción sobre cómo se<br />
producen los procesos de aprendizaje” de Antoni Zabala, contestar por equipo:<br />
• ¿A qué atribuye el autor la diversidad en los grupos escolares?<br />
• ¿Existe alguna relación entre los estilos de pensamiento y la diversidad cultural que se<br />
observa en los alumnos de secundaria?<br />
• ¿Cómo podemos atender la diversidad de los alumnos de secundaria?<br />
• Elaborar una propuesta y presentarla al resto del grupo.<br />
13. Visitar a un grupo escolar de segundo grado en la escuela secundaria para solicitar al maestro<br />
titular de la asignatura de Español, los contenidos de enseñanza que desarrollarán en las horas<br />
de clase durante la primera jornada. Es importante también recoger y registrar datos acerca de<br />
la escuela y el grupo, tales como los siguientes:<br />
a) La cantidad de alumnos del grupo y sus nombres.<br />
b) Las características y condiciones del salón de clase.<br />
c) Los materiales y recursos educativos disponibles en el aula y en la escuela para la enseñanza<br />
del Español<br />
d) El horario de clases.<br />
14. Con base en sus reflexiones y en la información obtenida en las actividades anteriores, elaborar<br />
el plan de clase que contenga las actividades de enseñanza que desarrollarán. Deben tomarse en<br />
cuenta las orientaciones contenidas en el plan y programas de estudio de educación secundaria,<br />
el libro para el maestro de Español y, en caso necesario, el libro de texto, así como las<br />
orientaciones de los maestros que atienden las demás asignaturas de la especialidad en el<br />
séptimo semestre.<br />
15. En equipo, identificar y hacer una relación de los aspectos que deberán observarse en la escuela<br />
secundaria tomando en cuenta las conclusiones obtenidas en las actividades 4 8 y 13 de este<br />
bloque. Es importante recordar que la observación se llevará a cabo durante el turno completo y<br />
por tanto, los alumnos tendrán oportunidad de observar en los tres días que dura la jornada,<br />
entre otros, los siguientes aspectos: a) el comportamiento de los alumnos y las prácticas de<br />
enseñanza de los maestros que imparten las distintas asignaturas en un grupo de primer grado,<br />
y b) el trabajo del maestro de Español en el grupo.<br />
16. Como parte de la preparación de la jornada, y con base en esta lista de aspectos a observar,<br />
elaborar individualmente una guía de observación, la cual debe incluir, además de las cuestiones<br />
que interesan a las otras asignaturas del semestre que se cursa, -especialmente la asignatura<br />
Estrategias didácticas. Textos expositivos, los siguientes aspectos:<br />
• Importancia que tiene para los docentes el conocimiento previo de sus alumnos.<br />
• Estrategias que los docentes utiliza para trabajar conocimientos previos<br />
• Formas en que se manifiestan los diferentes estilos de pensamiento en el aula.<br />
• Cómo se da la socialización de estilos en el salón de clases y en la escuela.<br />
• Cómo atienden los docentes a la diversidad de estilos de pensamiento de sus alumnos.<br />
Estrategias que utilizan.<br />
• Manifestaciones de la diversidad cultural en al escuela.<br />
• Estrategias y recursos que implementan para atender la diversidad cultural de sus alumnos.<br />
Además de los aspectos anteriores, describir una a una las actividades realizadas por el profesor<br />
de la asignatura de Español, en alguna de las sesiones de clase observadas, considerando el<br />
orden en que se llevaron a cabo.<br />
Enseguida se precisan las actividades que se llevarán a cabo durante la primera jornada de<br />
observación y práctica docente en la escuela secundaria:<br />
• Observar a los alumnos del grupo durante el turno completo, recuperar información con base<br />
en la guía preparada en la escuela normal. Recolectar evidencias del trabajo desarrollado por<br />
los alumnos.<br />
• Observar el trabajo de enseñanza que se realiza en distintas asignaturas en el grupo de<br />
primero en el que se va a practicar y particularmente con el profesor de Español<br />
11
12<br />
• Dialogar con los alumnos de secundaria para indagar sobre su preferencia por ciertas<br />
actividades de enseñanza o por algunas asignaturas.<br />
• Conducir una sesión de clases en un grupo de educación secundaria en la asignatura de<br />
Español<br />
• Intercambiar opiniones sobre las clases observadas y sobre su propio desempeño al trabajar<br />
con la asignatura de Español, con el maestro del grupo de segundo grado, con el titular de<br />
<strong>Observación</strong> y <strong>Práctica</strong> docente ll y con los maestros de la escuela normal que acuden a la<br />
escuela secundaria.<br />
Elaborar un diario de trabajo que relate las situaciones más relevantes de cada actividad<br />
desarrollada, de su desempeño al conducir una sesión de clase y de los logros y dificultades de<br />
los adolescentes al desarrollar las tareas propuestas.<br />
17. Tomando en cuenta las actividades de observación y práctica que deberán realizarse en la<br />
escuela secundaria, elaborar un plan de trabajo, entendiendo éste como un instrumento útil para<br />
distribuir el tiempo entre las distintas actividades que se realizarán en los tres días de estancia<br />
en la secundaria.<br />
18. Realizar la primera jornada de observación y práctica docente en la escuela secundaria. Al<br />
concluir dicha jornada se sugiere organizar varias sesiones para el análisis de la práctica y de la<br />
información obtenida.<br />
19. Visión general de la primera jornada de observación y práctica docente. Ésta se construirá en<br />
conjunto a partir de las impresiones de los estudiantes normalistas y del maestro de<br />
<strong>Observación</strong> y <strong>Práctica</strong> <strong>Docente</strong> lI durante su estancia en la escuela secundaria. Para ello,<br />
pueden ser útiles las siguientes preguntas:<br />
• ¿Cómo me sentí durante mi primera jornada de observación y práctica docente?<br />
• ¿Qué aspectos de los propuestos en el plan de trabajo pude realizar? De los que se pudieron<br />
realizar, ¿qué experiencias recupero?<br />
• Lo que no fue posible hacer, ¿a qué se debió?, ¿es posible prever esta situación para las<br />
próximas jornadas?<br />
• ¿De qué manera, mi plan de clase me ayudó a dirigir las actividades de enseñanza?<br />
Hacer un recuento de los aspectos más significativos expresados en la actividad y exponerlos al<br />
grupo comentando cómo pueden mejorarse las siguientes jornadas en la escuela secundaria.<br />
20. Avances y retos en el conocimiento de los alumnos de la escuela secundaria. En este momento<br />
se organizará la información obtenida sobre los alumnos observados durante la primera jornada<br />
de observación y práctica docente. Al realizar esta tarea es importante tomar en cuenta no sólo<br />
lo observado en la asignatura de Español, sino también lo que corresponde a las otras<br />
asignaturas, de tal modo que existan mayores elementos de comparación para el análisis de la<br />
práctica docente. Se propone guiar la sistematización de los datos obtenidos a partir de las<br />
siguientes preguntas.<br />
• ¿Cuántas y cuáles asignaturas observé?, ¿cuántas sesiones de cada asignatura?, ¿en cuáles<br />
asignaturas logré recuperar mayor información de los adolescentes y en cuáles menos?, ¿a<br />
qué se debió?<br />
• ¿Qué facilidades tuve para llevar a cabo la observación y su registro?<br />
• ¿Qué cantidad de alumnos integran el grupo?, ¿qué edad tienen?<br />
A partir de esta organización, analizar en equipo las siguientes cuestiones.<br />
• ¿Qué actividades y/o contenidos interesan a los alumnos en las diversas asignaturas?<br />
• ¿Qué actitudes manifestaron los alumnos en clase?, ¿de qué manera el maestro toma en<br />
cuenta los diferentes estilos de pensamiento de sus alumnos durante las actividades<br />
escolares?<br />
• ¿Qué uso da el maestro a los conocimientos previos de sus alumnos para la planeación de<br />
actividades?<br />
• ¿Qué gusta o disgusta a los alumnos del trabajo en las asignaturas y qué de la asignatura<br />
de Español?<br />
• ¿Qué alumnos llaman más la atención de sus compañeros de grupo o del maestro y por<br />
qué?, ¿cómo repercuten sus comportamientos en las actividades de las clases?, ¿cómo<br />
tomaron en cuenta los maestros a esos alumnos y con qué resultados?<br />
• ¿Qué actividades permiten atender a la diversidad de los alumnos y cuáles no?<br />
• ¿Qué formas de trato y de trabajo de los profesores gustan o disgustan a los alumnos?, ¿qué
del trato por parte del maestro favorece el aprendizaje?<br />
• ¿En qué tipo de actividades se manifiestan notoriamente los diferentes estilos de<br />
pensamiento de los alumnos?<br />
Fuera de las clases ¿qué aspectos nos permiten distinguir la diversidad cultural de los alumnos?<br />
• a) Sistematizar la información obtenida en una de las sesiones de clase de español.<br />
Elaborar conclusiones sobre la importancia de la observación y el diálogo con los adolescentes<br />
como medio para conocerlos mejor y la manera en que este conocimiento apoya el trabajo del<br />
docente en el aula.<br />
21. La enseñanza en la escuela secundaria. Español. Para organizar la información recuperada en los<br />
diarios de trabajo, sus planeaciones, en las producciones y cuadernos de los alumnos y en el<br />
diálogo sostenido con éstos, responder las siguientes preguntas para, posteriormente, compartir<br />
al grupo algunos productos a manera de ejemplo.<br />
a) Las preguntas se presentan a manera de sugerencia y todas están orientadas hacia la<br />
descripción de lo que ocurrió durante la clase observada. El profesor de <strong>Observación</strong> y<br />
<strong>Práctica</strong> <strong>Docente</strong> Il y los estudiantes podrán incorporar las que consideren pertinentes para<br />
lograr el propósito de ordenar y sistematizar la información recuperada. Para esta tarea se<br />
sugiere contar en todo momento con el apoyo del plan y programas de estudio, el libro para<br />
el maestro de Español y el libro de texto del alumno de secundaria.<br />
• ¿Qué contenido se abordó en la clase observada?<br />
• ¿Cómo se inició la clase?, ¿qué intervenciones tuvo el maestro?, ¿qué reacciones<br />
tuvieron los alumnos ante el inicio de la clase?<br />
• ¿De qué forma se organizó el grupo para el trabajo?, ¿qué actividades se realizaron de<br />
forma individual y cuáles de manera colectiva?<br />
• ¿Qué actividades de enseñanza se desarrollaron en la clase?, ¿de qué manera intervino<br />
el maestro y con qué propósito?, ¿de qué forma intervinieron los alumnos?, ¿pudieron<br />
percibirse algunos avances y dificultades de los alumnos en la clase?, ¿cuáles?<br />
• Cuando surgieron dudas o dificultades con el contenido, ¿de qué manera las atendió el<br />
maestro?, ¿qué momentos resultaron de mayor interés y participación para los<br />
alumnos?, ¿qué momentos resultaron menos importantes y por qué?<br />
• ¿Qué recursos didácticos se utilizaron en la clase?, ¿qué actividades se desarrollaron en<br />
las que fuera necesario utilizar el cuaderno?, ¿de qué manera revisó el maestro el<br />
trabajo realizado por los estudiantes en sus cuadernos y en las actividades?<br />
• ¿En qué actividades se utilizó el libro de texto?, ¿el maestro utilizó otros materiales<br />
para el tratamiento del contenido?<br />
• ¿De qué manera se mantuvo un ambiente de orden y trabajo en la clase?, ¿qué<br />
actitudes se observaron en los alumnos durante la clase?, ¿qué actitudes manifestaron<br />
en las otras clases?<br />
• ¿De qué manera se realizó la evaluación en la clase?<br />
b) Con base en los resultados de esta sistematización elaborar, en forma individual, un<br />
esquema en el que se identifiquen los diferentes elementos que componen la práctica del<br />
maestro observado de la asignatura de Español. A partir de las actividades anteriores,<br />
identificar las relaciones que guardan los elementos expresados en el esquema elaborado y<br />
buscar explicaciones a las distintas situaciones educativas que observaron en la clase. Es<br />
importante poner el énfasis en los factores que probablemente originaron que dichos<br />
elementos jugaran determinado papel en el desarrollo de la clase, tomando en cuenta que<br />
cada experiencia analizada es distinta y los elementos de la práctica docente se expresan de<br />
manera diferenciada. Las siguientes preguntas pueden ayudar a efectuar esta tarea.<br />
• ¿Las actividades que realizó el profesor fueron adecuadas a las características de los<br />
alumnos?, ¿qué razones pueden explicarlo?<br />
• ¿Esta forma de dar inicio a la clase fue acorde con lo que se propone en el enfoque para la<br />
enseñanza de la asignatura?, ¿por qué?<br />
• ¿Consideró los conocimientos previos de sus alumnos en la planeación de las actividades?<br />
• ¿Los recursos que utilizó el profesor durante la sesión apoyaron la realización de las<br />
actividades?, ¿a qué se le atribuye?<br />
• ¿La organización del grupo permitió alcanzar los propósitos de la clase?, ¿qué elementos<br />
contribuyeron a esto?<br />
• ¿La comunicación que estableció el profesor con los alumnos promovió interés en el tema<br />
tratado durante la sesión de clase?, ¿en qué se apoya esta valoración?, etcétera.<br />
13
14<br />
A manera de conclusión, elaborar un escrito donde expresen sus apreciaciones sobre el trabajo<br />
que realiza el maestro tomando en cuenta los aspectos estudiados en este bloque asó como las<br />
situaciones que influyen para que dicho trabajo sea de esa manera y no de otra y los retos que<br />
logran identificar para enseñar Español en la escuela secundaria.<br />
Guardar en el expediente todos los productos de las actividades del bloque.<br />
BIBLIOGRAFÍA BÁSICA<br />
• Ramírez Mendiola Felipe de Jesús (comp.) (2004), Mi primera experiencia docente, Zacatecas,<br />
México, <strong>Escuela</strong> <strong>Normal</strong> “Manuel Ávila Camacho”.<br />
• Perrenoud Philippe (2004), “Trabajar a partir de las representaciones de los alumnos” en Diez<br />
nuevas competencias para enseñar, Barcelona, Graó, pp. 21-23<br />
• Zabala Vidiella Antoni, (2000), “Primera conclusión del conocimiento de los procesos de<br />
aprendizaje: la atención a la diversidad” y “El constructivismo: concepción sobre como se<br />
producen los procesos de aprendizaje” en La práctica educativa. Cómo enseñar, 7ª edición,<br />
Barcelona, Grao, pp. 31-37.<br />
• Driver Rosalind, otros, (2000), “Introducción” en Dando sentido a la ciencia en secundaria.<br />
Investigaciones sobre las ideas de los niños, México, SEP. Biblioteca para la actualización del<br />
maestro, pp. 21-34.<br />
• Sternberg Rober J. (1997) “Principios de los estilos de pensamiento”, “El desarrollo de los estilos<br />
de pensamiento” en Estilos de pensamiento. Claves para Identificar nuestro modo de pensar y<br />
enriquecer nuestra capacidad de reflexión, Barcelona, Saberes cotidianos, Paidós pp. 115-142 y<br />
143-162.<br />
• Levinson Bradley A. (2000), “Conflicto y colectividad: un reporte desde la secundaria” en<br />
Ezpeleta, Justa y urlan Alfredo (comp.) en La gestión Pedagógica de la escuela, México, Correo<br />
de la UNESCO, pp. 202-213.<br />
• Fullan Michael (2002), “El alumnado” y “Dónde están los estudiantes”, “Los estudiantes y el<br />
cambio”, en Los nuevos significados del cambio en la educación, Barcelona, Octaedro, pp. 177-<br />
188.<br />
• Fullan Michael, Stiegelbauer Suzanne (2000), “El estudiante y el cambio” e “Implicaciones”, en El<br />
cambio educativo, México, Trillas, pp. 159-165.<br />
• Hargreaves Andy et al. (2000), “Capítulo 9. Enseñanza y aprendizaje” en Una educación para el<br />
cambio. Reinventar la educación de los adolescentes, México, 1ª Edición SEP/Octaedro, pp. 223-<br />
238.<br />
PROPÓSITO<br />
BLOQUE <strong>II</strong><br />
LAS COMPETENCIAS DIDÁCTICAS<br />
Fortalezcan sus conocimientos y habilidades para diseñar y poner en marcha actividades didácticas<br />
congruentes con los propósitos de la educación secundaria, con el enfoque para la enseñanza de la<br />
especialidad y con las características de los grupos escolares.<br />
TEMAS<br />
1. Las estrategias de enseñanza de los contenidos de Español<br />
a) Las más usuales entre los maestros observados. Los contenidos que desarrollan y los<br />
propósitos que atienden (ligarlo con propósitos y contenidos)<br />
b) Las estrategias estudiadas en el programa de Español<br />
c) El carácter formativo de las tareas extraescolares.<br />
2. La importancia de trabajar como grupo en la escuela secundaria (grupo: conjunto de personas<br />
con un objetivo común).<br />
a) Las situaciones imprevistas y de conflicto en la clase.<br />
3. Las secuencias de enseñanza para tratar contenidos de Español.
4. Mis competencias didácticas (actividad de análisis centrada en el desempeño del estudiante<br />
normalista al atender grupos de primer y segundo año, puede ser comparativa).<br />
a) Dialogar con los alumnos para conocer la diversidad y generar aprendizajes.<br />
b) Conducir actividades para la enseñanza de la asignatura de la especialidad.<br />
c) Planear secuencias de actividades acordes a las necesidades del grupo.<br />
d) Reconocer como se manifiestan los aprendizajes de los alumnos.<br />
ACTIVIDADES SUGERIDAS<br />
1. Como actividad inicial de este bloque temático, se sugiere que, tomando datos de su diario de<br />
campo, los estudiantes registren en un cuadro comparativo como el que se propone a<br />
continuación, una a una las tareas desarrolladas por el maestro de Español de segundo,<br />
observado en las jornadas anteriores, para luego anotar en la segunda columna, las que el<br />
alumno realizó durante su práctica.<br />
Aspectos <strong>Docente</strong> Practicante<br />
Tema y sub.-tema<br />
Propósitos<br />
Actividades<br />
efectuadas por la<br />
maestra o maestro<br />
Actividades<br />
realizadas por los<br />
alumnos<br />
Actividades de<br />
evaluación<br />
Recursos didácticos<br />
2. En base a la información obtenida, comentar en equipo en torno a los siguientes aspectos:<br />
• Congruencia entre los propósitos que se pretendían lograr y las actividades desarrolladas.<br />
• Congruencia entre el enfoque actual de enseñanza del Español y las estrategias utilizadas.<br />
• Contenidos conceptuales, procedimentales y actitudinales que se desarrollaron.<br />
• Pertinencia de los recursos didácticos que se utilizaron y del uso que se les dio de acuerdo a<br />
los propósitos y el enfoque actual del Español<br />
3. De manera individual analizar las siguientes preguntas y posteriormente redactar un texto que<br />
aborde los próximos retos para mejorar su preparación profesional.<br />
• ¿Qué debo mejorar de mi desempeño docente?<br />
• ¿Qué hacer para despertar y mantener el interés de los alumnos?<br />
• ¿Cómo lograr aprendizajes significativos en los adolescentes?<br />
• ¿Qué contenidos de la especialidad requieren atención especial?<br />
4. Con el fin de clarificar y precisar conceptos, se sugiere leer y tomar notas de la lectura:<br />
“Estrategias de Aprendizaje”, del Libro para el maestro de Geografía de educación secundaria,<br />
en plenaria establecer la diferencia entre: método, estrategias, técnicas o procedimientos y<br />
actividades didácticas.<br />
5. A partir de la lectura de Mónica Díaz Pontones (1996) “El interrogatorio a los alumnos”, en<br />
equipos de trabajo sistematizar la información contenida en el texto, completando el siguiente<br />
cuadro resumen:<br />
Características Valoración Crítica<br />
Interrogatorio<br />
Español y Lengua extranjera.<br />
Física y Química.<br />
Matemáticas<br />
C. Naturales y Sociales<br />
Motivación y control de la<br />
disciplina.<br />
Evaluativo<br />
Informativo<br />
De debate<br />
6. Como complemento de la actividad anterior, es conveniente que en equipos se analicen las<br />
siguientes preguntas y registren sus conclusiones.<br />
15
• ¿Qué aspectos determinan el tipo de interrogatorio que debemos utilizar?<br />
• ¿Cómo debemos interrogar para que el alumno descubra sus errores y el conocimiento<br />
correcto?<br />
• Si queremos formar individuos reflexivos y críticos, ¿qué tipo de preguntas debemos hacer?<br />
• Ejemplifique casos en los cuales: los interrogatorios son una estrategia de expresión oral del<br />
maestro y otros en los que son una actividad que forma parte de una estrategia.<br />
7. Continuando con la lectura de Mónica Díaz Pontones, de manera individual responder las<br />
siguientes cuestiones que tienen relación con la segunda parte del texto “Resolución de<br />
ejercicios”:<br />
• ¿Qué son los ejercicios: una actividad, una técnica o una estrategia?<br />
• ¿Cuál es el error en el que podemos caer si se utilizan únicamente como “conocimiento o<br />
práctica ritual”?<br />
• ¿Por qué se les considera como “andamiaje” necesario para alcanzar la Metacognición?<br />
• ¿Por qué es necesario que los alumnos realicen ejercicios prácticos?<br />
• ¿Hacia dónde debemos orientar el uso de ejercicios prácticos?<br />
Exponer en plenaria sus conclusiones<br />
8. A continuación se propone que en equipos sistematicen en el cuadro resumen, la información de<br />
la lectura de María Porfirio Rodríguez Colunga (1999) “Perspectivas de los alumnos en cuanto a<br />
las formas de enseñanza de los profesores”. Con base en sus observaciones y experiencias<br />
derivadas de las jornadas de práctica, complemente las dos últimas filas o renglones. Explicar el<br />
cuadro en plenaria.<br />
Las estrategias didácticas más utilizadas<br />
Tipo de estrategia<br />
Los interrogatorios<br />
Propósitos de la<br />
estrategia<br />
Ventajas y usos Desventajas y abusos<br />
La resolución de<br />
problemas<br />
La exposición oral<br />
El dictado<br />
El trabajo en equipo<br />
La competencia<br />
La lectura oral<br />
Resúmenes,<br />
cuestionarios<br />
Con la información obtenida, en equipos reflexionar sobre las siguientes preguntas:<br />
• ¿Por qué es importante diversificar el uso de estrategias didácticas?<br />
• ¿Cuáles son las estrategias de aprendizaje del Español que más gustan a los alumnos?<br />
Elaboren un listado de ellas, con su descripción<br />
Comentar sus conclusiones al resto del grupo.<br />
9. Para realizar el siguiente ejercicio, es indispensable que los alumnos individualmente hayan<br />
realizado la lectura completa del texto “Una didáctica de las ciencias”, en el apartado:<br />
“Estrategias de los estudiantes para leer libros de texto de ciencias”.<br />
• Por equipo, escribir en cuatro hojas de rotafolio de preferencia cuadriculadas, los títulos<br />
siguientes:<br />
a) “Apoyarse en el conocimiento previo para realizar una tarea escolar”<br />
b) “Apoyarse en las grandes palabras y en los pormenores para realizar una tarea escolar”<br />
c) “Apoyarse en verdades no relacionadas para aprender ciencias”<br />
d) “Apoyarse en el conocimiento previo para dar sentido a las explicaciones del texto”<br />
• Colocarlas en el pizarrón o en la pared<br />
• Algún compañero del equipo pasará a pegar una tira de papel que contenga un enunciado<br />
con alguna de las ideas importantes y alusivas a cada uno de los títulos según corresponda.<br />
• Con los títulos y enunciados y completando la información que falte, tratarán de construir un<br />
mapa conceptual.<br />
• Nombrarán un relator para exponer sus conclusiones al resto del grupo.<br />
10. En binas y con base en la información que aporta el texto de María Elena Hernández Durán,”<br />
Realización de las tareas: problemática y alternativas de solución y en la experiencia obtenida<br />
durante las jornadas de práctica” analicen y registren sus opiniones sobre las siguientes<br />
preguntas:<br />
• ¿Cuál es la importancia de la realización de las tareas como parte del proceso educativo?<br />
• ¿Qué tipo de tareas les agradan a los alumnos?<br />
16
• ¿Cuáles son las tareas más recomendables?<br />
• ¿Qué estrategias debemos utilizar para integrar a los alumnos que resisten a la realización<br />
de las tareas?<br />
Compartir sus opiniones con el resto del grupo.<br />
11. Como evaluación los alumnos redactarán un escrito cuyo título sea: “Estrategias para la<br />
enseñanza del Español”, se sugiere que aborde los siguientes puntos:<br />
a) Importancia de las estrategias de enseñanza en el logro de los propósitos de la asignatura.<br />
b) Habilidades que requiere desarrollar el maestro para el diseño, selección y aplicación de<br />
estrategias didácticas en las clases de Español en la escuela secundaria.<br />
12. Visitar nuevamente la escuela secundaria para solicitar contenidos al maestro del grupo en que<br />
practicaron durante la primera jornada y al maestro de un grupo de primero. Comentar con los<br />
maestros las actividades de observación y práctica que pretenden realizar durante los tres días<br />
consecutivos de estancia e intercambiar puntos de vista sobre las formas de trabajo que<br />
pondrán en marcha.<br />
13. A partir del plan de clase de la primera jornada, analizar qué componentes del plan es necesario<br />
modificar porque obstaculizaron el trabajo o resultaron inútiles. Llevar a cabo el diseño del plan<br />
de trabajo, la guía de observación y los planes de clase.<br />
14. Comentar en grupo, las impresiones más relevantes que se obtuvieron durante la jornada,<br />
acerca de los alumnos del grupo, su propio desempeño docente y el diálogo con los alumnos.<br />
Con base en la información del diario de trabajo, de forma individual elaborar esquemas que<br />
describan las tareas desarrolladas con el grupo escolar.<br />
Confrontar la información de los esquemas con el plan de trabajo y con el plan de clase, a fin de<br />
tener una visión de conjunto sobre su desempeño. Pueden apoyarse en preguntas como las<br />
siguientes:<br />
a) ¿Qué actividades despertaron el interés de los alumnos? ¿Cómo se dieron cuenta de ello?<br />
b) ¿Cómo organizaron el tiempo para llevar a cabo las tareas previstas? ¿Fue suficiente? ¿Se<br />
aprovechó de manera efectiva?<br />
c) ¿Qué dificultades enfrentaron? ¿Qué habilidades docentes será necesario desarrollar para<br />
atenderlas?<br />
15. Comentar al grupo los resultados de este balance general de la jornada y tomar nota de las<br />
preocupaciones, alcances, y dificultades que se identifican a partir de esta revisión panorámica.<br />
16. A partir de las visitas realizadas a la escuela secundaria durante las jornadas de observación y<br />
práctica docente, describir tres ejemplos de situaciones problemáticas durante el trabajo grupal.<br />
17. En plenaria compartir sus ejemplos y tomar nota de los aspectos que llaman más la atención<br />
sobre las experiencias comentadas.<br />
18. Leer el texto “Conflictos escolares: una oportunidad” de Joseph Ma. Puig y en grupo comentar<br />
las ideas principales para llegar a conclusiones sobre los siguientes aspectos:<br />
a) Situaciones de conflicto en la escuela<br />
b) La respuesta a los conflictos<br />
c) Pasos en la resolución cooperativa de conflictos<br />
19. Posteriormente, de manera individual, elegir una situación problemática que se haya en las<br />
jornadas realizadas y seguir los pasos que propone Puig para analizar un conflicto.<br />
20. Redactar un escrito donde se presente un informe del análisis y explicar cómo resolvería el<br />
problema paso por paso. Exponerlo al resto del grupo.<br />
21. A partir de la experiencia adquirida durante la última jornada de observación y práctica docente,<br />
describe en el siguiente cuadro, las situaciones relacionadas con la práctica en las clases de<br />
Español<br />
Aspecto desarrollado Descripción<br />
Actividad de inicio<br />
Manejo de contenidos<br />
relacionados con la asignatura<br />
Tipos de contenidos<br />
Actividades para evaluar el<br />
tema<br />
Congruencia entre las<br />
17
actividades y el enfoque de la<br />
asignatura<br />
22. Realizar la lectura de Antoni Zabala Vidiella, “La práctica educativa en las secuencias didácticas y<br />
las secuencias de contenido”. Posteriormente reunirse en equipos para analizar el cuadro No. 1<br />
sobre tipos de contenidos, comparándolas con los que sugiere el Programa de la asignatura de<br />
Español<br />
23. En equipos elaborar un cuadro donde registren el tipo de contenidos que se proponen en Español<br />
para primer y segundo grados, teniendo como referente el libro para el maestro y el Plan y<br />
Programas 1993 para secundaria. Comparar los registros con los que plantea Zabala en el<br />
cuadro 2 y advertir coincidencias.<br />
24. En lluvia de ideas comentar los aspectos más relevantes de la lectura. Se sugieren los siguientes<br />
puntos:<br />
a) Sobre la concepción constructivista del aprendizaje.<br />
b) Tipo de actividades que se proponen en las secuencias didácticas.<br />
c) Tipologías de los contenidos.<br />
d) Conocimientos previos a que alude.<br />
e) La Asamblea de clase.<br />
f) Zona de desarrollo próximo.<br />
25. Con base en la reflexión y el análisis de las jornadas de práctica realizadas, así como del diario<br />
de campo, identificar los avances y dificultades relacionadas con la formación de competencias<br />
didácticas. Se pueden considerar para ello los aspectos que se sugieren en cada una de las<br />
competencias didácticas contenidas en el siguiente cuadro:<br />
AVANCES DIFICULTADES<br />
Dialogar con los alumnos<br />
• Formas de trato y comunicación<br />
dentro y fuera del aula.<br />
• Favorecer la confianza y<br />
autoestima.<br />
Conducir actividades<br />
• Establecer un clima de trabajo que<br />
favorezca el aprendizaje, la<br />
cooperación y el respeto.<br />
• Comunicar instrucciones de manera<br />
clara y precisa.<br />
• Atender inquietudes y necesidades<br />
durante el desarrollo del trabajo.<br />
Planear secuencias didácticas<br />
• Diseñar y ejecutar estrategias<br />
didácticas con propósitos claros.<br />
• Evitar las rutinas didácticas y<br />
favorecer el aprendizaje de los<br />
alumnos.<br />
• Utilizar recursos y materiales<br />
didácticos con creatividad.<br />
18<br />
Reconocer cómo se manifiestan los<br />
aprendizajes<br />
• Identificar los ritmos de aprendizaje<br />
de los alumnos.<br />
• Atender las necesidades especiales<br />
de aprendizaje para evitar el<br />
fracaso escolar<br />
Evaluación de los aprendizajes<br />
a) Aplicar estrategias de evaluación<br />
congruentes con los propósitos de<br />
la asignatura.<br />
b) Los resultados de la evaluación se<br />
utilizan para modificar los<br />
procedimientos didácticos.
26. Organizados en equipos, compartir los hallazgos con el propósito de identificar en qué<br />
competencias didácticas existen los mayores retos de formación.<br />
a) En plenaria compartir los resultados con la intención de proponer estrategias específicas para<br />
el logro de dichas competencias.<br />
b) Como forma de evaluación: de manera individual escribir un texto breve en el que se<br />
describan los principales desafíos para consolidar la formación de las competencias<br />
didácticas.<br />
BIBLIOGRAFÍA BÁSICA<br />
• Díaz Pontones, Mónica (1996), “El interrogatorio a los alumnos”, en Estrategias de enseñanza en<br />
la escuela secundaria: un estudio etnográfico (tesis de maestría) México, DIE-CINVESTAV, pp.<br />
43-56.<br />
• Rodríguez Colunga, María Porfiria Flora (1999), “Perspectivas de los alumnos en cuanto a las<br />
formas de enseñanza de los profesores”, en Perspectivas de los alumnos de educación<br />
secundaria sobre el proceso escolar (tesis de maestría), México, Instituto <strong>Superior</strong> de Ciencias<br />
de la Educación del estado de México, pp. 93-118.<br />
• Levinson Bradley A. (2000), "Conflicto y colectividad: un reporte desde la secundaria” en<br />
Ezpeleta, Justa y Furlan Alfredo (comp.) en La gestión Pedagógica de la escuela, México, Correo<br />
de la UNESCO, pp. 202-213.<br />
• Hernández Durán María Elena ( 2003), “La importancia de la realización de las tareas como parte<br />
del proceso educativo”, “Qué tareas les agradan y desagradan a los alumnos”, “Dificultades que<br />
propician la no elaboración de las tareas”, “Tipos de tareas utilizadas”, “Cambiar estrategia para<br />
integrar a los alumnos que se resisten a la realización de las tareas” y “El acercamiento a los<br />
alumnos que se resisten elaborar las tareas”, en Realización de las tareas: problemas y<br />
alternativas de solución (documento recepcional de Licenciatura en Educación Secundaria,<br />
Especialidad de Historia), Guadalajara, Jalisco, <strong>Escuela</strong> <strong>Normal</strong> <strong>Superior</strong> de Jalisco, pp. 25-43.<br />
• Puig Rovira, Joseph Ma. (1997), “Conflictos escolares: una oportunidad”, en Cuadernos de<br />
Pedagogía, núm. 257, abril, Barcelona, pp. 58-65.<br />
• Zabala, Vidiella Antoni, (2000), “Las secuencias didácticas y las secuencias de contenido”, en La<br />
práctica educativa. Cómo enseñar, España, Graó No. 120, pp. 53-89.<br />
• Perkins David, (1995), “Hacia una pedagogía de la comprensión” en La escuela inteligente,<br />
Barcelona, Gedisa, pp. 79-88.<br />
19
MATERIAL<br />
DE<br />
APOYO<br />
21
MI PRIMERA PRÁCTICA<br />
DOCENTE<br />
Isabel Miramontes<br />
“Considero que mi formación en la <strong>Escuela</strong><br />
<strong>Normal</strong> comienza con la primera práctica<br />
docente en una escuela telesecundaria, no<br />
porque lo anterior a ésta no haya sido<br />
relevante, sino porque es a partir de este<br />
momento cuando se hace frente a la realidad,<br />
anteriormente analizada desde la butaca a<br />
través de la teoría. Es entonces cuando existe<br />
la oportunidad de enfrentarse a lo que será<br />
nuestro campo de acción, en un futuro no<br />
muy lejano, y de contrastar aquellas ideas<br />
que hemos estado alimentando sobre lo que<br />
aún no conocemos, idas que muchas veces<br />
cambian, mientras otras se reafirman y<br />
enriquecen.<br />
Mi experiencia inicial desde el momento en<br />
que llegué a la localidad, pues conocía poco<br />
de mi estado. Me tocó estar en la Comunicad<br />
de Estancia de Guadalupe Pinos, Zacatecas.<br />
Una comunidad pequeña, con alto índice de<br />
emigración al extranjero: expectativa que<br />
tienen muchos de los jóvenes con quienes<br />
laboré. Por lo cual la escuela carece de<br />
trascendencia para ellos.<br />
La escuela telesecundaria del lugar era<br />
numerosa: cuando estuve ahí contaba con<br />
cinco grupos, dos de primero, dos de segundo<br />
y uno de tercero; así mismo el personal<br />
docente parecía ser el adecuado: cinco<br />
maestros y el director técnico; también pude<br />
percatarme de que existían, en el plantel,<br />
algunas carencias, tanto de infraestructura<br />
como de recursos.<br />
Primeramente, acudimos a la escuela durante<br />
una semana, con la finalidad de observar el<br />
proceso de enseñanza que se lleva a cabo en<br />
el aula. A mí me correspondió el tercer grado,<br />
un grupo con 11 alumnos, 6 mujeres y 5<br />
hombres. En este primer momento se<br />
analizaron cuestiones como las condiciones de<br />
la escuela y la comunidad, las actitudes de los<br />
alumnos, las formas de enseñanza y<br />
aprendizaje, entre otras más. Lo que yo<br />
observé fue un grupo pasivo y lento, que no<br />
participaba. En el día se trabajaban, en<br />
promedio, tres asignaturas, mismas que la<br />
maestría impartía expositivamente. Me<br />
pareció que no se estaba haciendo mucho,<br />
pues esta forma de trabajo no permite<br />
explotar las habilidades y aptitudes que<br />
poseen los alumnos, incluso creí injusto que<br />
se estuviera desperdiciando de esta manera la<br />
oportunidad que tienen los jóvenes –para<br />
muchos se trata de la última, ya que es<br />
mínimo el número de alumnos de la escuela<br />
en general que tienen intenciones de<br />
continuar sus estudios-. De igual manera, por<br />
las características del grupo, me sentí capaz<br />
de hacer algo un tanto mejor.<br />
En la víspera de la práctica se experimenta<br />
una serie de sentimientos y emociones<br />
encontrados; existe gran incertidumbre,<br />
temor, inseguridad, nerviosismo, curiosidad y<br />
ganas de cambiar todo aquello que se<br />
considera contraproducente para el grupo. Al<br />
momento de planear las actividades, surgen<br />
muchas dudas, tanto de contenidos como de<br />
estrategias de enseñanza, hay algunas<br />
ocurrencias y las ganas de ponerlas en<br />
práctica; después de realizar lo necesario –<br />
diseñar y organizar actividades, adquirir el<br />
material correspondiente- se cree estar listo<br />
para el gran reto. Creo que esta parte especial<br />
del proceso es muy significativa, en cuanto<br />
que nos permite analizar cuáles son nuestras<br />
principales carencias y qué es lo que<br />
realmente necesitamos de nuestra formación.<br />
La práctica consistía en trabajar con los<br />
alumnos las asignaturas de español y<br />
matemáticas durante una semana. Una vez en<br />
el aula se cometen muchos errores: se olvidan<br />
numerosas cosas, mientras otras no resultan<br />
como se esperaba, puesto que el grupo está<br />
acostumbrado a una forma de trabajo<br />
diferente. Por citar un ejemplo, para la clase<br />
de matemáticas se tenían preparados algunos<br />
problemas: en la primera sesión nadie logró<br />
resolverlos, el mayor intento realizado fue<br />
tratar de solucionar operaciones al azar, sin<br />
comprender qué era lo que se pedía; el resto<br />
del grupo permaneció esperando que le<br />
indicara qué tenía que hacer. Opté por<br />
exponer el procedimiento a efectuar, lo cual<br />
me pareció incorrecto, pues se estaba<br />
cayendo en lo mismo que se pretendía<br />
eliminar de la escuela por reconocer su poca<br />
efectividad. Además esta acción provocó que<br />
en adelante no se preocuparan por intentar<br />
hacer algo, pues al fin y al cabo después de<br />
un rato se les mostraría la forma de proceder.<br />
En un primer momento, los alumnos están en<br />
la expectativa, .<br />
Conforme avanza el día, su actitud hacia mí<br />
cambia, hay quizá más confianza, manifestada<br />
con algunas muestras de indisciplina. Esto se<br />
agrega a la dificultad que al parecer tienen las<br />
actividades propuestas, dando por resultado<br />
un ambiente poco propicio para el trabajo:<br />
hay negatividad y fastidio por parte del grupo,<br />
23
surgen situaciones imprevistas que no sé<br />
cómo afrontar. Fuera del aula los alumnos<br />
tienden a ser muy inquietos, sus juegos son<br />
rudos, se golpean, tal vez no con maldad pero<br />
sí con fuerza, son los maestros titulares<br />
quienes intervienen. En lo personal me<br />
pregunto cómo actuaría yo ante esta<br />
situación, que es tan natural en los<br />
adolescentes, pero al mismo tiempo tan<br />
peligrosa.<br />
Estas circunstancias continúan el resto de la<br />
práctica, por lo que no es muy placentera mi<br />
estancia en el grupo.<br />
Comienzo a sentir algo de miedo e<br />
impotencia. Recuerdo que contaba los días<br />
que faltaban para que ésta llegara a su fin.<br />
Aunque al final me sorprendió la actitud de<br />
algunos alumnos, puesto que se mostraron<br />
agradecidos y satisfechos de que hubiera<br />
trabajo con ellos.<br />
Una actividad extracurricular, que en lo<br />
personal me agradó, fue la propuesta de<br />
adornar el salón con motivo de la Navidad.<br />
Aunque no participó todo el grupo, ésta<br />
propició una buena convivencia.<br />
La comunidad, por su parte, nos brindó,<br />
amablemente, la alimentación. Acudimos –mis<br />
cuatro compañeros y yo- a diferentes casas.<br />
Esto nos permitió conocer a varios padres de<br />
familia, saber de sus expectativas respecto a<br />
la educación de sus hijos; en muchos de ellos<br />
se hace evidente un gran interés y, sobre<br />
todo, respeto hacia los maestros.<br />
Analizando este primer acercamiento a la<br />
escuela, me di cuenta que falta mucho camino<br />
por recorrer, que estoy lejos de contar con un<br />
mínimo dominio de contenidos, mismos que<br />
me permitan ayudar a los alumnos a aprender<br />
y resolver sus dudas, que todo aquello que<br />
creí tener controlado se convirtió en un<br />
verdadero caos. Cuestioné la actitud estricta<br />
de los maestros y, al pretender tomar una<br />
postura más flexible, no supe mediar entre la<br />
confianza y el respeto con los alumnos.<br />
Ante mi primer fracaso comienzo a<br />
cuestionarme: ¿realmente quiero ser<br />
docente?, tal vez esto no es lo mío. Siento<br />
que surge cierta frustración, pues aquella<br />
práctica, que consideré negativa por parte de<br />
algunos profesores, fue mucho más<br />
productiva que lo que pude lograr con mis<br />
acciones. Por si fuera poco, mis compañeros<br />
presumían de una experiencia mucho más<br />
agradable, lo cual aumentaba las dudas<br />
24<br />
respecto a la elección de mi carrera. Ahora, a<br />
dos años de esa experiencia, aún sigo<br />
teniendo grandes imperfecciones, pero mi<br />
actitud en relación a ello ha cambiado:<br />
indudablemente he mejorado ciertos aspectos,<br />
puesto que estamos en un proceso constante<br />
de desarrollo de competencias didácticas. No<br />
obstante, es poco realista esperar salir de esta<br />
institución siendo un maestro en todas sus<br />
dimensiones, puesto que esta formación sólo<br />
es un aprendizaje preliminar, que se irá<br />
puliendo a lo largo de nuestra vida<br />
profesional.<br />
A partir de esta práctica y de las que vinieron<br />
después, comprendí que la carrera del<br />
magisterio no es tan fácil como generalmente<br />
se presume: mi experiencia me ha mostrado<br />
que el ser maestro implica una tarea compleja<br />
y desgastaste. Compleja en la medida que se<br />
adquiere la responsabilidad de responder, en<br />
cierta forma, a las necesidades y expectativas<br />
de una gran diversidad de individuos, quienes<br />
tiene, también, diferentes razones para acudir<br />
a la escuela. Así mismo, es desgastante ya<br />
que muchas veces se tiene que remar contra<br />
la corriente, tratando de interesar al alumno,<br />
de originar una necesidad por aprender<br />
aquello que para él no tiene significado o<br />
incluso le desagrada. También cabe mencionar<br />
en este apartado la sobrecarga de trabajo a la<br />
que se enfrenta un maestro de telesecundaria,<br />
quien tiene que lidiar con todas las<br />
asignaturas que marca el programa para este<br />
último nivel de la educación básica, lo cual<br />
requiere un mínimo dominio de contenidos en<br />
todas las áreas, algo que difícilmente se<br />
puede lograr al ser todas éstas parte<br />
importante de un acervo cultural que el<br />
alumno debe conocer, tanto para mejorar su<br />
calidad de vida como para tomar una decisión<br />
acertada a futuro.<br />
Soy consciente de que la falta de habilidades<br />
en la docencia limita a que los alumnos a mi<br />
cargo tengan una formación adecuada durante<br />
su estancia en la escuela, pero la práctica es<br />
la única forma de fortalecer aquello que se<br />
requiere. Indiscutiblemente, la educación<br />
debe cambiar y, sobre todo, esas prácticas<br />
que dejan mucho que desear; sin embargo, lo<br />
anterior no se logra por arte de magia, sino<br />
después de un proceso paulatino, en el que se<br />
va adquiriendo esa habilidad para crear un<br />
ambiente propicio para el trabajo y éste es el<br />
resultado de una constante preparación y<br />
unos objetivos claros respecto a lo que se<br />
pretende alcanzar.
Aquí cabe muy bien la frase célebre de : lo han<br />
demostrado todos esos profesionistas que<br />
teniendo una formación diferente a la<br />
pedagógica han hecho mucho por la<br />
educación. Algo muy trascendente en este<br />
terreno, que no se había mencionado antes,<br />
es la vocación y ésta no se puede asegurar<br />
por el hecho de contar con una licencia a<br />
maestría en educación.<br />
25
DIEZ NUEVAS<br />
COMPETENCIAS PARA<br />
ENSEÑAR<br />
Philippe Perrenoud<br />
Trabajar a partir de las representaciones<br />
de los alumnos<br />
La escuela no construye a partir de cero, el<br />
alumno no es una tabla rasa, una mente<br />
vacía, al contrario, sabe , se ha hecho preguntas y ha<br />
asimilado o elaborado respuestas que le<br />
satisfacen de forma provisional. Así pues, la<br />
enseñanza a menudo choca de frente con las<br />
concepciones de los alumnos.<br />
Ningún profesor experimentado lo pasa por<br />
alto: los alumnos creen saber una parte de lo<br />
que queremos enseñarles. Una buena<br />
pedagogía tradicional se sirve a veces de<br />
estos poquitos conocimientos como puntos de<br />
apoyo, pero el profesor transmite, al menos<br />
de forma implícita, el siguiente mensaje:<br />
>>olvidad lo que sabéis, desconfiad del<br />
sentido común y de lo que os han contado y<br />
escuchadme, yo os diré cómo suceden en<br />
realidad las cosas>>.<br />
La didáctica de las ciencias (Giordan y De<br />
Vecchi, 1987; De Vecchi, 1992, 1993; Astolfi<br />
y Develay, 1996; Astolfi y otros, 1997; Joshua<br />
y Dupin, 1993) han demostrado que no nos<br />
libramos tan fácilmente de las concepciones<br />
previas de los alumnos; pues forman parte de<br />
un sistema de representaciones que tiene su<br />
coherencia y sus funciones de explicación del<br />
mundo y se reconstituye subrepticiamente, a<br />
pesar de las demostraciones irrefutables y las<br />
desmentidas formales aportadas por el<br />
profesor. Incluso al terminar los estudios<br />
científicos universitarios, los estudiantes<br />
vuelven al sentido común cuando se enfrenta,<br />
fuera del contexto del curso o del laboratorio,<br />
a un problema de fuerzas, calor, reacción<br />
química, respiración o contagio. Todo sucede<br />
como si la enseñanza teórica rechazara,<br />
durante el curso y el examen, una costumbre<br />
lista para reaparecer al instante en los otros<br />
contextos.<br />
Lo que vale para las ciencias aparece en todos<br />
los dominios en que la ocasión y la necesidad<br />
de comprender no han esperado a que el<br />
tema sea tratado en la escuela…<br />
Trabajar a partir de representaciones de os<br />
alumnos no consiste en hacer que se expresen<br />
para<br />
26<br />
despreciarles inmediatamente. Lo<br />
importante es darles regularmente derecho de<br />
ciudadanía en la clase, interesarse por ellos,<br />
tratar de comprender sus raíces y su forma de<br />
coherencia, no sorprendernos de que éstas<br />
reaparezcan cuando las creíamos perdidas.<br />
Por esta razón, debe abrirse un espacio para<br />
la palabra, no censurar de forma inmediata las<br />
analogías falaces, las explicaciones animistas<br />
o antropomórficas, los razonamientos<br />
espontáneos, con el pretexto de que conducen<br />
a conclusiones erróneas.<br />
Bachelard (1996) observa que a los<br />
profesores les cuesta entender que sus<br />
alumnos no comprenden, puesto que han<br />
olvidado el camino del conocimiento, los<br />
obstáculos, las incertidumbres, los obstáculos,<br />
las incertidumbres, los atajos, los momentos<br />
de pánico intelectual o de vacío. Para el<br />
profesor, un número, una resta, una fracción<br />
son conocimientos adquiridos y triviales, así<br />
como el imperfecto, el concepto de verbo,<br />
concordancia o subordinada, o incluso el de<br />
célula, tensión eléctrica o dilatación. El<br />
profesor que trabaja a partir de las<br />
representaciones de los alumnos trata de<br />
reencontrar la memoria del tiempo en la que<br />
todavía no sabía, de ponerse en el lugar de los<br />
alumnos, de recordad que, si no lo entienden,<br />
no es por falta de buena voluntad, sino<br />
porque lo que al experto le parece evidente a<br />
los alumnos les parece complicado y<br />
arbitrario. No sirve de nada explicar cien<br />
veces la técnica de la división a un alumno<br />
que no ha entendido el principio de la<br />
numeración en distintas bases. Para aceptar<br />
que un alumno no entiende el principio de<br />
Arquímedes, se debe medir su extrema<br />
abstracción, la dificultad de conceptualizar la<br />
resistencia del agua o librarse de la idea<br />
intuitiva de que un cuerpo flota porque<br />
,<br />
como un ser vivo.<br />
Para imaginar el conocimiento ya construido<br />
en la mente del alumno, y que resulta un<br />
obstáculo para la enseñanza, no basta con<br />
que los profesores se acuerden de sus propios<br />
aprendizajes. Una cultura más amplia en<br />
historia y en filosofía de las ciencias podría<br />
ayudarles, por ejemplo, a entender por qué la<br />
humanidad ha tardado siglos en rechazar la<br />
idea de que el Sol giraba alrededor de la<br />
Tierra o aceptar que una mesa sea un sólido<br />
esencialmente vacío, teniendo en cuenta la<br />
estructura atómica de la materia. La mayoría<br />
de los conocimientos cultos son contrarios a la<br />
intuición. Las representaciones y las<br />
concepciones a las cuales les enfrentamos no<br />
son únicamente las de los niños, sino
sociedades del pasado y de una parte de los<br />
adultos contemporáneos. También resulta de<br />
utilidad que los profesores tengan algunas<br />
nociones de psicología genética. En una<br />
palabra, es importante que se enfrenten a los<br />
límites de sus propios conocimientos y<br />
(re)descubran que los conceptos de número<br />
imaginario, quanta, agujero negro,<br />
supraconductor, ADN, inflación o<br />
metacognición les ponen en un apuro, al igual<br />
que los alumnos frente a conceptos más<br />
elementales.<br />
Falta trabajar a partir de las concepciones de<br />
los alumnos, entrar en diálogo con estas,<br />
hacerlas evolucionar para acercarles<br />
conocimientos cultos que enseñar. Así pues la<br />
competencia del profesor es esencialmente<br />
didáctica. Le ayuda a apoyarse en las<br />
representaciones previas de los alumnos, sin<br />
cerrarse en ellas, a encontrar un punto de<br />
entrada en el sistema cognitivo de los<br />
alumnos, un modo de desestabilizarlos lo<br />
suficiente para conducirlos a restablecer el<br />
equilibrio incorporando elementos nuevos a<br />
las representaciones existentes, si es preciso<br />
reorganizándolas.<br />
Trabajar a partir de los errores y de los<br />
obstáculos en el aprendizaje<br />
Esta competencia está en la misma línea que<br />
la anterior, Se basa en el simple postulado de<br />
que aprender no es primero memorizar,<br />
almacenar las informaciones, sino más bien<br />
reestructurar su sistema de comprensión del<br />
mundo. Esta reestructuración requiere un<br />
importante trabajo cognitivo. Sólo se inicia<br />
para restablecer un equilibrio roto, controlar<br />
mejor la realidad, a nivel simbólico y práctico.<br />
¿Por qué se alarga la sombra de un árbol?<br />
Porque el Sol se desplaza, dirán los que, en la<br />
vida cotidiana, siguen pensando que el Sol<br />
gira alrededor de la Tierra. Porque la Tierra ha<br />
seguido su rotación, dirán los discípulos de<br />
Galileo. De ahí a establecer una relación<br />
precisa entre la rotación de la Tierra (o el<br />
movimiento aparente del Sol) y el<br />
alargamiento de una sombra inclinada, hay un<br />
paso, que supone un modelo geométrico y<br />
trigonométrico que a la mayoría de adultos les<br />
costaría trabajo encontrar o elaborar con<br />
rapidez. Pedir a alumnos de 11 o 12 años<br />
hacer un esquema que represente el<br />
fenómeno los sitúa, por lo tanto, ante<br />
obstáculos cognitivos que sólo podrán superar<br />
a costa de ciertos aprendizajes.<br />
La pedagogía clásica trabaja a partir de<br />
obstáculos, pero favorece los que propone la<br />
teoría, los que encuentra el alumno en su libro<br />
de matemáticas o de física, cuando, al leer<br />
por tercer u octava vez el enunciado de un<br />
teorema o de una ley, todavía no entiende por<br />
qué la suma de los ángulos de un triángulo es<br />
180º o cómo es posible que un cuerpo caiga<br />
con una aceleración constante.<br />
Supongamos, por ejemplo, que pedimos a los<br />
alumnos que se imaginen que tiene que<br />
asaltar una fortaleza y calcular la longitud de<br />
la escalera que les permitirá franquear el foso<br />
de 6 metros de ancho para llegar a la cima de<br />
una muralla de 9 metros de altura. Si conocen<br />
el teorema de Pitágoras y son capaces de ver<br />
su pertinencia y aplicarlo correctamente a los<br />
datos, harán la suma de los cuadrados de 6 y<br />
de 9, es decir, 36 + 81 = 117, y de ahí<br />
deducirán que bastará con una escalera de 11<br />
metros.<br />
Si no conoces el teorema de Pitágoras,<br />
deberán, o bien descubrirlo, o bien proceder<br />
del modo más pragmático, por ejemplo,<br />
construyendo una maqueta a escala reducida.<br />
Según la edad de los alumnos y el programa<br />
que el profesor tenga en mente, éste puede<br />
introducir limitaciones, por ejemplo, prohibir<br />
el procedimiento más empírico, si quiere que<br />
descubran el teorema, o al contrario,<br />
favorecerlo, si quiere que introduzcan un<br />
trabajo sobre las proporciones.<br />
27
28<br />
LA PRÁCTICA EDUCATIVA.<br />
COMO ENSEÑAR<br />
Antoni Zabala Vidiella<br />
Primera conclusión del conocimiento de<br />
los proceso de aprendizaje: la atención a<br />
la diversidad<br />
Durante este siglo, los marcos teóricos que<br />
han explicado los procesos de<br />
enseñanza/aprendizaje han seguido<br />
trayectorias paralelas, de forma que<br />
actualmente no existe una corriente única en<br />
la interpretación de dichos procesos. Esta falta<br />
de acuerdo o consenso científico ha hecho que<br />
muchos enseñantes hayan menospreciado la<br />
información que les ofrecían los estudios de<br />
psicología del aprendizaje. Esta desconfianza,<br />
justificada mediante argumentos de falta de<br />
rigor o de la propia falta de acuerdo, ha<br />
sembrado el escepticismo respecto a las<br />
aportaciones de esta ciencia, hecho que ha<br />
implicado en la práctica el mantenimiento de<br />
formas tradicionales de actuación en el aula.<br />
La aparente paradoja se encuentra en el<br />
hecho de que la desconfianza en las<br />
aportaciones de la psicología del aprendizaje<br />
no ha comportando la no utilización de<br />
concepciones sobre la manera de aprender.<br />
Aquí es donde aparece la contradicción, no es<br />
posible enseñar nada sin partir de una idea de<br />
cómo se producen los aprendizajes. No se<br />
presta atención a las aportaciones de las<br />
teorías sobre cómo se aprende, pero en<br />
cambio se utiliza una concepción determinada.<br />
Cuando se explica de cierta manera, cuando<br />
se exige un estudio concreto, cuando se<br />
propone una serie de contenidos, cuando se<br />
piden unos ejercicios concretos, cuando se<br />
ordenan las actividades de cierta manera,<br />
etc., detrás de estas decisiones se esconde<br />
una idea sobre cómo se producen los<br />
aprendizajes. Lo más extraordinario de todo<br />
es la inconsciencia o el desconocimiento del<br />
hecho de que cuando no se utiliza un modelo<br />
teórico explícito también se actúa bajo un<br />
marco teórico. En cierto modo, sucede lo<br />
mismo que hemos apuntado al referirnos a la<br />
función social de la enseñanza: el hecho de<br />
que no se explicite no quiere decir que no<br />
exista. Detrás de cualquier práctica educativa<br />
siempre hay una respuesta a “por qué<br />
enseñamos” y “cómo se aprende”.<br />
Pues bien, si partimos del hecho de que<br />
nuestra actuación es inherente a una<br />
determinada concepción, será lógico que esté<br />
lo más fundamentada posible. Hace más de<br />
cien años que existen estudios y trabajos<br />
experimentales sobre los proceso de<br />
aprendizaje; nuestro conocimiento del tema<br />
es lo bastante exhaustivo y profundo para<br />
poder estar seguros de muchas cosas. El<br />
hecho de que no exista una única corriente<br />
psicológica ni consenso entre las diversas<br />
corrientes existentes no puede hacernos<br />
perder de vista que sí hay una serie de<br />
principios en los cuales las diferentes<br />
corrientes están de acuerdo: los aprendizajes<br />
dependen de las características singulares de<br />
cada uno de los aprendices, corresponden, en<br />
gran medida, a las experiencias que cada uno<br />
ha vivido desde el nacimiento; la forma en<br />
que se aprende y el ritmo del aprendizaje<br />
varían según las capacidades, motivaciones e<br />
intereses de cada uno de los chicos y chicas;<br />
en fin, la manera y la forma en que se<br />
producen los aprendizajes son el resultado de<br />
procesos que siempre son singulares y<br />
personales. Son acuerdos o conclusiones que<br />
todos los enseñantes hemos constatado en<br />
nuestra práctica y que prácticamente diríamos<br />
que son de sentido común. De ellos se<br />
desprende un enfoque pedagógico que debe<br />
contemplar la atención a la diversidad del<br />
alumno como eje vertebrador. Y aquí aparece<br />
otra paradoja. Esta interpretación de los<br />
procesos de aprendizaje la utilizamos siempre<br />
en unos casos, pero la olvidamos en muchas<br />
otras ocasiones.<br />
Pondré un ejemplo. Imaginemos que somos<br />
profesoras o profesores de educación física y<br />
que alguien nos pregunta qué altura debe<br />
saltar un chico o una chica de 14 años que<br />
está en segundo de ESO. Seguramente<br />
mostraremos cierta sorpresa ante la<br />
absurdidad aparente de la pregunta, ya que<br />
todos habremos pensado inmediatamente que<br />
la altura a saltar dependerá de cada chico o<br />
chica. Por lo tanto, responderemos que está<br />
en función de sus capacidades (físicas y<br />
afectivas: complexión, potencia, interés, etc.)<br />
y de su entrenamiento, es decir, de sus<br />
aprendizajes previos. Esto hará que situemos<br />
el listón para cada uno según sus<br />
posibilidades reales, de forma que a quien<br />
salta 90 cm le colocaremos el listón a 95, y a<br />
quien salta 120, a 125. En todos los casos,<br />
superar el listón constituirá un reto, pero un<br />
reto accesible con nuestra colaboración, un<br />
reto que ayude a mejorar al alumno. En este<br />
caso, consideramos lógico que para que los<br />
alumnos progresen será inútil colocar el listón<br />
a la misma altura para todos, ya que para<br />
algunos será tan fácil que no les obligará a<br />
realizar el esfuerzo necesario para mejorar,<br />
mientras que para otros el listón estará tan
alto que ni tan siquiera lo intentarán y, por<br />
consiguiente, no les ayudaremos a avanzar.<br />
Hemos utilizado un criterio para establecer el<br />
nivel, es decir, el grado de aprendizaje según<br />
las capacidades y los conocimientos previos<br />
de cada chico y chica. Y este planteamiento,<br />
útil para determinar el nivel, como veremos<br />
marcará también la forma de enseñar.<br />
Imaginemos ahora que como profesores de<br />
educación física tenemos que trabajar la<br />
voltereta. Es obvio que no se nos ocurrirá<br />
colocar a todos los alumnos en fila delante de<br />
una enorme colchoneta que vaya de extremo<br />
a extremo del gimnasio y decirles con tono<br />
sabiondo y voz contundente: “Ahora haremos<br />
una voltereta. La voltereta consiste en la<br />
rotación del cuerpo humano respecto a un eje<br />
horizontal que pasa más o menos por el<br />
ombligo, de forma que mediante un impulso<br />
de las extremidades inferiores nos<br />
desplazaremos desde este punto, A, hasta<br />
este otro punto, B,… Puesto que soy un<br />
profesor activo os lo demostraré. ¿Habéis<br />
visto cómo se tiene que hacer? Ahora, a la de<br />
tres, haced todos la voltereta. Una, dos, tres…<br />
Muy bien, Juan, un 10; tú, Pedro, un 8;<br />
Carmen, un 9; Enrique, muy mal, un 3; etc.”<br />
En lugar de esto, utilizaremos sólo una<br />
colchoneta, colocaremos a los alumnos en fila<br />
india, uno detrás de otro, y les pediremos que<br />
hagan la voltereta de uno en uno. A cada<br />
alumno le exigiremos un grado diferente de<br />
ejecución del ejercicio y le ofreceremos un<br />
tipo diferente de ayuda. Si Juana es muy<br />
flexible y tiene destreza le diremos: “Juana,<br />
los brazos bien estirados, las piernas bien<br />
juntas y la cabeza que no toque al suelo”.<br />
Puesto que dicha alumna, a pesar de haber<br />
hecho bastante bien la voltereta, ha<br />
desplazado ligeramente las piernas, le<br />
diremos: “No has colocado bien las piernas.<br />
Has de prestar más atención.”<br />
En cambio, cuando le toque el turno a Pablo,<br />
un chico gordito y poco ágil, le diremos:<br />
“Vamos Pablo, puedes hacerlo. ¡Adelante!” Y<br />
mientras hace la voltereta, le ayudaremos<br />
cogiéndole por las piernas para que acabe de<br />
rodar. Al concluir, aunque no le haya salido<br />
muy bien, seguramente le haremos un<br />
comentario como por ejemplo: “Muy bien,<br />
Pablo, adelante!”<br />
En cada caso hemos utilizado una forma de<br />
enseñar adecuada a las necesidades del<br />
alumno. Según las características de cada uno<br />
de los chicos y chicas, hemos establecido un<br />
tipo de actividad que constituye un reto<br />
alcanzable, pero un verdadero reto y,<br />
después, les hemos ofrecido la ayuda<br />
necesaria para superarlo. Al final, hemos<br />
hecho una valoración que contribuye a que<br />
cada uno de ellos mantenga el interés por<br />
seguir trabajando.<br />
Hemos podido apreciar que se trata de una<br />
forma de intervención sumamente compleja,<br />
con una auténtica atención a la diversidad,<br />
que ha comportado el establecimiento de<br />
niveles, retos, ayudas y valoraciones<br />
apropiados a las características personales de<br />
cada chico y chica.<br />
¿Qué sucede si en lugar de pensar en una<br />
actividad de educación física nos situamos en<br />
las áreas de lengua, matemáticas o físicas? Si<br />
hacemos una pregunta similar a la del salto de<br />
altura y planteamos qué tiene que saber un<br />
chico o una chica de 14 años sobre<br />
morfosintaxis, funciones matemáticas o<br />
electricidad, lo más normal es que no<br />
dudemos ni un segundo y respondamos: “en<br />
segundo tiene que saber…” Si no fuera porque<br />
hemos aprendido y vivido con este modelo y,<br />
por consiguiente, estamos acostumbrados a<br />
él, podría parecernos que nos hallamos en una<br />
situación paradójica. Por un lado, cuando el<br />
contenido de aprendizaje hace referencia a<br />
algo que se puede ver, como sucede en el<br />
caso de la educación física, utilizamos un<br />
modelo de enseñanza acorde con una<br />
interpretación compleja del aprendizaje. Por el<br />
otro, en cambio, cuando el aprendizaje se<br />
realiza sobre un contenido cognitivo, puesto<br />
que no vemos qué pasa por la mente del<br />
alumno, en lugar de utilizar un modelo<br />
interpretativo más complejo simplificamos y<br />
establecemos unas propuestas de enseñanza<br />
notablemente uniformadoras en octavo hay<br />
que estudiar el “sintagma nominal” o los<br />
“polinomios”, los ejercicios son iguales para<br />
todos, y aplicamos el mismo criterio para<br />
valorar la competencia de cada uno de los<br />
chicos y chicas.<br />
Seguramente pensaréis que en el caso de la<br />
educación física no existe la misma presión<br />
por parte de las familias, de unos temarios<br />
cargados de contenidos y de un sistema<br />
selectivo que no contempla de la misma<br />
manera esta disciplina. Todas estas<br />
consideraciones hacen que en conjunto el<br />
tratamiento pueda ser lo suficientemente<br />
flexible para permitir formas de intervención<br />
que tengan en cuenta la diversidad del<br />
alumnado. Y esto es cierto: las ideas y<br />
presiones a que están sometidas las otras<br />
29
áreas de conocimiento dificultan un trabajo<br />
que contemple las diferencias individuales.<br />
Pero el hecho de que existan estos y otros<br />
condicionantes no ha de comportar la<br />
utilización de modelos que nieguen la<br />
comprensión de cómo se producen los proceso<br />
de aprendizaje. Al contrario, partiendo del<br />
principio de atención a la diversidad, tiene que<br />
impulsarnos a detectar los condicionantes que<br />
impiden llevarlo a cabo y tomar las medidas<br />
que disminuyan o eliminen esos<br />
condicionantes que no nos dejan ocuparnos de<br />
las demandas particulares de cada uno de los<br />
chicos y chicas.<br />
Sin duda, es difícil conocer los diferentes<br />
grados de conocimiento de cada chico y chica,<br />
ajustar el reto que necesitan, saber qué ayuda<br />
requieren y fijar la valoración apropiada para<br />
cada uno de ellos a fin de que se sientan<br />
animados a esforzarse en su trabajo. Pero el<br />
hecho de que cueste no debe impedir buscar<br />
los medios o formas de intervención que, cada<br />
vez más, nos permitan dar una respuesta<br />
adecuada a las necesidades personales de<br />
todos y cada uno de nuestros alumnos.<br />
El constructivismo: concepción sobre<br />
cómo se producen los procesos de<br />
aprendizaje<br />
Si bien una primera aproximación al<br />
conocimiento del cómo se aprende nos<br />
permite llegar a la conclusión de que los<br />
modelos de enseñanza han de ser capaces de<br />
atender a la diversidad del alumnado, existe<br />
una serie de principios psicopedagógicos en<br />
torno a la concepción constructivista del<br />
aprendizaje suficientemente contrastados de<br />
forma empírica que, como veremos, son<br />
determinantes en el establecimiento de pautas<br />
y criterios para el análisis de la práctica y la<br />
intervención pedagógica.<br />
La concepción constructivista (Coll, 1986;<br />
1990; Coll, Martín, Mauri, Miras, Onrubia, Solé<br />
y Zabala, 1993; Mauri, Solé, Del Carmen y<br />
Zabala, 1990), partiendo de la naturaleza<br />
social y socializadora de la educación escolar y<br />
del acuerdo constructivista que desde hace<br />
unas décadas se observa en los ámbitos de la<br />
psicología del desarrollo y del aprendizaje,<br />
integra un serie de principios que permiten<br />
comprender la complejidad de los procesos de<br />
enseñanza/aprendizaje, y que se articulan en<br />
torno a la actividad intelectual implicada en la<br />
construcción de conocimientos. Sin querer dar<br />
una explicación exhaustiva de este marco<br />
teórico, que ha tenido una amplia difusión, a<br />
30<br />
continuación citaremos algunos de sus<br />
elementos fundamentales.<br />
En esta explicación, se asume que nuestra<br />
estructura cognoscitiva está configurada por<br />
una red de esquemas de conocimiento. Dichos<br />
esquemas se definen como las<br />
representaciones que una persona posee, en<br />
un momento dado de su existencia, sobre<br />
algún objeto de conocimiento. A lo largo de la<br />
vida, estos esquemas se revisan, se<br />
modifican, se vuelven más complejos y<br />
adaptados a la realidad, más ricos en<br />
relaciones. La naturaleza de los esquemas de<br />
conocimiento de un alumno depende de su<br />
nivel de desarrollo y de los conocimientos<br />
previos que ha podido ir construyendo; la<br />
situación de aprendizaje puede ser<br />
conceptualizada como un proceso de<br />
contraste, de revisión y de construcción de<br />
esquemas de conocimiento sobre los<br />
contenidos escolares.<br />
Ahora bien, para que este proceso se<br />
desencadene, no basa con que los alumnos se<br />
encuentren ante contenidos para aprender, es<br />
necesario que ante éstos puedan actualizar<br />
sus esquemas de conocimiento, contrastarlos<br />
con lo que es nuevo, identificar similitudes y<br />
discrepancias e integrarlas en sus esquemas,<br />
comprobar que el resultado tiene cierta<br />
coherencia… Cuando sucede todo esto –o en<br />
la medida en que sucede- podemos decir que<br />
se está produciendo un aprendizaje<br />
significativo de los contenidos presentados. O,<br />
dicho de otro modo, se están estableciendo<br />
relaciones no arbitrarias entre lo que ya<br />
formaba parte de la estructura cognoscitiva<br />
del alumno y lo que se le ha enseñado. En la<br />
medida en que pueden establecerse dichas<br />
relaciones, es decir, cuando la distancia entre<br />
lo que se sabe y lo que se tiene que aprender<br />
es adecuada, cuando el nuevo contenido tiene<br />
una estructura que lo permite, y cuando el<br />
alumno tiene cierta disposición para legar al<br />
fondo, para relacionar y sacar conclusiones<br />
(Ausubel, Novak y Hanesian, 1983), su<br />
aprendizaje es un aprendizaje significativo<br />
que está de acuerdo con la adopción de un<br />
enfoque profundo. Cuando estas condiciones<br />
son deficitarias o no están presentes, el<br />
aprendizaje que se realiza es más superficial<br />
y, llevado al límite, puede ser un aprendizaje<br />
mecánico, caracterizado por el escaso número<br />
de relaciones que pueden establecerse con los<br />
esquemas de conocimiento presentes en la<br />
estructura cognoscitiva y, por consiguiente,<br />
fácilmente sometido al olvido.
