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Observación y Práctica Docente II - Escuela Normal Superior

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INTRODUCCIÓN<br />

En el quinto semestre el curso de <strong>Observación</strong> y <strong>Práctica</strong> <strong>Docente</strong> I, tiene entre sus finalidades que<br />

los estudiantes normalistas conozcan con mayor detalle las formas de ser y de pensar de los<br />

adolescentes y cómo estas características repercuten en la labor educativa. En él se analizaron los<br />

conocimientos, habilidades y actitudes que integran la competencia didáctica del maestro y sus<br />

formas de expresión en el trabajo escolar; además, se observaron y registraron diversas formas de<br />

enseñanza que los profesores de las escuelas secundarias integran a su práctica, de igual forma, se<br />

diseñaron y aplicaron estrategias de enseñanza que pueden favorecer la atención y comunicación<br />

eficaz con los adolescentes.<br />

En <strong>Observación</strong> y <strong>Práctica</strong> <strong>Docente</strong> <strong>II</strong> se estudiará con mayor profundidad el proceso de organización<br />

y desarrollo de la clase para que los estudiantes continúen desarrollando la competencia didáctica<br />

para trabajar con un grupo de adolescentes, en particular para relacionarse eficazmente con ellos en<br />

la escuela, atender sus intereses durante la clase, diseñar estrategias de enseñanza acordes con los<br />

propósitos educativos, seleccionar y usar recursos didácticos adecuados y atender de manera<br />

efectiva las situaciones imprevistas y de conflicto que se presentan en el trabajo cotidiano, no sólo<br />

en relación con las asignaturas que se enseñan, sino con otros factores que influyen y,<br />

paulatinamente, definan un estilo de trabajo. Asimismo, se continuará con el estudio de las<br />

estrategias que permiten atender la diversidad en el grupo y propiciar la equidad, considerando las<br />

diferencias individuales de los alumnos.<br />

Se prestará mayor atención a las actividades que realizan los adolescentes durante su estancia en<br />

los planteles, a las relaciones que sostienen entre sí, a sus temas de conversación y a sus<br />

preocupaciones, con el fin de conocer mejor sus formas de ser y de pensar, y cómo estas<br />

características influyen en la labor educativa. La información obtenida y las reflexiones que se<br />

produzcan a partir de esta relación con los alumnos, aportarán elementos para analizar y<br />

comprender mejor las características del trabajo docente en la escuela secundaria: las acciones que<br />

realiza cada profesor, los elementos que toma en cuenta al preparar las actividades, las metas que<br />

se propone, las estrategias, las actitudes, las formas mediante las que hace participar a los alumnos<br />

y se relaciona con ellos, así como las formas en que usa el lenguaje en el aula. Además de las<br />

actividades de observación, los normalistas pondrán en práctica actividades didácticas relacionadas<br />

con los contenidos de la disciplina en cuya enseñanza se especializan.<br />

De este modo, sin olvidar el estudio de otras características de la dinámica de la vida escolar, se<br />

espera que los futuros maestros avancen en la adquisición de conocimientos y en el desarrollo de las<br />

habilidades y actitudes que les permitan relacionarse eficazmente con los adolescentes, diseñar<br />

estrategias de intervención congruentes con los propósitos formativos de la educación secundaria,<br />

así como atender los múltiples intereses de los alumnos y sucesos imprevistos que se presentan en<br />

el trabajo cotidiano.<br />

PROPÓSITOS GENERALES<br />

Al concluir las actividades propuestas en el curso se espera que los estudiantes normalistas:<br />

1. Desarrollen la capacidad para aprender acerca de los alumnos de la escuela secundaria a partir<br />

de la observación y el diálogo, profundizando en el conocimiento de la diversidad cultural, social<br />

e individual de éstos, sus estilos de aprendizaje y las características de los grupos según el<br />

grado que cursan.<br />

2. Fortalezcan sus conocimientos y habilidades para diseñar y poner en marcha actividades<br />

didácticas congruentes con los propósitos de la educación secundaria, con el enfoque para la<br />

enseñanza de la especialidad y con las características de los grupos escolares.<br />

3. Adquieran las habilidades necesarias para analizar el trabajo realizado con grupos de secundaria<br />

de distintos grados y aprendan de la experiencia para proponerse nuevos retos de formación.<br />

1


2<br />

CARACTERÍSTICAS DEL PROGRAMA<br />

El programa de <strong>Observación</strong> y <strong>Práctica</strong> <strong>Docente</strong> <strong>II</strong> forma parte del Área de Acercamiento a la<br />

<strong>Práctica</strong> Escolar y retoma la intención formativa del curso que le antecede, al establecer una relación<br />

estrecha y gradual entre los temas que se revisan en la escuela normal con la práctica y observación<br />

en los planteles de educación secundaria. Al igual que los demás programas del Área, en éste se<br />

articulan actividades de estudio, observación, práctica, análisis y reflexión; asimismo, se fortalece la<br />

relación entre el dominio de los contenidos de la especialidad que se cursa en la educación<br />

secundaria con un conjunto de competencias y habilidades docentes que sólo se adquieren en la<br />

medida que los normalistas experimentan la dinámica escolar y el trabajo con los adolescentes.<br />

En este semestre se propone que los estudiantes avancen en el estudio de los contenidos de la<br />

especialidad, las estrategias didácticas para enseñarlos a alumnos en edad de 12 a 15 años<br />

adelanten en la identificación de la forma como éstos aprenden. Paralelamente, se intenta que los<br />

normalistas continúen desarrollando las competencias y habilidades didácticas para comunicarse con<br />

los adolescentes, tanto en el aula como en otros espacios de la escuela secundaria, para diseñar<br />

estrategias y secuencias de enseñanza acordes con los propósitos educativos del nivel y su<br />

especialidad, seleccionar recursos didácticos pertinentes y atender de manera efectiva las<br />

situaciones imprevistas y de conflicto que se presentan durante el trabajo con los grupos.<br />

Los temas y actividades sugeridos apoyan el logro de los rasgos deseables del futuro educador de<br />

adolescentes y se complementan con los aprendizajes de las otras asignaturas del mismo semestre<br />

y de otros semestres, atendiendo a criterios de graduación y congruencia con el conjunto del plan<br />

de estudios.<br />

El programa de esta asignatura se organiza en dos bloques temáticos, de manera que sea posible<br />

desarrollar los contenidos en relación con las jornadas de observación y práctica docente en el<br />

semestre.<br />

El estudio de los temas favorece la incorporación de los que se revisaron en <strong>Observación</strong> y <strong>Práctica</strong><br />

<strong>Docente</strong> I, retomando los avances logrados por los estudiantes y las metas que se han formulado<br />

para los próximos semestres, de modo que se considere el aprendizaje que han acumulado los<br />

normalistas durante su trayectoria formativa y los aspectos que les falta por cubrir en los siguientes<br />

cursos.<br />

El curso establece una relación estrecha entre el análisis de textos propuestos y la práctica en la<br />

escuela secundaria: el estudio de los temas aporta elementos para organizar las observaciones,<br />

entrevistas y registros, así como orientaciones para realizar la planeación y las prácticas educativas<br />

en el aula; a su vez, la información que se recoge durante estas actividades es fuente para el<br />

análisis de los diversos aspectos abordados en cada una de las jornadas de observación y práctica<br />

docente.<br />

ORGANIZACIÓN DE LOS CONTENIDOS<br />

El curso de <strong>Observación</strong> y <strong>Práctica</strong> <strong>Docente</strong> <strong>II</strong> está organizado en dos bloques temáticos y cada uno<br />

incluye los temas, la bibliografía, sugerencias para organizar las jornadas de observación y práctica,<br />

recomendaciones para el diseño de secuencias de enseñanza y orientaciones para el análisis. Esta<br />

propuesta es flexible y permite que los titulares del curso, a partir del conocimiento del grupo,<br />

tomen las decisiones que consideren pertinentes para adecuar y enriquecer las actividades sugeridas<br />

y se alcancen de manera más eficaz los propósitos de la asignatura.<br />

En el primer bloque “Los adolescentes en el trabajo con la asignatura de la especialidad”, se propone<br />

que los normalistas realicen un balance sobre los conocimientos adquiridos en su primera práctica<br />

en la escuela secundaria, efectuada el semestre anterior, con la intención de que se formulen metas<br />

específicas a alcanzar durante el séptimo semestre; posteriormente, se aborda el tema de los<br />

conocimientos e ideas previas de los alumnos de secundaria y su importancia para el trabajo en el<br />

aula, distinguiendo los conocimientos que tienen los adolescentes según el grado en que se<br />

encuentran inscritos. Se aborda también el estudio de los estilos de aprendizaje de los alumnos<br />

frente a los contenidos escolares, centrando el interés en las formas como participan de las clases,


la manera como se relacionan entre ellos y con el maestro para realizar las actividades y el tipo de<br />

explicaciones que elaboran para comprender los temas. Un aspecto novedoso del área de<br />

acercamiento a la práctica escolar que se revisa en este bloque es el correspondiente a la diversidad<br />

cultural, social e individual de los alumnos y la forma como se expresa en el aula.<br />

Estos temas apoyan el conocimiento de los alumnos y a la vez sirven para tomar decisiones a la<br />

hora de efectuar los planes de clase para la práctica y para definir los aspectos que importa<br />

observar en la escuela secundaria durante la primera jornada de observación y práctica. Asimismo,<br />

en este bloque, se reflexiona sobre el trabajo colectivo y el diálogo con los alumnos como<br />

estrategias básicas para la enseñanza en la escuela secundaria y se sugieren actividades de análisis<br />

centradas en el conocimiento de los alumnos de segundo grado observados y en la práctica de los<br />

profesores que los atienden.<br />

En el segundo bloque, “Las competencias didácticas”, los estudiantes normalistas revisan en primer<br />

lugar, las estrategias de enseñanza más usuales observadas en la aplicación de actividades<br />

didácticas de los maestros de secundaria durante la primera jornada y las actividades desarrolladas<br />

en los programas de estudio de la especialidad que se cursan en séptimo semestre, con la finalidad<br />

de analizar su pertinencia para el trabajo con los adolescentes. Otro tema se refiere al carácter<br />

formativo de las tareas extraescolares, contenido que es necesario revisar para comprender su<br />

utilidad y aprovechamiento en el aprendizaje de los alumnos. El tema de “La importancia de trabajar<br />

como grupo en la escuela secundaria” busca profundizar en el conocimiento de los alumnos y, según<br />

el grado en que se encuentran, en la conveniencia de plantearse con ellos metas educativas<br />

comunes, así como la mejor manera de atender situaciones imprevistas y de conflicto en la clase. En<br />

el tema relativo a las secuencias de enseñanza, se pretende que los estudiantes normalistas<br />

aprendan a diseñar actividades para trabajar en varias sesiones de clase uno o más contenidos de la<br />

especialidad. Como en el primer bloque, se proponen actividades de observación y análisis de la<br />

práctica, pero ahora centradas en lo que los normalistas realizaron frente a los grupos de primero y<br />

segundo grados y la posibilidad que tuvieron de generar aprendizajes ante la diversidad de los<br />

alumnos.<br />

RELACIÓN CON LAS ASIGNATURAS DEL SEMESTRE<br />

El curso se caracteriza por articular los conocimientos adquiridos en el área de acercamiento a la<br />

práctica escolar y los del campo específico de la especialidad, por lo que se relaciona directamente<br />

con las asignaturas de la licenciatura que se cursan en el mismo semestre.<br />

En Estrategias didácticas. Textos Expositivos, el alumno conocerá las habilidades psicolingüísticas<br />

necesarias para la comunicación. Analizará las semejanzas y diferencias entre oralidad y escritura<br />

como base para comprender los procesos psicolingüísticos que tienen lugar en la producción y<br />

comprensión de textos orales y escritos. Conocerá el significado personal y social del concepto de<br />

autoría. Discutirá estrategias didácticas variadas para promover la comprensión y producción de los<br />

textos expositivos más comúnmente empleados para el aprendizaje escolar, y desarrollará e<br />

implementará actividades o tareas para su realización en el corto plazo, con base en la adaptación<br />

de las estrategias revisadas, así como en la creación de otras que también respondan a los intereses<br />

y necesidades de los alumnos de secundaria.<br />

En el curso Planeación de la Enseñanza y Evaluación del Aprendizaje los estudiantes analizan de<br />

manera particular los retos que plantea el español en la escuela secundaria y que se derivan de la<br />

dinámica propia de la escuela, las características de los alumnos, la complejidad de los contenidos<br />

programáticos y el tipo de recursos que se emplean. Se analiza la vinculación entre la planeación y<br />

la evaluación; se reflexiona sobre la función que tiene la planeación para aclarar los propósitos y<br />

precisar la intervención educativa del profesor y los recursos que utilizará, al mismo tiempo, se<br />

estudia la congruencia que debe existir en ambos elementos de manera que orienten la intervención<br />

educativa; se estudia la planeación y su especificidad en el español, para ello se parte de los<br />

criterios básicos que orientan la planeación como la definición de propósitos, los contenidos: su<br />

selección, adaptación y dosificación para su estudio y las características y necesidades de los<br />

adolescentes, todos ellos elementos que se consideraran en el diseño del plan de clase. Se abordan<br />

los criterios que permiten orientar la evaluación de conocimientos, habilidades y actitudes en<br />

estrecha relación con los propósitos de la asignatura y se identifican los elementos que se evalúan,<br />

3


eflexionando sobre los recursos e instrumentos que permitan identificar los avances y dificultades<br />

en el aprendizaje de los alumnos y que eviten que la evaluación se convierta en una practica de<br />

medición de información. La Asignatura de <strong>Observación</strong> y <strong>Práctica</strong> <strong>Docente</strong> <strong>II</strong> permite poner en<br />

práctica y valorar el desempeño de los estudiantes normalistas al diseñar las estrategias de<br />

evaluación sobre los contenidos del programa de Español, reflexionar sobre los momentos de su<br />

aplicación y tomar decisiones para la aplicación de nuevas estrategias de aprendizaje, todo esto, a<br />

partir del análisis de su práctica docente.<br />

Como en los cursos anteriores, es indispensable que los maestros titulares de las asignaturas del<br />

séptimo semestre trabajen colegiadamente y, a su vez, promuevan que los estudiantes se integren<br />

al trabajo en equipo. En la asignatura de <strong>Observación</strong> y <strong>Práctica</strong> <strong>Docente</strong> <strong>II</strong> se retoman las<br />

experiencias y conocimientos anteriores en el sentido de avanzar en el manejo de lo contenidos, el<br />

conocimiento de los alumnos en el aula y continuar en la preparación y aplicación de estrategias<br />

para tratar contenidos de la especialidad.<br />

4<br />

ORIENTACIONES DIDÁCTICAS GENERALES<br />

Para el mejor desarrollo del curso, en este apartado se proponen algunas orientaciones generales<br />

que el maestro y los estudiantes podrán adaptar a las condiciones específicas de la escuela normal.<br />

Se recomienda que, antes de iniciar el tratamiento de los temas del curso, los estudiantes y el<br />

maestro analicen el programa en su conjunto, esto les permitirá comprender los propósitos<br />

generales que deben lograr durante el semestre. El análisis del programa será útil también para<br />

que, a partir de las inquietudes surgidas, puedan proponer actividades o realizar los ajustes<br />

necesarios al programa.<br />

De acuerdo con los criterios establecidos en el Plan de Estudios 1999 para el área de Acercamiento a<br />

la <strong>Práctica</strong> Escolar, en este semestre se continuarán desarrollando actividades de estudio,<br />

observación y planeación, se intensificarán las de práctica y se seguirá con el análisis sistemático de<br />

la experiencia.<br />

La finalidad de las actividades de observación y práctica es continuar con la adquisición de los<br />

conocimientos prácticos indispensables para el ejercicio de la profesión docente en la educación<br />

secundaria: la observación, la planificación, el conocimiento de los alumnos, la aplicación de<br />

secuencias didácticas, el análisis de la propia práctica con miras a la mejora etc. los cuales son<br />

componentes imprescindibles de la competencia profesional de los maestros.<br />

PARA EL ESTUDIO DE LOS TEMAS DEL CURSO SE PROPONEN LAS SIGUIENTES<br />

ACTIVIDADES:<br />

1. Lectura y análisis de los textos. Existe una relación estrecha entre la lectura y el análisis de<br />

textos, y las experiencias que se obtienen durante las jornadas en la escuela secundaria. El<br />

estudio teórico de los diversos temas que se abordan en el curso, aporta elementos para guiar la<br />

observación y la práctica en el aula, así como para su análisis; es indispensable realizar con<br />

anticipación la lectura individual de cada texto, a fin de analizarlo a profundidad durante las<br />

sesiones de clase, de acuerdo con las sugerencias que contiene este programa.<br />

En la bibliografía se sugieren diferentes textos que permitirán a los estudiantes normalistas<br />

reflexionar sobre los temas de estudio del curso y, al mismo tiempo, centrar su atención en<br />

aspectos que conviene observar y desarrollar durante las jornadas de observación y práctica en<br />

la escuela secundaria y en las actividades de análisis de la experiencia.<br />

2. La elaboración de escritos. La redacción de notas, resúmenes, así como el diseño y la<br />

elaboración de esquemas o mapas conceptuales, permiten seleccionar información y sistematizar<br />

conocimientos específicos para compartir puntos de vista en torno a ellos. Después de una clase<br />

conviene redactar ideas propias en forma de ensayo breve, esquemas o fichas de trabajo;<br />

asimismo, al concluir una actividad se recomienda sistematizar, por escrito, los aprendizajes<br />

obtenidos de manera individual.


3. El trabajo en equipo. Es necesario recordar que éste resulta productivo si se organizan las<br />

actividades con un referente común que permita aportar elementos para el análisis y la<br />

discusión. El trabajo en equipo es un tema de estudio que se aborda en este curso, lo que<br />

permitirá al estudiante allegarse de elementos para que el trabajo que él mismo desarrolle en el<br />

grupo, resulte estimulante y provechoso para los propósitos formativos que se persiguen. Las<br />

actividades en conjunto sólo cumplen su función formativa si se basan en un trabajo individual<br />

responsable y si los integrantes tienen una visión de conjunto del tema que se trabaja, por ello,<br />

debe evitarse un trabajo colectivo entendido como una mera repartición de temas para<br />

exposición pues ello fragmenta la comprensión de los contenidos, aísla a los integrantes y no<br />

refleja un esfuerzo común.<br />

4. La utilización del Internet. Las redes de información se han convertido en un recurso cada vez<br />

más atractivo para obtener datos actualizados sobre temas educativos, por lo que puede resultar<br />

de utilidad para el curso siempre y cuando que se establezcan criterios para la búsqueda y la<br />

sistematización de éstos, y su uso no se convierta en una manera fácil de realizar trabajos y de<br />

ahorrar la consulta de la biblioteca. Conviene que en el grupo se tomen acuerdos para la<br />

realización de investigaciones por este medio y que el profesor de <strong>Observación</strong> y <strong>Práctica</strong><br />

<strong>Docente</strong> <strong>II</strong> conozca previamente el contenido de páginas que pueden ampliar de manera<br />

pertinente el estudio de alguno de los temas de este programa.<br />

5. Aplicación de estrategias didácticas diferenciadas que respondan a las características diversas de<br />

los estudiantes normalistas. La identificación de las habilidades y conocimientos que poseen los<br />

estudiantes normalistas, sus hábitos de trabajo, sus afinidades por ciertos textos o autores, su<br />

historia académica y su evolución durante las clases, constituyen aspectos fundamentales para<br />

que el profesor de <strong>Observación</strong> y <strong>Práctica</strong> <strong>Docente</strong> <strong>II</strong> adecue las actividades sugeridas en el<br />

programa a las características del grupo, propicie oportunidades de aprendizaje para todos y una<br />

práctica pedagógica variada conforme las necesidades de formación de cada uno de ellos. El<br />

programa parte de la convicción que la profesión docente se aprende de manera más<br />

significativa al vivenciar en la normal una pedagogía diversificada, que considere los procesos de<br />

aprendizaje y el legado cultural distinto de los estudiantes; pues, a su vez, éstos habrán de<br />

hacer lo mismo con los alumnos de educación secundaria que atenderán. Por ello, se recomienda<br />

que las actividades contemplen productos de aprendizaje de distinta naturaleza, que tomen en<br />

cuenta el modo como se acercan los estudiantes a las temáticas del programa, las formas como<br />

expresan sus dudas y sus hallazgos, las habilidades cognitivas que usualmente movilizan para<br />

ello, aquellas que requieren fortalecer de manera prioritaria y los propósitos particulares de la<br />

formación que el profesor se formule con ellos.<br />

6. Las jornadas de observación y práctica. En este curso, durante las jornadas de observación y<br />

práctica los estudiantes normalistas observarán dos grupos de educación secundaria (uno de<br />

primero y uno de segundo grado) durante todas sus clases, dialogarán con los alumnos y<br />

recolectarán evidencias del trabajo que realizan, particularmente en la asignatura de la<br />

especialidad; observarán el trabajo de los profesores en estos grupos durante las distintas<br />

clases; pondrán en práctica actividades didácticas en la asignatura de la especialidad,<br />

sistematizarán la información obtenida y elaborarán su diario de trabajo en el que relaten las<br />

situaciones más relevantes.<br />

El programa de este curso prevé dos jornadas de observación y práctica durante el semestre, de<br />

tres días cada una, en grupos de primero y segundo grado. Las jornadas tendrán las siguientes<br />

características generales:<br />

En la primera jornada los estudiantes observarán, durante los tres días que dura la jornada, el<br />

desarrollo del trabajo en un grupo de segundo grado durante el turno completo, prestando<br />

atención a los aspectos que se hayan estudiado hasta el momento en el curso: ideas y<br />

conocimientos previos de los alumnos durante la clase, sus estilos de aprendizaje, sus formas de<br />

participación en el trabajo colectivo, la expresión de la diversidad cultural, social e individual de<br />

los alumnos en el aula, entre otros, así como los aspectos relativos a la especialidad de<br />

enseñanza que estudian. En lo que toca a la práctica, los estudiantes conducirán secuencias de<br />

actividades de clase previamente diseñadas en un grupo de segundo grado, durante dos horas<br />

en la semana.<br />

5


6<br />

Durante la segunda jornada, los estudiantes ampliarán su campo de acción al observar y<br />

practicar el trabajo de los alumnos en un grupo de segundo (el mismo de la primera jornada) y<br />

en un grupo de primer grado. Una de las intenciones básicas de este incremento es que los<br />

normalistas experimenten y analicen las implicaciones de trabajar los contenidos de la educación<br />

secundaria con alumnos de diversas edades, conocimientos, capacidades y formas de<br />

aprendizaje. Es conveniente que durante la jornada, los estudiantes observen al grupo durante<br />

el turno completo, los días que les corresponda conducir la sesión de clases de su especialidad.<br />

La escuela normal, mediante una adecuada propuesta de vinculación con las escuelas de<br />

educación secundaria, debe garantizar que sus estudiantes puedan observar el trabajo de los<br />

profesores del grupo dentro de las aulas, y contar con tiempo y espacio en las escuelas para<br />

realizar con los adolescentes las actividades planeadas.<br />

Como se establece en los cursos anteriores del área de Actividades de acercamiento a la práctica<br />

escolar, de ninguna manera los estudiantes deben “suplir a” o “fungir como” profesores en<br />

servicio, ya sea por la falta de éstos o porque, aprovechando la presencia de los estudiantes<br />

normalistas, se ausenten de la escuela en horas de clase. Cada escuela normal buscará los<br />

mecanismos para resolver adecuadamente los problemas que se presenten.<br />

7. Preparación de las actividades de observación y de práctica. Es importante que los normalistas<br />

valoren la riqueza de la observación como herramienta básica que permite conocer<br />

permanentemente a los alumnos y lo que ocurre en la escuela de manera directa y sistemática.<br />

Por ello, se requiere que tengan claridad acerca de los aspectos específicos que pueden aprender<br />

al observar a los alumnos y los maestros de la secundaria para que el registro que efectúen por<br />

escrito sea mejor aprovechado al momento del análisis en la escuela normal. Como parte de las<br />

actividades de preparación para la observación, los estudiantes normalistas identifican los<br />

aspectos que deberán observarse durante su estancia en la escuela secundaria, tomando en<br />

cuenta: el avance en la revisión de los temas de estudio de ambos bloques, la bibliografía básica<br />

que han revisado durante el curso, los escritos o productos de las actividades realizadas y que<br />

forman parte de su expediente, así como los aspectos que conviene observar en las otras<br />

asignaturas del semestre. Con estos referentes diseñan su guía de observación. Cuando se<br />

encuentren trabajando con los grupos, es preferible que se concentren en el desarrollo de las<br />

actividades y en la atención a los alumnos, para que una vez terminada la sesión elaboren un<br />

relato de experiencias o escriban en su diario.<br />

En el tiempo destinado a <strong>Observación</strong> y <strong>Práctica</strong> <strong>Docente</strong> <strong>II</strong> y bajo la dirección del maestro<br />

titular de esta asignatura, se elabora el plan de trabajo que los estudiantes realizarán en la<br />

escuela secundaria; este plan incluirá las actividades, la distribución del tiempo para cada una y<br />

otras previsiones para el trabajo durante la semana, así como los planes de clase que contienen<br />

las actividades de enseñanza que los estudiantes diseñaron con el fin de aplicarlas durante las<br />

estancias (Véase anexo)<br />

En el tiempo destinado a las jornadas de observación y práctica docente se realizarán también<br />

las actividades que sugieren otros cursos del semestre; sin embargo, la organización de las<br />

jornadas corresponde al profesor titular del curso <strong>Observación</strong> y <strong>Práctica</strong> <strong>Docente</strong> <strong>II</strong>. Por ello, es<br />

necesario que los maestros que imparten las otras asignaturas del séptimo semestre dialoguen<br />

con él para tomar los acuerdos sobre las distintas actividades que realizarán los estudiantes en<br />

la secundaria –en caso que ameriten recomendaciones específicas sobre aspectos relativos a su<br />

asignatura. Con ello, se espera que los normalistas tengan claridad en las tareas a realizar<br />

durante su estancia en la secundaria y, en cada caso, cuenten con los apoyos adecuados por<br />

parte de los profesores de la normal involucrados en la práctica.<br />

8. Análisis de la observación y la práctica. Después de las estancias en la escuela secundaria, los<br />

estudiantes comentarán y analizarán en grupo sus experiencias, logros, dificultades y retos. En<br />

este curso los estudiantes examinarán los resultados obtenidos al observar y trabajar con grupos<br />

de educación secundaria de primero y segundo grados y valorarán la experiencia en su conjunto,<br />

de acuerdo con las actividades propuestas en el programa. Es importante destacar que el<br />

análisis de los aspectos propios del trabajo con contenidos de la especialidad, tendrá que<br />

enriquecerse con la participación de los maestros de las asignaturas correspondientes al campo


de formación específica del séptimo semestre. En el primer bloque se analizará el trabajo de los<br />

maestros de la escuela secundaria y el del profesor de español y en el bloque <strong>II</strong>, se analizará el<br />

desempeño del estudiante normalista al aplicar actividades de enseñanza. En ambos bloques se<br />

incluyen actividades de reflexión sobre el conocimiento de los alumnos de los grupos<br />

observados.<br />

El análisis de la práctica que se propone en este programa pone énfasis en los siguientes<br />

aspectos: a) el establecimiento de una visión general de las jornadas, a partir de las impresiones<br />

de los estudiantes y del profesor de <strong>Observación</strong> y <strong>Práctica</strong> <strong>Docente</strong> <strong>II</strong> durante su estancia en la<br />

escuela secundaria, b) la reflexión sobre el conocimiento que lograron acerca de las formas<br />

como se expresa la diversidad de los alumnos de la escuela secundaria, particularmente lo que<br />

toca a sus conocimientos previos y sus estilos de aprendizaje, y cómo este conocimiento apoya<br />

el trabajo del docente en el aula, c) el análisis de las estrategias de enseñanza que emplean los<br />

profesores para trabajar con grupos de primero y segundo grados, y d) el desempeño del<br />

estudiante normalista frente a los grupos.<br />

Al concluir cada actividad destinada al análisis, los estudiantes elaborarán diversos productos en<br />

los que integren lo aprendido en la jornada de observación y el análisis de la experiencia, y se<br />

identifiquen los logros, las dificultades y los retos que les plantea el quehacer docente.<br />

El análisis específico de las actividades derivadas de los programas de estudio de otras<br />

asignaturas que se cursan en el semestre, se realizará en el tiempo destinado a la asignatura<br />

que corresponda y bajo la dirección del profesor titular de la misma.<br />

SUGERENCIAS PARA LA EVALUACIÓN DEL CURSO<br />

Para evaluar los aprendizajes de los estudiantes, es necesario que el profesor titular <strong>Observación</strong> y<br />

<strong>Práctica</strong> <strong>Docente</strong> <strong>II</strong> considere su desempeño durante todo el semestre. Un Recurso útil para<br />

registrar dicho desempeño es el expediente individual que cada uno comenzó a elaborar en la<br />

asignatura <strong>Observación</strong> del Proceso Escolar y que continuaron en <strong>Observación</strong> y <strong>Práctica</strong> <strong>Docente</strong> I.<br />

En este curso se integrarán al expediente los productos que elaboren los estudiantes normalistas:<br />

análisis, reflexiones sobre las lecturas, guías de observación, planes de trabajo y planes de clase,<br />

diario de observación y práctica, y ensayos, notas o registros elaborados durante el curso, entre<br />

otros productos. Asimismo, al finalizar una actividad, un bloque y el curso mismo, es necesario<br />

dedicar tiempo para que los futuros maestros reflexionen sobre los aprendizajes logrados y las<br />

dificultades que enfrentaron en el proceso, para que elaboren propuestas y se comprometan con su<br />

aplicación y solución. Es importante que, desde el principio del semestre, los estudiantes tengan<br />

claros los criterios y los productos que se considerarán en la evaluación permanente y al finalizar el<br />

programa<br />

Enseguida se proponen algunos criterios para evaluar a los estudiantes normalistas:<br />

• La asistencia y el cumplimiento en las jornadas de observación y práctica en la escuela de<br />

educación secundaria, la elaboración del plan de trabajo y el plan de clase para dos grupos de<br />

diferente grado escolar de la escuela secundaria, los registros de las sesiones de clase; la<br />

colaboración en las actividades de trabajo en la normal y la participación y el trabajo individual<br />

en las clases.<br />

• La lectura y el análisis de los textos sugeridos: la capacidad para identificar tesis y argumentos<br />

centrales, para interpretar y relacionar los materiales de lectura, y los documentos escritos con<br />

las situaciones y características de la práctica educativa en las escuelas secundarias. En suma,<br />

para vincular la teoría con la práctica e integrar los conocimientos obtenidos en las demás<br />

asignaturas estudiadas.<br />

• La habilidad para diseñar secuencias de enseñanza congruentes con los propósitos y contenidos<br />

de la educación secundaria, con la asignatura de la especialidad que estudian y con las<br />

características del grupo.<br />

• La capacidad para tratar contenidos de la asignatura de especialidad con alumnos de primero y<br />

segundo grados a partir de los planeado en la escuela normal, y de acordar con éstos, a través<br />

del diálogo, objetivos educativos comunes para el grupo.<br />

7


• La habilidad para conocer, a través de la observación y la comunicación con los alumnos, la<br />

diversidad que caracteriza a los grupos de educación secundaria, los estilos de aprendizaje de<br />

los alumnos, así como la capacidad para identificar los conocimientos e ideas previos que éstos<br />

tienen acerca de los temas que se abordan en la clase.<br />

• La responsabilidad, el compromiso y la relación respetuosa que el estudiante asuma con todas<br />

las personas con las cuales tiene contacto y que están implicadas en su formación durante el<br />

desarrollo de las actividades de observación y práctica en la escuela secundaria, así como<br />

durante las actividades que lleve a cabo en la escuela normal.<br />

• En relación con el análisis de las jornadas de observación y práctica, lo fundamental a evaluar en<br />

los estudiantes es la manera como establecen vínculos entre lo que estudiaron y lo que<br />

observaron, cómo se desenvolvieron al desarrollar los planes de clase, la relevancia que otorgan<br />

a ciertos procesos los adolescentes, y la capacidad para identificar qué rasgos son comunes y<br />

cuáles son diferentes en los alumnos de primero y segundo año de la escuela secundaria, entre<br />

otros aspectos.<br />

Es importante que, al evaluar las actividades de práctica de los estudiantes normalistas, el profesor<br />

de <strong>Observación</strong> y <strong>Práctica</strong> <strong>Docente</strong> <strong>II</strong> se apoye en las observaciones que ha efectuado de éstos en<br />

las escuelas secundarias, por lo que es necesario que acuda directamente a acompañarlos y se<br />

apoye en las valoraciones de los maestros titulares de grupo. Con la finalidad de que el desempeño<br />

de los normalistas mejore, se espera que los maestros en servicio los guíen al momento de<br />

enfrentar dificultades durante el trabajo con los grupos escolares, sugiriéndoles formas de realizar<br />

las sesiones con los alumnos, además de aportar opiniones positivas y alentadoras respecto de sus<br />

aciertos y de aspectos en los que han logrado mayor dominio. Es conveniente que los maestros de<br />

los grupos de la escuela secundaria manifiesten por escrito sus apreciaciones acerca de las prácticas<br />

de los estudiantes normalistas.<br />

PROPÓSITO<br />

8<br />

BLOQUE I<br />

LOS ADOLESCENTES EN EL TRABAJO CON LA ASIGNATURA DE ESPAÑOL<br />

Durante el trabajo con las actividades de este bloque se espera que los alumnos:<br />

a) Desarrollen la capacidad para aprender acerca de los alumnos de la escuela secundaria a partir<br />

de la observación y el diálogo, profundizando en el conocimiento de la diversidad cultural, social<br />

e individual de éstos, sus estilos de aprendizaje y las características de los grupos según el<br />

grado que cursan.<br />

TEMAS<br />

1. Retomando mi primera experiencia docente con un grupo de secundaria<br />

2. El conocimiento de los alumnos<br />

a) Las ideas y los conocimientos previos de los alumnos durante la clase (¿son los mismos en<br />

alumnos de primer año y de segundo?, vinculación con la escuela primaria).<br />

b) Los estilos de aprendizaje (las formas de participación que utilizan durante las actividades, la<br />

manera de comunicarse en el grupo, preguntas y explicaciones que formulan, etc.)<br />

c) La expresión de la diversidad cultural, social e individual de los alumnos en el aula.<br />

3. El trabajo colectivo (oportunidad para aprender de los otros y con los otros).<br />

a) El diálogo como herramienta para el aprendizaje de los adolescentes.<br />

4. Los aprendizajes de los alumnos.<br />

ACTIVIDADES SUGERIDAS<br />

1. A partir de los temas estudiados y de las visitas realizadas a la escuela secundaria en el<br />

semestre anterior, elaborar, en forma individual, un escrito que exprese su conocimiento y<br />

experiencia sobre el trabajo de los maestros, sus nociones implícitas sobre la enseñanza, la


participación de los alumnos en clase y de los aspectos que es necesario tener en cuenta para<br />

trabajar con grupos de adolescentes.<br />

En plenaria compartir sus escritos y tomar nota de los aspectos que llamen más la atención<br />

sobre las experiencias comentadas.<br />

2. De manera individual leer el texto “Mi primera práctica docente” de Isabel Miramontes y<br />

destacar los aspectos que más llamen su atención sobre el relato. En equipo comentar las<br />

situaciones con las que hay coincidencia o marcada diferencia con lo que la autora describe.<br />

3. Con base en la reflexión individual, elaborar el siguiente cuadro. Atender a los aspectos producto<br />

de la experiencia y el conocimiento adquiridos a partir de la observación y la práctica docente<br />

desarrollada.<br />

Conocimiento de los<br />

alumnos del grupo<br />

Comunicación con los<br />

alumnos<br />

Planeación de las<br />

actividades<br />

Uso de estrategias<br />

didácticas<br />

Dominio y manejo de<br />

los propósitos de la<br />

educación secundaria<br />

y de los contenidos<br />

de enseñanza.<br />

Atención a la<br />

diversidad del grupo<br />

y a las situaciones<br />

imprevistas o de<br />

conflicto en el aula.<br />

Establecimiento de<br />

un clima de respeto,<br />

orden y trabajo.<br />

Mi trabajo con los grupos escolares<br />

Situación inicial Situación actual Retos<br />

4. Efectuar la lectura individual de los textos “Trabajar a partir de las representaciones de los<br />

alumnos” “Trabajar a partir de los errores y los obstáculos en el aprendizaje” de Perrenoud.<br />

En equipo contestar los siguientes cuestionamientos:<br />

a) ¿Cómo podemos definir los conocimientos previos?<br />

b) ¿En dónde y de qué manera los adquirieron los estudiantes?<br />

c) Cite ejemplos de diversos conocimientos previos y trate de clasificarlos en teóricos y<br />

prácticos.<br />

d) ¿Qué implica trabajar con las representaciones de los alumnos?<br />

e) ¿Cómo explica el trabajo a partir de los errores y de los obstáculos en el aprendizaje?<br />

Presentar al grupo sus conclusiones.<br />

5. Como evaluación redactar un escrito en el que se intente responder a los siguientes aspectos:<br />

a) ¿Qué uso dan a los conocimientos previos de los alumnos los maestros que usted ha<br />

observado en las jornadas realizadas?<br />

b) ¿Qué uso debemos darles en nuestro quehacer docente?<br />

6. Obtener cuadernos y trabajos de alumnos (con familiares, vecinos o amigos) correspondientes a<br />

la asignatura de Español y revisar cuidadosamente su contenido con base en los siguientes<br />

aspectos:<br />

• Qué anota el alumno en su cuaderno.<br />

9


10<br />

• Actividades que se realizan.<br />

• Temas o contenidos que se trabajan.<br />

• Manera de organizar la información.<br />

• Características de las notas.<br />

• Revisión que hace el maestro de los ejercicios realizados.<br />

7. En equipo a partir de la información obtenida responder las siguientes preguntas:<br />

• ¿A qué atribuyen las características de cada material revisado?<br />

• ¿Se detectan diferencias en la forma de organizar los contenidos?<br />

• ¿De qué tipo?<br />

• ¿La presentación de la información facilita al alumno la comprensión de los aspectos<br />

estudiados?<br />

• ¿Qué papel juegan los estilos de pensamiento en el aprendizaje?<br />

• Comentar en plenaria sus conclusiones<br />

8. Individualmente leer los textos: “Principios de los estilos de pensamiento” y “El desarrollo de los<br />

estilos de pensamiento” de Robert J. Sternberg. Responder las siguientes cuestiones:<br />

• ¿Qué son los estilos de pensamiento?<br />

• ¿Cómo se originan?<br />

• ¿Qué papel juega la cultura en la definición de estilos?<br />

• ¿En qué medida los roles asignados a los sexos, define estilos de pensamiento en los<br />

individuos y en la sociedad? Describan ejemplos.<br />

• ¿Qué se entiende por estilos socializados?<br />

• ¿De qué manera entender la diversidad de estilos de pensamiento en el grupo escolar, le<br />

permite al docente orientar mejor su trabajo?<br />

Comentar sus respuestas al grupo.<br />

9. En equipo, a partir del análisis del texto “Principios de los estilos de pensamiento” de Sternberg<br />

completar el siguiente cuadro.<br />

Principios De Los Estilos De Pensamiento<br />

Principio<br />

Los estilos son preferencias en<br />

el empleo de aptitudes, no<br />

aptitudes en sí mismos.<br />

La coincidencia entre estilos y<br />

aptitudes crea una sinergia que<br />

supera la suma de las partes.<br />

Las personas tienen perfiles (o<br />

pautas) de estilos y no un solo<br />

estilo.<br />

Los estilos varían en función de<br />

las tareas y las situaciones.<br />

Las personas difieren en la<br />

flexibilidad de sus estilos.<br />

Los estilos se socializan.<br />

Los estilos se pueden enseñar.<br />

Los estilos no son ni buenos ni<br />

Rasgos Característicos<br />

Ejemplos y/o Situaciones<br />

del Aula<br />

malos, es cuestión de<br />

adecuación.<br />

Confundimos la adecuación de<br />

estilos con el nivel de aptitud.<br />

Compartir y enriquecer sus conclusiones con el resto del grupo.<br />

10. Revisar sus registros en el diario de campo e identificar situaciones donde se expresen diferentes<br />

estilos de pensamiento tanto en alumnos como en docentes. Mencionar con qué principio<br />

descrito por Sternberg se relaciona.


11. En equipo discutir qué se entiende por “diversidad cultural” de los estudiantes de secundaria,<br />

mencionar algunas características que los distinguen.<br />

12. A partir de la lectura del los textos: “Primer conclusión del conocimiento de los procesos de<br />

aprendizaje: la atención a la diversidad” y “El constructivismo: concepción sobre cómo se<br />

producen los procesos de aprendizaje” de Antoni Zabala, contestar por equipo:<br />

• ¿A qué atribuye el autor la diversidad en los grupos escolares?<br />

• ¿Existe alguna relación entre los estilos de pensamiento y la diversidad cultural que se<br />

observa en los alumnos de secundaria?<br />

• ¿Cómo podemos atender la diversidad de los alumnos de secundaria?<br />

• Elaborar una propuesta y presentarla al resto del grupo.<br />

13. Visitar a un grupo escolar de segundo grado en la escuela secundaria para solicitar al maestro<br />

titular de la asignatura de Español, los contenidos de enseñanza que desarrollarán en las horas<br />

de clase durante la primera jornada. Es importante también recoger y registrar datos acerca de<br />

la escuela y el grupo, tales como los siguientes:<br />

a) La cantidad de alumnos del grupo y sus nombres.<br />

b) Las características y condiciones del salón de clase.<br />

c) Los materiales y recursos educativos disponibles en el aula y en la escuela para la enseñanza<br />

del Español<br />

d) El horario de clases.<br />

14. Con base en sus reflexiones y en la información obtenida en las actividades anteriores, elaborar<br />

el plan de clase que contenga las actividades de enseñanza que desarrollarán. Deben tomarse en<br />

cuenta las orientaciones contenidas en el plan y programas de estudio de educación secundaria,<br />

el libro para el maestro de Español y, en caso necesario, el libro de texto, así como las<br />

orientaciones de los maestros que atienden las demás asignaturas de la especialidad en el<br />

séptimo semestre.<br />

15. En equipo, identificar y hacer una relación de los aspectos que deberán observarse en la escuela<br />

secundaria tomando en cuenta las conclusiones obtenidas en las actividades 4 8 y 13 de este<br />

bloque. Es importante recordar que la observación se llevará a cabo durante el turno completo y<br />

por tanto, los alumnos tendrán oportunidad de observar en los tres días que dura la jornada,<br />

entre otros, los siguientes aspectos: a) el comportamiento de los alumnos y las prácticas de<br />

enseñanza de los maestros que imparten las distintas asignaturas en un grupo de primer grado,<br />

y b) el trabajo del maestro de Español en el grupo.<br />

16. Como parte de la preparación de la jornada, y con base en esta lista de aspectos a observar,<br />

elaborar individualmente una guía de observación, la cual debe incluir, además de las cuestiones<br />

que interesan a las otras asignaturas del semestre que se cursa, -especialmente la asignatura<br />

Estrategias didácticas. Textos expositivos, los siguientes aspectos:<br />

• Importancia que tiene para los docentes el conocimiento previo de sus alumnos.<br />

• Estrategias que los docentes utiliza para trabajar conocimientos previos<br />

• Formas en que se manifiestan los diferentes estilos de pensamiento en el aula.<br />

• Cómo se da la socialización de estilos en el salón de clases y en la escuela.<br />

• Cómo atienden los docentes a la diversidad de estilos de pensamiento de sus alumnos.<br />

Estrategias que utilizan.<br />

• Manifestaciones de la diversidad cultural en al escuela.<br />

• Estrategias y recursos que implementan para atender la diversidad cultural de sus alumnos.<br />

Además de los aspectos anteriores, describir una a una las actividades realizadas por el profesor<br />

de la asignatura de Español, en alguna de las sesiones de clase observadas, considerando el<br />

orden en que se llevaron a cabo.<br />

Enseguida se precisan las actividades que se llevarán a cabo durante la primera jornada de<br />

observación y práctica docente en la escuela secundaria:<br />

• Observar a los alumnos del grupo durante el turno completo, recuperar información con base<br />

en la guía preparada en la escuela normal. Recolectar evidencias del trabajo desarrollado por<br />

los alumnos.<br />

• Observar el trabajo de enseñanza que se realiza en distintas asignaturas en el grupo de<br />

primero en el que se va a practicar y particularmente con el profesor de Español<br />

11


12<br />

• Dialogar con los alumnos de secundaria para indagar sobre su preferencia por ciertas<br />

actividades de enseñanza o por algunas asignaturas.<br />

• Conducir una sesión de clases en un grupo de educación secundaria en la asignatura de<br />

Español<br />

• Intercambiar opiniones sobre las clases observadas y sobre su propio desempeño al trabajar<br />

con la asignatura de Español, con el maestro del grupo de segundo grado, con el titular de<br />

<strong>Observación</strong> y <strong>Práctica</strong> docente ll y con los maestros de la escuela normal que acuden a la<br />

escuela secundaria.<br />

Elaborar un diario de trabajo que relate las situaciones más relevantes de cada actividad<br />

desarrollada, de su desempeño al conducir una sesión de clase y de los logros y dificultades de<br />

los adolescentes al desarrollar las tareas propuestas.<br />

17. Tomando en cuenta las actividades de observación y práctica que deberán realizarse en la<br />

escuela secundaria, elaborar un plan de trabajo, entendiendo éste como un instrumento útil para<br />

distribuir el tiempo entre las distintas actividades que se realizarán en los tres días de estancia<br />

en la secundaria.<br />

18. Realizar la primera jornada de observación y práctica docente en la escuela secundaria. Al<br />

concluir dicha jornada se sugiere organizar varias sesiones para el análisis de la práctica y de la<br />

información obtenida.<br />

19. Visión general de la primera jornada de observación y práctica docente. Ésta se construirá en<br />

conjunto a partir de las impresiones de los estudiantes normalistas y del maestro de<br />

<strong>Observación</strong> y <strong>Práctica</strong> <strong>Docente</strong> lI durante su estancia en la escuela secundaria. Para ello,<br />

pueden ser útiles las siguientes preguntas:<br />

• ¿Cómo me sentí durante mi primera jornada de observación y práctica docente?<br />

• ¿Qué aspectos de los propuestos en el plan de trabajo pude realizar? De los que se pudieron<br />

realizar, ¿qué experiencias recupero?<br />

• Lo que no fue posible hacer, ¿a qué se debió?, ¿es posible prever esta situación para las<br />

próximas jornadas?<br />

• ¿De qué manera, mi plan de clase me ayudó a dirigir las actividades de enseñanza?<br />

Hacer un recuento de los aspectos más significativos expresados en la actividad y exponerlos al<br />

grupo comentando cómo pueden mejorarse las siguientes jornadas en la escuela secundaria.<br />

20. Avances y retos en el conocimiento de los alumnos de la escuela secundaria. En este momento<br />

se organizará la información obtenida sobre los alumnos observados durante la primera jornada<br />

de observación y práctica docente. Al realizar esta tarea es importante tomar en cuenta no sólo<br />

lo observado en la asignatura de Español, sino también lo que corresponde a las otras<br />

asignaturas, de tal modo que existan mayores elementos de comparación para el análisis de la<br />

práctica docente. Se propone guiar la sistematización de los datos obtenidos a partir de las<br />

siguientes preguntas.<br />

• ¿Cuántas y cuáles asignaturas observé?, ¿cuántas sesiones de cada asignatura?, ¿en cuáles<br />

asignaturas logré recuperar mayor información de los adolescentes y en cuáles menos?, ¿a<br />

qué se debió?<br />

• ¿Qué facilidades tuve para llevar a cabo la observación y su registro?<br />

• ¿Qué cantidad de alumnos integran el grupo?, ¿qué edad tienen?<br />

A partir de esta organización, analizar en equipo las siguientes cuestiones.<br />

• ¿Qué actividades y/o contenidos interesan a los alumnos en las diversas asignaturas?<br />

• ¿Qué actitudes manifestaron los alumnos en clase?, ¿de qué manera el maestro toma en<br />

cuenta los diferentes estilos de pensamiento de sus alumnos durante las actividades<br />

escolares?<br />

• ¿Qué uso da el maestro a los conocimientos previos de sus alumnos para la planeación de<br />

actividades?<br />

• ¿Qué gusta o disgusta a los alumnos del trabajo en las asignaturas y qué de la asignatura<br />

de Español?<br />

• ¿Qué alumnos llaman más la atención de sus compañeros de grupo o del maestro y por<br />

qué?, ¿cómo repercuten sus comportamientos en las actividades de las clases?, ¿cómo<br />

tomaron en cuenta los maestros a esos alumnos y con qué resultados?<br />

• ¿Qué actividades permiten atender a la diversidad de los alumnos y cuáles no?<br />

• ¿Qué formas de trato y de trabajo de los profesores gustan o disgustan a los alumnos?, ¿qué


del trato por parte del maestro favorece el aprendizaje?<br />

• ¿En qué tipo de actividades se manifiestan notoriamente los diferentes estilos de<br />

pensamiento de los alumnos?<br />

Fuera de las clases ¿qué aspectos nos permiten distinguir la diversidad cultural de los alumnos?<br />

• a) Sistematizar la información obtenida en una de las sesiones de clase de español.<br />

Elaborar conclusiones sobre la importancia de la observación y el diálogo con los adolescentes<br />

como medio para conocerlos mejor y la manera en que este conocimiento apoya el trabajo del<br />

docente en el aula.<br />

21. La enseñanza en la escuela secundaria. Español. Para organizar la información recuperada en los<br />

diarios de trabajo, sus planeaciones, en las producciones y cuadernos de los alumnos y en el<br />

diálogo sostenido con éstos, responder las siguientes preguntas para, posteriormente, compartir<br />

al grupo algunos productos a manera de ejemplo.<br />

a) Las preguntas se presentan a manera de sugerencia y todas están orientadas hacia la<br />

descripción de lo que ocurrió durante la clase observada. El profesor de <strong>Observación</strong> y<br />

<strong>Práctica</strong> <strong>Docente</strong> Il y los estudiantes podrán incorporar las que consideren pertinentes para<br />

lograr el propósito de ordenar y sistematizar la información recuperada. Para esta tarea se<br />

sugiere contar en todo momento con el apoyo del plan y programas de estudio, el libro para<br />

el maestro de Español y el libro de texto del alumno de secundaria.<br />

• ¿Qué contenido se abordó en la clase observada?<br />

• ¿Cómo se inició la clase?, ¿qué intervenciones tuvo el maestro?, ¿qué reacciones<br />

tuvieron los alumnos ante el inicio de la clase?<br />

• ¿De qué forma se organizó el grupo para el trabajo?, ¿qué actividades se realizaron de<br />

forma individual y cuáles de manera colectiva?<br />

• ¿Qué actividades de enseñanza se desarrollaron en la clase?, ¿de qué manera intervino<br />

el maestro y con qué propósito?, ¿de qué forma intervinieron los alumnos?, ¿pudieron<br />

percibirse algunos avances y dificultades de los alumnos en la clase?, ¿cuáles?<br />

• Cuando surgieron dudas o dificultades con el contenido, ¿de qué manera las atendió el<br />

maestro?, ¿qué momentos resultaron de mayor interés y participación para los<br />

alumnos?, ¿qué momentos resultaron menos importantes y por qué?<br />

• ¿Qué recursos didácticos se utilizaron en la clase?, ¿qué actividades se desarrollaron en<br />

las que fuera necesario utilizar el cuaderno?, ¿de qué manera revisó el maestro el<br />

trabajo realizado por los estudiantes en sus cuadernos y en las actividades?<br />

• ¿En qué actividades se utilizó el libro de texto?, ¿el maestro utilizó otros materiales<br />

para el tratamiento del contenido?<br />

• ¿De qué manera se mantuvo un ambiente de orden y trabajo en la clase?, ¿qué<br />

actitudes se observaron en los alumnos durante la clase?, ¿qué actitudes manifestaron<br />

en las otras clases?<br />

• ¿De qué manera se realizó la evaluación en la clase?<br />

b) Con base en los resultados de esta sistematización elaborar, en forma individual, un<br />

esquema en el que se identifiquen los diferentes elementos que componen la práctica del<br />

maestro observado de la asignatura de Español. A partir de las actividades anteriores,<br />

identificar las relaciones que guardan los elementos expresados en el esquema elaborado y<br />

buscar explicaciones a las distintas situaciones educativas que observaron en la clase. Es<br />

importante poner el énfasis en los factores que probablemente originaron que dichos<br />

elementos jugaran determinado papel en el desarrollo de la clase, tomando en cuenta que<br />

cada experiencia analizada es distinta y los elementos de la práctica docente se expresan de<br />

manera diferenciada. Las siguientes preguntas pueden ayudar a efectuar esta tarea.<br />

• ¿Las actividades que realizó el profesor fueron adecuadas a las características de los<br />

alumnos?, ¿qué razones pueden explicarlo?<br />

• ¿Esta forma de dar inicio a la clase fue acorde con lo que se propone en el enfoque para la<br />

enseñanza de la asignatura?, ¿por qué?<br />

• ¿Consideró los conocimientos previos de sus alumnos en la planeación de las actividades?<br />

• ¿Los recursos que utilizó el profesor durante la sesión apoyaron la realización de las<br />

actividades?, ¿a qué se le atribuye?<br />

• ¿La organización del grupo permitió alcanzar los propósitos de la clase?, ¿qué elementos<br />

contribuyeron a esto?<br />

• ¿La comunicación que estableció el profesor con los alumnos promovió interés en el tema<br />

tratado durante la sesión de clase?, ¿en qué se apoya esta valoración?, etcétera.<br />

13


14<br />

A manera de conclusión, elaborar un escrito donde expresen sus apreciaciones sobre el trabajo<br />

que realiza el maestro tomando en cuenta los aspectos estudiados en este bloque asó como las<br />

situaciones que influyen para que dicho trabajo sea de esa manera y no de otra y los retos que<br />

logran identificar para enseñar Español en la escuela secundaria.<br />

Guardar en el expediente todos los productos de las actividades del bloque.<br />

BIBLIOGRAFÍA BÁSICA<br />

• Ramírez Mendiola Felipe de Jesús (comp.) (2004), Mi primera experiencia docente, Zacatecas,<br />

México, <strong>Escuela</strong> <strong>Normal</strong> “Manuel Ávila Camacho”.<br />

• Perrenoud Philippe (2004), “Trabajar a partir de las representaciones de los alumnos” en Diez<br />

nuevas competencias para enseñar, Barcelona, Graó, pp. 21-23<br />

• Zabala Vidiella Antoni, (2000), “Primera conclusión del conocimiento de los procesos de<br />

aprendizaje: la atención a la diversidad” y “El constructivismo: concepción sobre como se<br />

producen los procesos de aprendizaje” en La práctica educativa. Cómo enseñar, 7ª edición,<br />

Barcelona, Grao, pp. 31-37.<br />

• Driver Rosalind, otros, (2000), “Introducción” en Dando sentido a la ciencia en secundaria.<br />

Investigaciones sobre las ideas de los niños, México, SEP. Biblioteca para la actualización del<br />

maestro, pp. 21-34.<br />

• Sternberg Rober J. (1997) “Principios de los estilos de pensamiento”, “El desarrollo de los estilos<br />

de pensamiento” en Estilos de pensamiento. Claves para Identificar nuestro modo de pensar y<br />

enriquecer nuestra capacidad de reflexión, Barcelona, Saberes cotidianos, Paidós pp. 115-142 y<br />

143-162.<br />

• Levinson Bradley A. (2000), “Conflicto y colectividad: un reporte desde la secundaria” en<br />

Ezpeleta, Justa y urlan Alfredo (comp.) en La gestión Pedagógica de la escuela, México, Correo<br />

de la UNESCO, pp. 202-213.<br />

• Fullan Michael (2002), “El alumnado” y “Dónde están los estudiantes”, “Los estudiantes y el<br />

cambio”, en Los nuevos significados del cambio en la educación, Barcelona, Octaedro, pp. 177-<br />

188.<br />

• Fullan Michael, Stiegelbauer Suzanne (2000), “El estudiante y el cambio” e “Implicaciones”, en El<br />

cambio educativo, México, Trillas, pp. 159-165.<br />

• Hargreaves Andy et al. (2000), “Capítulo 9. Enseñanza y aprendizaje” en Una educación para el<br />

cambio. Reinventar la educación de los adolescentes, México, 1ª Edición SEP/Octaedro, pp. 223-<br />

238.<br />

PROPÓSITO<br />

BLOQUE <strong>II</strong><br />

LAS COMPETENCIAS DIDÁCTICAS<br />

Fortalezcan sus conocimientos y habilidades para diseñar y poner en marcha actividades didácticas<br />

congruentes con los propósitos de la educación secundaria, con el enfoque para la enseñanza de la<br />

especialidad y con las características de los grupos escolares.<br />

TEMAS<br />

1. Las estrategias de enseñanza de los contenidos de Español<br />

a) Las más usuales entre los maestros observados. Los contenidos que desarrollan y los<br />

propósitos que atienden (ligarlo con propósitos y contenidos)<br />

b) Las estrategias estudiadas en el programa de Español<br />

c) El carácter formativo de las tareas extraescolares.<br />

2. La importancia de trabajar como grupo en la escuela secundaria (grupo: conjunto de personas<br />

con un objetivo común).<br />

a) Las situaciones imprevistas y de conflicto en la clase.<br />

3. Las secuencias de enseñanza para tratar contenidos de Español.


4. Mis competencias didácticas (actividad de análisis centrada en el desempeño del estudiante<br />

normalista al atender grupos de primer y segundo año, puede ser comparativa).<br />

a) Dialogar con los alumnos para conocer la diversidad y generar aprendizajes.<br />

b) Conducir actividades para la enseñanza de la asignatura de la especialidad.<br />

c) Planear secuencias de actividades acordes a las necesidades del grupo.<br />

d) Reconocer como se manifiestan los aprendizajes de los alumnos.<br />

ACTIVIDADES SUGERIDAS<br />

1. Como actividad inicial de este bloque temático, se sugiere que, tomando datos de su diario de<br />

campo, los estudiantes registren en un cuadro comparativo como el que se propone a<br />

continuación, una a una las tareas desarrolladas por el maestro de Español de segundo,<br />

observado en las jornadas anteriores, para luego anotar en la segunda columna, las que el<br />

alumno realizó durante su práctica.<br />

Aspectos <strong>Docente</strong> Practicante<br />

Tema y sub.-tema<br />

Propósitos<br />

Actividades<br />

efectuadas por la<br />

maestra o maestro<br />

Actividades<br />

realizadas por los<br />

alumnos<br />

Actividades de<br />

evaluación<br />

Recursos didácticos<br />

2. En base a la información obtenida, comentar en equipo en torno a los siguientes aspectos:<br />

• Congruencia entre los propósitos que se pretendían lograr y las actividades desarrolladas.<br />

• Congruencia entre el enfoque actual de enseñanza del Español y las estrategias utilizadas.<br />

• Contenidos conceptuales, procedimentales y actitudinales que se desarrollaron.<br />

• Pertinencia de los recursos didácticos que se utilizaron y del uso que se les dio de acuerdo a<br />

los propósitos y el enfoque actual del Español<br />

3. De manera individual analizar las siguientes preguntas y posteriormente redactar un texto que<br />

aborde los próximos retos para mejorar su preparación profesional.<br />

• ¿Qué debo mejorar de mi desempeño docente?<br />

• ¿Qué hacer para despertar y mantener el interés de los alumnos?<br />

• ¿Cómo lograr aprendizajes significativos en los adolescentes?<br />

• ¿Qué contenidos de la especialidad requieren atención especial?<br />

4. Con el fin de clarificar y precisar conceptos, se sugiere leer y tomar notas de la lectura:<br />

“Estrategias de Aprendizaje”, del Libro para el maestro de Geografía de educación secundaria,<br />

en plenaria establecer la diferencia entre: método, estrategias, técnicas o procedimientos y<br />

actividades didácticas.<br />

5. A partir de la lectura de Mónica Díaz Pontones (1996) “El interrogatorio a los alumnos”, en<br />

equipos de trabajo sistematizar la información contenida en el texto, completando el siguiente<br />

cuadro resumen:<br />

Características Valoración Crítica<br />

Interrogatorio<br />

Español y Lengua extranjera.<br />

Física y Química.<br />

Matemáticas<br />

C. Naturales y Sociales<br />

Motivación y control de la<br />

disciplina.<br />

Evaluativo<br />

Informativo<br />

De debate<br />

6. Como complemento de la actividad anterior, es conveniente que en equipos se analicen las<br />

siguientes preguntas y registren sus conclusiones.<br />

15


• ¿Qué aspectos determinan el tipo de interrogatorio que debemos utilizar?<br />

• ¿Cómo debemos interrogar para que el alumno descubra sus errores y el conocimiento<br />

correcto?<br />

• Si queremos formar individuos reflexivos y críticos, ¿qué tipo de preguntas debemos hacer?<br />

• Ejemplifique casos en los cuales: los interrogatorios son una estrategia de expresión oral del<br />

maestro y otros en los que son una actividad que forma parte de una estrategia.<br />

7. Continuando con la lectura de Mónica Díaz Pontones, de manera individual responder las<br />

siguientes cuestiones que tienen relación con la segunda parte del texto “Resolución de<br />

ejercicios”:<br />

• ¿Qué son los ejercicios: una actividad, una técnica o una estrategia?<br />

• ¿Cuál es el error en el que podemos caer si se utilizan únicamente como “conocimiento o<br />

práctica ritual”?<br />

• ¿Por qué se les considera como “andamiaje” necesario para alcanzar la Metacognición?<br />

• ¿Por qué es necesario que los alumnos realicen ejercicios prácticos?<br />

• ¿Hacia dónde debemos orientar el uso de ejercicios prácticos?<br />

Exponer en plenaria sus conclusiones<br />

8. A continuación se propone que en equipos sistematicen en el cuadro resumen, la información de<br />

la lectura de María Porfirio Rodríguez Colunga (1999) “Perspectivas de los alumnos en cuanto a<br />

las formas de enseñanza de los profesores”. Con base en sus observaciones y experiencias<br />

derivadas de las jornadas de práctica, complemente las dos últimas filas o renglones. Explicar el<br />

cuadro en plenaria.<br />

Las estrategias didácticas más utilizadas<br />

Tipo de estrategia<br />

Los interrogatorios<br />

Propósitos de la<br />

estrategia<br />

Ventajas y usos Desventajas y abusos<br />

La resolución de<br />

problemas<br />

La exposición oral<br />

El dictado<br />

El trabajo en equipo<br />

La competencia<br />

La lectura oral<br />

Resúmenes,<br />

cuestionarios<br />

Con la información obtenida, en equipos reflexionar sobre las siguientes preguntas:<br />

• ¿Por qué es importante diversificar el uso de estrategias didácticas?<br />

• ¿Cuáles son las estrategias de aprendizaje del Español que más gustan a los alumnos?<br />

Elaboren un listado de ellas, con su descripción<br />

Comentar sus conclusiones al resto del grupo.<br />

9. Para realizar el siguiente ejercicio, es indispensable que los alumnos individualmente hayan<br />

realizado la lectura completa del texto “Una didáctica de las ciencias”, en el apartado:<br />

“Estrategias de los estudiantes para leer libros de texto de ciencias”.<br />

• Por equipo, escribir en cuatro hojas de rotafolio de preferencia cuadriculadas, los títulos<br />

siguientes:<br />

a) “Apoyarse en el conocimiento previo para realizar una tarea escolar”<br />

b) “Apoyarse en las grandes palabras y en los pormenores para realizar una tarea escolar”<br />

c) “Apoyarse en verdades no relacionadas para aprender ciencias”<br />

d) “Apoyarse en el conocimiento previo para dar sentido a las explicaciones del texto”<br />

• Colocarlas en el pizarrón o en la pared<br />

• Algún compañero del equipo pasará a pegar una tira de papel que contenga un enunciado<br />

con alguna de las ideas importantes y alusivas a cada uno de los títulos según corresponda.<br />

• Con los títulos y enunciados y completando la información que falte, tratarán de construir un<br />

mapa conceptual.<br />

• Nombrarán un relator para exponer sus conclusiones al resto del grupo.<br />

10. En binas y con base en la información que aporta el texto de María Elena Hernández Durán,”<br />

Realización de las tareas: problemática y alternativas de solución y en la experiencia obtenida<br />

durante las jornadas de práctica” analicen y registren sus opiniones sobre las siguientes<br />

preguntas:<br />

• ¿Cuál es la importancia de la realización de las tareas como parte del proceso educativo?<br />

• ¿Qué tipo de tareas les agradan a los alumnos?<br />

16


• ¿Cuáles son las tareas más recomendables?<br />

• ¿Qué estrategias debemos utilizar para integrar a los alumnos que resisten a la realización<br />

de las tareas?<br />

Compartir sus opiniones con el resto del grupo.<br />

11. Como evaluación los alumnos redactarán un escrito cuyo título sea: “Estrategias para la<br />

enseñanza del Español”, se sugiere que aborde los siguientes puntos:<br />

a) Importancia de las estrategias de enseñanza en el logro de los propósitos de la asignatura.<br />

b) Habilidades que requiere desarrollar el maestro para el diseño, selección y aplicación de<br />

estrategias didácticas en las clases de Español en la escuela secundaria.<br />

12. Visitar nuevamente la escuela secundaria para solicitar contenidos al maestro del grupo en que<br />

practicaron durante la primera jornada y al maestro de un grupo de primero. Comentar con los<br />

maestros las actividades de observación y práctica que pretenden realizar durante los tres días<br />

consecutivos de estancia e intercambiar puntos de vista sobre las formas de trabajo que<br />

pondrán en marcha.<br />

13. A partir del plan de clase de la primera jornada, analizar qué componentes del plan es necesario<br />

modificar porque obstaculizaron el trabajo o resultaron inútiles. Llevar a cabo el diseño del plan<br />

de trabajo, la guía de observación y los planes de clase.<br />

14. Comentar en grupo, las impresiones más relevantes que se obtuvieron durante la jornada,<br />

acerca de los alumnos del grupo, su propio desempeño docente y el diálogo con los alumnos.<br />

Con base en la información del diario de trabajo, de forma individual elaborar esquemas que<br />

describan las tareas desarrolladas con el grupo escolar.<br />

Confrontar la información de los esquemas con el plan de trabajo y con el plan de clase, a fin de<br />

tener una visión de conjunto sobre su desempeño. Pueden apoyarse en preguntas como las<br />

siguientes:<br />

a) ¿Qué actividades despertaron el interés de los alumnos? ¿Cómo se dieron cuenta de ello?<br />

b) ¿Cómo organizaron el tiempo para llevar a cabo las tareas previstas? ¿Fue suficiente? ¿Se<br />

aprovechó de manera efectiva?<br />

c) ¿Qué dificultades enfrentaron? ¿Qué habilidades docentes será necesario desarrollar para<br />

atenderlas?<br />

15. Comentar al grupo los resultados de este balance general de la jornada y tomar nota de las<br />

preocupaciones, alcances, y dificultades que se identifican a partir de esta revisión panorámica.<br />

16. A partir de las visitas realizadas a la escuela secundaria durante las jornadas de observación y<br />

práctica docente, describir tres ejemplos de situaciones problemáticas durante el trabajo grupal.<br />

17. En plenaria compartir sus ejemplos y tomar nota de los aspectos que llaman más la atención<br />

sobre las experiencias comentadas.<br />

18. Leer el texto “Conflictos escolares: una oportunidad” de Joseph Ma. Puig y en grupo comentar<br />

las ideas principales para llegar a conclusiones sobre los siguientes aspectos:<br />

a) Situaciones de conflicto en la escuela<br />

b) La respuesta a los conflictos<br />

c) Pasos en la resolución cooperativa de conflictos<br />

19. Posteriormente, de manera individual, elegir una situación problemática que se haya en las<br />

jornadas realizadas y seguir los pasos que propone Puig para analizar un conflicto.<br />

20. Redactar un escrito donde se presente un informe del análisis y explicar cómo resolvería el<br />

problema paso por paso. Exponerlo al resto del grupo.<br />

21. A partir de la experiencia adquirida durante la última jornada de observación y práctica docente,<br />

describe en el siguiente cuadro, las situaciones relacionadas con la práctica en las clases de<br />

Español<br />

Aspecto desarrollado Descripción<br />

Actividad de inicio<br />

Manejo de contenidos<br />

relacionados con la asignatura<br />

Tipos de contenidos<br />

Actividades para evaluar el<br />

tema<br />

Congruencia entre las<br />

17


actividades y el enfoque de la<br />

asignatura<br />

22. Realizar la lectura de Antoni Zabala Vidiella, “La práctica educativa en las secuencias didácticas y<br />

las secuencias de contenido”. Posteriormente reunirse en equipos para analizar el cuadro No. 1<br />

sobre tipos de contenidos, comparándolas con los que sugiere el Programa de la asignatura de<br />

Español<br />

23. En equipos elaborar un cuadro donde registren el tipo de contenidos que se proponen en Español<br />

para primer y segundo grados, teniendo como referente el libro para el maestro y el Plan y<br />

Programas 1993 para secundaria. Comparar los registros con los que plantea Zabala en el<br />

cuadro 2 y advertir coincidencias.<br />

24. En lluvia de ideas comentar los aspectos más relevantes de la lectura. Se sugieren los siguientes<br />

puntos:<br />

a) Sobre la concepción constructivista del aprendizaje.<br />

b) Tipo de actividades que se proponen en las secuencias didácticas.<br />

c) Tipologías de los contenidos.<br />

d) Conocimientos previos a que alude.<br />

e) La Asamblea de clase.<br />

f) Zona de desarrollo próximo.<br />

25. Con base en la reflexión y el análisis de las jornadas de práctica realizadas, así como del diario<br />

de campo, identificar los avances y dificultades relacionadas con la formación de competencias<br />

didácticas. Se pueden considerar para ello los aspectos que se sugieren en cada una de las<br />

competencias didácticas contenidas en el siguiente cuadro:<br />

AVANCES DIFICULTADES<br />

Dialogar con los alumnos<br />

• Formas de trato y comunicación<br />

dentro y fuera del aula.<br />

• Favorecer la confianza y<br />

autoestima.<br />

Conducir actividades<br />

• Establecer un clima de trabajo que<br />

favorezca el aprendizaje, la<br />

cooperación y el respeto.<br />

• Comunicar instrucciones de manera<br />

clara y precisa.<br />

• Atender inquietudes y necesidades<br />

durante el desarrollo del trabajo.<br />

Planear secuencias didácticas<br />

• Diseñar y ejecutar estrategias<br />

didácticas con propósitos claros.<br />

• Evitar las rutinas didácticas y<br />

favorecer el aprendizaje de los<br />

alumnos.<br />

• Utilizar recursos y materiales<br />

didácticos con creatividad.<br />

18<br />

Reconocer cómo se manifiestan los<br />

aprendizajes<br />

• Identificar los ritmos de aprendizaje<br />

de los alumnos.<br />

• Atender las necesidades especiales<br />

de aprendizaje para evitar el<br />

fracaso escolar<br />

Evaluación de los aprendizajes<br />

a) Aplicar estrategias de evaluación<br />

congruentes con los propósitos de<br />

la asignatura.<br />

b) Los resultados de la evaluación se<br />

utilizan para modificar los<br />

procedimientos didácticos.


26. Organizados en equipos, compartir los hallazgos con el propósito de identificar en qué<br />

competencias didácticas existen los mayores retos de formación.<br />

a) En plenaria compartir los resultados con la intención de proponer estrategias específicas para<br />

el logro de dichas competencias.<br />

b) Como forma de evaluación: de manera individual escribir un texto breve en el que se<br />

describan los principales desafíos para consolidar la formación de las competencias<br />

didácticas.<br />

BIBLIOGRAFÍA BÁSICA<br />

• Díaz Pontones, Mónica (1996), “El interrogatorio a los alumnos”, en Estrategias de enseñanza en<br />

la escuela secundaria: un estudio etnográfico (tesis de maestría) México, DIE-CINVESTAV, pp.<br />

43-56.<br />

• Rodríguez Colunga, María Porfiria Flora (1999), “Perspectivas de los alumnos en cuanto a las<br />

formas de enseñanza de los profesores”, en Perspectivas de los alumnos de educación<br />

secundaria sobre el proceso escolar (tesis de maestría), México, Instituto <strong>Superior</strong> de Ciencias<br />

de la Educación del estado de México, pp. 93-118.<br />

• Levinson Bradley A. (2000), "Conflicto y colectividad: un reporte desde la secundaria” en<br />

Ezpeleta, Justa y Furlan Alfredo (comp.) en La gestión Pedagógica de la escuela, México, Correo<br />

de la UNESCO, pp. 202-213.<br />

• Hernández Durán María Elena ( 2003), “La importancia de la realización de las tareas como parte<br />

del proceso educativo”, “Qué tareas les agradan y desagradan a los alumnos”, “Dificultades que<br />

propician la no elaboración de las tareas”, “Tipos de tareas utilizadas”, “Cambiar estrategia para<br />

integrar a los alumnos que se resisten a la realización de las tareas” y “El acercamiento a los<br />

alumnos que se resisten elaborar las tareas”, en Realización de las tareas: problemas y<br />

alternativas de solución (documento recepcional de Licenciatura en Educación Secundaria,<br />

Especialidad de Historia), Guadalajara, Jalisco, <strong>Escuela</strong> <strong>Normal</strong> <strong>Superior</strong> de Jalisco, pp. 25-43.<br />

• Puig Rovira, Joseph Ma. (1997), “Conflictos escolares: una oportunidad”, en Cuadernos de<br />

Pedagogía, núm. 257, abril, Barcelona, pp. 58-65.<br />

• Zabala, Vidiella Antoni, (2000), “Las secuencias didácticas y las secuencias de contenido”, en La<br />

práctica educativa. Cómo enseñar, España, Graó No. 120, pp. 53-89.<br />

• Perkins David, (1995), “Hacia una pedagogía de la comprensión” en La escuela inteligente,<br />

Barcelona, Gedisa, pp. 79-88.<br />

19


MATERIAL<br />

DE<br />

APOYO<br />

21


MI PRIMERA PRÁCTICA<br />

DOCENTE<br />

Isabel Miramontes<br />

“Considero que mi formación en la <strong>Escuela</strong><br />

<strong>Normal</strong> comienza con la primera práctica<br />

docente en una escuela telesecundaria, no<br />

porque lo anterior a ésta no haya sido<br />

relevante, sino porque es a partir de este<br />

momento cuando se hace frente a la realidad,<br />

anteriormente analizada desde la butaca a<br />

través de la teoría. Es entonces cuando existe<br />

la oportunidad de enfrentarse a lo que será<br />

nuestro campo de acción, en un futuro no<br />

muy lejano, y de contrastar aquellas ideas<br />

que hemos estado alimentando sobre lo que<br />

aún no conocemos, idas que muchas veces<br />

cambian, mientras otras se reafirman y<br />

enriquecen.<br />

Mi experiencia inicial desde el momento en<br />

que llegué a la localidad, pues conocía poco<br />

de mi estado. Me tocó estar en la Comunicad<br />

de Estancia de Guadalupe Pinos, Zacatecas.<br />

Una comunidad pequeña, con alto índice de<br />

emigración al extranjero: expectativa que<br />

tienen muchos de los jóvenes con quienes<br />

laboré. Por lo cual la escuela carece de<br />

trascendencia para ellos.<br />

La escuela telesecundaria del lugar era<br />

numerosa: cuando estuve ahí contaba con<br />

cinco grupos, dos de primero, dos de segundo<br />

y uno de tercero; así mismo el personal<br />

docente parecía ser el adecuado: cinco<br />

maestros y el director técnico; también pude<br />

percatarme de que existían, en el plantel,<br />

algunas carencias, tanto de infraestructura<br />

como de recursos.<br />

Primeramente, acudimos a la escuela durante<br />

una semana, con la finalidad de observar el<br />

proceso de enseñanza que se lleva a cabo en<br />

el aula. A mí me correspondió el tercer grado,<br />

un grupo con 11 alumnos, 6 mujeres y 5<br />

hombres. En este primer momento se<br />

analizaron cuestiones como las condiciones de<br />

la escuela y la comunidad, las actitudes de los<br />

alumnos, las formas de enseñanza y<br />

aprendizaje, entre otras más. Lo que yo<br />

observé fue un grupo pasivo y lento, que no<br />

participaba. En el día se trabajaban, en<br />

promedio, tres asignaturas, mismas que la<br />

maestría impartía expositivamente. Me<br />

pareció que no se estaba haciendo mucho,<br />

pues esta forma de trabajo no permite<br />

explotar las habilidades y aptitudes que<br />

poseen los alumnos, incluso creí injusto que<br />

se estuviera desperdiciando de esta manera la<br />

oportunidad que tienen los jóvenes –para<br />

muchos se trata de la última, ya que es<br />

mínimo el número de alumnos de la escuela<br />

en general que tienen intenciones de<br />

continuar sus estudios-. De igual manera, por<br />

las características del grupo, me sentí capaz<br />

de hacer algo un tanto mejor.<br />

En la víspera de la práctica se experimenta<br />

una serie de sentimientos y emociones<br />

encontrados; existe gran incertidumbre,<br />

temor, inseguridad, nerviosismo, curiosidad y<br />

ganas de cambiar todo aquello que se<br />

considera contraproducente para el grupo. Al<br />

momento de planear las actividades, surgen<br />

muchas dudas, tanto de contenidos como de<br />

estrategias de enseñanza, hay algunas<br />

ocurrencias y las ganas de ponerlas en<br />

práctica; después de realizar lo necesario –<br />

diseñar y organizar actividades, adquirir el<br />

material correspondiente- se cree estar listo<br />

para el gran reto. Creo que esta parte especial<br />

del proceso es muy significativa, en cuanto<br />

que nos permite analizar cuáles son nuestras<br />

principales carencias y qué es lo que<br />

realmente necesitamos de nuestra formación.<br />

La práctica consistía en trabajar con los<br />

alumnos las asignaturas de español y<br />

matemáticas durante una semana. Una vez en<br />

el aula se cometen muchos errores: se olvidan<br />

numerosas cosas, mientras otras no resultan<br />

como se esperaba, puesto que el grupo está<br />

acostumbrado a una forma de trabajo<br />

diferente. Por citar un ejemplo, para la clase<br />

de matemáticas se tenían preparados algunos<br />

problemas: en la primera sesión nadie logró<br />

resolverlos, el mayor intento realizado fue<br />

tratar de solucionar operaciones al azar, sin<br />

comprender qué era lo que se pedía; el resto<br />

del grupo permaneció esperando que le<br />

indicara qué tenía que hacer. Opté por<br />

exponer el procedimiento a efectuar, lo cual<br />

me pareció incorrecto, pues se estaba<br />

cayendo en lo mismo que se pretendía<br />

eliminar de la escuela por reconocer su poca<br />

efectividad. Además esta acción provocó que<br />

en adelante no se preocuparan por intentar<br />

hacer algo, pues al fin y al cabo después de<br />

un rato se les mostraría la forma de proceder.<br />

En un primer momento, los alumnos están en<br />

la expectativa, .<br />

Conforme avanza el día, su actitud hacia mí<br />

cambia, hay quizá más confianza, manifestada<br />

con algunas muestras de indisciplina. Esto se<br />

agrega a la dificultad que al parecer tienen las<br />

actividades propuestas, dando por resultado<br />

un ambiente poco propicio para el trabajo:<br />

hay negatividad y fastidio por parte del grupo,<br />

23


surgen situaciones imprevistas que no sé<br />

cómo afrontar. Fuera del aula los alumnos<br />

tienden a ser muy inquietos, sus juegos son<br />

rudos, se golpean, tal vez no con maldad pero<br />

sí con fuerza, son los maestros titulares<br />

quienes intervienen. En lo personal me<br />

pregunto cómo actuaría yo ante esta<br />

situación, que es tan natural en los<br />

adolescentes, pero al mismo tiempo tan<br />

peligrosa.<br />

Estas circunstancias continúan el resto de la<br />

práctica, por lo que no es muy placentera mi<br />

estancia en el grupo.<br />

Comienzo a sentir algo de miedo e<br />

impotencia. Recuerdo que contaba los días<br />

que faltaban para que ésta llegara a su fin.<br />

Aunque al final me sorprendió la actitud de<br />

algunos alumnos, puesto que se mostraron<br />

agradecidos y satisfechos de que hubiera<br />

trabajo con ellos.<br />

Una actividad extracurricular, que en lo<br />

personal me agradó, fue la propuesta de<br />

adornar el salón con motivo de la Navidad.<br />

Aunque no participó todo el grupo, ésta<br />

propició una buena convivencia.<br />

La comunidad, por su parte, nos brindó,<br />

amablemente, la alimentación. Acudimos –mis<br />

cuatro compañeros y yo- a diferentes casas.<br />

Esto nos permitió conocer a varios padres de<br />

familia, saber de sus expectativas respecto a<br />

la educación de sus hijos; en muchos de ellos<br />

se hace evidente un gran interés y, sobre<br />

todo, respeto hacia los maestros.<br />

Analizando este primer acercamiento a la<br />

escuela, me di cuenta que falta mucho camino<br />

por recorrer, que estoy lejos de contar con un<br />

mínimo dominio de contenidos, mismos que<br />

me permitan ayudar a los alumnos a aprender<br />

y resolver sus dudas, que todo aquello que<br />

creí tener controlado se convirtió en un<br />

verdadero caos. Cuestioné la actitud estricta<br />

de los maestros y, al pretender tomar una<br />

postura más flexible, no supe mediar entre la<br />

confianza y el respeto con los alumnos.<br />

Ante mi primer fracaso comienzo a<br />

cuestionarme: ¿realmente quiero ser<br />

docente?, tal vez esto no es lo mío. Siento<br />

que surge cierta frustración, pues aquella<br />

práctica, que consideré negativa por parte de<br />

algunos profesores, fue mucho más<br />

productiva que lo que pude lograr con mis<br />

acciones. Por si fuera poco, mis compañeros<br />

presumían de una experiencia mucho más<br />

agradable, lo cual aumentaba las dudas<br />

24<br />

respecto a la elección de mi carrera. Ahora, a<br />

dos años de esa experiencia, aún sigo<br />

teniendo grandes imperfecciones, pero mi<br />

actitud en relación a ello ha cambiado:<br />

indudablemente he mejorado ciertos aspectos,<br />

puesto que estamos en un proceso constante<br />

de desarrollo de competencias didácticas. No<br />

obstante, es poco realista esperar salir de esta<br />

institución siendo un maestro en todas sus<br />

dimensiones, puesto que esta formación sólo<br />

es un aprendizaje preliminar, que se irá<br />

puliendo a lo largo de nuestra vida<br />

profesional.<br />

A partir de esta práctica y de las que vinieron<br />

después, comprendí que la carrera del<br />

magisterio no es tan fácil como generalmente<br />

se presume: mi experiencia me ha mostrado<br />

que el ser maestro implica una tarea compleja<br />

y desgastaste. Compleja en la medida que se<br />

adquiere la responsabilidad de responder, en<br />

cierta forma, a las necesidades y expectativas<br />

de una gran diversidad de individuos, quienes<br />

tiene, también, diferentes razones para acudir<br />

a la escuela. Así mismo, es desgastante ya<br />

que muchas veces se tiene que remar contra<br />

la corriente, tratando de interesar al alumno,<br />

de originar una necesidad por aprender<br />

aquello que para él no tiene significado o<br />

incluso le desagrada. También cabe mencionar<br />

en este apartado la sobrecarga de trabajo a la<br />

que se enfrenta un maestro de telesecundaria,<br />

quien tiene que lidiar con todas las<br />

asignaturas que marca el programa para este<br />

último nivel de la educación básica, lo cual<br />

requiere un mínimo dominio de contenidos en<br />

todas las áreas, algo que difícilmente se<br />

puede lograr al ser todas éstas parte<br />

importante de un acervo cultural que el<br />

alumno debe conocer, tanto para mejorar su<br />

calidad de vida como para tomar una decisión<br />

acertada a futuro.<br />

Soy consciente de que la falta de habilidades<br />

en la docencia limita a que los alumnos a mi<br />

cargo tengan una formación adecuada durante<br />

su estancia en la escuela, pero la práctica es<br />

la única forma de fortalecer aquello que se<br />

requiere. Indiscutiblemente, la educación<br />

debe cambiar y, sobre todo, esas prácticas<br />

que dejan mucho que desear; sin embargo, lo<br />

anterior no se logra por arte de magia, sino<br />

después de un proceso paulatino, en el que se<br />

va adquiriendo esa habilidad para crear un<br />

ambiente propicio para el trabajo y éste es el<br />

resultado de una constante preparación y<br />

unos objetivos claros respecto a lo que se<br />

pretende alcanzar.