Como se ha repetido a menudo, el aprendizaje<br />
significativo no es cuestión de todo o nada,<br />
sino de grado –del grado en que están<br />
presentes las condiciones que hemos<br />
mencionado. Así pues, la conclusión es<br />
evidente: la enseñanza tiene que ayudar a<br />
establecer tantos vínculos sustantivos y no<br />
arbitrarios entre los nuevos contenidos y los<br />
conocimientos previos como permita la<br />
situación.<br />
Llegados a este punto, hablaremos de la<br />
enseñanza. En la concepción constructivista,<br />
el papel activo y protagonista del alumno no<br />
se contrapone a la necesidad de un papel<br />
igualmente activo por parte del enseñante. El<br />
es quien pone las condiciones para que la<br />
construcción que hace el alumno sea más<br />
amplia o más restringida, se oriente en un<br />
sentido o el otro, a través de la observación<br />
de los alumnos, de la ayuda que les<br />
proporciona para que aporten sus<br />
conocimientos previos, de la presentación que<br />
hace de los contenidos, mostrando sus<br />
elementos nucleares, relacionándolos con lo<br />
que los alumnos saben y viven,<br />
proporcionándoles experiencias para que<br />
puedan explorarlos, contrastarlos, analizarlos<br />
conjuntamente y de forma autónoma,<br />
utilizarlos en situaciones diversas, evaluando<br />
la situación en su conjunto y reconduciéndola<br />
cuando lo considera necesarios, etc. Dicho de<br />
otro modo, la naturaleza de la intervención<br />
pedagógica establece los parámetros en los<br />
que se puede mover la actividad mental del<br />
alumno, pasando por momentos sucesivos de<br />
equilibrio, desequilibrio y reequilibrio. (Coll,<br />
1983).<br />
Así pues, la intervención pedagógica se<br />
concibe como una ayuda ajustada al proceso<br />
de construcción del alumno; una intervención<br />
que va creando Zonas de Desarrollo Próximo<br />
(Vygotsky, 1979) y que ayuda a los alumnos a<br />
recorrerlas. Por consiguiente, la situación de<br />
enseñanza y aprendizaje también puede<br />
considerarse como un proceso encaminado a<br />
superar retos, retos que puedan ser<br />
abordados y que hagan avanzar un poco más<br />
allá del punto de partida. Es evidente que este<br />
punto no sólo está definido por lo que se<br />
sabe. En la disposición para el aprendizaje –y<br />
en la posibilidad de convertirlo en<br />
significativo- intervienen, junto a las<br />
capacidades cognitivas, factores vinculados a<br />
las capacidades de equilibrio personal, de<br />
relación interpersonal y de inserción social.<br />
Los alumnos se perciben a sí mismos y<br />
perciben las situaciones de enseñanza y<br />
aprendizaje de una manera determinada, y<br />
dicha percepción –“lo conseguiré, me<br />
ayudarán, es divertido, es un rollo, me<br />
ganarán, lo haré mal, es interesante, me<br />
castigarán, me pondrán buena nota…”- influye<br />
en la manera de situarse ante los nuevos<br />
contenidos y, muy probablemente, (Solé,<br />
1993) en los resultados que se obtendrán.<br />
A su vez, estos resultados no tienen un<br />
efecto, por así decirlo, exclusivamente<br />
cognitivo. También inciden en el autoconcepto<br />
y en la forma de percibir la escuela, el<br />
maestro y los compañeros, y, por lo tanto, en<br />
la forma de relacionarse con ellos. Es decir,<br />
inciden en las diversas capacidades de las<br />
personas, en sus competencias y en su<br />
bienestar.<br />
La concepción constructivista, de la cual lo<br />
mencionado anteriormente no es más que un<br />
apunte, parte de la complejidad intrínseca de<br />
los procesos de enseñar y aprender y, al<br />
mismo tiempo, de su potencialidad para<br />
explicar el crecimiento de las personas. A<br />
pesar de todas las preguntas que aún quedan<br />
por responder, es útil porque permite formular<br />
otras nuevas, responderlas desde un marco<br />
coherente y, especialmente, porque ofrece<br />
criterios para avanzar.<br />
31
32<br />
CONFLICTO Y<br />
COLECTIVIDAD: UN<br />
REPORTE DESDE LA<br />
SECUNDARIA<br />
Bradley A. Levinson<br />
En este breve espacio quisiera aportar una<br />
descripción analítica de algunas prácticas y<br />
discursos locales de una secundaria federal<br />
urbana de la provincia mexicana. Como parte<br />
de una investigación etnográfica en proceso,<br />
la descripción analítica no deja de arrojar<br />
observaciones que podrían volverse<br />
imprescindibles –junto a una aproximación<br />
teórica adecuada- en algunas interpretaciones<br />
posteriores. Daré cuenta, entonces, de los<br />
primeros intentos de vincular observaciones<br />
empíricas con pasos analíticos en la búsqueda<br />
de categorías teóricas que aporten mayor<br />
riqueza conceptual. No obstante, espero que<br />
esta aproximación, que enfatiza el punto de<br />
vista de los estudiantes, sirva para aportar al<br />
conocimiento de la gestión escolar dentro de<br />
una escuela secundaria.<br />
Aunque son varios los actores que estructuran<br />
el proceso educativo en una secundaria, aquí<br />
me centro en los alumnos de tercer grado y<br />
abordo la cuestión de sus prácticas y<br />
discursos en relación con los de otros actores.<br />
Esta perspectiva me parece medular: primero,<br />
porque los alumnos de tercero están por<br />
egresar de un ciclo de “educación básica” para<br />
ingresar al nivel “medio superior” o bien a la<br />
economía formal o informal. Ya conocen bien<br />
las reglas y normas de la escuela y<br />
manifiestan los cambios de conducta e<br />
identidad que se han ido generando a lo largo<br />
de tres años de escolaridad. Segundo, porque<br />
muchas veces escapa a la mira analítica de los<br />
investigadores la experiencia particular de los<br />
educandos que pretendemos beneficiarios de<br />
los cambios que fomenten nuestros estudios.<br />
Aquí procuro recobrar y valorizar esa<br />
experiencia de los alumnos; intento poner a<br />
consideración las prácticas y perspectivas<br />
estudiantiles constituidas dentro del contexto<br />
social y material que es la escuela.<br />
Esta reflexión se basa en algo más de un año<br />
de trabajo de campo que aún continúa, como<br />
ya dije, en una escuela secundaria federal,<br />
urbana. La ciudad donde se ubica, de unos<br />
aproximadamente cien mil habitantes, opera<br />
como centro comercial, administrativo,<br />
educativo y religioso para una región<br />
campesina y maderera de gran alcance. La<br />
escuela es una de las más antiguas del estado<br />
y aún de la república, ya que sus orígenes<br />
remontan a 1943. Durante muchos años ha<br />
sido reconocida como la secundaria de mayor<br />
calidad en la región; mantiene un perfil<br />
socioeconómico heterogéneo, recibiendo<br />
alumnos tanto de las familias más<br />
acomodadas de la ciudad como de los pueblos<br />
más pobres de su entorno.<br />
En el plano teórico, concibo a la escuela como<br />
un espacio donde se producen o reproducen<br />
formas culturales que pueden llegar a<br />
transformar identidades, aspiraciones y<br />
prácticas sociales más allá de la escuela.<br />
También y como lo ha señalado Juan Carlos<br />
Tedesco, veo la escuela como sitio donde las<br />
clases populares pueden llegar a reclamar o<br />
apropiarse de conocimientos “socialmente<br />
relevantes,” proceso sujeto a una construcción<br />
de la práctica educativa en cada caso distinta.<br />
Sin embargo, en este foro me concretaré a<br />
describir procesos que se construyen dentro<br />
del ámbito escolar, dejando para un trabajo<br />
posterior las cuestiones que lo trascienden.<br />
Cualquier descripción de prácticas y discursos<br />
estudiantiles debería tomar en cuenta las<br />
condiciones materiales e ideo lógicas que<br />
proporcionan el contexto de la acción. En la<br />
secundaria, la formación y distribución de<br />
grupos escolares que permanecen juntos los<br />
tres años, acompañada por un discurso<br />
docente de solidaridad, es un hecho<br />
determinante en la práctica escolar de los<br />
alumnos. A continuación, describo primero el<br />
proceso de formación de los grupos y luego<br />
las distintas prácticas y discursos que se<br />
construyen a partir de este proceso.<br />
Según los maestros la conformación de<br />
grupos escolares permanentes facilita el<br />
registro de calificaciones y la gestión de<br />
trámites exigidos por la burocracia educativa<br />
centralizada. No obstante, esta permanencia<br />
en el mismo grupo va adquiriendo un<br />
significado y una importancia que van mucho<br />
más allá de esa razón institucional. El inicial<br />
recurso administrativo se vuelve clave en la<br />
organización escolar de la secundaria. La<br />
organización en grupos permanentes es<br />
apropiada por los maestros y alumnos para<br />
volverse la condición concreta que estructura<br />
la gran mayoría de los procesos sociales y<br />
educativos en la escuela.<br />
Algunos maestros llegan a pensar que la meta<br />
de formar una conciencia de solidaridad<br />
justifica la existencia de grupos permanentes.<br />
De hecho, en el discurso cotidiano de los<br />
maestros y directores el grupo se valora como
foco de solidaridad escolar. Se les encomienda<br />
a los alumnos formar un buen “equipo de<br />
trabajo” con los compañeros de su salón, para<br />
“salir adelante.” Casi la totalidad de<br />
actividades y amistades se desenvuelven<br />
dentro del mismo grupo; permanecen juntos<br />
todo el día y todos los días, exceptuando las<br />
seis horas semanales de tecnología cuando<br />
asisten a distintos talleres. Mientras dentro<br />
del grupo los maestros instan a la convivencia<br />
y el apoyo mutuo, ellos mismos fomentan la<br />
competencia entre los distintos grupos y<br />
grados de la secundaria. La puntualidad, el<br />
índice de reprobación y el nivel de<br />
aprovechamiento se promedian por grupo,<br />
dándose a conocer los resultados a todo el<br />
alumnado por medio de gráficas o por<br />
comentarios de los profesores. Ellos,<br />
asimismo, aprovechan su clase para comparar<br />
el comportamiento de los diversos grupos que<br />
atienden, incitándolos a una competencia<br />
intergrupal y así motivándolos a “echarle más<br />
ganas” al trabajo. Llegan a apostar pasteles,<br />
excursiones, incluso puntos de calificación<br />
entre maestros y alumnos para ver cual grupo<br />
saca los mejores lugares. Además, se<br />
organizan convivios, kermeses, viajes, actos<br />
cívicos y encuentros deportivos por grupo.<br />
Recientemente, la Sociedad de Padres de<br />
Familia logró terminar una nueva aula, con la<br />
cual se completaban las necesarias para<br />
acomodar a los dieciocho grupos de cada<br />
turno. Ello motivó un cambio de tipo<br />
organizativo: los alumnos ya no se<br />
trasladaban de un salón a otro para asistir a<br />
clases, sino que a cada grupo se le asignó una<br />
aula, encomendándole su cuidado y dejando<br />
sentirse a los alumnos dueños en común. En<br />
síntesis, el grupo se subordina a la unidad de<br />
la escuela solamente en el caso de desfiles,<br />
encuentros deportivos o concursos regionales,<br />
estatales y nacionales.<br />
La organización y distribución de grupos<br />
comienza antes de que lleguen los alumnos de<br />
primer año. Ellos se van distribuyendo –según<br />
los maestros- de acuerdo con su promedio de<br />
primaria y la calificación de su examen de<br />
admisión, para que cada grupo quede<br />
integrado con personas de distintas<br />
capacidades y antecedentes. Se pretende<br />
crear grupos “equilibrados” o “nivelados”. En<br />
años anteriores, los grupos en esta escuela se<br />
habían formado –a manera de “experimento”<br />
– por edades, por lugar de origen (según si<br />
venían de la ciudad o algún “pueblo”), o bien<br />
por capacidades según sus promedios, para<br />
hacerlos más homogéneos. Si bien se<br />
reconoce que los grupos por edades<br />
funcionaron bien, hoy maestros y directores<br />
aseveran que los grupos heterogéneos<br />
funcionan mejor y que, además, cumplen con<br />
la misión integradora de la escuela de formar<br />
mexicanidad. Así como los uniformes sirven<br />
para “borrar” diferencias socio-económicas, la<br />
heterogeneidad de los grupos sirve para que<br />
alumnos de distintas clases sociales y lugares<br />
de origen se vayan conociendo y adaptando<br />
unos a otros. Eso dice el discurso. En la<br />
práctica, este proyecto se realiza con variables<br />
grados de éxito, ya que los “indígenas” o<br />
“campesinos” de fuera que no logran adoptar<br />
gustos y costumbres propios de la ciudad,<br />
quedan marginados y muchas veces dejan de<br />
estudiar.<br />
¿Cuáles son las prácticas y discursos que esta<br />
organización por grupos va generando? Una<br />
forma interesante de abordar la cuestión es<br />
registrar las distintas formas que tiene<br />
maestros y alumnos de interpretar o explicar<br />
un mismo fenómeno objetivo: en este caso, la<br />
variación de los índices de reprobación y<br />
aprovechamiento según los grados.<br />
Una revisión de la estadística escolar de los<br />
últimos años indica que los índices de<br />
aprovechamiento tienden a ser más altos<br />
entre los grupos de primer año, más bajos en<br />
segundo y que vuelven a repuntar, casi<br />
recobrando su nivel del primer año, en<br />
tercero. Los profesores generalmente explican<br />
este fenómeno de una manera: los<br />
muchachos de primer grado llegan<br />
“asustados”, “sumisos”, quieren quedar bien<br />
con los maestros. Entrando a segundo, se<br />
sienten “dueños” de la escuela, “se la salan”<br />
(van de pinta, no entran a clases) con<br />
frecuencia, todavía no temen perder su<br />
certificado de secundaria. Además, dicen los<br />
maestros, los de segundo son los más<br />
inquietos debido a los cambios físicos que<br />
llegan con la pubertad. En tercer grado los<br />
alumnos son ya más responsables y más<br />
aplicados en su trabajo. Advierten el peligro<br />
de una posible reprobación definitiva que no<br />
les permita salir “limpios” de la escuela. Han<br />
superado las inquietudes de las primeras<br />
etapas de la adolescencia y conocen bien las<br />
reglas para avanzar en el trabajo.<br />
Pero los alumnos explican el fenómeno de otra<br />
manera. Mientras reconocen y repiten algunos<br />
elementos del discurso docente, enfatizan que<br />
para ellos la actividad del salón es<br />
determinada por la convivencia del grupo.<br />
Llegando a la escuela no se conocen unos a<br />
otros, no pueden “echar relajo” con sus<br />
compañeros y se dedican más al estudio y a<br />
prestar atención al maestro. Hacia fines del<br />
33
primer año y ya para empezar segundo se<br />
conocen bien, tienen confianza para colaborar<br />
entre ellos y para atender en común a las más<br />
mínimas exigencias de las tareas que se les<br />
asignan; echan mucho relajo, llegan incluso a<br />
manipular o engañar al maestro de una forma<br />
descarada, mostrando así su conocimiento de<br />
las “reglas del juego.” En tercero, la misma<br />
dinámica continúa, pero en algunos casos la<br />
unidad del grupo se ve amenazada, se<br />
agrieta; cada uno está pensando en su futuro<br />
y ya no se muestran tan dispuestos a<br />
colaborar o a “jalar” con el grupo; se tiende a<br />
individualizar el ritmo de trabajo, o por<br />
fastidio (los más aplicados se cansan de<br />
esforzarse tanto sin ser correspondidos dentro<br />
de algún trabajo de equipo o algún “acuerdo”<br />
implícito de apoyo mutuo) o bien por miedo a<br />
las consecuencias de dictar una respuesta o<br />
pasarle la tarea a su compañero.<br />
Sin haber observado los grupos de los dos<br />
primeros años, es notable un proceso de<br />
escisión en el tercero. Las entrevistas<br />
informan, por su parte, que los grupos de<br />
segundo generalmente se consideran más<br />
“unidos” que los de tercero. Muchos maestros,<br />
a la vez, lamentan que la unidad del grupo<br />
raramente se aproveche para destacar en el<br />
trabajo. Más bien, según ellos, la unidad<br />
obstaculiza la apropiación de conocimientos<br />
en el salón y sirve únicamente para hacer<br />
frente común en contra de las pretensiones<br />
del maestro.<br />
La condición concreta que es el grupo escolar<br />
permanente da lugar a otras construcciones.<br />
Los grupos van adquiriendo características y<br />
reputaciones propias. Tanto maestros como<br />
alumnos las reconocen. Un grupo es muy<br />
unido pero en el relajo, no en el estudio. Otro<br />
grupo se ha disuelto en varias “bolitas”<br />
(grupitos), ya no hay mucha unidad en el<br />
trabajo, son muy inquietos y sin embargo<br />
sacan mejores calificaciones que cualquier<br />
otro grupo. En otras experiencias la mayoría<br />
son muy trabajadores, pero unos “malos<br />
elementos” los jalan por atrás. Y así, por el<br />
estilo.<br />
A lo largo de tres años los alumnos entran a<br />
una convivencia intensa y profunda, dentro de<br />
la cual se entablan y se rompen amistades; se<br />
conforman y cambian pares o “bolitas” de<br />
amigos dentro del grupo. Hay disgustos,<br />
chismes, malentendidos, rechazos, así como<br />
caprichos, apoyos, expresiones solidarias,<br />
éxitos colectivos. Aunque sean pocos, otros<br />
buscan sus amistades fuera del grupo, con sus<br />
compañeros del taller o en el deporte<br />
34<br />
recreativo. Muchos de estos últimos ya tienen<br />
amistades más fuertes afuera de la escuela,<br />
en sus barrios o centros de trabajo<br />
vespertinos; sus lazos amistosos en la escuela<br />
son tenues, preservando una forma de<br />
sobrevivencia social dentro de las condiciones<br />
particulares de ese sitio. Entre éstos, no son<br />
pocos los que salen antes de terminar su<br />
educación secundaria.<br />
Al margen de que el grupo sea “único” o no,<br />
los estudiantes unen sus esfuerzos para<br />
interpretar y satisfacer las exigencias del<br />
trabajo escolar. Aquí vamos otra relación<br />
construida a partir de la camada permanente.<br />
Hasta rencores y antipatías pueden someterse<br />
ante la necesidad de compartir conocimientos<br />
y destrezas para terminar algún trabajo.<br />
Existe una valoración muy fuerte de la<br />
cooperación indiscriminada dentro de cada<br />
grupo. Al alumno que quiera guardar sus<br />
respuestas o conocimientos se le aplican una<br />
serie de sanciones negativas, presionándolo<br />
para que “se moche” (colabore).<br />
Efectivamente, el trabajo “individual”, raro<br />
entre los que se pide en la secundaria,<br />
difícilmente se cumple sin la ayuda de otros<br />
compañeros. Los alumnos presionan al<br />
maestro para que les permita trabajar en<br />
equipo o consultarse. Si el maestro ha<br />
insistido en que el trabajo debe ser<br />
“individual”, los jóvenes inventan formas de<br />
marcar su trabajo con alguna idiosincrasia<br />
personal para que el profesor no advierta la<br />
copia. Hay una verdadera red de apoyos<br />
dentro del grupo. Cada uno sabe quienes de<br />
sus compañeros tienen facilidad para sacar<br />
cuentas, deletrear bien o componer fórmulas<br />
químicas y se buscan para completar algún<br />
trabajo. Muchachos que nunca se hablarían<br />
fuera del salón se buscan para obtener una<br />
ayudita o una respuesta. La unidad del grupo<br />
que fomentan los maestros es apropiada por<br />
los alumnos, contra cualquier pretensión de<br />
individualizar el trabajo.<br />
La ética colectiva del curso se ve más<br />
nítidamente a través de las prácticas en torno<br />
a la “tarea”. La práctica de “pasarse la tarea”<br />
es bien conocida por los maestros, pero no<br />
todos tratan de impedirla. Muchos “hacen<br />
vista gorda” diciendo que a la hora del<br />
examen saldrán mal los que copian sus<br />
trabajos, o que por lo menos copiando<br />
aprenden algo. Otros emplean una vigilancia<br />
más estricta. Por su parte, los alumnos entran<br />
a un intercambio constante de tareas, el cual<br />
define muchas de las relaciones entre<br />
compañeros del salón. Muchas veces los que<br />
llegan de otros poblados utilizan el recurso de
“pasar la tarea” para incorporarse al grupo,<br />
para ganar la confianza y la aceptación de sus<br />
compañeros. También existe la práctica de<br />
juntarse por las tardes en la biblioteca central,<br />
para ahí elaborar los diversos trabajos que<br />
quedan pendientes. Sobre todo son las<br />
mujeres las que juntas realizan estos trabajos<br />
y esto tiene mucho que ver con una constante<br />
lucha para salir de la casa y así disfrutar de<br />
cierta libertad que regularmente se les niega.<br />
“Dejar tarea…”<br />
Hay que hacer notar aquí la ausencia de toda<br />
normatividad acerca de la práctica docente de<br />
“dejar tarea” (para la casa). Los profesores<br />
pueden asignar tareas en la cantidad y con la<br />
frecuencia que les convenga, sin conocimiento<br />
o regulación de la dirección de la escuela.<br />
Frente a ésta, los maestros se pueden<br />
defender en tanto acaten el programa de<br />
estudios. Cuando llegan alumnos o padres de<br />
familia a la dirección para hacer notar el<br />
exceso de tarea que exige algún maestro, el<br />
director se refiera al programa de estudios. De<br />
hecho, los maestros difieren mucho en su<br />
forma de tratar la tarea. Algunos dejan<br />
trabajo para fuera de la escuela mientras<br />
otros recurren a él con mucha frecuencia,<br />
asignando “obras”, “reportes”, o “láminas”<br />
que llevan varios días para terminarse. Hay<br />
docentes que marcan el inicio y el cierre de<br />
cada clase con la revisión y relación<br />
respectivamente de las tareas.<br />
Son muchos los alumnos y padres de familia<br />
que se quejan de esta práctica. Si bien<br />
algunos padres sostienen que aún no es<br />
suficiente, muchos opinan que la carga de<br />
trabajo es muy pesada. Todos reconocen que<br />
la secundaria, con su especialización de<br />
“áreas”, supone que los alumnos más tarea<br />
que la escuela primaria. Este aumento de la<br />
exigencia escolar se da precisamente cuando<br />
los hijos de las familias más pobres acceden a<br />
las edades en que su actividad es<br />
económicamente productiva, lo cual produce<br />
tensiones que a veces implican conflictos<br />
entre padres y maestros o bien la generación<br />
de estrategias de sobrevivencia en los<br />
estudiantes. El hecho de no contar con<br />
suficiente tiempo para atender a estas<br />
exigencias los obliga a buscar medidas –como<br />
intercambiar la tarea por una torta que les<br />
permitan sobrevivir en la escuela.<br />
De hecho, el programa de estudios es<br />
bastante extenso y varios maestros han<br />
comentado que aunque no hubiera<br />
suspensiones de clases, ellos se verían muy<br />
presionados para cumplir con este programa.<br />
También los padres de familia enfatizan que<br />
actualmente los libros son más voluminosos,<br />
traen más texto en fin, abarcan más<br />
conocimientos. Un padre de familia<br />
resumiendo la opinión de muchos, comenta:<br />
“cuando yo estudié secundaria veíamos menos<br />
cosas, pero las veíamos bien a fondo; cuando<br />
terminabas algún trabajo sí sabías bien de lo<br />
que se trataba. Hoy mi hijo estudia y estudia<br />
y no se le graba nada. En este contexto,<br />
pareciera que muchos maestros apelan a la<br />
tarea para resolver algunas condiciones<br />
materiales de su trabajo; es decir, apuestan a<br />
que los mismos alumnos se enseñen entre<br />
ellos y de ese modo vayan avanzando en el<br />
programa. Los maestros se esmeran para<br />
cumplir con lo contemplado dentro del<br />
programa. Si no, dicen, sus alumnos saldrán<br />
mal preparados y los nuevos profesores de la<br />
preparatoria reclamarán la mala preparación<br />
de alumnos de la federal, o de tal maestro.<br />
Por su parte, los alumnos van captando esta<br />
lógica, la mayoría “ayudan” al maestro a<br />
avanzar en el programa, atienden y se<br />
preparan para las numerosas y constantes<br />
evaluaciones que marcan el “avance” del<br />
curso, sin pretender integrar los<br />
conocimientos a sus intereses particulares o<br />
relacionarlos con su vida cotidiana.<br />
Existe otra formación discursiva en la escuela,<br />
la de una separación fuerte entre el “trabajo”<br />
y el “relajo”, que los alumnos también van<br />
captando desde su lógica colectiva. Los<br />
maestros a su vez, hablan constantemente de<br />
los estudiantes y su falta de entrega “al<br />
trabajo.” Recalcan que éste es algo muy<br />
distinto a la diversión, que es preciso inculcar<br />
hábitos de estudio y “correr la flojera.” Instan<br />
a los alumnos a que dejen el juego y<br />
reconozcan el valor del trabajo, tanto para<br />
ellos mismos como para la patria. En cambio,<br />
los alumnos califican como “aburrida” la<br />
mayoría de sus clases. Según el consenso del<br />
grupo, los maestros más queridos son los que<br />
“echan relajo” con ellos o bien dejan los<br />
últimos cinco minutos de su clase para<br />
platicar, como recompensa por su atención y<br />
trabajo durante la hora. De alguna manera<br />
estos maestros logran atenuar en parte esa<br />
separación entre “trabajo” y “relajo” que los<br />
alumnos efectivamente quisieran superar. A<br />
menudo ellos ponen en juego varios<br />
argumentos y quejas para convencer a los<br />
maestros que merecen esos descansos y<br />
pueden llegar a hacer pactos a propósito. Son<br />
raras las ocasiones en que los alumnos<br />
aprovechan esos tiempos para tratar temas<br />
del programa.<br />
35
Con respecto a esta separación de trabajo y<br />
diversión resaltan algunos cambios históricos<br />
en las entrevistas con maestros y padres de<br />
familia. Según ellos, los últimos diez a veinte<br />
años han visto cambios muy grandes en las<br />
actitudes de los alumnos. Antes, la gran<br />
mayoría de los alumnos concurrían a la<br />
escuela a trabajar, tenían muchas ganas de<br />
“superarse” y se sacrificaban para lograrlo.<br />
Estudiaban en las tardes, mostraban esa<br />
“entrega” que en el presente hace mucha<br />
falta. Los maestros sostienen que hoy muchos<br />
alumnos son obligados a estudiar y de ahí<br />
surge su desinterés y su rebeldía. Para<br />
explicar una situación educativa que les<br />
parece cada vez más complicada y<br />
desalentadora, muchos docentes ponen en<br />
juego un “discurso de la adolescencia” con el<br />
cual tildan de flojos, distraídos, mañosos,<br />
caprichosos a los estudiantes, en fin, apenas<br />
dignos de un trato serio y respetuoso (“si se<br />
les da la mano, se llevan el brazo…”) Este<br />
discurso va construyendo un objeto cuyos<br />
rasgos fundamentales puedan sugerir algunas<br />
razones del fracaso del aparato escolar.<br />
Además, la reciente llegada de múltiples<br />
formas de diversión electrónica –las películas<br />
de video, maquinitas, grabadoras y<br />
programación televisiva ampliada- ha<br />
contribuido a que los jóvenes pongan menos<br />
atención a sus estudios. Los maestros<br />
expresan su frustración ante el intento de<br />
“motivarlos”. Se sienten en desventaja frente<br />
a estos medios. Incluso recurren con<br />
frecuencia a discursos “motivacionales” en el<br />
salón, o bien al uso de los mismos medios<br />
electrónicos –en este caso la computadora-<br />
para captar la atención de la clase. Sin<br />
embargo, el uso de la computadora tiende a<br />
incorporarse a las mismas formas didácticas,<br />
como el dictado, dejándose de lado el<br />
aprovechamiento pleno de sus capacidades.<br />
Tanto la imagen del maestro como la del<br />
alumno han cambiado en el mismo período,<br />
de tal forma que puedan surgir en la escuela<br />
conflictos de expectativas. Según profesores y<br />
padres, el maestro antes no tenía que ganarse<br />
el respeto de su grupo; el solo hecho de ser<br />
maestro se le confería. Si un alumno no le<br />
creía o le encontraba algún error, se callaba,<br />
no tenía derecho de expresarlo. Hoy, en<br />
cambio, el alumno “se defiende”, “tiene<br />
derechos” y los sabe aprovechar. Las antiguas<br />
imposiciones del maestro ya no se pueden<br />
soportar y más bien deben ganarse el respeto<br />
por sus conocimientos y sobre todo por su<br />
trato para con el alumnado. Se trata de que el<br />
maestro sea “amigo” del alumno. Por su<br />
36<br />
parte, los alumnos dan su opinión en términos<br />
muy particulares: los maestros que les caen<br />
bien son los que se muestran “comprensivos,”<br />
que se acercan para conocer sus inquietudes.<br />
Sin embargo, muchos maestros, sobre todo<br />
los de mayor edad, formados en una época<br />
distinta, siguen dando su clase con más<br />
formalidad, según la antiguas pautas de su<br />
educación normalista y de sus primeros años<br />
de servicio. Ellos son generalmente quienes<br />
enfrentan más expresiones de rebeldía y son<br />
criticados, por alumnos y padres, por su<br />
intransigencia o poca comprensión. No parece<br />
contar lo que algunos, haciendo esfuerzos a<br />
veces contradictorios, han tratado de<br />
incorporar nuevos elementos a sus clases,<br />
como incluir una lectura de horóscopos para<br />
atender a la subjetividad de sus educandos.<br />
Cabe mencionar aquí otro discurso de los<br />
alumnos, que sobre todo enfoca lo que ellos<br />
consideran injusticias y arbitrariedades de los<br />
maestros. El sentido de injusticia prevalece en<br />
sus quejas y son muy sensibles a la<br />
discriminación o al favoritismo dentro del<br />
salón. Varios maestros sólo hacen participar a<br />
los más capaces en su área, aunque otros<br />
también alcen la mano para intervenir. Los<br />
jóvenes consideran injusta esta práctica ya<br />
que no les permite demostrar sus<br />
conocimientos o desarrollar sus habilidades.<br />
Llegan a desatender al maestro si ven que no<br />
hay posibilidad de ser llamados para aportar<br />
algo a la clase. Otros recalcan una<br />
discriminación inversa: el maestro siempre<br />
llama primero al alumno menos preparado,<br />
para así destacar su flojera o sus problemas<br />
en el área.<br />
Contra los que hablarían de un discurso<br />
“universal” de justicia entre los adolescentes,<br />
quisiera recordar que aquí puede ser<br />
precisamente la ética colectiva la que hace<br />
surgir el sentido de injusticia. Si el trabajo es<br />
colectivo, las participaciones deben de ser<br />
distribuidas más equitativamente. También<br />
existe un fuerte discurso contra los maestros<br />
“injustos” que califican sólo en base a<br />
“exámenes” o “pruebas”, (que muchas veces<br />
abarcan conocimientos que, según los<br />
alumnos, ni siquiera vieron en el texto o el<br />
salón), sin tomar en cuenta “trabajos”,<br />
“tareas” o “participaciones.” De hecho son<br />
muy pocos los que califican de esta manera,<br />
ya que los exámenes tienden a rendir<br />
calificaciones muy bajas que se deben<br />
complementar con otras formas de evaluación<br />
para subirlas globalmente. Sin embargo, hay<br />
algunos maestros que basan la calificación<br />
únicamente en pruebas, lo cual atenta contra
el trabajo colectivo del grupo que se puede<br />
poner en juego en “trabajos” pero no en<br />
exámenes.<br />
En este recorrido por algunas prácticas de la<br />
secundaria he querido revalorar la experiencia<br />
compartida de los alumnos dentro de un<br />
conjunto de relaciones y condiciones que<br />
estructura las posibilidades para una práctica<br />
educativa. Si bien mi interpretación<br />
provisional de “colectividad” debería ser<br />
matizada, ha planteado por lo menos la<br />
necesidad de investigar cómo los educandos<br />
van apropiándose de las condiciones que se<br />
les presentan. Preguntemos: si nos acercamos<br />
a la escuela desde la perspectiva de los<br />
alumnos, ¿cuáles son las relaciones que ahí se<br />
nos revelan y qué implicaciones tendrían para<br />
la investigación e incluso para la política<br />
educativa?. En muchos estudios el alumno<br />
apenas aparece como la sombra de una<br />
“práctica docente” o de una “aproximación<br />
pedagógica”, mientras en la formulación de<br />
políticas es descrito en términos a los<br />
“generales” o “ideales”. Aquí se ofrece una<br />
visión de lo que alumnos conciben y ponen en<br />
práctica a partir de una sociabilidad construida<br />
Ojala esta contribución analítica haya dado<br />
pistas para ambas cuestiones, tanto la<br />
investigativa como la política.<br />
37
PRINCIPIOS DE LOS<br />
ESTILOS DE PENSAMIENTO<br />
Robert J. Sternberg<br />
Escribo este libro porque sé que me gusta<br />
escribir libros y porque creo que tengo algo<br />
que decir. Como ya he escrito o compilado<br />
unos 50 libros, se podría decir con seguridad<br />
que escribir libros es una de las formas en que<br />
me gusta utilizar mis aptitudes. Hay otros<br />
psicólogos que nunca han escrito un libro y<br />
que serían muy reacios a hacerlo. El hecho de<br />
que a mí me guste escribir libros y a ellos no,<br />
no significa que mis libros sean buenos o que<br />
ellos escribirían libros malos. Este hecho nos<br />
conduce a la primera de quince cuestiones<br />
generales que debemos comprender sobre los<br />
estilos de pensamiento antes de continuar.<br />
Estas cuestiones servirán como fundamento<br />
para gran parte del resto del libro y<br />
volveremos a ellas una y otra vez.<br />
Estas cuestiones se aplican a mi propia teoría<br />
y también a muchas otras. Al mismo tiempo,<br />
aquí, como en otras partes, existe un franco<br />
desacuerdo entre los teóricos. Por tanto, no<br />
puede decir que todos los estudiosos de este<br />
campo estén de acuerdo con cada una de mis<br />
observaciones.<br />
1. Los estilos son preferencias en el<br />
empleo de aptitudes, no aptitudes en<br />
sí mismos.<br />
Si no hubiera diferencias entre los estilos y las<br />
aptitudes, no necesitaríamos para nada el<br />
concepto de estilo: sería redundante con el<br />
concepto de aptitud. Y, de hecho, algunos<br />
estilos han sido descartados cuando se ha<br />
visto que no se pueden distinguir de las<br />
aptitudes.<br />
Esta distinción es importante. He tenido a<br />
personas trabajando conmigo que tenían un<br />
estilo que las impulsaba a crear cosas, pero<br />
cuyas creaciones no eran especialmente<br />
buenas. Eran investigadores frustrados muy<br />
similares a las personas que, queriendo ser<br />
médicos y no pudiendo soportar la visión de la<br />
sangre, ven frustrada la realización de la<br />
carrera elegida.<br />
Por ejemplo, Mary vino a trabajar con nuestro<br />
grupo, avalada por su entusiasmo y pasión<br />
por la investigación en psicología y educación.<br />
Y nadie puso en duda su entusiasmo o su<br />
apasionamiento. Pero había un problema: las<br />
aptitudes de Mary no encajaban con sus<br />
estilos. A Mary le gustaba hacer trabajos<br />
38<br />
creativos, pero, en realidad, no tenía las<br />
aptitudes creativas necesarias para hacerlo<br />
bien. Las aptitudes creativas, como otros tipos<br />
de aptitudes, son modificables, pero, incluso<br />
con la posibilidad de mejorar, a Mary le<br />
quedaba mucho camino por recorrer. Al final,<br />
Mary nos dejó para seguir otra línea de<br />
trabajo, donde su rendimiento es muy bueno.<br />
Hoy dirige un pequeño negocio. Algunos<br />
podrían considerar como un fracaso el hecho<br />
de que Mary no obtuviera el postrado. Yo lo<br />
considero un éxito porque acabó encontrando<br />
algo que encajaba mejor con sus estilos de<br />
pensamiento.<br />
También hemos visto una situación totalmente<br />
opuesta a la de Mary: una persona que tenía<br />
aptitudes creativas, pero carecía del estilo<br />
correspondiente. Dan había publicado<br />
investigaciones cuando era estudiante de<br />
facultad y cuando llegó a los cursos de<br />
postrado todos esperábamos mucho de él,<br />
incluido el propio Dan. Le sobraban las buenas<br />
ideas. Pero Dan, como Mary, tenía un<br />
problema: no le gustaba ser creativo. En<br />
particular, no quería correr los riesgos que las<br />
personas creativas deben correr.” Como Alex,<br />
Dan estaba más cómodo cuando otra persona<br />
le daba un problema y él se dedicaba a<br />
resolverlo. Dan acabó siendo un consultor de<br />
primera, trabajando para resolver problemas<br />
de empresas.<br />
En resumen, debemos distinguir<br />
cuidadosamente entre los estilos y las<br />
aptitudes, y darnos cuenta de que los estilos<br />
de las personas pueden encajar o no con sus<br />
aptitudes, lo que nos conduce a la siguiente<br />
cuestión.<br />
2. La coincidencia entre estilos y<br />
aptitudes crea una sinergia que<br />
supera la suma de las partes.<br />
Mary y Dan son ejemplos de personas cuyos<br />
estilos y aptitudes discrepan entre sí, dando<br />
como resultado una sensación de frustración<br />
ante las diferencias entre lo que les gusta<br />
hacer y lo que saben hacer bien. Por otra<br />
parte, las cosas acabaron bien para los dos.<br />
Parte de la maduración consiste en llegar a<br />
aceptar no sólo lo que queremos ser, sino<br />
también lo que podemos ser desde un punto<br />
de vista realista. Mary y Dan encontraron<br />
formas de emplear sus estilos que tenían<br />
sentido dadas sus aptitudes, y viceversa. No<br />
todo el mundo lo hace.<br />
Evidentemente, las personas que tienen unas<br />
aptitudes creativas excepcionales y les gusta
ser creativas pero carecen de aptitudes<br />
analíticas, o las personas con unas aptitudes<br />
analíticas excepcionales y les gusta ser<br />
analíticas pero carecen de aptitudes creativas,<br />
tienen ventaja sobre las personas que tienen<br />
aptitudes creativas pero prefieren analizar o<br />
que tienen aptitudes analíticas pero prefieren<br />
crear. Los estilos se deben comprender<br />
porque son tan importantes como las<br />
aptitudes para la calidad de nuestro trabajo y<br />
para nuestro placer al trabajar.<br />
José era un diseñador de software con mucho<br />
éxito en una empresa especializada en la<br />
investigación y el desarrollo de tecnologías.<br />
Sin embargo, se sentía frustrado con su<br />
trabajo. Por una parte, tenía un don especial<br />
para aportar buenas ideas para nuevos<br />
programas informáticos. Por otra parte, lo que<br />
él realmente quería hacer era dirigir, no<br />
diseñar. Nunca se vio, a sí mismo como un<br />
diseñador de software, sino como un<br />
ejecutivo, es decir, como una persona<br />
encargada de dirigir a otros diseñadores de<br />
software. Para José, el diseño de software era<br />
simplemente un medio para un fin: llegar a<br />
ocupar un cargo en la cúpula directiva.<br />
Después de un tiempo, José fue promocionado<br />
a un puesto de dirección. Estaba muy<br />
ilusionado porque consideraba que esta<br />
promoción era el comienzo de la carrera que<br />
realmente le interesaba. Cinco años después,<br />
José seguía mirándose de lejos la cúpula<br />
directiva. El problema era que José no era un<br />
directivo particularmente bueno. Era bastante<br />
desorganizado, tenía una manera de pensar<br />
aleatoria y era demasiado solitario para<br />
interesarse por sus subordinados lo suficiente<br />
como para que éstos le echaran una mano.<br />
Los mismos atributos que habían funcionado<br />
tan bien para el diseño de software<br />
obstaculizaban su ascenso en la jerarquía<br />
directiva. El diseñador de software que tenia<br />
una carrera brillante y rápida por delante,<br />
había emprendido un mal camino para llegar a<br />
la cúpula directiva; el camino peor, para ser<br />
exactos.<br />
José, a diferencia de Mary y Dan, nunca se<br />
adaptó a la discrepancia entre lo que le<br />
gustaba hacer y lo que sabía hacer bien. Esta<br />
discrepancia entre sus estilos de pensamiento<br />
y sus aptitudes hacía que se sintiera frustrado<br />
como diseñador de software y como directivo.<br />
Por desgracia, José nunca consideró su<br />
problema como una discrepancia entre l0o<br />
que le gustaba hacer y lo que sabía hacer. Al<br />
contrario, consideraba que el problema partía<br />
de la intransigencia de otros ejecutivos que<br />
trataban de obstaculizar su carrera. El<br />
resultado es que nunca fue feliz con su suerte<br />
en la vida.<br />
3. Las opciones vitales deben encajar<br />
tanto con los estilos como con las<br />
aptitudes.<br />
Cada generación de estudiantes universitarios<br />
tiene sus carreras preferidas. Nadie podía<br />
dudar que me gradué en 1972 la carrera de<br />
derecho era la más prestigiosa. Se dice que<br />
más de la mitad de mi clase de graduación en<br />
Yale se pasó a la facultad de derecho. En<br />
aquellos días, se consideraba que la carrera<br />
de derecho era la que mejor combinaba<br />
prestigio, retos profesionales, ingresos y<br />
quizá, aunque no era muy seguro,<br />
entusiasmo.<br />
Cuando asistí a la decimoquinta reunión de ex<br />
alumnos de mi promoción, el local estaba<br />
atiborrado de abogados. Había abogados de<br />
empresa, abogados defensores, abogados<br />
editoriales y hasta unos cuantos abogados del<br />
Estado. Sin embargo, lo realmente<br />
impresionante no era el número de abogados,<br />
sino la gran cantidad de ellos que eran<br />
infelices con su profesión. Muchos de los que<br />
se sentían infelices no habían elegido esta<br />
carrera porque encajara con sus estilos o<br />
aptitudes, sino porque era el camino hacia la<br />
riqueza en aquella época. El resultado de esta<br />
elección tan poco reflexiva era una vida de<br />
insatisfacción profesional.<br />
Evidentemente, su situación podía haber sido<br />
peor. Casi sin excepción, todos ganaban<br />
mucho dinero. Pero el mismo dinero que les<br />
permitía vivir bien, también los mantenía<br />
atrapados en una carrera que, en el fondo, no<br />
les interesaba. Necesitaban el dinero para<br />
mantener su nivel de vida. El hecho de<br />
cambiar a una carrera diferente y<br />
potencialmente más interesante, con<br />
frecuencia hubiera significado una<br />
espectacular disminución de los ingresos, cosa<br />
que no les parecía hacer ninguna gracia.<br />
El problema no es que el derecho, como<br />
profesión, tenga algo especialmente malo. No<br />
es mejor ni peor, en principio, que cualquier<br />
otra profesión. El problema es que las<br />
personas que inician una profesión porque la<br />
sociedad, sus padres o sus superegos quieren<br />
que lo hagan y no porque armonice con sus<br />
aptitudes y estilos, suelen acabar sintiéndose<br />
infelices e insatisfechas. En cambio, quienes<br />
empiezan una profesión porque encaja bien<br />
con sus aptitudes y estilos pueden acabar<br />
39
fácilmente en la cima –o cerca de ella- de la<br />
escala de satisfacción en el desempeño de una<br />
profesión.<br />
Tampoco eran infelices todas las personas que<br />
buscaban unos ingresos elevados. Algunas de<br />
ellas estaban encantadas con sus carreras. Y<br />
todo lo que tenían en común era que se<br />
trataba de personas que realmente querían<br />
embarcarse en una profesión por lo que iban a<br />
hacer en ella, no sólo por las gratificaciones<br />
extrínsecas que podrían obtener.<br />
Comprendo la presión que sintieron muchos<br />
de mis discípulos para embarcarse en<br />
determinadas profesiones. Mi madre quería<br />
que estudiara derecho y se sintió bastante<br />
decepcionada cuando decidí doctorarme en<br />
psicología. Cuando me gradué, me recordó<br />
que el entonces presidente de la Rutgers<br />
University se había doctorado en psicología y<br />
en derecho y que se podrían hacer muchas<br />
cosas con los dos títulos. Yo le expliqué que el<br />
derecho no me interesaba. Después, cuando<br />
fu admitido en Yale, me dijo que ya había<br />
demostrado más allá de toda duda que podía<br />
hacer psicología y que debería empezar a<br />
pensar en mi futuro: aún no era demasiado<br />
tarde para ir a la facultad de derecho. , le contesté.<br />
Supongo que mi madre, en aquella ocasión,<br />
sólo hablaba medio en serio, pero muchos<br />
padres lo dicen en serio al 100%. Muchísimos<br />
estudiantes a los que enseño no van a seguir<br />
una carrera porque quieren, sino porque<br />
sucumben a la presión de los padres, los<br />
compañeros o la sociedad. Pueden acabar<br />
siendo buenos en lo que hacen, pero<br />
probablemente no acabarán siendo los<br />
mejores o ni siquiera les gustará<br />
especialmente lo que hacen, porque no han<br />
encontrado una carrera que encaje tanto con<br />
sus estilos de pensamiento como con las<br />
presiones de la sociedad.<br />
No sólo las carreras pueden encajar mejor o<br />
peor con los estilos de las personas: lo mismo<br />
ocurre cuando se elige pareja. ¿Ha observado<br />
alguna vez el lector qué sucede cuando<br />
alguien que es superorganizado y necesita<br />
que todo esté en su lugar se cada con alguien<br />
que deja las cosas por todas partes y luego no<br />
puede encontrarlas si se trasladan o se<br />
colocan de otra manera? ¿Os quizá el lector<br />
haya visto o experimentado la frustración de<br />
alguien a quien le encanta estar con otros y<br />
que se ha casado con una persona que casi<br />
siempre quiere estar sola? Cuando nuestros<br />
estilos no encajan con las elecciones que<br />
40<br />
hacemos en nuestra vida, lo acabamos<br />
pagando y, con frecuencia, otros lo pagan<br />
también.<br />
4. Las personas tienen perfiles (o<br />
pautas) de estilos y no un solo estilo.<br />
Las personas no tienen un solo estilo, sino un<br />
perfil de estilos. Una persona a la que le guste<br />
ser creativa puede ser muy organizada o<br />
totalmente desorganizada, y puede ser una<br />
persona solitaria o alguien a quien le guste<br />
trabajar con otros. De manera similar, las<br />
personas organizadas pueden preferir estar<br />
con otras o no. No existe una escala<br />
unidimensional de estilos, igual que no existe<br />
una escala unidimensional de aptitudes. Las<br />
personas varían en todos los aspectos.<br />
Tenemos la tendencia a querer ver las cosas<br />
de una manera unidimensional. Quizá sea un<br />
residuo de una manera de pensar de la<br />
infancia marcada por la centración, cuando<br />
nos fijamos en una dimensión de los objetos<br />
excluyendo las restantes. Así, un niño de siete<br />
años de edad creerá que si vertemos agua de<br />
un vaso alto y delgado a otro vaso corto y<br />
ancho, había más agua en el primer vaso<br />
porque era más alto. El niño se fija en la<br />
dimensión de la altura pero ignora la<br />
dimensión de la anchura. Cuando vemos a las<br />
personas de una manera unidimensional,<br />
hacemos en gran medida lo mismo que el<br />
niño. Por ejemplo, a las personas les suele<br />
gustar etiquetar a los demás como<br />
o , o como<br />
o , en vez de<br />
verlos en toda su complejidad.<br />
También tenemos la tendencia a ver<br />
correlaciones ilusorias. Llegamos a la<br />
conclusión de que las personas que son una<br />
cosa, también son otra. Por ejemplo,<br />
podríamos suponer que las personas<br />
políticamente conservadoras son más estrictas<br />
en relación con la disciplina de sus hijos<br />
porque los valores conservadores parecen<br />
coincidir con la severidad. Esta correlación<br />
puede existir o no, pero cuando suponemos<br />
que sí, esencialmente caemos en la trampa<br />
unidimensional, reduciendo dos dimensiones a<br />
una.<br />
Cuando se trata de los estilos, las personas<br />
suelen hacer lo mismo. Pueden suponer, por<br />
ejemplo, que si una persona es creativa debe<br />
ser desordenada (u ordenada), porque las<br />
personas creativas son desordenadas (u<br />
ordenadas). O pueden suponer que las<br />
personas que tienden a pensar de una manera
global no son pragmáticas porque se han<br />
retirado del mundo. Como antes, el peligro es<br />
que dos dimensiones distintas se reduzcan a<br />
una y porque no nos demos cuenta de que las<br />
personas son multidimensionales, en el<br />
ámbito de los estilos y en cualquier otro.<br />
5. Los estilos varían en función de las<br />
tareas y las situaciones.<br />
Me gusta ser creativo en mi trabajo y en<br />
muchos aspectos de mi vida, pero no en<br />
todos. Si me encuentro en la cocina, prefiero<br />
que me digan qué debo hacer. Por tanto, en<br />
mi trabajo soy más como Hill, pero en la<br />
cocina soy más como Alex. Como otros, el<br />
estilo que muestro en una tarea (por ejemplo,<br />
al trabajar) puede ser bastante diferente del<br />
que muestro en otra (por ejemplo, al cocinar).<br />
Esta mañana estaba instalando un sistema de<br />
altavoces y seguía las instrucciones al pie de<br />
la letra. En cambio, mi hijo nunca sigue las<br />
instrucciones de instalación: parte de su<br />
placer al comprar un equipo de audio, o<br />
prácticamente cualquier otra cosa que deba<br />
ser montada o instalada, se basa en averiguar<br />
cómo montarlo y hacer que funcione. En<br />
cuanto a mí, nada me gustaría más que<br />
alguien hiciera este trabajo por mí. Sin<br />
embargo, el desafío de mi trabajo en<br />
psicología consiste en averiguar cosas por mi<br />
cuenta. Este libro es uno de mis intentos de<br />
averiguar cosas por mi cuenta, presentando<br />
una nueva teoría y nuevas medidas para<br />
comprender y evaluar los estilos de<br />
pensamiento.<br />
Los estilos no varían sólo con las tareas, sino<br />
también con las situaciones. Nos puede gustar<br />
calcular la ruta hacia un nuevo destino cuando<br />
el día es claro y soleado, y aprovechar el<br />
estudio de la ruta para hacer turismo por el<br />
camino. Pero si el día es tormentoso o hay<br />
peligro de hielo, desearemos encontrar el<br />
camino más rápido y corto hasta el destino al<br />
que queremos llegar. De manera similar, nos<br />
puede gustar prever la ruta nosotros mismos<br />
si viajamos con alguien cuya compañía nos<br />
agrada y con quien estamos dispuestos –o<br />
hasta deseosos- de tomar desvíos, pero quizá<br />
queramos que se nos explique la ruta más<br />
corta si viajamos con alguien que no nos<br />
gusta.<br />
6. Cada persona difiere de las demás en<br />
la fuerza de sus preferencias.<br />
Algunas personas tiene una fuerte preferencia<br />
por estar con otras y trabajar con ellas,<br />
mientras que otras personas tienen una<br />
preferencia muy débil: les es igual una cosa<br />
que otra. Las oportunidades de trabajar con<br />
otros son un aspecto de la elección de una<br />
carrera.<br />
Durante muchos años, la Universidad de<br />
Stanford, done recibí mi doctorado, ha tenido<br />
un departamento de psicología de enorme<br />
prestigio. Pero cuando yo estudiaba en él,<br />
también tenía la reputación de ser un lugar<br />
donde la mayor parte del personal trabajaba<br />
por su cuenta. Los miembros del personal<br />
colaboraban poco en sus tareas de<br />
investigación.<br />
En aquellos tiempos, había dos miembros de<br />
la facultad, pertenecientes a campos<br />
diferentes, que preferían participar en<br />
trabajos de cariz más cooperativo. Pero para<br />
una de estas personas, esta preferencia era<br />
débil, mientras que para la otra era una<br />
preferencia fuerte y dominante. Al final, la<br />
segunda persona dejó Stanford para<br />
incorporarse a un trabajo presumiblemente<br />
menos prestigioso, pero en el que tenía la<br />
oportunidad de trabajar con otros. Había<br />
decidido que las condiciones de trabajo que<br />
deseaba eran más importantes que el nombre<br />
de la institución. Y su preferencia por trabajar<br />
con otros era tan fuerte que simplemente no<br />
podía sentirse cómodo en un lugar que no<br />
fomentara esta preferencia.<br />
Las personas no sólo difieren en la fuerza<br />
absoluta de sus preferencias, sino también en<br />
el alcance de las mismas. Por ejemplo, Allen<br />
eligió entrar en el mundo de las altas finanzas<br />
y se encontró trabajando en el sótano de una<br />
oficina de una compañía inversora, haciendo<br />
proyecciones de rentabilidad con la sola<br />
compañía de un ordenador. El problema era<br />
que parte de lo que había atraído a Allen al<br />
mundo de las finanzas, era la frenética<br />
interacción que se suele dar entre las<br />
personas que trabajan en equipo para<br />
determinar recomendaciones de inversión. Si<br />
hubiera podido elegir, Allen casi siempre<br />
hubiera preferido estar con otros en vez de<br />
solo. Allen realizaba el trabajo que le gustaba,<br />
pero no en las condiciones que prefería.<br />
Pronto se buscó otro trabajo.<br />
7. Las personas difieren en la flexibilidad<br />
de sus estilos.<br />
Si hay una clave para la adaptación, quizá<br />
ésta sea la flexibilidad de los estilos. Nadie<br />
tiene el lujo de encontrarse en un entorno que<br />
siempre apoye sus estilos preferidos. Cuanto<br />
41
más flexible pueda ser una persona, más<br />
probable es que se adapte a una variedad de<br />
situaciones.<br />
Cuando Fred se encontraba en tercer curso,<br />
tenía una enseñante que, a un año de su<br />
jubilación, estaba convencida de que sólo<br />
había una forma correcta de enseñar y que<br />
sabía muy bien cuál era. Su manera de llevar<br />
las clases era extremadamente rígida y<br />
autoritaria, premiando a los estudiantes que<br />
seguían las normas y castigando a los que no.<br />
Fred era uno de . En<br />
consecuencia, la enseñante constantemente lo<br />
ponía en ridículo y lo criticaba, como a otros<br />
niños de la clase. La enseñante era inflexible,<br />
con el resultado de que los niños que no se<br />
adaptaban a su manera de enseñar eran<br />
considerados problemáticos.<br />
Puede que Fred tuviera demasiados<br />
enseñantes de este tipo, porque, más<br />
adelante, él mismo llegó a ser así. Fred era<br />
alguien que, como Ben, prefería hacer las<br />
cosas a su aire. Pero Fred se encontraba<br />
claramente en el extremo de este continuo.<br />
Cuando estaba en secundaria, casi siempre<br />
chocaba con sus enseñantes y con sus padres<br />
a causa de su insistencia en hacer las cosas a<br />
su manera. Los padres de Fred trataron de<br />
enseñarle que la vida no siempre le dejaría<br />
salirse con la suya y que cuanto antes<br />
adquiriera algo de flexibilidad, más feliz sería.<br />
Necesitaba aprender en qué luchas valía la<br />
pena participar y qué cosas eran cuestiones<br />
de procedimiento relativamente triviales que<br />
se podían hacer de una u otra manera sin que<br />
hubiera grandes diferencias. Fred no ha<br />
aprendido fácilmente esta lección.<br />
La flexibilidad es valiosa en casi cualquier<br />
aspecto de la vida: en los estudios, en el<br />
trabajo, en las relaciones íntimas con otras<br />
personas e incluso en el trato con uno mismo.<br />
Pensemos simplemente en cuánto más<br />
efectivos podrían ser los enseñantes si se<br />
acomodaran a los diversos estilos de<br />
pensamiento de sus alumnos, o en qué fácil<br />
sería trabajar para personas que nos<br />
permitieran ser nosotros mismos y hacer<br />
nuestro trabajo de una manera eficaz para<br />
nosotros, o en qué agradable sería mantener<br />
una relación con alguien que nos aprecie<br />
totalmente por lo que somos –con nuestros<br />
propios gustos o aversiones- y no por lo que<br />
le gustaría que fuéramos. Las ventajas de la<br />
flexibilidad son tan espectaculares que nos<br />
preguntamos por qué no la destacamos<br />
mucho más de lo que lo hacemos cuando<br />
42<br />
enseñamos a nuestros hijos, a nuestros<br />
estudiantes y a nuestros empleados.<br />
8. Los estilos se socializan. ¿De dónde<br />
provienen los estilos y cómo se<br />
desarrollan?<br />
La respuesta a esta pregunta se examinará<br />
con mayor detalle más adelante, pero por<br />
ahora convendría destacar el papel de la<br />
socialización en el desarrollo de los estilos.<br />
Los niños observan modelos de roles y suelen<br />
empezar a interiorizar muchos de sus<br />
atributos.<br />
Así, los niños que observan modelos<br />
autoritarios son particularmente propensos a<br />
convertirse en personas autoritarias; los que<br />
observan modelos más flexibles<br />
probablemente serán personas flexibles. Quizá<br />
la mejor manera de fomentar el desarrollo de<br />
ciertos estilos es que uno mismo haga de<br />
modelo.<br />
Tanto si somos padres como si somos<br />
enseñantes, mentores o empresarios, es<br />
probable que nuestros intentos de actuar<br />
como modelos de ciertos estilos de<br />
pensamiento sólo tengan un éxito parcial en<br />
transmitir estos estilos.<br />
Por una parte, no somos los únicos modelos<br />
que observan las personas que están a<br />
nuestro cargo. Por ejemplo, es difícil competir<br />
con los miles de modelos poco realistas, y con<br />
frecuencia negativos, que los niños ven en los<br />
medios de comunicación.<br />
Por otra parte, todos tenemos nuestra propia<br />
personalidad. Lo que los niños llegan a ser es<br />
el resultado de la interacción entre su entorno<br />
y lo que ellos son como personas. Podemos<br />
controlar, aunque casi siempre con un alcance<br />
bastante limitado, el entorno que rodea a<br />
nuestros hijos. Pero existen límites aún más<br />
rigurosos en lo que podemos hacer para<br />
cambiar lo que, en el fondo, son como<br />
personas. Por tanto, sólo podemos hacer lo<br />
mejor que podamos, dándonos cuenta de que<br />
puede no ser suficiente cambiar a otros para<br />
que sean como nos gustaría que fuesen o que<br />
llegaran a ser.<br />
Una cosa que es absolutamente necesaria que<br />
reconozcamos es que lo que decimos es<br />
mucho menos importante que lo que<br />
hacemos. Si queremos que nuestros hijos,<br />
nuestros alumnos o nuestros empleados se<br />
expresen ellos mismos de una manera<br />
creativa, entonces tenemos que darles la
oportunidad de hacerlo. No sirve de nada que<br />
les digamos que apreciamos su pensamiento<br />
creativo y después critiquemos o rechacemos<br />
todas las ideas que propongan.<br />
De vez en cuando, imparto cursillos para<br />
enseñantes, padres y empresas que están<br />
muy interesados en fomentar un pensamiento<br />
abierto, especulativo y creativo. Una señal<br />
desfavorable es cuando alguien me pregunta<br />
qué debe hacer exactamente para fomentar la<br />
creatividad. Estas personas quieren que se lo<br />
explique paso a paso. Su deseo es una mala<br />
señal, porque si quieren una receta para la<br />
creatividad, no la van a encontrar. Además,<br />
cuando alguien desea que se le diga<br />
exactamente qué debe hacer, no es probable<br />
que pueda actuar de modelo para un estilo<br />
creativo, por mucho que lo pueda desear.<br />
Por último, debemos fomentar el pensamiento<br />
creativo demostrándolo. Es difícil fomentar el<br />
pensamiento creativo si no lo demostramos.<br />
También fomentamos los estilos dando a las<br />
personas (niños, estudiantes, empleados,<br />
etc.) oportunidades de trabajar con ellos. Por<br />
esta razón varío los tipos de tareas que doy a<br />
mis alumnos. Si quiero que desarrollen<br />
flexibilidad, tengo que darles la oportunidad<br />
de aprender y pensar con flexibilidad en mis<br />
cursos. Si siempre dirá lecciones o exámenes<br />
de opción múltiple, en el fondo estaría<br />
fomentado un conjunto limitado de estilos en<br />
detrimento de todos los demás.<br />
9. Los estilos pueden variar a lo largo de<br />
la vida.<br />
Cuando empezamos a trabajar como cuadros<br />
intermedios en una empresa tipo, si tenemos<br />
suerte podremos tener un secretario para<br />
nosotros solos, pero lo más probable es que<br />
tengamos que compartir a alguien que<br />
desempeñe estas funciones. Cuando llegamos<br />
a las más altas esferas directivas, no sólo<br />
podemos tener secretario propio, sino todo un<br />
conjunto de personal a la espera de nuestras<br />
indicaciones. Por tanto, los tipos de estilos<br />
que podremos adoptar en los niveles de<br />
dirección más elevados de nuestro trabajo van<br />
a ser totalmente diferentes de los que<br />
podremos adoptar en los niveles inferiores.<br />
Por ejemplo, si somos cuadros intermedios, es<br />
mejor que prestemos atención a los detalles<br />
porque nadie más va a hacerlo, y si no lo<br />
hacemos nos podremos encontrar con<br />
problemas. Si somos directivos de nivel<br />
superior, podemos tener un enjambre de<br />
empleados que presten atención a los detalles<br />
que nosotros no queremos abordar o para los<br />
cuales no disponemos de tiempo.<br />
El mismo principio básico se aplica a muchos<br />
trabajos. Los socios accionistas de un bufete<br />
de abogados tienen más recursos a su<br />
disposición que los colaboradores. Los<br />
enseñantes con dedicación plena suelen tener<br />
más personal a su cargo que los adjuntos y, la<br />
verdad sea dicha, en ocasiones pueden tratar<br />
a los adjuntos como si no distinguieran bien<br />
entre ellos y el personal. Cuando empezamos<br />
a independizarnos y adquirimos una vivienda,<br />
es probable que debamos realizar nosotros<br />
mismos todas las tareas de mantenimiento<br />
porque no nos podemos permitir pagar a otras<br />
personas para que lo hagan; veinte años<br />
después, por lo menos esperamos tener los<br />
fondos necesarios para contratar pintores,<br />
alguien que limpie la casa, etc.<br />
Los estilos no sólo pueden variar a causa de<br />
cambios en los recursos disponibles, sino<br />
también porque nosotros mismos podemos<br />
cambiar. Cuando empecé mi carrera, realicé<br />
unos modelos matemáticos cuidadosamente<br />
detallados del rendimiento cognitivo en unas<br />
tareas bastante concretas, como resolver los<br />
problemas de analogía característicos de los<br />
tests de aptitudes mentales. En aquel tiempo,<br />
este tipo de trabajo me parecía importante y<br />
creía que era el que debía llevar a cabo en mi<br />
propia especialización dentro de la psicología,<br />
la psicología del pensamiento humano.<br />
Las cosas que entonces me parecían<br />
importantes no me lo parecen tanto ahora,<br />
veinte años después. Ahora recuesta recordar<br />
por qué creía que era tan importante para mí<br />
construir modelos detallados del rendimiento<br />
cognitivo en unas tareas mentales específicas.<br />
Aún puedo ver el valor de ese trabajo, pero no<br />
es un trabajo que particularmente desee<br />
hacer yo mismo. He acabado por interesarme<br />
en lo que considero que son cuestiones de<br />
mayor alcance.<br />
Otras personas parecen ir en el sentido<br />
opuesto, disfrutando más y más cada año con<br />
los detalles que otros les habían parecido<br />
insignificantes. Pueden decidir que la verdad<br />
se encuentra en los detalles, no en los que<br />
pueden llegar a considerar generalidades<br />
banales.<br />
Algunas carreras profesionales tienen<br />
incorporadas unas válvulas de seguridad para<br />
quienes encuentran que sus estilos cambian y,<br />
al mismo tiempo, ven que su adaptación al<br />
43
trabajo disminuye de un año a otro. Por<br />
ejemplo, algunos abogados pueden llegar a<br />
ser jueces; algunos científicos dedicados a la<br />
investigación y el desarrollo pueden acabar<br />
siendo gerentes; algunos enseñantes pueden<br />
llegar a ser administradores; y algunos atletas<br />
pueden llegar a ser entrenadores. Estas<br />
válvulas de seguridad son importantes porque<br />
garantizan que las personas puedan<br />
encontrar, dentro de su carrera profesional,<br />
un conjunto de tareas adecuadas para ellas en<br />
un momento determinado.<br />
La cuestión no es que todas las personas<br />
cambien del mismo modo, sino que los estilos<br />
de pensamiento de muchas personas cambian<br />
con la edad. Los estilos, al igual que las<br />
aptitudes, son entidades más fluidas y<br />
dinámicas que fijas y estáticas. En contra de<br />
la impresión que tenía yo a los 21 años, el<br />
desarrollo no se detiene cuando alcanzamos la<br />
mayoría de edad. Al contrario, es un proceso<br />
continuo que dura toda la vida y las formas de<br />
pensar con las que uno se siente tan cómodo<br />
en la juventud suelen parecer extrañas años<br />
después.<br />
Como los estilos cambian a lo largo de la vida,<br />
es importante ser consciente del hecho de que<br />
nuestra manera actual de pensar puede que<br />
no sea la misma dentro de diez o incluso cinco<br />
años, y que probablemente no es igual que la<br />
que teníamos diez o cinco años atrás. Esto<br />
significa que también debemos aceptar a las<br />
personas cuyas formas de pensar no<br />
comprendemos. Quizá dentro de poco<br />
pensaremos como ellas. Muchos padres de<br />
adolescentes saben de qué hablo. El mismo<br />
comportamiento que desapruebo en mis dos<br />
hijos adolescentes es el que yo mostraba a su<br />
edad. También yo creía que era un ser<br />
omnisciente (y por supuesto que lo era, pero<br />
mis hijos, ¡ni hablar!).<br />
10. Los estilos se pueden medir.<br />
En la ciencia, las mediciones son importantes.<br />
Si no podemos medir un constructo, hasta<br />
puede ser difícil demostrar que exista.<br />
Además, si un constructo no se puede medir,<br />
tiende a quedarse en el reino de la<br />
imaginación científica, lleno de ideas<br />
interesantes pero que realmente no dan<br />
origen a ninguna investigación sustancial.<br />
La medición es igualmente importante en la<br />
educación. Si queremos utilizar un constructo<br />
para hacer diagnósticos o predicciones,<br />
necesitaremos tener una o más medidas<br />
fiables de ese constructo. El problema en la<br />
44<br />
educación es que la medición suele preceder a<br />
la teoría en vez de seguirla. El resultado es<br />
que acabamos midiendo algo, pero no<br />
sabemos bien qué es lo que medimos.<br />
Esta situación potencialmente desastrosa se<br />
ha venido dando en la medición de la<br />
inteligencia desde sus inicios. La gente ha ido<br />
midiendo lo que cree que es la inteligencia sin<br />
tener una comprensión realmente clara de<br />
qué es lo que medía. Muchos teóricos de la<br />
psicología creen que las pruebas<br />
convencionales de la inteligencia solo miden<br />
un aspecto relativamente limitado de la<br />
misma. El resultado es que podemos<br />
interpretar como una diferencia de inteligencia<br />
entre dos personas algo que, en el fondo,<br />
puede que sólo sea una diferencia en una<br />
parte bastante pequeña de su capacidad<br />
intelectual.<br />
Por supuesto, ninguna prueba es perfecta,<br />
incluyendo las pruebas de estilos. Además,<br />
mientras que las pruebas de inteligencia se<br />
han desarrollado y perfeccionado durante<br />
muchos años, las pruebas de estilo descritas<br />
en este libro son nuevas y hace muy poco que<br />
se han probado. Pero en este libro he descrito<br />
varios tipos de instrumentos de evaluación<br />
que muestran un poco más de variación, en<br />
cuanto a contenido y forma, que la que<br />
solemos encontrar en las pruebas de<br />
inteligencia.<br />
11. Los estilos se pueden enseñar.<br />
La mayoría de las personas adquieren sus<br />
estilos a través de la socialización. Pero los<br />
estilos también se pueden enseñar.<br />
Una manera de enseñar estilos consiste en<br />
dar a los niños o estudiantes tareas que<br />
requieran utilizar los estilos que queremos<br />
desarrollar. Ésta es la razón de que dé a mis<br />
propios alumnos una amplia variedad de<br />
actividades educativas, incluyendo lecciones,<br />
debates en clase, ejercicios en grupos<br />
pequeños, exámenes, artículos, deberes, etc.<br />
Cuanto más utilice alguien un estilo<br />
particular, más cómodo se sentirá al utilizarlo.<br />
Otra manera de enseñar estilos consiste en<br />
enseñar la teoría de este libro (¡u otra teoría,<br />
si el lector lo prefiere!). Cuando los<br />
estudiantes aprenden directamente acerca de<br />
los estilos, se dan cuenta de que tiene más<br />
opciones de las que creen y, además, de que<br />
si alguien piensa de manera diferente a la<br />
suya ello no significa que piense peor (o<br />
mejor). Muchos estudiantes adquieren una
sensación de eficacia personal cuando<br />
aprenden sobre los estilos porque se dan<br />
cuenta de que no hay nada malo en su<br />
manera de pensar. Lo importante es sacarle el<br />
máximo partido.<br />
12. Los estilos que son apreciados en una<br />
época pueden no serlo en otra.<br />
Recordemos nuestra exposición acerca de<br />
unos estudiantes que asistían a un curso de<br />
introducción en una especialidad determinada:<br />
los que obtuvieron sobresalientes no fueron<br />
necesariamente los mejore en la carrera que<br />
seguían a este curso. A lo largo de la vida, los<br />
estilos necesarios para el éxito en diversos<br />
momentos varían.<br />
Cuando los niños están en el jardín de infancia<br />
o en preescolar, se les suele animar a<br />
participar en juegos de exploración y en otras<br />
actividades de investigación. Están en camino<br />
de desarrollar una manera creativa de pensar<br />
sobre el mundo en el que viven. Pero también<br />
están siendo preparados para dar el próximo<br />
paso, precisamente mediante los libros de<br />
colorear. Aprenden que en la vida, como en<br />
los libros de colorear, se espera que<br />
permanezcan dentro de las líneas marcadas.<br />
Cuando los niños empiezan la primera<br />
enseñanza, algunos de los que tenían más<br />
éxito en el jardín de infancia y en preescolar<br />
pueden empezar a parecer simplemente<br />
normales, mientras que otros que no tenían<br />
un éxito especial en el entorno poco<br />
estructurado del jardín de infancia y de<br />
preescolar, ahora pueden empezar a tener<br />
éxito. Año tras año, el entorno suele hacerse<br />
más y más estructurado. A los niños se les<br />
enseñan las reglas para leer, las reglas para la<br />
aritmética, las reglas para escribir, las reglas<br />
de la clase y las reglas que la sociedad espera<br />
que obedezcan. Cuando llegan a secundaria.<br />
El jardín de infancia es un recuerdo distante<br />
en el mejor de los casos, y lo mismo ocurre<br />
con los estilos que se apreciaban en ese<br />
contexto.<br />
Las actividades del lugar de trabajo pueden<br />
diferir mucho de las actividades educativas y,<br />
con frecuencia, las aptitudes necesarias para<br />
tener éxito en el trabajo son bastantes<br />
diferentes de las necesarias para tener éxito<br />
en los estudios. Pero la mayoría de los<br />
trabajos tienen en común con la enseñanza<br />
secundaria, la universidad y los libros de<br />
colorear, la exigencia de que el individuo<br />
permanezca dentro de las líneas marcadas. No<br />
todos los trabajos son así: consideremos, por<br />
ejemplo, el trabajo de los artistas o incluso el<br />
de los científicos dedicados a la investigación.<br />
Quizá no nos deba extrañar que los mejores<br />
artistas suelen ser personas que no tuvieron<br />
mucho éxito en la escuela.<br />
Por ejemplo, las personas que tuvieron éxito<br />
en lengua y literatura en segunda enseñanza<br />
o en la universidad tienen más probabilidades<br />
de acabar siendo estudiosos y críticos<br />
literarios que escritores. Estas personas, que<br />
ejemplifican el éxito académico, continúan<br />
haciendo en su carrera profesional aquello que<br />
hacían tan bien en los estudios: criticar. De<br />
hecho, en algunas facultades, la escritura<br />
creativa, si es que se hace, se hace en un<br />
departamento separado del de inglés (o de<br />
literatura comparada). En mi opinión, tener un<br />
departamento como éste es una bendición<br />
porque permite a quienes les gusta la<br />
escritura creativa encontrar una salida que, de<br />
no ser así, no podrían tener en un entorno<br />
universitario. De manera similar, las personas<br />
que llegan a ser artistas musicales no son las<br />
mismas que acaban dedicándose a la crítica<br />
musical, y las que acaban dedicándose a las<br />
artes plásticas no son las mismas que se<br />
dedican a la crítica de arte.<br />
Muchas personas descubren que su éxito<br />
profesional sube y baja, y que parte de lo que<br />
ocasiona estas subidas y bajadas puede ser la<br />
coincidencia entre los estilos de pensamiento<br />
y los requisitos del trabajo durante una etapa<br />
concreta de la carrera profesional.<br />
Consideremos, por ejemplo, el caso de los<br />
directivos de empresa. Preguntémonos qué es<br />
lo que suele pedir una organización cuando<br />
contrata a un directivo de rango inferior:<br />
normalmente, la organización quiere a alguien<br />
que haga lo que se le dice; que no pregunte<br />
por qué se debe hacer algo o por qué se debe<br />
hacer de la manera que se hace; y que<br />
consiga hacerlo sin dejar que nada se<br />
interponga en su camino.<br />
Pero ahora preguntémonos qué suele desear<br />
una organización en un directivo de alto nivel.<br />
En este caso, no es probable que deseen a<br />
alguien que haga simplemente lo que se le<br />
dice, sino a alguien que sepa decir a los<br />
demás lo que tiene que hacer; que se<br />
pregunte si la organización hace las cosas<br />
correctas y si las hace de la manera<br />
adecuada; y que deje de hacer lo que está<br />
haciendo si antes es necesario hacer algo con<br />
mayor prioridad.<br />
Obsérvese que los estilos de pensamiento que<br />
se desean para los niveles más elevados de<br />
45
dirección son, en muchos aspectos, contrarios<br />
a los que se desean para los niveles inferiores.<br />
Este hecho tiene una desafortunada<br />
implicación si nos preguntamos quién tiene<br />
más probabilidades de ser promocionado<br />
desde los niveles inferiores de dirección a los<br />
superiores, o si nos preguntamos quién tiene<br />
más probabilidades de ser rechazado.<br />
<strong>Normal</strong>mente, las personas que son<br />
promocionadas son las que hacen bien su<br />
trabajo en los niveles inferiores de la escala;<br />
los que no hacen su trabajo de la manera<br />
esperada son los que, probablemente, serán<br />
rechazados.<br />
El resultado de este proceso de selección es<br />
que, literalmente, podemos promocionar a los<br />
niveles de dirección más elevados<br />
precisamente a las personas que son menos<br />
apropiadas para las actividades propias de<br />
estos niveles. Por supuesto, en la medida en<br />
que una persona sea flexible, será capaz de<br />
adaptarse mejor a los estilos de pensamiento<br />
requeridos para cualquier nivel de dirección, o<br />
de cualquier otra cosa. Pero nadie es<br />
completamente flexible. El resultado es que<br />
nos arriesgamos a perder a quienes después<br />
más necesitaremos y a conservar a quienes,<br />
más adelante, menos necesarios serán.<br />
Con frecuencia vemos que se hace referencia<br />
al en la literatura<br />
sobre la gestión, reflejando la idea de que las<br />
personas suelen ser promocionadas hasta<br />
llegar a su nivel de incompetencia. Pero la<br />
noción de estilos nos conduce a una<br />
conclusión algo diferente. Puede que el<br />
problema no esté relacionado con las<br />
competencias o las aptitudes, sino con la<br />
coincidencia entre el estilo de una persona y<br />
los requisitos de los distintos niveles de una<br />
carrera profesional. Más que promocionar a<br />
alguien a un puesto para el que es<br />
incompetente, quizá lo que hacemos es<br />
promocionarlo a un puesto que no encaja bien<br />
con su estilo.<br />
El problema del cambio en los estilos<br />
requeridos se puede observar muy bien en las<br />
transiciones que se producen cuando se<br />
consolidan las organizaciones. Una empresa<br />
que empieza su andadura con éxito, poco a<br />
poco se va transformando en una organización<br />
más madura y, normalmente, más jerárquica.<br />
En algunos casos, junto con la jerarquía<br />
directiva crece una burocracia administrativa.<br />
No es infrecuente que quienes fundaron la<br />
empresa decidan salir voluntariamente de la<br />
misma o se vean obligados a abandonarla. Lo<br />
irónico de estos casos no se le escapa<br />
46<br />
prácticamente a nadie: la persona que fundó<br />
la organización ahora se considera irrelevante<br />
o incluso perjudicial para la misma.<br />
Desde el punto de vista de una teoría de<br />
estilos, estos casos no son sorprendentes y ni<br />
siquiera poco corrientes. Los estilos de<br />
pensamiento compatibles con un fuerte<br />
espíritu empresarial suelen ser incompatibles<br />
con la dirección de una empresa más<br />
consolidada y posiblemente burocratizada. De<br />
manera similar, pueden hacer falta estilos<br />
diferentes para los distintos niveles de<br />
responsabilidad de una organización. En mi<br />
opinión, examinar esta incompatibilidad desde<br />
el punto de vista de las aptitudes es una<br />
necedad. El empresario inicial no carece de<br />
ninguna aptitud; si fuera así, la empresa<br />
nunca hubiera llegado a triunfar. Lo que<br />
ocurre es que esta persona tiene un espíritu<br />
revolucionario que es más apropiado para las<br />
etapas iniciales del desarrollo de una<br />
organización que para las etapas posteriores.<br />
Lo que antes había funcionado muy bien,<br />
simplemente deja de funcionar. Si la persona<br />
no puede ser flexible, es probable que<br />
encuentre difícil adaptarse a la organización.<br />
Con frecuencia, hay más flexibilidad a medida<br />
que uno avanza en una carrera. Por ejemplo,<br />
en los niveles inferiores de algunas jerarquías,<br />
las personas deben demostrar su valía<br />
individual aunque trabajen en equipo. Avanzar<br />
significa que la persona ha demostrado su<br />
valía. Las personas que no tienen la<br />
precaución de demostrar su valía a la<br />
organización pueden encontrarse desplazadas.<br />
Se puede apreciar este problema en la<br />
ciencia. Gran parte de la ciencia se hace en<br />
colaboración. Pero para que un científico<br />
consiga que lo promocionen, debe demostrar<br />
que tiene ideas creativas y productivas.<br />
Hacerlo todo en colaboración, especialmente<br />
si siempre se trata del mismo equipo, puede<br />
dar como resultado que las aportaciones<br />
exclusivas de una persona queden poco claras<br />
y hasta puede que sea perjudicial para su<br />
progreso. Como hacer ciencia es cada día más<br />
caro y como cada vez hay menos fuentes de<br />
financiación para el trabajo científico, cada<br />
vez es más difícil demostrar lo que uno puede<br />
realizar. Éstos son tiempos difíciles para los<br />
científicos jóvenes con aspiraciones.<br />
13. Los estilos que son apreciados en un<br />
lugar pueden no serlo en otros.<br />
Quienquiera que enseñe ha tenido la<br />
experiencia de dar la misma lección a dos (o
más) clases diferentes y encontrar que la<br />
misma lección que fue muy bien con una clase<br />
ahora va muy mal con otra. Este fenómeno<br />
puede darse en cualquier clase, grande o<br />
pequeña. Durante muchos años, he estado<br />
enseñando el curso de introducción a la<br />
psicología para estudiantes universitarios de<br />
primer y segundo curso. En muchas<br />
ocasiones, me encuentro empleando las<br />
mismas palabras y haciendo las mismas<br />
bromas. Pero las bromas que provocan<br />
estallidos de risa en la clase de un año, con<br />
frecuencia no arrancan ni una mísera sonrisa<br />
en la clase del año siguiente. Una vez, en<br />
plena desesperación, opté por escribir una<br />
señal con la palabra en la pizarra<br />
para señalarla cuando contaba un chiste y<br />
nadie pestañeaba.<br />
Este fenómeno no se limita a la enseñanza.<br />
Las personas que dan conferencias,<br />
seminarios o cursillos también constatan que<br />
el mismo cursillo que funcionó muy bien en un<br />
lugar puede fracasar estrepitosamente en<br />
otro. Por ejemplo, yo mismo dirijo muchos<br />
coloquios para departamentos universitarios<br />
de psicología y educación. Sé que la misma<br />
charla que funciona a las mil maravillas en el<br />
departamento de psicología de la Universidad<br />
de Yale probablemente será una catástrofe<br />
total en el departamento de psicología de otra<br />
universidad, y viceversa. ¿Por qué? Porque las<br />
dos instituciones pueden apreciar estilos de<br />
investigación diferentes y, en algunos<br />
aspectos, hasta contrarios.<br />
En el mundo de las ventas, el mismo estilo de<br />
venta que funciona perfectamente con un<br />
cliente potencial puede fracasar totalmente<br />
con otro. Por ejemplo, compré mi automóvil a<br />
un vendedor que no podía parar de demostrar<br />
su conocimiento sobre el automóvil que<br />
vendía. Me quedé impresionado: era uno de<br />
los pocos vendedores de automóviles que<br />
había encontrado que realmente conocía su<br />
producto. Pero otro cliente podría sentir<br />
rechazo ante aquella interminable retahíla de<br />
detalles. Con toda seguridad, los mejores<br />
vendedores adaptan su argumentación a la<br />
medida de cada cliente.<br />
Las mismas cuestiones también tienen<br />
importancia en el mundo empresarial. Las<br />
personas que encajan con empresas que dan<br />
importancia a las críticas de procedimientos o<br />
a las ideas innovadoras, suelen estar<br />
culturalmente muy alejadas de las empresas<br />
que desean la aceptación ciega de sus normas<br />
o que sus empleados se guarden las ideas<br />
innovadoras para ellos. Las personas que son<br />
apreciadas por las primeras organizaciones es<br />
probable que sean menospreciadas por las<br />
segundas, y viceversa. En otras palabras, los<br />
estilos que son apreciados en un lugar, son<br />
menospreciados en otro.<br />
El mismo principio se aplica a las relaciones<br />
interpersonales. Muchos de nosotros hemos<br />
tenido la experiencia de mantener una<br />
relación íntima con alguien para quien apenas<br />
podemos hacer algo a derechas y también de<br />
estar con alguien para quien no podemos<br />
hacer nada mal. Sin embargo, es probable<br />
que estos dos tipos de personas piensen que<br />
lo que ellos aprecian es lo que realmente se<br />
debe apreciar en una relación interpersonal.<br />
Con frecuencia, la diferencia en lo que<br />
aprecian es una cuestión de estilo. Sin<br />
embargo, las personas tienden a no reconocer<br />
este hecho. Confunden lo que aprecian con lo<br />
que es .<br />
Una persona se puede sentir muy cómoda con<br />
alguien muy organizado, mientras que otra<br />
puede sentirse aburrida e incómoda en<br />
compañía del mismo individuo. A una persona<br />
le puede encantar interaccionar con alguien<br />
que cambia constantemente de idea y nunca<br />
puede terminar una frase, mientras que otra<br />
se puede sentir muy frustrada ante la misma<br />
situación. A una persona le puede gustar<br />
alguien que siempre evalúa las amistades<br />
destacando sus puntos fuertes y débiles,<br />
mientras que otra pueden sentirse amenazada<br />
por el mismo individuo. En las relaciones, la<br />
compatibilidad suele significar encontrar a<br />
alguien que no sólo aprecia lo que somos en<br />
general, sino también los estilos que tenemos<br />
en particular.<br />
Debemos ser conscientes de que lo que las<br />
personas o las organizaciones dicen apreciar y<br />
lo que realmente aprecian no siempre<br />
coincide. Uno de los ejemplos más claros fue<br />
la campaña de Mao Tse-tung para , donde todo<br />
el mundo debía decir lo que pensaba. Algunas<br />
personas siguieron la propuesta de Mao al pie<br />
de la letra y un número bastante considerable<br />
de ellas acabaron en campos de<br />
concentración. La invitación de Mao fue una<br />
manera de reconocer a los disidentes que<br />
había entre sus huestes.<br />
Por desgracia, no hace falta ir a China o al<br />
pasado para encontrar divergencias entre lo<br />
que realmente se aprecia y lo que se dice<br />
apreciar. Pocas organizaciones dirían que<br />
desalientan el pensamiento creativo, pero hay<br />
pocas que verdaderamente lo fomenten. No<br />
47
es infrecuente ver una organización que<br />
aprecia el trabajo en equipo y encontrar<br />
después que los miembros de los equipos se<br />
apuñalan regularmente por la espalda<br />
mientras buscan la mejor posición de salida.<br />
Los centros de enseñanza son algunos de los<br />
peores infractores cuando se trata de<br />
equiparar lo que dicen con lo que hacen.<br />
Naturalmente, los administradores educativos<br />
dirán que cuando promocionan a algún<br />
enseñante a un puesto en la administración lo<br />
hacen con el fin de mejorar la enseñanza. ¿Es<br />
esto todo lo que les importa? Si visitamos<br />
alguna escuela, lo más frecuente será que<br />
todos o casi todos los enseñantes sean<br />
mujeres y que el director sea un hombre.<br />
Ahora tratemos de encontrar la situación<br />
inversa, donde todos los enseñantes sean<br />
hombres y la dirección recaiga en una mujer.<br />
¡Nos hará falta mucha suerte! En cuanto a los<br />
estilos, los administradores de nivel superior<br />
con frecuencia os dirán que aprecian a los<br />
enseñantes que piensan por sí mismos, pero<br />
después promocionarán a la dirección o a<br />
otros puestos ejecutivos a personas cuyo<br />
principal mérito sea su predisposición de decir<br />
a todas las demandas de sus<br />
superiores.<br />
En ocasiones, se emplean entrevistas para<br />
detectar quién tiene un alto grado de<br />
conformidad. Una mujer que trabajaba en un<br />
departamento estatal de educación fue<br />
entrevistada para ocupar el segundo puesto<br />
en importancia de ese departamento, justo<br />
por debajo del comisionado de educación. Se<br />
le preguntó si consideraba que este puesto<br />
consistía en actuar como un líder educativo o<br />
como un administrador. Como se trataba del<br />
segundo puesto en importancia, dijo . Incorrecto. El<br />
puesto fue para otra persona que dio la<br />
respuesta correcta, es decir, dejar que se llevara toda el<br />
reconocimiento del liderazgo. Muchos<br />
vicepresidentes de los Estados Unidos se han<br />
limitado a ser aduladores al servicio de las<br />
políticas, en ocasiones desafortunadas, del<br />
presidente. No cabe ninguna duda sobre el<br />
estilo que se valora aquí.<br />
En México, la presidencia de la república<br />
comporta un ritual que es aún más extraño.<br />
En la práctica, el presidente elige a su<br />
sucesor, casi siempre alguien caracterizado<br />
por decir a todo y que ha<br />
hecho todo lo que se le ha dicho sin rechistar.<br />
Aunque hay unas elecciones populares, el<br />
mismo partido (el PRI, Partido Revolucionario<br />
48<br />
Institucional) ha ganado constantemente las<br />
elecciones desde hace años, por razones que<br />
se pueden discutir. Cuanto más servil ha sido<br />
una persona, mejores son sus oportunidades<br />
de conseguir el y ser<br />
elegido presidente. De esta manera, el<br />
presidente trata de garantizar el continuismo<br />
de su política. Pero, históricamente, los<br />
nuevos presidentes suelen volverse en contra<br />
de sus predecesores casi inmediatamente<br />
después de ser elegidos. Y estos ataques han<br />
sido muy agresivos. Por tanto, lo irónico es<br />
que la persona elegida para seguir los pasos<br />
de su predecesor ha hecho, por tradición,<br />
precisamente todo lo contrario.<br />
14. En general los estilos no son ni buenos ni<br />
malos: es una cuestión de educación.<br />
Cuando hablamos de aptitudes, podemos<br />
calificarlas de mejores o peores, pero a estas<br />
alturas ya debe estar claro que los estilos son<br />
mejores o peores únicamente dentro de un<br />
contexto determinado. Un estilo que puede<br />
encajar bien en un contexto puede encajar<br />
mal, o no encajar en absoluto, en otro.<br />
No podemos juzgar la adecuación de un estilo<br />
simplemente por el nombre genérico de un<br />
trabajo. Por ejemplo, un enseñante puede<br />
trabajar en un campo que principalmente<br />
requiera creatividad, como en el caso de las<br />
ciencias, mientras que un enseñante en otro<br />
campo puede necesitar una postura<br />
básicamente crítica, como en la literatura.<br />
Naturalmente, la crítica puede ser creativa y<br />
el trabajo creativo se puede analizar<br />
críticamente, pero los estilos básicos<br />
requeridos en los dos casos puedan ser algo<br />
diferentes. De manera similar, el perfil de<br />
estilos requerido por un abogado criminalista<br />
probablemente será algo diferente del perfil<br />
requerido por un abogado de empresa que<br />
casi nunca pisa un juzgado. Vender a<br />
personas que vienen a comprar, como ocurre<br />
en una tienda de ropa, puede requerir estilos<br />
diferentes de los necesarios para vender por<br />
teléfono, donde el televendedor<br />
a personas que, normalmente,<br />
ni siquiera se consideran clientes ellas<br />
mismas.<br />
Incluso dentro de un trabajo concreto, la<br />
mayoría de las tareas requieren una<br />
combinación de estilos y muchos trabajos<br />
exigen por lo menos parte de casi cada estilo<br />
en un momento u otro. Aquí se puede<br />
observar la ventaja de la flexibilidad. Sin<br />
embargo, lo que más debemos reconocer es<br />
que los mismos estilos que encajan realmente<br />
bien en una tarea o situación, pueden no
encajar bien en otras, mientras que unos<br />
niveles elevados de aptitud en general se<br />
suelen considerar convenientes, casi<br />
independientemente de la situación.<br />
La cuestión de la adecuación tiene una<br />
importancia fundamental. Probablemente, el<br />
peor consejo que he dado en mi vida como<br />
enseñante fue a un estudiante que había<br />
recibido dos ofertas de trabajo, una de una<br />
institución muy prestigiosa y otra de una<br />
institución de prestigio moderado. Le<br />
recomendé que aceptara el trabajo más<br />
prestigioso. ¿Por qué este consejo fue tan<br />
malo? Porque yo sabía, al igual que él, que el<br />
tipo de trabajo que le gustaba hacer y su<br />
estilo de pensar en los problemas, encajaba<br />
mucho mejor con la institución de prestigio<br />
moderado que con la de mayor prestigio. Por<br />
desgracia, siguió mi consejo.<br />
Aceptó el trabajo en la institución prestigiosa<br />
y, como cualquiera podría predecir,<br />
simplemente no se adaptó bien. Las personas<br />
de aquella institución nunca llegaron a<br />
apreciar lo que les podía ofrecer. El resultado<br />
fue que acabó marginado y, al final, vio que<br />
tenía que marcharse. Si hubiera aceptado la<br />
oferta de la otra institución, no dudo en<br />
absoluto que se habría adaptado bien, habría<br />
trabajado mejor y, al final, hubiera sido<br />
mucho más feliz. La lección que los dos<br />
aprendimos, pero que yo ya debería haber<br />
sabido, es que lo más importante es encontrar<br />
un entorno que encaje bien con lo que<br />
podemos ofrecer en cuanto a estilos, en vez<br />
de un entorno que puede tener mucho<br />
prestigio, pero que es improbable que aprecie<br />
lo que hacemos.<br />
13. 15. Confundimos la adecuación de los<br />
estilos con el nivel de aptitud.<br />
Terminamos este capítulo, en cierto sentido,<br />
haciendo un círculo completo y volviendo al<br />
punto de partida. Las personas y las<br />
instituciones tienden a apreciar a otras<br />
personas e instituciones que son como ellas.<br />
El resultado es que tendemos a considerar<br />
que tiene más aptitudes quien más se parece<br />
a nosotros. En consecuencia, muchos niños y<br />
adultos nunca son apreciados por lo que son,<br />
sino por su manera de encajar en el modelo<br />
estilístico del evaluador.<br />
Como director de una revista especializada en<br />
psicología, he descubierto con el paso de los<br />
años que los revisores de artículos se pueden<br />
clasificar, en general, en dos grupos: los que<br />
evalúan los artículos en función de la medida<br />
en que éstos coinciden con su propia manera<br />
de ver el mundo, y los que evalúan los<br />
artículos por su calidad, independientemente<br />
de si la manera de ver el mundo por parte del<br />
autor coincide o no con la suya.<br />
Cuando evaluamos a las personas, con<br />
frecuencia nos encontramos cayendo en estas<br />
mismas dos categorías. Están los que buscan<br />
y aprecian solamente a quienes son como<br />
ellos y están los que buscan la calidad,<br />
independientemente de que sea o no el<br />
mismo tipo de calidad que ellos pueden<br />
ofrecer. Utilizaremos mejor el talento de otras<br />
personas y contribuiremos más a su desarrollo<br />
si las apreciamos en función de sus propias<br />
virtudes estilísticas y no en función de cómo<br />
nos gustaría que fuesen.<br />
49
EL DESARROLLO DE LOS<br />
ESTILOS DE PENSAMIENTO<br />
¿De dónde proceden los diversos estilos de<br />
funcionamiento intelectual? Seguramente es<br />
posible que, al menos en parte, las<br />
preferencias en cuanto a estilos se hereden,<br />
pero dudo que sea una parte significativa. Más<br />
bien creo que los estilos son constructor<br />
parcialmente socializados, de manera parecida<br />
a la inteligencia. Ya desde el principio nos<br />
damos cuenta de que ciertos estilos de<br />
interacción con otras personas y cosas del<br />
entorno son más gratificados que otros, y es<br />
probable que nos inclinemos hacia estos<br />
estilos y que, al mismo tiempo, poseamos<br />
unas predisposiciones que limiten la medida y<br />
el acierto de nuestra adaptación a estos<br />
estilos recompensados. Hasta cierto punto, la<br />
sociedad estructura las tareas siguiendo unas<br />
líneas que benefician un estilo u otro en una<br />
situación determinada. Se da un bucle<br />
continuo de realimentación entre el ejercicio<br />
de un estilo y lo bien de este estilo funciona<br />
en una tarea dada impuesta socialmente. Es<br />
importante añadir que algunos premios y<br />
castigos para diversos estilos de interacción<br />
probablemente son más internos que<br />
externos. No sólo adaptamos estilos en la<br />
relación con personas y objetos externos, sino<br />
también en relación con nosotros mismos.<br />
50<br />
VARIABLES DEL DESARROLLO DE LOS<br />
ESTILOS<br />
Consideremos algunas de las variables que<br />
probablemente influyen en el desarrollo de los<br />
estilos de pensamiento.<br />
La cultura<br />
La primera variable es la cultura. Algunas<br />
culturas tienden a recompensar unos estilos<br />
más que otros. Por ejemplo, el énfasis<br />
estadounidense en la innovación y en hacer<br />
puede conducir a<br />
una gratificación relativamente mayor para los<br />
estilos legislativo y liberal, por lo menos en las<br />
personas adultas. Los héroes nacionales<br />
estadounidenses de uno u otro tipo, como<br />
Edison como inventor, Einstein como<br />
científico, Jefferson como teórico político,<br />
Steve Jobs como empresario y Ernest<br />
Hemingway como escritor, con frecuencia<br />
tienden a ser héroes en virtud de sus<br />
aportaciones legislativas.<br />
Otras sociedades, como Japón, que<br />
tradicionalmente han destacado más la<br />
conformidad y el seguimiento de las<br />
tradiciones, es más probable que conduzcan a<br />
estilos ejecutivos y conservadores. Una<br />
sociedad que enfatice la conformidad y la<br />
tradición en muy gran medida puede<br />
estancarse a causa de los estilos inculcados en<br />
sus miembros. Es interesante examinar la<br />
transición de la etiqueta Made in Japan desde<br />
su imagen en los años cincuenta, como señal<br />
de una imitación barata de un producto<br />
estadounidense, hasta la imagen de alta<br />
innovación tecnológica de la década de los<br />
noventa. Este cambio de imagen parece<br />
reflejar, por lo menos en parte, una transición<br />
acaecida en los estilos recompensados por la<br />
sociedad japonesa.<br />
En algunas culturas, a los niños se les enseña<br />
desde una edad temprana que no deben<br />
poner en duda ciertos principios religiosos. O<br />
puede que se les enseñe a no poner en duda<br />
al gobierno. La mayoría de los padres no<br />
quieren ver a sus hijos en la cárcel. En Corea<br />
del Norte o en la china, por ejemplo,<br />
enfrentarse al gobierno puede acarrear la<br />
prisión o algo peor y, en consecuencia, los<br />
padres tienen un fuerte acicate para premiar<br />
los estilos conservadores y castigar los<br />
liberales. En otras sociedades, se insta a los<br />
niños a poner en duda gran parte de lo que se<br />
les enseña. Creo que estas diferencias son<br />
muy importantes. A veces se plantea la<br />
pregunta de por qué los miembros de algunos<br />
grupos religiosos y étnicos tienen muchas más<br />
probabilidades de ganar premios Nobel u otros<br />
premios similares que los miembros de otros<br />
colectivos. Es fácil atribuir estas diferencias a<br />
motivaciones políticas por parte de las<br />
comisiones que otorgan los premios o a que<br />
grupos distintos tienen diferentes<br />
oportunidades. Pero en el caso de las<br />
religiones, en ciertos países hay miembros de<br />
muchas religiones diferentes que han crecido<br />
en circunstancias socio-económicas muy<br />
similares. Creo que los estilos tienen mucho<br />
que ver con esto: algunos grupos fomentan el<br />
tipo de pensamiento legislativo y liberal que<br />
tiende a producir trabajos creativos que, a su<br />
vez, pueden ser premiados por su importancia<br />
y novedad. Otros grupos desalientan este tipo<br />
de pensamiento y, en consecuencia, es menos<br />
probable que sus miembros obtengan estos<br />
premios.<br />
Consideremos otra variable que difiere entre<br />
distintas culturas: el individualismocolectivismo.<br />
Esta variable se ha utilizado<br />
profusamente como base para comprender las<br />
diferencias importantes entre los valores de<br />
distintas culturas.