Aquí cabe muy bien la frase célebre de : lo han<br />

demostrado todos esos profesionistas que<br />

teniendo una formación diferente a la<br />

pedagógica han hecho mucho por la<br />

educación. Algo muy trascendente en este<br />

terreno, que no se había mencionado antes,<br />

es la vocación y ésta no se puede asegurar<br />

por el hecho de contar con una licencia a<br />

maestría en educación.<br />

25


DIEZ NUEVAS<br />

COMPETENCIAS PARA<br />

ENSEÑAR<br />

Philippe Perrenoud<br />

Trabajar a partir de las representaciones<br />

de los alumnos<br />

La escuela no construye a partir de cero, el<br />

alumno no es una tabla rasa, una mente<br />

vacía, al contrario, sabe , se ha hecho preguntas y ha<br />

asimilado o elaborado respuestas que le<br />

satisfacen de forma provisional. Así pues, la<br />

enseñanza a menudo choca de frente con las<br />

concepciones de los alumnos.<br />

Ningún profesor experimentado lo pasa por<br />

alto: los alumnos creen saber una parte de lo<br />

que queremos enseñarles. Una buena<br />

pedagogía tradicional se sirve a veces de<br />

estos poquitos conocimientos como puntos de<br />

apoyo, pero el profesor transmite, al menos<br />

de forma implícita, el siguiente mensaje:<br />

>>olvidad lo que sabéis, desconfiad del<br />

sentido común y de lo que os han contado y<br />

escuchadme, yo os diré cómo suceden en<br />

realidad las cosas>>.<br />

La didáctica de las ciencias (Giordan y De<br />

Vecchi, 1987; De Vecchi, 1992, 1993; Astolfi<br />

y Develay, 1996; Astolfi y otros, 1997; Joshua<br />

y Dupin, 1993) han demostrado que no nos<br />

libramos tan fácilmente de las concepciones<br />

previas de los alumnos; pues forman parte de<br />

un sistema de representaciones que tiene su<br />

coherencia y sus funciones de explicación del<br />

mundo y se reconstituye subrepticiamente, a<br />

pesar de las demostraciones irrefutables y las<br />

desmentidas formales aportadas por el<br />

profesor. Incluso al terminar los estudios<br />

científicos universitarios, los estudiantes<br />

vuelven al sentido común cuando se enfrenta,<br />

fuera del contexto del curso o del laboratorio,<br />

a un problema de fuerzas, calor, reacción<br />

química, respiración o contagio. Todo sucede<br />

como si la enseñanza teórica rechazara,<br />

durante el curso y el examen, una costumbre<br />

lista para reaparecer al instante en los otros<br />

contextos.<br />

Lo que vale para las ciencias aparece en todos<br />

los dominios en que la ocasión y la necesidad<br />

de comprender no han esperado a que el<br />

tema sea tratado en la escuela…<br />

Trabajar a partir de representaciones de os<br />

alumnos no consiste en hacer que se expresen<br />

para<br />

26<br />

despreciarles inmediatamente. Lo<br />

importante es darles regularmente derecho de<br />

ciudadanía en la clase, interesarse por ellos,<br />

tratar de comprender sus raíces y su forma de<br />

coherencia, no sorprendernos de que éstas<br />

reaparezcan cuando las creíamos perdidas.<br />

Por esta razón, debe abrirse un espacio para<br />

la palabra, no censurar de forma inmediata las<br />

analogías falaces, las explicaciones animistas<br />

o antropomórficas, los razonamientos<br />

espontáneos, con el pretexto de que conducen<br />

a conclusiones erróneas.<br />

Bachelard (1996) observa que a los<br />

profesores les cuesta entender que sus<br />

alumnos no comprenden, puesto que han<br />

olvidado el camino del conocimiento, los<br />

obstáculos, las incertidumbres, los obstáculos,<br />

las incertidumbres, los atajos, los momentos<br />

de pánico intelectual o de vacío. Para el<br />

profesor, un número, una resta, una fracción<br />

son conocimientos adquiridos y triviales, así<br />

como el imperfecto, el concepto de verbo,<br />

concordancia o subordinada, o incluso el de<br />

célula, tensión eléctrica o dilatación. El<br />

profesor que trabaja a partir de las<br />

representaciones de los alumnos trata de<br />

reencontrar la memoria del tiempo en la que<br />

todavía no sabía, de ponerse en el lugar de los<br />

alumnos, de recordad que, si no lo entienden,<br />

no es por falta de buena voluntad, sino<br />

porque lo que al experto le parece evidente a<br />

los alumnos les parece complicado y<br />

arbitrario. No sirve de nada explicar cien<br />

veces la técnica de la división a un alumno<br />

que no ha entendido el principio de la<br />

numeración en distintas bases. Para aceptar<br />

que un alumno no entiende el principio de<br />

Arquímedes, se debe medir su extrema<br />

abstracción, la dificultad de conceptualizar la<br />

resistencia del agua o librarse de la idea<br />

intuitiva de que un cuerpo flota porque<br />

,<br />

como un ser vivo.<br />

Para imaginar el conocimiento ya construido<br />

en la mente del alumno, y que resulta un<br />

obstáculo para la enseñanza, no basta con<br />

que los profesores se acuerden de sus propios<br />

aprendizajes. Una cultura más amplia en<br />

historia y en filosofía de las ciencias podría<br />

ayudarles, por ejemplo, a entender por qué la<br />

humanidad ha tardado siglos en rechazar la<br />

idea de que el Sol giraba alrededor de la<br />

Tierra o aceptar que una mesa sea un sólido<br />

esencialmente vacío, teniendo en cuenta la<br />

estructura atómica de la materia. La mayoría<br />

de los conocimientos cultos son contrarios a la<br />

intuición. Las representaciones y las<br />

concepciones a las cuales les enfrentamos no<br />

son únicamente las de los niños, sino


sociedades del pasado y de una parte de los<br />

adultos contemporáneos. También resulta de<br />

utilidad que los profesores tengan algunas<br />

nociones de psicología genética. En una<br />

palabra, es importante que se enfrenten a los<br />

límites de sus propios conocimientos y<br />

(re)descubran que los conceptos de número<br />

imaginario, quanta, agujero negro,<br />

supraconductor, ADN, inflación o<br />

metacognición les ponen en un apuro, al igual<br />

que los alumnos frente a conceptos más<br />

elementales.<br />

Falta trabajar a partir de las concepciones de<br />

los alumnos, entrar en diálogo con estas,<br />

hacerlas evolucionar para acercarles<br />

conocimientos cultos que enseñar. Así pues la<br />

competencia del profesor es esencialmente<br />

didáctica. Le ayuda a apoyarse en las<br />

representaciones previas de los alumnos, sin<br />

cerrarse en ellas, a encontrar un punto de<br />

entrada en el sistema cognitivo de los<br />

alumnos, un modo de desestabilizarlos lo<br />

suficiente para conducirlos a restablecer el<br />

equilibrio incorporando elementos nuevos a<br />

las representaciones existentes, si es preciso<br />

reorganizándolas.<br />

Trabajar a partir de los errores y de los<br />

obstáculos en el aprendizaje<br />

Esta competencia está en la misma línea que<br />

la anterior, Se basa en el simple postulado de<br />

que aprender no es primero memorizar,<br />

almacenar las informaciones, sino más bien<br />

reestructurar su sistema de comprensión del<br />

mundo. Esta reestructuración requiere un<br />

importante trabajo cognitivo. Sólo se inicia<br />

para restablecer un equilibrio roto, controlar<br />

mejor la realidad, a nivel simbólico y práctico.<br />

¿Por qué se alarga la sombra de un árbol?<br />

Porque el Sol se desplaza, dirán los que, en la<br />

vida cotidiana, siguen pensando que el Sol<br />

gira alrededor de la Tierra. Porque la Tierra ha<br />

seguido su rotación, dirán los discípulos de<br />

Galileo. De ahí a establecer una relación<br />

precisa entre la rotación de la Tierra (o el<br />

movimiento aparente del Sol) y el<br />

alargamiento de una sombra inclinada, hay un<br />

paso, que supone un modelo geométrico y<br />

trigonométrico que a la mayoría de adultos les<br />

costaría trabajo encontrar o elaborar con<br />

rapidez. Pedir a alumnos de 11 o 12 años<br />

hacer un esquema que represente el<br />

fenómeno los sitúa, por lo tanto, ante<br />

obstáculos cognitivos que sólo podrán superar<br />

a costa de ciertos aprendizajes.<br />

La pedagogía clásica trabaja a partir de<br />

obstáculos, pero favorece los que propone la<br />

teoría, los que encuentra el alumno en su libro<br />

de matemáticas o de física, cuando, al leer<br />

por tercer u octava vez el enunciado de un<br />

teorema o de una ley, todavía no entiende por<br />

qué la suma de los ángulos de un triángulo es<br />

180º o cómo es posible que un cuerpo caiga<br />

con una aceleración constante.<br />

Supongamos, por ejemplo, que pedimos a los<br />

alumnos que se imaginen que tiene que<br />

asaltar una fortaleza y calcular la longitud de<br />

la escalera que les permitirá franquear el foso<br />

de 6 metros de ancho para llegar a la cima de<br />

una muralla de 9 metros de altura. Si conocen<br />

el teorema de Pitágoras y son capaces de ver<br />

su pertinencia y aplicarlo correctamente a los<br />

datos, harán la suma de los cuadrados de 6 y<br />

de 9, es decir, 36 + 81 = 117, y de ahí<br />

deducirán que bastará con una escalera de 11<br />

metros.<br />

Si no conoces el teorema de Pitágoras,<br />

deberán, o bien descubrirlo, o bien proceder<br />

del modo más pragmático, por ejemplo,<br />

construyendo una maqueta a escala reducida.<br />

Según la edad de los alumnos y el programa<br />

que el profesor tenga en mente, éste puede<br />

introducir limitaciones, por ejemplo, prohibir<br />

el procedimiento más empírico, si quiere que<br />

descubran el teorema, o al contrario,<br />

favorecerlo, si quiere que introduzcan un<br />

trabajo sobre las proporciones.<br />

27


28<br />

LA PRÁCTICA EDUCATIVA.<br />

COMO ENSEÑAR<br />

Antoni Zabala Vidiella<br />

Primera conclusión del conocimiento de<br />

los proceso de aprendizaje: la atención a<br />

la diversidad<br />

Durante este siglo, los marcos teóricos que<br />

han explicado los procesos de<br />

enseñanza/aprendizaje han seguido<br />

trayectorias paralelas, de forma que<br />

actualmente no existe una corriente única en<br />

la interpretación de dichos procesos. Esta falta<br />

de acuerdo o consenso científico ha hecho que<br />

muchos enseñantes hayan menospreciado la<br />

información que les ofrecían los estudios de<br />

psicología del aprendizaje. Esta desconfianza,<br />

justificada mediante argumentos de falta de<br />

rigor o de la propia falta de acuerdo, ha<br />

sembrado el escepticismo respecto a las<br />

aportaciones de esta ciencia, hecho que ha<br />

implicado en la práctica el mantenimiento de<br />

formas tradicionales de actuación en el aula.<br />

La aparente paradoja se encuentra en el<br />

hecho de que la desconfianza en las<br />

aportaciones de la psicología del aprendizaje<br />

no ha comportando la no utilización de<br />

concepciones sobre la manera de aprender.<br />

Aquí es donde aparece la contradicción, no es<br />

posible enseñar nada sin partir de una idea de<br />

cómo se producen los aprendizajes. No se<br />

presta atención a las aportaciones de las<br />

teorías sobre cómo se aprende, pero en<br />

cambio se utiliza una concepción determinada.<br />

Cuando se explica de cierta manera, cuando<br />

se exige un estudio concreto, cuando se<br />

propone una serie de contenidos, cuando se<br />

piden unos ejercicios concretos, cuando se<br />

ordenan las actividades de cierta manera,<br />

etc., detrás de estas decisiones se esconde<br />

una idea sobre cómo se producen los<br />

aprendizajes. Lo más extraordinario de todo<br />

es la inconsciencia o el desconocimiento del<br />

hecho de que cuando no se utiliza un modelo<br />

teórico explícito también se actúa bajo un<br />

marco teórico. En cierto modo, sucede lo<br />

mismo que hemos apuntado al referirnos a la<br />

función social de la enseñanza: el hecho de<br />

que no se explicite no quiere decir que no<br />

exista. Detrás de cualquier práctica educativa<br />

siempre hay una respuesta a “por qué<br />

enseñamos” y “cómo se aprende”.<br />

Pues bien, si partimos del hecho de que<br />

nuestra actuación es inherente a una<br />

determinada concepción, será lógico que esté<br />

lo más fundamentada posible. Hace más de<br />

cien años que existen estudios y trabajos<br />

experimentales sobre los proceso de<br />

aprendizaje; nuestro conocimiento del tema<br />

es lo bastante exhaustivo y profundo para<br />

poder estar seguros de muchas cosas. El<br />

hecho de que no exista una única corriente<br />

psicológica ni consenso entre las diversas<br />

corrientes existentes no puede hacernos<br />

perder de vista que sí hay una serie de<br />

principios en los cuales las diferentes<br />

corrientes están de acuerdo: los aprendizajes<br />

dependen de las características singulares de<br />

cada uno de los aprendices, corresponden, en<br />

gran medida, a las experiencias que cada uno<br />

ha vivido desde el nacimiento; la forma en<br />

que se aprende y el ritmo del aprendizaje<br />

varían según las capacidades, motivaciones e<br />

intereses de cada uno de los chicos y chicas;<br />

en fin, la manera y la forma en que se<br />

producen los aprendizajes son el resultado de<br />

procesos que siempre son singulares y<br />

personales. Son acuerdos o conclusiones que<br />

todos los enseñantes hemos constatado en<br />

nuestra práctica y que prácticamente diríamos<br />

que son de sentido común. De ellos se<br />

desprende un enfoque pedagógico que debe<br />

contemplar la atención a la diversidad del<br />

alumno como eje vertebrador. Y aquí aparece<br />

otra paradoja. Esta interpretación de los<br />

procesos de aprendizaje la utilizamos siempre<br />

en unos casos, pero la olvidamos en muchas<br />

otras ocasiones.<br />

Pondré un ejemplo. Imaginemos que somos<br />

profesoras o profesores de educación física y<br />

que alguien nos pregunta qué altura debe<br />

saltar un chico o una chica de 14 años que<br />

está en segundo de ESO. Seguramente<br />

mostraremos cierta sorpresa ante la<br />

absurdidad aparente de la pregunta, ya que<br />

todos habremos pensado inmediatamente que<br />

la altura a saltar dependerá de cada chico o<br />

chica. Por lo tanto, responderemos que está<br />

en función de sus capacidades (físicas y<br />

afectivas: complexión, potencia, interés, etc.)<br />

y de su entrenamiento, es decir, de sus<br />

aprendizajes previos. Esto hará que situemos<br />

el listón para cada uno según sus<br />

posibilidades reales, de forma que a quien<br />

salta 90 cm le colocaremos el listón a 95, y a<br />

quien salta 120, a 125. En todos los casos,<br />

superar el listón constituirá un reto, pero un<br />

reto accesible con nuestra colaboración, un<br />

reto que ayude a mejorar al alumno. En este<br />

caso, consideramos lógico que para que los<br />

alumnos progresen será inútil colocar el listón<br />

a la misma altura para todos, ya que para<br />

algunos será tan fácil que no les obligará a<br />

realizar el esfuerzo necesario para mejorar,<br />

mientras que para otros el listón estará tan


alto que ni tan siquiera lo intentarán y, por<br />

consiguiente, no les ayudaremos a avanzar.<br />

Hemos utilizado un criterio para establecer el<br />

nivel, es decir, el grado de aprendizaje según<br />

las capacidades y los conocimientos previos<br />

de cada chico y chica. Y este planteamiento,<br />

útil para determinar el nivel, como veremos<br />

marcará también la forma de enseñar.<br />

Imaginemos ahora que como profesores de<br />

educación física tenemos que trabajar la<br />

voltereta. Es obvio que no se nos ocurrirá<br />

colocar a todos los alumnos en fila delante de<br />

una enorme colchoneta que vaya de extremo<br />

a extremo del gimnasio y decirles con tono<br />

sabiondo y voz contundente: “Ahora haremos<br />

una voltereta. La voltereta consiste en la<br />

rotación del cuerpo humano respecto a un eje<br />

horizontal que pasa más o menos por el<br />

ombligo, de forma que mediante un impulso<br />

de las extremidades inferiores nos<br />

desplazaremos desde este punto, A, hasta<br />

este otro punto, B,… Puesto que soy un<br />

profesor activo os lo demostraré. ¿Habéis<br />

visto cómo se tiene que hacer? Ahora, a la de<br />

tres, haced todos la voltereta. Una, dos, tres…<br />

Muy bien, Juan, un 10; tú, Pedro, un 8;<br />

Carmen, un 9; Enrique, muy mal, un 3; etc.”<br />

En lugar de esto, utilizaremos sólo una<br />

colchoneta, colocaremos a los alumnos en fila<br />

india, uno detrás de otro, y les pediremos que<br />

hagan la voltereta de uno en uno. A cada<br />

alumno le exigiremos un grado diferente de<br />

ejecución del ejercicio y le ofreceremos un<br />

tipo diferente de ayuda. Si Juana es muy<br />

flexible y tiene destreza le diremos: “Juana,<br />

los brazos bien estirados, las piernas bien<br />

juntas y la cabeza que no toque al suelo”.<br />

Puesto que dicha alumna, a pesar de haber<br />

hecho bastante bien la voltereta, ha<br />

desplazado ligeramente las piernas, le<br />

diremos: “No has colocado bien las piernas.<br />

Has de prestar más atención.”<br />

En cambio, cuando le toque el turno a Pablo,<br />

un chico gordito y poco ágil, le diremos:<br />

“Vamos Pablo, puedes hacerlo. ¡Adelante!” Y<br />

mientras hace la voltereta, le ayudaremos<br />

cogiéndole por las piernas para que acabe de<br />

rodar. Al concluir, aunque no le haya salido<br />

muy bien, seguramente le haremos un<br />

comentario como por ejemplo: “Muy bien,<br />

Pablo, adelante!”<br />

En cada caso hemos utilizado una forma de<br />

enseñar adecuada a las necesidades del<br />

alumno. Según las características de cada uno<br />

de los chicos y chicas, hemos establecido un<br />

tipo de actividad que constituye un reto<br />

alcanzable, pero un verdadero reto y,<br />

después, les hemos ofrecido la ayuda<br />

necesaria para superarlo. Al final, hemos<br />

hecho una valoración que contribuye a que<br />

cada uno de ellos mantenga el interés por<br />

seguir trabajando.<br />

Hemos podido apreciar que se trata de una<br />

forma de intervención sumamente compleja,<br />

con una auténtica atención a la diversidad,<br />

que ha comportado el establecimiento de<br />

niveles, retos, ayudas y valoraciones<br />

apropiados a las características personales de<br />

cada chico y chica.<br />

¿Qué sucede si en lugar de pensar en una<br />

actividad de educación física nos situamos en<br />

las áreas de lengua, matemáticas o físicas? Si<br />

hacemos una pregunta similar a la del salto de<br />

altura y planteamos qué tiene que saber un<br />

chico o una chica de 14 años sobre<br />

morfosintaxis, funciones matemáticas o<br />

electricidad, lo más normal es que no<br />

dudemos ni un segundo y respondamos: “en<br />

segundo tiene que saber…” Si no fuera porque<br />

hemos aprendido y vivido con este modelo y,<br />

por consiguiente, estamos acostumbrados a<br />

él, podría parecernos que nos hallamos en una<br />

situación paradójica. Por un lado, cuando el<br />

contenido de aprendizaje hace referencia a<br />

algo que se puede ver, como sucede en el<br />

caso de la educación física, utilizamos un<br />

modelo de enseñanza acorde con una<br />

interpretación compleja del aprendizaje. Por el<br />

otro, en cambio, cuando el aprendizaje se<br />

realiza sobre un contenido cognitivo, puesto<br />

que no vemos qué pasa por la mente del<br />

alumno, en lugar de utilizar un modelo<br />

interpretativo más complejo simplificamos y<br />

establecemos unas propuestas de enseñanza<br />

notablemente uniformadoras en octavo hay<br />

que estudiar el “sintagma nominal” o los<br />

“polinomios”, los ejercicios son iguales para<br />

todos, y aplicamos el mismo criterio para<br />

valorar la competencia de cada uno de los<br />

chicos y chicas.<br />

Seguramente pensaréis que en el caso de la<br />

educación física no existe la misma presión<br />

por parte de las familias, de unos temarios<br />

cargados de contenidos y de un sistema<br />

selectivo que no contempla de la misma<br />

manera esta disciplina. Todas estas<br />

consideraciones hacen que en conjunto el<br />

tratamiento pueda ser lo suficientemente<br />

flexible para permitir formas de intervención<br />

que tengan en cuenta la diversidad del<br />

alumnado. Y esto es cierto: las ideas y<br />

presiones a que están sometidas las otras<br />

29


áreas de conocimiento dificultan un trabajo<br />

que contemple las diferencias individuales.<br />

Pero el hecho de que existan estos y otros<br />

condicionantes no ha de comportar la<br />

utilización de modelos que nieguen la<br />

comprensión de cómo se producen los proceso<br />

de aprendizaje. Al contrario, partiendo del<br />

principio de atención a la diversidad, tiene que<br />

impulsarnos a detectar los condicionantes que<br />

impiden llevarlo a cabo y tomar las medidas<br />

que disminuyan o eliminen esos<br />

condicionantes que no nos dejan ocuparnos de<br />

las demandas particulares de cada uno de los<br />

chicos y chicas.<br />

Sin duda, es difícil conocer los diferentes<br />

grados de conocimiento de cada chico y chica,<br />

ajustar el reto que necesitan, saber qué ayuda<br />

requieren y fijar la valoración apropiada para<br />

cada uno de ellos a fin de que se sientan<br />

animados a esforzarse en su trabajo. Pero el<br />

hecho de que cueste no debe impedir buscar<br />

los medios o formas de intervención que, cada<br />

vez más, nos permitan dar una respuesta<br />

adecuada a las necesidades personales de<br />

todos y cada uno de nuestros alumnos.<br />

El constructivismo: concepción sobre<br />

cómo se producen los procesos de<br />

aprendizaje<br />

Si bien una primera aproximación al<br />

conocimiento del cómo se aprende nos<br />

permite llegar a la conclusión de que los<br />

modelos de enseñanza han de ser capaces de<br />

atender a la diversidad del alumnado, existe<br />

una serie de principios psicopedagógicos en<br />

torno a la concepción constructivista del<br />

aprendizaje suficientemente contrastados de<br />

forma empírica que, como veremos, son<br />

determinantes en el establecimiento de pautas<br />

y criterios para el análisis de la práctica y la<br />

intervención pedagógica.<br />

La concepción constructivista (Coll, 1986;<br />

1990; Coll, Martín, Mauri, Miras, Onrubia, Solé<br />

y Zabala, 1993; Mauri, Solé, Del Carmen y<br />

Zabala, 1990), partiendo de la naturaleza<br />

social y socializadora de la educación escolar y<br />

del acuerdo constructivista que desde hace<br />

unas décadas se observa en los ámbitos de la<br />

psicología del desarrollo y del aprendizaje,<br />

integra un serie de principios que permiten<br />

comprender la complejidad de los procesos de<br />

enseñanza/aprendizaje, y que se articulan en<br />

torno a la actividad intelectual implicada en la<br />

construcción de conocimientos. Sin querer dar<br />

una explicación exhaustiva de este marco<br />

teórico, que ha tenido una amplia difusión, a<br />

30<br />

continuación citaremos algunos de sus<br />

elementos fundamentales.<br />

En esta explicación, se asume que nuestra<br />

estructura cognoscitiva está configurada por<br />

una red de esquemas de conocimiento. Dichos<br />

esquemas se definen como las<br />

representaciones que una persona posee, en<br />

un momento dado de su existencia, sobre<br />

algún objeto de conocimiento. A lo largo de la<br />

vida, estos esquemas se revisan, se<br />

modifican, se vuelven más complejos y<br />

adaptados a la realidad, más ricos en<br />

relaciones. La naturaleza de los esquemas de<br />

conocimiento de un alumno depende de su<br />

nivel de desarrollo y de los conocimientos<br />

previos que ha podido ir construyendo; la<br />

situación de aprendizaje puede ser<br />

conceptualizada como un proceso de<br />

contraste, de revisión y de construcción de<br />

esquemas de conocimiento sobre los<br />

contenidos escolares.<br />

Ahora bien, para que este proceso se<br />

desencadene, no basa con que los alumnos se<br />

encuentren ante contenidos para aprender, es<br />

necesario que ante éstos puedan actualizar<br />

sus esquemas de conocimiento, contrastarlos<br />

con lo que es nuevo, identificar similitudes y<br />

discrepancias e integrarlas en sus esquemas,<br />

comprobar que el resultado tiene cierta<br />

coherencia… Cuando sucede todo esto –o en<br />

la medida en que sucede- podemos decir que<br />

se está produciendo un aprendizaje<br />

significativo de los contenidos presentados. O,<br />

dicho de otro modo, se están estableciendo<br />

relaciones no arbitrarias entre lo que ya<br />

formaba parte de la estructura cognoscitiva<br />

del alumno y lo que se le ha enseñado. En la<br />

medida en que pueden establecerse dichas<br />

relaciones, es decir, cuando la distancia entre<br />

lo que se sabe y lo que se tiene que aprender<br />

es adecuada, cuando el nuevo contenido tiene<br />

una estructura que lo permite, y cuando el<br />

alumno tiene cierta disposición para legar al<br />

fondo, para relacionar y sacar conclusiones<br />

(Ausubel, Novak y Hanesian, 1983), su<br />

aprendizaje es un aprendizaje significativo<br />

que está de acuerdo con la adopción de un<br />

enfoque profundo. Cuando estas condiciones<br />

son deficitarias o no están presentes, el<br />

aprendizaje que se realiza es más superficial<br />

y, llevado al límite, puede ser un aprendizaje<br />

mecánico, caracterizado por el escaso número<br />

de relaciones que pueden establecerse con los<br />

esquemas de conocimiento presentes en la<br />

estructura cognoscitiva y, por consiguiente,<br />

fácilmente sometido al olvido.