Esta dimensión se refiere a la medida en que<br />
una cultura determinada fomenta y apoya las<br />
necesidades y, los deseos del individuo por<br />
encima de las necesidades y deseos de la<br />
colectividad. Los miembros de culturas<br />
individualistas tienden a considerarse a sí<br />
mismos, fundamentalmente, como entidades<br />
separadas y autónomas; los miembros de<br />
culturas colectivistas tienden a considerarse a<br />
sí mismos, fundamentalmente, como<br />
interconectados con los demás. En una cultura<br />
colectivista, la importancia del individuo<br />
depende, en gran medida, de los roles<br />
sociales que lo vinculan a una entidad<br />
colectiva más amplia.<br />
Matsumoto ha descrito un cuestionario<br />
empleado por él y sus colegas para evaluar el<br />
grado de individualismo-colectivismo. Las<br />
personas muy colectivistas tienden a creer<br />
que lo más importante es cumplir con las<br />
peticiones directas de otras personas<br />
importantes, mantener el autocontrol en<br />
relación a estas personas y compartir con<br />
ellas el mérito y la culpa por los éxitos y los<br />
fracasos. Las personas muy individualistas<br />
tienden a mostrar estas características en un<br />
grado mucho menor.<br />
Hofstede estudió el individualismocolectivismo<br />
en 39 países. Los seis países más<br />
individualistas, ordenados de más a menos,<br />
fueron los Estados Unidos, Australia, Gran<br />
Bretaña, Canadá, los Países Bajos y Nueva<br />
Zelanda. Las seis culturas más colectivistas<br />
fueron, ordenadas de más a menos,<br />
Venezuela, Colombia, Pakistán, Perú, Taiwán<br />
y Tailandia. Hofstede encontró unas<br />
tendencias muy marcadas. Los países más<br />
individualistas tienden a estar relacionados<br />
con el Reino Unido (pasado o presente) o se<br />
encuentran en el norte de Europa. Los países<br />
más colectivistas tienden a ser asiáticos o<br />
latinoamericanos.<br />
Aunque los estilos interno y externo se<br />
pueden encontrar en los dos tipos de culturas,<br />
las naturalezas respectivas de estas culturas<br />
indican que el estilo interno será más<br />
apreciado en las culturas individualistas, y que<br />
el externo lo será más en las culturas<br />
colectivistas. ¿Por qué? Porque en las culturas<br />
individualistas el sistema de valores premia al<br />
individuo por derecho propio. El ejemplo<br />
característico de éxito es la persona que<br />
asciende hasta la cumbre luchando<br />
individualmente y que, al final, consigue<br />
trabajar para el sistema y que el sistema<br />
trabaje para él. En una cultura colectivista, el<br />
significado de la vida individual se deriva, en<br />
su mayor parte, de los grupos a los que<br />
pertenece la persona, y es difícil definir a un<br />
individuo sin hacer referencia a estos grupos<br />
externos.<br />
El sexo<br />
La segunda variable potencialmente<br />
relacionada con el desarrollo de los estilos es<br />
el sexo. Williams y Best estudiaron en treinta<br />
países los adjetivos asociados a los hombres y<br />
a las mujeres en las culturas respectivas, y<br />
encontraron una notable coherencia en los<br />
adjetivos empleados. Berry, Poortinga, Segall<br />
y Dasen han argumentado que las coherencias<br />
culturales en los estereotipos relativos al sexo<br />
son tan destacadas que estos estereotipos<br />
pueden ser uno de los pocos ejemplos<br />
verdaderos de universales culturales.<br />
Por ejemplo, los hombres se suelen describir<br />
como audaces, emprendedores,<br />
individualistas, inventivos y progresistas. Las<br />
mujeres se suelen describir como audaces,<br />
emprendedores, individualistas, inventivos y<br />
progresistas. Las mujeres se suelen describir<br />
como precavidas, dependientes, censoras,<br />
tímidas y sumisas. Estos estereotipos<br />
representan percepciones en vez de<br />
realidades: pueden o no tener una base<br />
factual. Pero cuando socializamos a nuestros<br />
jóvenes –cuando los educamos para que se<br />
adapten a nuestra imagen de cómo deben<br />
llegar a ser- lo hacemos en función de<br />
nuestras percepciones, no en función de la<br />
realidad. Por tanto, si creemos que el rol<br />
social de un hombre es esto o aquello, es esta<br />
creencia lo que influye en nosotros y no el<br />
hecho de que el rol del hombre sea realmente<br />
el que creemos.<br />
Creo que los adjetivos mencionados muestran<br />
los diferentes estilos que probablemente son<br />
recompensados en los hombres y en las<br />
mujeres. En particular, los hombres tienden<br />
más a ser premiados si su estilo es legislativo,<br />
liberal e interno, y las mujeres si su estilo es<br />
ejecutivo o judicial, externo y conservador.<br />
Por tanto, desde este punto de vista, los<br />
hombres y las mujeres se socializan de<br />
manera diferente, probablemente desde que<br />
nacen. Lo que se considera un<br />
comportamiento deseable o, por lo menos,<br />
aceptable será diferente para los hombres y<br />
para las mujeres.<br />
Existen buenas pruebas informales de este<br />
hecho. En las juntas directivas, los hombres y<br />
las mujeres se encuentran ante expectativas<br />
diferentes. En algunas organizaciones, las<br />
51
mujeres extremadamente cualificadas pueden<br />
ser pasadas por alto en las promociones. En<br />
una organización, el hecho de que una mujer<br />
trabajara activamente para ser candidata a la<br />
presidencia de la junta directiva se<br />
consideraba discutible, pero este mismo<br />
comportamiento no se consideraba discutible<br />
cuando lo realizaba un hombre.<br />
Las diferencias de estilo entre hombres y<br />
mujeres se pueden socializar según pautas<br />
tan asentadas en una cultura que las personas<br />
apenas son conscientes de su importancia,<br />
como ocurre con el tratamiento diferencial<br />
otorgado a los niños y a las niñas desde que<br />
nacen. Sabemos que hombres y mujeres<br />
rinden de manera diferente en varios tipos de<br />
pruebas. A. J. Toynbee comenta que, en<br />
Inglaterra, las niñas solían rendir mejor que<br />
los niños en los exámenes 11 plus. Pero en los<br />
institutos de secundaria había más plazas<br />
para niños que para niñas. En consecuencia,<br />
el problema se resolvió imponiendo un<br />
obstáculo a las niñas: tenían que obtener una<br />
puntuación más alta para lograr una plaza en<br />
secundaria. Sin duda, prácticas como ésta<br />
indican un sistema diferencial de recompensas<br />
para los dos sexos.<br />
Por supuesto, los hombres rinden más que las<br />
mujeres en algunas pruebas como, por<br />
ejemplo, las de visualización espacial.<br />
También se observó que, en la universidad de<br />
Oxford, los hombres tienen el doble de<br />
probabilidades que las mujeres de obtener un<br />
First (la nota más alta). Pero eso es ahora. A<br />
principios de los años setenta, las mujeres<br />
tenían más probabilidades de obtener Firsts<br />
que los hombres. Un informe que se pregunta<br />
por la aparición de esta pauta de diferencias,<br />
indica que las respuestas de las mujeres a los<br />
exámenes escritos tienden a ser más<br />
precavidas y conservadoras, y que esta<br />
precaución va contra ellas cuando estos<br />
exámenes se califican. Dicho de otra manera,<br />
un estilo de pensamiento que en edades más<br />
tempranas probablemente había sido<br />
recompensado en las mujeres pero no en los<br />
hombres, ahora empieza a ser recompensado<br />
de manera diferente en hombres y mujeres,<br />
de manera que los ensayos de las mujeres<br />
reciben peor calificación por no correr los<br />
riesgos que antes siempre se esperaba que no<br />
corrieran.<br />
Como hemos recopilado algunos datos<br />
normativos –aunque limitados- sobre los<br />
estilos, podemos poner a prueba algunas de<br />
estas ideas. ¿Cómo podemos comparar a los<br />
hombres y a las mujeres en función de sus<br />
52<br />
estilos? Como nuestras muestras son<br />
pequeñas y no necesariamente<br />
representativas, debemos ser precavidos al<br />
extraer conclusiones. Además, en nuestros<br />
datos, los hombres y las mujeres tienden a<br />
emplear las escalas de clasificación de manera<br />
diferente: los hombres tienden a puntuarse en<br />
todo más alto que las mujeres. Sin embargo,<br />
al controlar estas diferencias en nuestra<br />
muestra de adultos, observamos que los<br />
hombres se caracterizaban a sí mismos como<br />
un poco más legislativos, menos judiciales,<br />
más globales y más internos. Las<br />
puntuaciones medianas en la escala de<br />
liberalismo no diferían mucho entre hombres y<br />
mujeres. Sin embargo, en el extremo inferior<br />
(menos liberal), las puntuaciones de<br />
liberalismo de los hombres eran más altas que<br />
las de las mujeres: por ejemplo, los hombres<br />
necesitaban obtener 4,1 para estar en el<br />
percentil 10 del liberalismo, mientras que las<br />
mujeres sólo necesitaban 3,3. Esta diferencia<br />
no aparecía en el extremo superior. Por tanto,<br />
por lo menos había alguna tendencia en los<br />
datos que apoyaba nuestras predicciones,<br />
aunque, por supuesto, sólo se trata de datos<br />
brutos que están lejos de ser concluyentes.<br />
Es importante darse cuenta de que estos<br />
resultados indican como son las cosas, no<br />
como podrían o deberían ser.<br />
Tradicionalmente, las pautas de estilos de<br />
cariz legislativo y liberal han sido más<br />
aceptables en los hombres que en las<br />
mujeres. Se suponía que los hombres<br />
establecían las reglas y que las mujeres las<br />
debían seguir. Pero esta tradición ya está<br />
cambiando en muchas culturas. Es sólo una<br />
manera de hacer las cosas, no la manera en<br />
que se deben hacer.<br />
La edad<br />
La tercera variable es la edad. <strong>Normal</strong>mente,<br />
entre los preescolares se fomenta el estilo<br />
legislativo y se les anima a desarrollar sus<br />
facultades creativas en el entorno<br />
relativamente poco estructurado y abierto de<br />
la escuela y de algunos hogares. Cuando los<br />
niños empiezan a ir a la escuela, el fomento<br />
del estilo legislativo llega rápidamente a su<br />
fin. Ahora se espera que los niños se<br />
socialicen según los valores básicamente<br />
conformistas de la escuela. Ahora es el<br />
enseñante quien decide lo que el estudiante<br />
debe hacer y, la mayoría de las veces, el<br />
alumno lo hace. La situación preferida en<br />
preescolar, donde el niño elige qué quiere<br />
hacer y cómo quiere hacerlo, se ha acabado.<br />
Los estudiantes que no siguen las directrices y
normas de la escuela se consideran<br />
infrasocializados y hasta inadaptados. En la<br />
edad adulta, algunos trabajos fomentan el<br />
estilo legislativo, aunque la formación para<br />
estos trabajos puede que no lo destaque. Por<br />
ejemplo, la historia o la física de segunda<br />
enseñanza son principalmente ejecutivas y los<br />
estudiantes contestan preguntas o resuelven<br />
problemas planteados por el enseñante. Sin<br />
embargo, se espera que los físicos y los<br />
historiadores sean más bien legislativos. Lo<br />
irónico es que puede haberse olvidado de<br />
cómo conseguirlo. A veces decimos que los<br />
niños pierden su creatividad en la escuela. Lo<br />
que realmente pueden perder es el estilo de<br />
pensamiento que genera una actividad<br />
creativa.<br />
Cambiamos nuestros sistemas de gratificación<br />
sin decírselo a nadie o incluso sin ser<br />
explícitamente conscientes de estos cambios<br />
nosotros mismos. Por ejemplo, una brillante<br />
idea legislativa sobre la manera de llevar una<br />
empresa podría comportar una gratificación<br />
para un ejecutivo de alto nivel, pero podría<br />
costarle el puesto de trabajo a un ejecutivo de<br />
nivel inferior. El mismo principio se aplica en<br />
cualquier ámbito.<br />
En mi propio campo de la psicología, el<br />
sistema de premios y castigos cambia a<br />
medida que avanza la carrera. Durante el<br />
primer año, en un curso característico de<br />
introducción a la psicología, la evaluación se<br />
hará, principalmente, en forma de exámenes<br />
con respuestas breves, por lo menos en los<br />
Estados Unidos. Incluso es probable que los<br />
exámenes escritos estén orientados, en su<br />
mayor parte, a reproducir datos aprendidos.<br />
Por tanto, los estudiantes serán premiados, en<br />
gran medida, por tener un estilo ejecutivo,<br />
conservador y local. En cursos universitarios<br />
avanzados y hasta en cursos de postrado, lo<br />
más probable es que los estudiantes tengan<br />
que escribir ensayos comparando y<br />
contrastando teorías o analizando planes de<br />
investigación o tratamiento. En estas<br />
circunstancias, el estilo judicial tiene más<br />
importancia que el estilo ejecutivo. Pero<br />
cuando el estudiante inicia una carrera<br />
profesional, por ejemplo, como psicólogo<br />
dedicado a la investigación, será premiado por<br />
las ideas creativas que contribuyan al<br />
progreso en esa especialidad: en este caso, el<br />
estilo que se premia es el legislativo. Las<br />
personas que se han dedicado a un campo<br />
durante mucho tiempo tienen más libertad<br />
para expresarse que las que acaban de<br />
iniciarse en él. Los artículos y las propuestas<br />
de subvención de los investigadores veteranos<br />
no se tratan igual que los de los principiantes.<br />
De hecho, el investigador veterano tiene más<br />
libertad que el principiante para ser legislativo<br />
y liberal y para producir cambios en la<br />
especialidad. Irónicamente, los principiantes<br />
suelen ser más revolucionarios, en parte<br />
porque no han llegado a atrincherarse tanto<br />
en la especialidad y, en consecuencia, son<br />
más propensos a tener ideas para cambiarla.<br />
Por tanto, en la psicología académica, como<br />
en el mundo de los negocios, los estilos que<br />
se recompensan en momentos distintos son<br />
diferentes parezcan ser más o menos<br />
competentes. En realidad, las diferencias no<br />
se encuentran en la competencia de las<br />
personas per se, sino en lo que se premia en<br />
distintos momentos de la carrera.<br />
Un sistema de gratificaciones puede ser<br />
diferente a corto y largo plazo y los dos<br />
sistemas pueden llegar a oponerse entre sí.<br />
Por ejemplo, un trabajo muy legislativo y<br />
liberal puede ser rechazado inicialmente por ir<br />
demasiado lejos. Sin embargo, a largo plazo<br />
es precisamente este trabajo el que puede<br />
cambiar el campo y recibir las mayores<br />
recompensas.<br />
Los estilos de los padres<br />
Los estilos de los padres constituyen otra<br />
variable. Es probable que lo que los padres<br />
fomentan y recompensan se refleje en el<br />
estilo de los hijos. ¿Fomentan o desalientan<br />
los padres el estilo legislativo o judicial en los<br />
hijos? El padre o la madre pueden exhibir un<br />
estilo determinado que el niño probablemente<br />
emulará. Por ejemplo, es probable que un<br />
padre monárquico premie a un hijo que sea<br />
decidido y resuelto como él, mientras que a<br />
un padre anárquico probablemente le<br />
disgustará que su hijo empiece a mostrar un<br />
estilo monárquico y tratará de reprimirlo por<br />
encontrarlo inaceptable. Los padres que<br />
tienden a generalizar las cosas es más<br />
probable que fomenten un estilo global,<br />
mientras que los padres que no tienen esta<br />
tendencia es más probable que fomenten un<br />
estilo más local.<br />
Ya he propuesto que una de las variables más<br />
importantes del desarrollo intelectual de un<br />
niño es la manera en que los padres se<br />
enfrentan a las preguntas que les plantean<br />
sus hijos. En el transcurso de la infancia, los<br />
niños pueden plantear miles de preguntas. Los<br />
padres reaccionan a estas preguntas de<br />
muchas maneras y estas maneras de<br />
reaccionar pueden influir en los estilos de<br />
pensamiento que desarrollen sus hijos. Por<br />
53
ejemplo, los niños tienen más probabilidades<br />
de desarrollar un estilo legislativo si sus<br />
padres les animan a hacer preguntas y,<br />
cuando sea posible, a buscar las respuestas<br />
por sí mismos; los niños tienen más<br />
probabilidades de desarrollar un estilo judicial<br />
si sus padres los animan a evaluar, a<br />
comparar y contrastar, a analizar y a juzgar<br />
las cosas, tanto en relación con las preguntas<br />
planteadas como en relación con las<br />
respuestas obtenidas.<br />
Esta misma lógica se aplica a otros estilos. Por<br />
ejemplo, un niño tiene más probabilidades de<br />
tener una inclinación global si ha visto a un<br />
padre (o a un enseñante) abordar cuestiones<br />
generales, o puede tener una inclinación local<br />
si ve que abordan cuestiones menores.<br />
Alentar a los niños a trabajar en grupo es más<br />
probable que fomente un estilo externo,<br />
mientras que alentar el trabajo individual es<br />
más probable que fomente un estilo interno.<br />
Naturalmente, los padres tienen influencia,<br />
pero esta influencia no es total. Por una parte,<br />
la personalidad de cada niño es diferente y,<br />
por ejemplo, uno puede estar más<br />
predispuesto a trabajar con otros, mientras<br />
que otro puede que no lo esté. Por otra parte,<br />
hay otros agentes socializadores que compiten<br />
con los padres y entre sí. Los padres pueden<br />
animar a sus hijos a plantear muchas<br />
preguntas en el hogar, pero los hijos pueden<br />
ir a escuelas que repriman esta pauta de<br />
conducta. Ningún agente socializador tiene el<br />
monopolio sobre los resultados finales.<br />
La formación religiosa que los padres dan a<br />
sus hijos o, en casos más raros, la que los<br />
niños encuentran por sí mismos, también<br />
pueden tener influencia en el desarrollo de los<br />
estilos. Algunas religiones, en su práctica<br />
cotidiana, fomentan más las preguntas y la<br />
confrontación que otras. Los premios Nobel no<br />
se distribuyen entre los diversos grupos<br />
religiosos de manera proporcional a su<br />
impacto en la población mundial. Esta<br />
diferencia refleja el énfasis en la actitud de<br />
poner en duda los usos y costumbres de cada<br />
uno de estos grupos.<br />
La formación y la profesión<br />
Por último, otra variable que influye en el<br />
desarrollo de los estilos es el tipo de<br />
formación recibida y, en última instancia, la<br />
profesión que se ejerce. Diferentes escuelas y,<br />
especialmente, diferentes ocupaciones<br />
premian estilos distintos. Es probable que un<br />
empresario sea premiado por tener un estilo<br />
diferente del de un trabajador de una cadena<br />
54<br />
de montaje. Como las personas responden al<br />
sistema de gratificación de la vida que han<br />
elegido, hay varios aspectos de los estilos que<br />
tienen más probabilidades de ser fomentados<br />
o reprimidos.<br />
En general, la mayor parte de los centros<br />
educativos del mundo suele recompensar más<br />
el estilo ejecutivo, conservador y local. Los<br />
niños se consideran cuando<br />
hacen lo que se les dice y lo hacen bien. Las<br />
escuelas se ven a sí mismas como agentes<br />
socializadores, pero en el sentido de que los<br />
niños deben aprender cómo se ven y se hacen<br />
las cosas en su cultura; es relativamente raro<br />
que se fomente mucho la independencia<br />
intelectual, por lo menos hasta los niveles<br />
más avanzados de enseñanza como los cursos<br />
de postrado o de postdoctorado. Incluso en<br />
éstos, el pensamiento legislativo no suele ser<br />
especialmente fomentado.<br />
ESTILOS Y APTITUDES<br />
Evidentemente, las variables acabadas de<br />
describir son más una muestra que un listado<br />
completo de las variables que probablemente<br />
influyen en los estilos. Además, es inevitable<br />
que cualquier discusión como ésta simplifique<br />
las complejidades del desarrollo, aunque sólo<br />
sea a causa de las complejas interacciones<br />
que se dan entre las variables. Por otra parte,<br />
los estilos interaccionan con las aptitudes. De<br />
vez en cuando, nos encontramos con personas<br />
que son legislativas pero no son creativas, con<br />
personas creativas que evitan el estilo<br />
legislativo y las jerarquías, etc. Pero, la<br />
mayoría de las veces, estas interacciones<br />
estarán más sincronizadas en las personas<br />
bien adaptadas. Según la teoría triárquica de<br />
la inteligencia humana, las personas que<br />
tienen una inteligencia contextual son las que<br />
aprovechan sus puntos fuertes y corrigen o<br />
compensan sus puntos débiles. Una parte<br />
importante de este aprovechamiento y esta<br />
corrección parece residir en la armonía entre<br />
las aptitudes de la persona y sus estilos<br />
preferidos. Las personas que no pueden<br />
encontrar esta armonía, probablemente se<br />
sentirán frustradas por la disparidad entre lo<br />
que les gusta hacer y lo que son capaces de<br />
hacer.<br />
Si los estilos están socializados, aunque sólo<br />
sea en parte, entonces es casi seguro que se<br />
podrán modificar, por lo menos en cierta<br />
medida. Puede que estas modificaciones no<br />
sean fáciles. Sabemos poco sobre la manera<br />
de modificar el pensamiento y sabemos aún
menos sobre la manera de modificar los<br />
estilos de pensamiento. Es de suponer que<br />
cuando conozcamos los mecanismos que<br />
pueden subyacer en estas tentativas de<br />
modificación, seguiremos un camino parecido<br />
al empleado por algunos educadores y<br />
psicólogos para enseñar a pensar.<br />
Debemos enseñar a los estudiantes a<br />
aprovechar sus puntos fuertes y a corregir sus<br />
puntos débiles. Casi siempre es posible<br />
corregir en parte una carencia, pero corregirla<br />
del todo puede ser imposible. Con frecuencia<br />
se pueden encontrar mecanismos de<br />
compensación que ayuden a reducir la brecha<br />
existente entre los puntos débiles y fuertes de<br />
la actuación de una persona. Por ejemplo, un<br />
ejecutivo de empresa al que no le guste el<br />
trabajo detallado puede contratar a otra<br />
persona que lo haga por él. Al final, podemos<br />
esperar que una teoría de los estilos de<br />
pensamiento no sólo sirva de base para<br />
diseñar pruebas sobre los estilos, sino que<br />
también sirva de base para una formación que<br />
maximice la flexibilidad de las personas<br />
cuando interaccionan con cosas, con otras<br />
personas y con ellas mismas.<br />
Por ejemplo, esto me hace pensar en dos<br />
científicos que, según algunos, no rinden bien<br />
en la profesión que han elegido. La teoría de<br />
los estilos tiene algo que decir sobre la<br />
veracidad de esta afirmación. Una de estas<br />
personas es, claramente, de tipo judicial:<br />
disfruta escribiendo críticas, revisando y<br />
editando artículos, formando parte de<br />
tribunales de evaluación de becas, etc. Pero<br />
en la ciencia, las mayores recompensas no se<br />
derivan de actividades judiciales, sino de<br />
actividades legislativas: concebir ideas para<br />
teorías, experimentos, etc. De manera similar,<br />
el segundo científico parece disfrutar mucho<br />
recogiendo sus propios datos, analizándolos y<br />
escribiendo artículos, pero parece menos<br />
interesado en los experimentos que lleva a<br />
cabo. Su tendencia ejecutiva podría estar más<br />
recompensada en una especialidad donde se<br />
premie más la ejecución de ideas ajenas que<br />
la aportación de ideas propias. Pero en la<br />
ciencia, los procesos ejecutivos y judiciales se<br />
deben poner al servicio de los legislativos,<br />
como cuando se planifica la realización y el<br />
análisis de un experimento.<br />
En general, unos estilos distintos pueden<br />
funcionar bien, de una manera diferente, en<br />
distintos momentos de una carrera profesional<br />
dada. Por ejemplo, los directivos de nivel<br />
inferior necesitan tener un estilo más<br />
ejecutivo, pero los ejecutivos de niveles<br />
superiores requieren un estilo más legislativo<br />
y judicial. El hecho de que las necesidades<br />
estilísticas puedan cambiar en función del<br />
nivel profesional plantea serias dudas sobre<br />
nuestra manera de seleccionar y filtrar a las<br />
personas en las diversas etapas de sus<br />
carreras.<br />
Por ejemplo, en los centros de investigación y<br />
desarrollo es frecuente ver a ingenieros<br />
brillantes que, sin embargo, dentro de la<br />
organización no tienen a dónde ir desde el<br />
punto de vista de la ingeniería. Llegan a ser<br />
directivos, pero no suelen tener mucho éxito.<br />
Algunas de las nuevas empresas de<br />
biotecnología se encontraron con este<br />
problema al ver que sus científicos no siempre<br />
eran los mejores directivos, y que los<br />
directivos sin formación científica no siempre<br />
comprendían el pensamiento de los científicos.<br />
Esto no es sorprendente, ya que los directivos<br />
pueden tender a ser más ejecutivos y los<br />
científicos a ser más legislativos.<br />
Algunas profesiones ofrecen salidas<br />
profesionales optativas diseñadas para<br />
acomodar a las personas cuyo estilo no encaja<br />
bien con su trabajo. Por ejemplo, los<br />
abogados que tienen una inclinación judicial<br />
pueden llegar a ser jueces cuando avancen en<br />
su carrera. Los científicos o ingenieros con<br />
una mentalidad ejecutiva pueden llegar a ser<br />
directivos en organizaciones de investigación<br />
y desarrollo o administradores de<br />
universidades. Con frecuencia, en el contexto<br />
universitario los administradores tienen<br />
problemas para volver a la investigación una<br />
vez finalizada su etapa ejecutiva; han<br />
descubierto que, en realidad, tienen una<br />
inclinación más ejecutiva que, por ejemplo,<br />
legislativa. Pero ser de una manera<br />
determinada en el momento inoportuno de la<br />
carrera puede ser fatal. Por ejemplo, a menos<br />
que el científico tenga alguna aptitud<br />
legislativa, puede que no se consolide en su<br />
puesto y que, en consecuencia, nunca acceda<br />
a un cargo directivo dentro de la universidad.<br />
O puede que un directivo sea demasiado<br />
judicial al principio de su carrera y acabe<br />
ofendiendo a tantos compañeros o superiores<br />
con sus juicios sobre ellos que nunca pueda<br />
acceder a cargos más elevados, donde estos<br />
juicios podrían ser más adecuados para la<br />
actividad profesional.<br />
Aunque ya he destacado que las personas<br />
aportan unos estilos determinados a su<br />
trabajo, es importante darse cuenta de que<br />
los trabajos también pueden influir en los<br />
estilos e incluso pueden modificarlos. Un<br />
55
enseñante legislativo que trate de llegar a la<br />
administración, se puede encontrar tendiendo<br />
hacia un estilo ejecutivo por necesidad, y su<br />
propensión o incluso sus aptitudes ejecutivas<br />
pueden aumentar. Abandonar el estilo<br />
legislativo (o cualquier otro) durante varios<br />
años puede acarrear su desaparición. De la<br />
misma manera que el trabajo que se realiza<br />
influye en el nivel de diversas aptitudes<br />
mentales, igual puede ocurrir con los estilos<br />
de pensamiento. A veces, el cambio puede ser<br />
crucial. Por ejemplo, muchos legisladores<br />
estatales y federales han sido abogados. Por<br />
tanto, puede que no se sientan muy cómodos<br />
proponiendo nuevas ideas. La verdad es que<br />
cuando escuchamos discursos políticos de<br />
legisladores, la novedad de sus ideas no nos<br />
suele impresionar. Algunos de estos<br />
legisladores contratarán a personas que<br />
generen ideas para ellos y entonces,<br />
esencialmente, se convertirán en portavoces<br />
de estas personas y al mismo tiempo se<br />
llevarán la fama por las ideas. Otros<br />
legisladores pueden inclinarse hacia el estilo<br />
legislativo y proponer ideas propias. La noción<br />
de estilo nos hace considerar con seriedad qué<br />
cambios de trabajo pueden funcionar mejor y<br />
cuáles es probable que no funcionen tan bien.<br />
Las consideraciones que se aplican al trabajo<br />
también se aplican a la enseñanza. Deseo<br />
argumentar que muchas escuelas<br />
recompensan más a los niños ejecutivos: es<br />
decir, a los niños que trabajan dentro de los<br />
sistemas normativos existentes y buscan las<br />
recompensas que ofrece la escuela. Hasta<br />
cierto punto, las escuelas pueden convertir en<br />
personas ejecutivas a niños que podrían haber<br />
sido de otra manera. Pero el hecho de que las<br />
recompensas para el estilo ejecutivo<br />
continúen indefinidamente dependerá, en<br />
parte, de la trayectoria profesional, siendo<br />
ésta una razón de que las notas escolares no<br />
predigan muy bien el éxito profesional. Por<br />
ejemplo, nuestra capacidad para obtener<br />
notas altas en los cursos de matemáticas que<br />
implican resolver problemas ya planteados,<br />
probablemente no predecirá muy bien nuestro<br />
éxito como matemáticos, una profesión en la<br />
que muchas de las recompensas se obtienen,<br />
precisamente, por plantear problemas nuevos.<br />
Las personas judiciales pueden recibir más<br />
recompensas en segunda enseñanza y,<br />
especialmente, en la enseñanza superior,<br />
donde, por lo menos, se requiere alguna<br />
capacidad de apreciación como, por ejemplo,<br />
al resolver demostraciones dadas por el<br />
enseñante. Si las personas legislativas llegan<br />
a recibir alguna recompensa, puede que no<br />
sea hasta la formación de posgrado, donde se<br />
56<br />
plantea la necesidad de aportar ideas propias<br />
en tesis e investigaciones. Pero algunos<br />
enseñantes –los que quieren que los<br />
estudiantes sean clones, o por lo menos<br />
discípulos, de ellos mismos- pueden no<br />
recompensar a las personas legislativas ni<br />
siquiera en los cursos de posgrado, prefiriendo<br />
a personas ejecutivas que lleven a cabo su<br />
trabajo de una manera efectiva, diligente y sin<br />
rechistar.<br />
La adaptación entre estudiante y enseñante,<br />
al igual que entre enseñante y director, puede<br />
ser esencial para el éxito del sistema<br />
enseñante-estudiante o el sistema enseñantedirector.<br />
Por ejemplo, puede que un<br />
estudiante legislativo y un enseñante<br />
ejecutivo no se lleven nada bien. El estudiante<br />
legislativo puede no llevarse bien ni siquiera<br />
con un enseñante legislativo si es intolerante<br />
con el carácter legislativo de otras personas.<br />
Los educadores deben tener en cuenta su<br />
propio estilo para comprender cómo influye en<br />
su percepción de otras personas y en su<br />
interacción con ellas, y para eliminar sus<br />
propios prejuicios.<br />
Es evidente que ciertos niños se benefician de<br />
unos estilos determinados. Un estudiante con<br />
talento y con un estilo ejecutivo se puede<br />
beneficiar más de la aceleración, donde el<br />
mismo material se presenta con un ritmo más<br />
rápido. Un estudiante con talento y con un<br />
estilo legislativo se puede beneficiar más del<br />
enriquecimiento, donde la oportunidad de<br />
llevar a cabo proyectos creativos es coherente<br />
con el estilo de trabajo preferido por él.<br />
Es necesario que las escuelas tengan en<br />
cuenta no sólo el ajuste entre enseñantes y<br />
estudiantes (o entre enseñantes y directores)<br />
sino también el ajuste entre la manera de<br />
enseñar una materia y la manera de pensar<br />
de los estudiantes. Con frecuencia, un curso<br />
determinado se puede enseñar de una forma<br />
adecuada (o inadecuada) para cualquier estilo<br />
dado. Consideremos, por ejemplo, un curso de<br />
introducción o de bajo nivel para ciencias<br />
naturales o sociales. Este curso podría<br />
recalcar el aprendizaje y emplear hechos,<br />
principios y procedimientos ya existentes<br />
(mediante un estilo de enseñanza ejecutivo),<br />
o podría recalcar el diseño de un proyecto de<br />
investigación (mediante un estilo de<br />
enseñanza legislativo), o podría recalcar la<br />
redacción de artículos para evaluar teorías,<br />
experimentos, etc. (mediante un estilo de<br />
enseñanza judicial). ¡Poco me sorprende que<br />
recibiera un insuficiente en mi curso de<br />
introducción a la psicología, enseñado
mediante el estilo ejecutivo! Y ahora, al volver<br />
la vista atrás, poco me sorprende que, como<br />
enseñante en mis propios cursos de<br />
psicología, tendiera a hacer que la nota final<br />
dependiera mucho del diseño de un proyecto<br />
de investigación. Mi estilo de enseñanza<br />
reflejaba mi propio estilo de pensar, como<br />
ocurre con la mayoría de los enseñantes. El<br />
principio general de que el estilo de<br />
enseñanza refleja el estilo de pensamiento del<br />
enseñante no se limita a la psicología y ni<br />
siquiera a la ciencia. La redacción literaria, por<br />
ejemplo, se podría enseñar de una manera<br />
que destacara los escritos críticos (enseñanza<br />
judicial), los escritos creativos (enseñanza<br />
legislativa) o los escritos expositivos<br />
(enseñanza ejecutiva).<br />
A veces, se da un cambio natural en la<br />
naturaleza de una materia en niveles<br />
sucesivos de progreso, igual que ocurre en el<br />
mundo laboral. En las matemáticas y en las<br />
ciencias básicas, por ejemplo, los niveles<br />
inferiores son claramente más ejecutivos, ya<br />
que requieren la solución de problemas<br />
preestablecidos. Los niveles superiores son<br />
claramente más legislativos, ya que exigen la<br />
formulación de ideas nuevas para<br />
demostraciones, teorías y experimentos. Lo<br />
que es interesante es que algunos de los<br />
estudiantes eliminados en etapas anteriores<br />
de la enseñanza podrían tener bastante éxito<br />
en etapas posteriores y que algunos de los<br />
que triunfan en los niveles anteriores pueden<br />
no ser idóneos para el trabajo de niveles<br />
posteriores.<br />
Quizá el aspecto más importante a destacar<br />
es que tendemos a confundir el nivel con el<br />
estilo de pensamiento. Por ejemplo, la<br />
mayoría de las pruebas actuales de<br />
inteligencia y rendimiento premian muchísimo<br />
más el estilo ejecutivo: requieren la resolución<br />
de problemas preestablecidos. No podemos<br />
crear nuestros propios problemas ni juzgar la<br />
calidad de los problemas de la prueba (¡al<br />
menos, no durante el desarrollo de la<br />
misma!). Las personas con un estilo judicial<br />
rinden bastante bien en los ítems analíticos,<br />
pero las personas legislativas apenas se<br />
benefician de las pruebas existentes y<br />
realmente pueden ser perjudicadas por ellas.<br />
Claramente, el estilo influirá en la aptitud<br />
percibida, pero como se ha observado<br />
anteriormente, el estilo es independiente de la<br />
inteligencia en general, aunque no<br />
necesariamente dentro de un ámbito<br />
particular. El estilo debería contar tanto como<br />
la aptitud y la motivación en la orientación<br />
laboral, aunque probablemente no debería<br />
contar en la orientación escolar que se basa<br />
en las aptitudes y no en los estilos.<br />
¿Qué importancia tienen realmente los estilos<br />
en la enseñanza y cuáles son los resultados de<br />
la investigación de los estilos de pensamiento?<br />
Estas preguntas se abordarán en la Tercera<br />
parte.<br />
57
58<br />
LA GESTIÓN PEDAGÓGICA<br />
DE LA ESCUELA<br />
Justa Ezpeleta y Alfredo Burlan<br />
El alumnado<br />
¿Por qué, en una sociedad democrática, el<br />
primer contacto real del individuo con una<br />
institución formal tiene que ser tan<br />
profundamente antidemocrático?<br />
(Bowles y Gintis, 1976, pp. 250-251)<br />
En el campo de la innovación educativa es<br />
sorprendente cuántas veces el maestro acaba<br />
desesperándose, Las innovaciones y sus<br />
conflictos inherentes a menudo acaban siendo<br />
un fin en sí mismos, y los estudiantes quedan<br />
relegados al olvido. Cuando los adultos<br />
piensan en los estudiantes, piensan en ellos<br />
como beneficiarios potenciales del cambio.<br />
Piensan en resultados, habilidades, actitudes y<br />
puestos de trabajo. Raramente piensan en los<br />
estudiantes como participantes de un proceso<br />
de cambio y vida organizativa. Si bien las<br />
investigaciones de los años 80 empezaron a<br />
tener en cuenta al alumnado como<br />
participante activo en su propia educación y<br />
se ha clarificado la dirección que seguir, poco<br />
ha sucedido realmente para ampliar el rol de<br />
los estudiantes en la escuela como<br />
organización.<br />
En este capítulo continúo con el tema principal<br />
de la obra: el cambio educativo es, ante todo,<br />
un fenómeno relacionado con las personas y<br />
para todos y cada uno de los individuos. Los<br />
estudiantes, incluso los más pequeños, son<br />
personas también. Si no les asignamos algún<br />
papel significativo en la obra, la mayor parte<br />
del cambio educativo –y en realidad de la<br />
educación- fracasará. No pido a los lectores<br />
que piensen en el alumnado como el eje<br />
básico de la escuela, sino que reflexionen<br />
sobre la siguiente pregunta: ¿Qué pasaría si<br />
tratáramos a los estudiantes como sujetos<br />
cuya opinión cuenta en la introducción y<br />
aplicación de la reforma en las escuelas?<br />
Poco se ha avanzado, desde la primera edición<br />
de este libro en 1982, en el tratamiento serio<br />
del alumno como miembro de la escuela.<br />
Parece que pudiéramos estar en las primeras<br />
fases de un cambio radical fruto de la casual<br />
alianza entre dos raros compañeros: los<br />
científicos cognitivos y los sociólogos.<br />
Para aclarar el razonamiento desde el<br />
principio, los científicos cognitivos argumentan<br />
que la enseñanza tradicional se ha<br />
(Nacional Research<br />
Council [NCR], 1999, p. 25). Enseñar y<br />
aprender para una comprensión en<br />
profundidad (lo que significa que el alumnado<br />
puede aplicar de forma crítica sus<br />
conocimientos para comprender y resolver<br />
nuevos problemas y situaciones) ha pasado a<br />
ser el objetivo de esta nueva y radical<br />
pedagogía (Bransford y otros, 1999; Gardner,<br />
1999).<br />
Al mismo tiempo, pero actuando de forma<br />
completamente independiente, los sociólogos<br />
vienen argumentando desde hace tiempo que<br />
las escuelas reproducen un statu quipo<br />
jerárquico que ahonda las diferencias entre los<br />
alumnos con más posibilidades, de una parte,<br />
y los más desfavorecidos de la otra. La<br />
desigualdad, afirman, está profundamente<br />
arraigada en las estructuras y culturas de la<br />
sociedad y se manifiesta a su vez en los<br />
sistemas escolares (Oakes y otros, 1999).<br />
El nuevo campo en común para los sociólogos<br />
y los científicos cognitivos se refiere a la<br />
motivación y las relaciones, es decir, sólo<br />
cuando la educación opera de modo que<br />
conecta relacionalmente a los estudiantes en<br />
una experiencia relevante, participativa y<br />
valiosa se produce un aprendizaje substancial.<br />
El que sólo una pequeña proporción del<br />
alumnado esté implicada en un aprendizaje<br />
así es un indicativo de la gravedad del<br />
problema.<br />
Dicho de otro modo, cuanto más se centren<br />
los sistemas de responsabilidad en los<br />
resultados exclusivamente cognitivos, más se<br />
agrandará la brecha entre los estudiantes que<br />
progresan y los que no. Y esto es así porque<br />
el problema principal de los estudiantes<br />
apáticos es que carecen de un vínculo<br />
personal significativo con el profesorado y<br />
otros miembros de la escuela; en otras<br />
palabras, no tienen la motivación suficiente<br />
para tomar parte activa en su aprendizaje.<br />
Precisamente éste es el motivo por el que el<br />
desarrollo cognitivo de los niños debe ir de la<br />
mano del desarrollo emocional. Los<br />
estudiantes emocionalmente maduros poseen<br />
las habilidades individuales y sociales que les<br />
permiten implicarse motivacionalmente con<br />
otros alumnos, lo que a su vez es la vía para<br />
alcanzar un mayor desarrollo cognitivo. Por<br />
supuesto, la inteligencia emocional es una
meta valiosa en sí misma porque produce<br />
ciudadanos mejores capaces de desenvolverse<br />
en un mundo complejo y estresante<br />
(Goleman, 1995, 1998).<br />
En otras palabras, tenemos que combinar las<br />
ideas aportadas por los científicos cognitivos,<br />
que trabajan en el problema de cómo<br />
involucrar a todos los estudiantes, con los<br />
análisis de los sociólogos, que muestran cómo<br />
deben ser alteradas las relaciones de poder en<br />
la escuela para que se produzca un progreso<br />
substancial en esta dirección. Cuando estas<br />
dos fuerzas se integran en la cultura de las<br />
comunidades profesionales de aprendizaje, se<br />
hace realidad la aspiración de que los<br />
educadores funcionen como o, en palabras de Oake<br />
(1999), educadores con . Pero ¿cuál es el lugar de los<br />
estudiantes en esta ecuación?<br />
¿DÓNDE ESTÁN LOS ESTUDIANTES?<br />
El número y diversidad de los estudiantes,<br />
unido a la escasa investigación que se ha<br />
realizado desde este punto de vista, hacen<br />
prácticamente imposible proporcionar una<br />
respuesta justa a la pregunta de dónde están<br />
los estudiantes. En su lugar, haré un breve<br />
resumen de algunos de los asuntos que más<br />
preocupan al alumnado.<br />
Entre 1970 y 1977 participé en un proyecto de<br />
investigación basado en le rol de los<br />
estudiantes en las escuelas de Notario (ver<br />
Fullan y Eastabrook, 1973; Fullan, Estabrook<br />
y Biss, 1977). Mis colegas y yo llevamos a<br />
cabo un sondeo a estudiantes de 46 escuelas<br />
de Notario representativas de una variedad de<br />
entornos de grandes ciudades, ciudades<br />
medias, áreas suburbanas y rurales. La<br />
información fue recopilada a partir de una<br />
muestra aleatoria de estudiantes que<br />
cursaban los grados 5º a 13º (las escuelas<br />
secundarias de Notario llegaban hasta el<br />
grado 13º en aquella época). Recogimos la<br />
información directamente en las aulas<br />
mediante un cuestionario. La muestra original<br />
era de 3.972, de los cuales obtuvimos 3.593<br />
respuestas, esto es un 90% de participación.<br />
Las preguntas incluían tanto formatos tipo test<br />
como preguntas abiertas que pedían<br />
comentarios de los estudiantes. Clasificamos<br />
las respuestas en tres niveles: educación<br />
primaria (cursos 5-6, o 5-8 en algunas<br />
escuelas), primeros cursos de secundaria<br />
(cursos 7-9), y resto de cursos de secundaria<br />
(cursos 9-13, o 10-13 en algunas escuelas).<br />
Las siguientes líneas resumen nuestros<br />
descubrimientos principales:<br />
1. Una minoría de los estudiantes piensa que<br />
el profesorado entiende su punto de vista<br />
y la proporción decrece con el nivel<br />
educativo: 41%, 33% y 25% en primaria,<br />
inicio de secundaria y resto de secundaria,<br />
respectivamente.<br />
2. Menos de una quinta parte de los<br />
estudiantes mencionó que el profesorado<br />
les hubiera preguntado sus opiniones o<br />
ideas en referencia a qué y cómo enseñar<br />
(19%, 16%, 13%), un resultado que<br />
hemos confirmado repetidamente en<br />
trabajos posteriores en un gran número de<br />
clases de otras escuelas.<br />
3. Los directores y vicedirectores no eran<br />
percibidos como responsables que<br />
escucharan a los estudiantes o tuvieran en<br />
cuenta su opinión.<br />
4. Una proporción substancial de estudiantes,<br />
y entre ella uno de cada dos alumnos de<br />
educación secundaria, afirmaba que (29%, 26%, 50%).<br />
Los comentarios escritos en las preguntas<br />
abiertas completaban el sentido de las<br />
respuestas tipo test. Unos 1.000 estudiantes<br />
(de un total de casi 3.600) escribieron<br />
comentarios sobre la escuela. De éstos,<br />
aproximadamente un 30% reflejaba actitudes<br />
positivas tales como:<br />
• Los maestros son simpáticos.<br />
(primaria)<br />
• Esta escuela está muy bien. (inicio de<br />
secundaria)<br />
• La escuela a la que voy está bien como<br />
está. No necesita ningún cambio.<br />
(inicio de secundaria)<br />
• Me gusta la escuela porque las<br />
técnicas, los métodos de enseñanza y<br />
las instalaciones son modernos. Es una<br />
escuela limpia y actualizada. Tendrían<br />
que mantener la escuela tal y como<br />
está ahora. (secundaria)<br />
El 70% de comentarios restante es indicativo<br />
de lo que catalogamos de manera general<br />
como :<br />
• Creo que las escuelas tendrían que<br />
hacer sentirse cómodos a los alumnos<br />
y no tensos. (secundaria)<br />
• Tengo la sensación de que a los<br />
profesores les da igual lo que les pase<br />
a los estudiantes mientras cobren su<br />
salario. (primaria)<br />
59
60<br />
• Sé que la escuela es muy importante y<br />
que la necesito para llegar a alguna<br />
parte. Pero estoy empezando a darme<br />
cuenta de que esta razón no es<br />
suficiente. No disfruto de la escuela en<br />
este momento. Es el último sitio donde<br />
quiero estar. Si no fuera tan tímido<br />
supongo que podría expresar mis<br />
sentimientos a algún maestro, pero<br />
nunca he hablado con ninguno, ni<br />
siquiera sobre las clases de repaso.<br />
(secundaria)<br />
• Sólo estoy en la escuela para poder ir<br />
a la universidad y ganar más dinero<br />
que si la dejara ahora. No es que me<br />
guste especialmente la escuela, de<br />
hecho algunas veces la odio, pero<br />
tampoco tengo un particular interés en<br />
ser pobre. (secundaria)<br />
Nuestras preguntas sobre los directores y los<br />
vicedirectores provocaron muchos<br />
comentarios del alumnado de educación<br />
secundaria en esta línea:<br />
• Nunca he hablado con el director, y no<br />
sé ni quién es el vicedirector.<br />
• Es difícil hablar sobre el director.<br />
Siempre se está escondiendo.<br />
• Nunca lo vemos y creo que a los<br />
únicos que conoce son al delegado y a<br />
la delegada. Parece un buen hombre,<br />
pero quién sabe, siempre esta en su<br />
despacho.<br />
Finalmente, pedimos a los estudiantes que<br />
nos dijeran qué pensaban sobre el<br />
cuestionario y el proyecto. La pregunta dio<br />
resultado: más de una tercera parte de los<br />
estudiantes contestó, y casi todos los<br />
comentarios indicaban que el alumnado<br />
estaba interesado en los temas y tenía algo<br />
que decir. e 1.200 respuestas, éstas son<br />
algunas de las más comunes:<br />
• Pienso que el proyecto es muy<br />
interesante en muchos aspectos.<br />
Pregunta muchas cosas que nunca me<br />
había preguntado nadie. (primaria)<br />
• Creo que está muy bien que los<br />
mayores quieran saber nuestra<br />
opinión. Nos tratan como niños<br />
pequeños. (primaria)<br />
• Me hizo pensar en cosas en las que<br />
nunca había pensado y así vosotros, la<br />
institución, podéis saber lo que los<br />
estudiantes pensamos sobre la<br />
escuela. (inicio de secundaria)<br />
• Sin comentarios. Sólo decir que a lo<br />
mejor esto ayuda al profesorado o al<br />
consejo encargado de la planificación a<br />
darse cuenta de las clases y<br />
asignaturas tan pésimas que tenemos.<br />
(secundaria)<br />
• Creo que es un proyecto excelente. Da<br />
a las personas que están en el<br />
escalafón más bajo del sistema la<br />
oportunidad de opinar y de decir de<br />
una vez lo que piensan de esta<br />
maldita escuela. (secundaria)<br />
A lo largo de los años, poco ha cambiado para<br />
la mayoría de los estudiantes aparte del hecho<br />
de que la vida se ha vuelto más complicada.<br />
Basándose en su estudio realizado en todo el<br />
ámbito nacional, Goodlad (1984) señala: (p.<br />
111). Sin embargo, descubrió que (p. 112). Al menos un 20% de los<br />
estudiantes de secundaria no entendía los<br />
comentarios y las pautas del profesorado.<br />
Incidiendo de lleno en el tema de este libro,<br />
Goodlad observa:<br />
Sospecho que en algún momento en los años<br />
de la escuela primaria, probablemente en el<br />
quinto o sexto curso, se da un cambio sutil. El<br />
currículum –las asignaturas, los temas, los<br />
libros de texto, los cuadernos de ejercicios y<br />
todo lo demás- se interpone entre el maestro<br />
y el estudiante. Jóvenes seres humanos pasan<br />
a ser vistos sólo como alumnos, valorados<br />
ante todo por sus aptitudes académicas y sus<br />
resultados; no como sujetos individuales<br />
preocupados por necesidades personales,<br />
sociales y físicas, únicas a sus circunstancias y<br />
etapa vital. (p. 80)<br />
A medida que los estudiantes avanzaban de<br />
curso, Goodlad (1984) y colaboradores<br />
constataron: (p.<br />
125). Vemos, dice Goodlad,
individuos y como personas que están<br />
aprendiendo>> (p. 126).<br />
De modo similar, Sarason (1982) afirma que<br />
los alumnos de educación primaria no toman<br />
parte en el establecimiento de las normas de<br />
la clase. Sarason dirigió un estudio informal<br />
de observación para comprobar cómo se<br />
creaban las normas de la clase (lo que<br />
denomina la ) y<br />
qué presuposiciones sobre los estudiantes<br />
estaban implícitas en el proceso. En palabras<br />
de Saranson, :<br />
Las normas eran determinadas<br />
invariablemente por el maestro o maestra, y<br />
éstos nunca solicitaban la opinión o las<br />
percepciones de los estudiantes para<br />
desarrollarlas. Sarason sugiere una serie de<br />
preposiciones subyacentes a la conducta<br />
observada.<br />
1. El maestro sabe más.<br />
2. Los niños no pueden participar de forma<br />
constructiva en el desarrollo de las<br />
normas.<br />
3. Los niños no están interesados en esta<br />
discusión.<br />
4. Las reglas son para los niños y no para el<br />
profesorado (las normas plantean lo que<br />
los niños pueden y no pueden hacer, pero<br />
no lo que los maestros pueden o no<br />
pueden hacer) etc. (pp. 175-176)<br />
Sarason observó que los maestros raramente<br />
discutían sus planteamientos acerca de la<br />
planificación y el aprendizaje. Nunca eran<br />
objeto de debate asuntos como las<br />
preposiciones del profesorado y sus teorías del<br />
aprendizaje y el pensamiento o si los niños<br />
estaban interesados en estos temas y eran<br />
capaces de hablar sobre ellos. Más bien, la<br />
tarea del estudiante era proporcionar la<br />
respuesta correcta y conocer los hechos.<br />
Sarason comenta que los maestros (p. 182).<br />
El problema central, sin embargo, se recoge<br />
en el siguiente pasaje:<br />
La idea que quiero subrayar es que al parecer<br />
los niños saben relativamente poco acerca de<br />
lo que piensa el maestro sobre la clase, esto<br />
es, lo que tiene en cuenta, las alternativas<br />
que considera, los aspectos que lo confunden<br />
sobre los niños y el aprendizaje, lo que hace<br />
cuando no está seguro de qué debería hacer,<br />
cómo se siente cuando ha hecho algo mal.<br />
(Sarason, 1971, p. 185)<br />
Me he referido antes a la idea de que la vida<br />
de los estudiantes es cada vez más compleja.<br />
Dryden (1995) dedicó un año a observar las<br />
clases de una escuela de educación<br />
secundaria de Notario y concluyó que<br />
(p. 84). A menudo los<br />
estudiantes no están implicados en su propio<br />
aprendizaje y resulta extremadamente difícil<br />
para el profesorado penetrar en su mundo.<br />
Muchos maestros, explica Dryden, acaban –<br />
metafóricamente hablando- enseñando , y llegan a diez alumnos o<br />
menos en una clase de 30. Noddings (1992)<br />
habla del aspecto frustrante de la relación<br />
entre el profesorado y el alumnado:<br />
La única gran queja del alumnado de la<br />
escuela es: “No les importa”… Se sienten<br />
alienados de su trabajo escolar, aislados de<br />
los adultos que intentan educarles, y<br />
abandonados en un mundo que perciben<br />
confuso y hostil. Al mismo tiempo, muchos<br />
maestros trabajan muy duro y expresan una<br />
gran preocupación por sus estudiantes. En un<br />
grado significativo, al profesorado sí le<br />
importa, pero es incapaz de establecer los<br />
vínculos que harían más próximas sus<br />
relaciones con los estudiantes. (p. 2)<br />
Un buen punto de partida, por tanto, es<br />
comprender las razones y las consecuencias<br />
fundamentales de la falta de motivación del<br />
estudiante en el proceso de aprendizaje. En<br />
uno de los escasos estudios que piden la<br />
opinión del alumnado, rudduck, Chaplain y<br />
Wallace (1996) aportan un análisis integral de<br />
las consecuencias de la desmotivación tal y<br />
como la perciben los estudiantes:<br />
1. Percepción de sí mismos – alumnos<br />
desmotivados:<br />
• Tienen una concepción de sí mismos y<br />
una autoestima más baja que sus<br />
compañeros;<br />
• Poseen características que tienden a<br />
hacer difícil su progreso académico,<br />
éstas incluyen: …;<br />
• Son más proclives a sentirse hartos de<br />
la escuela de forma regular.<br />
2. Percepción del trabajo escolar – alumnos<br />
desmotivados:<br />
• Encuentran los deberes complicados,<br />
dado que tienen dificultades para<br />
seguir las clases;<br />
61
62<br />
• Les desagradan las asignaturas con un<br />
componente elevado de expresión<br />
escrita (por ejemplo, inglés);<br />
• Les desagradan las clases que no<br />
entienden (especialmente las de<br />
idiomas);<br />
• Sufren una inseguridad creciente<br />
respecto a sus capacidades a medida<br />
que se aproximan los exámenes<br />
3. Relación con los compañeros – alumnos<br />
desmotivados:<br />
• Están implicados con mayor frecuencia<br />
en incidentes de intimidación a otros<br />
compañeros;<br />
• Se sienten presionados por sus amigos<br />
más cercanos si muestran buenos<br />
resultados académicos;<br />
• Son percibidos por muchos de sus<br />
compañeros como una rémora y una<br />
molestia para su trabajo en la clase.<br />
4. Relación con el profesorado – alumnos<br />
desmotivados:<br />
• Perciben a los maestros como injustos<br />
con los alumnos en general, y<br />
particularmente con ellos;<br />
• Creen que los maestros expresan<br />
conductas negativas hacia ellos de<br />
forma verbal y no verbal;<br />
• Les gustaría tener un maestro o<br />
maestra en quien confiar para<br />
compartir sus inquietudes;<br />
• Consideran que el profesorado es<br />
responsable en buena medida de su<br />
fracaso escolar.<br />
5. Percepción del futuro – alumnos<br />
desmotivados:<br />
• Muestran un elevado nivel de ansiedad<br />
acerca de sus oportunidades futuras<br />
en el mundo laboral;<br />
• Pese a los mensajes negativos de la<br />
escuela desean persistir y tener éxito<br />
en los exámenes;<br />
• Ven una relación directa entre el éxito<br />
académico y la consecución de un<br />
empleo;<br />
• Es más probable que deseen encontrar<br />
un empleo a los 15 años. (Rudduck y<br />
otros, 1996, p. 111)<br />
Tristemente, un alto porcentaje de alumnos<br />
está desmotivado y esta proporción aumenta<br />
a medida que el estudiante se hace mayor.<br />
(Para otros análisis confirmatorios, ver de<br />
Coleman (1998) el capítulo sobre la<br />
perspectiva de los estudiantes respecto al<br />
).<br />
LOS ESTUDIANTES Y EL CAMBIO<br />
En los dos capítulos anteriores, he esbozado<br />
cómo las comunidades profesionales de<br />
aprendizaje trabajan en los problemas de la<br />
relevancia (enseñanza para la comprensión) y<br />
las relaciones (tratar a los estudiantes de<br />
forma diferenciada). Utilizando el esquema de<br />
Hay/McBer (2000), estos maestros trabajan<br />
para expandir y redefinir continuamente su<br />
repertorio docente diseñado para llegar a<br />
todos los estudiantes; conducen la clase de un<br />
modo que los estudiantes encuentran justo y<br />
exigente, y desarrollan su profesionalidad<br />
individualmente y en relación con otros (ver<br />
Bennett y Rolheisher (2001) para un<br />
excelente análisis de ).<br />
¡Y los estudiantes se dan cuenta!<br />
Especialmente los que McLaughlin y Talbert<br />
(2001) denominan (es decir, aquellos que no<br />
proceden de entornos favorables; hoy en día<br />
la mayor parte de estudiantes). Incluso los<br />
estudiantes convencionales no alcanzan una<br />
comprensión profunda si recurrimos a<br />
indicadores más avanzados de aprendizaje<br />
(por ejemplo, aplicar los conocimientos a la<br />
solución de problemas en nuevas situaciones),<br />
pero obtienen buenas notas y les gusta la<br />
claridad de saber lo que se espera de ellos.<br />
Sin embargo, McLaughlin y Talbert señalan<br />
que los estudiantes no convencionales deben<br />
luchar en estas clases :<br />
Ooh… Odiaba esa clase… No lo hice nada bien.<br />
Finalmente conseguí un notable, pero no era<br />
lo que esperaba… era una clase dura, porque<br />
en realidad no explicaba el temario. Era como<br />
si enseñara en la universidad al mismo tiempo<br />
que en la escuela secundaria. Probablemente<br />
llevó estas técnicas a la escuela secundaria.<br />
Se movía muy rápidamente de un lado a otro<br />
y era imposible seguirle. Lo encontré<br />
francamente difícil. (McLaughlin y Talbert,<br />
2001, p. 27)<br />
Cambiando esta situación, el profesor o<br />
profesora introduce aspectos positivos:<br />
El profesorado que sabe entender a los<br />
alumnos no convencionales se muestra<br />
unánime en su percepción de que es necesario<br />
introducir cambios en las prácticas del aula,<br />
no sólo para dar respuesta a las necesidades<br />
de los estudiantes actuales, sino también para
desarrollar el sentido de eficacia del<br />
profesorado.<br />
Los maestros se han acostumbrado a dar el<br />
temario y enseñar la lección… ahora mismo no<br />
están satisfechos con los progresos de los<br />
estudiantes, porque son inexistentes.<br />
Necesitamos crecer, cambiar y evolucionar<br />
también nosotros. (Mclaughlin y Talbert,<br />
2001, pp. 28-29)<br />
El profesorado que conseguía llegar a todos<br />
los alumnos, refresquemos la memoria,<br />
(p.<br />
34).<br />
Hasta aquí he hablado del profesorado,<br />
tratando de imaginar qué debería hacer de un<br />
modo distinto para llegar a un número mayor<br />
de estudiantes. Pero ¿y si invitáramos a los<br />
alumnos a este debate?, ¿y si tuviéramos en<br />
cuenta su voz? Rudduck, Chaplain y Wallace<br />
(1996) hacen esta misma sugerencia:<br />
Aquellos empeñados en mejorar las escuelas<br />
podrían empezar invitando a los alumnos a<br />
hablar sobre qué dificultades encuentran en el<br />
aprendizaje, qué motivos disminuyen su<br />
motivación y su participación y qué hace que<br />
unos abandonen y otros se decidan por la ley<br />
del ;<br />
incluso cuando saben que obtener buenos<br />
resultados es importante. (p. 31)<br />
Rudduck y otros también apuntan que (p.<br />
3). Así:<br />
Los alumnos entrevistados tenían una<br />
comprensión bastante sofisticada de los<br />
aspectos del sistema escolar que<br />
obstaculizaban su aprendizaje y de los que<br />
fomentaban… [todos] tenían inquietudes con<br />
relación a la escuela, incluso aquellos que<br />
obtenían buenos resultados a lo largo de los<br />
cursos. Sus comentarios mostraban que<br />
tenían sus propios puntos de vista sobre cómo<br />
debería ser la escuela, que eran capaces de<br />
explicar sus planteamientos y que los<br />
maestros podían aprender de la consulta con<br />
ellos. (1996, p. 85)<br />
Otro programa que se ha tomado a los<br />
estudiantes con seriedad es el Manitota School<br />
Improvement Program (Earl y Lee, 2000).<br />
Durante 8 años, este programa ha estado<br />
ayudando al profesorado de base a cambiar la<br />
manera en que trabaja con los alumnos y los<br />
compañeros de profesión. Los estudiantes que<br />
parecían hoscos e inalcanzables a menudo se<br />
convertían en los más fervientes defensores<br />
del cambio positivo, una vez establecido el<br />
vínculo apropiado. Una estudiante hablaba de<br />
cómo <br />
gracias a los docentes que han trabajado con<br />
ella. El MSIP<br />
acaba de entrar en una segunda fase centrada<br />
primordialmente en el desarrollo de nuevas<br />
estrategias y mecanismos para que los<br />
estudiantes de secundaria colaboren a dar<br />
sentido a nuevas vías de aprendizaje e<br />
implicación del alumnado.<br />
Los estudiantes de primaria también tienen<br />
sus análisis e ideas, como quedó demostrado<br />
en el sondeo que realizamos y que he citado<br />
anteriormente en este capítulo. Incluso<br />
poseen una opinión clara de sus directores,<br />
especialmente si se trata de responsables<br />
visibles, como observan Day y otros (2000):<br />
Se asumía que todos los estudiantes, a<br />
cambio de un ambiente de seguridad y<br />
protección, debían trabajar duro, y que este<br />
trabajo se vería recompensado. (p. 123)<br />
Los niños, en otras palabras, son en gran<br />
medida recursos infrautilizados. Un ejemplo<br />
dramático es el contenido en el trabajo de<br />
campo de Senge y otros (2000) sobre la<br />
educación, en un artículo titulado , en el que se describen<br />
los esfuerzos del Movimiento de Niños para la<br />
Paz de Colombia, compuesto por niños y<br />
jóvenes de entre 6 y 18 años. Contra toda<br />
esperanza, este movimiento plantea<br />
alternativas para tratar de mejorar lo que es<br />
un ambiente cotidiano letal:<br />
Más de 850.000 niños colombianos se han<br />
visto obligados a abandonar sus hogares a<br />
causa de la violencia durante los últimos doce<br />
años. El sesenta por ciento de estos niños<br />
desplazados dejaron la escuela. Al menos<br />
2.000 niños menores de 15 años están<br />
alistados o forman parte de grupos<br />
paramilitares, algunos con tan sólo ocho años<br />
de edad. Más de 4.000 niños fueron<br />
asesinados sólo en 1996 y esta cifra continúa<br />
63
en aumento año tras año; en un ambiente de<br />
impunidad generalizada. (Senge y otros,<br />
2000, p. 546)<br />
El movimiento de Niños por la Paz responde,<br />
inicialmente quizás planteando más preguntas<br />
que respuestas:<br />
Muchos niños esta<br />
compleja situación a un nivel diferente al de<br />
los adultos. Piensan menos en asuntos<br />
políticos y económicos y más en términos de<br />
justicia e igualdad. Quizás como resultado, su<br />
definición de cómo conseguir la paz es muy<br />
amplia: abarca cualquier actividad que mejore<br />
la calidad de vida de una comunidad afectada<br />
por la violencia. (Senge y otros, 2000. p. 549)<br />
Esto es obviamente una situación extrema,<br />
pero ilustra una idea: la sociedad es compleja.<br />
Las características y necesidades de los niños<br />
son diversas.<br />
64
EL CAMBIO EDUCATIVO<br />
Michael G. Fulla<br />
Suzanne Stiegelbauer<br />
EL ESTUDIANTE Y EL CAMBIO<br />
Como lo he indicado, es mínimo el<br />
conocimiento de lo que piensan los<br />
estudiantes acerca del cambio educativo<br />
porque nadie se lo pregunta. Si intentáramos<br />
inferir lo que significa para los estudiantes<br />
algunas de las experiencias con el cambio,<br />
varias imágenes nos vendrían a la mente.<br />
Cuatro de esas imágenes que parecen tener<br />
cierta base de hecho, se refieren a: a)<br />
indiferencia, b) confusión, c)un escape<br />
temporal del tedio, y d) aumento en el interés<br />
y compromiso con el aprendizaje y la escuela.<br />
La indiferencia está estrechamente vinculada<br />
a la afirmación de que, mientras más cosas<br />
cambian en la educación, tantas más<br />
permaneces iguales. Se cuenta con una gran<br />
cantidad de evidencia que indica que son<br />
muchos los cambios en los materiales del<br />
currículo que no han resultado en ninguna<br />
modificación real en la forma en que opera el<br />
salón de clases. En la medida en que esto sea<br />
verdad, los estudiantes no notarán ningún<br />
cambio significativo. En su avance de un<br />
grado a otro, su experiencia en el salón de<br />
clases será muy semejante (un buen maestro<br />
aquí, un mal maestro allá, etc.). De cualquier<br />
modo, para muchos estudiantes el salón de<br />
clases no es el aspecto más interesante de la<br />
escolaridad. Para ellos, el principal beneficio<br />
de la escuela es la oportunidad que<br />
proporciona para interactuar con amigos<br />
cercanos de manera diaria. En pocas palabras,<br />
los estudiantes reaccionan con indiferencia a<br />
un cierto porcentaje de innovaciones, debido<br />
simplemente a que de hecho, los cambios no<br />
significan ninguna diferencia para ellos.<br />
La ausencia de cambio es una forma de<br />
implementación fracasada. Pero el cambio mal<br />
dirigido que resulta en confusión es otra cosa,<br />
por que “algo” cambia. Si consideramos los<br />
cambios a que se han sometido los<br />
estudiantes durante los últimos veinte años,<br />
no sería disparatado el sugerir que, en la<br />
medida en que las nuevas políticas y<br />
programas no fueran claras en la mente de los<br />
administradores y maestros, estarían<br />
estrechamente relacionados con la confusión<br />
en los estudiantes. Aunque un tanto<br />
anticuado, el estudio detallado de Smith y<br />
Keith (1971), de una nueva escuela primaria<br />
de educación abierta demuestra este aspecto:<br />
La posibilidad de que los estudiantes no<br />
estuviesen capacitados para trabajar en un<br />
programa que subraya una considerable<br />
responsabilidad para el alumno, no se había<br />
tomado totalmente en cuenta. Cuando el<br />
personal hablaba de cambiar los roles de los<br />
alumnos, rara vez consideraban el proveer a<br />
los estudiantes con técnicas que aseguraran<br />
una cierta facilidad para desempeñar los<br />
nuevos roles.<br />
A los estudiantes se les describió como “dando<br />
vueltas de un lado a otro”, “deambulando y<br />
corriendo”, “inquietos”, y sin ningún<br />
conocimiento de cómo trabajar en grupos<br />
pequeños. Al igual que con otra investigación,<br />
nadie (incluyendo a Smith y Keith) les<br />
preguntó a los estudiantes sobre sus<br />
experiencias, pero la descripción indica<br />
claramente una confusión masiva.<br />
Cierta evidencia de un proyecto en Gran<br />
Bretaña que examina directamente las<br />
percepciones de los alumnos, indica que las<br />
expectativas del estudiante son un aspecto<br />
descuidado y, sin embargo, fundamental para<br />
el éxito de algunas innovaciones. Hull y<br />
Rudduck (1980) informan sobre entrevistas<br />
con estudiantes que participaron en un nuevo<br />
proyecto del currículo de humanidades. Los<br />
autores afirman que las interpretaciones de<br />
los alumnos sobre sus roles tradicionales en el<br />
salón de clases “pueden muy bien constituir<br />
una barrera para el cambio [lo cual] podría<br />
ser decisivo”. Como lo expresó un estudiante:<br />
“De pronto te dejan caer en el vacío. Nos<br />
dicen que nos van a enseñar como adultos<br />
después de enseñarnos como bebés durante<br />
años”.<br />
Las innovaciones del currículo varían de<br />
acuerdo con el cambio que implican en los<br />
roles y actividades de los alumnos, pero por<br />
definición, todas las innovaciones implican<br />
algo nuevo para los estudiantes. El principal<br />
argumento es muy sencillo, cualquier<br />
innovación que requiera de nuevas actividades<br />
por parte de los estudiantes, tendrá éxito o<br />
fracasará de acuerdo con la participación real<br />
de los estudiantes en esas actividades. Los<br />
alumnos participarán en la medida en que<br />
entiendan y estén motivados para intentar lo<br />
que se espera. Tenemos muchas razones para<br />
creer que, independientemente de las causas,<br />
las experiencias de los estudiantes con<br />
innovaciones no conducen a aumentar su<br />
entendimiento y motivación. Tampoco<br />
podríamos esperar que fuese de otra manera<br />
si los maestros, directores y otros<br />
65
administradores están teniendo problemas<br />
similares.<br />
El patrón de respuesta de escape temporal se<br />
relaciona con la posibilidad de que algunas<br />
innovaciones proporcionen un cambio de<br />
ritmo, bienvenido en la rutina y el tedio de la<br />
escolaridad. Esta respuesta se ve más<br />
claramente en la investigación de Farrar y<br />
colaboradores del programa a gran escala<br />
Experience Based Career Education (EBCE)<br />
(Carrera en educación basada en la<br />
experiencia), a nivel de preparatorias en<br />
Estados Unidos de América. Los autores<br />
manifiestan:<br />
Los estudiantes tienden a ver el programa<br />
EBCE como una alternativa para el programa<br />
de preparatoria normal y, por tanto, muchos<br />
lo usan como una forma de salirse de la<br />
escuela normal. Un gran porcentaje de<br />
estudiantes de EBCE parecen descontentos o<br />
aburridos con la escuela, o quieren<br />
experimentar algo más antes de graduarse.<br />
Por consiguiente, se escriben en EBCE como<br />
una forma de eludir las clases normales. Si<br />
bien sus motivos varían extensamente,<br />
muchos estudiantes interpretan la EBCE como<br />
un escape de la escuela (Farrar y cols., 1979,<br />
pág. 50).<br />
El resultado final posible para los estudiantes<br />
–aumento en interés y compromiso-<br />
obviamente es fundamental para cualquier<br />
solución, y como tal, es importante que se<br />
analice cuidadosamente. En un nivel general,<br />
hemos citado una gran cantidad de evidencia<br />
consistente, especialmente de la década de<br />
1980, que muestra que algunas escuelas,<br />
independientemente de los antecedentes del<br />
alumno, tratan de intensificar la motivación, el<br />
desempeño y el compromiso global del<br />
estudiante con el aprendizaje y la vida de la<br />
escuela. Es más probable que los estudiantes<br />
encuentren significado en esas escuelas. Si<br />
bien la dinámica es compleja, la red causal<br />
parece bastante clara.<br />
Asimismo, podemos hacer más explícita la<br />
dirección de la solución para estudiantes, al<br />
menos por medio de la demostración. Los<br />
cambios deben hacerse en concierto, en dos<br />
niveles. Se requieren mejoras a nivel de<br />
instrucción y salón de clases, y a nivel de la<br />
escuela como organización (Fullan, Bennett y<br />
Rolheiser-Bennett, 1990.) En relación con la<br />
primera, la cuestión radica en qué tipo de<br />
cambios pedagógicos o instructivos harán<br />
intrínsecamente más atractivo el aprendizaje<br />
para los estudiantes.<br />
66<br />
Las mejoras instructivas recientes en el uso<br />
de “aprendizaje cooperativo” y “psicología<br />
cognoscitiva” proporcionan excelentes<br />
ejemplos del poder del cambio en prácticas<br />
pedagógicas. Existen varias técnicas de<br />
aprendizaje cooperativo, pero todas<br />
comparten el interés por desarrollar sistemas<br />
de enseñanza que promueven el aprendizaje<br />
individual y en pequeño grupo como opciones<br />
al “aprendizaje frontal” (instrucción a toda la<br />
clase) y trabajo individual y de pupitre.<br />
Jonson y Jonson (1989) manifiestan que: se<br />
necesitan cinco condiciones para que los<br />
esfuerzos de grupo sean más productivos,<br />
interdependencia positiva, interacción cara a<br />
cara, responsabilidad personal (obligación<br />
personal), aptitudes sólidas (aptitudes<br />
interpersonales y de grupo pequeño) y<br />
procesamiento de grupo. Se han formulado<br />
cinco principales técnicas de aprendizaje<br />
cooperativo con las siguientes etiquetas:<br />
1. Rompecabezas.<br />
2. Torneo de equipos y juegos.<br />
3. Divisiones de logros de equipos de<br />
estudiantes.<br />
4. Aprendizaje juntos.<br />
5. Investigación de grupo.<br />
A diferencia de la educación abierta, como<br />
hemos visto en Smith y Keith (1971), el<br />
aprendizaje cooperativo ayuda a los<br />
estudiantes a desarrollar aptitudes para<br />
trabajar en grupo. El aprendizaje cooperativo<br />
es una notable innovación en cuanto a que se<br />
ha investigado extensamente en términos de<br />
sus efectos, aborda objetivos de fomento<br />
académico y personal, y obtiene resultados<br />
impresionantes. Más aún, es una de las pocas<br />
innovaciones que son eficaces y facilitan<br />
realmente el trabajo de la enseñanza una vez<br />
que se dominan las aptitudes. No revisaré la<br />
investigación en detalle. Jonson y Jonson<br />
(1989, 1990), dirigieron una revisión de los<br />
resultados de la investigación, la cual mostró<br />
que el aprendizaje cooperativo causa logros<br />
más altos, aumento en la retención, mayor<br />
uso de razonamiento de nivel más alto, mayor<br />
aptitud para adoptar perspectivas, mayor<br />
motivación intrínseca, más relaciones<br />
heterogéneas positivas, mejores actitudes<br />
hacia los maestros, autoestima más alta,<br />
mayor apoyo social, ajuste psicológico más<br />
positivo, mejor conducta en funciones y<br />
mayores aptitudes para la colaboración.<br />
En una revisión centrada en los grados 7o. a<br />
12o. (donde se ha usado menos el<br />
aprendizaje cooperativo); Newmann y
Thompson (1987) examinaron 27 informes de<br />
estudios de investigación de alta calidad que<br />
comprendían 37 comparaciones de grupos<br />
cooperativos con grupos de control.<br />
Encontraron que 68% de las comparaciones<br />
favorecían un método de aprendizaje<br />
cooperativo en términos de logros del<br />
estudiante, aun cuando algunos métodos<br />
alcanzaron más éxito que otros, y el índice de<br />
uso y éxito era más bajo en los grados 10º. A<br />
12º. En comparación con los grados 7º. A 9º.<br />
Sharan y Shaulov (1989) realizaron un<br />
estudio experimental detallado del método<br />
Investigación de Grupo (IG), en el cual<br />
examinaron el efecto del IG en la motivación<br />
para aprender del estudiante y los logros<br />
académicos. Los autores compararon 10<br />
clases a las cuales se les enseñaba con el<br />
método de Investigación de Grupo con siete<br />
clases control. La motivación para aprender se<br />
midió conductualmente como una<br />
combinación de: a) perseverancia en la tarea,<br />
b) participación en el aprendizaje en el salón<br />
de clases, y c) inversión de esfuerzo de la<br />
tarea en casa. Los logros se midieron en<br />
relación con el progreso en tres materias:<br />
matemáticas, Biblia, y lectura de<br />
comprensión.<br />
Este estudio encontró que los estudiantes en<br />
salones de clases que usaban el método<br />
Investigación de Grupo, en comparación con<br />
el grupo control, estaban sustancialmente más<br />
motivados para aprender en las tres medidas<br />
y alcanzaban calificaciones más altas en las<br />
tres materias. Por ejemplo, en las clases<br />
control la proporción de logros altos, medios y<br />
bajos no cambiaron del periodo de preprueba<br />
(pretest) al de posprueba (postest), pero en<br />
las clases de IG la proporción de logros latos<br />
aumentó espectacularmente (35 a 50% en la<br />
Biblia; 22 a 50% en lectura; y 18 a 28% en<br />
matemáticas). Sharon y Saulov (1989)<br />
proporcionan una clara evidencia de que el<br />
aprendizaje cooperativo (IG) “promovía el<br />
interés intrínseco de los estudiantes en las<br />
tareas de aprendizaje en comparación con los<br />