Como se ha repetido a menudo, el aprendizaje<br />

significativo no es cuestión de todo o nada,<br />

sino de grado –del grado en que están<br />

presentes las condiciones que hemos<br />

mencionado. Así pues, la conclusión es<br />

evidente: la enseñanza tiene que ayudar a<br />

establecer tantos vínculos sustantivos y no<br />

arbitrarios entre los nuevos contenidos y los<br />

conocimientos previos como permita la<br />

situación.<br />

Llegados a este punto, hablaremos de la<br />

enseñanza. En la concepción constructivista,<br />

el papel activo y protagonista del alumno no<br />

se contrapone a la necesidad de un papel<br />

igualmente activo por parte del enseñante. El<br />

es quien pone las condiciones para que la<br />

construcción que hace el alumno sea más<br />

amplia o más restringida, se oriente en un<br />

sentido o el otro, a través de la observación<br />

de los alumnos, de la ayuda que les<br />

proporciona para que aporten sus<br />

conocimientos previos, de la presentación que<br />

hace de los contenidos, mostrando sus<br />

elementos nucleares, relacionándolos con lo<br />

que los alumnos saben y viven,<br />

proporcionándoles experiencias para que<br />

puedan explorarlos, contrastarlos, analizarlos<br />

conjuntamente y de forma autónoma,<br />

utilizarlos en situaciones diversas, evaluando<br />

la situación en su conjunto y reconduciéndola<br />

cuando lo considera necesarios, etc. Dicho de<br />

otro modo, la naturaleza de la intervención<br />

pedagógica establece los parámetros en los<br />

que se puede mover la actividad mental del<br />

alumno, pasando por momentos sucesivos de<br />

equilibrio, desequilibrio y reequilibrio. (Coll,<br />

1983).<br />

Así pues, la intervención pedagógica se<br />

concibe como una ayuda ajustada al proceso<br />

de construcción del alumno; una intervención<br />

que va creando Zonas de Desarrollo Próximo<br />

(Vygotsky, 1979) y que ayuda a los alumnos a<br />

recorrerlas. Por consiguiente, la situación de<br />

enseñanza y aprendizaje también puede<br />

considerarse como un proceso encaminado a<br />

superar retos, retos que puedan ser<br />

abordados y que hagan avanzar un poco más<br />

allá del punto de partida. Es evidente que este<br />

punto no sólo está definido por lo que se<br />

sabe. En la disposición para el aprendizaje –y<br />

en la posibilidad de convertirlo en<br />

significativo- intervienen, junto a las<br />

capacidades cognitivas, factores vinculados a<br />

las capacidades de equilibrio personal, de<br />

relación interpersonal y de inserción social.<br />

Los alumnos se perciben a sí mismos y<br />

perciben las situaciones de enseñanza y<br />

aprendizaje de una manera determinada, y<br />

dicha percepción –“lo conseguiré, me<br />

ayudarán, es divertido, es un rollo, me<br />

ganarán, lo haré mal, es interesante, me<br />

castigarán, me pondrán buena nota…”- influye<br />

en la manera de situarse ante los nuevos<br />

contenidos y, muy probablemente, (Solé,<br />

1993) en los resultados que se obtendrán.<br />

A su vez, estos resultados no tienen un<br />

efecto, por así decirlo, exclusivamente<br />

cognitivo. También inciden en el autoconcepto<br />

y en la forma de percibir la escuela, el<br />

maestro y los compañeros, y, por lo tanto, en<br />

la forma de relacionarse con ellos. Es decir,<br />

inciden en las diversas capacidades de las<br />

personas, en sus competencias y en su<br />

bienestar.<br />

La concepción constructivista, de la cual lo<br />

mencionado anteriormente no es más que un<br />

apunte, parte de la complejidad intrínseca de<br />

los procesos de enseñar y aprender y, al<br />

mismo tiempo, de su potencialidad para<br />

explicar el crecimiento de las personas. A<br />

pesar de todas las preguntas que aún quedan<br />

por responder, es útil porque permite formular<br />

otras nuevas, responderlas desde un marco<br />

coherente y, especialmente, porque ofrece<br />

criterios para avanzar.<br />

31


32<br />

CONFLICTO Y<br />

COLECTIVIDAD: UN<br />

REPORTE DESDE LA<br />

SECUNDARIA<br />

Bradley A. Levinson<br />

En este breve espacio quisiera aportar una<br />

descripción analítica de algunas prácticas y<br />

discursos locales de una secundaria federal<br />

urbana de la provincia mexicana. Como parte<br />

de una investigación etnográfica en proceso,<br />

la descripción analítica no deja de arrojar<br />

observaciones que podrían volverse<br />

imprescindibles –junto a una aproximación<br />

teórica adecuada- en algunas interpretaciones<br />

posteriores. Daré cuenta, entonces, de los<br />

primeros intentos de vincular observaciones<br />

empíricas con pasos analíticos en la búsqueda<br />

de categorías teóricas que aporten mayor<br />

riqueza conceptual. No obstante, espero que<br />

esta aproximación, que enfatiza el punto de<br />

vista de los estudiantes, sirva para aportar al<br />

conocimiento de la gestión escolar dentro de<br />

una escuela secundaria.<br />

Aunque son varios los actores que estructuran<br />

el proceso educativo en una secundaria, aquí<br />

me centro en los alumnos de tercer grado y<br />

abordo la cuestión de sus prácticas y<br />

discursos en relación con los de otros actores.<br />

Esta perspectiva me parece medular: primero,<br />

porque los alumnos de tercero están por<br />

egresar de un ciclo de “educación básica” para<br />

ingresar al nivel “medio superior” o bien a la<br />

economía formal o informal. Ya conocen bien<br />

las reglas y normas de la escuela y<br />

manifiestan los cambios de conducta e<br />

identidad que se han ido generando a lo largo<br />

de tres años de escolaridad. Segundo, porque<br />

muchas veces escapa a la mira analítica de los<br />

investigadores la experiencia particular de los<br />

educandos que pretendemos beneficiarios de<br />

los cambios que fomenten nuestros estudios.<br />

Aquí procuro recobrar y valorizar esa<br />

experiencia de los alumnos; intento poner a<br />

consideración las prácticas y perspectivas<br />

estudiantiles constituidas dentro del contexto<br />

social y material que es la escuela.<br />

Esta reflexión se basa en algo más de un año<br />

de trabajo de campo que aún continúa, como<br />

ya dije, en una escuela secundaria federal,<br />

urbana. La ciudad donde se ubica, de unos<br />

aproximadamente cien mil habitantes, opera<br />

como centro comercial, administrativo,<br />

educativo y religioso para una región<br />

campesina y maderera de gran alcance. La<br />

escuela es una de las más antiguas del estado<br />

y aún de la república, ya que sus orígenes<br />

remontan a 1943. Durante muchos años ha<br />

sido reconocida como la secundaria de mayor<br />

calidad en la región; mantiene un perfil<br />

socioeconómico heterogéneo, recibiendo<br />

alumnos tanto de las familias más<br />

acomodadas de la ciudad como de los pueblos<br />

más pobres de su entorno.<br />

En el plano teórico, concibo a la escuela como<br />

un espacio donde se producen o reproducen<br />

formas culturales que pueden llegar a<br />

transformar identidades, aspiraciones y<br />

prácticas sociales más allá de la escuela.<br />

También y como lo ha señalado Juan Carlos<br />

Tedesco, veo la escuela como sitio donde las<br />

clases populares pueden llegar a reclamar o<br />

apropiarse de conocimientos “socialmente<br />

relevantes,” proceso sujeto a una construcción<br />

de la práctica educativa en cada caso distinta.<br />

Sin embargo, en este foro me concretaré a<br />

describir procesos que se construyen dentro<br />

del ámbito escolar, dejando para un trabajo<br />

posterior las cuestiones que lo trascienden.<br />

Cualquier descripción de prácticas y discursos<br />

estudiantiles debería tomar en cuenta las<br />

condiciones materiales e ideo lógicas que<br />

proporcionan el contexto de la acción. En la<br />

secundaria, la formación y distribución de<br />

grupos escolares que permanecen juntos los<br />

tres años, acompañada por un discurso<br />

docente de solidaridad, es un hecho<br />

determinante en la práctica escolar de los<br />

alumnos. A continuación, describo primero el<br />

proceso de formación de los grupos y luego<br />

las distintas prácticas y discursos que se<br />

construyen a partir de este proceso.<br />

Según los maestros la conformación de<br />

grupos escolares permanentes facilita el<br />

registro de calificaciones y la gestión de<br />

trámites exigidos por la burocracia educativa<br />

centralizada. No obstante, esta permanencia<br />

en el mismo grupo va adquiriendo un<br />

significado y una importancia que van mucho<br />

más allá de esa razón institucional. El inicial<br />

recurso administrativo se vuelve clave en la<br />

organización escolar de la secundaria. La<br />

organización en grupos permanentes es<br />

apropiada por los maestros y alumnos para<br />

volverse la condición concreta que estructura<br />

la gran mayoría de los procesos sociales y<br />

educativos en la escuela.<br />

Algunos maestros llegan a pensar que la meta<br />

de formar una conciencia de solidaridad<br />

justifica la existencia de grupos permanentes.<br />

De hecho, en el discurso cotidiano de los<br />

maestros y directores el grupo se valora como


foco de solidaridad escolar. Se les encomienda<br />

a los alumnos formar un buen “equipo de<br />

trabajo” con los compañeros de su salón, para<br />

“salir adelante.” Casi la totalidad de<br />

actividades y amistades se desenvuelven<br />

dentro del mismo grupo; permanecen juntos<br />

todo el día y todos los días, exceptuando las<br />

seis horas semanales de tecnología cuando<br />

asisten a distintos talleres. Mientras dentro<br />

del grupo los maestros instan a la convivencia<br />

y el apoyo mutuo, ellos mismos fomentan la<br />

competencia entre los distintos grupos y<br />

grados de la secundaria. La puntualidad, el<br />

índice de reprobación y el nivel de<br />

aprovechamiento se promedian por grupo,<br />

dándose a conocer los resultados a todo el<br />

alumnado por medio de gráficas o por<br />

comentarios de los profesores. Ellos,<br />

asimismo, aprovechan su clase para comparar<br />

el comportamiento de los diversos grupos que<br />

atienden, incitándolos a una competencia<br />

intergrupal y así motivándolos a “echarle más<br />

ganas” al trabajo. Llegan a apostar pasteles,<br />

excursiones, incluso puntos de calificación<br />

entre maestros y alumnos para ver cual grupo<br />

saca los mejores lugares. Además, se<br />

organizan convivios, kermeses, viajes, actos<br />

cívicos y encuentros deportivos por grupo.<br />

Recientemente, la Sociedad de Padres de<br />

Familia logró terminar una nueva aula, con la<br />

cual se completaban las necesarias para<br />

acomodar a los dieciocho grupos de cada<br />

turno. Ello motivó un cambio de tipo<br />

organizativo: los alumnos ya no se<br />

trasladaban de un salón a otro para asistir a<br />

clases, sino que a cada grupo se le asignó una<br />

aula, encomendándole su cuidado y dejando<br />

sentirse a los alumnos dueños en común. En<br />

síntesis, el grupo se subordina a la unidad de<br />

la escuela solamente en el caso de desfiles,<br />

encuentros deportivos o concursos regionales,<br />

estatales y nacionales.<br />

La organización y distribución de grupos<br />

comienza antes de que lleguen los alumnos de<br />

primer año. Ellos se van distribuyendo –según<br />

los maestros- de acuerdo con su promedio de<br />

primaria y la calificación de su examen de<br />

admisión, para que cada grupo quede<br />

integrado con personas de distintas<br />

capacidades y antecedentes. Se pretende<br />

crear grupos “equilibrados” o “nivelados”. En<br />

años anteriores, los grupos en esta escuela se<br />

habían formado –a manera de “experimento”<br />

– por edades, por lugar de origen (según si<br />

venían de la ciudad o algún “pueblo”), o bien<br />

por capacidades según sus promedios, para<br />

hacerlos más homogéneos. Si bien se<br />

reconoce que los grupos por edades<br />

funcionaron bien, hoy maestros y directores<br />

aseveran que los grupos heterogéneos<br />

funcionan mejor y que, además, cumplen con<br />

la misión integradora de la escuela de formar<br />

mexicanidad. Así como los uniformes sirven<br />

para “borrar” diferencias socio-económicas, la<br />

heterogeneidad de los grupos sirve para que<br />

alumnos de distintas clases sociales y lugares<br />

de origen se vayan conociendo y adaptando<br />

unos a otros. Eso dice el discurso. En la<br />

práctica, este proyecto se realiza con variables<br />

grados de éxito, ya que los “indígenas” o<br />

“campesinos” de fuera que no logran adoptar<br />

gustos y costumbres propios de la ciudad,<br />

quedan marginados y muchas veces dejan de<br />

estudiar.<br />

¿Cuáles son las prácticas y discursos que esta<br />

organización por grupos va generando? Una<br />

forma interesante de abordar la cuestión es<br />

registrar las distintas formas que tiene<br />

maestros y alumnos de interpretar o explicar<br />

un mismo fenómeno objetivo: en este caso, la<br />

variación de los índices de reprobación y<br />

aprovechamiento según los grados.<br />

Una revisión de la estadística escolar de los<br />

últimos años indica que los índices de<br />

aprovechamiento tienden a ser más altos<br />

entre los grupos de primer año, más bajos en<br />

segundo y que vuelven a repuntar, casi<br />

recobrando su nivel del primer año, en<br />

tercero. Los profesores generalmente explican<br />

este fenómeno de una manera: los<br />

muchachos de primer grado llegan<br />

“asustados”, “sumisos”, quieren quedar bien<br />

con los maestros. Entrando a segundo, se<br />

sienten “dueños” de la escuela, “se la salan”<br />

(van de pinta, no entran a clases) con<br />

frecuencia, todavía no temen perder su<br />

certificado de secundaria. Además, dicen los<br />

maestros, los de segundo son los más<br />

inquietos debido a los cambios físicos que<br />

llegan con la pubertad. En tercer grado los<br />

alumnos son ya más responsables y más<br />

aplicados en su trabajo. Advierten el peligro<br />

de una posible reprobación definitiva que no<br />

les permita salir “limpios” de la escuela. Han<br />

superado las inquietudes de las primeras<br />

etapas de la adolescencia y conocen bien las<br />

reglas para avanzar en el trabajo.<br />

Pero los alumnos explican el fenómeno de otra<br />

manera. Mientras reconocen y repiten algunos<br />

elementos del discurso docente, enfatizan que<br />

para ellos la actividad del salón es<br />

determinada por la convivencia del grupo.<br />

Llegando a la escuela no se conocen unos a<br />

otros, no pueden “echar relajo” con sus<br />

compañeros y se dedican más al estudio y a<br />

prestar atención al maestro. Hacia fines del<br />

33


primer año y ya para empezar segundo se<br />

conocen bien, tienen confianza para colaborar<br />

entre ellos y para atender en común a las más<br />

mínimas exigencias de las tareas que se les<br />

asignan; echan mucho relajo, llegan incluso a<br />

manipular o engañar al maestro de una forma<br />

descarada, mostrando así su conocimiento de<br />

las “reglas del juego.” En tercero, la misma<br />

dinámica continúa, pero en algunos casos la<br />

unidad del grupo se ve amenazada, se<br />

agrieta; cada uno está pensando en su futuro<br />

y ya no se muestran tan dispuestos a<br />

colaborar o a “jalar” con el grupo; se tiende a<br />

individualizar el ritmo de trabajo, o por<br />

fastidio (los más aplicados se cansan de<br />

esforzarse tanto sin ser correspondidos dentro<br />

de algún trabajo de equipo o algún “acuerdo”<br />

implícito de apoyo mutuo) o bien por miedo a<br />

las consecuencias de dictar una respuesta o<br />

pasarle la tarea a su compañero.<br />

Sin haber observado los grupos de los dos<br />

primeros años, es notable un proceso de<br />

escisión en el tercero. Las entrevistas<br />

informan, por su parte, que los grupos de<br />

segundo generalmente se consideran más<br />

“unidos” que los de tercero. Muchos maestros,<br />

a la vez, lamentan que la unidad del grupo<br />

raramente se aproveche para destacar en el<br />

trabajo. Más bien, según ellos, la unidad<br />

obstaculiza la apropiación de conocimientos<br />

en el salón y sirve únicamente para hacer<br />

frente común en contra de las pretensiones<br />

del maestro.<br />

La condición concreta que es el grupo escolar<br />

permanente da lugar a otras construcciones.<br />

Los grupos van adquiriendo características y<br />

reputaciones propias. Tanto maestros como<br />

alumnos las reconocen. Un grupo es muy<br />

unido pero en el relajo, no en el estudio. Otro<br />

grupo se ha disuelto en varias “bolitas”<br />

(grupitos), ya no hay mucha unidad en el<br />

trabajo, son muy inquietos y sin embargo<br />

sacan mejores calificaciones que cualquier<br />

otro grupo. En otras experiencias la mayoría<br />

son muy trabajadores, pero unos “malos<br />

elementos” los jalan por atrás. Y así, por el<br />

estilo.<br />

A lo largo de tres años los alumnos entran a<br />

una convivencia intensa y profunda, dentro de<br />

la cual se entablan y se rompen amistades; se<br />

conforman y cambian pares o “bolitas” de<br />

amigos dentro del grupo. Hay disgustos,<br />

chismes, malentendidos, rechazos, así como<br />

caprichos, apoyos, expresiones solidarias,<br />

éxitos colectivos. Aunque sean pocos, otros<br />

buscan sus amistades fuera del grupo, con sus<br />

compañeros del taller o en el deporte<br />

34<br />

recreativo. Muchos de estos últimos ya tienen<br />

amistades más fuertes afuera de la escuela,<br />

en sus barrios o centros de trabajo<br />

vespertinos; sus lazos amistosos en la escuela<br />

son tenues, preservando una forma de<br />

sobrevivencia social dentro de las condiciones<br />

particulares de ese sitio. Entre éstos, no son<br />

pocos los que salen antes de terminar su<br />

educación secundaria.<br />

Al margen de que el grupo sea “único” o no,<br />

los estudiantes unen sus esfuerzos para<br />

interpretar y satisfacer las exigencias del<br />

trabajo escolar. Aquí vamos otra relación<br />

construida a partir de la camada permanente.<br />

Hasta rencores y antipatías pueden someterse<br />

ante la necesidad de compartir conocimientos<br />

y destrezas para terminar algún trabajo.<br />

Existe una valoración muy fuerte de la<br />

cooperación indiscriminada dentro de cada<br />

grupo. Al alumno que quiera guardar sus<br />

respuestas o conocimientos se le aplican una<br />

serie de sanciones negativas, presionándolo<br />

para que “se moche” (colabore).<br />

Efectivamente, el trabajo “individual”, raro<br />

entre los que se pide en la secundaria,<br />

difícilmente se cumple sin la ayuda de otros<br />

compañeros. Los alumnos presionan al<br />

maestro para que les permita trabajar en<br />

equipo o consultarse. Si el maestro ha<br />

insistido en que el trabajo debe ser<br />

“individual”, los jóvenes inventan formas de<br />

marcar su trabajo con alguna idiosincrasia<br />

personal para que el profesor no advierta la<br />

copia. Hay una verdadera red de apoyos<br />

dentro del grupo. Cada uno sabe quienes de<br />

sus compañeros tienen facilidad para sacar<br />

cuentas, deletrear bien o componer fórmulas<br />

químicas y se buscan para completar algún<br />

trabajo. Muchachos que nunca se hablarían<br />

fuera del salón se buscan para obtener una<br />

ayudita o una respuesta. La unidad del grupo<br />

que fomentan los maestros es apropiada por<br />

los alumnos, contra cualquier pretensión de<br />

individualizar el trabajo.<br />

La ética colectiva del curso se ve más<br />

nítidamente a través de las prácticas en torno<br />

a la “tarea”. La práctica de “pasarse la tarea”<br />

es bien conocida por los maestros, pero no<br />

todos tratan de impedirla. Muchos “hacen<br />

vista gorda” diciendo que a la hora del<br />

examen saldrán mal los que copian sus<br />

trabajos, o que por lo menos copiando<br />

aprenden algo. Otros emplean una vigilancia<br />

más estricta. Por su parte, los alumnos entran<br />

a un intercambio constante de tareas, el cual<br />

define muchas de las relaciones entre<br />

compañeros del salón. Muchas veces los que<br />

llegan de otros poblados utilizan el recurso de


“pasar la tarea” para incorporarse al grupo,<br />

para ganar la confianza y la aceptación de sus<br />

compañeros. También existe la práctica de<br />

juntarse por las tardes en la biblioteca central,<br />

para ahí elaborar los diversos trabajos que<br />

quedan pendientes. Sobre todo son las<br />

mujeres las que juntas realizan estos trabajos<br />

y esto tiene mucho que ver con una constante<br />

lucha para salir de la casa y así disfrutar de<br />

cierta libertad que regularmente se les niega.<br />

“Dejar tarea…”<br />

Hay que hacer notar aquí la ausencia de toda<br />

normatividad acerca de la práctica docente de<br />

“dejar tarea” (para la casa). Los profesores<br />

pueden asignar tareas en la cantidad y con la<br />

frecuencia que les convenga, sin conocimiento<br />

o regulación de la dirección de la escuela.<br />

Frente a ésta, los maestros se pueden<br />

defender en tanto acaten el programa de<br />

estudios. Cuando llegan alumnos o padres de<br />

familia a la dirección para hacer notar el<br />

exceso de tarea que exige algún maestro, el<br />

director se refiera al programa de estudios. De<br />

hecho, los maestros difieren mucho en su<br />

forma de tratar la tarea. Algunos dejan<br />

trabajo para fuera de la escuela mientras<br />

otros recurren a él con mucha frecuencia,<br />

asignando “obras”, “reportes”, o “láminas”<br />

que llevan varios días para terminarse. Hay<br />

docentes que marcan el inicio y el cierre de<br />

cada clase con la revisión y relación<br />

respectivamente de las tareas.<br />

Son muchos los alumnos y padres de familia<br />

que se quejan de esta práctica. Si bien<br />

algunos padres sostienen que aún no es<br />

suficiente, muchos opinan que la carga de<br />

trabajo es muy pesada. Todos reconocen que<br />

la secundaria, con su especialización de<br />

“áreas”, supone que los alumnos más tarea<br />

que la escuela primaria. Este aumento de la<br />

exigencia escolar se da precisamente cuando<br />

los hijos de las familias más pobres acceden a<br />

las edades en que su actividad es<br />

económicamente productiva, lo cual produce<br />

tensiones que a veces implican conflictos<br />

entre padres y maestros o bien la generación<br />

de estrategias de sobrevivencia en los<br />

estudiantes. El hecho de no contar con<br />

suficiente tiempo para atender a estas<br />

exigencias los obliga a buscar medidas –como<br />

intercambiar la tarea por una torta que les<br />

permitan sobrevivir en la escuela.<br />

De hecho, el programa de estudios es<br />

bastante extenso y varios maestros han<br />

comentado que aunque no hubiera<br />

suspensiones de clases, ellos se verían muy<br />

presionados para cumplir con este programa.<br />

También los padres de familia enfatizan que<br />

actualmente los libros son más voluminosos,<br />

traen más texto en fin, abarcan más<br />

conocimientos. Un padre de familia<br />

resumiendo la opinión de muchos, comenta:<br />

“cuando yo estudié secundaria veíamos menos<br />

cosas, pero las veíamos bien a fondo; cuando<br />

terminabas algún trabajo sí sabías bien de lo<br />

que se trataba. Hoy mi hijo estudia y estudia<br />

y no se le graba nada. En este contexto,<br />

pareciera que muchos maestros apelan a la<br />

tarea para resolver algunas condiciones<br />

materiales de su trabajo; es decir, apuestan a<br />

que los mismos alumnos se enseñen entre<br />

ellos y de ese modo vayan avanzando en el<br />

programa. Los maestros se esmeran para<br />

cumplir con lo contemplado dentro del<br />

programa. Si no, dicen, sus alumnos saldrán<br />

mal preparados y los nuevos profesores de la<br />

preparatoria reclamarán la mala preparación<br />

de alumnos de la federal, o de tal maestro.<br />

Por su parte, los alumnos van captando esta<br />

lógica, la mayoría “ayudan” al maestro a<br />

avanzar en el programa, atienden y se<br />

preparan para las numerosas y constantes<br />

evaluaciones que marcan el “avance” del<br />

curso, sin pretender integrar los<br />

conocimientos a sus intereses particulares o<br />

relacionarlos con su vida cotidiana.<br />

Existe otra formación discursiva en la escuela,<br />

la de una separación fuerte entre el “trabajo”<br />

y el “relajo”, que los alumnos también van<br />

captando desde su lógica colectiva. Los<br />

maestros a su vez, hablan constantemente de<br />

los estudiantes y su falta de entrega “al<br />

trabajo.” Recalcan que éste es algo muy<br />

distinto a la diversión, que es preciso inculcar<br />

hábitos de estudio y “correr la flojera.” Instan<br />

a los alumnos a que dejen el juego y<br />

reconozcan el valor del trabajo, tanto para<br />

ellos mismos como para la patria. En cambio,<br />

los alumnos califican como “aburrida” la<br />

mayoría de sus clases. Según el consenso del<br />

grupo, los maestros más queridos son los que<br />

“echan relajo” con ellos o bien dejan los<br />

últimos cinco minutos de su clase para<br />

platicar, como recompensa por su atención y<br />

trabajo durante la hora. De alguna manera<br />

estos maestros logran atenuar en parte esa<br />

separación entre “trabajo” y “relajo” que los<br />

alumnos efectivamente quisieran superar. A<br />

menudo ellos ponen en juego varios<br />

argumentos y quejas para convencer a los<br />

maestros que merecen esos descansos y<br />

pueden llegar a hacer pactos a propósito. Son<br />

raras las ocasiones en que los alumnos<br />

aprovechan esos tiempos para tratar temas<br />

del programa.<br />

35


Con respecto a esta separación de trabajo y<br />

diversión resaltan algunos cambios históricos<br />

en las entrevistas con maestros y padres de<br />

familia. Según ellos, los últimos diez a veinte<br />

años han visto cambios muy grandes en las<br />

actitudes de los alumnos. Antes, la gran<br />

mayoría de los alumnos concurrían a la<br />

escuela a trabajar, tenían muchas ganas de<br />

“superarse” y se sacrificaban para lograrlo.<br />

Estudiaban en las tardes, mostraban esa<br />

“entrega” que en el presente hace mucha<br />

falta. Los maestros sostienen que hoy muchos<br />

alumnos son obligados a estudiar y de ahí<br />

surge su desinterés y su rebeldía. Para<br />

explicar una situación educativa que les<br />

parece cada vez más complicada y<br />

desalentadora, muchos docentes ponen en<br />

juego un “discurso de la adolescencia” con el<br />

cual tildan de flojos, distraídos, mañosos,<br />

caprichosos a los estudiantes, en fin, apenas<br />

dignos de un trato serio y respetuoso (“si se<br />

les da la mano, se llevan el brazo…”) Este<br />

discurso va construyendo un objeto cuyos<br />

rasgos fundamentales puedan sugerir algunas<br />

razones del fracaso del aparato escolar.<br />

Además, la reciente llegada de múltiples<br />

formas de diversión electrónica –las películas<br />

de video, maquinitas, grabadoras y<br />

programación televisiva ampliada- ha<br />

contribuido a que los jóvenes pongan menos<br />

atención a sus estudios. Los maestros<br />

expresan su frustración ante el intento de<br />

“motivarlos”. Se sienten en desventaja frente<br />

a estos medios. Incluso recurren con<br />

frecuencia a discursos “motivacionales” en el<br />

salón, o bien al uso de los mismos medios<br />

electrónicos –en este caso la computadora-<br />

para captar la atención de la clase. Sin<br />

embargo, el uso de la computadora tiende a<br />

incorporarse a las mismas formas didácticas,<br />

como el dictado, dejándose de lado el<br />

aprovechamiento pleno de sus capacidades.<br />

Tanto la imagen del maestro como la del<br />

alumno han cambiado en el mismo período,<br />

de tal forma que puedan surgir en la escuela<br />

conflictos de expectativas. Según profesores y<br />

padres, el maestro antes no tenía que ganarse<br />

el respeto de su grupo; el solo hecho de ser<br />

maestro se le confería. Si un alumno no le<br />

creía o le encontraba algún error, se callaba,<br />

no tenía derecho de expresarlo. Hoy, en<br />

cambio, el alumno “se defiende”, “tiene<br />

derechos” y los sabe aprovechar. Las antiguas<br />

imposiciones del maestro ya no se pueden<br />

soportar y más bien deben ganarse el respeto<br />

por sus conocimientos y sobre todo por su<br />

trato para con el alumnado. Se trata de que el<br />

maestro sea “amigo” del alumno. Por su<br />

36<br />

parte, los alumnos dan su opinión en términos<br />

muy particulares: los maestros que les caen<br />

bien son los que se muestran “comprensivos,”<br />

que se acercan para conocer sus inquietudes.<br />

Sin embargo, muchos maestros, sobre todo<br />

los de mayor edad, formados en una época<br />

distinta, siguen dando su clase con más<br />

formalidad, según la antiguas pautas de su<br />

educación normalista y de sus primeros años<br />

de servicio. Ellos son generalmente quienes<br />

enfrentan más expresiones de rebeldía y son<br />

criticados, por alumnos y padres, por su<br />

intransigencia o poca comprensión. No parece<br />

contar lo que algunos, haciendo esfuerzos a<br />

veces contradictorios, han tratado de<br />

incorporar nuevos elementos a sus clases,<br />

como incluir una lectura de horóscopos para<br />

atender a la subjetividad de sus educandos.<br />

Cabe mencionar aquí otro discurso de los<br />

alumnos, que sobre todo enfoca lo que ellos<br />

consideran injusticias y arbitrariedades de los<br />

maestros. El sentido de injusticia prevalece en<br />

sus quejas y son muy sensibles a la<br />

discriminación o al favoritismo dentro del<br />

salón. Varios maestros sólo hacen participar a<br />

los más capaces en su área, aunque otros<br />

también alcen la mano para intervenir. Los<br />

jóvenes consideran injusta esta práctica ya<br />

que no les permite demostrar sus<br />

conocimientos o desarrollar sus habilidades.<br />

Llegan a desatender al maestro si ven que no<br />

hay posibilidad de ser llamados para aportar<br />

algo a la clase. Otros recalcan una<br />

discriminación inversa: el maestro siempre<br />

llama primero al alumno menos preparado,<br />

para así destacar su flojera o sus problemas<br />

en el área.<br />

Contra los que hablarían de un discurso<br />

“universal” de justicia entre los adolescentes,<br />

quisiera recordar que aquí puede ser<br />

precisamente la ética colectiva la que hace<br />

surgir el sentido de injusticia. Si el trabajo es<br />

colectivo, las participaciones deben de ser<br />

distribuidas más equitativamente. También<br />

existe un fuerte discurso contra los maestros<br />

“injustos” que califican sólo en base a<br />

“exámenes” o “pruebas”, (que muchas veces<br />

abarcan conocimientos que, según los<br />

alumnos, ni siquiera vieron en el texto o el<br />

salón), sin tomar en cuenta “trabajos”,<br />

“tareas” o “participaciones.” De hecho son<br />

muy pocos los que califican de esta manera,<br />

ya que los exámenes tienden a rendir<br />

calificaciones muy bajas que se deben<br />

complementar con otras formas de evaluación<br />

para subirlas globalmente. Sin embargo, hay<br />

algunos maestros que basan la calificación<br />

únicamente en pruebas, lo cual atenta contra


el trabajo colectivo del grupo que se puede<br />

poner en juego en “trabajos” pero no en<br />

exámenes.<br />

En este recorrido por algunas prácticas de la<br />

secundaria he querido revalorar la experiencia<br />

compartida de los alumnos dentro de un<br />

conjunto de relaciones y condiciones que<br />

estructura las posibilidades para una práctica<br />

educativa. Si bien mi interpretación<br />

provisional de “colectividad” debería ser<br />

matizada, ha planteado por lo menos la<br />

necesidad de investigar cómo los educandos<br />

van apropiándose de las condiciones que se<br />

les presentan. Preguntemos: si nos acercamos<br />

a la escuela desde la perspectiva de los<br />

alumnos, ¿cuáles son las relaciones que ahí se<br />

nos revelan y qué implicaciones tendrían para<br />

la investigación e incluso para la política<br />

educativa?. En muchos estudios el alumno<br />

apenas aparece como la sombra de una<br />

“práctica docente” o de una “aproximación<br />

pedagógica”, mientras en la formulación de<br />

políticas es descrito en términos a los<br />

“generales” o “ideales”. Aquí se ofrece una<br />

visión de lo que alumnos conciben y ponen en<br />

práctica a partir de una sociabilidad construida<br />

Ojala esta contribución analítica haya dado<br />

pistas para ambas cuestiones, tanto la<br />

investigativa como la política.<br />

37


PRINCIPIOS DE LOS<br />

ESTILOS DE PENSAMIENTO<br />

Robert J. Sternberg<br />

Escribo este libro porque sé que me gusta<br />

escribir libros y porque creo que tengo algo<br />

que decir. Como ya he escrito o compilado<br />

unos 50 libros, se podría decir con seguridad<br />

que escribir libros es una de las formas en que<br />

me gusta utilizar mis aptitudes. Hay otros<br />

psicólogos que nunca han escrito un libro y<br />

que serían muy reacios a hacerlo. El hecho de<br />

que a mí me guste escribir libros y a ellos no,<br />

no significa que mis libros sean buenos o que<br />

ellos escribirían libros malos. Este hecho nos<br />

conduce a la primera de quince cuestiones<br />

generales que debemos comprender sobre los<br />

estilos de pensamiento antes de continuar.<br />

Estas cuestiones servirán como fundamento<br />

para gran parte del resto del libro y<br />

volveremos a ellas una y otra vez.<br />

Estas cuestiones se aplican a mi propia teoría<br />

y también a muchas otras. Al mismo tiempo,<br />

aquí, como en otras partes, existe un franco<br />

desacuerdo entre los teóricos. Por tanto, no<br />

puede decir que todos los estudiosos de este<br />

campo estén de acuerdo con cada una de mis<br />

observaciones.<br />

1. Los estilos son preferencias en el<br />

empleo de aptitudes, no aptitudes en<br />

sí mismos.<br />

Si no hubiera diferencias entre los estilos y las<br />

aptitudes, no necesitaríamos para nada el<br />

concepto de estilo: sería redundante con el<br />

concepto de aptitud. Y, de hecho, algunos<br />

estilos han sido descartados cuando se ha<br />

visto que no se pueden distinguir de las<br />

aptitudes.<br />

Esta distinción es importante. He tenido a<br />

personas trabajando conmigo que tenían un<br />

estilo que las impulsaba a crear cosas, pero<br />

cuyas creaciones no eran especialmente<br />

buenas. Eran investigadores frustrados muy<br />

similares a las personas que, queriendo ser<br />

médicos y no pudiendo soportar la visión de la<br />

sangre, ven frustrada la realización de la<br />

carrera elegida.<br />

Por ejemplo, Mary vino a trabajar con nuestro<br />

grupo, avalada por su entusiasmo y pasión<br />

por la investigación en psicología y educación.<br />

Y nadie puso en duda su entusiasmo o su<br />

apasionamiento. Pero había un problema: las<br />

aptitudes de Mary no encajaban con sus<br />

estilos. A Mary le gustaba hacer trabajos<br />

38<br />

creativos, pero, en realidad, no tenía las<br />

aptitudes creativas necesarias para hacerlo<br />

bien. Las aptitudes creativas, como otros tipos<br />

de aptitudes, son modificables, pero, incluso<br />

con la posibilidad de mejorar, a Mary le<br />

quedaba mucho camino por recorrer. Al final,<br />

Mary nos dejó para seguir otra línea de<br />

trabajo, donde su rendimiento es muy bueno.<br />

Hoy dirige un pequeño negocio. Algunos<br />

podrían considerar como un fracaso el hecho<br />

de que Mary no obtuviera el postrado. Yo lo<br />

considero un éxito porque acabó encontrando<br />

algo que encajaba mejor con sus estilos de<br />

pensamiento.<br />

También hemos visto una situación totalmente<br />

opuesta a la de Mary: una persona que tenía<br />

aptitudes creativas, pero carecía del estilo<br />

correspondiente. Dan había publicado<br />

investigaciones cuando era estudiante de<br />

facultad y cuando llegó a los cursos de<br />

postrado todos esperábamos mucho de él,<br />

incluido el propio Dan. Le sobraban las buenas<br />

ideas. Pero Dan, como Mary, tenía un<br />

problema: no le gustaba ser creativo. En<br />

particular, no quería correr los riesgos que las<br />

personas creativas deben correr.” Como Alex,<br />

Dan estaba más cómodo cuando otra persona<br />

le daba un problema y él se dedicaba a<br />

resolverlo. Dan acabó siendo un consultor de<br />

primera, trabajando para resolver problemas<br />

de empresas.<br />

En resumen, debemos distinguir<br />

cuidadosamente entre los estilos y las<br />

aptitudes, y darnos cuenta de que los estilos<br />

de las personas pueden encajar o no con sus<br />

aptitudes, lo que nos conduce a la siguiente<br />

cuestión.<br />

2. La coincidencia entre estilos y<br />

aptitudes crea una sinergia que<br />

supera la suma de las partes.<br />

Mary y Dan son ejemplos de personas cuyos<br />

estilos y aptitudes discrepan entre sí, dando<br />

como resultado una sensación de frustración<br />

ante las diferencias entre lo que les gusta<br />

hacer y lo que saben hacer bien. Por otra<br />

parte, las cosas acabaron bien para los dos.<br />

Parte de la maduración consiste en llegar a<br />

aceptar no sólo lo que queremos ser, sino<br />

también lo que podemos ser desde un punto<br />

de vista realista. Mary y Dan encontraron<br />

formas de emplear sus estilos que tenían<br />

sentido dadas sus aptitudes, y viceversa. No<br />

todo el mundo lo hace.<br />

Evidentemente, las personas que tienen unas<br />

aptitudes creativas excepcionales y les gusta


ser creativas pero carecen de aptitudes<br />

analíticas, o las personas con unas aptitudes<br />

analíticas excepcionales y les gusta ser<br />

analíticas pero carecen de aptitudes creativas,<br />

tienen ventaja sobre las personas que tienen<br />

aptitudes creativas pero prefieren analizar o<br />

que tienen aptitudes analíticas pero prefieren<br />

crear. Los estilos se deben comprender<br />

porque son tan importantes como las<br />

aptitudes para la calidad de nuestro trabajo y<br />

para nuestro placer al trabajar.<br />

José era un diseñador de software con mucho<br />

éxito en una empresa especializada en la<br />

investigación y el desarrollo de tecnologías.<br />

Sin embargo, se sentía frustrado con su<br />

trabajo. Por una parte, tenía un don especial<br />

para aportar buenas ideas para nuevos<br />

programas informáticos. Por otra parte, lo que<br />

él realmente quería hacer era dirigir, no<br />

diseñar. Nunca se vio, a sí mismo como un<br />

diseñador de software, sino como un<br />

ejecutivo, es decir, como una persona<br />

encargada de dirigir a otros diseñadores de<br />

software. Para José, el diseño de software era<br />

simplemente un medio para un fin: llegar a<br />

ocupar un cargo en la cúpula directiva.<br />

Después de un tiempo, José fue promocionado<br />

a un puesto de dirección. Estaba muy<br />

ilusionado porque consideraba que esta<br />

promoción era el comienzo de la carrera que<br />

realmente le interesaba. Cinco años después,<br />

José seguía mirándose de lejos la cúpula<br />

directiva. El problema era que José no era un<br />

directivo particularmente bueno. Era bastante<br />

desorganizado, tenía una manera de pensar<br />

aleatoria y era demasiado solitario para<br />

interesarse por sus subordinados lo suficiente<br />

como para que éstos le echaran una mano.<br />

Los mismos atributos que habían funcionado<br />

tan bien para el diseño de software<br />

obstaculizaban su ascenso en la jerarquía<br />

directiva. El diseñador de software que tenia<br />

una carrera brillante y rápida por delante,<br />

había emprendido un mal camino para llegar a<br />

la cúpula directiva; el camino peor, para ser<br />

exactos.<br />

José, a diferencia de Mary y Dan, nunca se<br />

adaptó a la discrepancia entre lo que le<br />

gustaba hacer y lo que sabía hacer bien. Esta<br />

discrepancia entre sus estilos de pensamiento<br />

y sus aptitudes hacía que se sintiera frustrado<br />

como diseñador de software y como directivo.<br />

Por desgracia, José nunca consideró su<br />

problema como una discrepancia entre l0o<br />

que le gustaba hacer y lo que sabía hacer. Al<br />

contrario, consideraba que el problema partía<br />

de la intransigencia de otros ejecutivos que<br />

trataban de obstaculizar su carrera. El<br />

resultado es que nunca fue feliz con su suerte<br />

en la vida.<br />

3. Las opciones vitales deben encajar<br />

tanto con los estilos como con las<br />

aptitudes.<br />

Cada generación de estudiantes universitarios<br />

tiene sus carreras preferidas. Nadie podía<br />

dudar que me gradué en 1972 la carrera de<br />

derecho era la más prestigiosa. Se dice que<br />

más de la mitad de mi clase de graduación en<br />

Yale se pasó a la facultad de derecho. En<br />

aquellos días, se consideraba que la carrera<br />

de derecho era la que mejor combinaba<br />

prestigio, retos profesionales, ingresos y<br />

quizá, aunque no era muy seguro,<br />

entusiasmo.<br />

Cuando asistí a la decimoquinta reunión de ex<br />

alumnos de mi promoción, el local estaba<br />

atiborrado de abogados. Había abogados de<br />

empresa, abogados defensores, abogados<br />

editoriales y hasta unos cuantos abogados del<br />

Estado. Sin embargo, lo realmente<br />

impresionante no era el número de abogados,<br />

sino la gran cantidad de ellos que eran<br />

infelices con su profesión. Muchos de los que<br />

se sentían infelices no habían elegido esta<br />

carrera porque encajara con sus estilos o<br />

aptitudes, sino porque era el camino hacia la<br />

riqueza en aquella época. El resultado de esta<br />

elección tan poco reflexiva era una vida de<br />

insatisfacción profesional.<br />

Evidentemente, su situación podía haber sido<br />

peor. Casi sin excepción, todos ganaban<br />

mucho dinero. Pero el mismo dinero que les<br />

permitía vivir bien, también los mantenía<br />

atrapados en una carrera que, en el fondo, no<br />

les interesaba. Necesitaban el dinero para<br />

mantener su nivel de vida. El hecho de<br />

cambiar a una carrera diferente y<br />

potencialmente más interesante, con<br />

frecuencia hubiera significado una<br />

espectacular disminución de los ingresos, cosa<br />

que no les parecía hacer ninguna gracia.<br />

El problema no es que el derecho, como<br />

profesión, tenga algo especialmente malo. No<br />

es mejor ni peor, en principio, que cualquier<br />

otra profesión. El problema es que las<br />

personas que inician una profesión porque la<br />

sociedad, sus padres o sus superegos quieren<br />

que lo hagan y no porque armonice con sus<br />

aptitudes y estilos, suelen acabar sintiéndose<br />

infelices e insatisfechas. En cambio, quienes<br />

empiezan una profesión porque encaja bien<br />

con sus aptitudes y estilos pueden acabar<br />

39


fácilmente en la cima –o cerca de ella- de la<br />

escala de satisfacción en el desempeño de una<br />

profesión.<br />

Tampoco eran infelices todas las personas que<br />

buscaban unos ingresos elevados. Algunas de<br />

ellas estaban encantadas con sus carreras. Y<br />

todo lo que tenían en común era que se<br />

trataba de personas que realmente querían<br />

embarcarse en una profesión por lo que iban a<br />

hacer en ella, no sólo por las gratificaciones<br />

extrínsecas que podrían obtener.<br />

Comprendo la presión que sintieron muchos<br />

de mis discípulos para embarcarse en<br />

determinadas profesiones. Mi madre quería<br />

que estudiara derecho y se sintió bastante<br />

decepcionada cuando decidí doctorarme en<br />

psicología. Cuando me gradué, me recordó<br />

que el entonces presidente de la Rutgers<br />

University se había doctorado en psicología y<br />

en derecho y que se podrían hacer muchas<br />

cosas con los dos títulos. Yo le expliqué que el<br />

derecho no me interesaba. Después, cuando<br />

fu admitido en Yale, me dijo que ya había<br />

demostrado más allá de toda duda que podía<br />

hacer psicología y que debería empezar a<br />

pensar en mi futuro: aún no era demasiado<br />

tarde para ir a la facultad de derecho. , le contesté.<br />

Supongo que mi madre, en aquella ocasión,<br />

sólo hablaba medio en serio, pero muchos<br />

padres lo dicen en serio al 100%. Muchísimos<br />

estudiantes a los que enseño no van a seguir<br />

una carrera porque quieren, sino porque<br />

sucumben a la presión de los padres, los<br />

compañeros o la sociedad. Pueden acabar<br />

siendo buenos en lo que hacen, pero<br />

probablemente no acabarán siendo los<br />

mejores o ni siquiera les gustará<br />

especialmente lo que hacen, porque no han<br />

encontrado una carrera que encaje tanto con<br />

sus estilos de pensamiento como con las<br />

presiones de la sociedad.<br />

No sólo las carreras pueden encajar mejor o<br />

peor con los estilos de las personas: lo mismo<br />

ocurre cuando se elige pareja. ¿Ha observado<br />

alguna vez el lector qué sucede cuando<br />

alguien que es superorganizado y necesita<br />

que todo esté en su lugar se cada con alguien<br />

que deja las cosas por todas partes y luego no<br />

puede encontrarlas si se trasladan o se<br />

colocan de otra manera? ¿Os quizá el lector<br />

haya visto o experimentado la frustración de<br />

alguien a quien le encanta estar con otros y<br />

que se ha casado con una persona que casi<br />

siempre quiere estar sola? Cuando nuestros<br />

estilos no encajan con las elecciones que<br />

40<br />

hacemos en nuestra vida, lo acabamos<br />

pagando y, con frecuencia, otros lo pagan<br />

también.<br />

4. Las personas tienen perfiles (o<br />

pautas) de estilos y no un solo estilo.<br />

Las personas no tienen un solo estilo, sino un<br />

perfil de estilos. Una persona a la que le guste<br />

ser creativa puede ser muy organizada o<br />

totalmente desorganizada, y puede ser una<br />

persona solitaria o alguien a quien le guste<br />

trabajar con otros. De manera similar, las<br />

personas organizadas pueden preferir estar<br />

con otras o no. No existe una escala<br />

unidimensional de estilos, igual que no existe<br />

una escala unidimensional de aptitudes. Las<br />

personas varían en todos los aspectos.<br />

Tenemos la tendencia a querer ver las cosas<br />

de una manera unidimensional. Quizá sea un<br />

residuo de una manera de pensar de la<br />

infancia marcada por la centración, cuando<br />

nos fijamos en una dimensión de los objetos<br />

excluyendo las restantes. Así, un niño de siete<br />

años de edad creerá que si vertemos agua de<br />

un vaso alto y delgado a otro vaso corto y<br />

ancho, había más agua en el primer vaso<br />

porque era más alto. El niño se fija en la<br />

dimensión de la altura pero ignora la<br />

dimensión de la anchura. Cuando vemos a las<br />

personas de una manera unidimensional,<br />

hacemos en gran medida lo mismo que el<br />

niño. Por ejemplo, a las personas les suele<br />

gustar etiquetar a los demás como<br />

o , o como<br />

o , en vez de<br />

verlos en toda su complejidad.<br />

También tenemos la tendencia a ver<br />

correlaciones ilusorias. Llegamos a la<br />

conclusión de que las personas que son una<br />

cosa, también son otra. Por ejemplo,<br />

podríamos suponer que las personas<br />

políticamente conservadoras son más estrictas<br />

en relación con la disciplina de sus hijos<br />

porque los valores conservadores parecen<br />

coincidir con la severidad. Esta correlación<br />

puede existir o no, pero cuando suponemos<br />

que sí, esencialmente caemos en la trampa<br />

unidimensional, reduciendo dos dimensiones a<br />

una.<br />

Cuando se trata de los estilos, las personas<br />

suelen hacer lo mismo. Pueden suponer, por<br />

ejemplo, que si una persona es creativa debe<br />

ser desordenada (u ordenada), porque las<br />

personas creativas son desordenadas (u<br />

ordenadas). O pueden suponer que las<br />

personas que tienden a pensar de una manera


global no son pragmáticas porque se han<br />

retirado del mundo. Como antes, el peligro es<br />

que dos dimensiones distintas se reduzcan a<br />

una y porque no nos demos cuenta de que las<br />

personas son multidimensionales, en el<br />

ámbito de los estilos y en cualquier otro.<br />

5. Los estilos varían en función de las<br />

tareas y las situaciones.<br />

Me gusta ser creativo en mi trabajo y en<br />

muchos aspectos de mi vida, pero no en<br />

todos. Si me encuentro en la cocina, prefiero<br />

que me digan qué debo hacer. Por tanto, en<br />

mi trabajo soy más como Hill, pero en la<br />

cocina soy más como Alex. Como otros, el<br />

estilo que muestro en una tarea (por ejemplo,<br />

al trabajar) puede ser bastante diferente del<br />

que muestro en otra (por ejemplo, al cocinar).<br />

Esta mañana estaba instalando un sistema de<br />

altavoces y seguía las instrucciones al pie de<br />

la letra. En cambio, mi hijo nunca sigue las<br />

instrucciones de instalación: parte de su<br />

placer al comprar un equipo de audio, o<br />

prácticamente cualquier otra cosa que deba<br />

ser montada o instalada, se basa en averiguar<br />

cómo montarlo y hacer que funcione. En<br />

cuanto a mí, nada me gustaría más que<br />

alguien hiciera este trabajo por mí. Sin<br />

embargo, el desafío de mi trabajo en<br />

psicología consiste en averiguar cosas por mi<br />

cuenta. Este libro es uno de mis intentos de<br />

averiguar cosas por mi cuenta, presentando<br />

una nueva teoría y nuevas medidas para<br />

comprender y evaluar los estilos de<br />

pensamiento.<br />

Los estilos no varían sólo con las tareas, sino<br />

también con las situaciones. Nos puede gustar<br />

calcular la ruta hacia un nuevo destino cuando<br />

el día es claro y soleado, y aprovechar el<br />

estudio de la ruta para hacer turismo por el<br />

camino. Pero si el día es tormentoso o hay<br />

peligro de hielo, desearemos encontrar el<br />

camino más rápido y corto hasta el destino al<br />

que queremos llegar. De manera similar, nos<br />

puede gustar prever la ruta nosotros mismos<br />

si viajamos con alguien cuya compañía nos<br />

agrada y con quien estamos dispuestos –o<br />

hasta deseosos- de tomar desvíos, pero quizá<br />

queramos que se nos explique la ruta más<br />

corta si viajamos con alguien que no nos<br />

gusta.<br />

6. Cada persona difiere de las demás en<br />

la fuerza de sus preferencias.<br />

Algunas personas tiene una fuerte preferencia<br />

por estar con otras y trabajar con ellas,<br />

mientras que otras personas tienen una<br />

preferencia muy débil: les es igual una cosa<br />

que otra. Las oportunidades de trabajar con<br />

otros son un aspecto de la elección de una<br />

carrera.<br />

Durante muchos años, la Universidad de<br />

Stanford, done recibí mi doctorado, ha tenido<br />

un departamento de psicología de enorme<br />

prestigio. Pero cuando yo estudiaba en él,<br />

también tenía la reputación de ser un lugar<br />

donde la mayor parte del personal trabajaba<br />

por su cuenta. Los miembros del personal<br />

colaboraban poco en sus tareas de<br />

investigación.<br />

En aquellos tiempos, había dos miembros de<br />

la facultad, pertenecientes a campos<br />

diferentes, que preferían participar en<br />

trabajos de cariz más cooperativo. Pero para<br />

una de estas personas, esta preferencia era<br />

débil, mientras que para la otra era una<br />

preferencia fuerte y dominante. Al final, la<br />

segunda persona dejó Stanford para<br />

incorporarse a un trabajo presumiblemente<br />

menos prestigioso, pero en el que tenía la<br />

oportunidad de trabajar con otros. Había<br />

decidido que las condiciones de trabajo que<br />

deseaba eran más importantes que el nombre<br />

de la institución. Y su preferencia por trabajar<br />

con otros era tan fuerte que simplemente no<br />

podía sentirse cómodo en un lugar que no<br />

fomentara esta preferencia.<br />

Las personas no sólo difieren en la fuerza<br />

absoluta de sus preferencias, sino también en<br />

el alcance de las mismas. Por ejemplo, Allen<br />

eligió entrar en el mundo de las altas finanzas<br />

y se encontró trabajando en el sótano de una<br />

oficina de una compañía inversora, haciendo<br />

proyecciones de rentabilidad con la sola<br />

compañía de un ordenador. El problema era<br />

que parte de lo que había atraído a Allen al<br />

mundo de las finanzas, era la frenética<br />

interacción que se suele dar entre las<br />

personas que trabajan en equipo para<br />

determinar recomendaciones de inversión. Si<br />

hubiera podido elegir, Allen casi siempre<br />

hubiera preferido estar con otros en vez de<br />

solo. Allen realizaba el trabajo que le gustaba,<br />

pero no en las condiciones que prefería.<br />

Pronto se buscó otro trabajo.<br />

7. Las personas difieren en la flexibilidad<br />

de sus estilos.<br />

Si hay una clave para la adaptación, quizá<br />

ésta sea la flexibilidad de los estilos. Nadie<br />

tiene el lujo de encontrarse en un entorno que<br />

siempre apoye sus estilos preferidos. Cuanto<br />

41


más flexible pueda ser una persona, más<br />

probable es que se adapte a una variedad de<br />

situaciones.<br />

Cuando Fred se encontraba en tercer curso,<br />

tenía una enseñante que, a un año de su<br />

jubilación, estaba convencida de que sólo<br />

había una forma correcta de enseñar y que<br />

sabía muy bien cuál era. Su manera de llevar<br />

las clases era extremadamente rígida y<br />

autoritaria, premiando a los estudiantes que<br />

seguían las normas y castigando a los que no.<br />

Fred era uno de . En<br />

consecuencia, la enseñante constantemente lo<br />

ponía en ridículo y lo criticaba, como a otros<br />

niños de la clase. La enseñante era inflexible,<br />

con el resultado de que los niños que no se<br />

adaptaban a su manera de enseñar eran<br />

considerados problemáticos.<br />

Puede que Fred tuviera demasiados<br />

enseñantes de este tipo, porque, más<br />

adelante, él mismo llegó a ser así. Fred era<br />

alguien que, como Ben, prefería hacer las<br />

cosas a su aire. Pero Fred se encontraba<br />

claramente en el extremo de este continuo.<br />

Cuando estaba en secundaria, casi siempre<br />

chocaba con sus enseñantes y con sus padres<br />

a causa de su insistencia en hacer las cosas a<br />

su manera. Los padres de Fred trataron de<br />

enseñarle que la vida no siempre le dejaría<br />

salirse con la suya y que cuanto antes<br />

adquiriera algo de flexibilidad, más feliz sería.<br />

Necesitaba aprender en qué luchas valía la<br />

pena participar y qué cosas eran cuestiones<br />

de procedimiento relativamente triviales que<br />

se podían hacer de una u otra manera sin que<br />

hubiera grandes diferencias. Fred no ha<br />

aprendido fácilmente esta lección.<br />

La flexibilidad es valiosa en casi cualquier<br />

aspecto de la vida: en los estudios, en el<br />

trabajo, en las relaciones íntimas con otras<br />

personas e incluso en el trato con uno mismo.<br />

Pensemos simplemente en cuánto más<br />

efectivos podrían ser los enseñantes si se<br />

acomodaran a los diversos estilos de<br />

pensamiento de sus alumnos, o en qué fácil<br />

sería trabajar para personas que nos<br />

permitieran ser nosotros mismos y hacer<br />

nuestro trabajo de una manera eficaz para<br />

nosotros, o en qué agradable sería mantener<br />

una relación con alguien que nos aprecie<br />

totalmente por lo que somos –con nuestros<br />

propios gustos o aversiones- y no por lo que<br />

le gustaría que fuéramos. Las ventajas de la<br />

flexibilidad son tan espectaculares que nos<br />

preguntamos por qué no la destacamos<br />

mucho más de lo que lo hacemos cuando<br />

42<br />

enseñamos a nuestros hijos, a nuestros<br />

estudiantes y a nuestros empleados.<br />

8. Los estilos se socializan. ¿De dónde<br />

provienen los estilos y cómo se<br />

desarrollan?<br />

La respuesta a esta pregunta se examinará<br />

con mayor detalle más adelante, pero por<br />

ahora convendría destacar el papel de la<br />

socialización en el desarrollo de los estilos.<br />

Los niños observan modelos de roles y suelen<br />

empezar a interiorizar muchos de sus<br />

atributos.<br />

Así, los niños que observan modelos<br />

autoritarios son particularmente propensos a<br />

convertirse en personas autoritarias; los que<br />

observan modelos más flexibles<br />

probablemente serán personas flexibles. Quizá<br />

la mejor manera de fomentar el desarrollo de<br />

ciertos estilos es que uno mismo haga de<br />

modelo.<br />

Tanto si somos padres como si somos<br />

enseñantes, mentores o empresarios, es<br />

probable que nuestros intentos de actuar<br />

como modelos de ciertos estilos de<br />

pensamiento sólo tengan un éxito parcial en<br />

transmitir estos estilos.<br />

Por una parte, no somos los únicos modelos<br />

que observan las personas que están a<br />

nuestro cargo. Por ejemplo, es difícil competir<br />

con los miles de modelos poco realistas, y con<br />

frecuencia negativos, que los niños ven en los<br />

medios de comunicación.<br />

Por otra parte, todos tenemos nuestra propia<br />

personalidad. Lo que los niños llegan a ser es<br />

el resultado de la interacción entre su entorno<br />

y lo que ellos son como personas. Podemos<br />

controlar, aunque casi siempre con un alcance<br />

bastante limitado, el entorno que rodea a<br />

nuestros hijos. Pero existen límites aún más<br />

rigurosos en lo que podemos hacer para<br />

cambiar lo que, en el fondo, son como<br />

personas. Por tanto, sólo podemos hacer lo<br />

mejor que podamos, dándonos cuenta de que<br />

puede no ser suficiente cambiar a otros para<br />

que sean como nos gustaría que fuesen o que<br />

llegaran a ser.<br />

Una cosa que es absolutamente necesaria que<br />

reconozcamos es que lo que decimos es<br />

mucho menos importante que lo que<br />

hacemos. Si queremos que nuestros hijos,<br />

nuestros alumnos o nuestros empleados se<br />

expresen ellos mismos de una manera<br />

creativa, entonces tenemos que darles la


oportunidad de hacerlo. No sirve de nada que<br />

les digamos que apreciamos su pensamiento<br />

creativo y después critiquemos o rechacemos<br />

todas las ideas que propongan.<br />

De vez en cuando, imparto cursillos para<br />

enseñantes, padres y empresas que están<br />

muy interesados en fomentar un pensamiento<br />

abierto, especulativo y creativo. Una señal<br />

desfavorable es cuando alguien me pregunta<br />

qué debe hacer exactamente para fomentar la<br />

creatividad. Estas personas quieren que se lo<br />

explique paso a paso. Su deseo es una mala<br />

señal, porque si quieren una receta para la<br />

creatividad, no la van a encontrar. Además,<br />

cuando alguien desea que se le diga<br />

exactamente qué debe hacer, no es probable<br />

que pueda actuar de modelo para un estilo<br />

creativo, por mucho que lo pueda desear.<br />

Por último, debemos fomentar el pensamiento<br />

creativo demostrándolo. Es difícil fomentar el<br />

pensamiento creativo si no lo demostramos.<br />

También fomentamos los estilos dando a las<br />

personas (niños, estudiantes, empleados,<br />

etc.) oportunidades de trabajar con ellos. Por<br />

esta razón varío los tipos de tareas que doy a<br />

mis alumnos. Si quiero que desarrollen<br />

flexibilidad, tengo que darles la oportunidad<br />

de aprender y pensar con flexibilidad en mis<br />

cursos. Si siempre dirá lecciones o exámenes<br />

de opción múltiple, en el fondo estaría<br />

fomentado un conjunto limitado de estilos en<br />

detrimento de todos los demás.<br />

9. Los estilos pueden variar a lo largo de<br />

la vida.<br />

Cuando empezamos a trabajar como cuadros<br />

intermedios en una empresa tipo, si tenemos<br />

suerte podremos tener un secretario para<br />

nosotros solos, pero lo más probable es que<br />

tengamos que compartir a alguien que<br />

desempeñe estas funciones. Cuando llegamos<br />

a las más altas esferas directivas, no sólo<br />

podemos tener secretario propio, sino todo un<br />

conjunto de personal a la espera de nuestras<br />

indicaciones. Por tanto, los tipos de estilos<br />

que podremos adoptar en los niveles de<br />

dirección más elevados de nuestro trabajo van<br />

a ser totalmente diferentes de los que<br />

podremos adoptar en los niveles inferiores.<br />

Por ejemplo, si somos cuadros intermedios, es<br />

mejor que prestemos atención a los detalles<br />

porque nadie más va a hacerlo, y si no lo<br />

hacemos nos podremos encontrar con<br />

problemas. Si somos directivos de nivel<br />

superior, podemos tener un enjambre de<br />

empleados que presten atención a los detalles<br />

que nosotros no queremos abordar o para los<br />

cuales no disponemos de tiempo.<br />

El mismo principio básico se aplica a muchos<br />

trabajos. Los socios accionistas de un bufete<br />

de abogados tienen más recursos a su<br />

disposición que los colaboradores. Los<br />

enseñantes con dedicación plena suelen tener<br />

más personal a su cargo que los adjuntos y, la<br />

verdad sea dicha, en ocasiones pueden tratar<br />

a los adjuntos como si no distinguieran bien<br />

entre ellos y el personal. Cuando empezamos<br />

a independizarnos y adquirimos una vivienda,<br />

es probable que debamos realizar nosotros<br />

mismos todas las tareas de mantenimiento<br />

porque no nos podemos permitir pagar a otras<br />

personas para que lo hagan; veinte años<br />

después, por lo menos esperamos tener los<br />

fondos necesarios para contratar pintores,<br />

alguien que limpie la casa, etc.<br />

Los estilos no sólo pueden variar a causa de<br />

cambios en los recursos disponibles, sino<br />

también porque nosotros mismos podemos<br />

cambiar. Cuando empecé mi carrera, realicé<br />

unos modelos matemáticos cuidadosamente<br />

detallados del rendimiento cognitivo en unas<br />

tareas bastante concretas, como resolver los<br />

problemas de analogía característicos de los<br />

tests de aptitudes mentales. En aquel tiempo,<br />

este tipo de trabajo me parecía importante y<br />

creía que era el que debía llevar a cabo en mi<br />

propia especialización dentro de la psicología,<br />

la psicología del pensamiento humano.<br />

Las cosas que entonces me parecían<br />

importantes no me lo parecen tanto ahora,<br />

veinte años después. Ahora recuesta recordar<br />

por qué creía que era tan importante para mí<br />

construir modelos detallados del rendimiento<br />

cognitivo en unas tareas mentales específicas.<br />

Aún puedo ver el valor de ese trabajo, pero no<br />

es un trabajo que particularmente desee<br />

hacer yo mismo. He acabado por interesarme<br />

en lo que considero que son cuestiones de<br />

mayor alcance.<br />

Otras personas parecen ir en el sentido<br />

opuesto, disfrutando más y más cada año con<br />

los detalles que otros les habían parecido<br />

insignificantes. Pueden decidir que la verdad<br />

se encuentra en los detalles, no en los que<br />

pueden llegar a considerar generalidades<br />

banales.<br />

Algunas carreras profesionales tienen<br />

incorporadas unas válvulas de seguridad para<br />

quienes encuentran que sus estilos cambian y,<br />

al mismo tiempo, ven que su adaptación al<br />

43


trabajo disminuye de un año a otro. Por<br />

ejemplo, algunos abogados pueden llegar a<br />

ser jueces; algunos científicos dedicados a la<br />

investigación y el desarrollo pueden acabar<br />

siendo gerentes; algunos enseñantes pueden<br />

llegar a ser administradores; y algunos atletas<br />

pueden llegar a ser entrenadores. Estas<br />

válvulas de seguridad son importantes porque<br />

garantizan que las personas puedan<br />

encontrar, dentro de su carrera profesional,<br />

un conjunto de tareas adecuadas para ellas en<br />

un momento determinado.<br />

La cuestión no es que todas las personas<br />

cambien del mismo modo, sino que los estilos<br />

de pensamiento de muchas personas cambian<br />

con la edad. Los estilos, al igual que las<br />

aptitudes, son entidades más fluidas y<br />

dinámicas que fijas y estáticas. En contra de<br />

la impresión que tenía yo a los 21 años, el<br />

desarrollo no se detiene cuando alcanzamos la<br />

mayoría de edad. Al contrario, es un proceso<br />

continuo que dura toda la vida y las formas de<br />

pensar con las que uno se siente tan cómodo<br />

en la juventud suelen parecer extrañas años<br />

después.<br />

Como los estilos cambian a lo largo de la vida,<br />

es importante ser consciente del hecho de que<br />

nuestra manera actual de pensar puede que<br />

no sea la misma dentro de diez o incluso cinco<br />

años, y que probablemente no es igual que la<br />

que teníamos diez o cinco años atrás. Esto<br />

significa que también debemos aceptar a las<br />

personas cuyas formas de pensar no<br />

comprendemos. Quizá dentro de poco<br />

pensaremos como ellas. Muchos padres de<br />

adolescentes saben de qué hablo. El mismo<br />

comportamiento que desapruebo en mis dos<br />

hijos adolescentes es el que yo mostraba a su<br />

edad. También yo creía que era un ser<br />

omnisciente (y por supuesto que lo era, pero<br />

mis hijos, ¡ni hablar!).<br />

10. Los estilos se pueden medir.<br />

En la ciencia, las mediciones son importantes.<br />

Si no podemos medir un constructo, hasta<br />

puede ser difícil demostrar que exista.<br />

Además, si un constructo no se puede medir,<br />

tiende a quedarse en el reino de la<br />

imaginación científica, lleno de ideas<br />

interesantes pero que realmente no dan<br />

origen a ninguna investigación sustancial.<br />

La medición es igualmente importante en la<br />

educación. Si queremos utilizar un constructo<br />

para hacer diagnósticos o predicciones,<br />

necesitaremos tener una o más medidas<br />

fiables de ese constructo. El problema en la<br />

44<br />

educación es que la medición suele preceder a<br />

la teoría en vez de seguirla. El resultado es<br />

que acabamos midiendo algo, pero no<br />

sabemos bien qué es lo que medimos.<br />

Esta situación potencialmente desastrosa se<br />

ha venido dando en la medición de la<br />

inteligencia desde sus inicios. La gente ha ido<br />

midiendo lo que cree que es la inteligencia sin<br />

tener una comprensión realmente clara de<br />

qué es lo que medía. Muchos teóricos de la<br />

psicología creen que las pruebas<br />

convencionales de la inteligencia solo miden<br />

un aspecto relativamente limitado de la<br />

misma. El resultado es que podemos<br />

interpretar como una diferencia de inteligencia<br />

entre dos personas algo que, en el fondo,<br />

puede que sólo sea una diferencia en una<br />

parte bastante pequeña de su capacidad<br />

intelectual.<br />

Por supuesto, ninguna prueba es perfecta,<br />

incluyendo las pruebas de estilos. Además,<br />

mientras que las pruebas de inteligencia se<br />

han desarrollado y perfeccionado durante<br />

muchos años, las pruebas de estilo descritas<br />

en este libro son nuevas y hace muy poco que<br />

se han probado. Pero en este libro he descrito<br />

varios tipos de instrumentos de evaluación<br />

que muestran un poco más de variación, en<br />

cuanto a contenido y forma, que la que<br />

solemos encontrar en las pruebas de<br />

inteligencia.<br />

11. Los estilos se pueden enseñar.<br />

La mayoría de las personas adquieren sus<br />

estilos a través de la socialización. Pero los<br />

estilos también se pueden enseñar.<br />

Una manera de enseñar estilos consiste en<br />

dar a los niños o estudiantes tareas que<br />

requieran utilizar los estilos que queremos<br />

desarrollar. Ésta es la razón de que dé a mis<br />

propios alumnos una amplia variedad de<br />

actividades educativas, incluyendo lecciones,<br />

debates en clase, ejercicios en grupos<br />

pequeños, exámenes, artículos, deberes, etc.<br />

Cuanto más utilice alguien un estilo<br />

particular, más cómodo se sentirá al utilizarlo.<br />

Otra manera de enseñar estilos consiste en<br />

enseñar la teoría de este libro (¡u otra teoría,<br />

si el lector lo prefiere!). Cuando los<br />

estudiantes aprenden directamente acerca de<br />

los estilos, se dan cuenta de que tiene más<br />

opciones de las que creen y, además, de que<br />

si alguien piensa de manera diferente a la<br />

suya ello no significa que piense peor (o<br />

mejor). Muchos estudiantes adquieren una


sensación de eficacia personal cuando<br />

aprenden sobre los estilos porque se dan<br />

cuenta de que no hay nada malo en su<br />

manera de pensar. Lo importante es sacarle el<br />

máximo partido.<br />

12. Los estilos que son apreciados en una<br />

época pueden no serlo en otra.<br />

Recordemos nuestra exposición acerca de<br />

unos estudiantes que asistían a un curso de<br />

introducción en una especialidad determinada:<br />

los que obtuvieron sobresalientes no fueron<br />

necesariamente los mejore en la carrera que<br />

seguían a este curso. A lo largo de la vida, los<br />

estilos necesarios para el éxito en diversos<br />

momentos varían.<br />

Cuando los niños están en el jardín de infancia<br />

o en preescolar, se les suele animar a<br />

participar en juegos de exploración y en otras<br />

actividades de investigación. Están en camino<br />

de desarrollar una manera creativa de pensar<br />

sobre el mundo en el que viven. Pero también<br />

están siendo preparados para dar el próximo<br />

paso, precisamente mediante los libros de<br />

colorear. Aprenden que en la vida, como en<br />

los libros de colorear, se espera que<br />

permanezcan dentro de las líneas marcadas.<br />

Cuando los niños empiezan la primera<br />

enseñanza, algunos de los que tenían más<br />

éxito en el jardín de infancia y en preescolar<br />

pueden empezar a parecer simplemente<br />

normales, mientras que otros que no tenían<br />

un éxito especial en el entorno poco<br />

estructurado del jardín de infancia y de<br />

preescolar, ahora pueden empezar a tener<br />

éxito. Año tras año, el entorno suele hacerse<br />

más y más estructurado. A los niños se les<br />

enseñan las reglas para leer, las reglas para la<br />

aritmética, las reglas para escribir, las reglas<br />

de la clase y las reglas que la sociedad espera<br />

que obedezcan. Cuando llegan a secundaria.<br />

El jardín de infancia es un recuerdo distante<br />

en el mejor de los casos, y lo mismo ocurre<br />

con los estilos que se apreciaban en ese<br />

contexto.<br />

Las actividades del lugar de trabajo pueden<br />

diferir mucho de las actividades educativas y,<br />

con frecuencia, las aptitudes necesarias para<br />

tener éxito en el trabajo son bastantes<br />

diferentes de las necesarias para tener éxito<br />

en los estudios. Pero la mayoría de los<br />

trabajos tienen en común con la enseñanza<br />

secundaria, la universidad y los libros de<br />

colorear, la exigencia de que el individuo<br />

permanezca dentro de las líneas marcadas. No<br />

todos los trabajos son así: consideremos, por<br />

ejemplo, el trabajo de los artistas o incluso el<br />

de los científicos dedicados a la investigación.<br />

Quizá no nos deba extrañar que los mejores<br />

artistas suelen ser personas que no tuvieron<br />

mucho éxito en la escuela.<br />

Por ejemplo, las personas que tuvieron éxito<br />

en lengua y literatura en segunda enseñanza<br />

o en la universidad tienen más probabilidades<br />

de acabar siendo estudiosos y críticos<br />

literarios que escritores. Estas personas, que<br />

ejemplifican el éxito académico, continúan<br />

haciendo en su carrera profesional aquello que<br />

hacían tan bien en los estudios: criticar. De<br />

hecho, en algunas facultades, la escritura<br />

creativa, si es que se hace, se hace en un<br />

departamento separado del de inglés (o de<br />

literatura comparada). En mi opinión, tener un<br />

departamento como éste es una bendición<br />

porque permite a quienes les gusta la<br />

escritura creativa encontrar una salida que, de<br />

no ser así, no podrían tener en un entorno<br />

universitario. De manera similar, las personas<br />

que llegan a ser artistas musicales no son las<br />

mismas que acaban dedicándose a la crítica<br />

musical, y las que acaban dedicándose a las<br />

artes plásticas no son las mismas que se<br />

dedican a la crítica de arte.<br />

Muchas personas descubren que su éxito<br />

profesional sube y baja, y que parte de lo que<br />

ocasiona estas subidas y bajadas puede ser la<br />

coincidencia entre los estilos de pensamiento<br />

y los requisitos del trabajo durante una etapa<br />

concreta de la carrera profesional.<br />

Consideremos, por ejemplo, el caso de los<br />

directivos de empresa. Preguntémonos qué es<br />

lo que suele pedir una organización cuando<br />

contrata a un directivo de rango inferior:<br />

normalmente, la organización quiere a alguien<br />

que haga lo que se le dice; que no pregunte<br />

por qué se debe hacer algo o por qué se debe<br />

hacer de la manera que se hace; y que<br />

consiga hacerlo sin dejar que nada se<br />

interponga en su camino.<br />

Pero ahora preguntémonos qué suele desear<br />

una organización en un directivo de alto nivel.<br />

En este caso, no es probable que deseen a<br />

alguien que haga simplemente lo que se le<br />

dice, sino a alguien que sepa decir a los<br />

demás lo que tiene que hacer; que se<br />

pregunte si la organización hace las cosas<br />

correctas y si las hace de la manera<br />

adecuada; y que deje de hacer lo que está<br />

haciendo si antes es necesario hacer algo con<br />

mayor prioridad.<br />

Obsérvese que los estilos de pensamiento que<br />

se desean para los niveles más elevados de<br />

45


dirección son, en muchos aspectos, contrarios<br />

a los que se desean para los niveles inferiores.<br />

Este hecho tiene una desafortunada<br />

implicación si nos preguntamos quién tiene<br />

más probabilidades de ser promocionado<br />

desde los niveles inferiores de dirección a los<br />

superiores, o si nos preguntamos quién tiene<br />

más probabilidades de ser rechazado.<br />

<strong>Normal</strong>mente, las personas que son<br />

promocionadas son las que hacen bien su<br />

trabajo en los niveles inferiores de la escala;<br />

los que no hacen su trabajo de la manera<br />

esperada son los que, probablemente, serán<br />

rechazados.<br />

El resultado de este proceso de selección es<br />

que, literalmente, podemos promocionar a los<br />

niveles de dirección más elevados<br />

precisamente a las personas que son menos<br />

apropiadas para las actividades propias de<br />

estos niveles. Por supuesto, en la medida en<br />

que una persona sea flexible, será capaz de<br />

adaptarse mejor a los estilos de pensamiento<br />

requeridos para cualquier nivel de dirección, o<br />

de cualquier otra cosa. Pero nadie es<br />

completamente flexible. El resultado es que<br />

nos arriesgamos a perder a quienes después<br />

más necesitaremos y a conservar a quienes,<br />

más adelante, menos necesarios serán.<br />

Con frecuencia vemos que se hace referencia<br />

al en la literatura<br />

sobre la gestión, reflejando la idea de que las<br />

personas suelen ser promocionadas hasta<br />

llegar a su nivel de incompetencia. Pero la<br />

noción de estilos nos conduce a una<br />

conclusión algo diferente. Puede que el<br />

problema no esté relacionado con las<br />

competencias o las aptitudes, sino con la<br />

coincidencia entre el estilo de una persona y<br />

los requisitos de los distintos niveles de una<br />

carrera profesional. Más que promocionar a<br />

alguien a un puesto para el que es<br />

incompetente, quizá lo que hacemos es<br />

promocionarlo a un puesto que no encaja bien<br />

con su estilo.<br />

El problema del cambio en los estilos<br />

requeridos se puede observar muy bien en las<br />

transiciones que se producen cuando se<br />

consolidan las organizaciones. Una empresa<br />

que empieza su andadura con éxito, poco a<br />

poco se va transformando en una organización<br />

más madura y, normalmente, más jerárquica.<br />

En algunos casos, junto con la jerarquía<br />

directiva crece una burocracia administrativa.<br />

No es infrecuente que quienes fundaron la<br />

empresa decidan salir voluntariamente de la<br />

misma o se vean obligados a abandonarla. Lo<br />

irónico de estos casos no se le escapa<br />

46<br />

prácticamente a nadie: la persona que fundó<br />

la organización ahora se considera irrelevante<br />

o incluso perjudicial para la misma.<br />

Desde el punto de vista de una teoría de<br />

estilos, estos casos no son sorprendentes y ni<br />

siquiera poco corrientes. Los estilos de<br />

pensamiento compatibles con un fuerte<br />

espíritu empresarial suelen ser incompatibles<br />

con la dirección de una empresa más<br />

consolidada y posiblemente burocratizada. De<br />

manera similar, pueden hacer falta estilos<br />

diferentes para los distintos niveles de<br />

responsabilidad de una organización. En mi<br />

opinión, examinar esta incompatibilidad desde<br />

el punto de vista de las aptitudes es una<br />

necedad. El empresario inicial no carece de<br />

ninguna aptitud; si fuera así, la empresa<br />

nunca hubiera llegado a triunfar. Lo que<br />

ocurre es que esta persona tiene un espíritu<br />

revolucionario que es más apropiado para las<br />

etapas iniciales del desarrollo de una<br />

organización que para las etapas posteriores.<br />

Lo que antes había funcionado muy bien,<br />

simplemente deja de funcionar. Si la persona<br />

no puede ser flexible, es probable que<br />

encuentre difícil adaptarse a la organización.<br />

Con frecuencia, hay más flexibilidad a medida<br />

que uno avanza en una carrera. Por ejemplo,<br />

en los niveles inferiores de algunas jerarquías,<br />

las personas deben demostrar su valía<br />

individual aunque trabajen en equipo. Avanzar<br />

significa que la persona ha demostrado su<br />

valía. Las personas que no tienen la<br />

precaución de demostrar su valía a la<br />

organización pueden encontrarse desplazadas.<br />

Se puede apreciar este problema en la<br />

ciencia. Gran parte de la ciencia se hace en<br />

colaboración. Pero para que un científico<br />

consiga que lo promocionen, debe demostrar<br />

que tiene ideas creativas y productivas.<br />

Hacerlo todo en colaboración, especialmente<br />

si siempre se trata del mismo equipo, puede<br />

dar como resultado que las aportaciones<br />

exclusivas de una persona queden poco claras<br />

y hasta puede que sea perjudicial para su<br />

progreso. Como hacer ciencia es cada día más<br />

caro y como cada vez hay menos fuentes de<br />

financiación para el trabajo científico, cada<br />

vez es más difícil demostrar lo que uno puede<br />

realizar. Éstos son tiempos difíciles para los<br />

científicos jóvenes con aspiraciones.<br />

13. Los estilos que son apreciados en un<br />

lugar pueden no serlo en otros.<br />

Quienquiera que enseñe ha tenido la<br />

experiencia de dar la misma lección a dos (o


más) clases diferentes y encontrar que la<br />

misma lección que fue muy bien con una clase<br />

ahora va muy mal con otra. Este fenómeno<br />

puede darse en cualquier clase, grande o<br />

pequeña. Durante muchos años, he estado<br />

enseñando el curso de introducción a la<br />

psicología para estudiantes universitarios de<br />

primer y segundo curso. En muchas<br />

ocasiones, me encuentro empleando las<br />

mismas palabras y haciendo las mismas<br />

bromas. Pero las bromas que provocan<br />

estallidos de risa en la clase de un año, con<br />

frecuencia no arrancan ni una mísera sonrisa<br />

en la clase del año siguiente. Una vez, en<br />

plena desesperación, opté por escribir una<br />

señal con la palabra en la pizarra<br />

para señalarla cuando contaba un chiste y<br />

nadie pestañeaba.<br />

Este fenómeno no se limita a la enseñanza.<br />

Las personas que dan conferencias,<br />

seminarios o cursillos también constatan que<br />

el mismo cursillo que funcionó muy bien en un<br />

lugar puede fracasar estrepitosamente en<br />

otro. Por ejemplo, yo mismo dirijo muchos<br />

coloquios para departamentos universitarios<br />

de psicología y educación. Sé que la misma<br />

charla que funciona a las mil maravillas en el<br />

departamento de psicología de la Universidad<br />

de Yale probablemente será una catástrofe<br />

total en el departamento de psicología de otra<br />

universidad, y viceversa. ¿Por qué? Porque las<br />

dos instituciones pueden apreciar estilos de<br />

investigación diferentes y, en algunos<br />

aspectos, hasta contrarios.<br />

En el mundo de las ventas, el mismo estilo de<br />

venta que funciona perfectamente con un<br />

cliente potencial puede fracasar totalmente<br />

con otro. Por ejemplo, compré mi automóvil a<br />

un vendedor que no podía parar de demostrar<br />

su conocimiento sobre el automóvil que<br />

vendía. Me quedé impresionado: era uno de<br />

los pocos vendedores de automóviles que<br />

había encontrado que realmente conocía su<br />

producto. Pero otro cliente podría sentir<br />

rechazo ante aquella interminable retahíla de<br />

detalles. Con toda seguridad, los mejores<br />

vendedores adaptan su argumentación a la<br />

medida de cada cliente.<br />

Las mismas cuestiones también tienen<br />

importancia en el mundo empresarial. Las<br />

personas que encajan con empresas que dan<br />

importancia a las críticas de procedimientos o<br />

a las ideas innovadoras, suelen estar<br />

culturalmente muy alejadas de las empresas<br />

que desean la aceptación ciega de sus normas<br />

o que sus empleados se guarden las ideas<br />

innovadoras para ellos. Las personas que son<br />

apreciadas por las primeras organizaciones es<br />

probable que sean menospreciadas por las<br />

segundas, y viceversa. En otras palabras, los<br />

estilos que son apreciados en un lugar, son<br />

menospreciados en otro.<br />

El mismo principio se aplica a las relaciones<br />

interpersonales. Muchos de nosotros hemos<br />

tenido la experiencia de mantener una<br />

relación íntima con alguien para quien apenas<br />

podemos hacer algo a derechas y también de<br />

estar con alguien para quien no podemos<br />

hacer nada mal. Sin embargo, es probable<br />

que estos dos tipos de personas piensen que<br />

lo que ellos aprecian es lo que realmente se<br />

debe apreciar en una relación interpersonal.<br />

Con frecuencia, la diferencia en lo que<br />

aprecian es una cuestión de estilo. Sin<br />

embargo, las personas tienden a no reconocer<br />

este hecho. Confunden lo que aprecian con lo<br />

que es .<br />

Una persona se puede sentir muy cómoda con<br />

alguien muy organizado, mientras que otra<br />

puede sentirse aburrida e incómoda en<br />

compañía del mismo individuo. A una persona<br />

le puede encantar interaccionar con alguien<br />

que cambia constantemente de idea y nunca<br />

puede terminar una frase, mientras que otra<br />

se puede sentir muy frustrada ante la misma<br />

situación. A una persona le puede gustar<br />

alguien que siempre evalúa las amistades<br />

destacando sus puntos fuertes y débiles,<br />

mientras que otra pueden sentirse amenazada<br />

por el mismo individuo. En las relaciones, la<br />

compatibilidad suele significar encontrar a<br />

alguien que no sólo aprecia lo que somos en<br />

general, sino también los estilos que tenemos<br />

en particular.<br />

Debemos ser conscientes de que lo que las<br />

personas o las organizaciones dicen apreciar y<br />

lo que realmente aprecian no siempre<br />

coincide. Uno de los ejemplos más claros fue<br />

la campaña de Mao Tse-tung para , donde todo<br />

el mundo debía decir lo que pensaba. Algunas<br />

personas siguieron la propuesta de Mao al pie<br />

de la letra y un número bastante considerable<br />

de ellas acabaron en campos de<br />

concentración. La invitación de Mao fue una<br />

manera de reconocer a los disidentes que<br />

había entre sus huestes.<br />

Por desgracia, no hace falta ir a China o al<br />

pasado para encontrar divergencias entre lo<br />

que realmente se aprecia y lo que se dice<br />

apreciar. Pocas organizaciones dirían que<br />

desalientan el pensamiento creativo, pero hay<br />

pocas que verdaderamente lo fomenten. No<br />

47


es infrecuente ver una organización que<br />

aprecia el trabajo en equipo y encontrar<br />

después que los miembros de los equipos se<br />

apuñalan regularmente por la espalda<br />

mientras buscan la mejor posición de salida.<br />

Los centros de enseñanza son algunos de los<br />

peores infractores cuando se trata de<br />

equiparar lo que dicen con lo que hacen.<br />

Naturalmente, los administradores educativos<br />

dirán que cuando promocionan a algún<br />

enseñante a un puesto en la administración lo<br />

hacen con el fin de mejorar la enseñanza. ¿Es<br />

esto todo lo que les importa? Si visitamos<br />

alguna escuela, lo más frecuente será que<br />

todos o casi todos los enseñantes sean<br />

mujeres y que el director sea un hombre.<br />

Ahora tratemos de encontrar la situación<br />

inversa, donde todos los enseñantes sean<br />

hombres y la dirección recaiga en una mujer.<br />

¡Nos hará falta mucha suerte! En cuanto a los<br />

estilos, los administradores de nivel superior<br />

con frecuencia os dirán que aprecian a los<br />

enseñantes que piensan por sí mismos, pero<br />

después promocionarán a la dirección o a<br />

otros puestos ejecutivos a personas cuyo<br />

principal mérito sea su predisposición de decir<br />

a todas las demandas de sus<br />

superiores.<br />

En ocasiones, se emplean entrevistas para<br />

detectar quién tiene un alto grado de<br />

conformidad. Una mujer que trabajaba en un<br />

departamento estatal de educación fue<br />

entrevistada para ocupar el segundo puesto<br />

en importancia de ese departamento, justo<br />

por debajo del comisionado de educación. Se<br />

le preguntó si consideraba que este puesto<br />

consistía en actuar como un líder educativo o<br />

como un administrador. Como se trataba del<br />

segundo puesto en importancia, dijo . Incorrecto. El<br />

puesto fue para otra persona que dio la<br />

respuesta correcta, es decir, dejar que se llevara toda el<br />

reconocimiento del liderazgo. Muchos<br />

vicepresidentes de los Estados Unidos se han<br />

limitado a ser aduladores al servicio de las<br />

políticas, en ocasiones desafortunadas, del<br />

presidente. No cabe ninguna duda sobre el<br />

estilo que se valora aquí.<br />

En México, la presidencia de la república<br />

comporta un ritual que es aún más extraño.<br />

En la práctica, el presidente elige a su<br />

sucesor, casi siempre alguien caracterizado<br />

por decir a todo y que ha<br />

hecho todo lo que se le ha dicho sin rechistar.<br />

Aunque hay unas elecciones populares, el<br />

mismo partido (el PRI, Partido Revolucionario<br />

48<br />

Institucional) ha ganado constantemente las<br />

elecciones desde hace años, por razones que<br />

se pueden discutir. Cuanto más servil ha sido<br />

una persona, mejores son sus oportunidades<br />

de conseguir el y ser<br />

elegido presidente. De esta manera, el<br />

presidente trata de garantizar el continuismo<br />

de su política. Pero, históricamente, los<br />

nuevos presidentes suelen volverse en contra<br />

de sus predecesores casi inmediatamente<br />

después de ser elegidos. Y estos ataques han<br />

sido muy agresivos. Por tanto, lo irónico es<br />

que la persona elegida para seguir los pasos<br />

de su predecesor ha hecho, por tradición,<br />

precisamente todo lo contrario.<br />

14. En general los estilos no son ni buenos ni<br />

malos: es una cuestión de educación.<br />

Cuando hablamos de aptitudes, podemos<br />

calificarlas de mejores o peores, pero a estas<br />

alturas ya debe estar claro que los estilos son<br />

mejores o peores únicamente dentro de un<br />

contexto determinado. Un estilo que puede<br />

encajar bien en un contexto puede encajar<br />

mal, o no encajar en absoluto, en otro.<br />

No podemos juzgar la adecuación de un estilo<br />

simplemente por el nombre genérico de un<br />

trabajo. Por ejemplo, un enseñante puede<br />

trabajar en un campo que principalmente<br />

requiera creatividad, como en el caso de las<br />

ciencias, mientras que un enseñante en otro<br />

campo puede necesitar una postura<br />

básicamente crítica, como en la literatura.<br />

Naturalmente, la crítica puede ser creativa y<br />

el trabajo creativo se puede analizar<br />

críticamente, pero los estilos básicos<br />

requeridos en los dos casos puedan ser algo<br />

diferentes. De manera similar, el perfil de<br />

estilos requerido por un abogado criminalista<br />

probablemente será algo diferente del perfil<br />

requerido por un abogado de empresa que<br />

casi nunca pisa un juzgado. Vender a<br />

personas que vienen a comprar, como ocurre<br />

en una tienda de ropa, puede requerir estilos<br />

diferentes de los necesarios para vender por<br />

teléfono, donde el televendedor<br />

a personas que, normalmente,<br />

ni siquiera se consideran clientes ellas<br />

mismas.<br />

Incluso dentro de un trabajo concreto, la<br />

mayoría de las tareas requieren una<br />

combinación de estilos y muchos trabajos<br />

exigen por lo menos parte de casi cada estilo<br />

en un momento u otro. Aquí se puede<br />

observar la ventaja de la flexibilidad. Sin<br />

embargo, lo que más debemos reconocer es<br />

que los mismos estilos que encajan realmente<br />

bien en una tarea o situación, pueden no


encajar bien en otras, mientras que unos<br />

niveles elevados de aptitud en general se<br />

suelen considerar convenientes, casi<br />

independientemente de la situación.<br />

La cuestión de la adecuación tiene una<br />

importancia fundamental. Probablemente, el<br />

peor consejo que he dado en mi vida como<br />

enseñante fue a un estudiante que había<br />

recibido dos ofertas de trabajo, una de una<br />

institución muy prestigiosa y otra de una<br />

institución de prestigio moderado. Le<br />

recomendé que aceptara el trabajo más<br />

prestigioso. ¿Por qué este consejo fue tan<br />

malo? Porque yo sabía, al igual que él, que el<br />

tipo de trabajo que le gustaba hacer y su<br />

estilo de pensar en los problemas, encajaba<br />

mucho mejor con la institución de prestigio<br />

moderado que con la de mayor prestigio. Por<br />

desgracia, siguió mi consejo.<br />

Aceptó el trabajo en la institución prestigiosa<br />

y, como cualquiera podría predecir,<br />

simplemente no se adaptó bien. Las personas<br />

de aquella institución nunca llegaron a<br />

apreciar lo que les podía ofrecer. El resultado<br />

fue que acabó marginado y, al final, vio que<br />

tenía que marcharse. Si hubiera aceptado la<br />

oferta de la otra institución, no dudo en<br />

absoluto que se habría adaptado bien, habría<br />

trabajado mejor y, al final, hubiera sido<br />

mucho más feliz. La lección que los dos<br />

aprendimos, pero que yo ya debería haber<br />

sabido, es que lo más importante es encontrar<br />

un entorno que encaje bien con lo que<br />

podemos ofrecer en cuanto a estilos, en vez<br />

de un entorno que puede tener mucho<br />

prestigio, pero que es improbable que aprecie<br />

lo que hacemos.<br />

13. 15. Confundimos la adecuación de los<br />

estilos con el nivel de aptitud.<br />

Terminamos este capítulo, en cierto sentido,<br />

haciendo un círculo completo y volviendo al<br />

punto de partida. Las personas y las<br />

instituciones tienden a apreciar a otras<br />

personas e instituciones que son como ellas.<br />

El resultado es que tendemos a considerar<br />

que tiene más aptitudes quien más se parece<br />

a nosotros. En consecuencia, muchos niños y<br />

adultos nunca son apreciados por lo que son,<br />

sino por su manera de encajar en el modelo<br />

estilístico del evaluador.<br />

Como director de una revista especializada en<br />

psicología, he descubierto con el paso de los<br />

años que los revisores de artículos se pueden<br />

clasificar, en general, en dos grupos: los que<br />

evalúan los artículos en función de la medida<br />

en que éstos coinciden con su propia manera<br />

de ver el mundo, y los que evalúan los<br />

artículos por su calidad, independientemente<br />

de si la manera de ver el mundo por parte del<br />

autor coincide o no con la suya.<br />

Cuando evaluamos a las personas, con<br />

frecuencia nos encontramos cayendo en estas<br />

mismas dos categorías. Están los que buscan<br />

y aprecian solamente a quienes son como<br />

ellos y están los que buscan la calidad,<br />

independientemente de que sea o no el<br />

mismo tipo de calidad que ellos pueden<br />

ofrecer. Utilizaremos mejor el talento de otras<br />

personas y contribuiremos más a su desarrollo<br />

si las apreciamos en función de sus propias<br />

virtudes estilísticas y no en función de cómo<br />

nos gustaría que fuesen.<br />

49


EL DESARROLLO DE LOS<br />

ESTILOS DE PENSAMIENTO<br />

¿De dónde proceden los diversos estilos de<br />

funcionamiento intelectual? Seguramente es<br />

posible que, al menos en parte, las<br />

preferencias en cuanto a estilos se hereden,<br />

pero dudo que sea una parte significativa. Más<br />

bien creo que los estilos son constructor<br />

parcialmente socializados, de manera parecida<br />

a la inteligencia. Ya desde el principio nos<br />

damos cuenta de que ciertos estilos de<br />

interacción con otras personas y cosas del<br />

entorno son más gratificados que otros, y es<br />

probable que nos inclinemos hacia estos<br />

estilos y que, al mismo tiempo, poseamos<br />

unas predisposiciones que limiten la medida y<br />

el acierto de nuestra adaptación a estos<br />

estilos recompensados. Hasta cierto punto, la<br />

sociedad estructura las tareas siguiendo unas<br />

líneas que benefician un estilo u otro en una<br />

situación determinada. Se da un bucle<br />

continuo de realimentación entre el ejercicio<br />

de un estilo y lo bien de este estilo funciona<br />

en una tarea dada impuesta socialmente. Es<br />

importante añadir que algunos premios y<br />

castigos para diversos estilos de interacción<br />

probablemente son más internos que<br />

externos. No sólo adaptamos estilos en la<br />

relación con personas y objetos externos, sino<br />

también en relación con nosotros mismos.<br />

50<br />

VARIABLES DEL DESARROLLO DE LOS<br />

ESTILOS<br />

Consideremos algunas de las variables que<br />

probablemente influyen en el desarrollo de los<br />

estilos de pensamiento.<br />

La cultura<br />

La primera variable es la cultura. Algunas<br />

culturas tienden a recompensar unos estilos<br />

más que otros. Por ejemplo, el énfasis<br />

estadounidense en la innovación y en hacer<br />

puede conducir a<br />

una gratificación relativamente mayor para los<br />

estilos legislativo y liberal, por lo menos en las<br />

personas adultas. Los héroes nacionales<br />

estadounidenses de uno u otro tipo, como<br />

Edison como inventor, Einstein como<br />

científico, Jefferson como teórico político,<br />

Steve Jobs como empresario y Ernest<br />

Hemingway como escritor, con frecuencia<br />

tienden a ser héroes en virtud de sus<br />

aportaciones legislativas.<br />

Otras sociedades, como Japón, que<br />

tradicionalmente han destacado más la<br />

conformidad y el seguimiento de las<br />

tradiciones, es más probable que conduzcan a<br />

estilos ejecutivos y conservadores. Una<br />

sociedad que enfatice la conformidad y la<br />

tradición en muy gran medida puede<br />

estancarse a causa de los estilos inculcados en<br />

sus miembros. Es interesante examinar la<br />

transición de la etiqueta Made in Japan desde<br />

su imagen en los años cincuenta, como señal<br />

de una imitación barata de un producto<br />

estadounidense, hasta la imagen de alta<br />

innovación tecnológica de la década de los<br />

noventa. Este cambio de imagen parece<br />

reflejar, por lo menos en parte, una transición<br />

acaecida en los estilos recompensados por la<br />

sociedad japonesa.<br />

En algunas culturas, a los niños se les enseña<br />

desde una edad temprana que no deben<br />

poner en duda ciertos principios religiosos. O<br />

puede que se les enseñe a no poner en duda<br />

al gobierno. La mayoría de los padres no<br />

quieren ver a sus hijos en la cárcel. En Corea<br />

del Norte o en la china, por ejemplo,<br />

enfrentarse al gobierno puede acarrear la<br />

prisión o algo peor y, en consecuencia, los<br />

padres tienen un fuerte acicate para premiar<br />

los estilos conservadores y castigar los<br />

liberales. En otras sociedades, se insta a los<br />

niños a poner en duda gran parte de lo que se<br />

les enseña. Creo que estas diferencias son<br />

muy importantes. A veces se plantea la<br />

pregunta de por qué los miembros de algunos<br />

grupos religiosos y étnicos tienen muchas más<br />

probabilidades de ganar premios Nobel u otros<br />

premios similares que los miembros de otros<br />

colectivos. Es fácil atribuir estas diferencias a<br />

motivaciones políticas por parte de las<br />

comisiones que otorgan los premios o a que<br />

grupos distintos tienen diferentes<br />

oportunidades. Pero en el caso de las<br />

religiones, en ciertos países hay miembros de<br />

muchas religiones diferentes que han crecido<br />

en circunstancias socio-económicas muy<br />

similares. Creo que los estilos tienen mucho<br />

que ver con esto: algunos grupos fomentan el<br />

tipo de pensamiento legislativo y liberal que<br />

tiende a producir trabajos creativos que, a su<br />

vez, pueden ser premiados por su importancia<br />

y novedad. Otros grupos desalientan este tipo<br />

de pensamiento y, en consecuencia, es menos<br />

probable que sus miembros obtengan estos<br />

premios.<br />

Consideremos otra variable que difiere entre<br />

distintas culturas: el individualismocolectivismo.<br />

Esta variable se ha utilizado<br />

profusamente como base para comprender las<br />

diferencias importantes entre los valores de<br />

distintas culturas.