estudiantes en salones de clases a quienes se<br />
les enseñaba con el método de clase<br />
completa”. Si tomamos una sola medida –<br />
participación en discusión de clase- la<br />
participación del estudiante en la clase control<br />
cambió muy poco del periodo pretest al de<br />
postest mientras que en la clase de<br />
Investigación de Grupo pasó de 20% en el<br />
pretest en la categoría más alta a casi 60% en<br />
el postest.<br />
El aprendizaje cooperativo no es una panacea.<br />
Incluso sus proponentes advierten contra el<br />
uso excesivo del mismo. En el estudio de<br />
Sharon y Shaulov, los maestros de IG aún<br />
daban clases 28% del tiempo observado<br />
(comparado con 48% para el grupo control;<br />
los autores señalan que esta disminución de<br />
20% en el tiempo de clase es un cambio muy<br />
sustancial en cuanto al uso del tiempo en el<br />
salón de clases).. Sharon y Shaulov subrayan,<br />
asimismo, que debe tomarse en cuenta la<br />
preferencia del estudiante por el trabajo<br />
individual y en grupo. Sin embargo, la norma<br />
es que rara vez se trata a los estudiantes<br />
como si su opinión fuera importante. No<br />
obstante, como un conjunto de métodos de<br />
enseñanza, el aprendizaje cooperativo<br />
proporciona un ejemplo claro y convincente de<br />
los cambios que están bajo el control de<br />
maestros individuales y que atraen y facultan<br />
a los estudiantes. Jonson y Jonson (1989)<br />
resumen:<br />
Con frecuencia los estudiantes se sienten<br />
indefensor y desanimados. Cuando se les<br />
proporcionan compañeros de aprendizaje<br />
cooperativo, reciben esperanza y oportunidad.<br />
Los grupos de aprendizaje cooperativo<br />
permiten actuar a sus miembros haciendo que<br />
se sientan fuertes, aptos y comprometidos. Es<br />
el apoyo social y la responsabilidad ante los<br />
compañeros apreciados lo que motiva<br />
esfuerzos comprometidos para alcanzar<br />
objetivos y triunfar.<br />
Y<br />
Los estudiantes que están “en riesgo” de<br />
abandonar y/o fracasar en la escuela,<br />
necesitan típicamente las relaciones de afecto<br />
y compromiso de sus compañeros, apoyo<br />
social y autoimagen positiva, así como un<br />
desempeño más eficiente. Todo esto se<br />
obtiene en las experiencias de aprendizaje<br />
cooperativo. Con el fin de trabajar de forma<br />
cooperativa, los estudiantes en riesgo<br />
necesitan las aptitudes sociales que se<br />
requieren para trabajar eficientemente con<br />
otros. Sin embargo, en la mayoría de los<br />
salones de clases, el statu quo es competitivo<br />
o de instrucción individualista y se espera que<br />
los estudiantes escuchen las clases, que<br />
participen en discusiones de la clase completa,<br />
que llenen individualmente hojas de trabajo<br />
sin interactuar con los compañeros, que<br />
estudien por sí mismos y respondan el<br />
examen.<br />
Otras innovaciones pedagógicas recientes en<br />
psicología cognoscitiva, si bien son más<br />
67
complejas, proporcionan estrategias<br />
potencialmente poderosas para un mayor<br />
control de los alumnos. Prawat (1989)<br />
considera que la habilitación del alumno se<br />
puede ver mejor desde una perspectiva de<br />
resultados que subraye el “acceso”, o en la<br />
medida en que los estudiantes tienen la<br />
capacidad para utilizar sus recursos<br />
intelectuales. Los maestros pueden habilitar a<br />
los estudiantes proporcionándoles estrategias<br />
cognoscitivas que les permitan regular su<br />
propio aprendizaje. El modelo de Prawat<br />
presenta tres niveles interactivos,<br />
disposiciones motivacionales, estrategias de<br />
aprendizaje y conocimiento fáctico y<br />
conceptual. Cada nivel está mediado por la<br />
organización (de conocimiento o estrategias)<br />
y la reflexión (la capacidad de los estudiantes<br />
para reflexionar en lo que saben y usarlo en<br />
una forma diferente). Prawat sostiene la tesis<br />
de que se dispone de estrategias de<br />
enseñanza (comprendiendo la verbalización, el<br />
escribir acerca del contenido, el diálogo en el<br />
salón de clases, etc.), que ayudan a los<br />
estudiantes a desarrollar, organizar, enterarse<br />
y, en pocas palabras, les brinda acceso a su<br />
propio conocimiento y al de otros. El acceso<br />
implica ayudar a que los estudiantes elaboren<br />
redes de conocimiento y percepción reflexiva<br />
de esas redes: “En resumen, significa pensar<br />
en el niño como un ser cognoscitivo total,<br />
alguien que, cuando se le habilita, tiene<br />
acceso a un rango completo de recursos<br />
intelectuales y, por tanto, puede responder<br />
proactivamente en oposición a reactivamente<br />
en diversos contextos dentro y fuera de la<br />
escuela”. (Prawat, 1989, pág. 34).<br />
En esta área, se necesita mucha más<br />
elaboración para generar sistemas y prácticas<br />
específicos de enseñanza que sean<br />
prácticamente usables. En el trabajo de<br />
Bereiter y Scardamalia sobre “aprendizaje<br />
intencional”, tenemos un ejemplo<br />
particularmente poderoso (Bereiter y<br />
Scardamalia, 1987; Scardamalia y Bereiter,<br />
1989). Con la elaboración de sistemas<br />
basados en computadoras en los salones de<br />
clases normales, Bereiter y Scardamalia han<br />
podido diseñar ciertos procedimientos por<br />
medio de los cuales los estudiantes pueden<br />
tener acceso al conocimiento y usar ciertas<br />
técnicas de aprendizaje, como la escritura,<br />
ganando así un mayor “control ejecutivo”<br />
sobre su propio aprendizaje.<br />
En conversaciones con estudiantes jóvenes (9<br />
a 12 años de edad) acerca de cómo llegan a<br />
aprender y a entender, Scardamalia y Bereiter<br />
68<br />
(1989) encontraron deficiente la situación<br />
promedio del salón de clases:<br />
En estas conversaciones, nos impresionó lo<br />
alejada que está la dirección normal de la<br />
actividad educativa para atraer a los niños a la<br />
identificación y discusión de avances en el<br />
entendimiento. Las tareas educativas tiene,<br />
como objetivo fundamental, el progreso del<br />
entendimiento. Pero su estructura, como se<br />
comunica explícitamente, destaca la<br />
estructura superficial de las actividades<br />
escolares. El objetivo explícito es completar<br />
una tarea –terminar una lectura o una tarea<br />
de redacción, dedicarse a alguna actividad,<br />
entregar un informe, responder preguntas,<br />
etc. La teoría de aprendizaje que se trasmite<br />
vía esta estructura más superficial es que la<br />
participación es una actividad o ejercicio de<br />
aptitud es suficiente para avanzar en el<br />
entendimiento [y, como hemos visto, muchos<br />
estudiantes ni siquiera participan n este<br />
nivel]… El tratar de ponerse de acuerdo con<br />
preguntas como: “¿Pero cómo promovió eso<br />
tu entendimiento?, ¿qué entiendes ahora que<br />
no entendías antes?”, requiere de un nivel<br />
adicional de participación con el material<br />
educativo (Págs. 2-3).<br />
Con el fin de fomentar este nivel adicional de<br />
participación, en dos salones normales de<br />
grados 5 y 6 Scardamalia y Bereiter han<br />
estado elaborando un modelo que ellos llaman<br />
Computer Supported Intencional Learning<br />
Environments CSILE (Ambientes de<br />
aprendizaje intencional con apoyo de<br />
computadoras). CSILE está diseñado para<br />
apoyar a los estudiantes en actividades<br />
colaborativas de construcción de<br />
conocimiento.<br />
CSILE es fundamental para las actividades del<br />
salón de clases en todas las materias. Está<br />
diseñado con una base de datos comunal en<br />
su núcleo. Los estudiantes contribuyen con<br />
información, buscan conceptos erróneos y<br />
publican sus descubrimientos. Se les valora<br />
por sus contribuciones. CSILE es, en esencia,<br />
una exploración del conocimiento… más que<br />
un sistema… de transmisión de conocimientos.<br />
Los ambientes estructurantes del<br />
conocimiento permiten que los alumnos se<br />
enorgullezcan con la cada vez más amplia y<br />
compleja colección de conocimiento a la cual<br />
han contribuido (Scardamalia y Bereiter,<br />
1989, pág. 11).<br />
En los salones de clases de CSILE los<br />
estudiantes interactúan con bases extensibles<br />
de datos para buscar y formular preguntas,
construir planes para reunir información,<br />
elaborar lo que saben y se preguntan, y cosas<br />
semejantes. Los estudiantes identifican ciertas<br />
notas como “candidatas para publicación”<br />
(compartirlas) o como “candidatas para<br />
presentarlas a nuestro experto en biología”<br />
(ya sea el maestro o alguien a quien se<br />
designe, por fuera del salón de clases). Por<br />
tanto, “el aprendizaje recibe el impulso de la<br />
exploración en vez del impulso de la tarea”<br />
(pág. 13), incrementando las aptitudes de los<br />
estudiantes en lectura, redacción, preguntas y<br />
un orden más alto de pensamiento, vía una<br />
variedad de áreas de temas. Actualmente,<br />
Scardamalia y Bereiter están extendiendo el<br />
CSILE hacia “un sistema educativo de<br />
operación común, capaz de operar en todas<br />
las edades y en todos los currículos” (pág.<br />
16). El objetivo consiste en convertir a los<br />
estudiantes en aprendices críticos, que<br />
colaboren y se dediquen a la investigación<br />
enfocada usando una colección de información<br />
y conocimientos (véase Scardamalia, Bereiter,<br />
Malean, Swallow y Woodruff, 1989).<br />
Estos dos ejemplos –de aprendizaje<br />
cooperativo y de ciencia cognoscitiva- no son<br />
mutuamente excluyentes, un sistema se<br />
puede usar en beneficio del otro; y no tienen<br />
el propósito de acaparar todos los sistemas de<br />
enseñanza disponibles que podrían activar<br />
igualmente el aprendizaje de todos los<br />
estudiantes. Son ejemplos de los sólidos<br />
avances que se están haciendo en las<br />
prácticas de la enseñanza que prometen<br />
proporcionar a los estudiantes las condiciones<br />
y aptitudes que necesitan para lograr su<br />
propio control y significado en los salones de<br />
clases.<br />
Los cambios a nivel escuela como una<br />
organización, están íntimamente relacionados<br />
con las mejoras en la instrucción. Muchos de<br />
estos cambios, mejorarán indirectamente a un<br />
buen grupo de estudiantes. Algunos de estos<br />
cambios combinan nuevos arreglos<br />
organizativos y experiencias de aprendizaje en<br />
sociedades de estudio-trabajo con negocios<br />
(MacDowell, 1989). Otras reformas fomentan<br />
las culturas de trabajo en colaboración,<br />
liderazgo activo, mejora continua, mayor<br />
capacitación y compromiso del maestro, y así<br />
sucesivamente, lo que hace de la escuela un<br />
mejor lugar para aprender, tanto para los<br />
adultos como para los niños. Una prueba<br />
directa adicional de esta afirmación se ofreció<br />
en los estudios citados anteriormente en este<br />
capítulo, que identificaban las características<br />
organizativas de escuelas efectivas en cuanto<br />
a que afectan el compromiso del estudiante.<br />
IMPLICACIONES<br />
Para los argumentos de este capítulo, es<br />
fundamental el concepto de que el tratar a los<br />
estudiantes como personas se acerca mucho a<br />
“vivir” los objetivos educativos académicos,<br />
personales y sociales que se establecen en los<br />
documentos y programas de políticas oficiales<br />
en la mayoría de las jurisdicciones (véase<br />
también Barth, 1990). Puesto que el<br />
estudiante está al pie de la montaña, él sólo<br />
tiene un poder limitado para producir cambios<br />
positivos (los estudiantes pueden, como<br />
hemos visto, ejercer un gran poder negativo<br />
para rechazar lo que se les impone).<br />
El cambio efectivo en las escuela implica tanto<br />
cambio cognoscitivo y conductual por parte de<br />
los estudiantes, como para todos los demás.<br />
Mencioné antes de que la implementación<br />
requiere frecuentemente de un cambio de rol<br />
del maestro en el salón de clases. Una<br />
exposición más sociológicamente exacta sería<br />
que la implementación comprende realmente<br />
un cambio en la relación de rol entre maestros<br />
y estudiantes. Podríamos tomar cualquier<br />
número de innovaciones (un nuevo currículo<br />
de estudios sociales, integración, aprendizaje<br />
cooperativo, aprendizaje integración,<br />
aprendizaje cooperativo, aprendizaje<br />
intencional, microcomputadoras, participación<br />
de los padres, programas de estudio-trabajo,<br />
etc.), e identificar los tipos de actividades del<br />
estudiante y del maestro que componen el<br />
cambio. Con el fin de entender el cambio<br />
educativo, es fundamental el reconocimiento<br />
de que estos cambios en estudiantes y<br />
maestros tienen que ir juntos –es decir, a los<br />
estudiantes mismos se les está pidiendo<br />
también que cambien su pensamiento y<br />
conducta en la clase-. La mayoría de los<br />
estudiantes no cambiarán o no podrán<br />
cambiar sólo porque se les dé una conferencia<br />
al respecto o porque se les ordene, al igual<br />
que sucedería con el resto de nosotros. La<br />
razón de que este aspecto sea decisivo,<br />
consiste en que la motivación y el<br />
entendimiento del estudiante con respecto a<br />
un cambio, se relacionan directamente con su<br />
participación y con la forma que adopta ésta<br />
en lo que podríamos llamar actividades de<br />
implementación, las cuales son el medio para<br />
lograr los resultados de aprendizaje<br />
requeridos. Si estas suposiciones son<br />
correctas, debemos dejar de pensar en los<br />
estudiantes en términos de resultados del<br />
aprendizaje y empezar a pensar en ellos como<br />
personas a quienes se les está pidiendo<br />
también que participen en las nuevas<br />
actividades.<br />
69
Otro problema es que es muy escasa la<br />
información con respecto a lo que piensan los<br />
estudiantes de las innovaciones específicas<br />
que los afectan. Cuando se dice que los<br />
estudiantes no tienen opiniones y<br />
sentimientos acerca de estos asuntos, se está<br />
afirmando que son objetos, no seres<br />
humanos. Sería muy conveniente que los<br />
responsables de las innovaciones (ya sean<br />
maestros, directores u otros) consideren<br />
explícitamente cómo se introducirán las<br />
innovaciones a los estudiantes y cómo se<br />
obtendrá la reacción del estudiante en ese<br />
punto y periódicamente en el transcurso de la<br />
implementación. Hull y Rudduck (1980)<br />
dirigieron un proyecto en cuatro escuelas en<br />
Inglaterra, para experimentar y elaborar<br />
formas en las cuales se podría introducir la<br />
innovación:<br />
En cada caso, nuestro objetivo será el de<br />
asistir en la organización de cursos de<br />
iniciación para los alumnos que participarán<br />
en el cambio planeado. Los cursos se<br />
centrarán en una representación audiovisual<br />
de la nueva forma de trabajar, lo cual<br />
proporcionará el punto de partida para la<br />
discusión en grupo (pág. 6).<br />
Cuanto más complejo sea el cambio, tanto<br />
más se requerirá la participación del<br />
estudiante. El estudio Project Excellence<br />
(Proyecto Excelencia), un programa<br />
alternativo para preparatoria en Notario, viene<br />
muy bien al caso (Anderson, Stiegelbauer,<br />
Gerin-LaJoie, Partlow y Cummins, 1990). El<br />
Project Excellence es un programa de<br />
aprendizaje individualizado, centrado en el<br />
estudiante, que incluye a los maestros como<br />
asesores y apoyos de recursos del centro de<br />
aprendizaje, en vez de cómo instructores del<br />
salón de clases. Durante la implementación,<br />
se consultó frecuentemente a los estudiantes<br />
acerca de su respuesta a lo que esta<br />
sucediendo y se hicieron ajustes basados en<br />
su aportación. La administración continúa<br />
recurriendo a los estudiantes para evaluar los<br />
refinamientos del programa, viéndolos como<br />
parte de un equipo de la escuela junto con los<br />
maestros y la administración. La<br />
reestructuración de reformas puede interesar<br />
a los estudiantes en forma reducida (cada<br />
salón de clases o maestro) o grandes (de toda<br />
la escuela), pero la acumulación de una<br />
multitud de formas pequeñas será lo que<br />
cuente para el estudiante individual, no la<br />
participación de unos cuantos estudiantes<br />
líderes.<br />
70<br />
Este capítulo se puede resumir<br />
fundamentalmente en otras palabras: El<br />
cambio educativo eficiente y la educación<br />
eficiente se sobreponen en formas<br />
significativas. El involucrar a los estudiantes<br />
en la consideración del significado y propósito<br />
de los cambios específicos y en nuevas formas<br />
de aprendizaje cotidiano, aborda directamente<br />
el conocimiento, aptitudes y conductas que<br />
son necesarias para que todos los estudiantes<br />
se comprometan con su propia educación.<br />
Los maestros que combinan la educación y el<br />
cambio, discuten periódicamente con los<br />
alumnos sobre el significado de las<br />
actividades, trabajan en las aptitudes que<br />
necesitan los estudiantes para participar en<br />
las nuevas reformas educativas, y consideran<br />
la relación entre lo viejo y lo nuevo, habrán<br />
recorrido un largo camino hacia el logro de<br />
algunos de los objetivos cognoscitivos y<br />
sociales más complejos contenidos en las<br />
exposiciones de políticas y los currículos de la<br />
mayoría de los distritos escolares.<br />
GEOGRAFÍA<br />
ESTRATEGIAS DE APRENDIZAJE<br />
Uno de los propósitos de la tarea del docente<br />
es contribuir a que los alumnos aprendan a<br />
aprender, es decir, no sólo enseñar a los<br />
estudiantes los contenidos propios de la<br />
asignatura, sino enseñarles también a<br />
aprender por sí mismos, ser autosuficientes<br />
en la búsqueda, consulta e interpretación de<br />
información, saber emplearla y relacionarla<br />
con la vida.<br />
Si este propósito se logra, la educación<br />
secundaria no sólo será informativa sino<br />
formativa, es decir, promoverá y motivará a<br />
los estudiantes a aprender, a explicar la<br />
realidad a partir de preguntar, analizar,<br />
comprender, relacionar los conocimientos y su<br />
entorno, tal como ha sido expresado en los<br />
capítulos anteriores. Por ello, la planeación de<br />
la enseñanza cobra importancia a partir de la<br />
selección y organización de las actividades<br />
pertinentes realizadas por el docente para<br />
lograr el aprendizaje de los alumnos.<br />
Para concretar la planeación, se sugiere al<br />
maestro tomar en cuenta el diseño de<br />
estrategias de aprendizaje, entendidas como<br />
un procedimiento secuenciado de acciones<br />
orientadas hacia la apropiación de los<br />
contenidos de la asignatura por los alumnos.<br />
Las estrategias de aprendizaje incluyen el<br />
despliegue de una serie de destrezas de los
alumnos como: tomar notas, formular<br />
preguntas, elaborar cuadros, subrayar y<br />
detectar palabras clave, hacer resúmenes,<br />
escribir conclusiones, elaborar esquemas y<br />
mapas conceptuales, hacer fichas de trabajo,<br />
registrar observaciones, consultar libros y<br />
atlas, comentar y discutir con los compañeros<br />
y el maestro, consultar a maestros de otras<br />
asignaturas, etcétera.<br />
Se pueden diferenciar tres tipos de estrategias<br />
de aprendizaje:<br />
Las de repaso, cuyo fundamento se<br />
encuentra en la asociación de aprendizajes<br />
previos, que en un momento determinado se<br />
reiteran para su consolidación. Puede pedirse<br />
a los alumnos que al término de la clase se<br />
haga una breve recapitulación del tema; que<br />
anoten su propia conclusión o lo que más les<br />
haya interesado del tema; que formulen una<br />
pregunta en relación al contenido. Estas<br />
actividades también pueden usarse como<br />
continuidad para iniciar la siguiente clase, ya<br />
que pueden ser un punto de partida para el<br />
tratamiento de un nuevo contenido.<br />
La práctica constante de la localización en<br />
mapas puede convertirse en una estrategia de<br />
repaso de diversos temas geográficos.<br />
Las de elaboración. Son aquéllas que<br />
permiten a los alumnos la apropiación de un<br />
nuevo conocimiento. El maestro puede<br />
apoyarse en la realización de un prototipo, el<br />
análisis de caso, análisis e interpretación de<br />
gráficas, el planteamiento de un problema, la<br />
exposición, análisis y discusión de un tema,<br />
las prácticas de campo, la realización de un<br />
experimento.<br />
Se trata de movilizar los esquemas<br />
referenciales previos de los estudiantes y así<br />
logren incorporar una nueva información, una<br />
nueva visión sobre el tema, un nuevo<br />
concepto, etc., para emplearlo en la<br />
comprensión del mundo que les rodea.<br />
Las estrategias de organización y relación.<br />
Consisten en dar un ordenamiento interno al<br />
aprendizaje a través de la clasificación, la<br />
jerarquización, la solución de un problema y<br />
de su relación con lo que acontece en la vida.<br />
Estas estrategias permiten el encadenamiento<br />
con aprendizajes anteriores y prepara para<br />
nuevos conocimientos. Permiten a los<br />
alumnos hacer una síntesis de lo aprendido.<br />
Pueden emplearse los ensayos, la exposición<br />
de temas, los reportes e informes de<br />
actividades, la propuesta de solución a algún<br />
problema o la elaboración de una propuesta<br />
de trabajo en grupo hacia el logro de una<br />
tarea conjunta.<br />
Las actividades a incluir dependen de la<br />
intención del maestro, del momento en que se<br />
encuentre en proceso de aprendizaje de los<br />
alumnos para determinar si tiene un carácter<br />
de repaso, de elaboración u organización y<br />
relación. Lo importante es enseñar a los<br />
alumnos a reconocer que lo que aprenden es<br />
un punto de partida para nuevos<br />
conocimientos, identificar sus capacidades y<br />
limitaciones, darles ideas para que se<br />
organicen y elijan las formas más apropiadas<br />
para lograr aprendizajes por sí mismos.<br />
Unidades de trabajo<br />
Una vez que el maestro ha identificado los<br />
diversos factores que inciden en la enseñanza,<br />
los organiza y delimita en un proyecto<br />
didáctico para la enseñanza de la asignatura<br />
en el grado correspondiente.<br />
Este proyecto lo constituye la unidad de<br />
trabajo, donde se incluyen tanto la<br />
experiencia y formación del docente como los<br />
elementos referenciales y la selección de<br />
estrategias de aprendizaje acordes con el<br />
grupo que dirige.<br />
71
72<br />
UNA EDUCACIÓN PARA EL<br />
CAMBIO, REINVENTA LA<br />
EDUCACIÓN DE LOS<br />
ADOLESCENTES<br />
Hargreaves Andy et al. (2000)<br />
Enseñanza y Aprendizaje<br />
Si se han de transformar las escuelas para<br />
satisfacer las necesidades de los adolescentes,<br />
la reforma del currículum y de la evaluación<br />
no son más que una pieza del rompecabezas.<br />
En último término, el único currículum y<br />
evaluación que cuentan son los<br />
experimentados por el estudiante, es decir,<br />
los que se utilizan efectivamente. ¿Cómo<br />
transforman los profesores y estudiantes los<br />
recursos, horarios e ideas en la enseñanza y<br />
el aprendizaje? Tal y como hemos<br />
mencionado, y de acuerdo con otros muchos<br />
autores, los modelos de cambio sobre el<br />
agrupamiento, la organización escolar o los<br />
resultados del currículum es probable que no<br />
tengan ningún impacto positivo relevante<br />
sobre las aulas o los estudiantes, a menos que<br />
incluyan también cambios en la forma que<br />
tienen de enseñar los profesores (Leithwood<br />
et al., 1988; Slavin, 1987c; Epstein, 1990).<br />
La enseñanza, como cualquier otra empresa<br />
humana, no es estática. El proceso de<br />
configurar a la que será la siguiente<br />
generación se encuentra en evolución, al igual<br />
que el conjunto de la sociedad. La naturaleza<br />
y el papel de la enseñanza se hallan<br />
inexorablemente unidos a las expectativas<br />
que tenemos para nuestros estudiantes, a<br />
nuestra forma de entender el proceso de<br />
aprendizaje humano y a nuestras convicciones<br />
acerca de cómo los adultos, y en especial los<br />
profesores, pueden orientar a la gente joven<br />
en su aprendizaje. Ya hemos analizado<br />
muchas de las crecientes demandas<br />
impuestas a nuestra sociedad y a sus jóvenes.<br />
Según han explicado, con insistencia, una<br />
serie de autores, las escuelas del futuro<br />
guardarán muy poca semejanza con las del<br />
pasado (Schlechty, 1990; Fullan, 1993) y los<br />
profesores tendrán que enseñar de un modo<br />
muy diferente (McLaughlin y Talbert, 1993).<br />
Esto quizá sea difícil de aceptar cuando son<br />
tan pocos los cambios que han experimentado<br />
nuestras estructuras escolares básicas en el<br />
último siglo. A pesar de todo, las fuerzas del<br />
cambio que se ciernen sobre nuestras<br />
escuelas parecen estar alcanzando unas<br />
dimensiones críticas y las escuelas, como los<br />
países y las grandes empresas, empiezan a<br />
contemplar finalmente la posibilidad de una<br />
reestructuración fundamental. Al menos parte<br />
del ímpetu a favor de la reforma escolar<br />
procede del reconocimiento de que el modelo<br />
moderno de especialización y estandarización<br />
ha sido rechazado en otras organizaciones y<br />
lugares de trabajo, y también está siendo<br />
cuestionado en la educación. Ya no es<br />
suficiente que las escuelas proporcionen<br />
habilidades básicas a los estudiantes. Además<br />
de las habilidades fundamentales que<br />
garanticen la alfabetización y unos<br />
conocimientos básicos de álgebra, los<br />
estudiantes, en general, y no sólo unos pocos,<br />
necesitarán aprender habilidades de más alto<br />
nivel, por ejemplo, cómo desarrollar un<br />
pensamiento crítico y complejo, nuevas<br />
fórmulas para la resolución de problemas,<br />
sopesar alternativas, recabar la información<br />
necesaria para emitir juicios de valor,<br />
desarrollar identidades flexibles, aprender a<br />
trabajar de modo independiente y en común y<br />
discernir acciones apropiadas en situaciones<br />
ambiguas (Earl y Cousins, 1995: Peterson y<br />
Knapp, 1993). El desafío para las escuelas<br />
consiste en capitalizar los nuevos métodos de<br />
enseñanza y los ambientes de aprendizaje que<br />
se sustentan sobre lo que ahora conocemos<br />
sobre el aprendizaje y el desarrollo humano,<br />
para preparar a nuestros estudiantes<br />
adolescentes a afrontar las crecientes<br />
demandas de la sociedad futura.<br />
Durante estos años de transición los<br />
estudiantes necesitan experimentar y tener<br />
acceso a un mayor número posible de las<br />
estrategias emergentes en la enseñanza y el<br />
aprendizaje. Hemos visto que los adolescentes<br />
son muy activos física, emocional e<br />
intelectualmente, a medida que ponen a<br />
prueba sus cuerpos y habilidades durante el<br />
crecimiento. Son muy conscientes de la<br />
importancia de las relaciones humanas y, en<br />
consecuencia, se muestran muy preocupados<br />
por la lucha a favor de la igualdad social. Son<br />
inseguros y vacilantes en cuanto a su poder y<br />
capacidad para adaptarse y abrirse camino en<br />
el mundo. Los investigadores, sin embargo,<br />
han mostrado de forma repetida que la<br />
enseñanza que reciben habitualmente los<br />
adolescentes reclama una absorción pasiva en<br />
lugar de una implicación activa, ha situado el<br />
intelecto y los elementos cognitivos por<br />
encima de las emociones y la atención,<br />
subordina la vida real y la pertinencia a la<br />
transmisión de los contenidos académicos y<br />
del libro de texto, y sacrifica la independencia<br />
de los estudiantes a favor del control.
A medida que conocemos más acerca de cómo<br />
aprende la gente y qué hace que la enseñanza<br />
sea efectiva, también encontramos modos<br />
mejores de abordar las necesidades de los<br />
adolescentes, que se encuentran en un mundo<br />
sumido en la confusión y la crisis. Este<br />
capítulo describe algunos de los conceptos<br />
emergentes y más influyentes sobre los<br />
procesos de aprendizaje en los adolescentes,<br />
explora sus implicaciones en la enseñanza y la<br />
práctica en el aula, y también considera hasta<br />
qué punto pueden contribuir estas estrategias<br />
a prepararlos para una realidad social<br />
cambiante en un mundo postmoderno de<br />
naturaleza compleja e incierta. No<br />
pretendemos hacer que los profesores se<br />
sientan culpables por definir un conjunto<br />
de estrategias de enseñanza,<br />
que luego resultan ser inviables en sus clases.<br />
Las estrategias creativas de enseñanza no<br />
arraigarán bien allí donde las pruebas<br />
estandarizadas exigen que los profesores<br />
enseñen de un modo determinado que<br />
trabajen aislados en sus clases, o donde los<br />
horarios obliguen a los profesores a limitar la<br />
extensión de sus lecciones, lo cual supone<br />
dedicar demasiado tiempo a iniciar y despejar<br />
el camino, sin la flexibilidad necesaria para<br />
trabajar más allá del sonido del timbre que<br />
anuncia el fin de las clases. Resulta triste que<br />
se siga repitiendo la vieja historia. Se exhorta<br />
a los profesores a aprender y a poner en<br />
práctica nuevas estrategias de enseñanza<br />
abocadas al fracaso porque las estructuras de<br />
la escolarización se mantienen incólumes.<br />
Para que pueda acometerse con éxito un<br />
cambio en las prácticas aplicadas en el aula,<br />
es imperativo que se produzca en las escuelas<br />
unos cambios estructurales y culturales que<br />
resulten útiles a los adolescentes. En cualquier<br />
caso, la enseñanza y el aprendizaje no<br />
mejorarán a menos que sepamos con claridad<br />
cuáles son las prácticas que parecen mejores,<br />
y se comprendan los principios que hicieron<br />
posible que tal enseñanza y aprendizaje<br />
funcionaran. Así pues, no incluiremos aquí una<br />
lista interminable de estrategias alternativas<br />
de enseñanza y aprendizaje, sino que<br />
abordaremos en todo caso, los principios que<br />
deberían adoptar los profesores a la hora de<br />
considerar las alternativas pedagógicas.<br />
APRENDER PARA COMPRENDER<br />
La especie humana es la única que puede<br />
reflexionar sobre su propia existencia. El<br />
misterio de la mente humana y su<br />
funcionamiento nos ha fascinado desde<br />
siempre. A pesar de que ese interés se ha<br />
mantenido durante siglos, resultan<br />
paradójicas nuestra ignorancia sobre el<br />
aprendizaje humano y la dificultad que implica<br />
traducir el nuevo conocimiento a la práctica.<br />
A lo largo de todo el siglo XX, las<br />
concepciones dominantes sobre el mecanismo<br />
de aprendizaje han sido de carácter<br />
incremental y conductista. Las escuelas han<br />
funcionado como si el aprendizaje pudiera<br />
dividirse en habilidades y hechos específicos y<br />
discretos, que puede adquirirse de forma<br />
fragmentada y ordenada (Cole, 1990). La<br />
práctica escolar tradicional se ha basado en la<br />
asimilación, habitualmente de modo<br />
mecánico, la repetición y la corrección de<br />
procedimientos y datos, y también se ha<br />
apoyado en las reglas y en los contenidos de<br />
las disciplinas, con objeto de fortalecer las<br />
conexiones y hábitos mentales correctos<br />
(Peterson y Knapp, 1993).<br />
Durante los últimos treinta años, sin embargo,<br />
una sutil revolución que ha tenido lugar en las<br />
ciencias sociales ha desafiado el modelo de<br />
aprendizaje mantenido por nuestras escuelas.<br />
Los psicólogos cognitivos han propuesto una<br />
visión constructivista del aprendizaje, al que<br />
ya no se concibe lineal, sino interactivo.<br />
Afirman que existe un mundo real que<br />
experimentamos pero que el significado que le<br />
damos viene impuesto por nosotros, en lugar<br />
de ser algo que existe en el mundo<br />
independiente de nosotros. Existen muchas<br />
formas de estructurar el mundo, y para<br />
cualquier acontecimiento o concepto hay<br />
muchos significados o perspectivas (Duffy y<br />
Jonassen, 1992). Ateniéndose al principio de<br />
que las cosas deberían tener sentido, los<br />
constructivistas han sugerido que el<br />
aprendizaje es un proceso en el que los<br />
estudiantes absorben información, la<br />
interpretan, la conectan con lo que ya saben<br />
y, si es necesario, reorganizan su<br />
comprensión para acomodarla (Shepard,<br />
1991). Esto significa que los estudiantes<br />
elaboran su propia comprensión basándose en<br />
nuevas experiencias que aumentan sus<br />
conocimientos. Gardner (1985) lo describe del<br />
siguiente modo:<br />
… los sujetos humanos no realizan tareas<br />
como quien llena pizarras vacías: tienen<br />
expectativas y esquemas bien estructurados,<br />
dentro de los cuales abordan diversos<br />
materiales…, el organismo, con sus<br />
estructuras predispuestas al estímulo,<br />
manipula y reordena la información nueva que<br />
encuentra (pág. 126).<br />
73
Uno de los descubrimientos más significativos<br />
en esta exploración del aprendizaje como un<br />
proceso de elaboración es la increíble<br />
ignorancia y la comprensión superficial que<br />
sobre las ideas, el conocimiento y los<br />
conceptos demuestran los estudiantes, y no<br />
sólo en una disciplina, país o nivel de<br />
enseñanza, sino en todas partes donde se han<br />
llevado a cabo estos estudios (White, 1992).<br />
Los estudiantes son capaces de reproducir<br />
información que han memorizado, pero son ya<br />
menos competentes cuando se trata de actuar<br />
bajo condiciones nuevas que exijan su<br />
aplicación. En La mente no escolarizada*,<br />
Gardner (19911) argumenta que aprender<br />
para comprender supone mucho más que<br />
producir una respuesta .<br />
Cuando un individuo aprende algo de un modo<br />
que haya supuesto una comprensión<br />
profunda, esa persona puede asimilar el<br />
conocimiento, los conceptos, las estrategias y<br />
los datos, y aplicarlos a situaciones nuevas y<br />
apropiadas (Gardner, 1994). Las escuelas<br />
están llenas de estudiantes capaces de<br />
combinar números en una fórmula, pero<br />
incapaces de utilizar esa misma fórmula para<br />
solucionar un problema que no se les haya<br />
presentado antes, y en las universidades<br />
abundan los jóvenes que estudian física, pero<br />
que están convencidos de que allí donde no<br />
hay aire, no existe la gravedad; todos estos<br />
estudiantes son capaces de expresar un<br />
fenómeno complejo que han estudiado en la<br />
escuela, sin embargo sólo ofrecen respuestas<br />
simplistas cuando sucede algo complejo en el<br />
mundo real Gardner (1991) describe lo que él<br />
llama la mente o del<br />
, que se ha<br />
desarrollado sin ninguna educación formal. Es<br />
una mente maravillosa que elabora teorías<br />
acerca de todo aquello con lo que se<br />
encuentra, teorías sobre la materia, la vida,<br />
su propio ser, los demás, etcétera. Por<br />
desgracia, muchas de las ideas grabadas en<br />
nuestra mente a partir de esas primeras<br />
experiencias son erróneas. Tal y como<br />
Gardner (1994) expresa de manera<br />
evocadora:<br />
… en la escuela, esos grabados están<br />
recubiertos con un polvo muy fino, la materia<br />
que la escuela trata de enseñar. Si en la<br />
escuela se observa la mente, parece, a<br />
primera vista, bastante adecuado, porque sólo<br />
se ve el polvo. Pero, por debajo del polvo, el<br />
grabado no se ha visto afectado en lo más<br />
mínimo. Y cuando se deja la escuela y se<br />
cierra la puerta de golpe por última vez, el<br />
polvo se disipa y el grabado inicial sigue allí<br />
(pág- 27).<br />
74<br />
Si no se hace un esfuerzo por alcanzar una<br />
comprensión genuina, el aprendizaje<br />
superficial sigue imperando hasta que<br />
desaparece la necesidad del mismo (como,<br />
por ejemplo, una vez terminado el examen) y<br />
se puede descartar. El ayuda a progresar en la escuela,<br />
pero su relación con la vida real, más allá de<br />
la escuela, no es bien comprendida por el<br />
estudiante, y quizá ni siquiera por el profesor.<br />
La gente extrae sus puntos de vista cotidianos<br />
de la experiencia, y aunque esos puntos de<br />
vista no sean exactos con relación al<br />
conocimiento escolar, a menudo hacen un<br />
gran servicio a quienes los poseen (White,<br />
1992). No resulta extraño, pues, que buena<br />
parte de lo que se enseña en las escuelas no<br />
sea retenido por los estudiantes.<br />
Pero aspirar a aprender para comprender<br />
evoca una imagen completamente nueva de<br />
las piezas que forman el rompecabezas de la<br />
enseñanza y el aprendizaje. Para que los<br />
adultos de mañana puedan adquirir una<br />
comprensión auténtica, la enseñanza de hoy<br />
debe contener muchas más piezas,<br />
conectadas entre sí de un modo enrevesado.<br />
Este tipo de enseñanza en particular reconoce<br />
una amplia gama de conocimientos,<br />
inteligencias y estilos de aprendizaje; ve en el<br />
conocimiento previo un punto de partida<br />
crítico para adquirir nuevos conocimientos, se<br />
centra en el aprendizaje y el pensamiento de<br />
alto nivel, presta atención a la naturaleza<br />
social y emocional del aprendizaje, vincula<br />
éste con la vida real y proporciona a los<br />
estudiantes un papel efectivo dentro de su<br />
propio aprendizaje. Los investigadores de todo<br />
el mundo analizan cada una de estas piezas<br />
para tratar de comprender las múltiples y<br />
diferentes facetas de esta concepción mucho<br />
más compleja, diferenciada y globalizadora de<br />
la enseñanza y el aprendizaje.<br />
Diferentes formas de conocimiento,<br />
inteligencia y modos de aprendizaje<br />
Leinhardt (1992) llama la atención sobre<br />
diferentes tipos de conocimientos y<br />
estrategias que esperamos sean desarrollados<br />
por los estudiantes. Dentro de cada disciplina<br />
hay una disposición única de datos,<br />
conceptos, citas y pautas de razonamiento.<br />
Aprender para comprender supone conectar la<br />
información y transmitir, de muy diversos<br />
modos, los principios generales a través de las<br />
disciplinas. Algunos de esos modos han sido<br />
muy utilizados y nos resultan ya familiares,
pero otros son más novedosos e imaginativos.<br />
Los estudiantes necesitan poseer ambas<br />
clases de conocimientos: acciones y<br />
habilidades, así como conceptos y principios,<br />
de modo que puedan conectar la acción<br />
estratégica con el conocimiento de contenido<br />
específico, en situaciones nuevas y que<br />
impliquen para ellos un desafío. Necesitan una<br />
base de conocimiento que establezca<br />
interconexiones en su cabeza, con estrategias<br />
o rutinas de acceso al conocimiento durante la<br />
resolución de problemas, y disposiciones o<br />
hábitos mentales que les permitan echar<br />
mano de sus diversos recursos intelectuales a<br />
medida que surjan las situaciones (Prawat,<br />
1989).<br />
El hecho de valorar muchas formas de<br />
conocimiento cuestiona nuestras creencias<br />
más básicas sobre la naturaleza de la<br />
inteligencia. Gardner (1993) ha cuestionado el<br />
punto de vista según el cual la inteligencia es<br />
unidimensional e inmutable. No llegamos a<br />
este mundo con una cantidad fija de<br />
inteligencia y ninguna escala puede captar las<br />
diversas formas que ésta puede presentar.<br />
Gardner define la inteligencia como la<br />
habilidad para solucionar problemas o extraer<br />
resultados en situaciones dadas. Ha<br />
identificado (hasta el momento) siete<br />
inteligencias: musical, cinestésico-corporal,<br />
lógica-matemática, lingüística, espacial,<br />
interpersonal e intrapersonal. Desde su punto<br />
de vista, todos nacemos con potencial para<br />
desarrollar una multiplicidad de inteligencias<br />
que pueden ser enseñadas y aprendidas.<br />
Aunque estas inteligencias se inician con una<br />
habilidad en bruto, se pueden desarrollar y<br />
estimular mediante la enseñanza y la práctica.<br />
Cada uno de nosotros tiene su propio y<br />
singular modelo de inteligencia, que<br />
desarrollamos de forma constante y rutinaria,<br />
utilizando innumerables combinaciones. Las<br />
escuelas, sin embargo, se han centrado<br />
principalmente en dos (la lógica-matemática y<br />
la lingüística) y han infravalorado el resto. En<br />
general, las escuelas han aceptado un único<br />
concepto de inteligencia que resalta la<br />
clasificación por encima del logro, aquello que<br />
puede valorarse con facilidad por encima de la<br />
confusa complejidad, el aprendizaje individual<br />
por encima del aprendizaje en grupo, y la<br />
selección por encima del reconocimiento de la<br />
heterogeneidad de los estudiantes. La<br />
importancia que se le otorga a la posición<br />
relativa de los individuos en una escala fija<br />
nos ha impedido darnos cuenta de que todos<br />
los estudiantes aprenden, e identifican el nivel<br />
singular de comprensión de cada estudiante,<br />
en lugar de fijarnos sólo en su posición<br />
relativa. La capacidad de reflexión se halla<br />
ampliamente difundida, y no es una capacidad<br />
exclusiva de quienes alcanzan una elevada<br />
calificación. Movilizar las múltiples formas de<br />
inteligencia es un modo mediante el cual la<br />
sociedad puede dar cabida a nuestra<br />
diversidad humana para alcanzar una gama<br />
más amplia de objetivos (Wolf et al., 1991).<br />
El término <br />
comprende muchas teorías sobre las<br />
diferentes formas en que los estudiantes<br />
enfocan e interactúan con el materia, con<br />
objeto de comprenderlo. Hay referencias a<br />
estilos cognitivos (Messick. 1969), habilidades<br />
de mediación (Gregory, 1979), estilos<br />
conceptuales, tipos de aprendizaje (McCarthy,<br />
1980) y elementos del estilo de aprendizaje<br />
(Dunn y Dunn, 1982). Básicamente, todas<br />
estas teorías afirman que la gente crea su<br />
propia concepción del mundo de muy diversas<br />
maneras: considerando diferentes aspectos<br />
del entorno, enfocando los problemas desde<br />
múltiples perspectivas, utilizando claves<br />
distintas y procesando la información de<br />
modos diferentes pero coherentes con ellos<br />
mismos. Es esta combinación de cómo percibe<br />
la gente y cómo procesa lo que percibe lo que<br />
constituye la singularidad del estilo de<br />
aprendizaje, y también la forma de<br />
aprendizaje individual más cómodo. En<br />
cualquier grupo de preadolescentes<br />
encontraremos un amplio espectro de estilos<br />
de aprendizaje: algunos que necesitan tocar,<br />
saborear y oler las cosas, otros que hablan y<br />
sólo parecen capaces de pensar en voz alta, el<br />
típico niño callado que se lleva el libro y<br />
reflexiona sobre las ideas antes de hablar.<br />
Cada uno de ellos explora el mundo siguiendo<br />
sus propios criterios. En su mayor parte, las<br />
escuelas han soslayado la existencia de<br />
diferentes estilos de aprendizaje y no han<br />
hecho ningún esfuerzo por ajustar las<br />
actividades de la enseñanza a éstos. Aunque<br />
los que defienden los estilos de aprendizaje<br />
consideran importante que los profesores<br />
presten atención a los estilos singulares de<br />
sus estudiantes, siempre advierten contra los<br />
peligros que podría acarrear una mala<br />
utilización de los conceptos del estilo de<br />
aprendizaje, lo cual convertiría estas ideas en<br />
estereotipos para encasillar a los jóvenes, o<br />
incluso conducirlos directamente hacia<br />
ambientes educativos que reflejen sus<br />
habilidades más desarrolladas. Los profesores<br />
deberían comprender que el objetivo de<br />
utilizar una gama de enfoques de enseñanza<br />
es brindar a todos los estudiantes la<br />
oportunidad de aprender mediante nuevas<br />
75
fórmulas que pongan de relieve sus logros y<br />
traten de mitigar sus carencias.<br />
El conocimiento previo<br />
En el caso de que los estudiantes puedan<br />
elaborar su propia comprensión del material y<br />
de las ideas nuevas, su conocimiento previo<br />
será esencial para determinar cómo lo hacen y<br />
las estrategias que utilizan. El impacto del<br />
conocimiento previo no es una cuestión de<br />
preparación o de fases de desarrollo de la<br />
comprensión. Es más un tema que tiene que<br />
ver con la interconexión, el acceso y la<br />
profundización (Leinhardt, 1992). El<br />
conocimiento y las creencias sostenidas por<br />
un estudiante configuran una compleja red de<br />
ideas, datos, principios y acciones que<br />
constituyen algo más que simples bloques de<br />
información. Pueden facilitar, inhibir o<br />
transformar el aprendizaje en formas<br />
productivas o disfuncionales. Cuando son<br />
precisas, las convicciones preexistentes de los<br />
estudiantes sobre un tema facilitan el<br />
aprendizaje y proporcionan un punto de<br />
partida natural para la enseñanza. Las<br />
concepciones falsas de los estudiantes, sin<br />
embargo, pueden distorsionar el nuevo<br />
aprendizaje de forma espectacular (Brophy,<br />
1992).<br />
Si el modelo constructivista es una<br />
representación fidedigna del proceso de<br />
aprendizaje en los chicos, no resulta<br />
sorprendente que tengan a menudo<br />
dificultades en la escuela. De hecho, la falta<br />
de conexión entre los conocimientos<br />
adquiridos por los adolescentes a partir de su<br />
experiencia, y aquello que los currícula<br />
suponen que saben se encuentra en la raíz<br />
misma de gran parte de los logros deficientes<br />
de nuestros estudiantes. Ésta es una de las<br />
vertientes del problema que plantea el sentido<br />
de pertinencia. Los estudiantes no sólo creen<br />
que su escolarización es irrelevante para sus<br />
vidas, sino que también desarrollan conceptos<br />
distorsionados y confusos sobre el materia del<br />
currículum, debido, precisamente, a que éste<br />
no presenta coherencia alguna o no establece<br />
ningún vínculo con lo aprendido previamente.<br />
Este fenómeno se da con excesiva frecuencia<br />
ya que muchas aulas acogen a estudiantes<br />
procedentes de una gama de ambientes muy<br />
diversos.<br />
El pensamiento de orden superior<br />
El pensamiento de orden superior, en otro<br />
tiempo privilegio exclusivo de los estudiantes<br />
más capacitados o superdotados, empieza a<br />
76<br />
ser recomendado para todos los estudiantes,<br />
puesto que todo aprendizaje requiere extraer<br />
un sentido a aquello que tratamos de<br />
aprender (Costa, 1991). Resnick y Resnick<br />
(1992) lo describen como:<br />
… los tipos de procesos mentales asociados<br />
con el pensamiento no están restringidos a la<br />
fase avanzada o de orden del desarrollo mental. Al<br />
contrario, el pensamiento y el razonamiento<br />
se hallan íntimamente implicados en el<br />
proceso de aprendizaje productivo, incluso en<br />
los niveles elementales de lectura,<br />
matemáticas y otras asignaturas escolares…<br />
Aprender las tres disciplinas básicas supone<br />
importantes componentes de inferencia, juicio<br />
y construcción mental activa. Nuestra<br />
educación ya no puede seguir dejándose guiar<br />
por un punto de vista tradicional, según el<br />
cual la base debe ser tratada y enseñada<br />
como una habilidad básica rutinaria, mientras<br />
que el pensamiento es un proceso que<br />
aparece más tarde.<br />
Esta noción de que el pensamiento no es un<br />
producto, sino un prerrequisito para adquirir<br />
habilidades básicas ha dado lugar a múltiples<br />
teorías y observaciones sobre la naturaleza<br />
del pensamiento. Marzano (1992) afirma que<br />
el aprendizaje es producto de cinco<br />
dimensiones o tipos de pensamiento:<br />
actitudes y percepciones positivas sobre el<br />
aprendizaje; pensamiento implicado en la<br />
adquisición e integración del conocimiento;<br />
pensamiento implicado en la utilización del<br />
conocimiento de modo significativo, y los<br />
hábitos productivos de la mente. Estos tipos<br />
de pensamiento no funcionan por separado o<br />
siguiendo un orden lineal. Interactúan,<br />
rebotan los unos contra los otros y giran los<br />
unos en torno a los otros. A veces actúan<br />
coordinadamente, pero en otras ocasiones<br />
crean disonancia. Todo esto sucede a la<br />
velocidad de la luz, mientras, el pensador<br />
tiene que ocuparse de los problemas y<br />
decisiones, siempre complicados y confusos,<br />
propios de la vida real, en un mundo incierto<br />
donde el empleo de una sola fórmula no es<br />
suficiente.<br />
En la misma línea, Barell (1991) argumenta<br />
que uno de los resultados clave de la<br />
escolarización debería ser la capacidad de<br />
reflexión. Según explica, la reflexión combina<br />
dos aspectos de nuestras vidas: las<br />
operaciones intelectuales o cognitivas, y los<br />
sentimientos, actitudes y disposiciones. Ser<br />
reflexivo significa poseer un pensamiento<br />
esencialmente cognitivo. También significa
poseer un pensamiento esencialmente<br />
cognitivo. También significa ser considerado y<br />
prudente en términos de disposición (Clark,<br />
1996). Las operaciones cognitivas son<br />
intentos de buscar significado a situaciones<br />
complejas y no rutinarias, aventurar<br />
soluciones e interpretaciones y, durante todo<br />
el proceso, intentar tomar decisiones y hacer<br />
juicios razonables, que resulten útiles. La<br />
reflexión integra el pensamiento con el<br />
sentimiento. Es una unión del corazón y de la<br />
mente: un componente importante del<br />
aprendizaje y del desarrollo de los<br />
preadolescentes, que se esfuerzan por<br />
encontrar su identidad y un lugar al que<br />
pertenecer.<br />
Perkins (1995) aporta una serie de ejemplos<br />
de lo que él denomina pensamiento o<br />
razonamiento . Su investigación<br />
demuestra que cuando nos enfrentamos a<br />
cuestiones cotidianas, la gente no suele<br />
razonar bien, comete una amplia gama de<br />
errores lógicos, y muestran tendencias a<br />
ponerse . Esta propensión<br />
es común a todo el mundo, al margen del<br />
coeficiente de inteligencia que tengan. Aunque<br />
muchos de estos sujetos fuesen, más tarde,<br />
cognitivamente capaces de genera ideas más<br />
equilibradas y amplias al ser interrogados,<br />
hasta ese momento se habían contentado con<br />
pensar lo justo sobre el tema y se habían<br />
mostrado satisfechos con sus respuestas. La<br />
calidad del pensamiento no es una<br />
consecuencia natural de la habilidad. Como<br />
resultado de ello, las grandes deficiencias de<br />
pensamiento en la escuela y en la vida se dan<br />
en estudiantes de todo tipo. Con demasiada<br />
frecuencia asumimos que la habilidad de alto<br />
nivel es sinónimo de sabiduría y buen juicio.<br />
Nos equivocamos, todos los estudiantes<br />
necesitan aprender a utilizar bien sus mentes:<br />
a investigar, inventar, desafiar, reconsiderar y<br />
mantener su atención en la tarea que realizan,<br />
al tiempo que interpretan la información que<br />
les rodea e intentan darle un sentido.<br />
La enseñanza y el aprendizaje como<br />
fenómenos sociales<br />
Una de las teorías más radicales surgidas del<br />
enfoque constructivista en la enseñanza y el<br />
aprendizaje es la naturaleza social de estos<br />
ámbitos. La psicología, tal y como se ha<br />
desarrollado en las culturas occidentales,<br />
funciona bajo la suposición de que su objeto<br />
de estudio es el individuo, que opera en un<br />
vacío sociocultural. Como quiera que en<br />
psicología estos enfoques, fundamentados en<br />
el individualismo, han terminado por<br />
imponerse, pocas son las teorías que han<br />
explicado de qué manera se encuentran los<br />
procesos mentales inherentemente vinculados<br />
al entorno cultural, histórico e institucional<br />
(Wertsch, 1991). La investigación más<br />
reciente en este ámbito se ha inspirado en los<br />
hallazgos del notable científico social ruso<br />
Vygotsky, quien defendió la teoría de que el<br />
aprendizaje humano se producen en las<br />
distintas situaciones sociales que jalonan la<br />
vida de la gente. Desde su punto de vista, el<br />
aprendizaje no es un proceso solitario, ni<br />
viene prescrito por condiciones genéticas o de<br />
desarrollo. Es el resultado de la actividad que<br />
se genera en las condiciones externas de la<br />
vida. Los jóvenes aprenden porque<br />
constituyen y conforman la cultura colectiva<br />
que les rodea y funden su comprensión<br />
personal en esta visión cultural más amplia<br />
(Davydov, 1995). Cuando las personas<br />
interactúan entre sí, aprenden del grupo y<br />
también influyen sobre él.<br />
Su comprensión se encuentra en constante<br />
proceso de creación y transformación, al<br />
compartir ideas con los miembros del grupo<br />
(Leinhardt, 1992). El conocimiento colectivo<br />
del grupo es mayor que el conocimiento<br />
individual de cualquiera de sus miembros, y<br />
juega un importante papel en la configuración<br />
del pensamiento, las actividades y habilidades<br />
de sus miembros. Como quiera que el<br />
aprendizaje en los individuos es producto del<br />
contexto social en el que viven, mediatizado<br />
por los signos y símbolos de la cultura que los<br />
rodea, los estudiantes son potencialmente<br />
más inteligentes en grupos de los que puede<br />
serlo individualmente. Aprenden mejor cuando<br />
se acostumbran a pensar juntos, a cuestionar<br />
las suposiciones del otro y a elaborar nuevas<br />
comprensiones. Esto plantea a los profesores<br />
muchos tipos de desafíos. En su función de<br />
directores y orientadores del aprendizaje, los<br />
profesores necesitarán utilizar el ambiente<br />
social en el que vive la gente joven para<br />
propiciar una mejor comprensión (Davydov,<br />
1995). Pero los grupos de adolescentes, con<br />
toda su energía, sexualidad y prepotencia,<br />
asustan con frecuencia a los profesores, que<br />
quizá tengan que esforzarse por superar sus<br />
propios temores y que, en ocasiones, detestan<br />
tener que desprenderse del poder que ejercen<br />
sobre el grupo para ganarse su confianza. Al<br />
mismo tiempo, las escuelas acogen a<br />
estudiantes que reflejan muchos ámbitos<br />
sociales y culturales diversos, cada uno de<br />
ellos con su propio historial valores e idioma.<br />
Los profesores necesitan encontrar fórmulas<br />
que les permitan tender puentes entre las<br />
77
diferencias y ayudar a los estudiantes a<br />
establecer conexiones.<br />
Hacer que la enseñanza y el aprendizaje<br />
sean como la vida real<br />
A estas alturas ya debería haber quedado<br />
claro que los estudiantes son los arquitectos,<br />
ingenieros y constructores de su propia<br />
comprensión. Pero la enseñanza y la<br />
escolarización no han sido organizadas<br />
fundamentalmente para reconocer y destacar<br />
la forma que la gente joven tiene de aprender.<br />
La construcción de su propia comprensión por<br />
parte de los chicos y las chicas ha sido erigida<br />
sobre unos cimientos débiles, asentados sobre<br />
la roca inapelable de nuestro sistema escolar<br />
actual. Los jóvenes y, de hecho, toda la gente<br />
aprende de forma adecuada cuando presta<br />
atención a su aprendizaje las ideas que<br />
transmite el texto. Esto también es cierto por<br />
lo que refiere a los adultos. ¿Con qué<br />
frecuencia ha leído un párrafo, ha<br />
comprendido individualmente cada palabra,<br />
para darse cuenta al final de que no ha sido<br />
capaz de captar la idea general que<br />
transmitía? Esto es autocontrol.<br />
Presumiblemente, se vuelve a leer el texto, se<br />
busca más información, se pregunta a<br />
alguien, se trata de vincular el pasaje con el<br />
texto más amplio o se utiliza cualquier otro<br />
enfoque que pueda ayudar a mejorar la<br />
comprensión (Earl y Cousins, 1995).<br />
Aprender es una búsqueda de significado. Es<br />
imposible aprender sin reconocer e investigar<br />
aquello que se hace y aquello que no se<br />
comprende, qué tiene y qué no tiene sentido.<br />
Ésta es la razón de que hayamos destacado la<br />
evaluación como parte esencial del<br />
aprendizaje. La evaluación efectiva<br />
proporciona a los estudiantes las estrategias<br />
precisas para plantear preguntas reflexivas e<br />
ir en busca de aquello que necesitan para<br />
ampliar su aprendizaje.<br />
Implicar activamente a los estudiantes en el<br />
aprendizaje también trae a colación<br />
cuestiones relativas a la motivación y la<br />
atribución. ¿Cuáles son las condiciones que<br />
ayudan a los estudiantes a convertirse en sus<br />
mejores monitores y a asumir un papel<br />
responsable y activo en lo que aprenden y en<br />
cómo lo aprenden? ¿Qué hace que algunos<br />
estudiantes asuman retos, mientras otros los<br />
evitan? ¿Qué motiva a algunos a volcarse en<br />
el aprendizaje, mientras otros sólo hipotecan<br />
una mínima parte de sí mismos? Desarrollan<br />
la motivación del estudiante es un proceso<br />
78<br />
complejo y dinámico que depende de muchas<br />
condiciones.<br />
Los estudiantes tiene opiniones distintas<br />
cuando se trata de explicar el motivo que les<br />
hace fracasar o tener éxito en el cumplimiento<br />
de sus objetivos (por ejemplo, habilidad,<br />
suerte, esfuerzo, dificultad de la tarea). Estas<br />
opiniones influyen sobre su motivación. En<br />
ocasiones, las creencias de los estudiantes<br />
están profundamente arraigadas en valores<br />
culturales. En la sociedad estadounidense, por<br />
ejemplo, a los estudiantes se<br />
les supone la capacidad mínima para<br />
comprender cierto material, cosa que no<br />
sucede con los estudiantes .<br />
Las sociedades asiáticas, por su parte,<br />
plantean el aprendizaje como algo gradual,<br />
que se incrementa y se adquiere a lo largo de<br />
un prolongado periodo de tiempo, mediante<br />
un esfuerzo considerable y gracias a la<br />
constancia (Stevenson y Stigler, 1991).<br />
Pero la motivación no reside únicamente en el<br />
estudiante y en la cultura. Los profesores<br />
pueden ser catalizadores clave en la<br />
motivación del estudiante (Brophy, 1987). Tal<br />
y como hemos mencionado antes, la<br />
motivación es una forma de logro en sí<br />
misma, y no sólo algo que los estudiantes<br />
aportan. El desarrollo de este logro debería<br />
ser una responsabilidad capital para las<br />
escuelas. Si, tal y como propone Prawat<br />
(1989), el aprendizaje puede presentarse<br />
como un medio para conseguir un fin que<br />
permita hacer el trabajo con la mayor rapidez<br />
posible, o como una forma de aumentar la<br />
competencia, siendo el aprendizaje un fin en<br />
sí mismo, resultaría que la forma en que los<br />
profesores definen el aprendizaje puede<br />
ejercer una fuerte influencia sobre la<br />
motivación de los estudiantes. Las personas<br />
comprometidas con su trabajo se ven<br />
impulsadas por cuatro necesidades esenciales:<br />
éxito, comprensión, expresarse a sí mismos, y<br />
por último, implicarse con otros o prestarles la<br />
debida atención (Strong, Silver y Robinson,<br />
1995) Estas cuatro necesidades proporcionan<br />
una base excelente para que los profesores<br />
puedan estructurar su trabajo con preadolescentes<br />
curiosos, imaginativos, que<br />
anhelan el éxito y que disfrutan<br />
relacionándose con los demás.<br />
IMPLICACIONES PARA LOS PROFESORES<br />
Y LA ENSEÑANZA<br />
Puesto que los profesores, al igual que sus<br />
estudiantes, captan el sentido de la nueva
información integrándola en lo que ya saben,<br />
hemos preferido no lanzarnos a una serie de<br />
recomendaciones acerca de los valiosos<br />
cambios que podrían acometer los profesores<br />
en sus métodos de enseñanza. En lugar de<br />
eso, revisaremos cómo se plasman en la<br />
realidad algunos de los elementos necesarios<br />
para que los profesores cambien su práctica,<br />
antes de identificar algunas prácticas<br />
prometedoras que los profesores pueden<br />
considerar, a medida que empiecen a<br />
transformar o expandir su enfoque con<br />
respecto a la enseñanza.<br />
Los profesores son quienes en definitiva<br />
reforman la escuela. Los intentos por cambiar<br />
las escuelas tendrán poco o ningún impacto<br />
sobre los estudiantes, a menos que afecten a<br />
la manera de enseñar de los profesores y a la<br />
forma de aprender de los jóvenes. Para que<br />
eso suceda, los profesores tienen que elaborar<br />
su propia comprensión de los diversos<br />
intentos de reforma llevados a cabo. Al igual<br />
que los estudiantes, los profesores se ven<br />
influidos en su aprendizaje por sus propios<br />
enfoques con respecto al pensamiento, su<br />
base de conocimientos, sus modelos de<br />
inteligencia, su proceso de aprendizaje, su je,<br />
controla su propia comprensión, pone de<br />
manifiesto sus claidades y trata de solventar<br />
sus carencias (White, 1992; Perkins y Blythe,<br />
1994). Las escuelas tienen que buscar<br />
métodos adecuados que les permitan tener un<br />
papel activo en este tipo de aprendizaje.<br />
El aprendizaje puede resultar particularmente<br />
efectivo, no sólo cuando se relaciona con la<br />
vida real que se extiende más allá de la<br />
escuela, sino también cuando se asemeja a la<br />
propia o forma parte integral<br />
de ésta. Lo que este autor llama<br />
en la<br />
enseñanza y el aprendizaje se hallan próximos<br />
y a menudo se asimilan a otros tipos de<br />
aprendizaje y logo fuera de la escuela, y que<br />
obtienen reconocimiento dentro de ese mundo<br />
real más amplio. Woods narra de manera<br />
clara un proyecto escolar de arqueología<br />
dirigido conjuntamente con una arqueóloga; la<br />
confección, por parte de niños y niñas de<br />
primaria, de un libro que ellos mismos<br />
escribieron, ilustraron y luego comercializaron<br />
para que fuera leído por otros niños; la<br />
producción de un vídeo elaborado con y para<br />
una amplia comunidad, y otros muchos<br />
proyectos. En todos los acontecimientos<br />
críticos descritos por Woods:<br />
Podemos considerar al aprendizaje que tiene<br />
lugar como auténtico aprendizaje. Se<br />
construye conforme a las propias necesidades<br />
y pertinencias (de los estudiantes), y sobre<br />
sus estructuras cognitivas y afectivas ya<br />
existentes. Se pone especial énfasis en la<br />
realidad, en problemas reales, en temas<br />
importantes y de interés, en la reconstrucción<br />
de situaciones que son las mismas que se<br />
proponen representar; busca la colaboración<br />
de verdaderos profesionales, prefiere la<br />
utilización de pruebas y materiales de primera<br />
mano, y procura que los estudiantes hagan las<br />
cosas por sí mismos y tengan un objetivo<br />
realista.<br />
Los acontecimientos críticos en la enseñanza y<br />
el aprendizaje pueden convertirse en<br />
magníficas ,<br />
y ser percibidos por los estudiantes como<br />
verdaderos progresos y logros (Woods, 1994),<br />
pues de hecho, constituyen auténticos logros<br />
para ellos. Crearlos exige liberarse de las<br />
exigencias de cubrir el contenido y poseer la<br />
flexibilidad suficiente para programar y<br />
estructurar la escuela de modo más amplio.<br />
Pero, por encima de todo, estos apoyos<br />
estructurales esenciales, estos<br />
positivos<br />
también exigen un , -un<br />
profesor, o profesores, con los conocimientos,<br />
vocación, fe, habilidades y relaciones<br />
necesarios para conceptualizar y planificar el<br />
proyecto, orquestarlo, promoverlo y llevarlo a<br />
la práctica, a menudo superando<br />
considerables dificultades. Según Woods, tales<br />
profesores mantienen un fuerte compromiso<br />
con su labor. Sienten que
del trabajo escolar (confinada con excesiva<br />
frecuencia a los estudiantes de enseñanzas<br />
profesionales de , en<br />
lugar de ponerla a disposición de todos), la<br />
educación al aire libre, los estudios<br />
medioambientales, la posibilidad de compartir<br />
con otras escuelas la recopilación y el análisis<br />
de datos por ordenador, la adquisición de<br />
conocimientos sobre política a través de<br />
tribunales de estudiantes. Hay muchas formas<br />
de introducir el en<br />
la enseñanza y el aprendizaje, algunas muy<br />
ambiciosas, y otras bastante más modestas.<br />
Los profesores no tienen por qué sentirse<br />
intimidados ante la perspectiva de invalidar<br />
todo un currículum o cambiar toda su<br />
enseñanza con objeto de experimentar estas<br />
fórmulas.<br />
La evaluación como aprendizaje<br />
El autocontrol del propio conocimiento y<br />
pensamiento, y la autovaloración se<br />
encuentran en el núcleo mismo de un<br />
aprendizaje efectivo. Por ejemplo, para leer,<br />
los estudiantes utilizan su conocimiento<br />
personal para crear un significado a partir de<br />
los textos con los que se enfrentan. También<br />
utilizan estrategias de autocontrol y<br />
autocorrección para guiar este proceso (Cole,<br />
1990). Sólo cuando se dan cuenta de que no<br />
comprenden algo y cuentan con recursos para<br />
identificarlo, pueden pasar de la palabra leída<br />
a la comprensión.<br />
80
EL INTERROGATORIO A LOS<br />
ALUMNOS<br />
El interrogatorio a los alumnos es una<br />
estrategia que se usa con frecuencia en las<br />
tres áreas observadas. Cabe recordar, que su<br />
presencia también es frecuente en calidad de<br />
actividad integrante de casi todas las<br />
estrategias analizadas.<br />
¿Cuáles son los contenidos sobre los que los<br />
maestros interrogan? Aunque esta no es la<br />
estrategia dominante en matemáticas, los<br />
maestros la usan para interrogar a los<br />
alumnos acerca de los resultados obtenidos en<br />
los ejercicios o sobre fórmulas y<br />
procedimientos que se están trabajando. Por<br />
ejemplo, la maestra Martha después de<br />
recoger los ejercicios que los alumnos han<br />
realizado, comienza a desarrollar de ellos en<br />
el pizarrón para poner en marcha esta<br />
estrategia:<br />
Mtra: A ver// muchos se equivocaron en la<br />
pendiente, recuerden// ¿qué es la pendiente?<br />
Eso ya lo habíamos visto ¿si?// A ver// ¿quién<br />
me dice qué es la pendiente?<br />
Ao: la pendiente es esa, maestra<br />
Mtra: no, no, a ver// ¿quién me dice, qué es<br />
una pendiente?<br />
Mtra: a ver// ¿qué es el término dependiente?<br />
Aa: es el que tiene la variable<br />
Mtra: bueno, el coeficiente del término<br />
dependiente es el que tiene la variable ¿sí??//<br />
entonces, si el término dependiente es que<br />
tiene la variable, si// ¿cuál es la pendiente<br />
aquí?<br />
Aa2: es igual a menos 3, maestra<br />
Mtra: (continúa el interrogatorio)… (est44)<br />
En las clases de ciencias naturales y sociales,<br />
el uso de esta estrategia es frecuente con casi<br />
todos los contenidos. Estos interrogatorios<br />
demandan respuestas precisas, textuales y<br />
cortas sobre terminología, hechos específicos,<br />
fórmulas, definiciones, características de<br />
eventos y/o procesos, clasificaciones y a veces<br />
algunos principios, como prueba de que se<br />
han logrado los resultados esperados.<br />
Por ejemplo, veamos como se centra un<br />
interrogatorio de la maestra Hilda de ciencias<br />
sociales en algunos conceptos del contenido<br />
de la “flora y la fauna” que se han trabajado<br />
en la clase bajo otras estrategias:<br />
Mtra: a ver ¿quién me explica lo que entendió<br />
de lo que es la flora?<br />
(varios alumnos responden a la vez)<br />
Ass: las plantas, los vegetales, las plantas que<br />
hay en cada región<br />
Mtra: si// bine// a ver ¿qué tipos de plantas<br />
hay en determinado clima, a ver?// a ver<br />
Greta<br />
AG: es lo que se refiere a las flores<br />
(varios alumnos levanta la mano, y contestan<br />
que no, otros ofrecen sus respuestas sin que<br />
la maestra les haya dado la palabra, un<br />
alumno contesta con voz fuerte)<br />
Ao: en los desiertos sólo hay cactus, plantas<br />
pequeñas que no necesitan agua<br />
(algunos alumnos dan varias respuestas al<br />
mismo tiempo, posteriormente la maestra<br />
dice)<br />
Mtra: muy bien, parece que si han entendido<br />
lo que es la flora y la relación que hay con los<br />
climas// a ver// ¿quién me explica lo que es la<br />
fauna? A ver tú Azucena, ¿qué vamos a<br />
entender por fauna??... (est43)<br />
Podemos ver en otro caso, como el<br />
interrogatorio se centra más en los contenidos<br />
trabajados con anterioridad en otro ámbito: el<br />
laboratorio de ciencias naturales:<br />
Mtra: a ver muchachos ¿cómo se representa<br />
la energía calorífica en nuestras reacciones?<br />
(un alumno sentado en medio del salón<br />
contesta con voz fuerte)<br />
AoI: con un triángulo<br />
Mtra: con un triángulo// a ver Martínez,<br />
¡dame las características físicas del azufre!<br />
(El alumno se pone de pie y comienza a<br />
hablar, la maestra lo escucha mientras pone<br />
una calificación en un cuaderno)<br />
AM: es amarillo verdoso<br />
Mtra: y ¿su estado físico?<br />
AM: es metal<br />
Mtra: a ver ¿es sólido, líquido o gaseoso?<br />
AM: Sólido<br />
Mtra: bien, (comienza a revisar otro cuaderno,<br />
mientras lanza otras preguntas al grupo)<br />
(est32)<br />
Esta estrategia, sin embargo se usa poco con<br />
otro tipo de conocimientos, por ejemplo con<br />
aquellos provenientes de la experiencia<br />
cotidiana de los alumnos. Un caso interesante,<br />
es un interrogatorio de la maestra Inés de<br />
ciencias naturales, donde las preguntas se<br />
centran sobre algunos conocimientos de<br />
diferentes lugares, pueblos o pequeñas<br />
ciudades que los alumnos hayan visitado o<br />
conocido, relacionándolo con el contenido que<br />
se esta trabajando. “la contaminación de las<br />
aguas”:<br />
Mtra: a ver ¿qué lugares conocen por ejemplo<br />
del estado de Michoacán?<br />
81
(varios alumnos empiezan a decir nombres de<br />
lugares)<br />
Ao: Uruapan<br />
Ao2: Zinapecuaro, maestra, mis tíos son de<br />
por allí<br />
(la maestra retoma un lugar que los alumnos<br />
han mencionado y pregunta si saben que<br />
comida típica hay, a que se dedican las<br />
personas, cuáles son sus medios de<br />
subsistencia)<br />
Mtra: ¡ah!!// Zinapecuaro// ahí hay un<br />
balneario muy bonito verdad// ¿sabes a qué<br />
se dedican las personas que viven allí, qué<br />
hacen?<br />
(varios alumnos contestan a la vez, algunos<br />
hablan entre ellos, uno le dice a otro de un<br />
balneario que conoce, casi todos los alumnos<br />
se encuentran hablando entre sí)<br />
Mtra: a ver, con orden// sino los mandé de<br />
excursión// a ver tú// a ¿qué se dedican allí,<br />
en Zinapecuaro?<br />
Ao1: a las frutas…<br />
(otro alumno habla de que su papá es de<br />
Pátzcuaro, la maestra comienza a<br />
interrogarlos sobre este lugar)<br />
Mtra: muy bien// a ver ¿quién conoce<br />
Pátzcuaro?<br />
(varios alumnos levanta la mano)<br />
Mtra: a ver// ¿qué nos cuentas de Pátzcuaro?<br />
Ao2: hacen cosas de madera, muebles y<br />
venden madera, también pescan…<br />
Aa3: trabajan<br />
Mtra: si, muy bien// y ¿qué pescan o dónde lo<br />
hacen?<br />
Ao1: pues pescan allí, en el lago<br />
Mtra: y pescan mucho o poquito ¿sabes si<br />
sacan muchos pescados o no?<br />
Ao2: no, pescan poquito, no hay muchos<br />
pescados ya<br />
Mtra: sabes ¿por qué ya no hay muchos<br />
pescados o por qué se han ido acabando?<br />
Ao2: pues sacan poco, antes más// dice mi<br />
papá que es porque el lago se ha ido<br />
secando// ya no tiene tanta agua y está muy<br />
sucio… (est32)<br />
Esta estrategia, con frecuencia es puesta en<br />
marcha para mantener el control y la<br />
disciplina dentro de los salones, tratando de<br />
establecer, “un ambiente tranquilo y ordenado<br />
donde los alumnos puedan aprender y<br />
trabajar” como afirman algunos maestros<br />
entrevistados, sin embargo, no se analizará<br />
este tipo de interrogatorio que da lugar a<br />
múltiples interacciones dentro de las clases.<br />
¿Cómo se interroga? Las preguntas que<br />
conforman los interrogatorios como estrategia<br />
son semejantes en cuanto a forma y a<br />
contenido, a aquellas que se presentaron en el<br />
82<br />
apartado anterior, en donde el interrogatorio<br />
es una actividad integrante de la estrategia<br />
exposición oral del maestro.<br />
La forma que adquieren los interrogatorios<br />
tiene que ver con las actividades integrantes y<br />
con la zona de sentido que se llega a<br />
establecer.<br />
Como ya señalé, en las clases de<br />
matemáticas, los interrogatorios no son<br />
dominantes, sin embargo, en la mayoría de<br />
los casos, se conforman por una o dos<br />
actividades integrantes: la exposición oral del<br />
maestro y la resolución de ejercicios, dando<br />
esto, cierta forma a los interrogatorios. En<br />
cambio, en las clases de ciencias, donde esta<br />
estrategia se presenta con mayor reiteración,<br />
su configuración es mucho más variada,<br />
debido a la presencia de diversas actividades<br />
integrantes, entre ellas la exposición oral del<br />
maestro, la lectura en voz alta, el dictado y la<br />
resolución de cuestionarios.<br />
Las formas están relacionadas con los<br />
proyectos-meta hacia los cuales se orienta<br />
esta estrategia. Por ejemplo, aquellos<br />
interrogatorios encaminados hacia la<br />
asignación de calificaciones tienen una forma<br />
diferente a aquellos utilizados para introducir<br />
a los alumnos en un tema que se empezará a<br />
trabajar. La cualidad de las respuestas<br />
depende en gran parte, de la forma en que se<br />
plantean las preguntas.<br />
¿Para qué se interroga? Con esta estrategia se<br />
establece predominantemente la zona<br />
evaluativo. En las tres materias observadas,<br />
se agrega con frecuencia la zona informativa y<br />
ocasionalmente en las clases de ciencias<br />
sociales se llegó a definir una zona de debate.<br />
Se interroga predominantemente para evaluar<br />
a los alumnos. Esta evaluación puede estar<br />
encaminada a la asignación de calificaciones o<br />
hacia el diagnóstico. En el primer caso, los<br />
interrogatorios pueden estar dirigidos a<br />
ciertos alumnos o al grupo en general, para la<br />
asignación de una calificación o de un punto<br />
por participación:<br />
Mtra Inés: yo les pregunto a los que no tienen<br />
puntos de participación, o que les falta alguna<br />
tarea o trabajo, para su calificación mensual<br />
(est33-e)<br />
En el segundo caso, los interrogatorios,<br />
pueden estar enfocados a la obtención de<br />
pistas o indicios sobre el estado y el avance<br />
del grupo en general, ya sea sobre los
conocimientos previos o sobre los contenidos<br />
que se han trabajado en esos momentos, este<br />
tipo de interrogatorio, constituye una fuente<br />
importante de la llamada evaluación<br />
diagnóstica que los maestros van realizando<br />
durante las clases, permitiéndoles la<br />
conformación de un juicio sobre la eficiencia<br />
del grupo.<br />
Por ejemplo, para la maestra Inés de ciencias<br />
naturales, los interrogatorios no sólo le<br />
proporcionan indicios de cómo van sus<br />
grupos, si van aprendiendo o no, sino que<br />
también les sirven “para motivar a los<br />
alumnos, para hacerlos más participes”:<br />
Mtra: bueno, ellos se sienten al mismo tiempo<br />
estimulados, que se les pregunte su clase, su<br />
práctica y pues les da gusto que ellos lo sepan<br />
y que sepan dar ejemplos, y se sientan a<br />
gusto ellos de que van aprendiendo un poco, y<br />
pues es muy importante para mi, porque así<br />
me voy yo dando cuenta de si aprenden, y de<br />
cómo van entendiendo las cosas… es una<br />
forma de realimentación para mi y de<br />
reafirmación para ellos… (est10-e)<br />
Los interrogatorios que definen una zona<br />
evaluativo están constituidos en lo general,<br />
por preguntas “cerradas. Esta forma de<br />
interrogatorio, exige a los alumnos la<br />
evocación de definiciones, terminología,<br />
propiedades o características de eventos y de<br />
procesos, fórmulas y formas de<br />
representación; requiriendo casi siempre de<br />
respuestas cortas y precisas, que no permiten<br />
la elaboración de otro tipo de respuestas<br />
como podrían ser aquellas donde se exige una<br />
interrelación de la información y una<br />
conclusión extraída de dicho análisis.<br />
Existen formas correctas de contestar, de<br />
hablar y de preguntar en las diferentes<br />
materias (Edwards y Mercer, 1988,62). En el<br />
descubrimiento y en la aplicación de ellas está<br />
en gran parte, el éxito escolar.<br />
Los interrogatorios que definen una zona<br />
informativa son menos frecuentes. Para<br />
muchos maestros, a través de ellos se<br />
proporciona información nueva, que amplía,<br />
contextualiza o ejemplifica. En otros casos<br />
también se utilizan para repasar información<br />
previa, enfatizando casi siempre, términos y<br />
definiciones consideradas como “claves” para<br />
ese contenido.<br />
Algunos otros interrogatorios, se ponen en<br />
marcha con la intencionalidad de introducir un<br />
nuevo tema, para motivar y despertar el<br />
interés en los alumnos. Por ejemplo, un<br />
maestro de ciencias sociales con frecuencia<br />
pone en marcha esta estrategia con tal fin:<br />
Mtro Gabriel: si, yo antes de empezar un<br />
tema, siempre les pregunto, a ver que<br />
saben// a ver// si tienen alguna información.<br />
Para que se vayan introduciéndose en él// y<br />
con ello se vayan interesando… a veces<br />
resulta que con ello, los motivo para que el<br />
tema que vamos a trabajar se les haga<br />
interesante… (est22-e)<br />
Una tercera zona que se establece con esta<br />
estrategia, es la de debate. Sin embargo, son<br />
pocos los casos observados. Estos<br />
interrogatorios difieren a los descritos<br />
anteriormente en cuanto a forma y a<br />
contenido: su estructura es más abierta y<br />
flexible, no se siguen turnos establecidos para<br />
contestar, no se orientan a un solo punto y<br />
muchas de las preguntas van surgiendo de las<br />
propias respuestas de los alumnos. En<br />
algunos casos, se incorporan preguntas que<br />
los estudiantes realizan a los compañeros o al<br />
maestro.<br />
Estos interrogatorios incorporan los interese,<br />
las experiencias y las ideas de los alumnos. En<br />
ellos, la argumentación permite a los alumnos<br />
y al maestro ir construyendo una zona de<br />
debate. Por ejemplo, para el maestro Gabriel<br />
de ciencias sociales el interrogatorio puede<br />
ayudar a los alumnos a pensar:<br />
Mtro: pues yo les pregunto, principalmente<br />
para hacerlos críticos, hacerlos críticos del<br />
entorno, de la realidad circundante, de lo que<br />
viven, no tendría caso enseñarles x o y<br />
materia basada en conocimientos anteriores o<br />
en utopias, o en conocimientos ya<br />
establecidos, sin hacerlos ver su realidad, la<br />
realidad que están viviendo, la realidad en<br />
que están inmersos, entonces siempre trato<br />
de hacerlos críticos, porque yo siento que<br />
bueno// no tendría caso que yo sacara<br />
alumnos super inteligentes, con una gran<br />
capacidad intelectual, si no saben aplicar ese<br />
conocimiento a su realidad, a lo que están<br />
viviendo// entonces para mi eso es muy<br />
importante// plantearles o preguntarles,<br />
hacerles cuestionamientos, preguntas, para<br />
que ellos piensen, se pregunten a sí mismos<br />
donde están viviendo… (est45-e)<br />
En síntesis, los interrogatorios que se orientan<br />
al proyecto-meta del debate o de la discusión<br />
(Heller, 1977. 368) se diferencian de otros<br />
porque en ellos no siempre es el maestro<br />
quien hace las preguntas, no se saben las<br />
83
espuestas de antemano y la repetición de<br />
una pregunta no supone una respuesta<br />
errónea por parte de los alumnos.<br />
En las tres áreas observadas, los<br />
interrogatorios ocupan una parte importante<br />
del tiempo de las clases. La mayoría de ellos<br />
son breves, pero se ponen en marcha varias<br />
veces en una misma sesión, siendo la zona<br />
evaluativa la que predomina.<br />
84<br />
LA RESOLUCIÓN DE EJERCICIOS Y<br />
CUESTIONARIOS<br />
La resolución de ejercicios y cuestionarios<br />
como estrategia en las tres áreas observadas,<br />
se encuentra constituida por lo general por<br />
dos actividades integrantes: el dictado y la<br />
exposición oral del maestro y por su actividad<br />
articulante, la resolución por parte de los<br />
alumnos de ejercicios o cuestionarios. Se<br />
emplea con mucha frecuencia y con ella se<br />
trabajan muchos de los contenidos.<br />
Existe una diferencia entre los ejercicios y los<br />
cuestionarios que es fundamental para la<br />
definición de las zonas de sentido que se<br />
llegan a establecer. Me refiero al tipo de<br />
conocimientos y al tipo de habilidades que<br />
cada uno exige para su resolución.<br />
En las clases de matemáticas y en algunas de<br />
ciencias naturales, la resolución de ejercicios<br />
implica, en la mayoría de los casos, que los<br />
alumnos practiquen con el mismo contenido.<br />
En los ejercicios, el contenido de aprendizaje<br />
es precisamente el manejo o el dominio de los<br />
procedimientos manipulando diferentes datos,<br />
o en palabras de Edwards y de Mercer (1988,<br />
114) el “saber hacer algo o conocimiento<br />
procesual”.<br />
En cambio, en las clases de ciencias sociales,<br />
donde se resuelven muchos cuestionarios, el<br />
contenido en sí, son los datos específicos, o<br />
mejor dicho la evocación y la devolución de la<br />
información casi de forma textual.<br />
El tipo de conocimientos y de habilidades que<br />
cada uno exige es una de las diferencias<br />
principales que marca de entrada las zonas de<br />
sentido.<br />
LA RESOLUCIÓN DE EJERCICIOS<br />
La resolución de ejercicios en las clases de<br />
matemáticas es dominante al igual que en las<br />
de ciencias naturales. En ellas, se resuelven<br />
varios tipos de ejercicios, por ejemplo<br />
aquellos que los alumnos van haciendo<br />
paralelamente a la explicación del maestro,<br />
sin embargo, estos ejercicios son vistos desde<br />
mi análisis, como una actividad integrante de<br />
otras estrategias de enseñanza (como puede<br />
ser la exposición oral del maestro).<br />
¿Qué contenidos se trabajan con los<br />
ejercicios? En las clases de matemáticas se<br />
trabajan casi todos los contenidos con los<br />
denominados “ejercicios de práctica”. Estos<br />
son utilizados casi siempre, como cierre de<br />
una unidad temática, por ejemplo, un grupo<br />
de 2do. Ha estado trabajando varios ejercicios<br />
sobre ángulos durante algunas sesiones. Para<br />
cerrar el tema, la maestra Martha deja un<br />
listado de ejercicios para que sean resueltos<br />
en el salón:<br />
Mtra: ahora van a hacer otro ejercicio antes<br />
de que se acabe la clase<br />
Ass: noooo, nooo!! Maestra, espérese un<br />
ratito aún no acabamos (varios alumnos<br />
hablan a la vez, diciéndole a la maestra que<br />
ya no les deje ejercicios)<br />
Mtra: a ver, las paralelas tienen que estar a<br />
veinte grados// las rectas paralelas a veinte<br />
grados con dos centímetros de separación y<br />
ahora la transversal que va a cortar// la van a<br />
hacer ustedes a cuarenta y cinco grados//<br />
(hace los trazos en el pizarrón casi<br />
paralelamente a como da las instrucciones)<br />
La transversal a cuarenta y cinco grados y las<br />
paralelas a veinte grados con separación de<br />
dos centímetros entre ellas// …(continua)<br />
bien// ahora van a medir los ángulos ¿De<br />
acuerdo?<br />
Aa: ¿todos, maestra?<br />
Mtra: si// van a determinar todos los<br />
ángulos// para que determinen bien cada uno<br />
de ellos, tiene que hacer trazos a veinte<br />
grados// fíjense (señala los trazos del<br />
pizarrón) fíjense bien// van a determinar<br />
¿cuáles son los ángulos alternos internos y<br />
cuáles son los ángulos externos? Entonces van<br />
a medir cada ángulo// deben de ser ocho<br />
ángulos// y van a medirlos cada uno de ellos y<br />
van a determina cuáles son externos e<br />
internos y cuales son alternos internos y<br />
cuáles son alternos externos?// de acuerdo,<br />
pónganse a trabajar en este ejercicio,<br />
mientras voy ir anotando otros ejercicios de<br />
tarea<br />
Ass: nooo, maestra, ya nos dejó muchos<br />
¿no, maestra, nooo! (est49)<br />
En las clases de ciencias naturales sólo<br />
algunos contenidos de física y química, como<br />
los de aceleración movimiento relativo y
absoluto y ecuaciones, se trabajan con este<br />
tipo de ejercicios.<br />
Estos ejercicios son resueltos ya sea de forma<br />
individual o en pequeños grupos: en algunos<br />
casos se observó que mientras los alumnos<br />
trabajan en ellos, los maestros se dedican a<br />
realizar otras actividades, entre ellas calificar<br />
exámenes, pasar calificaciones, preparar otras<br />
clases o hacer informes.<br />
Muchos de los ejercicios de práctica resueltos<br />
en matemáticas, son tomados de los libros de<br />
texto, de las guías comerciales de ejercicios o<br />
de listas que circulan entre los maestros.<br />
Ent: Mtra. Martha: quisiera saber de donde<br />
saca todos los ejercicios que les deja a los<br />
alumnos, los que puso ayer por ejemplo, esa<br />
lista de 40 o 50 ejercicios.<br />
Mtra: bueno, pues algunos de sus libros, otros<br />
de algunas guías que hay de ejercicios, pero<br />
muchos de los que pongo son de unas listas<br />
que me dejó la maestra del año pasado que<br />
daba clases aquí (est46-e)<br />
¿Para qué se resuelven ejercicios de práctica?<br />
Con esta estrategia se establecen<br />
predominantemente en las clases de<br />
matemáticas y en algunas de ciencias<br />
naturales, la zona explicativa en su sentido<br />
extensivo de y la zona<br />
evaluativa.<br />
El proyecto-meta que se pretende con ellos,<br />
está orientado a la consolidación/<br />
automatización de los contenidos que se han<br />
trabajado con diversas estrategias. La<br />
consolidación/automatización es “una forma<br />
necesaria para llegar a consolidar las<br />
elaboraciones hechas” (Aebli 1988, 280). A<br />
través de la ejercitación y de la repetición se<br />
logra consolidar lo aprendido, de esta forma,<br />
los ejercicios de práctica sirven para<br />
automatizar cursos de pensamiento.<br />
Por ejemplo, para la maestra Martha de<br />
matemáticas, los ejercicios de práctica sirven<br />
para afianzar los contenidos y automatizar las<br />
operaciones.<br />
Mtra: ya hemos terminado con esta unidad y<br />
hemos hecho con este segundo –de<br />
secundaria- muchísimos ejercicios, yo creo<br />
que llevamos una lista como de sesenta, que<br />
son simplemente de esta unidad, yo creo que<br />
ya los dominan// ellos han visto que han<br />
aprendido a hacerlo más rápido cada vez<br />
(est46-e)<br />
Estos ejercicios apelan a un tipo especial de<br />
conocimientos, el “conocimiento procesual o el<br />
saber hacer algo” (Edwards y Mercer 1988,<br />
114), es decir, el saber manipular los<br />
procedimientos que han sido explicados con<br />
anterioridad por el maestro.<br />
No se puede afirmar que con la ejercitación y<br />
la repetición que se lleva a cabo, los alumnos,<br />
desarrollen una comprensión de los principios<br />
en que se basan los procedimientos: tal vez el<br />
“conocimiento procesual” que se pretende “se<br />
vuelve cuando sustituye a una<br />
comprensión de los principios subyacentes”<br />
como afirman Edwards y Mercer (1988, 114),<br />
o en palabras de Brownell 1935 (en Resnick<br />
1990, 33) “los ejercicios no sirven para<br />
desarrollar los significados, la repetición no<br />
lleva a la comprensión … sin una enseñanza<br />
cargada de significados prácticos, que sirviese<br />
para poner de manifiesto las relaciones, los<br />
ejercicios de práctica servirán para que los<br />
estudiantes conciban a las matemáticas como<br />
una ”.<br />
Sin embargo, Aebli señala que su uso se<br />
encamina a fijar o establecer algunos<br />
procedimientos y con ello conformar un saber<br />
más seguro y manejable (Aebli 1988, 282).<br />
Aún no está muy claro para algunos autores,<br />
si la resolución de este tipo de ejercicios, sirve<br />
para que los alumnos “prueben o demuestren”<br />
el entendimiento de los procedimientos que se<br />
están tratando de consolidar, a través de la<br />
repetición y la ejercitación. Es posible que se<br />
pueda aprender a hacer muchas operaciones,<br />
sin llegar a comprender cómo y por qué<br />
funcionan, tal como sustentan Edwards y<br />
Mercer (1988,113,114), el “conocimiento<br />
ritual o práctica ritual” como la resolución de<br />
ejercicios, “pudiesen ser vistos como<br />
, siempre y cuando permitan<br />
a los alumnos transitar por ellos y<br />
sobrepasarlos, alcanzando una etapa de<br />
desarrollo más profunda, como sería un<br />
“conocimiento de principios” que permita a los<br />
alumnos una comprensión de cómo funcionan<br />
los procedimientos y los procesos”.<br />
Las creencias y teorías de los maestros sobre<br />
la enseñanza y el aprendizaje, juegan de<br />
forma importante en el despliegue de esta<br />
estrategia. Por ejemplo, para algunos de los<br />
docentes de matemáticas, el dominio de los<br />
procedimientos se logra sólo a través de la<br />
práctica y esto asegura la comprensión de los<br />
principios que sustentan dichos<br />
procedimientos. Por ejemplo, para la maestra<br />
85
Martha es a través de los ejercicios que los<br />
alumnos logran la rapidez y con ella<br />
demuestran que han aprendido:<br />
Mtra: casi todas las unidades se prestan para<br />
trabajarlas a base de ejercicios, pero por<br />
ejemplo se les dejan tareas extras de<br />
ejercicios para que ellos practiquen y puedan<br />
aprender más rápido, el tiempo les enseña<br />
que entre más trabajo hagan es más fácil para<br />
ellos en un momento dado hacer cualquier<br />
ejercicio… sí// para ellos significa solamente<br />
mucho trabajo, son muchos los ejercicios, a<br />
veces cincuenta o más// sí, me lo han dicho//<br />
¿¿es mucho trabajo maestra!! Sí, lo sé// pero<br />
no lo ven desde el punto de vista de<br />
aprender… si los hacen podrán aprender<br />
mejor y más rápidamente (est46-e)<br />
La velocidad en la resolución es un resultado<br />
altamente valorado por algunos maestros de<br />
matemáticas, ya que a partir de ella se puede<br />
inferir si los alumnos han aprendido o no:<br />
Mtro: yo se los dejo porque principalmente<br />
con ellos serán más rápidos, sólo así se<br />
aprenden los métodos, yo creo que<br />
principalmente para eso se los dejo, para que<br />
hagan ejercicios y para que sepan resolverlos<br />
rápido, si no, no sirve de nada, sin no, no<br />
aprenden nada, sino saben resolverlo rápido<br />
no han aprendido (est48-e)<br />
También para algunos maestros de ciencias<br />
naturales, los ejercicios son indispensables<br />
para consolidar los aprendizajes hechos por<br />
los alumnos:<br />
Mtro Alberto: … para entender todo necesitan<br />
hacer ejercicios, estar practicando y<br />
practicando, si?// Esos contenidos son difíciles<br />
para ellos, por ejemplo los de aceleración, los<br />
de movimiento relativo y absoluto, donde se<br />
vea física, son unidades difíciles para ellos,<br />
por eso les dejo ejercicios, y pido que me los<br />
entreguen, y ya de acuerdo a eso veía que sí<br />
entendía o que no, algunos ¡¡pues no<br />
entendían nada!! Pero muchos si entendían//<br />
Entonces ya de ahí yo me basaba y volvía a<br />
explicar y después volvía a dejar los ejercicios<br />
y si ya salían bien, pues adelante// si no, pues<br />
preguntaba otra vez si querían que<br />
volviéramos a revisar el tema, algunos<br />
entienden otros no, pero si no hacen los<br />
ejercicios y los repiten, pues menos y después<br />
se les olvida lo poco que aprendieron si no<br />
repiten una y otra vez. (est47-e)<br />
Aunque el uso de estos ejercicios es muy<br />
reiterado, por lo general, enfrentan poco a los<br />
86<br />
alumnos con “verdaderos problemas” a los<br />
que haya que buscar soluciones; no los<br />
“ponen” ante situaciones cotidianas o de su<br />
interés que requieran de respuestas: en la<br />
mayoría de los casos, no logran constituirse<br />
en retos que permitan la búsqueda y la<br />
experimentación de diversas formas<br />
heurísticas, o en palabras de Aebli (1988,<br />
239) no llegan a ser “problemas vivamente<br />
experimentados”.<br />
Es difícil precisar si a través de estos<br />
ejercicios los alumnos logran “descubrir” las<br />
relaciones inherentes a las operaciones, si<br />
logran hacer las conexiones necesarias entre<br />
los diversos elementos o si logran construir lo<br />
que se ha llamado una “estructura conectiva”<br />
y con ella una nueva operación.<br />
Los maestros del área de matemáticas,<br />
comentan que las condiciones materiales<br />
donde desarrollan su trabajo, hacen necesario<br />
el despliegue frecuente de esta estrategia:<br />
debido a la sobrepoblación en cada grupo, a la<br />
mala distribución de las horas asignadas a las<br />
materias, a la cantidad enorme de grupos que<br />
la mayoría de ellos tiene, a la sobresaturación<br />
de trabajos, tareas, ejercicios y exámenes que<br />
califican y revisan cotidianamente, así como a<br />
las exigencias de evaluar con frecuencia; “sólo<br />
si los pones a trabajar con ellos se sale<br />
adelante” como comenta la maestra Martha.<br />
La zona que se establece con frecuencia es la<br />
evaluativa. Los resultados de los ejercicios son<br />
en sí, objeto de asignación de calificaciones en<br />
casi todos los caos observados; “cuentan<br />
mucho, a veces, es la mitad de su calificación,<br />
la otra es el examen” como afirma una<br />
maestra de matemáticas. A la vez, los<br />
contenidos de estos ejercicios son por lo<br />
general, susceptibles de ser evaluados en los<br />
exámenes, por lo tanto maestros y alumnos<br />
comparten plenamente esta zona.<br />
Por otra parte, los resultados de los ejercicios<br />
ofrecen “pistas” a los maestros del avance del<br />
grupo, constituyéndose así, en parte de la<br />
evaluación diagnóstica que realizan<br />
cotidianamente.<br />
PERSPECTIVAS DE LOS ALUMNOS EN<br />
CUANTO A LOS FORMAS DE ENSEÑANZA<br />
DE LOS PROFESORES<br />
El presente capítulo consta de dos apartados,<br />
en el primero se señalan las formas de<br />
enseñanza, que de acuerdo a los estudiantes,<br />
son aplicadas continuamente por sus<br />
maestros. Y en el segundo, los argumentos
manifestados por los alumnos para clasificar<br />
las clases en aburridas e interesantes.<br />
¿Cuáles son las perspectivas de los alumnos<br />
respecto a las formas de enseñanza de sus<br />
profesores? ¿Qué formas de enseñanza son<br />
las que los estudiantes identifican como más<br />
empleadas por los profesores para dirigir el<br />
proceso enseñanza-aprendizaje?<br />
1. Las formas de enseñanza<br />
Los alumnos entrevistados mencionan que<br />
entre las formas de enseñanza utilizadas con<br />
más frecuencia por sus profesores se<br />
encuentran la exposición oral por parte del<br />
maestro y el dictado, y con menor uso el<br />
interrogatorio y el trabajo en equipo. De ello<br />
se ocupa este apartado.<br />
1.1 La exposición oral por parte del<br />
maestro<br />
1.1.1 Perspectivas sobre la exposición<br />
oral de los maestros.<br />
Para los alumnos es primordial el que los<br />
profesores empleen la exposición oral como<br />
forma de enseñanza. Le otorgan un valor por<br />
encima de cualquier otro método de<br />
enseñanza aplicado por los maestros para<br />
dirigir el proceso enseñanza-aprendizaje.<br />
De acuerdo a los estudiantes, la exposición<br />
oral por parte del profesor, es importe<br />
porque:<br />
• Están más atentos a la clase. Los<br />
estudiantes indican que cuando el<br />
maestro explica la clase, ellos tienen<br />
que estar más atentos para poder<br />
comprender los temas impartidos por<br />
el profesor. En palabras de Cristal:<br />
Cristal (br): … porque si explica, uno tiene<br />
que poner atención para entenderle al tema…<br />
(6.3)<br />
• Aclaran sus dudas. Los alumnos<br />
comentan que en ocasiones existen<br />
dudas referentes al tema y necesitan<br />
la explicación por parte del maestro<br />
para aclararlas. Al respecto Oliverio<br />
sostiene:<br />
Oliverio (mr) … luego hay muchas dudas<br />
acerca del tema, no sé, yo creo que<br />
necesitamos una explicación, un por qué.<br />
(5,11)<br />
• Logran un mejor aprendizaje. Los<br />
estudiantes señalan que prefieren que<br />
los maestros utilicen la exposición oral,<br />
porque cuando aplican esta forma de<br />
enseñanza ellos pueden aprender más;<br />
ya que si no entendieron el tema, con<br />
la explicación del profesor captarán<br />
mejor los conocimientos impartidos.<br />
Uno de los alumnos expresa:<br />
César (bd): Que está mejor, así si no<br />
entendemos una cosa, pues ya nos explica, ya<br />
lo entendemos más. (7,10)<br />
Los estudiantes comentan que ciertos<br />
maestros les explican los temas hasta que los<br />
han comprendido perfectamente y ya cuando<br />
se cercioran de que consiguieron apropiarse<br />
de los contenidos, el profesor les deja<br />
ejercicios o pasa a otro tema. En palabras de<br />
los alumnos:<br />
Gerardo (md): …él te explica y si no le<br />
entiendes y te vuelve a explicar. Y también te<br />
hace preguntas, o sea, hasta que el maestro<br />
sienta que ya les enseñó bien, es cuando ya<br />
pone ejercicios… (el maestro de español).<br />
(4,5-6)<br />
Marcos (md): …llega a poner hasta diez<br />
ejemplos para que nosotros le entendamos y<br />
si ve que no le entendemos, vuelve a poner<br />
más ejemplos. Y ya que le entendemos,<br />
entonces pone los ejercicios (el maestro de<br />
matemáticas). (4,1)<br />
1.1.2 ¿De qué manera les gusta a los alumnos<br />
que expliquen sus maestros?<br />
A pesar de que algunos maestros utilizan la<br />
exposición oral como forma de enseñanza, los<br />
alumnos le dan un valor diferente al método<br />
empleado por cada uno de sus profesores.<br />
Para ellos es importante que el maestros les<br />
expliquen de una forma profunda y correcta:<br />
Victor (rb): …bueno, los dos explican muy<br />
bien (refiriéndose a los maestros de química y<br />
matemáticas): pero me gusta más sus<br />
precisiones de sus apuntes y todo del maestro<br />
de matemáticas.<br />
Gerardo (md): A mí me gusta más la de<br />
matemáticas, porque es más extenso y el de<br />
química lo deja más abierto, no explica bien<br />
así para la perfección… (4,1)<br />
Los estudiantes afirman que es de su agrado<br />
que ciertos maestros usan material didáctico<br />
para explicar el tema de clase y de ahí ellos<br />
87
pueden ir tomando sus notas. En palabras de<br />
los alumnos:<br />
Marcos (md): Porque la maestra de geografía,<br />
nos pone a hacer mapas y nos va explicando<br />
conforme los vamos haciendo… (4,1)<br />
René (mr): Bueno, a mi también me gusta<br />
como da la clase la maestra de biología. Pone<br />
ilustraciones en el pizarrón y de lo que ilustra<br />
y de lo que ella explica nosotros vamos<br />
tomando el apunte. (7,2)<br />
Los alumnos mencionan que les gusta que<br />
algunos profesores se interesan porque ellos<br />
comprendan el tema, explicándolo paso a<br />
paso y varias veces; que les dan diferentes<br />
ejemplos y posteriormente comprueban que lo<br />
hayan aprendido interrogándolos o pasándolos<br />
a resolver ejercicios en el pizarrón. Y además,<br />
que cuando ellos tengan dudas puedan<br />
preguntar al maestro con la finalidad de que<br />
les explique nuevamente el tema. Los<br />
estudiantes manifiestan:<br />
Gerardo (md): …nada más te explica, si no le<br />
entiendes, se va más a fondo para que le<br />
entiendas mejor, y ya después que le<br />
entendiste hace preguntas, pasa a hacer<br />
ejercicios en el pizarrón y por eso me gusta su<br />
forma de trabajar (se refiera al maestro de<br />
física). (4,6)<br />
Iris (rb): …me parece bien cuando los<br />
maestros… dan un tema determinado y… te lo<br />
van desarrollando poco a poco, te lo explican.<br />
(2,13-14)<br />
Viviana señala la importancia de que los<br />
alumnos hayan entendido el tema para poder<br />
contestar las preguntas planteadas por el<br />
profesor, porque si no lo comprenden, no será<br />
posible poder responder las interrogantes<br />
expuestas por el maestro:<br />
Viviana (bb): …la de geografía, te explica y<br />
preguntas; pero, ¿si no le entendiste? ¿cómo<br />
vas a contestar? El de matemáticas, explica,<br />
dicta y puros ejercicios, y ¿si alguien no<br />
entendió? (3,11)<br />
A los alumnos les complace que durante la<br />
exposición oral, los maestros expliquen el<br />
tema en forma sencilla para que ellos lo<br />
puedan entender:<br />
Oliverio (mr): …más que nada ella tiene una<br />
forma de expresarse y explicar… hace fácil el<br />
tema (la maestra de matemáticas)…<br />
Julio (br): …y lo hace entendible… por ejemplo<br />
el de historia como que lo revuelve… (5,2)<br />
88<br />
Durante la clase de matemáticas con el grupo<br />
de tercero “C” en la escuela “M”, se observó la<br />
aplicación de la exposición oral por parte de la<br />
maestra María Elena. El tema de la sesión es<br />
“Cuadrado de un binomio”:<br />
Ma: Bueno, antes de pasar al de álgebra, les<br />
voy a explicar aquí un paso, un paso<br />
nada más que vamos a evitar en esto<br />
(los alumnos escuchan callados la<br />
explicación de la maestra). Multipliqué<br />
una sola vez el cinco por el mismo<br />
cinco. ¿Sí o no?<br />
Aos: (A coro) Sí…<br />
Ma: Sólo lo hice diferente, hice aquí de una<br />
forma la multiplicación como allá en los<br />
polinomios y aquí lo desarrollé de otra<br />
forma. ¿No hay ningún problema ahí?<br />
Aos: (A coro) No.<br />
Ma. ¿Si se entiende que es igual?<br />
Aos: (La mayoría) Sí, sí.<br />
Ma: Como éstos son números, como son<br />
iguales, los puede sumar (señala en el<br />
pizarrón) veinticinco más treinta…<br />
Aos: (La mayor parte del grupo) Cincuenta y<br />
cinco…<br />
Ma: Cincuenta y cinco más nueve…<br />
Aos: (algunos) Sesenta y cuatro.<br />
Ma: Sesenta y cuatro, ese es mi resultado,<br />
bueno copien hasta ahí… (Reg. 11, 4-5)<br />
De acuerdo a la actitud manifestada por los<br />
alumnos se percibió el interés que tiene ante<br />
la forma de enseñanza y al estilo de explicar<br />
por parte de la profesora. Durante la clase<br />
estuvieron atentos y dispuestos a participar<br />
activamente cuando la maestra lo solicitaba,<br />
además de escuchar callados su explicación.<br />
Por lo tanto, es posible inferir que los<br />
estudiantes aceptan con satisfacción este<br />
método de enseñanza; ellos comentaron en<br />
las entrevistas que la profesora sabe explicar<br />
muy bien sus clases y además hace entendible<br />
el tema y también que es necesario estar<br />
atentos a la clase para poder comprender los<br />
contenidos de matemáticas.<br />
1.1.3 ¿Qué es lo que no les agrada a los<br />
alumnos de la explicación de los<br />
maestros?<br />
Los estudiantes mencionan que hay maestros<br />
que solamente explican una vez, que si ellos<br />
no entendieron los temas, ya no vuelven a<br />
explican y que además no les interesa si<br />
aprendieron o no. Los alumnos expresan:<br />
Marcos (md): …el maestro de biología, nada<br />
más nos lo explica una vez y si lo entendimos<br />
bien y si no también… (4,1-2)
Omar (br): Porque hay otros que te explican y<br />
si no entendiste, pues ya no te lo quieren<br />
volver a repetir. (7,10)<br />
Los alumnos declaran que no les gustan las<br />
formas de enseñanza de algunos maestros<br />
debido a que no explican, o si lo hacen, su<br />
explicación es insuficiente.<br />
Ea: Y de las otras formas de enseñanza… ¿por<br />
qué no les gustan?<br />
Isabel (rr): Pues porque explican muy poco.<br />
Anayeli (bb): Y el maestro de historia es muy<br />
raro que explique… no sabe explicar… (8,11-<br />
12)<br />
Aunque los estudiantes indican la existencia<br />
de profesores que dominan su asignatura y<br />
además la saben explicar bien; pero perciben<br />
que cuando el maestro llega a enojarse, los<br />
afecta porque ya no explica el tema, es decir,<br />
lo da por visto. Según Gisela:<br />
Gisela: (bb): …si sabe muy bien el maestro,<br />
las dos materias que le toca, las sabe dar… sí<br />
enseña muy bien, cuando se enoja nos deja<br />
de explicar y ya no nos da el tema, lo da por<br />
visto (el maestro de historia). (6,3)<br />
Los alumnos señalan la existencia de<br />
profesores que se molestan cuando ellos<br />
cuestionan acerca de las dudas que tienen:<br />
Isabel (rr): …vamos con nuestras dudas y<br />
“¡ay!. No entiendes o qué, yo ya te lo expliqué<br />
como quinientas veces, que no me vas a<br />
entender o qué, ándale, rápido” (la maestra<br />
de matemáticas). (8,10)<br />
Es necesario hacer notar algunas diferencias<br />
de opinión entre las alumnas y alumnos de un<br />
mismo grupo; mientras las mujeres comentan<br />
que una de las maestras les explica muy bien<br />
la clase y la otra las fastidia con su forma de<br />
enseñanza, para los varones es lo contrario.<br />
Esto coincide con lo señalado por Delamont<br />
(1988,152) “…los alumnos difieren en sus<br />
reacciones y aceptaciones de los diversos<br />
estilos de enseñanza”. Los estudiantes<br />
sostienen:<br />
Lupe (rd): … es que explica bien sus clases (la<br />
maestra de civismo) y la maestra de geografía<br />
no… (3,1)<br />
Victor (rb): …las dos maestras explican muy<br />
bien (se refiere a las maestras de civismo y<br />
geografía). Creo que la de geografía nos<br />
explica un poco más. (4,1)<br />
Viviana (bb): …el que le da geografía lo<br />
aburre un montón… nada más se la pasa<br />
hablando que el mapa… (3,9)<br />
Marcos (md): …la maestra de civismo, nada<br />
más llega, pone un tema y de tal a tal y<br />
cópienlo. A veces explica y a veces no. (4,1)<br />
Los alumnos también critican a los maestros<br />
que para ellos, no saben impartir sus clases, y<br />
que no explican las actividades que deben ser<br />
realizadas. Al respecto las entrevistas<br />
afirman:<br />
Gisela (bb): Es que ella nunca ha dado clases<br />
para tercero… no sabe dar la clase (la<br />
orientada) (6,15)<br />
Cristina (rr): …ese “dizque maestro” no<br />
debería de estar aquí en la escuela, porque<br />
nunca nos explica nada… (el maestro de<br />
educación física). (1,13)<br />
Existe una tendencia generalizada por parte<br />
de los alumnos a darle un mayor valor a la<br />
exposición oral por parte del maestro como<br />
forma de enseñanza. Ellos indican que cuando<br />
el profesor expone tiene que prestar más<br />
atención a su explicación para poder captar<br />
los contenidos expuestos y así lograr un mejor<br />
aprendizaje.<br />
Los estudiantes mencionan que con la<br />
explicación del maestro aclaran las dudas que<br />
se les presentan durante la exposición de los<br />
diferentes temas, lo que no sucede con las<br />
otras formas de enseñanza.<br />
Aunque son varios los maestros que emplean<br />
esta forma de enseñanza, para los alumnos es<br />
más significativo cuando el profesor explica de<br />
una manera extensa y correcta; pero además<br />
que su exposición sea de un modo sencillo con<br />
la finalidad de que ellos aprendan más y<br />
mejor.<br />
Según los alumnos, también es valioso que el<br />
maestro explique hasta que ellos hayan<br />
comprendido perfectamente los temas,<br />
aunque para lograrlo sea necesario repetir<br />
varias veces los contenidos vistos en clase.<br />
Asimismo, a los estudiantes les satisface que<br />
el tema sea explicado poco a poco para que<br />
logren asimilarlo y si existen dudas sean<br />
aclaradas por el profesor, pero sin<br />
disgustarse. Piensan que los maestros pueden<br />
comprobar si los alumnos consiguieron<br />
apropiarse del contenido, ya sea aplicando<br />
ejercicios o interrogándoles.<br />
89
1.2 El dictado.<br />
El dictado es otra de las formas que, de<br />
acuerdo a los alumnos, es frecuentemente<br />
usada por la generalidad de sus maestros:<br />
César (bd): Casi la mayoría se la pasa<br />
dictando. (7,2)<br />
1.2.1 Desventajas.<br />
A esta forma de enseñanza, los estudiantes le<br />
atribuyen ciertas desventajas, algunas de<br />
lasque comentaron son:<br />
90<br />
• Obstaculiza el aprendizaje. Los<br />
alumnos consideran que con esta<br />
forma de enseñanza no aprende,<br />
porque solamente se están<br />
preocupando por escribir todo lo que<br />
está dictando el maestro; sin embargo<br />
cuando explica sí entienden el tema,<br />
Julio opina al respecto:<br />
Julio (br): …un tema dictado nada más, como<br />
que no lo aprendes, como que nada más te<br />
estás preocupando porque no te falte ninguna<br />
palabra, por estar escribiendo… explicado,<br />
como que ya le vas agarrando el hilo, ya<br />
sabes como es el tema… (5,10)<br />
• Limita la participación en clase. Los<br />
estudiantes indican que si el maestro<br />
emplea como forma de enseñanza el<br />
dictado, esto influye en la escasa<br />
participación del alumnado durante la<br />
clase, debido a que no logran<br />
comprender el tema cuando el<br />
maestro está dictando. En palabras de<br />
Julio:<br />
Julio (br): Por lo mismo de que dicta todo<br />
corrido por eso no lo entendemos, por eso<br />
casi no participamos en clase… (5,11)<br />
• Clases aburridas. Los alumnos<br />
mencionan que si bien, algunos<br />
maestros imparten adecuadamente<br />
sus clases, al emplear como forma de<br />
enseñanza el dictado, sus lecciones<br />
llegan a ser aburridas. René afirma:<br />
René (mr): Si enseña bien, pero luego así<br />
como que se pone a dictar mucho, como que<br />
aburre su clase (se refiere a la maestra de<br />
español). (7,2)<br />
Los estudiantes suponen que un profesor que<br />
dicta, es un maestro que no enseña bien;<br />
porque piensan que no domina su materia de<br />
enseñanza, que dicta por temor a equivocarse<br />
y para que los alumnos no se den cuenta de<br />
su ignorancia y que aún necesita seguirse<br />
preparando para no cometer errores, Isabel<br />
sostiene:<br />
Isabel (rr): Y a veces parece… no saber lo que<br />
es ser un profesor, porque si es un profesor,<br />
yo creo que ya debería saber como dar sus<br />
clases; pero si no lo es, con razón se<br />
demuestra como se la pasa dictando y<br />
dictando y dictando porque dice: “todavía me<br />
falta más por aprender, mejor me la paso<br />
dictando, no me vaya a equivocar”… (el<br />
maestro de historia) (8,12)<br />
Los estudiantes desaprueban a los profesores<br />
que exclusivamente se la pasan dictando en la<br />
clase, sin explicar los contenidos. Manifiestan<br />
que los maestros han de pensar que con sólo<br />
dictar, los alumnos entenderán correctamente<br />
los temas impartidos. Según Isabel:<br />
Isabel (rr): El maestro de historia tiene,<br />
bueno yo diría una pésima conducta para<br />
enseñar, porque lo único que sabe hacer es<br />
dictar, dictar no explica nada. Entonces como<br />
que él dice: “si dicto, ya entendieron, nada<br />
más me la paso dictando”… (8,11)<br />
1.2.2 El dictado, ¿una forma de control?<br />
Los estudiantes expresan que el maestro de<br />
historia anteriormente les explicaba la clase;<br />
pero debido a que varios alumnos nada más<br />
se la pasaban platicando prefiere dictar el<br />
tema:<br />
Omar (br): Por ejemplo: el de historia, antes<br />
siempre nos ponía así a explicarse y ahora ya<br />
no.<br />
César (bd): Como hablan mucho, platican.<br />
Omar (br): Ahora nada más llega, nos dicta<br />
un tema, nos deja actividad… (7,9)<br />
Lo señalado por los estudiantes se observó<br />
durante la clase del maestro Alberto, aunque<br />
no fue con el grupo de los alumnos que<br />
realizaron los comentarios anteriores, sino con<br />
el tercero “C”; a quien también le imparte<br />
clases el mismo profesor. El tema de la sesión<br />
“La conquista y la colonia”, subtema<br />
“Descubrimiento de América”.<br />
Mo: (Dirigiéndose a los alumnos) Anotan<br />
como titulo: “La conquista…” (el<br />
maestro anota el tema en el pizarrón,<br />
los alumnos se empiezan a reir).<br />
Aos: (Algunos alumnos) Se quieren lucir<br />
(hacen el comentario por lo que el
maestro escribió en el pizarrón. Varios<br />
alumnos se encuentran chupando<br />
paleta).<br />
Ao: ¿Desde cuándo se luce? (alumnos que se<br />
sientan atrás, en la fila 1 y 2, continúan<br />
hablando y riéndose, la mayoría están<br />
distraídos).<br />
Aa: (dirigiéndose a sus compañeros) ¡Ya<br />
cállense!<br />
Mo: (Trata de explicarles el tema). Es muy<br />
importante… (pocos alumnos empiezan<br />
a callarse).<br />
Mo: Mientras el maestros explica, algunos<br />
alumnos le hacen preguntas como si no<br />
escucharan lo que explica).<br />
Ao: ¿Año qué?...<br />
Ao: (Le dice a uno de sus compañeros que<br />
está hablando) ¡Cállate!... (la mayoría<br />
de los alumnos están platicando,<br />
riéndose o comiendo, El maestro<br />
continúa tratando de explicar la clase y<br />
los alumnos interrumpiendo).<br />
Ao: (Dirigiéndose a uno de sus compañeros<br />
que interrumpe la explicación del<br />
maestro) ¡Ya deja que dé la clase!<br />
(Algunos alumnos empiezan a hacer<br />
comentarios de inconformidad por lo<br />
que dijo el alumno).<br />
Ao: (Otro) ¡Díctenos!<br />
Ao: (otro) ¿Quién fue el estúpido! (por lo<br />
que dijo el alumno anterior que se<br />
dictara).<br />
Ao: ¡Díctele! (el maestro al darse cuenta<br />
que no le van a permitir explicar el tema<br />
empieza a dictar).<br />
Mo: A partir del siglo dieciocho… (solamente<br />
cuando el maestro dicta algunos<br />
alumnos dejan de hablar y anotan lo<br />
que está dictando)…<br />
Mo: …Época prehispánica… (una alumna<br />
avienta un objeto a uno de sus<br />
compañeros).<br />
Ao: Maestro calle a Ramírez.<br />
Ao: ¡Sáquenlo! Nada más está… (le indican<br />
que nada más están molestando).<br />
Mo: Basado… (la misma alumna avienta un<br />
objeto a otro compañero, otra alumna<br />
avienta un papel a sus compañeros)…<br />
Mo: Las dietas… (una alumna se ve en el<br />
espejo, se enchina las pestañas guarda<br />
el espejo y se empieza a peinar. Otra<br />
alumna hace una tarea. Ramírez avienta<br />
un papel a uno de sus compañeros, éste<br />
lo lee y voltea, le comenta algo a<br />
Ramírez. Ramírez jala el cabello a una<br />
compañera; otro alumno hace lo<br />
mismo)… (Reg. 8,1-4)<br />
Según lo observado y por el comportamiento<br />
de los alumnos se deduce que el maestro por<br />
lo general no emplea como forma de<br />
enseñanza la exposición oral; por lo tanto ese<br />
día fue notorio que lo quiso hacer por la<br />
presencia de la observadora en la clase. Los<br />
alumnos están acostumbrados a que el<br />
profesor únicamente les dicta, solicitan que<br />
trabaje de esta manera para ellos poder<br />
platicar o realizar la actividad que mejor les<br />
parece. Y aunque rechazan el dictado como<br />
forma de enseñanza, prefieren que el maestro<br />
dicte a escuchar su explicación.<br />
Durante las entrevistas los estudiantes del<br />
tercer grado de la escuela “M”, indicaron el<br />
por qué de la actitud que asumieron durante<br />
la clase del maestro de historia. De acuerdo a<br />
lo que comentan, el maestro sólo dicta,<br />
raramente ha llegado a explicar, y ellos ya<br />
están predispuestos a esa forma de impartir la<br />
clase. Del mismo modo, sostiene que los<br />
alumnos quienes sugieren el empleo del<br />
dictado es para poder estar platicando, (sin<br />
trabajar) en el salón:<br />
David (rd): También el maestro de historia,<br />
nada más empieza a dictar, a dictar… y rara la<br />
vez que explica.<br />
Julio (br): … cuando usted estuvo ahí<br />
(refiriéndose a la observadora), se puso a<br />
explicar en el pizarrón, es la única vez en todo<br />
el año que nos ha explicado…<br />
Ea: Pero empezó a explicar el maestro y<br />
ustedes le dijeron: “ya maestro, mejor dicte”…<br />
Julio (br): Porque ya nos acostumbró a que<br />
nada más nos esté dictando a que nada más<br />
nos deje cuestionarios… (5,10)<br />
Gisela (bb): Es que es la mayoría de niños<br />
que no quieren trabajar, …explica y toda la<br />
demás gente platicando… y cuando dicta es la<br />
forma en que más platican, es cuando no se<br />
callan… (6,3)<br />
Los estudiantes manifiestan que aunque los<br />
profesores creen que dictando los temas los<br />
mantendrán callados y en orden, la situación<br />
es diferente. Comentan que a pesar de que<br />
les dicten, algunos alumnos no están atentos<br />
a la clase, mejor se la pasan haciendo<br />
desorden o platicando; mientras el maestro<br />
dicta. En las entrevistas afirmaron:<br />
Omar (br): Es que dicen que si explican que<br />
nos pasamos nada más platicando.<br />
César (bd): Jugando. (7,2)<br />
Marisol (md): Pero es lo mismo, porque están<br />
dictando y yo siempre estoy platicando…<br />
cuando estamos en educación física, que nos<br />
pone a dictar, yo estoy atrás haciendo<br />
despapaye: “¿qué dictó? Quien sabe, ¿qué<br />
preguntó? Quén sabe. Igual en historia es la<br />
91
misma cosa… dicte o no dicte, también<br />
estamos platicando. (8,11)<br />
Los alumnos admiten que no todos anotan el<br />
apunte, debido a que el maestro no<br />
comprueba que estén realizando la actividad y<br />
además que el profesor muestra poco interés<br />
por el trabajo grupal. Al respecto los<br />
entrevistados expresan:<br />
Omar (br): O hay algunos que ni toman<br />
apuntes cuando dictan (7,2)<br />
Leticia (bb): …porque el maestro no pasa a<br />
revisar el apunte, ni ve quién está apuntando.<br />
Y cuando se pone a dictar dice: “a mí no me<br />
interesa lo que ustedes hagan, pueden hacer<br />
lo que quieran, yo voy a dictar, el que quiera<br />
puede tomar apuntes el que no, no”, y pues<br />
como dice eso todos se toman de no hacer<br />
nada, son pocos lo que trabajan (se refiere al<br />
maestro de historia). (6,3)<br />
A juzgar por los estudiantes, el dictado es la<br />
forma de enseñanza utilizada con más<br />
frecuencia por la mayor parte de los<br />
profesores.<br />
Los alumnos consideran que esta forma de<br />
enseñanza obstaculiza su aprendizaje, porque<br />
cuando el profesor dicta durante toda la clase,<br />
ellos tienen que anotar el tema aunque no lo<br />
hayan entendido, lo que no ocurre cuando el<br />
maestro explica.<br />
Los estudiantes también creen que el dictado<br />
limita la participación del grupo puesto que, si<br />
ellos no entienden el tema, no pueden<br />
participar cuando el maestro les pregunta.<br />
Asimismo mencionan que con este modo de<br />
enseñanza las clases les parecen muy<br />
aburridas.<br />
El dictado, según determinados alumnos, llega<br />
a ser aplicado por los profesores como medida<br />
para mantener controlado al grupo; pero otros<br />
comentan que la situación es diferente a lo<br />
pretendido por los profesores, puesto que<br />
cuando dictan se presta a que los estudiantes<br />
puedan estar realizando otras actividades, por<br />
ejemplo: platicar, hacer desorden o<br />
simplemente no tomar nota de lo dictado por<br />
el profesor.<br />
Lo anterior sucede, de acuerdo a los alumnos,<br />
debido a que los maestros no verifican que<br />
estén realizando la actividad indicada o<br />
sencillamente porque no se interesan por lo<br />
que haga o deje de hacer el grupo en general.<br />
92<br />
1.2.3 La exposición oral por parte del<br />
maestro versus el dictado.<br />
Los alumnos indican que es más importante la<br />
explicación del tema por parte del profesor y<br />
que ellos tomen el apunte a que se la pasen<br />
dictando durante toda la clase. En palabras de<br />
René:<br />
René (mr): Pues no sé, es mejor así que<br />
explique ella. Y nosotros tomamos el apunte a<br />
que ella nos esté dictando toda la clase (se<br />
refiere a la maestra de español). (7,2)<br />
Los estudiantes señalan que la explicación del<br />
maestro tiene más valor, puesto que logran<br />
comprender mejor el tema que cuando<br />
solamente les dictan:<br />
César (bd): … Se nos queda mejor explicado<br />
que dictado, lo entendemos más explicado…<br />
(7,2)<br />
A los profesores que se la pasan dictando, los<br />
estudiantes les proponen que también<br />
expliquen; porque afirman que con el dictado<br />
únicamente no aprenden, además de ser<br />
cansado el pasársela escribiendo durante toda<br />
la clase. Lo anterior se ejemplifica con lo<br />
expresado por los entrevistados:<br />
René (mr): Que cambien su actitud, porque sí<br />
es muy cansado estar escribiendo y<br />
escribiendo… y que nos expliquen para que<br />
nosotros podamos entender más esas clases…<br />
(7,9)<br />
Viviana (bb): Al de inglés, ¡ay! Que explique.<br />
Es que nada más se agarra a dictar a escribir<br />
en el pizarrón y a repetir… Así… no<br />
aprendemos. (3,25)<br />
Los estudiantes sugieren que si el maestro va<br />
a aplicar como forma de enseñanza el dictado<br />
lo combine con la explicación del tema:<br />
Oliverio (mr): Que hubiera de todo, o sea, que<br />
dictara y una explicación clara… (5,11)<br />
También proponen que el profesor dicte por<br />
párrafos, después explique, posteriormente<br />
pregunte a los alumnos cuáles son sus dudas<br />
y por último las aclare:<br />
Julio (br): Si, porque dictan un párrafo… que<br />
diga: “¿no hay ninguna duda hasta aquí? Y<br />
pues por ejemplo hay una duda y ya se lo<br />
explica… un párrafo y una explicada: otro<br />
párrafo, una explicada… (5,11)
Es posible percatarse de que los alumnos<br />
prefieren ante todo la explicación de los temas<br />
por parte del maestro y ellos toman las notas<br />
en lugar de que les esté dictando durante toda<br />
la clase. Consideran que los contenidos se<br />
entienden mejor cuando son expuestos por el<br />
profesor, que cuando únicamente son<br />
dictados. Por lo anterior sugieren a los<br />
maestros que emplean el dictado, cambien su<br />
método de trabajo y mejor expliquen, para<br />
que ellos puedan lograr un mejor aprendizaje.<br />
No obstante, se percatan de que tal vez no<br />
sea posible que los profesores renuncien al<br />
dictado como forma de enseñanza y plantean<br />
posibilidad de la combinación de éste con la<br />
explicación del maestro. Piensan que el<br />
profesor puede dictar por párrafos, explicar,<br />
preguntar las dudas a los alumnos,<br />
posteriormente aclararlas y repetir el mismo<br />
procedimiento. De esta manera ya no se la<br />
pasaría dictando exclusivamente y ellos<br />
podrían entender un poco más los contenidos.<br />
1.3 El interrogatorio.<br />
Es otra forma de enseñanza utilizada por<br />
determinados maestros. Los estudiantes<br />
señalan que cuando los profesores la llegan a<br />
aplicar les agrada, puesto que al ser<br />
cuestionados acerca de cualquier tema,<br />
pueden emitir su opinión y en caso de no<br />
aportar la respuesta correcta, los maestros los<br />
corrigen. Además indican que con este<br />
método de trabajo pueden escuchar y<br />
compartir los diferentes puntos de vista de<br />
sus compañeros. Karina opina:<br />
Ea: ¿Qué forma de trabajo les gusta más?<br />
Karina (bb): …es la de pregunta y respuesta,<br />
porque así nos preguntan… algo que no<br />
sabemos, nosotros decimos nuestro punto de<br />
vista y ya si estamos mal, ellos nos corrigen…<br />
y pues también oímos las opiniones de<br />
nuestros demás compañeros. (2,13)<br />
Oliverio menciona que el interrogatorio llega a<br />
ser aplicado por parte de los maestros con el<br />
deseo de mantener silencioso y en orden al<br />
grupo, también para que el profesor se pueda<br />
percatar si los alumnos están o no atentos a<br />
la clase:<br />
Oliverio (mr): Por ejemplo, ahí el maestro lo<br />
hace con el afán de callarnos, ponernos<br />
quietos… por eso les pregunta: ¿qué dijo tu<br />
compañero? ¿qué dicté? (se refiere al maestro<br />
de español). (5,11)<br />
En la siguiente transcripción de registro, se<br />
observa el empleo de esta forma de<br />
enseñanza por parte de la maestra de civismo<br />
con el segundo “B” de la escuela “R”. La<br />
maestra combina la exposición oral con el<br />
interrogatorio a los alumnos.<br />
El tema de la clase es “Los elementos de la<br />
nación”, la maestra Lourdes anota en el<br />
pizarrón un cuadro sinóptico de los elementos<br />
de la nación (territorio, población y gobierno):<br />
Ma: …¿A qué deberá que esa población esté<br />
concentrada precisamente en muy<br />
pocas ciudades? A ver (un alumno<br />
levanta la mano, la maestra le da la<br />
palabra)<br />
Ao: Porque hay más fuentes de trabajo.<br />
Ma: En fuentes de trabajo.<br />
Ao: (Otro) Mejor vida…<br />
Ao: (Otro) Tecnología.<br />
Ma: Pues mejor vida, ¿no? Si, bueno, ellos<br />
vienen con el espíritu de encontrar una<br />
mejor vida y ¿con qué se encuentran en<br />
esa ciudad? (varios alumnos contestan<br />
al mismo tiempo, no se entiende lo que<br />
dicen).<br />
Ma: A ver, uno por uno.<br />
Aa: Con aire contaminado…<br />
Ao: con asaltos.<br />
Aa: Con violencia.<br />
Ao: Con mucho ruido.<br />
Aa: Con menor espacio.<br />
Ma: Con menor espacio para vivir. Ruido que<br />
ayuda para la contaminación. ¿Qué<br />
más?<br />
Aa: …precios altos.<br />
Ma: Bueno, vienen ellos con el espíritu,<br />
emigran… de ese campo a la ciudad con<br />
el espíritu de mejorar su nivel de vida. Y<br />
se encuentran con gran situación<br />
totalmente al revés de lo que ellos<br />
pensaban… (reg. 6,2-3)<br />
Al observar las actitudes de los estudiantes<br />
ante este método de enseñanza y advertir su<br />
disposición para participar activamente, se<br />
infiere que existe una aceptación por parte del<br />
alumnado en general respecto a la utilización<br />
del interrogatorio como una de las formas de<br />
enseñanza por parte de los profesores.<br />
El interrogatorio es un método de enseñanza<br />
poco comentada por los estudiantes, ya que<br />
los maestros aplican más el dictado y la<br />
exposición oral cuando imparten sus clases.<br />
Esta forma de enseñanza es del agrado de los<br />
alumnos puesto que, según ellos, en<br />
ocasiones los maestros les elaboran preguntas<br />
93
en las que pueden expresar sus opiniones y<br />
en caso de no aportar una respuesta<br />
adecuada los profesores las rectifican. Además<br />
de que les permite compartir los diferentes<br />
puntos de vista que existen con sus<br />
compañeros de grupo.<br />
1.4 El trabajo en equipo.<br />
El trabajo en equipo es otro modo de<br />
enseñanza empleado por pocos maestros; los<br />
alumnos mencionan que se reúnen con sus<br />
compañeros de equipo para coordinar las<br />
actividades designadas por el profesor:<br />
Marcos (md): Sí, a veces nos deja trabajos en<br />
equipo… (la maestra de civismo) cada quien<br />
se reúne con su equipo y se pone de<br />
acuerdo… (4,2)<br />
De acuerdo a lo señalado por los estudiantes<br />
esta forma de enseñanza no es aplicada<br />
frecuentemente por los profesores, porque al<br />
utilizarla, los alumnos platican en la clase. En<br />
palabras de César:<br />
César (bd): …nomás pasamos dos equipos<br />
porque como varios estuvieron hablando…<br />
(7,15)<br />
Además los alumnos sostienen que los<br />
integrantes de cada equipo únicamente se<br />
concretan a leer sus apuntes sin explicar el<br />
tema:<br />
Omar (br): Y según los primeros equipos que<br />
pasaron, pasaron según a explicar y nada más<br />
pasaron a leer lo que apuntaron, así leyendo<br />
de corrido y tú lo tenías que apuntar. (7,15)<br />
Los estudiantes estiman conveniente que al<br />
exponer un trabajo realizado en equipo, no<br />
solamente deben pararse a leer en el salón,<br />
además necesitan dominar el tema para poder<br />
explicarlo a todo el grupo:<br />
René (mr): Si era una exposición, yo digo que<br />
tenías que aprenderte lo que te tocaba decir;<br />
pero se paraban ellos con su cuaderno y<br />
empezaban a leer. (7,15)<br />
César indica que por lo anterior, los maestros<br />
que llegar a aplicar esta forma de enseñanza,<br />
prefieren suspenderla y dar el tema ellos, para<br />
que los integrantes de cada equipo no<br />
únicamente se paren a leer el tema que les<br />
corresponde exponer:<br />
César (bd): …nada más dijo que llevaran las<br />
láminas, todo escrito (se refieren a los<br />
equipos) y ella daba el tema en lugar de que<br />
94<br />
se estuvieran parando (la maestra de<br />
expresión y apreciación artísticas). (7,15)<br />
El siguiente fragmento corresponde al registro<br />
de clase de expresión y apreciación artísticas<br />
con el grupo de segundo “D” en la escuela<br />
“M”, en donde se verifica lo comentado por el<br />
alumno (los integrantes del equipo<br />
únicamente pasan al pizarrón a pegar los<br />
carteles que traen, la maestra Rosa dicta el<br />
tema):<br />
Ma: A ver equipo que sigue, pasa a pegar<br />
sus láminas (dos alumnos pasan a pegar<br />
una lámina en el pizarrón con un violín<br />
dibujado).<br />
Ma: ¿No traen mapa? (les pregunta a los<br />
integrantes del equipo).<br />
Aa: ¿Traes mapa? (le pregunta a una<br />
compañera de su equipo).<br />
Aa: Si (la alumna se acerca al pizarrón y<br />
pega el mapa).<br />
Ma: A ver, ¿ya copiaron? (dirigiéndose a los<br />
alumnos).<br />
Ao: No, espérese.<br />
Ma: Región cinco Atlacomulco (les empieza a<br />
dictar de unas hojas sueltas de un<br />
libro)… (Reg. 14,1-2)<br />
De acuerdo a los alumnos, el trabajo en<br />
equipo es otra forma de enseñanza de uso<br />
limitado por los profesores. Según ellos,<br />
cuando un equipo expone, el grupo<br />
generalmente no está atento a la clase,<br />
además porque los integrantes del equipo no<br />
explican el tema.<br />
Los estudiantes afirman que el trabajo del<br />
equipo consiste tan sólo en pararse al frente<br />
del grupo y leer sus notas, por esto y por lo<br />
mencionado en el párrafo anterior, según los<br />
alumnos, los maestros prefieren evitar esta<br />
forma de enseñanza e impartir ellos el tema.<br />
Para los alumnos sería productivo el trabajo<br />
en equipo, pero solamente si cada uno de los<br />
integrantes adquiera el compromiso de<br />
dominar el tema que le corresponde exponer<br />
para poder explicarlo al grupo.<br />
1.5 La competencia: ¿un juego, una<br />
presión o un estímulo?<br />
Los estudiantes de tercer grado de la escuela<br />
“M”, señalan que la maestra de matemáticas<br />
promueve la competencia entre ellos como<br />
una forma de motivarlos para que aprendan y<br />
se interesen en ser las mejores de la clase.<br />
Este modo de trabajar les agrada a los<br />
alumnos, pues no se fastidian, también
comentaron que si no aprenden, pierden el<br />
lugar privilegiado (sentarse delante de cada<br />
fila) o los sellos que les van a servir para<br />
mejorar su calificación. Cristal opina:<br />
Cristal (br): A mí me gusta su forma de<br />
trabajar, que no nos aburre la clase, nos dan<br />
ganas de sacar diez para ir hasta adelante (se<br />
refiere a la clase de matemáticas). (6,1)<br />
Los estudiantes indican que la profesora les<br />
deja ejercicios para que ellos los resuelvan en<br />
un tiempo establecido, después de<br />
transcurrido ese período, intercambian sus<br />
cuadernos para calificarlos. Los alumnos cuya<br />
educación es diez se sientan delante de cada<br />
fila, atrás se sientan los que obtuvieron ocho,<br />
posteriormente los de seis y así<br />
sucesivamente. En palabras de Julio:<br />
Julio (br): …dice: “cinco ejercicios”, en<br />
determinado tiempo: “pasen los cuadernos” y<br />
el que saca diez hasta adelante… el que sacó<br />
ocho va atrás de ti… (5,14)<br />
Los alumnos expresan que de acuerdo a la<br />
calificación obtenida la maestra les coloca<br />
sellos en su cuaderno: a los que obtuvieron<br />
diez de calificación, les registra tres sellos, a<br />
los de ocho les anota dos sellos y a los de seis<br />
les da un sello. Al respecto Julio sostiene:<br />
Julio (br): …Da sellos de seis para arriba, de<br />
seis da un sello, de ocho da dos sellos, de diez<br />
da tres sellos… esa es la presión muy buena<br />
que da la maestra. (5,14)<br />
Para los alumnos esta forma de trabajo es<br />
como un juego entre ellos, en donde compiten<br />
para obtener “mejor lugar”. En palabras de<br />
Oliverio:<br />
Oliverio (mr): …es como un juego ¿no?, tiene<br />
que ganar lugares, él que tenga el ugar hasta<br />
adelante es el mejor, uno de los mejores. Yo<br />
creo que es una competencia entre nosotros.<br />
(5,13)<br />
Los estudiantes señalan que de esta manera<br />
la maestra los estimula para que se interesen<br />
más por aprender los temas y resolver bien<br />
los ejercicios indicados por ella, porque de lo<br />
contrario pierden lugares o sellos. Julio<br />
manifiesta:<br />
Julio (br): Se está preocupando uno, “tengo<br />
que aprenderme este tema porque si no<br />
pierdo sellos y pierdo lugares…” Y eso de los<br />
lugares está muy bien porque es alguna<br />
presión para que nos apuremos, bueno no una<br />
presión, ¿Qué será? Un estímulo para, para<br />
apurarnos en los ejercicios que nos deja la<br />
maestra… (5,14)<br />
Los alumnos declaran que varios alumnos se<br />
preocupan más por conseguir sellos que por el<br />
lugar ocupado en cada una de las filas, porque<br />
dependiendo de la cantidad de sellos<br />
obtenidos durante el bimestre será una parte<br />
de su calificación bimestral. David menciona:<br />
David (rd): Muchos se interesan más por los<br />
sellos que por los lugares… hace una escala…<br />
va poniendo el número de sellos la<br />
calificación. (5,14)<br />
Los estudiantes admiten que además les<br />
interesa esta técnica empleada por la<br />
profesora de matemática, porque es posible<br />
percatarse del aprendizaje logrado por cada<br />
alumno y la comparan con los maestros que<br />
solamente emplean el dictado como forma de<br />
enseñanza. Gisela firma:<br />
Gisela (bb): Me gusta su forma como enseña,<br />
porque ahí se sabe quien aprende y quien no<br />
aprende y con los demás no, nada más dictan<br />
y dictan y dictan y ya, es todo. (6,1)<br />
Una forma de trabajo comentada por los<br />
alumnos y que les gusta es la empleada por la<br />
maestra de matemáticas del tercer grado de<br />
la escuela “M”: “La competencia”. A juzgar por<br />
los estudiantes, con este modo de trabajo se<br />
motivan para sobresalir en clase y lograr un<br />
mejor aprendizaje, además de que no se<br />
aburren pues la actividad es muy dinámica.<br />
Consideran ese modo de trabajar por parte de<br />
la profesora, un medio de estimularlos en su<br />
aprendizaje y que ellos puedan advertir sus<br />
avances y retrocesos en clase. Para los<br />
estudiantes significa una especia de juego<br />
educativo, en donde compiten tanto por un<br />
mejor lugar como por una calificación más<br />
alta, debido a que los sellos obtenidos<br />
formarán parte de su calificación bimestral.<br />
2. Clases aburridas versus clases<br />
interesantes.<br />
Los alumnos expresan un rechazo hacia los<br />
maestros que con la forma de impartir su<br />
clase llegan a aburridos. Gisela sostiene:<br />
Gisela (bb): …es el único que quiero que se<br />
vaya, aparte porque no me gusta como es y<br />
su clase la da muy aburrida (el maestro de<br />
español). (6,15)<br />
95
Sin embargo, están a favor de los profesores<br />
que dan sus clases de una manera activa para<br />
evitar que los alumnos se aburran. Al respecto<br />
Gisela indica:<br />
Gisela (bb): …Y sin en cambio la maestra que<br />
nos daba (se refiere a la maestra que les daba<br />
español en segundo grado) Magdalena, su<br />
clase la hacia dinámica; no aburría. (6,15)<br />
Los estudiantes piensan que los maestros<br />
deben impartir sus clases de una forma<br />
amena para que el alumno no llegue a<br />
fastidiarse y esté atento a las lecciones. En<br />
palabras de Gisela:<br />
Gisela (bb): Un maestro tiene que hacer<br />
divertida su clase para que el alumno no se<br />
aburra y le ponga más atención. (6,15)<br />
Los estudiantes comentan que les agrada que<br />
los maestros trabajen con distintas<br />
actividades para mantener la atención del<br />
grupo. Leticia manifiesta:<br />
Leticia (bb): Porque la maestra que teníamos<br />
antes, el lunes por ejemplo trabajábamos con<br />
lecturas; el martes, con el cuaderno; el<br />
miércoles, con un libro de escritura; el jueves,<br />
con el cuaderno y el viernes, hacíamos una<br />
técnica o una dinámica de todo el grupo,<br />
entonces su clase no era tan aburrida como la<br />
del maestro de español. (6,15)<br />
Los alumnos señalan que ciertos maestros se<br />
dan cuenta que ellos se llegan a cansar de<br />
estar realizando el mismo trabajo y les dejan<br />
actividades para relajarse. Al respecto los<br />
entrevistados afirman:<br />
Cristina (rr): …la orientadora cuando nos da<br />
clase primero nos pone a dictar, y pues sabe<br />
que nos fastidia o que nos cansa… nos pone<br />
actividades para relajarnos.<br />
Ma. De la Luz (rd): El de física, matemáticas y<br />
la orientadora son los… únicos que nos ponen<br />
actividades así… (1,18)<br />
Existe un rechazo, por parte de los<br />
estudiantes, para aquellos maestros que en su<br />
forma de dirigir el proceso enseñanzaaprendizaje<br />
imparten sus clases de una<br />
manera que llega a ser monótona para el<br />
grupo.<br />
Los alumnos juzgan necesario que los<br />
profesores den su clase de una forma<br />
dinámica para no causar el tedio en el grupo y<br />
que su atención esté centrada en las<br />
96<br />
diferentes actividades indicadas por el<br />
maestro.<br />
Los estudiantes sostienen que no todos los<br />
maestros imparten su asignatura activamente,<br />
pero indican que ciertos profesores se llegan a<br />
dar cuenta del cansancio por parte de ellos y<br />
aplican actividades diversas con la finalidad de<br />
relajar al grupo.<br />
A pesar de que los estudiantes mencionan el<br />
uso de diferentes formas para dirigir el<br />
proceso enseñanza, para ellos, es más<br />
significativa la expresión oral; pero no sólo<br />
como mera explicación por parte del profesor,<br />
sino combinándola con ejemplos y ejercicios<br />
que permitan la participación activa del grupo<br />
en general.<br />
Además que dicha exposición se traduzca en<br />
un lenguaje entendible para los alumnos y<br />
que las clases impartidas tiendan a ser<br />
interesantes y dinámicas.<br />
También califican al maestro de acuerdo a la<br />
forma de enseñanza empleada, según ellos,<br />
un profesor que dicta “no conoce bien su<br />
asignatura”; en cambio, un profesor que<br />
explica “domina su materia”.<br />
La importancia de la realización de las<br />
tareas como parte de proceso educativo<br />
Al iniciar el curso, empezó el desafío de<br />
convivir con los alumnos de secundaria, casi al<br />
cien por ciento. A pesar de que en muchas<br />
ocasiones ya había estado frente a grupo, en<br />
esta oportunidad, sería completamente<br />
diferente, pues el estar a cargo de cuatro<br />
grupos, planear según las necesidades de los<br />
alumnos, atender dificultades, identificar<br />
alumnos con problemas, evaluar, etcétera, no<br />
era el mismo trabajo que cuando iba por una<br />
o dos semanas a las prácticas docentes y el<br />
profesor titular del grupo hacía todas las<br />
funciones de su trabajo.<br />
Cuando empezaron las clases en la <strong>Escuela</strong><br />
Secundaria General No. 63, di el primer<br />
vistazo a los grupos y después elegí a cinco<br />
alumnos para observar su proceso. Del grupo<br />
de 3º A, me decidí por Rigoberto, Sonia y<br />
Edgar, de 3º C a Fabiola y de 3º E a<br />
Christian, los escogí debido a sus<br />
características y actitudes.<br />
A Rigoberto lo elegí porque siempre estaba<br />
callado, no participaba y parecía estar inmerso<br />
en su mundo, pues siempre estaba recargado<br />
en su butaca, dibujando, levantaba la cabeza
para verme y volvía a perder la vista en otra<br />
cosa. Esta actitud y la poca importancia que le<br />
daba a realizar las tareas me atrajo.<br />
Sonia, es una chica extrovertida, le gusta<br />
platicar con todos los compañeros, ausentarse<br />
en ocasiones de clase, cantar y hablar en voz<br />
alta, de vez en cuando al participar, lo hace<br />
acertadamente, siempre se queja de las<br />
tareas a realizar y no siempre las entrega,<br />
aunque estuviera o no en la clase.<br />
Edgar, en su caso que llamó mi atención<br />
debido a que es un muchacho muy inquieto, le<br />
gusta estar todo el tiempo fuera del aula y<br />
platicar con los compañeros, no le veo interés<br />
por realizar sus tareas, cuando está en clase,<br />
saca su cuaderno, hace como que trabaja y<br />
cuando voy a revisarle, sólo tiene el título.<br />
Pero lo que más me atrae, es que cuando me<br />
di cuenta de que su mamá era vocal del grupo<br />
y que es una persona preparada (licenciada<br />
en derecho), se me hizo raro que su hijo no se<br />
esmerara. Ella se ocupa por saber como va,<br />
lo que hace y habla con los maestros. En una<br />
ocasión habló conmigo acerca de su hijo, sólo<br />
le mencioné que el reprobó la asignatura por<br />
no entregar trabajaos, pero porque no<br />
entraba a clase.<br />
Fabiola, es una chica muy platicadora, toda la<br />
clase conversa con sus compañeros (Marieta y<br />
Ricardo entre otros). Lo curioso es que cuando<br />
decide participar, lo hace correctamente, tiene<br />
buenas ideas, por esta razón la elegí, pues tal<br />
vez por flojera o entretenerse en otras cosas<br />
se distraiga. Pero al tratarse de entregar<br />
tareas, siempre es de las últimas para<br />
revisarle su cuaderno.<br />
Pero el caso que más me inquietó, fue<br />
Christian, en un principio, notaba que no<br />
trabajaba en clase y que pocas eran las<br />
actividades que me entregaba. No le había<br />
tomado mucha importancia, pero en una<br />
ocasión su mamá fue muy molesta a la<br />
escuela para hablar con un maestro. Ella<br />
quería saber porque su hijo no le entregaba al<br />
profesor las actividades. El muchacho<br />
inclinaba la cabeza y no decía nada, esta<br />
actitud era muy diferente a como es en el<br />
salón, pues platica más sonríe, pero siempre<br />
se aparta del grupo, quiere estar lejos de los<br />
compañeros, si se trabaja en equipos, el<br />
prefiere hacer la actividad sólo.<br />
Practicante – Christian, ¿por qué no te juntas<br />
con un equipo?<br />
(sólo me contesta rechazando mi propuesta<br />
moviendo la cabeza).<br />
Practicante - ¿Por qué no quieres trabajar en<br />
equipo? (señalo un equipo)<br />
Christian – Porque no quiero<br />
Georgina - ¡Ay no maestra no ponga aquí al<br />
Camarón!<br />
Practicante – Bueno, si no quieres hacerlo en<br />
equipo, lo puedes hacer de forma individual<br />
(Asiente con la cabeza)<br />
No todas las actividades le agradan, si las<br />
cree enfadosas o complicadas, no quiere<br />
trabajar.<br />
Practicante – Ándale Christian, haz tu<br />
actividad (mueve la cabeza negativamente)<br />
Practicante - ¿No vas a hacer la actividad?<br />
Christian – No<br />
Practicante - ¿Por qué?<br />
Christian – no quiero, (frunciendo el ceño)<br />
porque me enfada eso<br />
Practicante – Sólo te pido que me la<br />
entregues después ¿está bien? (asiente con la<br />
cabeza)<br />
Mi principal intención es que los alumnos<br />
realicen sus tareas, pues para poder cumplir<br />
con los propósitos de la asignatura, ellas…<br />
“deben proporcionar a los alumnos la<br />
oportunidad de vivenciar y experimentar<br />
hechos o comportamientos tales como pensar,<br />
adquirir conocimientos, desarrollar actitudes<br />
sociales, integrar un esquema de valores e<br />
ideales y conseguir determinadas destrezas y<br />
habilidades específicas”… Logrando con todo<br />
esto que los alumnos aprendan.<br />
Para lograr que los alumnos me entregaran<br />
sus tareas, primero tenía que identificar las<br />
tareas que no me entregaban y las que si.<br />
Cuando me di cuenta que al pedirles que me<br />
elaboraran una etapa de la línea del tiempo<br />
prehispánico, de los cinco ninguno cumplió<br />
con lo acordado. Al igual que la elaboración de<br />
los dibujos de las tumbas de tiro y los dibujos<br />
de las evidencias arqueológicas (anexo 2).<br />
Creí que por ser actividades creativas, en las<br />
usaran su imaginación y libertad se<br />
empeñarían en hacerlas, pero mi sorpresa fue<br />
que la actividad no fue entregada.<br />
Fue entonces cuando traté de identificar<br />
cuales eran esas tareas que los muchachos no<br />
elaboraban y la razón de su negativa.<br />
Al hacer mi planeación decidí ponerlos a<br />
prueba, utilicé tres tareas claves que me<br />
brindarían información acerca de lo que<br />
necesitaba saber. Primero utilicé frases en<br />
hojas de colores, las coloqué en el pintaron de<br />
forma desorganizada y los muchachos las<br />
97
leerían y encontrarían el orden lógico de los<br />
hechos. Después les pedí, que sólo trajeran<br />
dos mapas para colorear y posteriormente, les<br />
pedí una investigación sobre cuáles eran las<br />
actividades económicas de la Nueva Galicia.<br />
Puse atención a los alumnos que elegí, para<br />
saber como reaccionaban.<br />
El resultado que obtuvo al respecto, fue que<br />
Rigoberto, Sonia y Edgar no me entregaron<br />
ese día el esquema que resultó de las frases.<br />
Fue hasta después de dos sesiones que lo<br />
entregaron, pero al inicio del curso se acordó<br />
que si entregaban a destiempo no tendría la<br />
tarea el mismo valor. Pero algo que noté fue<br />
que durante la clase los alumnos ayudaron a<br />
organizar las frases, Sonia y Edgar si<br />
participaron, pero no escribieron en su<br />
cuaderno.<br />
Practicante – Para que la Nueva Galicia se<br />
hiciera Audiencia, que tuvo que pasar<br />
primero, lean las frases y díganme ¿cuál fue<br />
primero?<br />
Ivy – (lee la frase) En su labor designa a<br />
Lorenzo de Tejada como oidor e hiciera una<br />
vista a occidente.<br />
Practicante – No, antes lo mandó alguien<br />
Rubén – Deciden crear la Audiencia de Nueva<br />
Galicia<br />
Practicante – No, para que fuera Audiencia,<br />
hubo un proceso…<br />
Sonia – El rey Carlos I envía a un visitador<br />
para hacer cumplir las leyes<br />
Practicante – Así es, pues primero había un<br />
conflicto y debían saber que sucedía<br />
Marco – (sin esperar que le cediera la palabra)<br />
Después manda a Saavedra…<br />
Practicante - ¡Claro! Y después<br />
Edgar – Ahora sí, en su labor manda a Tejada<br />
a visitar occidente<br />
Practicante – Así es…<br />
Rigoberto, durante la clase permaneció<br />
callado y observando al igual que en 3º E<br />
Christian. Pero Fabiola, no dejó de platicar en<br />
toda la clase, varias veces le llamé la<br />
atención, esto no permitió que se involucrara<br />
en la clase, posteriormente en clases<br />
siguientes separé a Fabiola de sus<br />
compañeros de platica.<br />
Con esta tarea pretendía que los alumnos la<br />
realizaran al momento, para saber si la<br />
entregaban. Pero al mismo tiempo quería que<br />
lograran identificar que un hecho tiene un<br />
efecto y una causa. Comprobé que les fue un<br />
poco difícil encontrar la primer parte, pero a<br />
partir de ella supieron encontrar<br />
acertadamente la secuencia, me di cuenta<br />
98<br />
debido a la fluidez de las respuestas de los<br />
alumnos al pasar la primera frase que<br />
pudieron enlazar las siguientes.<br />
Cuando pedí que trajeran los mapas, sólo<br />
Sonia cumplió con ellos. Los demás los<br />
estaban haciendo en sus cuadernos o en<br />
hojas blancas. Pero cuando pedí que me los<br />
entregaran, la clase siguiente, sólo Edgar,<br />
Rigoberto y Sonia entregaron, tal vez no muy<br />
presentables, pero les hicieron. Fabiola y<br />
Christian trabajaron, pero no entregaron, la<br />
razón que proporcionaron fue, que lo hicieron<br />
en otro cuaderno y que no lo traían ese día.<br />
Con los mapas, deseaba, saber si los traían, si<br />
no lo hacían, que pretexto tenían. Pero al<br />
mismo tiempo pretendía, que ellos lograran<br />
identificar el territorio que abarcó Nueva<br />
Galicia y localizaran los cuatro asentamiento<br />
de Guadalajara, en donde encontré un poco<br />
de problema, pues en lugar de poner como<br />
último asentamiento donde actualmente está<br />
Guadalajara, coloreaban el círculo para<br />
señalar el lugar más al centro, o al sur de<br />
donde decía Guadalajara.<br />
Cuando les pedí la investigación acerca de las<br />
actividades económicas, ninguno cumplió con<br />
ellas, prefirieron esperarse el día de la clase y<br />
saber que haríamos, pues al preguntar si<br />
llevaron la tarea, todos me dijeron que no.<br />
Con esta tarea quería saber si leyeron y<br />
entregaron –por escrito lo que les pedí, pero<br />
no lo llevaron. Yo pensaba hacer con sus<br />
aportaciones un esquema, pero tuve que<br />
dejarlos leer cinco minutos para que tuvieran<br />
una idea de lo que trataría la clase, aunque ya<br />
se había manejado algo parecido al inicio del<br />
curso con las culturas de occidente antes de la<br />
llegada de los españoles. Todo con el fin de<br />
que lograran detectar los alumnos que, tanto<br />
en una época como en otra, seguían siendo<br />
importantes como hasta la fecha, relacionando<br />
el pasado con el presente.<br />
Esto hizo darme cuenta que los alumnos en<br />
clase trabajaban las tareas, pero aquellas que<br />
son para traer de su casa no las realizan, las<br />
investigaciones y lo que se debe llevar de<br />
material, es lo que por lo regular no cumplen.<br />
Si son investigaciones se esperan al día<br />
siguiente para que otro compañero se los<br />
pase y si es material se les olvida comprarlo.