Esta dimensión se refiere a la medida en que<br />

una cultura determinada fomenta y apoya las<br />

necesidades y, los deseos del individuo por<br />

encima de las necesidades y deseos de la<br />

colectividad. Los miembros de culturas<br />

individualistas tienden a considerarse a sí<br />

mismos, fundamentalmente, como entidades<br />

separadas y autónomas; los miembros de<br />

culturas colectivistas tienden a considerarse a<br />

sí mismos, fundamentalmente, como<br />

interconectados con los demás. En una cultura<br />

colectivista, la importancia del individuo<br />

depende, en gran medida, de los roles<br />

sociales que lo vinculan a una entidad<br />

colectiva más amplia.<br />

Matsumoto ha descrito un cuestionario<br />

empleado por él y sus colegas para evaluar el<br />

grado de individualismo-colectivismo. Las<br />

personas muy colectivistas tienden a creer<br />

que lo más importante es cumplir con las<br />

peticiones directas de otras personas<br />

importantes, mantener el autocontrol en<br />

relación a estas personas y compartir con<br />

ellas el mérito y la culpa por los éxitos y los<br />

fracasos. Las personas muy individualistas<br />

tienden a mostrar estas características en un<br />

grado mucho menor.<br />

Hofstede estudió el individualismocolectivismo<br />

en 39 países. Los seis países más<br />

individualistas, ordenados de más a menos,<br />

fueron los Estados Unidos, Australia, Gran<br />

Bretaña, Canadá, los Países Bajos y Nueva<br />

Zelanda. Las seis culturas más colectivistas<br />

fueron, ordenadas de más a menos,<br />

Venezuela, Colombia, Pakistán, Perú, Taiwán<br />

y Tailandia. Hofstede encontró unas<br />

tendencias muy marcadas. Los países más<br />

individualistas tienden a estar relacionados<br />

con el Reino Unido (pasado o presente) o se<br />

encuentran en el norte de Europa. Los países<br />

más colectivistas tienden a ser asiáticos o<br />

latinoamericanos.<br />

Aunque los estilos interno y externo se<br />

pueden encontrar en los dos tipos de culturas,<br />

las naturalezas respectivas de estas culturas<br />

indican que el estilo interno será más<br />

apreciado en las culturas individualistas, y que<br />

el externo lo será más en las culturas<br />

colectivistas. ¿Por qué? Porque en las culturas<br />

individualistas el sistema de valores premia al<br />

individuo por derecho propio. El ejemplo<br />

característico de éxito es la persona que<br />

asciende hasta la cumbre luchando<br />

individualmente y que, al final, consigue<br />

trabajar para el sistema y que el sistema<br />

trabaje para él. En una cultura colectivista, el<br />

significado de la vida individual se deriva, en<br />

su mayor parte, de los grupos a los que<br />

pertenece la persona, y es difícil definir a un<br />

individuo sin hacer referencia a estos grupos<br />

externos.<br />

El sexo<br />

La segunda variable potencialmente<br />

relacionada con el desarrollo de los estilos es<br />

el sexo. Williams y Best estudiaron en treinta<br />

países los adjetivos asociados a los hombres y<br />

a las mujeres en las culturas respectivas, y<br />

encontraron una notable coherencia en los<br />

adjetivos empleados. Berry, Poortinga, Segall<br />

y Dasen han argumentado que las coherencias<br />

culturales en los estereotipos relativos al sexo<br />

son tan destacadas que estos estereotipos<br />

pueden ser uno de los pocos ejemplos<br />

verdaderos de universales culturales.<br />

Por ejemplo, los hombres se suelen describir<br />

como audaces, emprendedores,<br />

individualistas, inventivos y progresistas. Las<br />

mujeres se suelen describir como audaces,<br />

emprendedores, individualistas, inventivos y<br />

progresistas. Las mujeres se suelen describir<br />

como precavidas, dependientes, censoras,<br />

tímidas y sumisas. Estos estereotipos<br />

representan percepciones en vez de<br />

realidades: pueden o no tener una base<br />

factual. Pero cuando socializamos a nuestros<br />

jóvenes –cuando los educamos para que se<br />

adapten a nuestra imagen de cómo deben<br />

llegar a ser- lo hacemos en función de<br />

nuestras percepciones, no en función de la<br />

realidad. Por tanto, si creemos que el rol<br />

social de un hombre es esto o aquello, es esta<br />

creencia lo que influye en nosotros y no el<br />

hecho de que el rol del hombre sea realmente<br />

el que creemos.<br />

Creo que los adjetivos mencionados muestran<br />

los diferentes estilos que probablemente son<br />

recompensados en los hombres y en las<br />

mujeres. En particular, los hombres tienden<br />

más a ser premiados si su estilo es legislativo,<br />

liberal e interno, y las mujeres si su estilo es<br />

ejecutivo o judicial, externo y conservador.<br />

Por tanto, desde este punto de vista, los<br />

hombres y las mujeres se socializan de<br />

manera diferente, probablemente desde que<br />

nacen. Lo que se considera un<br />

comportamiento deseable o, por lo menos,<br />

aceptable será diferente para los hombres y<br />

para las mujeres.<br />

Existen buenas pruebas informales de este<br />

hecho. En las juntas directivas, los hombres y<br />

las mujeres se encuentran ante expectativas<br />

diferentes. En algunas organizaciones, las<br />

51


mujeres extremadamente cualificadas pueden<br />

ser pasadas por alto en las promociones. En<br />

una organización, el hecho de que una mujer<br />

trabajara activamente para ser candidata a la<br />

presidencia de la junta directiva se<br />

consideraba discutible, pero este mismo<br />

comportamiento no se consideraba discutible<br />

cuando lo realizaba un hombre.<br />

Las diferencias de estilo entre hombres y<br />

mujeres se pueden socializar según pautas<br />

tan asentadas en una cultura que las personas<br />

apenas son conscientes de su importancia,<br />

como ocurre con el tratamiento diferencial<br />

otorgado a los niños y a las niñas desde que<br />

nacen. Sabemos que hombres y mujeres<br />

rinden de manera diferente en varios tipos de<br />

pruebas. A. J. Toynbee comenta que, en<br />

Inglaterra, las niñas solían rendir mejor que<br />

los niños en los exámenes 11 plus. Pero en los<br />

institutos de secundaria había más plazas<br />

para niños que para niñas. En consecuencia,<br />

el problema se resolvió imponiendo un<br />

obstáculo a las niñas: tenían que obtener una<br />

puntuación más alta para lograr una plaza en<br />

secundaria. Sin duda, prácticas como ésta<br />

indican un sistema diferencial de recompensas<br />

para los dos sexos.<br />

Por supuesto, los hombres rinden más que las<br />

mujeres en algunas pruebas como, por<br />

ejemplo, las de visualización espacial.<br />

También se observó que, en la universidad de<br />

Oxford, los hombres tienen el doble de<br />

probabilidades que las mujeres de obtener un<br />

First (la nota más alta). Pero eso es ahora. A<br />

principios de los años setenta, las mujeres<br />

tenían más probabilidades de obtener Firsts<br />

que los hombres. Un informe que se pregunta<br />

por la aparición de esta pauta de diferencias,<br />

indica que las respuestas de las mujeres a los<br />

exámenes escritos tienden a ser más<br />

precavidas y conservadoras, y que esta<br />

precaución va contra ellas cuando estos<br />

exámenes se califican. Dicho de otra manera,<br />

un estilo de pensamiento que en edades más<br />

tempranas probablemente había sido<br />

recompensado en las mujeres pero no en los<br />

hombres, ahora empieza a ser recompensado<br />

de manera diferente en hombres y mujeres,<br />

de manera que los ensayos de las mujeres<br />

reciben peor calificación por no correr los<br />

riesgos que antes siempre se esperaba que no<br />

corrieran.<br />

Como hemos recopilado algunos datos<br />

normativos –aunque limitados- sobre los<br />

estilos, podemos poner a prueba algunas de<br />

estas ideas. ¿Cómo podemos comparar a los<br />

hombres y a las mujeres en función de sus<br />

52<br />

estilos? Como nuestras muestras son<br />

pequeñas y no necesariamente<br />

representativas, debemos ser precavidos al<br />

extraer conclusiones. Además, en nuestros<br />

datos, los hombres y las mujeres tienden a<br />

emplear las escalas de clasificación de manera<br />

diferente: los hombres tienden a puntuarse en<br />

todo más alto que las mujeres. Sin embargo,<br />

al controlar estas diferencias en nuestra<br />

muestra de adultos, observamos que los<br />

hombres se caracterizaban a sí mismos como<br />

un poco más legislativos, menos judiciales,<br />

más globales y más internos. Las<br />

puntuaciones medianas en la escala de<br />

liberalismo no diferían mucho entre hombres y<br />

mujeres. Sin embargo, en el extremo inferior<br />

(menos liberal), las puntuaciones de<br />

liberalismo de los hombres eran más altas que<br />

las de las mujeres: por ejemplo, los hombres<br />

necesitaban obtener 4,1 para estar en el<br />

percentil 10 del liberalismo, mientras que las<br />

mujeres sólo necesitaban 3,3. Esta diferencia<br />

no aparecía en el extremo superior. Por tanto,<br />

por lo menos había alguna tendencia en los<br />

datos que apoyaba nuestras predicciones,<br />

aunque, por supuesto, sólo se trata de datos<br />

brutos que están lejos de ser concluyentes.<br />

Es importante darse cuenta de que estos<br />

resultados indican como son las cosas, no<br />

como podrían o deberían ser.<br />

Tradicionalmente, las pautas de estilos de<br />

cariz legislativo y liberal han sido más<br />

aceptables en los hombres que en las<br />

mujeres. Se suponía que los hombres<br />

establecían las reglas y que las mujeres las<br />

debían seguir. Pero esta tradición ya está<br />

cambiando en muchas culturas. Es sólo una<br />

manera de hacer las cosas, no la manera en<br />

que se deben hacer.<br />

La edad<br />

La tercera variable es la edad. <strong>Normal</strong>mente,<br />

entre los preescolares se fomenta el estilo<br />

legislativo y se les anima a desarrollar sus<br />

facultades creativas en el entorno<br />

relativamente poco estructurado y abierto de<br />

la escuela y de algunos hogares. Cuando los<br />

niños empiezan a ir a la escuela, el fomento<br />

del estilo legislativo llega rápidamente a su<br />

fin. Ahora se espera que los niños se<br />

socialicen según los valores básicamente<br />

conformistas de la escuela. Ahora es el<br />

enseñante quien decide lo que el estudiante<br />

debe hacer y, la mayoría de las veces, el<br />

alumno lo hace. La situación preferida en<br />

preescolar, donde el niño elige qué quiere<br />

hacer y cómo quiere hacerlo, se ha acabado.<br />

Los estudiantes que no siguen las directrices y


normas de la escuela se consideran<br />

infrasocializados y hasta inadaptados. En la<br />

edad adulta, algunos trabajos fomentan el<br />

estilo legislativo, aunque la formación para<br />

estos trabajos puede que no lo destaque. Por<br />

ejemplo, la historia o la física de segunda<br />

enseñanza son principalmente ejecutivas y los<br />

estudiantes contestan preguntas o resuelven<br />

problemas planteados por el enseñante. Sin<br />

embargo, se espera que los físicos y los<br />

historiadores sean más bien legislativos. Lo<br />

irónico es que puede haberse olvidado de<br />

cómo conseguirlo. A veces decimos que los<br />

niños pierden su creatividad en la escuela. Lo<br />

que realmente pueden perder es el estilo de<br />

pensamiento que genera una actividad<br />

creativa.<br />

Cambiamos nuestros sistemas de gratificación<br />

sin decírselo a nadie o incluso sin ser<br />

explícitamente conscientes de estos cambios<br />

nosotros mismos. Por ejemplo, una brillante<br />

idea legislativa sobre la manera de llevar una<br />

empresa podría comportar una gratificación<br />

para un ejecutivo de alto nivel, pero podría<br />

costarle el puesto de trabajo a un ejecutivo de<br />

nivel inferior. El mismo principio se aplica en<br />

cualquier ámbito.<br />

En mi propio campo de la psicología, el<br />

sistema de premios y castigos cambia a<br />

medida que avanza la carrera. Durante el<br />

primer año, en un curso característico de<br />

introducción a la psicología, la evaluación se<br />

hará, principalmente, en forma de exámenes<br />

con respuestas breves, por lo menos en los<br />

Estados Unidos. Incluso es probable que los<br />

exámenes escritos estén orientados, en su<br />

mayor parte, a reproducir datos aprendidos.<br />

Por tanto, los estudiantes serán premiados, en<br />

gran medida, por tener un estilo ejecutivo,<br />

conservador y local. En cursos universitarios<br />

avanzados y hasta en cursos de postrado, lo<br />

más probable es que los estudiantes tengan<br />

que escribir ensayos comparando y<br />

contrastando teorías o analizando planes de<br />

investigación o tratamiento. En estas<br />

circunstancias, el estilo judicial tiene más<br />

importancia que el estilo ejecutivo. Pero<br />

cuando el estudiante inicia una carrera<br />

profesional, por ejemplo, como psicólogo<br />

dedicado a la investigación, será premiado por<br />

las ideas creativas que contribuyan al<br />

progreso en esa especialidad: en este caso, el<br />

estilo que se premia es el legislativo. Las<br />

personas que se han dedicado a un campo<br />

durante mucho tiempo tienen más libertad<br />

para expresarse que las que acaban de<br />

iniciarse en él. Los artículos y las propuestas<br />

de subvención de los investigadores veteranos<br />

no se tratan igual que los de los principiantes.<br />

De hecho, el investigador veterano tiene más<br />

libertad que el principiante para ser legislativo<br />

y liberal y para producir cambios en la<br />

especialidad. Irónicamente, los principiantes<br />

suelen ser más revolucionarios, en parte<br />

porque no han llegado a atrincherarse tanto<br />

en la especialidad y, en consecuencia, son<br />

más propensos a tener ideas para cambiarla.<br />

Por tanto, en la psicología académica, como<br />

en el mundo de los negocios, los estilos que<br />

se recompensan en momentos distintos son<br />

diferentes parezcan ser más o menos<br />

competentes. En realidad, las diferencias no<br />

se encuentran en la competencia de las<br />

personas per se, sino en lo que se premia en<br />

distintos momentos de la carrera.<br />

Un sistema de gratificaciones puede ser<br />

diferente a corto y largo plazo y los dos<br />

sistemas pueden llegar a oponerse entre sí.<br />

Por ejemplo, un trabajo muy legislativo y<br />

liberal puede ser rechazado inicialmente por ir<br />

demasiado lejos. Sin embargo, a largo plazo<br />

es precisamente este trabajo el que puede<br />

cambiar el campo y recibir las mayores<br />

recompensas.<br />

Los estilos de los padres<br />

Los estilos de los padres constituyen otra<br />

variable. Es probable que lo que los padres<br />

fomentan y recompensan se refleje en el<br />

estilo de los hijos. ¿Fomentan o desalientan<br />

los padres el estilo legislativo o judicial en los<br />

hijos? El padre o la madre pueden exhibir un<br />

estilo determinado que el niño probablemente<br />

emulará. Por ejemplo, es probable que un<br />

padre monárquico premie a un hijo que sea<br />

decidido y resuelto como él, mientras que a<br />

un padre anárquico probablemente le<br />

disgustará que su hijo empiece a mostrar un<br />

estilo monárquico y tratará de reprimirlo por<br />

encontrarlo inaceptable. Los padres que<br />

tienden a generalizar las cosas es más<br />

probable que fomenten un estilo global,<br />

mientras que los padres que no tienen esta<br />

tendencia es más probable que fomenten un<br />

estilo más local.<br />

Ya he propuesto que una de las variables más<br />

importantes del desarrollo intelectual de un<br />

niño es la manera en que los padres se<br />

enfrentan a las preguntas que les plantean<br />

sus hijos. En el transcurso de la infancia, los<br />

niños pueden plantear miles de preguntas. Los<br />

padres reaccionan a estas preguntas de<br />

muchas maneras y estas maneras de<br />

reaccionar pueden influir en los estilos de<br />

pensamiento que desarrollen sus hijos. Por<br />

53


ejemplo, los niños tienen más probabilidades<br />

de desarrollar un estilo legislativo si sus<br />

padres les animan a hacer preguntas y,<br />

cuando sea posible, a buscar las respuestas<br />

por sí mismos; los niños tienen más<br />

probabilidades de desarrollar un estilo judicial<br />

si sus padres los animan a evaluar, a<br />

comparar y contrastar, a analizar y a juzgar<br />

las cosas, tanto en relación con las preguntas<br />

planteadas como en relación con las<br />

respuestas obtenidas.<br />

Esta misma lógica se aplica a otros estilos. Por<br />

ejemplo, un niño tiene más probabilidades de<br />

tener una inclinación global si ha visto a un<br />

padre (o a un enseñante) abordar cuestiones<br />

generales, o puede tener una inclinación local<br />

si ve que abordan cuestiones menores.<br />

Alentar a los niños a trabajar en grupo es más<br />

probable que fomente un estilo externo,<br />

mientras que alentar el trabajo individual es<br />

más probable que fomente un estilo interno.<br />

Naturalmente, los padres tienen influencia,<br />

pero esta influencia no es total. Por una parte,<br />

la personalidad de cada niño es diferente y,<br />

por ejemplo, uno puede estar más<br />

predispuesto a trabajar con otros, mientras<br />

que otro puede que no lo esté. Por otra parte,<br />

hay otros agentes socializadores que compiten<br />

con los padres y entre sí. Los padres pueden<br />

animar a sus hijos a plantear muchas<br />

preguntas en el hogar, pero los hijos pueden<br />

ir a escuelas que repriman esta pauta de<br />

conducta. Ningún agente socializador tiene el<br />

monopolio sobre los resultados finales.<br />

La formación religiosa que los padres dan a<br />

sus hijos o, en casos más raros, la que los<br />

niños encuentran por sí mismos, también<br />

pueden tener influencia en el desarrollo de los<br />

estilos. Algunas religiones, en su práctica<br />

cotidiana, fomentan más las preguntas y la<br />

confrontación que otras. Los premios Nobel no<br />

se distribuyen entre los diversos grupos<br />

religiosos de manera proporcional a su<br />

impacto en la población mundial. Esta<br />

diferencia refleja el énfasis en la actitud de<br />

poner en duda los usos y costumbres de cada<br />

uno de estos grupos.<br />

La formación y la profesión<br />

Por último, otra variable que influye en el<br />

desarrollo de los estilos es el tipo de<br />

formación recibida y, en última instancia, la<br />

profesión que se ejerce. Diferentes escuelas y,<br />

especialmente, diferentes ocupaciones<br />

premian estilos distintos. Es probable que un<br />

empresario sea premiado por tener un estilo<br />

diferente del de un trabajador de una cadena<br />

54<br />

de montaje. Como las personas responden al<br />

sistema de gratificación de la vida que han<br />

elegido, hay varios aspectos de los estilos que<br />

tienen más probabilidades de ser fomentados<br />

o reprimidos.<br />

En general, la mayor parte de los centros<br />

educativos del mundo suele recompensar más<br />

el estilo ejecutivo, conservador y local. Los<br />

niños se consideran cuando<br />

hacen lo que se les dice y lo hacen bien. Las<br />

escuelas se ven a sí mismas como agentes<br />

socializadores, pero en el sentido de que los<br />

niños deben aprender cómo se ven y se hacen<br />

las cosas en su cultura; es relativamente raro<br />

que se fomente mucho la independencia<br />

intelectual, por lo menos hasta los niveles<br />

más avanzados de enseñanza como los cursos<br />

de postrado o de postdoctorado. Incluso en<br />

éstos, el pensamiento legislativo no suele ser<br />

especialmente fomentado.<br />

ESTILOS Y APTITUDES<br />

Evidentemente, las variables acabadas de<br />

describir son más una muestra que un listado<br />

completo de las variables que probablemente<br />

influyen en los estilos. Además, es inevitable<br />

que cualquier discusión como ésta simplifique<br />

las complejidades del desarrollo, aunque sólo<br />

sea a causa de las complejas interacciones<br />

que se dan entre las variables. Por otra parte,<br />

los estilos interaccionan con las aptitudes. De<br />

vez en cuando, nos encontramos con personas<br />

que son legislativas pero no son creativas, con<br />

personas creativas que evitan el estilo<br />

legislativo y las jerarquías, etc. Pero, la<br />

mayoría de las veces, estas interacciones<br />

estarán más sincronizadas en las personas<br />

bien adaptadas. Según la teoría triárquica de<br />

la inteligencia humana, las personas que<br />

tienen una inteligencia contextual son las que<br />

aprovechan sus puntos fuertes y corrigen o<br />

compensan sus puntos débiles. Una parte<br />

importante de este aprovechamiento y esta<br />

corrección parece residir en la armonía entre<br />

las aptitudes de la persona y sus estilos<br />

preferidos. Las personas que no pueden<br />

encontrar esta armonía, probablemente se<br />

sentirán frustradas por la disparidad entre lo<br />

que les gusta hacer y lo que son capaces de<br />

hacer.<br />

Si los estilos están socializados, aunque sólo<br />

sea en parte, entonces es casi seguro que se<br />

podrán modificar, por lo menos en cierta<br />

medida. Puede que estas modificaciones no<br />

sean fáciles. Sabemos poco sobre la manera<br />

de modificar el pensamiento y sabemos aún


menos sobre la manera de modificar los<br />

estilos de pensamiento. Es de suponer que<br />

cuando conozcamos los mecanismos que<br />

pueden subyacer en estas tentativas de<br />

modificación, seguiremos un camino parecido<br />

al empleado por algunos educadores y<br />

psicólogos para enseñar a pensar.<br />

Debemos enseñar a los estudiantes a<br />

aprovechar sus puntos fuertes y a corregir sus<br />

puntos débiles. Casi siempre es posible<br />

corregir en parte una carencia, pero corregirla<br />

del todo puede ser imposible. Con frecuencia<br />

se pueden encontrar mecanismos de<br />

compensación que ayuden a reducir la brecha<br />

existente entre los puntos débiles y fuertes de<br />

la actuación de una persona. Por ejemplo, un<br />

ejecutivo de empresa al que no le guste el<br />

trabajo detallado puede contratar a otra<br />

persona que lo haga por él. Al final, podemos<br />

esperar que una teoría de los estilos de<br />

pensamiento no sólo sirva de base para<br />

diseñar pruebas sobre los estilos, sino que<br />

también sirva de base para una formación que<br />

maximice la flexibilidad de las personas<br />

cuando interaccionan con cosas, con otras<br />

personas y con ellas mismas.<br />

Por ejemplo, esto me hace pensar en dos<br />

científicos que, según algunos, no rinden bien<br />

en la profesión que han elegido. La teoría de<br />

los estilos tiene algo que decir sobre la<br />

veracidad de esta afirmación. Una de estas<br />

personas es, claramente, de tipo judicial:<br />

disfruta escribiendo críticas, revisando y<br />

editando artículos, formando parte de<br />

tribunales de evaluación de becas, etc. Pero<br />

en la ciencia, las mayores recompensas no se<br />

derivan de actividades judiciales, sino de<br />

actividades legislativas: concebir ideas para<br />

teorías, experimentos, etc. De manera similar,<br />

el segundo científico parece disfrutar mucho<br />

recogiendo sus propios datos, analizándolos y<br />

escribiendo artículos, pero parece menos<br />

interesado en los experimentos que lleva a<br />

cabo. Su tendencia ejecutiva podría estar más<br />

recompensada en una especialidad donde se<br />

premie más la ejecución de ideas ajenas que<br />

la aportación de ideas propias. Pero en la<br />

ciencia, los procesos ejecutivos y judiciales se<br />

deben poner al servicio de los legislativos,<br />

como cuando se planifica la realización y el<br />

análisis de un experimento.<br />

En general, unos estilos distintos pueden<br />

funcionar bien, de una manera diferente, en<br />

distintos momentos de una carrera profesional<br />

dada. Por ejemplo, los directivos de nivel<br />

inferior necesitan tener un estilo más<br />

ejecutivo, pero los ejecutivos de niveles<br />

superiores requieren un estilo más legislativo<br />

y judicial. El hecho de que las necesidades<br />

estilísticas puedan cambiar en función del<br />

nivel profesional plantea serias dudas sobre<br />

nuestra manera de seleccionar y filtrar a las<br />

personas en las diversas etapas de sus<br />

carreras.<br />

Por ejemplo, en los centros de investigación y<br />

desarrollo es frecuente ver a ingenieros<br />

brillantes que, sin embargo, dentro de la<br />

organización no tienen a dónde ir desde el<br />

punto de vista de la ingeniería. Llegan a ser<br />

directivos, pero no suelen tener mucho éxito.<br />

Algunas de las nuevas empresas de<br />

biotecnología se encontraron con este<br />

problema al ver que sus científicos no siempre<br />

eran los mejores directivos, y que los<br />

directivos sin formación científica no siempre<br />

comprendían el pensamiento de los científicos.<br />

Esto no es sorprendente, ya que los directivos<br />

pueden tender a ser más ejecutivos y los<br />

científicos a ser más legislativos.<br />

Algunas profesiones ofrecen salidas<br />

profesionales optativas diseñadas para<br />

acomodar a las personas cuyo estilo no encaja<br />

bien con su trabajo. Por ejemplo, los<br />

abogados que tienen una inclinación judicial<br />

pueden llegar a ser jueces cuando avancen en<br />

su carrera. Los científicos o ingenieros con<br />

una mentalidad ejecutiva pueden llegar a ser<br />

directivos en organizaciones de investigación<br />

y desarrollo o administradores de<br />

universidades. Con frecuencia, en el contexto<br />

universitario los administradores tienen<br />

problemas para volver a la investigación una<br />

vez finalizada su etapa ejecutiva; han<br />

descubierto que, en realidad, tienen una<br />

inclinación más ejecutiva que, por ejemplo,<br />

legislativa. Pero ser de una manera<br />

determinada en el momento inoportuno de la<br />

carrera puede ser fatal. Por ejemplo, a menos<br />

que el científico tenga alguna aptitud<br />

legislativa, puede que no se consolide en su<br />

puesto y que, en consecuencia, nunca acceda<br />

a un cargo directivo dentro de la universidad.<br />

O puede que un directivo sea demasiado<br />

judicial al principio de su carrera y acabe<br />

ofendiendo a tantos compañeros o superiores<br />

con sus juicios sobre ellos que nunca pueda<br />

acceder a cargos más elevados, donde estos<br />

juicios podrían ser más adecuados para la<br />

actividad profesional.<br />

Aunque ya he destacado que las personas<br />

aportan unos estilos determinados a su<br />

trabajo, es importante darse cuenta de que<br />

los trabajos también pueden influir en los<br />

estilos e incluso pueden modificarlos. Un<br />

55


enseñante legislativo que trate de llegar a la<br />

administración, se puede encontrar tendiendo<br />

hacia un estilo ejecutivo por necesidad, y su<br />

propensión o incluso sus aptitudes ejecutivas<br />

pueden aumentar. Abandonar el estilo<br />

legislativo (o cualquier otro) durante varios<br />

años puede acarrear su desaparición. De la<br />

misma manera que el trabajo que se realiza<br />

influye en el nivel de diversas aptitudes<br />

mentales, igual puede ocurrir con los estilos<br />

de pensamiento. A veces, el cambio puede ser<br />

crucial. Por ejemplo, muchos legisladores<br />

estatales y federales han sido abogados. Por<br />

tanto, puede que no se sientan muy cómodos<br />

proponiendo nuevas ideas. La verdad es que<br />

cuando escuchamos discursos políticos de<br />

legisladores, la novedad de sus ideas no nos<br />

suele impresionar. Algunos de estos<br />

legisladores contratarán a personas que<br />

generen ideas para ellos y entonces,<br />

esencialmente, se convertirán en portavoces<br />

de estas personas y al mismo tiempo se<br />

llevarán la fama por las ideas. Otros<br />

legisladores pueden inclinarse hacia el estilo<br />

legislativo y proponer ideas propias. La noción<br />

de estilo nos hace considerar con seriedad qué<br />

cambios de trabajo pueden funcionar mejor y<br />

cuáles es probable que no funcionen tan bien.<br />

Las consideraciones que se aplican al trabajo<br />

también se aplican a la enseñanza. Deseo<br />

argumentar que muchas escuelas<br />

recompensan más a los niños ejecutivos: es<br />

decir, a los niños que trabajan dentro de los<br />

sistemas normativos existentes y buscan las<br />

recompensas que ofrece la escuela. Hasta<br />

cierto punto, las escuelas pueden convertir en<br />

personas ejecutivas a niños que podrían haber<br />

sido de otra manera. Pero el hecho de que las<br />

recompensas para el estilo ejecutivo<br />

continúen indefinidamente dependerá, en<br />

parte, de la trayectoria profesional, siendo<br />

ésta una razón de que las notas escolares no<br />

predigan muy bien el éxito profesional. Por<br />

ejemplo, nuestra capacidad para obtener<br />

notas altas en los cursos de matemáticas que<br />

implican resolver problemas ya planteados,<br />

probablemente no predecirá muy bien nuestro<br />

éxito como matemáticos, una profesión en la<br />

que muchas de las recompensas se obtienen,<br />

precisamente, por plantear problemas nuevos.<br />

Las personas judiciales pueden recibir más<br />

recompensas en segunda enseñanza y,<br />

especialmente, en la enseñanza superior,<br />

donde, por lo menos, se requiere alguna<br />

capacidad de apreciación como, por ejemplo,<br />

al resolver demostraciones dadas por el<br />

enseñante. Si las personas legislativas llegan<br />

a recibir alguna recompensa, puede que no<br />

sea hasta la formación de posgrado, donde se<br />

56<br />

plantea la necesidad de aportar ideas propias<br />

en tesis e investigaciones. Pero algunos<br />

enseñantes –los que quieren que los<br />

estudiantes sean clones, o por lo menos<br />

discípulos, de ellos mismos- pueden no<br />

recompensar a las personas legislativas ni<br />

siquiera en los cursos de posgrado, prefiriendo<br />

a personas ejecutivas que lleven a cabo su<br />

trabajo de una manera efectiva, diligente y sin<br />

rechistar.<br />

La adaptación entre estudiante y enseñante,<br />

al igual que entre enseñante y director, puede<br />

ser esencial para el éxito del sistema<br />

enseñante-estudiante o el sistema enseñantedirector.<br />

Por ejemplo, puede que un<br />

estudiante legislativo y un enseñante<br />

ejecutivo no se lleven nada bien. El estudiante<br />

legislativo puede no llevarse bien ni siquiera<br />

con un enseñante legislativo si es intolerante<br />

con el carácter legislativo de otras personas.<br />

Los educadores deben tener en cuenta su<br />

propio estilo para comprender cómo influye en<br />

su percepción de otras personas y en su<br />

interacción con ellas, y para eliminar sus<br />

propios prejuicios.<br />

Es evidente que ciertos niños se benefician de<br />

unos estilos determinados. Un estudiante con<br />

talento y con un estilo ejecutivo se puede<br />

beneficiar más de la aceleración, donde el<br />

mismo material se presenta con un ritmo más<br />

rápido. Un estudiante con talento y con un<br />

estilo legislativo se puede beneficiar más del<br />

enriquecimiento, donde la oportunidad de<br />

llevar a cabo proyectos creativos es coherente<br />

con el estilo de trabajo preferido por él.<br />

Es necesario que las escuelas tengan en<br />

cuenta no sólo el ajuste entre enseñantes y<br />

estudiantes (o entre enseñantes y directores)<br />

sino también el ajuste entre la manera de<br />

enseñar una materia y la manera de pensar<br />

de los estudiantes. Con frecuencia, un curso<br />

determinado se puede enseñar de una forma<br />

adecuada (o inadecuada) para cualquier estilo<br />

dado. Consideremos, por ejemplo, un curso de<br />

introducción o de bajo nivel para ciencias<br />

naturales o sociales. Este curso podría<br />

recalcar el aprendizaje y emplear hechos,<br />

principios y procedimientos ya existentes<br />

(mediante un estilo de enseñanza ejecutivo),<br />

o podría recalcar el diseño de un proyecto de<br />

investigación (mediante un estilo de<br />

enseñanza legislativo), o podría recalcar la<br />

redacción de artículos para evaluar teorías,<br />

experimentos, etc. (mediante un estilo de<br />

enseñanza judicial). ¡Poco me sorprende que<br />

recibiera un insuficiente en mi curso de<br />

introducción a la psicología, enseñado


mediante el estilo ejecutivo! Y ahora, al volver<br />

la vista atrás, poco me sorprende que, como<br />

enseñante en mis propios cursos de<br />

psicología, tendiera a hacer que la nota final<br />

dependiera mucho del diseño de un proyecto<br />

de investigación. Mi estilo de enseñanza<br />

reflejaba mi propio estilo de pensar, como<br />

ocurre con la mayoría de los enseñantes. El<br />

principio general de que el estilo de<br />

enseñanza refleja el estilo de pensamiento del<br />

enseñante no se limita a la psicología y ni<br />

siquiera a la ciencia. La redacción literaria, por<br />

ejemplo, se podría enseñar de una manera<br />

que destacara los escritos críticos (enseñanza<br />

judicial), los escritos creativos (enseñanza<br />

legislativa) o los escritos expositivos<br />

(enseñanza ejecutiva).<br />

A veces, se da un cambio natural en la<br />

naturaleza de una materia en niveles<br />

sucesivos de progreso, igual que ocurre en el<br />

mundo laboral. En las matemáticas y en las<br />

ciencias básicas, por ejemplo, los niveles<br />

inferiores son claramente más ejecutivos, ya<br />

que requieren la solución de problemas<br />

preestablecidos. Los niveles superiores son<br />

claramente más legislativos, ya que exigen la<br />

formulación de ideas nuevas para<br />

demostraciones, teorías y experimentos. Lo<br />

que es interesante es que algunos de los<br />

estudiantes eliminados en etapas anteriores<br />

de la enseñanza podrían tener bastante éxito<br />

en etapas posteriores y que algunos de los<br />

que triunfan en los niveles anteriores pueden<br />

no ser idóneos para el trabajo de niveles<br />

posteriores.<br />

Quizá el aspecto más importante a destacar<br />

es que tendemos a confundir el nivel con el<br />

estilo de pensamiento. Por ejemplo, la<br />

mayoría de las pruebas actuales de<br />

inteligencia y rendimiento premian muchísimo<br />

más el estilo ejecutivo: requieren la resolución<br />

de problemas preestablecidos. No podemos<br />

crear nuestros propios problemas ni juzgar la<br />

calidad de los problemas de la prueba (¡al<br />

menos, no durante el desarrollo de la<br />

misma!). Las personas con un estilo judicial<br />

rinden bastante bien en los ítems analíticos,<br />

pero las personas legislativas apenas se<br />

benefician de las pruebas existentes y<br />

realmente pueden ser perjudicadas por ellas.<br />

Claramente, el estilo influirá en la aptitud<br />

percibida, pero como se ha observado<br />

anteriormente, el estilo es independiente de la<br />

inteligencia en general, aunque no<br />

necesariamente dentro de un ámbito<br />

particular. El estilo debería contar tanto como<br />

la aptitud y la motivación en la orientación<br />

laboral, aunque probablemente no debería<br />

contar en la orientación escolar que se basa<br />

en las aptitudes y no en los estilos.<br />

¿Qué importancia tienen realmente los estilos<br />

en la enseñanza y cuáles son los resultados de<br />

la investigación de los estilos de pensamiento?<br />

Estas preguntas se abordarán en la Tercera<br />

parte.<br />

57


58<br />

LA GESTIÓN PEDAGÓGICA<br />

DE LA ESCUELA<br />

Justa Ezpeleta y Alfredo Burlan<br />

El alumnado<br />

¿Por qué, en una sociedad democrática, el<br />

primer contacto real del individuo con una<br />

institución formal tiene que ser tan<br />

profundamente antidemocrático?<br />

(Bowles y Gintis, 1976, pp. 250-251)<br />

En el campo de la innovación educativa es<br />

sorprendente cuántas veces el maestro acaba<br />

desesperándose, Las innovaciones y sus<br />

conflictos inherentes a menudo acaban siendo<br />

un fin en sí mismos, y los estudiantes quedan<br />

relegados al olvido. Cuando los adultos<br />

piensan en los estudiantes, piensan en ellos<br />

como beneficiarios potenciales del cambio.<br />

Piensan en resultados, habilidades, actitudes y<br />

puestos de trabajo. Raramente piensan en los<br />

estudiantes como participantes de un proceso<br />

de cambio y vida organizativa. Si bien las<br />

investigaciones de los años 80 empezaron a<br />

tener en cuenta al alumnado como<br />

participante activo en su propia educación y<br />

se ha clarificado la dirección que seguir, poco<br />

ha sucedido realmente para ampliar el rol de<br />

los estudiantes en la escuela como<br />

organización.<br />

En este capítulo continúo con el tema principal<br />

de la obra: el cambio educativo es, ante todo,<br />

un fenómeno relacionado con las personas y<br />

para todos y cada uno de los individuos. Los<br />

estudiantes, incluso los más pequeños, son<br />

personas también. Si no les asignamos algún<br />

papel significativo en la obra, la mayor parte<br />

del cambio educativo –y en realidad de la<br />

educación- fracasará. No pido a los lectores<br />

que piensen en el alumnado como el eje<br />

básico de la escuela, sino que reflexionen<br />

sobre la siguiente pregunta: ¿Qué pasaría si<br />

tratáramos a los estudiantes como sujetos<br />

cuya opinión cuenta en la introducción y<br />

aplicación de la reforma en las escuelas?<br />

Poco se ha avanzado, desde la primera edición<br />

de este libro en 1982, en el tratamiento serio<br />

del alumno como miembro de la escuela.<br />

Parece que pudiéramos estar en las primeras<br />

fases de un cambio radical fruto de la casual<br />

alianza entre dos raros compañeros: los<br />

científicos cognitivos y los sociólogos.<br />

Para aclarar el razonamiento desde el<br />

principio, los científicos cognitivos argumentan<br />

que la enseñanza tradicional se ha<br />

(Nacional Research<br />

Council [NCR], 1999, p. 25). Enseñar y<br />

aprender para una comprensión en<br />

profundidad (lo que significa que el alumnado<br />

puede aplicar de forma crítica sus<br />

conocimientos para comprender y resolver<br />

nuevos problemas y situaciones) ha pasado a<br />

ser el objetivo de esta nueva y radical<br />

pedagogía (Bransford y otros, 1999; Gardner,<br />

1999).<br />

Al mismo tiempo, pero actuando de forma<br />

completamente independiente, los sociólogos<br />

vienen argumentando desde hace tiempo que<br />

las escuelas reproducen un statu quipo<br />

jerárquico que ahonda las diferencias entre los<br />

alumnos con más posibilidades, de una parte,<br />

y los más desfavorecidos de la otra. La<br />

desigualdad, afirman, está profundamente<br />

arraigada en las estructuras y culturas de la<br />

sociedad y se manifiesta a su vez en los<br />

sistemas escolares (Oakes y otros, 1999).<br />

El nuevo campo en común para los sociólogos<br />

y los científicos cognitivos se refiere a la<br />

motivación y las relaciones, es decir, sólo<br />

cuando la educación opera de modo que<br />

conecta relacionalmente a los estudiantes en<br />

una experiencia relevante, participativa y<br />

valiosa se produce un aprendizaje substancial.<br />

El que sólo una pequeña proporción del<br />

alumnado esté implicada en un aprendizaje<br />

así es un indicativo de la gravedad del<br />

problema.<br />

Dicho de otro modo, cuanto más se centren<br />

los sistemas de responsabilidad en los<br />

resultados exclusivamente cognitivos, más se<br />

agrandará la brecha entre los estudiantes que<br />

progresan y los que no. Y esto es así porque<br />

el problema principal de los estudiantes<br />

apáticos es que carecen de un vínculo<br />

personal significativo con el profesorado y<br />

otros miembros de la escuela; en otras<br />

palabras, no tienen la motivación suficiente<br />

para tomar parte activa en su aprendizaje.<br />

Precisamente éste es el motivo por el que el<br />

desarrollo cognitivo de los niños debe ir de la<br />

mano del desarrollo emocional. Los<br />

estudiantes emocionalmente maduros poseen<br />

las habilidades individuales y sociales que les<br />

permiten implicarse motivacionalmente con<br />

otros alumnos, lo que a su vez es la vía para<br />

alcanzar un mayor desarrollo cognitivo. Por<br />

supuesto, la inteligencia emocional es una


meta valiosa en sí misma porque produce<br />

ciudadanos mejores capaces de desenvolverse<br />

en un mundo complejo y estresante<br />

(Goleman, 1995, 1998).<br />

En otras palabras, tenemos que combinar las<br />

ideas aportadas por los científicos cognitivos,<br />

que trabajan en el problema de cómo<br />

involucrar a todos los estudiantes, con los<br />

análisis de los sociólogos, que muestran cómo<br />

deben ser alteradas las relaciones de poder en<br />

la escuela para que se produzca un progreso<br />

substancial en esta dirección. Cuando estas<br />

dos fuerzas se integran en la cultura de las<br />

comunidades profesionales de aprendizaje, se<br />

hace realidad la aspiración de que los<br />

educadores funcionen como o, en palabras de Oake<br />

(1999), educadores con . Pero ¿cuál es el lugar de los<br />

estudiantes en esta ecuación?<br />

¿DÓNDE ESTÁN LOS ESTUDIANTES?<br />

El número y diversidad de los estudiantes,<br />

unido a la escasa investigación que se ha<br />

realizado desde este punto de vista, hacen<br />

prácticamente imposible proporcionar una<br />

respuesta justa a la pregunta de dónde están<br />

los estudiantes. En su lugar, haré un breve<br />

resumen de algunos de los asuntos que más<br />

preocupan al alumnado.<br />

Entre 1970 y 1977 participé en un proyecto de<br />

investigación basado en le rol de los<br />

estudiantes en las escuelas de Notario (ver<br />

Fullan y Eastabrook, 1973; Fullan, Estabrook<br />

y Biss, 1977). Mis colegas y yo llevamos a<br />

cabo un sondeo a estudiantes de 46 escuelas<br />

de Notario representativas de una variedad de<br />

entornos de grandes ciudades, ciudades<br />

medias, áreas suburbanas y rurales. La<br />

información fue recopilada a partir de una<br />

muestra aleatoria de estudiantes que<br />

cursaban los grados 5º a 13º (las escuelas<br />

secundarias de Notario llegaban hasta el<br />

grado 13º en aquella época). Recogimos la<br />

información directamente en las aulas<br />

mediante un cuestionario. La muestra original<br />

era de 3.972, de los cuales obtuvimos 3.593<br />

respuestas, esto es un 90% de participación.<br />

Las preguntas incluían tanto formatos tipo test<br />

como preguntas abiertas que pedían<br />

comentarios de los estudiantes. Clasificamos<br />

las respuestas en tres niveles: educación<br />

primaria (cursos 5-6, o 5-8 en algunas<br />

escuelas), primeros cursos de secundaria<br />

(cursos 7-9), y resto de cursos de secundaria<br />

(cursos 9-13, o 10-13 en algunas escuelas).<br />

Las siguientes líneas resumen nuestros<br />

descubrimientos principales:<br />

1. Una minoría de los estudiantes piensa que<br />

el profesorado entiende su punto de vista<br />

y la proporción decrece con el nivel<br />

educativo: 41%, 33% y 25% en primaria,<br />

inicio de secundaria y resto de secundaria,<br />

respectivamente.<br />

2. Menos de una quinta parte de los<br />

estudiantes mencionó que el profesorado<br />

les hubiera preguntado sus opiniones o<br />

ideas en referencia a qué y cómo enseñar<br />

(19%, 16%, 13%), un resultado que<br />

hemos confirmado repetidamente en<br />

trabajos posteriores en un gran número de<br />

clases de otras escuelas.<br />

3. Los directores y vicedirectores no eran<br />

percibidos como responsables que<br />

escucharan a los estudiantes o tuvieran en<br />

cuenta su opinión.<br />

4. Una proporción substancial de estudiantes,<br />

y entre ella uno de cada dos alumnos de<br />

educación secundaria, afirmaba que (29%, 26%, 50%).<br />

Los comentarios escritos en las preguntas<br />

abiertas completaban el sentido de las<br />

respuestas tipo test. Unos 1.000 estudiantes<br />

(de un total de casi 3.600) escribieron<br />

comentarios sobre la escuela. De éstos,<br />

aproximadamente un 30% reflejaba actitudes<br />

positivas tales como:<br />

• Los maestros son simpáticos.<br />

(primaria)<br />

• Esta escuela está muy bien. (inicio de<br />

secundaria)<br />

• La escuela a la que voy está bien como<br />

está. No necesita ningún cambio.<br />

(inicio de secundaria)<br />

• Me gusta la escuela porque las<br />

técnicas, los métodos de enseñanza y<br />

las instalaciones son modernos. Es una<br />

escuela limpia y actualizada. Tendrían<br />

que mantener la escuela tal y como<br />

está ahora. (secundaria)<br />

El 70% de comentarios restante es indicativo<br />

de lo que catalogamos de manera general<br />

como :<br />

• Creo que las escuelas tendrían que<br />

hacer sentirse cómodos a los alumnos<br />

y no tensos. (secundaria)<br />

• Tengo la sensación de que a los<br />

profesores les da igual lo que les pase<br />

a los estudiantes mientras cobren su<br />

salario. (primaria)<br />

59


60<br />

• Sé que la escuela es muy importante y<br />

que la necesito para llegar a alguna<br />

parte. Pero estoy empezando a darme<br />

cuenta de que esta razón no es<br />

suficiente. No disfruto de la escuela en<br />

este momento. Es el último sitio donde<br />

quiero estar. Si no fuera tan tímido<br />

supongo que podría expresar mis<br />

sentimientos a algún maestro, pero<br />

nunca he hablado con ninguno, ni<br />

siquiera sobre las clases de repaso.<br />

(secundaria)<br />

• Sólo estoy en la escuela para poder ir<br />

a la universidad y ganar más dinero<br />

que si la dejara ahora. No es que me<br />

guste especialmente la escuela, de<br />

hecho algunas veces la odio, pero<br />

tampoco tengo un particular interés en<br />

ser pobre. (secundaria)<br />

Nuestras preguntas sobre los directores y los<br />

vicedirectores provocaron muchos<br />

comentarios del alumnado de educación<br />

secundaria en esta línea:<br />

• Nunca he hablado con el director, y no<br />

sé ni quién es el vicedirector.<br />

• Es difícil hablar sobre el director.<br />

Siempre se está escondiendo.<br />

• Nunca lo vemos y creo que a los<br />

únicos que conoce son al delegado y a<br />

la delegada. Parece un buen hombre,<br />

pero quién sabe, siempre esta en su<br />

despacho.<br />

Finalmente, pedimos a los estudiantes que<br />

nos dijeran qué pensaban sobre el<br />

cuestionario y el proyecto. La pregunta dio<br />

resultado: más de una tercera parte de los<br />

estudiantes contestó, y casi todos los<br />

comentarios indicaban que el alumnado<br />

estaba interesado en los temas y tenía algo<br />

que decir. e 1.200 respuestas, éstas son<br />

algunas de las más comunes:<br />

• Pienso que el proyecto es muy<br />

interesante en muchos aspectos.<br />

Pregunta muchas cosas que nunca me<br />

había preguntado nadie. (primaria)<br />

• Creo que está muy bien que los<br />

mayores quieran saber nuestra<br />

opinión. Nos tratan como niños<br />

pequeños. (primaria)<br />

• Me hizo pensar en cosas en las que<br />

nunca había pensado y así vosotros, la<br />

institución, podéis saber lo que los<br />

estudiantes pensamos sobre la<br />

escuela. (inicio de secundaria)<br />

• Sin comentarios. Sólo decir que a lo<br />

mejor esto ayuda al profesorado o al<br />

consejo encargado de la planificación a<br />

darse cuenta de las clases y<br />

asignaturas tan pésimas que tenemos.<br />

(secundaria)<br />

• Creo que es un proyecto excelente. Da<br />

a las personas que están en el<br />

escalafón más bajo del sistema la<br />

oportunidad de opinar y de decir de<br />

una vez lo que piensan de esta<br />

maldita escuela. (secundaria)<br />

A lo largo de los años, poco ha cambiado para<br />

la mayoría de los estudiantes aparte del hecho<br />

de que la vida se ha vuelto más complicada.<br />

Basándose en su estudio realizado en todo el<br />

ámbito nacional, Goodlad (1984) señala: (p.<br />

111). Sin embargo, descubrió que (p. 112). Al menos un 20% de los<br />

estudiantes de secundaria no entendía los<br />

comentarios y las pautas del profesorado.<br />

Incidiendo de lleno en el tema de este libro,<br />

Goodlad observa:<br />

Sospecho que en algún momento en los años<br />

de la escuela primaria, probablemente en el<br />

quinto o sexto curso, se da un cambio sutil. El<br />

currículum –las asignaturas, los temas, los<br />

libros de texto, los cuadernos de ejercicios y<br />

todo lo demás- se interpone entre el maestro<br />

y el estudiante. Jóvenes seres humanos pasan<br />

a ser vistos sólo como alumnos, valorados<br />

ante todo por sus aptitudes académicas y sus<br />

resultados; no como sujetos individuales<br />

preocupados por necesidades personales,<br />

sociales y físicas, únicas a sus circunstancias y<br />

etapa vital. (p. 80)<br />

A medida que los estudiantes avanzaban de<br />

curso, Goodlad (1984) y colaboradores<br />

constataron: (p.<br />

125). Vemos, dice Goodlad,


individuos y como personas que están<br />

aprendiendo>> (p. 126).<br />

De modo similar, Sarason (1982) afirma que<br />

los alumnos de educación primaria no toman<br />

parte en el establecimiento de las normas de<br />

la clase. Sarason dirigió un estudio informal<br />

de observación para comprobar cómo se<br />

creaban las normas de la clase (lo que<br />

denomina la ) y<br />

qué presuposiciones sobre los estudiantes<br />

estaban implícitas en el proceso. En palabras<br />

de Saranson, :<br />

Las normas eran determinadas<br />

invariablemente por el maestro o maestra, y<br />

éstos nunca solicitaban la opinión o las<br />

percepciones de los estudiantes para<br />

desarrollarlas. Sarason sugiere una serie de<br />

preposiciones subyacentes a la conducta<br />

observada.<br />

1. El maestro sabe más.<br />

2. Los niños no pueden participar de forma<br />

constructiva en el desarrollo de las<br />

normas.<br />

3. Los niños no están interesados en esta<br />

discusión.<br />

4. Las reglas son para los niños y no para el<br />

profesorado (las normas plantean lo que<br />

los niños pueden y no pueden hacer, pero<br />

no lo que los maestros pueden o no<br />

pueden hacer) etc. (pp. 175-176)<br />

Sarason observó que los maestros raramente<br />

discutían sus planteamientos acerca de la<br />

planificación y el aprendizaje. Nunca eran<br />

objeto de debate asuntos como las<br />

preposiciones del profesorado y sus teorías del<br />

aprendizaje y el pensamiento o si los niños<br />

estaban interesados en estos temas y eran<br />

capaces de hablar sobre ellos. Más bien, la<br />

tarea del estudiante era proporcionar la<br />

respuesta correcta y conocer los hechos.<br />

Sarason comenta que los maestros (p. 182).<br />

El problema central, sin embargo, se recoge<br />

en el siguiente pasaje:<br />

La idea que quiero subrayar es que al parecer<br />

los niños saben relativamente poco acerca de<br />

lo que piensa el maestro sobre la clase, esto<br />

es, lo que tiene en cuenta, las alternativas<br />

que considera, los aspectos que lo confunden<br />

sobre los niños y el aprendizaje, lo que hace<br />

cuando no está seguro de qué debería hacer,<br />

cómo se siente cuando ha hecho algo mal.<br />

(Sarason, 1971, p. 185)<br />

Me he referido antes a la idea de que la vida<br />

de los estudiantes es cada vez más compleja.<br />

Dryden (1995) dedicó un año a observar las<br />

clases de una escuela de educación<br />

secundaria de Notario y concluyó que<br />

(p. 84). A menudo los<br />

estudiantes no están implicados en su propio<br />

aprendizaje y resulta extremadamente difícil<br />

para el profesorado penetrar en su mundo.<br />

Muchos maestros, explica Dryden, acaban –<br />

metafóricamente hablando- enseñando , y llegan a diez alumnos o<br />

menos en una clase de 30. Noddings (1992)<br />

habla del aspecto frustrante de la relación<br />

entre el profesorado y el alumnado:<br />

La única gran queja del alumnado de la<br />

escuela es: “No les importa”… Se sienten<br />

alienados de su trabajo escolar, aislados de<br />

los adultos que intentan educarles, y<br />

abandonados en un mundo que perciben<br />

confuso y hostil. Al mismo tiempo, muchos<br />

maestros trabajan muy duro y expresan una<br />

gran preocupación por sus estudiantes. En un<br />

grado significativo, al profesorado sí le<br />

importa, pero es incapaz de establecer los<br />

vínculos que harían más próximas sus<br />

relaciones con los estudiantes. (p. 2)<br />

Un buen punto de partida, por tanto, es<br />

comprender las razones y las consecuencias<br />

fundamentales de la falta de motivación del<br />

estudiante en el proceso de aprendizaje. En<br />

uno de los escasos estudios que piden la<br />

opinión del alumnado, rudduck, Chaplain y<br />

Wallace (1996) aportan un análisis integral de<br />

las consecuencias de la desmotivación tal y<br />

como la perciben los estudiantes:<br />

1. Percepción de sí mismos – alumnos<br />

desmotivados:<br />

• Tienen una concepción de sí mismos y<br />

una autoestima más baja que sus<br />

compañeros;<br />

• Poseen características que tienden a<br />

hacer difícil su progreso académico,<br />

éstas incluyen: …;<br />

• Son más proclives a sentirse hartos de<br />

la escuela de forma regular.<br />

2. Percepción del trabajo escolar – alumnos<br />

desmotivados:<br />

• Encuentran los deberes complicados,<br />

dado que tienen dificultades para<br />

seguir las clases;<br />

61


62<br />

• Les desagradan las asignaturas con un<br />

componente elevado de expresión<br />

escrita (por ejemplo, inglés);<br />

• Les desagradan las clases que no<br />

entienden (especialmente las de<br />

idiomas);<br />

• Sufren una inseguridad creciente<br />

respecto a sus capacidades a medida<br />

que se aproximan los exámenes<br />

3. Relación con los compañeros – alumnos<br />

desmotivados:<br />

• Están implicados con mayor frecuencia<br />

en incidentes de intimidación a otros<br />

compañeros;<br />

• Se sienten presionados por sus amigos<br />

más cercanos si muestran buenos<br />

resultados académicos;<br />

• Son percibidos por muchos de sus<br />

compañeros como una rémora y una<br />

molestia para su trabajo en la clase.<br />

4. Relación con el profesorado – alumnos<br />

desmotivados:<br />

• Perciben a los maestros como injustos<br />

con los alumnos en general, y<br />

particularmente con ellos;<br />

• Creen que los maestros expresan<br />

conductas negativas hacia ellos de<br />

forma verbal y no verbal;<br />

• Les gustaría tener un maestro o<br />

maestra en quien confiar para<br />

compartir sus inquietudes;<br />

• Consideran que el profesorado es<br />

responsable en buena medida de su<br />

fracaso escolar.<br />

5. Percepción del futuro – alumnos<br />

desmotivados:<br />

• Muestran un elevado nivel de ansiedad<br />

acerca de sus oportunidades futuras<br />

en el mundo laboral;<br />

• Pese a los mensajes negativos de la<br />

escuela desean persistir y tener éxito<br />

en los exámenes;<br />

• Ven una relación directa entre el éxito<br />

académico y la consecución de un<br />

empleo;<br />

• Es más probable que deseen encontrar<br />

un empleo a los 15 años. (Rudduck y<br />

otros, 1996, p. 111)<br />

Tristemente, un alto porcentaje de alumnos<br />

está desmotivado y esta proporción aumenta<br />

a medida que el estudiante se hace mayor.<br />

(Para otros análisis confirmatorios, ver de<br />

Coleman (1998) el capítulo sobre la<br />

perspectiva de los estudiantes respecto al<br />

).<br />

LOS ESTUDIANTES Y EL CAMBIO<br />

En los dos capítulos anteriores, he esbozado<br />

cómo las comunidades profesionales de<br />

aprendizaje trabajan en los problemas de la<br />

relevancia (enseñanza para la comprensión) y<br />

las relaciones (tratar a los estudiantes de<br />

forma diferenciada). Utilizando el esquema de<br />

Hay/McBer (2000), estos maestros trabajan<br />

para expandir y redefinir continuamente su<br />

repertorio docente diseñado para llegar a<br />

todos los estudiantes; conducen la clase de un<br />

modo que los estudiantes encuentran justo y<br />

exigente, y desarrollan su profesionalidad<br />

individualmente y en relación con otros (ver<br />

Bennett y Rolheisher (2001) para un<br />

excelente análisis de ).<br />

¡Y los estudiantes se dan cuenta!<br />

Especialmente los que McLaughlin y Talbert<br />

(2001) denominan (es decir, aquellos que no<br />

proceden de entornos favorables; hoy en día<br />

la mayor parte de estudiantes). Incluso los<br />

estudiantes convencionales no alcanzan una<br />

comprensión profunda si recurrimos a<br />

indicadores más avanzados de aprendizaje<br />

(por ejemplo, aplicar los conocimientos a la<br />

solución de problemas en nuevas situaciones),<br />

pero obtienen buenas notas y les gusta la<br />

claridad de saber lo que se espera de ellos.<br />

Sin embargo, McLaughlin y Talbert señalan<br />

que los estudiantes no convencionales deben<br />

luchar en estas clases :<br />

Ooh… Odiaba esa clase… No lo hice nada bien.<br />

Finalmente conseguí un notable, pero no era<br />

lo que esperaba… era una clase dura, porque<br />

en realidad no explicaba el temario. Era como<br />

si enseñara en la universidad al mismo tiempo<br />

que en la escuela secundaria. Probablemente<br />

llevó estas técnicas a la escuela secundaria.<br />

Se movía muy rápidamente de un lado a otro<br />

y era imposible seguirle. Lo encontré<br />

francamente difícil. (McLaughlin y Talbert,<br />

2001, p. 27)<br />

Cambiando esta situación, el profesor o<br />

profesora introduce aspectos positivos:<br />

El profesorado que sabe entender a los<br />

alumnos no convencionales se muestra<br />

unánime en su percepción de que es necesario<br />

introducir cambios en las prácticas del aula,<br />

no sólo para dar respuesta a las necesidades<br />

de los estudiantes actuales, sino también para


desarrollar el sentido de eficacia del<br />

profesorado.<br />

Los maestros se han acostumbrado a dar el<br />

temario y enseñar la lección… ahora mismo no<br />

están satisfechos con los progresos de los<br />

estudiantes, porque son inexistentes.<br />

Necesitamos crecer, cambiar y evolucionar<br />

también nosotros. (Mclaughlin y Talbert,<br />

2001, pp. 28-29)<br />

El profesorado que conseguía llegar a todos<br />

los alumnos, refresquemos la memoria,<br />

(p.<br />

34).<br />

Hasta aquí he hablado del profesorado,<br />

tratando de imaginar qué debería hacer de un<br />

modo distinto para llegar a un número mayor<br />

de estudiantes. Pero ¿y si invitáramos a los<br />

alumnos a este debate?, ¿y si tuviéramos en<br />

cuenta su voz? Rudduck, Chaplain y Wallace<br />

(1996) hacen esta misma sugerencia:<br />

Aquellos empeñados en mejorar las escuelas<br />

podrían empezar invitando a los alumnos a<br />

hablar sobre qué dificultades encuentran en el<br />

aprendizaje, qué motivos disminuyen su<br />

motivación y su participación y qué hace que<br />

unos abandonen y otros se decidan por la ley<br />

del ;<br />

incluso cuando saben que obtener buenos<br />

resultados es importante. (p. 31)<br />

Rudduck y otros también apuntan que (p.<br />

3). Así:<br />

Los alumnos entrevistados tenían una<br />

comprensión bastante sofisticada de los<br />

aspectos del sistema escolar que<br />

obstaculizaban su aprendizaje y de los que<br />

fomentaban… [todos] tenían inquietudes con<br />

relación a la escuela, incluso aquellos que<br />

obtenían buenos resultados a lo largo de los<br />

cursos. Sus comentarios mostraban que<br />

tenían sus propios puntos de vista sobre cómo<br />

debería ser la escuela, que eran capaces de<br />

explicar sus planteamientos y que los<br />

maestros podían aprender de la consulta con<br />

ellos. (1996, p. 85)<br />

Otro programa que se ha tomado a los<br />

estudiantes con seriedad es el Manitota School<br />

Improvement Program (Earl y Lee, 2000).<br />

Durante 8 años, este programa ha estado<br />

ayudando al profesorado de base a cambiar la<br />

manera en que trabaja con los alumnos y los<br />

compañeros de profesión. Los estudiantes que<br />

parecían hoscos e inalcanzables a menudo se<br />

convertían en los más fervientes defensores<br />

del cambio positivo, una vez establecido el<br />

vínculo apropiado. Una estudiante hablaba de<br />

cómo <br />

gracias a los docentes que han trabajado con<br />

ella. El MSIP<br />

acaba de entrar en una segunda fase centrada<br />

primordialmente en el desarrollo de nuevas<br />

estrategias y mecanismos para que los<br />

estudiantes de secundaria colaboren a dar<br />

sentido a nuevas vías de aprendizaje e<br />

implicación del alumnado.<br />

Los estudiantes de primaria también tienen<br />

sus análisis e ideas, como quedó demostrado<br />

en el sondeo que realizamos y que he citado<br />

anteriormente en este capítulo. Incluso<br />

poseen una opinión clara de sus directores,<br />

especialmente si se trata de responsables<br />

visibles, como observan Day y otros (2000):<br />

Se asumía que todos los estudiantes, a<br />

cambio de un ambiente de seguridad y<br />

protección, debían trabajar duro, y que este<br />

trabajo se vería recompensado. (p. 123)<br />

Los niños, en otras palabras, son en gran<br />

medida recursos infrautilizados. Un ejemplo<br />

dramático es el contenido en el trabajo de<br />

campo de Senge y otros (2000) sobre la<br />

educación, en un artículo titulado , en el que se describen<br />

los esfuerzos del Movimiento de Niños para la<br />

Paz de Colombia, compuesto por niños y<br />

jóvenes de entre 6 y 18 años. Contra toda<br />

esperanza, este movimiento plantea<br />

alternativas para tratar de mejorar lo que es<br />

un ambiente cotidiano letal:<br />

Más de 850.000 niños colombianos se han<br />

visto obligados a abandonar sus hogares a<br />

causa de la violencia durante los últimos doce<br />

años. El sesenta por ciento de estos niños<br />

desplazados dejaron la escuela. Al menos<br />

2.000 niños menores de 15 años están<br />

alistados o forman parte de grupos<br />

paramilitares, algunos con tan sólo ocho años<br />

de edad. Más de 4.000 niños fueron<br />

asesinados sólo en 1996 y esta cifra continúa<br />

63


en aumento año tras año; en un ambiente de<br />

impunidad generalizada. (Senge y otros,<br />

2000, p. 546)<br />

El movimiento de Niños por la Paz responde,<br />

inicialmente quizás planteando más preguntas<br />

que respuestas:<br />

Muchos niños esta<br />

compleja situación a un nivel diferente al de<br />

los adultos. Piensan menos en asuntos<br />

políticos y económicos y más en términos de<br />

justicia e igualdad. Quizás como resultado, su<br />

definición de cómo conseguir la paz es muy<br />

amplia: abarca cualquier actividad que mejore<br />

la calidad de vida de una comunidad afectada<br />

por la violencia. (Senge y otros, 2000. p. 549)<br />

Esto es obviamente una situación extrema,<br />

pero ilustra una idea: la sociedad es compleja.<br />

Las características y necesidades de los niños<br />

son diversas.<br />

64


EL CAMBIO EDUCATIVO<br />

Michael G. Fulla<br />

Suzanne Stiegelbauer<br />

EL ESTUDIANTE Y EL CAMBIO<br />

Como lo he indicado, es mínimo el<br />

conocimiento de lo que piensan los<br />

estudiantes acerca del cambio educativo<br />

porque nadie se lo pregunta. Si intentáramos<br />

inferir lo que significa para los estudiantes<br />

algunas de las experiencias con el cambio,<br />

varias imágenes nos vendrían a la mente.<br />

Cuatro de esas imágenes que parecen tener<br />

cierta base de hecho, se refieren a: a)<br />

indiferencia, b) confusión, c)un escape<br />

temporal del tedio, y d) aumento en el interés<br />

y compromiso con el aprendizaje y la escuela.<br />

La indiferencia está estrechamente vinculada<br />

a la afirmación de que, mientras más cosas<br />

cambian en la educación, tantas más<br />

permaneces iguales. Se cuenta con una gran<br />

cantidad de evidencia que indica que son<br />

muchos los cambios en los materiales del<br />

currículo que no han resultado en ninguna<br />

modificación real en la forma en que opera el<br />

salón de clases. En la medida en que esto sea<br />

verdad, los estudiantes no notarán ningún<br />

cambio significativo. En su avance de un<br />

grado a otro, su experiencia en el salón de<br />

clases será muy semejante (un buen maestro<br />

aquí, un mal maestro allá, etc.). De cualquier<br />

modo, para muchos estudiantes el salón de<br />

clases no es el aspecto más interesante de la<br />

escolaridad. Para ellos, el principal beneficio<br />

de la escuela es la oportunidad que<br />

proporciona para interactuar con amigos<br />

cercanos de manera diaria. En pocas palabras,<br />

los estudiantes reaccionan con indiferencia a<br />

un cierto porcentaje de innovaciones, debido<br />

simplemente a que de hecho, los cambios no<br />

significan ninguna diferencia para ellos.<br />

La ausencia de cambio es una forma de<br />

implementación fracasada. Pero el cambio mal<br />

dirigido que resulta en confusión es otra cosa,<br />

por que “algo” cambia. Si consideramos los<br />

cambios a que se han sometido los<br />

estudiantes durante los últimos veinte años,<br />

no sería disparatado el sugerir que, en la<br />

medida en que las nuevas políticas y<br />

programas no fueran claras en la mente de los<br />

administradores y maestros, estarían<br />

estrechamente relacionados con la confusión<br />

en los estudiantes. Aunque un tanto<br />

anticuado, el estudio detallado de Smith y<br />

Keith (1971), de una nueva escuela primaria<br />

de educación abierta demuestra este aspecto:<br />

La posibilidad de que los estudiantes no<br />

estuviesen capacitados para trabajar en un<br />

programa que subraya una considerable<br />

responsabilidad para el alumno, no se había<br />

tomado totalmente en cuenta. Cuando el<br />

personal hablaba de cambiar los roles de los<br />

alumnos, rara vez consideraban el proveer a<br />

los estudiantes con técnicas que aseguraran<br />

una cierta facilidad para desempeñar los<br />

nuevos roles.<br />

A los estudiantes se les describió como “dando<br />

vueltas de un lado a otro”, “deambulando y<br />

corriendo”, “inquietos”, y sin ningún<br />

conocimiento de cómo trabajar en grupos<br />

pequeños. Al igual que con otra investigación,<br />

nadie (incluyendo a Smith y Keith) les<br />

preguntó a los estudiantes sobre sus<br />

experiencias, pero la descripción indica<br />

claramente una confusión masiva.<br />

Cierta evidencia de un proyecto en Gran<br />

Bretaña que examina directamente las<br />

percepciones de los alumnos, indica que las<br />

expectativas del estudiante son un aspecto<br />

descuidado y, sin embargo, fundamental para<br />

el éxito de algunas innovaciones. Hull y<br />

Rudduck (1980) informan sobre entrevistas<br />

con estudiantes que participaron en un nuevo<br />

proyecto del currículo de humanidades. Los<br />

autores afirman que las interpretaciones de<br />

los alumnos sobre sus roles tradicionales en el<br />

salón de clases “pueden muy bien constituir<br />

una barrera para el cambio [lo cual] podría<br />

ser decisivo”. Como lo expresó un estudiante:<br />

“De pronto te dejan caer en el vacío. Nos<br />

dicen que nos van a enseñar como adultos<br />

después de enseñarnos como bebés durante<br />

años”.<br />

Las innovaciones del currículo varían de<br />

acuerdo con el cambio que implican en los<br />

roles y actividades de los alumnos, pero por<br />

definición, todas las innovaciones implican<br />

algo nuevo para los estudiantes. El principal<br />

argumento es muy sencillo, cualquier<br />

innovación que requiera de nuevas actividades<br />

por parte de los estudiantes, tendrá éxito o<br />

fracasará de acuerdo con la participación real<br />

de los estudiantes en esas actividades. Los<br />

alumnos participarán en la medida en que<br />

entiendan y estén motivados para intentar lo<br />

que se espera. Tenemos muchas razones para<br />

creer que, independientemente de las causas,<br />

las experiencias de los estudiantes con<br />

innovaciones no conducen a aumentar su<br />

entendimiento y motivación. Tampoco<br />

podríamos esperar que fuese de otra manera<br />

si los maestros, directores y otros<br />

65


administradores están teniendo problemas<br />

similares.<br />

El patrón de respuesta de escape temporal se<br />

relaciona con la posibilidad de que algunas<br />

innovaciones proporcionen un cambio de<br />

ritmo, bienvenido en la rutina y el tedio de la<br />

escolaridad. Esta respuesta se ve más<br />

claramente en la investigación de Farrar y<br />

colaboradores del programa a gran escala<br />

Experience Based Career Education (EBCE)<br />

(Carrera en educación basada en la<br />

experiencia), a nivel de preparatorias en<br />

Estados Unidos de América. Los autores<br />

manifiestan:<br />

Los estudiantes tienden a ver el programa<br />

EBCE como una alternativa para el programa<br />

de preparatoria normal y, por tanto, muchos<br />

lo usan como una forma de salirse de la<br />

escuela normal. Un gran porcentaje de<br />

estudiantes de EBCE parecen descontentos o<br />

aburridos con la escuela, o quieren<br />

experimentar algo más antes de graduarse.<br />

Por consiguiente, se escriben en EBCE como<br />

una forma de eludir las clases normales. Si<br />

bien sus motivos varían extensamente,<br />

muchos estudiantes interpretan la EBCE como<br />

un escape de la escuela (Farrar y cols., 1979,<br />

pág. 50).<br />

El resultado final posible para los estudiantes<br />

–aumento en interés y compromiso-<br />

obviamente es fundamental para cualquier<br />

solución, y como tal, es importante que se<br />

analice cuidadosamente. En un nivel general,<br />

hemos citado una gran cantidad de evidencia<br />

consistente, especialmente de la década de<br />

1980, que muestra que algunas escuelas,<br />

independientemente de los antecedentes del<br />

alumno, tratan de intensificar la motivación, el<br />

desempeño y el compromiso global del<br />

estudiante con el aprendizaje y la vida de la<br />

escuela. Es más probable que los estudiantes<br />

encuentren significado en esas escuelas. Si<br />

bien la dinámica es compleja, la red causal<br />

parece bastante clara.<br />

Asimismo, podemos hacer más explícita la<br />

dirección de la solución para estudiantes, al<br />

menos por medio de la demostración. Los<br />

cambios deben hacerse en concierto, en dos<br />

niveles. Se requieren mejoras a nivel de<br />

instrucción y salón de clases, y a nivel de la<br />

escuela como organización (Fullan, Bennett y<br />

Rolheiser-Bennett, 1990.) En relación con la<br />

primera, la cuestión radica en qué tipo de<br />

cambios pedagógicos o instructivos harán<br />

intrínsecamente más atractivo el aprendizaje<br />

para los estudiantes.<br />

66<br />

Las mejoras instructivas recientes en el uso<br />

de “aprendizaje cooperativo” y “psicología<br />

cognoscitiva” proporcionan excelentes<br />

ejemplos del poder del cambio en prácticas<br />

pedagógicas. Existen varias técnicas de<br />

aprendizaje cooperativo, pero todas<br />

comparten el interés por desarrollar sistemas<br />

de enseñanza que promueven el aprendizaje<br />

individual y en pequeño grupo como opciones<br />

al “aprendizaje frontal” (instrucción a toda la<br />

clase) y trabajo individual y de pupitre.<br />

Jonson y Jonson (1989) manifiestan que: se<br />

necesitan cinco condiciones para que los<br />

esfuerzos de grupo sean más productivos,<br />

interdependencia positiva, interacción cara a<br />

cara, responsabilidad personal (obligación<br />

personal), aptitudes sólidas (aptitudes<br />

interpersonales y de grupo pequeño) y<br />

procesamiento de grupo. Se han formulado<br />

cinco principales técnicas de aprendizaje<br />

cooperativo con las siguientes etiquetas:<br />

1. Rompecabezas.<br />

2. Torneo de equipos y juegos.<br />

3. Divisiones de logros de equipos de<br />

estudiantes.<br />

4. Aprendizaje juntos.<br />

5. Investigación de grupo.<br />

A diferencia de la educación abierta, como<br />

hemos visto en Smith y Keith (1971), el<br />

aprendizaje cooperativo ayuda a los<br />

estudiantes a desarrollar aptitudes para<br />

trabajar en grupo. El aprendizaje cooperativo<br />

es una notable innovación en cuanto a que se<br />

ha investigado extensamente en términos de<br />

sus efectos, aborda objetivos de fomento<br />

académico y personal, y obtiene resultados<br />

impresionantes. Más aún, es una de las pocas<br />

innovaciones que son eficaces y facilitan<br />

realmente el trabajo de la enseñanza una vez<br />

que se dominan las aptitudes. No revisaré la<br />

investigación en detalle. Jonson y Jonson<br />

(1989, 1990), dirigieron una revisión de los<br />

resultados de la investigación, la cual mostró<br />

que el aprendizaje cooperativo causa logros<br />

más altos, aumento en la retención, mayor<br />

uso de razonamiento de nivel más alto, mayor<br />

aptitud para adoptar perspectivas, mayor<br />

motivación intrínseca, más relaciones<br />

heterogéneas positivas, mejores actitudes<br />

hacia los maestros, autoestima más alta,<br />

mayor apoyo social, ajuste psicológico más<br />

positivo, mejor conducta en funciones y<br />

mayores aptitudes para la colaboración.<br />

En una revisión centrada en los grados 7o. a<br />

12o. (donde se ha usado menos el<br />

aprendizaje cooperativo); Newmann y


Thompson (1987) examinaron 27 informes de<br />

estudios de investigación de alta calidad que<br />

comprendían 37 comparaciones de grupos<br />

cooperativos con grupos de control.<br />

Encontraron que 68% de las comparaciones<br />

favorecían un método de aprendizaje<br />

cooperativo en términos de logros del<br />

estudiante, aun cuando algunos métodos<br />

alcanzaron más éxito que otros, y el índice de<br />

uso y éxito era más bajo en los grados 10º. A<br />

12º. En comparación con los grados 7º. A 9º.<br />

Sharan y Shaulov (1989) realizaron un<br />

estudio experimental detallado del método<br />

Investigación de Grupo (IG), en el cual<br />

examinaron el efecto del IG en la motivación<br />

para aprender del estudiante y los logros<br />

académicos. Los autores compararon 10<br />

clases a las cuales se les enseñaba con el<br />

método de Investigación de Grupo con siete<br />

clases control. La motivación para aprender se<br />

midió conductualmente como una<br />

combinación de: a) perseverancia en la tarea,<br />

b) participación en el aprendizaje en el salón<br />

de clases, y c) inversión de esfuerzo de la<br />

tarea en casa. Los logros se midieron en<br />

relación con el progreso en tres materias:<br />

matemáticas, Biblia, y lectura de<br />

comprensión.<br />

Este estudio encontró que los estudiantes en<br />

salones de clases que usaban el método<br />

Investigación de Grupo, en comparación con<br />

el grupo control, estaban sustancialmente más<br />

motivados para aprender en las tres medidas<br />

y alcanzaban calificaciones más altas en las<br />

tres materias. Por ejemplo, en las clases<br />

control la proporción de logros altos, medios y<br />

bajos no cambiaron del periodo de preprueba<br />

(pretest) al de posprueba (postest), pero en<br />

las clases de IG la proporción de logros latos<br />

aumentó espectacularmente (35 a 50% en la<br />

Biblia; 22 a 50% en lectura; y 18 a 28% en<br />

matemáticas). Sharon y Saulov (1989)<br />

proporcionan una clara evidencia de que el<br />

aprendizaje cooperativo (IG) “promovía el<br />

interés intrínseco de los estudiantes en las<br />

tareas de aprendizaje en comparación con los<br />

estudiantes en salones de clases a quienes se<br />

les enseñaba con el método de clase<br />

completa”. Si tomamos una sola medida –<br />

participación en discusión de clase- la<br />

participación del estudiante en la clase control<br />

cambió muy poco del periodo pretest al de<br />

postest mientras que en la clase de<br />

Investigación de Grupo pasó de 20% en el<br />

pretest en la categoría más alta a casi 60% en<br />

el postest.<br />

El aprendizaje cooperativo no es una panacea.<br />

Incluso sus proponentes advierten contra el<br />

uso excesivo del mismo. En el estudio de<br />

Sharon y Shaulov, los maestros de IG aún<br />

daban clases 28% del tiempo observado<br />

(comparado con 48% para el grupo control;<br />

los autores señalan que esta disminución de<br />

20% en el tiempo de clase es un cambio muy<br />

sustancial en cuanto al uso del tiempo en el<br />

salón de clases).. Sharon y Shaulov subrayan,<br />

asimismo, que debe tomarse en cuenta la<br />

preferencia del estudiante por el trabajo<br />

individual y en grupo. Sin embargo, la norma<br />

es que rara vez se trata a los estudiantes<br />

como si su opinión fuera importante. No<br />

obstante, como un conjunto de métodos de<br />

enseñanza, el aprendizaje cooperativo<br />

proporciona un ejemplo claro y convincente de<br />

los cambios que están bajo el control de<br />

maestros individuales y que atraen y facultan<br />

a los estudiantes. Jonson y Jonson (1989)<br />

resumen:<br />

Con frecuencia los estudiantes se sienten<br />

indefensor y desanimados. Cuando se les<br />

proporcionan compañeros de aprendizaje<br />

cooperativo, reciben esperanza y oportunidad.<br />

Los grupos de aprendizaje cooperativo<br />

permiten actuar a sus miembros haciendo que<br />

se sientan fuertes, aptos y comprometidos. Es<br />

el apoyo social y la responsabilidad ante los<br />

compañeros apreciados lo que motiva<br />

esfuerzos comprometidos para alcanzar<br />

objetivos y triunfar.<br />

Y<br />

Los estudiantes que están “en riesgo” de<br />

abandonar y/o fracasar en la escuela,<br />

necesitan típicamente las relaciones de afecto<br />

y compromiso de sus compañeros, apoyo<br />

social y autoimagen positiva, así como un<br />

desempeño más eficiente. Todo esto se<br />

obtiene en las experiencias de aprendizaje<br />

cooperativo. Con el fin de trabajar de forma<br />

cooperativa, los estudiantes en riesgo<br />

necesitan las aptitudes sociales que se<br />

requieren para trabajar eficientemente con<br />

otros. Sin embargo, en la mayoría de los<br />

salones de clases, el statu quo es competitivo<br />

o de instrucción individualista y se espera que<br />

los estudiantes escuchen las clases, que<br />

participen en discusiones de la clase completa,<br />

que llenen individualmente hojas de trabajo<br />

sin interactuar con los compañeros, que<br />

estudien por sí mismos y respondan el<br />

examen.<br />

Otras innovaciones pedagógicas recientes en<br />

psicología cognoscitiva, si bien son más<br />

67


complejas, proporcionan estrategias<br />

potencialmente poderosas para un mayor<br />

control de los alumnos. Prawat (1989)<br />

considera que la habilitación del alumno se<br />

puede ver mejor desde una perspectiva de<br />

resultados que subraye el “acceso”, o en la<br />

medida en que los estudiantes tienen la<br />

capacidad para utilizar sus recursos<br />

intelectuales. Los maestros pueden habilitar a<br />

los estudiantes proporcionándoles estrategias<br />

cognoscitivas que les permitan regular su<br />

propio aprendizaje. El modelo de Prawat<br />

presenta tres niveles interactivos,<br />

disposiciones motivacionales, estrategias de<br />

aprendizaje y conocimiento fáctico y<br />

conceptual. Cada nivel está mediado por la<br />

organización (de conocimiento o estrategias)<br />

y la reflexión (la capacidad de los estudiantes<br />

para reflexionar en lo que saben y usarlo en<br />

una forma diferente). Prawat sostiene la tesis<br />

de que se dispone de estrategias de<br />

enseñanza (comprendiendo la verbalización, el<br />

escribir acerca del contenido, el diálogo en el<br />

salón de clases, etc.), que ayudan a los<br />

estudiantes a desarrollar, organizar, enterarse<br />

y, en pocas palabras, les brinda acceso a su<br />

propio conocimiento y al de otros. El acceso<br />

implica ayudar a que los estudiantes elaboren<br />

redes de conocimiento y percepción reflexiva<br />

de esas redes: “En resumen, significa pensar<br />

en el niño como un ser cognoscitivo total,<br />

alguien que, cuando se le habilita, tiene<br />

acceso a un rango completo de recursos<br />

intelectuales y, por tanto, puede responder<br />

proactivamente en oposición a reactivamente<br />

en diversos contextos dentro y fuera de la<br />

escuela”. (Prawat, 1989, pág. 34).<br />

En esta área, se necesita mucha más<br />

elaboración para generar sistemas y prácticas<br />

específicos de enseñanza que sean<br />

prácticamente usables. En el trabajo de<br />

Bereiter y Scardamalia sobre “aprendizaje<br />

intencional”, tenemos un ejemplo<br />

particularmente poderoso (Bereiter y<br />

Scardamalia, 1987; Scardamalia y Bereiter,<br />

1989). Con la elaboración de sistemas<br />

basados en computadoras en los salones de<br />

clases normales, Bereiter y Scardamalia han<br />

podido diseñar ciertos procedimientos por<br />

medio de los cuales los estudiantes pueden<br />

tener acceso al conocimiento y usar ciertas<br />

técnicas de aprendizaje, como la escritura,<br />

ganando así un mayor “control ejecutivo”<br />

sobre su propio aprendizaje.<br />

En conversaciones con estudiantes jóvenes (9<br />

a 12 años de edad) acerca de cómo llegan a<br />

aprender y a entender, Scardamalia y Bereiter<br />

68<br />

(1989) encontraron deficiente la situación<br />

promedio del salón de clases:<br />

En estas conversaciones, nos impresionó lo<br />

alejada que está la dirección normal de la<br />

actividad educativa para atraer a los niños a la<br />

identificación y discusión de avances en el<br />

entendimiento. Las tareas educativas tiene,<br />

como objetivo fundamental, el progreso del<br />

entendimiento. Pero su estructura, como se<br />

comunica explícitamente, destaca la<br />

estructura superficial de las actividades<br />

escolares. El objetivo explícito es completar<br />

una tarea –terminar una lectura o una tarea<br />

de redacción, dedicarse a alguna actividad,<br />

entregar un informe, responder preguntas,<br />

etc. La teoría de aprendizaje que se trasmite<br />

vía esta estructura más superficial es que la<br />

participación es una actividad o ejercicio de<br />

aptitud es suficiente para avanzar en el<br />

entendimiento [y, como hemos visto, muchos<br />

estudiantes ni siquiera participan n este<br />

nivel]… El tratar de ponerse de acuerdo con<br />

preguntas como: “¿Pero cómo promovió eso<br />

tu entendimiento?, ¿qué entiendes ahora que<br />

no entendías antes?”, requiere de un nivel<br />

adicional de participación con el material<br />

educativo (Págs. 2-3).<br />

Con el fin de fomentar este nivel adicional de<br />

participación, en dos salones normales de<br />

grados 5 y 6 Scardamalia y Bereiter han<br />

estado elaborando un modelo que ellos llaman<br />

Computer Supported Intencional Learning<br />

Environments CSILE (Ambientes de<br />

aprendizaje intencional con apoyo de<br />

computadoras). CSILE está diseñado para<br />

apoyar a los estudiantes en actividades<br />

colaborativas de construcción de<br />

conocimiento.<br />

CSILE es fundamental para las actividades del<br />

salón de clases en todas las materias. Está<br />

diseñado con una base de datos comunal en<br />

su núcleo. Los estudiantes contribuyen con<br />

información, buscan conceptos erróneos y<br />

publican sus descubrimientos. Se les valora<br />

por sus contribuciones. CSILE es, en esencia,<br />

una exploración del conocimiento… más que<br />

un sistema… de transmisión de conocimientos.<br />

Los ambientes estructurantes del<br />

conocimiento permiten que los alumnos se<br />

enorgullezcan con la cada vez más amplia y<br />

compleja colección de conocimiento a la cual<br />

han contribuido (Scardamalia y Bereiter,<br />

1989, pág. 11).<br />

En los salones de clases de CSILE los<br />

estudiantes interactúan con bases extensibles<br />

de datos para buscar y formular preguntas,


construir planes para reunir información,<br />

elaborar lo que saben y se preguntan, y cosas<br />

semejantes. Los estudiantes identifican ciertas<br />

notas como “candidatas para publicación”<br />

(compartirlas) o como “candidatas para<br />

presentarlas a nuestro experto en biología”<br />

(ya sea el maestro o alguien a quien se<br />

designe, por fuera del salón de clases). Por<br />

tanto, “el aprendizaje recibe el impulso de la<br />

exploración en vez del impulso de la tarea”<br />

(pág. 13), incrementando las aptitudes de los<br />

estudiantes en lectura, redacción, preguntas y<br />

un orden más alto de pensamiento, vía una<br />

variedad de áreas de temas. Actualmente,<br />

Scardamalia y Bereiter están extendiendo el<br />

CSILE hacia “un sistema educativo de<br />

operación común, capaz de operar en todas<br />

las edades y en todos los currículos” (pág.<br />

16). El objetivo consiste en convertir a los<br />

estudiantes en aprendices críticos, que<br />

colaboren y se dediquen a la investigación<br />

enfocada usando una colección de información<br />

y conocimientos (véase Scardamalia, Bereiter,<br />

Malean, Swallow y Woodruff, 1989).<br />

Estos dos ejemplos –de aprendizaje<br />

cooperativo y de ciencia cognoscitiva- no son<br />

mutuamente excluyentes, un sistema se<br />

puede usar en beneficio del otro; y no tienen<br />

el propósito de acaparar todos los sistemas de<br />

enseñanza disponibles que podrían activar<br />

igualmente el aprendizaje de todos los<br />

estudiantes. Son ejemplos de los sólidos<br />

avances que se están haciendo en las<br />

prácticas de la enseñanza que prometen<br />

proporcionar a los estudiantes las condiciones<br />

y aptitudes que necesitan para lograr su<br />

propio control y significado en los salones de<br />

clases.<br />

Los cambios a nivel escuela como una<br />

organización, están íntimamente relacionados<br />

con las mejoras en la instrucción. Muchos de<br />

estos cambios, mejorarán indirectamente a un<br />

buen grupo de estudiantes. Algunos de estos<br />

cambios combinan nuevos arreglos<br />

organizativos y experiencias de aprendizaje en<br />

sociedades de estudio-trabajo con negocios<br />

(MacDowell, 1989). Otras reformas fomentan<br />

las culturas de trabajo en colaboración,<br />

liderazgo activo, mejora continua, mayor<br />

capacitación y compromiso del maestro, y así<br />

sucesivamente, lo que hace de la escuela un<br />

mejor lugar para aprender, tanto para los<br />

adultos como para los niños. Una prueba<br />

directa adicional de esta afirmación se ofreció<br />

en los estudios citados anteriormente en este<br />

capítulo, que identificaban las características<br />

organizativas de escuelas efectivas en cuanto<br />

a que afectan el compromiso del estudiante.<br />

IMPLICACIONES<br />

Para los argumentos de este capítulo, es<br />

fundamental el concepto de que el tratar a los<br />

estudiantes como personas se acerca mucho a<br />

“vivir” los objetivos educativos académicos,<br />

personales y sociales que se establecen en los<br />

documentos y programas de políticas oficiales<br />

en la mayoría de las jurisdicciones (véase<br />

también Barth, 1990). Puesto que el<br />

estudiante está al pie de la montaña, él sólo<br />

tiene un poder limitado para producir cambios<br />

positivos (los estudiantes pueden, como<br />

hemos visto, ejercer un gran poder negativo<br />

para rechazar lo que se les impone).<br />

El cambio efectivo en las escuela implica tanto<br />

cambio cognoscitivo y conductual por parte de<br />

los estudiantes, como para todos los demás.<br />

Mencioné antes de que la implementación<br />

requiere frecuentemente de un cambio de rol<br />

del maestro en el salón de clases. Una<br />

exposición más sociológicamente exacta sería<br />

que la implementación comprende realmente<br />

un cambio en la relación de rol entre maestros<br />

y estudiantes. Podríamos tomar cualquier<br />

número de innovaciones (un nuevo currículo<br />

de estudios sociales, integración, aprendizaje<br />

cooperativo, aprendizaje integración,<br />

aprendizaje cooperativo, aprendizaje<br />

intencional, microcomputadoras, participación<br />

de los padres, programas de estudio-trabajo,<br />

etc.), e identificar los tipos de actividades del<br />

estudiante y del maestro que componen el<br />

cambio. Con el fin de entender el cambio<br />

educativo, es fundamental el reconocimiento<br />

de que estos cambios en estudiantes y<br />

maestros tienen que ir juntos –es decir, a los<br />

estudiantes mismos se les está pidiendo<br />

también que cambien su pensamiento y<br />

conducta en la clase-. La mayoría de los<br />

estudiantes no cambiarán o no podrán<br />

cambiar sólo porque se les dé una conferencia<br />

al respecto o porque se les ordene, al igual<br />

que sucedería con el resto de nosotros. La<br />

razón de que este aspecto sea decisivo,<br />

consiste en que la motivación y el<br />

entendimiento del estudiante con respecto a<br />

un cambio, se relacionan directamente con su<br />

participación y con la forma que adopta ésta<br />

en lo que podríamos llamar actividades de<br />

implementación, las cuales son el medio para<br />

lograr los resultados de aprendizaje<br />

requeridos. Si estas suposiciones son<br />

correctas, debemos dejar de pensar en los<br />

estudiantes en términos de resultados del<br />

aprendizaje y empezar a pensar en ellos como<br />

personas a quienes se les está pidiendo<br />

también que participen en las nuevas<br />

actividades.<br />

69


Otro problema es que es muy escasa la<br />

información con respecto a lo que piensan los<br />

estudiantes de las innovaciones específicas<br />

que los afectan. Cuando se dice que los<br />

estudiantes no tienen opiniones y<br />

sentimientos acerca de estos asuntos, se está<br />

afirmando que son objetos, no seres<br />

humanos. Sería muy conveniente que los<br />

responsables de las innovaciones (ya sean<br />

maestros, directores u otros) consideren<br />

explícitamente cómo se introducirán las<br />

innovaciones a los estudiantes y cómo se<br />

obtendrá la reacción del estudiante en ese<br />

punto y periódicamente en el transcurso de la<br />

implementación. Hull y Rudduck (1980)<br />

dirigieron un proyecto en cuatro escuelas en<br />

Inglaterra, para experimentar y elaborar<br />

formas en las cuales se podría introducir la<br />

innovación:<br />

En cada caso, nuestro objetivo será el de<br />

asistir en la organización de cursos de<br />

iniciación para los alumnos que participarán<br />

en el cambio planeado. Los cursos se<br />

centrarán en una representación audiovisual<br />

de la nueva forma de trabajar, lo cual<br />

proporcionará el punto de partida para la<br />

discusión en grupo (pág. 6).<br />

Cuanto más complejo sea el cambio, tanto<br />

más se requerirá la participación del<br />

estudiante. El estudio Project Excellence<br />

(Proyecto Excelencia), un programa<br />

alternativo para preparatoria en Notario, viene<br />

muy bien al caso (Anderson, Stiegelbauer,<br />

Gerin-LaJoie, Partlow y Cummins, 1990). El<br />

Project Excellence es un programa de<br />

aprendizaje individualizado, centrado en el<br />

estudiante, que incluye a los maestros como<br />

asesores y apoyos de recursos del centro de<br />

aprendizaje, en vez de cómo instructores del<br />

salón de clases. Durante la implementación,<br />

se consultó frecuentemente a los estudiantes<br />

acerca de su respuesta a lo que esta<br />

sucediendo y se hicieron ajustes basados en<br />

su aportación. La administración continúa<br />

recurriendo a los estudiantes para evaluar los<br />

refinamientos del programa, viéndolos como<br />

parte de un equipo de la escuela junto con los<br />

maestros y la administración. La<br />

reestructuración de reformas puede interesar<br />

a los estudiantes en forma reducida (cada<br />

salón de clases o maestro) o grandes (de toda<br />

la escuela), pero la acumulación de una<br />

multitud de formas pequeñas será lo que<br />

cuente para el estudiante individual, no la<br />

participación de unos cuantos estudiantes<br />

líderes.<br />

70<br />

Este capítulo se puede resumir<br />

fundamentalmente en otras palabras: El<br />

cambio educativo eficiente y la educación<br />

eficiente se sobreponen en formas<br />

significativas. El involucrar a los estudiantes<br />

en la consideración del significado y propósito<br />

de los cambios específicos y en nuevas formas<br />

de aprendizaje cotidiano, aborda directamente<br />

el conocimiento, aptitudes y conductas que<br />

son necesarias para que todos los estudiantes<br />

se comprometan con su propia educación.<br />

Los maestros que combinan la educación y el<br />

cambio, discuten periódicamente con los<br />

alumnos sobre el significado de las<br />

actividades, trabajan en las aptitudes que<br />

necesitan los estudiantes para participar en<br />

las nuevas reformas educativas, y consideran<br />

la relación entre lo viejo y lo nuevo, habrán<br />

recorrido un largo camino hacia el logro de<br />

algunos de los objetivos cognoscitivos y<br />

sociales más complejos contenidos en las<br />

exposiciones de políticas y los currículos de la<br />

mayoría de los distritos escolares.<br />

GEOGRAFÍA<br />

ESTRATEGIAS DE APRENDIZAJE<br />

Uno de los propósitos de la tarea del docente<br />

es contribuir a que los alumnos aprendan a<br />

aprender, es decir, no sólo enseñar a los<br />

estudiantes los contenidos propios de la<br />

asignatura, sino enseñarles también a<br />

aprender por sí mismos, ser autosuficientes<br />

en la búsqueda, consulta e interpretación de<br />

información, saber emplearla y relacionarla<br />

con la vida.<br />

Si este propósito se logra, la educación<br />

secundaria no sólo será informativa sino<br />

formativa, es decir, promoverá y motivará a<br />

los estudiantes a aprender, a explicar la<br />

realidad a partir de preguntar, analizar,<br />

comprender, relacionar los conocimientos y su<br />

entorno, tal como ha sido expresado en los<br />

capítulos anteriores. Por ello, la planeación de<br />

la enseñanza cobra importancia a partir de la<br />

selección y organización de las actividades<br />

pertinentes realizadas por el docente para<br />

lograr el aprendizaje de los alumnos.<br />

Para concretar la planeación, se sugiere al<br />

maestro tomar en cuenta el diseño de<br />

estrategias de aprendizaje, entendidas como<br />

un procedimiento secuenciado de acciones<br />

orientadas hacia la apropiación de los<br />

contenidos de la asignatura por los alumnos.<br />

Las estrategias de aprendizaje incluyen el<br />

despliegue de una serie de destrezas de los


alumnos como: tomar notas, formular<br />

preguntas, elaborar cuadros, subrayar y<br />

detectar palabras clave, hacer resúmenes,<br />

escribir conclusiones, elaborar esquemas y<br />

mapas conceptuales, hacer fichas de trabajo,<br />

registrar observaciones, consultar libros y<br />

atlas, comentar y discutir con los compañeros<br />

y el maestro, consultar a maestros de otras<br />

asignaturas, etcétera.<br />

Se pueden diferenciar tres tipos de estrategias<br />

de aprendizaje:<br />

Las de repaso, cuyo fundamento se<br />

encuentra en la asociación de aprendizajes<br />

previos, que en un momento determinado se<br />

reiteran para su consolidación. Puede pedirse<br />

a los alumnos que al término de la clase se<br />

haga una breve recapitulación del tema; que<br />

anoten su propia conclusión o lo que más les<br />

haya interesado del tema; que formulen una<br />

pregunta en relación al contenido. Estas<br />

actividades también pueden usarse como<br />

continuidad para iniciar la siguiente clase, ya<br />

que pueden ser un punto de partida para el<br />

tratamiento de un nuevo contenido.<br />

La práctica constante de la localización en<br />

mapas puede convertirse en una estrategia de<br />

repaso de diversos temas geográficos.<br />

Las de elaboración. Son aquéllas que<br />

permiten a los alumnos la apropiación de un<br />

nuevo conocimiento. El maestro puede<br />

apoyarse en la realización de un prototipo, el<br />

análisis de caso, análisis e interpretación de<br />

gráficas, el planteamiento de un problema, la<br />

exposición, análisis y discusión de un tema,<br />

las prácticas de campo, la realización de un<br />

experimento.<br />

Se trata de movilizar los esquemas<br />

referenciales previos de los estudiantes y así<br />

logren incorporar una nueva información, una<br />

nueva visión sobre el tema, un nuevo<br />

concepto, etc., para emplearlo en la<br />

comprensión del mundo que les rodea.<br />

Las estrategias de organización y relación.<br />

Consisten en dar un ordenamiento interno al<br />

aprendizaje a través de la clasificación, la<br />

jerarquización, la solución de un problema y<br />

de su relación con lo que acontece en la vida.<br />

Estas estrategias permiten el encadenamiento<br />

con aprendizajes anteriores y prepara para<br />

nuevos conocimientos. Permiten a los<br />

alumnos hacer una síntesis de lo aprendido.<br />

Pueden emplearse los ensayos, la exposición<br />

de temas, los reportes e informes de<br />

actividades, la propuesta de solución a algún<br />

problema o la elaboración de una propuesta<br />

de trabajo en grupo hacia el logro de una<br />

tarea conjunta.<br />

Las actividades a incluir dependen de la<br />

intención del maestro, del momento en que se<br />

encuentre en proceso de aprendizaje de los<br />

alumnos para determinar si tiene un carácter<br />

de repaso, de elaboración u organización y<br />

relación. Lo importante es enseñar a los<br />

alumnos a reconocer que lo que aprenden es<br />

un punto de partida para nuevos<br />

conocimientos, identificar sus capacidades y<br />

limitaciones, darles ideas para que se<br />

organicen y elijan las formas más apropiadas<br />

para lograr aprendizajes por sí mismos.<br />

Unidades de trabajo<br />

Una vez que el maestro ha identificado los<br />

diversos factores que inciden en la enseñanza,<br />

los organiza y delimita en un proyecto<br />

didáctico para la enseñanza de la asignatura<br />

en el grado correspondiente.<br />

Este proyecto lo constituye la unidad de<br />

trabajo, donde se incluyen tanto la<br />

experiencia y formación del docente como los<br />

elementos referenciales y la selección de<br />

estrategias de aprendizaje acordes con el<br />

grupo que dirige.<br />

71


72<br />

UNA EDUCACIÓN PARA EL<br />

CAMBIO, REINVENTA LA<br />

EDUCACIÓN DE LOS<br />

ADOLESCENTES<br />

Hargreaves Andy et al. (2000)<br />

Enseñanza y Aprendizaje<br />

Si se han de transformar las escuelas para<br />

satisfacer las necesidades de los adolescentes,<br />

la reforma del currículum y de la evaluación<br />

no son más que una pieza del rompecabezas.<br />

En último término, el único currículum y<br />

evaluación que cuentan son los<br />

experimentados por el estudiante, es decir,<br />

los que se utilizan efectivamente. ¿Cómo<br />

transforman los profesores y estudiantes los<br />

recursos, horarios e ideas en la enseñanza y<br />

el aprendizaje? Tal y como hemos<br />

mencionado, y de acuerdo con otros muchos<br />

autores, los modelos de cambio sobre el<br />

agrupamiento, la organización escolar o los<br />

resultados del currículum es probable que no<br />

tengan ningún impacto positivo relevante<br />

sobre las aulas o los estudiantes, a menos que<br />

incluyan también cambios en la forma que<br />

tienen de enseñar los profesores (Leithwood<br />

et al., 1988; Slavin, 1987c; Epstein, 1990).<br />

La enseñanza, como cualquier otra empresa<br />

humana, no es estática. El proceso de<br />

configurar a la que será la siguiente<br />

generación se encuentra en evolución, al igual<br />

que el conjunto de la sociedad. La naturaleza<br />

y el papel de la enseñanza se hallan<br />

inexorablemente unidos a las expectativas<br />

que tenemos para nuestros estudiantes, a<br />

nuestra forma de entender el proceso de<br />

aprendizaje humano y a nuestras convicciones<br />

acerca de cómo los adultos, y en especial los<br />

profesores, pueden orientar a la gente joven<br />

en su aprendizaje. Ya hemos analizado<br />

muchas de las crecientes demandas<br />

impuestas a nuestra sociedad y a sus jóvenes.<br />

Según han explicado, con insistencia, una<br />

serie de autores, las escuelas del futuro<br />

guardarán muy poca semejanza con las del<br />

pasado (Schlechty, 1990; Fullan, 1993) y los<br />

profesores tendrán que enseñar de un modo<br />

muy diferente (McLaughlin y Talbert, 1993).<br />

Esto quizá sea difícil de aceptar cuando son<br />

tan pocos los cambios que han experimentado<br />

nuestras estructuras escolares básicas en el<br />

último siglo. A pesar de todo, las fuerzas del<br />

cambio que se ciernen sobre nuestras<br />

escuelas parecen estar alcanzando unas<br />

dimensiones críticas y las escuelas, como los<br />

países y las grandes empresas, empiezan a<br />

contemplar finalmente la posibilidad de una<br />

reestructuración fundamental. Al menos parte<br />

del ímpetu a favor de la reforma escolar<br />

procede del reconocimiento de que el modelo<br />

moderno de especialización y estandarización<br />

ha sido rechazado en otras organizaciones y<br />

lugares de trabajo, y también está siendo<br />

cuestionado en la educación. Ya no es<br />

suficiente que las escuelas proporcionen<br />

habilidades básicas a los estudiantes. Además<br />

de las habilidades fundamentales que<br />

garanticen la alfabetización y unos<br />

conocimientos básicos de álgebra, los<br />

estudiantes, en general, y no sólo unos pocos,<br />

necesitarán aprender habilidades de más alto<br />

nivel, por ejemplo, cómo desarrollar un<br />

pensamiento crítico y complejo, nuevas<br />

fórmulas para la resolución de problemas,<br />

sopesar alternativas, recabar la información<br />

necesaria para emitir juicios de valor,<br />

desarrollar identidades flexibles, aprender a<br />

trabajar de modo independiente y en común y<br />

discernir acciones apropiadas en situaciones<br />

ambiguas (Earl y Cousins, 1995: Peterson y<br />

Knapp, 1993). El desafío para las escuelas<br />

consiste en capitalizar los nuevos métodos de<br />

enseñanza y los ambientes de aprendizaje que<br />

se sustentan sobre lo que ahora conocemos<br />

sobre el aprendizaje y el desarrollo humano,<br />

para preparar a nuestros estudiantes<br />

adolescentes a afrontar las crecientes<br />

demandas de la sociedad futura.<br />

Durante estos años de transición los<br />

estudiantes necesitan experimentar y tener<br />

acceso a un mayor número posible de las<br />

estrategias emergentes en la enseñanza y el<br />

aprendizaje. Hemos visto que los adolescentes<br />

son muy activos física, emocional e<br />

intelectualmente, a medida que ponen a<br />

prueba sus cuerpos y habilidades durante el<br />

crecimiento. Son muy conscientes de la<br />

importancia de las relaciones humanas y, en<br />

consecuencia, se muestran muy preocupados<br />

por la lucha a favor de la igualdad social. Son<br />

inseguros y vacilantes en cuanto a su poder y<br />

capacidad para adaptarse y abrirse camino en<br />

el mundo. Los investigadores, sin embargo,<br />

han mostrado de forma repetida que la<br />

enseñanza que reciben habitualmente los<br />

adolescentes reclama una absorción pasiva en<br />

lugar de una implicación activa, ha situado el<br />

intelecto y los elementos cognitivos por<br />

encima de las emociones y la atención,<br />

subordina la vida real y la pertinencia a la<br />

transmisión de los contenidos académicos y<br />

del libro de texto, y sacrifica la independencia<br />

de los estudiantes a favor del control.