Qué tareas les agradan y desagradan a<br />
los alumnos<br />
Después de ponerlos a prueba y darme cuenta<br />
que cuando se trata de mantenerlos ocupados<br />
lo dejan de lado, pero lo que realiza en el<br />
salón lo hacen. Sin embargo, para lograr que<br />
los alumnos entregaran tareas y que se<br />
sintieran motivados en hacerlas, opté por<br />
preguntar a los alumnos lo siguiente: De las<br />
tareas que hemos hecho ¿cuáles te han<br />
gustado más y por qué?<br />
¿Cuáles tareas sugieres se continúen<br />
haciendo?<br />
¿Qué tareas no te gustan y por qué?<br />
¿Qué otras tareas te gustaría que hiciéramos?<br />
Las respuestas que obtuvo fueron similares. A<br />
la primera pregunta, los alumnos coincidieron<br />
en que les gustó que ellos fueran los que<br />
ayudaran a crear la clase, que les pregunte y<br />
les ponga ejemplos. También que utilice hojas<br />
de colores para acomodarlas por orden. Las<br />
razones que dieron por lo que les gustó<br />
fueron: porque no tiene que leer y hacer<br />
resumen de todo y porque se divierten.<br />
De la segunda pregunta, ellos respondieron<br />
que querían y les gustaba elaborar cuadros<br />
para llenarlos con información, usar las hojas<br />
con frases y que les pregunte.<br />
A la tercera pregunta los alumnos contestaron<br />
al mismo tiempo la cuarta, diciendo que no les<br />
gustaba hacer resumen, investigar, leer,<br />
dibujar mapas por aburridos, que no hable<br />
tanto en la clase, que les pregunte y les<br />
explique y les gustaría que hiciera juegos.<br />
Esto me hizo pensar que tal vez los alumnos<br />
lo que quieren son tareas en las que no<br />
tengan que esforzarse mucho por hacerlas,<br />
pues al pedirles sólo cierta información,<br />
resumiendo todo un tema, no estaba<br />
permitiendo que los alumnos despertaran su<br />
curiosidad. Yo pretendía que desarrollaran<br />
habilidades intelectuales como: ordenar,<br />
observar, comparar, recuperar información,<br />
etcétera. Me di cuenta que no siempre las<br />
actividades que a los alumnos les parecen<br />
divertidas les ayudan a mejorar, al contrario,<br />
los hacen más atenidos, pues no tienen que<br />
buscar información y digerirla.<br />
Al tener los resultados de la evaluación,<br />
después que mi tutor me pidió las listas donde<br />
estaban registradas las calificaciones que<br />
obtuvieron todos los alumnos, descubrí que<br />
los cinco que seleccioné para observarlos,<br />
reprobaron debido a que el maestro titular<br />
únicamente calificó los resultados in tomar en<br />
cuenta el esfuerzo realizado para cumplir las<br />
tareas; Rigoberto, de diez tareas me entregó<br />
cinco con calificaciones menores de ocho,<br />
Sonia, entregó siete, pero sus calificaciones<br />
no le permitieron aprobar, Edgar también<br />
entregó cinco, Fabiola sólo entregó dos<br />
tareas, al igual que Christian. Pensé entonces<br />
que había algo más que no permitía a los<br />
alumnos entregar la tarea y con esto, se frena<br />
el proceso educativo.<br />
Dificultades que propician la no<br />
elaboración de las tareas<br />
Cuando continué mi labor docente, al seguir<br />
observando a los cinco alumnos, me di cuenta<br />
que siempre había un pretexto o dificultad<br />
para presentar sus tareas y que esto influía en<br />
el proceso educativo, reflejándose en las<br />
evaluaciones, pues por medio de éstas,<br />
resaltan los avances de los alumnos en la<br />
adquisición de conocimientos y destrezas.<br />
Entonces noté que existen varias situaciones<br />
que dificultan la entrega de las tareas:<br />
1.- Los alumnos olvidan realizar la tarea o<br />
presentarla; esto es muy frecuente, pues los<br />
alumnos no anotan lo que deben hacer, si lo<br />
hacen, lo escriben en alguna página de sus<br />
cuadernos, que seguramente no recuerdan<br />
después en donde quedó escrita.<br />
Practicante – Christian, muéstrame tu tarea<br />
para revisarte (extiendo la mano para pedirle<br />
el cuaderno)<br />
Christian - ¿Qué era maestra?<br />
Practicante – trae las biografías de ocho<br />
gobernadores de Jalisco.<br />
Christian – no las traje<br />
Practicante – Luego ¿qué pasó?<br />
Christian – Lo anoté pero no encontré el<br />
cuaderno donde lo escribí, usted vio que<br />
escribí los nombres… (interrumpo)<br />
Practicante – ibas muy bien, sigue echándole<br />
ganas.<br />
2.- No llevan el material completo para<br />
trabajar; con esto no sólo me refiero a cosas<br />
que deben comprar, sino aquello que<br />
necesitan para realizar las tareas, como el<br />
cuaderno y el libro de texto. Pues si la<br />
actividad requiere que busquen en su libro<br />
información, no traen el libro, tampoco el<br />
cuaderno, siempre utilizan los de otras<br />
asignaturas y cuando es el momento de<br />
revisarles, no los llevan porque no saben en<br />
que cuaderno hicieron la tarea o ese día no les<br />
toca la clase del cuaderno donde la anotaron y<br />
99
no llevan donde hicieron la tarea. Y si no traen<br />
el libro, siempre dicen que se los robaron, que<br />
lo prestaron y no se lo regresaron, que como<br />
no lo usan mucho, no lo cargan.<br />
Practicante – Edgar muéstrame tu cuaderno<br />
para revisarlo,<br />
Edgar – No traigo el cuaderno.<br />
Practicante - ¿Por qué no lo traes?<br />
Edgar – Se me olvidó echarlo a la mochila, es<br />
que saqué todos los cuadernos y no lo volví a<br />
meter<br />
Y si del libro se trata.<br />
Practicante – Saquen su libro y ábranlo en la<br />
página 128<br />
Fabiola – Maestra no traigo el libro, para que<br />
sí casi no lo usamos<br />
Practicante – Deben traerlo, ya saben ¿por<br />
qué no lo traes?<br />
Fabiola – Lo que pasa es que lo presté y no<br />
me lo entregaron, pero puedo juntarme con<br />
alguien para trabajar.<br />
Y cuando no cumplen con el libro, se juntan<br />
en pequeños equipos y según ellos realizan la<br />
tarea, pero no dejan de practicar, esto es algo<br />
que no he podido eliminar pues siempre va a<br />
haber alguien que no cargue con su libro.<br />
3.- La tarea les resulta difícil. Hay tareas que<br />
por complejidad o tiempo de elaboración no es<br />
fácil para los alumnos hacerlas y prefieren no<br />
entregarlas. Esto me hizo pensar que son<br />
varias las razones por las que a los alumnos<br />
les resulta complicado hacer ciertas tareas.<br />
Lo primero que se me ocurrió fue, que para<br />
algunas tareas que les dejo no han<br />
desarrollado la habilidad para hacerlas; por<br />
ejemplo, cuando les pedí que me ilustraran<br />
una tumba de tiro, solo me hicieron la figura.<br />
También les es difícil hacer las tareas, porque<br />
las instrucciones no están claras y eso<br />
complica su elaboración, por ejemplo, les puse<br />
una lista de frases revueltas en el pintaron,<br />
llevé hecho un esquema, ellos tenían que<br />
acomodar las frases según correspondiera su<br />
causa-efecto, pero no entendían que debían<br />
hacer.<br />
Practicante – con las frases van a llenar los<br />
espacios vacíos del esquema, deben relacionar<br />
las frases y encontrar su secuencia.<br />
Rigoberto – maestra no entiendo<br />
Practicante – van a poner las frases donde<br />
corresponden, fíjate de acuerdo a las frases<br />
cuales tienen relación entre sí y busca en que<br />
cuadros los puedes poner.<br />
100<br />
Antes de terminar la clase revisé los<br />
esquemas, tanto Rigoberto como Sonia y<br />
Edgar, tuvieron dificultades para hacerlos,<br />
pues dejaron espacios vacíos, sin embargo,<br />
los que colocaron estaban correctos, pero<br />
duraron toda la clase para realizarlos y esto<br />
provocó que estuvieran preguntando a los<br />
compañeros donde ponían las frases. Pero<br />
Fabiola y Christian no los entregaron porque<br />
no entendieron.<br />
Para que los alumnos que elegí se<br />
involucraran en la elaboración de las tareas, el<br />
momento de prueba se terminó, ahora debía<br />
encontrar la forma en que ellos realmente se<br />
interesaran por hacerlas, entregarlas y por<br />
ende mejorar sus calificaciones, pues en ellas<br />
se ven reflejado el aprovechamiento de los<br />
alumnos.<br />
En cada tarea existe la intención de que los<br />
alumnos aprendan, desarrollen habilidades y<br />
que sean atractivas para que las realicen. Ya<br />
sabía que tipo de tareas no entregaban y<br />
desagradaban, pero no me pareció prudente<br />
omitirlas todas, pues también quería que ellos<br />
reflexionaran situaciones, como en el caso de<br />
las preguntas del tema de la Invasión<br />
Norteamericana, donde hice las siguientes<br />
cuestiones ¿por qué creen que Santa Anna<br />
vendió el territorio? ¿creen que fue justo o<br />
injusto y por qué? O que rescaten ideas<br />
centrales de una lectura, poniendo en juego<br />
habilidades cognoscitivas.<br />
Tipos de tareas utilizadas<br />
Sabía que todo estaba en la forma en la que<br />
planeaba las actividades, debía adaptarlas<br />
para que los alumnos entregaran las tareas y<br />
al mismo tiempo, aprendieran. Debía<br />
identificar qué tipo de actividades utilizó, qué<br />
persigo con ellas, y si los resultados que<br />
obtuvo demostraron que las tareas realizadas,<br />
cumplen con la función de ser parte del<br />
proceso de aprendizaje y que los alumnos<br />
mejoran.<br />
Con respecto a los alumnos que elegí, observé<br />
si mis intenciones se llevaron a cabo, pero<br />
tuve que identificar las tareas que utilicé y<br />
analizar si éstas desempeñaban la función de<br />
ser aptas para adquirir conocimientos,<br />
articular contenidos con nociones previas,<br />
desarrollar habilidades, etcétera.<br />
Tarea: Investigación<br />
Propósitos: que los alumnos lean, que se den<br />
una idea de lo que se trataría el próximo
tema, llevar preparado el material para<br />
trabajar con la siguiente tarea.<br />
Resultado: en esta tarea observé a los<br />
alumnos motivados, pues participaban, sólo<br />
Rigoberto se mantenía al margen y si no le<br />
preguntaba no contestaba.<br />
Practicante – Rigo, esta frase de “apoyados<br />
por la iglesia”, a que grupo corresponde a<br />
liberales o conservadores.<br />
Rigoberto - ¡Mmmm! (observa la frase).<br />
Practicante – acuérdate que como su nombre<br />
lo dice, deseaban que la iglesia siguiera<br />
siendo parte del gobierno, que pudiera tener<br />
voz y voto en el poder.<br />
Rigoberto - ¿Conservadores? (dudando)<br />
Practicante – Sí, muy bien. (sonríe Rigo)<br />
Cuando se realizaban estas tareas, noté que si<br />
no les hacía preguntas para que ellos lograran<br />
enlazar una idea con otra, les resultaba más<br />
complicado,<br />
Practicante - ¿Qué funciones realizaban las<br />
órdenes religiosas?<br />
(la tarea correspondía a elaborar un cuadro<br />
donde pusieran las actividades del Clero y las<br />
ordenes Religiosas)<br />
Fabiola – Bautizaban (contesta en voz baja)<br />
Practicante – No era esa su función,<br />
acuérdense que al llegar los españoles los<br />
fraile a que se dedicaban?<br />
Karina – A dar misas<br />
Practicante – los frailes no dan misa ¿qué<br />
hacían?<br />
Fabiola – Enseñaban a los indígenas<br />
Practicante – Si ¿qué enseñaban? Fabiola<br />
Fabiola – Religión<br />
Tarea: guerra de preguntas y preguntas de<br />
evaluación<br />
Propósitos: que los alumnos, de lo visto en<br />
clase, hicieran preguntas, darme cuenta qué<br />
les quedaba claro y si recordaban contenidos<br />
motivándolos a participar.<br />
Resultado: cuando se trató de hacer las<br />
preguntas en los cuadernos no todos me los<br />
entregaron, entre ellos Edgar, pues ese día se<br />
salió de clase diciendo que le hablaron de<br />
trabajo social, el día que realizamos la tarea<br />
en la que los alumnos se preguntaban entre<br />
ellos, el se quedó sentado. Pero los otros<br />
alumnos entregaron sus preguntas y al<br />
momento de hacer la actividad, ellos querían<br />
preguntar y contestaban las preguntas de sus<br />
compañeros aunque no les correspondía.<br />
Entonces esta actividad cumplió el propósito<br />
de motivarlos.<br />
Practicante – Pasen las pelotitas en ambas<br />
direcciones y el que se quede con la pelota<br />
con signo de interrogación, pregunta al que se<br />
quedó con la que tiene el signo de igual.<br />
(las pelotitas circulan y los alumnos gritan<br />
pues no quieren que les toque la de<br />
respuesta).<br />
Los alumnos que se quedaron con las pelotitas<br />
fueron Maribel y Rigoberto.<br />
Maribel - ¿Quién hizo las leyes de Reforma?<br />
Rigoberto – Juárez<br />
Practicante – Bien, vuelven a circular las<br />
pelotitas…<br />
Al hacer la evaluación, el método que utilicé<br />
fue el siguiente: hago la pregunta en forma<br />
verbal (los alumnos no la escriben), dejo un<br />
tiempo razonable para contestarla, los<br />
alumnos se apresuraron a responder y no<br />
hubo oportunidad de que copiaran, si no<br />
sabían la respuesta les pedía que la dejaran<br />
en blanco, cuando recogí las respuestas, noté<br />
que de los cinco muchachos observados,<br />
Rigoberto y Sonia fueron los que tuvieron<br />
puntaje más alto, Christian no contestó la<br />
mayoría de las preguntas, pero las que<br />
resolvió eran acertadas, Edgar no estuvo en la<br />
clase y Fabiola tuvo errores y no contesto<br />
algunas, pero cuando dejé la actividad lo<br />
hicieron sin quejarse, no copiaron y así me dí<br />
cuenta de qué contenidos no quedaron claros.<br />
Por ejemplo, una de las preguntas que hice<br />
fue que me explicaran cómo se crea la<br />
Audiencia de Nueva Galicia y las respuestas<br />
fueron las siguientes:<br />
Fabiola – Que alguien, mandó a otra persona<br />
a ver<br />
Christian – (en blanco)<br />
Sonia – (en blanco)<br />
Rigoberto – (en blanco)<br />
A pesar de que ellos hicieron la tarea,<br />
organizaron ideas, no recordaron en su<br />
totalidad lo que sucedió.<br />
Tarea: ilustración de un hecho (dibujo o<br />
narración)<br />
Propósitos: que los alumnos por medio de<br />
dibujos sinteticen información importante, que<br />
sepan interpretar y utilizar su imaginación.<br />
Resultado: de los cinco, sólo Edgar, Fabiola y<br />
Christian no entregaron ilustraciones. Aunque<br />
en ocasiones, sí la tarea era dibujar, los<br />
alumnos al decirme que no sabían hacerlo<br />
proponían elaborar un escrito.<br />
101
Cambiar estrategia para integrar a los<br />
alumnos que se resisten a la realización<br />
de las tareas<br />
Cuando supe qué tareas les agradaban a los<br />
alumnos y las que entregaban, también<br />
descubrí que, al dejarlas para que las llevaran<br />
a sus casas, me estaba aventurando a que no<br />
las entregaran la clase siguiente. No sabía que<br />
hacer para que los alumnos elaboraran sus<br />
tareas y fueran parte de ese proceso<br />
educativo, que por medio de ellas pretendía<br />
llegar a culminar con los alumnos el programa<br />
y al mismo tiempo que ellos realmente<br />
hubieran analizado, comparado, organizado,<br />
articulado conocimientos nuevos con previos y<br />
contenidos, etcétera.<br />
Fue todo un reto lograr encontrar algo para<br />
que los alumnos que yo deseaba mejoraran su<br />
promedio, se involucraran en las tareas y que<br />
ellos se sintieran comprometidos en<br />
realizarlas y entregarlas, para que al final, su<br />
esfuerzo se viera reflejado en una buena<br />
calificación.<br />
Para alcanzar mi objetivo, primero analicé que<br />
las tareas, al ser dejadas de una sesión a<br />
otra, ocasionaban dificultades, provocando<br />
que los alumnos se retrasaran en la entrega y<br />
no tenía el mismo impacto en los alumnos que<br />
cuando las tareas se realizaban en clase. Por<br />
esta razón decidí cambiar mi estrategia, debía<br />
hacer que los alumnos hicieran las tareas y no<br />
porque sean rellenos para cubrir el tiempo de<br />
clase, sino porque por medio de ellas se<br />
ponen en juego el manejo de contenidos y<br />
desarrollo de habilidades de diferentes<br />
formas.<br />
Lo que se me vino a la mente fue, sí a mis<br />
alumnos no les gusta que les deje tareas<br />
extra clase, entonces todas las tareas serán<br />
realizadas en clase, así las revisaría al día y<br />
de los alumnos va a depender sí se dejan las<br />
actividades para que se las lleven a sus casas<br />
o no, de acuerdo al tiempo que se tomen para<br />
platicar, acomodarse en sus lugares, trabajar,<br />
etcétera. Entonces de esta forma ellos<br />
estarían comprometidos a realizar las tareas<br />
al momento.<br />
Cuando cambio mi estrategia, empiezo a notar<br />
en las listas donde registro la calificación de<br />
las tareas, se muestra que los alumnos están<br />
trabajando y lo mejor fue, que su promedio se<br />
veía favorecido. Para el mes de enero los<br />
cambios fueron notorios, pues la primera vez<br />
que los evaluó el maestro titular, las<br />
102<br />
calificaciones de los alumnos que elegí eran<br />
muy bajas:<br />
Sonia= 5<br />
Rigoberto= 5<br />
Edgar=4<br />
Fabiola= 2<br />
Christian= 2<br />
Pero al ver las calificaciones posteriores, noté<br />
que las tareas realizadas entregadas en clase,<br />
mostraban el esfuerzo realizado por los<br />
alumnos, mismo que pretendía motivar e<br />
integrar en la evaluación. Esto hizo que los<br />
muchachos sorprendieran, pues cuando les<br />
dije sus calificaciones la sonrisa y el asombro<br />
les dibujó en el rostro.<br />
Las calificaciones fueron las siguientes:<br />
Sonia= 6 (4º periodo) 7 (5º periodo)<br />
Rigoberto= 9 “ 8 “<br />
Edgar=5 “ 7 “<br />
Fabiola= 7 “ 6 “<br />
Christian= 6 “ 6 “<br />
Lo que me causó extrañeza fue que Christian<br />
no deseaba que dijera su calificación en<br />
público, pues no quería que sus compañeros<br />
le dijeran algo, simplemente pidió que no la<br />
mencionara.<br />
Entendí entonces que los alumnos se sienten<br />
motivados si la tarea se realiza al momento,<br />
pues saben que ese mismo día ya obtuvieron<br />
una calificación y ellos están al pendiente de<br />
saber si tienen todo completo y si les falta<br />
algo me preguntan que es lo que no tienen y<br />
me lo entregan.<br />
Edgar – Maestra, me puede decir que me hace<br />
falta para hacerlo ahorita<br />
Practicante – Si Edgar, (saco mi lista) te faltan<br />
las preguntas y el del juego de los ahorcados,<br />
las preguntas que hicieron en tu equipo.<br />
Edgar – Pero yo no tengo equipo (lo observo),<br />
bueno ahorita le traigo lo que tengo<br />
El acercamiento a los alumnos que se<br />
resisten elaborar las tareas<br />
Sabía que para que la estrategia también<br />
tuviera el efecto esperado, necesitaba hacer<br />
algo más. No era sólo modificar la forma en la<br />
que serían entregadas las tareas y si estas<br />
cumplían con mi propósito. Si no que tener<br />
una continuidad, conforme a lo que los<br />
alumnos esperaban y yo deseaba que dieran.<br />
Cuando recordé las entrevistas que hice a mis<br />
alumnos, para saber más acerca de ellos, con
especto a lo que pensaban de las tareas, se<br />
me ocurrió que de esta forma, acercándome,<br />
revisando lo que hacían, que conflicto se les<br />
presentaba en la elaboración de las tareas, si<br />
se sentían mal, etcétera, podría ayudarme en<br />
mi labor.<br />
Siempre me mantenía al margen, no<br />
caminaba más allá de las filas de los alumnos,<br />
no revisaba lo que hacían, no preguntaba si<br />
tenían alguna dificultad o si les quedaba<br />
alguna duda. Sabía que no debía de tener<br />
temor en acercarme a ellos.<br />
No siempre el contacto visual funciona para<br />
llamar la atención a un alumno, pues este<br />
puede seguir haciendo otras actividades fuera<br />
de la tarea sin que sea visto. En cambio, si<br />
existe un acercamiento físico, éste<br />
inmediatamente deja de hacer lo que no<br />
corresponde a la tarea. También el contacto<br />
visual no permite saber más acerca de lo que<br />
piensa el alumno, si hay acercamiento, él<br />
puede exteriorizar lo que piensa, sus dudas o<br />
inquietudes, con respecto a cualquier tema.<br />
Practicante – (Observo que Edgar no está<br />
trabajando, dibuja caricaturas al final de su<br />
cuaderno)<br />
Edgar ya terminaste tu tarea ¿verdad? (me<br />
voy acercando a su lugar)<br />
Edgar – (Le da vuelta a la hoja) No maestra,<br />
pero ya mero<br />
Practicante – (Reviso el cuaderno) Pero no has<br />
hecho nada<br />
Edgar – (Sonríe) ¡Ay maestra! Pero ahorita<br />
termino<br />
Cuando comencé a acercarme a Christian, fue<br />
muy difícil poder platicar con él, pues sus<br />
respuestas se remitían sólo a mover la cabeza<br />
y contestar mis preguntas con frases cortas.<br />
Pero cuando le preguntaba que hacía, por qué<br />
no trabajas, que quieres hacer, etcétera, el<br />
cambió su actitud hacía mí, pues participaba<br />
más, me preguntaba que le faltaba por<br />
entregarme y cosas por el estilo. Creo que<br />
este fue mi mayor logro, el que Christian,<br />
mejorara su calificación, que entregara tareas<br />
y sobretodo que se animara hablar conmigo.<br />
Practicante – (pasando entre las filas, llego<br />
hasta donde está Christian) Christian ya<br />
terminaste<br />
Christian – Ya mero<br />
Practicante – (Moviendo la mano) mas o<br />
menos, pero ya casi termino ¿me califica de<br />
una vez?<br />
Practicante – si, esta bien<br />
Algo parecido al caso anterior pasó con<br />
Rigoberto, pues no hablaba, permanecía<br />
callado, casi no participaba, en las horas de<br />
receso, se quedaba en el salón con algunos de<br />
sus compañeros, pero siempre permanecía<br />
con los brazos cruzados y serio. El tiene un<br />
hermano en el salón es más grande que él ,<br />
este se preocupa por entregarme tareas,<br />
trabajar en clase, etcétera. Me hizo pensar<br />
que esto tenía que ver con su<br />
comportamiento. Cuando le pregunté que si<br />
eran hermanos, muy serio afirmó con la<br />
cabeza, después para no incomodarlo con<br />
preguntas a Rigoberto, cuestioné a varios de<br />
los alumnos.<br />
Practicante – Oye Ivy, cómo se llevan Rigo y<br />
Marcial,<br />
Ivy – No sé, casi no se hablan<br />
Marco – (Interviniendo en la conversación) No<br />
se llevan bien, pues ¿no ve que ni se juntan?<br />
Practicante – Rigo es muy callado, ¡siempre es<br />
así?<br />
Rubén – Si maestra, pero si platica<br />
Lo único que hice con Rigoberto fue<br />
acercarme más, alentándolo para que hiciera<br />
las tareas y preguntándole en clase.<br />
Practicante - ¿Cómo vas Rigo?<br />
Rigoberto – Bien, ya terminé (me muestra su<br />
dibujo) ¿me lo revisa?<br />
Practicante – Deja que lo vea (tomo su<br />
cuaderno), muy bien, supiste rescatar lo más<br />
importante.<br />
No fue muy complicado acercarme a Sonia y<br />
Fabiola, simplemente les preguntaba lo que<br />
pensaban, como se sentían, que problema<br />
tenían con la tarea, les explicaba, las<br />
observaba más y ellas se abrían conmigo. Lo<br />
que note en Fabiola que al salirse sus<br />
compañeros de plática, de la escuela, ella<br />
puso más interés en hacer las tareas y<br />
participar más, claro no deja de platicar con<br />
otras compañeras, pero sus calificaciones<br />
demostraron que el hecho de que sus amigos,<br />
la distrajeran no le permitía mejorar.<br />
Practicante – (Me acerco a Fabiola, pues está<br />
recargada en sus manos pensativa en su<br />
lugar) ¿Estas triste Fabiola?<br />
Fabiola – No maestra<br />
Practicante – Has de extrañar a tus amigos<br />
¿verdad?<br />
Fabiola – No maestra, está mejor así, ando<br />
mejor en las materias<br />
Practicante – Si ya lo noté y me da gusto.<br />
Fabiola – Gracias<br />
103
Practicante – Y ¿por qué corrieron a Ricardo y<br />
Marieta?<br />
Fabiola – A Marieta porque reprobó ocho<br />
materias y ya traía unas arrastrando y a<br />
Ricardo por contestón lo mandaron a la tarea.<br />
¡Ve por que le digo, que bueno! Sino a mí<br />
también me hubieran corrido.<br />
Los resultados de las calificaciones de los<br />
alumnos (antes mencionadas), fueron el<br />
resultado en el cambio de mi estrategia y el<br />
acercarme a los alumnos, pues si me hubiera<br />
mantenido como al inicio, dejando distancia,<br />
no hubiera conocido mejor a los alumnos y<br />
saber como abordarlos. Tomando en cuenta<br />
que sus necesidades. Descubrí que para poder<br />
llevar a cabo una tarea, no siempre es<br />
preciso que todos hagan una diferente, sino<br />
que es importante que a aquellos alumnos con<br />
los que existe resistencia al trabajo, haya un<br />
contacto, para saber como motivarlos a hacer<br />
las tareas que son parte de su proceso de<br />
aprendizaje.<br />
104
LA PRÁCTICA EDUCATIVA.<br />
CÓMO ENSEÑAR<br />
Antoni Zabala Vidiella<br />
LAS SECUENCIAS DIDÁCTICAS Y LAS<br />
SECUENCIAS DE CONTENIDO<br />
Las secuencias de enseñanza/<br />
aprendizaje o didácticas<br />
De las diferentes variables que configuran las<br />
propuestas metodológicas, primero<br />
analizaremos la que viene determinada por la<br />
serie ordenada y articulada de actividades que<br />
conforman las unidades didácticas. Hemos<br />
situado esta variable en primer lugar porque<br />
es la más fácil de reconocer como elemento<br />
diferenciador de las diversas metodologías o<br />
formas de enseñar. Los tipos de actividades,<br />
pero sobre todo su manera de articularse, son<br />
unos de los rasgos diferenciales que<br />
determinan la especificidad de muchas<br />
propuestas didácticas. Evidentemente, la<br />
exposición de un tema, la observación, el<br />
debate, las pruebas, las ejercitaciones, las<br />
aplicaciones, etc., pueden tener un carácter u<br />
otro según el papel que se atribuye en cada<br />
caso al profesorado y alumnado, la dinámica<br />
grupal, los materiales utilizados, etc. Pero el<br />
primer elemento que identifica un método es<br />
la clase de orden en que se proponen las<br />
actividades. De este modo, se puede realizar<br />
una primera clasificación entre métodos<br />
expositivos o manipulativos, por recepción o<br />
por descubrimiento, inductivos o deductivos,<br />
etc. La manera de situar unas actividades<br />
respecto a las otras, y no sólo el tipo de tarea,<br />
es un criterio que permite llevar a cabo unas<br />
primeras identificaciones o caracterizaciones<br />
de la forma de enseñar. En cualquier caso, y<br />
como ya hemos dicho en el primer capítulo, la<br />
parcelación de la práctica educativa en<br />
diversos componentes tiene cierto grado de<br />
artificiosidad únicamente explicable desde la<br />
dificultad que representa encontrar un sistema<br />
interpretativo que permita, al mismo tiempo,<br />
el estudio conjunto e interrelacionado de<br />
todas las variables que inciden en los proceso<br />
educativos. Como tales, dichos procesos<br />
constituyen una realidad global que es<br />
totalmente evidente cuando pensamos en una<br />
secuencia de enseñanza/aprendizaje sin, por<br />
ejemplo, haber definido el tipo de relaciones<br />
que se establecen en la clase entre<br />
profesorado y alumnado y entre los mismos<br />
chicos y chicas. Estas relaciones son<br />
fundamentales en la configuración del clima<br />
de convivencia y, por consiguiente, de<br />
aprendizaje. Pero creemos que la opción de<br />
empezar por las secuencias está justificada si,<br />
tal como ya hemos mencionado en los<br />
capítulos anteriores, tenemos en cuenta la<br />
importancia capital de las intenciones<br />
educativas en la definición de los contenidos<br />
de aprendizaje y, por lo tanto, el papel de las<br />
actividades que se proponen. De esta forma,<br />
habrá una gran diferencia entre una<br />
enseñanza que considere contenido de<br />
aprendizaje, por ejemplo, la observación de<br />
los fenómenos naturales, y la que sitúe en un<br />
lugar preeminente las actitudes o<br />
determinadas habilidades sociales, lo cual<br />
determinará un tipo de contenidos, unas<br />
actividades y, sobre todo, un tipo de<br />
secuencia.<br />
Podemos considerar que frente a un modelo<br />
generalmente expositivo y configurador de la<br />
denominada clase magistral, ha surgido una<br />
diversidad de propuestas en las cuales la<br />
secuencia didáctica se vuelve cada vez más<br />
compleja. No es tanto la complejidad de la<br />
estructura de las fases que la componen, sino<br />
lo de las mismas actividades, de tal forma<br />
que, esquemáticamente y siguiendo a Bini<br />
(1977), la secuencia del modelo tradicional,<br />
que él denomina circuito didáctico dogmático,<br />
estaría formada por cuatro fases:<br />
a) Comunicación de la lección.<br />
b) Estudio individual sobre el libro de texto.<br />
c) Repetición del contenido aprendido (en<br />
una especia de ficción de habérselo<br />
apropiado y haberlo compartido, aunque<br />
no se esté de acuerdo con él) sin discusión<br />
ni ayuda recíproca.<br />
d) Juicio o sanción administrativa (nota) del<br />
profesor o la profesora.<br />
Si bien este modelo, tal como lo describe Bini,<br />
normalmente no se da de forma tan simple, sí<br />
que constituye el punto de partida, con<br />
variaciones significativas, de muchas de las<br />
formas de enseñanza habituales. Si<br />
exceptuamos la valoración negativa que se<br />
puede deducir de la forma en que se describe<br />
la fase de estudio individual, seguramente<br />
podremos concluir que corresponde a la<br />
secuencia estereotipada del modelo tradicional<br />
expositivo.<br />
El objetivo de este libro, como ya hemos<br />
dicho, no consiste en establecer valoraciones<br />
sobre métodos determinados ni proponer<br />
ninguno en concreto, sino en poner sobre la<br />
mesa los instrumentos que nos permitan<br />
introducir en las diferentes formas de<br />
intervención aquellas actividades que<br />
posibiliten una mejora de nuestra actuación<br />
105
en las aulas como resultado de un<br />
conocimiento más profundo de las variables<br />
que intervienen y el papel que cada una de<br />
ellas tiene en el proceso de aprendizaje de los<br />
chicos y chicas. Por lo tanto, la identificación<br />
de las fases de una secuencia didáctica, las<br />
actividades que la conforman y las relaciones<br />
que se establecen deben servirnos para<br />
comprender el valor educativo que tiene, las<br />
razones que las justifican y la necesidad de<br />
introducir cambios o actividades nuevas que la<br />
mejoren. Así pues, la pregunta que debemos<br />
plantearnos en primer lugar es si esta<br />
secuencia es más o menos apropiada y, por<br />
consiguiente, cuáles son los argumentos que<br />
nos permiten hacer esta valoración.<br />
Si adoptamos este planteamiento sobre la<br />
secuencia del modelo tradicional, también<br />
deberemos aplicarlo a cualquier otra<br />
secuencia, como por ejemplo la del modelo<br />
de “investigación del medio”, que consta de<br />
las fases siguientes:<br />
a) Actividad motivadora relacionada con una<br />
situación conflictiva de la realidad<br />
experiencial de los alumnos.<br />
b) Explicación de las preguntas o problemas<br />
que plantea dicha situación.<br />
c) Respuestas intuitivas o “hipótesis”.<br />
d) Selección y diseño de las fuentes de<br />
información y planificación de la<br />
investigación.<br />
e) Recogida, selección y clasificación de los<br />
datos.<br />
f) Expresión y comunicación.<br />
¿Qué podemos decir de esta secuencia que<br />
vaya más allá de la constatación de su mayor<br />
complejidad? ¿Merece la pena complicarlo<br />
tanto? ¿Contribuye a mejorar el aprendizaje<br />
de los alumnos? ¿Se pueden añadir o eliminar<br />
algunas actividades? ¿Cuáles? Pero, sobre<br />
todo ¿qué razones podemos esgrimir para<br />
argumentar las valoraciones que hacemos o<br />
las decisiones que hemos tomado? ¿Qué<br />
valoración podemos hacer de esta secuencia y<br />
qué razones la justifican?<br />
Para poder responder a estas y a otras<br />
preguntas, en este capítulo utilizaremos los<br />
referentes básicos para el análisis de cuatro<br />
secuencias correspondientes a cuatro<br />
unidades didácticas ejemplificadas, muy<br />
utilizadas y conocidas por todos nosotros. En<br />
primer lugar, después de la descripción de<br />
cada una de ellas, analizaremos las diferentes<br />
concepciones de la enseñanza que las<br />
106<br />
respaldan, utilizando los diferentes tipos de<br />
contenidos como instrumentos para detectar<br />
las posturas que las fundamentan.<br />
Posteriormente, una vez vistas las intenciones<br />
de cada una de las unidades, comprobaremos<br />
qué modificaciones y cambios habría que<br />
introducir para mejorar el aprendizaje de los<br />
contenidos. Para realizar este análisis<br />
utilizaremos las condiciones del aprendizaje<br />
significativo, lo cual nos obligará a introducir<br />
una nueva unidad de análisis, la secuencia de<br />
contenido, a fin de poder seguir los procesos<br />
de enseñanza/aprendizaje según las<br />
características particulares de cada uno de los<br />
diferentes tipos de contenidos.<br />
Cuatros unidades didácticas a modo de<br />
ejemplo<br />
En los cuatro ejemplos de unidades de<br />
intervención, podremos observar un grado<br />
diferente de participación de los alumnos, así<br />
como el trabajo de diferentes contenidos. Las<br />
hemos seleccionado partiendo de la base de<br />
que son las más generalizables. Empezaremos<br />
por la más sencilla y conocida por todos –una<br />
clase expositiva unidireccional, para luego<br />
continuar con otras más complejas. No las<br />
concretaremos en edades ni áreas<br />
determinadas, pero, como podremos<br />
observar, los ejemplos son más próximos a la<br />
secundaria o a los niveles superiores de<br />
primaria. En cuanto a la referencia a las<br />
áreas, especialmente para aquéllas que tiene<br />
más carga conceptual, como ciencias sociales<br />
o ciencias naturales.<br />
Unidad 1<br />
1. Comunicación de la lección.<br />
El profesor o la profesora expone el tema.<br />
Mientras explica, los alumnos toman<br />
apuntes. El profesor o la profesora permite<br />
alguna pregunta, que responde<br />
oportunamente. Cuando acaba, define la<br />
parte del tema que será objeto de la<br />
prueba puntuable.<br />
Según el área o materia, los contenidos<br />
pueden ser: un relato histórico, una<br />
corriente filosófica, literaria o artística, un<br />
principio matemático o físico, etc.<br />
2. Estudio individual sobre el libro de texto.<br />
Cada uno de los chicos y chicas, utilizando<br />
diferentes técnicas (cuadros, resúmenes,<br />
síntesis), realiza el estudio del tema.<br />
3. Repetición del contenido aprendido.<br />
Cada chico y chica, individualmente,<br />
memoriza los contenidos de la lección que<br />
supone que será objeto de la prueba o<br />
examen.
4. Prueba o examen.<br />
En clase, todos los alumnos responden las<br />
preguntas del examen durante una hora.<br />
5. Evaluación.<br />
El profesor o la profesora notifica a los<br />
alumnos las calificaciones de los<br />
resultados obtenidos.<br />
Unidad 2<br />
1. Presentación por parte del profesor o la<br />
profesora de una situación problemática.<br />
El profesor o la profesora expone a los<br />
alumnos una situación conflictiva que<br />
puede solucionarse con medios<br />
matemáticos, si la situación es<br />
matematizable (fracciones), lingüística<br />
(construcción de frases), física (relaciones<br />
entre velocidad, espacio y tiempo) o de<br />
cualquier otra área.<br />
2. Búsqueda de soluciones.<br />
El profesor o la profesora pide a los chicos<br />
y chicas que expongan diferentes formas<br />
de resolver el problema o la situación.<br />
3. Exposición del concepto y el algoritmo.<br />
El profesor o la profesora aprovecha las<br />
propuestas de los alumnos para elaborar<br />
el nuevo concepto (fracción, sintagma<br />
nominal, velocidad) y enseñar el modelo<br />
de algoritmo (operaciones de fracciones,<br />
análisis sintáctico, fórmula de la<br />
velocidad), el problema o la situación.<br />
4. Generalización.<br />
El profesor o la profesora demuestra la<br />
función del modelo conceptual y el<br />
algoritmo en todas aquellas situaciones<br />
que cumplen unas condiciones<br />
determinadas.<br />
5. Aplicación<br />
Los alumnos, individualmente, aplican el<br />
modelo a diversas situaciones.<br />
6. Ejecución<br />
Los alumnos realizan ejercicios del uso del<br />
algoritmo.<br />
7. Prueba o examen.<br />
En clase, todos los alumnos responden las<br />
preguntas y hacen los ejercicios del<br />
examen durante una hora.<br />
8. Evaluación.<br />
El profesor o la profesora notifica a los<br />
alumnos las calificaciones de los<br />
resultados obtenidos.<br />
Unidad 3<br />
1. Presentación por parte del profesor o la<br />
profesora de una situación problemática<br />
en relación con un tema.<br />
El profesor o la profesora desarrolla un<br />
tema en torno a un hecho o<br />
acontecimiento, destacando los aspectos<br />
problemáticos y los que son desconocidos<br />
para los alumnos.<br />
Los contenidos del tema y de la situación<br />
que se plantea pueden ser: un conflicto<br />
social o histórico, una diferencia en la<br />
interpretación de unas obras literarias o<br />
artísticas, el contraste entre un<br />
conocimiento vulgar de unos fenómenos<br />
biológicos y posibles explicaciones<br />
científicas, etc.<br />
2. Diálogo entre profesor o profesora y<br />
alumnos.<br />
El profesor o la profesora establece un<br />
diálogo con los alumnos y entre ellos, y<br />
promueve la aparición de dudas,<br />
cuestiones y problemas relacionados con<br />
el tema.<br />
3. Contraste entre diferentes puntos de vista.<br />
El profesor o la profesora facilita<br />
diferentes puntos de vista y promueve la<br />
discusión en grupo.<br />
4. Conclusiones.<br />
A partir de la discusión del grupo y de sus<br />
aportaciones, el profesor o la profesora<br />
establece las conclusiones.<br />
5. Generalización.<br />
Con las aportaciones del grupo y las<br />
conclusiones obtenidas, el profesor o la<br />
profesora establece las leyes, los modelos<br />
interpretativos o los principios que se<br />
deducen de ellos.<br />
6. Ejercicios de memorización.<br />
Los chicos y chicas, individualmente,<br />
realizan ejercicios nemotécnicos que les<br />
permitan recordar los resultados de las<br />
conclusiones y de la generalización.<br />
7. Prueba o examen.<br />
En la clase, todos los alumnos responden<br />
las preguntas y hacen los ejercicios del<br />
examen durante una hora.<br />
8. Evaluación.<br />
El profesor o la profesora notifica a los<br />
alumnos las calificaciones de los<br />
resultados obtenidos.<br />
Unidad 4<br />
1. Presentación por parte del profesor o la<br />
profesora de una situación problemática<br />
respecto a un tema.<br />
El profesor o la profesora desarrolla un<br />
tema en torno a un hecho o un<br />
acontecimiento, poniendo énfasis en los<br />
aspectos problemáticos y los que son<br />
desconocidos para los alumnos.<br />
Al igual que en la unidad anterior, los<br />
contenidos del tema y de la situación que<br />
se plantea pueden ir desde un conflicto<br />
social o histórico, una diferencia en la<br />
107
interpretación de unas obras literarias o<br />
artísticas, hasta el contraste entre un<br />
conocimiento vulgar de unos fenómenos<br />
biológicos y posibles explicaciones<br />
científicas.<br />
2. Planteamiento de problemas o cuestiones.<br />
Los alumnos, colectiva e individualmente,<br />
dirigidos y ayudados por el profesor a la<br />
profesora, exponen las respuestas<br />
intuitivas o suposiciones sobre cada uno<br />
de los problemas y situaciones planteados.<br />
3. Propuesta de las fuentes de información.<br />
Los alumnos, colectiva e individualmente,<br />
dirigidos y ayudados por el profesor o la<br />
profesora, proponen las fuentes de<br />
información más apropiadas para cada<br />
una de las cuestiones: el propio profesor,<br />
una exploración bibliográfica, una<br />
experimentación, una observación, una<br />
entrevista, un trabajo de campo.<br />
4. Búsqueda de la información.<br />
Los alumnos, colectiva e individualmente,<br />
dirigidos y ayudados por el profesor o la<br />
profesora, realizan la recogida de los datos<br />
que les han proporcionado las diferentes<br />
fuentes utilizadas. A continuación los<br />
seleccionan y clasifican.<br />
5. Elaboración de las conclusiones.<br />
Los alumnos, colectiva y/o<br />
individualmente, dirigidos y ayudados por<br />
el profesor o la profesora, elaboran las<br />
conclusiones referidas a las cuestiones y<br />
los problemas planteados.<br />
6. Generalización de las conclusiones y<br />
síntesis.<br />
Con las aportaciones del grupo y las<br />
conclusiones obtenidas, el profesor o la<br />
profesora establece las leyes, los modelos<br />
y los principios que se deducen del trabajo<br />
realizado.<br />
7. Ejercicios de memorización.<br />
Los chicos y chicas, individualmente,<br />
realizan ejercicios nemotécnicos que les<br />
permitan recordar los resultados de las<br />
conclusiones, de la generalización y de la<br />
síntesis.<br />
8. Prueba o examen. En la clase, todos los<br />
alumnos responden las preguntas y hacen<br />
los ejercicios del examen durante una<br />
hora.<br />
9. Evaluación.<br />
A partir de las observaciones que el<br />
profesor ha ido haciendo a lo largo de la<br />
unidad y a partir del resultado de la<br />
prueba, éste notifica a los alumnos la<br />
valoración de los aprendizajes realizados.<br />
Antes de continuar, insistiendo en lo que he<br />
manifestado anteriormente y para no hacer<br />
una lectura con prejuicios a favor o en contra,<br />
108<br />
haremos unas consideraciones en relación con<br />
estos ejemplos. Con estas representaciones<br />
no pretendo ilustrar ninguna tendencia ni, por<br />
supuesto, hacer unas valoraciones sesgadas.<br />
Quien más quienes menos, todos hemos<br />
utilizado, o utilizamos, formas de enseñar<br />
relacionadas con alguna de dichas secuencias.<br />
Como observaremos a continuación, todas<br />
ellas pueden ser válidas. Cada una de ellas<br />
tiene aspectos suficientemente positivos, por<br />
lo que todas pueden tener alguna utilidad. De<br />
todos modos, según cuáles sean nuestros<br />
objetivos, nuestro conocimiento de los<br />
procesos subyacentes en el aprendizaje y el<br />
contexto educativo en el que se llevan a cabo,<br />
nos daremos cuenta de que son incompletas.<br />
Lo que nos interesa de este análisis es<br />
reconocer las posibilidades y las carencias de<br />
cada unidad, con el fin de que nos permita<br />
comprender otras propuestas, y reconocer en<br />
cada momento aquéllas secuencias que se<br />
adaptan más a las necesidades educativas de<br />
nuestros alumnos.<br />
Criterios para el análisis de las<br />
secuencias. Los contenidos de<br />
aprendizaje como explicitación de las<br />
intenciones educativas<br />
Una primera ojeada a los ejemplos propuestos<br />
nos servirá para averiguar si cada uno de ellos<br />
pretende alcanzar los mismos objetivos. Así<br />
pues, para el análisis de las secuencias nos<br />
fijaremos, en primer lugar, en los contenidos<br />
que se trabajan, a fin de juzgar si son los más<br />
apropiados para la consecución de los<br />
objetivos que se pretenden.<br />
Si observamos el Cuadro 1, veremos que los<br />
contenidos de la primera unidad son<br />
fundamentalmente conceptuales. La técnica<br />
expositiva difícilmente puede tratar otra cosa<br />
que no sea contenidos conceptuales. En todo<br />
caso, se pueden exponer modelos de<br />
realización de algún contenido procedimental,<br />
o se puede hacer alguna valoración sobre las<br />
actitudes de algún personaje. Pero el<br />
tratamiento es básicamente conceptual. Las<br />
habilidades que se trabajan (toma de apuntes,<br />
técnicas de estudio, síntesis, memorización)<br />
no se pueden considerar contenidos de<br />
aprendizaje, ya que en ningún momento se<br />
tienen en cuenta como objetos de enseñanza,<br />
sino como medios para la memorización y, por<br />
consiguiente, no se enseñan ni se evalúan<br />
directamente. Las actitudes que se desarrollan<br />
en esta unidad no van más allá de las<br />
necesidades para el mantenimiento del orden<br />
y el respeto del profesorado. Con todo esto<br />
podemos concluir que los contenidos que se
trabajan son conceptuales y que el objetivo<br />
fundamental del profesorado consiste en que<br />
el alumnado “sepa” determinados<br />
conocimientos.<br />
Los contenidos de la unidad 2 son<br />
fundamentalmente procedimentales en cuanto<br />
al uso del algoritmo se refiere, y conceptuales<br />
en cuanto a la comprensión de los conceptos<br />
asociados, en este caso los de fracción,<br />
sintagma nominal o velocidad. Los contenidos<br />
actitudinales más claros sólo aparecen en la<br />
fase de diálogo entre alumnos y profesor o<br />
profesora, mientras que en las otras fases<br />
sólo son el resultado del papel que exige el<br />
desarrollo de las actividades. En esta unidad<br />
se pretende que los chicos y chicas “sepan<br />
hacer” los algoritmos de fracción o velocidad,<br />
el análisis sintáctico o la resolución de<br />
problemas de velocidades en los que haya que<br />
utilizar la fórmula correspondiente –<br />
contenidos procedimentales-; y que “sepan”<br />
los conceptos asociados.<br />
En esta unidad se pretende que los alumnos<br />
lleguen a conocer unos contenidos de carácter<br />
conceptual. Para su comprensión se utiliza<br />
una serie de técnicas y procedimientos –<br />
diálogo y debate, fundamentalmente-, pero al<br />
igual que en la primera unidad analizada,<br />
estos contenidos tiene una función de uso, ya<br />
que seguramente no se tendrán en cuenta al<br />
evaluar. Los contenidos actitudinales que<br />
aparecen –interés en hacer propuestas,<br />
participación en los diálogos y debates,<br />
respeto del turno de palabra y de la opinión<br />
de los demás, tampoco se considerarán<br />
contenidos evaluables. Vemos, pues, que en<br />
esta unidad, aparecen actividades que a pesar<br />
de que se centran en el aprendizaje de<br />
contenidos conceptuales, utilizan contenidos<br />
de carácter procedimental y actitudinal, y que<br />
aparentemente no son objeto de estudio<br />
porque no hay una intención explícitamente<br />
educativa, puesto que tampoco son objeto de<br />
la evaluación. Si esto es así, y estos<br />
contenidos procedimentales no son valorados<br />
en el desarrollo de la unidad ni al final de ella,<br />
podemos coincidir que lo único, que se<br />
pretende es el aprendizaje de contenidos<br />
conceptuales que sepan sobre temas<br />
históricos, sociales, literarios, artísticos o<br />
científicos. Por el contrario, si los contenidos<br />
de carácter procedimental y actitudinal que se<br />
trabajan son evaluados posteriormente y, por<br />
tanto, se tiene conciencia de que también son<br />
contenidos que se deben “enseñar” mientras<br />
se utilizan, podremos decir que se pretende<br />
que los chicos y chicas “sepan” los temas,<br />
“sepan hacer” diálogos y debates, y “sean”<br />
participativos y respetuosos.<br />
En la unidad 4, vemos que en prácticamente<br />
todas las actividades que forman la secuencia<br />
aparecen contenidos conceptuales,<br />
procedimentales y actitudinales. En este caso,<br />
los alumnos marcan el ritmo de la secuencia,<br />
actuando constantemente y utilizando una<br />
serie de técnicas y habilidades: diálogo,<br />
debate, trabajo en pequeño grupo,<br />
investigación bibliográfica, trabajo de campo,<br />
elaboración de cuestionarios, entrevista, etc.<br />
Al mismo tiempo, se encuentran ante una<br />
serie de conflictos personales y grupales de<br />
sociabilidad que hay que resolver, lo cual<br />
implica que deban ir aprendiendo a “ser” de<br />
una determinada manera: tolerantes,<br />
cooperativos, respetuosos, rigurosos, etc. En<br />
esta secuencia vemos que, al igual que en el<br />
resto, aparecen contenidos de las tres<br />
categorías. Pero en este caso existe un<br />
trabajo muy manifiesto en el campo de los<br />
contenidos procedimentales y actitudinales.<br />
Del mismo modo que en la unidad anterior, el<br />
hecho de que aparezcan estos contenidos no<br />
quiere decir que exista una conciencia<br />
educativa. Mientras que esto no se traduzca<br />
en la manera de trabajar estos contenidos por<br />
109
parte del profesorado y no sean objeto de<br />
evaluación, no los podremos considerar<br />
contenidos explícitos de aprendizaje. No<br />
obstante, si nos fijamos en la fase de<br />
evaluación, se puede ver que no solo se hace<br />
una valoración de la prueba realizada, sino<br />
que la calificación es el resultado de las<br />
observaciones hechas a lo largo de toda la<br />
unidad. En este caso, se puede afirmar que se<br />
pretende que el alumnado “sepa” los términos<br />
tratados; sepa hacer cuestionarios,<br />
investigaciones, entrevistas, etc., y que cada<br />
vez “sea” más tolerante, cooperativo,<br />
ordenado, etc.<br />
Una primera valoración hecha según la<br />
tipología de contenidos, como reflejo de la<br />
función social que se atribuye a la enseñanza,<br />
nos permite darnos cuenta de que en los tres<br />
primeros casos encontramos diferentes<br />
formas de enseñar que no dejan de estar<br />
situadas en un modelo de formación centrado<br />
en los contenidos convencionales ligados al<br />
“saber” y al “saber hacer” más o menos<br />
académicos, con una función básicamente<br />
propedéutica. En el caso de la unidad 4, si no<br />
fuera porque parece que la evaluación<br />
contempla los diferentes tipos de contenido,<br />
podríamos decir que se trata de una forma de<br />
enseñar que también se limita a los<br />
contenidos convencionales del “saber”, y<br />
también podríamos pensar que los<br />
procedimientos, los valores y las actitudes que<br />
se desarrollan son simplemente una estrategia<br />
para hacer que el aprendizaje sea más<br />
interesante o más profundo. En cambio, dado<br />
que la evaluación también contempla los<br />
procedimientos y actitudes como contenidos<br />
de aprendizaje, podemos considerar que el<br />
objetivo de la enseñanza para este profesor o<br />
profesora tiende a una formación más<br />
integral.<br />
La valoración que podemos hacer hasta ahora<br />
de estos casos está relacionada con la idea<br />
que tenemos sobre lo que ha de ser la<br />
enseñanza y, por lo tanto, en la mayor o<br />
menor coincidencia con los objetivos implícitos<br />
de cada una de las unidades. En una primera<br />
aproximación, y si partiéramos del supuesto<br />
de que estos profesores siempre utilizan la<br />
misma forma de enseñar, podríamos estar<br />
más o menos de acuerdo con cada uno de<br />
ellos, según el sentido y el papel que nosotros<br />
atribuimos a la enseñanza. Ahora bien, si<br />
nuestra concepción persiguiera la formación<br />
integral, del alumno, sólo podríamos<br />
inclinarnos por la unidad 4, ya que es el único<br />
caso en que se trabajan explícitamente las<br />
diferentes capacidades de la persona. Pero<br />
110<br />
incluso en este supuesto sería necesario<br />
comprobar posteriormente si existe una<br />
coincidencia con el tipo de ciudadano y<br />
ciudadana que se promueve. No obstante, en<br />
ningún caso podemos pensar que estas son<br />
las únicas formas de trabajo y, por lo tanto,<br />
podemos creer que el mismo profesor<br />
combina estos cuatro tipos de unidades<br />
además de otras. Así pues, suponiendo que en<br />
cada caso éstos sean los contenidos que se<br />
quieren trabajar, nos interesa descubrir si la<br />
secuencia didáctica que se propone sirve para<br />
conseguir los objetivos previstos, es decir, si<br />
promueve el aprendizaje. Ahora es cuando<br />
tenemos que preguntarnos si todas las<br />
secuencias son útiles para lograr aquello que<br />
pretendemos. Así pues, es el momento de<br />
utilizar el otro referente de análisis: la<br />
atención a la diversidad y la concepción<br />
constructivista.<br />
La concepción constructivista y la<br />
atención a la diversidad<br />
Del conocimiento de la forma de producirse<br />
los aprendizajes podemos extraer dos<br />
preguntas: la primera, relacionada con la<br />
potencialidad de las secuencias para favorecer<br />
el mayor grado de significatividad de los<br />
aprendizajes; y la segunda, su capacidad para<br />
facilitar que el profesorado preste atención a<br />
la diversidad.<br />
Expresado de forma muy sintética, y como<br />
hemos visto, el aprendizaje es una<br />
construcción personal que realizan cada chico<br />
y cada chica gracias a la ayuda que reciben de<br />
otras personas. Esta construcción, a través de<br />
la cual pueden atribuir significado a un<br />
determinado objeto de enseñanza, implica la<br />
aportación por parte de la persona que<br />
aprende, de su interés y disponibilidad, de sus<br />
conocimientos previos y de su experiencia. En<br />
todo esto juega un papel esencial la persona<br />
más experta, que ayuda a detectar un<br />
conflicto inicial entre lo que ya se conoce y lo<br />
que hay que saber, que contribuye a que el<br />
alumno se sienta capaz y con ganas de<br />
resolverlo, que plantea el nuevo contenido<br />
como un reto interesante la resolución del<br />
cual tendrá alguna utilidad, que interviene de<br />
forma ajustada en los progresos y las<br />
dificultades que el alumno manifiesta,<br />
apoyándolo, y previendo, a la vez, la<br />
actuación autónoma del alumno. Es un<br />
proceso que no sólo contribuye a que el<br />
alumno aprenda unos contenidos, sino que<br />
también hace que aprenda a aprender y que<br />
aprenda que puede aprender. Su repercusión<br />
no se limita a lo que el alumno sabe, sino que
también influye en lo que sabe hacer y en la<br />
imagen que tiene de sí mismo.<br />
Este conocimiento nos permite establecer una<br />
serie de preguntas o cuestiones acerca de las<br />
diferentes secuencias didácticas, con el<br />
objetivo de reconocer su validez pero, sobre<br />
todo, de facilitarnos pistas para reforzar<br />
algunas actividades o añadir otras nuevas. Las<br />
preguntas pueden concretarse de la siguiente<br />
forma:<br />
En la secuencia didáctica existen actividades:<br />
a) que nos permitan determinar los<br />
conocimientos previos que tiene cada<br />
alumno en relación con los nuevos<br />
contenidos de aprendizaje?<br />
b) Cuyos contenidos se planteen de forma<br />
que sean significativos y funcionales para<br />
los chicos y chicas?<br />
c) Que podamos inferir que son adecuadas al<br />
nivel de desarrollo de cada alumno?<br />
d) Que representen un reto abordable para el<br />
alumno, es decir, que tengan en cuenta<br />
sus competencias actuales y las hagan<br />
avanzar con la ayuda necesaria; por<br />
consiguiente, que permitan crear zonas de<br />
desarrollo próximo e intervenir?<br />
e) Que provoquen un conflicto cognitivo y<br />
promuevan la actividad mental del alumno<br />
necesaria para que establezca relaciones<br />
entre los nuevos contenidos y los<br />
conocimientos previos?<br />
f) Que fomenten una actitud favorable, es<br />
decir, que sean motivadoras, en relación<br />
con el aprendizaje de los nuevos<br />
contenidos?<br />
g) Que estimulen la autoestima y el<br />
autoconcepto en relación con los<br />
aprendizajes que se proponen, es decir,<br />
que el alumno pueda sentir que en cierto<br />
grado ha aprendido, que su esfuerzo ha<br />
merecido la pena?<br />
h) Que ayuden al alumno a adquirir<br />
habilidades relacionadas con el aprender a<br />
aprender, que le permitan ser cada vez<br />
más autónomo en sus aprendizajes?<br />
Si utilizamos estas preguntas en las cuatro<br />
unidades que hemos presentado a modo de<br />
ejemplo, podremos establecer las<br />
consideraciones que se exponen a<br />
continuación.<br />
UNIDAD 1<br />
1. Comunicación de la lección.<br />
2. Estudio individual sobre el libro de texto.<br />
3. Repetición del contenido aprendido.<br />
4. Prueba o examen.<br />
5. Evaluación.<br />
a) Conocimientos previos.<br />
En esta unidad podemos observar que el<br />
profesor o la profesora controla poco el<br />
proceso de aprendizaje de los alumnos, las<br />
actividades propuestas no le permiten saber<br />
de qué conocimientos previos disponen. El<br />
profesor da por supuesto que todos los chicos<br />
y chicas saben lo que necesitan para esta<br />
unidad o prescinde de este conocimiento. En<br />
todo caso, podemos suponer que parte del<br />
resultado de la última evaluación. Si esta<br />
información es insuficiente, seguramente<br />
bastaría con introducir una actividad inicial,<br />
como por ejemplo, un diálogo o debate sobre<br />
el tema, que facilitara información acerca de<br />
los conocimientos de los alumnos para que<br />
sirvieran como punto de partida de la<br />
exposición.<br />
b) Significatividad y funcionalidad de los<br />
nuevos contenidos.<br />
Por la descripción de la secuencia no podemos<br />
saber si los contenidos tratados son<br />
suficientemente significativos o funcionales.<br />
Que lo sean o no depende de cómo se haya<br />
iniciado la intervención. Si la exposición es<br />
una simple transmisión de los contenidos que<br />
no ofrece ninguna relación con algún hecho<br />
próximo a la realidad experiencial o afectiva<br />
del alumno –como partir de alguna situación<br />
conflictiva o problemática-, los contenidos del<br />
tema serán considerados solamente como una<br />
lección que hay que conocer para superar con<br />
éxito la prueba, y no tanto como un<br />
conocimiento que es interesante poseerlo.<br />
c) Nivel de desarrollo.<br />
El grado de complejidad de la exposición y el<br />
número de variables interrelacionadas que se<br />
utilicen determinarán la dificultad de la<br />
comprensión. Si a la exposición no se le<br />
añaden actividades de diálogo con los<br />
alumnos, o entre ellos, que nos permitan<br />
darnos cuenta de la conveniencia de los<br />
nuevos contenidos, tanto respecto a las<br />
dificultades de comprensión como a su<br />
cantidad, será un proceso incontrolado en el<br />
cual el aprendizaje dependerá sólo de la<br />
capacidad personal de cada uno de los chicos<br />
y chicas.<br />
111
d) Zona de desarrollo próximo.<br />
Si cuando se han establecido formas de<br />
comunicación individualizadas ya es bastante<br />
difícil determinar si los retos que se proponen<br />
a los alumnos el tipo de ayuda son los<br />
apropiados para cada uno de ellos, poder<br />
controlar esta condición es prácticamente<br />
imposible en una secuencia como esta. Habrá<br />
que introducir actividades que insten a los<br />
alumnos a expresar lo que piensan sobre el<br />
tema tratado, de forma que nos den pistas<br />
acerca de los diferentes niveles de<br />
complejidad que debe tener la exposición.<br />
e) Conflicto cognitivo y actividad mental.<br />
En una secuencia de este tipo; el profesor<br />
nunca controla la actividad mental del<br />
alumno. Si la exposición introduce las posibles<br />
cuestiones, paradojas o contradicciones,<br />
indudablemente favorecerá los conflictos<br />
cognitivos de algunos alumnos, pero no los de<br />
todos ni con la profundidad suficiente para<br />
garantizar que cada uno de ellos realice el<br />
proceso constructivo que el aprendizaje exige.<br />
Para poder influir en el proceso elaborativo<br />
individual, en la actividad mental de cada<br />
chico y chica, habrá que introducir actividades<br />
que obliguen a los alumnos a cuestionar sus<br />
conocimientos y a reconsiderar las<br />
interpretaciones que han hecho de ellos.<br />
f) Actitud favorable.<br />
La motivación por el aprendizaje no se<br />
desprende de la secuencia en si misma, al<br />
menos en este caso, ya que tal como está<br />
descrita no cuenta con ninguna actividad<br />
previa a la exposición para despertar el<br />
interés de los alumnos. El hecho de que sea<br />
más o menos interesante dependerá de la<br />
forma y las características de la exposición. La<br />
manera de hacerla, el tipo de relaciones y<br />
complicidades que se establecen entre<br />
profesor y alumno, los ejemplos, la empatía y<br />
el grado de comunicación, son las cartas de<br />
las que puede disponer el profesorado en una<br />
secuencia de este tipo para fomentar el<br />
interés por el aprendizaje. Si efectuamos una<br />
lectura tópica de esta secuencia, tal como la<br />
describe Bini, seguramente podremos decir<br />
que las razones que justifican la motivación de<br />
los alumnos está fuera del contenido de<br />
aprendizaje y se centran en la consecución de<br />
unos buenos resultados. Lo que más importa<br />
no es saber, sino superar las pruebas de la<br />
evaluación, de manera que las estrategias de<br />
aprendizaje que se movilizan son aquéllas que<br />
garantizan el éxito en la prueba y no en el<br />
112<br />
conocimiento. Para poder incidir en esta<br />
variable es necesario poner en juego<br />
diferentes recursos que no se pueden<br />
concretar solamente en una actividad más o<br />
menos satisfactoria al principio de la unidad,<br />
sino que habrá que complementarla con una<br />
serie de medidas estrechamente relacionadas<br />
con la necesidad de promover la autoestima y<br />
el autoconcepto de cada chico o chica.<br />
g) Autoestima y autoconcepto.<br />
Este tipo de secuencia dispone de pocos<br />
medios para relacionarse afectivamente con<br />
los alumnos, por lo que es muy difícil que los<br />
aspectos asociados a los sentimientos, a las<br />
valoraciones propias y de los otros, a las<br />
expectativas, etc., se traduzcan en acciones<br />
del profesorado que puedan incidir<br />
favorablemente. Debemos tener presentes<br />
que, en el uso exclusivo de una secuencia de<br />
este tipo, los momentos de relación personal<br />
se limitan a algunos contactos esporádicos,<br />
muchas veces fuera de clase, o a la<br />
información, generalmente por escrito y<br />
notablemente concisa, que se da en las<br />
evaluaciones. Si tenemos en cuenta que el<br />
fomento de la autoestima y el autoconcepto<br />
es fundamental para favorecer el aprendizaje,<br />
tendremos que introducir actividades que<br />
permitan intercambios frecuentes<br />
profesor/alumno. Asimismo, tendremos que<br />
reconsiderar qué sentido debe tener la<br />
evaluación para que se centre no tanto en lo<br />
que les falta por aprender, como en el<br />
progreso que están experimentando.<br />
h) Aprender a aprender.<br />
En este modelo, las actividades que realiza el<br />
alumno de forma independiente son básicas. A<br />
partir de la exposición del profesor o la<br />
profesora, el alumno adquiere todo el<br />
protagonismo, será él quien haga el estudio,<br />
las actividades de memorización y la prueba,<br />
de manera que tendrá que espabilarse en<br />
aquellas actividades que le permitan superar<br />
las pruebas o exámenes. Tanto es así que<br />
estas últimas seguramente serán las<br />
habilidades en las que conseguirá ser más<br />
competente. Pero no debemos olvidar que no<br />
son las habilidades exclusivas, ni seguramente<br />
las más importantes, para posteriormente<br />
realizar aprendizajes de manera autónoma –<br />
siempre que entendamos que estos<br />
aprendizajes no son únicamente los<br />
relacionados con la superación continua de<br />
pruebas más o menos escolares.