A medida que conocemos más acerca de cómo<br />

aprende la gente y qué hace que la enseñanza<br />

sea efectiva, también encontramos modos<br />

mejores de abordar las necesidades de los<br />

adolescentes, que se encuentran en un mundo<br />

sumido en la confusión y la crisis. Este<br />

capítulo describe algunos de los conceptos<br />

emergentes y más influyentes sobre los<br />

procesos de aprendizaje en los adolescentes,<br />

explora sus implicaciones en la enseñanza y la<br />

práctica en el aula, y también considera hasta<br />

qué punto pueden contribuir estas estrategias<br />

a prepararlos para una realidad social<br />

cambiante en un mundo postmoderno de<br />

naturaleza compleja e incierta. No<br />

pretendemos hacer que los profesores se<br />

sientan culpables por definir un conjunto<br />

de estrategias de enseñanza,<br />

que luego resultan ser inviables en sus clases.<br />

Las estrategias creativas de enseñanza no<br />

arraigarán bien allí donde las pruebas<br />

estandarizadas exigen que los profesores<br />

enseñen de un modo determinado que<br />

trabajen aislados en sus clases, o donde los<br />

horarios obliguen a los profesores a limitar la<br />

extensión de sus lecciones, lo cual supone<br />

dedicar demasiado tiempo a iniciar y despejar<br />

el camino, sin la flexibilidad necesaria para<br />

trabajar más allá del sonido del timbre que<br />

anuncia el fin de las clases. Resulta triste que<br />

se siga repitiendo la vieja historia. Se exhorta<br />

a los profesores a aprender y a poner en<br />

práctica nuevas estrategias de enseñanza<br />

abocadas al fracaso porque las estructuras de<br />

la escolarización se mantienen incólumes.<br />

Para que pueda acometerse con éxito un<br />

cambio en las prácticas aplicadas en el aula,<br />

es imperativo que se produzca en las escuelas<br />

unos cambios estructurales y culturales que<br />

resulten útiles a los adolescentes. En cualquier<br />

caso, la enseñanza y el aprendizaje no<br />

mejorarán a menos que sepamos con claridad<br />

cuáles son las prácticas que parecen mejores,<br />

y se comprendan los principios que hicieron<br />

posible que tal enseñanza y aprendizaje<br />

funcionaran. Así pues, no incluiremos aquí una<br />

lista interminable de estrategias alternativas<br />

de enseñanza y aprendizaje, sino que<br />

abordaremos en todo caso, los principios que<br />

deberían adoptar los profesores a la hora de<br />

considerar las alternativas pedagógicas.<br />

APRENDER PARA COMPRENDER<br />

La especie humana es la única que puede<br />

reflexionar sobre su propia existencia. El<br />

misterio de la mente humana y su<br />

funcionamiento nos ha fascinado desde<br />

siempre. A pesar de que ese interés se ha<br />

mantenido durante siglos, resultan<br />

paradójicas nuestra ignorancia sobre el<br />

aprendizaje humano y la dificultad que implica<br />

traducir el nuevo conocimiento a la práctica.<br />

A lo largo de todo el siglo XX, las<br />

concepciones dominantes sobre el mecanismo<br />

de aprendizaje han sido de carácter<br />

incremental y conductista. Las escuelas han<br />

funcionado como si el aprendizaje pudiera<br />

dividirse en habilidades y hechos específicos y<br />

discretos, que puede adquirirse de forma<br />

fragmentada y ordenada (Cole, 1990). La<br />

práctica escolar tradicional se ha basado en la<br />

asimilación, habitualmente de modo<br />

mecánico, la repetición y la corrección de<br />

procedimientos y datos, y también se ha<br />

apoyado en las reglas y en los contenidos de<br />

las disciplinas, con objeto de fortalecer las<br />

conexiones y hábitos mentales correctos<br />

(Peterson y Knapp, 1993).<br />

Durante los últimos treinta años, sin embargo,<br />

una sutil revolución que ha tenido lugar en las<br />

ciencias sociales ha desafiado el modelo de<br />

aprendizaje mantenido por nuestras escuelas.<br />

Los psicólogos cognitivos han propuesto una<br />

visión constructivista del aprendizaje, al que<br />

ya no se concibe lineal, sino interactivo.<br />

Afirman que existe un mundo real que<br />

experimentamos pero que el significado que le<br />

damos viene impuesto por nosotros, en lugar<br />

de ser algo que existe en el mundo<br />

independiente de nosotros. Existen muchas<br />

formas de estructurar el mundo, y para<br />

cualquier acontecimiento o concepto hay<br />

muchos significados o perspectivas (Duffy y<br />

Jonassen, 1992). Ateniéndose al principio de<br />

que las cosas deberían tener sentido, los<br />

constructivistas han sugerido que el<br />

aprendizaje es un proceso en el que los<br />

estudiantes absorben información, la<br />

interpretan, la conectan con lo que ya saben<br />

y, si es necesario, reorganizan su<br />

comprensión para acomodarla (Shepard,<br />

1991). Esto significa que los estudiantes<br />

elaboran su propia comprensión basándose en<br />

nuevas experiencias que aumentan sus<br />

conocimientos. Gardner (1985) lo describe del<br />

siguiente modo:<br />

… los sujetos humanos no realizan tareas<br />

como quien llena pizarras vacías: tienen<br />

expectativas y esquemas bien estructurados,<br />

dentro de los cuales abordan diversos<br />

materiales…, el organismo, con sus<br />

estructuras predispuestas al estímulo,<br />

manipula y reordena la información nueva que<br />

encuentra (pág. 126).<br />

73


Uno de los descubrimientos más significativos<br />

en esta exploración del aprendizaje como un<br />

proceso de elaboración es la increíble<br />

ignorancia y la comprensión superficial que<br />

sobre las ideas, el conocimiento y los<br />

conceptos demuestran los estudiantes, y no<br />

sólo en una disciplina, país o nivel de<br />

enseñanza, sino en todas partes donde se han<br />

llevado a cabo estos estudios (White, 1992).<br />

Los estudiantes son capaces de reproducir<br />

información que han memorizado, pero son ya<br />

menos competentes cuando se trata de actuar<br />

bajo condiciones nuevas que exijan su<br />

aplicación. En La mente no escolarizada*,<br />

Gardner (19911) argumenta que aprender<br />

para comprender supone mucho más que<br />

producir una respuesta .<br />

Cuando un individuo aprende algo de un modo<br />

que haya supuesto una comprensión<br />

profunda, esa persona puede asimilar el<br />

conocimiento, los conceptos, las estrategias y<br />

los datos, y aplicarlos a situaciones nuevas y<br />

apropiadas (Gardner, 1994). Las escuelas<br />

están llenas de estudiantes capaces de<br />

combinar números en una fórmula, pero<br />

incapaces de utilizar esa misma fórmula para<br />

solucionar un problema que no se les haya<br />

presentado antes, y en las universidades<br />

abundan los jóvenes que estudian física, pero<br />

que están convencidos de que allí donde no<br />

hay aire, no existe la gravedad; todos estos<br />

estudiantes son capaces de expresar un<br />

fenómeno complejo que han estudiado en la<br />

escuela, sin embargo sólo ofrecen respuestas<br />

simplistas cuando sucede algo complejo en el<br />

mundo real Gardner (1991) describe lo que él<br />

llama la mente o del<br />

, que se ha<br />

desarrollado sin ninguna educación formal. Es<br />

una mente maravillosa que elabora teorías<br />

acerca de todo aquello con lo que se<br />

encuentra, teorías sobre la materia, la vida,<br />

su propio ser, los demás, etcétera. Por<br />

desgracia, muchas de las ideas grabadas en<br />

nuestra mente a partir de esas primeras<br />

experiencias son erróneas. Tal y como<br />

Gardner (1994) expresa de manera<br />

evocadora:<br />

… en la escuela, esos grabados están<br />

recubiertos con un polvo muy fino, la materia<br />

que la escuela trata de enseñar. Si en la<br />

escuela se observa la mente, parece, a<br />

primera vista, bastante adecuado, porque sólo<br />

se ve el polvo. Pero, por debajo del polvo, el<br />

grabado no se ha visto afectado en lo más<br />

mínimo. Y cuando se deja la escuela y se<br />

cierra la puerta de golpe por última vez, el<br />

polvo se disipa y el grabado inicial sigue allí<br />

(pág- 27).<br />

74<br />

Si no se hace un esfuerzo por alcanzar una<br />

comprensión genuina, el aprendizaje<br />

superficial sigue imperando hasta que<br />

desaparece la necesidad del mismo (como,<br />

por ejemplo, una vez terminado el examen) y<br />

se puede descartar. El ayuda a progresar en la escuela,<br />

pero su relación con la vida real, más allá de<br />

la escuela, no es bien comprendida por el<br />

estudiante, y quizá ni siquiera por el profesor.<br />

La gente extrae sus puntos de vista cotidianos<br />

de la experiencia, y aunque esos puntos de<br />

vista no sean exactos con relación al<br />

conocimiento escolar, a menudo hacen un<br />

gran servicio a quienes los poseen (White,<br />

1992). No resulta extraño, pues, que buena<br />

parte de lo que se enseña en las escuelas no<br />

sea retenido por los estudiantes.<br />

Pero aspirar a aprender para comprender<br />

evoca una imagen completamente nueva de<br />

las piezas que forman el rompecabezas de la<br />

enseñanza y el aprendizaje. Para que los<br />

adultos de mañana puedan adquirir una<br />

comprensión auténtica, la enseñanza de hoy<br />

debe contener muchas más piezas,<br />

conectadas entre sí de un modo enrevesado.<br />

Este tipo de enseñanza en particular reconoce<br />

una amplia gama de conocimientos,<br />

inteligencias y estilos de aprendizaje; ve en el<br />

conocimiento previo un punto de partida<br />

crítico para adquirir nuevos conocimientos, se<br />

centra en el aprendizaje y el pensamiento de<br />

alto nivel, presta atención a la naturaleza<br />

social y emocional del aprendizaje, vincula<br />

éste con la vida real y proporciona a los<br />

estudiantes un papel efectivo dentro de su<br />

propio aprendizaje. Los investigadores de todo<br />

el mundo analizan cada una de estas piezas<br />

para tratar de comprender las múltiples y<br />

diferentes facetas de esta concepción mucho<br />

más compleja, diferenciada y globalizadora de<br />

la enseñanza y el aprendizaje.<br />

Diferentes formas de conocimiento,<br />

inteligencia y modos de aprendizaje<br />

Leinhardt (1992) llama la atención sobre<br />

diferentes tipos de conocimientos y<br />

estrategias que esperamos sean desarrollados<br />

por los estudiantes. Dentro de cada disciplina<br />

hay una disposición única de datos,<br />

conceptos, citas y pautas de razonamiento.<br />

Aprender para comprender supone conectar la<br />

información y transmitir, de muy diversos<br />

modos, los principios generales a través de las<br />

disciplinas. Algunos de esos modos han sido<br />

muy utilizados y nos resultan ya familiares,


pero otros son más novedosos e imaginativos.<br />

Los estudiantes necesitan poseer ambas<br />

clases de conocimientos: acciones y<br />

habilidades, así como conceptos y principios,<br />

de modo que puedan conectar la acción<br />

estratégica con el conocimiento de contenido<br />

específico, en situaciones nuevas y que<br />

impliquen para ellos un desafío. Necesitan una<br />

base de conocimiento que establezca<br />

interconexiones en su cabeza, con estrategias<br />

o rutinas de acceso al conocimiento durante la<br />

resolución de problemas, y disposiciones o<br />

hábitos mentales que les permitan echar<br />

mano de sus diversos recursos intelectuales a<br />

medida que surjan las situaciones (Prawat,<br />

1989).<br />

El hecho de valorar muchas formas de<br />

conocimiento cuestiona nuestras creencias<br />

más básicas sobre la naturaleza de la<br />

inteligencia. Gardner (1993) ha cuestionado el<br />

punto de vista según el cual la inteligencia es<br />

unidimensional e inmutable. No llegamos a<br />

este mundo con una cantidad fija de<br />

inteligencia y ninguna escala puede captar las<br />

diversas formas que ésta puede presentar.<br />

Gardner define la inteligencia como la<br />

habilidad para solucionar problemas o extraer<br />

resultados en situaciones dadas. Ha<br />

identificado (hasta el momento) siete<br />

inteligencias: musical, cinestésico-corporal,<br />

lógica-matemática, lingüística, espacial,<br />

interpersonal e intrapersonal. Desde su punto<br />

de vista, todos nacemos con potencial para<br />

desarrollar una multiplicidad de inteligencias<br />

que pueden ser enseñadas y aprendidas.<br />

Aunque estas inteligencias se inician con una<br />

habilidad en bruto, se pueden desarrollar y<br />

estimular mediante la enseñanza y la práctica.<br />

Cada uno de nosotros tiene su propio y<br />

singular modelo de inteligencia, que<br />

desarrollamos de forma constante y rutinaria,<br />

utilizando innumerables combinaciones. Las<br />

escuelas, sin embargo, se han centrado<br />

principalmente en dos (la lógica-matemática y<br />

la lingüística) y han infravalorado el resto. En<br />

general, las escuelas han aceptado un único<br />

concepto de inteligencia que resalta la<br />

clasificación por encima del logro, aquello que<br />

puede valorarse con facilidad por encima de la<br />

confusa complejidad, el aprendizaje individual<br />

por encima del aprendizaje en grupo, y la<br />

selección por encima del reconocimiento de la<br />

heterogeneidad de los estudiantes. La<br />

importancia que se le otorga a la posición<br />

relativa de los individuos en una escala fija<br />

nos ha impedido darnos cuenta de que todos<br />

los estudiantes aprenden, e identifican el nivel<br />

singular de comprensión de cada estudiante,<br />

en lugar de fijarnos sólo en su posición<br />

relativa. La capacidad de reflexión se halla<br />

ampliamente difundida, y no es una capacidad<br />

exclusiva de quienes alcanzan una elevada<br />

calificación. Movilizar las múltiples formas de<br />

inteligencia es un modo mediante el cual la<br />

sociedad puede dar cabida a nuestra<br />

diversidad humana para alcanzar una gama<br />

más amplia de objetivos (Wolf et al., 1991).<br />

El término <br />

comprende muchas teorías sobre las<br />

diferentes formas en que los estudiantes<br />

enfocan e interactúan con el materia, con<br />

objeto de comprenderlo. Hay referencias a<br />

estilos cognitivos (Messick. 1969), habilidades<br />

de mediación (Gregory, 1979), estilos<br />

conceptuales, tipos de aprendizaje (McCarthy,<br />

1980) y elementos del estilo de aprendizaje<br />

(Dunn y Dunn, 1982). Básicamente, todas<br />

estas teorías afirman que la gente crea su<br />

propia concepción del mundo de muy diversas<br />

maneras: considerando diferentes aspectos<br />

del entorno, enfocando los problemas desde<br />

múltiples perspectivas, utilizando claves<br />

distintas y procesando la información de<br />

modos diferentes pero coherentes con ellos<br />

mismos. Es esta combinación de cómo percibe<br />

la gente y cómo procesa lo que percibe lo que<br />

constituye la singularidad del estilo de<br />

aprendizaje, y también la forma de<br />

aprendizaje individual más cómodo. En<br />

cualquier grupo de preadolescentes<br />

encontraremos un amplio espectro de estilos<br />

de aprendizaje: algunos que necesitan tocar,<br />

saborear y oler las cosas, otros que hablan y<br />

sólo parecen capaces de pensar en voz alta, el<br />

típico niño callado que se lleva el libro y<br />

reflexiona sobre las ideas antes de hablar.<br />

Cada uno de ellos explora el mundo siguiendo<br />

sus propios criterios. En su mayor parte, las<br />

escuelas han soslayado la existencia de<br />

diferentes estilos de aprendizaje y no han<br />

hecho ningún esfuerzo por ajustar las<br />

actividades de la enseñanza a éstos. Aunque<br />

los que defienden los estilos de aprendizaje<br />

consideran importante que los profesores<br />

presten atención a los estilos singulares de<br />

sus estudiantes, siempre advierten contra los<br />

peligros que podría acarrear una mala<br />

utilización de los conceptos del estilo de<br />

aprendizaje, lo cual convertiría estas ideas en<br />

estereotipos para encasillar a los jóvenes, o<br />

incluso conducirlos directamente hacia<br />

ambientes educativos que reflejen sus<br />

habilidades más desarrolladas. Los profesores<br />

deberían comprender que el objetivo de<br />

utilizar una gama de enfoques de enseñanza<br />

es brindar a todos los estudiantes la<br />

oportunidad de aprender mediante nuevas<br />

75


fórmulas que pongan de relieve sus logros y<br />

traten de mitigar sus carencias.<br />

El conocimiento previo<br />

En el caso de que los estudiantes puedan<br />

elaborar su propia comprensión del material y<br />

de las ideas nuevas, su conocimiento previo<br />

será esencial para determinar cómo lo hacen y<br />

las estrategias que utilizan. El impacto del<br />

conocimiento previo no es una cuestión de<br />

preparación o de fases de desarrollo de la<br />

comprensión. Es más un tema que tiene que<br />

ver con la interconexión, el acceso y la<br />

profundización (Leinhardt, 1992). El<br />

conocimiento y las creencias sostenidas por<br />

un estudiante configuran una compleja red de<br />

ideas, datos, principios y acciones que<br />

constituyen algo más que simples bloques de<br />

información. Pueden facilitar, inhibir o<br />

transformar el aprendizaje en formas<br />

productivas o disfuncionales. Cuando son<br />

precisas, las convicciones preexistentes de los<br />

estudiantes sobre un tema facilitan el<br />

aprendizaje y proporcionan un punto de<br />

partida natural para la enseñanza. Las<br />

concepciones falsas de los estudiantes, sin<br />

embargo, pueden distorsionar el nuevo<br />

aprendizaje de forma espectacular (Brophy,<br />

1992).<br />

Si el modelo constructivista es una<br />

representación fidedigna del proceso de<br />

aprendizaje en los chicos, no resulta<br />

sorprendente que tengan a menudo<br />

dificultades en la escuela. De hecho, la falta<br />

de conexión entre los conocimientos<br />

adquiridos por los adolescentes a partir de su<br />

experiencia, y aquello que los currícula<br />

suponen que saben se encuentra en la raíz<br />

misma de gran parte de los logros deficientes<br />

de nuestros estudiantes. Ésta es una de las<br />

vertientes del problema que plantea el sentido<br />

de pertinencia. Los estudiantes no sólo creen<br />

que su escolarización es irrelevante para sus<br />

vidas, sino que también desarrollan conceptos<br />

distorsionados y confusos sobre el materia del<br />

currículum, debido, precisamente, a que éste<br />

no presenta coherencia alguna o no establece<br />

ningún vínculo con lo aprendido previamente.<br />

Este fenómeno se da con excesiva frecuencia<br />

ya que muchas aulas acogen a estudiantes<br />

procedentes de una gama de ambientes muy<br />

diversos.<br />

El pensamiento de orden superior<br />

El pensamiento de orden superior, en otro<br />

tiempo privilegio exclusivo de los estudiantes<br />

más capacitados o superdotados, empieza a<br />

76<br />

ser recomendado para todos los estudiantes,<br />

puesto que todo aprendizaje requiere extraer<br />

un sentido a aquello que tratamos de<br />

aprender (Costa, 1991). Resnick y Resnick<br />

(1992) lo describen como:<br />

… los tipos de procesos mentales asociados<br />

con el pensamiento no están restringidos a la<br />

fase avanzada o de orden del desarrollo mental. Al<br />

contrario, el pensamiento y el razonamiento<br />

se hallan íntimamente implicados en el<br />

proceso de aprendizaje productivo, incluso en<br />

los niveles elementales de lectura,<br />

matemáticas y otras asignaturas escolares…<br />

Aprender las tres disciplinas básicas supone<br />

importantes componentes de inferencia, juicio<br />

y construcción mental activa. Nuestra<br />

educación ya no puede seguir dejándose guiar<br />

por un punto de vista tradicional, según el<br />

cual la base debe ser tratada y enseñada<br />

como una habilidad básica rutinaria, mientras<br />

que el pensamiento es un proceso que<br />

aparece más tarde.<br />

Esta noción de que el pensamiento no es un<br />

producto, sino un prerrequisito para adquirir<br />

habilidades básicas ha dado lugar a múltiples<br />

teorías y observaciones sobre la naturaleza<br />

del pensamiento. Marzano (1992) afirma que<br />

el aprendizaje es producto de cinco<br />

dimensiones o tipos de pensamiento:<br />

actitudes y percepciones positivas sobre el<br />

aprendizaje; pensamiento implicado en la<br />

adquisición e integración del conocimiento;<br />

pensamiento implicado en la utilización del<br />

conocimiento de modo significativo, y los<br />

hábitos productivos de la mente. Estos tipos<br />

de pensamiento no funcionan por separado o<br />

siguiendo un orden lineal. Interactúan,<br />

rebotan los unos contra los otros y giran los<br />

unos en torno a los otros. A veces actúan<br />

coordinadamente, pero en otras ocasiones<br />

crean disonancia. Todo esto sucede a la<br />

velocidad de la luz, mientras, el pensador<br />

tiene que ocuparse de los problemas y<br />

decisiones, siempre complicados y confusos,<br />

propios de la vida real, en un mundo incierto<br />

donde el empleo de una sola fórmula no es<br />

suficiente.<br />

En la misma línea, Barell (1991) argumenta<br />

que uno de los resultados clave de la<br />

escolarización debería ser la capacidad de<br />

reflexión. Según explica, la reflexión combina<br />

dos aspectos de nuestras vidas: las<br />

operaciones intelectuales o cognitivas, y los<br />

sentimientos, actitudes y disposiciones. Ser<br />

reflexivo significa poseer un pensamiento<br />

esencialmente cognitivo. También significa


poseer un pensamiento esencialmente<br />

cognitivo. También significa ser considerado y<br />

prudente en términos de disposición (Clark,<br />

1996). Las operaciones cognitivas son<br />

intentos de buscar significado a situaciones<br />

complejas y no rutinarias, aventurar<br />

soluciones e interpretaciones y, durante todo<br />

el proceso, intentar tomar decisiones y hacer<br />

juicios razonables, que resulten útiles. La<br />

reflexión integra el pensamiento con el<br />

sentimiento. Es una unión del corazón y de la<br />

mente: un componente importante del<br />

aprendizaje y del desarrollo de los<br />

preadolescentes, que se esfuerzan por<br />

encontrar su identidad y un lugar al que<br />

pertenecer.<br />

Perkins (1995) aporta una serie de ejemplos<br />

de lo que él denomina pensamiento o<br />

razonamiento . Su investigación<br />

demuestra que cuando nos enfrentamos a<br />

cuestiones cotidianas, la gente no suele<br />

razonar bien, comete una amplia gama de<br />

errores lógicos, y muestran tendencias a<br />

ponerse . Esta propensión<br />

es común a todo el mundo, al margen del<br />

coeficiente de inteligencia que tengan. Aunque<br />

muchos de estos sujetos fuesen, más tarde,<br />

cognitivamente capaces de genera ideas más<br />

equilibradas y amplias al ser interrogados,<br />

hasta ese momento se habían contentado con<br />

pensar lo justo sobre el tema y se habían<br />

mostrado satisfechos con sus respuestas. La<br />

calidad del pensamiento no es una<br />

consecuencia natural de la habilidad. Como<br />

resultado de ello, las grandes deficiencias de<br />

pensamiento en la escuela y en la vida se dan<br />

en estudiantes de todo tipo. Con demasiada<br />

frecuencia asumimos que la habilidad de alto<br />

nivel es sinónimo de sabiduría y buen juicio.<br />

Nos equivocamos, todos los estudiantes<br />

necesitan aprender a utilizar bien sus mentes:<br />

a investigar, inventar, desafiar, reconsiderar y<br />

mantener su atención en la tarea que realizan,<br />

al tiempo que interpretan la información que<br />

les rodea e intentan darle un sentido.<br />

La enseñanza y el aprendizaje como<br />

fenómenos sociales<br />

Una de las teorías más radicales surgidas del<br />

enfoque constructivista en la enseñanza y el<br />

aprendizaje es la naturaleza social de estos<br />

ámbitos. La psicología, tal y como se ha<br />

desarrollado en las culturas occidentales,<br />

funciona bajo la suposición de que su objeto<br />

de estudio es el individuo, que opera en un<br />

vacío sociocultural. Como quiera que en<br />

psicología estos enfoques, fundamentados en<br />

el individualismo, han terminado por<br />

imponerse, pocas son las teorías que han<br />

explicado de qué manera se encuentran los<br />

procesos mentales inherentemente vinculados<br />

al entorno cultural, histórico e institucional<br />

(Wertsch, 1991). La investigación más<br />

reciente en este ámbito se ha inspirado en los<br />

hallazgos del notable científico social ruso<br />

Vygotsky, quien defendió la teoría de que el<br />

aprendizaje humano se producen en las<br />

distintas situaciones sociales que jalonan la<br />

vida de la gente. Desde su punto de vista, el<br />

aprendizaje no es un proceso solitario, ni<br />

viene prescrito por condiciones genéticas o de<br />

desarrollo. Es el resultado de la actividad que<br />

se genera en las condiciones externas de la<br />

vida. Los jóvenes aprenden porque<br />

constituyen y conforman la cultura colectiva<br />

que les rodea y funden su comprensión<br />

personal en esta visión cultural más amplia<br />

(Davydov, 1995). Cuando las personas<br />

interactúan entre sí, aprenden del grupo y<br />

también influyen sobre él.<br />

Su comprensión se encuentra en constante<br />

proceso de creación y transformación, al<br />

compartir ideas con los miembros del grupo<br />

(Leinhardt, 1992). El conocimiento colectivo<br />

del grupo es mayor que el conocimiento<br />

individual de cualquiera de sus miembros, y<br />

juega un importante papel en la configuración<br />

del pensamiento, las actividades y habilidades<br />

de sus miembros. Como quiera que el<br />

aprendizaje en los individuos es producto del<br />

contexto social en el que viven, mediatizado<br />

por los signos y símbolos de la cultura que los<br />

rodea, los estudiantes son potencialmente<br />

más inteligentes en grupos de los que puede<br />

serlo individualmente. Aprenden mejor cuando<br />

se acostumbran a pensar juntos, a cuestionar<br />

las suposiciones del otro y a elaborar nuevas<br />

comprensiones. Esto plantea a los profesores<br />

muchos tipos de desafíos. En su función de<br />

directores y orientadores del aprendizaje, los<br />

profesores necesitarán utilizar el ambiente<br />

social en el que vive la gente joven para<br />

propiciar una mejor comprensión (Davydov,<br />

1995). Pero los grupos de adolescentes, con<br />

toda su energía, sexualidad y prepotencia,<br />

asustan con frecuencia a los profesores, que<br />

quizá tengan que esforzarse por superar sus<br />

propios temores y que, en ocasiones, detestan<br />

tener que desprenderse del poder que ejercen<br />

sobre el grupo para ganarse su confianza. Al<br />

mismo tiempo, las escuelas acogen a<br />

estudiantes que reflejan muchos ámbitos<br />

sociales y culturales diversos, cada uno de<br />

ellos con su propio historial valores e idioma.<br />

Los profesores necesitan encontrar fórmulas<br />

que les permitan tender puentes entre las<br />

77


diferencias y ayudar a los estudiantes a<br />

establecer conexiones.<br />

Hacer que la enseñanza y el aprendizaje<br />

sean como la vida real<br />

A estas alturas ya debería haber quedado<br />

claro que los estudiantes son los arquitectos,<br />

ingenieros y constructores de su propia<br />

comprensión. Pero la enseñanza y la<br />

escolarización no han sido organizadas<br />

fundamentalmente para reconocer y destacar<br />

la forma que la gente joven tiene de aprender.<br />

La construcción de su propia comprensión por<br />

parte de los chicos y las chicas ha sido erigida<br />

sobre unos cimientos débiles, asentados sobre<br />

la roca inapelable de nuestro sistema escolar<br />

actual. Los jóvenes y, de hecho, toda la gente<br />

aprende de forma adecuada cuando presta<br />

atención a su aprendizaje las ideas que<br />

transmite el texto. Esto también es cierto por<br />

lo que refiere a los adultos. ¿Con qué<br />

frecuencia ha leído un párrafo, ha<br />

comprendido individualmente cada palabra,<br />

para darse cuenta al final de que no ha sido<br />

capaz de captar la idea general que<br />

transmitía? Esto es autocontrol.<br />

Presumiblemente, se vuelve a leer el texto, se<br />

busca más información, se pregunta a<br />

alguien, se trata de vincular el pasaje con el<br />

texto más amplio o se utiliza cualquier otro<br />

enfoque que pueda ayudar a mejorar la<br />

comprensión (Earl y Cousins, 1995).<br />

Aprender es una búsqueda de significado. Es<br />

imposible aprender sin reconocer e investigar<br />

aquello que se hace y aquello que no se<br />

comprende, qué tiene y qué no tiene sentido.<br />

Ésta es la razón de que hayamos destacado la<br />

evaluación como parte esencial del<br />

aprendizaje. La evaluación efectiva<br />

proporciona a los estudiantes las estrategias<br />

precisas para plantear preguntas reflexivas e<br />

ir en busca de aquello que necesitan para<br />

ampliar su aprendizaje.<br />

Implicar activamente a los estudiantes en el<br />

aprendizaje también trae a colación<br />

cuestiones relativas a la motivación y la<br />

atribución. ¿Cuáles son las condiciones que<br />

ayudan a los estudiantes a convertirse en sus<br />

mejores monitores y a asumir un papel<br />

responsable y activo en lo que aprenden y en<br />

cómo lo aprenden? ¿Qué hace que algunos<br />

estudiantes asuman retos, mientras otros los<br />

evitan? ¿Qué motiva a algunos a volcarse en<br />

el aprendizaje, mientras otros sólo hipotecan<br />

una mínima parte de sí mismos? Desarrollan<br />

la motivación del estudiante es un proceso<br />

78<br />

complejo y dinámico que depende de muchas<br />

condiciones.<br />

Los estudiantes tiene opiniones distintas<br />

cuando se trata de explicar el motivo que les<br />

hace fracasar o tener éxito en el cumplimiento<br />

de sus objetivos (por ejemplo, habilidad,<br />

suerte, esfuerzo, dificultad de la tarea). Estas<br />

opiniones influyen sobre su motivación. En<br />

ocasiones, las creencias de los estudiantes<br />

están profundamente arraigadas en valores<br />

culturales. En la sociedad estadounidense, por<br />

ejemplo, a los estudiantes se<br />

les supone la capacidad mínima para<br />

comprender cierto material, cosa que no<br />

sucede con los estudiantes .<br />

Las sociedades asiáticas, por su parte,<br />

plantean el aprendizaje como algo gradual,<br />

que se incrementa y se adquiere a lo largo de<br />

un prolongado periodo de tiempo, mediante<br />

un esfuerzo considerable y gracias a la<br />

constancia (Stevenson y Stigler, 1991).<br />

Pero la motivación no reside únicamente en el<br />

estudiante y en la cultura. Los profesores<br />

pueden ser catalizadores clave en la<br />

motivación del estudiante (Brophy, 1987). Tal<br />

y como hemos mencionado antes, la<br />

motivación es una forma de logro en sí<br />

misma, y no sólo algo que los estudiantes<br />

aportan. El desarrollo de este logro debería<br />

ser una responsabilidad capital para las<br />

escuelas. Si, tal y como propone Prawat<br />

(1989), el aprendizaje puede presentarse<br />

como un medio para conseguir un fin que<br />

permita hacer el trabajo con la mayor rapidez<br />

posible, o como una forma de aumentar la<br />

competencia, siendo el aprendizaje un fin en<br />

sí mismo, resultaría que la forma en que los<br />

profesores definen el aprendizaje puede<br />

ejercer una fuerte influencia sobre la<br />

motivación de los estudiantes. Las personas<br />

comprometidas con su trabajo se ven<br />

impulsadas por cuatro necesidades esenciales:<br />

éxito, comprensión, expresarse a sí mismos, y<br />

por último, implicarse con otros o prestarles la<br />

debida atención (Strong, Silver y Robinson,<br />

1995) Estas cuatro necesidades proporcionan<br />

una base excelente para que los profesores<br />

puedan estructurar su trabajo con preadolescentes<br />

curiosos, imaginativos, que<br />

anhelan el éxito y que disfrutan<br />

relacionándose con los demás.<br />

IMPLICACIONES PARA LOS PROFESORES<br />

Y LA ENSEÑANZA<br />

Puesto que los profesores, al igual que sus<br />

estudiantes, captan el sentido de la nueva


información integrándola en lo que ya saben,<br />

hemos preferido no lanzarnos a una serie de<br />

recomendaciones acerca de los valiosos<br />

cambios que podrían acometer los profesores<br />

en sus métodos de enseñanza. En lugar de<br />

eso, revisaremos cómo se plasman en la<br />

realidad algunos de los elementos necesarios<br />

para que los profesores cambien su práctica,<br />

antes de identificar algunas prácticas<br />

prometedoras que los profesores pueden<br />

considerar, a medida que empiecen a<br />

transformar o expandir su enfoque con<br />

respecto a la enseñanza.<br />

Los profesores son quienes en definitiva<br />

reforman la escuela. Los intentos por cambiar<br />

las escuelas tendrán poco o ningún impacto<br />

sobre los estudiantes, a menos que afecten a<br />

la manera de enseñar de los profesores y a la<br />

forma de aprender de los jóvenes. Para que<br />

eso suceda, los profesores tienen que elaborar<br />

su propia comprensión de los diversos<br />

intentos de reforma llevados a cabo. Al igual<br />

que los estudiantes, los profesores se ven<br />

influidos en su aprendizaje por sus propios<br />

enfoques con respecto al pensamiento, su<br />

base de conocimientos, sus modelos de<br />

inteligencia, su proceso de aprendizaje, su je,<br />

controla su propia comprensión, pone de<br />

manifiesto sus claidades y trata de solventar<br />

sus carencias (White, 1992; Perkins y Blythe,<br />

1994). Las escuelas tienen que buscar<br />

métodos adecuados que les permitan tener un<br />

papel activo en este tipo de aprendizaje.<br />

El aprendizaje puede resultar particularmente<br />

efectivo, no sólo cuando se relaciona con la<br />

vida real que se extiende más allá de la<br />

escuela, sino también cuando se asemeja a la<br />

propia o forma parte integral<br />

de ésta. Lo que este autor llama<br />

en la<br />

enseñanza y el aprendizaje se hallan próximos<br />

y a menudo se asimilan a otros tipos de<br />

aprendizaje y logo fuera de la escuela, y que<br />

obtienen reconocimiento dentro de ese mundo<br />

real más amplio. Woods narra de manera<br />

clara un proyecto escolar de arqueología<br />

dirigido conjuntamente con una arqueóloga; la<br />

confección, por parte de niños y niñas de<br />

primaria, de un libro que ellos mismos<br />

escribieron, ilustraron y luego comercializaron<br />

para que fuera leído por otros niños; la<br />

producción de un vídeo elaborado con y para<br />

una amplia comunidad, y otros muchos<br />

proyectos. En todos los acontecimientos<br />

críticos descritos por Woods:<br />

Podemos considerar al aprendizaje que tiene<br />

lugar como auténtico aprendizaje. Se<br />

construye conforme a las propias necesidades<br />

y pertinencias (de los estudiantes), y sobre<br />

sus estructuras cognitivas y afectivas ya<br />

existentes. Se pone especial énfasis en la<br />

realidad, en problemas reales, en temas<br />

importantes y de interés, en la reconstrucción<br />

de situaciones que son las mismas que se<br />

proponen representar; busca la colaboración<br />

de verdaderos profesionales, prefiere la<br />

utilización de pruebas y materiales de primera<br />

mano, y procura que los estudiantes hagan las<br />

cosas por sí mismos y tengan un objetivo<br />

realista.<br />

Los acontecimientos críticos en la enseñanza y<br />

el aprendizaje pueden convertirse en<br />

magníficas ,<br />

y ser percibidos por los estudiantes como<br />

verdaderos progresos y logros (Woods, 1994),<br />

pues de hecho, constituyen auténticos logros<br />

para ellos. Crearlos exige liberarse de las<br />

exigencias de cubrir el contenido y poseer la<br />

flexibilidad suficiente para programar y<br />

estructurar la escuela de modo más amplio.<br />

Pero, por encima de todo, estos apoyos<br />

estructurales esenciales, estos<br />

positivos<br />

también exigen un , -un<br />

profesor, o profesores, con los conocimientos,<br />

vocación, fe, habilidades y relaciones<br />

necesarios para conceptualizar y planificar el<br />

proyecto, orquestarlo, promoverlo y llevarlo a<br />

la práctica, a menudo superando<br />

considerables dificultades. Según Woods, tales<br />

profesores mantienen un fuerte compromiso<br />

con su labor. Sienten que


del trabajo escolar (confinada con excesiva<br />

frecuencia a los estudiantes de enseñanzas<br />

profesionales de , en<br />

lugar de ponerla a disposición de todos), la<br />

educación al aire libre, los estudios<br />

medioambientales, la posibilidad de compartir<br />

con otras escuelas la recopilación y el análisis<br />

de datos por ordenador, la adquisición de<br />

conocimientos sobre política a través de<br />

tribunales de estudiantes. Hay muchas formas<br />

de introducir el en<br />

la enseñanza y el aprendizaje, algunas muy<br />

ambiciosas, y otras bastante más modestas.<br />

Los profesores no tienen por qué sentirse<br />

intimidados ante la perspectiva de invalidar<br />

todo un currículum o cambiar toda su<br />

enseñanza con objeto de experimentar estas<br />

fórmulas.<br />

La evaluación como aprendizaje<br />

El autocontrol del propio conocimiento y<br />

pensamiento, y la autovaloración se<br />

encuentran en el núcleo mismo de un<br />

aprendizaje efectivo. Por ejemplo, para leer,<br />

los estudiantes utilizan su conocimiento<br />

personal para crear un significado a partir de<br />

los textos con los que se enfrentan. También<br />

utilizan estrategias de autocontrol y<br />

autocorrección para guiar este proceso (Cole,<br />

1990). Sólo cuando se dan cuenta de que no<br />

comprenden algo y cuentan con recursos para<br />

identificarlo, pueden pasar de la palabra leída<br />

a la comprensión.<br />

80


EL INTERROGATORIO A LOS<br />

ALUMNOS<br />

El interrogatorio a los alumnos es una<br />

estrategia que se usa con frecuencia en las<br />

tres áreas observadas. Cabe recordar, que su<br />

presencia también es frecuente en calidad de<br />

actividad integrante de casi todas las<br />

estrategias analizadas.<br />

¿Cuáles son los contenidos sobre los que los<br />

maestros interrogan? Aunque esta no es la<br />

estrategia dominante en matemáticas, los<br />

maestros la usan para interrogar a los<br />

alumnos acerca de los resultados obtenidos en<br />

los ejercicios o sobre fórmulas y<br />

procedimientos que se están trabajando. Por<br />

ejemplo, la maestra Martha después de<br />

recoger los ejercicios que los alumnos han<br />

realizado, comienza a desarrollar de ellos en<br />

el pizarrón para poner en marcha esta<br />

estrategia:<br />

Mtra: A ver// muchos se equivocaron en la<br />

pendiente, recuerden// ¿qué es la pendiente?<br />

Eso ya lo habíamos visto ¿si?// A ver// ¿quién<br />

me dice qué es la pendiente?<br />

Ao: la pendiente es esa, maestra<br />

Mtra: no, no, a ver// ¿quién me dice, qué es<br />

una pendiente?<br />

Mtra: a ver// ¿qué es el término dependiente?<br />

Aa: es el que tiene la variable<br />

Mtra: bueno, el coeficiente del término<br />

dependiente es el que tiene la variable ¿sí??//<br />

entonces, si el término dependiente es que<br />

tiene la variable, si// ¿cuál es la pendiente<br />

aquí?<br />

Aa2: es igual a menos 3, maestra<br />

Mtra: (continúa el interrogatorio)… (est44)<br />

En las clases de ciencias naturales y sociales,<br />

el uso de esta estrategia es frecuente con casi<br />

todos los contenidos. Estos interrogatorios<br />

demandan respuestas precisas, textuales y<br />

cortas sobre terminología, hechos específicos,<br />

fórmulas, definiciones, características de<br />

eventos y/o procesos, clasificaciones y a veces<br />

algunos principios, como prueba de que se<br />

han logrado los resultados esperados.<br />

Por ejemplo, veamos como se centra un<br />

interrogatorio de la maestra Hilda de ciencias<br />

sociales en algunos conceptos del contenido<br />

de la “flora y la fauna” que se han trabajado<br />

en la clase bajo otras estrategias:<br />

Mtra: a ver ¿quién me explica lo que entendió<br />

de lo que es la flora?<br />

(varios alumnos responden a la vez)<br />

Ass: las plantas, los vegetales, las plantas que<br />

hay en cada región<br />

Mtra: si// bine// a ver ¿qué tipos de plantas<br />

hay en determinado clima, a ver?// a ver<br />

Greta<br />

AG: es lo que se refiere a las flores<br />

(varios alumnos levanta la mano, y contestan<br />

que no, otros ofrecen sus respuestas sin que<br />

la maestra les haya dado la palabra, un<br />

alumno contesta con voz fuerte)<br />

Ao: en los desiertos sólo hay cactus, plantas<br />

pequeñas que no necesitan agua<br />

(algunos alumnos dan varias respuestas al<br />

mismo tiempo, posteriormente la maestra<br />

dice)<br />

Mtra: muy bien, parece que si han entendido<br />

lo que es la flora y la relación que hay con los<br />

climas// a ver// ¿quién me explica lo que es la<br />

fauna? A ver tú Azucena, ¿qué vamos a<br />

entender por fauna??... (est43)<br />

Podemos ver en otro caso, como el<br />

interrogatorio se centra más en los contenidos<br />

trabajados con anterioridad en otro ámbito: el<br />

laboratorio de ciencias naturales:<br />

Mtra: a ver muchachos ¿cómo se representa<br />

la energía calorífica en nuestras reacciones?<br />

(un alumno sentado en medio del salón<br />

contesta con voz fuerte)<br />

AoI: con un triángulo<br />

Mtra: con un triángulo// a ver Martínez,<br />

¡dame las características físicas del azufre!<br />

(El alumno se pone de pie y comienza a<br />

hablar, la maestra lo escucha mientras pone<br />

una calificación en un cuaderno)<br />

AM: es amarillo verdoso<br />

Mtra: y ¿su estado físico?<br />

AM: es metal<br />

Mtra: a ver ¿es sólido, líquido o gaseoso?<br />

AM: Sólido<br />

Mtra: bien, (comienza a revisar otro cuaderno,<br />

mientras lanza otras preguntas al grupo)<br />

(est32)<br />

Esta estrategia, sin embargo se usa poco con<br />

otro tipo de conocimientos, por ejemplo con<br />

aquellos provenientes de la experiencia<br />

cotidiana de los alumnos. Un caso interesante,<br />

es un interrogatorio de la maestra Inés de<br />

ciencias naturales, donde las preguntas se<br />

centran sobre algunos conocimientos de<br />

diferentes lugares, pueblos o pequeñas<br />

ciudades que los alumnos hayan visitado o<br />

conocido, relacionándolo con el contenido que<br />

se esta trabajando. “la contaminación de las<br />

aguas”:<br />

Mtra: a ver ¿qué lugares conocen por ejemplo<br />

del estado de Michoacán?<br />

81


(varios alumnos empiezan a decir nombres de<br />

lugares)<br />

Ao: Uruapan<br />

Ao2: Zinapecuaro, maestra, mis tíos son de<br />

por allí<br />

(la maestra retoma un lugar que los alumnos<br />

han mencionado y pregunta si saben que<br />

comida típica hay, a que se dedican las<br />

personas, cuáles son sus medios de<br />

subsistencia)<br />

Mtra: ¡ah!!// Zinapecuaro// ahí hay un<br />

balneario muy bonito verdad// ¿sabes a qué<br />

se dedican las personas que viven allí, qué<br />

hacen?<br />

(varios alumnos contestan a la vez, algunos<br />

hablan entre ellos, uno le dice a otro de un<br />

balneario que conoce, casi todos los alumnos<br />

se encuentran hablando entre sí)<br />

Mtra: a ver, con orden// sino los mandé de<br />

excursión// a ver tú// a ¿qué se dedican allí,<br />

en Zinapecuaro?<br />

Ao1: a las frutas…<br />

(otro alumno habla de que su papá es de<br />

Pátzcuaro, la maestra comienza a<br />

interrogarlos sobre este lugar)<br />

Mtra: muy bien// a ver ¿quién conoce<br />

Pátzcuaro?<br />

(varios alumnos levanta la mano)<br />

Mtra: a ver// ¿qué nos cuentas de Pátzcuaro?<br />

Ao2: hacen cosas de madera, muebles y<br />

venden madera, también pescan…<br />

Aa3: trabajan<br />

Mtra: si, muy bien// y ¿qué pescan o dónde lo<br />

hacen?<br />

Ao1: pues pescan allí, en el lago<br />

Mtra: y pescan mucho o poquito ¿sabes si<br />

sacan muchos pescados o no?<br />

Ao2: no, pescan poquito, no hay muchos<br />

pescados ya<br />

Mtra: sabes ¿por qué ya no hay muchos<br />

pescados o por qué se han ido acabando?<br />

Ao2: pues sacan poco, antes más// dice mi<br />

papá que es porque el lago se ha ido<br />

secando// ya no tiene tanta agua y está muy<br />

sucio… (est32)<br />

Esta estrategia, con frecuencia es puesta en<br />

marcha para mantener el control y la<br />

disciplina dentro de los salones, tratando de<br />

establecer, “un ambiente tranquilo y ordenado<br />

donde los alumnos puedan aprender y<br />

trabajar” como afirman algunos maestros<br />

entrevistados, sin embargo, no se analizará<br />

este tipo de interrogatorio que da lugar a<br />

múltiples interacciones dentro de las clases.<br />

¿Cómo se interroga? Las preguntas que<br />

conforman los interrogatorios como estrategia<br />

son semejantes en cuanto a forma y a<br />

contenido, a aquellas que se presentaron en el<br />

82<br />

apartado anterior, en donde el interrogatorio<br />

es una actividad integrante de la estrategia<br />

exposición oral del maestro.<br />

La forma que adquieren los interrogatorios<br />

tiene que ver con las actividades integrantes y<br />

con la zona de sentido que se llega a<br />

establecer.<br />

Como ya señalé, en las clases de<br />

matemáticas, los interrogatorios no son<br />

dominantes, sin embargo, en la mayoría de<br />

los casos, se conforman por una o dos<br />

actividades integrantes: la exposición oral del<br />

maestro y la resolución de ejercicios, dando<br />

esto, cierta forma a los interrogatorios. En<br />

cambio, en las clases de ciencias, donde esta<br />

estrategia se presenta con mayor reiteración,<br />

su configuración es mucho más variada,<br />

debido a la presencia de diversas actividades<br />

integrantes, entre ellas la exposición oral del<br />

maestro, la lectura en voz alta, el dictado y la<br />

resolución de cuestionarios.<br />

Las formas están relacionadas con los<br />

proyectos-meta hacia los cuales se orienta<br />

esta estrategia. Por ejemplo, aquellos<br />

interrogatorios encaminados hacia la<br />

asignación de calificaciones tienen una forma<br />

diferente a aquellos utilizados para introducir<br />

a los alumnos en un tema que se empezará a<br />

trabajar. La cualidad de las respuestas<br />

depende en gran parte, de la forma en que se<br />

plantean las preguntas.<br />

¿Para qué se interroga? Con esta estrategia se<br />

establece predominantemente la zona<br />

evaluativo. En las tres materias observadas,<br />

se agrega con frecuencia la zona informativa y<br />

ocasionalmente en las clases de ciencias<br />

sociales se llegó a definir una zona de debate.<br />

Se interroga predominantemente para evaluar<br />

a los alumnos. Esta evaluación puede estar<br />

encaminada a la asignación de calificaciones o<br />

hacia el diagnóstico. En el primer caso, los<br />

interrogatorios pueden estar dirigidos a<br />

ciertos alumnos o al grupo en general, para la<br />

asignación de una calificación o de un punto<br />

por participación:<br />

Mtra Inés: yo les pregunto a los que no tienen<br />

puntos de participación, o que les falta alguna<br />

tarea o trabajo, para su calificación mensual<br />

(est33-e)<br />

En el segundo caso, los interrogatorios,<br />

pueden estar enfocados a la obtención de<br />

pistas o indicios sobre el estado y el avance<br />

del grupo en general, ya sea sobre los


conocimientos previos o sobre los contenidos<br />

que se han trabajado en esos momentos, este<br />

tipo de interrogatorio, constituye una fuente<br />

importante de la llamada evaluación<br />

diagnóstica que los maestros van realizando<br />

durante las clases, permitiéndoles la<br />

conformación de un juicio sobre la eficiencia<br />

del grupo.<br />

Por ejemplo, para la maestra Inés de ciencias<br />

naturales, los interrogatorios no sólo le<br />

proporcionan indicios de cómo van sus<br />

grupos, si van aprendiendo o no, sino que<br />

también les sirven “para motivar a los<br />

alumnos, para hacerlos más participes”:<br />

Mtra: bueno, ellos se sienten al mismo tiempo<br />

estimulados, que se les pregunte su clase, su<br />

práctica y pues les da gusto que ellos lo sepan<br />

y que sepan dar ejemplos, y se sientan a<br />

gusto ellos de que van aprendiendo un poco, y<br />

pues es muy importante para mi, porque así<br />

me voy yo dando cuenta de si aprenden, y de<br />

cómo van entendiendo las cosas… es una<br />

forma de realimentación para mi y de<br />

reafirmación para ellos… (est10-e)<br />

Los interrogatorios que definen una zona<br />

evaluativo están constituidos en lo general,<br />

por preguntas “cerradas. Esta forma de<br />

interrogatorio, exige a los alumnos la<br />

evocación de definiciones, terminología,<br />

propiedades o características de eventos y de<br />

procesos, fórmulas y formas de<br />

representación; requiriendo casi siempre de<br />

respuestas cortas y precisas, que no permiten<br />

la elaboración de otro tipo de respuestas<br />

como podrían ser aquellas donde se exige una<br />

interrelación de la información y una<br />

conclusión extraída de dicho análisis.<br />

Existen formas correctas de contestar, de<br />

hablar y de preguntar en las diferentes<br />

materias (Edwards y Mercer, 1988,62). En el<br />

descubrimiento y en la aplicación de ellas está<br />

en gran parte, el éxito escolar.<br />

Los interrogatorios que definen una zona<br />

informativa son menos frecuentes. Para<br />

muchos maestros, a través de ellos se<br />

proporciona información nueva, que amplía,<br />

contextualiza o ejemplifica. En otros casos<br />

también se utilizan para repasar información<br />

previa, enfatizando casi siempre, términos y<br />

definiciones consideradas como “claves” para<br />

ese contenido.<br />

Algunos otros interrogatorios, se ponen en<br />

marcha con la intencionalidad de introducir un<br />

nuevo tema, para motivar y despertar el<br />

interés en los alumnos. Por ejemplo, un<br />

maestro de ciencias sociales con frecuencia<br />

pone en marcha esta estrategia con tal fin:<br />

Mtro Gabriel: si, yo antes de empezar un<br />

tema, siempre les pregunto, a ver que<br />

saben// a ver// si tienen alguna información.<br />

Para que se vayan introduciéndose en él// y<br />

con ello se vayan interesando… a veces<br />

resulta que con ello, los motivo para que el<br />

tema que vamos a trabajar se les haga<br />

interesante… (est22-e)<br />

Una tercera zona que se establece con esta<br />

estrategia, es la de debate. Sin embargo, son<br />

pocos los casos observados. Estos<br />

interrogatorios difieren a los descritos<br />

anteriormente en cuanto a forma y a<br />

contenido: su estructura es más abierta y<br />

flexible, no se siguen turnos establecidos para<br />

contestar, no se orientan a un solo punto y<br />

muchas de las preguntas van surgiendo de las<br />

propias respuestas de los alumnos. En<br />

algunos casos, se incorporan preguntas que<br />

los estudiantes realizan a los compañeros o al<br />

maestro.<br />

Estos interrogatorios incorporan los interese,<br />

las experiencias y las ideas de los alumnos. En<br />

ellos, la argumentación permite a los alumnos<br />

y al maestro ir construyendo una zona de<br />

debate. Por ejemplo, para el maestro Gabriel<br />

de ciencias sociales el interrogatorio puede<br />

ayudar a los alumnos a pensar:<br />

Mtro: pues yo les pregunto, principalmente<br />

para hacerlos críticos, hacerlos críticos del<br />

entorno, de la realidad circundante, de lo que<br />

viven, no tendría caso enseñarles x o y<br />

materia basada en conocimientos anteriores o<br />

en utopias, o en conocimientos ya<br />

establecidos, sin hacerlos ver su realidad, la<br />

realidad que están viviendo, la realidad en<br />

que están inmersos, entonces siempre trato<br />

de hacerlos críticos, porque yo siento que<br />

bueno// no tendría caso que yo sacara<br />

alumnos super inteligentes, con una gran<br />

capacidad intelectual, si no saben aplicar ese<br />

conocimiento a su realidad, a lo que están<br />

viviendo// entonces para mi eso es muy<br />

importante// plantearles o preguntarles,<br />

hacerles cuestionamientos, preguntas, para<br />

que ellos piensen, se pregunten a sí mismos<br />

donde están viviendo… (est45-e)<br />

En síntesis, los interrogatorios que se orientan<br />

al proyecto-meta del debate o de la discusión<br />

(Heller, 1977. 368) se diferencian de otros<br />

porque en ellos no siempre es el maestro<br />

quien hace las preguntas, no se saben las<br />

83


espuestas de antemano y la repetición de<br />

una pregunta no supone una respuesta<br />

errónea por parte de los alumnos.<br />

En las tres áreas observadas, los<br />

interrogatorios ocupan una parte importante<br />

del tiempo de las clases. La mayoría de ellos<br />

son breves, pero se ponen en marcha varias<br />

veces en una misma sesión, siendo la zona<br />

evaluativa la que predomina.<br />

84<br />

LA RESOLUCIÓN DE EJERCICIOS Y<br />

CUESTIONARIOS<br />

La resolución de ejercicios y cuestionarios<br />

como estrategia en las tres áreas observadas,<br />

se encuentra constituida por lo general por<br />

dos actividades integrantes: el dictado y la<br />

exposición oral del maestro y por su actividad<br />

articulante, la resolución por parte de los<br />

alumnos de ejercicios o cuestionarios. Se<br />

emplea con mucha frecuencia y con ella se<br />

trabajan muchos de los contenidos.<br />

Existe una diferencia entre los ejercicios y los<br />

cuestionarios que es fundamental para la<br />

definición de las zonas de sentido que se<br />

llegan a establecer. Me refiero al tipo de<br />

conocimientos y al tipo de habilidades que<br />

cada uno exige para su resolución.<br />

En las clases de matemáticas y en algunas de<br />

ciencias naturales, la resolución de ejercicios<br />

implica, en la mayoría de los casos, que los<br />

alumnos practiquen con el mismo contenido.<br />

En los ejercicios, el contenido de aprendizaje<br />

es precisamente el manejo o el dominio de los<br />

procedimientos manipulando diferentes datos,<br />

o en palabras de Edwards y de Mercer (1988,<br />

114) el “saber hacer algo o conocimiento<br />

procesual”.<br />

En cambio, en las clases de ciencias sociales,<br />

donde se resuelven muchos cuestionarios, el<br />

contenido en sí, son los datos específicos, o<br />

mejor dicho la evocación y la devolución de la<br />

información casi de forma textual.<br />

El tipo de conocimientos y de habilidades que<br />

cada uno exige es una de las diferencias<br />

principales que marca de entrada las zonas de<br />

sentido.<br />

LA RESOLUCIÓN DE EJERCICIOS<br />

La resolución de ejercicios en las clases de<br />

matemáticas es dominante al igual que en las<br />

de ciencias naturales. En ellas, se resuelven<br />

varios tipos de ejercicios, por ejemplo<br />

aquellos que los alumnos van haciendo<br />

paralelamente a la explicación del maestro,<br />

sin embargo, estos ejercicios son vistos desde<br />

mi análisis, como una actividad integrante de<br />

otras estrategias de enseñanza (como puede<br />

ser la exposición oral del maestro).<br />

¿Qué contenidos se trabajan con los<br />

ejercicios? En las clases de matemáticas se<br />

trabajan casi todos los contenidos con los<br />

denominados “ejercicios de práctica”. Estos<br />

son utilizados casi siempre, como cierre de<br />

una unidad temática, por ejemplo, un grupo<br />

de 2do. Ha estado trabajando varios ejercicios<br />

sobre ángulos durante algunas sesiones. Para<br />

cerrar el tema, la maestra Martha deja un<br />

listado de ejercicios para que sean resueltos<br />

en el salón:<br />

Mtra: ahora van a hacer otro ejercicio antes<br />

de que se acabe la clase<br />

Ass: noooo, nooo!! Maestra, espérese un<br />

ratito aún no acabamos (varios alumnos<br />

hablan a la vez, diciéndole a la maestra que<br />

ya no les deje ejercicios)<br />

Mtra: a ver, las paralelas tienen que estar a<br />

veinte grados// las rectas paralelas a veinte<br />

grados con dos centímetros de separación y<br />

ahora la transversal que va a cortar// la van a<br />

hacer ustedes a cuarenta y cinco grados//<br />

(hace los trazos en el pizarrón casi<br />

paralelamente a como da las instrucciones)<br />

La transversal a cuarenta y cinco grados y las<br />

paralelas a veinte grados con separación de<br />

dos centímetros entre ellas// …(continua)<br />

bien// ahora van a medir los ángulos ¿De<br />

acuerdo?<br />

Aa: ¿todos, maestra?<br />

Mtra: si// van a determinar todos los<br />

ángulos// para que determinen bien cada uno<br />

de ellos, tiene que hacer trazos a veinte<br />

grados// fíjense (señala los trazos del<br />

pizarrón) fíjense bien// van a determinar<br />

¿cuáles son los ángulos alternos internos y<br />

cuáles son los ángulos externos? Entonces van<br />

a medir cada ángulo// deben de ser ocho<br />

ángulos// y van a medirlos cada uno de ellos y<br />

van a determina cuáles son externos e<br />

internos y cuales son alternos internos y<br />

cuáles son alternos externos?// de acuerdo,<br />

pónganse a trabajar en este ejercicio,<br />

mientras voy ir anotando otros ejercicios de<br />

tarea<br />

Ass: nooo, maestra, ya nos dejó muchos<br />

¿no, maestra, nooo! (est49)<br />

En las clases de ciencias naturales sólo<br />

algunos contenidos de física y química, como<br />

los de aceleración movimiento relativo y


absoluto y ecuaciones, se trabajan con este<br />

tipo de ejercicios.<br />

Estos ejercicios son resueltos ya sea de forma<br />

individual o en pequeños grupos: en algunos<br />

casos se observó que mientras los alumnos<br />

trabajan en ellos, los maestros se dedican a<br />

realizar otras actividades, entre ellas calificar<br />

exámenes, pasar calificaciones, preparar otras<br />

clases o hacer informes.<br />

Muchos de los ejercicios de práctica resueltos<br />

en matemáticas, son tomados de los libros de<br />

texto, de las guías comerciales de ejercicios o<br />

de listas que circulan entre los maestros.<br />

Ent: Mtra. Martha: quisiera saber de donde<br />

saca todos los ejercicios que les deja a los<br />

alumnos, los que puso ayer por ejemplo, esa<br />

lista de 40 o 50 ejercicios.<br />

Mtra: bueno, pues algunos de sus libros, otros<br />

de algunas guías que hay de ejercicios, pero<br />

muchos de los que pongo son de unas listas<br />

que me dejó la maestra del año pasado que<br />

daba clases aquí (est46-e)<br />

¿Para qué se resuelven ejercicios de práctica?<br />

Con esta estrategia se establecen<br />

predominantemente en las clases de<br />

matemáticas y en algunas de ciencias<br />

naturales, la zona explicativa en su sentido<br />

extensivo de y la zona<br />

evaluativa.<br />

El proyecto-meta que se pretende con ellos,<br />

está orientado a la consolidación/<br />

automatización de los contenidos que se han<br />

trabajado con diversas estrategias. La<br />

consolidación/automatización es “una forma<br />

necesaria para llegar a consolidar las<br />

elaboraciones hechas” (Aebli 1988, 280). A<br />

través de la ejercitación y de la repetición se<br />

logra consolidar lo aprendido, de esta forma,<br />

los ejercicios de práctica sirven para<br />

automatizar cursos de pensamiento.<br />

Por ejemplo, para la maestra Martha de<br />

matemáticas, los ejercicios de práctica sirven<br />

para afianzar los contenidos y automatizar las<br />

operaciones.<br />

Mtra: ya hemos terminado con esta unidad y<br />

hemos hecho con este segundo –de<br />

secundaria- muchísimos ejercicios, yo creo<br />

que llevamos una lista como de sesenta, que<br />

son simplemente de esta unidad, yo creo que<br />

ya los dominan// ellos han visto que han<br />

aprendido a hacerlo más rápido cada vez<br />

(est46-e)<br />

Estos ejercicios apelan a un tipo especial de<br />

conocimientos, el “conocimiento procesual o el<br />

saber hacer algo” (Edwards y Mercer 1988,<br />

114), es decir, el saber manipular los<br />

procedimientos que han sido explicados con<br />

anterioridad por el maestro.<br />

No se puede afirmar que con la ejercitación y<br />

la repetición que se lleva a cabo, los alumnos,<br />

desarrollen una comprensión de los principios<br />

en que se basan los procedimientos: tal vez el<br />

“conocimiento procesual” que se pretende “se<br />

vuelve cuando sustituye a una<br />

comprensión de los principios subyacentes”<br />

como afirman Edwards y Mercer (1988, 114),<br />

o en palabras de Brownell 1935 (en Resnick<br />

1990, 33) “los ejercicios no sirven para<br />

desarrollar los significados, la repetición no<br />

lleva a la comprensión … sin una enseñanza<br />

cargada de significados prácticos, que sirviese<br />

para poner de manifiesto las relaciones, los<br />

ejercicios de práctica servirán para que los<br />

estudiantes conciban a las matemáticas como<br />

una ”.<br />

Sin embargo, Aebli señala que su uso se<br />

encamina a fijar o establecer algunos<br />

procedimientos y con ello conformar un saber<br />

más seguro y manejable (Aebli 1988, 282).<br />

Aún no está muy claro para algunos autores,<br />

si la resolución de este tipo de ejercicios, sirve<br />

para que los alumnos “prueben o demuestren”<br />

el entendimiento de los procedimientos que se<br />

están tratando de consolidar, a través de la<br />

repetición y la ejercitación. Es posible que se<br />

pueda aprender a hacer muchas operaciones,<br />

sin llegar a comprender cómo y por qué<br />

funcionan, tal como sustentan Edwards y<br />

Mercer (1988,113,114), el “conocimiento<br />

ritual o práctica ritual” como la resolución de<br />

ejercicios, “pudiesen ser vistos como<br />

, siempre y cuando permitan<br />

a los alumnos transitar por ellos y<br />

sobrepasarlos, alcanzando una etapa de<br />

desarrollo más profunda, como sería un<br />

“conocimiento de principios” que permita a los<br />

alumnos una comprensión de cómo funcionan<br />

los procedimientos y los procesos”.<br />

Las creencias y teorías de los maestros sobre<br />

la enseñanza y el aprendizaje, juegan de<br />

forma importante en el despliegue de esta<br />

estrategia. Por ejemplo, para algunos de los<br />

docentes de matemáticas, el dominio de los<br />

procedimientos se logra sólo a través de la<br />

práctica y esto asegura la comprensión de los<br />

principios que sustentan dichos<br />

procedimientos. Por ejemplo, para la maestra<br />

85


Martha es a través de los ejercicios que los<br />

alumnos logran la rapidez y con ella<br />

demuestran que han aprendido:<br />

Mtra: casi todas las unidades se prestan para<br />

trabajarlas a base de ejercicios, pero por<br />

ejemplo se les dejan tareas extras de<br />

ejercicios para que ellos practiquen y puedan<br />

aprender más rápido, el tiempo les enseña<br />

que entre más trabajo hagan es más fácil para<br />

ellos en un momento dado hacer cualquier<br />

ejercicio… sí// para ellos significa solamente<br />

mucho trabajo, son muchos los ejercicios, a<br />

veces cincuenta o más// sí, me lo han dicho//<br />

¿¿es mucho trabajo maestra!! Sí, lo sé// pero<br />

no lo ven desde el punto de vista de<br />

aprender… si los hacen podrán aprender<br />

mejor y más rápidamente (est46-e)<br />

La velocidad en la resolución es un resultado<br />

altamente valorado por algunos maestros de<br />

matemáticas, ya que a partir de ella se puede<br />

inferir si los alumnos han aprendido o no:<br />

Mtro: yo se los dejo porque principalmente<br />

con ellos serán más rápidos, sólo así se<br />

aprenden los métodos, yo creo que<br />

principalmente para eso se los dejo, para que<br />

hagan ejercicios y para que sepan resolverlos<br />

rápido, si no, no sirve de nada, sin no, no<br />

aprenden nada, sino saben resolverlo rápido<br />

no han aprendido (est48-e)<br />

También para algunos maestros de ciencias<br />

naturales, los ejercicios son indispensables<br />

para consolidar los aprendizajes hechos por<br />

los alumnos:<br />

Mtro Alberto: … para entender todo necesitan<br />

hacer ejercicios, estar practicando y<br />

practicando, si?// Esos contenidos son difíciles<br />

para ellos, por ejemplo los de aceleración, los<br />

de movimiento relativo y absoluto, donde se<br />

vea física, son unidades difíciles para ellos,<br />

por eso les dejo ejercicios, y pido que me los<br />

entreguen, y ya de acuerdo a eso veía que sí<br />

entendía o que no, algunos ¡¡pues no<br />

entendían nada!! Pero muchos si entendían//<br />

Entonces ya de ahí yo me basaba y volvía a<br />

explicar y después volvía a dejar los ejercicios<br />

y si ya salían bien, pues adelante// si no, pues<br />

preguntaba otra vez si querían que<br />

volviéramos a revisar el tema, algunos<br />

entienden otros no, pero si no hacen los<br />

ejercicios y los repiten, pues menos y después<br />

se les olvida lo poco que aprendieron si no<br />

repiten una y otra vez. (est47-e)<br />

Aunque el uso de estos ejercicios es muy<br />

reiterado, por lo general, enfrentan poco a los<br />

86<br />

alumnos con “verdaderos problemas” a los<br />

que haya que buscar soluciones; no los<br />

“ponen” ante situaciones cotidianas o de su<br />

interés que requieran de respuestas: en la<br />

mayoría de los casos, no logran constituirse<br />

en retos que permitan la búsqueda y la<br />

experimentación de diversas formas<br />

heurísticas, o en palabras de Aebli (1988,<br />

239) no llegan a ser “problemas vivamente<br />

experimentados”.<br />

Es difícil precisar si a través de estos<br />

ejercicios los alumnos logran “descubrir” las<br />

relaciones inherentes a las operaciones, si<br />

logran hacer las conexiones necesarias entre<br />

los diversos elementos o si logran construir lo<br />

que se ha llamado una “estructura conectiva”<br />

y con ella una nueva operación.<br />

Los maestros del área de matemáticas,<br />

comentan que las condiciones materiales<br />

donde desarrollan su trabajo, hacen necesario<br />

el despliegue frecuente de esta estrategia:<br />

debido a la sobrepoblación en cada grupo, a la<br />

mala distribución de las horas asignadas a las<br />

materias, a la cantidad enorme de grupos que<br />

la mayoría de ellos tiene, a la sobresaturación<br />

de trabajos, tareas, ejercicios y exámenes que<br />

califican y revisan cotidianamente, así como a<br />

las exigencias de evaluar con frecuencia; “sólo<br />

si los pones a trabajar con ellos se sale<br />

adelante” como comenta la maestra Martha.<br />

La zona que se establece con frecuencia es la<br />

evaluativa. Los resultados de los ejercicios son<br />

en sí, objeto de asignación de calificaciones en<br />

casi todos los caos observados; “cuentan<br />

mucho, a veces, es la mitad de su calificación,<br />

la otra es el examen” como afirma una<br />

maestra de matemáticas. A la vez, los<br />

contenidos de estos ejercicios son por lo<br />

general, susceptibles de ser evaluados en los<br />

exámenes, por lo tanto maestros y alumnos<br />

comparten plenamente esta zona.<br />

Por otra parte, los resultados de los ejercicios<br />

ofrecen “pistas” a los maestros del avance del<br />

grupo, constituyéndose así, en parte de la<br />

evaluación diagnóstica que realizan<br />

cotidianamente.<br />

PERSPECTIVAS DE LOS ALUMNOS EN<br />

CUANTO A LOS FORMAS DE ENSEÑANZA<br />

DE LOS PROFESORES<br />

El presente capítulo consta de dos apartados,<br />

en el primero se señalan las formas de<br />

enseñanza, que de acuerdo a los estudiantes,<br />

son aplicadas continuamente por sus<br />

maestros. Y en el segundo, los argumentos


manifestados por los alumnos para clasificar<br />

las clases en aburridas e interesantes.<br />

¿Cuáles son las perspectivas de los alumnos<br />

respecto a las formas de enseñanza de sus<br />

profesores? ¿Qué formas de enseñanza son<br />

las que los estudiantes identifican como más<br />

empleadas por los profesores para dirigir el<br />

proceso enseñanza-aprendizaje?<br />

1. Las formas de enseñanza<br />

Los alumnos entrevistados mencionan que<br />

entre las formas de enseñanza utilizadas con<br />

más frecuencia por sus profesores se<br />

encuentran la exposición oral por parte del<br />

maestro y el dictado, y con menor uso el<br />

interrogatorio y el trabajo en equipo. De ello<br />

se ocupa este apartado.<br />

1.1 La exposición oral por parte del<br />

maestro<br />

1.1.1 Perspectivas sobre la exposición<br />

oral de los maestros.<br />

Para los alumnos es primordial el que los<br />

profesores empleen la exposición oral como<br />

forma de enseñanza. Le otorgan un valor por<br />

encima de cualquier otro método de<br />

enseñanza aplicado por los maestros para<br />

dirigir el proceso enseñanza-aprendizaje.<br />

De acuerdo a los estudiantes, la exposición<br />

oral por parte del profesor, es importe<br />

porque:<br />

• Están más atentos a la clase. Los<br />

estudiantes indican que cuando el<br />

maestro explica la clase, ellos tienen<br />

que estar más atentos para poder<br />

comprender los temas impartidos por<br />

el profesor. En palabras de Cristal:<br />

Cristal (br): … porque si explica, uno tiene<br />

que poner atención para entenderle al tema…<br />

(6.3)<br />

• Aclaran sus dudas. Los alumnos<br />

comentan que en ocasiones existen<br />

dudas referentes al tema y necesitan<br />

la explicación por parte del maestro<br />

para aclararlas. Al respecto Oliverio<br />

sostiene:<br />

Oliverio (mr) … luego hay muchas dudas<br />

acerca del tema, no sé, yo creo que<br />

necesitamos una explicación, un por qué.<br />

(5,11)<br />

• Logran un mejor aprendizaje. Los<br />

estudiantes señalan que prefieren que<br />

los maestros utilicen la exposición oral,<br />

porque cuando aplican esta forma de<br />

enseñanza ellos pueden aprender más;<br />

ya que si no entendieron el tema, con<br />

la explicación del profesor captarán<br />

mejor los conocimientos impartidos.<br />

Uno de los alumnos expresa:<br />

César (bd): Que está mejor, así si no<br />

entendemos una cosa, pues ya nos explica, ya<br />

lo entendemos más. (7,10)<br />

Los estudiantes comentan que ciertos<br />

maestros les explican los temas hasta que los<br />

han comprendido perfectamente y ya cuando<br />

se cercioran de que consiguieron apropiarse<br />

de los contenidos, el profesor les deja<br />

ejercicios o pasa a otro tema. En palabras de<br />

los alumnos:<br />

Gerardo (md): …él te explica y si no le<br />

entiendes y te vuelve a explicar. Y también te<br />

hace preguntas, o sea, hasta que el maestro<br />

sienta que ya les enseñó bien, es cuando ya<br />

pone ejercicios… (el maestro de español).<br />

(4,5-6)<br />

Marcos (md): …llega a poner hasta diez<br />

ejemplos para que nosotros le entendamos y<br />

si ve que no le entendemos, vuelve a poner<br />

más ejemplos. Y ya que le entendemos,<br />

entonces pone los ejercicios (el maestro de<br />

matemáticas). (4,1)<br />

1.1.2 ¿De qué manera les gusta a los alumnos<br />

que expliquen sus maestros?<br />

A pesar de que algunos maestros utilizan la<br />

exposición oral como forma de enseñanza, los<br />

alumnos le dan un valor diferente al método<br />

empleado por cada uno de sus profesores.<br />

Para ellos es importante que el maestros les<br />

expliquen de una forma profunda y correcta:<br />

Victor (rb): …bueno, los dos explican muy<br />

bien (refiriéndose a los maestros de química y<br />

matemáticas): pero me gusta más sus<br />

precisiones de sus apuntes y todo del maestro<br />

de matemáticas.<br />

Gerardo (md): A mí me gusta más la de<br />

matemáticas, porque es más extenso y el de<br />

química lo deja más abierto, no explica bien<br />

así para la perfección… (4,1)<br />

Los estudiantes afirman que es de su agrado<br />

que ciertos maestros usan material didáctico<br />

para explicar el tema de clase y de ahí ellos<br />

87


pueden ir tomando sus notas. En palabras de<br />

los alumnos:<br />

Marcos (md): Porque la maestra de geografía,<br />

nos pone a hacer mapas y nos va explicando<br />

conforme los vamos haciendo… (4,1)<br />

René (mr): Bueno, a mi también me gusta<br />

como da la clase la maestra de biología. Pone<br />

ilustraciones en el pizarrón y de lo que ilustra<br />

y de lo que ella explica nosotros vamos<br />

tomando el apunte. (7,2)<br />

Los alumnos mencionan que les gusta que<br />

algunos profesores se interesan porque ellos<br />

comprendan el tema, explicándolo paso a<br />

paso y varias veces; que les dan diferentes<br />

ejemplos y posteriormente comprueban que lo<br />

hayan aprendido interrogándolos o pasándolos<br />

a resolver ejercicios en el pizarrón. Y además,<br />

que cuando ellos tengan dudas puedan<br />

preguntar al maestro con la finalidad de que<br />

les explique nuevamente el tema. Los<br />

estudiantes manifiestan:<br />

Gerardo (md): …nada más te explica, si no le<br />

entiendes, se va más a fondo para que le<br />

entiendas mejor, y ya después que le<br />

entendiste hace preguntas, pasa a hacer<br />

ejercicios en el pizarrón y por eso me gusta su<br />

forma de trabajar (se refiera al maestro de<br />

física). (4,6)<br />

Iris (rb): …me parece bien cuando los<br />

maestros… dan un tema determinado y… te lo<br />

van desarrollando poco a poco, te lo explican.<br />

(2,13-14)<br />

Viviana señala la importancia de que los<br />

alumnos hayan entendido el tema para poder<br />

contestar las preguntas planteadas por el<br />

profesor, porque si no lo comprenden, no será<br />

posible poder responder las interrogantes<br />

expuestas por el maestro:<br />

Viviana (bb): …la de geografía, te explica y<br />

preguntas; pero, ¿si no le entendiste? ¿cómo<br />

vas a contestar? El de matemáticas, explica,<br />

dicta y puros ejercicios, y ¿si alguien no<br />

entendió? (3,11)<br />

A los alumnos les complace que durante la<br />

exposición oral, los maestros expliquen el<br />

tema en forma sencilla para que ellos lo<br />

puedan entender:<br />

Oliverio (mr): …más que nada ella tiene una<br />

forma de expresarse y explicar… hace fácil el<br />

tema (la maestra de matemáticas)…<br />

Julio (br): …y lo hace entendible… por ejemplo<br />

el de historia como que lo revuelve… (5,2)<br />

88<br />

Durante la clase de matemáticas con el grupo<br />

de tercero “C” en la escuela “M”, se observó la<br />

aplicación de la exposición oral por parte de la<br />

maestra María Elena. El tema de la sesión es<br />

“Cuadrado de un binomio”:<br />

Ma: Bueno, antes de pasar al de álgebra, les<br />

voy a explicar aquí un paso, un paso<br />

nada más que vamos a evitar en esto<br />

(los alumnos escuchan callados la<br />

explicación de la maestra). Multipliqué<br />

una sola vez el cinco por el mismo<br />

cinco. ¿Sí o no?<br />

Aos: (A coro) Sí…<br />

Ma: Sólo lo hice diferente, hice aquí de una<br />

forma la multiplicación como allá en los<br />

polinomios y aquí lo desarrollé de otra<br />

forma. ¿No hay ningún problema ahí?<br />

Aos: (A coro) No.<br />

Ma. ¿Si se entiende que es igual?<br />

Aos: (La mayoría) Sí, sí.<br />

Ma: Como éstos son números, como son<br />

iguales, los puede sumar (señala en el<br />

pizarrón) veinticinco más treinta…<br />

Aos: (La mayor parte del grupo) Cincuenta y<br />

cinco…<br />

Ma: Cincuenta y cinco más nueve…<br />

Aos: (algunos) Sesenta y cuatro.<br />

Ma: Sesenta y cuatro, ese es mi resultado,<br />

bueno copien hasta ahí… (Reg. 11, 4-5)<br />

De acuerdo a la actitud manifestada por los<br />

alumnos se percibió el interés que tiene ante<br />

la forma de enseñanza y al estilo de explicar<br />

por parte de la profesora. Durante la clase<br />

estuvieron atentos y dispuestos a participar<br />

activamente cuando la maestra lo solicitaba,<br />

además de escuchar callados su explicación.<br />

Por lo tanto, es posible inferir que los<br />

estudiantes aceptan con satisfacción este<br />

método de enseñanza; ellos comentaron en<br />

las entrevistas que la profesora sabe explicar<br />

muy bien sus clases y además hace entendible<br />

el tema y también que es necesario estar<br />

atentos a la clase para poder comprender los<br />

contenidos de matemáticas.<br />

1.1.3 ¿Qué es lo que no les agrada a los<br />

alumnos de la explicación de los<br />

maestros?<br />

Los estudiantes mencionan que hay maestros<br />

que solamente explican una vez, que si ellos<br />

no entendieron los temas, ya no vuelven a<br />

explican y que además no les interesa si<br />

aprendieron o no. Los alumnos expresan:<br />

Marcos (md): …el maestro de biología, nada<br />

más nos lo explica una vez y si lo entendimos<br />

bien y si no también… (4,1-2)


Omar (br): Porque hay otros que te explican y<br />

si no entendiste, pues ya no te lo quieren<br />

volver a repetir. (7,10)<br />

Los alumnos declaran que no les gustan las<br />

formas de enseñanza de algunos maestros<br />

debido a que no explican, o si lo hacen, su<br />

explicación es insuficiente.<br />

Ea: Y de las otras formas de enseñanza… ¿por<br />

qué no les gustan?<br />

Isabel (rr): Pues porque explican muy poco.<br />

Anayeli (bb): Y el maestro de historia es muy<br />

raro que explique… no sabe explicar… (8,11-<br />

12)<br />

Aunque los estudiantes indican la existencia<br />

de profesores que dominan su asignatura y<br />

además la saben explicar bien; pero perciben<br />

que cuando el maestro llega a enojarse, los<br />

afecta porque ya no explica el tema, es decir,<br />

lo da por visto. Según Gisela:<br />

Gisela: (bb): …si sabe muy bien el maestro,<br />

las dos materias que le toca, las sabe dar… sí<br />

enseña muy bien, cuando se enoja nos deja<br />

de explicar y ya no nos da el tema, lo da por<br />

visto (el maestro de historia). (6,3)<br />

Los alumnos señalan la existencia de<br />

profesores que se molestan cuando ellos<br />

cuestionan acerca de las dudas que tienen:<br />

Isabel (rr): …vamos con nuestras dudas y<br />

“¡ay!. No entiendes o qué, yo ya te lo expliqué<br />

como quinientas veces, que no me vas a<br />

entender o qué, ándale, rápido” (la maestra<br />

de matemáticas). (8,10)<br />

Es necesario hacer notar algunas diferencias<br />

de opinión entre las alumnas y alumnos de un<br />

mismo grupo; mientras las mujeres comentan<br />

que una de las maestras les explica muy bien<br />

la clase y la otra las fastidia con su forma de<br />

enseñanza, para los varones es lo contrario.<br />

Esto coincide con lo señalado por Delamont<br />

(1988,152) “…los alumnos difieren en sus<br />

reacciones y aceptaciones de los diversos<br />

estilos de enseñanza”. Los estudiantes<br />

sostienen:<br />

Lupe (rd): … es que explica bien sus clases (la<br />

maestra de civismo) y la maestra de geografía<br />

no… (3,1)<br />

Victor (rb): …las dos maestras explican muy<br />

bien (se refiere a las maestras de civismo y<br />

geografía). Creo que la de geografía nos<br />

explica un poco más. (4,1)<br />

Viviana (bb): …el que le da geografía lo<br />

aburre un montón… nada más se la pasa<br />

hablando que el mapa… (3,9)<br />

Marcos (md): …la maestra de civismo, nada<br />

más llega, pone un tema y de tal a tal y<br />

cópienlo. A veces explica y a veces no. (4,1)<br />

Los alumnos también critican a los maestros<br />

que para ellos, no saben impartir sus clases, y<br />

que no explican las actividades que deben ser<br />

realizadas. Al respecto las entrevistas<br />

afirman:<br />

Gisela (bb): Es que ella nunca ha dado clases<br />

para tercero… no sabe dar la clase (la<br />

orientada) (6,15)<br />

Cristina (rr): …ese “dizque maestro” no<br />

debería de estar aquí en la escuela, porque<br />

nunca nos explica nada… (el maestro de<br />

educación física). (1,13)<br />

Existe una tendencia generalizada por parte<br />

de los alumnos a darle un mayor valor a la<br />

exposición oral por parte del maestro como<br />

forma de enseñanza. Ellos indican que cuando<br />

el profesor expone tiene que prestar más<br />

atención a su explicación para poder captar<br />

los contenidos expuestos y así lograr un mejor<br />

aprendizaje.<br />

Los estudiantes mencionan que con la<br />

explicación del maestro aclaran las dudas que<br />

se les presentan durante la exposición de los<br />

diferentes temas, lo que no sucede con las<br />

otras formas de enseñanza.<br />

Aunque son varios los maestros que emplean<br />

esta forma de enseñanza, para los alumnos es<br />

más significativo cuando el profesor explica de<br />

una manera extensa y correcta; pero además<br />

que su exposición sea de un modo sencillo con<br />

la finalidad de que ellos aprendan más y<br />

mejor.<br />

Según los alumnos, también es valioso que el<br />

maestro explique hasta que ellos hayan<br />

comprendido perfectamente los temas,<br />

aunque para lograrlo sea necesario repetir<br />

varias veces los contenidos vistos en clase.<br />

Asimismo, a los estudiantes les satisface que<br />

el tema sea explicado poco a poco para que<br />

logren asimilarlo y si existen dudas sean<br />

aclaradas por el profesor, pero sin<br />

disgustarse. Piensan que los maestros pueden<br />

comprobar si los alumnos consiguieron<br />

apropiarse del contenido, ya sea aplicando<br />

ejercicios o interrogándoles.<br />

89


1.2 El dictado.<br />

El dictado es otra de las formas que, de<br />

acuerdo a los alumnos, es frecuentemente<br />

usada por la generalidad de sus maestros:<br />

César (bd): Casi la mayoría se la pasa<br />

dictando. (7,2)<br />

1.2.1 Desventajas.<br />

A esta forma de enseñanza, los estudiantes le<br />

atribuyen ciertas desventajas, algunas de<br />

lasque comentaron son:<br />

90<br />

• Obstaculiza el aprendizaje. Los<br />

alumnos consideran que con esta<br />

forma de enseñanza no aprende,<br />

porque solamente se están<br />

preocupando por escribir todo lo que<br />

está dictando el maestro; sin embargo<br />

cuando explica sí entienden el tema,<br />

Julio opina al respecto:<br />

Julio (br): …un tema dictado nada más, como<br />

que no lo aprendes, como que nada más te<br />

estás preocupando porque no te falte ninguna<br />

palabra, por estar escribiendo… explicado,<br />

como que ya le vas agarrando el hilo, ya<br />

sabes como es el tema… (5,10)<br />

• Limita la participación en clase. Los<br />

estudiantes indican que si el maestro<br />

emplea como forma de enseñanza el<br />

dictado, esto influye en la escasa<br />

participación del alumnado durante la<br />

clase, debido a que no logran<br />

comprender el tema cuando el<br />

maestro está dictando. En palabras de<br />

Julio:<br />

Julio (br): Por lo mismo de que dicta todo<br />

corrido por eso no lo entendemos, por eso<br />

casi no participamos en clase… (5,11)<br />

• Clases aburridas. Los alumnos<br />

mencionan que si bien, algunos<br />

maestros imparten adecuadamente<br />

sus clases, al emplear como forma de<br />

enseñanza el dictado, sus lecciones<br />

llegan a ser aburridas. René afirma:<br />

René (mr): Si enseña bien, pero luego así<br />

como que se pone a dictar mucho, como que<br />

aburre su clase (se refiere a la maestra de<br />

español). (7,2)<br />

Los estudiantes suponen que un profesor que<br />

dicta, es un maestro que no enseña bien;<br />

porque piensan que no domina su materia de<br />

enseñanza, que dicta por temor a equivocarse<br />

y para que los alumnos no se den cuenta de<br />

su ignorancia y que aún necesita seguirse<br />

preparando para no cometer errores, Isabel<br />

sostiene:<br />

Isabel (rr): Y a veces parece… no saber lo que<br />

es ser un profesor, porque si es un profesor,<br />

yo creo que ya debería saber como dar sus<br />

clases; pero si no lo es, con razón se<br />

demuestra como se la pasa dictando y<br />

dictando y dictando porque dice: “todavía me<br />

falta más por aprender, mejor me la paso<br />

dictando, no me vaya a equivocar”… (el<br />

maestro de historia) (8,12)<br />

Los estudiantes desaprueban a los profesores<br />

que exclusivamente se la pasan dictando en la<br />

clase, sin explicar los contenidos. Manifiestan<br />

que los maestros han de pensar que con sólo<br />

dictar, los alumnos entenderán correctamente<br />

los temas impartidos. Según Isabel:<br />

Isabel (rr): El maestro de historia tiene,<br />

bueno yo diría una pésima conducta para<br />

enseñar, porque lo único que sabe hacer es<br />

dictar, dictar no explica nada. Entonces como<br />

que él dice: “si dicto, ya entendieron, nada<br />

más me la paso dictando”… (8,11)<br />

1.2.2 El dictado, ¿una forma de control?<br />

Los estudiantes expresan que el maestro de<br />

historia anteriormente les explicaba la clase;<br />

pero debido a que varios alumnos nada más<br />

se la pasaban platicando prefiere dictar el<br />

tema:<br />

Omar (br): Por ejemplo: el de historia, antes<br />

siempre nos ponía así a explicarse y ahora ya<br />

no.<br />

César (bd): Como hablan mucho, platican.<br />

Omar (br): Ahora nada más llega, nos dicta<br />

un tema, nos deja actividad… (7,9)<br />

Lo señalado por los estudiantes se observó<br />

durante la clase del maestro Alberto, aunque<br />

no fue con el grupo de los alumnos que<br />

realizaron los comentarios anteriores, sino con<br />

el tercero “C”; a quien también le imparte<br />

clases el mismo profesor. El tema de la sesión<br />

“La conquista y la colonia”, subtema<br />

“Descubrimiento de América”.<br />

Mo: (Dirigiéndose a los alumnos) Anotan<br />

como titulo: “La conquista…” (el<br />

maestro anota el tema en el pizarrón,<br />

los alumnos se empiezan a reir).<br />

Aos: (Algunos alumnos) Se quieren lucir<br />

(hacen el comentario por lo que el


maestro escribió en el pizarrón. Varios<br />

alumnos se encuentran chupando<br />

paleta).<br />

Ao: ¿Desde cuándo se luce? (alumnos que se<br />

sientan atrás, en la fila 1 y 2, continúan<br />

hablando y riéndose, la mayoría están<br />

distraídos).<br />

Aa: (dirigiéndose a sus compañeros) ¡Ya<br />

cállense!<br />

Mo: (Trata de explicarles el tema). Es muy<br />

importante… (pocos alumnos empiezan<br />

a callarse).<br />

Mo: Mientras el maestros explica, algunos<br />

alumnos le hacen preguntas como si no<br />

escucharan lo que explica).<br />

Ao: ¿Año qué?...<br />

Ao: (Le dice a uno de sus compañeros que<br />

está hablando) ¡Cállate!... (la mayoría<br />

de los alumnos están platicando,<br />

riéndose o comiendo, El maestro<br />

continúa tratando de explicar la clase y<br />

los alumnos interrumpiendo).<br />

Ao: (Dirigiéndose a uno de sus compañeros<br />

que interrumpe la explicación del<br />

maestro) ¡Ya deja que dé la clase!<br />

(Algunos alumnos empiezan a hacer<br />

comentarios de inconformidad por lo<br />

que dijo el alumno).<br />

Ao: (Otro) ¡Díctenos!<br />

Ao: (otro) ¿Quién fue el estúpido! (por lo<br />

que dijo el alumno anterior que se<br />

dictara).<br />

Ao: ¡Díctele! (el maestro al darse cuenta<br />

que no le van a permitir explicar el tema<br />

empieza a dictar).<br />

Mo: A partir del siglo dieciocho… (solamente<br />

cuando el maestro dicta algunos<br />

alumnos dejan de hablar y anotan lo<br />

que está dictando)…<br />

Mo: …Época prehispánica… (una alumna<br />

avienta un objeto a uno de sus<br />

compañeros).<br />

Ao: Maestro calle a Ramírez.<br />

Ao: ¡Sáquenlo! Nada más está… (le indican<br />

que nada más están molestando).<br />

Mo: Basado… (la misma alumna avienta un<br />

objeto a otro compañero, otra alumna<br />

avienta un papel a sus compañeros)…<br />

Mo: Las dietas… (una alumna se ve en el<br />

espejo, se enchina las pestañas guarda<br />

el espejo y se empieza a peinar. Otra<br />

alumna hace una tarea. Ramírez avienta<br />

un papel a uno de sus compañeros, éste<br />

lo lee y voltea, le comenta algo a<br />

Ramírez. Ramírez jala el cabello a una<br />

compañera; otro alumno hace lo<br />

mismo)… (Reg. 8,1-4)<br />

Según lo observado y por el comportamiento<br />

de los alumnos se deduce que el maestro por<br />

lo general no emplea como forma de<br />

enseñanza la exposición oral; por lo tanto ese<br />

día fue notorio que lo quiso hacer por la<br />

presencia de la observadora en la clase. Los<br />

alumnos están acostumbrados a que el<br />

profesor únicamente les dicta, solicitan que<br />

trabaje de esta manera para ellos poder<br />

platicar o realizar la actividad que mejor les<br />

parece. Y aunque rechazan el dictado como<br />

forma de enseñanza, prefieren que el maestro<br />

dicte a escuchar su explicación.<br />

Durante las entrevistas los estudiantes del<br />

tercer grado de la escuela “M”, indicaron el<br />

por qué de la actitud que asumieron durante<br />

la clase del maestro de historia. De acuerdo a<br />

lo que comentan, el maestro sólo dicta,<br />

raramente ha llegado a explicar, y ellos ya<br />

están predispuestos a esa forma de impartir la<br />

clase. Del mismo modo, sostiene que los<br />

alumnos quienes sugieren el empleo del<br />

dictado es para poder estar platicando, (sin<br />

trabajar) en el salón:<br />

David (rd): También el maestro de historia,<br />

nada más empieza a dictar, a dictar… y rara la<br />

vez que explica.<br />

Julio (br): … cuando usted estuvo ahí<br />

(refiriéndose a la observadora), se puso a<br />

explicar en el pizarrón, es la única vez en todo<br />

el año que nos ha explicado…<br />

Ea: Pero empezó a explicar el maestro y<br />

ustedes le dijeron: “ya maestro, mejor dicte”…<br />

Julio (br): Porque ya nos acostumbró a que<br />

nada más nos esté dictando a que nada más<br />

nos deje cuestionarios… (5,10)<br />

Gisela (bb): Es que es la mayoría de niños<br />

que no quieren trabajar, …explica y toda la<br />

demás gente platicando… y cuando dicta es la<br />

forma en que más platican, es cuando no se<br />

callan… (6,3)<br />

Los estudiantes manifiestan que aunque los<br />

profesores creen que dictando los temas los<br />

mantendrán callados y en orden, la situación<br />

es diferente. Comentan que a pesar de que<br />

les dicten, algunos alumnos no están atentos<br />

a la clase, mejor se la pasan haciendo<br />

desorden o platicando; mientras el maestro<br />

dicta. En las entrevistas afirmaron:<br />

Omar (br): Es que dicen que si explican que<br />

nos pasamos nada más platicando.<br />

César (bd): Jugando. (7,2)<br />

Marisol (md): Pero es lo mismo, porque están<br />

dictando y yo siempre estoy platicando…<br />

cuando estamos en educación física, que nos<br />

pone a dictar, yo estoy atrás haciendo<br />

despapaye: “¿qué dictó? Quien sabe, ¿qué<br />

preguntó? Quén sabe. Igual en historia es la<br />

91


misma cosa… dicte o no dicte, también<br />

estamos platicando. (8,11)<br />

Los alumnos admiten que no todos anotan el<br />

apunte, debido a que el maestro no<br />

comprueba que estén realizando la actividad y<br />

además que el profesor muestra poco interés<br />

por el trabajo grupal. Al respecto los<br />

entrevistados expresan:<br />

Omar (br): O hay algunos que ni toman<br />

apuntes cuando dictan (7,2)<br />

Leticia (bb): …porque el maestro no pasa a<br />

revisar el apunte, ni ve quién está apuntando.<br />

Y cuando se pone a dictar dice: “a mí no me<br />

interesa lo que ustedes hagan, pueden hacer<br />

lo que quieran, yo voy a dictar, el que quiera<br />

puede tomar apuntes el que no, no”, y pues<br />

como dice eso todos se toman de no hacer<br />

nada, son pocos lo que trabajan (se refiere al<br />

maestro de historia). (6,3)<br />

A juzgar por los estudiantes, el dictado es la<br />

forma de enseñanza utilizada con más<br />

frecuencia por la mayor parte de los<br />

profesores.<br />

Los alumnos consideran que esta forma de<br />

enseñanza obstaculiza su aprendizaje, porque<br />

cuando el profesor dicta durante toda la clase,<br />

ellos tienen que anotar el tema aunque no lo<br />

hayan entendido, lo que no ocurre cuando el<br />

maestro explica.<br />

Los estudiantes también creen que el dictado<br />

limita la participación del grupo puesto que, si<br />

ellos no entienden el tema, no pueden<br />

participar cuando el maestro les pregunta.<br />

Asimismo mencionan que con este modo de<br />

enseñanza las clases les parecen muy<br />

aburridas.<br />

El dictado, según determinados alumnos, llega<br />

a ser aplicado por los profesores como medida<br />

para mantener controlado al grupo; pero otros<br />

comentan que la situación es diferente a lo<br />

pretendido por los profesores, puesto que<br />

cuando dictan se presta a que los estudiantes<br />

puedan estar realizando otras actividades, por<br />

ejemplo: platicar, hacer desorden o<br />

simplemente no tomar nota de lo dictado por<br />

el profesor.<br />

Lo anterior sucede, de acuerdo a los alumnos,<br />

debido a que los maestros no verifican que<br />

estén realizando la actividad indicada o<br />

sencillamente porque no se interesan por lo<br />

que haga o deje de hacer el grupo en general.<br />

92<br />

1.2.3 La exposición oral por parte del<br />

maestro versus el dictado.<br />

Los alumnos indican que es más importante la<br />

explicación del tema por parte del profesor y<br />

que ellos tomen el apunte a que se la pasen<br />

dictando durante toda la clase. En palabras de<br />

René:<br />

René (mr): Pues no sé, es mejor así que<br />

explique ella. Y nosotros tomamos el apunte a<br />

que ella nos esté dictando toda la clase (se<br />

refiere a la maestra de español). (7,2)<br />

Los estudiantes señalan que la explicación del<br />

maestro tiene más valor, puesto que logran<br />

comprender mejor el tema que cuando<br />

solamente les dictan:<br />

César (bd): … Se nos queda mejor explicado<br />

que dictado, lo entendemos más explicado…<br />

(7,2)<br />

A los profesores que se la pasan dictando, los<br />

estudiantes les proponen que también<br />

expliquen; porque afirman que con el dictado<br />

únicamente no aprenden, además de ser<br />

cansado el pasársela escribiendo durante toda<br />

la clase. Lo anterior se ejemplifica con lo<br />

expresado por los entrevistados:<br />

René (mr): Que cambien su actitud, porque sí<br />

es muy cansado estar escribiendo y<br />

escribiendo… y que nos expliquen para que<br />

nosotros podamos entender más esas clases…<br />

(7,9)<br />

Viviana (bb): Al de inglés, ¡ay! Que explique.<br />

Es que nada más se agarra a dictar a escribir<br />

en el pizarrón y a repetir… Así… no<br />

aprendemos. (3,25)<br />

Los estudiantes sugieren que si el maestro va<br />

a aplicar como forma de enseñanza el dictado<br />

lo combine con la explicación del tema:<br />

Oliverio (mr): Que hubiera de todo, o sea, que<br />

dictara y una explicación clara… (5,11)<br />

También proponen que el profesor dicte por<br />

párrafos, después explique, posteriormente<br />

pregunte a los alumnos cuáles son sus dudas<br />

y por último las aclare:<br />

Julio (br): Si, porque dictan un párrafo… que<br />

diga: “¿no hay ninguna duda hasta aquí? Y<br />

pues por ejemplo hay una duda y ya se lo<br />

explica… un párrafo y una explicada: otro<br />

párrafo, una explicada… (5,11)


Es posible percatarse de que los alumnos<br />

prefieren ante todo la explicación de los temas<br />

por parte del maestro y ellos toman las notas<br />

en lugar de que les esté dictando durante toda<br />

la clase. Consideran que los contenidos se<br />

entienden mejor cuando son expuestos por el<br />

profesor, que cuando únicamente son<br />

dictados. Por lo anterior sugieren a los<br />

maestros que emplean el dictado, cambien su<br />

método de trabajo y mejor expliquen, para<br />

que ellos puedan lograr un mejor aprendizaje.<br />

No obstante, se percatan de que tal vez no<br />

sea posible que los profesores renuncien al<br />

dictado como forma de enseñanza y plantean<br />

posibilidad de la combinación de éste con la<br />

explicación del maestro. Piensan que el<br />

profesor puede dictar por párrafos, explicar,<br />

preguntar las dudas a los alumnos,<br />

posteriormente aclararlas y repetir el mismo<br />

procedimiento. De esta manera ya no se la<br />

pasaría dictando exclusivamente y ellos<br />

podrían entender un poco más los contenidos.<br />

1.3 El interrogatorio.<br />

Es otra forma de enseñanza utilizada por<br />

determinados maestros. Los estudiantes<br />

señalan que cuando los profesores la llegan a<br />

aplicar les agrada, puesto que al ser<br />

cuestionados acerca de cualquier tema,<br />

pueden emitir su opinión y en caso de no<br />

aportar la respuesta correcta, los maestros los<br />

corrigen. Además indican que con este<br />

método de trabajo pueden escuchar y<br />

compartir los diferentes puntos de vista de<br />

sus compañeros. Karina opina:<br />

Ea: ¿Qué forma de trabajo les gusta más?<br />

Karina (bb): …es la de pregunta y respuesta,<br />

porque así nos preguntan… algo que no<br />

sabemos, nosotros decimos nuestro punto de<br />

vista y ya si estamos mal, ellos nos corrigen…<br />

y pues también oímos las opiniones de<br />

nuestros demás compañeros. (2,13)<br />

Oliverio menciona que el interrogatorio llega a<br />

ser aplicado por parte de los maestros con el<br />

deseo de mantener silencioso y en orden al<br />

grupo, también para que el profesor se pueda<br />

percatar si los alumnos están o no atentos a<br />

la clase:<br />

Oliverio (mr): Por ejemplo, ahí el maestro lo<br />

hace con el afán de callarnos, ponernos<br />

quietos… por eso les pregunta: ¿qué dijo tu<br />

compañero? ¿qué dicté? (se refiere al maestro<br />

de español). (5,11)<br />

En la siguiente transcripción de registro, se<br />

observa el empleo de esta forma de<br />

enseñanza por parte de la maestra de civismo<br />

con el segundo “B” de la escuela “R”. La<br />

maestra combina la exposición oral con el<br />

interrogatorio a los alumnos.<br />

El tema de la clase es “Los elementos de la<br />

nación”, la maestra Lourdes anota en el<br />

pizarrón un cuadro sinóptico de los elementos<br />

de la nación (territorio, población y gobierno):<br />

Ma: …¿A qué deberá que esa población esté<br />

concentrada precisamente en muy<br />

pocas ciudades? A ver (un alumno<br />

levanta la mano, la maestra le da la<br />

palabra)<br />

Ao: Porque hay más fuentes de trabajo.<br />

Ma: En fuentes de trabajo.<br />

Ao: (Otro) Mejor vida…<br />

Ao: (Otro) Tecnología.<br />

Ma: Pues mejor vida, ¿no? Si, bueno, ellos<br />

vienen con el espíritu de encontrar una<br />

mejor vida y ¿con qué se encuentran en<br />

esa ciudad? (varios alumnos contestan<br />

al mismo tiempo, no se entiende lo que<br />

dicen).<br />

Ma: A ver, uno por uno.<br />

Aa: Con aire contaminado…<br />

Ao: con asaltos.<br />

Aa: Con violencia.<br />

Ao: Con mucho ruido.<br />

Aa: Con menor espacio.<br />

Ma: Con menor espacio para vivir. Ruido que<br />

ayuda para la contaminación. ¿Qué<br />

más?<br />

Aa: …precios altos.<br />

Ma: Bueno, vienen ellos con el espíritu,<br />

emigran… de ese campo a la ciudad con<br />

el espíritu de mejorar su nivel de vida. Y<br />

se encuentran con gran situación<br />

totalmente al revés de lo que ellos<br />

pensaban… (reg. 6,2-3)<br />

Al observar las actitudes de los estudiantes<br />

ante este método de enseñanza y advertir su<br />

disposición para participar activamente, se<br />

infiere que existe una aceptación por parte del<br />

alumnado en general respecto a la utilización<br />

del interrogatorio como una de las formas de<br />

enseñanza por parte de los profesores.<br />

El interrogatorio es un método de enseñanza<br />

poco comentada por los estudiantes, ya que<br />

los maestros aplican más el dictado y la<br />

exposición oral cuando imparten sus clases.<br />

Esta forma de enseñanza es del agrado de los<br />

alumnos puesto que, según ellos, en<br />

ocasiones los maestros les elaboran preguntas<br />

93


en las que pueden expresar sus opiniones y<br />

en caso de no aportar una respuesta<br />

adecuada los profesores las rectifican. Además<br />

de que les permite compartir los diferentes<br />

puntos de vista que existen con sus<br />

compañeros de grupo.<br />

1.4 El trabajo en equipo.<br />

El trabajo en equipo es otro modo de<br />

enseñanza empleado por pocos maestros; los<br />

alumnos mencionan que se reúnen con sus<br />

compañeros de equipo para coordinar las<br />

actividades designadas por el profesor:<br />

Marcos (md): Sí, a veces nos deja trabajos en<br />

equipo… (la maestra de civismo) cada quien<br />

se reúne con su equipo y se pone de<br />

acuerdo… (4,2)<br />

De acuerdo a lo señalado por los estudiantes<br />

esta forma de enseñanza no es aplicada<br />

frecuentemente por los profesores, porque al<br />

utilizarla, los alumnos platican en la clase. En<br />

palabras de César:<br />

César (bd): …nomás pasamos dos equipos<br />

porque como varios estuvieron hablando…<br />

(7,15)<br />

Además los alumnos sostienen que los<br />

integrantes de cada equipo únicamente se<br />

concretan a leer sus apuntes sin explicar el<br />

tema:<br />

Omar (br): Y según los primeros equipos que<br />

pasaron, pasaron según a explicar y nada más<br />

pasaron a leer lo que apuntaron, así leyendo<br />

de corrido y tú lo tenías que apuntar. (7,15)<br />

Los estudiantes estiman conveniente que al<br />

exponer un trabajo realizado en equipo, no<br />

solamente deben pararse a leer en el salón,<br />

además necesitan dominar el tema para poder<br />

explicarlo a todo el grupo:<br />

René (mr): Si era una exposición, yo digo que<br />

tenías que aprenderte lo que te tocaba decir;<br />

pero se paraban ellos con su cuaderno y<br />

empezaban a leer. (7,15)<br />

César indica que por lo anterior, los maestros<br />

que llegar a aplicar esta forma de enseñanza,<br />

prefieren suspenderla y dar el tema ellos, para<br />

que los integrantes de cada equipo no<br />

únicamente se paren a leer el tema que les<br />

corresponde exponer:<br />

César (bd): …nada más dijo que llevaran las<br />

láminas, todo escrito (se refieren a los<br />

equipos) y ella daba el tema en lugar de que<br />

94<br />

se estuvieran parando (la maestra de<br />

expresión y apreciación artísticas). (7,15)<br />

El siguiente fragmento corresponde al registro<br />

de clase de expresión y apreciación artísticas<br />

con el grupo de segundo “D” en la escuela<br />

“M”, en donde se verifica lo comentado por el<br />

alumno (los integrantes del equipo<br />

únicamente pasan al pizarrón a pegar los<br />

carteles que traen, la maestra Rosa dicta el<br />

tema):<br />

Ma: A ver equipo que sigue, pasa a pegar<br />

sus láminas (dos alumnos pasan a pegar<br />

una lámina en el pizarrón con un violín<br />

dibujado).<br />

Ma: ¿No traen mapa? (les pregunta a los<br />

integrantes del equipo).<br />

Aa: ¿Traes mapa? (le pregunta a una<br />

compañera de su equipo).<br />

Aa: Si (la alumna se acerca al pizarrón y<br />

pega el mapa).<br />

Ma: A ver, ¿ya copiaron? (dirigiéndose a los<br />

alumnos).<br />

Ao: No, espérese.<br />

Ma: Región cinco Atlacomulco (les empieza a<br />

dictar de unas hojas sueltas de un<br />

libro)… (Reg. 14,1-2)<br />

De acuerdo a los alumnos, el trabajo en<br />

equipo es otra forma de enseñanza de uso<br />

limitado por los profesores. Según ellos,<br />

cuando un equipo expone, el grupo<br />

generalmente no está atento a la clase,<br />

además porque los integrantes del equipo no<br />

explican el tema.<br />

Los estudiantes afirman que el trabajo del<br />

equipo consiste tan sólo en pararse al frente<br />

del grupo y leer sus notas, por esto y por lo<br />

mencionado en el párrafo anterior, según los<br />

alumnos, los maestros prefieren evitar esta<br />

forma de enseñanza e impartir ellos el tema.<br />

Para los alumnos sería productivo el trabajo<br />

en equipo, pero solamente si cada uno de los<br />

integrantes adquiera el compromiso de<br />

dominar el tema que le corresponde exponer<br />

para poder explicarlo al grupo.<br />

1.5 La competencia: ¿un juego, una<br />

presión o un estímulo?<br />

Los estudiantes de tercer grado de la escuela<br />

“M”, señalan que la maestra de matemáticas<br />

promueve la competencia entre ellos como<br />

una forma de motivarlos para que aprendan y<br />

se interesen en ser las mejores de la clase.<br />

Este modo de trabajar les agrada a los<br />

alumnos, pues no se fastidian, también


comentaron que si no aprenden, pierden el<br />

lugar privilegiado (sentarse delante de cada<br />

fila) o los sellos que les van a servir para<br />

mejorar su calificación. Cristal opina:<br />

Cristal (br): A mí me gusta su forma de<br />

trabajar, que no nos aburre la clase, nos dan<br />

ganas de sacar diez para ir hasta adelante (se<br />

refiere a la clase de matemáticas). (6,1)<br />

Los estudiantes indican que la profesora les<br />

deja ejercicios para que ellos los resuelvan en<br />

un tiempo establecido, después de<br />

transcurrido ese período, intercambian sus<br />

cuadernos para calificarlos. Los alumnos cuya<br />

educación es diez se sientan delante de cada<br />

fila, atrás se sientan los que obtuvieron ocho,<br />

posteriormente los de seis y así<br />

sucesivamente. En palabras de Julio:<br />

Julio (br): …dice: “cinco ejercicios”, en<br />

determinado tiempo: “pasen los cuadernos” y<br />

el que saca diez hasta adelante… el que sacó<br />

ocho va atrás de ti… (5,14)<br />

Los alumnos expresan que de acuerdo a la<br />

calificación obtenida la maestra les coloca<br />

sellos en su cuaderno: a los que obtuvieron<br />

diez de calificación, les registra tres sellos, a<br />

los de ocho les anota dos sellos y a los de seis<br />

les da un sello. Al respecto Julio sostiene:<br />

Julio (br): …Da sellos de seis para arriba, de<br />

seis da un sello, de ocho da dos sellos, de diez<br />

da tres sellos… esa es la presión muy buena<br />

que da la maestra. (5,14)<br />

Para los alumnos esta forma de trabajo es<br />

como un juego entre ellos, en donde compiten<br />

para obtener “mejor lugar”. En palabras de<br />

Oliverio:<br />

Oliverio (mr): …es como un juego ¿no?, tiene<br />

que ganar lugares, él que tenga el ugar hasta<br />

adelante es el mejor, uno de los mejores. Yo<br />

creo que es una competencia entre nosotros.<br />

(5,13)<br />

Los estudiantes señalan que de esta manera<br />

la maestra los estimula para que se interesen<br />

más por aprender los temas y resolver bien<br />

los ejercicios indicados por ella, porque de lo<br />

contrario pierden lugares o sellos. Julio<br />

manifiesta:<br />

Julio (br): Se está preocupando uno, “tengo<br />

que aprenderme este tema porque si no<br />

pierdo sellos y pierdo lugares…” Y eso de los<br />

lugares está muy bien porque es alguna<br />

presión para que nos apuremos, bueno no una<br />

presión, ¿Qué será? Un estímulo para, para<br />

apurarnos en los ejercicios que nos deja la<br />

maestra… (5,14)<br />

Los alumnos declaran que varios alumnos se<br />

preocupan más por conseguir sellos que por el<br />

lugar ocupado en cada una de las filas, porque<br />

dependiendo de la cantidad de sellos<br />

obtenidos durante el bimestre será una parte<br />

de su calificación bimestral. David menciona:<br />

David (rd): Muchos se interesan más por los<br />

sellos que por los lugares… hace una escala…<br />

va poniendo el número de sellos la<br />

calificación. (5,14)<br />

Los estudiantes admiten que además les<br />

interesa esta técnica empleada por la<br />

profesora de matemática, porque es posible<br />

percatarse del aprendizaje logrado por cada<br />

alumno y la comparan con los maestros que<br />

solamente emplean el dictado como forma de<br />

enseñanza. Gisela firma:<br />

Gisela (bb): Me gusta su forma como enseña,<br />

porque ahí se sabe quien aprende y quien no<br />

aprende y con los demás no, nada más dictan<br />

y dictan y dictan y ya, es todo. (6,1)<br />

Una forma de trabajo comentada por los<br />

alumnos y que les gusta es la empleada por la<br />

maestra de matemáticas del tercer grado de<br />

la escuela “M”: “La competencia”. A juzgar por<br />

los estudiantes, con este modo de trabajo se<br />

motivan para sobresalir en clase y lograr un<br />

mejor aprendizaje, además de que no se<br />

aburren pues la actividad es muy dinámica.<br />

Consideran ese modo de trabajar por parte de<br />

la profesora, un medio de estimularlos en su<br />

aprendizaje y que ellos puedan advertir sus<br />

avances y retrocesos en clase. Para los<br />

estudiantes significa una especia de juego<br />

educativo, en donde compiten tanto por un<br />

mejor lugar como por una calificación más<br />

alta, debido a que los sellos obtenidos<br />

formarán parte de su calificación bimestral.<br />

2. Clases aburridas versus clases<br />

interesantes.<br />

Los alumnos expresan un rechazo hacia los<br />

maestros que con la forma de impartir su<br />

clase llegan a aburridos. Gisela sostiene:<br />

Gisela (bb): …es el único que quiero que se<br />

vaya, aparte porque no me gusta como es y<br />

su clase la da muy aburrida (el maestro de<br />

español). (6,15)<br />

95


Sin embargo, están a favor de los profesores<br />

que dan sus clases de una manera activa para<br />

evitar que los alumnos se aburran. Al respecto<br />

Gisela indica:<br />

Gisela (bb): …Y sin en cambio la maestra que<br />

nos daba (se refiere a la maestra que les daba<br />

español en segundo grado) Magdalena, su<br />

clase la hacia dinámica; no aburría. (6,15)<br />

Los estudiantes piensan que los maestros<br />

deben impartir sus clases de una forma<br />

amena para que el alumno no llegue a<br />

fastidiarse y esté atento a las lecciones. En<br />

palabras de Gisela:<br />

Gisela (bb): Un maestro tiene que hacer<br />

divertida su clase para que el alumno no se<br />

aburra y le ponga más atención. (6,15)<br />

Los estudiantes comentan que les agrada que<br />

los maestros trabajen con distintas<br />

actividades para mantener la atención del<br />

grupo. Leticia manifiesta:<br />

Leticia (bb): Porque la maestra que teníamos<br />

antes, el lunes por ejemplo trabajábamos con<br />

lecturas; el martes, con el cuaderno; el<br />

miércoles, con un libro de escritura; el jueves,<br />

con el cuaderno y el viernes, hacíamos una<br />

técnica o una dinámica de todo el grupo,<br />

entonces su clase no era tan aburrida como la<br />

del maestro de español. (6,15)<br />

Los alumnos señalan que ciertos maestros se<br />

dan cuenta que ellos se llegan a cansar de<br />

estar realizando el mismo trabajo y les dejan<br />

actividades para relajarse. Al respecto los<br />

entrevistados afirman:<br />

Cristina (rr): …la orientadora cuando nos da<br />

clase primero nos pone a dictar, y pues sabe<br />

que nos fastidia o que nos cansa… nos pone<br />

actividades para relajarnos.<br />

Ma. De la Luz (rd): El de física, matemáticas y<br />

la orientadora son los… únicos que nos ponen<br />

actividades así… (1,18)<br />

Existe un rechazo, por parte de los<br />

estudiantes, para aquellos maestros que en su<br />

forma de dirigir el proceso enseñanzaaprendizaje<br />

imparten sus clases de una<br />

manera que llega a ser monótona para el<br />

grupo.<br />

Los alumnos juzgan necesario que los<br />

profesores den su clase de una forma<br />

dinámica para no causar el tedio en el grupo y<br />

que su atención esté centrada en las<br />

96<br />

diferentes actividades indicadas por el<br />

maestro.<br />

Los estudiantes sostienen que no todos los<br />

maestros imparten su asignatura activamente,<br />

pero indican que ciertos profesores se llegan a<br />

dar cuenta del cansancio por parte de ellos y<br />

aplican actividades diversas con la finalidad de<br />

relajar al grupo.<br />

A pesar de que los estudiantes mencionan el<br />

uso de diferentes formas para dirigir el<br />

proceso enseñanza, para ellos, es más<br />

significativa la expresión oral; pero no sólo<br />

como mera explicación por parte del profesor,<br />

sino combinándola con ejemplos y ejercicios<br />

que permitan la participación activa del grupo<br />

en general.<br />

Además que dicha exposición se traduzca en<br />

un lenguaje entendible para los alumnos y<br />

que las clases impartidas tiendan a ser<br />

interesantes y dinámicas.<br />

También califican al maestro de acuerdo a la<br />

forma de enseñanza empleada, según ellos,<br />

un profesor que dicta “no conoce bien su<br />

asignatura”; en cambio, un profesor que<br />

explica “domina su materia”.<br />

La importancia de la realización de las<br />

tareas como parte de proceso educativo<br />

Al iniciar el curso, empezó el desafío de<br />

convivir con los alumnos de secundaria, casi al<br />

cien por ciento. A pesar de que en muchas<br />

ocasiones ya había estado frente a grupo, en<br />

esta oportunidad, sería completamente<br />

diferente, pues el estar a cargo de cuatro<br />

grupos, planear según las necesidades de los<br />

alumnos, atender dificultades, identificar<br />

alumnos con problemas, evaluar, etcétera, no<br />

era el mismo trabajo que cuando iba por una<br />

o dos semanas a las prácticas docentes y el<br />

profesor titular del grupo hacía todas las<br />

funciones de su trabajo.<br />

Cuando empezaron las clases en la <strong>Escuela</strong><br />

Secundaria General No. 63, di el primer<br />

vistazo a los grupos y después elegí a cinco<br />

alumnos para observar su proceso. Del grupo<br />

de 3º A, me decidí por Rigoberto, Sonia y<br />

Edgar, de 3º C a Fabiola y de 3º E a<br />

Christian, los escogí debido a sus<br />

características y actitudes.<br />

A Rigoberto lo elegí porque siempre estaba<br />

callado, no participaba y parecía estar inmerso<br />

en su mundo, pues siempre estaba recargado<br />

en su butaca, dibujando, levantaba la cabeza


para verme y volvía a perder la vista en otra<br />

cosa. Esta actitud y la poca importancia que le<br />

daba a realizar las tareas me atrajo.<br />

Sonia, es una chica extrovertida, le gusta<br />

platicar con todos los compañeros, ausentarse<br />

en ocasiones de clase, cantar y hablar en voz<br />

alta, de vez en cuando al participar, lo hace<br />

acertadamente, siempre se queja de las<br />

tareas a realizar y no siempre las entrega,<br />

aunque estuviera o no en la clase.<br />

Edgar, en su caso que llamó mi atención<br />

debido a que es un muchacho muy inquieto, le<br />

gusta estar todo el tiempo fuera del aula y<br />

platicar con los compañeros, no le veo interés<br />

por realizar sus tareas, cuando está en clase,<br />

saca su cuaderno, hace como que trabaja y<br />

cuando voy a revisarle, sólo tiene el título.<br />

Pero lo que más me atrae, es que cuando me<br />

di cuenta de que su mamá era vocal del grupo<br />

y que es una persona preparada (licenciada<br />

en derecho), se me hizo raro que su hijo no se<br />

esmerara. Ella se ocupa por saber como va,<br />

lo que hace y habla con los maestros. En una<br />

ocasión habló conmigo acerca de su hijo, sólo<br />

le mencioné que el reprobó la asignatura por<br />

no entregar trabajaos, pero porque no<br />

entraba a clase.<br />

Fabiola, es una chica muy platicadora, toda la<br />

clase conversa con sus compañeros (Marieta y<br />

Ricardo entre otros). Lo curioso es que cuando<br />

decide participar, lo hace correctamente, tiene<br />

buenas ideas, por esta razón la elegí, pues tal<br />

vez por flojera o entretenerse en otras cosas<br />

se distraiga. Pero al tratarse de entregar<br />

tareas, siempre es de las últimas para<br />

revisarle su cuaderno.<br />

Pero el caso que más me inquietó, fue<br />

Christian, en un principio, notaba que no<br />

trabajaba en clase y que pocas eran las<br />

actividades que me entregaba. No le había<br />

tomado mucha importancia, pero en una<br />

ocasión su mamá fue muy molesta a la<br />

escuela para hablar con un maestro. Ella<br />

quería saber porque su hijo no le entregaba al<br />

profesor las actividades. El muchacho<br />

inclinaba la cabeza y no decía nada, esta<br />

actitud era muy diferente a como es en el<br />

salón, pues platica más sonríe, pero siempre<br />

se aparta del grupo, quiere estar lejos de los<br />

compañeros, si se trabaja en equipos, el<br />

prefiere hacer la actividad sólo.<br />

Practicante – Christian, ¿por qué no te juntas<br />

con un equipo?<br />

(sólo me contesta rechazando mi propuesta<br />

moviendo la cabeza).<br />

Practicante - ¿Por qué no quieres trabajar en<br />

equipo? (señalo un equipo)<br />

Christian – Porque no quiero<br />

Georgina - ¡Ay no maestra no ponga aquí al<br />

Camarón!<br />

Practicante – Bueno, si no quieres hacerlo en<br />

equipo, lo puedes hacer de forma individual<br />

(Asiente con la cabeza)<br />

No todas las actividades le agradan, si las<br />

cree enfadosas o complicadas, no quiere<br />

trabajar.<br />

Practicante – Ándale Christian, haz tu<br />

actividad (mueve la cabeza negativamente)<br />

Practicante - ¿No vas a hacer la actividad?<br />

Christian – No<br />

Practicante - ¿Por qué?<br />

Christian – no quiero, (frunciendo el ceño)<br />

porque me enfada eso<br />

Practicante – Sólo te pido que me la<br />

entregues después ¿está bien? (asiente con la<br />

cabeza)<br />

Mi principal intención es que los alumnos<br />

realicen sus tareas, pues para poder cumplir<br />

con los propósitos de la asignatura, ellas…<br />

“deben proporcionar a los alumnos la<br />

oportunidad de vivenciar y experimentar<br />

hechos o comportamientos tales como pensar,<br />

adquirir conocimientos, desarrollar actitudes<br />

sociales, integrar un esquema de valores e<br />

ideales y conseguir determinadas destrezas y<br />

habilidades específicas”… Logrando con todo<br />

esto que los alumnos aprendan.<br />

Para lograr que los alumnos me entregaran<br />

sus tareas, primero tenía que identificar las<br />

tareas que no me entregaban y las que si.<br />

Cuando me di cuenta que al pedirles que me<br />

elaboraran una etapa de la línea del tiempo<br />

prehispánico, de los cinco ninguno cumplió<br />

con lo acordado. Al igual que la elaboración de<br />

los dibujos de las tumbas de tiro y los dibujos<br />

de las evidencias arqueológicas (anexo 2).<br />

Creí que por ser actividades creativas, en las<br />

usaran su imaginación y libertad se<br />

empeñarían en hacerlas, pero mi sorpresa fue<br />

que la actividad no fue entregada.<br />

Fue entonces cuando traté de identificar<br />

cuales eran esas tareas que los muchachos no<br />

elaboraban y la razón de su negativa.<br />

Al hacer mi planeación decidí ponerlos a<br />

prueba, utilicé tres tareas claves que me<br />

brindarían información acerca de lo que<br />

necesitaba saber. Primero utilicé frases en<br />

hojas de colores, las coloqué en el pintaron de<br />

forma desorganizada y los muchachos las<br />

97


leerían y encontrarían el orden lógico de los<br />

hechos. Después les pedí, que sólo trajeran<br />

dos mapas para colorear y posteriormente, les<br />

pedí una investigación sobre cuáles eran las<br />

actividades económicas de la Nueva Galicia.<br />

Puse atención a los alumnos que elegí, para<br />

saber como reaccionaban.<br />

El resultado que obtuvo al respecto, fue que<br />

Rigoberto, Sonia y Edgar no me entregaron<br />

ese día el esquema que resultó de las frases.<br />

Fue hasta después de dos sesiones que lo<br />

entregaron, pero al inicio del curso se acordó<br />

que si entregaban a destiempo no tendría la<br />

tarea el mismo valor. Pero algo que noté fue<br />

que durante la clase los alumnos ayudaron a<br />

organizar las frases, Sonia y Edgar si<br />

participaron, pero no escribieron en su<br />

cuaderno.<br />

Practicante – Para que la Nueva Galicia se<br />

hiciera Audiencia, que tuvo que pasar<br />

primero, lean las frases y díganme ¿cuál fue<br />

primero?<br />

Ivy – (lee la frase) En su labor designa a<br />

Lorenzo de Tejada como oidor e hiciera una<br />

vista a occidente.<br />

Practicante – No, antes lo mandó alguien<br />

Rubén – Deciden crear la Audiencia de Nueva<br />

Galicia<br />

Practicante – No, para que fuera Audiencia,<br />

hubo un proceso…<br />

Sonia – El rey Carlos I envía a un visitador<br />

para hacer cumplir las leyes<br />

Practicante – Así es, pues primero había un<br />

conflicto y debían saber que sucedía<br />

Marco – (sin esperar que le cediera la palabra)<br />

Después manda a Saavedra…<br />

Practicante - ¡Claro! Y después<br />

Edgar – Ahora sí, en su labor manda a Tejada<br />

a visitar occidente<br />

Practicante – Así es…<br />

Rigoberto, durante la clase permaneció<br />

callado y observando al igual que en 3º E<br />

Christian. Pero Fabiola, no dejó de platicar en<br />

toda la clase, varias veces le llamé la<br />

atención, esto no permitió que se involucrara<br />

en la clase, posteriormente en clases<br />

siguientes separé a Fabiola de sus<br />

compañeros de platica.<br />

Con esta tarea pretendía que los alumnos la<br />

realizaran al momento, para saber si la<br />

entregaban. Pero al mismo tiempo quería que<br />

lograran identificar que un hecho tiene un<br />

efecto y una causa. Comprobé que les fue un<br />

poco difícil encontrar la primer parte, pero a<br />

partir de ella supieron encontrar<br />

acertadamente la secuencia, me di cuenta<br />

98<br />

debido a la fluidez de las respuestas de los<br />

alumnos al pasar la primera frase que<br />

pudieron enlazar las siguientes.<br />

Cuando pedí que trajeran los mapas, sólo<br />

Sonia cumplió con ellos. Los demás los<br />

estaban haciendo en sus cuadernos o en<br />

hojas blancas. Pero cuando pedí que me los<br />

entregaran, la clase siguiente, sólo Edgar,<br />

Rigoberto y Sonia entregaron, tal vez no muy<br />

presentables, pero les hicieron. Fabiola y<br />

Christian trabajaron, pero no entregaron, la<br />

razón que proporcionaron fue, que lo hicieron<br />

en otro cuaderno y que no lo traían ese día.<br />

Con los mapas, deseaba, saber si los traían, si<br />

no lo hacían, que pretexto tenían. Pero al<br />

mismo tiempo pretendía, que ellos lograran<br />

identificar el territorio que abarcó Nueva<br />

Galicia y localizaran los cuatro asentamiento<br />

de Guadalajara, en donde encontré un poco<br />

de problema, pues en lugar de poner como<br />

último asentamiento donde actualmente está<br />

Guadalajara, coloreaban el círculo para<br />

señalar el lugar más al centro, o al sur de<br />

donde decía Guadalajara.<br />

Cuando les pedí la investigación acerca de las<br />

actividades económicas, ninguno cumplió con<br />

ellas, prefirieron esperarse el día de la clase y<br />

saber que haríamos, pues al preguntar si<br />

llevaron la tarea, todos me dijeron que no.<br />

Con esta tarea quería saber si leyeron y<br />

entregaron –por escrito lo que les pedí, pero<br />

no lo llevaron. Yo pensaba hacer con sus<br />

aportaciones un esquema, pero tuve que<br />

dejarlos leer cinco minutos para que tuvieran<br />

una idea de lo que trataría la clase, aunque ya<br />

se había manejado algo parecido al inicio del<br />

curso con las culturas de occidente antes de la<br />

llegada de los españoles. Todo con el fin de<br />

que lograran detectar los alumnos que, tanto<br />

en una época como en otra, seguían siendo<br />

importantes como hasta la fecha, relacionando<br />

el pasado con el presente.<br />

Esto hizo darme cuenta que los alumnos en<br />

clase trabajaban las tareas, pero aquellas que<br />

son para traer de su casa no las realizan, las<br />

investigaciones y lo que se debe llevar de<br />

material, es lo que por lo regular no cumplen.<br />

Si son investigaciones se esperan al día<br />

siguiente para que otro compañero se los<br />

pase y si es material se les olvida comprarlo.


Qué tareas les agradan y desagradan a<br />

los alumnos<br />

Después de ponerlos a prueba y darme cuenta<br />

que cuando se trata de mantenerlos ocupados<br />

lo dejan de lado, pero lo que realiza en el<br />

salón lo hacen. Sin embargo, para lograr que<br />

los alumnos entregaran tareas y que se<br />

sintieran motivados en hacerlas, opté por<br />

preguntar a los alumnos lo siguiente: De las<br />

tareas que hemos hecho ¿cuáles te han<br />

gustado más y por qué?<br />

¿Cuáles tareas sugieres se continúen<br />

haciendo?<br />

¿Qué tareas no te gustan y por qué?<br />

¿Qué otras tareas te gustaría que hiciéramos?<br />

Las respuestas que obtuvo fueron similares. A<br />

la primera pregunta, los alumnos coincidieron<br />

en que les gustó que ellos fueran los que<br />

ayudaran a crear la clase, que les pregunte y<br />

les ponga ejemplos. También que utilice hojas<br />

de colores para acomodarlas por orden. Las<br />

razones que dieron por lo que les gustó<br />

fueron: porque no tiene que leer y hacer<br />

resumen de todo y porque se divierten.<br />

De la segunda pregunta, ellos respondieron<br />

que querían y les gustaba elaborar cuadros<br />

para llenarlos con información, usar las hojas<br />

con frases y que les pregunte.<br />

A la tercera pregunta los alumnos contestaron<br />

al mismo tiempo la cuarta, diciendo que no les<br />

gustaba hacer resumen, investigar, leer,<br />

dibujar mapas por aburridos, que no hable<br />

tanto en la clase, que les pregunte y les<br />

explique y les gustaría que hiciera juegos.<br />

Esto me hizo pensar que tal vez los alumnos<br />

lo que quieren son tareas en las que no<br />

tengan que esforzarse mucho por hacerlas,<br />

pues al pedirles sólo cierta información,<br />

resumiendo todo un tema, no estaba<br />

permitiendo que los alumnos despertaran su<br />

curiosidad. Yo pretendía que desarrollaran<br />

habilidades intelectuales como: ordenar,<br />

observar, comparar, recuperar información,<br />

etcétera. Me di cuenta que no siempre las<br />

actividades que a los alumnos les parecen<br />

divertidas les ayudan a mejorar, al contrario,<br />

los hacen más atenidos, pues no tienen que<br />

buscar información y digerirla.<br />

Al tener los resultados de la evaluación,<br />

después que mi tutor me pidió las listas donde<br />

estaban registradas las calificaciones que<br />

obtuvieron todos los alumnos, descubrí que<br />

los cinco que seleccioné para observarlos,<br />

reprobaron debido a que el maestro titular<br />

únicamente calificó los resultados in tomar en<br />

cuenta el esfuerzo realizado para cumplir las<br />

tareas; Rigoberto, de diez tareas me entregó<br />

cinco con calificaciones menores de ocho,<br />

Sonia, entregó siete, pero sus calificaciones<br />

no le permitieron aprobar, Edgar también<br />

entregó cinco, Fabiola sólo entregó dos<br />

tareas, al igual que Christian. Pensé entonces<br />

que había algo más que no permitía a los<br />

alumnos entregar la tarea y con esto, se frena<br />

el proceso educativo.<br />

Dificultades que propician la no<br />

elaboración de las tareas<br />

Cuando continué mi labor docente, al seguir<br />

observando a los cinco alumnos, me di cuenta<br />

que siempre había un pretexto o dificultad<br />

para presentar sus tareas y que esto influía en<br />

el proceso educativo, reflejándose en las<br />

evaluaciones, pues por medio de éstas,<br />

resaltan los avances de los alumnos en la<br />

adquisición de conocimientos y destrezas.<br />

Entonces noté que existen varias situaciones<br />

que dificultan la entrega de las tareas:<br />

1.- Los alumnos olvidan realizar la tarea o<br />

presentarla; esto es muy frecuente, pues los<br />

alumnos no anotan lo que deben hacer, si lo<br />

hacen, lo escriben en alguna página de sus<br />

cuadernos, que seguramente no recuerdan<br />

después en donde quedó escrita.<br />

Practicante – Christian, muéstrame tu tarea<br />

para revisarte (extiendo la mano para pedirle<br />

el cuaderno)<br />

Christian - ¿Qué era maestra?<br />

Practicante – trae las biografías de ocho<br />

gobernadores de Jalisco.<br />

Christian – no las traje<br />

Practicante – Luego ¿qué pasó?<br />

Christian – Lo anoté pero no encontré el<br />

cuaderno donde lo escribí, usted vio que<br />

escribí los nombres… (interrumpo)<br />

Practicante – ibas muy bien, sigue echándole<br />

ganas.<br />

2.- No llevan el material completo para<br />

trabajar; con esto no sólo me refiero a cosas<br />

que deben comprar, sino aquello que<br />

necesitan para realizar las tareas, como el<br />

cuaderno y el libro de texto. Pues si la<br />

actividad requiere que busquen en su libro<br />

información, no traen el libro, tampoco el<br />

cuaderno, siempre utilizan los de otras<br />

asignaturas y cuando es el momento de<br />

revisarles, no los llevan porque no saben en<br />

que cuaderno hicieron la tarea o ese día no les<br />

toca la clase del cuaderno donde la anotaron y<br />

99


no llevan donde hicieron la tarea. Y si no traen<br />

el libro, siempre dicen que se los robaron, que<br />

lo prestaron y no se lo regresaron, que como<br />

no lo usan mucho, no lo cargan.<br />

Practicante – Edgar muéstrame tu cuaderno<br />

para revisarlo,<br />

Edgar – No traigo el cuaderno.<br />

Practicante - ¿Por qué no lo traes?<br />

Edgar – Se me olvidó echarlo a la mochila, es<br />

que saqué todos los cuadernos y no lo volví a<br />

meter<br />

Y si del libro se trata.<br />

Practicante – Saquen su libro y ábranlo en la<br />

página 128<br />

Fabiola – Maestra no traigo el libro, para que<br />

sí casi no lo usamos<br />

Practicante – Deben traerlo, ya saben ¿por<br />

qué no lo traes?<br />

Fabiola – Lo que pasa es que lo presté y no<br />

me lo entregaron, pero puedo juntarme con<br />

alguien para trabajar.<br />

Y cuando no cumplen con el libro, se juntan<br />

en pequeños equipos y según ellos realizan la<br />

tarea, pero no dejan de practicar, esto es algo<br />

que no he podido eliminar pues siempre va a<br />

haber alguien que no cargue con su libro.<br />

3.- La tarea les resulta difícil. Hay tareas que<br />

por complejidad o tiempo de elaboración no es<br />

fácil para los alumnos hacerlas y prefieren no<br />

entregarlas. Esto me hizo pensar que son<br />

varias las razones por las que a los alumnos<br />

les resulta complicado hacer ciertas tareas.<br />

Lo primero que se me ocurrió fue, que para<br />

algunas tareas que les dejo no han<br />

desarrollado la habilidad para hacerlas; por<br />

ejemplo, cuando les pedí que me ilustraran<br />

una tumba de tiro, solo me hicieron la figura.<br />

También les es difícil hacer las tareas, porque<br />

las instrucciones no están claras y eso<br />

complica su elaboración, por ejemplo, les puse<br />

una lista de frases revueltas en el pintaron,<br />

llevé hecho un esquema, ellos tenían que<br />

acomodar las frases según correspondiera su<br />

causa-efecto, pero no entendían que debían<br />

hacer.<br />

Practicante – con las frases van a llenar los<br />

espacios vacíos del esquema, deben relacionar<br />

las frases y encontrar su secuencia.<br />

Rigoberto – maestra no entiendo<br />

Practicante – van a poner las frases donde<br />

corresponden, fíjate de acuerdo a las frases<br />

cuales tienen relación entre sí y busca en que<br />

cuadros los puedes poner.<br />

100<br />

Antes de terminar la clase revisé los<br />

esquemas, tanto Rigoberto como Sonia y<br />

Edgar, tuvieron dificultades para hacerlos,<br />

pues dejaron espacios vacíos, sin embargo,<br />

los que colocaron estaban correctos, pero<br />

duraron toda la clase para realizarlos y esto<br />

provocó que estuvieran preguntando a los<br />

compañeros donde ponían las frases. Pero<br />

Fabiola y Christian no los entregaron porque<br />

no entendieron.<br />

Para que los alumnos que elegí se<br />

involucraran en la elaboración de las tareas, el<br />

momento de prueba se terminó, ahora debía<br />

encontrar la forma en que ellos realmente se<br />

interesaran por hacerlas, entregarlas y por<br />

ende mejorar sus calificaciones, pues en ellas<br />

se ven reflejado el aprovechamiento de los<br />

alumnos.<br />

En cada tarea existe la intención de que los<br />

alumnos aprendan, desarrollen habilidades y<br />

que sean atractivas para que las realicen. Ya<br />

sabía que tipo de tareas no entregaban y<br />

desagradaban, pero no me pareció prudente<br />

omitirlas todas, pues también quería que ellos<br />

reflexionaran situaciones, como en el caso de<br />

las preguntas del tema de la Invasión<br />

Norteamericana, donde hice las siguientes<br />

cuestiones ¿por qué creen que Santa Anna<br />

vendió el territorio? ¿creen que fue justo o<br />

injusto y por qué? O que rescaten ideas<br />

centrales de una lectura, poniendo en juego<br />

habilidades cognoscitivas.<br />

Tipos de tareas utilizadas<br />

Sabía que todo estaba en la forma en la que<br />

planeaba las actividades, debía adaptarlas<br />

para que los alumnos entregaran las tareas y<br />

al mismo tiempo, aprendieran. Debía<br />

identificar qué tipo de actividades utilizó, qué<br />

persigo con ellas, y si los resultados que<br />

obtuvo demostraron que las tareas realizadas,<br />

cumplen con la función de ser parte del<br />

proceso de aprendizaje y que los alumnos<br />

mejoran.<br />

Con respecto a los alumnos que elegí, observé<br />

si mis intenciones se llevaron a cabo, pero<br />

tuve que identificar las tareas que utilicé y<br />

analizar si éstas desempeñaban la función de<br />

ser aptas para adquirir conocimientos,<br />

articular contenidos con nociones previas,<br />

desarrollar habilidades, etcétera.<br />

Tarea: Investigación<br />

Propósitos: que los alumnos lean, que se den<br />

una idea de lo que se trataría el próximo


tema, llevar preparado el material para<br />

trabajar con la siguiente tarea.<br />

Resultado: en esta tarea observé a los<br />

alumnos motivados, pues participaban, sólo<br />

Rigoberto se mantenía al margen y si no le<br />

preguntaba no contestaba.<br />

Practicante – Rigo, esta frase de “apoyados<br />

por la iglesia”, a que grupo corresponde a<br />

liberales o conservadores.<br />

Rigoberto - ¡Mmmm! (observa la frase).<br />

Practicante – acuérdate que como su nombre<br />

lo dice, deseaban que la iglesia siguiera<br />

siendo parte del gobierno, que pudiera tener<br />

voz y voto en el poder.<br />

Rigoberto - ¿Conservadores? (dudando)<br />

Practicante – Sí, muy bien. (sonríe Rigo)<br />

Cuando se realizaban estas tareas, noté que si<br />

no les hacía preguntas para que ellos lograran<br />

enlazar una idea con otra, les resultaba más<br />

complicado,<br />

Practicante - ¿Qué funciones realizaban las<br />

órdenes religiosas?<br />

(la tarea correspondía a elaborar un cuadro<br />

donde pusieran las actividades del Clero y las<br />

ordenes Religiosas)<br />

Fabiola – Bautizaban (contesta en voz baja)<br />

Practicante – No era esa su función,<br />

acuérdense que al llegar los españoles los<br />

fraile a que se dedicaban?<br />

Karina – A dar misas<br />

Practicante – los frailes no dan misa ¿qué<br />

hacían?<br />

Fabiola – Enseñaban a los indígenas<br />

Practicante – Si ¿qué enseñaban? Fabiola<br />

Fabiola – Religión<br />

Tarea: guerra de preguntas y preguntas de<br />

evaluación<br />

Propósitos: que los alumnos, de lo visto en<br />

clase, hicieran preguntas, darme cuenta qué<br />

les quedaba claro y si recordaban contenidos<br />

motivándolos a participar.<br />

Resultado: cuando se trató de hacer las<br />

preguntas en los cuadernos no todos me los<br />

entregaron, entre ellos Edgar, pues ese día se<br />

salió de clase diciendo que le hablaron de<br />

trabajo social, el día que realizamos la tarea<br />

en la que los alumnos se preguntaban entre<br />

ellos, el se quedó sentado. Pero los otros<br />

alumnos entregaron sus preguntas y al<br />

momento de hacer la actividad, ellos querían<br />

preguntar y contestaban las preguntas de sus<br />

compañeros aunque no les correspondía.<br />

Entonces esta actividad cumplió el propósito<br />

de motivarlos.<br />

Practicante – Pasen las pelotitas en ambas<br />

direcciones y el que se quede con la pelota<br />

con signo de interrogación, pregunta al que se<br />

quedó con la que tiene el signo de igual.<br />

(las pelotitas circulan y los alumnos gritan<br />

pues no quieren que les toque la de<br />

respuesta).<br />

Los alumnos que se quedaron con las pelotitas<br />

fueron Maribel y Rigoberto.<br />

Maribel - ¿Quién hizo las leyes de Reforma?<br />

Rigoberto – Juárez<br />

Practicante – Bien, vuelven a circular las<br />

pelotitas…<br />

Al hacer la evaluación, el método que utilicé<br />

fue el siguiente: hago la pregunta en forma<br />

verbal (los alumnos no la escriben), dejo un<br />

tiempo razonable para contestarla, los<br />

alumnos se apresuraron a responder y no<br />

hubo oportunidad de que copiaran, si no<br />

sabían la respuesta les pedía que la dejaran<br />

en blanco, cuando recogí las respuestas, noté<br />

que de los cinco muchachos observados,<br />

Rigoberto y Sonia fueron los que tuvieron<br />

puntaje más alto, Christian no contestó la<br />

mayoría de las preguntas, pero las que<br />

resolvió eran acertadas, Edgar no estuvo en la<br />

clase y Fabiola tuvo errores y no contesto<br />

algunas, pero cuando dejé la actividad lo<br />

hicieron sin quejarse, no copiaron y así me dí<br />

cuenta de qué contenidos no quedaron claros.<br />

Por ejemplo, una de las preguntas que hice<br />

fue que me explicaran cómo se crea la<br />

Audiencia de Nueva Galicia y las respuestas<br />

fueron las siguientes:<br />

Fabiola – Que alguien, mandó a otra persona<br />

a ver<br />

Christian – (en blanco)<br />

Sonia – (en blanco)<br />

Rigoberto – (en blanco)<br />

A pesar de que ellos hicieron la tarea,<br />

organizaron ideas, no recordaron en su<br />

totalidad lo que sucedió.<br />

Tarea: ilustración de un hecho (dibujo o<br />

narración)<br />

Propósitos: que los alumnos por medio de<br />

dibujos sinteticen información importante, que<br />

sepan interpretar y utilizar su imaginación.<br />

Resultado: de los cinco, sólo Edgar, Fabiola y<br />

Christian no entregaron ilustraciones. Aunque<br />

en ocasiones, sí la tarea era dibujar, los<br />

alumnos al decirme que no sabían hacerlo<br />

proponían elaborar un escrito.<br />

101


Cambiar estrategia para integrar a los<br />

alumnos que se resisten a la realización<br />

de las tareas<br />

Cuando supe qué tareas les agradaban a los<br />

alumnos y las que entregaban, también<br />

descubrí que, al dejarlas para que las llevaran<br />

a sus casas, me estaba aventurando a que no<br />

las entregaran la clase siguiente. No sabía que<br />

hacer para que los alumnos elaboraran sus<br />

tareas y fueran parte de ese proceso<br />

educativo, que por medio de ellas pretendía<br />

llegar a culminar con los alumnos el programa<br />

y al mismo tiempo que ellos realmente<br />

hubieran analizado, comparado, organizado,<br />

articulado conocimientos nuevos con previos y<br />

contenidos, etcétera.<br />

Fue todo un reto lograr encontrar algo para<br />

que los alumnos que yo deseaba mejoraran su<br />

promedio, se involucraran en las tareas y que<br />

ellos se sintieran comprometidos en<br />

realizarlas y entregarlas, para que al final, su<br />

esfuerzo se viera reflejado en una buena<br />

calificación.<br />

Para alcanzar mi objetivo, primero analicé que<br />

las tareas, al ser dejadas de una sesión a<br />

otra, ocasionaban dificultades, provocando<br />

que los alumnos se retrasaran en la entrega y<br />

no tenía el mismo impacto en los alumnos que<br />

cuando las tareas se realizaban en clase. Por<br />

esta razón decidí cambiar mi estrategia, debía<br />

hacer que los alumnos hicieran las tareas y no<br />

porque sean rellenos para cubrir el tiempo de<br />

clase, sino porque por medio de ellas se<br />

ponen en juego el manejo de contenidos y<br />

desarrollo de habilidades de diferentes<br />

formas.<br />

Lo que se me vino a la mente fue, sí a mis<br />

alumnos no les gusta que les deje tareas<br />

extra clase, entonces todas las tareas serán<br />

realizadas en clase, así las revisaría al día y<br />

de los alumnos va a depender sí se dejan las<br />

actividades para que se las lleven a sus casas<br />

o no, de acuerdo al tiempo que se tomen para<br />

platicar, acomodarse en sus lugares, trabajar,<br />

etcétera. Entonces de esta forma ellos<br />

estarían comprometidos a realizar las tareas<br />

al momento.<br />

Cuando cambio mi estrategia, empiezo a notar<br />

en las listas donde registro la calificación de<br />

las tareas, se muestra que los alumnos están<br />

trabajando y lo mejor fue, que su promedio se<br />

veía favorecido. Para el mes de enero los<br />

cambios fueron notorios, pues la primera vez<br />

que los evaluó el maestro titular, las<br />

102<br />

calificaciones de los alumnos que elegí eran<br />

muy bajas:<br />

Sonia= 5<br />

Rigoberto= 5<br />

Edgar=4<br />

Fabiola= 2<br />

Christian= 2<br />

Pero al ver las calificaciones posteriores, noté<br />

que las tareas realizadas entregadas en clase,<br />

mostraban el esfuerzo realizado por los<br />

alumnos, mismo que pretendía motivar e<br />

integrar en la evaluación. Esto hizo que los<br />

muchachos sorprendieran, pues cuando les<br />

dije sus calificaciones la sonrisa y el asombro<br />

les dibujó en el rostro.<br />

Las calificaciones fueron las siguientes:<br />

Sonia= 6 (4º periodo) 7 (5º periodo)<br />

Rigoberto= 9 “ 8 “<br />

Edgar=5 “ 7 “<br />

Fabiola= 7 “ 6 “<br />

Christian= 6 “ 6 “<br />

Lo que me causó extrañeza fue que Christian<br />

no deseaba que dijera su calificación en<br />

público, pues no quería que sus compañeros<br />

le dijeran algo, simplemente pidió que no la<br />

mencionara.<br />

Entendí entonces que los alumnos se sienten<br />

motivados si la tarea se realiza al momento,<br />

pues saben que ese mismo día ya obtuvieron<br />

una calificación y ellos están al pendiente de<br />

saber si tienen todo completo y si les falta<br />

algo me preguntan que es lo que no tienen y<br />

me lo entregan.<br />

Edgar – Maestra, me puede decir que me hace<br />

falta para hacerlo ahorita<br />

Practicante – Si Edgar, (saco mi lista) te faltan<br />

las preguntas y el del juego de los ahorcados,<br />

las preguntas que hicieron en tu equipo.<br />

Edgar – Pero yo no tengo equipo (lo observo),<br />

bueno ahorita le traigo lo que tengo<br />

El acercamiento a los alumnos que se<br />

resisten elaborar las tareas<br />

Sabía que para que la estrategia también<br />

tuviera el efecto esperado, necesitaba hacer<br />

algo más. No era sólo modificar la forma en la<br />

que serían entregadas las tareas y si estas<br />

cumplían con mi propósito. Si no que tener<br />

una continuidad, conforme a lo que los<br />

alumnos esperaban y yo deseaba que dieran.<br />

Cuando recordé las entrevistas que hice a mis<br />

alumnos, para saber más acerca de ellos, con


especto a lo que pensaban de las tareas, se<br />

me ocurrió que de esta forma, acercándome,<br />

revisando lo que hacían, que conflicto se les<br />

presentaba en la elaboración de las tareas, si<br />

se sentían mal, etcétera, podría ayudarme en<br />

mi labor.<br />

Siempre me mantenía al margen, no<br />

caminaba más allá de las filas de los alumnos,<br />

no revisaba lo que hacían, no preguntaba si<br />

tenían alguna dificultad o si les quedaba<br />

alguna duda. Sabía que no debía de tener<br />

temor en acercarme a ellos.<br />

No siempre el contacto visual funciona para<br />

llamar la atención a un alumno, pues este<br />

puede seguir haciendo otras actividades fuera<br />

de la tarea sin que sea visto. En cambio, si<br />

existe un acercamiento físico, éste<br />

inmediatamente deja de hacer lo que no<br />

corresponde a la tarea. También el contacto<br />

visual no permite saber más acerca de lo que<br />

piensa el alumno, si hay acercamiento, él<br />

puede exteriorizar lo que piensa, sus dudas o<br />

inquietudes, con respecto a cualquier tema.<br />

Practicante – (Observo que Edgar no está<br />

trabajando, dibuja caricaturas al final de su<br />

cuaderno)<br />

Edgar ya terminaste tu tarea ¿verdad? (me<br />

voy acercando a su lugar)<br />

Edgar – (Le da vuelta a la hoja) No maestra,<br />

pero ya mero<br />

Practicante – (Reviso el cuaderno) Pero no has<br />

hecho nada<br />

Edgar – (Sonríe) ¡Ay maestra! Pero ahorita<br />

termino<br />

Cuando comencé a acercarme a Christian, fue<br />

muy difícil poder platicar con él, pues sus<br />

respuestas se remitían sólo a mover la cabeza<br />

y contestar mis preguntas con frases cortas.<br />

Pero cuando le preguntaba que hacía, por qué<br />

no trabajas, que quieres hacer, etcétera, el<br />

cambió su actitud hacía mí, pues participaba<br />

más, me preguntaba que le faltaba por<br />

entregarme y cosas por el estilo. Creo que<br />

este fue mi mayor logro, el que Christian,<br />

mejorara su calificación, que entregara tareas<br />

y sobretodo que se animara hablar conmigo.<br />

Practicante – (pasando entre las filas, llego<br />

hasta donde está Christian) Christian ya<br />

terminaste<br />

Christian – Ya mero<br />

Practicante – (Moviendo la mano) mas o<br />

menos, pero ya casi termino ¿me califica de<br />

una vez?<br />

Practicante – si, esta bien<br />

Algo parecido al caso anterior pasó con<br />

Rigoberto, pues no hablaba, permanecía<br />

callado, casi no participaba, en las horas de<br />

receso, se quedaba en el salón con algunos de<br />

sus compañeros, pero siempre permanecía<br />

con los brazos cruzados y serio. El tiene un<br />

hermano en el salón es más grande que él ,<br />

este se preocupa por entregarme tareas,<br />

trabajar en clase, etcétera. Me hizo pensar<br />

que esto tenía que ver con su<br />

comportamiento. Cuando le pregunté que si<br />

eran hermanos, muy serio afirmó con la<br />

cabeza, después para no incomodarlo con<br />

preguntas a Rigoberto, cuestioné a varios de<br />

los alumnos.<br />

Practicante – Oye Ivy, cómo se llevan Rigo y<br />

Marcial,<br />

Ivy – No sé, casi no se hablan<br />

Marco – (Interviniendo en la conversación) No<br />

se llevan bien, pues ¿no ve que ni se juntan?<br />

Practicante – Rigo es muy callado, ¡siempre es<br />

así?<br />

Rubén – Si maestra, pero si platica<br />

Lo único que hice con Rigoberto fue<br />

acercarme más, alentándolo para que hiciera<br />

las tareas y preguntándole en clase.<br />

Practicante - ¿Cómo vas Rigo?<br />

Rigoberto – Bien, ya terminé (me muestra su<br />

dibujo) ¿me lo revisa?<br />

Practicante – Deja que lo vea (tomo su<br />

cuaderno), muy bien, supiste rescatar lo más<br />

importante.<br />

No fue muy complicado acercarme a Sonia y<br />

Fabiola, simplemente les preguntaba lo que<br />

pensaban, como se sentían, que problema<br />

tenían con la tarea, les explicaba, las<br />

observaba más y ellas se abrían conmigo. Lo<br />

que note en Fabiola que al salirse sus<br />

compañeros de plática, de la escuela, ella<br />

puso más interés en hacer las tareas y<br />

participar más, claro no deja de platicar con<br />

otras compañeras, pero sus calificaciones<br />

demostraron que el hecho de que sus amigos,<br />

la distrajeran no le permitía mejorar.<br />

Practicante – (Me acerco a Fabiola, pues está<br />

recargada en sus manos pensativa en su<br />

lugar) ¿Estas triste Fabiola?<br />

Fabiola – No maestra<br />

Practicante – Has de extrañar a tus amigos<br />

¿verdad?<br />

Fabiola – No maestra, está mejor así, ando<br />

mejor en las materias<br />

Practicante – Si ya lo noté y me da gusto.<br />

Fabiola – Gracias<br />

103


Practicante – Y ¿por qué corrieron a Ricardo y<br />

Marieta?<br />

Fabiola – A Marieta porque reprobó ocho<br />

materias y ya traía unas arrastrando y a<br />

Ricardo por contestón lo mandaron a la tarea.<br />

¡Ve por que le digo, que bueno! Sino a mí<br />

también me hubieran corrido.<br />

Los resultados de las calificaciones de los<br />

alumnos (antes mencionadas), fueron el<br />

resultado en el cambio de mi estrategia y el<br />

acercarme a los alumnos, pues si me hubiera<br />

mantenido como al inicio, dejando distancia,<br />

no hubiera conocido mejor a los alumnos y<br />

saber como abordarlos. Tomando en cuenta<br />

que sus necesidades. Descubrí que para poder<br />

llevar a cabo una tarea, no siempre es<br />

preciso que todos hagan una diferente, sino<br />

que es importante que a aquellos alumnos con<br />

los que existe resistencia al trabajo, haya un<br />

contacto, para saber como motivarlos a hacer<br />

las tareas que son parte de su proceso de<br />

aprendizaje.<br />

104


LA PRÁCTICA EDUCATIVA.<br />

CÓMO ENSEÑAR<br />

Antoni Zabala Vidiella<br />

LAS SECUENCIAS DIDÁCTICAS Y LAS<br />

SECUENCIAS DE CONTENIDO<br />

Las secuencias de enseñanza/<br />

aprendizaje o didácticas<br />

De las diferentes variables que configuran las<br />

propuestas metodológicas, primero<br />

analizaremos la que viene determinada por la<br />

serie ordenada y articulada de actividades que<br />

conforman las unidades didácticas. Hemos<br />

situado esta variable en primer lugar porque<br />

es la más fácil de reconocer como elemento<br />

diferenciador de las diversas metodologías o<br />

formas de enseñar. Los tipos de actividades,<br />

pero sobre todo su manera de articularse, son<br />

unos de los rasgos diferenciales que<br />

determinan la especificidad de muchas<br />

propuestas didácticas. Evidentemente, la<br />

exposición de un tema, la observación, el<br />

debate, las pruebas, las ejercitaciones, las<br />

aplicaciones, etc., pueden tener un carácter u<br />

otro según el papel que se atribuye en cada<br />

caso al profesorado y alumnado, la dinámica<br />

grupal, los materiales utilizados, etc. Pero el<br />

primer elemento que identifica un método es<br />

la clase de orden en que se proponen las<br />

actividades. De este modo, se puede realizar<br />

una primera clasificación entre métodos<br />

expositivos o manipulativos, por recepción o<br />

por descubrimiento, inductivos o deductivos,<br />

etc. La manera de situar unas actividades<br />

respecto a las otras, y no sólo el tipo de tarea,<br />

es un criterio que permite llevar a cabo unas<br />

primeras identificaciones o caracterizaciones<br />

de la forma de enseñar. En cualquier caso, y<br />

como ya hemos dicho en el primer capítulo, la<br />

parcelación de la práctica educativa en<br />

diversos componentes tiene cierto grado de<br />

artificiosidad únicamente explicable desde la<br />

dificultad que representa encontrar un sistema<br />

interpretativo que permita, al mismo tiempo,<br />

el estudio conjunto e interrelacionado de<br />

todas las variables que inciden en los proceso<br />

educativos. Como tales, dichos procesos<br />

constituyen una realidad global que es<br />

totalmente evidente cuando pensamos en una<br />

secuencia de enseñanza/aprendizaje sin, por<br />

ejemplo, haber definido el tipo de relaciones<br />

que se establecen en la clase entre<br />

profesorado y alumnado y entre los mismos<br />

chicos y chicas. Estas relaciones son<br />

fundamentales en la configuración del clima<br />

de convivencia y, por consiguiente, de<br />

aprendizaje. Pero creemos que la opción de<br />

empezar por las secuencias está justificada si,<br />

tal como ya hemos mencionado en los<br />

capítulos anteriores, tenemos en cuenta la<br />

importancia capital de las intenciones<br />

educativas en la definición de los contenidos<br />

de aprendizaje y, por lo tanto, el papel de las<br />

actividades que se proponen. De esta forma,<br />

habrá una gran diferencia entre una<br />

enseñanza que considere contenido de<br />

aprendizaje, por ejemplo, la observación de<br />

los fenómenos naturales, y la que sitúe en un<br />

lugar preeminente las actitudes o<br />

determinadas habilidades sociales, lo cual<br />

determinará un tipo de contenidos, unas<br />

actividades y, sobre todo, un tipo de<br />

secuencia.<br />

Podemos considerar que frente a un modelo<br />

generalmente expositivo y configurador de la<br />

denominada clase magistral, ha surgido una<br />

diversidad de propuestas en las cuales la<br />

secuencia didáctica se vuelve cada vez más<br />

compleja. No es tanto la complejidad de la<br />

estructura de las fases que la componen, sino<br />

lo de las mismas actividades, de tal forma<br />

que, esquemáticamente y siguiendo a Bini<br />

(1977), la secuencia del modelo tradicional,<br />

que él denomina circuito didáctico dogmático,<br />

estaría formada por cuatro fases:<br />

a) Comunicación de la lección.<br />

b) Estudio individual sobre el libro de texto.<br />

c) Repetición del contenido aprendido (en<br />

una especia de ficción de habérselo<br />

apropiado y haberlo compartido, aunque<br />

no se esté de acuerdo con él) sin discusión<br />

ni ayuda recíproca.<br />

d) Juicio o sanción administrativa (nota) del<br />

profesor o la profesora.<br />

Si bien este modelo, tal como lo describe Bini,<br />

normalmente no se da de forma tan simple, sí<br />

que constituye el punto de partida, con<br />

variaciones significativas, de muchas de las<br />

formas de enseñanza habituales. Si<br />

exceptuamos la valoración negativa que se<br />

puede deducir de la forma en que se describe<br />

la fase de estudio individual, seguramente<br />

podremos concluir que corresponde a la<br />

secuencia estereotipada del modelo tradicional<br />

expositivo.<br />

El objetivo de este libro, como ya hemos<br />

dicho, no consiste en establecer valoraciones<br />

sobre métodos determinados ni proponer<br />

ninguno en concreto, sino en poner sobre la<br />

mesa los instrumentos que nos permitan<br />

introducir en las diferentes formas de<br />

intervención aquellas actividades que<br />

posibiliten una mejora de nuestra actuación<br />

105


en las aulas como resultado de un<br />

conocimiento más profundo de las variables<br />

que intervienen y el papel que cada una de<br />

ellas tiene en el proceso de aprendizaje de los<br />

chicos y chicas. Por lo tanto, la identificación<br />

de las fases de una secuencia didáctica, las<br />

actividades que la conforman y las relaciones<br />

que se establecen deben servirnos para<br />

comprender el valor educativo que tiene, las<br />

razones que las justifican y la necesidad de<br />

introducir cambios o actividades nuevas que la<br />

mejoren. Así pues, la pregunta que debemos<br />

plantearnos en primer lugar es si esta<br />

secuencia es más o menos apropiada y, por<br />

consiguiente, cuáles son los argumentos que<br />

nos permiten hacer esta valoración.<br />

Si adoptamos este planteamiento sobre la<br />

secuencia del modelo tradicional, también<br />

deberemos aplicarlo a cualquier otra<br />

secuencia, como por ejemplo la del modelo<br />

de “investigación del medio”, que consta de<br />

las fases siguientes:<br />

a) Actividad motivadora relacionada con una<br />

situación conflictiva de la realidad<br />

experiencial de los alumnos.<br />

b) Explicación de las preguntas o problemas<br />

que plantea dicha situación.<br />

c) Respuestas intuitivas o “hipótesis”.<br />

d) Selección y diseño de las fuentes de<br />

información y planificación de la<br />

investigación.<br />

e) Recogida, selección y clasificación de los<br />

datos.<br />

f) Expresión y comunicación.<br />

¿Qué podemos decir de esta secuencia que<br />

vaya más allá de la constatación de su mayor<br />

complejidad? ¿Merece la pena complicarlo<br />

tanto? ¿Contribuye a mejorar el aprendizaje<br />

de los alumnos? ¿Se pueden añadir o eliminar<br />

algunas actividades? ¿Cuáles? Pero, sobre<br />

todo ¿qué razones podemos esgrimir para<br />

argumentar las valoraciones que hacemos o<br />

las decisiones que hemos tomado? ¿Qué<br />

valoración podemos hacer de esta secuencia y<br />

qué razones la justifican?<br />

Para poder responder a estas y a otras<br />

preguntas, en este capítulo utilizaremos los<br />

referentes básicos para el análisis de cuatro<br />

secuencias correspondientes a cuatro<br />

unidades didácticas ejemplificadas, muy<br />

utilizadas y conocidas por todos nosotros. En<br />

primer lugar, después de la descripción de<br />

cada una de ellas, analizaremos las diferentes<br />

concepciones de la enseñanza que las<br />

106<br />

respaldan, utilizando los diferentes tipos de<br />

contenidos como instrumentos para detectar<br />

las posturas que las fundamentan.<br />

Posteriormente, una vez vistas las intenciones<br />

de cada una de las unidades, comprobaremos<br />

qué modificaciones y cambios habría que<br />

introducir para mejorar el aprendizaje de los<br />

contenidos. Para realizar este análisis<br />

utilizaremos las condiciones del aprendizaje<br />

significativo, lo cual nos obligará a introducir<br />

una nueva unidad de análisis, la secuencia de<br />

contenido, a fin de poder seguir los procesos<br />

de enseñanza/aprendizaje según las<br />

características particulares de cada uno de los<br />

diferentes tipos de contenidos.<br />

Cuatros unidades didácticas a modo de<br />

ejemplo<br />

En los cuatro ejemplos de unidades de<br />

intervención, podremos observar un grado<br />

diferente de participación de los alumnos, así<br />

como el trabajo de diferentes contenidos. Las<br />

hemos seleccionado partiendo de la base de<br />

que son las más generalizables. Empezaremos<br />

por la más sencilla y conocida por todos –una<br />

clase expositiva unidireccional, para luego<br />

continuar con otras más complejas. No las<br />

concretaremos en edades ni áreas<br />

determinadas, pero, como podremos<br />

observar, los ejemplos son más próximos a la<br />

secundaria o a los niveles superiores de<br />

primaria. En cuanto a la referencia a las<br />

áreas, especialmente para aquéllas que tiene<br />

más carga conceptual, como ciencias sociales<br />

o ciencias naturales.<br />

Unidad 1<br />

1. Comunicación de la lección.<br />

El profesor o la profesora expone el tema.<br />

Mientras explica, los alumnos toman<br />

apuntes. El profesor o la profesora permite<br />

alguna pregunta, que responde<br />

oportunamente. Cuando acaba, define la<br />

parte del tema que será objeto de la<br />

prueba puntuable.<br />

Según el área o materia, los contenidos<br />

pueden ser: un relato histórico, una<br />

corriente filosófica, literaria o artística, un<br />

principio matemático o físico, etc.<br />

2. Estudio individual sobre el libro de texto.<br />

Cada uno de los chicos y chicas, utilizando<br />

diferentes técnicas (cuadros, resúmenes,<br />

síntesis), realiza el estudio del tema.<br />

3. Repetición del contenido aprendido.<br />

Cada chico y chica, individualmente,<br />

memoriza los contenidos de la lección que<br />

supone que será objeto de la prueba o<br />

examen.


4. Prueba o examen.<br />

En clase, todos los alumnos responden las<br />

preguntas del examen durante una hora.<br />

5. Evaluación.<br />

El profesor o la profesora notifica a los<br />

alumnos las calificaciones de los<br />

resultados obtenidos.<br />

Unidad 2<br />

1. Presentación por parte del profesor o la<br />

profesora de una situación problemática.<br />

El profesor o la profesora expone a los<br />

alumnos una situación conflictiva que<br />

puede solucionarse con medios<br />

matemáticos, si la situación es<br />

matematizable (fracciones), lingüística<br />

(construcción de frases), física (relaciones<br />

entre velocidad, espacio y tiempo) o de<br />

cualquier otra área.<br />

2. Búsqueda de soluciones.<br />

El profesor o la profesora pide a los chicos<br />

y chicas que expongan diferentes formas<br />

de resolver el problema o la situación.<br />

3. Exposición del concepto y el algoritmo.<br />

El profesor o la profesora aprovecha las<br />

propuestas de los alumnos para elaborar<br />

el nuevo concepto (fracción, sintagma<br />

nominal, velocidad) y enseñar el modelo<br />

de algoritmo (operaciones de fracciones,<br />

análisis sintáctico, fórmula de la<br />

velocidad), el problema o la situación.<br />

4. Generalización.<br />

El profesor o la profesora demuestra la<br />

función del modelo conceptual y el<br />

algoritmo en todas aquellas situaciones<br />

que cumplen unas condiciones<br />

determinadas.<br />

5. Aplicación<br />

Los alumnos, individualmente, aplican el<br />

modelo a diversas situaciones.<br />

6. Ejecución<br />

Los alumnos realizan ejercicios del uso del<br />

algoritmo.<br />

7. Prueba o examen.<br />

En clase, todos los alumnos responden las<br />

preguntas y hacen los ejercicios del<br />

examen durante una hora.<br />

8. Evaluación.<br />

El profesor o la profesora notifica a los<br />

alumnos las calificaciones de los<br />

resultados obtenidos.<br />

Unidad 3<br />

1. Presentación por parte del profesor o la<br />

profesora de una situación problemática<br />

en relación con un tema.<br />

El profesor o la profesora desarrolla un<br />

tema en torno a un hecho o<br />

acontecimiento, destacando los aspectos<br />

problemáticos y los que son desconocidos<br />

para los alumnos.<br />

Los contenidos del tema y de la situación<br />

que se plantea pueden ser: un conflicto<br />

social o histórico, una diferencia en la<br />

interpretación de unas obras literarias o<br />

artísticas, el contraste entre un<br />

conocimiento vulgar de unos fenómenos<br />

biológicos y posibles explicaciones<br />

científicas, etc.<br />

2. Diálogo entre profesor o profesora y<br />

alumnos.<br />

El profesor o la profesora establece un<br />

diálogo con los alumnos y entre ellos, y<br />

promueve la aparición de dudas,<br />

cuestiones y problemas relacionados con<br />

el tema.<br />

3. Contraste entre diferentes puntos de vista.<br />

El profesor o la profesora facilita<br />

diferentes puntos de vista y promueve la<br />

discusión en grupo.<br />

4. Conclusiones.<br />

A partir de la discusión del grupo y de sus<br />

aportaciones, el profesor o la profesora<br />

establece las conclusiones.<br />

5. Generalización.<br />

Con las aportaciones del grupo y las<br />

conclusiones obtenidas, el profesor o la<br />

profesora establece las leyes, los modelos<br />

interpretativos o los principios que se<br />

deducen de ellos.<br />

6. Ejercicios de memorización.<br />

Los chicos y chicas, individualmente,<br />

realizan ejercicios nemotécnicos que les<br />

permitan recordar los resultados de las<br />

conclusiones y de la generalización.<br />

7. Prueba o examen.<br />

En la clase, todos los alumnos responden<br />

las preguntas y hacen los ejercicios del<br />

examen durante una hora.<br />

8. Evaluación.<br />

El profesor o la profesora notifica a los<br />

alumnos las calificaciones de los<br />

resultados obtenidos.<br />

Unidad 4<br />

1. Presentación por parte del profesor o la<br />

profesora de una situación problemática<br />

respecto a un tema.<br />

El profesor o la profesora desarrolla un<br />

tema en torno a un hecho o un<br />

acontecimiento, poniendo énfasis en los<br />

aspectos problemáticos y los que son<br />

desconocidos para los alumnos.<br />

Al igual que en la unidad anterior, los<br />

contenidos del tema y de la situación que<br />

se plantea pueden ir desde un conflicto<br />

social o histórico, una diferencia en la<br />

107


interpretación de unas obras literarias o<br />

artísticas, hasta el contraste entre un<br />

conocimiento vulgar de unos fenómenos<br />

biológicos y posibles explicaciones<br />

científicas.<br />

2. Planteamiento de problemas o cuestiones.<br />

Los alumnos, colectiva e individualmente,<br />

dirigidos y ayudados por el profesor a la<br />

profesora, exponen las respuestas<br />

intuitivas o suposiciones sobre cada uno<br />

de los problemas y situaciones planteados.<br />

3. Propuesta de las fuentes de información.<br />

Los alumnos, colectiva e individualmente,<br />

dirigidos y ayudados por el profesor o la<br />

profesora, proponen las fuentes de<br />

información más apropiadas para cada<br />

una de las cuestiones: el propio profesor,<br />

una exploración bibliográfica, una<br />

experimentación, una observación, una<br />

entrevista, un trabajo de campo.<br />

4. Búsqueda de la información.<br />

Los alumnos, colectiva e individualmente,<br />

dirigidos y ayudados por el profesor o la<br />

profesora, realizan la recogida de los datos<br />

que les han proporcionado las diferentes<br />

fuentes utilizadas. A continuación los<br />

seleccionan y clasifican.<br />

5. Elaboración de las conclusiones.<br />

Los alumnos, colectiva y/o<br />

individualmente, dirigidos y ayudados por<br />

el profesor o la profesora, elaboran las<br />

conclusiones referidas a las cuestiones y<br />

los problemas planteados.<br />

6. Generalización de las conclusiones y<br />

síntesis.<br />

Con las aportaciones del grupo y las<br />

conclusiones obtenidas, el profesor o la<br />

profesora establece las leyes, los modelos<br />

y los principios que se deducen del trabajo<br />

realizado.<br />

7. Ejercicios de memorización.<br />

Los chicos y chicas, individualmente,<br />

realizan ejercicios nemotécnicos que les<br />

permitan recordar los resultados de las<br />

conclusiones, de la generalización y de la<br />

síntesis.<br />

8. Prueba o examen. En la clase, todos los<br />

alumnos responden las preguntas y hacen<br />

los ejercicios del examen durante una<br />

hora.<br />

9. Evaluación.<br />

A partir de las observaciones que el<br />

profesor ha ido haciendo a lo largo de la<br />

unidad y a partir del resultado de la<br />

prueba, éste notifica a los alumnos la<br />

valoración de los aprendizajes realizados.<br />

Antes de continuar, insistiendo en lo que he<br />

manifestado anteriormente y para no hacer<br />

una lectura con prejuicios a favor o en contra,<br />

108<br />

haremos unas consideraciones en relación con<br />

estos ejemplos. Con estas representaciones<br />

no pretendo ilustrar ninguna tendencia ni, por<br />

supuesto, hacer unas valoraciones sesgadas.<br />

Quien más quienes menos, todos hemos<br />

utilizado, o utilizamos, formas de enseñar<br />

relacionadas con alguna de dichas secuencias.<br />

Como observaremos a continuación, todas<br />

ellas pueden ser válidas. Cada una de ellas<br />

tiene aspectos suficientemente positivos, por<br />

lo que todas pueden tener alguna utilidad. De<br />

todos modos, según cuáles sean nuestros<br />

objetivos, nuestro conocimiento de los<br />

procesos subyacentes en el aprendizaje y el<br />

contexto educativo en el que se llevan a cabo,<br />

nos daremos cuenta de que son incompletas.<br />

Lo que nos interesa de este análisis es<br />

reconocer las posibilidades y las carencias de<br />

cada unidad, con el fin de que nos permita<br />

comprender otras propuestas, y reconocer en<br />

cada momento aquéllas secuencias que se<br />

adaptan más a las necesidades educativas de<br />

nuestros alumnos.<br />

Criterios para el análisis de las<br />

secuencias. Los contenidos de<br />

aprendizaje como explicitación de las<br />

intenciones educativas<br />

Una primera ojeada a los ejemplos propuestos<br />

nos servirá para averiguar si cada uno de ellos<br />

pretende alcanzar los mismos objetivos. Así<br />

pues, para el análisis de las secuencias nos<br />

fijaremos, en primer lugar, en los contenidos<br />

que se trabajan, a fin de juzgar si son los más<br />

apropiados para la consecución de los<br />

objetivos que se pretenden.<br />

Si observamos el Cuadro 1, veremos que los<br />

contenidos de la primera unidad son<br />

fundamentalmente conceptuales. La técnica<br />

expositiva difícilmente puede tratar otra cosa<br />

que no sea contenidos conceptuales. En todo<br />

caso, se pueden exponer modelos de<br />

realización de algún contenido procedimental,<br />

o se puede hacer alguna valoración sobre las<br />

actitudes de algún personaje. Pero el<br />

tratamiento es básicamente conceptual. Las<br />

habilidades que se trabajan (toma de apuntes,<br />

técnicas de estudio, síntesis, memorización)<br />

no se pueden considerar contenidos de<br />

aprendizaje, ya que en ningún momento se<br />

tienen en cuenta como objetos de enseñanza,<br />

sino como medios para la memorización y, por<br />

consiguiente, no se enseñan ni se evalúan<br />

directamente. Las actitudes que se desarrollan<br />

en esta unidad no van más allá de las<br />

necesidades para el mantenimiento del orden<br />

y el respeto del profesorado. Con todo esto<br />

podemos concluir que los contenidos que se


trabajan son conceptuales y que el objetivo<br />

fundamental del profesorado consiste en que<br />

el alumnado “sepa” determinados<br />

conocimientos.<br />

Los contenidos de la unidad 2 son<br />

fundamentalmente procedimentales en cuanto<br />

al uso del algoritmo se refiere, y conceptuales<br />

en cuanto a la comprensión de los conceptos<br />

asociados, en este caso los de fracción,<br />

sintagma nominal o velocidad. Los contenidos<br />

actitudinales más claros sólo aparecen en la<br />

fase de diálogo entre alumnos y profesor o<br />

profesora, mientras que en las otras fases<br />

sólo son el resultado del papel que exige el<br />

desarrollo de las actividades. En esta unidad<br />

se pretende que los chicos y chicas “sepan<br />

hacer” los algoritmos de fracción o velocidad,<br />

el análisis sintáctico o la resolución de<br />

problemas de velocidades en los que haya que<br />

utilizar la fórmula correspondiente –<br />

contenidos procedimentales-; y que “sepan”<br />

los conceptos asociados.<br />

En esta unidad se pretende que los alumnos<br />

lleguen a conocer unos contenidos de carácter<br />

conceptual. Para su comprensión se utiliza<br />

una serie de técnicas y procedimientos –<br />

diálogo y debate, fundamentalmente-, pero al<br />

igual que en la primera unidad analizada,<br />

estos contenidos tiene una función de uso, ya<br />

que seguramente no se tendrán en cuenta al<br />

evaluar. Los contenidos actitudinales que<br />

aparecen –interés en hacer propuestas,<br />

participación en los diálogos y debates,<br />

respeto del turno de palabra y de la opinión<br />

de los demás, tampoco se considerarán<br />

contenidos evaluables. Vemos, pues, que en<br />

esta unidad, aparecen actividades que a pesar<br />

de que se centran en el aprendizaje de<br />

contenidos conceptuales, utilizan contenidos<br />

de carácter procedimental y actitudinal, y que<br />

aparentemente no son objeto de estudio<br />

porque no hay una intención explícitamente<br />

educativa, puesto que tampoco son objeto de<br />

la evaluación. Si esto es así, y estos<br />

contenidos procedimentales no son valorados<br />

en el desarrollo de la unidad ni al final de ella,<br />

podemos coincidir que lo único, que se<br />

pretende es el aprendizaje de contenidos<br />

conceptuales que sepan sobre temas<br />

históricos, sociales, literarios, artísticos o<br />

científicos. Por el contrario, si los contenidos<br />

de carácter procedimental y actitudinal que se<br />

trabajan son evaluados posteriormente y, por<br />

tanto, se tiene conciencia de que también son<br />

contenidos que se deben “enseñar” mientras<br />

se utilizan, podremos decir que se pretende<br />

que los chicos y chicas “sepan” los temas,<br />

“sepan hacer” diálogos y debates, y “sean”<br />

participativos y respetuosos.<br />

En la unidad 4, vemos que en prácticamente<br />

todas las actividades que forman la secuencia<br />

aparecen contenidos conceptuales,<br />

procedimentales y actitudinales. En este caso,<br />

los alumnos marcan el ritmo de la secuencia,<br />

actuando constantemente y utilizando una<br />

serie de técnicas y habilidades: diálogo,<br />

debate, trabajo en pequeño grupo,<br />

investigación bibliográfica, trabajo de campo,<br />

elaboración de cuestionarios, entrevista, etc.<br />

Al mismo tiempo, se encuentran ante una<br />

serie de conflictos personales y grupales de<br />

sociabilidad que hay que resolver, lo cual<br />

implica que deban ir aprendiendo a “ser” de<br />

una determinada manera: tolerantes,<br />

cooperativos, respetuosos, rigurosos, etc. En<br />

esta secuencia vemos que, al igual que en el<br />

resto, aparecen contenidos de las tres<br />

categorías. Pero en este caso existe un<br />

trabajo muy manifiesto en el campo de los<br />

contenidos procedimentales y actitudinales.<br />

Del mismo modo que en la unidad anterior, el<br />

hecho de que aparezcan estos contenidos no<br />

quiere decir que exista una conciencia<br />

educativa. Mientras que esto no se traduzca<br />

en la manera de trabajar estos contenidos por<br />

109


parte del profesorado y no sean objeto de<br />

evaluación, no los podremos considerar<br />

contenidos explícitos de aprendizaje. No<br />

obstante, si nos fijamos en la fase de<br />

evaluación, se puede ver que no solo se hace<br />

una valoración de la prueba realizada, sino<br />

que la calificación es el resultado de las<br />

observaciones hechas a lo largo de toda la<br />

unidad. En este caso, se puede afirmar que se<br />

pretende que el alumnado “sepa” los términos<br />

tratados; sepa hacer cuestionarios,<br />

investigaciones, entrevistas, etc., y que cada<br />

vez “sea” más tolerante, cooperativo,<br />

ordenado, etc.<br />

Una primera valoración hecha según la<br />

tipología de contenidos, como reflejo de la<br />

función social que se atribuye a la enseñanza,<br />

nos permite darnos cuenta de que en los tres<br />

primeros casos encontramos diferentes<br />

formas de enseñar que no dejan de estar<br />

situadas en un modelo de formación centrado<br />

en los contenidos convencionales ligados al<br />

“saber” y al “saber hacer” más o menos<br />

académicos, con una función básicamente<br />

propedéutica. En el caso de la unidad 4, si no<br />

fuera porque parece que la evaluación<br />

contempla los diferentes tipos de contenido,<br />

podríamos decir que se trata de una forma de<br />

enseñar que también se limita a los<br />

contenidos convencionales del “saber”, y<br />

también podríamos pensar que los<br />

procedimientos, los valores y las actitudes que<br />

se desarrollan son simplemente una estrategia<br />

para hacer que el aprendizaje sea más<br />

interesante o más profundo. En cambio, dado<br />

que la evaluación también contempla los<br />

procedimientos y actitudes como contenidos<br />

de aprendizaje, podemos considerar que el<br />

objetivo de la enseñanza para este profesor o<br />

profesora tiende a una formación más<br />

integral.<br />

La valoración que podemos hacer hasta ahora<br />

de estos casos está relacionada con la idea<br />

que tenemos sobre lo que ha de ser la<br />

enseñanza y, por lo tanto, en la mayor o<br />

menor coincidencia con los objetivos implícitos<br />

de cada una de las unidades. En una primera<br />

aproximación, y si partiéramos del supuesto<br />

de que estos profesores siempre utilizan la<br />

misma forma de enseñar, podríamos estar<br />

más o menos de acuerdo con cada uno de<br />

ellos, según el sentido y el papel que nosotros<br />

atribuimos a la enseñanza. Ahora bien, si<br />

nuestra concepción persiguiera la formación<br />

integral, del alumno, sólo podríamos<br />

inclinarnos por la unidad 4, ya que es el único<br />

caso en que se trabajan explícitamente las<br />

diferentes capacidades de la persona. Pero<br />

110<br />

incluso en este supuesto sería necesario<br />

comprobar posteriormente si existe una<br />

coincidencia con el tipo de ciudadano y<br />

ciudadana que se promueve. No obstante, en<br />

ningún caso podemos pensar que estas son<br />

las únicas formas de trabajo y, por lo tanto,<br />

podemos creer que el mismo profesor<br />

combina estos cuatro tipos de unidades<br />

además de otras. Así pues, suponiendo que en<br />

cada caso éstos sean los contenidos que se<br />

quieren trabajar, nos interesa descubrir si la<br />

secuencia didáctica que se propone sirve para<br />

conseguir los objetivos previstos, es decir, si<br />

promueve el aprendizaje. Ahora es cuando<br />

tenemos que preguntarnos si todas las<br />

secuencias son útiles para lograr aquello que<br />

pretendemos. Así pues, es el momento de<br />

utilizar el otro referente de análisis: la<br />

atención a la diversidad y la concepción<br />

constructivista.<br />

La concepción constructivista y la<br />

atención a la diversidad<br />

Del conocimiento de la forma de producirse<br />

los aprendizajes podemos extraer dos<br />

preguntas: la primera, relacionada con la<br />

potencialidad de las secuencias para favorecer<br />

el mayor grado de significatividad de los<br />

aprendizajes; y la segunda, su capacidad para<br />

facilitar que el profesorado preste atención a<br />

la diversidad.<br />

Expresado de forma muy sintética, y como<br />

hemos visto, el aprendizaje es una<br />

construcción personal que realizan cada chico<br />

y cada chica gracias a la ayuda que reciben de<br />

otras personas. Esta construcción, a través de<br />

la cual pueden atribuir significado a un<br />

determinado objeto de enseñanza, implica la<br />

aportación por parte de la persona que<br />

aprende, de su interés y disponibilidad, de sus<br />

conocimientos previos y de su experiencia. En<br />

todo esto juega un papel esencial la persona<br />

más experta, que ayuda a detectar un<br />

conflicto inicial entre lo que ya se conoce y lo<br />

que hay que saber, que contribuye a que el<br />

alumno se sienta capaz y con ganas de<br />

resolverlo, que plantea el nuevo contenido<br />

como un reto interesante la resolución del<br />

cual tendrá alguna utilidad, que interviene de<br />

forma ajustada en los progresos y las<br />

dificultades que el alumno manifiesta,<br />

apoyándolo, y previendo, a la vez, la<br />

actuación autónoma del alumno. Es un<br />

proceso que no sólo contribuye a que el<br />

alumno aprenda unos contenidos, sino que<br />

también hace que aprenda a aprender y que<br />

aprenda que puede aprender. Su repercusión<br />

no se limita a lo que el alumno sabe, sino que


también influye en lo que sabe hacer y en la<br />

imagen que tiene de sí mismo.<br />

Este conocimiento nos permite establecer una<br />

serie de preguntas o cuestiones acerca de las<br />

diferentes secuencias didácticas, con el<br />

objetivo de reconocer su validez pero, sobre<br />

todo, de facilitarnos pistas para reforzar<br />

algunas actividades o añadir otras nuevas. Las<br />

preguntas pueden concretarse de la siguiente<br />

forma:<br />

En la secuencia didáctica existen actividades:<br />

a) que nos permitan determinar los<br />

conocimientos previos que tiene cada<br />

alumno en relación con los nuevos<br />

contenidos de aprendizaje?<br />

b) Cuyos contenidos se planteen de forma<br />

que sean significativos y funcionales para<br />

los chicos y chicas?<br />

c) Que podamos inferir que son adecuadas al<br />

nivel de desarrollo de cada alumno?<br />

d) Que representen un reto abordable para el<br />

alumno, es decir, que tengan en cuenta<br />

sus competencias actuales y las hagan<br />

avanzar con la ayuda necesaria; por<br />

consiguiente, que permitan crear zonas de<br />

desarrollo próximo e intervenir?<br />

e) Que provoquen un conflicto cognitivo y<br />

promuevan la actividad mental del alumno<br />

necesaria para que establezca relaciones<br />

entre los nuevos contenidos y los<br />

conocimientos previos?<br />

f) Que fomenten una actitud favorable, es<br />

decir, que sean motivadoras, en relación<br />

con el aprendizaje de los nuevos<br />

contenidos?<br />

g) Que estimulen la autoestima y el<br />

autoconcepto en relación con los<br />

aprendizajes que se proponen, es decir,<br />

que el alumno pueda sentir que en cierto<br />

grado ha aprendido, que su esfuerzo ha<br />

merecido la pena?<br />

h) Que ayuden al alumno a adquirir<br />

habilidades relacionadas con el aprender a<br />

aprender, que le permitan ser cada vez<br />

más autónomo en sus aprendizajes?<br />

Si utilizamos estas preguntas en las cuatro<br />

unidades que hemos presentado a modo de<br />

ejemplo, podremos establecer las<br />

consideraciones que se exponen a<br />

continuación.<br />

UNIDAD 1<br />

1. Comunicación de la lección.<br />

2. Estudio individual sobre el libro de texto.<br />

3. Repetición del contenido aprendido.<br />

4. Prueba o examen.<br />

5. Evaluación.<br />

a) Conocimientos previos.<br />

En esta unidad podemos observar que el<br />

profesor o la profesora controla poco el<br />

proceso de aprendizaje de los alumnos, las<br />

actividades propuestas no le permiten saber<br />

de qué conocimientos previos disponen. El<br />

profesor da por supuesto que todos los chicos<br />

y chicas saben lo que necesitan para esta<br />

unidad o prescinde de este conocimiento. En<br />

todo caso, podemos suponer que parte del<br />

resultado de la última evaluación. Si esta<br />

información es insuficiente, seguramente<br />

bastaría con introducir una actividad inicial,<br />

como por ejemplo, un diálogo o debate sobre<br />

el tema, que facilitara información acerca de<br />

los conocimientos de los alumnos para que<br />

sirvieran como punto de partida de la<br />

exposición.<br />

b) Significatividad y funcionalidad de los<br />

nuevos contenidos.<br />

Por la descripción de la secuencia no podemos<br />

saber si los contenidos tratados son<br />

suficientemente significativos o funcionales.<br />

Que lo sean o no depende de cómo se haya<br />

iniciado la intervención. Si la exposición es<br />

una simple transmisión de los contenidos que<br />

no ofrece ninguna relación con algún hecho<br />

próximo a la realidad experiencial o afectiva<br />

del alumno –como partir de alguna situación<br />

conflictiva o problemática-, los contenidos del<br />

tema serán considerados solamente como una<br />

lección que hay que conocer para superar con<br />

éxito la prueba, y no tanto como un<br />

conocimiento que es interesante poseerlo.<br />

c) Nivel de desarrollo.<br />

El grado de complejidad de la exposición y el<br />

número de variables interrelacionadas que se<br />

utilicen determinarán la dificultad de la<br />

comprensión. Si a la exposición no se le<br />

añaden actividades de diálogo con los<br />

alumnos, o entre ellos, que nos permitan<br />

darnos cuenta de la conveniencia de los<br />

nuevos contenidos, tanto respecto a las<br />

dificultades de comprensión como a su<br />

cantidad, será un proceso incontrolado en el<br />

cual el aprendizaje dependerá sólo de la<br />

capacidad personal de cada uno de los chicos<br />

y chicas.<br />

111


d) Zona de desarrollo próximo.<br />

Si cuando se han establecido formas de<br />

comunicación individualizadas ya es bastante<br />

difícil determinar si los retos que se proponen<br />

a los alumnos el tipo de ayuda son los<br />

apropiados para cada uno de ellos, poder<br />

controlar esta condición es prácticamente<br />

imposible en una secuencia como esta. Habrá<br />

que introducir actividades que insten a los<br />

alumnos a expresar lo que piensan sobre el<br />

tema tratado, de forma que nos den pistas<br />

acerca de los diferentes niveles de<br />

complejidad que debe tener la exposición.<br />

e) Conflicto cognitivo y actividad mental.<br />

En una secuencia de este tipo; el profesor<br />

nunca controla la actividad mental del<br />

alumno. Si la exposición introduce las posibles<br />

cuestiones, paradojas o contradicciones,<br />

indudablemente favorecerá los conflictos<br />

cognitivos de algunos alumnos, pero no los de<br />

todos ni con la profundidad suficiente para<br />

garantizar que cada uno de ellos realice el<br />

proceso constructivo que el aprendizaje exige.<br />

Para poder influir en el proceso elaborativo<br />

individual, en la actividad mental de cada<br />

chico y chica, habrá que introducir actividades<br />

que obliguen a los alumnos a cuestionar sus<br />

conocimientos y a reconsiderar las<br />

interpretaciones que han hecho de ellos.<br />

f) Actitud favorable.<br />

La motivación por el aprendizaje no se<br />

desprende de la secuencia en si misma, al<br />

menos en este caso, ya que tal como está<br />

descrita no cuenta con ninguna actividad<br />

previa a la exposición para despertar el<br />

interés de los alumnos. El hecho de que sea<br />

más o menos interesante dependerá de la<br />

forma y las características de la exposición. La<br />

manera de hacerla, el tipo de relaciones y<br />

complicidades que se establecen entre<br />

profesor y alumno, los ejemplos, la empatía y<br />

el grado de comunicación, son las cartas de<br />

las que puede disponer el profesorado en una<br />

secuencia de este tipo para fomentar el<br />

interés por el aprendizaje. Si efectuamos una<br />

lectura tópica de esta secuencia, tal como la<br />

describe Bini, seguramente podremos decir<br />

que las razones que justifican la motivación de<br />

los alumnos está fuera del contenido de<br />

aprendizaje y se centran en la consecución de<br />

unos buenos resultados. Lo que más importa<br />

no es saber, sino superar las pruebas de la<br />

evaluación, de manera que las estrategias de<br />

aprendizaje que se movilizan son aquéllas que<br />

garantizan el éxito en la prueba y no en el<br />

112<br />

conocimiento. Para poder incidir en esta<br />

variable es necesario poner en juego<br />

diferentes recursos que no se pueden<br />

concretar solamente en una actividad más o<br />

menos satisfactoria al principio de la unidad,<br />

sino que habrá que complementarla con una<br />

serie de medidas estrechamente relacionadas<br />

con la necesidad de promover la autoestima y<br />

el autoconcepto de cada chico o chica.<br />

g) Autoestima y autoconcepto.<br />

Este tipo de secuencia dispone de pocos<br />

medios para relacionarse afectivamente con<br />

los alumnos, por lo que es muy difícil que los<br />

aspectos asociados a los sentimientos, a las<br />

valoraciones propias y de los otros, a las<br />

expectativas, etc., se traduzcan en acciones<br />

del profesorado que puedan incidir<br />

favorablemente. Debemos tener presentes<br />

que, en el uso exclusivo de una secuencia de<br />

este tipo, los momentos de relación personal<br />

se limitan a algunos contactos esporádicos,<br />

muchas veces fuera de clase, o a la<br />

información, generalmente por escrito y<br />

notablemente concisa, que se da en las<br />

evaluaciones. Si tenemos en cuenta que el<br />

fomento de la autoestima y el autoconcepto<br />

es fundamental para favorecer el aprendizaje,<br />

tendremos que introducir actividades que<br />

permitan intercambios frecuentes<br />

profesor/alumno. Asimismo, tendremos que<br />

reconsiderar qué sentido debe tener la<br />

evaluación para que se centre no tanto en lo<br />

que les falta por aprender, como en el<br />

progreso que están experimentando.<br />

h) Aprender a aprender.<br />

En este modelo, las actividades que realiza el<br />

alumno de forma independiente son básicas. A<br />

partir de la exposición del profesor o la<br />

profesora, el alumno adquiere todo el<br />

protagonismo, será él quien haga el estudio,<br />

las actividades de memorización y la prueba,<br />

de manera que tendrá que espabilarse en<br />

aquellas actividades que le permitan superar<br />

las pruebas o exámenes. Tanto es así que<br />

estas últimas seguramente serán las<br />

habilidades en las que conseguirá ser más<br />

competente. Pero no debemos olvidar que no<br />

son las habilidades exclusivas, ni seguramente<br />

las más importantes, para posteriormente<br />

realizar aprendizajes de manera autónoma –<br />

siempre que entendamos que estos<br />

aprendizajes no son únicamente los<br />

relacionados con la superación continua de<br />

pruebas más o menos escolares.