CONCLUSIONES<br />
De este análisis podemos deducir que<br />
difícilmente se pueden cumplir los principios<br />
de un aprendizaje significativo y que preste<br />
atención que ofrezcan más información acerca<br />
de los procesos que siguen los alumnos, que<br />
permitan adecuar la intervención a estos<br />
conocimientos. Pero como veremos cuando<br />
tratemos en este mismo capítulo la enseñanza<br />
de los contenidos factuales y conceptuales,<br />
esta secuencia es, con pocos cambios,<br />
notablemente beneficiosa. Sobre todo cuando<br />
los contenidos son factuales (nombres, obras,<br />
fechas, acontecimientos, datos, descripciones,<br />
etc.) o cuando los conceptos son<br />
suficientemente sencillos para la edad de los<br />
alumnos. En este caso, si cumple las<br />
condiciones que fomenten la motivación, dado<br />
que hay pocas dificultades de comprensión,<br />
muchas veces la simple exposición y<br />
memorización posterior es suficiente parra<br />
que el aprendizaje sea significativo. En<br />
cambio, cuando los contenidos son más<br />
complejos, esta secuencia es demasiado<br />
simple para poder satisfacer todas las<br />
condiciones que necesita el profesorado para<br />
controlar los procesos de enseñanza que<br />
garanticen un aprendizaje verdaderamente<br />
comprensivo.<br />
El desprestigio de que goza esta secuencia<br />
desde posiciones progresistas se debe al uso<br />
único y excluyente que se hace de ella y al<br />
hecho de ser utilizada normalmente desde<br />
propuestas que consideran que una de las<br />
funciones primordiales de la enseñanza es la<br />
selectiva, convirtiendo así el modelo de<br />
intervención en un instrumento seleccionador<br />
clave. En cierto modo se dice: no sólo no sirve<br />
quien no sabe, sino que tampoco sirve quien<br />
no es capaz de aprender un sistema de<br />
exposición simple. Quien no aprende de esta<br />
manera no está preparado o no está en<br />
condiciones de seguir los estudios. El éxito o<br />
la supervivencia en el modelo es el que lo<br />
legitima a la vez como medio y como fin en sí<br />
mismo. Pero este uso perverso del modelo de<br />
secuencia no debe hacernos perder de vista<br />
su potencialidad para unos contenidos<br />
determinados.<br />
UNIDAD 2<br />
1. Presentación por parte del profesor o la<br />
profesora de una situación problemática.<br />
2. Búsqueda de soluciones.<br />
3. Exposición del concepto y el algoritmo.<br />
4. Generalización.<br />
5. Aplicación.<br />
6. Ejercitación.<br />
7. Prueba o examen.<br />
8. Evaluación.<br />
a) Conocimientos previos<br />
La segunda actividad de esta secuencia,<br />
cuando el profesor pide a los alumnos<br />
diferentes formas de resolver el problema o<br />
conflictos, es la que puede permitir saber qué<br />
conocimientos tienen acerca del tema en<br />
cuestión. Pero par que esto sea así, será<br />
necesario que estas preguntas, y sobre todo<br />
las respuestas, las hayan planteado los<br />
alumnos que se encuentran en una situación<br />
más desfavorable y no sólo unos cuantos<br />
alumnos ni aquéllos que generalmente<br />
disponen de más información. En caso<br />
contrario, es fácil caer en el espejismo de<br />
creer que las respuestas dadas<br />
espontáneamente por parte de la clase<br />
corresponden al conocimiento de todos y cada<br />
uno de los chicos y chicas.<br />
b) Significatividad y funcionalidad de los<br />
nuevos contenidos.<br />
Esta secuencia resuelve con claridad esta<br />
condición, ya que el concepto no aparece<br />
antes de que se haya planteado su necesidad.<br />
En primer lugar, ha sido necesario elaborar el<br />
concepto para poder resolver el problema, de<br />
manera que el término aparece cuando ya se<br />
ha construido el significado. La generalización<br />
necesaria de todo concepto se produce cuando<br />
ya se ha visto su valor en un caso concreto y<br />
no antes. En las actividades posteriores de<br />
aplicación, se profundizará en la<br />
significatividad y la funcionalidad de los<br />
conceptos. No obstante, la consideración que<br />
podemos hacer está relacionada con el grado<br />
de participación en la elaboración del<br />
concepto, de manera que si no existe un<br />
diálogo constante entre profesor y alumnos,<br />
especialmente con los que presentan más<br />
dificultades, se puede producir la paradoja de<br />
que la única persona que realmente haya<br />
construido el significado del nuevo contenido<br />
sea el propio profesor.<br />
c) Nivel de desarrollo.<br />
Al igual que sucede con los conocimientos<br />
previos, el momento fundamental para<br />
determina la capacidad de los alumnos para<br />
comprender los nuevos contenidos es la<br />
actividad en la que ellos mismos proponen<br />
soluciones al problema planteado por el<br />
profesor o la profesora. Siempre que dichas<br />
propuestas no sean las de unos cuantos<br />
113
alumnos ni las de los menos representativos.<br />
Asimismo, en las actividades posteriores de<br />
ejercitación y sobre todo en las de aplicación,<br />
podremos comprobar el grado de comprensión<br />
y las dificultades de cada alumno.<br />
d) Zona de desarrollo próximo.<br />
La información que puede extraerse de la<br />
segunda actividad puede indicarnos dónde hay<br />
que situar los retos de la exposición que ha de<br />
dar lugar a la conceptualización. Pero esto no<br />
bastará si en la exposición no se introduce un<br />
diálogo con todos los alumnos que permita<br />
reconducir el discurso según las<br />
interpretaciones que hagan. Los datos que<br />
tengamos sobre lo que saben y pueden saber<br />
o hacer serán cruciales en el diseño de los<br />
ejercicios. Esta información debe permitirnos<br />
establecer una ordenación progresiva de las<br />
actividades, a fin de que cada alumno avance<br />
según su ritmo y sus posibilidades reales.<br />
e) Conflicto cognitivo y actividad mental.<br />
La primera actividad propuesta, en la que el<br />
profesor plantea una situación problemática, y<br />
la segunda, en la que los alumnos intentan<br />
darle respuesta, son las que permiten cumplir<br />
esta condición. Estos problemas, si se<br />
consigue que los alumnos se apropien de<br />
ellos, son los que deben promover la actividad<br />
mental necesaria para la construcción del<br />
concepto. Pero toda la secuencia está pensada<br />
con esta condición, de manera que el proceso<br />
de generalización y la aplicación<br />
descontextualizadora posterior cumplen esta<br />
función incentivadota de la construcción de<br />
significado. Habrá que ver el grado de<br />
implicación de los alumnos en este proceso, a<br />
fin de que no se limite a un seguimiento<br />
mecánico de unos pasos supuestamente<br />
constructivos.<br />
f) Actitud favorable.<br />
La primera actividad puede cumplir una<br />
función motivadora siempre que los<br />
problemas planteados tengan su origen en<br />
situaciones próximas a los intereses de los<br />
alumnos. Por consiguiente, dependerá del tipo<br />
de problemas y de las situaciones propuestas<br />
que los alumnos estén dispuestos a aprender.<br />
El grado de implicación de los alumnos en<br />
todo el proceso también será el que nos<br />
informe de su actitud. Debemos tener en<br />
cuenta que, a excepción de las dos primeras<br />
actividades y las posteriores de aplicación y<br />
ejercitación, los intercambios posibles con los<br />
alumnos pueden ser insuficientes para<br />
114<br />
mantenerlos interesados. Asimismo,<br />
dependerá del papel de la evaluación y del<br />
tipo de pruebas que se realicen, ya que el<br />
interés por saber se puede desplazar<br />
fácilmente hacia el interés por la calificación.<br />
g) Autoestima y autoconcepto.<br />
El hecho de partir de las opiniones de los<br />
alumnos y de sus aportaciones para resolver<br />
los problemas es una forma de valorarlos. En<br />
esta secuencia, a pesar de dar mucha<br />
importancia a los conocimientos y a las ideas<br />
de los alumnos, la potenciación o la no<br />
potenciación de la imagen personal dependerá<br />
del tipo de comentarios efectuados y del tipo<br />
de valoraciones realizadas a lo largo de la<br />
unidad. Será también el tipo de evaluación,<br />
pero sobre todo la valoración que se haga<br />
tanto de los resultados obtenidos como del<br />
proceso seguido, lo que determinará que la<br />
autoestima o el autoconcepto sean más o<br />
menos positivos.<br />
h) Aprender a aprender.<br />
La aportación clave de esta secuencia se<br />
centra en el seguimiento de unas fases<br />
fundamentalmente inductivas en las que el<br />
alumno elabora unos conceptos y hace la<br />
descontextualización necesaria de toda<br />
generalización mediante aplicaciones del<br />
concepto en otras situaciones. Esta forma de<br />
pensar le ofrece estrategias cognitivas<br />
sumamente valiosas en cualquier situación de<br />
aprendizaje. Pero, a pesar de ello, el grado de<br />
autonomía del alumno es limitado y las<br />
habilidades que se aprenden se concretan en<br />
las de carácter más escolar: estudio<br />
comprensivo, memorización y ejercitación.<br />
CONCLUSIONES<br />
Como hemos podido ver, esta secuencia<br />
cumple de manera adecuada muchas de las<br />
condiciones que hacen que el aprendizaje<br />
pueda ser lo más significativo posible. Permite<br />
prestar una atención notable a las<br />
características diferenciales de los alumnos,<br />
siempre que se introduzca el mayor número<br />
de intercambios que faciliten el<br />
desplazamiento del protagonismo hacia ellos.<br />
Y es aquí donde se encuentra la gran debilidad<br />
de esta secuencia, ya que fácilmente se corre<br />
el riesgo de dar por bueno el discurso del<br />
profesor y las respuestas de algunos alumnos<br />
como supuestos representantes del<br />
pensamiento de la mayoría. Al mismo tiempo,<br />
la motivación inicial puede perder fuerza si no
se introducen actividades que den sentido a la<br />
tarea de aprendizaje, sobre todo en las<br />
actividades más pesadas de ejercitación. Y,<br />
finalmente, es crucial el papel que se atribuye<br />
a la evaluación, ya que puede modificar por<br />
completo la valoración de la secuencia según<br />
la función que dicho elemento tenga en la<br />
unidad.<br />
UNIDAD 3<br />
1. Presentación por parte del profesor o la<br />
profesora de una situación problemática<br />
en relación con un tema.<br />
2. Diálogo entre profesor o profesora y<br />
alumnos.<br />
3. Contraste entre diferentes puntos de vista.<br />
4. Conclusiones.<br />
5. Generalización.<br />
6. Ejercicios de memorización.<br />
7. Prueba o examen.<br />
8. Evaluación.<br />
a) Conocimientos previos.<br />
Como se puede apreciar, esta secuencia<br />
presenta una diferencia fundamental respecto<br />
a las anteriores en cuanto al grado de<br />
participación de los alumnos. Las dos primeras<br />
actividades son como las de la unidad 2. Por<br />
consiguiente, al igual que en aquel caso, la<br />
segunda permite averiguar con bastante<br />
fidelidad qué conocimientos tiene los chicos y<br />
chicas, siempre que todos participen en el<br />
diálogo. En este caso, debemos añadir que los<br />
alumnos participan en la mayoría de las<br />
actividades que componen la unidad, hecho<br />
que permite que el conocimiento sobre el<br />
estado de elaboración y lo que saben aparezca<br />
sucesivamente, y que posibilita, a la vez, la<br />
adecuación de las intervenciones del profesor<br />
a las necesidades que se presentan.<br />
b) Significatividad y funcionalidad de los<br />
nuevos contenidos.<br />
El esquema de la secuencia es muy similar al<br />
anterior, pero además de los cambios<br />
determinados por el grado de participación de<br />
los alumnos, cabe añadir que en este caso<br />
sólo se tratan de manera manifiesta<br />
contenidos de carácter conceptual, mientras<br />
que en el anterior los procedimentales eran<br />
básicos. Al igual que en el modelo anterior,<br />
esto hace que el sentido de los aprendizajes<br />
esté claramente determinado desde el<br />
comienzo. Los nuevos contenidos de<br />
aprendizaje aparecen, en principio, como<br />
medios para resolver los conflictos que el<br />
profesor ha propuesto, y no como un<br />
conocimiento fuera de un texto más o menos<br />
próximo al alumno.<br />
c) Nivel de desarrollo.<br />
La participación de los alumnos a lo largo de<br />
la secuencia permite, siempre que el profesor<br />
esté alerta, reconocer las dificultades de<br />
comprensión que se presentan, Por lo tanto,<br />
es posible adecuar las explicaciones a los<br />
diferentes grados de asimilación.<br />
d) Zona de desarrollo próximo.<br />
La segunda y tercera actividad son cruciales<br />
para averiguar qué piensan los alumnos, qué<br />
dudas tienen y qué interpretaciones hacen.<br />
Esta serie de informaciones puede ser<br />
suficiente para orientar el tipo de ejemplos<br />
que hay que dar o razonamientos que hay que<br />
hacer para que la construcción del<br />
conocimiento sea realizada por todos los<br />
chicos y chicas.<br />
e) Conflicto cognitivo y actividad mental.<br />
El punto de partida de esta secuencia es la<br />
creación del conflicto cognitivo y la activación<br />
del pensamiento, de manera que ésta es una<br />
de las funciones de la primera actividad. Pero<br />
este argumento no se limita a esta actividad,<br />
sino que en las siguientes se intenta que los<br />
alumnos manifiesten sus opiniones, a fin de<br />
que les resulte más fácil entender las<br />
conclusiones y el proceso de generalización.<br />
No obstante, dado el protagonismo que tiene<br />
el profesor al sacar las conclusiones y en el<br />
momento de la generalización, es muy posible<br />
que este proceso constructivo sólo sea<br />
realizado por aquéllos que han sido capaces<br />
de participar activamente. Seguramente será<br />
necesario introducir alguna actividad que<br />
promueva un mayor grado de participación de<br />
los alumnos en el proceso de generalización y,<br />
por tanto, un mayor control del profesor sobre<br />
el proceso de aprendizaje.<br />
f) Actitud favorable.<br />
Esta es la otra función que debería cumplir la<br />
primera actividad. El hecho de que se parta de<br />
una situación conflictiva puede facilitar que los<br />
alumnos se enganchen, pero, lógicamente,<br />
para que este interés no sólo se manifieste en<br />
los más estimulados intelectualmente habrá<br />
que entretenerse para permitir la partición de<br />
todos. La ventaja de esta unidad es que<br />
ofrece la posibilidad de potenciar en las<br />
siguientes actividades el interés inicial o<br />
facilitar otras ocasiones para provocarlo<br />
115
nuevamente. Como siempre, el papel que<br />
desempeñe la evaluación será crucial como<br />
medio para promover un interés por el<br />
contenido de aprendizaje o simplemente por<br />
la nota final.<br />
g) Autoestima y autoconcepto.<br />
Las opiniones de los alumnos son la materia<br />
prima para la construcción del discurso del<br />
profesor y la generación de las conclusiones.<br />
Es lógico que si los diferentes momentos de<br />
diálogo se utilizan para fomentar la valoración<br />
personal, éstos ayudarán a la formación de<br />
imágenes positivas. Pero el simple hecho de<br />
que haya un mayor número de relaciones<br />
interpersonales no quiere decir que ayuden a<br />
la mejora del autoconcepto. El tipo de<br />
intercambios, las valoraciones que se hacen<br />
de las opiniones y, principalmente, el tipo de<br />
valoración final de los aprendizajes alcanzados<br />
y su publicidad, serán piezas cruciales en la<br />
construcción positiva de la autoestima.<br />
h) Aprender a aprender.<br />
Lo que hemos comentado en la unidad 2<br />
respecto a este factor también puede<br />
aplicarse a esta unidad. Esta secuencia ayuda<br />
a fomentar unas habilidades de construcción<br />
personal de conceptos a las que hay que<br />
añadir las técnicas de estudio y de<br />
memorización. Todas ellas son estrategias<br />
cruciales para posibilitar nuevos aprendizajes,<br />
pero tienen el defecto de limitarse a un tipo<br />
determinado de habilidades, aunque son, sin<br />
duda, las más habituales en el contexto<br />
escolar.<br />
116<br />
CONCLUSIONES<br />
Esta secuencia, por el hecho de seguir un<br />
esquema centrado en la construcción<br />
sistemática de los conceptos y ofrecer un<br />
grado notable de participación de los alumnos,<br />
especialmente en los procesos iniciales,<br />
cumple en gran medida las condiciones que<br />
posibilitan que los aprendizajes sean lo más<br />
significativos posible. Las carencias son<br />
consecuencia de la dificultad ara mantener el<br />
control del proceso individual de cada alumno.<br />
Es fácil caer en la tentación de creer que<br />
todos y cada uno de los chicos y chicas<br />
participan en una auténtica construcción<br />
personal de significados. Dado que el ritmo de<br />
la clase, y sobre todo la obtención de<br />
conclusiones, tiene como protagonista al<br />
profesor o la profesora, se puede caer<br />
fácilmente en una situación en la que los<br />
alumnos se limiten finalmente a reproducir las<br />
explicaciones finales –objeto de evaluación- y<br />
consideren las actividades previas como una<br />
simple liturgia necesaria para dar un tono<br />
actual a la intervención educativa. En este<br />
caso, será responsabilidad del tipo de pruebas<br />
para la evaluación el conseguir que el<br />
aprendizaje sea más o menos profundo, que<br />
se reduzca a simples exposiciones de las<br />
conclusiones y generalizaciones o bien que se<br />
convierta en un instrumento de la revisión que<br />
el alumno hace del proceso que ha seguido<br />
desde las preguntas iniciales hasta la<br />
elaboración de sus propios “descubrimientos”.<br />
UNIDAD 4<br />
1. Presentación por parte del profesor o la<br />
profesora de una situación problemática<br />
en relación con un tema.<br />
2. Planteamiento de problemas o cuestiones.<br />
3. Explicitación de respuestas intuitivas o<br />
suposiciones.<br />
4. Propuesta de las fuentes de información.<br />
5. Búsqueda de la información.<br />
6. Elaboración de conclusiones.<br />
7. Generalización de las conclusiones y<br />
síntesis.<br />
8. Ejercicios de memorización.<br />
9. Prueba o examen.<br />
10. Evaluación.<br />
a) Conocimientos previos.<br />
Al igual que en las dos unidades anteriores,<br />
las actividades iniciales tiene como una de las<br />
funciones prioritarias el evidenciar los<br />
conocimientos previos. No obstante, en este<br />
caso la estructura de la secuencia se vertebra<br />
en torno a las aportaciones que hacen los<br />
alumnos en cada momento. Ellos son quienes<br />
manifiestan sus problemas o preguntas, que<br />
serán los que deberán articular toda la<br />
intervención. El objetivo de la unidad no<br />
consiste en conocer un tema, sino en dar<br />
respuesta a unas preguntas que los alumnos<br />
se plantean y que consideran que es<br />
interesante resolver. Asimismo, se parte del<br />
principio de que los alumnos poseen un<br />
conocimiento. Por lo tanto, antes de iniciar la<br />
investigación, se intenta que este<br />
conocimiento aflore o que los alumnos se<br />
inclinen por posibles soluciones, es decir, que<br />
elaboren sus hipótesis o suposiciones. Estos<br />
datos serán cruciales para saber qué<br />
conocimientos tiene los alumnos acerca del<br />
tema tratado. El problema surge cuando nos<br />
preguntamos cuál es el grado de implicación<br />
de los alumnos en las preguntas e hipótesis<br />
que hacen. En este punto es necesario<br />
emprender un trabajo en pequeños grupos o
individualmente, que ayude a que todos los<br />
chicos y chicas participen en su elaboración.<br />
En esta secuencia, el papel fundamental del<br />
profesor consiste en incentivar la<br />
participación. Si no hay participación, el<br />
proceso sólo será seguido por unos cuantos,<br />
aunque dé la falsa impresión de tratase de un<br />
proceso colectivo.<br />
b) Significatividad y funcionalidad de los<br />
nuevos contenidos.<br />
En este caso, lo que se aprende siempre es el<br />
resultado de la respuesta a las preguntas que<br />
se hacen. Por lo tanto, todos los contenidos<br />
referidos al tema tiene sentido como medios<br />
para ampliar el conocimiento o resolver<br />
situaciones que los alumnos consideren<br />
interesante, ya que de no ser así no habrían<br />
planteado la pregunta. Así pues, en cuanto a<br />
los contenidos conceptuales, la significatividad<br />
y la funcionalidad están garantizadas. Por otro<br />
lado, si nos fijamos en los contenidos<br />
procedimentales, nos daremos cuenta de que<br />
nunca aparecen como una necesidad de<br />
aprendizaje escolar, sino como un medio<br />
imprescindible para resolver los problemas o<br />
cuestiones planteados. La realización de una<br />
investigación bibliográfica o la utilización de la<br />
medida, la encuesta, la observación directa, la<br />
experimentación, etc., para no mencionar<br />
todas las habilidades, técnicas y estrategias<br />
ligadas a las funciones de la lengua –leer,<br />
escribir, escuchar, hablar-, tiene lugar de<br />
forma natural en función de una necesidad de<br />
uso, lo cual implica la evidente significatividad<br />
de dichos aprendizajes.<br />
c) Niveles de desarrollo.<br />
Las preguntas realizadas, las suposiciones<br />
propuestas, el diálogo que se establece en<br />
pequeños grupos o colectivamente, el tipo de<br />
técnicas de información utilizadas, los datos<br />
seleccionados, etc., pueden proporcionar<br />
información suficiente para determinar qué<br />
grado de dificultad de aprendizaje presenta el<br />
tema. No obstante, será necesario que el<br />
profesor o la profesora no deje en manos de<br />
unos cuantos alumnos la dinámica del<br />
proceso, y que intervenga para promover la<br />
participación y la explicitación del<br />
pensamiento de todos y cada uno de los<br />
chicos y chicas.<br />
d) Zona de desarrollo próximo.<br />
La segunda y la tercera actividad son cruciales<br />
para averiguar qué piensan los alumnos, qué<br />
dudas tienen y qué interpretaciones hacen.<br />
Esta serie de informaciones puede ser<br />
suficiente para orientar el tipo de ejemplos o<br />
razonamientos que hay que aportar a fin de<br />
que la construcción del conocimiento sea<br />
realizada por todos los chicos y chicas.<br />
d) Conflicto cognitivo y actividad mental.<br />
A pesar de que la secuencia se articula según<br />
el esquema de la investigación lo cual quiere<br />
decir que su desarrollo comporta un profundo<br />
proceso intelectual, a menudo los aspectos<br />
que llaman más la atención de las fases de<br />
investigación –por ejemplo, visitas,<br />
observaciones, ensayos de laboratorio,<br />
entrevistas, elaboración de simulaciones o<br />
productos- pueden hacer que el alumno<br />
demuestre muchas actividades, pero que en<br />
realidad se limite al seguimiento estricto de<br />
las consignas o instrucciones, sin que estas<br />
acciones lleguen a convertirse en el medio<br />
intencional para facilitar la realización del<br />
proceso mental que exige el aprendizaje.<br />
Tanto es así que, con el paso del tiempo,<br />
muchas veces los alumnos se limitan a<br />
recordar los aspectos más anecdóticos del<br />
trabajo realizado. Ahora bien, esta<br />
consideración no tiene cabida en esta unidad,<br />
y que sí ha existido un verdadero trabajo en<br />
las fases 1, 2, 3, y 4. En cambio, sería un<br />
comentario acertado en aquellas unidades<br />
cuyas actividades de investigación se llevan a<br />
cabo sin que el alumno participe en las<br />
razones que justifican la salida, la<br />
experimentación o la observación, de forma<br />
que se convierten en actividades sin ningún<br />
otro sentido aparte del que aporta la decisión<br />
más o menos arbitraria del profesor. Se hacen<br />
cosas bastante interesantes, pero no se sabe<br />
el porqué. Lo que tenía que ser un medio para<br />
promover la actividad mental, dado que para<br />
facilitarla se necesita contribuir con<br />
manipulaciones –sobre todo a unas edades<br />
determinadas-, se convierte en una finalidad<br />
en sí misma.<br />
e) Actitud favorable.<br />
La motivación es el alma de la secuencia. O<br />
los alumnos están interesados o la secuencia<br />
se interrumpe en alguna de las fases. La<br />
primera actividad pretende crear los primeros<br />
intereses y debe ser la que provoque las<br />
preguntas. Es, pues, la pieza clave de la<br />
unidad. O se crean las condiciones para que<br />
los chicos y chicas se formulen las cuestiones<br />
que quieren resolver o difícilmente se podrá<br />
seguir adelante. Asimismo, todas las fases<br />
posteriores giran en torno al protagonismo de<br />
los alumnos, de tal forma que además de ser<br />
117
un factor motivador en sí mismas, la tensión<br />
necesaria para desarrollar la unidad pasa por<br />
el mantenimiento constante del interés. Y aquí<br />
es donde adquiere todo su sentido el papel del<br />
profesorado como facilitador y dinamizador de<br />
todo el proceso, estableciendo los retos<br />
individuales y colectivos y ofreciendo medios<br />
que mantengan la atención a los alumnos.<br />
f) Autoestima y autoconcepto.<br />
En esta unidad, todo el peso del trabajo<br />
descansa en la dinámica del grupo. Sus<br />
aportaciones son las que configuran las<br />
diferentes fases de la secuencia y la mayoría<br />
de contenidos. Por lo tanto, hay una<br />
valoración de las aportaciones y los<br />
conocimientos de los alumnos y unas<br />
expectativas positivas en relación con sus<br />
capacidades, tanto para resolver los conflictos<br />
de todo tipo que surgirán en una secuencia<br />
poco determinada. Al mismo tiempo, teniendo<br />
en cuenta la cantidad de relaciones que se<br />
establecen, las posibilidades de intervenir a lo<br />
largo de todo el proceso permiten hacer<br />
valoraciones que ayuden o no a crear<br />
sensaciones positivas de autoestima y<br />
autoconcepto. Lógicamente, será la conciencia<br />
del profesorado ante estas necesidades la que<br />
influirá en las ideas de los alumnos, ya que,<br />
evidentemente, la unidad no lo garantiza por<br />
sí misma. Por último, tenemos que fijarnos<br />
nuevamente en el papel decisivo de la<br />
evaluación. En este caso, el único rasgo<br />
diferencial que encontramos es el hecho de<br />
que la evaluación no sólo es un resultado de<br />
la prueba, sino también del trabajo realizado a<br />
lo largo de la unidad. Ahora bien, en ningún<br />
caso podemos saber qué tipo de valoración se<br />
hace, lo cual nos permite sacar conclusiones<br />
sobre si fomenta o no las valoraciones<br />
personales que mejoran la autoestima y el<br />
autoconcepto.<br />
g) Aprender a aprender.<br />
Este es uno de los factores más claros en esta<br />
unidad, como mínimo por el hecho de incluir,<br />
además de las habilidades escolares de<br />
estudio individual, muchas otras de variedad y<br />
características suficientemente diferenciadas.<br />
Según los diferentes tipos de instrumentos o<br />
fuentes de información, ya sean directos o<br />
indirectos, el número de técnicas y<br />
habilidades para facilitar que aprendan a<br />
aprender será notable. Pero será necesario<br />
que tenga lugar un verdadero trabajo de<br />
enseñanza de dichas estrategias de<br />
aprendizaje que no se reduzca a un uso más o<br />
menos anecdótico.<br />
118<br />
CONCLUSIONES<br />
Si la comparamos con las demás esta<br />
secuencia es la que contempla una mayor<br />
variedad de actividades, lo cual lógicamente le<br />
permite satisfacer la totalidad de los<br />
condicionantes, a fin de que los aprendizajes<br />
sean lo más significativos posible. Para que<br />
estas razones sean ciertas, el profesorado<br />
deberá tener una conciencia clara respecto al<br />
sentido de cada fase. En una unidad de este<br />
tipo es fácil dejarse llevar por la dinámica del<br />
grupo y perder de vista los objetivos que se<br />
persiguen. Los problemas y la complejidad de<br />
la organización del grupo hacen que esta<br />
tarea ocupe un espacio de tiempo notable,<br />
añadido a la necesidad de reconducir los<br />
intereses naturales de los alumnos hacia los<br />
objetivos previstos. A pesar de todo, el mayor<br />
riesgo radica en el hecho de caer en el<br />
dominado falso activismo, es decir, que la<br />
obsesión del enseñante se centre en las<br />
actividades de investigación: observaciones<br />
directas, visitas, excursiones, elaboraciones,<br />
etc., abandonando las actividades previas y<br />
posteriores que son básicas para alcanzar la<br />
comprensión de los conocimientos propuestos.<br />
Asimismo, aunque éste no es el caso, es<br />
posible que no se realice un trabajo de estudio<br />
serio posterior a las actividades de<br />
comprensión, de forma que no haya ocasión<br />
de hacer los ejercicios de memorización<br />
imprescindibles para posibilitar su recuerdo<br />
posterior.<br />
LAS SECUENCIAS DE CONTENIDO, OTRA<br />
UNIDAD DE ANÁLISIS<br />
La confluencia del referente constructivista<br />
con la explicitación de los contenidos según su<br />
tipología nos ha permitido analizar unas<br />
secuencias didácticas. Esto ha hecho posible<br />
que nos fijáramos en los diferentes contenidos<br />
y llegáramos a unas conclusiones sobre la<br />
necesidad de insistir, modificar o ampliar<br />
dichas secuencias sobre otras actividades. No<br />
obstante, os habréis dado cuenta de que los<br />
contenidos conceptuales son los que han<br />
centrado el análisis, dejando de lado los otros,<br />
de tal manera que la mayoría de las<br />
consideraciones se han hecho en relación con<br />
estos contenidos. Por consiguiente, las<br />
actividades propuestas tienen por objetivo la<br />
mejora de la significatividad en el aprendizaje<br />
de los contenidos conceptuales. Esta<br />
inclinación está determinada por las mismas<br />
características de las secuencias. Como hemos<br />
podido ver, todas ellas trabajan contenidos<br />
conceptuales, pero sólo la segunda introduce
unos contenidos procedimentales<br />
determinados, mientras que la cuarta los<br />
amplía con otros de tipo procedimental y<br />
actitudinal. Así pues, el estudio ha estado<br />
condicionado por las características de las<br />
secuencias. Si en lugar de centrarnos<br />
preferentemente en los contenidos<br />
conceptuales hubiéramos prestado atención a<br />
los procedimentales y actitudinales<br />
¿podríamos considerar que el análisis es<br />
completo?<br />
En primer lugar, fijémonos en la segunda<br />
secuencia, la cual, además de los conceptos,<br />
considera contenidos de aprendizaje los<br />
algoritmos, el análisis sintáctico o la aplicación<br />
de la fórmula de la velocidad, según los<br />
ejemplos de una u otra área. Ahora, la<br />
pregunta que nos planteamos es la siguiente:<br />
con la secuencia descrita y el conocimiento<br />
que tenemos sobre el aprendizaje de estos<br />
contenidos de carácter procedimental,<br />
¿podemos deducir que las actividades<br />
propuestas son apropiadas? En esta unidad<br />
hemos podido comprobar que algunas<br />
actividades han hecho posible la comprensión<br />
de los conceptos asociados a los<br />
procedimientos, de manera que los chicos y<br />
chicas pueden entender qué función tienen y<br />
cómo se utilizan, a la vez que han hecho toda<br />
una serie de ejercicios para Iniciarse en su<br />
dominio. Si ahora nos fijamos en los<br />
contenidos procedimentales de la unidad 4,<br />
veremos que se utilizan algunos como, por<br />
ejemplo, el trabajo en equipo, la<br />
investigación, la entrevista, etc. Pero con el<br />
trabajo realizado en estas dos unidades no<br />
podemos asegurar que los alumnos lleguen a<br />
dominar estos diferentes procedimientos y<br />
técnicas. Sabemos que los trabajan, pero esto<br />
no basta. Para que realmente lleguen a<br />
dominarlos, en primer lugar, será necesario<br />
averiguar si en las otras unidades, anteriores<br />
y posteriores, hay momentos en que dichos<br />
contenidos vuelven a aparecer.<br />
Ampliemos ahora nuestro objeto de análisis a<br />
los contenidos actitudinales que se pueden<br />
trabajar en la unidad 4 y preguntémonos si lo<br />
siguiente: ¿en esta unidad, se ha logrado<br />
aprender a ser más tolerante, respetuoso y<br />
cooperador? Nuestra respuesta nos hará ver<br />
aún más la necesidad de revisar no sólo las<br />
unidades anteriores y posteriores de una<br />
misma área o asignatura, sino todas las<br />
unidades de todas las áreas que inciden en los<br />
alumnos. Así pues, vemos que nos falta una<br />
nueva unidad de análisis que se centre en<br />
todas aquellas actividades que pueden incidir<br />
en el aprendizaje de un contenido<br />
determinado. Se trata de un conjunto de<br />
actividades que en algunos casos se concreta<br />
en una sola unidad didáctica y en otros casos<br />
se extiende a lo largo de varias, o incluso de<br />
todas las unidades didácticas.<br />
Para poder establecer las características de<br />
esta unidad de análisis básica sobre todo en<br />
las áreas de carácter más procedimental y<br />
para los contenidos de carácter actitudinal y,<br />
también, por consiguiente, para los<br />
contenidos de los denominados e es<br />
transversales y aquellos objetivos<br />
relacionados con la moral y la éticapropondremos<br />
un ejemplo en el que se<br />
utilizan secuencias didácticas de la unidad de<br />
tipo 4 a lo largo de todo un curso.<br />
Situémonos en el área de Conocimiento del<br />
Medio de la enseñanza primaria. Estamos en<br />
cuarto curso. Organizamos los contenidos en<br />
quince unidades, de forma que a cada una le<br />
corresponden dos semanas. Las unidades son<br />
las siguientes: Unidad 1-El paisaje; Unidad 2-<br />
La vegetación; Unidad 3-La hidrografía;…<br />
Unidad 15-El paso del tiempo. De los posibles<br />
contenidos que se tratarán en las diversas<br />
unidades, nos fijaremos solamente en tres:<br />
los componentes del paisaje, la interpretación<br />
y la realización de planos y mapas; y la<br />
cooperación. Contenidos fundamentalmente<br />
de carácter conceptual, procedimental y<br />
actitudinal, respectivamente.<br />
El contenido conceptual “componentes del<br />
paisaje” se trabajará específicamente en la<br />
primera unidad. Se realizará una serie de<br />
actividades de enseñanza con el objetivo de<br />
que al final de la unidad se haya aprendido<br />
dicho contenido. Tendremos una serie de<br />
actividades con un principio y un final en la<br />
misma unidad. Al principio, los alumnos<br />
desconocen la mayoría de “componentes del<br />
paisaje”, pero al final, si las actividades han<br />
sido apropiadas, los pueden considerar<br />
aprendidos. En este caso, tenemos una<br />
secuencia de actividades específicas para este<br />
contenido. En las unidades posteriores<br />
utilizaremos estos conceptos y seguramente<br />
ampliaremos y mejoraremos su conocimiento,<br />
pero podemos considerar que las actividades<br />
fundamentales se han desarrollado en la<br />
primera unidad. Estas actividades son las que<br />
configurarán la secuencia del contenido<br />
“componentes del paisaje”.<br />
El contenido procedimental “interpretación y<br />
realización de planos y mapas” ya aparece en<br />
la primera unidad, que por el hecho de estar<br />
ubicada al principio del curso comporta un<br />
119
grado de exigencia muy bajo. En esta unidad<br />
se iniciará un trabajo de elaboración de planos<br />
y mapas que se extenderá a lo largo de todo<br />
el curso en diversas unidades. Así pues, habrá<br />
muchas actividades que tendrán como<br />
objetivo el conocimiento y dominio de dicho<br />
contenido. Este conjunto de actividades<br />
necesarias para el aprendizaje constituye la<br />
secuencia del contenido “interpretación y<br />
realización de planos y mapas”.<br />
El contenido actitudinal “cooperación”<br />
seguramente se manifiesta ya en la primera<br />
unidad, y en otras se convierte en un<br />
contenido clave, ya sea por el tema que se<br />
trata o por las situaciones de trabajo y<br />
convivencia que se proponen. A lo largo del<br />
curso, y en todas las unidades, habrá<br />
vivencias o experiencias cruciales para el<br />
aprendizaje de este contenido. El conjunto de<br />
estas actividades deberá garantizar la<br />
consecución de los objetivos establecidos con<br />
relación a la cooperación. Por lo tanto, dentro<br />
del conjunto de actividades que ayudan a<br />
formarse cooperativamente habrá que<br />
contemplar aquéllas que se realizan, explícita<br />
o implícitamente, no sólo en el área de<br />
Conocimiento del Medio, sino en las demás<br />
áreas y en otros momentos escolares. La<br />
secuencia del contenido “cooperación” estará<br />
formada por el conjunto de actividades, en las<br />
diferentes unidades didácticas de las<br />
diferentes áreas o fuera de ellas, que inciden<br />
en la formación de actitudes cooperativas.<br />
Así pues, podemos definir la unidad de análisis<br />
que hemos dibujado como el conjunto<br />
ordenado de actividades estructuradas y<br />
articuladas para la consecución de un objetivo<br />
educativo en relación con un contenido<br />
concreto. Esta unidad de análisis, al igual que<br />
las secuencias didácticas, está enmarcada en<br />
un contexto en el cual habrá que identificar,<br />
además de los objetos didácticos y del<br />
contenido objeto de la secuencia, las otras<br />
variables metodológicas: relaciones<br />
interactivas, organización social, materiales<br />
curriculares, etc.<br />
Por cuanto hemos visto respecto a estas<br />
secuencias, al igual que en las didácticas, en<br />
primer término no nos interesa tanto la forma<br />
en que se desarrolla cada una de las<br />
actividades como establecer su pertenencia o<br />
no al conjunto de actividades una vez<br />
determinadas sus características. Lo que<br />
conviene es averiguar el sentido total de la<br />
secuencia y, por tanto, el lugar que ocupa<br />
cada actividad y cómo se articula y estructura<br />
en esta secuencia, con el objetivo de prever<br />
120<br />
cuáles son las actividades que hay que<br />
modificar o añadir.<br />
Estas secuencias será más o menos complejas<br />
según el número de actividades implicadas en<br />
el aprendizaje de un contenido determinado,<br />
la duración de la secuencia y el número de<br />
unidades didácticas de las cuales forman parte<br />
las diferentes actividades.<br />
La enseñanza según las características<br />
tipológicas de los contenidos<br />
Una vez identificadas las secuencias de<br />
contenido, el siguiente paso consiste en<br />
relacionarlas con el conocimiento que tenemos<br />
sobre los procesos subyacentes al aprendizaje<br />
de los diferentes contenidos según su<br />
tipología. Esto nos permitirá establecer qué<br />
condiciones de enseñanza deben contemplar<br />
las secuencias que encontramos<br />
representadas de manera esquemática en el<br />
Cuadro 2, para cada uno de los diferentes<br />
tipos de contenido.<br />
Enseñar contenidos factuales<br />
En el capítulo anterior ya hemos visto que los<br />
hechos se aprenden mediante actividades de<br />
copia más o menos literales, con el fin de<br />
integrarlos en las estructuras de<br />
conocimiento, en la memoria. El carácter<br />
reproductivo de los hechos comporta<br />
ejercicios de repetición verbal. Repetir tantas<br />
veces como sea necesario hasta que se logre<br />
la automatización de la información. Así pues,<br />
las actividades básicas para las secuencias de<br />
contenidos factuales tendrán que ser aquéllas<br />
que comporten ejercicios de repetición y,<br />
según la cantidad y la complejidad de la<br />
información, utilicen estrategias que refuercen<br />
las repeticiones mediante organizaciones<br />
significativas o asociaciones.
Esta simplicidad en el aprendizaje hace que<br />
las secuencias para estos contenidos puedan<br />
ser extremadamente sencillas. Una<br />
presentación de los contenidos bajo un<br />
modelo expositivo, un estudio individual<br />
consistente en ejercicios de repetición y una<br />
posterior prueba pueden ser suficientes;<br />
siempre a condición de que cada una de estas<br />
fases cumpla una serie de requisitos para<br />
evitar que los aprendizajes estén<br />
desvinculados de la capacidad de utilizarlos en<br />
otros contextos que no sean los estrictamente<br />
escolares. De este modo, el modelo descrito<br />
en la unidad 1 puede cumplir perfectamente<br />
las condiciones para este aprendizaje, siempre<br />
que la exposición logre atraer el interés de los<br />
alumnos, que no haya un exceso de<br />
información, que se conozcan y se tomen<br />
como punto de partida los conocimientos que<br />
ya tiene y, sobre todo, que los alumnos<br />
dispongan de los conocimientos conceptuales<br />
a los que pertenecen cada uno de los hechos:<br />
saber qué es un río cuando se aprenden los<br />
nombres de los ríos o una corriente artística<br />
cuando se memorizan sus obras más<br />
representativas.<br />
En cuanto a la atención a la diversidad,<br />
debemos tener en cuenta que en un<br />
aprendizaje de hechos, si los alumnos son<br />
suficientemente mayores, la atención siempre<br />
recae en los propios alumnos. Son ellos, y<br />
sólo ellos, los que tendrán que realizar las<br />
actividades de estudio, que, como hemos<br />
visto, son de repetición. En este caso, tener<br />
en cuenta la diversidad del alumnado consiste<br />
en valorar el número de actividades que debe<br />
llevar a cabo cada alumno para aprender el<br />
contenido y no en la manera de enseñarlo.<br />
Una vez expuesto el contenido, para atender a<br />
la diversidad el profesor o la profesora sólo<br />
tiene que animar a los chicos y chicas a que<br />
hagan las actividades de memorización que<br />
cada uno necesita. Que cada alumno realice el<br />
número de ejercicios que necesita es algo que<br />
no depende del profesor. Por consiguiente, el<br />
propio alumno tiene que ejercitar por su<br />
cuenta hasta que sea capaz de retener el<br />
contenido. En cualquier caso, sí que habrá<br />
que potenciar un clima que facilite la<br />
realización de unos ejercicios individuales que<br />
acostumbran a ser bastante monótonos.<br />
Enseñar conceptos y principios<br />
Dado que los conceptos y principios son temas<br />
abstractos, requieren una comprensión del<br />
significado y, por consiguiente, un proceso de<br />
elaboración personal. En este tipo de<br />
contenido son totalmente necesarias las<br />
diferentes condiciones establecidas<br />
anteriormente sobre la significatividad en el<br />
aprendizaje: actividades que posibiliten el<br />
reconocimiento de los conocimientos previos,<br />
que aseguren la significatividad y la<br />
funcionalidad, que sean adecuadas al nivel de<br />
desarrollo, que provoquen una actividad<br />
mental, etc. Las secuencias de contenidos<br />
conceptuales tiene que contemplarlas todas.<br />
Por lo tanto, el análisis que hemos efectuado<br />
anteriormente en los ejemplos de las cuatro<br />
unidades es el adecuado, ya que, como hemos<br />
visto, la mayoría de dichas secuencias se<br />
sitúan en una misma unidad didáctica.<br />
Enseñar contenidos procedimentales<br />
Tendremos que dedicar más tiempo a estos<br />
contenidos, puesto que la adaptación que<br />
hemos de hacer de las consideraciones<br />
generales del aprendizaje significativo es más<br />
compleja. En este caso, el dato más relevante<br />
viene determinado por la necesidad de<br />
realizar ejercitaciones suficientes y<br />
121
progresivas de las diferentes acciones que<br />
conforman los procedimientos, las técnicas o<br />
estrategias. Una vez aceptada dicha<br />
información, las secuencias de los contenidos<br />
procedimentales han de contener actividades<br />
con unas condiciones determinadas:<br />
• Las actividades deben partir de situaciones<br />
significativas y funcionales, a fin de que el<br />
contenido pueda ser aprendido con la<br />
capacidad de poder utilizarlo cuando sea<br />
conveniente. Por esto es imprescindible que<br />
este contenido tenga sentido para el<br />
alumno, debe saber para qué sirve y qué<br />
función tiene, aunque sólo sea útil para<br />
poder realizar un aprendizaje nuevo. Si se<br />
desconoce su función, se habrá aprendido el<br />
contenido procedimental, pero no será<br />
posible utilizarlo cuando se presente la<br />
ocasión. A menudo, dichos contenidos se<br />
trabajan prescindiendo de sus funciones, se<br />
insiste una y otra vez en su aprendizaje,<br />
pero no en la finalidad a la cual van ligados.<br />
Así, encontramos trabajos repetitivos, y por<br />
lo tanto agotadores, cuyo único sentido<br />
parece ser el dominio del contenido<br />
procedimental en sí mismo.<br />
• La secuencia debe contemplar actividades<br />
que presenten los modelos de desarrollo del<br />
contenido de aprendizaje. Modelos donde se<br />
pueda ver todo el proceso, que presenten<br />
una visión completa de las diferentes fases,<br />
pasos o acciones que los componen, para<br />
pasar posteriormente, si la complejidad del<br />
modelo así lo requiere, al trabajo<br />
sistemático de las diferentes acciones que<br />
comprenden. Estos modelos no tendrán que<br />
ofrecerse únicamente la primera vez que se<br />
inicie el trabajo de aprendizaje, sino que<br />
habrá que insistir en ellos en diferentes<br />
situaciones y contextos siempre que<br />
convenga.<br />
• Para que la acción educativa sea lo más<br />
beneficiosa posible, es necesario que las<br />
actividades de enseñanza/aprendizaje se<br />
ajusten al máximo a una secuencia clara con<br />
un orden de actividades que siga un proceso<br />
gradual. Esta consideración es palpable en<br />
los contenidos más algorítmicos como, por<br />
ejemplo, el cálculo, donde el proceso de<br />
más sencillo a más complejo es una<br />
constante. En cambio, no es tan evidente en<br />
la mayoría de los otros contenidos<br />
procedimentales. Un ejemplo bastante<br />
evidente es el de la enseñanza de la<br />
observación. Hoy en día, sobre todo en las<br />
áreas de Sociales y Naturales, se proponen<br />
actividades de observación de una manera<br />
122<br />
sistemática. Pero si analizamos las<br />
características de las actividades que se<br />
plantean a lo largo de las diferentes<br />
unidades didácticas en que aparecen,<br />
observaremos que normalmente no<br />
responden a un orden de dificultad<br />
determinado. Hay unas actividades y una<br />
ejercitación, pero no existe un orden<br />
progresivo que facilite el aprendizaje más<br />
allá de la simple repetición.<br />
• Se requieren actividades con ayudas de<br />
diferente grado y práctica guiada. El orden y<br />
el progreso de las secuencias de<br />
enseñanza/aprendizaje, en el caso de los<br />
contenidos procedimentales, estarán<br />
determinados, la mayoría de las veces, por<br />
las características de las ayudas que se irán<br />
dando a lo largo de la aplicación del<br />
contenido. Así, en muchos casos, la<br />
estrategia más apropiada después de haber<br />
presentado el modelo será la de suministrar<br />
ayudas a lo largo de las diferentes acciones<br />
e ir retirándolas progresivamente. Ahora<br />
bien, la única manera de decidir el tipo de<br />
ayuda que se ha de proporcionar y la<br />
oportunidad de mantenerla, modificarla o<br />
retirarla, consiste en observar y conducir al<br />
alumnado a través de un proceso de<br />
práctica guiada, en el cual los alumnos<br />
podrán ir asumiendo, de forma progresiva,<br />
el control la dirección y la responsabilidad<br />
de la ejecución.<br />
• Actividades de trabajo independiente.<br />
Estrechamente ligado a lo que<br />
comentábamos en relación con el punto<br />
anterior, la enseñanza de contenidos<br />
procedimentales exige que los chicos y las<br />
chicas tengan la oportunidad de llevar a<br />
acabo realizaciones independientes en las<br />
que puedan mostrar su competencia en el<br />
dominio del contenido aprendido. El trabajo<br />
independiente es, por un lado, el objetivo<br />
que se persigue con la práctica guiada y, por<br />
el otro, se asume en su verdadera<br />
complejidad cuando se aplica a contextos<br />
diferenciados.<br />
Enseñar contenidos actitudinales<br />
Las características de los contenidos<br />
actitudinales y el hecho de que el componente<br />
afectivo actúe de forma determinante en su<br />
aprendizaje hacen que las actividades de<br />
enseñanza de dichos contenidos sean mucho<br />
más complejas que las de los otros tipos de<br />
contenido. El carácter conceptual de los<br />
valore, las normas y las actitudes, es decir, el<br />
conocimiento de lo que cada uno de ellos es e
implica, puede aprenderse mediante las<br />
estrategias ya descritas para los contenidos<br />
conceptuales. Ahora bien, para que dicho<br />
conocimiento se convierta en pauta de<br />
actuación hay que movilizar todos los resortes<br />
relacionados con el componente afectivo. El<br />
papel y el sentido que puede tener el valor<br />
solidaridad, o el respeto a las minorías, no<br />
sólo se aprende con el conocimiento de lo que<br />
cada una de estas ideas representa. Las<br />
actividades de enseñanza necesarias tiene que<br />
abarcar, al mismo tiempo que los campos<br />
cognoscitivos, los afectivos y conductuales,<br />
dado que los pensamientos, los sentimientos y<br />
el comportamiento de una persona no sólo<br />
dependen de lo socialmente establecido, sino,<br />
sobre todo, de las relaciones personales que<br />
cada uno establece con el objeto de la actitud<br />
o el valor. Como es bien sabido, en este<br />
ámbito las intenciones y lo que tiene que ser<br />
no coinciden indefectiblemente con las<br />
actuaciones.<br />
Es fundamental tener en cuenta no tanto los<br />
aspectos más evidentes y explícitos de los<br />
valores en el momento de las exposiciones,<br />
debates o diálogos en que se tratan, como<br />
toda la red de relaciones que se establecen en<br />
clase: el tipo de interacción entre profesores y<br />
alumnos, entre los propios alumnos y entre<br />
todos los miembros del equipo docente. Estas<br />
relaciones e imágenes y las interpretaciones<br />
de las conductas y comportamientos serán<br />
unas de las piezas clave en la configuración de<br />
los valores y las actitudes personales.<br />
El hecho de que estas interrelaciones sena<br />
uno de los factores determinantes implica que<br />
haya que prestar atención a muchos de los<br />
aspectos que no se incluyen de una manera<br />
manifiesta en las unidades didácticas yy que<br />
hacen referencia a los aspectos organizativos<br />
y participativos. Muchos de los valores que se<br />
pretenden enseñar se aprenden cuando son<br />
vividos de manera natural; y ello sólo es<br />
posible cuando el ambiente de clase, las<br />
decisiones organizativas, las relaciones<br />
interpersonales, las normas de conducta, las<br />
reglas de juego y los papeles que se otorgan a<br />
los unos y los otros corresponden a aquéllos<br />
valores que se quieren que sean aprendidos.<br />
La manera de organizar las actividades y los<br />
papeles que ha de asumir cada uno de los<br />
chicos y chicas puede fomentar o no actitudes<br />
como las de cooperación, tolerancia y<br />
solidaridad.<br />
Estas consideraciones instan a prestar<br />
especial atención a la serie de medidas que se<br />
toman en el centro y que nunca han sido<br />
objeto de programación –el denominado<br />
currículo oculto-, puesto que muchas<br />
actuaciones pueden ser contradictorias con los<br />
propósitos establecidos en los objetivos<br />
educativos del centro. En este sentido, la<br />
manifestación explícita de aquellos contenidos<br />
a menudo implícitos y la reflexión personal y<br />
grupal del profesorado y de todos los<br />
componentes de la comunicad educativa se<br />
convierte en algo fundamental.<br />
Y una de las primeras medidas a tomar debe<br />
ser sensibilizar al alumno sobre las normas<br />
existentes en el centro y en el aula, con el<br />
objetivo de que comprenda su necesidad y de<br />
que, a partir de la reflexión y el análisis, no<br />
sólo las acepte, sino que las respete como<br />
suyas. Finalidad que requiere la promoción de<br />
la participación activa del alumno, huyendo<br />
del verbalismo y potenciando el intercambio<br />
entre el alumnado para debatir las opiniones e<br />
ideas sobre todo cuando le afecta en su<br />
trabajo en las aulas y el centro, pidiendo, al<br />
mismo tiempo, compromisos derivados de los<br />
valores y actitudes aceptados libremente.<br />
Proceso que debe permitir que los chicos y<br />
chicas se sientan protagonistas de sus<br />
aprendizajes y agentes en la formulación de<br />
las propuestas de convivencia y trabajo,<br />
mediante la promoción de la aceptación y la<br />
asunción libres de las concepciones y<br />
valoraciones que comportan las actitudes a<br />
promover, participando en el control del<br />
proceso y los resultados.<br />
En este sentido la asamblea de clase como<br />
recurso didáctico puede dar respuesta a las<br />
necesidades de participación en la<br />
conformación de los valores que se pretende<br />
que rijan el centro. La introducción del<br />
carácter público que la asamblea representa<br />
hace que los compromisos personales tengan<br />
una implicación conductual, emocional y<br />
cognitiva ante los demás, por lo que se<br />
posibilita que el grupo-clase, y no sólo el<br />
profesorado, pueda colaborar en la regulación<br />
de los compromisos adquiridos.<br />
Además de estos criterios de carácter general,<br />
en las secuencias de aprendizaje para estos<br />
contenidos, en cada unidad didáctica y en el<br />
curso de las diferentes unidades, habrá que<br />
tener en cuenta una serie de medidas:<br />
• Adaptar el carácter de los contenidos<br />
actitudinales a las necesidades y<br />
situaciones reales de los alumnos,<br />
teniendo en cuenta, al definirlas, las<br />
características, los intereses y las<br />
necesidades personales de cada uno de<br />
123
124<br />
ellos y del grupo-clase en general. Al igual<br />
que en los otros tipos de contenido, los<br />
conocimientos previos de que dispone el<br />
alumno deben ser el punto de partida,<br />
pero en este caso la medida tiene que<br />
contemplarse de forma mucho más “sutil”.<br />
La interpretación que hay que hacer de los<br />
diferentes valores debe tener mucho más<br />
en cuenta los rasgos socioculturales de los<br />
alumnos, su situación familiar y los<br />
valores que prevalecen en su ambiente,<br />
para que la interpretación de los<br />
diferentes valores se adapte a las<br />
características diferenciales de cada uno<br />
de los contextos sociales con que se<br />
encuentran los centros.<br />
• Partir de la realidad y aprovechar los<br />
conflictos que en ella se plantean tiene<br />
que ser el hilo conductor del trabajo de<br />
estos contenidos. Aprovechar las<br />
experiencias vividas por los alumnos y los<br />
conflictos o puntos de vista contrapuestos<br />
que aparezcan en estas vivencias o en la<br />
dinámica de la clase, a fin de promover el<br />
debate y la reflexión sobre los valores que<br />
se desprenden de las diferentes<br />
actuaciones o puntos de vista. Proponer<br />
situaciones que pongan en conflicto los<br />
conocimientos, las creencias y los<br />
sentimientos de forma ajustada al nivel de<br />
desarrollo de los alumnos.<br />
• Introducir procesos de reflexión crítica<br />
para que las normas sociales de<br />
convivencia formen parte de las propias<br />
normas. Hay que ayudar a los alumnos a<br />
relacionar estas normas con determinadas<br />
actitudes que se quieren desarrollar en<br />
situaciones concretas y promover la<br />
reflexión crítica acerca de los contextos<br />
históricos e institucionales en los que se<br />
manifiestan dichos valores.<br />
• Facilitar modelos de las actitudes que se<br />
requieren desarrollar, no sólo por parte del<br />
profesorado, incentivando y promoviendo<br />
comportamientos coherentes con estos<br />
modelos. Llevar a cabo actividades que<br />
hagan que los alumnos participen en<br />
procesos de cambio actitudinal, poniendo<br />
en crisis sus propios planteamientos.<br />
Animar y ayudar para que ensayen y<br />
prueben los cambios que en muchos casos<br />
serán necesarios, facilitando el apoyo de<br />
los compañeros en estos cambios y<br />
promoviendo las valoraciones adecuadas<br />
al trabajo realizado y los éxitos<br />
alcanzados.<br />
Conclusiones<br />
En este capítulo hemos podido ver que tras<br />
nuestras propuestas de trabajo aparecen,<br />
para los alumnos, diferentes oportunidades de<br />
aprender diversas cosas y, para nosotros<br />
como enseñantes, una diversidad de medios<br />
para captar los procesos de construcción que<br />
ellos edifican, de posibilidades de incidir en<br />
ellos y de evaluarlos. También hemos<br />
observado que los diferentes contenidos que<br />
presentamos a los chicos y chicas exigen<br />
esfuerzos de aprendizaje y ayudas específicas.<br />
No todo se aprende del mismo modo, en el<br />
mismo tiempo ni con el mismo trabajo.<br />
Discernir lo que puede ser objeto de una<br />
unidad didáctica, como contenido prioritario,<br />
de lo que exige un trabajo más continuado, a<br />
lo largo de diversas unidades e incluso, en<br />
áreas y situaciones escolares diversificadas,<br />
tal vez sea un ejercicio al cual no estamos lo<br />
bastante acostumbrados, pero no por ello es<br />
menos necesario. ¿Cuántas veces nos hemos<br />
mostrado perplejos porque nuestros alumnos<br />
han olvidado la realización de un<br />
procedimiento? ¿Cuántas veces no hemos<br />
preguntado cómo es posible que no sean<br />
capaces de utilizar lo que saben hacer en un<br />
área cuando se les presenta un problema en<br />
un área diferente? ¿Por qué nuestro deseo de<br />
que sean tolerantes y respetuosos se ve<br />
frustrado justamente en aquellas ocasiones en<br />
que es más necesario ejercer la tolerancia y el<br />
respeto? ¿Cómo puede ser que los conceptos<br />
que parecían seguros no resistan el embate de<br />
las más mínimas contradicciones?<br />
La respuesta que atribuye estos hechos<br />
exclusivamente a características de los<br />
alumnos no debería tranquilizarnos, aunque<br />
es lógico que la utilicemos si no tenemos<br />
otras. En mi opinión, reflexionar sobre qué<br />
implica aprender lo que proponemos y qué<br />
implica aprenderlo de manera significativa<br />
puede conducirnos a establecer propuestas<br />
más fundamentadas, susceptibles de ayudar<br />
más a los alumnos y de ayudarnos a nosotros<br />
mismos. Las aportaciones de este capítulo<br />
pretenden, por un lado, ofrecer elementos<br />
para esta reflexión y, por el otro, demostrar<br />
que las diferentes propuestas didácticas que<br />
ofrecemos de manera más o menos<br />
consciente tiene diferentes potencialidades. En<br />
resumen, lo que queremos decir es que más<br />
que movernos por la adscripción acrítica a uno<br />
u otro modo de organizar la enseñanza,<br />
hemos de disponer de criterios que nos<br />
permitan considerar qué es más conveniente<br />
en un momento dado para unos objetivos<br />
determinados, desde la convicción de que no
todo vale igual, ni vale para satisfacer las<br />
mismas finalidades. Utilizar estos criterios<br />
para analizar nuestra práctica, y si conviene,<br />
para reorientarla en algún sentido, puede<br />
representar, de entrada, un esfuerzo<br />
adicional, pero lo que es seguro es que puede<br />
evitarnos perplejidades y confusiones<br />
posteriores.<br />
125
Leer los textos de ciencias<br />
en busca de cambio<br />
conceptual<br />
Kathleen J. Roth<br />
Este capítulo comienza señalando la<br />
importancia de que los estudiantes aprendan<br />
a modificar conceptos en las clases de<br />
ciencias. Según Roth, el docente no puede<br />
limitarse a culpar a los alumnos por su<br />
incapacidad para ponerse a la altura de las<br />
clases. Ellos por lo general tiene ricos<br />
conocimientos previos, pero esos<br />
conocimientos suelen entrar en contradicción<br />
con las explicaciones científicas que aparecen<br />
en los libros de texto. Roth nos lleva a un aula<br />
de escuela intermedia y examina los<br />
problemas que tienen los estudiantes para<br />
leer los textos y las razones por las cuales sus<br />
estrategias de lectura conspiran contra el<br />
cambio conceptual Luego nos muestra los<br />
procesos que los lectores exitosos usan para<br />
abordar los conceptos contradictorios.<br />
Concluye con propuestas didácticas<br />
encaminadas al cambio conceptual. Los<br />
maestros de escuela primaria encontrarán<br />
estas ideas adaptables al uso con niños<br />
pequeños.<br />
Igual que muchos maestros de ciencias de la<br />
escuela intermedia, yo experimentaba<br />
grandes frustraciones con los libros de texto<br />
de ciencias y con las dificultades de los<br />
alumnos para estudiar en ellos. Invertía un<br />
enorme tiempo y esfuerzo dando vueltas<br />
alrededor de esos textos. Había veces en que<br />
directamente los abandonaba, sustituyéndolos<br />
por demostraciones, experimentos,<br />
discusiones y explicaciones que, a mi criterio,<br />
tenían más sentido para los estudiantes. Me<br />
justificaba diciéndome que, si bien los<br />
alumnos no estaban aprendiendo a leer los<br />
libros de texto, estaban comprendiendo<br />
importantes conceptos y procesos de las<br />
ciencias. Pero el desafío de cómo ayudar a los<br />
estudiantes a desarrollar ese mismo tipo de<br />
comprensión mientras leían autónomamente<br />
textos escolares persistía.<br />
Como investigadora, yo quería ocuparme de<br />
las cuestiones relacionadas con el aprendizaje<br />
de los alumnos en los libros de texto. ¿Por qué<br />
los libros de ciencias son tan difíciles de<br />
entender para los estudiantes? ¿Cómo pueden<br />
los maestros ayudar a los alumnos a extraer<br />
significados de los libros de texto de ciencias?<br />
Pero, primero, yo tenía que examinar más<br />
profundamente lo que los estudiantes<br />
aprendían con otras modalidades de<br />
126<br />
enseñanza. Las conversaciones, los<br />
experimentos y otras actividades, ¿ayudaban<br />
a los estudiantes a desarrollar la comprensión<br />
que yo pretendía?<br />
Una visión del cambio conceptual en el<br />
aprendizaje de las ciencias<br />
Un creciente número de investigaciones sobre<br />
la enseñanza y el aprendizaje de las ciencias<br />
aporta importantes elementos a la<br />
comprensión del porqué los estudiantes tiene<br />
dificultades para aprender en las clases de<br />
ciencias. Esas investigaciones demuestran<br />
claramente que, pese a la enseñanza<br />
impartida por entusiastas y organizados<br />
maestros, la mayoría de los estudiantes no<br />
están desarrollando una comprensión<br />
integrada y flexible de los conceptos y<br />
procedimientos de las ciencias (Anderson &<br />
Smith, 1983 a, 1983 b; Carey, 1986;<br />
Champagne, Klopfer y Anderson, 1980;<br />
Jonson y Wellman, 1982; Nussbaum y Novick,<br />
1982 b; Roth, 1984). Por ejemplo, los<br />
estudiantes pueden memorizar definiciones y<br />
datos sobre la luz y cómo se desplaza, y<br />
pueden identificar las partes del ojo. Pero no<br />
pueden usar esas definiciones y datos para<br />
explicar otros fenómenos cotidianos<br />
relacionados con la luz y la visión (Anderson<br />
y Smith, 1983 a)<br />
No se trata simplemente de un problema de<br />
pereza, descuido o falta de atención de parte<br />
de los estudiantes. Recientes investigaciones<br />
han demostrado que el aprendizaje de<br />
conceptos nuevos de ciencia es un proceso<br />
más difícil de lo que antes se creía. En el<br />
pasado, las dificultades de los estudiantes con<br />
la ciencia se explicaban por la novedad y la<br />
abstracción de los términos y conceptos<br />
científicos y por el desconocimiento previo de<br />
la terminología (véase Finley, este volumen).<br />
¿Cómo enseñar, por ejemplo, la fotosíntesis,<br />
cuando los estudiantes nunca han oído la<br />
palabra, no tiene una comprensión de las<br />
reacciones químicas, de las moléculas, de las<br />
células o de la clorofila, y no pueden ver cómo<br />
se produce el proceso?<br />
Recientes investigaciones apuntan a una<br />
explicación más poderosa que la de la falta de<br />
conocimientos previos justificando las<br />
dificultades que tiene los estudiantes para<br />
aprender. Los estudiantes suelen tener ricos<br />
saberes previos acerca de los fenómenos que<br />
estudian en ciencias, pero con frecuencia esos<br />
saberes entran en conflicto con las<br />
explicaciones presentadas en las clases y en<br />
los libros de texto de ciencias. Los estudiantes
pueden no saber la palabra fotosíntesis, pero<br />
tienen una cantidad de ideas relacionadas con<br />
este concepto. Ellos pueden “saber”, por<br />
ejemplo, que las plantas obtienen su alimento<br />
de la misma forma que los seres humanos,<br />
comiendo. Las raíces de las plantas son como<br />
bocas y sacan el alimento del suelo. Esa<br />
explicación tiene críticas diferencias con la<br />
noción científica acerca de cómo las plantas<br />
elaboran internamente alimentos a partir de<br />
sustancias que no lo son (agua, dióxido de<br />
carbono), tomados del ambiente. Pero los<br />
estudiantes se han construido esas versiones<br />
sobre la base de sus propias experiencias con<br />
las plantas, y esas versiones tiene sentido<br />
para ellos. Las teorías personales no son<br />
fáciles de abandonar.<br />
En ciencia, para que se produzca un<br />
aprendizaje significativo, por lo general hace<br />
falta que los estudiantes atraviesen un duro<br />
proceso de cambio conceptual. Y par que ese<br />
tipo de concepto o explicación científica<br />
contradice su teoría personal. Necesitan<br />
convencerse de que sus propias teorías son<br />
inadecuadas, incompletas o contradictorias<br />
con las evidencias experimentales, y que las<br />
explicaciones científicas aportan una<br />
alternativa más convincente y poderosa a sus<br />
propias nociones. Los estudiantes necesitan<br />
reiteradas oportunidades de enfrentarse cara<br />
a cara con las contradicciones entre sus<br />
propias ideas y las explicaciones científicas,<br />
para organizar sus maneras de pensar, para<br />
abandonar o modificar ideas que les han<br />
servido bien en la vida cotidiana y para<br />
establecer conexiones adecuadas entre sus<br />
propias ideas y los conceptos científicos.<br />
Ese intenso trabajo cognitivo y metacognitivo<br />
difícilmente se produzca en aulas en las que<br />
los estudiantes escuchan pasivamente a un<br />
maestro o en las que se espera que ellos<br />
aprendan a toda velocidad una gran cantidad<br />
de conceptos e informaciones. Los materiales<br />
textuales pueden también obstaculizar el<br />
cambio conceptual. Como señala Holliday en<br />
el capítulo anterior, la mayor parte de los<br />
libros de texto de ciencias contienen<br />
preguntas pobres, explicaciones inadecuadas<br />
y un exceso de tecnicismos. Todos esos<br />
problemas acrecientan las dificultades del<br />
aprendizaje de las ciencias. Además, pese a la<br />
creencia generalizada de que un enfoque<br />
experimental de la enseñanza de las ciencias<br />
es la panacea para las dificultades de<br />
aprendizaje de los estudiantes, el cambio<br />
conceptual no necesariamente se produce en<br />
las clases centradas en la actividad. Para ese<br />
aprendizaje es de mayor ayuda una<br />
enseñanza que ponga a los estudiantes a<br />
“pelearse” activamente con las<br />
contradicciones existentes entre sus propias<br />
ideas previas y las explicaciones científicas, a<br />
fin de construir nuevas concepciones.<br />
Durante los últimos años, junto con otros<br />
colegas hemos estudiado las dificultades y<br />
posibilidades de promover en las clases<br />
comunes de ciencias un aprendizaje basado<br />
en el cambio conceptual. Una faceta de esa<br />
investigación consistió en investigar de qué<br />
manera las teorías personales (o errores<br />
conceptuales) de los estudiantes contribuyen<br />
a dificultar su aprendizaje por medio de los<br />
libros de texto de ciencias. Los ejemplos<br />
presentados en las páginas siguientes han<br />
sido extraídos de esas investigaciones.<br />
Estrategias de los estudiantes para leer<br />
libros de texto de ciencias<br />
Si se enfoca el aprendizaje de las ciencias<br />
desde la perspectiva del cambio conceptual,<br />
se podrá tener una poderosa explicación de<br />
por qué los estudiantes tiene dificultades para<br />
leer los libros de texto de ciencias. Si a los<br />
alumnos les resulta difícil aprender en las<br />
clases dadas en el aula, no es sorprendente<br />
que encuentren todavía más problemático<br />
aprender de lecturas independientes. ¿Qué<br />
ocurre cuando se pide a los alumnos que lean<br />
textos que contradicen sus supuestos<br />
personales acerca del mundo? ¿Cómo<br />
resuelven ellos los problemas que esa<br />
situación les presenta?<br />
En un trabajo de investigación en el cual<br />
estudiantes de escuela intermedia leyeron en<br />
un libro de texto el capítulo referido a la<br />
fotosíntesis, identificamos cuatro estrategias<br />
de lectura que no promovían el cambio<br />
conceptual. El trabajo aportó visiones acerca<br />
de la razonabilidad del uso de esas estrategias<br />
y de cómo los libros de texto y la práctica de<br />
la enseñanza alientan inadvertidamente a los<br />
estudiantes a desarrollar y usar esas<br />
estrategias. El estudio sugiere que los<br />
maestros necesitan apreciar más cabalmente<br />
los desafíos que se presentan a los<br />
estudiantes cuando se les dice que “lean<br />
desde la página 15 a la 21, definan las<br />
palabras en negrita y contesten las preguntas<br />
de la página 22”.<br />
En cada una de esas cuatro estrategias<br />
ineficaces, el conocimiento previo<br />
incompatible del estudiante jugó un papel<br />
decisivo, y, después de realizada la lectura,<br />
los estudiantes siguieron usando sus teorías<br />
127
personales para explicar los fenómenos<br />
cotidianos. Por ejemplo, casi todos los<br />
alumnos abarcados por el estudio comenzaron<br />
y terminaron la lectura creyendo que las<br />
plantas obtienen su alimento del ambiente<br />
exterior y que tiene múltiples fuentes de<br />
alimentación. Pero los textos que leyeron<br />
presentaban el hecho científicamente<br />
establecido de que la única fuente de alimento<br />
de las plantas es el proceso interno de<br />
fotosíntesis. ¿Cómo fue que ese mensaje no<br />
llegó a los estudiantes?<br />
Estrategia 1: Apoyarse en el conocimiento<br />
previo para realizar una tarea escolar. Cuando<br />
interpretaron el texto, algunos estudiantes se<br />
apoyaron mucho en su conocimiento<br />
experimental incorrecto acerca de las plantas<br />
y su alimentación. Cuando se les pedía que<br />
recordaran lo que el texto decía, por ejemplo,<br />
con frecuencia contaban cosas que no<br />
procedían del texto sino de su saber anterior.<br />
Aunque decían que el texto tenía sentido, esos<br />
estudiantes parecían evitar lo más posible<br />
pensar en él. Si podían decodificar las<br />
palabras y compaginar lo principal del texto<br />
con sus ideas previas, el texto tenía sentido.<br />
Usaban su conocimiento previo para generar<br />
respuestas a las preguntas planteadas al final<br />
del capítulo. Esos estudiantes no intentaron<br />
captar el significado de las ideas del texto; su<br />
objetivo era terminar la lectura y responder<br />
las preguntas. Para cumplir esa meta,<br />
tendieron a ignorar las ideas del texto.<br />
Estrategia 2: Apoyarse en las grandes<br />
palabras y en los pormenores para realizar<br />
una tarea escolar. Otros estudiantes<br />
presentaron mucha más atención al texto,<br />
pero la forma en que lo hicieron no los ayudó<br />
a comprender los conceptos del texto o a<br />
relacionar esos conceptos con lo que ellos ya<br />
sabían. Esos lectores se apoyaron demasiado<br />
en los pormenores contenidos en el texto, sin<br />
darles significado. Los pormenores –la<br />
mayoría de las veces palabras especializadas-<br />
eran fragmentos aislados que los estudiantes<br />
percibían como desconectados entre sí o de su<br />
saber sobre el mundo real. Los estudiantes<br />
sentían que comprendían el texto si podían<br />
pronunciar las palabras y copiar las oraciones<br />
que contenían esos términos importantes a la<br />
hora de responder a los cuestionarios de final<br />
de capítulo. (Había aprendido que usar<br />
grandes palabras puede ayudar a andar bien<br />
en la escuela). Vieron este ejercicio escolar<br />
como algo completamente desvinculado de su<br />
propias ideas acerca de cómo las plantas se<br />
alimentan. Sus conceptos erróneos quedaron<br />
inmodificados, y nunca usaron las grandes<br />
128<br />
palabras que habían tomado del texto cuando<br />
hablaron de las plantas reales. Así, el<br />
“conocimiento escolar” del texto era algo<br />
totalmente separado del mundo real y no se<br />
esperaba que tuviera sentido o que se<br />
relacionara con los fenómenos cotidianos.<br />
Estrategia 3. Apoyarse en verdades no<br />
relacionadas para “aprender” ciencias. Otro<br />
grupo de estudiantes fue más allá de las<br />
grandes palabras, pero aun así mantuvo su<br />
comprensión de las ideas presentadas en el<br />
texto, separada de su conocimiento acerca de<br />
las plantas reales. Esos estudiantes colocaron<br />
demasiado énfasis en los datos del libro,<br />
viendo el aprendizaje de las ciencias como la<br />
adquisición de una larga lista de datos acerca<br />
de los fenómenos naturales. Sus experiencias<br />
previas en la escuela los había convencido de<br />
que memorizar informaciones desconectadas<br />
constituye un aprendizaje satisfactorio.<br />
Acumularon muchos datos del texto, pero los<br />
trataron a todos como igualmente importantes<br />
y nunca intentaron relacionar unos con otros o<br />
con su conocimiento sobre las plantas del<br />
mundo real. Leer para cambiar los conceptos<br />
era por lo tanto imposible. Myra, por ejemplo,<br />
recordó que el texto describía la fotosíntesis<br />
como la forma en que las plantas elaboran su<br />
propio alimento. No obstante, cuando se le<br />
pidió que explicara cómo obtiene su alimento<br />
una planta ubicada en el antepecho de la<br />
ventana, nunca mencionó la fotosíntesis ni la<br />
capacidad de la plantas de elaborar su<br />
alimento.<br />
Estrategia 4. Apoyarse en el conocimiento<br />
previo para dar sentido a las explicaciones del<br />
texto. Otro grupo de estudiantes (lectores de<br />
capacidad superior a la media del grado) trató<br />
genuinamente de extraer un sentido del texto<br />
e integrar las ideas del libro con lo que ya<br />
sabía acerca de las palabras. Usó la<br />
estrategia, más sofisticada, de intentar<br />
vincular los conocimientos previos con los<br />
conocimientos del texto, que es crítica para un<br />
aprendizaje del cambio conceptual. Sin<br />
embargo, dado que su conocimiento del<br />
mundo real –que era fuerte- por lo general se<br />
contradecía con el contenido del texto, esos<br />
estudiantes distorsionaron o ignoraron<br />
algunas de las informaciones del texto para<br />
adaptarlas a su saber anterior. Su expectativa<br />
era que el texto confirmara lo que ellos ya<br />
sabían. No leían para modificar lo que sabían,<br />
sino para completarlo con más detalle. Con el<br />
conocimiento previo piloteando toda la<br />
operación, las interpretaciones de los<br />
estudiantes eran bastante diferentes de las
que los autores intentaban transmitir en el<br />
texto.<br />
En la investigación, once de cada doce<br />
estudiantes que leían libros de texto de<br />
ediciones comerciales corrientes usaron una o<br />
más de esas estrategias ineficientes durante<br />
los tres días de la lectura del capítulo sobre la<br />
fotosíntesis. Esos estudiantes no extrajeron<br />
un sentido de las ideas centrales presentadas<br />
en el capítulo y mantuvieron sus teorías<br />
personales sobre la alimentación de las<br />
plantas.<br />
Una constatación decisiva del estudio fue que,<br />
para esos estudiantes, la reconstrucción del<br />
sentido no era un objetivo de la lectura de<br />
libros de texto de ciencias; les bastaba con<br />
poder completar exitosamente la tarea escolar<br />
de dar respuesta a las preguntas. En pocas<br />
ocasiones se los vio tratar de articular y<br />
recomponer las ideas presentadas en el texto.<br />
Ellos memorizaron definiciones para términos<br />
claves tales como fotosíntesis, y algunos<br />
hasta aprendieron a describir la fotosíntesis<br />
con sus propias palabras. Pero ninguno de los<br />
once alumnos integró exitosamente sus<br />
conceptos acerca de cómo se alimentan las<br />
plantas con el concepto de fotosíntesis. De<br />
esa forma, ellos después fueron incapaces de<br />
usar el concepto para explicar cómo obtiene<br />
su alimento las plantas reales, por qué las<br />
plantas necesitan luz, por qué las plantas son<br />
tan importantes para los animales o si una<br />
planta puede vivir si sólo algunas de sus hojas<br />
reciben luz. En cambio, las ideas del texto<br />
acerca de la fotosíntesis fueron tratadas como<br />
conocimientos aislados y destinados<br />
exclusivamente al uso escolar.<br />
Estrategia 5: Leer para el cambio conceptual.<br />
¿Es posible que los estudiantes usen para leer<br />
los libros de texto de ciencias una estrategia<br />
que produzca la transformación de los<br />
conceptos? Seis de cada siete estudiantes<br />
que leyeron un texto experimental acerca de<br />
la fotosíntesis (Roth, 1985) y uno de los<br />
estudiantes que leyó un texto comercial<br />
(Blecha, Gega y Geen, 1979) usaron esa<br />
estrategia. Esos estudiantes usaron el texto<br />
para cuestionar sus ideas vivenciales acerca<br />
de cómo obtienen las plantas su alimento. Se<br />
esforzaron arduamente por integrar los<br />
conceptos presentados en el texto con sus<br />
propias ideas. Leyeron con el objetivo de<br />
extraer el significado de las ideas del texto, y<br />
no meramente para realizar la tarea<br />
encomendada.<br />
En contraste con aquellos que, en su<br />
integración de las ideas nuevas con las teorías<br />
personales, permitieron que sus<br />
conocimientos previos se impusieran<br />
(Estrategia 4), los estudiantes que usaron la<br />
estrategia del cambio conceptual permitieron<br />
que el saber del texto fuera el que orientara<br />
ese proceso. Reconocieron las contradicciones<br />
entre lo que el texto decía y sus teorías<br />
personales, y trabajaron sobre ellas hasta que<br />
pudieron resolverlas. Muchas veces eso<br />
significó modificar sus teorías personales para<br />
adecuarlas a las explicaciones científicas.<br />
129
130<br />
CONFLICTOS ESCOLARES:<br />
UNA OPORTUNIDAD<br />
Joseph Ma. Puig Rovira<br />
El autor propone analizar los factores que<br />
provocan un conflicto para poder afrontarlo;<br />
desestima la respuesta pasiva, de huida o<br />
acomodación, pero tampoco aprueba la<br />
aproximación agresiva, que podría<br />
desembocar en el desinterés de una de las<br />
partes o en una espiral de violencia. En<br />
cambio, apuesta claramente por la resolución<br />
cooperativa de conflictos, en la que convergen<br />
la creación de un clima positivo y la aplicación<br />
de un conjunto de estrategias referentes a la<br />
conducta.<br />
Probablemente nos equivocamos al desear<br />
que nuestras aulas sean una balsa de aceite,<br />
o al anhelar que en nuestro centro nunca<br />
ocurra nada. La ausencia de conflicto a<br />
menudo indica estancamiento y, con el<br />
tiempo, regresión. El conflicto es inherente y<br />
necesario a la naturaleza humana. Sin<br />
embargo, sería igualmente desmesurado caer<br />
en el extremo opuesto y llegar a desear o<br />
incluso provocar la aparición de conflictos. La<br />
vida, y por supuesto la vida escolar, ya nos<br />
plantea de manera natural una dosis<br />
suficiente de problemas, y a poco que<br />
tengamos algo de tacto nos permite también<br />
etapas de mayor estabilidad.<br />
Ni todo es conflicto ni todo es consenso. Las<br />
relaciones interpersonales y la vida<br />
institucional recalan por igual en ambos<br />
estados.<br />
No parece, pues, que el conflicto sea un mal<br />
absolutamente demoníaco, sino un síntoma de<br />
que algo no satisface a todos, y muy<br />
posiblemente de que algo no satisface a<br />
todos, y muy posiblemente de que algo no<br />
funciona correctamente. Por lo tanto, el<br />
conflicto es más una señal de alarma que nos<br />
indica que debemos optimizar algún aspecto<br />
de la vida que un desastre irremediable. En<br />
consecuencia, no resulta en modo alguno<br />
exagerado afirmar que necesitamos el<br />
conflicto para progresar. Es necesario que<br />
aparezcan desacuerdos y diversidad de<br />
opiniones para que el diálogo pueda<br />
orientarse de verdad en una dirección<br />
constructiva. De ahí que los conflictos no<br />
siempre sean acontecimientos indeseables, ni<br />
necesariamente destructivos. A veces son una<br />
oportunidad de desarrollo personal, de mejora<br />
de la convivencia y de optimización<br />
institucional.<br />
Si cuando aparece un conflicto evitamos caer<br />
en el catastrofismo y logramos crear un clima<br />
de análisis de los factores que lo provocan,<br />
estaremos haciendo la mejor contribución al<br />
cambio y muy probablemente a la mejora de<br />
la convivencia escolar en su conjunto. Tanto el<br />
desarrollo personal como el progreso de las<br />
instituciones sociales –y claro está, también<br />
de la escuela- precisan la aparición de nuevos<br />
elementos, de nuevos deseos o de nuevos<br />
puntos de vista que rompan situaciones de<br />
estabilidad que han envejecido. Tales<br />
novedades no sólo provocan crisis, sino que<br />
también son el germen de nuevas<br />
posibilidades.<br />
El problema, por consiguiente, no es la<br />
presencia de conflictos, sino lo que hacemos<br />
cuando aparecen: la respuesta que les damos.<br />
¿Qué pensamos y cómo reaccionamos cuando<br />
aparece un conflicto? Esa es la cuestión que<br />
aquí vamos a tratar como responder a los<br />
conflictos que aparecen en el ámbito de las<br />
instituciones escolares.<br />
La expresión se<br />
ha convertido ya en el rótulo que designa<br />
ideas y procedimientos para abordar los<br />
conflictos, y en nuestro caso para tratar los<br />
conflictos escolares. Sin embargo, hemos de<br />
matizar algo de lo que suele sugerir dicha<br />
expresión. La resolución de conflictos no es la<br />
panacea de que los elimina y además mejora<br />
las instituciones; tampoco designa la<br />
esperanza exagerada de que los conflictos<br />
pueden llegar a desaparecer, y que es<br />
deseable que así sea. Nada de eso. La<br />
resolución de conflictos tan sólo pretende<br />
evitar la aparición de respuestas claras<br />
erróneas y, sobre todo, intenta transmitir<br />
algunos conocimientos y algunas pautas de<br />
conducta para tratar de modo cooperativo los<br />
conflictos. Eso a veces significará su solución,<br />
pero en otros casos obtendremos resultados<br />
aparentemente más modestos: la gestión<br />
positiva de los conflictos, el logro de acuerdos<br />
limitados pero constructivos, o la pacificación<br />
de las partes aunque las posturas respectivas<br />
puedan seguir estando enfrentadas. Por lo<br />
tanto, no debemos esperar resultados<br />
milagrosos de las técnicas de resolución de<br />
conflictos, sino la posibilidad de desarrollar<br />
ciertas capacidades personales que<br />
predisponen al acuerdo y a la resolución<br />
cooperativa de las situaciones de conflicto.<br />
Situaciones de conflicto en la escuela<br />
¿A qué nos referimos cuando hablamos de<br />
conflictos escolares? Estamos pensando en
una amplia gama de situaciones en las que se<br />
produce una divergencia de intereses o<br />
perspectivas en el mismo fuero interno de un<br />
sujeto, en la relación de éste con otras<br />
personas, o entre grupos más o menos<br />
homogéneos de una institución. En el entorno<br />
de la escuela pueden manifestarse múltiples<br />
conflictos. Veamos una breve descripción de<br />
algunos casos extraídos de fuentes diversas.<br />
La llegada de una chica nueva a la clase de<br />
séptimo ha provocado un terremoto emocional<br />
y social. Hasta esos momentos el grupo-clase<br />
era considerado como normal. Estaba dividido<br />
de forma casi homogénea en dos subgrupos,<br />
uno de chicas y otro de chicos, que reunían a<br />
la mayoría de sus miembros. Sin embargo, la<br />
chica recién llegada ha polarizado la atención<br />
de algunos chicos. Esto parece que ha dolido a<br />
las chicas que antes tenían mayor relación con<br />
sus compañeros. Les ha llevado a iniciar un<br />
rápido proceso en tres direcciones: de<br />
acercamiento amistoso a la recién llegada, de<br />
llamadas de atención a sus compañeros y de<br />
separación casi traumática de sus antiguas<br />
amigas. A su vez, éstas se han sentido<br />
despreciadas, se ha reagrupado y han<br />
contribuido a la escalada de insultos,<br />
pequeñas violencias y resquemores. En la<br />
actualidad las chicas del curso están divididas<br />
en dos bandos que viven un enfrentamiento<br />
duro y subterráneo.<br />
El proceso de aplicación de la Reforma<br />
educativa, junto con el descenso del número<br />
de alumnos, ha provocado la fusión de dos<br />
centros y de sus correspondientes equipos. Se<br />
trata de dos centros distintos: una escuela<br />
pública que atiende a una población muy<br />
desfavorecida y una antigua escuela privada<br />
que atiende a familias mejor situadas y que<br />
cuenta con un equipo pedagógico muy<br />
afamado. Con o sin prestigio pedagógico, lo<br />
cierto es que cada uno de los claustros<br />
representa concepciones educativas distintas.<br />
Ahora, por los motivos que fueran, en el día a<br />
día del nuevo centro las posturas se han<br />
polarizado y está resultando muy difícil tomar<br />
cualquier tipo de decisión.<br />
Un grupo de chicos y chicas que juegan a<br />
fútbol han vuelto del patio soliviantados. Se<br />
han peleado con sus compañeros porque dicen<br />
estar cansados de que algunos decidan<br />
siempre cómo han de formarse los equipos e<br />
impongan quiénes podrán jugar y quiénes no<br />
podrán hacerlo. Dicen que una cosa es ser<br />
buenos jugadores de fútbol y otra es querer<br />
mandar en todo. Opinan que ellos, aunque no<br />
sepan jugar a fútbol, tienen todo el derecho a<br />
participar en los partidos. Por su parte, el otro<br />
grupo ha argumentado que lo único que<br />
quieren es jugar a fútbol correctamente y que<br />
es imposible jugar todos a la vez en un campo<br />
tan pequeño. Su intención, afirman, no es<br />
mandar, sino organizar equipos más reducidos<br />
y así jugar mejor.<br />
Aunque las posturas no están del todo claras,<br />
lo cierto es que en el consejo escolar no se<br />
respira buen ambiente. Desde que se apuntó<br />
la posibilidad de implantar la jornada<br />
continua, los padres y los maestros han<br />
comenzado a mirarse con recelo y en privado<br />
han aparecido reproches en ambas<br />
direcciones. Aprovechar mejor el tiempo,<br />
entender la escuela como una guardería,<br />
permitir la realización de actividades<br />
complementarias, buscar todavía más tiempo<br />
libre, no saber dónde dejar a los hijos durante<br />
la tarde y muchas otras razones están<br />
caldeando el ambiente. Parece que los padres<br />
y los maestros están enfrentados, pero lo<br />
cierto es que en el interior de cada grupo<br />
también hay puntos de vista diversos.<br />
En todos estos casos, y pese a las diferencias<br />
obvias, estamos ante situaciones de conflicto.<br />
¿Qué tienen en común y qué las convierte en<br />
situaciones conflictivas? Se trata de<br />
situaciones en que se ha roto, o no ha sido<br />
posible establecer, la armonía o la mutua<br />
aceptación entre las personas o los grupos<br />
sociales. Estas situaciones de discordia se<br />
inician cuando un sujeto o un grupo<br />
experimenta una sensación de disgusto,<br />
oposición o enfrentamiento en relación con<br />
otra persona u otro grupo social. Dicha<br />
sensación de disgusto o enfrentamiento se<br />
genera cuando alguno de los sujetos o grupos,<br />
o bien ambos, pretenden alcanzar objetivos<br />
incompatibles, o cuando se quieren hacer<br />
compatibles deseos, ideas, conductas o<br />
valores contrapuestos. Puede decirse, a modo<br />
de síntesis, que un conflicto supone la<br />
divergencia de intereses en relación con un<br />
mismo tema, o el convencimiento de que los<br />
objetivos de las distintas partes no pueden<br />
lograrse simultáneamente (Oyhanarte, 1996,<br />
y Grasa, 1991). En los ejemplos anteriores,<br />
las partes no están en armonía, manifiestan<br />
mutua animosidad y tienen pretensiones<br />
distintas ante una misma situación.<br />
La respuesta a los conflictos<br />
Si la aparición de conflictos resulta inevitable<br />
y en cierto modo incluso deseable, la principal<br />
preocupación en las situaciones de conflicto<br />
no se dirigirá a ocultarlos, sino a ver de qué<br />
131
modo les hacemos frente. El provecho que<br />
podemos llegar a obtener de los conflictos, así<br />
como la manera de evitar daños excesivos e<br />
innecesarios, depende del estilo de respuesta<br />
que adoptemos. En consecuencia, lo que<br />
estamos afirmando es que hay diversas<br />
formas de responder a las situaciones<br />
conflictivas, algunas de las cuales son poco<br />
adecuadas, mientras que otras suelen<br />
proporcionar resultados mucho mejores.<br />
Si entrar en detalles, podemos decir que las<br />
formas inadecuadas de responder a los<br />
conflictos vienen dadas por las<br />
aproximaciones pasivas y las aproximaciones<br />
agresivas. Entendemos por aproximaciones<br />
pasivas aquellas que ante una situación de<br />
conflicto priorizan las respuestas de huida o<br />
bien de acomodación. Se trata de conductas<br />
que pretenden evitar el conflicto por encima<br />
de todo, y para ello se opta por hacer oídos<br />
sordos ante las dificultades para así no tener<br />
que enfrentarse a ellas. También<br />
consideraremos pasivas aquellas respuestas<br />
que optan por acomodarse a las exigencias<br />
que impone la otra parte cuando ya resulta<br />
imposible desoír el conflicto. Tanto la reacción<br />
de huida como la de acaramiento son<br />
reacciones que no solucionan el conflicto, sino<br />
que lo evitan. Con ello pueden lograr una paz<br />
superficial que suele esconder resquemor y<br />
que habitualmente acaba disminuyendo la<br />
propia felicidad, el bienestar en las relaciones<br />
interpersonales y la eficacia institucional.<br />
Las aproximaciones agresivas al conflicto son<br />
todas aquellas conductas que ante una<br />
diferencia de intereses o puntos de vista<br />
buscan el enfrentamiento y la competición con<br />
el ánimo de vencer. En estos casos los<br />
competidores actúan con una lógica que a sus<br />
ojos les debe reportar los máximos beneficios.<br />
Sin embargo, las posturas agresivas<br />
desembocan en una espiral de violencia o<br />
provocan la pasividad de una de las partes.<br />
Ambos finales son negativos para todos. En el<br />
primer caso, porque la espiral de violencia<br />
incrementa inútil y gratuitamente el lado más<br />
desagradable de los conflictos. Y en el<br />
segundo caso, porque la pasividad que logra<br />
la parte agresiva no soluciona el problema<br />
sino que lo esconde.<br />
Si el buen sentido que atesoran de modo<br />
natural las personas no puede manifestarse<br />
en la respuesta al conflicto adquiere un estilo<br />
agresivo por ambas partes, se entra en una<br />
espiral conflictiva que tiende a incrementar el<br />
tamaño y la intensidad del problema. Estas<br />
situaciones se caracterizan porque nadie<br />
132<br />
quiere ceder en nada, se suelen cortar los<br />
lazos de comunicación entre las partes,<br />
cuando hay relación tienden a aparecer<br />
comentarios hirientes y amenazas, se<br />
exageran en privado los defectos del<br />
adversario y, finalmente, se procede a<br />
cohesionar al máximo el grupo de los afines.<br />
Cuando se entra en una espiral de esta<br />
naturaleza el conflicto se habrá enquistado en<br />
las relaciones humanadas y en la institución<br />
escolar.<br />
Frente a estos estilos opuestos de respuesta a<br />
los conflictos, es posible imaginar un modo de<br />
enfrentarse a ellos que priorice la negociación<br />
o la cooperación. Estamos imaginando un<br />
conjunto de comportamientos y estrategias<br />
que no buscan la inhibición ni la supremacía<br />
de los intereses y puntos de vista de alguna<br />
de las partes, sino que se plantean<br />
conjuntamente la búsqueda de fórmulas que<br />
permitan obtener beneficios a todos los<br />
implicados. Tales objetivos de entendimiento<br />
pueden conseguirse por negociación o por<br />
cooperación. En el caso de la negociación,<br />
estamos ante una conducta de acercamiento<br />
de posiciones por el método del regateo. Si<br />
hay voluntad de entendimiento y espacio para<br />
lograrlo, es posible alcanzar un punto de<br />
equilibrio entre la las cesiones de una parte y<br />
la otra. La negociación supone acuerdo, pero<br />
o colaboración. Se alcanza un comportamiento<br />
de colaboración cuando la resolución de los<br />
conflictos se lleva a cabo de manera<br />
cooperativa. En estos casos se trata de buscar<br />
una solución que satisfaga simultáneamente a<br />
ambas partes. Es decir, se pretende identificar<br />
y reconocer los intereses, puntos de vista o<br />
requerimientos de cada interlocutor con la<br />
intención de trabajar conjuntamente para<br />
satisfacer a ambas posiciones. Aquí la<br />
resolución del conflicto abre paso a la amistad<br />
y la cooperación.<br />
No todas las situaciones de conflicto permiten<br />
con igual facilidad la aplicación de estrategias<br />
de negociación o de cooperación. Es el sentido<br />
común el que dicta a menudo qué es lo más<br />
accesible en cada caso concreto. Por otra<br />
parte, negociación y cooperación son<br />
estrategias que pueden usarse<br />
sucesivamente: primero se negocia un<br />
acuerdo y luego es posible ampliar el marco<br />
de coincidencias y empezar a colaborar.<br />
Pasos en la resolución cooperativa de<br />
conflictos<br />
No resulta difícil imaginar respuestas pasivas,<br />
agresivas y cooperativas a los conflictos
escolares que antes hemos descrito. Aunque<br />
es evidente que los comportamientos de<br />
cooperación son los preferibles, no es fácil<br />
operativizarlos. El buen sentido no siempre<br />
consigue vencer todos los obstáculos. Por lo<br />
tanto, es útil tomar conciencia del tipo de<br />
conductas y estrategias que suelen facilitar<br />
una resolución cooperativa de los conflictos.<br />
Es cierto que conocer e incluso aplicar dichos<br />
procedimientos no garantiza el éxito. Es<br />
preciso ser consciente de que los acuerdos y<br />
la colaboración nunca están asegurados. No<br />
obstante, tener en cuenta y usar esas<br />
estrategias es, sin lugar a dudas, una ayuda<br />
que no conviene olvidar. Veamos, pues, qué<br />
puede hacerse para tratar de modo positivo<br />
los conflictos escolares y no escolares.<br />
En la resolución cooperativa de conflictos<br />
convergen dos momentos, a menudo<br />
coincidentes en el tiempo, pero que se<br />
distinguen con claridad: la creación de un<br />
clima positivo y la aplicación de un conjunto<br />
de estrategias conductuales que pautan la<br />
respuesta al conflicto (Puig, 1995)<br />
El primer punto, la creación de un clima<br />
positivo, tiene por objeto producir unas<br />
condiciones que permitan afrontar con las<br />
mejores garantías y resolver sin violencia los<br />
conflictos que se presentan. Este clima<br />
personal e interpersonal positivo se facilita<br />
interviniendo en los siguientes ámbitos de<br />
experiencia: la afirmación personal y el<br />
autoaprecio; el cultivo de la confianza mutua;<br />
el desarrollo de las capacidades comunicativas<br />
para compartir sentimientos, informaciones y<br />
experiencias; la construcción de un grupo o<br />
comunidad que proteja y apoye a sus<br />
miembros, y la adopción de una actitud<br />
positiva y optimista ante la vida. El trabajo en<br />
estos ámbitos de intervención educativa se<br />
lleva a cabo a través de la actitud que adopta<br />
el educador y al modo como la hace extensiva<br />
a las relaciones entre los alumnos, pero<br />
también puede propiciarse mediante ciertas<br />
actividades especialmente pensadas para<br />
conseguir los logros que acabamos de referir.<br />
En el artículo ,<br />
de este mismo Tema del Mes, se explican<br />
algunos ejercicios que pueden ser de utilidad<br />
para lograr un clima escolar positivo.<br />
En el segundo punto, las estrategias para la<br />
resolución cooperativa de conflictos, se<br />
recogen y ordenan un conjunto de pasos<br />
reflexivo-conductuales de utilidad para<br />
enfrentarse a las situaciones conflictivas. Se<br />
trata de que el educador tenga presentes esos<br />
pasos para ayudar a sus alumnos y alumnas a<br />
que los usen en la resolución de sus conflictos<br />
de aula, pero también para enseñarles a que<br />
sean ellos mismos quienes los apliquen a las<br />
situaciones de su vida que les presenten algún<br />
problema. Asimismo, pueden ser de utilidad<br />
en la resolución de conflictos entre cualquiera<br />
de los grupos que formas la comunidad<br />
educativa.<br />
Orientación positiva hacia el problema<br />
El primer paso es reconocer que lo normal es<br />
tener problemas, que no son más que<br />
situaciones inevitables que todos<br />
compartimos. A continuación, la facilidad para<br />
calmarse es el primer síntoma de que a ser<br />
posible enfocar correctamente el problema. Se<br />
trata, asimismo, de estar predispuesto a<br />
identificar y reconocer correctamente las<br />
causas del problema, así como a sentirse<br />
capacitado para llevar a cabo acciones<br />
orientadas a resolverlos. La orientación<br />
positiva hacia los problemas debe implicar<br />
también la inhibición de respuestas anteriores<br />
que se han demostrado poco útiles ante las<br />
nuevas dificultades. Todo ello conviene que se<br />
desarrolle en un clima de calma personal<br />
suficiente, que permita llevar a cabo los pasos<br />
siguientes de un modo correcto y creativo.<br />
Definición del problema<br />
La primera tarea consiste en delimitar y<br />
formular el conflicto que se está<br />
experimentando; es decir, reconocer lo más<br />
objetivamente posible la naturaleza del<br />
problema y precisar los objetivos que<br />
permitirán orientar su solución. Para ello se<br />
trata de buscar todos los hechos relevantes<br />
sobre el conflicto. Una vez recopilados será<br />
posible describir la situación conflictiva de<br />
manera clara, distinguiendo las informaciones<br />
relevantes de las intrascendentes, y<br />
deslindando asimismo los hechos y los datos<br />
objetivos de las inferencias, suposiciones e<br />
interpretaciones no comprobadas. Este<br />
análisis permitirá identificar los factores que<br />
ocasionan el problema y establecer unos<br />
objetivos realistas para solucionarlo.<br />
El momento de toma de conciencia de las<br />
características del problema se dirige<br />
prioritariamente a conocer informaciones<br />
como las siguientes: ¿quién está implicado en<br />
el problema y quién es responsable?; ¿qué<br />
está sucediendo?, ¿qué estoy sintiendo?, ¿qué<br />
estoy pensando y haciendo?, ¿qué sucederá?,<br />
¿dónde y en qué circunstancias se produce el<br />
problema?, ¿cuándo empezó?, ¿por qué<br />
ocurrió? Pero además se trata de que esta<br />
133
información pueda llegar a ser compartida por<br />
todos los implicados en el problema; es decir,<br />
se debe lograr que el análisis y la definición<br />
del problema puedan llegar a ser comunes, así<br />
como también los objetivos que han de<br />
orientar su resolución.<br />
Ideas alternativas<br />
Cuando se ha reconocido el conflicto y se<br />
conoce su naturaleza es posible precisar ya<br />
los intereses u objetivos de todos los<br />
implicados en relación con el tema que se ha<br />
problematizado y empezar a buscar soluciones<br />
que tengan en cuenta esas posiciones<br />
respectivas. El criterio en este momento es<br />
producir el mayor número de soluciones<br />
alternativas, la mayor cantidad y variedad<br />
posible de opciones, evitando todavía emitir<br />
juicios sobre su idoneidad.<br />
Evaluar las alternativas y tomar una<br />
decisión<br />
Cuando se ha producido una cierta cantidad<br />
de soluciones alternativas llega el momento<br />
de evaluarlas críticamente a fin de hallar<br />
aquella que parezca más adecuada. Los<br />
criterios que acaban dirigiendo esta elección<br />
son básicamente dos: la consideración<br />
134<br />
positiva de las consecuencias que<br />
previsiblemente vaya a producir su adopción,<br />
y la posibilidad de llevar a cabo realmente la<br />
alternativa que parece más adecuada.<br />
Puesta en práctica de la decisión<br />
adoptada y evaluación<br />
Una vez tomada una decisión se trata de<br />
operativizarla; es decir, prever los detalles y<br />
los pasos que se han de seguir en su puesta<br />
en práctica y prever asimismo los mecanismos<br />
de control que permitirán evaluar su eficacia.<br />
A partir de los resultados será posible dar por<br />
válida la solución o, en caso contrario, iniciar<br />
de nuevo el proceso de búsqueda de<br />
soluciones al conflicto original.<br />
Estos pasos pueden estar en la mente del<br />
profesor y permitirle mediar en situaciones<br />
escolares de conflicto; pueden ser también<br />
enseñados a los alumnos y alumnas para que<br />
de manera autónoma puedan aplicarlos<br />
cuando lo precisen; finalmente, el estudio de<br />
los conflictos puede ser uno de los temas a<br />
tratar en el área de Ciencias Sociales.<br />
El educador como mediador<br />
En las cuales de los más pequeños, y a<br />
menudo también en las de los mayores, la<br />
convivencia se llena de una infinidad de<br />
pequeños problemas muy parecidos, muy<br />
repetitivos y a veces producto de un espíritu<br />
algo quisquilloso. Sin embargo, pese a su<br />
simplicidad y a su aparente falta de<br />
importancia, son problemas reales, que<br />
preocupan de verdad y que enturbian la<br />
convivencia. Por lo tanto, hemos de pensar<br />
cuál es el mejor modo de tratar esos temas a<br />
fin de que mejore la relación.<br />
En cada grupo-clase suelen aparecer<br />
pequeños problemas algo distintos, pero a<br />
modo de ejemplo podemos considerar como<br />
tales cuestiones como las siguientes: X<br />
siempre me molesta, Me han robado la goma,<br />
X se hace el chulo, En el patio me han<br />
pegado, X me ha insultado, X no me deja<br />
trabajar… y así podríamos ir refiriendo otros<br />
muchos casos parecidos. ¿Cómo mediar en<br />
este tipo de cuestiones? Ante todo pensamos<br />
que debemos admitirlas, acogerlas y<br />
comentarlas. Además, debemos tratarlas a<br />
partir de las apreciaciones y puntos de vista<br />
de los alumnos y alumnas. Pero, ¿cómo<br />
hacerlo? Creemos que puede ser útil adoptar<br />
una fórmula clara y sencilla, y además<br />
intentar utilizarla siempre que se presente la
ocasión. Es recomendable seguir los pasos<br />
que a continuación explicamos.<br />
- Tratar de manera individualizada cada uno<br />
de los pequeños problemas que aparecen.<br />
- Dar la palabra a la persona que ha<br />
planteado la cuestión para que pueda<br />
explicar el problema con mayor detalle. El<br />
maestro o la maestra pueden ayudarle<br />
haciéndole algunas preguntas para que<br />
exprese mejor sus puntos de vista. Puede<br />
ser oportuno dirigirle cuestiones como:<br />
¿qué ha pasado?, ¿por qué te molesta?,<br />
¿cómo te has sentido? O ¿cómo podría<br />
arreglarse? Se trata, en definitiva, de<br />
ayudar a que explique mejor el problema,<br />
que se aclare su relevancia, que se<br />
destaquen las consecuencias que ha<br />
tenido para quien lo ha presentado y los<br />
sentimientos que ha experimentado.<br />
- El siguiente paso consiste en pedir a la<br />
persona o personas sobre las que ha<br />
recaído la acusación que expliquen su<br />
versión de los hechos. Deberían explicar<br />
qué hicieron, por qué lo hicieron y qué les<br />
parece en este momento su actuación. Se<br />
trata, en definitiva, de qué se vean<br />
interpelados públicamente por lo que han<br />
hecho, pero también de que puedan dar<br />
su versión y su opinión. Sabemos que a<br />
menudo una parte de la culpa reside en la<br />
persona que ha planteado el problema y<br />
merece la pena desvelarlo para que la<br />
justicia sea total.<br />
- <strong>Normal</strong>mente, la situación que se crea<br />
después de las explicaciones y del breve<br />
diálogo que se entabla es idónea para que<br />
los implicados hagan las paces y se<br />
comprometan a no repetir todo aquello<br />
que no ha funcionado correctamente. En<br />
la mayoría de los casos, la simple voluntad<br />
de no repetirlo es ya suficiente. Sin<br />
embargo, algunas veces, cuando el<br />
problema es muy persistente, merece la<br />
pena buscar otros medios para facilitar<br />
que el compromiso se cumpla.<br />
- En otras ocasiones, y también cuando se<br />
ha llegado al acuerdo de hacer las paces,<br />
puede ser oportuno que el educador diga<br />
una última palabra de sosiego, de justicia,<br />
de reconsideración y de ánimo. Un<br />
comentario para terminar de la mejor<br />
manera, un comentario que ayude a<br />
plantear cómo ha de ser el futuro y, al fin,<br />
un comentario que verbalice ciertos<br />
valores y actitudes que pueden ayudar en<br />
algo a que no se repitan conductas poco<br />
deseables.<br />
Cuando nos encontremos ante casos muy<br />
recurrentes, será preciso proponer un plan de<br />
acción y un compromiso por parte de los<br />
responsables a fin de modificar el tipo de<br />
conducta indeseable. En estas situaciones<br />
será necesario buscar medios para recordar<br />
en el día a día los buenos propósitos y para<br />
favorecer el uso de mecanismos de<br />
autorregulación personal.<br />
Análisis de los conflictos<br />
Muchos temas personales y sociales<br />
conflictivos adquieren una dinámica y se<br />
prolongan durante tanto tiempo que acaban<br />
siendo incomprensibles. Este hecho, junto con<br />
la conveniencia de comprender mejor las<br />
situaciones conflictivas, ha impulsado a<br />
muchos investigadores a proponer unas<br />
pautas para analizar e intentar entender<br />
mejor las situaciones de conflicto. Pensamos<br />
que tales pautas pueden ser útiles también en<br />
situaciones escolares y pueden facilitar una<br />
aproximación ordenada y sistemática a<br />
distintas realidades conflictivas. El estudio de<br />
situaciones de conflicto es, pues, un medio<br />
privilegiado de comprensión crítica de la<br />
realidad.<br />
Aprender a solucionar conflictos<br />
El educador puede mediar en muchas<br />
situaciones de conflicto; el estudio de los<br />
conflictos es un camino de comprensión de la<br />
realidad, pero resulta quizás más necesario<br />
todavía enseñar a los alumnos a manejar por<br />
su cuenta los conflictos si caer en la<br />
confrontación. La propuesta que reproducimos<br />
a continuación presenta una actividad de<br />
papel y lápiz para familiarizarse con los pasos<br />
que hay que dar para encarar de manera<br />
positiva un problema. La estructura de la<br />
actividad se basa en la repetición de tres tipos<br />
de ejercicio para cada uno de los pasos<br />
conductual-reflexivos: primero, adquirir<br />
información sobre cada uno de los pasos que<br />
dar en la resolución de conflictos; segundo,<br />
ver cómo lleva a cabo cada uno de los pasos<br />
un personaje imaginario que actúa como<br />
modelo; y tercero, responder a ciertas<br />
preguntas que invitan a cada alumno a que<br />
sea él quien recorra los distintos pasos en la<br />
resolución de conflictos. Actividades de estas<br />
naturaleza permiten tomar conciencia sobre<br />
qué tipo de recursos pueden usarse en<br />
situaciones de conflictos. No se trata de una<br />
solución absolutamente segura, pero en<br />
cambio puede afirmarse que predisponen<br />
positivamente a mejorar el estilo personal de<br />
responder a los conflictos.<br />
135
¿Cómo resolver un problema?<br />
Resolver positivamente los problemas te<br />
ayudará a evitar discusiones y algunos<br />
disgustos. Además, al solucionar situaciones<br />
difíciles conocerás mejor a tus amigos y<br />
sabrás qué piensas y cuáles son sus<br />
sentimientos.<br />
Todos resolvemos problemas con cierta<br />
frecuencia, pero no siempre lo hacemos de un<br />
modo creativo y cooperativo. Proponemos un<br />
procedimiento que, a pesar de no constituir un<br />
remedio milagroso, puede resultar de gran<br />
utilidad.<br />
Aclarar el problema y comentarlo con los<br />
demás<br />
Debes analizar el problema y las razones que<br />
lo han provocado; luego conviene que lo<br />
expliques clara y directamente a tus amigos y<br />
que a la vez escuches lo que piensan y<br />
sienten ellos. Haz una prueba: explica, de<br />
forma sencilla, un problema que tengas o<br />
hayas tenido con tus amigos y responde a las<br />
siguientes preguntas: ¿qué causas crees que<br />
lo han provocado?, ¿qué sentimientos te<br />
provoca el conflicto?, ¿qué piensas y sienten<br />
los demás compañeros implicados?<br />
Por ejemplo, Juan plantea un problema que le<br />
ocurre frecuentemente: “Tengo broncas con<br />
mis amigos porque se enfadan cuando les<br />
hago alguna broma. Creo que todo se lo<br />
toman a mal y que no me entienden”. Cuando<br />
se lo comenta, ellos le responden: . Para Juan las cosas no son así:<br />
.<br />
Buscar soluciones<br />
Se trata de que pienses varias soluciones y<br />
selecciones la que te parezca mejor. Haz una<br />
lista y valora las ventajas y los inconvenientes<br />
de cada una de ellas. ¿Cuál te parece la<br />
mejor? Si has comentado el problema con tus<br />
amigos, conviene que ellos hagan lo mismo.<br />
En el caso de Juan, éste plantea algunas<br />
estrategias: .<br />
¿Cómo voy a llevar a cabo la solución elegida?<br />
Debes decidir cómo aplicarás esta solución:<br />
dónde, cuándo y cómo la pondrás en marcha.<br />
¿Qué cosas vas a hacer o decir para aplicar tu<br />
proyecto? Si has buscado la solución con tus<br />
amigos, deberías diseñar también con ellos la<br />
forma de llevarla a cabo.<br />
Juan decide cómo manifestar con claridad su<br />
nueva actitud: .<br />
Comprobar los resultados de la solución<br />
propuesta<br />
Debes comprobar si has puesto en práctica<br />
tus buenas intenciones y si ha servido para<br />
solucionar el problema inicial. Responde a las<br />
siguientes cuestiones: ¿has solucionado el<br />
problema tal como habías previsto?, ¿cómo<br />
han reaccionado tus compañeros?, ¿qué<br />
piensas hacer ahora? Puedes contrastar tu<br />
opinión con la de tus amigos.<br />
La evaluación que hace Juan es la siguiente:<br />
>>Hace ya unos días que intento moderar mis<br />
bromas y creo que en buena parte lo he<br />
conseguido. Voy a preguntar cómo lo ven mis<br />
amigos y seguiré esforzándome>>.