CONCLUSIONES<br />

De este análisis podemos deducir que<br />

difícilmente se pueden cumplir los principios<br />

de un aprendizaje significativo y que preste<br />

atención que ofrezcan más información acerca<br />

de los procesos que siguen los alumnos, que<br />

permitan adecuar la intervención a estos<br />

conocimientos. Pero como veremos cuando<br />

tratemos en este mismo capítulo la enseñanza<br />

de los contenidos factuales y conceptuales,<br />

esta secuencia es, con pocos cambios,<br />

notablemente beneficiosa. Sobre todo cuando<br />

los contenidos son factuales (nombres, obras,<br />

fechas, acontecimientos, datos, descripciones,<br />

etc.) o cuando los conceptos son<br />

suficientemente sencillos para la edad de los<br />

alumnos. En este caso, si cumple las<br />

condiciones que fomenten la motivación, dado<br />

que hay pocas dificultades de comprensión,<br />

muchas veces la simple exposición y<br />

memorización posterior es suficiente parra<br />

que el aprendizaje sea significativo. En<br />

cambio, cuando los contenidos son más<br />

complejos, esta secuencia es demasiado<br />

simple para poder satisfacer todas las<br />

condiciones que necesita el profesorado para<br />

controlar los procesos de enseñanza que<br />

garanticen un aprendizaje verdaderamente<br />

comprensivo.<br />

El desprestigio de que goza esta secuencia<br />

desde posiciones progresistas se debe al uso<br />

único y excluyente que se hace de ella y al<br />

hecho de ser utilizada normalmente desde<br />

propuestas que consideran que una de las<br />

funciones primordiales de la enseñanza es la<br />

selectiva, convirtiendo así el modelo de<br />

intervención en un instrumento seleccionador<br />

clave. En cierto modo se dice: no sólo no sirve<br />

quien no sabe, sino que tampoco sirve quien<br />

no es capaz de aprender un sistema de<br />

exposición simple. Quien no aprende de esta<br />

manera no está preparado o no está en<br />

condiciones de seguir los estudios. El éxito o<br />

la supervivencia en el modelo es el que lo<br />

legitima a la vez como medio y como fin en sí<br />

mismo. Pero este uso perverso del modelo de<br />

secuencia no debe hacernos perder de vista<br />

su potencialidad para unos contenidos<br />

determinados.<br />

UNIDAD 2<br />

1. Presentación por parte del profesor o la<br />

profesora de una situación problemática.<br />

2. Búsqueda de soluciones.<br />

3. Exposición del concepto y el algoritmo.<br />

4. Generalización.<br />

5. Aplicación.<br />

6. Ejercitación.<br />

7. Prueba o examen.<br />

8. Evaluación.<br />

a) Conocimientos previos<br />

La segunda actividad de esta secuencia,<br />

cuando el profesor pide a los alumnos<br />

diferentes formas de resolver el problema o<br />

conflictos, es la que puede permitir saber qué<br />

conocimientos tienen acerca del tema en<br />

cuestión. Pero par que esto sea así, será<br />

necesario que estas preguntas, y sobre todo<br />

las respuestas, las hayan planteado los<br />

alumnos que se encuentran en una situación<br />

más desfavorable y no sólo unos cuantos<br />

alumnos ni aquéllos que generalmente<br />

disponen de más información. En caso<br />

contrario, es fácil caer en el espejismo de<br />

creer que las respuestas dadas<br />

espontáneamente por parte de la clase<br />

corresponden al conocimiento de todos y cada<br />

uno de los chicos y chicas.<br />

b) Significatividad y funcionalidad de los<br />

nuevos contenidos.<br />

Esta secuencia resuelve con claridad esta<br />

condición, ya que el concepto no aparece<br />

antes de que se haya planteado su necesidad.<br />

En primer lugar, ha sido necesario elaborar el<br />

concepto para poder resolver el problema, de<br />

manera que el término aparece cuando ya se<br />

ha construido el significado. La generalización<br />

necesaria de todo concepto se produce cuando<br />

ya se ha visto su valor en un caso concreto y<br />

no antes. En las actividades posteriores de<br />

aplicación, se profundizará en la<br />

significatividad y la funcionalidad de los<br />

conceptos. No obstante, la consideración que<br />

podemos hacer está relacionada con el grado<br />

de participación en la elaboración del<br />

concepto, de manera que si no existe un<br />

diálogo constante entre profesor y alumnos,<br />

especialmente con los que presentan más<br />

dificultades, se puede producir la paradoja de<br />

que la única persona que realmente haya<br />

construido el significado del nuevo contenido<br />

sea el propio profesor.<br />

c) Nivel de desarrollo.<br />

Al igual que sucede con los conocimientos<br />

previos, el momento fundamental para<br />

determina la capacidad de los alumnos para<br />

comprender los nuevos contenidos es la<br />

actividad en la que ellos mismos proponen<br />

soluciones al problema planteado por el<br />

profesor o la profesora. Siempre que dichas<br />

propuestas no sean las de unos cuantos<br />

113


alumnos ni las de los menos representativos.<br />

Asimismo, en las actividades posteriores de<br />

ejercitación y sobre todo en las de aplicación,<br />

podremos comprobar el grado de comprensión<br />

y las dificultades de cada alumno.<br />

d) Zona de desarrollo próximo.<br />

La información que puede extraerse de la<br />

segunda actividad puede indicarnos dónde hay<br />

que situar los retos de la exposición que ha de<br />

dar lugar a la conceptualización. Pero esto no<br />

bastará si en la exposición no se introduce un<br />

diálogo con todos los alumnos que permita<br />

reconducir el discurso según las<br />

interpretaciones que hagan. Los datos que<br />

tengamos sobre lo que saben y pueden saber<br />

o hacer serán cruciales en el diseño de los<br />

ejercicios. Esta información debe permitirnos<br />

establecer una ordenación progresiva de las<br />

actividades, a fin de que cada alumno avance<br />

según su ritmo y sus posibilidades reales.<br />

e) Conflicto cognitivo y actividad mental.<br />

La primera actividad propuesta, en la que el<br />

profesor plantea una situación problemática, y<br />

la segunda, en la que los alumnos intentan<br />

darle respuesta, son las que permiten cumplir<br />

esta condición. Estos problemas, si se<br />

consigue que los alumnos se apropien de<br />

ellos, son los que deben promover la actividad<br />

mental necesaria para la construcción del<br />

concepto. Pero toda la secuencia está pensada<br />

con esta condición, de manera que el proceso<br />

de generalización y la aplicación<br />

descontextualizadora posterior cumplen esta<br />

función incentivadota de la construcción de<br />

significado. Habrá que ver el grado de<br />

implicación de los alumnos en este proceso, a<br />

fin de que no se limite a un seguimiento<br />

mecánico de unos pasos supuestamente<br />

constructivos.<br />

f) Actitud favorable.<br />

La primera actividad puede cumplir una<br />

función motivadora siempre que los<br />

problemas planteados tengan su origen en<br />

situaciones próximas a los intereses de los<br />

alumnos. Por consiguiente, dependerá del tipo<br />

de problemas y de las situaciones propuestas<br />

que los alumnos estén dispuestos a aprender.<br />

El grado de implicación de los alumnos en<br />

todo el proceso también será el que nos<br />

informe de su actitud. Debemos tener en<br />

cuenta que, a excepción de las dos primeras<br />

actividades y las posteriores de aplicación y<br />

ejercitación, los intercambios posibles con los<br />

alumnos pueden ser insuficientes para<br />

114<br />

mantenerlos interesados. Asimismo,<br />

dependerá del papel de la evaluación y del<br />

tipo de pruebas que se realicen, ya que el<br />

interés por saber se puede desplazar<br />

fácilmente hacia el interés por la calificación.<br />

g) Autoestima y autoconcepto.<br />

El hecho de partir de las opiniones de los<br />

alumnos y de sus aportaciones para resolver<br />

los problemas es una forma de valorarlos. En<br />

esta secuencia, a pesar de dar mucha<br />

importancia a los conocimientos y a las ideas<br />

de los alumnos, la potenciación o la no<br />

potenciación de la imagen personal dependerá<br />

del tipo de comentarios efectuados y del tipo<br />

de valoraciones realizadas a lo largo de la<br />

unidad. Será también el tipo de evaluación,<br />

pero sobre todo la valoración que se haga<br />

tanto de los resultados obtenidos como del<br />

proceso seguido, lo que determinará que la<br />

autoestima o el autoconcepto sean más o<br />

menos positivos.<br />

h) Aprender a aprender.<br />

La aportación clave de esta secuencia se<br />

centra en el seguimiento de unas fases<br />

fundamentalmente inductivas en las que el<br />

alumno elabora unos conceptos y hace la<br />

descontextualización necesaria de toda<br />

generalización mediante aplicaciones del<br />

concepto en otras situaciones. Esta forma de<br />

pensar le ofrece estrategias cognitivas<br />

sumamente valiosas en cualquier situación de<br />

aprendizaje. Pero, a pesar de ello, el grado de<br />

autonomía del alumno es limitado y las<br />

habilidades que se aprenden se concretan en<br />

las de carácter más escolar: estudio<br />

comprensivo, memorización y ejercitación.<br />

CONCLUSIONES<br />

Como hemos podido ver, esta secuencia<br />

cumple de manera adecuada muchas de las<br />

condiciones que hacen que el aprendizaje<br />

pueda ser lo más significativo posible. Permite<br />

prestar una atención notable a las<br />

características diferenciales de los alumnos,<br />

siempre que se introduzca el mayor número<br />

de intercambios que faciliten el<br />

desplazamiento del protagonismo hacia ellos.<br />

Y es aquí donde se encuentra la gran debilidad<br />

de esta secuencia, ya que fácilmente se corre<br />

el riesgo de dar por bueno el discurso del<br />

profesor y las respuestas de algunos alumnos<br />

como supuestos representantes del<br />

pensamiento de la mayoría. Al mismo tiempo,<br />

la motivación inicial puede perder fuerza si no


se introducen actividades que den sentido a la<br />

tarea de aprendizaje, sobre todo en las<br />

actividades más pesadas de ejercitación. Y,<br />

finalmente, es crucial el papel que se atribuye<br />

a la evaluación, ya que puede modificar por<br />

completo la valoración de la secuencia según<br />

la función que dicho elemento tenga en la<br />

unidad.<br />

UNIDAD 3<br />

1. Presentación por parte del profesor o la<br />

profesora de una situación problemática<br />

en relación con un tema.<br />

2. Diálogo entre profesor o profesora y<br />

alumnos.<br />

3. Contraste entre diferentes puntos de vista.<br />

4. Conclusiones.<br />

5. Generalización.<br />

6. Ejercicios de memorización.<br />

7. Prueba o examen.<br />

8. Evaluación.<br />

a) Conocimientos previos.<br />

Como se puede apreciar, esta secuencia<br />

presenta una diferencia fundamental respecto<br />

a las anteriores en cuanto al grado de<br />

participación de los alumnos. Las dos primeras<br />

actividades son como las de la unidad 2. Por<br />

consiguiente, al igual que en aquel caso, la<br />

segunda permite averiguar con bastante<br />

fidelidad qué conocimientos tiene los chicos y<br />

chicas, siempre que todos participen en el<br />

diálogo. En este caso, debemos añadir que los<br />

alumnos participan en la mayoría de las<br />

actividades que componen la unidad, hecho<br />

que permite que el conocimiento sobre el<br />

estado de elaboración y lo que saben aparezca<br />

sucesivamente, y que posibilita, a la vez, la<br />

adecuación de las intervenciones del profesor<br />

a las necesidades que se presentan.<br />

b) Significatividad y funcionalidad de los<br />

nuevos contenidos.<br />

El esquema de la secuencia es muy similar al<br />

anterior, pero además de los cambios<br />

determinados por el grado de participación de<br />

los alumnos, cabe añadir que en este caso<br />

sólo se tratan de manera manifiesta<br />

contenidos de carácter conceptual, mientras<br />

que en el anterior los procedimentales eran<br />

básicos. Al igual que en el modelo anterior,<br />

esto hace que el sentido de los aprendizajes<br />

esté claramente determinado desde el<br />

comienzo. Los nuevos contenidos de<br />

aprendizaje aparecen, en principio, como<br />

medios para resolver los conflictos que el<br />

profesor ha propuesto, y no como un<br />

conocimiento fuera de un texto más o menos<br />

próximo al alumno.<br />

c) Nivel de desarrollo.<br />

La participación de los alumnos a lo largo de<br />

la secuencia permite, siempre que el profesor<br />

esté alerta, reconocer las dificultades de<br />

comprensión que se presentan, Por lo tanto,<br />

es posible adecuar las explicaciones a los<br />

diferentes grados de asimilación.<br />

d) Zona de desarrollo próximo.<br />

La segunda y tercera actividad son cruciales<br />

para averiguar qué piensan los alumnos, qué<br />

dudas tienen y qué interpretaciones hacen.<br />

Esta serie de informaciones puede ser<br />

suficiente para orientar el tipo de ejemplos<br />

que hay que dar o razonamientos que hay que<br />

hacer para que la construcción del<br />

conocimiento sea realizada por todos los<br />

chicos y chicas.<br />

e) Conflicto cognitivo y actividad mental.<br />

El punto de partida de esta secuencia es la<br />

creación del conflicto cognitivo y la activación<br />

del pensamiento, de manera que ésta es una<br />

de las funciones de la primera actividad. Pero<br />

este argumento no se limita a esta actividad,<br />

sino que en las siguientes se intenta que los<br />

alumnos manifiesten sus opiniones, a fin de<br />

que les resulte más fácil entender las<br />

conclusiones y el proceso de generalización.<br />

No obstante, dado el protagonismo que tiene<br />

el profesor al sacar las conclusiones y en el<br />

momento de la generalización, es muy posible<br />

que este proceso constructivo sólo sea<br />

realizado por aquéllos que han sido capaces<br />

de participar activamente. Seguramente será<br />

necesario introducir alguna actividad que<br />

promueva un mayor grado de participación de<br />

los alumnos en el proceso de generalización y,<br />

por tanto, un mayor control del profesor sobre<br />

el proceso de aprendizaje.<br />

f) Actitud favorable.<br />

Esta es la otra función que debería cumplir la<br />

primera actividad. El hecho de que se parta de<br />

una situación conflictiva puede facilitar que los<br />

alumnos se enganchen, pero, lógicamente,<br />

para que este interés no sólo se manifieste en<br />

los más estimulados intelectualmente habrá<br />

que entretenerse para permitir la partición de<br />

todos. La ventaja de esta unidad es que<br />

ofrece la posibilidad de potenciar en las<br />

siguientes actividades el interés inicial o<br />

facilitar otras ocasiones para provocarlo<br />

115


nuevamente. Como siempre, el papel que<br />

desempeñe la evaluación será crucial como<br />

medio para promover un interés por el<br />

contenido de aprendizaje o simplemente por<br />

la nota final.<br />

g) Autoestima y autoconcepto.<br />

Las opiniones de los alumnos son la materia<br />

prima para la construcción del discurso del<br />

profesor y la generación de las conclusiones.<br />

Es lógico que si los diferentes momentos de<br />

diálogo se utilizan para fomentar la valoración<br />

personal, éstos ayudarán a la formación de<br />

imágenes positivas. Pero el simple hecho de<br />

que haya un mayor número de relaciones<br />

interpersonales no quiere decir que ayuden a<br />

la mejora del autoconcepto. El tipo de<br />

intercambios, las valoraciones que se hacen<br />

de las opiniones y, principalmente, el tipo de<br />

valoración final de los aprendizajes alcanzados<br />

y su publicidad, serán piezas cruciales en la<br />

construcción positiva de la autoestima.<br />

h) Aprender a aprender.<br />

Lo que hemos comentado en la unidad 2<br />

respecto a este factor también puede<br />

aplicarse a esta unidad. Esta secuencia ayuda<br />

a fomentar unas habilidades de construcción<br />

personal de conceptos a las que hay que<br />

añadir las técnicas de estudio y de<br />

memorización. Todas ellas son estrategias<br />

cruciales para posibilitar nuevos aprendizajes,<br />

pero tienen el defecto de limitarse a un tipo<br />

determinado de habilidades, aunque son, sin<br />

duda, las más habituales en el contexto<br />

escolar.<br />

116<br />

CONCLUSIONES<br />

Esta secuencia, por el hecho de seguir un<br />

esquema centrado en la construcción<br />

sistemática de los conceptos y ofrecer un<br />

grado notable de participación de los alumnos,<br />

especialmente en los procesos iniciales,<br />

cumple en gran medida las condiciones que<br />

posibilitan que los aprendizajes sean lo más<br />

significativos posible. Las carencias son<br />

consecuencia de la dificultad ara mantener el<br />

control del proceso individual de cada alumno.<br />

Es fácil caer en la tentación de creer que<br />

todos y cada uno de los chicos y chicas<br />

participan en una auténtica construcción<br />

personal de significados. Dado que el ritmo de<br />

la clase, y sobre todo la obtención de<br />

conclusiones, tiene como protagonista al<br />

profesor o la profesora, se puede caer<br />

fácilmente en una situación en la que los<br />

alumnos se limiten finalmente a reproducir las<br />

explicaciones finales –objeto de evaluación- y<br />

consideren las actividades previas como una<br />

simple liturgia necesaria para dar un tono<br />

actual a la intervención educativa. En este<br />

caso, será responsabilidad del tipo de pruebas<br />

para la evaluación el conseguir que el<br />

aprendizaje sea más o menos profundo, que<br />

se reduzca a simples exposiciones de las<br />

conclusiones y generalizaciones o bien que se<br />

convierta en un instrumento de la revisión que<br />

el alumno hace del proceso que ha seguido<br />

desde las preguntas iniciales hasta la<br />

elaboración de sus propios “descubrimientos”.<br />

UNIDAD 4<br />

1. Presentación por parte del profesor o la<br />

profesora de una situación problemática<br />

en relación con un tema.<br />

2. Planteamiento de problemas o cuestiones.<br />

3. Explicitación de respuestas intuitivas o<br />

suposiciones.<br />

4. Propuesta de las fuentes de información.<br />

5. Búsqueda de la información.<br />

6. Elaboración de conclusiones.<br />

7. Generalización de las conclusiones y<br />

síntesis.<br />

8. Ejercicios de memorización.<br />

9. Prueba o examen.<br />

10. Evaluación.<br />

a) Conocimientos previos.<br />

Al igual que en las dos unidades anteriores,<br />

las actividades iniciales tiene como una de las<br />

funciones prioritarias el evidenciar los<br />

conocimientos previos. No obstante, en este<br />

caso la estructura de la secuencia se vertebra<br />

en torno a las aportaciones que hacen los<br />

alumnos en cada momento. Ellos son quienes<br />

manifiestan sus problemas o preguntas, que<br />

serán los que deberán articular toda la<br />

intervención. El objetivo de la unidad no<br />

consiste en conocer un tema, sino en dar<br />

respuesta a unas preguntas que los alumnos<br />

se plantean y que consideran que es<br />

interesante resolver. Asimismo, se parte del<br />

principio de que los alumnos poseen un<br />

conocimiento. Por lo tanto, antes de iniciar la<br />

investigación, se intenta que este<br />

conocimiento aflore o que los alumnos se<br />

inclinen por posibles soluciones, es decir, que<br />

elaboren sus hipótesis o suposiciones. Estos<br />

datos serán cruciales para saber qué<br />

conocimientos tiene los alumnos acerca del<br />

tema tratado. El problema surge cuando nos<br />

preguntamos cuál es el grado de implicación<br />

de los alumnos en las preguntas e hipótesis<br />

que hacen. En este punto es necesario<br />

emprender un trabajo en pequeños grupos o


individualmente, que ayude a que todos los<br />

chicos y chicas participen en su elaboración.<br />

En esta secuencia, el papel fundamental del<br />

profesor consiste en incentivar la<br />

participación. Si no hay participación, el<br />

proceso sólo será seguido por unos cuantos,<br />

aunque dé la falsa impresión de tratase de un<br />

proceso colectivo.<br />

b) Significatividad y funcionalidad de los<br />

nuevos contenidos.<br />

En este caso, lo que se aprende siempre es el<br />

resultado de la respuesta a las preguntas que<br />

se hacen. Por lo tanto, todos los contenidos<br />

referidos al tema tiene sentido como medios<br />

para ampliar el conocimiento o resolver<br />

situaciones que los alumnos consideren<br />

interesante, ya que de no ser así no habrían<br />

planteado la pregunta. Así pues, en cuanto a<br />

los contenidos conceptuales, la significatividad<br />

y la funcionalidad están garantizadas. Por otro<br />

lado, si nos fijamos en los contenidos<br />

procedimentales, nos daremos cuenta de que<br />

nunca aparecen como una necesidad de<br />

aprendizaje escolar, sino como un medio<br />

imprescindible para resolver los problemas o<br />

cuestiones planteados. La realización de una<br />

investigación bibliográfica o la utilización de la<br />

medida, la encuesta, la observación directa, la<br />

experimentación, etc., para no mencionar<br />

todas las habilidades, técnicas y estrategias<br />

ligadas a las funciones de la lengua –leer,<br />

escribir, escuchar, hablar-, tiene lugar de<br />

forma natural en función de una necesidad de<br />

uso, lo cual implica la evidente significatividad<br />

de dichos aprendizajes.<br />

c) Niveles de desarrollo.<br />

Las preguntas realizadas, las suposiciones<br />

propuestas, el diálogo que se establece en<br />

pequeños grupos o colectivamente, el tipo de<br />

técnicas de información utilizadas, los datos<br />

seleccionados, etc., pueden proporcionar<br />

información suficiente para determinar qué<br />

grado de dificultad de aprendizaje presenta el<br />

tema. No obstante, será necesario que el<br />

profesor o la profesora no deje en manos de<br />

unos cuantos alumnos la dinámica del<br />

proceso, y que intervenga para promover la<br />

participación y la explicitación del<br />

pensamiento de todos y cada uno de los<br />

chicos y chicas.<br />

d) Zona de desarrollo próximo.<br />

La segunda y la tercera actividad son cruciales<br />

para averiguar qué piensan los alumnos, qué<br />

dudas tienen y qué interpretaciones hacen.<br />

Esta serie de informaciones puede ser<br />

suficiente para orientar el tipo de ejemplos o<br />

razonamientos que hay que aportar a fin de<br />

que la construcción del conocimiento sea<br />

realizada por todos los chicos y chicas.<br />

d) Conflicto cognitivo y actividad mental.<br />

A pesar de que la secuencia se articula según<br />

el esquema de la investigación lo cual quiere<br />

decir que su desarrollo comporta un profundo<br />

proceso intelectual, a menudo los aspectos<br />

que llaman más la atención de las fases de<br />

investigación –por ejemplo, visitas,<br />

observaciones, ensayos de laboratorio,<br />

entrevistas, elaboración de simulaciones o<br />

productos- pueden hacer que el alumno<br />

demuestre muchas actividades, pero que en<br />

realidad se limite al seguimiento estricto de<br />

las consignas o instrucciones, sin que estas<br />

acciones lleguen a convertirse en el medio<br />

intencional para facilitar la realización del<br />

proceso mental que exige el aprendizaje.<br />

Tanto es así que, con el paso del tiempo,<br />

muchas veces los alumnos se limitan a<br />

recordar los aspectos más anecdóticos del<br />

trabajo realizado. Ahora bien, esta<br />

consideración no tiene cabida en esta unidad,<br />

y que sí ha existido un verdadero trabajo en<br />

las fases 1, 2, 3, y 4. En cambio, sería un<br />

comentario acertado en aquellas unidades<br />

cuyas actividades de investigación se llevan a<br />

cabo sin que el alumno participe en las<br />

razones que justifican la salida, la<br />

experimentación o la observación, de forma<br />

que se convierten en actividades sin ningún<br />

otro sentido aparte del que aporta la decisión<br />

más o menos arbitraria del profesor. Se hacen<br />

cosas bastante interesantes, pero no se sabe<br />

el porqué. Lo que tenía que ser un medio para<br />

promover la actividad mental, dado que para<br />

facilitarla se necesita contribuir con<br />

manipulaciones –sobre todo a unas edades<br />

determinadas-, se convierte en una finalidad<br />

en sí misma.<br />

e) Actitud favorable.<br />

La motivación es el alma de la secuencia. O<br />

los alumnos están interesados o la secuencia<br />

se interrumpe en alguna de las fases. La<br />

primera actividad pretende crear los primeros<br />

intereses y debe ser la que provoque las<br />

preguntas. Es, pues, la pieza clave de la<br />

unidad. O se crean las condiciones para que<br />

los chicos y chicas se formulen las cuestiones<br />

que quieren resolver o difícilmente se podrá<br />

seguir adelante. Asimismo, todas las fases<br />

posteriores giran en torno al protagonismo de<br />

los alumnos, de tal forma que además de ser<br />

117


un factor motivador en sí mismas, la tensión<br />

necesaria para desarrollar la unidad pasa por<br />

el mantenimiento constante del interés. Y aquí<br />

es donde adquiere todo su sentido el papel del<br />

profesorado como facilitador y dinamizador de<br />

todo el proceso, estableciendo los retos<br />

individuales y colectivos y ofreciendo medios<br />

que mantengan la atención a los alumnos.<br />

f) Autoestima y autoconcepto.<br />

En esta unidad, todo el peso del trabajo<br />

descansa en la dinámica del grupo. Sus<br />

aportaciones son las que configuran las<br />

diferentes fases de la secuencia y la mayoría<br />

de contenidos. Por lo tanto, hay una<br />

valoración de las aportaciones y los<br />

conocimientos de los alumnos y unas<br />

expectativas positivas en relación con sus<br />

capacidades, tanto para resolver los conflictos<br />

de todo tipo que surgirán en una secuencia<br />

poco determinada. Al mismo tiempo, teniendo<br />

en cuenta la cantidad de relaciones que se<br />

establecen, las posibilidades de intervenir a lo<br />

largo de todo el proceso permiten hacer<br />

valoraciones que ayuden o no a crear<br />

sensaciones positivas de autoestima y<br />

autoconcepto. Lógicamente, será la conciencia<br />

del profesorado ante estas necesidades la que<br />

influirá en las ideas de los alumnos, ya que,<br />

evidentemente, la unidad no lo garantiza por<br />

sí misma. Por último, tenemos que fijarnos<br />

nuevamente en el papel decisivo de la<br />

evaluación. En este caso, el único rasgo<br />

diferencial que encontramos es el hecho de<br />

que la evaluación no sólo es un resultado de<br />

la prueba, sino también del trabajo realizado a<br />

lo largo de la unidad. Ahora bien, en ningún<br />

caso podemos saber qué tipo de valoración se<br />

hace, lo cual nos permite sacar conclusiones<br />

sobre si fomenta o no las valoraciones<br />

personales que mejoran la autoestima y el<br />

autoconcepto.<br />

g) Aprender a aprender.<br />

Este es uno de los factores más claros en esta<br />

unidad, como mínimo por el hecho de incluir,<br />

además de las habilidades escolares de<br />

estudio individual, muchas otras de variedad y<br />

características suficientemente diferenciadas.<br />

Según los diferentes tipos de instrumentos o<br />

fuentes de información, ya sean directos o<br />

indirectos, el número de técnicas y<br />

habilidades para facilitar que aprendan a<br />

aprender será notable. Pero será necesario<br />

que tenga lugar un verdadero trabajo de<br />

enseñanza de dichas estrategias de<br />

aprendizaje que no se reduzca a un uso más o<br />

menos anecdótico.<br />

118<br />

CONCLUSIONES<br />

Si la comparamos con las demás esta<br />

secuencia es la que contempla una mayor<br />

variedad de actividades, lo cual lógicamente le<br />

permite satisfacer la totalidad de los<br />

condicionantes, a fin de que los aprendizajes<br />

sean lo más significativos posible. Para que<br />

estas razones sean ciertas, el profesorado<br />

deberá tener una conciencia clara respecto al<br />

sentido de cada fase. En una unidad de este<br />

tipo es fácil dejarse llevar por la dinámica del<br />

grupo y perder de vista los objetivos que se<br />

persiguen. Los problemas y la complejidad de<br />

la organización del grupo hacen que esta<br />

tarea ocupe un espacio de tiempo notable,<br />

añadido a la necesidad de reconducir los<br />

intereses naturales de los alumnos hacia los<br />

objetivos previstos. A pesar de todo, el mayor<br />

riesgo radica en el hecho de caer en el<br />

dominado falso activismo, es decir, que la<br />

obsesión del enseñante se centre en las<br />

actividades de investigación: observaciones<br />

directas, visitas, excursiones, elaboraciones,<br />

etc., abandonando las actividades previas y<br />

posteriores que son básicas para alcanzar la<br />

comprensión de los conocimientos propuestos.<br />

Asimismo, aunque éste no es el caso, es<br />

posible que no se realice un trabajo de estudio<br />

serio posterior a las actividades de<br />

comprensión, de forma que no haya ocasión<br />

de hacer los ejercicios de memorización<br />

imprescindibles para posibilitar su recuerdo<br />

posterior.<br />

LAS SECUENCIAS DE CONTENIDO, OTRA<br />

UNIDAD DE ANÁLISIS<br />

La confluencia del referente constructivista<br />

con la explicitación de los contenidos según su<br />

tipología nos ha permitido analizar unas<br />

secuencias didácticas. Esto ha hecho posible<br />

que nos fijáramos en los diferentes contenidos<br />

y llegáramos a unas conclusiones sobre la<br />

necesidad de insistir, modificar o ampliar<br />

dichas secuencias sobre otras actividades. No<br />

obstante, os habréis dado cuenta de que los<br />

contenidos conceptuales son los que han<br />

centrado el análisis, dejando de lado los otros,<br />

de tal manera que la mayoría de las<br />

consideraciones se han hecho en relación con<br />

estos contenidos. Por consiguiente, las<br />

actividades propuestas tienen por objetivo la<br />

mejora de la significatividad en el aprendizaje<br />

de los contenidos conceptuales. Esta<br />

inclinación está determinada por las mismas<br />

características de las secuencias. Como hemos<br />

podido ver, todas ellas trabajan contenidos<br />

conceptuales, pero sólo la segunda introduce


unos contenidos procedimentales<br />

determinados, mientras que la cuarta los<br />

amplía con otros de tipo procedimental y<br />

actitudinal. Así pues, el estudio ha estado<br />

condicionado por las características de las<br />

secuencias. Si en lugar de centrarnos<br />

preferentemente en los contenidos<br />

conceptuales hubiéramos prestado atención a<br />

los procedimentales y actitudinales<br />

¿podríamos considerar que el análisis es<br />

completo?<br />

En primer lugar, fijémonos en la segunda<br />

secuencia, la cual, además de los conceptos,<br />

considera contenidos de aprendizaje los<br />

algoritmos, el análisis sintáctico o la aplicación<br />

de la fórmula de la velocidad, según los<br />

ejemplos de una u otra área. Ahora, la<br />

pregunta que nos planteamos es la siguiente:<br />

con la secuencia descrita y el conocimiento<br />

que tenemos sobre el aprendizaje de estos<br />

contenidos de carácter procedimental,<br />

¿podemos deducir que las actividades<br />

propuestas son apropiadas? En esta unidad<br />

hemos podido comprobar que algunas<br />

actividades han hecho posible la comprensión<br />

de los conceptos asociados a los<br />

procedimientos, de manera que los chicos y<br />

chicas pueden entender qué función tienen y<br />

cómo se utilizan, a la vez que han hecho toda<br />

una serie de ejercicios para Iniciarse en su<br />

dominio. Si ahora nos fijamos en los<br />

contenidos procedimentales de la unidad 4,<br />

veremos que se utilizan algunos como, por<br />

ejemplo, el trabajo en equipo, la<br />

investigación, la entrevista, etc. Pero con el<br />

trabajo realizado en estas dos unidades no<br />

podemos asegurar que los alumnos lleguen a<br />

dominar estos diferentes procedimientos y<br />

técnicas. Sabemos que los trabajan, pero esto<br />

no basta. Para que realmente lleguen a<br />

dominarlos, en primer lugar, será necesario<br />

averiguar si en las otras unidades, anteriores<br />

y posteriores, hay momentos en que dichos<br />

contenidos vuelven a aparecer.<br />

Ampliemos ahora nuestro objeto de análisis a<br />

los contenidos actitudinales que se pueden<br />

trabajar en la unidad 4 y preguntémonos si lo<br />

siguiente: ¿en esta unidad, se ha logrado<br />

aprender a ser más tolerante, respetuoso y<br />

cooperador? Nuestra respuesta nos hará ver<br />

aún más la necesidad de revisar no sólo las<br />

unidades anteriores y posteriores de una<br />

misma área o asignatura, sino todas las<br />

unidades de todas las áreas que inciden en los<br />

alumnos. Así pues, vemos que nos falta una<br />

nueva unidad de análisis que se centre en<br />

todas aquellas actividades que pueden incidir<br />

en el aprendizaje de un contenido<br />

determinado. Se trata de un conjunto de<br />

actividades que en algunos casos se concreta<br />

en una sola unidad didáctica y en otros casos<br />

se extiende a lo largo de varias, o incluso de<br />

todas las unidades didácticas.<br />

Para poder establecer las características de<br />

esta unidad de análisis básica sobre todo en<br />

las áreas de carácter más procedimental y<br />

para los contenidos de carácter actitudinal y,<br />

también, por consiguiente, para los<br />

contenidos de los denominados e es<br />

transversales y aquellos objetivos<br />

relacionados con la moral y la éticapropondremos<br />

un ejemplo en el que se<br />

utilizan secuencias didácticas de la unidad de<br />

tipo 4 a lo largo de todo un curso.<br />

Situémonos en el área de Conocimiento del<br />

Medio de la enseñanza primaria. Estamos en<br />

cuarto curso. Organizamos los contenidos en<br />

quince unidades, de forma que a cada una le<br />

corresponden dos semanas. Las unidades son<br />

las siguientes: Unidad 1-El paisaje; Unidad 2-<br />

La vegetación; Unidad 3-La hidrografía;…<br />

Unidad 15-El paso del tiempo. De los posibles<br />

contenidos que se tratarán en las diversas<br />

unidades, nos fijaremos solamente en tres:<br />

los componentes del paisaje, la interpretación<br />

y la realización de planos y mapas; y la<br />

cooperación. Contenidos fundamentalmente<br />

de carácter conceptual, procedimental y<br />

actitudinal, respectivamente.<br />

El contenido conceptual “componentes del<br />

paisaje” se trabajará específicamente en la<br />

primera unidad. Se realizará una serie de<br />

actividades de enseñanza con el objetivo de<br />

que al final de la unidad se haya aprendido<br />

dicho contenido. Tendremos una serie de<br />

actividades con un principio y un final en la<br />

misma unidad. Al principio, los alumnos<br />

desconocen la mayoría de “componentes del<br />

paisaje”, pero al final, si las actividades han<br />

sido apropiadas, los pueden considerar<br />

aprendidos. En este caso, tenemos una<br />

secuencia de actividades específicas para este<br />

contenido. En las unidades posteriores<br />

utilizaremos estos conceptos y seguramente<br />

ampliaremos y mejoraremos su conocimiento,<br />

pero podemos considerar que las actividades<br />

fundamentales se han desarrollado en la<br />

primera unidad. Estas actividades son las que<br />

configurarán la secuencia del contenido<br />

“componentes del paisaje”.<br />

El contenido procedimental “interpretación y<br />

realización de planos y mapas” ya aparece en<br />

la primera unidad, que por el hecho de estar<br />

ubicada al principio del curso comporta un<br />

119


grado de exigencia muy bajo. En esta unidad<br />

se iniciará un trabajo de elaboración de planos<br />

y mapas que se extenderá a lo largo de todo<br />

el curso en diversas unidades. Así pues, habrá<br />

muchas actividades que tendrán como<br />

objetivo el conocimiento y dominio de dicho<br />

contenido. Este conjunto de actividades<br />

necesarias para el aprendizaje constituye la<br />

secuencia del contenido “interpretación y<br />

realización de planos y mapas”.<br />

El contenido actitudinal “cooperación”<br />

seguramente se manifiesta ya en la primera<br />

unidad, y en otras se convierte en un<br />

contenido clave, ya sea por el tema que se<br />

trata o por las situaciones de trabajo y<br />

convivencia que se proponen. A lo largo del<br />

curso, y en todas las unidades, habrá<br />

vivencias o experiencias cruciales para el<br />

aprendizaje de este contenido. El conjunto de<br />

estas actividades deberá garantizar la<br />

consecución de los objetivos establecidos con<br />

relación a la cooperación. Por lo tanto, dentro<br />

del conjunto de actividades que ayudan a<br />

formarse cooperativamente habrá que<br />

contemplar aquéllas que se realizan, explícita<br />

o implícitamente, no sólo en el área de<br />

Conocimiento del Medio, sino en las demás<br />

áreas y en otros momentos escolares. La<br />

secuencia del contenido “cooperación” estará<br />

formada por el conjunto de actividades, en las<br />

diferentes unidades didácticas de las<br />

diferentes áreas o fuera de ellas, que inciden<br />

en la formación de actitudes cooperativas.<br />

Así pues, podemos definir la unidad de análisis<br />

que hemos dibujado como el conjunto<br />

ordenado de actividades estructuradas y<br />

articuladas para la consecución de un objetivo<br />

educativo en relación con un contenido<br />

concreto. Esta unidad de análisis, al igual que<br />

las secuencias didácticas, está enmarcada en<br />

un contexto en el cual habrá que identificar,<br />

además de los objetos didácticos y del<br />

contenido objeto de la secuencia, las otras<br />

variables metodológicas: relaciones<br />

interactivas, organización social, materiales<br />

curriculares, etc.<br />

Por cuanto hemos visto respecto a estas<br />

secuencias, al igual que en las didácticas, en<br />

primer término no nos interesa tanto la forma<br />

en que se desarrolla cada una de las<br />

actividades como establecer su pertenencia o<br />

no al conjunto de actividades una vez<br />

determinadas sus características. Lo que<br />

conviene es averiguar el sentido total de la<br />

secuencia y, por tanto, el lugar que ocupa<br />

cada actividad y cómo se articula y estructura<br />

en esta secuencia, con el objetivo de prever<br />

120<br />

cuáles son las actividades que hay que<br />

modificar o añadir.<br />

Estas secuencias será más o menos complejas<br />

según el número de actividades implicadas en<br />

el aprendizaje de un contenido determinado,<br />

la duración de la secuencia y el número de<br />

unidades didácticas de las cuales forman parte<br />

las diferentes actividades.<br />

La enseñanza según las características<br />

tipológicas de los contenidos<br />

Una vez identificadas las secuencias de<br />

contenido, el siguiente paso consiste en<br />

relacionarlas con el conocimiento que tenemos<br />

sobre los procesos subyacentes al aprendizaje<br />

de los diferentes contenidos según su<br />

tipología. Esto nos permitirá establecer qué<br />

condiciones de enseñanza deben contemplar<br />

las secuencias que encontramos<br />

representadas de manera esquemática en el<br />

Cuadro 2, para cada uno de los diferentes<br />

tipos de contenido.<br />

Enseñar contenidos factuales<br />

En el capítulo anterior ya hemos visto que los<br />

hechos se aprenden mediante actividades de<br />

copia más o menos literales, con el fin de<br />

integrarlos en las estructuras de<br />

conocimiento, en la memoria. El carácter<br />

reproductivo de los hechos comporta<br />

ejercicios de repetición verbal. Repetir tantas<br />

veces como sea necesario hasta que se logre<br />

la automatización de la información. Así pues,<br />

las actividades básicas para las secuencias de<br />

contenidos factuales tendrán que ser aquéllas<br />

que comporten ejercicios de repetición y,<br />

según la cantidad y la complejidad de la<br />

información, utilicen estrategias que refuercen<br />

las repeticiones mediante organizaciones<br />

significativas o asociaciones.