El contenido<br />
Hacia una pedagogía de la comprensión<br />
Hace varios años, di una conferencia sobre los<br />
errores conceptuales que suelen cometer los<br />
alumnos en ciencias y en matemática. Analicé<br />
algunos de esos errores y hablé de sus<br />
causas. No sé si el público sacó algún<br />
provecho de la experiencia, pero yo aprendí<br />
muchísimo luego de las preguntas finales.<br />
Había guardado las transparencias y me<br />
encaminaba a otra reunión, cuando dos<br />
personas que habían escuchado mi ponencia<br />
me detuvieron.<br />
“Queremos hacerle una pregunta”, dijo una de<br />
ellas. “Tenemos una pequeña curiosidad.”<br />
“Cómo no, usted dirá”, repliqué.<br />
“Usted comentó que los niños creen que se<br />
puede extraer la raíz cuadrada de una suma,<br />
que la raíz cuadrada de a al cuadrado más b<br />
al cuadrado es igual a a más b.”<br />
a + b = a + b<br />
2 2<br />
“Y no es así.”<br />
“Correcto, lo entendemos; pero nuestra<br />
pregunta es ¿por qué no es así? Parece como<br />
si debiera ser así.”<br />
La pregunta me sorprendió. Al principio no<br />
supe cómo responderla. Si me hubieran<br />
preguntado por qué se da cierta relación<br />
matemática, habría intentado ofrecer una<br />
demostración o al menos una explicación<br />
cualitativa. Pero, ¿por qué esta relación no es<br />
válida? Bien, simplemente porque no lo es.<br />
Eso no se explica.<br />
Entonces se me ocurrió una idea y se la<br />
transmití con sumo agrado. Les expliqué por<br />
qué la pregunta era difícil y por qué su visión<br />
del mundo de la matemática era distinta de la<br />
mía. Si bien ahora me dedico a la educación y<br />
a la psicología cognitiva, me formé como<br />
matemático. La experiencia me ha enseñado<br />
que para probar la validez de una relación<br />
matemática se requiere un gran esfuerzo. Las<br />
relaciones que “parecen válidas”, como la que<br />
mencionamos al principio, a menudo no lo<br />
son. El universo de relaciones aparentemente<br />
válidas está lleno de paja y el aparato<br />
deductivo de la matemática debe separarla del<br />
trigo.<br />
Ahora bien, la experiencia matemática de mis<br />
interrogadores había sido muy diferente.<br />
Jamás se vieron obligados a construir<br />
sistemas matemáticos. En general, habían<br />
aprendido el contenido de la matemática, las<br />
bellas y numerosas relaciones matemáticas<br />
que son válidas. Por lo tanto, era natural que<br />
creyeran que las relaciones que parecen<br />
válidas lo fueran efectivamente y que<br />
reaccionaran sorprendidos cuando una<br />
relación de validez aparente traicionaba sus<br />
expectativas.<br />
En resumen, aprendí que mis interrogadores y<br />
yo teníamos maneras diferentes de<br />
comprender no sólo la raíz cuadrada sino algo<br />
mucho más amplio: la empresa total de la<br />
matemática. Ellos consideraban que la tarea<br />
de la matemática consistía en verificar<br />
formalmente relaciones que parecen correctas<br />
y que probablemente lo son. Yo, en cambio,<br />
consideraba que la tarea de la matemática<br />
consistía en extraer de un océano de posibles<br />
relaciones aquellas pocas que son válidas. Son<br />
estas últimas las que necesitan explicación, y<br />
no las inválidas.<br />
La moraleja de esta historia es que la<br />
comprensión posee múltiples estratos. No sólo<br />
tiene que ver con los datos particulares sino<br />
con nuestra actitud respecto de una disciplina<br />
o asignatura. El episodio que acabo de contar<br />
en un testimonio de los peligros que entraña<br />
una visión demasiado atomista de la<br />
enseñanza, una visión que no preste atención<br />
a cómo los datos y conceptos individuales<br />
forman un mosaico más amplio que posee un<br />
espíritu, un estilo y un orden propios. Si la<br />
pedagogía de la comprensión significa algo,<br />
significa comprender cada pieza en el<br />
contexto del todo y concebir el todo como el<br />
mosaico de sus piezas.<br />
“Pedagogía de la comprensión sería el arte de<br />
enseñar a comprender. Y eso es en gran<br />
medida lo que necesita la educación.<br />
Recuérdese el “síndrome del conocimiento<br />
frágil”, del cual hablamos en el capítulo dos:<br />
según numerosas investigaciones, los jóvenes<br />
en general no entienden muy bien lo que<br />
están aprendiendo. Se aferran a conceptos<br />
erróneos y a estereotipos. Y a menudo los<br />
desconciertan las ideas difíciles: el modo<br />
subjetivo, la indecisión Hamlet, el principio de<br />
desplazamiento de Arquímedes, por qué hace<br />
más calor en verano, por qué a esclavitud fue<br />
tan tenaz en el Sur de los Estados Unidos. Sin<br />
duda, todos queremos enseñar a comprender<br />
y a menudo creemos hacerlo. Pero en general<br />
no es así.<br />
137
El capítulo anterior concluía con una moraleja:<br />
lo más importante es decidir qué pretendemos<br />
enseñar. Para desarrollar la capacidad de<br />
comprensión es necesario algo más que un<br />
método superior. Hace falta enseñar algo más<br />
y algo distinto. Para mejorar la capacidad de<br />
comprensión, debemos enseñar otras cosas.<br />
Pero, ¿qué tipo de cosas? ¿En qué consiste la<br />
comprensión?<br />
138<br />
¿QUÉ SIGNIFICA COMPRENDER?<br />
La función de las “actividades de<br />
comprensión”<br />
En el primer capítulo presentamos tres metas<br />
indiscutibles de la educación: la retención, la<br />
comprensión y el uso activo del conocimiento.<br />
La comprensión desempeña una función<br />
central en esta tríada. En primer lugar, porque<br />
las cosas que se pueden hacer para entender<br />
mejor un concepto son las más útiles para<br />
recordarlo. Así, buscar pautas en las ideas,<br />
encontrar ejemplos propios y relacionar los<br />
conceptos nuevos con conocimientos previos,<br />
por ejemplo, sirve tanto para comprender<br />
como para guarda información en la memoria.<br />
En segundo lugar, porque si no hay<br />
comprensión es muy difícil usar activamente<br />
el conocimiento. ¿Qué se puede hacer con los<br />
conocimientos que no entendemos?<br />
No obstante, la comprensión es una meta<br />
bastante misteriosa de la educación. Con<br />
frecuencia me he sentido defraudado por las<br />
declaraciones de objetivos que figuran en los<br />
planes de estudios o en los diseños de<br />
currículos y en las que se afirma: “Los<br />
alumnos comprenderán tal y tal cosa”. ¿Cómo<br />
podemos saber si un alumno ha alcanzado ese<br />
valioso estado de comprensión? No se trata de<br />
algo que se puede medir con un termómetro<br />
ni con exámenes de selección múltiple.<br />
La comparación entre conocer y comprender<br />
permite captar el carácter misterioso de la<br />
comprensión. Tomemos las leyes de Newton,<br />
que constituyen la piedra angular de la física<br />
clásica. La primera ley afirma que un objeto<br />
continúa moviéndose en la misma dirección y<br />
a la misma velocidad a menos que alguna<br />
fuerza lo desvíe. Esto no era ninguna<br />
obviedad antes de Newton. Después de todo,<br />
uno no suele ver objetos que se mueven del<br />
modo descrito por Newton. En el mundo<br />
cotidiano hay muchas fuerzas que desvía la<br />
trayectoria de los proyectiles, la cual forma<br />
una curva que regresa a Tierra. Por lo tanto,<br />
no es en absoluto evidente que, de no<br />
intervenir ninguna fuerza, los objetos<br />
continúen moviéndose a la misma velocidad y<br />
en la misma dirección.<br />
Si mi meta como maestro es que el estudiante<br />
conozca las leyes de Newton, puede examinar<br />
el progreso del alumno pidiéndole que las<br />
recite o que escriba las fórmulas. Incluso<br />
puede exigirle que realice algunas operaciones<br />
algebraicas a fin de cerciorarme de que no<br />
está repitiendo de memoria sino que posee un<br />
conocimiento al menos operativo.<br />
Ahora bien, supongamos que mi propósito es<br />
que el alumno comprenda las leyes de<br />
Newton. Si le pido que las recite, que las<br />
exprese en términos algebraicos e incluso que<br />
ejecute algunas operaciones, no puedo saber<br />
si el alumno entiende o no. Él podría realizar<br />
muy bien todas estas actividades sin<br />
comprender qué implican o explican<br />
realmente las leyes de newton y por qué son<br />
válidas.<br />
El misterio se reduce a esto: el conocimiento<br />
es un estado de posesión, de modo que es<br />
fácil averiguar si los alumnos tienen o no un<br />
determinado conocimiento. La comprensión,<br />
en cambio, va más allá de la posesión. La<br />
persona que entiende es capaz de “ir más allá<br />
de la información suministrada”, para utilizar<br />
la frase elocuente de Jerome Bruner. A fin de<br />
entender qué es comprender debemos aclarar<br />
qué significa ese “ir más allá de la posesión”.<br />
Las actividades de comprensión<br />
Consideraremos la comprensión no como un<br />
estado de posesión sino como un estado de<br />
capacitación. Cuando entendemos algo, no<br />
sólo tenemos información sino que somos<br />
capaces de hacer ciertas cosas con ese<br />
conocimiento. Estas cosas que podemos<br />
hacer, que revelan comprensión y la<br />
desarrollan, se denominan “actividades de<br />
comprensión”.<br />
Por ejemplo, supongamos que alguien<br />
entiende la primera ley de Newton. ¿Qué tipo<br />
de actividades de comprensión sería capaz de<br />
realizar esa persona? Veamos algunas de<br />
ellas:<br />
• La explicación. Explique con sus propias<br />
palabras qué significa moverse a una<br />
velocidad constante en la misma dirección<br />
y qué tipos de fuerzas pueden desviar un<br />
objeto.
• La ejemplificación. Muestre ejemplos de la<br />
ley en cuestión. Por ejemplo, indique las<br />
fuerzas que desvían la trayectoria de los<br />
objetos en el deporte, al conducir un<br />
automóvil o al caminar.<br />
• La aplicación. Use la ley para explicar un<br />
fenómeno aún no estudiado. Por ejemplo,<br />
¿qué fuerzas podrían hacer que una “bola<br />
curva”* se curve?<br />
• La justificación. Ofrezca pruebas de la ley;<br />
realice experimentos para corroborarla.<br />
Por ejemplo, para ver cómo funciona la<br />
ley, imagine una situación en la que la<br />
fricción y la gravedad sean mínimas.<br />
• Comparación y contraste. Observe la<br />
forma de la ley y relaciónelas con otras<br />
leyes. ¿Qué otros principios afirman que<br />
algo permanece constante a menos que<br />
ocurra tal o cual cosa?<br />
• La contextualización. Investigue la relación<br />
de la ley con el contexto más amplio de la<br />
física. ¿Cómo encaja con los otros<br />
principios newtonianos, por ejemplo? ¿Por<br />
qué es importante? ¿Qué función cumple?<br />
• La generalización. ¿La forma de la ley<br />
revela principios más generales sobre las<br />
relaciones físicas, que también se<br />
enuncian en otras leyes de la física? Por<br />
ejemplo, ¿todas las leyes físicas afirman<br />
de una manera u otra que algo permanece<br />
constante a menos que ocurra tal o cual<br />
cosa?<br />
Y podemos agregar muchas más dentro del<br />
mismo espíritu. Algunas de estas actividades<br />
de comprensión son bastante modestas en<br />
sus exigencias; por ejemplo, es relativamente<br />
fácil encontrar ejemplos de la primera ley de<br />
Newton. El alumno puede tomarlos del fútbol,<br />
del béisbol o del rugby. Otras, en cambio, son<br />
bastante complicadas: la generalización, por<br />
ejemplo. La variedad de actividades revela<br />
algunas características importantes de la<br />
comprensión.<br />
En primer lugar, identificamos la comprensión<br />
a través de las actividades creativas en lasque<br />
los estudiantes “van más allá de la<br />
información suministrada”. La comprensión<br />
consiste en un estado de capacitación para<br />
ejercitar tales actividades de comprensión.<br />
En segundo lugar, las diferentes actividades<br />
de comprensión requieren distintos tipos de<br />
pensamiento. Justificar la primera ley de<br />
Newton no es exactamente lo mismo que<br />
aplicarla, aunque hay semejanzas en la forma<br />
de razonamiento.<br />
En tercer lugar, la comprensión no es algo<br />
“que se da o no se da”. Es abierta y gradual.<br />
Respecto de un tema determinado, uno puede<br />
entender poco (es decir, puede realizar pocas<br />
actividades de comprensión) o mucho (es<br />
decir, puede realizar pocas actividades de<br />
comprensión), pero no puede entender todo<br />
pues siempre aparecen nuevas<br />
extrapolaciones que uno no ha explorado y<br />
que aún no es capaz de hacer.<br />
Esta perspectiva permite esclarecer la meta<br />
de la pedagogía de la comprensión: capacitar<br />
a los alumnos para que realicen una variedad<br />
de actividades de comprensión vinculadas con<br />
el contenido que están aprendiendo. Además,<br />
evoca el principio básico que señalamos en la<br />
introducción: el aprendizaje es una<br />
consecuencia del pensamiento. Todas las<br />
actividades de comprensión –explicar,<br />
encontrar nuevos ejemplos, generalizar, etc. –<br />
requieren pensar.<br />
Por último, como ya dijimos, esta perspectiva<br />
de la comprensión se conecta con la moraleja<br />
del capítulo anterior: la decisión más<br />
importante es qué pretendemos enseñar. Si<br />
queremos que los alumnos entiendan,<br />
debemos decidir enseñarles actividades de<br />
comprensión correspondientes a la primera<br />
ley de Newton o al tema que queremos que<br />
entiendan. Debemos brindar información<br />
clara, práctica reflexiva, realimentación<br />
informativa y estímulo, tal como afirma la<br />
Teoría Uno. Pero, en general, no lo hacemos.<br />
A menudo ni siquiera les pedimos a los<br />
alumnos que se ocupen de tareas tales como<br />
explicar, mostrar ejemplos nuevos y justificar.<br />
¡Y después nos preguntamos por qué no<br />
entienden!<br />
La comprensión y las imágenes mentales<br />
Supongamos que un día, sentado<br />
tranquilamente en el sofá de la sala, usted se<br />
encuentra en un estado de ánimo oriental.<br />
Apelando a todo su poder de concentración y<br />
de contemplación, levita por el aire, se acerca<br />
al techo y lo atraviesa.<br />
La pregunta es: ¿en dónde aparecería? Quizás<br />
en un cuarto, en un baño o en un desván. O<br />
bien, en el apartamento de los vecinos de<br />
arriba. Lo curioso de este ejercicio de la<br />
imaginación es que en general usted puede<br />
139
decir en dónde desembocaría, aunque nunca<br />
ha atravesado el techo de la sala.<br />
Usted ha ido más allá de la información que<br />
posee. El viaje a través del techo es una<br />
actividad de comprensión que revela que<br />
usted comprende el lugar del que parte. Y esa<br />
comprensión es más coherente y sistemática<br />
que una mera lista de todas las rutas que<br />
usted recorre en su casa.<br />
Esta pequeña gimnasia intelectual muestra<br />
cómo funciona uno de los recursos más<br />
importantes de la mente: la imagen mental.<br />
Las imágenes mentales ayudan a explicar<br />
cómo es el viaje a través del techo. En el<br />
transcurso de los años, hemos construido una<br />
imagen mental de l espacio en el que vivimos.<br />
Es como un mapa o un modelo tridimensional<br />
que muestra cómo se relacionan entre sí las<br />
distintas habitaciones. Así, cuando se nos<br />
pregunta qué pasaría si atravesáramos el<br />
cielorraso, estamos en condiciones de<br />
responder. Miramos el mapa en la mente –la<br />
imagen mental-, trazamos nuestro derrotero e<br />
indicamos nuestro destino.<br />
Las imágenes mentales, en el sentido en que<br />
utilizo aquí la expresión, no se limitan sólo al<br />
entorno o a lo estrictamente visual. Las<br />
personas tiene imágenes mentales de cómo<br />
debe desarrollarse un cuento.<br />
Supongamos que usted le cuenta a su hijo<br />
Rizos de Oro y los tres osos y, viendo que ya<br />
es muy tarde, se detiene en el momento en<br />
que Rizos de Oro está durmiendo en la cama<br />
del bebé oso, lo cual “es bastante”. Usted<br />
dice: “Eso es todo por hoy”.<br />
“Pero no terminaste el cuento”, replica el niño.<br />
“Ah”, dice usted. “¿Ya te lo conté?”<br />
“No”, responde el niño. “Pero no parece que<br />
haya acabado.”<br />
Los cuentos tienen una forma para los niños.<br />
Necesitan misteriosos o desafíos y<br />
resoluciones. Desde muy pequeños, los niños<br />
se forman una imagen mental de los cuentos;<br />
no se trata de una imagen visual sino de una<br />
idea general sobre cómo se desarrolla un<br />
cuento. Una vez que el niño tiene esta<br />
imagen, uno no puede terminar el relato con<br />
Rizos de Oro dormitando en la cama.<br />
Las imágenes mentales permiten realizar<br />
actividades de comprensión<br />
Existe una conexión importante entre la<br />
pedagogía de la comprensión y las imágenes<br />
mentales. Podríamos decir que las actividades<br />
de comprensión constituyen el lado visible de<br />
140<br />
la comprensión, es decir, lo que las personas<br />
hacen cuando entienden. Pero ¿cuál es el lado<br />
interno de la comprensión? ¿Qué tienen en la<br />
cabeza las personas cuando entienden algo?<br />
La ciencia cognitiva contemporánea tiene su<br />
respuesta favorita: imágenes mentales (o,<br />
como dirían muchos psicólogos, “modelos<br />
mentales”). En términos generales, una<br />
imagen mental es un tipo de conocimiento<br />
holístico y coherente; cualquier representación<br />
mental unificada y abarcadora que nos ayuda<br />
a elaborar un determinado tema. Por ejemplo,<br />
la imagen mental de nuestra casa y del<br />
vecindario nos ayuda a recorrerlos (y también<br />
a atravesar los techos con la imaginación). La<br />
imagen mental de cómo es un cuento sirve<br />
para comprender e inventar cuentos (y<br />
también impide que les hagamos tragar falsos<br />
cuentos a nuestros hijos). Otras imágenes<br />
mentales nos ayudan a entender temas de<br />
historia, de ciencias o de otras materias.<br />
¿Cómo operan las imágenes mentales? Nos<br />
dan algo con lo cual razonar cuando<br />
realizamos actividades de comprensión. Como<br />
usted posee la imagen mental de su casa,<br />
puede utilizarla cuando le pido que prediga<br />
(una actividad de comprensión) dónde<br />
aparecería si atravesara el techo. Como usted<br />
tiene una idea de la forma de un cuento, si le<br />
pido que invente uno, la imagen general de<br />
cuento le permitirá construirlo. Cualquiera sea<br />
la actividad de comprensión –explicar,<br />
extrapolar, ejemplificar-, si poseemos las<br />
imágenes mentales correctas, nos ayudarán a<br />
realizar.<br />
Las imágenes mentales de las que hemos<br />
hablado hasta el momento se refieren a cosas<br />
básicas como la disposición de una casa o la<br />
estructura de un cuento. Pero también pueden<br />
referirse a cuestiones muy abstractas y<br />
complicadas. Considérese, por ejemplo, la<br />
imagen mental de la organización de los<br />
elementos químicos en la tabla periódica. La<br />
tabla misma es una imagen visible sobre un<br />
papel. Pero en la medida en que la<br />
internalizamos al menos parcialmente se<br />
convierte también en una imagen mental.<br />
Y nótese cuán abstracta es, tanto en el papel<br />
como en nuestra mente. La tabla periódica es<br />
un mapa de clases y no de un espacio físico.<br />
Las relaciones espaciales en la tabla periódica<br />
indican pautas cíclicas en el comportamiento<br />
químico de los elementos y semejanzas en las<br />
propiedades físicas de los elementos<br />
contiguos.
Veamos ahora otro tipo de imágenes<br />
mentales. Piense en las imágenes mentales de<br />
los personajes que usted construye mientras<br />
lee Otelo. A fin de comprobar la vivacidad de<br />
dichas imágenes, realice el siguiente<br />
experimento mental. Suponga que hacia los<br />
dos tercios de la obra aparece un vecino de<br />
Otelo y atestigua con vehemencia a favor de<br />
la buena conducta de Desdémona. ¿Otelo<br />
diría: “De acuerdo, supongo que todo fue<br />
producto de mi imaginación”? ¡Claro que no¡<br />
Si usted posee una imagen mental de Otelo<br />
(no una descripción de su aspecto físico sino<br />
una idea de su personalidad), sabe inmediata<br />
e intuitivamente que Otelo seguiría<br />
atormentado por los celos. Él sospecha<br />
compulsivamente de la fidelidad de su esposa.<br />
¿Y qué pasaría con Yago? Al escuchar el<br />
testimonio del vecino, ¿abandonaría la ciudad<br />
por temor a que lo descubran? ¡No! Si usted<br />
tiene una imagen mental de carácter de Yago,<br />
sabe inmediatamente que un hombre como él<br />
no se rendiría tan fácilmente. Intentaría una<br />
nueva traición a fin de desacreditar al vecino y<br />
avivar aun más los temores de Otelo.<br />
Para ver un ejemplo aun más abstracto que la<br />
tabla periódica o un personaje, considérese mi<br />
imagen mental de la matemática, que<br />
mencioné en la introducción de este capítulo y<br />
según la cual toda relación matemática que<br />
“parece correcta” es sospechosa. Como<br />
cualquier imagen mental, ésta permite realizar<br />
actividades de comprensión. Mi imagen<br />
mental de la matemática hace que tome las<br />
nuevas proposiciones matemáticas con<br />
escepticismo y exija justificaciones.<br />
Recordemos a las personas que se me<br />
acercaron luego de la conferencia y me<br />
preguntaron por qué una de las fórmulas que<br />
yo había analizado no era verdadera. Ellos<br />
tenían una imagen mental más ingenua: las<br />
relaciones matemáticas que “parecen válidas”<br />
probablemente lo son. Y este punto de vista<br />
influía en sus actividades de comprensión.<br />
Confiaban excesivamente en la probable<br />
validez de una nueva proposición matemática<br />
y se desconcertaban si ésta resultaba ser<br />
falsa.<br />
Las actividades de comprensión generan<br />
imágenes mentales<br />
Las imágenes mentales permiten realizar<br />
actividades de comprensión. Y a veces las<br />
personas adquieren imágenes mentales<br />
mediante la instrucción directa –por ejemplo,<br />
cuando enseñamos la tabla periódica-.<br />
Pero la relación entre las imágenes mentales y<br />
las actividades de comprensión no es<br />
unilateral sino bilateral: las actividades de<br />
comprensión generan imágenes mentales.<br />
Por ejemplo, en general no aprendemos cómo<br />
trasladarnos por el vecindario memorizando<br />
un mapa. Recorremos sus calles. Enfrentamos<br />
ciertos desafíos, como ir a la tienda de<br />
comestibles o a la peluquería. Le explicamos<br />
cómo encontrar X o Y a nuestro cónyuge y él<br />
(o ella) nos explica cómo encontrar W o Z.<br />
Todas estas actividades de comprensión<br />
espacial que permiten familiarizarnos con<br />
nuestro vecindario crean una imagen mental<br />
coherente.<br />
Otro ejemplo: ¿de dónde obtiene el niño la<br />
imagen mental de la forma de un cuento?<br />
Obviamente, no de la definición formal de<br />
cuento que le dan sus padres; sino, antes<br />
bien, escuchando muchos cuentos, haciendo<br />
preguntas sobre ellos, representándolos,<br />
etcétera.<br />
Un ejemplo más: ¿cómo adquirí mi imagen<br />
mental de las relaciones matemáticas?<br />
Cuando era estudiante de matemática nadie<br />
me dijo explícita y directamente que se debía<br />
dudar de las proposiciones matemáticas que<br />
parecían válidas. Lo aprendí al toparme con<br />
muchas proposiciones de ese tipo, al tratar de<br />
demostrarlas o de refutarlas, al ajustar mis<br />
esperanzas y expectativas al terreno real,<br />
aunque abstracto, de la matemática; es decir,<br />
al aprender a moverme en el espacio<br />
conceptual de esa disciplina del mismo modo<br />
que las personas aprenden a moverse en el<br />
espacio físico.<br />
En síntesis, existe una relación recíproca entre<br />
las imágenes mentales y las actividades de<br />
comprensión. Si ayudamos a los alumnos a<br />
adquirir imágenes mentales por cualquier<br />
medio –incluyendo la instrucción directa-,<br />
desarrollarán su capacidad de comprensión –<br />
tales como predecir, explicar, resolver,<br />
ejemplificar, generalizar, etc.-, construirán<br />
imágenes mentales. De modo que hay una<br />
especie de sociedad entre las imágenes<br />
mentales y las actividades de comprensión. Se<br />
alimentan las unas a las otras, y constituyen,<br />
por así decirlo, el yin y el yang de la<br />
comprensión.<br />
Las actividades de comprensión y las<br />
imágenes mentales son los engranajes de la<br />
pedagogía de la comprensión. Ahora bien,<br />
¿cómo se podría aplicar esta concepción? Si<br />
nuestra decisión más importante es qué<br />
141
pretendemos enseñar, ¿qué tipos de<br />
actividades de comprensión y que tipos de<br />
imágenes mentales deberíamos tratar de<br />
enseñar? En las secciones siguientes<br />
expondremos qué debemos tratar de enseñar<br />
según la pedagogía de la comprensión.<br />
Niveles de comprensión<br />
Si no lo puedes resolver en diez minutos, no<br />
puedes resolverlo nunca.<br />
Ese es el lema de muchos alumnos; el credo<br />
en el que se basan cuando tiene que resolver<br />
problemas matemáticos. El pedagogo de la<br />
matemática Alan Schoenfeld, de la<br />
Universidad de California, Berkeley, escribió<br />
sobre la actitud de los alumnos hacia esa<br />
disciplina y señaló esta “regla de los diez<br />
minutos”. Dicha regla reduce la perseverancia,<br />
y si bien la perseverancia ciega no es ninguna<br />
virtud, la perseverancia inteligente es uno de<br />
los recursos más eficaces para el aprendizaje<br />
y la resolución de problemas.<br />
La regla de los diez minutos presenta una<br />
característica muy interesante: no se refiere a<br />
un punto específico del contenido matemático<br />
–como la raíz cuadrada, el teorema de<br />
Pitágoras o la fórmula cuadrática-, sino que es<br />
general. Se trata de una postura abarcadora<br />
que comprende a toda la empresa de la<br />
matemática. La regla de los diez minutos es<br />
una imagen mental sobre la matemática.<br />
Aunque está expresada en forma verbal, se<br />
trata fundamentalmente de una actitud<br />
holística con respecto al carácter de los<br />
problemas matemáticos. O se los resuelve<br />
rápidamente o no se los resuelve nunca. O se<br />
comprende rápidamente o no se comprende<br />
nunca. Y, al igual que toda imagen mental,<br />
esta imagen influye en las actividades de<br />
comprensión.<br />
Veamos ahora otra imagen mental de la<br />
matemática muy frecuente. El investigador del<br />
aprendizaje matemático Dan Chazen<br />
descubrió que los alumnos de geometría<br />
euclideana tienen ideas muy extrañas con<br />
respecto a la naturaleza de la demostración.<br />
Luego de que hayan probado correctamente<br />
un teorema, pregúnteles a los alumnos si<br />
podrían encontrar una excepción. Es muy<br />
probable que le respondan: “Oh, sí, si uno se<br />
fija bien, podría encontrar un triángulo o un<br />
cuadrilátero raros para los cuales el teorema<br />
no fuera válido”.<br />
Esta imagen de prueba es muy extraña. Toda<br />
demostración formal deductiva justifica un<br />
142<br />
teorema para siempre, sin excepciones. Pero<br />
muchos alumnos no logran comprenderlo y<br />
terminan con una imagen mental de prueba<br />
en la cual está no es más que una evidencia<br />
bastante buena que no cierra definitivamente<br />
la cuestión. Nótese una vez más que, como en<br />
el caso de la regla de los diez minutos, esta<br />
actitud hacia la prueba no se relaciona con un<br />
teorema específico, sino que es general.
INTRODUCCIÓN<br />
La construcción de las ideas científicas:<br />
consecuencias para la enseñanza y el<br />
aprendizaje<br />
Los niños desarrollan ideas sobre los<br />
fenómenos naturales antes de que se les<br />
enseñe ciencia en la escuela. En algunos casos<br />
estas ideas están de acuerdo con la ciencia<br />
que se les enseña. Sin embargo, en muchos<br />
casos, hay diferencias significativas entre las<br />
nociones de los niños y la ciencia escolar.<br />
Las concepciones de los niños como<br />
construcciones personales<br />
Desde los primeros días de su vida los niños<br />
han desarrollado ideas o esquemas sobre el<br />
mundo natural que les rodea. Tienen<br />
experiencias sobre lo que ocurre cuando dejan<br />
caer objetos, los empujan, tiran de ellos o los<br />
lanzan, y de esta forma construyen ideas y<br />
expectativas en relación con la forma en que<br />
se perciben y mueven los objetos. De manera<br />
similar, desarrollan ideas sobre otros aspectos<br />
del mundo que les rodea a través de<br />
experiencias, por ejemplo, con los animales,<br />
las plantas, el agua, la luz y las sombras, las<br />
estufas y los juguetes. Un niño de nueve años<br />
se dio cuenta de que una vez apagado un<br />
tocadiscos el sonido tardaba unos segundos<br />
en desaparecer. , dijo, . Este niño no había<br />
recibido una enseñanza formal de ciencias y<br />
sin embargo había desarrollado la noción de<br />
que la electricidad estaba implicada en la<br />
producción del sonido, ¡de que fluía a través<br />
de cables y de que lo hacía muy rápidamente!<br />
Muchas de las concepciones que los niños<br />
desarrollan respecto a los fenómenos<br />
naturales proceden de sus experiencias<br />
sensoriales. Algunas concepciones o<br />
esquemas de conocimiento, aunque influyen<br />
en la interacción de los niños con su entorno,<br />
no se pueden representar de forma explícita<br />
mediante el lenguaje. Por ejemplo, los niños<br />
que juegan al balón han desarrollado una<br />
serie de esquemas de conocimiento sobre las<br />
trayectorias que siguen los balones, que les<br />
permiten lanzarlos y recogerlos con éxito.<br />
Sólo mucho después, los estudiantes tendrán<br />
oportunidades formales para representar y<br />
analizar tales movimientos: aunque, desde los<br />
primeros años de vida, ha existido un<br />
esquema de conocimiento que hace posible<br />
que el niño interactúe de forma eficaz cuando<br />
lanza y coge balones.<br />
Las investigaciones realizadas en distintos<br />
países han identificado rasgos comunes en las<br />
ideas de los niños y los estudios evolutivos<br />
proporcionan visiones útiles sobre las formas<br />
características en que progresan estas ideas<br />
durante los años escolares. Estas<br />
investigaciones han indicado que tales ideas<br />
deben considerarse como algo más que<br />
simples ejemplos de información incorrecta;<br />
los niños tienen formas de interpretar los<br />
sucesos y fenómenos que son coherentes y<br />
encajan con sus campos de experiencia<br />
aunque pueden diferir sustancialmente de la<br />
opinión científica. Los estudios indican<br />
también que, a pesar de la enseñanza formal,<br />
estas ideas pueden persistir en la edad adulta.<br />
Rasgos comunes en las concepciones de<br />
los niños<br />
Los estudios sobre concepciones respecto a<br />
los fenómenos naturales indican que puede<br />
haber rasgos que aparecen muy a menudo en<br />
las nociones de los niños que es posible<br />
organizar y describir. Además, estas nociones<br />
parecen evolucionar a medida que se van<br />
adaptando a experiencias más amplias.<br />
Un tema que ha sido bien estudiado es el de<br />
las concepciones sobre la luz y la visión.<br />
¿Cómo entienden los niños cómo llegan a ver<br />
las cosas? ¿Relacionan luz y visión? Si es así<br />
¿cómo? Si se pregunta a niños pequeños,<br />
¿Dónde hay luz en esta habitación?, se puede<br />
imaginar lo que pueden decir. De forma<br />
característica, los niños de 5 o 6 años<br />
identificarán la luz como la fuente o el efecto;<br />
podrían identificarla con este foco o con<br />
aquella mancha brillante en la pared. Más<br />
adelante, los niños identificarán algo en el<br />
espacio entre la fuente y el efecto. Se<br />
enciende el interruptor y la habitación se llena<br />
con un baño de luz que permite ver las cosas.<br />
Posteriormente, durante la etapa básica,<br />
algunos niños empiezan a utilizar la idea de<br />
que la luz viaja. Cuando se considera la<br />
velocidad a que viaja la luz, resulta<br />
interesante el hecho de que los niños estén<br />
sugiriendo esto espontáneamente. Razonarán<br />
que la luz sale de la fuente, viaja y golpea a<br />
un objeto, y debido a que el objeto está<br />
iluminado se puede ver. Sin embargo, están<br />
menos seguros en cuanto a lo que sucede<br />
ente el ojo y el objeto. Algunos niños<br />
establecen un enlace en términos de rayos<br />
143
visuales que van desde el ojo al objeto –un<br />
modelo que implica un papel activo por parte<br />
de quien ve; las cosas o<br />
a los objetos.<br />
El diagrama típico de un libro de texto en que<br />
la luz se distribuye a partir de un objeto y una<br />
parte de ella va en dirección al ojo es, de<br />
acuerdo con la literatura, una opinión<br />
sostenida por una relativa minoría de los niños<br />
de escuela secundaria.<br />
Un rasgo importante es la semejanza en los<br />
modelos conceptuales que utilizan niños de<br />
diferentes países y distintos antecedentes. Las<br />
concepciones de los niños sobre la ciencia no<br />
son idiosincrásicas, ni tiene en muchos casos<br />
una dependencia cultural fuerte. Se forman<br />
por la experiencia personal con los<br />
fenómenos. En escuelas que tienen alumnos<br />
de un amplio rango de grupos sociales y<br />
étnicos, los profesores probablemente<br />
encontrarán que las ideas de los alumnos<br />
proporcionan una base común para la<br />
construcción de unas buenas relaciones de<br />
trabajo.<br />
Un estudio de Nussbaum y Novak sobre las<br />
concepciones de los niños respecto a la Tierra<br />
en el espacio, reveló un conjunto de cinco<br />
concepciones o, con ellos las denominaron,<br />
. Progresaban desde la Tierra<br />
como una esfera y arriba y abajo definidos<br />
tomando a la Tierra como marco de referencia<br />
(ver Fig. 1.1.) este estudio se replicó en Nepal<br />
y se identificó la misma secuencia de<br />
concepciones. La figura 1.2 muestra el<br />
porcentaje de niños nepalíes de 12 años que<br />
sostenían cada una de esas cinco nociones. Se<br />
compara con el porcentaje de niños<br />
norteamericanos de 8 años. Como comentan<br />
los autores del artículo, .<br />
144<br />
La construcción social del conocimiento<br />
Durante los últimos años se ha hecho hincapié<br />
de forma creciente en el proceso de<br />
interacción en el aprendizaje. Se reconoce que<br />
el aprendizaje sobre el mundo no tiene lugar<br />
en un vacío social. Los niños tiene a su<br />
disposición mediante el lenguaje y la cultura<br />
maneras de pensar y formar imágenes. Frases<br />
como, o, ,<br />
proporcionan, mediante metáforas, formas de<br />
representar aspectos del mundo físico. El que<br />
las ideas de un individuo sean confirmadas y<br />
compartidas por otros, en los comentarios de<br />
clase, desempeña un papel al dar forma al<br />
proceso de construcción del conocimiento. En<br />
el ejemplo siguiente se invitó a un grupo de<br />
niños de 13 años a desarrollar su modelo para<br />
explicar las propiedades del hielo, el agua y el<br />
vapor, realizando actividades relacionadas con<br />
el cambio de estado. Después de una<br />
discusión inicial en la que los alumnos<br />
introdujeron la idea de moléculas y la<br />
adoptaron, un grupo empezó a prestar<br />
atención a la cuestión del enlace.<br />
A1: ¿El agua se convirtió en hielo? Creo que<br />
probablemente se hace más fuerte el<br />
enlace.<br />
A2: Bueno, eso no está demasiado claro,<br />
realmente.<br />
A1: Porque hoy no hicimos un experimento<br />
como ese, en realidad. Estábamos sólo<br />
con la fusión.<br />
A2: NO estábamos seguros, quiero decir que<br />
tenemos más o menos claro lo que<br />
ocurre al pasar de sólido a líquidos y a<br />
gases, pero no de gases a líquidos y a<br />
sólidos.
A1: El asunto es, en los gases el enlace ha<br />
desaparecido totalmente.<br />
A2: Entonces ¿cómo es que el enlace<br />
aparece otra vez?<br />
A1: Supongo que funciona al revés, cuando<br />
se le calienta destruye el enlace, cuando<br />
se le enfría, ya sabes, lo reconstruye.<br />
A3: Pero ¿Cómo lo reconstruye? ¿con qué lo<br />
reconstruye?<br />
(La cuestión sobre de dónde vienen los<br />
enlaces reconstruidos continúa<br />
preocupando al grupo)<br />
A2: Si los átomos están unidos, un átomo no<br />
puede convertirse en un enlace para<br />
mantener a los otros átomos juntos<br />
¿no?<br />
(En ese punto interviene un observador<br />
presente en la clase)<br />
E: ¿Cómo os imagináis el enlace?<br />
A4: Como una especie de cuerda entre los<br />
átomos.<br />
A1: No, no es eso, Él (refiriéndose al<br />
profesor) nos habló de magnético,<br />
magnetismo. Algún tipo de fuerza.<br />
A4: Electricidad estática o algo así.<br />
A2: Si. Eso los mantenía juntos. Y supongo<br />
que si estaba caliente entonces no<br />
estaba tan magnetizado o algo y cuando<br />
esta frío se magnetizaba más.<br />
(El grupo parece haber adoptado la idea<br />
de que los enlaces se deben a un tipo de<br />
fuerza magnética, y vuelven a<br />
considerar cómo puede esto explicar<br />
que el enlace aparentemente cambie<br />
cuando se calienta una sustancia)<br />
A4: Cuando están calientes vibran más, por<br />
eso la electricidad estática no es fuerte.<br />
A2: Sí, ya sé, pero vibran más, y se rompen<br />
el enlace y entonces al final se<br />
convierten en un gas y de ahí no<br />
pasan… pero ¡cómo recupera el enlace?<br />
(Enfáticamente)<br />
A2: Cuando empieza a enfriarse, no vibran<br />
tanto.<br />
A1: ¡Ah, sí! Cuando se enfrían, el enlace<br />
aumentará así que no serán capaces de<br />
moverse tanto alrededor, esto encaja,<br />
¿no?<br />
(Nótese aquí la comprobación obvia de<br />
la consistencia. La idea a comprobar<br />
parece ser que, debido a la mayor<br />
fuerza del enlace a menores<br />
temperaturas, las moléculas no serán<br />
capaces de vibrar tanto debido a que<br />
están forzadas. Esta idea, sin embargo,<br />
sigue sin resolver la cuestión de cómo e<br />
hace más fuerte el enlace a<br />
temperaturas menores, como indica el<br />
comentario del alumno siguiente)<br />
A2: sí, pero la cuestión es, ¿cómo<br />
recuperamos el enlace?<br />
A4: Haciendo que vibren más despacio…<br />
A2: Haciendo más lentas las vibraciones.<br />
(Uno de los alumnos tiene una opinión<br />
diferente en este punto. Sugiere que la<br />
fuerza está presente en todo momento)<br />
A4: Supongo que siempre está presente<br />
pero… si, no ha tenido oportunidad<br />
como de agarrar, agarrarlas, ya sabes y<br />
mantenerlas juntas. Bueno, donde se<br />
hace más lenta, ya sabes, podría<br />
dominar el…<br />
A3: Un poco más fácil mantener juntas las<br />
cosas más lentas.<br />
El resultado de esta discusión es un logro<br />
considerable. Los alumnos han reunido su<br />
conocimiento de que las partículas están en<br />
continuo movimiento y de que este<br />
movimiento aumenta con la temperatura, con<br />
la idea de que la fuerza entre las partículas<br />
está presente durante todo el tiempo, para<br />
explicar la aparente de enlaces. El ejemplo ilustra<br />
claramente cómo los alumnos, si se les motiva<br />
y se les da la oportunidad, pueden reunir las<br />
ideas y las experiencias previas para hacer<br />
avanzar su conocimiento.<br />
La discusión con sus iguales puede cumplir<br />
una serie de funciones en el proceso de<br />
construcción del conocimiento. Proporciona un<br />
foro en el que ideas previamente implícitas<br />
pueden hacerse explícitas y quedar<br />
disponibles para la reflexión y la<br />
comprobación. Proporciona una situación en la<br />
que los individuos tiene que clarificar sus<br />
propias nociones en el proceso de discusión<br />
con los otros. También puede proporcionar<br />
una oportunidad para que los individuos<br />
construyan sobre las ideas de los demás con<br />
vistas a alcanzar una solución.<br />
Howe et al. Han investigado, en una serie de<br />
contextos científicos, en qué medida se<br />
favorece la comprensión conceptual de los<br />
niños respecto a la ciencia mediante la<br />
discusión en grupo. Su trabajo sugiere que el<br />
progreso en la comprensión se consigue<br />
mediante la oportunidad de cada individuo de<br />
reorganizar sus propias ideas al hablar y<br />
escuchar.<br />
Si tienen que dar un sentido a sus<br />
experiencias en las clases de ciencias, los<br />
alumnos necesitan suficientes oportunidades<br />
para hablar y escuchar a los demás. La<br />
atmósfera de aprendizaje no será aquella de<br />
un con los alumnos<br />
145
trabajando en silencio; ni los alumnos deberán<br />
estar ocupados en trabajos<br />
prácticos todo el tiempo. Es probable que las<br />
charlas animadas y las discusiones sean el<br />
distintivo de las clases de ciencias eficaces.<br />
La naturaleza de ciencia y sus<br />
consecuencias para la enseñanza y el<br />
aprendizaje<br />
El modo en que los alumnos construyen las<br />
ideas en ciencias refleja la naturaleza y el<br />
estatus de la ciencia como conocimiento<br />
público: también se construye personal y<br />
socialmente. Las ideas y teorías científicas son<br />
resultado de la interacción de los individuos<br />
con los fenómenos. Pasan luego a través de<br />
un complejo proceso que implica la<br />
comunicación y comprobación por parte de las<br />
principales instituciones sociales científicas<br />
antes de ser validadas por la comunidad<br />
científica. Esta dimensión social de la<br />
construcción del conocimiento científico ha<br />
dado como resultado que la comunidad<br />
científica comparta una visión del mundo que<br />
implica conceptos, modelos, convenciones y<br />
procedimientos. Este mundo está habitado<br />
por entidades como átomos, electrones, iones,<br />
fuerzas, genes y especies; está<br />
provechosamente organizado mediante la<br />
unificación de ideas y procedimientos de<br />
medida y experimentación.<br />
Las ideas científicas, que se construyen y<br />
transmiten a través de las instituciones<br />
científicas culturales y sociales, no serán<br />
descubiertas por los estudiantes<br />
individualmente mediante su propia<br />
investigación empírica: aprender ciencia<br />
implica ser iniciado en la cultura de la ciencia.<br />
Si a los aprendices se les tiene que dar acceso<br />
a los sistemas de conocimiento de la ciencia,<br />
el proceso de construcción del conocimiento<br />
debe ir más allá de la investigación empírica<br />
personal. Los aprendices necesitan que se les<br />
conceda el acceso no sólo a experiencias<br />
físicas sino también a los conceptos y modelos<br />
de la ciencia convencional. El reto para los<br />
profesores reside en ayudar a los alumnos a<br />
construir estos modelos por sí mismos, a<br />
apreciar sus campos de aplicación y, dentro<br />
de esos campos, a usarlos. Si la enseñanza<br />
consiste en llevar a los alumnos hacia las<br />
ideas científicas convencionales, entonces la<br />
intervención del profesor es esencial, tanto<br />
para proporcionar pruebas experimentales<br />
adecuadas como para hacer que las ideas y<br />
convenciones teóricas de la comunidad<br />
científica estén a disposición de los alumnos.<br />
146<br />
La relación entre teoría y datos no es sólo una<br />
importante faceta de la naturaleza de la<br />
ciencia, es también un asunto crítico en el<br />
aprendizaje de la ciencia por los niños. Del<br />
mismo modo que las teorías científicas sirven<br />
para organizar y explicar las observaciones a<br />
la vez que para dar forma al progreso futuro<br />
en ciencia, las ideas de los niños sobre los<br />
fenómenos naturales desempeñan un papel<br />
organizativo en su construcción de nuevos<br />
conocimientos y en su interpretación de nueva<br />
información.<br />
Es importante para los alumnos saber cómo<br />
se desarrollan y evalúan las ideas científicas<br />
por una serie de razones: para que puedan<br />
apreciar la importancia de compartir y revisar<br />
las ideas; para que puedan apreciar el<br />
carácter de las ideas<br />
científicas; y para que adquieran confianza al<br />
ensayar y comprobar ideas. Estas metas<br />
contrastan con las perspectivas que están<br />
implícitas en los enfoques de enseñanza que<br />
plantean el conocimiento científico como algo<br />
, no problemático y fijo –la<br />
imagen que surge a menudo en los libros de<br />
texto o en las clases formales- o con los que<br />
presentan la ciencia como algo que se<br />
mediante investigaciones<br />
empíricas individuales, una perspectiva que<br />
está implícita en los enfoques de proceso<br />
ingenuos o en los métodos de aprendizaje por<br />
descubrimiento para la enseñanza de las<br />
ciencias.<br />
Las aulas escolares enfrentan a menudo a los<br />
estudiantes con imágenes del conocimiento<br />
científico como un conocimiento impersonal y<br />
sin valores. Esto puede deberse al uso de<br />
ciertas herramientas lingüísticas de la ciencia<br />
que sirven para mantener a los alumnos de la ciencia que se les<br />
enseña. Al insistir en hablar del conocimiento<br />
científico y las actividades del aula en tercera<br />
persona, y al eliminar la personificación y el<br />
lenguaje coloquial la ciencia se puede<br />
presentar como algo remoto, difícil y<br />
autorizado. El pensamiento científico<br />
fácilmente se puede presentar como un tipo<br />
especial de pensamiento que es<br />
fundamentalmente diferente del razonamiento<br />
de sentido común, y puede ser percibido, por<br />
tanto, por muchos alumnos como inaccesible.<br />
La enseñanza y el aprendizaje basados en el<br />
interés por construir ideas exige de los niños<br />
no solamente trabajo de<br />
laboratorio, sino también pensar sobre cómo<br />
se relacionan sus investigaciones con las ideas<br />
que están desarrollando. Los niños necesitan
ser conscientes de la gama de ideas diferentes<br />
que pueden tener sus compañeros para<br />
explicar los mismos fenómenos y deben<br />
desarrollar el hábito de evaluar estas<br />
explicaciones.<br />
Cuando los niños observan fenómenos, el<br />
sentido que les dan estará influido por las<br />
ideas que ya tienen. Los niños centrarán sus<br />
observaciones en lo que perciban como<br />
factores importantes (que pueden ser o no los<br />
que ha identificado el profesor). Muchos<br />
alumnos no saben qué finalidad tiene la<br />
actividad práctica, piensan que en la escuela para ver si algo<br />
funciona, más que para reflexionar sobre<br />
cómo una teoría puede explicar las<br />
observaciones. Hay razones para de por<br />
qué se les pide que hagan diferentes tipos de<br />
trabajos prácticos en la escuela. En lugar de<br />
verse a sí mismos como receptores pasivos de<br />
información, los alumnos necesitan verse<br />
activamente implicados en la construcción de<br />
significados aportando sus ideas previas para<br />
relacionarlas con las nuevas situaciones.<br />
La experiencia en sí misma no es suficiente.<br />
Es el sentido que los estudiantes le den lo que<br />
importa. Si lo que los estudiantes entienden<br />
debe variar en la dirección de lo que la ciencia<br />
acepta, entonces es esencial la negociación<br />
con una autoridad, normalmente el profesor.<br />
Enseñar desde esta perspectiva es también un<br />
proceso de aprendizaje: una característica del<br />
profesor que trabaja teniendo presentes las<br />
ideas de los niños es la habilidad para<br />
escuchar el sentido que los alumnos están<br />
dando a sus experiencias de aprendizaje y<br />
responder de forma que afronten ese sentido.<br />
LA ENSEÑANZA DE LAS CIENCIAS<br />
TENIENDO PRESENTES LAS IDEAS DE LOS<br />
NIÑOS<br />
Cuando están planificando y desarrollando la<br />
enseñanza, los profesores tienen que ser<br />
conscientes de las ideas que ya tienen los<br />
alumnos, de las metas de la enseñanza y<br />
también de la naturaleza de cualquier<br />
diferencia entre ambos aspectos. El cómo<br />
puede resultar en la práctica este método se<br />
ilustra con ejemplos sobre la enseñanza de<br />
dos temas, y<br />
.<br />
Un ejemplo para la enseñanza y<br />
aprendizaje sobre disolución y fusión<br />
La profesora de una clase de 1er. Curso de<br />
secundaria ha terminado una unidad de<br />
trabajo sobre y tiene que<br />
seguir a continuación con . Durante el trabajo con las<br />
disoluciones, la profesora se ha dado cuenta<br />
de que los alumnos usan los términos<br />
y de forma<br />
intercambiable. Esto no le sorprendió porque<br />
ya se había enfrentado antes con el problema,<br />
tanto en la enseñanza previa como en sus<br />
lecturas sobre la comprensión de la materia<br />
por parte de los niños. Decidió averiguar<br />
hasta donde llegaba la confusión planteando a<br />
sus alumnos una actividad que implicaba el<br />
uso de tarjetas para clasificar. En las tarjetas<br />
había frases como: ; ; .<br />
Los alumnos trabajaron por parejas.<br />
Separaron el juego de 20 tarjetas en dos<br />
montones y .<br />
Luego la profesora recogió las respuestas de<br />
cada pareja en una tabla en la pizarra.<br />
Analizando esta tabla de información y<br />
pidiendo a los alumnos que justificaran sus<br />
elecciones la profesora fue capaz de una parte de las ideas de los<br />
alumnos en esta área y de presentar la<br />
distinción científica entre disolución y fusión.<br />
Los alumnos pudieron aprender entonces a<br />
asociar a cada proceso el término adecuado y<br />
en lecciones posteriores se enorgullecían de<br />
no confundirlos.<br />
Este breve episodio sirve como ejemplo de un<br />
intento de enseñar ciencias teniendo presente<br />
las ideas de los niños. La profesora ideó una<br />
actividad que respondía directamente a un<br />
aspecto del aprendizaje de sus alumnos;<br />
permitía obtener ideas sobre su pensamiento;<br />
era útil en el desarrollo de la comprensión de<br />
los alumnos. Además, la actividad de clasificar<br />
tarjetas y la posterior discusión les gustaron<br />
mucho.<br />
Comprobación de las ideas de los niños<br />
Para explorar las ideas de los niños sobre<br />
aspectos científicos se puede utilizar una gran<br />
variedad de técnicas. Todos los ejemplos<br />
siguientes han sido ensayados con éxito en las<br />
clases de ciencias.<br />
Expresiones escritas. Se pide a los alumnos<br />
que escriban cinco expresiones que incluyan la<br />
palabra . Escriben sus frases en<br />
trozos de cartulina y luego reúnen sus ideas<br />
147
en pequeños grupos. Cada grupo organiza<br />
todas sus expresiones y las clasifica de<br />
acuerdo con sus propios criterios. (Por<br />
ejemplo, expresiones relacionadas con<br />
movimiento, comida o combustibles Presentan<br />
sus ideas al resto de la clase.<br />
Carteles. Se pide a los alumnos que hagan<br />
carteles para responder a la pregunta<br />
.<br />
Discuten en grupos pequeños y hacen un<br />
cartel para resumir sus ideas. Se preparan<br />
para dar un informe al resto de la clase.<br />
Tarjetas para clasificar. Se dan a los alumnos<br />
tarjetas que muestran ejemplos de disolución<br />
y ejemplos de fusión. Se les pide que<br />
clasifiquen las tarjetas en grupos: y .<br />
Experimentos mentales. Se plantean a los<br />
alumnos problemas del tipo, suelto una piedra<br />
que tengo en la mano. Cae. ¿Por qué?>> o<br />
.<br />
Predecir y explicar. Se pregunta a los alumnos<br />
,<br />
Se les<br />
pide que expliquen sus predicciones y las<br />
pongan a prueba.<br />
Experimentos prácticos. Los alumnos utilizan<br />
una en un canal de plástico.<br />
Pueden utilizar cualquier cosa que necesiten<br />
para poner a rodar la bola, y se les pide que la<br />
hagan rodar (a) con velocidad fija y (b) con<br />
un movimiento acelerado. Se les pide que<br />
hagan mediciones para probar que han<br />
logrado los dos tipos de movimiento y que<br />
estén preparados para demostrar sus ideas.<br />
148<br />
Esta lista no es en absoluto completa. Una vez<br />
que el profesor adquiere experiencia en<br />
someter a prueba la comprensión que tienen<br />
los alumnos rápidamente le resulta evidente<br />
que en la enseñanza hay muchas<br />
oportunidades para descubrir qué están<br />
pensando los niños, ya sea mediante los tipos<br />
de actividades señaladas anteriormente o<br />
simplemente poniendo más cuidado al hacer<br />
preguntas y escuchar. Poner a prueba las<br />
ideas de los alumnos no se limita al inicio de<br />
la enseñanza, puede ser una parte integral y<br />
continua de la actividad del aula y puede ser<br />
el fin principal de algunas actividades.<br />
Respuesta a las ideas de los niños<br />
El descubrir cómo piensan los niños respecto a<br />
los diversos temas tratados en la clase de<br />
ciencia puede ser muy interesante. No es, sin<br />
embargo, el final de la historia. Los profesores<br />
de ciencias tienen la responsabilidad de iniciar<br />
a sus alumnos en la visión del mundo<br />
científicamente aceptada. Por tanto, surge la<br />
cuestión de cómo podría planear el profesor la<br />
ayuda a los alumnos para que vayan desde los<br />
puntos de partida identificados hacia la meta<br />
final del aprendizaje que es llegar al punto de<br />
vista científico.<br />
Lo primero que hay que hacer es considerar la<br />
naturaleza de cualquier diferencia que exista<br />
entre el pensamiento predominante en los<br />
niños y el punto de vista científico. Existen<br />
varias posibilidades y, por tanto, el<br />
aprendizaje de las ciencias podría implicar:<br />
Desarrollo de las ideas existentes. Por<br />
ejemplo, desde <br />
(donde las vibraciones son obvias) hasta<br />
(donde las vibraciones no<br />
son obvias).<br />
Diferenciación de las ideas existentes. Por<br />
ejemplo, reconocimiento de que la disolución<br />
y la fusión son procesos absolutamente<br />
diferentes.<br />
Integración de las ideas existentes. Por<br />
ejemplo, reunión de las ideas sobre los<br />
materiales y sobre los seres vivos para<br />
explicar el ciclo de la materia en un contexto<br />
biológico.<br />
Cambio de las ideas existentes. Por ejemplo,<br />
la progresión desde pensar que los popotes
funcionan por succión, a pensar en términos<br />
de presión atmosférica.<br />
Introducción de nuevas ideas. Por ejemplo, el<br />
aprendizaje sobre el modelo corpuscular de la<br />
materia, o el pensar en el rozamiento como<br />
una fuerza.<br />
Una vez que el profesor ha identificado la<br />
naturaleza de las diferencias entre las ideas<br />
de los alumnos y el punto de vista científico se<br />
hace más fácil planificar actividades que<br />
apoyen el aprendizaje que se pretende. Así,<br />
en el primer ejemplo con que comenzamos, la<br />
profesora se dio cuenta de que sus alumnos<br />
no diferenciaban entre disolución y fusión y<br />
planteó la actividad de la clasificación de<br />
tarjetas para dirigirse directamente a ese<br />
problema.<br />
En situaciones en que el punto de vista<br />
científico es contrario a las ideas que tienen<br />
los niños podría esperarse que el aprendizaje<br />
resultara más problemático. A menudo se da<br />
ese caso. Por ejemplo, los alumnos tienen con<br />
frecuencia dificultades para aceptar la primera<br />
Ley de Newton para el movimiento. La visión<br />
newtoniana de que para mantener un<br />
movimiento uniforme es necesario que no<br />
exista fuerza resultante es totalmente opuesta<br />
a la experiencia diaria con sistemas afectados<br />
por el rozamiento, en los que para mantener<br />
el movimiento se necesita un empuje<br />
uniforme. La enseñanza en esta área<br />
necesitará reconocer la diferencia fundamental<br />
de perspectiva. Se necesitará tiempo para que<br />
los alumnos acepten la visión newtoniana y la<br />
actividad práctica en sí misma no es<br />
suficiente.<br />
Un ejemplo para la enseñanza y el<br />
aprendizaje sobre la oxidación<br />
Un profesor planeó y puso en práctica una<br />
forma de enseñar la oxidación que reconoce<br />
explícitamente los puntos de partida de los<br />
alumnos y trabaja buscando unos<br />
determinados fines de aprendizaje.<br />
Una clase de 2º. Curso de secundaria estaba<br />
trabajando sobre e<br />
iba a empezar con una sección sobre . El profesor decidió que sus<br />
alumnos seguramente tenían una amplia<br />
experiencia respecto al fenómeno de la<br />
oxidación y probablemente tendrían algunas<br />
ideas sobre qué lo causa. Por tanto decidió<br />
empezar la nueva sección tratando de<br />
establecer cuáles podrían ser esas ideas que<br />
ya tenían.<br />
Dos semanas antes de las clases, justo antes<br />
de las vacaciones de mitad de trimestre, dio a<br />
cada alumno un brillante y reluciente clavo de<br />
hierro. Los alumnos recibieron instrucciones<br />
para llevar el clavo a casa y .<br />
Además, se les pidió que contestaran por<br />
escrito a estas preguntas.<br />
¿Dónde pusiste el clavo?<br />
¿Qué le ocurre a ese sitio para que lo pusieran<br />
allí?<br />
¿Por qué crees que eso hará que el clavo se<br />
oxide?<br />
¿Qué crees que es el óxido?<br />
Después de dos semanas los alumnos<br />
devolvieron los clavos y montaron una<br />
exposición a lo largo de la pared lateral del<br />
laboratorio. Se colocaron los clavos y se<br />
situaron por orden desde el más oxidado al<br />
menos oxidado.<br />
La exposición tenía al menos dos propósitos.<br />
Proporcionaba al profesor gran cantidad de<br />
información sobre las ideas de sus alumnos<br />
respecto a la oxidación y también ofrecía<br />
datos fácilmente disponibles respecto a las<br />
condiciones necesarias para la oxidación.<br />
<strong>Práctica</strong>mente todos los alumnos pensaban<br />
que se necesitaba agua para la oxidación y,<br />
por tanto, colocaron el clavo en condiciones<br />
de humedad. Además algunos mencionaban la<br />
necesidad de aire, otros pensaban que el<br />
ayudaba a la oxidación. Unos pocos<br />
se referían a la acción de la sal, otros<br />
pensaban que los ácidos podrían ayudar.<br />
Algunos sugerían que el óxido era como un<br />
.<br />
El profesor estableció unas metas de<br />
aprendizaje amplias respecto al tema de la<br />
oxidación. Esperaba que al final de las clases<br />
todos sus alumnos apreciaran que:<br />
El aire y el agua son factores esenciales para<br />
que se produzca la oxidación.<br />
El proceso de oxidación es un ejemplo de<br />
cambio químico.<br />
Al observar las ideas de sus alumnos en la<br />
exposición de clavos, el profesor reconoció<br />
que el considerar el agua como un factor<br />
esencial par la oxidación no era probable que<br />
presentara problemas a los alumnos, mientras<br />
que la necesidad de aire no era tan obvia. Se<br />
dio cuenta también de que la mayoría de los<br />
alumnos no habían relacionado la oxidación<br />
149
con su trabajo general sobre cambios<br />
químicos.<br />
El profesor organizó grupos de alumnos para<br />
llevar a cabo experimentos controlados para<br />
comprobar los diversos factores que ellos<br />
habían sugerido como esenciales para la<br />
oxidación. Un grupo hizo pruebas para ver si<br />
era necesaria el agua para que se produjera la<br />
oxidación, otro para ver si era necesaria la<br />
sal, etc. A partir de los resultados de estas<br />
investigaciones se establecieron los factores<br />
necesarios para la oxidación.<br />
El profesor recordó entonces a los alumnos el<br />
trabajo previo sobre el cambio químico,<br />
estableciendo paralelismos con sus<br />
observaciones sobre la oxidación. La discusión<br />
de clase se centró en saber de dónde venía el<br />
óxido y finalmente se llegó al acuerdo de que<br />
era una nueva sustancia formada sobre el<br />
exterior del clavo. Esta fue una clase<br />
interesante porque algunos alumnos sostenían<br />
que el óxido debía estar ya bajo la superficie<br />
del clavo, y que simplemente se mostraba<br />
durante la oxidación. El profesor ayudó a los<br />
alumnos a estudiar esta opinión serrando un<br />
clavo oxidado y haciendo circular los trozos<br />
por la clase. La visión del brillante y reluciente<br />
metal supuso realmente un impacto para los<br />
alumnos: el óxido estaba claramente sobre el<br />
exterior del clavo. El profesor trabajó sobre<br />
esas ideas explicando que la oxidación es un<br />
cambio químico durante el cual el hierro del<br />
calvo se combina con el oxígeno del aire, en<br />
presencia del agua, para formar óxido.<br />
Después de una posterior discusión, los<br />
miembros de la clase tuvieron que volver a la<br />
exposición de clavos y utilizar sus nuevas<br />
ideas, sobre la oxidación como cambio<br />
químico, para explicar las diferencias que<br />
podían observarse.<br />
Un comentario sobre la continuidad y la<br />
progresión<br />
El enseñar ciencias teniendo en mente las<br />
ideas de los niños se apoya en una cuidadosa<br />
planificación en la que se diseñe la<br />
continuidad del currículum para conseguir la<br />
progresión en esas ideas.<br />
El término se aplica a algo<br />
que sucede dentro de la cabeza de quien<br />
aprende: al pensar sobre experiencias e ideas,<br />
los niños desarrollan sus ideas. Algunos<br />
aspectos de este aprendizaje pueden<br />
producirse bastante rápida y fácilmente,<br />
mientras que otros se producen a pasos muy<br />
150<br />
cortos, con dificultades y a lo largo de una<br />
serie de años.<br />
La continuidad, por otra parte, es algo<br />
organizado por el profesor: describe la<br />
relación entre las experiencias, actividades e<br />
ideas que los alumnos encuentran durante un<br />
período de tiempo, en un currículum que está<br />
estructurado para apoyar el aprendizaje. La<br />
continuidad curricular no puede garantizar la<br />
progresión. Su función es estructurar las ideas<br />
y experiencias para los alumnos en una forma<br />
que les ayudara a hacer avanzar su<br />
comprensión conceptual en términos<br />
científicos.<br />
Al diseñar un currículum de ciencias, como al<br />
diseñar una clase, es importante tener<br />
presentes los puntos de partida de los niños<br />
así como las metas de aprendizaje científico<br />
que se intentan alcanzar. Se puede ilustrar<br />
esto en relación con la enseñanza sobre la<br />
nutrición de las plantas, la fotosíntesis, la<br />
respiración y la descomposición, el ciclo de la<br />
materia y el flujo de energía en los<br />
ecosistemas.<br />
Varios estudios han aclarado los problemas<br />
que tienen los estudiantes para dar sentido al<br />
papel de la nutrición de las plantas en la<br />
fotosíntesis, al papel de la fotosíntesis en el<br />
ciclo de la materia y al dar flujo de energía en<br />
los ecosistemas. En particular, los alumnos<br />
tienden a usar analogías con la alimentación<br />
animal para explicar la nutrición de las<br />
plantas, considerando las raíces como órganos<br />
para a partir del suelo.<br />
Muchos alumnos piensan también que el gas<br />
dióxido de carbono y el agua son<br />
para las plantas, puesto que<br />
. Un problema en el<br />
aprendizaje sobre la nutrición de las plantas<br />
es el significado específico que tiene la<br />
palabra en ciencias, puesto<br />
que es diferente de su significado cotidiano.<br />
Para muchos de los alumnos de hasta 16<br />
años, las ideas sobre el papel de los<br />
tanto en plantas como en<br />
animales pueden no ir más allá de una idea de<br />
para procesos como el<br />
crecimiento y el movimiento. La idea de los<br />
alimentos como un substrato para la<br />
respiración dando como resultado que la<br />
energía este disponible para los procesos<br />
vitales, no es evidente en la mayoría de los<br />
alumnos de 16 años. La mayoría de los<br />
alumnos en los niveles de Primaria (Key<br />
stages 1 y 2**) y también un número<br />
significativo de alumnos de más edad, piensan<br />
que la materia puede y
en procesos como la<br />
descomposición.<br />
Al planificar la enseñanza, es útil para los<br />
profesores pensar en términos de ayudar a<br />
los alumnos a dar una serie de “pequeños<br />
pasos” hacia las grandes ideas. En la<br />
secuenciación de estos <br />
tiene que intervenir lo que se sabe sobre la<br />
progresión en la comprensión de los niños. Sin<br />
embargo, es importante, tener presente que<br />
algunos de estos <br />
pueden, en sí mismos, plantear dificultades a<br />
los estudiantes. Por ejemplo, el pasar desde<br />
una visión de la materia en la que las cosas<br />
pueden aparecer y desaparecer a la idea de<br />
que la materia se conserva no es un paso<br />
trivial.<br />
Los profesores no deben sentirse obligados a<br />
llevar las explicaciones demasiado lejos con<br />
los alumnos más pequeños. El propósito de<br />
los fragmentos concretos de enseñanza es<br />
ayudar a los alumnos a dar pequeños pasos<br />
en dirección a una mayor comprensión.<br />
151