Esta simplicidad en el aprendizaje hace que<br />

las secuencias para estos contenidos puedan<br />

ser extremadamente sencillas. Una<br />

presentación de los contenidos bajo un<br />

modelo expositivo, un estudio individual<br />

consistente en ejercicios de repetición y una<br />

posterior prueba pueden ser suficientes;<br />

siempre a condición de que cada una de estas<br />

fases cumpla una serie de requisitos para<br />

evitar que los aprendizajes estén<br />

desvinculados de la capacidad de utilizarlos en<br />

otros contextos que no sean los estrictamente<br />

escolares. De este modo, el modelo descrito<br />

en la unidad 1 puede cumplir perfectamente<br />

las condiciones para este aprendizaje, siempre<br />

que la exposición logre atraer el interés de los<br />

alumnos, que no haya un exceso de<br />

información, que se conozcan y se tomen<br />

como punto de partida los conocimientos que<br />

ya tiene y, sobre todo, que los alumnos<br />

dispongan de los conocimientos conceptuales<br />

a los que pertenecen cada uno de los hechos:<br />

saber qué es un río cuando se aprenden los<br />

nombres de los ríos o una corriente artística<br />

cuando se memorizan sus obras más<br />

representativas.<br />

En cuanto a la atención a la diversidad,<br />

debemos tener en cuenta que en un<br />

aprendizaje de hechos, si los alumnos son<br />

suficientemente mayores, la atención siempre<br />

recae en los propios alumnos. Son ellos, y<br />

sólo ellos, los que tendrán que realizar las<br />

actividades de estudio, que, como hemos<br />

visto, son de repetición. En este caso, tener<br />

en cuenta la diversidad del alumnado consiste<br />

en valorar el número de actividades que debe<br />

llevar a cabo cada alumno para aprender el<br />

contenido y no en la manera de enseñarlo.<br />

Una vez expuesto el contenido, para atender a<br />

la diversidad el profesor o la profesora sólo<br />

tiene que animar a los chicos y chicas a que<br />

hagan las actividades de memorización que<br />

cada uno necesita. Que cada alumno realice el<br />

número de ejercicios que necesita es algo que<br />

no depende del profesor. Por consiguiente, el<br />

propio alumno tiene que ejercitar por su<br />

cuenta hasta que sea capaz de retener el<br />

contenido. En cualquier caso, sí que habrá<br />

que potenciar un clima que facilite la<br />

realización de unos ejercicios individuales que<br />

acostumbran a ser bastante monótonos.<br />

Enseñar conceptos y principios<br />

Dado que los conceptos y principios son temas<br />

abstractos, requieren una comprensión del<br />

significado y, por consiguiente, un proceso de<br />

elaboración personal. En este tipo de<br />

contenido son totalmente necesarias las<br />

diferentes condiciones establecidas<br />

anteriormente sobre la significatividad en el<br />

aprendizaje: actividades que posibiliten el<br />

reconocimiento de los conocimientos previos,<br />

que aseguren la significatividad y la<br />

funcionalidad, que sean adecuadas al nivel de<br />

desarrollo, que provoquen una actividad<br />

mental, etc. Las secuencias de contenidos<br />

conceptuales tiene que contemplarlas todas.<br />

Por lo tanto, el análisis que hemos efectuado<br />

anteriormente en los ejemplos de las cuatro<br />

unidades es el adecuado, ya que, como hemos<br />

visto, la mayoría de dichas secuencias se<br />

sitúan en una misma unidad didáctica.<br />

Enseñar contenidos procedimentales<br />

Tendremos que dedicar más tiempo a estos<br />

contenidos, puesto que la adaptación que<br />

hemos de hacer de las consideraciones<br />

generales del aprendizaje significativo es más<br />

compleja. En este caso, el dato más relevante<br />

viene determinado por la necesidad de<br />

realizar ejercitaciones suficientes y<br />

121


progresivas de las diferentes acciones que<br />

conforman los procedimientos, las técnicas o<br />

estrategias. Una vez aceptada dicha<br />

información, las secuencias de los contenidos<br />

procedimentales han de contener actividades<br />

con unas condiciones determinadas:<br />

• Las actividades deben partir de situaciones<br />

significativas y funcionales, a fin de que el<br />

contenido pueda ser aprendido con la<br />

capacidad de poder utilizarlo cuando sea<br />

conveniente. Por esto es imprescindible que<br />

este contenido tenga sentido para el<br />

alumno, debe saber para qué sirve y qué<br />

función tiene, aunque sólo sea útil para<br />

poder realizar un aprendizaje nuevo. Si se<br />

desconoce su función, se habrá aprendido el<br />

contenido procedimental, pero no será<br />

posible utilizarlo cuando se presente la<br />

ocasión. A menudo, dichos contenidos se<br />

trabajan prescindiendo de sus funciones, se<br />

insiste una y otra vez en su aprendizaje,<br />

pero no en la finalidad a la cual van ligados.<br />

Así, encontramos trabajos repetitivos, y por<br />

lo tanto agotadores, cuyo único sentido<br />

parece ser el dominio del contenido<br />

procedimental en sí mismo.<br />

• La secuencia debe contemplar actividades<br />

que presenten los modelos de desarrollo del<br />

contenido de aprendizaje. Modelos donde se<br />

pueda ver todo el proceso, que presenten<br />

una visión completa de las diferentes fases,<br />

pasos o acciones que los componen, para<br />

pasar posteriormente, si la complejidad del<br />

modelo así lo requiere, al trabajo<br />

sistemático de las diferentes acciones que<br />

comprenden. Estos modelos no tendrán que<br />

ofrecerse únicamente la primera vez que se<br />

inicie el trabajo de aprendizaje, sino que<br />

habrá que insistir en ellos en diferentes<br />

situaciones y contextos siempre que<br />

convenga.<br />

• Para que la acción educativa sea lo más<br />

beneficiosa posible, es necesario que las<br />

actividades de enseñanza/aprendizaje se<br />

ajusten al máximo a una secuencia clara con<br />

un orden de actividades que siga un proceso<br />

gradual. Esta consideración es palpable en<br />

los contenidos más algorítmicos como, por<br />

ejemplo, el cálculo, donde el proceso de<br />

más sencillo a más complejo es una<br />

constante. En cambio, no es tan evidente en<br />

la mayoría de los otros contenidos<br />

procedimentales. Un ejemplo bastante<br />

evidente es el de la enseñanza de la<br />

observación. Hoy en día, sobre todo en las<br />

áreas de Sociales y Naturales, se proponen<br />

actividades de observación de una manera<br />

122<br />

sistemática. Pero si analizamos las<br />

características de las actividades que se<br />

plantean a lo largo de las diferentes<br />

unidades didácticas en que aparecen,<br />

observaremos que normalmente no<br />

responden a un orden de dificultad<br />

determinado. Hay unas actividades y una<br />

ejercitación, pero no existe un orden<br />

progresivo que facilite el aprendizaje más<br />

allá de la simple repetición.<br />

• Se requieren actividades con ayudas de<br />

diferente grado y práctica guiada. El orden y<br />

el progreso de las secuencias de<br />

enseñanza/aprendizaje, en el caso de los<br />

contenidos procedimentales, estarán<br />

determinados, la mayoría de las veces, por<br />

las características de las ayudas que se irán<br />

dando a lo largo de la aplicación del<br />

contenido. Así, en muchos casos, la<br />

estrategia más apropiada después de haber<br />

presentado el modelo será la de suministrar<br />

ayudas a lo largo de las diferentes acciones<br />

e ir retirándolas progresivamente. Ahora<br />

bien, la única manera de decidir el tipo de<br />

ayuda que se ha de proporcionar y la<br />

oportunidad de mantenerla, modificarla o<br />

retirarla, consiste en observar y conducir al<br />

alumnado a través de un proceso de<br />

práctica guiada, en el cual los alumnos<br />

podrán ir asumiendo, de forma progresiva,<br />

el control la dirección y la responsabilidad<br />

de la ejecución.<br />

• Actividades de trabajo independiente.<br />

Estrechamente ligado a lo que<br />

comentábamos en relación con el punto<br />

anterior, la enseñanza de contenidos<br />

procedimentales exige que los chicos y las<br />

chicas tengan la oportunidad de llevar a<br />

acabo realizaciones independientes en las<br />

que puedan mostrar su competencia en el<br />

dominio del contenido aprendido. El trabajo<br />

independiente es, por un lado, el objetivo<br />

que se persigue con la práctica guiada y, por<br />

el otro, se asume en su verdadera<br />

complejidad cuando se aplica a contextos<br />

diferenciados.<br />

Enseñar contenidos actitudinales<br />

Las características de los contenidos<br />

actitudinales y el hecho de que el componente<br />

afectivo actúe de forma determinante en su<br />

aprendizaje hacen que las actividades de<br />

enseñanza de dichos contenidos sean mucho<br />

más complejas que las de los otros tipos de<br />

contenido. El carácter conceptual de los<br />

valore, las normas y las actitudes, es decir, el<br />

conocimiento de lo que cada uno de ellos es e


implica, puede aprenderse mediante las<br />

estrategias ya descritas para los contenidos<br />

conceptuales. Ahora bien, para que dicho<br />

conocimiento se convierta en pauta de<br />

actuación hay que movilizar todos los resortes<br />

relacionados con el componente afectivo. El<br />

papel y el sentido que puede tener el valor<br />

solidaridad, o el respeto a las minorías, no<br />

sólo se aprende con el conocimiento de lo que<br />

cada una de estas ideas representa. Las<br />

actividades de enseñanza necesarias tiene que<br />

abarcar, al mismo tiempo que los campos<br />

cognoscitivos, los afectivos y conductuales,<br />

dado que los pensamientos, los sentimientos y<br />

el comportamiento de una persona no sólo<br />

dependen de lo socialmente establecido, sino,<br />

sobre todo, de las relaciones personales que<br />

cada uno establece con el objeto de la actitud<br />

o el valor. Como es bien sabido, en este<br />

ámbito las intenciones y lo que tiene que ser<br />

no coinciden indefectiblemente con las<br />

actuaciones.<br />

Es fundamental tener en cuenta no tanto los<br />

aspectos más evidentes y explícitos de los<br />

valores en el momento de las exposiciones,<br />

debates o diálogos en que se tratan, como<br />

toda la red de relaciones que se establecen en<br />

clase: el tipo de interacción entre profesores y<br />

alumnos, entre los propios alumnos y entre<br />

todos los miembros del equipo docente. Estas<br />

relaciones e imágenes y las interpretaciones<br />

de las conductas y comportamientos serán<br />

unas de las piezas clave en la configuración de<br />

los valores y las actitudes personales.<br />

El hecho de que estas interrelaciones sena<br />

uno de los factores determinantes implica que<br />

haya que prestar atención a muchos de los<br />

aspectos que no se incluyen de una manera<br />

manifiesta en las unidades didácticas yy que<br />

hacen referencia a los aspectos organizativos<br />

y participativos. Muchos de los valores que se<br />

pretenden enseñar se aprenden cuando son<br />

vividos de manera natural; y ello sólo es<br />

posible cuando el ambiente de clase, las<br />

decisiones organizativas, las relaciones<br />

interpersonales, las normas de conducta, las<br />

reglas de juego y los papeles que se otorgan a<br />

los unos y los otros corresponden a aquéllos<br />

valores que se quieren que sean aprendidos.<br />

La manera de organizar las actividades y los<br />

papeles que ha de asumir cada uno de los<br />

chicos y chicas puede fomentar o no actitudes<br />

como las de cooperación, tolerancia y<br />

solidaridad.<br />

Estas consideraciones instan a prestar<br />

especial atención a la serie de medidas que se<br />

toman en el centro y que nunca han sido<br />

objeto de programación –el denominado<br />

currículo oculto-, puesto que muchas<br />

actuaciones pueden ser contradictorias con los<br />

propósitos establecidos en los objetivos<br />

educativos del centro. En este sentido, la<br />

manifestación explícita de aquellos contenidos<br />

a menudo implícitos y la reflexión personal y<br />

grupal del profesorado y de todos los<br />

componentes de la comunicad educativa se<br />

convierte en algo fundamental.<br />

Y una de las primeras medidas a tomar debe<br />

ser sensibilizar al alumno sobre las normas<br />

existentes en el centro y en el aula, con el<br />

objetivo de que comprenda su necesidad y de<br />

que, a partir de la reflexión y el análisis, no<br />

sólo las acepte, sino que las respete como<br />

suyas. Finalidad que requiere la promoción de<br />

la participación activa del alumno, huyendo<br />

del verbalismo y potenciando el intercambio<br />

entre el alumnado para debatir las opiniones e<br />

ideas sobre todo cuando le afecta en su<br />

trabajo en las aulas y el centro, pidiendo, al<br />

mismo tiempo, compromisos derivados de los<br />

valores y actitudes aceptados libremente.<br />

Proceso que debe permitir que los chicos y<br />

chicas se sientan protagonistas de sus<br />

aprendizajes y agentes en la formulación de<br />

las propuestas de convivencia y trabajo,<br />

mediante la promoción de la aceptación y la<br />

asunción libres de las concepciones y<br />

valoraciones que comportan las actitudes a<br />

promover, participando en el control del<br />

proceso y los resultados.<br />

En este sentido la asamblea de clase como<br />

recurso didáctico puede dar respuesta a las<br />

necesidades de participación en la<br />

conformación de los valores que se pretende<br />

que rijan el centro. La introducción del<br />

carácter público que la asamblea representa<br />

hace que los compromisos personales tengan<br />

una implicación conductual, emocional y<br />

cognitiva ante los demás, por lo que se<br />

posibilita que el grupo-clase, y no sólo el<br />

profesorado, pueda colaborar en la regulación<br />

de los compromisos adquiridos.<br />

Además de estos criterios de carácter general,<br />

en las secuencias de aprendizaje para estos<br />

contenidos, en cada unidad didáctica y en el<br />

curso de las diferentes unidades, habrá que<br />

tener en cuenta una serie de medidas:<br />

• Adaptar el carácter de los contenidos<br />

actitudinales a las necesidades y<br />

situaciones reales de los alumnos,<br />

teniendo en cuenta, al definirlas, las<br />

características, los intereses y las<br />

necesidades personales de cada uno de<br />

123


124<br />

ellos y del grupo-clase en general. Al igual<br />

que en los otros tipos de contenido, los<br />

conocimientos previos de que dispone el<br />

alumno deben ser el punto de partida,<br />

pero en este caso la medida tiene que<br />

contemplarse de forma mucho más “sutil”.<br />

La interpretación que hay que hacer de los<br />

diferentes valores debe tener mucho más<br />

en cuenta los rasgos socioculturales de los<br />

alumnos, su situación familiar y los<br />

valores que prevalecen en su ambiente,<br />

para que la interpretación de los<br />

diferentes valores se adapte a las<br />

características diferenciales de cada uno<br />

de los contextos sociales con que se<br />

encuentran los centros.<br />

• Partir de la realidad y aprovechar los<br />

conflictos que en ella se plantean tiene<br />

que ser el hilo conductor del trabajo de<br />

estos contenidos. Aprovechar las<br />

experiencias vividas por los alumnos y los<br />

conflictos o puntos de vista contrapuestos<br />

que aparezcan en estas vivencias o en la<br />

dinámica de la clase, a fin de promover el<br />

debate y la reflexión sobre los valores que<br />

se desprenden de las diferentes<br />

actuaciones o puntos de vista. Proponer<br />

situaciones que pongan en conflicto los<br />

conocimientos, las creencias y los<br />

sentimientos de forma ajustada al nivel de<br />

desarrollo de los alumnos.<br />

• Introducir procesos de reflexión crítica<br />

para que las normas sociales de<br />

convivencia formen parte de las propias<br />

normas. Hay que ayudar a los alumnos a<br />

relacionar estas normas con determinadas<br />

actitudes que se quieren desarrollar en<br />

situaciones concretas y promover la<br />

reflexión crítica acerca de los contextos<br />

históricos e institucionales en los que se<br />

manifiestan dichos valores.<br />

• Facilitar modelos de las actitudes que se<br />

requieren desarrollar, no sólo por parte del<br />

profesorado, incentivando y promoviendo<br />

comportamientos coherentes con estos<br />

modelos. Llevar a cabo actividades que<br />

hagan que los alumnos participen en<br />

procesos de cambio actitudinal, poniendo<br />

en crisis sus propios planteamientos.<br />

Animar y ayudar para que ensayen y<br />

prueben los cambios que en muchos casos<br />

serán necesarios, facilitando el apoyo de<br />

los compañeros en estos cambios y<br />

promoviendo las valoraciones adecuadas<br />

al trabajo realizado y los éxitos<br />

alcanzados.<br />

Conclusiones<br />

En este capítulo hemos podido ver que tras<br />

nuestras propuestas de trabajo aparecen,<br />

para los alumnos, diferentes oportunidades de<br />

aprender diversas cosas y, para nosotros<br />

como enseñantes, una diversidad de medios<br />

para captar los procesos de construcción que<br />

ellos edifican, de posibilidades de incidir en<br />

ellos y de evaluarlos. También hemos<br />

observado que los diferentes contenidos que<br />

presentamos a los chicos y chicas exigen<br />

esfuerzos de aprendizaje y ayudas específicas.<br />

No todo se aprende del mismo modo, en el<br />

mismo tiempo ni con el mismo trabajo.<br />

Discernir lo que puede ser objeto de una<br />

unidad didáctica, como contenido prioritario,<br />

de lo que exige un trabajo más continuado, a<br />

lo largo de diversas unidades e incluso, en<br />

áreas y situaciones escolares diversificadas,<br />

tal vez sea un ejercicio al cual no estamos lo<br />

bastante acostumbrados, pero no por ello es<br />

menos necesario. ¿Cuántas veces nos hemos<br />

mostrado perplejos porque nuestros alumnos<br />

han olvidado la realización de un<br />

procedimiento? ¿Cuántas veces no hemos<br />

preguntado cómo es posible que no sean<br />

capaces de utilizar lo que saben hacer en un<br />

área cuando se les presenta un problema en<br />

un área diferente? ¿Por qué nuestro deseo de<br />

que sean tolerantes y respetuosos se ve<br />

frustrado justamente en aquellas ocasiones en<br />

que es más necesario ejercer la tolerancia y el<br />

respeto? ¿Cómo puede ser que los conceptos<br />

que parecían seguros no resistan el embate de<br />

las más mínimas contradicciones?<br />

La respuesta que atribuye estos hechos<br />

exclusivamente a características de los<br />

alumnos no debería tranquilizarnos, aunque<br />

es lógico que la utilicemos si no tenemos<br />

otras. En mi opinión, reflexionar sobre qué<br />

implica aprender lo que proponemos y qué<br />

implica aprenderlo de manera significativa<br />

puede conducirnos a establecer propuestas<br />

más fundamentadas, susceptibles de ayudar<br />

más a los alumnos y de ayudarnos a nosotros<br />

mismos. Las aportaciones de este capítulo<br />

pretenden, por un lado, ofrecer elementos<br />

para esta reflexión y, por el otro, demostrar<br />

que las diferentes propuestas didácticas que<br />

ofrecemos de manera más o menos<br />

consciente tiene diferentes potencialidades. En<br />

resumen, lo que queremos decir es que más<br />

que movernos por la adscripción acrítica a uno<br />

u otro modo de organizar la enseñanza,<br />

hemos de disponer de criterios que nos<br />

permitan considerar qué es más conveniente<br />

en un momento dado para unos objetivos<br />

determinados, desde la convicción de que no


todo vale igual, ni vale para satisfacer las<br />

mismas finalidades. Utilizar estos criterios<br />

para analizar nuestra práctica, y si conviene,<br />

para reorientarla en algún sentido, puede<br />

representar, de entrada, un esfuerzo<br />

adicional, pero lo que es seguro es que puede<br />

evitarnos perplejidades y confusiones<br />

posteriores.<br />

125


Leer los textos de ciencias<br />

en busca de cambio<br />

conceptual<br />

Kathleen J. Roth<br />

Este capítulo comienza señalando la<br />

importancia de que los estudiantes aprendan<br />

a modificar conceptos en las clases de<br />

ciencias. Según Roth, el docente no puede<br />

limitarse a culpar a los alumnos por su<br />

incapacidad para ponerse a la altura de las<br />

clases. Ellos por lo general tiene ricos<br />

conocimientos previos, pero esos<br />

conocimientos suelen entrar en contradicción<br />

con las explicaciones científicas que aparecen<br />

en los libros de texto. Roth nos lleva a un aula<br />

de escuela intermedia y examina los<br />

problemas que tienen los estudiantes para<br />

leer los textos y las razones por las cuales sus<br />

estrategias de lectura conspiran contra el<br />

cambio conceptual Luego nos muestra los<br />

procesos que los lectores exitosos usan para<br />

abordar los conceptos contradictorios.<br />

Concluye con propuestas didácticas<br />

encaminadas al cambio conceptual. Los<br />

maestros de escuela primaria encontrarán<br />

estas ideas adaptables al uso con niños<br />

pequeños.<br />

Igual que muchos maestros de ciencias de la<br />

escuela intermedia, yo experimentaba<br />

grandes frustraciones con los libros de texto<br />

de ciencias y con las dificultades de los<br />

alumnos para estudiar en ellos. Invertía un<br />

enorme tiempo y esfuerzo dando vueltas<br />

alrededor de esos textos. Había veces en que<br />

directamente los abandonaba, sustituyéndolos<br />

por demostraciones, experimentos,<br />

discusiones y explicaciones que, a mi criterio,<br />

tenían más sentido para los estudiantes. Me<br />

justificaba diciéndome que, si bien los<br />

alumnos no estaban aprendiendo a leer los<br />

libros de texto, estaban comprendiendo<br />

importantes conceptos y procesos de las<br />

ciencias. Pero el desafío de cómo ayudar a los<br />

estudiantes a desarrollar ese mismo tipo de<br />

comprensión mientras leían autónomamente<br />

textos escolares persistía.<br />

Como investigadora, yo quería ocuparme de<br />

las cuestiones relacionadas con el aprendizaje<br />

de los alumnos en los libros de texto. ¿Por qué<br />

los libros de ciencias son tan difíciles de<br />

entender para los estudiantes? ¿Cómo pueden<br />

los maestros ayudar a los alumnos a extraer<br />

significados de los libros de texto de ciencias?<br />

Pero, primero, yo tenía que examinar más<br />

profundamente lo que los estudiantes<br />

aprendían con otras modalidades de<br />

126<br />

enseñanza. Las conversaciones, los<br />

experimentos y otras actividades, ¿ayudaban<br />

a los estudiantes a desarrollar la comprensión<br />

que yo pretendía?<br />

Una visión del cambio conceptual en el<br />

aprendizaje de las ciencias<br />

Un creciente número de investigaciones sobre<br />

la enseñanza y el aprendizaje de las ciencias<br />

aporta importantes elementos a la<br />

comprensión del porqué los estudiantes tiene<br />

dificultades para aprender en las clases de<br />

ciencias. Esas investigaciones demuestran<br />

claramente que, pese a la enseñanza<br />

impartida por entusiastas y organizados<br />

maestros, la mayoría de los estudiantes no<br />

están desarrollando una comprensión<br />

integrada y flexible de los conceptos y<br />

procedimientos de las ciencias (Anderson &<br />

Smith, 1983 a, 1983 b; Carey, 1986;<br />

Champagne, Klopfer y Anderson, 1980;<br />

Jonson y Wellman, 1982; Nussbaum y Novick,<br />

1982 b; Roth, 1984). Por ejemplo, los<br />

estudiantes pueden memorizar definiciones y<br />

datos sobre la luz y cómo se desplaza, y<br />

pueden identificar las partes del ojo. Pero no<br />

pueden usar esas definiciones y datos para<br />

explicar otros fenómenos cotidianos<br />

relacionados con la luz y la visión (Anderson<br />

y Smith, 1983 a)<br />

No se trata simplemente de un problema de<br />

pereza, descuido o falta de atención de parte<br />

de los estudiantes. Recientes investigaciones<br />

han demostrado que el aprendizaje de<br />

conceptos nuevos de ciencia es un proceso<br />

más difícil de lo que antes se creía. En el<br />

pasado, las dificultades de los estudiantes con<br />

la ciencia se explicaban por la novedad y la<br />

abstracción de los términos y conceptos<br />

científicos y por el desconocimiento previo de<br />

la terminología (véase Finley, este volumen).<br />

¿Cómo enseñar, por ejemplo, la fotosíntesis,<br />

cuando los estudiantes nunca han oído la<br />

palabra, no tiene una comprensión de las<br />

reacciones químicas, de las moléculas, de las<br />

células o de la clorofila, y no pueden ver cómo<br />

se produce el proceso?<br />

Recientes investigaciones apuntan a una<br />

explicación más poderosa que la de la falta de<br />

conocimientos previos justificando las<br />

dificultades que tiene los estudiantes para<br />

aprender. Los estudiantes suelen tener ricos<br />

saberes previos acerca de los fenómenos que<br />

estudian en ciencias, pero con frecuencia esos<br />

saberes entran en conflicto con las<br />

explicaciones presentadas en las clases y en<br />

los libros de texto de ciencias. Los estudiantes


pueden no saber la palabra fotosíntesis, pero<br />

tienen una cantidad de ideas relacionadas con<br />

este concepto. Ellos pueden “saber”, por<br />

ejemplo, que las plantas obtienen su alimento<br />

de la misma forma que los seres humanos,<br />

comiendo. Las raíces de las plantas son como<br />

bocas y sacan el alimento del suelo. Esa<br />

explicación tiene críticas diferencias con la<br />

noción científica acerca de cómo las plantas<br />

elaboran internamente alimentos a partir de<br />

sustancias que no lo son (agua, dióxido de<br />

carbono), tomados del ambiente. Pero los<br />

estudiantes se han construido esas versiones<br />

sobre la base de sus propias experiencias con<br />

las plantas, y esas versiones tiene sentido<br />

para ellos. Las teorías personales no son<br />

fáciles de abandonar.<br />

En ciencia, para que se produzca un<br />

aprendizaje significativo, por lo general hace<br />

falta que los estudiantes atraviesen un duro<br />

proceso de cambio conceptual. Y par que ese<br />

tipo de concepto o explicación científica<br />

contradice su teoría personal. Necesitan<br />

convencerse de que sus propias teorías son<br />

inadecuadas, incompletas o contradictorias<br />

con las evidencias experimentales, y que las<br />

explicaciones científicas aportan una<br />

alternativa más convincente y poderosa a sus<br />

propias nociones. Los estudiantes necesitan<br />

reiteradas oportunidades de enfrentarse cara<br />

a cara con las contradicciones entre sus<br />

propias ideas y las explicaciones científicas,<br />

para organizar sus maneras de pensar, para<br />

abandonar o modificar ideas que les han<br />

servido bien en la vida cotidiana y para<br />

establecer conexiones adecuadas entre sus<br />

propias ideas y los conceptos científicos.<br />

Ese intenso trabajo cognitivo y metacognitivo<br />

difícilmente se produzca en aulas en las que<br />

los estudiantes escuchan pasivamente a un<br />

maestro o en las que se espera que ellos<br />

aprendan a toda velocidad una gran cantidad<br />

de conceptos e informaciones. Los materiales<br />

textuales pueden también obstaculizar el<br />

cambio conceptual. Como señala Holliday en<br />

el capítulo anterior, la mayor parte de los<br />

libros de texto de ciencias contienen<br />

preguntas pobres, explicaciones inadecuadas<br />

y un exceso de tecnicismos. Todos esos<br />

problemas acrecientan las dificultades del<br />

aprendizaje de las ciencias. Además, pese a la<br />

creencia generalizada de que un enfoque<br />

experimental de la enseñanza de las ciencias<br />

es la panacea para las dificultades de<br />

aprendizaje de los estudiantes, el cambio<br />

conceptual no necesariamente se produce en<br />

las clases centradas en la actividad. Para ese<br />

aprendizaje es de mayor ayuda una<br />

enseñanza que ponga a los estudiantes a<br />

“pelearse” activamente con las<br />

contradicciones existentes entre sus propias<br />

ideas previas y las explicaciones científicas, a<br />

fin de construir nuevas concepciones.<br />

Durante los últimos años, junto con otros<br />

colegas hemos estudiado las dificultades y<br />

posibilidades de promover en las clases<br />

comunes de ciencias un aprendizaje basado<br />

en el cambio conceptual. Una faceta de esa<br />

investigación consistió en investigar de qué<br />

manera las teorías personales (o errores<br />

conceptuales) de los estudiantes contribuyen<br />

a dificultar su aprendizaje por medio de los<br />

libros de texto de ciencias. Los ejemplos<br />

presentados en las páginas siguientes han<br />

sido extraídos de esas investigaciones.<br />

Estrategias de los estudiantes para leer<br />

libros de texto de ciencias<br />

Si se enfoca el aprendizaje de las ciencias<br />

desde la perspectiva del cambio conceptual,<br />

se podrá tener una poderosa explicación de<br />

por qué los estudiantes tiene dificultades para<br />

leer los libros de texto de ciencias. Si a los<br />

alumnos les resulta difícil aprender en las<br />

clases dadas en el aula, no es sorprendente<br />

que encuentren todavía más problemático<br />

aprender de lecturas independientes. ¿Qué<br />

ocurre cuando se pide a los alumnos que lean<br />

textos que contradicen sus supuestos<br />

personales acerca del mundo? ¿Cómo<br />

resuelven ellos los problemas que esa<br />

situación les presenta?<br />

En un trabajo de investigación en el cual<br />

estudiantes de escuela intermedia leyeron en<br />

un libro de texto el capítulo referido a la<br />

fotosíntesis, identificamos cuatro estrategias<br />

de lectura que no promovían el cambio<br />

conceptual. El trabajo aportó visiones acerca<br />

de la razonabilidad del uso de esas estrategias<br />

y de cómo los libros de texto y la práctica de<br />

la enseñanza alientan inadvertidamente a los<br />

estudiantes a desarrollar y usar esas<br />

estrategias. El estudio sugiere que los<br />

maestros necesitan apreciar más cabalmente<br />

los desafíos que se presentan a los<br />

estudiantes cuando se les dice que “lean<br />

desde la página 15 a la 21, definan las<br />

palabras en negrita y contesten las preguntas<br />

de la página 22”.<br />

En cada una de esas cuatro estrategias<br />

ineficaces, el conocimiento previo<br />

incompatible del estudiante jugó un papel<br />

decisivo, y, después de realizada la lectura,<br />

los estudiantes siguieron usando sus teorías<br />

127


personales para explicar los fenómenos<br />

cotidianos. Por ejemplo, casi todos los<br />

alumnos abarcados por el estudio comenzaron<br />

y terminaron la lectura creyendo que las<br />

plantas obtienen su alimento del ambiente<br />

exterior y que tiene múltiples fuentes de<br />

alimentación. Pero los textos que leyeron<br />

presentaban el hecho científicamente<br />

establecido de que la única fuente de alimento<br />

de las plantas es el proceso interno de<br />

fotosíntesis. ¿Cómo fue que ese mensaje no<br />

llegó a los estudiantes?<br />

Estrategia 1: Apoyarse en el conocimiento<br />

previo para realizar una tarea escolar. Cuando<br />

interpretaron el texto, algunos estudiantes se<br />

apoyaron mucho en su conocimiento<br />

experimental incorrecto acerca de las plantas<br />

y su alimentación. Cuando se les pedía que<br />

recordaran lo que el texto decía, por ejemplo,<br />

con frecuencia contaban cosas que no<br />

procedían del texto sino de su saber anterior.<br />

Aunque decían que el texto tenía sentido, esos<br />

estudiantes parecían evitar lo más posible<br />

pensar en él. Si podían decodificar las<br />

palabras y compaginar lo principal del texto<br />

con sus ideas previas, el texto tenía sentido.<br />

Usaban su conocimiento previo para generar<br />

respuestas a las preguntas planteadas al final<br />

del capítulo. Esos estudiantes no intentaron<br />

captar el significado de las ideas del texto; su<br />

objetivo era terminar la lectura y responder<br />

las preguntas. Para cumplir esa meta,<br />

tendieron a ignorar las ideas del texto.<br />

Estrategia 2: Apoyarse en las grandes<br />

palabras y en los pormenores para realizar<br />

una tarea escolar. Otros estudiantes<br />

presentaron mucha más atención al texto,<br />

pero la forma en que lo hicieron no los ayudó<br />

a comprender los conceptos del texto o a<br />

relacionar esos conceptos con lo que ellos ya<br />

sabían. Esos lectores se apoyaron demasiado<br />

en los pormenores contenidos en el texto, sin<br />

darles significado. Los pormenores –la<br />

mayoría de las veces palabras especializadas-<br />

eran fragmentos aislados que los estudiantes<br />

percibían como desconectados entre sí o de su<br />

saber sobre el mundo real. Los estudiantes<br />

sentían que comprendían el texto si podían<br />

pronunciar las palabras y copiar las oraciones<br />

que contenían esos términos importantes a la<br />

hora de responder a los cuestionarios de final<br />

de capítulo. (Había aprendido que usar<br />

grandes palabras puede ayudar a andar bien<br />

en la escuela). Vieron este ejercicio escolar<br />

como algo completamente desvinculado de su<br />

propias ideas acerca de cómo las plantas se<br />

alimentan. Sus conceptos erróneos quedaron<br />

inmodificados, y nunca usaron las grandes<br />

128<br />

palabras que habían tomado del texto cuando<br />

hablaron de las plantas reales. Así, el<br />

“conocimiento escolar” del texto era algo<br />

totalmente separado del mundo real y no se<br />

esperaba que tuviera sentido o que se<br />

relacionara con los fenómenos cotidianos.<br />

Estrategia 3. Apoyarse en verdades no<br />

relacionadas para “aprender” ciencias. Otro<br />

grupo de estudiantes fue más allá de las<br />

grandes palabras, pero aun así mantuvo su<br />

comprensión de las ideas presentadas en el<br />

texto, separada de su conocimiento acerca de<br />

las plantas reales. Esos estudiantes colocaron<br />

demasiado énfasis en los datos del libro,<br />

viendo el aprendizaje de las ciencias como la<br />

adquisición de una larga lista de datos acerca<br />

de los fenómenos naturales. Sus experiencias<br />

previas en la escuela los había convencido de<br />

que memorizar informaciones desconectadas<br />

constituye un aprendizaje satisfactorio.<br />

Acumularon muchos datos del texto, pero los<br />

trataron a todos como igualmente importantes<br />

y nunca intentaron relacionar unos con otros o<br />

con su conocimiento sobre las plantas del<br />

mundo real. Leer para cambiar los conceptos<br />

era por lo tanto imposible. Myra, por ejemplo,<br />

recordó que el texto describía la fotosíntesis<br />

como la forma en que las plantas elaboran su<br />

propio alimento. No obstante, cuando se le<br />

pidió que explicara cómo obtiene su alimento<br />

una planta ubicada en el antepecho de la<br />

ventana, nunca mencionó la fotosíntesis ni la<br />

capacidad de la plantas de elaborar su<br />

alimento.<br />

Estrategia 4. Apoyarse en el conocimiento<br />

previo para dar sentido a las explicaciones del<br />

texto. Otro grupo de estudiantes (lectores de<br />

capacidad superior a la media del grado) trató<br />

genuinamente de extraer un sentido del texto<br />

e integrar las ideas del libro con lo que ya<br />

sabía acerca de las palabras. Usó la<br />

estrategia, más sofisticada, de intentar<br />

vincular los conocimientos previos con los<br />

conocimientos del texto, que es crítica para un<br />

aprendizaje del cambio conceptual. Sin<br />

embargo, dado que su conocimiento del<br />

mundo real –que era fuerte- por lo general se<br />

contradecía con el contenido del texto, esos<br />

estudiantes distorsionaron o ignoraron<br />

algunas de las informaciones del texto para<br />

adaptarlas a su saber anterior. Su expectativa<br />

era que el texto confirmara lo que ellos ya<br />

sabían. No leían para modificar lo que sabían,<br />

sino para completarlo con más detalle. Con el<br />

conocimiento previo piloteando toda la<br />

operación, las interpretaciones de los<br />

estudiantes eran bastante diferentes de las


que los autores intentaban transmitir en el<br />

texto.<br />

En la investigación, once de cada doce<br />

estudiantes que leían libros de texto de<br />

ediciones comerciales corrientes usaron una o<br />

más de esas estrategias ineficientes durante<br />

los tres días de la lectura del capítulo sobre la<br />

fotosíntesis. Esos estudiantes no extrajeron<br />

un sentido de las ideas centrales presentadas<br />

en el capítulo y mantuvieron sus teorías<br />

personales sobre la alimentación de las<br />

plantas.<br />

Una constatación decisiva del estudio fue que,<br />

para esos estudiantes, la reconstrucción del<br />

sentido no era un objetivo de la lectura de<br />

libros de texto de ciencias; les bastaba con<br />

poder completar exitosamente la tarea escolar<br />

de dar respuesta a las preguntas. En pocas<br />

ocasiones se los vio tratar de articular y<br />

recomponer las ideas presentadas en el texto.<br />

Ellos memorizaron definiciones para términos<br />

claves tales como fotosíntesis, y algunos<br />

hasta aprendieron a describir la fotosíntesis<br />

con sus propias palabras. Pero ninguno de los<br />

once alumnos integró exitosamente sus<br />

conceptos acerca de cómo se alimentan las<br />

plantas con el concepto de fotosíntesis. De<br />

esa forma, ellos después fueron incapaces de<br />

usar el concepto para explicar cómo obtiene<br />

su alimento las plantas reales, por qué las<br />

plantas necesitan luz, por qué las plantas son<br />

tan importantes para los animales o si una<br />

planta puede vivir si sólo algunas de sus hojas<br />

reciben luz. En cambio, las ideas del texto<br />

acerca de la fotosíntesis fueron tratadas como<br />

conocimientos aislados y destinados<br />

exclusivamente al uso escolar.<br />

Estrategia 5: Leer para el cambio conceptual.<br />

¿Es posible que los estudiantes usen para leer<br />

los libros de texto de ciencias una estrategia<br />

que produzca la transformación de los<br />

conceptos? Seis de cada siete estudiantes<br />

que leyeron un texto experimental acerca de<br />

la fotosíntesis (Roth, 1985) y uno de los<br />

estudiantes que leyó un texto comercial<br />

(Blecha, Gega y Geen, 1979) usaron esa<br />

estrategia. Esos estudiantes usaron el texto<br />

para cuestionar sus ideas vivenciales acerca<br />

de cómo obtienen las plantas su alimento. Se<br />

esforzaron arduamente por integrar los<br />

conceptos presentados en el texto con sus<br />

propias ideas. Leyeron con el objetivo de<br />

extraer el significado de las ideas del texto, y<br />

no meramente para realizar la tarea<br />

encomendada.<br />

En contraste con aquellos que, en su<br />

integración de las ideas nuevas con las teorías<br />

personales, permitieron que sus<br />

conocimientos previos se impusieran<br />

(Estrategia 4), los estudiantes que usaron la<br />

estrategia del cambio conceptual permitieron<br />

que el saber del texto fuera el que orientara<br />

ese proceso. Reconocieron las contradicciones<br />

entre lo que el texto decía y sus teorías<br />

personales, y trabajaron sobre ellas hasta que<br />

pudieron resolverlas. Muchas veces eso<br />

significó modificar sus teorías personales para<br />

adecuarlas a las explicaciones científicas.<br />

129


130<br />

CONFLICTOS ESCOLARES:<br />

UNA OPORTUNIDAD<br />

Joseph Ma. Puig Rovira<br />

El autor propone analizar los factores que<br />

provocan un conflicto para poder afrontarlo;<br />

desestima la respuesta pasiva, de huida o<br />

acomodación, pero tampoco aprueba la<br />

aproximación agresiva, que podría<br />

desembocar en el desinterés de una de las<br />

partes o en una espiral de violencia. En<br />

cambio, apuesta claramente por la resolución<br />

cooperativa de conflictos, en la que convergen<br />

la creación de un clima positivo y la aplicación<br />

de un conjunto de estrategias referentes a la<br />

conducta.<br />

Probablemente nos equivocamos al desear<br />

que nuestras aulas sean una balsa de aceite,<br />

o al anhelar que en nuestro centro nunca<br />

ocurra nada. La ausencia de conflicto a<br />

menudo indica estancamiento y, con el<br />

tiempo, regresión. El conflicto es inherente y<br />

necesario a la naturaleza humana. Sin<br />

embargo, sería igualmente desmesurado caer<br />

en el extremo opuesto y llegar a desear o<br />

incluso provocar la aparición de conflictos. La<br />

vida, y por supuesto la vida escolar, ya nos<br />

plantea de manera natural una dosis<br />

suficiente de problemas, y a poco que<br />

tengamos algo de tacto nos permite también<br />

etapas de mayor estabilidad.<br />

Ni todo es conflicto ni todo es consenso. Las<br />

relaciones interpersonales y la vida<br />

institucional recalan por igual en ambos<br />

estados.<br />

No parece, pues, que el conflicto sea un mal<br />

absolutamente demoníaco, sino un síntoma de<br />

que algo no satisface a todos, y muy<br />

posiblemente de que algo no satisface a<br />

todos, y muy posiblemente de que algo no<br />

funciona correctamente. Por lo tanto, el<br />

conflicto es más una señal de alarma que nos<br />

indica que debemos optimizar algún aspecto<br />

de la vida que un desastre irremediable. En<br />

consecuencia, no resulta en modo alguno<br />

exagerado afirmar que necesitamos el<br />

conflicto para progresar. Es necesario que<br />

aparezcan desacuerdos y diversidad de<br />

opiniones para que el diálogo pueda<br />

orientarse de verdad en una dirección<br />

constructiva. De ahí que los conflictos no<br />

siempre sean acontecimientos indeseables, ni<br />

necesariamente destructivos. A veces son una<br />

oportunidad de desarrollo personal, de mejora<br />

de la convivencia y de optimización<br />

institucional.<br />

Si cuando aparece un conflicto evitamos caer<br />

en el catastrofismo y logramos crear un clima<br />

de análisis de los factores que lo provocan,<br />

estaremos haciendo la mejor contribución al<br />

cambio y muy probablemente a la mejora de<br />

la convivencia escolar en su conjunto. Tanto el<br />

desarrollo personal como el progreso de las<br />

instituciones sociales –y claro está, también<br />

de la escuela- precisan la aparición de nuevos<br />

elementos, de nuevos deseos o de nuevos<br />

puntos de vista que rompan situaciones de<br />

estabilidad que han envejecido. Tales<br />

novedades no sólo provocan crisis, sino que<br />

también son el germen de nuevas<br />

posibilidades.<br />

El problema, por consiguiente, no es la<br />

presencia de conflictos, sino lo que hacemos<br />

cuando aparecen: la respuesta que les damos.<br />

¿Qué pensamos y cómo reaccionamos cuando<br />

aparece un conflicto? Esa es la cuestión que<br />

aquí vamos a tratar como responder a los<br />

conflictos que aparecen en el ámbito de las<br />

instituciones escolares.<br />

La expresión se<br />

ha convertido ya en el rótulo que designa<br />

ideas y procedimientos para abordar los<br />

conflictos, y en nuestro caso para tratar los<br />

conflictos escolares. Sin embargo, hemos de<br />

matizar algo de lo que suele sugerir dicha<br />

expresión. La resolución de conflictos no es la<br />

panacea de que los elimina y además mejora<br />

las instituciones; tampoco designa la<br />

esperanza exagerada de que los conflictos<br />

pueden llegar a desaparecer, y que es<br />

deseable que así sea. Nada de eso. La<br />

resolución de conflictos tan sólo pretende<br />

evitar la aparición de respuestas claras<br />

erróneas y, sobre todo, intenta transmitir<br />

algunos conocimientos y algunas pautas de<br />

conducta para tratar de modo cooperativo los<br />

conflictos. Eso a veces significará su solución,<br />

pero en otros casos obtendremos resultados<br />

aparentemente más modestos: la gestión<br />

positiva de los conflictos, el logro de acuerdos<br />

limitados pero constructivos, o la pacificación<br />

de las partes aunque las posturas respectivas<br />

puedan seguir estando enfrentadas. Por lo<br />

tanto, no debemos esperar resultados<br />

milagrosos de las técnicas de resolución de<br />

conflictos, sino la posibilidad de desarrollar<br />

ciertas capacidades personales que<br />

predisponen al acuerdo y a la resolución<br />

cooperativa de las situaciones de conflicto.<br />

Situaciones de conflicto en la escuela<br />

¿A qué nos referimos cuando hablamos de<br />

conflictos escolares? Estamos pensando en


una amplia gama de situaciones en las que se<br />

produce una divergencia de intereses o<br />

perspectivas en el mismo fuero interno de un<br />

sujeto, en la relación de éste con otras<br />

personas, o entre grupos más o menos<br />

homogéneos de una institución. En el entorno<br />

de la escuela pueden manifestarse múltiples<br />

conflictos. Veamos una breve descripción de<br />

algunos casos extraídos de fuentes diversas.<br />

La llegada de una chica nueva a la clase de<br />

séptimo ha provocado un terremoto emocional<br />

y social. Hasta esos momentos el grupo-clase<br />

era considerado como normal. Estaba dividido<br />

de forma casi homogénea en dos subgrupos,<br />

uno de chicas y otro de chicos, que reunían a<br />

la mayoría de sus miembros. Sin embargo, la<br />

chica recién llegada ha polarizado la atención<br />

de algunos chicos. Esto parece que ha dolido a<br />

las chicas que antes tenían mayor relación con<br />

sus compañeros. Les ha llevado a iniciar un<br />

rápido proceso en tres direcciones: de<br />

acercamiento amistoso a la recién llegada, de<br />

llamadas de atención a sus compañeros y de<br />

separación casi traumática de sus antiguas<br />

amigas. A su vez, éstas se han sentido<br />

despreciadas, se ha reagrupado y han<br />

contribuido a la escalada de insultos,<br />

pequeñas violencias y resquemores. En la<br />

actualidad las chicas del curso están divididas<br />

en dos bandos que viven un enfrentamiento<br />

duro y subterráneo.<br />

El proceso de aplicación de la Reforma<br />

educativa, junto con el descenso del número<br />

de alumnos, ha provocado la fusión de dos<br />

centros y de sus correspondientes equipos. Se<br />

trata de dos centros distintos: una escuela<br />

pública que atiende a una población muy<br />

desfavorecida y una antigua escuela privada<br />

que atiende a familias mejor situadas y que<br />

cuenta con un equipo pedagógico muy<br />

afamado. Con o sin prestigio pedagógico, lo<br />

cierto es que cada uno de los claustros<br />

representa concepciones educativas distintas.<br />

Ahora, por los motivos que fueran, en el día a<br />

día del nuevo centro las posturas se han<br />

polarizado y está resultando muy difícil tomar<br />

cualquier tipo de decisión.<br />

Un grupo de chicos y chicas que juegan a<br />

fútbol han vuelto del patio soliviantados. Se<br />

han peleado con sus compañeros porque dicen<br />

estar cansados de que algunos decidan<br />

siempre cómo han de formarse los equipos e<br />

impongan quiénes podrán jugar y quiénes no<br />

podrán hacerlo. Dicen que una cosa es ser<br />

buenos jugadores de fútbol y otra es querer<br />

mandar en todo. Opinan que ellos, aunque no<br />

sepan jugar a fútbol, tienen todo el derecho a<br />

participar en los partidos. Por su parte, el otro<br />

grupo ha argumentado que lo único que<br />

quieren es jugar a fútbol correctamente y que<br />

es imposible jugar todos a la vez en un campo<br />

tan pequeño. Su intención, afirman, no es<br />

mandar, sino organizar equipos más reducidos<br />

y así jugar mejor.<br />

Aunque las posturas no están del todo claras,<br />

lo cierto es que en el consejo escolar no se<br />

respira buen ambiente. Desde que se apuntó<br />

la posibilidad de implantar la jornada<br />

continua, los padres y los maestros han<br />

comenzado a mirarse con recelo y en privado<br />

han aparecido reproches en ambas<br />

direcciones. Aprovechar mejor el tiempo,<br />

entender la escuela como una guardería,<br />

permitir la realización de actividades<br />

complementarias, buscar todavía más tiempo<br />

libre, no saber dónde dejar a los hijos durante<br />

la tarde y muchas otras razones están<br />

caldeando el ambiente. Parece que los padres<br />

y los maestros están enfrentados, pero lo<br />

cierto es que en el interior de cada grupo<br />

también hay puntos de vista diversos.<br />

En todos estos casos, y pese a las diferencias<br />

obvias, estamos ante situaciones de conflicto.<br />

¿Qué tienen en común y qué las convierte en<br />

situaciones conflictivas? Se trata de<br />

situaciones en que se ha roto, o no ha sido<br />

posible establecer, la armonía o la mutua<br />

aceptación entre las personas o los grupos<br />

sociales. Estas situaciones de discordia se<br />

inician cuando un sujeto o un grupo<br />

experimenta una sensación de disgusto,<br />

oposición o enfrentamiento en relación con<br />

otra persona u otro grupo social. Dicha<br />

sensación de disgusto o enfrentamiento se<br />

genera cuando alguno de los sujetos o grupos,<br />

o bien ambos, pretenden alcanzar objetivos<br />

incompatibles, o cuando se quieren hacer<br />

compatibles deseos, ideas, conductas o<br />

valores contrapuestos. Puede decirse, a modo<br />

de síntesis, que un conflicto supone la<br />

divergencia de intereses en relación con un<br />

mismo tema, o el convencimiento de que los<br />

objetivos de las distintas partes no pueden<br />

lograrse simultáneamente (Oyhanarte, 1996,<br />

y Grasa, 1991). En los ejemplos anteriores,<br />

las partes no están en armonía, manifiestan<br />

mutua animosidad y tienen pretensiones<br />

distintas ante una misma situación.<br />

La respuesta a los conflictos<br />

Si la aparición de conflictos resulta inevitable<br />

y en cierto modo incluso deseable, la principal<br />

preocupación en las situaciones de conflicto<br />

no se dirigirá a ocultarlos, sino a ver de qué<br />

131


modo les hacemos frente. El provecho que<br />

podemos llegar a obtener de los conflictos, así<br />

como la manera de evitar daños excesivos e<br />

innecesarios, depende del estilo de respuesta<br />

que adoptemos. En consecuencia, lo que<br />

estamos afirmando es que hay diversas<br />

formas de responder a las situaciones<br />

conflictivas, algunas de las cuales son poco<br />

adecuadas, mientras que otras suelen<br />

proporcionar resultados mucho mejores.<br />

Si entrar en detalles, podemos decir que las<br />

formas inadecuadas de responder a los<br />

conflictos vienen dadas por las<br />

aproximaciones pasivas y las aproximaciones<br />

agresivas. Entendemos por aproximaciones<br />

pasivas aquellas que ante una situación de<br />

conflicto priorizan las respuestas de huida o<br />

bien de acomodación. Se trata de conductas<br />

que pretenden evitar el conflicto por encima<br />

de todo, y para ello se opta por hacer oídos<br />

sordos ante las dificultades para así no tener<br />

que enfrentarse a ellas. También<br />

consideraremos pasivas aquellas respuestas<br />

que optan por acomodarse a las exigencias<br />

que impone la otra parte cuando ya resulta<br />

imposible desoír el conflicto. Tanto la reacción<br />

de huida como la de acaramiento son<br />

reacciones que no solucionan el conflicto, sino<br />

que lo evitan. Con ello pueden lograr una paz<br />

superficial que suele esconder resquemor y<br />

que habitualmente acaba disminuyendo la<br />

propia felicidad, el bienestar en las relaciones<br />

interpersonales y la eficacia institucional.<br />

Las aproximaciones agresivas al conflicto son<br />

todas aquellas conductas que ante una<br />

diferencia de intereses o puntos de vista<br />

buscan el enfrentamiento y la competición con<br />

el ánimo de vencer. En estos casos los<br />

competidores actúan con una lógica que a sus<br />

ojos les debe reportar los máximos beneficios.<br />

Sin embargo, las posturas agresivas<br />

desembocan en una espiral de violencia o<br />

provocan la pasividad de una de las partes.<br />

Ambos finales son negativos para todos. En el<br />

primer caso, porque la espiral de violencia<br />

incrementa inútil y gratuitamente el lado más<br />

desagradable de los conflictos. Y en el<br />

segundo caso, porque la pasividad que logra<br />

la parte agresiva no soluciona el problema<br />

sino que lo esconde.<br />

Si el buen sentido que atesoran de modo<br />

natural las personas no puede manifestarse<br />

en la respuesta al conflicto adquiere un estilo<br />

agresivo por ambas partes, se entra en una<br />

espiral conflictiva que tiende a incrementar el<br />

tamaño y la intensidad del problema. Estas<br />

situaciones se caracterizan porque nadie<br />

132<br />

quiere ceder en nada, se suelen cortar los<br />

lazos de comunicación entre las partes,<br />

cuando hay relación tienden a aparecer<br />

comentarios hirientes y amenazas, se<br />

exageran en privado los defectos del<br />

adversario y, finalmente, se procede a<br />

cohesionar al máximo el grupo de los afines.<br />

Cuando se entra en una espiral de esta<br />

naturaleza el conflicto se habrá enquistado en<br />

las relaciones humanadas y en la institución<br />

escolar.<br />

Frente a estos estilos opuestos de respuesta a<br />

los conflictos, es posible imaginar un modo de<br />

enfrentarse a ellos que priorice la negociación<br />

o la cooperación. Estamos imaginando un<br />

conjunto de comportamientos y estrategias<br />

que no buscan la inhibición ni la supremacía<br />

de los intereses y puntos de vista de alguna<br />

de las partes, sino que se plantean<br />

conjuntamente la búsqueda de fórmulas que<br />

permitan obtener beneficios a todos los<br />

implicados. Tales objetivos de entendimiento<br />

pueden conseguirse por negociación o por<br />

cooperación. En el caso de la negociación,<br />

estamos ante una conducta de acercamiento<br />

de posiciones por el método del regateo. Si<br />

hay voluntad de entendimiento y espacio para<br />

lograrlo, es posible alcanzar un punto de<br />

equilibrio entre la las cesiones de una parte y<br />

la otra. La negociación supone acuerdo, pero<br />

o colaboración. Se alcanza un comportamiento<br />

de colaboración cuando la resolución de los<br />

conflictos se lleva a cabo de manera<br />

cooperativa. En estos casos se trata de buscar<br />

una solución que satisfaga simultáneamente a<br />

ambas partes. Es decir, se pretende identificar<br />

y reconocer los intereses, puntos de vista o<br />

requerimientos de cada interlocutor con la<br />

intención de trabajar conjuntamente para<br />

satisfacer a ambas posiciones. Aquí la<br />

resolución del conflicto abre paso a la amistad<br />

y la cooperación.<br />

No todas las situaciones de conflicto permiten<br />

con igual facilidad la aplicación de estrategias<br />

de negociación o de cooperación. Es el sentido<br />

común el que dicta a menudo qué es lo más<br />

accesible en cada caso concreto. Por otra<br />

parte, negociación y cooperación son<br />

estrategias que pueden usarse<br />

sucesivamente: primero se negocia un<br />

acuerdo y luego es posible ampliar el marco<br />

de coincidencias y empezar a colaborar.<br />

Pasos en la resolución cooperativa de<br />

conflictos<br />

No resulta difícil imaginar respuestas pasivas,<br />

agresivas y cooperativas a los conflictos


escolares que antes hemos descrito. Aunque<br />

es evidente que los comportamientos de<br />

cooperación son los preferibles, no es fácil<br />

operativizarlos. El buen sentido no siempre<br />

consigue vencer todos los obstáculos. Por lo<br />

tanto, es útil tomar conciencia del tipo de<br />

conductas y estrategias que suelen facilitar<br />

una resolución cooperativa de los conflictos.<br />

Es cierto que conocer e incluso aplicar dichos<br />

procedimientos no garantiza el éxito. Es<br />

preciso ser consciente de que los acuerdos y<br />

la colaboración nunca están asegurados. No<br />

obstante, tener en cuenta y usar esas<br />

estrategias es, sin lugar a dudas, una ayuda<br />

que no conviene olvidar. Veamos, pues, qué<br />

puede hacerse para tratar de modo positivo<br />

los conflictos escolares y no escolares.<br />

En la resolución cooperativa de conflictos<br />

convergen dos momentos, a menudo<br />

coincidentes en el tiempo, pero que se<br />

distinguen con claridad: la creación de un<br />

clima positivo y la aplicación de un conjunto<br />

de estrategias conductuales que pautan la<br />

respuesta al conflicto (Puig, 1995)<br />

El primer punto, la creación de un clima<br />

positivo, tiene por objeto producir unas<br />

condiciones que permitan afrontar con las<br />

mejores garantías y resolver sin violencia los<br />

conflictos que se presentan. Este clima<br />

personal e interpersonal positivo se facilita<br />

interviniendo en los siguientes ámbitos de<br />

experiencia: la afirmación personal y el<br />

autoaprecio; el cultivo de la confianza mutua;<br />

el desarrollo de las capacidades comunicativas<br />

para compartir sentimientos, informaciones y<br />

experiencias; la construcción de un grupo o<br />

comunidad que proteja y apoye a sus<br />

miembros, y la adopción de una actitud<br />

positiva y optimista ante la vida. El trabajo en<br />

estos ámbitos de intervención educativa se<br />

lleva a cabo a través de la actitud que adopta<br />

el educador y al modo como la hace extensiva<br />

a las relaciones entre los alumnos, pero<br />

también puede propiciarse mediante ciertas<br />

actividades especialmente pensadas para<br />

conseguir los logros que acabamos de referir.<br />

En el artículo ,<br />

de este mismo Tema del Mes, se explican<br />

algunos ejercicios que pueden ser de utilidad<br />

para lograr un clima escolar positivo.<br />

En el segundo punto, las estrategias para la<br />

resolución cooperativa de conflictos, se<br />

recogen y ordenan un conjunto de pasos<br />

reflexivo-conductuales de utilidad para<br />

enfrentarse a las situaciones conflictivas. Se<br />

trata de que el educador tenga presentes esos<br />

pasos para ayudar a sus alumnos y alumnas a<br />

que los usen en la resolución de sus conflictos<br />

de aula, pero también para enseñarles a que<br />

sean ellos mismos quienes los apliquen a las<br />

situaciones de su vida que les presenten algún<br />

problema. Asimismo, pueden ser de utilidad<br />

en la resolución de conflictos entre cualquiera<br />

de los grupos que formas la comunidad<br />

educativa.<br />

Orientación positiva hacia el problema<br />

El primer paso es reconocer que lo normal es<br />

tener problemas, que no son más que<br />

situaciones inevitables que todos<br />

compartimos. A continuación, la facilidad para<br />

calmarse es el primer síntoma de que a ser<br />

posible enfocar correctamente el problema. Se<br />

trata, asimismo, de estar predispuesto a<br />

identificar y reconocer correctamente las<br />

causas del problema, así como a sentirse<br />

capacitado para llevar a cabo acciones<br />

orientadas a resolverlos. La orientación<br />

positiva hacia los problemas debe implicar<br />

también la inhibición de respuestas anteriores<br />

que se han demostrado poco útiles ante las<br />

nuevas dificultades. Todo ello conviene que se<br />

desarrolle en un clima de calma personal<br />

suficiente, que permita llevar a cabo los pasos<br />

siguientes de un modo correcto y creativo.<br />

Definición del problema<br />

La primera tarea consiste en delimitar y<br />

formular el conflicto que se está<br />

experimentando; es decir, reconocer lo más<br />

objetivamente posible la naturaleza del<br />

problema y precisar los objetivos que<br />

permitirán orientar su solución. Para ello se<br />

trata de buscar todos los hechos relevantes<br />

sobre el conflicto. Una vez recopilados será<br />

posible describir la situación conflictiva de<br />

manera clara, distinguiendo las informaciones<br />

relevantes de las intrascendentes, y<br />

deslindando asimismo los hechos y los datos<br />

objetivos de las inferencias, suposiciones e<br />

interpretaciones no comprobadas. Este<br />

análisis permitirá identificar los factores que<br />

ocasionan el problema y establecer unos<br />

objetivos realistas para solucionarlo.<br />

El momento de toma de conciencia de las<br />

características del problema se dirige<br />

prioritariamente a conocer informaciones<br />

como las siguientes: ¿quién está implicado en<br />

el problema y quién es responsable?; ¿qué<br />

está sucediendo?, ¿qué estoy sintiendo?, ¿qué<br />

estoy pensando y haciendo?, ¿qué sucederá?,<br />

¿dónde y en qué circunstancias se produce el<br />

problema?, ¿cuándo empezó?, ¿por qué<br />

ocurrió? Pero además se trata de que esta<br />

133


información pueda llegar a ser compartida por<br />

todos los implicados en el problema; es decir,<br />

se debe lograr que el análisis y la definición<br />

del problema puedan llegar a ser comunes, así<br />

como también los objetivos que han de<br />

orientar su resolución.<br />

Ideas alternativas<br />

Cuando se ha reconocido el conflicto y se<br />

conoce su naturaleza es posible precisar ya<br />

los intereses u objetivos de todos los<br />

implicados en relación con el tema que se ha<br />

problematizado y empezar a buscar soluciones<br />

que tengan en cuenta esas posiciones<br />

respectivas. El criterio en este momento es<br />

producir el mayor número de soluciones<br />

alternativas, la mayor cantidad y variedad<br />

posible de opciones, evitando todavía emitir<br />

juicios sobre su idoneidad.<br />

Evaluar las alternativas y tomar una<br />

decisión<br />

Cuando se ha producido una cierta cantidad<br />

de soluciones alternativas llega el momento<br />

de evaluarlas críticamente a fin de hallar<br />

aquella que parezca más adecuada. Los<br />

criterios que acaban dirigiendo esta elección<br />

son básicamente dos: la consideración<br />

134<br />

positiva de las consecuencias que<br />

previsiblemente vaya a producir su adopción,<br />

y la posibilidad de llevar a cabo realmente la<br />

alternativa que parece más adecuada.<br />

Puesta en práctica de la decisión<br />

adoptada y evaluación<br />

Una vez tomada una decisión se trata de<br />

operativizarla; es decir, prever los detalles y<br />

los pasos que se han de seguir en su puesta<br />

en práctica y prever asimismo los mecanismos<br />

de control que permitirán evaluar su eficacia.<br />

A partir de los resultados será posible dar por<br />

válida la solución o, en caso contrario, iniciar<br />

de nuevo el proceso de búsqueda de<br />

soluciones al conflicto original.<br />

Estos pasos pueden estar en la mente del<br />

profesor y permitirle mediar en situaciones<br />

escolares de conflicto; pueden ser también<br />

enseñados a los alumnos y alumnas para que<br />

de manera autónoma puedan aplicarlos<br />

cuando lo precisen; finalmente, el estudio de<br />

los conflictos puede ser uno de los temas a<br />

tratar en el área de Ciencias Sociales.<br />

El educador como mediador<br />

En las cuales de los más pequeños, y a<br />

menudo también en las de los mayores, la<br />

convivencia se llena de una infinidad de<br />

pequeños problemas muy parecidos, muy<br />

repetitivos y a veces producto de un espíritu<br />

algo quisquilloso. Sin embargo, pese a su<br />

simplicidad y a su aparente falta de<br />

importancia, son problemas reales, que<br />

preocupan de verdad y que enturbian la<br />

convivencia. Por lo tanto, hemos de pensar<br />

cuál es el mejor modo de tratar esos temas a<br />

fin de que mejore la relación.<br />

En cada grupo-clase suelen aparecer<br />

pequeños problemas algo distintos, pero a<br />

modo de ejemplo podemos considerar como<br />

tales cuestiones como las siguientes: X<br />

siempre me molesta, Me han robado la goma,<br />

X se hace el chulo, En el patio me han<br />

pegado, X me ha insultado, X no me deja<br />

trabajar… y así podríamos ir refiriendo otros<br />

muchos casos parecidos. ¿Cómo mediar en<br />

este tipo de cuestiones? Ante todo pensamos<br />

que debemos admitirlas, acogerlas y<br />

comentarlas. Además, debemos tratarlas a<br />

partir de las apreciaciones y puntos de vista<br />

de los alumnos y alumnas. Pero, ¿cómo<br />

hacerlo? Creemos que puede ser útil adoptar<br />

una fórmula clara y sencilla, y además<br />

intentar utilizarla siempre que se presente la


ocasión. Es recomendable seguir los pasos<br />

que a continuación explicamos.<br />

- Tratar de manera individualizada cada uno<br />

de los pequeños problemas que aparecen.<br />

- Dar la palabra a la persona que ha<br />

planteado la cuestión para que pueda<br />

explicar el problema con mayor detalle. El<br />

maestro o la maestra pueden ayudarle<br />

haciéndole algunas preguntas para que<br />

exprese mejor sus puntos de vista. Puede<br />

ser oportuno dirigirle cuestiones como:<br />

¿qué ha pasado?, ¿por qué te molesta?,<br />

¿cómo te has sentido? O ¿cómo podría<br />

arreglarse? Se trata, en definitiva, de<br />

ayudar a que explique mejor el problema,<br />

que se aclare su relevancia, que se<br />

destaquen las consecuencias que ha<br />

tenido para quien lo ha presentado y los<br />

sentimientos que ha experimentado.<br />

- El siguiente paso consiste en pedir a la<br />

persona o personas sobre las que ha<br />

recaído la acusación que expliquen su<br />

versión de los hechos. Deberían explicar<br />

qué hicieron, por qué lo hicieron y qué les<br />

parece en este momento su actuación. Se<br />

trata, en definitiva, de qué se vean<br />

interpelados públicamente por lo que han<br />

hecho, pero también de que puedan dar<br />

su versión y su opinión. Sabemos que a<br />

menudo una parte de la culpa reside en la<br />

persona que ha planteado el problema y<br />

merece la pena desvelarlo para que la<br />

justicia sea total.<br />

- <strong>Normal</strong>mente, la situación que se crea<br />

después de las explicaciones y del breve<br />

diálogo que se entabla es idónea para que<br />

los implicados hagan las paces y se<br />

comprometan a no repetir todo aquello<br />

que no ha funcionado correctamente. En<br />

la mayoría de los casos, la simple voluntad<br />

de no repetirlo es ya suficiente. Sin<br />

embargo, algunas veces, cuando el<br />

problema es muy persistente, merece la<br />

pena buscar otros medios para facilitar<br />

que el compromiso se cumpla.<br />

- En otras ocasiones, y también cuando se<br />

ha llegado al acuerdo de hacer las paces,<br />

puede ser oportuno que el educador diga<br />

una última palabra de sosiego, de justicia,<br />

de reconsideración y de ánimo. Un<br />

comentario para terminar de la mejor<br />

manera, un comentario que ayude a<br />

plantear cómo ha de ser el futuro y, al fin,<br />

un comentario que verbalice ciertos<br />

valores y actitudes que pueden ayudar en<br />

algo a que no se repitan conductas poco<br />

deseables.<br />

Cuando nos encontremos ante casos muy<br />

recurrentes, será preciso proponer un plan de<br />

acción y un compromiso por parte de los<br />

responsables a fin de modificar el tipo de<br />

conducta indeseable. En estas situaciones<br />

será necesario buscar medios para recordar<br />

en el día a día los buenos propósitos y para<br />

favorecer el uso de mecanismos de<br />

autorregulación personal.<br />

Análisis de los conflictos<br />

Muchos temas personales y sociales<br />

conflictivos adquieren una dinámica y se<br />

prolongan durante tanto tiempo que acaban<br />

siendo incomprensibles. Este hecho, junto con<br />

la conveniencia de comprender mejor las<br />

situaciones conflictivas, ha impulsado a<br />

muchos investigadores a proponer unas<br />

pautas para analizar e intentar entender<br />

mejor las situaciones de conflicto. Pensamos<br />

que tales pautas pueden ser útiles también en<br />

situaciones escolares y pueden facilitar una<br />

aproximación ordenada y sistemática a<br />

distintas realidades conflictivas. El estudio de<br />

situaciones de conflicto es, pues, un medio<br />

privilegiado de comprensión crítica de la<br />

realidad.<br />

Aprender a solucionar conflictos<br />

El educador puede mediar en muchas<br />

situaciones de conflicto; el estudio de los<br />

conflictos es un camino de comprensión de la<br />

realidad, pero resulta quizás más necesario<br />

todavía enseñar a los alumnos a manejar por<br />

su cuenta los conflictos si caer en la<br />

confrontación. La propuesta que reproducimos<br />

a continuación presenta una actividad de<br />

papel y lápiz para familiarizarse con los pasos<br />

que hay que dar para encarar de manera<br />

positiva un problema. La estructura de la<br />

actividad se basa en la repetición de tres tipos<br />

de ejercicio para cada uno de los pasos<br />

conductual-reflexivos: primero, adquirir<br />

información sobre cada uno de los pasos que<br />

dar en la resolución de conflictos; segundo,<br />

ver cómo lleva a cabo cada uno de los pasos<br />

un personaje imaginario que actúa como<br />

modelo; y tercero, responder a ciertas<br />

preguntas que invitan a cada alumno a que<br />

sea él quien recorra los distintos pasos en la<br />

resolución de conflictos. Actividades de estas<br />

naturaleza permiten tomar conciencia sobre<br />

qué tipo de recursos pueden usarse en<br />

situaciones de conflictos. No se trata de una<br />

solución absolutamente segura, pero en<br />

cambio puede afirmarse que predisponen<br />

positivamente a mejorar el estilo personal de<br />

responder a los conflictos.<br />

135


¿Cómo resolver un problema?<br />

Resolver positivamente los problemas te<br />

ayudará a evitar discusiones y algunos<br />

disgustos. Además, al solucionar situaciones<br />

difíciles conocerás mejor a tus amigos y<br />

sabrás qué piensas y cuáles son sus<br />

sentimientos.<br />

Todos resolvemos problemas con cierta<br />

frecuencia, pero no siempre lo hacemos de un<br />

modo creativo y cooperativo. Proponemos un<br />

procedimiento que, a pesar de no constituir un<br />

remedio milagroso, puede resultar de gran<br />

utilidad.<br />

Aclarar el problema y comentarlo con los<br />

demás<br />

Debes analizar el problema y las razones que<br />

lo han provocado; luego conviene que lo<br />

expliques clara y directamente a tus amigos y<br />

que a la vez escuches lo que piensan y<br />

sienten ellos. Haz una prueba: explica, de<br />

forma sencilla, un problema que tengas o<br />

hayas tenido con tus amigos y responde a las<br />

siguientes preguntas: ¿qué causas crees que<br />

lo han provocado?, ¿qué sentimientos te<br />

provoca el conflicto?, ¿qué piensas y sienten<br />

los demás compañeros implicados?<br />

Por ejemplo, Juan plantea un problema que le<br />

ocurre frecuentemente: “Tengo broncas con<br />

mis amigos porque se enfadan cuando les<br />

hago alguna broma. Creo que todo se lo<br />

toman a mal y que no me entienden”. Cuando<br />

se lo comenta, ellos le responden: . Para Juan las cosas no son así:<br />

.<br />

Buscar soluciones<br />

Se trata de que pienses varias soluciones y<br />

selecciones la que te parezca mejor. Haz una<br />

lista y valora las ventajas y los inconvenientes<br />

de cada una de ellas. ¿Cuál te parece la<br />

mejor? Si has comentado el problema con tus<br />

amigos, conviene que ellos hagan lo mismo.<br />

En el caso de Juan, éste plantea algunas<br />

estrategias: .<br />

¿Cómo voy a llevar a cabo la solución elegida?<br />

Debes decidir cómo aplicarás esta solución:<br />

dónde, cuándo y cómo la pondrás en marcha.<br />

¿Qué cosas vas a hacer o decir para aplicar tu<br />

proyecto? Si has buscado la solución con tus<br />

amigos, deberías diseñar también con ellos la<br />

forma de llevarla a cabo.<br />

Juan decide cómo manifestar con claridad su<br />

nueva actitud: .<br />

Comprobar los resultados de la solución<br />

propuesta<br />

Debes comprobar si has puesto en práctica<br />

tus buenas intenciones y si ha servido para<br />

solucionar el problema inicial. Responde a las<br />

siguientes cuestiones: ¿has solucionado el<br />

problema tal como habías previsto?, ¿cómo<br />

han reaccionado tus compañeros?, ¿qué<br />

piensas hacer ahora? Puedes contrastar tu<br />

opinión con la de tus amigos.<br />

La evaluación que hace Juan es la siguiente:<br />

>>Hace ya unos días que intento moderar mis<br />

bromas y creo que en buena parte lo he<br />

conseguido. Voy a preguntar cómo lo ven mis<br />

amigos y seguiré esforzándome>>.


El contenido<br />

Hacia una pedagogía de la comprensión<br />

Hace varios años, di una conferencia sobre los<br />

errores conceptuales que suelen cometer los<br />

alumnos en ciencias y en matemática. Analicé<br />

algunos de esos errores y hablé de sus<br />

causas. No sé si el público sacó algún<br />

provecho de la experiencia, pero yo aprendí<br />

muchísimo luego de las preguntas finales.<br />

Había guardado las transparencias y me<br />

encaminaba a otra reunión, cuando dos<br />

personas que habían escuchado mi ponencia<br />

me detuvieron.<br />

“Queremos hacerle una pregunta”, dijo una de<br />

ellas. “Tenemos una pequeña curiosidad.”<br />

“Cómo no, usted dirá”, repliqué.<br />

“Usted comentó que los niños creen que se<br />

puede extraer la raíz cuadrada de una suma,<br />

que la raíz cuadrada de a al cuadrado más b<br />

al cuadrado es igual a a más b.”<br />

a + b = a + b<br />

2 2<br />

“Y no es así.”<br />

“Correcto, lo entendemos; pero nuestra<br />

pregunta es ¿por qué no es así? Parece como<br />

si debiera ser así.”<br />

La pregunta me sorprendió. Al principio no<br />

supe cómo responderla. Si me hubieran<br />

preguntado por qué se da cierta relación<br />

matemática, habría intentado ofrecer una<br />

demostración o al menos una explicación<br />

cualitativa. Pero, ¿por qué esta relación no es<br />

válida? Bien, simplemente porque no lo es.<br />

Eso no se explica.<br />

Entonces se me ocurrió una idea y se la<br />

transmití con sumo agrado. Les expliqué por<br />

qué la pregunta era difícil y por qué su visión<br />

del mundo de la matemática era distinta de la<br />

mía. Si bien ahora me dedico a la educación y<br />

a la psicología cognitiva, me formé como<br />

matemático. La experiencia me ha enseñado<br />

que para probar la validez de una relación<br />

matemática se requiere un gran esfuerzo. Las<br />

relaciones que “parecen válidas”, como la que<br />

mencionamos al principio, a menudo no lo<br />

son. El universo de relaciones aparentemente<br />

válidas está lleno de paja y el aparato<br />

deductivo de la matemática debe separarla del<br />

trigo.<br />

Ahora bien, la experiencia matemática de mis<br />

interrogadores había sido muy diferente.<br />

Jamás se vieron obligados a construir<br />

sistemas matemáticos. En general, habían<br />

aprendido el contenido de la matemática, las<br />

bellas y numerosas relaciones matemáticas<br />

que son válidas. Por lo tanto, era natural que<br />

creyeran que las relaciones que parecen<br />

válidas lo fueran efectivamente y que<br />

reaccionaran sorprendidos cuando una<br />

relación de validez aparente traicionaba sus<br />

expectativas.<br />

En resumen, aprendí que mis interrogadores y<br />

yo teníamos maneras diferentes de<br />

comprender no sólo la raíz cuadrada sino algo<br />

mucho más amplio: la empresa total de la<br />

matemática. Ellos consideraban que la tarea<br />

de la matemática consistía en verificar<br />

formalmente relaciones que parecen correctas<br />

y que probablemente lo son. Yo, en cambio,<br />

consideraba que la tarea de la matemática<br />

consistía en extraer de un océano de posibles<br />

relaciones aquellas pocas que son válidas. Son<br />

estas últimas las que necesitan explicación, y<br />

no las inválidas.<br />

La moraleja de esta historia es que la<br />

comprensión posee múltiples estratos. No sólo<br />

tiene que ver con los datos particulares sino<br />

con nuestra actitud respecto de una disciplina<br />

o asignatura. El episodio que acabo de contar<br />

en un testimonio de los peligros que entraña<br />

una visión demasiado atomista de la<br />

enseñanza, una visión que no preste atención<br />

a cómo los datos y conceptos individuales<br />

forman un mosaico más amplio que posee un<br />

espíritu, un estilo y un orden propios. Si la<br />

pedagogía de la comprensión significa algo,<br />

significa comprender cada pieza en el<br />

contexto del todo y concebir el todo como el<br />

mosaico de sus piezas.<br />

“Pedagogía de la comprensión sería el arte de<br />

enseñar a comprender. Y eso es en gran<br />

medida lo que necesita la educación.<br />

Recuérdese el “síndrome del conocimiento<br />

frágil”, del cual hablamos en el capítulo dos:<br />

según numerosas investigaciones, los jóvenes<br />

en general no entienden muy bien lo que<br />

están aprendiendo. Se aferran a conceptos<br />

erróneos y a estereotipos. Y a menudo los<br />

desconciertan las ideas difíciles: el modo<br />

subjetivo, la indecisión Hamlet, el principio de<br />

desplazamiento de Arquímedes, por qué hace<br />

más calor en verano, por qué a esclavitud fue<br />

tan tenaz en el Sur de los Estados Unidos. Sin<br />

duda, todos queremos enseñar a comprender<br />

y a menudo creemos hacerlo. Pero en general<br />

no es así.<br />

137


El capítulo anterior concluía con una moraleja:<br />

lo más importante es decidir qué pretendemos<br />

enseñar. Para desarrollar la capacidad de<br />

comprensión es necesario algo más que un<br />

método superior. Hace falta enseñar algo más<br />

y algo distinto. Para mejorar la capacidad de<br />

comprensión, debemos enseñar otras cosas.<br />

Pero, ¿qué tipo de cosas? ¿En qué consiste la<br />

comprensión?<br />

138<br />

¿QUÉ SIGNIFICA COMPRENDER?<br />

La función de las “actividades de<br />

comprensión”<br />

En el primer capítulo presentamos tres metas<br />

indiscutibles de la educación: la retención, la<br />

comprensión y el uso activo del conocimiento.<br />

La comprensión desempeña una función<br />

central en esta tríada. En primer lugar, porque<br />

las cosas que se pueden hacer para entender<br />

mejor un concepto son las más útiles para<br />

recordarlo. Así, buscar pautas en las ideas,<br />

encontrar ejemplos propios y relacionar los<br />

conceptos nuevos con conocimientos previos,<br />

por ejemplo, sirve tanto para comprender<br />

como para guarda información en la memoria.<br />

En segundo lugar, porque si no hay<br />

comprensión es muy difícil usar activamente<br />

el conocimiento. ¿Qué se puede hacer con los<br />

conocimientos que no entendemos?<br />

No obstante, la comprensión es una meta<br />

bastante misteriosa de la educación. Con<br />

frecuencia me he sentido defraudado por las<br />

declaraciones de objetivos que figuran en los<br />

planes de estudios o en los diseños de<br />

currículos y en las que se afirma: “Los<br />

alumnos comprenderán tal y tal cosa”. ¿Cómo<br />

podemos saber si un alumno ha alcanzado ese<br />

valioso estado de comprensión? No se trata de<br />

algo que se puede medir con un termómetro<br />

ni con exámenes de selección múltiple.<br />

La comparación entre conocer y comprender<br />

permite captar el carácter misterioso de la<br />

comprensión. Tomemos las leyes de Newton,<br />

que constituyen la piedra angular de la física<br />

clásica. La primera ley afirma que un objeto<br />

continúa moviéndose en la misma dirección y<br />

a la misma velocidad a menos que alguna<br />

fuerza lo desvíe. Esto no era ninguna<br />

obviedad antes de Newton. Después de todo,<br />

uno no suele ver objetos que se mueven del<br />

modo descrito por Newton. En el mundo<br />

cotidiano hay muchas fuerzas que desvía la<br />

trayectoria de los proyectiles, la cual forma<br />

una curva que regresa a Tierra. Por lo tanto,<br />

no es en absoluto evidente que, de no<br />

intervenir ninguna fuerza, los objetos<br />

continúen moviéndose a la misma velocidad y<br />

en la misma dirección.<br />

Si mi meta como maestro es que el estudiante<br />

conozca las leyes de Newton, puede examinar<br />

el progreso del alumno pidiéndole que las<br />

recite o que escriba las fórmulas. Incluso<br />

puede exigirle que realice algunas operaciones<br />

algebraicas a fin de cerciorarme de que no<br />

está repitiendo de memoria sino que posee un<br />

conocimiento al menos operativo.<br />

Ahora bien, supongamos que mi propósito es<br />

que el alumno comprenda las leyes de<br />

Newton. Si le pido que las recite, que las<br />

exprese en términos algebraicos e incluso que<br />

ejecute algunas operaciones, no puedo saber<br />

si el alumno entiende o no. Él podría realizar<br />

muy bien todas estas actividades sin<br />

comprender qué implican o explican<br />

realmente las leyes de newton y por qué son<br />

válidas.<br />

El misterio se reduce a esto: el conocimiento<br />

es un estado de posesión, de modo que es<br />

fácil averiguar si los alumnos tienen o no un<br />

determinado conocimiento. La comprensión,<br />

en cambio, va más allá de la posesión. La<br />

persona que entiende es capaz de “ir más allá<br />

de la información suministrada”, para utilizar<br />

la frase elocuente de Jerome Bruner. A fin de<br />

entender qué es comprender debemos aclarar<br />

qué significa ese “ir más allá de la posesión”.<br />

Las actividades de comprensión<br />

Consideraremos la comprensión no como un<br />

estado de posesión sino como un estado de<br />

capacitación. Cuando entendemos algo, no<br />

sólo tenemos información sino que somos<br />

capaces de hacer ciertas cosas con ese<br />

conocimiento. Estas cosas que podemos<br />

hacer, que revelan comprensión y la<br />

desarrollan, se denominan “actividades de<br />

comprensión”.<br />

Por ejemplo, supongamos que alguien<br />

entiende la primera ley de Newton. ¿Qué tipo<br />

de actividades de comprensión sería capaz de<br />

realizar esa persona? Veamos algunas de<br />

ellas:<br />

• La explicación. Explique con sus propias<br />

palabras qué significa moverse a una<br />

velocidad constante en la misma dirección<br />

y qué tipos de fuerzas pueden desviar un<br />

objeto.


• La ejemplificación. Muestre ejemplos de la<br />

ley en cuestión. Por ejemplo, indique las<br />

fuerzas que desvían la trayectoria de los<br />

objetos en el deporte, al conducir un<br />

automóvil o al caminar.<br />

• La aplicación. Use la ley para explicar un<br />

fenómeno aún no estudiado. Por ejemplo,<br />

¿qué fuerzas podrían hacer que una “bola<br />

curva”* se curve?<br />

• La justificación. Ofrezca pruebas de la ley;<br />

realice experimentos para corroborarla.<br />

Por ejemplo, para ver cómo funciona la<br />

ley, imagine una situación en la que la<br />

fricción y la gravedad sean mínimas.<br />

• Comparación y contraste. Observe la<br />

forma de la ley y relaciónelas con otras<br />

leyes. ¿Qué otros principios afirman que<br />

algo permanece constante a menos que<br />

ocurra tal o cual cosa?<br />

• La contextualización. Investigue la relación<br />

de la ley con el contexto más amplio de la<br />

física. ¿Cómo encaja con los otros<br />

principios newtonianos, por ejemplo? ¿Por<br />

qué es importante? ¿Qué función cumple?<br />

• La generalización. ¿La forma de la ley<br />

revela principios más generales sobre las<br />

relaciones físicas, que también se<br />

enuncian en otras leyes de la física? Por<br />

ejemplo, ¿todas las leyes físicas afirman<br />

de una manera u otra que algo permanece<br />

constante a menos que ocurra tal o cual<br />

cosa?<br />

Y podemos agregar muchas más dentro del<br />

mismo espíritu. Algunas de estas actividades<br />

de comprensión son bastante modestas en<br />

sus exigencias; por ejemplo, es relativamente<br />

fácil encontrar ejemplos de la primera ley de<br />

Newton. El alumno puede tomarlos del fútbol,<br />

del béisbol o del rugby. Otras, en cambio, son<br />

bastante complicadas: la generalización, por<br />

ejemplo. La variedad de actividades revela<br />

algunas características importantes de la<br />

comprensión.<br />

En primer lugar, identificamos la comprensión<br />

a través de las actividades creativas en lasque<br />

los estudiantes “van más allá de la<br />

información suministrada”. La comprensión<br />

consiste en un estado de capacitación para<br />

ejercitar tales actividades de comprensión.<br />

En segundo lugar, las diferentes actividades<br />

de comprensión requieren distintos tipos de<br />

pensamiento. Justificar la primera ley de<br />

Newton no es exactamente lo mismo que<br />

aplicarla, aunque hay semejanzas en la forma<br />

de razonamiento.<br />

En tercer lugar, la comprensión no es algo<br />

“que se da o no se da”. Es abierta y gradual.<br />

Respecto de un tema determinado, uno puede<br />

entender poco (es decir, puede realizar pocas<br />

actividades de comprensión) o mucho (es<br />

decir, puede realizar pocas actividades de<br />

comprensión), pero no puede entender todo<br />

pues siempre aparecen nuevas<br />

extrapolaciones que uno no ha explorado y<br />

que aún no es capaz de hacer.<br />

Esta perspectiva permite esclarecer la meta<br />

de la pedagogía de la comprensión: capacitar<br />

a los alumnos para que realicen una variedad<br />

de actividades de comprensión vinculadas con<br />

el contenido que están aprendiendo. Además,<br />

evoca el principio básico que señalamos en la<br />

introducción: el aprendizaje es una<br />

consecuencia del pensamiento. Todas las<br />

actividades de comprensión –explicar,<br />

encontrar nuevos ejemplos, generalizar, etc. –<br />

requieren pensar.<br />

Por último, como ya dijimos, esta perspectiva<br />

de la comprensión se conecta con la moraleja<br />

del capítulo anterior: la decisión más<br />

importante es qué pretendemos enseñar. Si<br />

queremos que los alumnos entiendan,<br />

debemos decidir enseñarles actividades de<br />

comprensión correspondientes a la primera<br />

ley de Newton o al tema que queremos que<br />

entiendan. Debemos brindar información<br />

clara, práctica reflexiva, realimentación<br />

informativa y estímulo, tal como afirma la<br />

Teoría Uno. Pero, en general, no lo hacemos.<br />

A menudo ni siquiera les pedimos a los<br />

alumnos que se ocupen de tareas tales como<br />

explicar, mostrar ejemplos nuevos y justificar.<br />

¡Y después nos preguntamos por qué no<br />

entienden!<br />

La comprensión y las imágenes mentales<br />

Supongamos que un día, sentado<br />

tranquilamente en el sofá de la sala, usted se<br />

encuentra en un estado de ánimo oriental.<br />

Apelando a todo su poder de concentración y<br />

de contemplación, levita por el aire, se acerca<br />

al techo y lo atraviesa.<br />

La pregunta es: ¿en dónde aparecería? Quizás<br />

en un cuarto, en un baño o en un desván. O<br />

bien, en el apartamento de los vecinos de<br />

arriba. Lo curioso de este ejercicio de la<br />

imaginación es que en general usted puede<br />

139


decir en dónde desembocaría, aunque nunca<br />

ha atravesado el techo de la sala.<br />

Usted ha ido más allá de la información que<br />

posee. El viaje a través del techo es una<br />

actividad de comprensión que revela que<br />

usted comprende el lugar del que parte. Y esa<br />

comprensión es más coherente y sistemática<br />

que una mera lista de todas las rutas que<br />

usted recorre en su casa.<br />

Esta pequeña gimnasia intelectual muestra<br />

cómo funciona uno de los recursos más<br />

importantes de la mente: la imagen mental.<br />

Las imágenes mentales ayudan a explicar<br />

cómo es el viaje a través del techo. En el<br />

transcurso de los años, hemos construido una<br />

imagen mental de l espacio en el que vivimos.<br />

Es como un mapa o un modelo tridimensional<br />

que muestra cómo se relacionan entre sí las<br />

distintas habitaciones. Así, cuando se nos<br />

pregunta qué pasaría si atravesáramos el<br />

cielorraso, estamos en condiciones de<br />

responder. Miramos el mapa en la mente –la<br />

imagen mental-, trazamos nuestro derrotero e<br />

indicamos nuestro destino.<br />

Las imágenes mentales, en el sentido en que<br />

utilizo aquí la expresión, no se limitan sólo al<br />

entorno o a lo estrictamente visual. Las<br />

personas tiene imágenes mentales de cómo<br />

debe desarrollarse un cuento.<br />

Supongamos que usted le cuenta a su hijo<br />

Rizos de Oro y los tres osos y, viendo que ya<br />

es muy tarde, se detiene en el momento en<br />

que Rizos de Oro está durmiendo en la cama<br />

del bebé oso, lo cual “es bastante”. Usted<br />

dice: “Eso es todo por hoy”.<br />

“Pero no terminaste el cuento”, replica el niño.<br />

“Ah”, dice usted. “¿Ya te lo conté?”<br />

“No”, responde el niño. “Pero no parece que<br />

haya acabado.”<br />

Los cuentos tienen una forma para los niños.<br />

Necesitan misteriosos o desafíos y<br />

resoluciones. Desde muy pequeños, los niños<br />

se forman una imagen mental de los cuentos;<br />

no se trata de una imagen visual sino de una<br />

idea general sobre cómo se desarrolla un<br />

cuento. Una vez que el niño tiene esta<br />

imagen, uno no puede terminar el relato con<br />

Rizos de Oro dormitando en la cama.<br />

Las imágenes mentales permiten realizar<br />

actividades de comprensión<br />

Existe una conexión importante entre la<br />

pedagogía de la comprensión y las imágenes<br />

mentales. Podríamos decir que las actividades<br />

de comprensión constituyen el lado visible de<br />

140<br />

la comprensión, es decir, lo que las personas<br />

hacen cuando entienden. Pero ¿cuál es el lado<br />

interno de la comprensión? ¿Qué tienen en la<br />

cabeza las personas cuando entienden algo?<br />

La ciencia cognitiva contemporánea tiene su<br />

respuesta favorita: imágenes mentales (o,<br />

como dirían muchos psicólogos, “modelos<br />

mentales”). En términos generales, una<br />

imagen mental es un tipo de conocimiento<br />

holístico y coherente; cualquier representación<br />

mental unificada y abarcadora que nos ayuda<br />

a elaborar un determinado tema. Por ejemplo,<br />

la imagen mental de nuestra casa y del<br />

vecindario nos ayuda a recorrerlos (y también<br />

a atravesar los techos con la imaginación). La<br />

imagen mental de cómo es un cuento sirve<br />

para comprender e inventar cuentos (y<br />

también impide que les hagamos tragar falsos<br />

cuentos a nuestros hijos). Otras imágenes<br />

mentales nos ayudan a entender temas de<br />

historia, de ciencias o de otras materias.<br />

¿Cómo operan las imágenes mentales? Nos<br />

dan algo con lo cual razonar cuando<br />

realizamos actividades de comprensión. Como<br />

usted posee la imagen mental de su casa,<br />

puede utilizarla cuando le pido que prediga<br />

(una actividad de comprensión) dónde<br />

aparecería si atravesara el techo. Como usted<br />

tiene una idea de la forma de un cuento, si le<br />

pido que invente uno, la imagen general de<br />

cuento le permitirá construirlo. Cualquiera sea<br />

la actividad de comprensión –explicar,<br />

extrapolar, ejemplificar-, si poseemos las<br />

imágenes mentales correctas, nos ayudarán a<br />

realizar.<br />

Las imágenes mentales de las que hemos<br />

hablado hasta el momento se refieren a cosas<br />

básicas como la disposición de una casa o la<br />

estructura de un cuento. Pero también pueden<br />

referirse a cuestiones muy abstractas y<br />

complicadas. Considérese, por ejemplo, la<br />

imagen mental de la organización de los<br />

elementos químicos en la tabla periódica. La<br />

tabla misma es una imagen visible sobre un<br />

papel. Pero en la medida en que la<br />

internalizamos al menos parcialmente se<br />

convierte también en una imagen mental.<br />

Y nótese cuán abstracta es, tanto en el papel<br />

como en nuestra mente. La tabla periódica es<br />

un mapa de clases y no de un espacio físico.<br />

Las relaciones espaciales en la tabla periódica<br />

indican pautas cíclicas en el comportamiento<br />

químico de los elementos y semejanzas en las<br />

propiedades físicas de los elementos<br />

contiguos.


Veamos ahora otro tipo de imágenes<br />

mentales. Piense en las imágenes mentales de<br />

los personajes que usted construye mientras<br />

lee Otelo. A fin de comprobar la vivacidad de<br />

dichas imágenes, realice el siguiente<br />

experimento mental. Suponga que hacia los<br />

dos tercios de la obra aparece un vecino de<br />

Otelo y atestigua con vehemencia a favor de<br />

la buena conducta de Desdémona. ¿Otelo<br />

diría: “De acuerdo, supongo que todo fue<br />

producto de mi imaginación”? ¡Claro que no¡<br />

Si usted posee una imagen mental de Otelo<br />

(no una descripción de su aspecto físico sino<br />

una idea de su personalidad), sabe inmediata<br />

e intuitivamente que Otelo seguiría<br />

atormentado por los celos. Él sospecha<br />

compulsivamente de la fidelidad de su esposa.<br />

¿Y qué pasaría con Yago? Al escuchar el<br />

testimonio del vecino, ¿abandonaría la ciudad<br />

por temor a que lo descubran? ¡No! Si usted<br />

tiene una imagen mental de carácter de Yago,<br />

sabe inmediatamente que un hombre como él<br />

no se rendiría tan fácilmente. Intentaría una<br />

nueva traición a fin de desacreditar al vecino y<br />

avivar aun más los temores de Otelo.<br />

Para ver un ejemplo aun más abstracto que la<br />

tabla periódica o un personaje, considérese mi<br />

imagen mental de la matemática, que<br />

mencioné en la introducción de este capítulo y<br />

según la cual toda relación matemática que<br />

“parece correcta” es sospechosa. Como<br />

cualquier imagen mental, ésta permite realizar<br />

actividades de comprensión. Mi imagen<br />

mental de la matemática hace que tome las<br />

nuevas proposiciones matemáticas con<br />

escepticismo y exija justificaciones.<br />

Recordemos a las personas que se me<br />

acercaron luego de la conferencia y me<br />

preguntaron por qué una de las fórmulas que<br />

yo había analizado no era verdadera. Ellos<br />

tenían una imagen mental más ingenua: las<br />

relaciones matemáticas que “parecen válidas”<br />

probablemente lo son. Y este punto de vista<br />

influía en sus actividades de comprensión.<br />

Confiaban excesivamente en la probable<br />

validez de una nueva proposición matemática<br />

y se desconcertaban si ésta resultaba ser<br />

falsa.<br />

Las actividades de comprensión generan<br />

imágenes mentales<br />

Las imágenes mentales permiten realizar<br />

actividades de comprensión. Y a veces las<br />

personas adquieren imágenes mentales<br />

mediante la instrucción directa –por ejemplo,<br />

cuando enseñamos la tabla periódica-.<br />

Pero la relación entre las imágenes mentales y<br />

las actividades de comprensión no es<br />

unilateral sino bilateral: las actividades de<br />

comprensión generan imágenes mentales.<br />

Por ejemplo, en general no aprendemos cómo<br />

trasladarnos por el vecindario memorizando<br />

un mapa. Recorremos sus calles. Enfrentamos<br />

ciertos desafíos, como ir a la tienda de<br />

comestibles o a la peluquería. Le explicamos<br />

cómo encontrar X o Y a nuestro cónyuge y él<br />

(o ella) nos explica cómo encontrar W o Z.<br />

Todas estas actividades de comprensión<br />

espacial que permiten familiarizarnos con<br />

nuestro vecindario crean una imagen mental<br />

coherente.<br />

Otro ejemplo: ¿de dónde obtiene el niño la<br />

imagen mental de la forma de un cuento?<br />

Obviamente, no de la definición formal de<br />

cuento que le dan sus padres; sino, antes<br />

bien, escuchando muchos cuentos, haciendo<br />

preguntas sobre ellos, representándolos,<br />

etcétera.<br />

Un ejemplo más: ¿cómo adquirí mi imagen<br />

mental de las relaciones matemáticas?<br />

Cuando era estudiante de matemática nadie<br />

me dijo explícita y directamente que se debía<br />

dudar de las proposiciones matemáticas que<br />

parecían válidas. Lo aprendí al toparme con<br />

muchas proposiciones de ese tipo, al tratar de<br />

demostrarlas o de refutarlas, al ajustar mis<br />

esperanzas y expectativas al terreno real,<br />

aunque abstracto, de la matemática; es decir,<br />

al aprender a moverme en el espacio<br />

conceptual de esa disciplina del mismo modo<br />

que las personas aprenden a moverse en el<br />

espacio físico.<br />

En síntesis, existe una relación recíproca entre<br />

las imágenes mentales y las actividades de<br />

comprensión. Si ayudamos a los alumnos a<br />

adquirir imágenes mentales por cualquier<br />

medio –incluyendo la instrucción directa-,<br />

desarrollarán su capacidad de comprensión –<br />

tales como predecir, explicar, resolver,<br />

ejemplificar, generalizar, etc.-, construirán<br />

imágenes mentales. De modo que hay una<br />

especie de sociedad entre las imágenes<br />

mentales y las actividades de comprensión. Se<br />

alimentan las unas a las otras, y constituyen,<br />

por así decirlo, el yin y el yang de la<br />

comprensión.<br />

Las actividades de comprensión y las<br />

imágenes mentales son los engranajes de la<br />

pedagogía de la comprensión. Ahora bien,<br />

¿cómo se podría aplicar esta concepción? Si<br />

nuestra decisión más importante es qué<br />

141


pretendemos enseñar, ¿qué tipos de<br />

actividades de comprensión y que tipos de<br />

imágenes mentales deberíamos tratar de<br />

enseñar? En las secciones siguientes<br />

expondremos qué debemos tratar de enseñar<br />

según la pedagogía de la comprensión.<br />

Niveles de comprensión<br />

Si no lo puedes resolver en diez minutos, no<br />

puedes resolverlo nunca.<br />

Ese es el lema de muchos alumnos; el credo<br />

en el que se basan cuando tiene que resolver<br />

problemas matemáticos. El pedagogo de la<br />

matemática Alan Schoenfeld, de la<br />

Universidad de California, Berkeley, escribió<br />

sobre la actitud de los alumnos hacia esa<br />

disciplina y señaló esta “regla de los diez<br />

minutos”. Dicha regla reduce la perseverancia,<br />

y si bien la perseverancia ciega no es ninguna<br />

virtud, la perseverancia inteligente es uno de<br />

los recursos más eficaces para el aprendizaje<br />

y la resolución de problemas.<br />

La regla de los diez minutos presenta una<br />

característica muy interesante: no se refiere a<br />

un punto específico del contenido matemático<br />

–como la raíz cuadrada, el teorema de<br />

Pitágoras o la fórmula cuadrática-, sino que es<br />

general. Se trata de una postura abarcadora<br />

que comprende a toda la empresa de la<br />

matemática. La regla de los diez minutos es<br />

una imagen mental sobre la matemática.<br />

Aunque está expresada en forma verbal, se<br />

trata fundamentalmente de una actitud<br />

holística con respecto al carácter de los<br />

problemas matemáticos. O se los resuelve<br />

rápidamente o no se los resuelve nunca. O se<br />

comprende rápidamente o no se comprende<br />

nunca. Y, al igual que toda imagen mental,<br />

esta imagen influye en las actividades de<br />

comprensión.<br />

Veamos ahora otra imagen mental de la<br />

matemática muy frecuente. El investigador del<br />

aprendizaje matemático Dan Chazen<br />

descubrió que los alumnos de geometría<br />

euclideana tienen ideas muy extrañas con<br />

respecto a la naturaleza de la demostración.<br />

Luego de que hayan probado correctamente<br />

un teorema, pregúnteles a los alumnos si<br />

podrían encontrar una excepción. Es muy<br />

probable que le respondan: “Oh, sí, si uno se<br />

fija bien, podría encontrar un triángulo o un<br />

cuadrilátero raros para los cuales el teorema<br />

no fuera válido”.<br />

Esta imagen de prueba es muy extraña. Toda<br />

demostración formal deductiva justifica un<br />

142<br />

teorema para siempre, sin excepciones. Pero<br />

muchos alumnos no logran comprenderlo y<br />

terminan con una imagen mental de prueba<br />

en la cual está no es más que una evidencia<br />

bastante buena que no cierra definitivamente<br />

la cuestión. Nótese una vez más que, como en<br />

el caso de la regla de los diez minutos, esta<br />

actitud hacia la prueba no se relaciona con un<br />

teorema específico, sino que es general.


INTRODUCCIÓN<br />

La construcción de las ideas científicas:<br />

consecuencias para la enseñanza y el<br />

aprendizaje<br />

Los niños desarrollan ideas sobre los<br />

fenómenos naturales antes de que se les<br />

enseñe ciencia en la escuela. En algunos casos<br />

estas ideas están de acuerdo con la ciencia<br />

que se les enseña. Sin embargo, en muchos<br />

casos, hay diferencias significativas entre las<br />

nociones de los niños y la ciencia escolar.<br />

Las concepciones de los niños como<br />

construcciones personales<br />

Desde los primeros días de su vida los niños<br />

han desarrollado ideas o esquemas sobre el<br />

mundo natural que les rodea. Tienen<br />

experiencias sobre lo que ocurre cuando dejan<br />

caer objetos, los empujan, tiran de ellos o los<br />

lanzan, y de esta forma construyen ideas y<br />

expectativas en relación con la forma en que<br />

se perciben y mueven los objetos. De manera<br />

similar, desarrollan ideas sobre otros aspectos<br />

del mundo que les rodea a través de<br />

experiencias, por ejemplo, con los animales,<br />

las plantas, el agua, la luz y las sombras, las<br />

estufas y los juguetes. Un niño de nueve años<br />

se dio cuenta de que una vez apagado un<br />

tocadiscos el sonido tardaba unos segundos<br />

en desaparecer. , dijo, . Este niño no había<br />

recibido una enseñanza formal de ciencias y<br />

sin embargo había desarrollado la noción de<br />

que la electricidad estaba implicada en la<br />

producción del sonido, ¡de que fluía a través<br />

de cables y de que lo hacía muy rápidamente!<br />

Muchas de las concepciones que los niños<br />

desarrollan respecto a los fenómenos<br />

naturales proceden de sus experiencias<br />

sensoriales. Algunas concepciones o<br />

esquemas de conocimiento, aunque influyen<br />

en la interacción de los niños con su entorno,<br />

no se pueden representar de forma explícita<br />

mediante el lenguaje. Por ejemplo, los niños<br />

que juegan al balón han desarrollado una<br />

serie de esquemas de conocimiento sobre las<br />

trayectorias que siguen los balones, que les<br />

permiten lanzarlos y recogerlos con éxito.<br />

Sólo mucho después, los estudiantes tendrán<br />

oportunidades formales para representar y<br />

analizar tales movimientos: aunque, desde los<br />

primeros años de vida, ha existido un<br />

esquema de conocimiento que hace posible<br />

que el niño interactúe de forma eficaz cuando<br />

lanza y coge balones.<br />

Las investigaciones realizadas en distintos<br />

países han identificado rasgos comunes en las<br />

ideas de los niños y los estudios evolutivos<br />

proporcionan visiones útiles sobre las formas<br />

características en que progresan estas ideas<br />

durante los años escolares. Estas<br />

investigaciones han indicado que tales ideas<br />

deben considerarse como algo más que<br />

simples ejemplos de información incorrecta;<br />

los niños tienen formas de interpretar los<br />

sucesos y fenómenos que son coherentes y<br />

encajan con sus campos de experiencia<br />

aunque pueden diferir sustancialmente de la<br />

opinión científica. Los estudios indican<br />

también que, a pesar de la enseñanza formal,<br />

estas ideas pueden persistir en la edad adulta.<br />

Rasgos comunes en las concepciones de<br />

los niños<br />

Los estudios sobre concepciones respecto a<br />

los fenómenos naturales indican que puede<br />

haber rasgos que aparecen muy a menudo en<br />

las nociones de los niños que es posible<br />

organizar y describir. Además, estas nociones<br />

parecen evolucionar a medida que se van<br />

adaptando a experiencias más amplias.<br />

Un tema que ha sido bien estudiado es el de<br />

las concepciones sobre la luz y la visión.<br />

¿Cómo entienden los niños cómo llegan a ver<br />

las cosas? ¿Relacionan luz y visión? Si es así<br />

¿cómo? Si se pregunta a niños pequeños,<br />

¿Dónde hay luz en esta habitación?, se puede<br />

imaginar lo que pueden decir. De forma<br />

característica, los niños de 5 o 6 años<br />

identificarán la luz como la fuente o el efecto;<br />

podrían identificarla con este foco o con<br />

aquella mancha brillante en la pared. Más<br />

adelante, los niños identificarán algo en el<br />

espacio entre la fuente y el efecto. Se<br />

enciende el interruptor y la habitación se llena<br />

con un baño de luz que permite ver las cosas.<br />

Posteriormente, durante la etapa básica,<br />

algunos niños empiezan a utilizar la idea de<br />

que la luz viaja. Cuando se considera la<br />

velocidad a que viaja la luz, resulta<br />

interesante el hecho de que los niños estén<br />

sugiriendo esto espontáneamente. Razonarán<br />

que la luz sale de la fuente, viaja y golpea a<br />

un objeto, y debido a que el objeto está<br />

iluminado se puede ver. Sin embargo, están<br />

menos seguros en cuanto a lo que sucede<br />

ente el ojo y el objeto. Algunos niños<br />

establecen un enlace en términos de rayos<br />

143


visuales que van desde el ojo al objeto –un<br />

modelo que implica un papel activo por parte<br />

de quien ve; las cosas o<br />

a los objetos.<br />

El diagrama típico de un libro de texto en que<br />

la luz se distribuye a partir de un objeto y una<br />

parte de ella va en dirección al ojo es, de<br />

acuerdo con la literatura, una opinión<br />

sostenida por una relativa minoría de los niños<br />

de escuela secundaria.<br />

Un rasgo importante es la semejanza en los<br />

modelos conceptuales que utilizan niños de<br />

diferentes países y distintos antecedentes. Las<br />

concepciones de los niños sobre la ciencia no<br />

son idiosincrásicas, ni tiene en muchos casos<br />

una dependencia cultural fuerte. Se forman<br />

por la experiencia personal con los<br />

fenómenos. En escuelas que tienen alumnos<br />

de un amplio rango de grupos sociales y<br />

étnicos, los profesores probablemente<br />

encontrarán que las ideas de los alumnos<br />

proporcionan una base común para la<br />

construcción de unas buenas relaciones de<br />

trabajo.<br />

Un estudio de Nussbaum y Novak sobre las<br />

concepciones de los niños respecto a la Tierra<br />

en el espacio, reveló un conjunto de cinco<br />

concepciones o, con ellos las denominaron,<br />

. Progresaban desde la Tierra<br />

como una esfera y arriba y abajo definidos<br />

tomando a la Tierra como marco de referencia<br />

(ver Fig. 1.1.) este estudio se replicó en Nepal<br />

y se identificó la misma secuencia de<br />

concepciones. La figura 1.2 muestra el<br />

porcentaje de niños nepalíes de 12 años que<br />

sostenían cada una de esas cinco nociones. Se<br />

compara con el porcentaje de niños<br />

norteamericanos de 8 años. Como comentan<br />

los autores del artículo, .<br />

144<br />

La construcción social del conocimiento<br />

Durante los últimos años se ha hecho hincapié<br />

de forma creciente en el proceso de<br />

interacción en el aprendizaje. Se reconoce que<br />

el aprendizaje sobre el mundo no tiene lugar<br />

en un vacío social. Los niños tiene a su<br />

disposición mediante el lenguaje y la cultura<br />

maneras de pensar y formar imágenes. Frases<br />

como, o, ,<br />

proporcionan, mediante metáforas, formas de<br />

representar aspectos del mundo físico. El que<br />

las ideas de un individuo sean confirmadas y<br />

compartidas por otros, en los comentarios de<br />

clase, desempeña un papel al dar forma al<br />

proceso de construcción del conocimiento. En<br />

el ejemplo siguiente se invitó a un grupo de<br />

niños de 13 años a desarrollar su modelo para<br />

explicar las propiedades del hielo, el agua y el<br />

vapor, realizando actividades relacionadas con<br />

el cambio de estado. Después de una<br />

discusión inicial en la que los alumnos<br />

introdujeron la idea de moléculas y la<br />

adoptaron, un grupo empezó a prestar<br />

atención a la cuestión del enlace.<br />

A1: ¿El agua se convirtió en hielo? Creo que<br />

probablemente se hace más fuerte el<br />

enlace.<br />

A2: Bueno, eso no está demasiado claro,<br />

realmente.<br />

A1: Porque hoy no hicimos un experimento<br />

como ese, en realidad. Estábamos sólo<br />

con la fusión.<br />

A2: NO estábamos seguros, quiero decir que<br />

tenemos más o menos claro lo que<br />

ocurre al pasar de sólido a líquidos y a<br />

gases, pero no de gases a líquidos y a<br />

sólidos.


A1: El asunto es, en los gases el enlace ha<br />

desaparecido totalmente.<br />

A2: Entonces ¿cómo es que el enlace<br />

aparece otra vez?<br />

A1: Supongo que funciona al revés, cuando<br />

se le calienta destruye el enlace, cuando<br />

se le enfría, ya sabes, lo reconstruye.<br />

A3: Pero ¿Cómo lo reconstruye? ¿con qué lo<br />

reconstruye?<br />

(La cuestión sobre de dónde vienen los<br />

enlaces reconstruidos continúa<br />

preocupando al grupo)<br />

A2: Si los átomos están unidos, un átomo no<br />

puede convertirse en un enlace para<br />

mantener a los otros átomos juntos<br />

¿no?<br />

(En ese punto interviene un observador<br />

presente en la clase)<br />

E: ¿Cómo os imagináis el enlace?<br />

A4: Como una especie de cuerda entre los<br />

átomos.<br />

A1: No, no es eso, Él (refiriéndose al<br />

profesor) nos habló de magnético,<br />

magnetismo. Algún tipo de fuerza.<br />

A4: Electricidad estática o algo así.<br />

A2: Si. Eso los mantenía juntos. Y supongo<br />

que si estaba caliente entonces no<br />

estaba tan magnetizado o algo y cuando<br />

esta frío se magnetizaba más.<br />

(El grupo parece haber adoptado la idea<br />

de que los enlaces se deben a un tipo de<br />

fuerza magnética, y vuelven a<br />

considerar cómo puede esto explicar<br />

que el enlace aparentemente cambie<br />

cuando se calienta una sustancia)<br />

A4: Cuando están calientes vibran más, por<br />

eso la electricidad estática no es fuerte.<br />

A2: Sí, ya sé, pero vibran más, y se rompen<br />

el enlace y entonces al final se<br />

convierten en un gas y de ahí no<br />

pasan… pero ¡cómo recupera el enlace?<br />

(Enfáticamente)<br />

A2: Cuando empieza a enfriarse, no vibran<br />

tanto.<br />

A1: ¡Ah, sí! Cuando se enfrían, el enlace<br />

aumentará así que no serán capaces de<br />

moverse tanto alrededor, esto encaja,<br />

¿no?<br />

(Nótese aquí la comprobación obvia de<br />

la consistencia. La idea a comprobar<br />

parece ser que, debido a la mayor<br />

fuerza del enlace a menores<br />

temperaturas, las moléculas no serán<br />

capaces de vibrar tanto debido a que<br />

están forzadas. Esta idea, sin embargo,<br />

sigue sin resolver la cuestión de cómo e<br />

hace más fuerte el enlace a<br />

temperaturas menores, como indica el<br />

comentario del alumno siguiente)<br />

A2: sí, pero la cuestión es, ¿cómo<br />

recuperamos el enlace?<br />

A4: Haciendo que vibren más despacio…<br />

A2: Haciendo más lentas las vibraciones.<br />

(Uno de los alumnos tiene una opinión<br />

diferente en este punto. Sugiere que la<br />

fuerza está presente en todo momento)<br />

A4: Supongo que siempre está presente<br />

pero… si, no ha tenido oportunidad<br />

como de agarrar, agarrarlas, ya sabes y<br />

mantenerlas juntas. Bueno, donde se<br />

hace más lenta, ya sabes, podría<br />

dominar el…<br />

A3: Un poco más fácil mantener juntas las<br />

cosas más lentas.<br />

El resultado de esta discusión es un logro<br />

considerable. Los alumnos han reunido su<br />

conocimiento de que las partículas están en<br />

continuo movimiento y de que este<br />

movimiento aumenta con la temperatura, con<br />

la idea de que la fuerza entre las partículas<br />

está presente durante todo el tiempo, para<br />

explicar la aparente de enlaces. El ejemplo ilustra<br />

claramente cómo los alumnos, si se les motiva<br />

y se les da la oportunidad, pueden reunir las<br />

ideas y las experiencias previas para hacer<br />

avanzar su conocimiento.<br />

La discusión con sus iguales puede cumplir<br />

una serie de funciones en el proceso de<br />

construcción del conocimiento. Proporciona un<br />

foro en el que ideas previamente implícitas<br />

pueden hacerse explícitas y quedar<br />

disponibles para la reflexión y la<br />

comprobación. Proporciona una situación en la<br />

que los individuos tiene que clarificar sus<br />

propias nociones en el proceso de discusión<br />

con los otros. También puede proporcionar<br />

una oportunidad para que los individuos<br />

construyan sobre las ideas de los demás con<br />

vistas a alcanzar una solución.<br />

Howe et al. Han investigado, en una serie de<br />

contextos científicos, en qué medida se<br />

favorece la comprensión conceptual de los<br />

niños respecto a la ciencia mediante la<br />

discusión en grupo. Su trabajo sugiere que el<br />

progreso en la comprensión se consigue<br />

mediante la oportunidad de cada individuo de<br />

reorganizar sus propias ideas al hablar y<br />

escuchar.<br />

Si tienen que dar un sentido a sus<br />

experiencias en las clases de ciencias, los<br />

alumnos necesitan suficientes oportunidades<br />

para hablar y escuchar a los demás. La<br />

atmósfera de aprendizaje no será aquella de<br />

un con los alumnos<br />

145


trabajando en silencio; ni los alumnos deberán<br />

estar ocupados en trabajos<br />

prácticos todo el tiempo. Es probable que las<br />

charlas animadas y las discusiones sean el<br />

distintivo de las clases de ciencias eficaces.<br />

La naturaleza de ciencia y sus<br />

consecuencias para la enseñanza y el<br />

aprendizaje<br />

El modo en que los alumnos construyen las<br />

ideas en ciencias refleja la naturaleza y el<br />

estatus de la ciencia como conocimiento<br />

público: también se construye personal y<br />

socialmente. Las ideas y teorías científicas son<br />

resultado de la interacción de los individuos<br />

con los fenómenos. Pasan luego a través de<br />

un complejo proceso que implica la<br />

comunicación y comprobación por parte de las<br />

principales instituciones sociales científicas<br />

antes de ser validadas por la comunidad<br />

científica. Esta dimensión social de la<br />

construcción del conocimiento científico ha<br />

dado como resultado que la comunidad<br />

científica comparta una visión del mundo que<br />

implica conceptos, modelos, convenciones y<br />

procedimientos. Este mundo está habitado<br />

por entidades como átomos, electrones, iones,<br />

fuerzas, genes y especies; está<br />

provechosamente organizado mediante la<br />

unificación de ideas y procedimientos de<br />

medida y experimentación.<br />

Las ideas científicas, que se construyen y<br />

transmiten a través de las instituciones<br />

científicas culturales y sociales, no serán<br />

descubiertas por los estudiantes<br />

individualmente mediante su propia<br />

investigación empírica: aprender ciencia<br />

implica ser iniciado en la cultura de la ciencia.<br />

Si a los aprendices se les tiene que dar acceso<br />

a los sistemas de conocimiento de la ciencia,<br />

el proceso de construcción del conocimiento<br />

debe ir más allá de la investigación empírica<br />

personal. Los aprendices necesitan que se les<br />

conceda el acceso no sólo a experiencias<br />

físicas sino también a los conceptos y modelos<br />

de la ciencia convencional. El reto para los<br />

profesores reside en ayudar a los alumnos a<br />

construir estos modelos por sí mismos, a<br />

apreciar sus campos de aplicación y, dentro<br />

de esos campos, a usarlos. Si la enseñanza<br />

consiste en llevar a los alumnos hacia las<br />

ideas científicas convencionales, entonces la<br />

intervención del profesor es esencial, tanto<br />

para proporcionar pruebas experimentales<br />

adecuadas como para hacer que las ideas y<br />

convenciones teóricas de la comunidad<br />

científica estén a disposición de los alumnos.<br />

146<br />

La relación entre teoría y datos no es sólo una<br />

importante faceta de la naturaleza de la<br />

ciencia, es también un asunto crítico en el<br />

aprendizaje de la ciencia por los niños. Del<br />

mismo modo que las teorías científicas sirven<br />

para organizar y explicar las observaciones a<br />

la vez que para dar forma al progreso futuro<br />

en ciencia, las ideas de los niños sobre los<br />

fenómenos naturales desempeñan un papel<br />

organizativo en su construcción de nuevos<br />

conocimientos y en su interpretación de nueva<br />

información.<br />

Es importante para los alumnos saber cómo<br />

se desarrollan y evalúan las ideas científicas<br />

por una serie de razones: para que puedan<br />

apreciar la importancia de compartir y revisar<br />

las ideas; para que puedan apreciar el<br />

carácter de las ideas<br />

científicas; y para que adquieran confianza al<br />

ensayar y comprobar ideas. Estas metas<br />

contrastan con las perspectivas que están<br />

implícitas en los enfoques de enseñanza que<br />

plantean el conocimiento científico como algo<br />

, no problemático y fijo –la<br />

imagen que surge a menudo en los libros de<br />

texto o en las clases formales- o con los que<br />

presentan la ciencia como algo que se<br />

mediante investigaciones<br />

empíricas individuales, una perspectiva que<br />

está implícita en los enfoques de proceso<br />

ingenuos o en los métodos de aprendizaje por<br />

descubrimiento para la enseñanza de las<br />

ciencias.<br />

Las aulas escolares enfrentan a menudo a los<br />

estudiantes con imágenes del conocimiento<br />

científico como un conocimiento impersonal y<br />

sin valores. Esto puede deberse al uso de<br />

ciertas herramientas lingüísticas de la ciencia<br />

que sirven para mantener a los alumnos de la ciencia que se les<br />

enseña. Al insistir en hablar del conocimiento<br />

científico y las actividades del aula en tercera<br />

persona, y al eliminar la personificación y el<br />

lenguaje coloquial la ciencia se puede<br />

presentar como algo remoto, difícil y<br />

autorizado. El pensamiento científico<br />

fácilmente se puede presentar como un tipo<br />

especial de pensamiento que es<br />

fundamentalmente diferente del razonamiento<br />

de sentido común, y puede ser percibido, por<br />

tanto, por muchos alumnos como inaccesible.<br />

La enseñanza y el aprendizaje basados en el<br />

interés por construir ideas exige de los niños<br />

no solamente trabajo de<br />

laboratorio, sino también pensar sobre cómo<br />

se relacionan sus investigaciones con las ideas<br />

que están desarrollando. Los niños necesitan


ser conscientes de la gama de ideas diferentes<br />

que pueden tener sus compañeros para<br />

explicar los mismos fenómenos y deben<br />

desarrollar el hábito de evaluar estas<br />

explicaciones.<br />

Cuando los niños observan fenómenos, el<br />

sentido que les dan estará influido por las<br />

ideas que ya tienen. Los niños centrarán sus<br />

observaciones en lo que perciban como<br />

factores importantes (que pueden ser o no los<br />

que ha identificado el profesor). Muchos<br />

alumnos no saben qué finalidad tiene la<br />

actividad práctica, piensan que en la escuela para ver si algo<br />

funciona, más que para reflexionar sobre<br />

cómo una teoría puede explicar las<br />

observaciones. Hay razones para de por<br />

qué se les pide que hagan diferentes tipos de<br />

trabajos prácticos en la escuela. En lugar de<br />

verse a sí mismos como receptores pasivos de<br />

información, los alumnos necesitan verse<br />

activamente implicados en la construcción de<br />

significados aportando sus ideas previas para<br />

relacionarlas con las nuevas situaciones.<br />

La experiencia en sí misma no es suficiente.<br />

Es el sentido que los estudiantes le den lo que<br />

importa. Si lo que los estudiantes entienden<br />

debe variar en la dirección de lo que la ciencia<br />

acepta, entonces es esencial la negociación<br />

con una autoridad, normalmente el profesor.<br />

Enseñar desde esta perspectiva es también un<br />

proceso de aprendizaje: una característica del<br />

profesor que trabaja teniendo presentes las<br />

ideas de los niños es la habilidad para<br />

escuchar el sentido que los alumnos están<br />

dando a sus experiencias de aprendizaje y<br />

responder de forma que afronten ese sentido.<br />

LA ENSEÑANZA DE LAS CIENCIAS<br />

TENIENDO PRESENTES LAS IDEAS DE LOS<br />

NIÑOS<br />

Cuando están planificando y desarrollando la<br />

enseñanza, los profesores tienen que ser<br />

conscientes de las ideas que ya tienen los<br />

alumnos, de las metas de la enseñanza y<br />

también de la naturaleza de cualquier<br />

diferencia entre ambos aspectos. El cómo<br />

puede resultar en la práctica este método se<br />

ilustra con ejemplos sobre la enseñanza de<br />

dos temas, y<br />

.<br />

Un ejemplo para la enseñanza y<br />

aprendizaje sobre disolución y fusión<br />

La profesora de una clase de 1er. Curso de<br />

secundaria ha terminado una unidad de<br />

trabajo sobre y tiene que<br />

seguir a continuación con . Durante el trabajo con las<br />

disoluciones, la profesora se ha dado cuenta<br />

de que los alumnos usan los términos<br />

y de forma<br />

intercambiable. Esto no le sorprendió porque<br />

ya se había enfrentado antes con el problema,<br />

tanto en la enseñanza previa como en sus<br />

lecturas sobre la comprensión de la materia<br />

por parte de los niños. Decidió averiguar<br />

hasta donde llegaba la confusión planteando a<br />

sus alumnos una actividad que implicaba el<br />

uso de tarjetas para clasificar. En las tarjetas<br />

había frases como: ; ; .<br />

Los alumnos trabajaron por parejas.<br />

Separaron el juego de 20 tarjetas en dos<br />

montones y .<br />

Luego la profesora recogió las respuestas de<br />

cada pareja en una tabla en la pizarra.<br />

Analizando esta tabla de información y<br />

pidiendo a los alumnos que justificaran sus<br />

elecciones la profesora fue capaz de una parte de las ideas de los<br />

alumnos en esta área y de presentar la<br />

distinción científica entre disolución y fusión.<br />

Los alumnos pudieron aprender entonces a<br />

asociar a cada proceso el término adecuado y<br />

en lecciones posteriores se enorgullecían de<br />

no confundirlos.<br />

Este breve episodio sirve como ejemplo de un<br />

intento de enseñar ciencias teniendo presente<br />

las ideas de los niños. La profesora ideó una<br />

actividad que respondía directamente a un<br />

aspecto del aprendizaje de sus alumnos;<br />

permitía obtener ideas sobre su pensamiento;<br />

era útil en el desarrollo de la comprensión de<br />

los alumnos. Además, la actividad de clasificar<br />

tarjetas y la posterior discusión les gustaron<br />

mucho.<br />

Comprobación de las ideas de los niños<br />

Para explorar las ideas de los niños sobre<br />

aspectos científicos se puede utilizar una gran<br />

variedad de técnicas. Todos los ejemplos<br />

siguientes han sido ensayados con éxito en las<br />

clases de ciencias.<br />

Expresiones escritas. Se pide a los alumnos<br />

que escriban cinco expresiones que incluyan la<br />

palabra . Escriben sus frases en<br />

trozos de cartulina y luego reúnen sus ideas<br />

147


en pequeños grupos. Cada grupo organiza<br />

todas sus expresiones y las clasifica de<br />

acuerdo con sus propios criterios. (Por<br />

ejemplo, expresiones relacionadas con<br />

movimiento, comida o combustibles Presentan<br />

sus ideas al resto de la clase.<br />

Carteles. Se pide a los alumnos que hagan<br />

carteles para responder a la pregunta<br />

.<br />

Discuten en grupos pequeños y hacen un<br />

cartel para resumir sus ideas. Se preparan<br />

para dar un informe al resto de la clase.<br />

Tarjetas para clasificar. Se dan a los alumnos<br />

tarjetas que muestran ejemplos de disolución<br />

y ejemplos de fusión. Se les pide que<br />

clasifiquen las tarjetas en grupos: y .<br />

Experimentos mentales. Se plantean a los<br />

alumnos problemas del tipo, suelto una piedra<br />

que tengo en la mano. Cae. ¿Por qué?>> o<br />

.<br />

Predecir y explicar. Se pregunta a los alumnos<br />

,<br />

Se les<br />

pide que expliquen sus predicciones y las<br />

pongan a prueba.<br />

Experimentos prácticos. Los alumnos utilizan<br />

una en un canal de plástico.<br />

Pueden utilizar cualquier cosa que necesiten<br />

para poner a rodar la bola, y se les pide que la<br />

hagan rodar (a) con velocidad fija y (b) con<br />

un movimiento acelerado. Se les pide que<br />

hagan mediciones para probar que han<br />

logrado los dos tipos de movimiento y que<br />

estén preparados para demostrar sus ideas.<br />

148<br />

Esta lista no es en absoluto completa. Una vez<br />

que el profesor adquiere experiencia en<br />

someter a prueba la comprensión que tienen<br />

los alumnos rápidamente le resulta evidente<br />

que en la enseñanza hay muchas<br />

oportunidades para descubrir qué están<br />

pensando los niños, ya sea mediante los tipos<br />

de actividades señaladas anteriormente o<br />

simplemente poniendo más cuidado al hacer<br />

preguntas y escuchar. Poner a prueba las<br />

ideas de los alumnos no se limita al inicio de<br />

la enseñanza, puede ser una parte integral y<br />

continua de la actividad del aula y puede ser<br />

el fin principal de algunas actividades.<br />

Respuesta a las ideas de los niños<br />

El descubrir cómo piensan los niños respecto a<br />

los diversos temas tratados en la clase de<br />

ciencia puede ser muy interesante. No es, sin<br />

embargo, el final de la historia. Los profesores<br />

de ciencias tienen la responsabilidad de iniciar<br />

a sus alumnos en la visión del mundo<br />

científicamente aceptada. Por tanto, surge la<br />

cuestión de cómo podría planear el profesor la<br />

ayuda a los alumnos para que vayan desde los<br />

puntos de partida identificados hacia la meta<br />

final del aprendizaje que es llegar al punto de<br />

vista científico.<br />

Lo primero que hay que hacer es considerar la<br />

naturaleza de cualquier diferencia que exista<br />

entre el pensamiento predominante en los<br />

niños y el punto de vista científico. Existen<br />

varias posibilidades y, por tanto, el<br />

aprendizaje de las ciencias podría implicar:<br />

Desarrollo de las ideas existentes. Por<br />

ejemplo, desde <br />

(donde las vibraciones son obvias) hasta<br />

(donde las vibraciones no<br />

son obvias).<br />

Diferenciación de las ideas existentes. Por<br />

ejemplo, reconocimiento de que la disolución<br />

y la fusión son procesos absolutamente<br />

diferentes.<br />

Integración de las ideas existentes. Por<br />

ejemplo, reunión de las ideas sobre los<br />

materiales y sobre los seres vivos para<br />

explicar el ciclo de la materia en un contexto<br />

biológico.<br />

Cambio de las ideas existentes. Por ejemplo,<br />

la progresión desde pensar que los popotes


funcionan por succión, a pensar en términos<br />

de presión atmosférica.<br />

Introducción de nuevas ideas. Por ejemplo, el<br />

aprendizaje sobre el modelo corpuscular de la<br />

materia, o el pensar en el rozamiento como<br />

una fuerza.<br />

Una vez que el profesor ha identificado la<br />

naturaleza de las diferencias entre las ideas<br />

de los alumnos y el punto de vista científico se<br />

hace más fácil planificar actividades que<br />

apoyen el aprendizaje que se pretende. Así,<br />

en el primer ejemplo con que comenzamos, la<br />

profesora se dio cuenta de que sus alumnos<br />

no diferenciaban entre disolución y fusión y<br />

planteó la actividad de la clasificación de<br />

tarjetas para dirigirse directamente a ese<br />

problema.<br />

En situaciones en que el punto de vista<br />

científico es contrario a las ideas que tienen<br />

los niños podría esperarse que el aprendizaje<br />

resultara más problemático. A menudo se da<br />

ese caso. Por ejemplo, los alumnos tienen con<br />

frecuencia dificultades para aceptar la primera<br />

Ley de Newton para el movimiento. La visión<br />

newtoniana de que para mantener un<br />

movimiento uniforme es necesario que no<br />

exista fuerza resultante es totalmente opuesta<br />

a la experiencia diaria con sistemas afectados<br />

por el rozamiento, en los que para mantener<br />

el movimiento se necesita un empuje<br />

uniforme. La enseñanza en esta área<br />

necesitará reconocer la diferencia fundamental<br />

de perspectiva. Se necesitará tiempo para que<br />

los alumnos acepten la visión newtoniana y la<br />

actividad práctica en sí misma no es<br />

suficiente.<br />

Un ejemplo para la enseñanza y el<br />

aprendizaje sobre la oxidación<br />

Un profesor planeó y puso en práctica una<br />

forma de enseñar la oxidación que reconoce<br />

explícitamente los puntos de partida de los<br />

alumnos y trabaja buscando unos<br />

determinados fines de aprendizaje.<br />

Una clase de 2º. Curso de secundaria estaba<br />

trabajando sobre e<br />

iba a empezar con una sección sobre . El profesor decidió que sus<br />

alumnos seguramente tenían una amplia<br />

experiencia respecto al fenómeno de la<br />

oxidación y probablemente tendrían algunas<br />

ideas sobre qué lo causa. Por tanto decidió<br />

empezar la nueva sección tratando de<br />

establecer cuáles podrían ser esas ideas que<br />

ya tenían.<br />

Dos semanas antes de las clases, justo antes<br />

de las vacaciones de mitad de trimestre, dio a<br />

cada alumno un brillante y reluciente clavo de<br />

hierro. Los alumnos recibieron instrucciones<br />

para llevar el clavo a casa y .<br />

Además, se les pidió que contestaran por<br />

escrito a estas preguntas.<br />

¿Dónde pusiste el clavo?<br />

¿Qué le ocurre a ese sitio para que lo pusieran<br />

allí?<br />

¿Por qué crees que eso hará que el clavo se<br />

oxide?<br />

¿Qué crees que es el óxido?<br />

Después de dos semanas los alumnos<br />

devolvieron los clavos y montaron una<br />

exposición a lo largo de la pared lateral del<br />

laboratorio. Se colocaron los clavos y se<br />

situaron por orden desde el más oxidado al<br />

menos oxidado.<br />

La exposición tenía al menos dos propósitos.<br />

Proporcionaba al profesor gran cantidad de<br />

información sobre las ideas de sus alumnos<br />

respecto a la oxidación y también ofrecía<br />

datos fácilmente disponibles respecto a las<br />

condiciones necesarias para la oxidación.<br />

<strong>Práctica</strong>mente todos los alumnos pensaban<br />

que se necesitaba agua para la oxidación y,<br />

por tanto, colocaron el clavo en condiciones<br />

de humedad. Además algunos mencionaban la<br />

necesidad de aire, otros pensaban que el<br />

ayudaba a la oxidación. Unos pocos<br />

se referían a la acción de la sal, otros<br />

pensaban que los ácidos podrían ayudar.<br />

Algunos sugerían que el óxido era como un<br />

.<br />

El profesor estableció unas metas de<br />

aprendizaje amplias respecto al tema de la<br />

oxidación. Esperaba que al final de las clases<br />

todos sus alumnos apreciaran que:<br />

El aire y el agua son factores esenciales para<br />

que se produzca la oxidación.<br />

El proceso de oxidación es un ejemplo de<br />

cambio químico.<br />

Al observar las ideas de sus alumnos en la<br />

exposición de clavos, el profesor reconoció<br />

que el considerar el agua como un factor<br />

esencial par la oxidación no era probable que<br />

presentara problemas a los alumnos, mientras<br />

que la necesidad de aire no era tan obvia. Se<br />

dio cuenta también de que la mayoría de los<br />

alumnos no habían relacionado la oxidación<br />

149


con su trabajo general sobre cambios<br />

químicos.<br />

El profesor organizó grupos de alumnos para<br />

llevar a cabo experimentos controlados para<br />

comprobar los diversos factores que ellos<br />

habían sugerido como esenciales para la<br />

oxidación. Un grupo hizo pruebas para ver si<br />

era necesaria el agua para que se produjera la<br />

oxidación, otro para ver si era necesaria la<br />

sal, etc. A partir de los resultados de estas<br />

investigaciones se establecieron los factores<br />

necesarios para la oxidación.<br />

El profesor recordó entonces a los alumnos el<br />

trabajo previo sobre el cambio químico,<br />

estableciendo paralelismos con sus<br />

observaciones sobre la oxidación. La discusión<br />

de clase se centró en saber de dónde venía el<br />

óxido y finalmente se llegó al acuerdo de que<br />

era una nueva sustancia formada sobre el<br />

exterior del clavo. Esta fue una clase<br />

interesante porque algunos alumnos sostenían<br />

que el óxido debía estar ya bajo la superficie<br />

del clavo, y que simplemente se mostraba<br />

durante la oxidación. El profesor ayudó a los<br />

alumnos a estudiar esta opinión serrando un<br />

clavo oxidado y haciendo circular los trozos<br />

por la clase. La visión del brillante y reluciente<br />

metal supuso realmente un impacto para los<br />

alumnos: el óxido estaba claramente sobre el<br />

exterior del clavo. El profesor trabajó sobre<br />

esas ideas explicando que la oxidación es un<br />

cambio químico durante el cual el hierro del<br />

calvo se combina con el oxígeno del aire, en<br />

presencia del agua, para formar óxido.<br />

Después de una posterior discusión, los<br />

miembros de la clase tuvieron que volver a la<br />

exposición de clavos y utilizar sus nuevas<br />

ideas, sobre la oxidación como cambio<br />

químico, para explicar las diferencias que<br />

podían observarse.<br />

Un comentario sobre la continuidad y la<br />

progresión<br />

El enseñar ciencias teniendo en mente las<br />

ideas de los niños se apoya en una cuidadosa<br />

planificación en la que se diseñe la<br />

continuidad del currículum para conseguir la<br />

progresión en esas ideas.<br />

El término se aplica a algo<br />

que sucede dentro de la cabeza de quien<br />

aprende: al pensar sobre experiencias e ideas,<br />

los niños desarrollan sus ideas. Algunos<br />

aspectos de este aprendizaje pueden<br />

producirse bastante rápida y fácilmente,<br />

mientras que otros se producen a pasos muy<br />

150<br />

cortos, con dificultades y a lo largo de una<br />

serie de años.<br />

La continuidad, por otra parte, es algo<br />

organizado por el profesor: describe la<br />

relación entre las experiencias, actividades e<br />

ideas que los alumnos encuentran durante un<br />

período de tiempo, en un currículum que está<br />

estructurado para apoyar el aprendizaje. La<br />

continuidad curricular no puede garantizar la<br />

progresión. Su función es estructurar las ideas<br />

y experiencias para los alumnos en una forma<br />

que les ayudara a hacer avanzar su<br />

comprensión conceptual en términos<br />

científicos.<br />

Al diseñar un currículum de ciencias, como al<br />

diseñar una clase, es importante tener<br />

presentes los puntos de partida de los niños<br />

así como las metas de aprendizaje científico<br />

que se intentan alcanzar. Se puede ilustrar<br />

esto en relación con la enseñanza sobre la<br />

nutrición de las plantas, la fotosíntesis, la<br />

respiración y la descomposición, el ciclo de la<br />

materia y el flujo de energía en los<br />

ecosistemas.<br />

Varios estudios han aclarado los problemas<br />

que tienen los estudiantes para dar sentido al<br />

papel de la nutrición de las plantas en la<br />

fotosíntesis, al papel de la fotosíntesis en el<br />

ciclo de la materia y al dar flujo de energía en<br />

los ecosistemas. En particular, los alumnos<br />

tienden a usar analogías con la alimentación<br />

animal para explicar la nutrición de las<br />

plantas, considerando las raíces como órganos<br />

para a partir del suelo.<br />

Muchos alumnos piensan también que el gas<br />

dióxido de carbono y el agua son<br />

para las plantas, puesto que<br />

. Un problema en el<br />

aprendizaje sobre la nutrición de las plantas<br />

es el significado específico que tiene la<br />

palabra en ciencias, puesto<br />

que es diferente de su significado cotidiano.<br />

Para muchos de los alumnos de hasta 16<br />

años, las ideas sobre el papel de los<br />

tanto en plantas como en<br />

animales pueden no ir más allá de una idea de<br />

para procesos como el<br />

crecimiento y el movimiento. La idea de los<br />

alimentos como un substrato para la<br />

respiración dando como resultado que la<br />

energía este disponible para los procesos<br />

vitales, no es evidente en la mayoría de los<br />

alumnos de 16 años. La mayoría de los<br />

alumnos en los niveles de Primaria (Key<br />

stages 1 y 2**) y también un número<br />

significativo de alumnos de más edad, piensan<br />

que la materia puede y


en procesos como la<br />

descomposición.<br />

Al planificar la enseñanza, es útil para los<br />

profesores pensar en términos de ayudar a<br />

los alumnos a dar una serie de “pequeños<br />

pasos” hacia las grandes ideas. En la<br />

secuenciación de estos <br />

tiene que intervenir lo que se sabe sobre la<br />

progresión en la comprensión de los niños. Sin<br />

embargo, es importante, tener presente que<br />

algunos de estos <br />

pueden, en sí mismos, plantear dificultades a<br />

los estudiantes. Por ejemplo, el pasar desde<br />

una visión de la materia en la que las cosas<br />

pueden aparecer y desaparecer a la idea de<br />

que la materia se conserva no es un paso<br />

trivial.<br />

Los profesores no deben sentirse obligados a<br />

llevar las explicaciones demasiado lejos con<br />

los alumnos más pequeños. El propósito de<br />

los fragmentos concretos de enseñanza es<br />

ayudar a los alumnos a dar pequeños pasos<br />

en dirección a una mayor comprensión.<br />

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